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Árboles en las Geórgicas de Virgilio

Este documento analiza las funciones de los árboles en la obra Geórgicas de Virgilio. Explica que los antiguos griegos y romanos veían a los árboles como seres superiores que unían la tierra y el cielo. También los consideraban sagrados y asociados a dioses. Virgilio se basó en autores griegos como Teofrasto y Teócrito para describir los árboles, y reflejó tanto la perspectiva griega de conocer la naturaleza como la mentalidad práctica romana de

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Árboles en las Geórgicas de Virgilio

Este documento analiza las funciones de los árboles en la obra Geórgicas de Virgilio. Explica que los antiguos griegos y romanos veían a los árboles como seres superiores que unían la tierra y el cielo. También los consideraban sagrados y asociados a dioses. Virgilio se basó en autores griegos como Teofrasto y Teócrito para describir los árboles, y reflejó tanto la perspectiva griega de conocer la naturaleza como la mentalidad práctica romana de

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Arndt,

Aleksandra

Las funciones de los árboles en las


Geórgicas de Virgilio

Auster

2015, vol. 20, p. e021

Arndt, A. (2015). Las funciones de los árboles en las Geórgicas de Virgilio. Auster, 20, e021. En Memoria
Académica. Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.7759/pr.7759.pdf

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Auster, nº 20, e021, 2015. ISSN 2346-8890
Universidad Nacional de La Plata.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Centro de Estudios Latinos

LAS FUNCIONES DE LOS ÁRBOLES EN LAS GEÓRGICAS DE


VIRGILIO1

Antes de presentar las funciones que desempeñan los árboles en las Geórgicas de
Virgilio, me gustaría determinar los factores que influyeron en el poeta a la hora de escribir su
obra maestra. Se sabe que el poema es fruto de muchos factores diferentes. Virgilio se formó
estando inmerso en la cultura grecorromana, es decir: por una parte, la religión, los
pensamientos teóricos y la curiosidad por la naturaleza, característica de los griegos, y por
otra parte, la mentalidad práctica típica de los romanos que los hacía cultivar la tierra y
sentirse vinculados al campo. Asimismo, dejaron huellas en su gran obra el ambiente artístico
de su tiempo y, finalmente, su propia experiencia y educación literaria. Quisiera detallar todos
estos factores en orden.

A. Introducción antropológica

Los hombres en la Antigüedad rindieron culto a los árboles 2 por varios motivos. Para
ellos los árboles representaban una fuerza y un poder que el hombre en sí nunca podría
alcanzar. Además, hay que tener en cuenta que superan a los hombres en cuanto a su
esperanza de vida, y al mismo tiempo cabe subrayar también que en el ciclo anual de la vida
de los árboles se repiten todas las etapas que un hombre puede vivir solamente una vez, es
decir: el nacimiento, la pubertad, la fertilidad y la muerte; y en la mayoría de los árboles a lo
largo de un año las hojas nacen, se desarrollan y al final caen a tierra, además de que una parte
de los árboles da flores que se convierten en frutos. Otra característica de los árboles desde el

1 Quisiera agradecer al Prof. Arturo Roberto Álvarez Hernández por haberme invitado a la Universidad
Nacional de Mar del Plata, donde presenté por primera vez los resultados de mis estudios sobre los árboles en las
Geórgicas de Virgilio.

2 Por supuesto, su fe en los árboles formaba parte de la fe en la naturaleza misma, que abarcaba también, por
ejemplo, los cuerpos celestes y el agua. Cf. M. Lurker, Der Baum in Glauben und Kunst, Baden-Baden, 1976,
15.

Cita sugerida: Arndt, A. (2015). Las funciones de los árboles en las Geórgicas de Virgilio. Auster, (20), e021. Recuperado de:
http://www.auster.fahce.unlp.edu.ar/article/view/Aus021

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Auster, nº 20, e021, 2015. ISSN 2346-8890

punto de vista antropológico es que en otros tiempos ayudaban a sobrevivir a los hombres
proporcionándoles madera para hacer fuego y construir casas, así como frutos para comer.
Desde la perspectiva de los seres humanos, la antropología destaca la superioridad de
los árboles respecto de los animales. Era generalmente conocido el hecho de que los árboles
reflejan las cuatro estaciones del año mejor que los animales y que se corresponden
perfectamente con el ritmo de la naturaleza. Dan también una sensación de estabilidad y de
durabilidad: por una parte, permanecen en un sitio, mientras que los animales van cambiando
de lugar y no se vuelven a ver; por otro lado, servían al mismo tiempo como protección,
refugio y comida. Desde un punto de vista más simbólico, los árboles unen la tierra con el
cielo, están cerca del sol, de las estrellas y de la luna.
Del hecho de que unan la tierra con el cielo nació el concepto de arbor mundi3,
presente en muchas religiones y creencias del mundo. Es importante definirlo porque también
Virgilio se refiere a este concepto en las Geórgicas. El arbor mundi puede entenderse como el
centro del macrocosmos y está constituido por tres partes principales; de éstas, las raíces se
corresponden con el inframundo, el tronco con la tierra y las ramas con el cielo. Más adelante
citaremos el pasaje concreto en el que Virgilio alude a este concepto a través de la descripción
de un roble.
Otra cuestión es la de los bosques sagrados, que existían tanto en la Grecia como en la
Roma antiguas. El culto a los bosques puede ser considerado consecuencia del culto a los
árboles en sí en la prehistoria. Los bosques estaban consagrados a los dioses y su sacralidad
puede deberse a motivos estéticos, a la longevidad de algunos tipos de árboles o a relaciones
con mitos locales. Desempeñaron en el pasado muchas funciones diferentes: por ejemplo, en
ellos se realizaban sacrificios de animales y los fugitivos gozaban de inmunidad. Asimismo,
los soldados podían mostrar agradecimiento a través de ellos (por ejemplo, Eneas, después de
ganar una lucha, cuelga la armadura de su enemigo en un roble [Aen. XI 1-11]), eran lugar de
entierro de los héroes (gracias a lo cual el bosque funcionaba como elemento cohesionador de
toda la sociedad), lugar de divertimento (juegos olímpicos), lugar de contemplación (las
escuelas filosóficas fueron establecidas en los bosques por Platón –el olivar sagrado dedicado
a Atenea, la diosa de la sabiduría– y Aristóteles) y lugar de oráculos (por ejemplo, el robledal
de Dodona).
Según la mitología, los árboles tenían procedencia humana. En muchos mitos los
héroes se transforman en árboles (por ejemplo, las hermanas del Faetón, las Helíades, se

3 El arbor mundi fue llamado también axis mundi. Su proveniencia y características son descritas por Mircea
Eliade en una de sus obras maestras, Traité d’histoire des religions, Paris, 1949, passim.
2
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transformaron en álamos, mientras que sus lágrimas se convirtieron en ámbar). Ciertas frutas
estaban dedicadas a los dioses –lo cual ponía de relieve su significado para los hombres– y a
menudo se asociaban con colores de la divinidad: unas manzanas doradas del jardín de las
Hespérides, que proporcionaban la inmortalidad, fueron el regalo de Gea a Hera con motivo
de su boda con Zeus; una manzana dorada lanzó Eris en la boda de Tetis y Peleo con la
inscripción “para la más bella”; la manzana era símbolo de la diosa Afrodita, etc. Tanto los
griegos como los romanos solían sacrificar ciertos árboles a los dioses: por ejemplo, el roble
(como árbol especialmente duro) fue consagrado a Zeus y después a Júpiter 4. En las
Geórgicas Virgilio menciona este hecho y más adelante veremos este pasaje.
En los árboles se establecieron deidades menores, en concreto las ninfas conocidas
como dríades5, entre las cuales se destaca Eurídice, de la cual hablaré más adelante porque
tiene un papel importante en las Geórgicas. El sexo femenino estaba relacionado con el
carácter femenino atribuido a los árboles: los árboles son alimentados por la tierra y el agua
como elementos femeninos (téngase aquí en cuenta la Diosa Madre, personificación de la
Tierra, presente en muchas culturas del mundo 6); dan una nueva vida comprendida siempre
como fruto, identificado con el sexo masculino (así, Mirra, después de cometer incesto con su
padre, es transformada por Afrodita en un árbol de mirra, de donde procede Adonis, dios de la
vegetación); reflejan los ciclos naturales de fertilidad e infertilidad de las mujeres primitivas.

B. Los griegos y los romanos: dos maneras de ver el mundo vegetal

El interés de los griegos por las plantas refleja su capacidad para los pensamientos
teóricos, así como la tendencia a conocer a fondo, entender y describir el mundo que les
rodea. Sus representantes más importantes eran Teofrasto y Teócrito. Los dos influyeron
mucho en la obra de Virgilio. Mientras que la influencia de Teócrito se hace visible sobre todo
en las Bucólicas, Teofrasto fue utilizado por Virgilio como la fuente principal del segundo
libro de las Geórgicas.

4 Entre paréntesis se puede añadir que durante muchos siglos el roble disfrutó de un significado excepcional
también en la cultura eslava al ser identificado con el dios Perun, el más importante de los dioses en la mitología
eslava.

5 La palabra proviene del griego δρῦς (‘roble’).

6 A. Motte (Prairies et Jardins de la Grèce Antique. De la religion à la Philosophie, Bruxelles, 1971, 79-80)
asocia a la madre tierra con Gea, el primer poder cósmico en la literatura griega. Así define el autor el fenómeno
de la madre tierra: “c’est elle qui donnait la vie, procurait la nourriture et recevait les morts dans son sein pour
les rendre de nouveau à la lumière”.
3
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Teofrasto era el mayor conocedor de las plantas de la antigua Grecia, por lo que fue
llamado “padre de la botánica”7. Fue el primer griego en interesarse por las plantas no por
motivos prácticos o filosóficos (como lo hicieron lo presocráticos), sino por un verdadero
amor por el mundo vegetal. Dejó dos obras en las cuales describió 500 géneros de plantas:
Historia de las plantas (en nueve libros) y Sobre las causas de las plantas (en seis libros). En
estas obras se dedicó a describir, nombrar y clasificar las plantas.
En cuanto a los romanos, siempre anteponían las tareas prácticas a los pensamientos
teóricos8. Como un testimonio de ese modo de considerar el mundo, pueden servir las obras
literarias relacionadas con la vida agrícola, cuyos autores tratan de dar consejos a los
campesinos. Catón el Viejo, el gran político y escritor romano del siglo III a. C., fue autor de
la obra Sobre la agricultura. La obra presenta, sin un orden preciso, consejos prácticos sobre
cómo llevar una explotación agrícola. Como todas las partes de la obra, también los capítulos
consagrados a los árboles ponen de relieve su utilidad: Catón enumera las estaciones del año
apropiadas para talar los árboles, habla de injertar la vid, etc. En consecuencia, Catón
menciona sobre todo árboles frutales como olivos y manzanos u otros que, después de
secarse, sirven como pasto para las ovejas (entre otros, robles y álamos). El lenguaje es
bastante simple y seco y uno de sus rasgos característicos es la brevedad9.
Aunque artísticamente mucho más avanzado, su sucesor, Varrón, también se limitó a
exponer los aspectos prácticos del cultivo de los árboles en su obra Tópicos de Agricultura en
tres libros.

C. La vida de Virgilio

No es mi intención evocar aquí toda la biografía de Virgilio. Únicamente quiero


detenerme en las primeras etapas de su vida, en las cuales se anuncia ya su posterior amor por
la naturaleza y en las cuales el árbol ya aparece de forma explícita. Además, resulta de interés
mostrar qué llevó a Virgilio a convertirse en un poeta al servicio de Augusto, ya que el
patriotismo virgiliano es uno de los factores que configura su manera de presentar los árboles
en las Geórgicas.

7 Vid. D. Courthial, Flore magique et astrologique de l’antiguité, Belin, 2003, 37.

8 De esta manera describe a los romanos, por ejemplo, T. Janson, Latein. Die Erfolgsgeschiche einer Sprache,
Hamburg 2006, 12-20.

9 Por supuesto, la cualidad de su lenguaje no puede ser evaluada sin tomar en cuenta el nivel de latín en aquella
época, el cual carecía todavía de periodos largos y estaba in statu nascendi. Por otro lado, la repetividad de las
fórmulas procede del género literario elegido por Catón, es decir, el manual didáctico.
4
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Empecemos desde el principio. Según Elio Donato, uno de los biógrafos antiguos del
poeta, su madre tuvo un sueño cuando estaba embarazada: iba a dar a la luz una rama de
laurel que tan pronto como tocara el suelo empezaría a arraigar para convertirse en un árbol
maduro, lleno de flores y frutos. En su Vida de Virgilio, Suetonio indica que, en el lugar de
nacimiento del poeta, una rama de álamo se convirtió muy rápidamente en un árbol muy
fuerte. Los árboles sirven en esas leyendas como vaticinadores del gran talento literario de
Virgilio. Al aludir a ellas, hay que subrayar también que Virgilio nació y se crió en la parte
norte de Italia, cerca de Mantua, rodeado de naturaleza. Mucho tiempo después describe su
tierra natal en el libro segundo de las Geórgicas 198-202 de la manera siguiente10:

Et qualem infelix amisit Mantua campum


pascentem niueos herboso flumine cycnos:
non liquidi gregibus fontes, non gramina deerunt,
et quantum longis carpent armenta diebus
exigua tantum gelidus ros nocte reponet.11

o un llano como el que ha perdido la desdichada Mantua


que con su herboso río los níveos cisnes apacienta:
no faltarán a tus majadas pasto y límpidas fuentes,
y cuanto paste tu ganado durante largos días,
tanto en la breve noche repondrá el gélido rocío. 12

Resulta entonces que su interés por el mundo vegetal está basado en su propia
experiencia con la naturaleza. Eso distingue a Virgilio de su gran antecesor en el género
bucólico, Teócrito, el cual era urbano por definición, por lo que proyectó en sus églogas sus
propios sueños sobre la cercanía con la naturaleza, más que su propia experiencia 13. En
cambio, Virgilio describe lo que vive de verdad.
¿De dónde provino su interés por la poesía implicada políticamente? Es también la
vida de Virgilio donde encontramos las causas. El poeta disfrutó durante la etapa madura de
su vida de la protección del poderoso Mecenas. Los artistas romanos que estaban bajo su
protección eran motivados a escribir obras a favor del país, a alabar viejos rituales religiosos y

10 El carácter bucólico de esta cita se puede explicar por su relación profunda con la “autobiográfica” bucólica
novena, donde Virgilio alude a su expulsión de su propiedad para dar terreno a los veteranos y donde también
aparecen los cisnes (cf. Vergil, Georgica, comentario W. Richter, München, 1957, 213).

11 Todas las citas siguen la siguiente edición: Virgile, Géorgiques, E. de Saint-Denis (trad.), París, Les Belles
Lettres 1995.

12 Todas las traducciones pertenecen a: Virgilio, Geórgicas, Alejandro Bekes (trad.), Barcelona, 2007.

13 Así lo señala W. Richter, “Vergil als Dichter und Deuter der Natur”, Der altsprachliche Unterricht 5/1953,
28.
5
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a glorificar al emperador. Se supone que Mecenas inspiró a Virgilio la creación de una obra
(tua […] haud mollia iussa, Georg. III 41), quizás pensada como réplica poética a la prosa de
Varrón14.

D. Las funciones de los árboles en las Geórgicas de Virgilio.

Los árboles están presentes en las tres obras de Virgilio, escritas en su edad madura.
Tanto en las Bucólicas como en las Geórgicas y, finalmente, en la Eneida, aparecen en las
descripciones de la naturaleza, forman parte de los loci amoeni o tienen un papel simbólico.
Sin embargo, adquieren una mayor importancia en las Geórgicas, especialmente en el
segundo libro del poema, donde su presencia es una cuestión muy compleja. El lugar que
ocupan los árboles en la obra se puede explicar a través de la manera virgiliana de ir en sus
creaciones de lo pequeño a lo grande. Así, al principio el poeta describe los cereales, después
pasa a los árboles, más adelante presta atención al ganado, para ocuparse finalmente de las
abejas con su forma de vida más parecida a la sociedad humana.
Las funciones que les asigna Virgilio en ese libro dicen mucho tanto de la maestría
literaria del poeta, como de su patriotismo e incluso de su actitud hacia el cosmos.

1. Función artístico-emocional

Por supuesto, no es casual el orden en el cual Virgilio presenta los temas de las
Geórgicas, entendidos como partes del mundo natural. Como ya hemos constatado, el poeta
empieza con las plantas más pequeñas (que son los cereales), sigue con la vid y con los
árboles como plantas más grandes del planeta y describe los animales domésticos para
dedicarse al final a las abejas, cuya estructura “social” recuerda la de los hombres15.
No obstante, sería una simplificación tratar únicamente a los campesinos como los
únicos héroes literarios de las Geórgicas. Es cierto que son ellos los que hacen el trabajo duro,

14 Hay que destacar que la influencia de Mecenas va más allá de un mero impulso creativo. Como demuestra N.
Holzberg, Der Dichter und sein Werk, München 2006, 91 nn., al famoso protector, además de dedicarle las
Geórgicas, asigna Virgilio en su obra el papel del lector doctus, al prestarle atención y al incorporar en su texto
citas de otras obras.

15 La tendencia a jerarquizar los temas elegidos está presente tanto dentro de los Geórgicas como en el conjunto
de sus obras. Recordemos que Virgilio inicia la etapa madura de su creación literaria con las églogas como
género literario de extensión limitada, después se sumerge en un poema didáctico que es mucho más exigente –la
materia educativa tiene que ir acompañada por una gran calidad artística– y al final sigue las huellas de Homero
al crear una epopeya sobre los comienzos de Roma. Además de ello, también se nota cierta evolución en cuanto a
los protagonistas: primero, pastores; luego, campesinos, y finalmente, príncipes.
6
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al utilizar los árboles para su propio provecho, aumentando su número e injertándolos. Pero
por su parte, también los árboles, junto con la vid, pueden ser considerados como los
verdaderos héroes literarios del segundo libro. Virgilio se sirve de la personificación y los
presenta como si tuvieran estructuras familiares y emociones propias al igual que los
hombres16.
En cuanto al primer aspecto, podemos verlo por lo menos en los versos 18-1917:

(…) etiam Parnasia laurus


parva sub ingenti matris se subicit umbra.

(…) también el laurel del Parnaso


pequeño a la sombra gigante de su madre se eleva.

La cita conmueve gracias a la imagen de un “laurel pequeño” que busca refugio a la


sombra de su gran madre. Reconocemos en ella un reflejo de la vieja creencia del papel
maternal de los árboles que he mencionado al principio del presente trabajo. Más adelante, en
el verso 268, Virgilio amplía esta imagen de la femineidad de la naturaleza al denominar a la
tierra con el mismo vocablo (“matris”). También esta identificación, como se ha indicado en
la introducción, puede explicarse a través de la antropología.
Además, Virgilio muestra los árboles provistos tanto de cualidades de la mente, como
de emociones, dependiendo de lo que quiere lograr en un pasaje dado de su obra. Veámoslo.
En los versos 47-72 Virgilio intenta demostrar a sus lectores que los árboles, aun
siendo imponentes en sí mismos, necesitan ayuda de los campesinos para poder dar frutos. La
naturaleza tiene que ser fortalecida por la cultura creada por los hombres. Como un
contraejemplo, el poeta evoca un árbol crecido directamente de una semilla cuyos “poma…
degenerant sucos oblita priores”, ‘frutos degeneran al olvidar sus jugos originales’. Gracias a
la personificación, Virgilio enfatiza la imperfección de un árbol que vive por su cuenta, fuera
de cualquier influencia humana.
En cambio, en los versos 78-82, un árbol generado por la mano humana a partir de una
rama introducida en la tierra es muy fuerte y fértil:

aut rursum enodes trunci resecantur, et alte


finditur in solidum cuneis via, deinde feraces
16 J. González Vázquez, La imagen en la poesía de Virgilio, Universidad de Granada, 1980, 164 destaca tres
grupos de héroes principales en la obra: la tierra, las plantas y los animales.

17 Más adelante los versos 23 y 55.


7
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plantae immittuntur; nec longum tempus, et ingens


exiit ad caelum ramis felicibus arbos,
miraturque novas frondes et non sua poma.

O se sajan, en cambio, troncos sin nudos, y hondamente


se abre con cuñas una vía en lo macizo y los fértiles
gajos se enclavan luego; y antes de mucho tiempo un árbol
inmenso se elevó hacia el cielo con sus ramas felices
y admira su follaje nuevo y frutos que no son suyos.

Para poner de relieve lo provechosa que es la participación de los campesinos en el proceso de


la procreación de los árboles, el poeta describe las emociones del árbol mismo, provocadas
por su grandeza. Es la sensación de sorpresa que vive el árbol 18. Por supuesto, es una
observación muy adecuada, dado que en todo el segundo libro se toma en consideración uno
de los rasgos típicos del idealista siglo de oro. En consecuencia, podemos decir que la
personificación del árbol aquí no solo demuestra la necesidad de la convivencia de la
naturaleza y de la cultura, sino que también evoca la atmósfera de la obra.

2. Función política

Como hemos podido constatar, al inmiscuirse en el mundo de los árboles y al


ayudarles a procrear, el hombre está fortaleciéndolos y haciéndolos felices. No obstante, su
mayor motivación no es satisfacer a ninguna planta en sí, sino, sobre todo, ponerla a su
servicio para poder sobrevivir. Recordemos que durante la edad de oro –como lo describe, por
ejemplo, Hesíodo– la tierra ofrecía a sus habitantes todo género de frutos, sin pedirles ningún
esfuerzo a cambio. Pero durante el reinado de Júpiter (es el tiempo en que vive Virgilio,
llamado edad de hierro), los hombres, y especialmente los agricultores, fueron obligados a
dominar y trabajar la tierra para que fuera fértil y diera frutos. Su trabajo tenía que justificar
su vida, su presencia en el planeta. Junto con los pasajes sobre la agricultura y la ganadería,
los pasajes largos del segundo libro en los que el poeta describe el proceso de la dominación
de los árboles por parte de los campesinos pueden ser considerados, entonces, como un retrato
muy detallado de la edad de hierro.
Pero la descripción ampliada de la edad de hierro (una de cuyas partes viene
constituida por el cultivo de los árboles) no es para Virgilio todavía una meta en sí. Más bien
el poeta intenta decirnos que el duro trabajo campesino puede llevar a establecer en Italia un

18 El gran conocedor alemán de la obra de Virgilio, Friedrich Klingner (Virgil, München 1966, 230) describe la
reacción del árbol como si fuera “de un cuento de hadas”.
8
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cierto orden basado en la convivencia del hombre con la naturaleza. Por supuesto, los
campesinos no están solos en esta transformación. También Augusto, por su parte, introduce
un nuevo orden renovando la moral y las costumbres romanas. Esos dos órdenes paralelos
tienen que resultar en una nueva edad de oro con Octaviano en el papel de sucesor de Saturno.
Es bastante evidente que Virgilio, al utilizar el hecho de la dominación de la naturaleza,
cumple aquí sus obligaciones de poeta de la “corte augustea”.
La pretensión de Virgilio de motivar a los campesinos a establecer una nueva edad de
oro hace que el poeta recuerde en las Geórgicas la primera edad de oro, presente en el mito
sobre las cuatro edades de los hombres. Sobre todo el segundo libro de la obra resulta
especialmente rico en huellas de esa época feliz y desprovista de cualquier preocupación.
Como ejemplo más evidente, puede servir la expresión Saturnia tellus, ‘tierra de Saturno”,
con la cual Virgilio denomina Italia al final de un elogio a su patria (II 136-176).
Evidentemente, ese enaltecimiento está justificado en los versos anteriores a dicho pasaje,
donde Virgilio presenta el país como si fuera un verdadero paraíso parecido al mundo
gobernado por Saturno. Uno de sus rasgos idealistas lo constituye, sin duda, la imagen del
árbol bis pomis utilis, ‘dos veces [al año] útil gracias a sus frutos’. Virgilio no da aquí ninguna
precisión en cuanto a su especie, a excepción de su carácter frutal, fijado en el aspecto
práctico: en su visión, Italia es un país abundante en comida y, por tanto, cordial para sus
compatriotas. En cuanto al motivo mismo de los árboles que fructifican más de una vez al
año, está presente en la literatura antigua desde Homero: el gran poeta griego, al describir los
árboles del jardín de Alcínoo en el libro VII, 117-121 de la Odisea, los presenta
constantemente llenos de frutos. Volvamos a Virgilio. Hay que enfatizar que el poeta romano
sabe también evidenciar un conocimiento profundo de los árboles que va mucho más allá de
los árboles frutales. Para poder valorarlo correctamente, hay que leer los versos 116-135 del
segundo libro que precede directamente el mencionado encomio a Italia. En este pasaje se
presentan varios géneros de árboles que crecen fuera de Italia, constatando que divisae
arboribus patriae, ‘los árboles tienen patrias diferentes’. En efecto, a medida que avanza el
texto, aparece la India acompañada de su ébano, la tierra de los sabeos que da el incienso, los
bosques de Etiopía y los de la India, con árboles tan altos que ni siquiera una flecha podría
alcanzarlos. La enumeración termina con una descripción de un árbol en el país de los medos
cuyas cualidades mágicas y curativas lo distinguen de los antes descritos. Su fruto, que es una
variedad del limón, es un antídoto contra el veneno de las brujas. También el árbol en sí,

9
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parecido a un laurel, muestra propiedades medicinales, al curar la halitosis y ayudar a respirar


a los ancianos19.
La primera impresión que surge durante la lectura de dicho pasaje es la de la gran
erudición de Virgilio, quien –mediante la creación de una “geografía de los árboles” 20– de
nuevo demuestra su estatus de poeta doctus acercándose así a los artistas alejandrinos.
Además, la descripción de esas plantas lejanas desempeña una función artística de la cual ya
he hablado antes. El elemento exótico introducido por Virgilio en el discurso evita la
monotonía en la que podría caer el libro si estuviera dominado enteramente por el mundo
vegetal típico de Italia. La varietas (concepto de proveniencia alejandrina, como el de poeta
doctus) mantiene al lector despierto y atento.
No obstante, creo que el papel más significativo que desempeña ese pasaje consagrado
a los árboles exóticos es el patriótico. No es casual que, al llegar al final de dicha
enumeración, entre otras cosas Virgilio anote: neque Medorum silvae ditissima terra //
laudibus Italiae certent, ‘mas ni los bosques de los medos, riquísima comarca, // con Italia en
elogios rivalizan’. Su intento de presentar los árboles de otras partes del mundo como plantas
útiles y a veces incluso curativas le sirve, por tanto, para subrayar la excepcionalidad de su
patria. E independientemente de cómo vayamos imaginándonos esas regiones cubiertas de
árboles variados y originales, siempre queda fijado en nosotros que la región de Italia con su
árbol bis pomis utilis es todavía más bella.
Los versos 207-211 nos dan otro ejemplo de un pasaje sobre los árboles impregnado
de patriotismo:
Aut unde iratus silvam devexit arator
et nemora evertit multos ignava per altos
antiquasque domos avium cum stripibus imis
eruit; illae altum nidis petiere relictis

o bien de donde, airado, el labriego ha acarreado la selva


y derribado bosquecillos muchos años ociosos
y las antiguas casas de las aves, de hondas raíces
ha arrancado; ellas, dejados sus nidos, buscan lo alto

En este pasaje el poeta trata no de un árbol en particular, sino de un bosque: presenta a un


agricultor que, enfadado con la poca productividad del bosque, lo tala para obtener así campo

19 Las propiedades medicinales de los árboles frutales son evocadas muy raramente en las Geórgicas. En
cambio, con una frecuencia mucho mayor aparecen las cualidades de los árboles que no tienen frutos pero que,
gracias a su tala, ofrecen madera para construir cosas útiles; Virgilio nos proporciona un catálogo de estos
objetos en los versos 426-457 del libro II.

20 Klingner, Virgil, 232.


10
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para el cultivo; como consecuencia directa de esta tarea, se destruyen los nidos de las aves.
Evidentemente, es un pasaje abundante en significados. Sobre todo muestra Virgilio aquí su
cara de autor de un poema didáctico que quiere que los campesinos entiendan cómo ganar
tierra de cultivo. Pero esto no es todo. El poeta alude igualmente a la costumbre de los
romanos de arrasar las ciudades conquistadas y de destruir las casas de sus habitantes, que
quedan desamparados como las aves; de esta manera, alaba la gran historia de su país y la
manera de subordinar a otras naciones, de acuerdo con los intereses de Augusto. No obstante,
creo que este pasaje tiene también otro significado que no está relacionado con la política y
que parece más importante hoy en día que en la Antigüedad. Me refiero el aspecto ecológico,
ya que, al presentar la tala del bosque, Virgilio nos muestra a la vez los efectos negativos de la
destrucción de las casas de las aves. Así nos hace visible que la destrucción de una especie de
plantas o de animales tiene como consecuencia la destrucción de otra especie. Vista así, la
destrucción de los nidos como consecuencia de una tala se convierte en una gran metáfora de
lo que ocurre hoy en día en el planeta. Esta interpretación confirma la actualidad de la obra
2000 años después de la muerte de Virgilio.

3. Funciones del roble

Entre los arboles más importantes en las Geórgicas un papel especial es desempeñado
por el roble, presente también en otras obras literarias de la época, como la poesía de Tibulo o
las Metamorfosis de Ovidio. Ambos poetas elegiacos subrayan sobre todo la función utilitaria
de un roble al agregarlo en la descripción de la edad de oro; tal como lo presentan, el roble
proporciona miel y bellotas, lo que libra a los hombres de la necesidad del duro trabajo en el
campo. Igualmente, la obra de Virgilio no es ajena a ese concepto de un roble hospitalario y
proveedor de miel (idea introducida en la literatura antigua ya por Hesíodo en sus Trabajos y
días), puesto que el poeta lo menciona en la misteriosa égloga IV.
En cuanto a las Geórgicas, el problema del roble resulta más complejo. El poeta
muestra aquí un panorama bastante amplio de las funciones del dicho árbol, aludiendo tanto al
orden cósmico del mundo, como a las religiones y creencias. Por último, llega también a
personificar el roble y proveerlo de sentimientos típicos del ser humano.
La función que llama más la atención por parte de los lectores es sin duda la
descripción del roble en los versos 290-297 del libro II. Este árbol ocupa aquí una posición
media entre el cielo y el mundo subterráneo, lo que subraya su función cósmica. Recordemos
que las Geórgicas son una obra llena de este tipo de reflexiones. Además, Virgilio se muestra
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Auster, nº 20, e021, 2015. ISSN 2346-8890

aquí consciente de los beneficios del roble para los hombres, al subrayar su longevidad y la
posibilidad de observar cómo las generaciones humanas pasan una tras otra.
Finalmente creo que la evocación de las raíces que llegan hasta el Tártaro se
corresponde con la catábasis de Orfeo al inframundo en busca de Eurídice. Igualmente en otro
lugar del libro II (449-453), cuando se presenta a las abejas instalándose en un viejo roble, la
presentación del roble anticipa los temas principales del libro IV. Además, Virgilio subraya la
función religiosa del roble al llamarlo “frondosa para Júpiter, reina del bosque, / la encina, y
los robles tenidos en Grecia por oráculos” (II 15-16).

Aleksandra Arndt
Instytut Filologii Klasycznej UAM
[email protected]

Resumen:

El tema de los árboles en el libro II de las Géorgicas es bastante complejo. Virgilio les atribuye varias
funciones, entre las cuales se destacan la función artística y la función política. En la obra, un papel
especialmente importante es desempeñado por el roble.

Palabras clave: Árbol; Géorgicas; Roble

Abstract:

The theme of trees in Georgics II is quite complex. Virgil attributes to them several functions among
which artistic function and political function stand out. A particularly important role in the work is played by the
oak.

Keywords: Tree; Georgics; Oak

RECIBIDO: 2-3-2016 – ACEPTADO: 20-5-2016

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