0% encontró este documento útil (0 votos)
1K vistas10 páginas

Historia de La Peluquería

Este documento trata sobre la historia de la peluquería a través de los tiempos, desde la prehistoria hasta la actualidad. Describe los peinados y técnicas de diferentes culturas como los egipcios, griegos, romanos y cómo evolucionaron con el tiempo, influenciándose entre sí. También habla sobre cómo la religión y contexto social afectaron los estilos de cada época.
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
1K vistas10 páginas

Historia de La Peluquería

Este documento trata sobre la historia de la peluquería a través de los tiempos, desde la prehistoria hasta la actualidad. Describe los peinados y técnicas de diferentes culturas como los egipcios, griegos, romanos y cómo evolucionaron con el tiempo, influenciándose entre sí. También habla sobre cómo la religión y contexto social afectaron los estilos de cada época.
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 10

Historia de la peluquería

Enviado por Jorge Alberto Vilches Sanchez

1. Introducción
2. Prehistoria y Edad Antigua
3. Edad Media
4. Renacimiento
5. La época del Barroco
6. El Siglo XIX. Época de cambios
7. El Siglo XX (1900-1930)
8. El Siglo XX (1930-1960)
9. El Siglo XX (1960-1980)
10. Siglo XX (1980-2000)
11. El S.XXI. Los inicios del nuevo milenio

Introducción
La Facilidad que tiene el hombre de entender las ciencias que este mismo requiere por
naturalidad, otorga el ejercicio de practicarlas, utilizando como medio aquella experiencia
dejada por nuestros antepasados que han sido plasmada en textos o solo recordadas de
generación tras generación y que por lógica han sido ajustada a nuestra actualidad.
El peluquero o la peluquera se encargarán de que las pautas del estilista queden impecables. En
las peluquerías grandes se suele pagar un extra si te quieres poner en manos de un estilista.
Ahora bien, una buena peluquera con gusto y estilo puede aconsejarte tan bien como un
estilista sobre el color, el volumen o el estilo de tu pelo.
Desarrollo:
Etapa I:

Prehistoria y Edad Antigua


La Prehistoria, fuente inagotable de mitos y leyendas, donde el pelo fue visto hace miles de
años como un potente elemento mágico o ceremonial. En nuestros días, todavía algunas de las
consideradas culturas primitivas (base de la mayoría de estudios sobre comportamiento social
en la prehistoria) consideran que el alma de cada persona se encuentra en su cabello.
La importancia mágico-religiosa del cabello propició que ya en tiempos remotos su cuidado
tuviera una considerable importancia en muchas sociedades.Es posible que la primera
herramienta usada por el hombre para cortarse el cabello fueran las lascas extremadamente
afiladas de piedra de sílex, resultantes del laborioso proceso de obtención de material cortante
a partir de golpear unas piedras con otras. El corte de pelo se debía indudablemente a
cuestiones prácticas o ceremoniales y nada tenía que ver con los motivos únicamente estéticos
de épocas posteriores.Espinas de pescado, dientes de animales y ramitas secas
de plantas diversas fueron los primitivos peines de aquellas gentes, que se supone que incluso
llegaron a utilizar sangre, grasas y tintes vegetales como colorantes para teñir sus cabellos,
siempre por motivos rituales.Egipto
¿Quién no recuerda el clásico peinado de las mujeres egipcias de los grabados que han llegado
hasta la época actual? Melenitas completamente lisas, color negro azabache y decorado con
finas diademas o con hilos de piedrecitas brillantes o de colores.
Por otra parte los sacerdotes de determinadas castas podían raparse completamente el pelo o,
por el contrario dedicarse a cultivar largas y cuidadas melenas. Así pues, podían diferenciarse
los oficiantes del culto a uno u otro dios, entre otros detalles, por la clase de peinado o peluca
utilizados.La elaboradísima cultura egipcia fue de las primeras en considerar el cabello un
elemento fundamental de la belleza física y lo trataba ya con funciones estéticas, a pesar de que,
como hemos comentado, tuviera también usos sociales y religiosos. Pelucas y tintes se
consideran inventos pertenecientes a la cultura de las pirámides, y es a ellos a quien se debe
la utilidad de la henna en coloración capilar, usada todavía hoy para obtener tonos rojizos y
caobas.Grecia
Los griegos convirtieron el culto a la belleza en uno de los pilares de su cultura. Los peinados
que triunfaron en sus días eran extremadamente elaborados y llenos de detalles.Al contrario
que los egipcios, los griegos adoraban el movimiento expresado a través de múltiples rizos
y ondas. Gracias a estatuas y monumentos funerarios se han podido observar detalles de
mechones cortos rodeando la frente y melenas largas y recogidas a base de cintas, cuerdas,
redecillas y otros elementos decorativos. También para los hombres el cabello rizado se
consideraba exponente de la hermosura.En Grecia, como en Egipto, los esclavos eran los
encargados de mantener lo más hermosas posible las cabezas de sus amos. Pero Grecia aportó
un elemento nuevo: los salones de belleza, dónde se peinaban y arreglaban las cabezas más
selectas. Otra de las innovaciones de la época vino de la mano de Alejandro Magno, que a
consecuencia de sus conquistas en Oriente, aportó toda clase de recetas mágicas para teñir y
dar forma al peinado, fórmulas de unos cosméticos que empezaban, en aquel entonces, a ver
la luz.
Los íberos
En nuestras tierras los íberos habían seguido sus propios criterios. Hasta la fecha sólo nos han
llegado testimonios a través de estatuillas de damitas, a partir de las cuales se ha podido
descubrir la enorme influencia de la cultura griega. Así, se observa una deliciosa mezcla entre lo
autóctono y lo importado que muestra, por ejemplo, objetos de tocado similares a ruedas, que
algunos expertos han identificado con pelo trenzado, enroscado y cubierto de tela (véase la
famosa "Dama de Elche" que, a pesar de que su autenticidad haya sido puesta en duda, es un
claro intento de reflejar un peinado de la época). Además de complementos como mantillas y
peinetas, que tanto se identifican, todavía hoy, con la cultura hispánica, los íberos utilizaron
también los elementos de peluquería propios de los griegos de la época: esto son cintas,
redecillas y diademas a modo de corona.Los pueblos bárbaros
Los pueblos a quienes los romanos denominaron "bárbaros" fueron en cuestiones de
peluquería, como en muchas otras, gente eminentemente práctica. Los cabellos largos y sucios
podían llegar a ser realmente molestos y siendo pueblos humildes y poco dados a valorar y
considerar criterios estéticos hicieron de las trenzas y las colas de caballo sus peinados insignia.
Guerreros y cazadores, poco dados a cultivar las artes, no podían entretenerse en rizar, colorear
o decorar sus cabellos. Así que en algo coincidieron los hunos que venían de Oriente con celtas
y vikingos del Centro y Norte de Europa: el cabello largo y trenzado (negro en los primeros y
rubio o pelirrojo en los otros).Roma
Entre las múltiples adopciones culturales que los romanos tomaron de los griegos, se
encuentran, como no, los criterios estéticos, y entre ellos el de mostrar cabellos lustrosos y
peinados elaborados y con infinidad de detalles. El cabello era corto para los hombres y solía
sujetarse con una cinta. Las mujeres podían dejar caer su cabello rizado, en forma de tirabuzón
o ligeramente ondulado, o bien recogerlo en moños sobre la nuca, que envolvían con redecillas
y cintas del mismo modo que anteriormente hicieron las griegas.
Pero el Imperio Romano no sólo tomó ejemplo de la cultura griega, sino que también se fijó en
los hermosos cabellos rubios de los pueblos del norte a los que Julio César hizo cautivos. El
impacto de ese nuevo tono causó un gran efecto en las mujeres y se empezaron a
realizar pruebas para aclarar el cabello, entre las que se popularizó el compuesto de sebo de
cabra, ceniza de haya y flor de manzanilla, pese a que resultaba nefasto para la salud de las ya
castigadas melenas. Quizá por este motivo, o porque resultaba más práctico, se popularizaron
las pelucas elaboradas con cabello de prisioneras. Los salones de peluquería eran ya un
negocio, aunque en aquel entonces no existían de modo global como en la actualidad sino que
se organizaban por especialidades. En unos se realizaban peinados, en otros se daba color, en
otros se hacían pelucas o postizos... no fue hasta cientos de años más tarde en que se consideró
el hecho de que, al tratar todos con una misma materia prima, el cabello, lo mejor era unirse
para dar un servicio completo. Las barberías, existentes también en época helenística, se
convirtieron en centros de encuentro y charla mientras auténticos profesionales se encargaban
de arreglar cabellos y barbas.El médico y egiptólogo Jonckheere, que dedicó toda su vida al
estudio de la medicina en Egipto, describió algunas de las recetas cosméticas que utilizaban los
antiguos habitantes del valle del Nilo. Entre ellas se encontraba un peeling para suavizar
la piel o un machacado para aliviar la picazón de los pies. Pero nos fijaremos especialmente en
aquella que trataba problemas capilares, más concretamente la caída del cabello.
Etapa II:

Edad Media
El declive del Imperio Romano dio paso a dos periodos de la historia totalmente contrapuestos:
la Edad Media, en que la pobreza y la austeridad caracterizaron una sociedad eminentemente
rural, falta de todo tipo de recursos y muy controlada por una religión casi asfixiante a la que se
tenía más miedo que respeto, y el Renacimiento, una etapa donde se encontró un espacio más
abierto al pensamiento y las Artes, en que se empezó a recuperar parte de la riqueza económica
y cultural perdida durante el largo paréntesis medieval. El entorno de estas dos épocas se vio,
evidentemente, reflejado en la estética y la moda de la sociedad del momento.
La Edad Media (s. VII - s. XV)
Una vez retirados los romanos de todos los territorios que habían mantenido bajo su influencia
dejaron tras de sí un panorama desolador. Sin una administración competente, las ciudades
quedaron en manos de señores locales que imponían su ley en territorios limitados,
preocupándose de su propia riqueza por encima del bienestar de los habitantes de sus tierras.
Las zonas urbanas se convirtieron en focos de pobreza y epidemias y la única salida era una
escapada al mundo rural. En un pueblo falto incluso de los recursos más básicos, la austeridad
extrema triunfó sobre los afeites y la coquetería.Sólo en la Corte y los pequeños entornos de los
señores feudales se mantenía un nivel de vida que permitía unos mínimos retoques estéticos,
que, eso sí, solían limitarse a recogidos en las melenas de las damas.Una religión apremiante
que prohibía todo tipo de frivolidad jugó también una mala pasada a aquellas más presumidas
que pudiesen intentar arreglarse de un modo más original que el estrictamente permitido.
Teñirse el cabello dejó de ser material y moralmente posible. Sin embargo, las mujeres debían
llevar el cabello largo y bien recogido, tal como marcaba la Iglesia, lo que, en una época en que
disponer de jabón se consideraba un lujo, obligó a agudizar la imaginación para crear todo tipo
de moños y trenzas. La única manera de proteger el cabello de la suciedad y los piojos era
cubrirlo convenientemente, por lo que se generalizó el uso de capuchas, velos, gorros y
sombreros, en invierno y en verano. Las mujeres intentaban arreglarse de la manera más
coqueta posible sin salirse de los cánones estrictamente indicados. Las más humildes tejían en
sus cabellos trenzas de todo tipo que generalmente nunca dejaban caer, sino que se enroscaban
encima o alrededor de la cabeza formando originales recogidos. Sus únicos recursos para
hacerlo eran peines de madera e hilos de lana.A menudo, se usaban flores como ornamento,
pues era lo único que tenían a su alcance. La raya en medio era lo más convencional y no solía
haber tiempo ni ganas para hacer nada que se saliera de lo establecido. Para la gente del pueblo
resultó una época oscura y demasiado dura para pensar en la belleza física.
Las clases más afortunadas disponían de joyas e incluso diademas, aunque la principal
diferencia, única aportación de la época al sector de la peluquería, fue la aparición de los
tirabuzones, que hasta ese momento no adquirieron consistencia como peinado, aunque no fue
hasta mucho después, en el Barroco, cuando realmente se popularizaron. En palacio, también
se seguían las normas sociales, pero los recogidos eran mucho más sofisticados, incluyendo a
menudo cuentas y todo tipo de piedras para decorarlos.
Los velos de finas telas substituían las capuchas y gorras del pueblo llano y las damas de la
corte tenían capacidad para permitirse algunas frivolidades, impensables en otros estratos de la
sociedad de la época.En unos tiempos en los que aún quedaba muy lejos la invención de
la fotografía y en los que ni las clases de más rango se preocupaban por las artes figurativas,
sólo a través de dibujos y escritos en libros y tratados se ha llegado a conocer el tratamiento que
recibían los cabellos.De Liebaart es un grupo de personas amantes de la Historia Medieval que
nos hace llegar los modelos de peinado y ropas de la época, deducidos a través de sus estudios,
transmitiéndolos de la manera más comprensible imaginable: mediante recreaciones en vivo.
Etapa III:

Renacimiento
El Renacimiento (s. XVI - s. XVIII)El culto a la belleza personal fue uno de los valores de la
época clásica que se recuperaron durante el Renacimiento.El afloramiento de una
nueva economía y el interés y preocupación por volver a un modelo de sociedad más civilizado
hizo restablecer el valor del aseo y el cuidado personal. En la Corte se crea moda y aparecen
otra vez especialistas del peinado que evolucionan en formas e ideas intentando recuperar los
antiguos tocados de las épocas griegas y romanas.
Los accesorios proliferan y aparecen los postizos, especialmente en forma de trenzas y moños
muy elaborados. Además redecillas, coronas y joyas entrelazadas se extienden no sólo por la
Corte, sino entre las florecientes clases urbanas.Italia vuelve a ser el centro de las miradas
europeas e impone su gusto y sus ideas de tendencia decorativista y refinada a la mayor parte
del mundo occidental de la época.De esta manera se expanden los peinados de las casas
venecianas y la moda de teñir el cabello en tonos rojizos, para lo que se empleaban mezclas de
sulfuro negro, miel y alumbre con las que se embalsaban las cabelleras y posteriormente se
exponían al sol para potenciar la acción de la fórmula. Nació en estos momentos la pasión por
cambiar el color natural de la melena de las mujeres, y se popularizaron también el rubio
ceniza, el hilo de oro y el color azafrán.En gran parte ha sido gracias a los grandísimos mecenas
de las Artes de aquellos tiempos que hemos podido hacer una aproximación a los peinados de
esa floreciente etapa de la historia. En pinturas hechas por los grandes maestros de la época se
pueden apreciar con todo detalle los complicados peinados y recogidos que se estilaban,
plasmados en tela con toda claridad, como si de una fotografía se tratara.
Otra vez, sin embargo, las mejores referencias de que se dispone son de las clases altas, pues
pocos eran los pintores que se dedicaban a retratar a las gentes del pueblo, aún así, gracias a los
pocos grabados que han perdurado y a escritos extraídos de textos sobre modas y costumbres
se ha conseguido una idea bastante clara de cómo se lucían las melenas en esos siglos.Trenzas
anudadas encima de la cabeza o a los costados han perdurado desde la etapa medieval, y sin
embargo, a diferencia de los años anteriores, ahora son decoradas con todo aquél complemento
que se pueda imaginar. A pesar de esto, el buen gusto y la prudencia son muy bien
considerados en la época, con lo que la elegancia prima por encima del recargamiento que será
propio de etapas posteriores: el barroco y el rococó.
Etapa IV:

La época del Barroco


Los siglos XVII y XVIII, fueron los de la riqueza decorativa, las exageraciones, la búsqueda del
efectismo. Las clases privilegiadas se preocupaban más de aparentar que de ser y lo ostentoso
equivalía a lo poderoso.Fueron tiempos de intrigas políticas y sociales. En la Corte se dedicaban
más a las fiestas, los bailes y la diversión en general que a la política, lo cual supuso una etapa
de monarcas despreocupados por los asuntos de Estado pero sumamente interesados en su
apariencia física y todo lo relacionado con la belleza y la estética en general.
La moda se desarrolló dando lugar a nuevas prendas como la casaca, el calzón que caía bajo la
rodilla, esbeltos zapatos, sombreros adornados con plumas y exagerados cuellos con encaje
(que posteriormente decaerían para dar paso a cuellos lisos, pequeños y rígidos). Las mujeres
gustaban de ostentar grandes escotes e incorporaron a su atuendo los miriñaques (esa especie
de armadura de alambre destinada a ahuecar las faldas).
Pero sin lugar a dudas si algo caracteriza el look de la época son las pelucas, mediante las cuales
se diferenciaban las clases sociales. Su aparición fue fomentada por Luis XIV de Francia, que
deseaba ocultar al precio que fuera su incipiente calva, pero rápidamente se extendieron por la
Europa continental y, posteriormente por Gran Bretaña; a pesar de que en un primer momento
se vieron como una más de las excentricidades de la Corte.En pelucas y peinados se reflejaron
los gustos estéticos del momento, por lo que, aunque parezca increíble, en ellos se puede
observar monumentalidad, espectacular y recargada riqueza decorativa, expresividad, etc.Así
se mezclaban con el cabello joyas, gasas, plumas, flores, cintas y elementos inimaginables, de
manera que una peluca podía llegar a ser la maqueta de un castillo o de un barco. A más
espectacularidad, mayor prestigio se ganaba socialmente, de manera que esta suerte de
peinados llegó a obligar a las damas a agacharse para entrar en las carrozas. Burguesía y
nobleza empleaban todos sus recursos a dar la mejor imagen social, puesto que, unos y otros,
tenían en realidad menos capacidad económica que la que querían aparentar y buscaban
siempre alianzas adecuadas o matrimonios de conveniencia. Sin embargo, se suponen tiempos
en que la higiene no se consideraba una facultad indispensable y la idea de que la limpieza
evitaba enfermedades aún no se había extendido, por lo que los recargados peinados y las
voluminosas pelucas se suponen llenas de piojos, o, como mínimo, verdaderamente grasientas.
Curiosa característica para unas gentes que se consideraban refinadas.El rizo durante el
barroco, y los tirabuzones, que triunfaron definitivamente en la época del rococó, empezaron,
por primera vez, a crearse de manera artificial, mediante palos cilíndricos que luego se
sometían al calor de hornos de panadería o incluso, fraguas. La técnica perduró y, siglos más
tarde, en ella se basaron las primeras permanentes en caliente.Con la llegada de la Revolución
Francesa, en 1789, finalizó la ostentación de estos siglos, y la sencillez y la comodidad a las que
las clases bajas nunca habían renunciado, se impusieron por encima de las costumbres
sofisticadas, que fueron despreciadas por los revolucionarios. Las pelucas desaparecieron por
completo y volvió el gusto por el pelo natural. Y es que, como todo, la peluquería también se
rige por ciclos.
Etapa V:

El Siglo XIX. Época de cambios


La Revolución Francesa y la Revolución Industrial marcaron, en todos los sentidos, el devenir
de la Historia del mundo occidental.En la sociedad, ambas tuvieron una consecuencia clara: la
sencillez era la línea a seguir en todos los sentidos para señalar la amplia distancia que
separaba las nuevas costumbres de los antiguos excesos de la Corte.Así, las grandes pelucas y
los abalorios de fantasía quedaron relegados por un largo periodo de tiempo.El siglo
XIX marca con claridad el triunfo del capitalismo, el aumento de la población y las mejoras
higiénicas, lo cual condujo a la creación de nuevas profesiones que jamás antes habían existido
lejos de palacio.
Aparecieron así los peluqueros, que trabajaban sobre todo a domicilio cuando lo hacían con la
burguesía, desplazándose a trabajar al hogar de las clientas. Se asentó definitivamente el oficio,
el de expertos en cabello que lavaban y sobretodo peinaban a grupos de clientas a cambio de
una remuneración económica; a diferencia de los antiguos peluqueros de la Corte que solían
ser doncellas u otros sirvientes que aprendieron la profesión o bien artesanos o sastres que
confeccionaban pelucas.Los caballeros sin embargo, cortaban su cabello en el barbero, sin
decidirse todavía a ponerse en manos de los estilistas que trataban a las señoras.Las mujeres de
las clases sociales más humildes empezaron a trabajar en fábricas y en algunos oficios
artesanales, buscando lo más sencillo y práctico sujetaban sus cabellos, sobretodo en moños,
que empezó a considerarse el peinado más decoroso del momento.También las burguesas
adoptaron este peinado, que reflejaba el espíritu de sencillez que predominaba en el momento.
Cubrirlo con el sombrero adecuado al salir a la calle se convirtió en el máximo adorno para
estos moños sujetos en la nuca y a menudo cubiertos por redecillas.Pero la auténtica revolución
de la peluquería en esta época la provocó la aparición del agua oxigenada en 1867. Lo que hasta
entonces habían sido recetas auténticamente peligrosas para la salud del pelo y
el cuero cabelludo pasó a convertirse en un proceso de decoloración mucho más sencillo
y seguro. La coloración vivió otro avance espectacular casi a las puertas del S.XX cuando
aparecieron los primeros colorantes sintéticos. Y aunque sólo las clases más favorecidas hacían
uso de ellos y que tampoco fueron recibidos con gran entusiasmo, significaron la primera
semilla de un producto que sin duda ha evolucionado en 100 años más que ningún otro de los
utilizados en esta profesión.
Etapa VI:
El Siglo XX (1900-1930)
El pasado siglo fue el que dio el empujón definitivo a la peluquería profesional. A pesar de que
ya había hecho sus primeros pinitos unas décadas antes, fue en el siglo XX cuando surgieron
los salones de belleza dedicados exclusivamente al cabello, cuando estos se acercaron al pueblo,
cuando los productos específicos dejaron de ser artesanales y aparecieron las grandes firmas,
cuando hombres y mujeres decidieron dedicar parte de su presupuesto familiar a arreglar su
peinado y cuando surgieron las escuelas y los estudios de peluquería.
Pero si hay un hecho verdaderamente destacable fue el acontecido en los años veinte: las
mujeres se cortaron el pelo corto. Con la incorporación de las mujeres al trabajo, éstas habían
dejado de peinarse solamente para arreglarse y habían empezado a buscar la comodidad.
La evolución lógica de la búsqueda de lo práctico fue cortarse el pelo como un hombre: surgió
el estilo garçon. En ese momento cortarse el cabello se convirtió en todo un símbolo de la
mujer moderna. Inicialmente hubo quien consideró que el pelo corto femenino sería una moda
pasajera, pero realmente se convirtió en una opción más, y una opción que siempre ha seguido
ligada a las mujeres emprendedoras, atrevidas, independientes y modernas. Pocos años
después empezaron a surgir en Europa y Estados Unidos los primeros sindicatos y asociaciones
de peluqueros, sentando otra de las bases de lo que es la peluquería hoy en día. En estos
emocionantes años de principios de siglo otro invento revolucionó la peluquería: de la mano de
Carlos Nessler apareció la permanente en caliente, y los rizos artificiales causaron furor
durante décadas y en diversas formas y estilos. Nos encontramos pues ante el nacimiento de la
peluquería tal como la entendemos hoy.
Etapa VII:

El Siglo XX (1930-1960)
La época dorada de Hollywood, la de lo que hoy son los clásicos del cine, influirá en todos los
aspectos de la moda. En peluquería, las grandes ondas en el más puro estilo Vivien Leigh,
Maureen O´Hara o Rita Hayworth se convirtieron en el máximo exponente de la elegancia. Sin
embargo, si un peinado creó escuela fue el llamado "Peek-a-boo-bang" consistente en una
abundante masa de cabello rubio platino ondulado que tapaba un ojo, popularizado por uno de
los grandes mitos del celuloide: Veronica Lake. Tal fue el éxito de su look que el Departamento
de Guerra de los EEUU exigió a la Paramount la prohibición del célebre peinado de la diva,
puesto que, según ellos, las chicas que trabajaban en las fábricas de armamento lo estaban
imitando y, al llevar un ojo tapado, se estaban produciendo numerosos accidentes.
Pero si hubo una actriz que determinó el tipo de trabajo que se realizaba en peluquería ésa fue
Marilyn Monroe. La rubia más sexy de la historia podría considerarse un fraude, puesto que es
bien conocido que su color natural de cabello era castaño. Aún así, fue tal el éxito que consiguió
tiñéndose de rubio platino, que miles de mujeres de todo el mundo no dudaron en emularla,
intentando acercarse a la imagen de la seductora actriz. Fueron tiempos de melenas rubias y
onduladas, aunque no todo eran cascadas de cabello cayendo encima de los hombros. Los
grandes crepados eran habituales en las calles, y las peluquerías tenían mucho más trabajo
peinando que cortando o tiñendo.
En lo que a productos se refiere fueron los años de mayor auge de lacas y "plis" que debían
mantener intacto el laborioso trabajo de los peluqueros. Cualquier mujer que se prestara debía
acudir al salón como mínimo una vez por semana, aunque en la alta sociedad no resultaba
extraño hacerse peinar a diario por un especialista. Las medias melenas con puntas
graciosamente inclinadas hacia fuera o las melenitas cortas con mucho volumen triunfaron
también, siempre gracias a abundantes cantidades de fijación.Entre los hombres fue más
la música que el cine lo que popularizó determinados peinados, así en los 50 se extendió por
todo el mundo el mítico tupé de Elvis, sostenido gracias a fuerte gomina (entonces brillantina).
Anteriormente, sin embargo, era el pelo corto de estilo militar lo que más se había llevado,
cómodo y práctico, el look se popularizó especialmente durante la guerra y la posguerra. En las
grandes ciudades se completaba gracias también a la brillantina, usada en este caso para que
ningún pelo se despegara de la posición exacta en la que el peine lo dejaba.Los medios de
comunicación (revistas gráficas, cine y televisión) han sido claves pues desde ese momento
para la internacionalización de determinados looks. Nace la auténtica pasión por la moda y el
culto a la imagen vigente aún en nuestros días.En Europa y Estados Unidos nacen algunas de
las revistas de moda que todavía hoy pueden encontrarse en el kiosco, y en 1956 aparece
en España el primer número de TOCADO, que con el paso del tiempo se convertirá en
la revista que hoy tienes en las manos.
Etapa VIII:

El Siglo XX (1960-1980)
En los años 60 y 70 se vive una auténtica revolución en lo referente a la moda del cabello. El
peinado se convierte en una de las más características señas de identidad de cada persona, y
especialmente los jóvenes lo convierten en el santo y seña de su grupo o "tribu urbana", de
manera que les identifique con unos determinados ideales o convicciones, o les encuadre como
seguidores de unas tendencias concretas.
Así, los "rockabilies" que habían surgido en la década anterior se peinarán con un tupé al más
puro estilo Elvis y lo perpetuarán hasta los años 90 (como puede verse en España con los fans
de grupos como Rebeldes o Loquillo y los Trogloditas). Los seguidores del movimiento "beat"
imitarán a "The Beatles" con sus melenitas y flequillos escandalizando a propios y extraños con
lo que entonces se consideraba una melenita demasiado larga para el público masculino. Pero
en los 70 llegó la auténtica revolución de forma y color: el glam, con David Bowie en cabeza,
propulsó el mullet (flequillo muy corto y pelo más largo en la nuca) que llegó a evolucionar
hasta límites insospechados con el movimiento punk que construyó altas crestas de colores
estridentes sobre una base de mullet. También en los 70 escandalizaban los rastas, que
siguiendo los dreadlocks de Bob Marley triunfaron inicialmente entre el público afro-
americano, aunque en los 90 se popularizaron a todo tipo de público joven, incluyendo a las
chicas que en un primer momento se habían mostrado más reticentes a adoptar este
peinado.Por su parte el movimiento hippie y posteriormente el grunge, propulsaron una moda
"anti-peluquería" en la que lo que se priorizaba era un pelo descuidado, largo y caído de la
manera más natural posible. Para los pseudo-seguidores de estas tendencias fue necesario sin
embargo un buen trabajo de salón, para conseguir un aspecto descuidado en lo que realmente
era un cabello bien tratado.Sin embargo si hay dos peinados a resaltar de la moda cabello de los
años 60 y 70 que se popularizaron de manera desorbitada, estos fueron la permanente y el bob.
Los rizos exagerados a lo "Jackson Five" y el peinado de "corte de paje" que presentó
inicialmente Vidal Sassoon, supusieron dos de las grandes fuentes de ingresos de los salones en
esas dos décadas y la mayor parte de la posterior.Ambos buscaban algo que ha caracterizado la
moda cabello de la edad contemporánea: la comodidad, no sólo al llevarlo, sino al peinarlo. La
mujer trabajadora del siglo XX necesitaba levantarse, ducharse y estar arreglada en el mínimo
tiempo posible, y estos dos peinados le suponían esta ventaja.
Etapa IX:

Siglo XX (1980-2000)
En los años 80 empezó, sobre todo en mi país (Cuba), donde se gozaba de una recién
estrenada democracia, el mundo tal y como lo conocemos hoy en día. Las dos últimas décadas
del S.XX supusieron una introducción perfecta a la dinámica del siguiente milenio, y, en
palabras de la obsesión estética se compagina con la victoria femenina sobre las grandes
batallas sociales, políticas y personales.
En el mundo occidental la mujer ha conseguido emanciparse, y al contrario de lo que se podía
pensar en un principio, esto supone el empujón final a la cultura del culto al cuerpo. Las
mujeres quieren demostrar más que nunca que su profesionalidad no está reñida en ningún
caso con su belleza y los cuidados que esta necesita. A su vez, el hombre no querrá ser menos, y
empieza también a preocuparse cada vez más por su físico, a utilizar productos cosméticos, a
seguir las tendencias de la moda y a no avergonzarse de dedicarse a los cuidados personales.
A partir de este momento, en peluquería se empiezan a crear tendencias, es decir que los
estilistas proponen determinadas pautas de moda, pero sin imponerlas. Las tendencias forman
corrientes a seguir que permiten que cada cual adapte a su gusto las propuestas de cada
temporada. Color, textura, medida del cabello... quedan al gusto del consumidor. Así en los
ochenta se llevaban los cabellos ondulados ligeramente, y en los noventa triunfaron los
desfilados, los escalados y finalmente las extensiones, pero cada cual dio a estas ideas su toque
personal.
Etapa X:

El S.XXI. Los inicios del nuevo milenio


Los pocos años de este nuevo milenio marcan un camino en el mundo de la peluquería que ya
había empezado a ser trazado en la última década del S.XX.La mezcla de culturas, de estilos, el
cambio constante, el atrevimiento ante formas y colores ha abandonado las pasarelas y las
páginas de las revistas y ha invadido las calles.
Los grandes ídolos estéticos masculinos suelen surgir del mundo del deporte, por lo que los
looks que lucen futbolistas o jugadores de baloncesto son imitados por miles de chicos de todo
el planeta. Entre ellas siguen triunfando como ejemplos a seguir cantantes, actrices y top-
models, los estilistas de las cuales cogen sus ideas de la calle para aplicarlas en pantallas y
pasarelas, popularizarlas y finalmente extenderlas por los diferentes países de todo el mundo.
Todas las barreras geográficas han quedado destruidas y la comunicación circula a
gran velocidad, provocando que modas y tendencias no duren más de una temporada.
Las extensiones fijas o de quita y pon, los baños de color, los postizos, los tintes de
alta calidad que no dañan el cabello, las ceras, geles y espumas que texturizan y dan formas, los
accesorios y complementos, los protectores solares y todos y cada uno de los productos que
pueden encontrarse en el mercado formulados y/o diseñados para el cabello han convertido lo
que era un lujo en una necesidad, y la industria de la belleza se ha entrado en la mayoría de
hogares.Jóvenes y no tan jóvenes reservan una parte de su presupuesto mensual a cuidar su
cabello, a hacerlo cambiar, a colorearlo o darle forma... Empieza el milenio de la peluquería, el
tiempo en que las barreras han sido derrocadas y cualquiera de los estilos que a lo largo de los
siglos anteriores han triunfado ahora se puede ver en las cabezas de los/las más atrevidos y
vanguardistas

Autor:
Jorge Alberto Vilches Sanchez

Comentarios

Trabajos relacionados
 La Cultura Ibérica desde la perspectiva de la
dictadura franquista (1936-1975)
Antecedentes. La historiografía de la Cultura Ibérica
hasta la Guerra Civil (1936). La Cultura Ibérica bajo la
dictadura...
 Acuñaciones Monetarias Ibéricas
Precedentes. Comercio. Expansión de las acuñaciones
ibéricas. Crisis y desaparición....
 Renacimiento
Concepto, orígenes y causas del renacimiento. Orígenes
del Renacimiento. Hasta llegar el siglo XVI las
diferentes civil...
Ver mas trabajos de Historia

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas
formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede
descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com.
El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de
cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de
Monografias.com como fuentes de información.

El Centro de Tesis, Documentos, Publicaciones y Recursos Educativos más amplio de la Red.


Términos y Condiciones | Haga publicidad en Monografías.com | Contáctenos | Blog Institucional
© Monografias.com S.A.

También podría gustarte