Cartas de mamá, es un cuento de Julio Cortázar del año 1959 del libro “Las armas

secretas”. El relato comienza con la llegada de una carta a Luis (uno de los personajes
principales) de parte de su madre. Si bien, Luis recibía todos los meses cartas de mamá,
esta última tenía algo en particular, un “ridículo error absurdo” que no dejaba de
perturbarlo.
Luis vivía con su esposa Laura en París. Habían viajado allí tras la muerte de su
hermano menor, Nico, dos años antes de la llegada de la carta de su madre
nombrándolo. Nico había fallecido muy joven a causa de una enfermedad y su novia era
Laura, la actual esposa de Luis. Ambos lo habrían traicionado para concretar su amor.
Dos años después de la muerte de Nico y de que Laura y Luis vivan en París, su madre
le envía una carta diciéndole que Nico había preguntado por ellos, y luego otra
diciendole que Nico viajaría a París. Que mamá nombre a Nico en sus cartas descoloca
por completo a Luis y es a partir de este hecho que podemos dar comienzo al análisis
del cuento a partir de las estructuras de Genette del libro “Figuras III” (1989).
Se puede observar en “Cartas de mamá” que la estructura del texto parte desde la
perspectiva de la focalización del narrador. Dicha focalización es fija, ya que el narrador
está focalizado primordialmente en Luis. Todo gira entorno a él, a las cartas que él
recibe, a lo que él piensa, a lo que siente, a lo que piensa que dirá Laura si le muestra las
cartas, al terror de que algo cambie en su vida con la aparición de Nico, y a que es mejor
que Laura no lo nombre para que no se genere ningún tipo de malestar en su
matrimonio.
“Le importaba la cara que pondría Laura, la actitud de Laura. Y le importaba por él,
naturalmente, por el efecto que le haría la forma en que a Laura iba a importarle la
carta de mamá.”
Toda la historia está focalizada en las cosas que siente, que le pasan y que le pueden
pasar a Luis y a su matrimonio con la aparición de su hermano fallecido.
El narrador en tercera persona demuestra que sabe todo, pero todo de Luis. Qué hace,
cuáles son sus sentimientos y sus pensamientos. Da cuenta de esto al decir: “Si supiera
lo que es el calor —pensó Luis—. Si pudiera andar una tarde de febrero por la Avenida
de Mayo, por alguna callecita de Liniers”.
Este narrador demuestra que sabe mucho de Luis, pero no así de Laura, ya que cuando
habla de ella lo hace desde la perspectiva de él, y es allí cuando el narrador al no tener
tanta información de Laura pone su subjetividad en juego, diciendo tales cosas como:
“A las mujeres les gusta releer las cartas, mirarlas de un lado y de otro, parecen
extraer un segundo sentido cada vez que vuelven a sacarlas y a mirarlas” . En verdad,
él no sabe porque Laura las lee una y otra vez, y como no lo sabe, lo inventa, al igual
que cuando dice “Nunca decía tu mamá, tal vez porque había perdido a la suya siendo
niña”. Es por esto, que al inventar y poner su subjetividad, se convierte en un narrador
deficiente.
Se puede observar que el relato está dado a partir de una distancia que se relaciona con
el discurso indirecto libre, ya que en este tipo de discurso el narrador no solo cuenta lo
que los personajes dijeron, sino que también asume la voz de ellos generando confusión,
y esto lo podemos ver reflejado en el cuento ya que el narrador cuenta lo que Luis dice y
pareciera que asume su voz, lo cual genera confusión y en ocasiones no se sabe si es el
mismo personaje el que cuenta en verdad la historia.: “Lo mejor de mamá era que
nunca se había abandonado a la tristeza que debía causarle la ausencia de su hijo y de
su nuera, ni siquiera al dolor”. “mamá había querido escribir «Víctor» y había puesto
«Nico»”.
También se puede ver que en cierto momento el narrador hace como un monólogo
interior “(¿No le importaba gran cosa lo que ella pudiera sentir, mientras lo
disimulara?) No, no le importaba gran cosa. (¿No le importaba?)”
Creemos que el efecto que intenta producir el autor con dicha estructura es sembrar
duda, sembrarla desde quién es el que relata la historia, si es el mismo personaje o hay
un narrador, de generar dudas acerca de lo que se está narrando, de si su madre está
senil o verdaderamente habla con Nico, de si la persona que tanto Laura como él ven
salir de la estación de tren es Nico o es alguien que se parece.
También la historia gira en torno a la culpa, esa culpa de la que Luis no se quiere hacer
cargo, pero como menciona, siempre va a estar presente “«Si se pudiera romper y tirar
el pasado como el borrador de una carta o de un libro. Pero ahí queda siempre,
manchando la copia en limpio, y yo creo que eso es el verdadero futuro.»”
Como así también se puede ver al comenzar la historia, que el narrador nos muestra que
las cartas de mamá lo atan a Luis a una culpa interminable, y que aparecen a modo de
tortura y recordatorio. “Muy bien hubiera podido llamarse libertad condicional. Cada
vez que la portera le entregaba un sobre, a Luis le bastaba reconocer la minúscula cara
familiar de José de San Martín para comprender que otra vez más habría de franquear
el puente”.
Las cartas de mamá hacían que Luis se sienta preso, y que aquello que había dejado en
Buenos Aires vuelva a su presente una y otra vez, pero al mismo tiempo eran necesarias,
generaban un alivio, generaban un deber, una responsabilidad para con su madre, una
condicionalidad necesaria para no sentir el peso completo de la libertad como nos aclara
el narrador en la el relato. “No las detestaba; si le hubieran faltado habría sentido caer
sobre él la libertad como un peso insoportable”

En cuanto a otros aspectos del análisis que nos permite la estructura de análisis de
Genette, podemos observar en cuanto al tiempo, una analepsis, se retoma lo ya sucedido
como la historia en el patio de flores, la luna de miel en adrogué, la enfermedad de nico.
Con un alcance de poco más de dos años. Cuyo relato es homodiegético, está
relacionado directamente con la historia principal. En cuanto a la frecuencia, es
repetitivo, cuenta varias veces cuando llego la carta de mamá o el mensaje inesperado
de ella o lo que había sucedido en flores y en cada una de ellas se agrega información
nueva.
En conclusión y trayendo una análisis personal del cuento Cartas de mamá, podríamos
pensar a simple vista que el relato se trata sobre Nico y la culpa que sienten los
personajes por haberlo traicionado. A pesar de ello, al tener en cuenta la cantidad de
veces que los personajes son nombrados las conclusiones pueden ser interpretadas de
otro modo. El narrador nombra a Laura noventa y seis veces, un promedio de más 2,3
veces por párrafo. En cuanto a mamá, fueron ochenta y dos las veces que la nombra con
un promedio de dos veces por párrafo que al mismo tiempo se confunden con cartas de
mamá, lo que podría llevar a nombrarla la mitad de veces. Nico, en cambio, cae a 1,5
veces por párrafo con una cantidad de sesenta y cuatro veces en total. ¿Qué queremos
decir con esto? Si tenemos en cuenta que el narrador mantiene se focaliza internamente
en Luis, el cual es nombrado unas treinta y cuatro veces (casi tres veces menos que los
demás), demuestra la preocupación por Laura, su mala relación y la “culpa” que siente
por su madre y por Nico (el concepto al que nos referimos en relación a su madre, se
acerca más a responsabilidad o deber que culpa). Su hermano es un problema que
irrumpe en la relación con Laura, no una preocupación para él más allá de ser lo que no
permite la realización feliz de su matrimonio. El sentimiento de culpa está oculto, casi
nulo y superado, como se aclara en la siguiente cita:
“Luis había esperado que alguna vez mamá aludiera a su hijo para aliarse
con ella frente a Laura, obligar cariñosamente a Laura a que aceptara la existencia
póstuma de Nico. No porque fuera necesario, a quién le importaba nada de Nico
vivo o muerto, pero la tolerancia de su recuerdo en el panteón del pasado hubiera
sido la oscura, irrefutable prueba de que Laura lo había olvidado verdaderamente
y para siempre”.

Nico es la molestia de Luis, lo que fue su hermano, la culpa que los rodea o mejor dicho
la culpa que rodea a Laura, porque es ella la que no puede dormir, la tiene pesadillas y
mantiene un silencio que podría hacerla quebrar en llanto, como imagina Luis, con solo
nombrarlo. Sin embargo, la preocupación mayor, el centro de la historia no está en Nico,
sino en Laura. A Luis le preocupa la reacción de Laura ante la carta, su rostro, el nombre
del innombrable, su falta de comunicación, la relación fallida, sus más de dos años de
espectáculos, sonrisas faltas y pesadillas. Él no puede hablarlo con ella por su cobardía,
tiene miedo que la relación ya diluida termine por romperse por la culpa y la “ceguera”
que la llevó a esta situación.
En cuanto a lo que se podría suponer la existencia de culpa en Luis, no es definitiva, en
ocasiones el narrador tiene la intención de excusarlo o defenderlo porque así, también,
se sentía el personaje: “De nada había que perdonarlo”, “Bien le constaba a Luis que no
había sido culpable de nada definitivo”.
El narrador califica al error de mamá como ridículo y absurdo, entonces, nos
preguntamos a raíz de esto y del desarrollo del relato: ¿Fue un error ridículo y absurdo?
¿Estaba mamá senil? ¿No habría sido todo una “confabulación inexplicable”? ¿Por qué
no hablar de Nico en dos años? ¿Qué esperaba laura al leer y releer las cartas?
Lo que sí afirmamos es que Nico siempre estuvo con ellos, entre sus sábanas, entre sus
pesadillas y pensamientos más oscuros.
“Luis encendió un cigarrillo. El humo le hizo llorar los ojos. Comprendió que la
partida continuaba, que a él le tocaba mover. Pero a esa partida la estaban jugando
tres jugadores, quizá cuatro.”