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Hora Santa 2011 Seminario

La Hora Santa por todas las vocaciones se celebra en conmemoración de los 50 años del Seminario Mayor de Texcoco, enfocándose en la importancia de la oración y el seguimiento de Cristo en la vida de los jóvenes. Se invita a la comunidad a reflexionar sobre su compromiso vocacional y a fomentar un ambiente que apoye el desarrollo de vocaciones en la Diócesis de Texcoco. La celebración incluye la exposición del Santísimo, lecturas del Evangelio y oraciones específicas por diversas vocaciones dentro de la Iglesia.

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Hora Santa 2011 Seminario

La Hora Santa por todas las vocaciones se celebra en conmemoración de los 50 años del Seminario Mayor de Texcoco, enfocándose en la importancia de la oración y el seguimiento de Cristo en la vida de los jóvenes. Se invita a la comunidad a reflexionar sobre su compromiso vocacional y a fomentar un ambiente que apoye el desarrollo de vocaciones en la Diócesis de Texcoco. La celebración incluye la exposición del Santísimo, lecturas del Evangelio y oraciones específicas por diversas vocaciones dentro de la Iglesia.

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Hora Santa por todas las vocaciones

Por los 50 años del Seminario Mayor de Texcoco


Por una cultura vocacional en la Diócesis de Texcoco

Ambientación.
Si es posible, se colocan 50 huellas de papel sobre el piso (signo del seguimiento de Cristo), que conduzcan
al lugar donde se expondrá el Santísimo. Alrededor de este lugar se deberá concentrar la mayor cantidad
de huellas. El número 50 es alusivo a los años de fundación del Seminario. (Si se tienen, se coloca en cada
huella el nombre de uno de los seminaristas).

Introducción.
GUÍA: En este momento entramos en oración para pedir por todas las vocaciones, en especial
pedimos por los 50 años de fundación de nuestro Seminario Mayor de Texcoco. Cabe recordar
las Palabras de SS Benedicto XVI para la XLVIII Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones
para este año: “El arte de promover y de cuidar las vocaciones encuentra un luminoso punto
de referencia en las páginas del Evangelio en las que Jesús llama a sus discípulos a seguirle y
los educa con amor y esmero. El modo en el que Jesús llamó a sus más estrechos colaboradores
para anunciar el Reino de Dios ha de ser objeto particular de nuestra atención (cf. Lc 10,9). En
primer lugar, aparece claramente que el primer acto ha sido la oración por ellos: antes de
llamarlos, Jesús pasó la noche a solas, en oración y en la escucha de la voluntad del Padre (cf.
Lc 6, 12), en una elevación interior por encima de las cosas ordinarias. La vocación de los
discípulos nace precisamente en el coloquio íntimo de Jesús con el Padre. Las vocaciones al
ministerio sacerdotal y a la vida consagrada son primordialmente fruto de un constante
contacto con el Dios vivo y de una insistente oración que se eleva al «Señor de la mies» tanto
en las comunidades parroquiales, como en las familias cristianas y en los cenáculos
vocacionales”. Iniciemos cantando…

GUÍA: Todos nos ponemos de rodillas

Canto: “Quiero levantar mis manos” u otro apropiado. Si no se puede cantar, se recita.
(Canta: Seminarista Juan Pablo Ortega Villa, Anexo)

Quiero levantar mis manos,


quiero levantar mi voz. Cristo Jesús recibe hoy
Ofrecerte a ti mi vida toda la gloria, la honra y honor.
en santidad y amor. Hijo de Dios recibe hoy
toda la gloria, la honra y honor.
Hoy, Señor, yo a ti te ofrezco
mi vida y mi corazón.
Y me postro en tu presencia en adoración.

Exposición del Santísimo Sacramento (sacerdote)


Todos: Padre Dios, movidos por tu Santo Espíritu y delante de Jesús sacramentado que nos ha
llamado a ser sus discípulos, te pedimos que los jóvenes del mundo entero y en especial los de
nuestra diócesis de Texcoco se descubran, valoren y acepten ante Ti y ante los demás con
creativas expresiones de conocimiento, respeto, confianza e interés mutuo para crear un
ambiente de acercamiento, una nueva civilización en el amor.

LECTOR 1: Escuchemos del Evangelio según san Mateo (Mt 4, 18-22): 18Mientras caminaba a
orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano
Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. 19Entonces les dijo: "Síganme, y
yo los haré pescadores de hombres". 20Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.
21Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su

hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los
llamó. 22Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron. Palabra del Señor.

Se deja un breve silencio

LECTOR 2: El Señor, al comienzo de su vida pública, llamó a algunos pescadores, entregados al


trabajo a orillas del lago de Galilea: «Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres» (Mt 4,
19). Les mostró su misión mesiánica con numerosos «signos» que indicaban su amor a los
hombres y el don de la misericordia del Padre; los educó con la palabra y con la vida, para que
estuviesen dispuestos a ser los continuadores de su obra de salvación; finalmente, «sabiendo
que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre» (Jn 13,1), les confió el memorial de
su muerte y resurrección y, antes de ser elevado al cielo, los envió a todo el mundo con el
mandato: «Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos» (Mt 28,19).

La propuesta que Jesús hace a quienes dice «¡Sígueme!» es ardua y exultante: los invita a
entrar en su amistad, a escuchar de cerca su Palabra y a vivir con Él; les enseña la entrega
total a Dios y a la difusión de su Reino según la ley del Evangelio: «Si el grano de trigo no cae
en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto» (Jn 12,24); los invita a
salir de la propia voluntad cerrada en sí misma, de su idea de autorrealización, para
sumergirse en otra voluntad, la de Dios, y dejarse guiar por ella; les hace vivir una
fraternidad, que nace de esta disponibilidad total a Dios (cf. Mt 12, 49-50), y que llega a ser el
rasgo distintivo de la comunidad de Jesús: «La señal por la que conocerán que son discípulos
míos, será que se aman unos a otros» (Jn 13, 35).

GUÍA: Pero la dimensión Vocacional de la Palabra de Dios no sólo es para los jóvenes. A
todos nos invita a ser sus discípulos y a amarnos unos a otros. A todos nosotros nos debe
interpelar, pues al ser Iglesia, todos somos con-vocados, somos vocacionados. Escuchemos el
siguiente párrafo de la carta que el Papa Benedicto XVI nos dirige como Iglesia:

LECTOR 1: También hoy, el seguimiento de Cristo es arduo; significa aprender a tener la


mirada de Jesús, a conocerlo íntimamente, a escucharlo en la Palabra y a encontrarlo en
los sacramentos; quiere decir aprender a conformar la propia voluntad con la suya. Se
trata de una verdadera y propia escuela de formación para cuantos se preparan para el
ministerio sacerdotal y para la vida consagrada, bajo la guía de las autoridades
eclesiásticas competentes. El Señor no deja de llamar, en todas las edades de la vida, para
compartir su misión y servir a la Iglesia en el ministerio ordenado y en la vida
consagrada, y la Iglesia «está llamada a custodiar este don, a estimarlo y amarlo. Ella es
responsable del nacimiento y de la maduración de las vocaciones sacerdotales» (JUAN
PABLO II, Exhort. ap. postsinodal Pastores dabo vobis, 41). Especialmente en nuestro
tiempo en el que la voz del Señor parece ahogada por «otras voces» y la propuesta de
seguirlo, entregando la propia vida, puede parecer demasiado difícil, toda comunidad
cristiana, todo fiel, debería de asumir conscientemente el compromiso de promover las
vocaciones. Es importante alentar y sostener a los que muestran claros indicios de la
llamada a la vida sacerdotal y a la consagración religiosa, para que sientan el calor de
toda la comunidad al decir «sí» a Dios y a la Iglesia.

GUÍA: Hoy, ante Jesús sacramentado, tú y yo estamos haciendo mucho por las
vocaciones, pero podemos hacer más. Hemos de ser más sensibles a las necesidades de
nuestra Iglesia diocesana de Texcoco. Escuchemos con atención y saquemos algunas
propuestas de trabajo desde nuestra parroquia o comunidad.

LECTOR 2: Conviene que cada Iglesia local se haga cada vez más sensible y atenta a la
pastoral vocacional, educando en los diversos niveles: familiar, parroquial y asociativo,
principalmente a los muchachos, a las muchachas y a los jóvenes -como hizo Jesús con los
discípulos- para que madure en ellos una genuina y afectuosa amistad con el Señor, cultivada
en la oración personal y litúrgica; para que aprendan la escucha atenta y fructífera de la
Palabra de Dios, mediante una creciente familiaridad con las Sagradas Escrituras; para que
comprendan que adentrarse en la voluntad de Dios no aniquila y no destruye a la persona,
sino que permite descubrir y seguir la verdad más profunda sobre sí mismos; para que vivan
la gratuidad y la fraternidad en las relaciones con los otros, porque sólo abriéndose al amor de
Dios es como se encuentra la verdadera alegría y la plena realización de las propias
aspiraciones. «Proponer las vocaciones en la Iglesia local», significa tener la valentía de
indicar, a través de una pastoral vocacional atenta y adecuada, este camino arduo del
seguimiento de Cristo, que, al estar colmado de sentido, es capaz de implicar toda la vida.

GUÍA: Volvamos a escuchar este último párrafo… (Se vuelve a leer tratando que llegue al corazón de
las personas).

GUÍA: Después de esta segunda lectura, ¿A qué nos comprometemos personalmente? ¿A qué
nos comprometemos como comunidad?

Se deja un especio de silencio y reflexión y se anotan los compromisos…

Canto: “Renuévame” u otro apropiado. Si no se puede cantar, se recita.


(Canta: Seminarista Juan Pablo Ortega Villa, Anexo)

Renuévame, Señor Jesús, Porque todo lo que hay dentro de mí,


ya no quiero ser igual. necesita ser cambiado, Señor.
Renuévame, Señor Jesús, Porque todo lo que hay
pon en mí tu corazón. dentro de mi corazón
necesita más de ti.

GUÍA: Oremos al Pastor Supremo por nuestra vocación y por todas las vocaciones en la Iglesia.
A cada petición digamos: R/. Envía, Señor, obreros a tus campos.
LECTOR 1: Pidamos al Señor para que todos reconozcamos muestra vocación a la vida y
respondamos optando siempre por la vida. Oremos. R/.

LECTOR 2: Para que descubramos nuestra vocación a ser hijos de Dios en Jesucristo. Oremos. R/.

LECTOR 1: Supliquemos por todos los y las jóvenes que experimentan, en esta etapa de su vida,
la llamada de Dios a construir una nueva civilización en el amor, sea en el matrimonio, la vida
religiosa, misionera, sacerdotal. Oremos. R/.

LECTOR 2: Pidamos por los matrimonios, los sacerdotes, las religiosas y religiosos, los
misioneros y misioneras, los apóstoles laicos para que sean fieles a su vocación. . Oremos. R/.

LECTOR 2: Por los Seminaristas en Familia (SEMFAM) y las Aspirantes en Familia (ASFAM)
para que busquen su acompañamiento y para que quienes les acompañan les lleven a Cristo,
Maestro y amigo. Oremos. R/.

LECTOR 1: Para que los seminaristas del Curso Introductorio adquieran los elementos básicos
para la madurez humana, el discernimiento vocacional y el crecimiento espiritual, tomando
conciencia de lo que implica ser discípulo de Cristo, en comunidad. Oremos. R/.

LECTOR 2: Para que los seminaristas obtengan a lo largo de la etapa de filosofía, una madurez
humano-afectiva y cristiana integral, que propicie un mejor discernimiento de su vocación.
Oremos. R/.

LECTOR 1: Supliquemos a Dios por quienes se encuentran en la etapa de confrontación para


que en su familia y trabajo, conozcan las necesidades y valores del hombre y de la sociedad y así
confirmen su radical seguimiento de Cristo Pastor en medio del mundo actual. Oremos. R/.

LECTOR 2: Pidamos que los seminaristas estudiantes de teología, se configuren con Cristo
Cabeza, Siervo y Esposo y, de esta manera, asuman los criterios y actitudes del Buen Pastor para
ejercer en la Iglesia el Ministerio Sacerdotal. Oremos. R/.

LECTOR 1: Intensifiquemos nuestra oración para aquellos que han terminado su etapa en el
seminario, para que participen en el plan diocesano de pastoral y en la formación permanente en
comunión con el Obispo y presbiterio para la edificación del Reino de Dios. Oremos. R/.

LECTOR 2: Finalmente oremos por nosotros mismos, por nuestra vocación al servicio de las
vocaciones y pidámosle al Señor que nuestro compromiso sea sincero y con todo lo que somos,
para que el Dueño de la mies envíe trabajadores. Oremos. R/.

Todos: Te bendecimos Padre, Dios del cielo y la tierra, porque lo escondido a los sabios, lo
revelas a los pobres y sencillos. Te bendecimos, Padre, Dios del cielo y la tierra. Amén.

Canto: “Yo tengo un nuevo amor” u otro apropiado. Si no se puede cantar, se recita.
(Canta: Seminarista Juan Pablo Ortega Villa, Anexo)

Yo tengo un nuevo amor, hay uno que me ha dicho, te amo de verdad,


mi vida tiene un gozo sin igual, Jesús mi Dios, mi gran amor, mi salvador.
Yo tengo un nuevo amor, Y ahora yo, tengo un nuevo amor,
jamás imaginé poderle hallar, mi vida tiene un gozo sin igual,
entró a mi barca perdida, hay uno que me ha dicho, te amo de verdad,
mi vida entera cambio, Jesús mi Dios, mi gran amor, mi salvador.
Jesús mi Dios, mi gran amor, mi salvador.
Amo
Siento su voz plasmada en cada hoja de mi Biblia
mi corazón latir de amor por todo el mundo, el gran misterio de la Eucaristía eterna
Quisiera ver toda la raza humana salva. por siempre tuyo quiero ser
Él me ha llamado a predicar, Jesús es toda mi verdad
a los cautivos liberar Y nunca yo me cansaré
Y a proclamar vida abundante, de repetirlo hasta el final
que sólo en Él puedo hallar
Y Ahora yo…

Oración final (Oración por las vocaciones)


Señor, Dios, Padre Celestial: la mies es mucha y los obreros pocos. Envía obreros para tu mies.
Envíanos muchos y santos evangelizadores que anuncien tu mensaje a todas las personas.
Recibe nuestro agradecimiento por las vocaciones que por medio de tu Espíritu Santo regalas
continuamente a tu Iglesia.
Te suplicamos que llenes de santidad a los sacerdotes y misioneros, a las personas consagradas
en la vida religiosa y a los apóstoles laicos. Concede fortaleza y perseverancia a quienes se
preparan al sacerdocio o a la vida religiosa. Vuelve también hoy tu mirada hacia la juventud e
invítale a seguirte, y concédele la prontitud y generosidad para escucharte. Y la fuerza de dejarlo
todo para seguir tu llamada. Perdona la no correspondencia y las infidelidades de aquellos que
has elegido. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

Bendición con el Santísimo Sacramento (Sacerdote)

Canto. “Nadie te ama como yo” u otro apropiado. Si no se puede cantar, se recita.
(Canta: Seminarista Juan Pablo Ortega Villa, Anexo).

Cuanto he esperado este momento, Pues nadie te ama como yo,


cuanto he esperado que estuvieras así, pues nadie te ama, como yo,
cuanto he esperado que me hablaras, mira la cruz, fue por ti fue porque te amo,
cuanto he esperado que vinieras a mí. nadie te ama, como yo.
Yo sé bien lo que has vivido,
se también porque has llorado, Yo se bien lo que me dices,
yo sé bien lo que has sufrido, aunque a veces no me hablas,
pues de tu lado no me he ido. se muy bien lo que en ti sientes,
aunque nunca lo compartas.
Pues nadie te ama como yo, Yo a tu lado he caminado,
pues nadie te ama, como yo, junto a ti yo siempre he ido,
mira la cruz, esa es mi más grande prueba, Aún a veces te he cargado,
nadie te ama como yo. yo he sido tu mejor amigo.

Reserva del Santísimo (Sacerdote)

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