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Ensayo 4 Crimenes PDF

Este documento resume el libro "4 Crímenes 4 Poderes" de Fermín Mármol León, el cual narra 4 casos de crímenes en Venezuela en los que poderosos grupos intervinieron para evitar que se hiciera justicia. Se analiza en detalle el primer caso sobre el asesinato de la hermana de un sacerdote, Luis Ramón Biaggi, ocurrido en 1961 y la investigación policial frustrada por la iglesia. También se comparan los elementos reales y de ficción descritos en la novela.

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Este documento resume el libro "4 Crímenes 4 Poderes" de Fermín Mármol León, el cual narra 4 casos de crímenes en Venezuela en los que poderosos grupos intervinieron para evitar que se hiciera justicia. Se analiza en detalle el primer caso sobre el asesinato de la hermana de un sacerdote, Luis Ramón Biaggi, ocurrido en 1961 y la investigación policial frustrada por la iglesia. También se comparan los elementos reales y de ficción descritos en la novela.

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REPÚBICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDA NACIONAL BICENTENARIA DE ARAGUA


EXTENSIÓN DE POSTGRADO
MAESTRÍA EN DERECHO PENAL Y CRIMINOLOGÍA

Facilitador: MSc. Dra. Gabriela Elena Flores Elías


Maestrante: Jeannette Lucia Gásperi Arellano
C.I V-9.196.776
Unidad Curricular: CIENCIA FILOSOFÍA Y SUS MÉTODOS.

En 1978 cuando ya tenía un largo sendero transitado como funcionario


policial, Fermín Mármol León publicó el libro 4 Crímenes 4 Poderes en el que
narra las incidencias de 4 terribles delitos perpetrados entre octubre de 1961 y
marzo de 1973 y en los que las personas que resultaron seriamente
comprometidas por las evidencias terminaron liberadas de toda responsabilidad
debido a la presión ejercida por los poderes fácticos.

Veinte años antes, Mármol León quien estudiaba Petróleo y Minas en una
escuela técnica decidió ingresar, luego de muchas dudas, al naciente Cuerpo
Técnico de Policía Judicial en calidad de detective. El muchacho que entonces era
se debatía en un dilema: ¿Podía él como policía contribuir de manera honesta con
la sociedad o simplemente con el pasar del tiempo terminaría convertido en un
esbirro? ¿Sería finalmente odiado como lo eran aquellos hombres que formaron
parte de la Seguridad Nacional?

Tal vez no sabía Mármol León que más adelante tanto él como sus
compañeros enfrentarían un dilema más grave, el que su trabajo como detectives
se viera de continuo torpedeado por la acción de grupos poderosos que ejercerían
una absurda solidaridad con algunos de sus miembros implicados en crímenes
horribles.

Cuatro Crímenes Cuatro Poderes aborda, desde la ficción, una cadena de


sucesos que constituyeron una bofetada a la ética. El autor identifica y denuncia a
cuatro poderes fácticos: El eclesiástico, el militar, el político y el económico que
intervinieron de manera grosera para impedir que se impartiera justicia en cuatro
crímenes; la violación y asesinato de la hermana de un sacerdote, el homicidio de
la esposa de un capitán de la aviación, la terrible muerte por la explosión de una
bomba de la esposa de un diputado y el secuestro y brutal asesinato de un niño.

Este libro pese a sus deficiencias literarias se convirtió en un suceso editorial


que produjo además dos películas y una interminable lista de artículos.

En este ensayo se hará una comparación entre los elementos de la realidad y


la ficción.

El protagonista / Los protagonistas

En la ficción, el sujeto conductor de la obra es el comisario

Martínez León, una especie de alter ego del autor; a pesar de que no fue
Mármol León el responsable de pesquisar todos los casos (solo del último, el caso
Vegas Pérez).

En la vida real, la investigación de la mayoría de los casos fue responsabilidad


del comisario Carlos Olivares Bosque (Biaggi, el crimen del ascensor y la estatuilla
mortal).

El jefe mayor de la PTJ era el Dr. Rodolfo Plaza Márquez, quien fue el director
que fundó la institución. Renunció a ella el 30 de junio de 1966 luego de ser objeto
de innumerables presiones; ya en 1961 cuando sus hombres investigaban al
sacerdote Luis Ramón Biaggi recibió la oferta de presidir un tribunal de reciente
creación, cargo que al final no asumió. Al momento de renunciar afirmó a la
prensa que su retiro de la PTJ no se debía a presiones de ninguna naturaleza;
recordemos que justo en aquel momento esta institución tenía en sus manos dos
papas calientes: el caso del capitán Rivero Pérez y el caso del diputado Martín
Antonio Rangel, ambos acusados de asesinar a sus respectivas esposas. A favor
de lo dicho por Rodolfo Plaza Márquez está el hecho de que fue sustituido en el
cargo por el propio Carlos Olivares Bosque.
El caso de la hermana del sacerdote (el caso Biaggi)

Fecha: 15 de octubre de 1961

Indiciado: Luis Ramón Biaggi

Personaje en la novela: Padre Pedro Luis Cuzati

Víctima: Lesbia Margarita Biaggi

Personaje en la novela: Lídice Cuzati

Encargados de la investigación por Caracas: Comisario Carlos Olivares Bosque y


Profesor Honorio Aranguren

Personaje en la novela: comisario Martínez León

Familiares y amigos en la vida real: Carmen Tapia de Biaggi (madre) Rigoberto


Franceschi (novio), Nanzo Biaggi Tapia (hermano y abogado), Cipriano Perpetui
(ex novio, de oficio mecánico) En la novela el ex novio de Lesbia Biaggi se llama
José Gregorio Álvarez y trabaja como administrador de una firma constructora.

Personajes: Monseñor Juan José Bernal, Arzobispo de Ciudad Bolívar y el médico


psiquiatra José Luis Vetencourt, quien examino al sacerdote encontrándolo en
pleno uso de sus facultades mentales.

Responsable de la investigación en Ciudad Bolívar: Comisario Pedro Jesús Díaz


Arvelo

Personaje en la novela: Pedro Díaz

Este funcionario falleció el 31 de octubre de 1961 en un lamentable accidente


mientras efectuaba investigaciones en torno a un caso que corría paralelo al del
padre Biaggi, algunos personeros de la iglesia quisieron hacer ver desde los
púlpitos que se trataba de un castigo de Dios por haberse atrevido a señalar a uno
de sus sacerdotes. Fermín Mármol León asignó al personaje de ficción el mismo
nombre del real; suponemos que lo hizo como un homenaje al compañero caído
en el cumplimiento del deber.
Esa pequeña historia paralela que corre al lado del caso de la hermana del
sacerdote en la novela, es la de un minero de apellido Sánchez quien es reportado
muerto por dos de sus compañeros de nacionalidad brasilera. En la versión que
dan los hombres a la PTJ, Sánchez muere de un sincope mientras dragaba
piedras del fondo del río Caroní embutido en uno de aquellos pesados trajes de
buzo con escafandra; la viuda del minero-buzo denuncia que los brasileros
asesinaron a su esposo para quedarse con la totalidad de las ganancias. Los
detectives de la ficción logran establecer que efectivamente Sánchez fue
asesinado por sus compañeros.

En la vida real el minero se llamaba Rafael Antonio Núñez Villazana quien era
natural de la ciudad de Barcelona en el estado Anzoátegui y tenía 37 años cuando
perdió la vida, la noche del 16 de octubre de 1961, en las inmediaciones de la
mina de El Merey. Núñez Villazana tenía poco tiempo de estar residenciado en la
zona. El comisario Pedro Díaz encontró la muerte investigando este suceso.

En el film Cangrejo II, basado en esta historia, el director Román Chalbaud


deja con vida al personaje Pedro Díaz (caracterizado por el actor Ramón Hinojosa)
hasta el final de la trama, asignándole gran importancia en la misma. La muerte le
llega cuando decide salir a pescar en un pequeño bote peñero; Chalbaud va
intercalando imágenes de la detención del cura, el discurso televisado de
Monseñor, la muerte del comisario Díaz y la celebración de una misa (filmada en
la capilla del Cementerio del Este en Caracas) en la que el sacerdote, con voz
estentórea advierte a sus feligreses que aquello no era más que un esperado
castigo de Dios por la impiedad cometida contra el padre Pedro Luis Cuzati (Luis
Ramón Biaggi).

El 6 de febrero de 1962, altos personeros de la iglesia que desde el comienzo


de las investigaciones habían estado cuestionando los informes policiales, dejaron
colar a la prensa la información de que los detectives a cargo del caso Biaggi
podrían ser excomulgados ipso-facto de acuerdo al artículo 2343 del derecho
canónico por “ofender gravemente a un sacerdote de la iglesia católica”. La
excomunión privaría a los funcionarios de recibir o participar en sacramento
alguno y de tener derecho a la sepultura eclesiástica.

Un cura polémico

Luis Ramón Biaggi Tapia nació el 12 de marzo de 1929 en la población de


Pariaguán, al salir de la escuela primaria ingresó en el seminario de Ciudad
Bolívar donde pasó 5 años, luego fue al seminario interdiocesano de Caracas en
el que hizo 3 años de filosofía y 4 de teología. Fue ordenado el 31 de julio de 1955
por monseñor Juan José Bernal, curiosamente fue el único sacerdote que se
ordenó ese año en Venezuela; al momento del asesinato de su hermana oficiaba
como párroco de la iglesia de Santa Ana en Ciudad Bolívar. En los 3 años que
estuvo preso, Luis Biaggi se graduó de abogado y escribió 2 folletos de
autodefensa, al primero lo llamó “Mi Drama” y al segundo “Encarcelamiento
Político”. En ambos hacía una severa crítica del estado venezolano y ponía en tela
de juicio la confiabilidad del sistema judicial.

Este sacerdote recibió un inusitado apoyo por parte del grupo editorial Cadena
Capriles que publicó una fotonovela por entregas en la revista Venezuela Gráfica.
El folletín llamado “Mi hermano es inocente” fue escrito con la cooperación del
abogado Nanzo Biaggi, hermano del indiciado. La revista lamentablemente no se
conserva en los archivos oficiales.

El homicidio de Lesbia Biaggi fue uno de los dos casos llevados a la pantalla
por el cineasta venezolano Román Chalbaud en la película llamada Cangrejo II.
En el film la locación escogida para el desarrollo de la historia es la litoralense
ciudad de La Guaira y el momento, las fiestas del Corpus Christi. Chalbaud pone
su sello en la caracterización psicológica de los personajes, muy típicos de su
hechura como director. Introduce personajes que no están en la novela y
construye una historia con vida propia, respetando sin embargo los elementos
principales de la obra literaria.

El caso Biaggi, pese al tiempo transcurrido, sigue suscitando el interés del


público y es fuente de numerosas especulaciones; hay quienes aseguran, por
ejemplo, que el homicidio fue cometido realmente por la madre del sacerdote
quien en un ataque de ira al descubrir que sus hijos sostenían relaciones
incestuosas se abalanzó sobre ellos con un cuchillo, según unas versiones para
atacar al hijo y según otras para atacar a la hija.

El mismo padre Biaggi, en el momento de las investigaciones ofreció a la


policía dos versiones totalmente contradictorias; en la primera aseguró que en la
mañana del 15 de octubre de 1961 salió de su casa sin saber que su hermana
estaba muerta; que solo vio la puerta de su habitación entreabierta y como
encontró la puerta de la calle abierta pensó que Lesbia había salido temprano. En
la segunda declaración, luego de que los detectives encontraran inmensas
lagunas en su primera versión, Biaggi se contradijo y aseguró que si vio muerta a
su hermana pero que no quiso ser el portador de tan nefasta noticia para su madre
así que optó por salir a dar la misa y esperar a que le fueran a notificar.

A los 3 años de estar detenido, Luis Biaggi fue puesto en libertad y se radicó
en el barrio El Suspiro de Barquisimeto donde se dedicó a dar clases en la escuela
Sagrado Corazón de Jesús.

En marzo de 1973, Luis Biaggi vivía en San Antonio de los Altos en el estado
Miranda desde donde introdujo ante la Corte Suprema de Justicia una demanda
de nulidad parcial del artículo 12 de la Ley para el Ejercicio del Derecho debido a
que aquella impedía que los ministros de cultos ejercieran la abogacía. En el
escrito Biaggi alegaba, con toda razón, que el artículo 12 violaba lo dispuesto en el
artículo 61 de la Constitución Nacional que prohibía expresamente las
discriminaciones fundadas en la raza, el sexo, el credo o la condición social.

A lo largo de su vida Luis Ramón Biaggi siguió expresando críticas al sistema


político y judicial de Venezuela, en una ocasión aseguró que la democracia
puntofijista era demagógica porque ninguno de los partidos que la lideraban se
preocupaba por instruir a sus partidarios en el conocimiento de las leyes.

El padre Biaggi luego se mudó a Caracas y prestó sus servicios como


abogado en la Marina Mercante, Correos Aeronáuticos, el Instituto Nacional de
Tránsito y el Ministerio de Comunicaciones. En 1982 publicó el libro “Verdades y
mentiras en el caso Vegas” en el que hace un análisis de la forma como se
investigaron y procesaron las evidencias en el caso del secuestro y asesinato del
niño Vegas Pérez; como siempre con un enfoque ácido.

Según el sacerdote e historiador Oscar Matute Ortiz, autor de diversos


trabajos sobre historia local del estado Anzoátegui y de un conjunto de biografías
de sacerdotes venezolanos y otros miembros de la iglesia católica, Luis Ramón
Biaggi Tapia falleció en la ciudad de Caracas en el año 2005, sin embargo esta
información no parece tener asidero en la realidad.

El crimen del ascensor (El asesinato de la esposa del aviador) Fecha: 30 de julio
1965

Indiciado: Capitán Roberto Rivero Pérez

Personaje en la novela: Capitán Daniel Rondón Plaz

Víctima: Decia Morelia Paradisi de Rivero

Personaje en la novela: Dalia Padilla de Rondón Plaz

La manzana de la discordia: Olga Guerrero, rubia que trabajaba como oficinista en


las mismas dependencias del capitán. Fue acusada por Decia de ser la amante de
su esposo.

Personaje en la novela: No hay uno específico, se habla de varias amantes

Responsables de la investigación: Comisario Dr. Carlos Olivares Bosque y Carlos


Alberto Villavicencio

Personaje en la novela: comisario Martínez León

Para esta fecha el comisario Carlos Olivares Bosque ejercía ya el cargo de


subdirector de la PTJ y se encargó junto con Plaza Márquez de la dirección
general del caso, la dirección operativa de las investigaciones estuvo a cargo de
Carlos Alberto Villavicencio, hombre de edad madura quien para la fecha ejercía la
jefatura del Buró contra Homicidios.
El triángulo amoroso

El asesinato de Decia Morelia Paradisi de Rivero, en el que la PTJ halló serios


indicios contra su esposo plantea los clásicos ingredientes de un teledrama: Un
apuesto profesional en franco ascenso, una linda pero mortificante esposa y una
despampanante rubia que viene a fracturar el matrimonio.

En la lluviosa mañana del 30 de julio de 1965, la señora Decia Morelia, esposa


del capitán de la aviación Roberto Rivero Pérez, es asesinada en la planta baja del
edificio Riverside en Colinas de Bello Monte cuando se dirigía a sus actividades
cotidianas en compañía de su esposo. Según la versión dada por el militar, el
suceso ocurrió cuando ambos fueron víctimas de un asalto por parte de dos
antisociales.

El problema surge cuando los elementos existentes en la escena del crimen


contradicen la versión dada por el capitán. El estudio planimétrico levanta las
primeras sospechas de los detectives. Estas sospechas van aumentando a
medida que recolectan información entre los vecinos del sector y el personal
médico y de enfermería que atendió a la señora Decia en el centro hospitalario
donde fue llevada.

Con preocupación, los funcionarios de la Policía Judicial encargados de la


investigación ven como el supuesto agraviado se va convirtiendo en el primer
sospechoso, la preocupación derivaba del hecho de que no trataban con cualquier
persona. El Capitán Roberto Rivero Pérez era considerado dentro del estamento
militar como una especie de héroe por las acciones que llevara a cabo en la lucha
antiguerrillera.

Al día siguiente del suceso, el director de la PTJ deja entrever a la prensa que
se tenían dudas de la versión dada por Roberto Rivero Pérez. La Judicial, reveló
Plaza Márquez, no está en condiciones de afirmar si hubo o no asalto antes del
crimen por lo que haremos una reconstrucción.

A la pregunta de uno de los reporteros sobre si se esperaba encontrar alguna


contradicción con la versión dada por el esposo, Plaza Márquez respondió que
prefería no estar entre la espada y la pared.
En la novela, Fermín Mármol León decide transpolar los hechos y ubica el
asesinato de Decia en la misma línea temporal del levantamiento cívico militar de
Puerto Cabello, que en realidad ocurrió tres años antes. Esta licencia le sirve de
excusa para presentar al personaje principal de la trama, al que llamó Capitán
Daniel Rondón Plaz y de paso el móvil del crimen.

Rondón Plaz es el encargado de dirigir el bombardeo contra los insurrectos de


Puerto Cabello. Al finalizar la sangrienta jornada, se presenta ante su superior
para informarle que ha recibido permiso del Estado Mayor para tomar unas cortas
vacaciones en Miami. Alega que necesita salir pues está muy afectado por los
últimos acontecimientos. A la pregunta del coronel sobre si viajaría con su esposa,
el capitán contesta que iría solo pues así era más saludable.

A continuación, Mármol León presenta a la víctima, llamada por él Dalia


Padilla y a al mejor amigo de ésta y compañero de la universidad, al que llama
Carlos D´León. Este personaje movido por el intenso afecto que sentía por Dalia
decide acercarse hasta el comisario Martínez León y solicitarle una entrevista
personal. Le promete ponerle al tanto de algunos detalles reveladores sobre la
conducta del capitán, intrigado Martínez León lo cita para la medianoche. En la
conversación Carlos deja entrever la posibilidad de que fuera el capitán el
verdadero responsable de la muerte de Dalia, el investigador escucha con
atención y toma nota de toda la información.

En la vida real no existió nadie paralelo a este personaje, Decia Morelia era
muy apreciada por sus compañeros de estudios de la UCV y por las personas que
la conocían desde Maracay, pero no mantenía una relación de amistad especial
con alguien en específico. Tomemos en cuenta que en esa época era muy mal
visto que una mujer casada tuviese amigos masculinos. Quienes revelan a la PTJ
ciertos detalles inquietantes sobre la vida de la pareja Rivero-Paradisi son los tíos
maternos de la occisa, Oswaldo y José María Carabaño, el primero de ellos un
conocido y prestigioso médico.

Pese a que en los primeros momentos la familia de Decia se mantuvo


hermética y en cierto modo al lado del capitán, deciden a mediados de agosto del
65 acudir a la policía para entregar algunos elementos de convicción que
terminarían incriminándolo. Entre las cosas que llevaron figuraban una carta y un
neceser; en la carta Decia le confesaba a su tío Oswaldo que temía ser asesinada
por su esposo, el motivo estaba en el neceser: unas fotos y un lote de
correspondencia amorosa entre el capitán y una compañera de trabajo llamada
Olga Guerrero. En la misiva dirigida a su tío, Decia denuncia que ante los
reclamos que le hacía por la relación con Olga, el capitán amenazó con
asesinarla.

Con estos elementos, las pruebas de planimetría, las declaraciones de más de


quince testigos y las imprecisiones de Roberto Rivero Pérez en sus declaraciones
los policías sustanciaron el expediente que sirvió de base para que el juez tercero
de primera instancia en lo Penal del estado Miranda dictara auto de detención al
oficial de la aviación.

La misteriosa declaración del cura

Un elemento clave en la trama que desarrolla Mármol León a partir de los


hechos reales es la declaración dada por el capellán del Hospital Clínico
Universitario, que en la novela ostenta el nombre de Padre Casieri. Esta
declaración resulta incriminatoria para el oficial de aviación, pues en ella el
sacerdote revela al comisario Martínez León que luego de la muerte de Decia en
la emergencia del Clínico, el viudo se acercó a él muy compungido y dando
muestras de arrepentimiento. Solo con verle le dijo:

– Padre, maté a mi esposa. Ella me atormentaba con sus celos por eso le disparé.

El sacerdote de los hechos reales se llamaba Ernesto Scanagatta, la


declaración no la dio a ningún investigador policial sino al personal de enfermería
y éste la difundió a la prensa. Días después al tratar de ser entrevistado por los
periodistas, el padre Scanagatta desmintió categóricamente haber dicho eso. Tal
vez no quería verse metido en problemas.
La intromisión militar

Desde la misma mañana que ocurren los hechos, la superioridad cierra filas
en torno al aviador, es acompañado a declarar en la PTJ, y se obstaculiza la
actividad de los reporteros, no dejándoles sacar fotografías. Antes de que Roberto
Rivero se presentara a declarar, el propio Comandante General de la Aviación,
General de Brigada Francisco Miliani acude a una reunión con el director de la
PTJ, aunque no se puede hablar de intromisión directa, la labor de los militares se
vio coronada cuando logran a través del abogado defensor del capitán la
revocatoria del auto de detención y el pase del expediente a un tribunal que le
fuera más proclive.

Aunque en 1965, las fuerzas insurrecciónales habían sido derrotadas


militarmente, aún persistía cierto ambiente de desestabilización y si bien el partido
comunista y el MIR habían arriado las banderas de la lucha armada; del seno de
ambos partidos surgieron escisiones que tenían como objetivo mantener la
rebelión. Este (aparte de la aberrante solidaridad automática institucional) pudo
haber sido el motivo por el que se defendió a capa y espada la supuesta inocencia
de Roberto Rivero Pérez. Se trataba de mantener en filas a uno de los mejores y
más capaces oficiales que tenía la aviación formado en las academias de Estados
Unidos; y que tenía como valor agregado la coincidencia ideológica con el partido
de gobierno. En un momento como aquel era difícil prescindir de una ficha valiosa
para el combate.

Muy poco se sabe del destino de este oficial después de su liberación, son
datos muy sueltos que no nos permiten reconstruir qué pasó con él. La hermética
vida militar y los sucesos en los que se vio envuelto lo convirtieron en polvo de
estrellas.

En Venezuela, como en el resto del mundo ocurrieron hechos insólitos en los


años dorados de los 60 y 70, hechos que acapararon la atención nacional,
ocupando muchas páginas en los diarios y espacios en los noticieros tanto en la
radio como en la televisión. Uno de esos casos, que todavía tengo fresco en mi
mente y sé que muchos de ustedes también, es el caso del secuestro y asesinato
del niño Carlos Vicente Vegas Pérez. Este caso fue uno de los más sonados en el
país, y sobre él se han escritos libros y hasta una película se firmó por este hecho
lamentable y siniestro, que implico a muchos apellidos de peso en el país y se dice
que por esa razón quedo impune.

Los hechos.

El 22 de febrero de 1973, el niño Carlos Vicente Vegas sale de su casa a


comprar unas revistas, en el centro comercial Santa Ana, cuya ubicación estaba
muy cercana a su residencia, lo que no pasaba por la mente de sus padres, es
que ese sería el último día que verían con vida, a su pequeño hijo.

Carlos Vicente es interceptado y secuestrado. Jamás sabremos si el niño logro


entrar al centro comercial o fue secuestrado en el camino. Esa misma noche los
captores del chico se comunican con los progenitores del menor, exigiendo por la
entrega del muchacho la irrisoria suma de 150.000 Bolívares. Luego de ponerse
de acuerdo y siguiendo las instrucciones de los plagiario los padres del menor
pagan el recate, con la fe de que tendrían a su hijo sano y salvo. Pero las cosas
no ocurrieron de la manera que se esperaba, ya que los inexperto captores, como
no tenían ni la menor idea de lo que estaban haciendo, mucho menos un lugar
donde poner al secuestrado hasta el momento de su liberación, colocan al chico
en la maleta del auto después de haberlo sedado. Pues el chico muere por asfixia,
intoxicado por el monóxido de carbono, proveniente del tubo de escape del auto.
Los secuestradores continúan con el plan de cobrar su rescate. Mientras en la
sede de la policía Judicial de Venezuela, comienzan las labores de pesquisa pero
de manera silenciosa, ya que una de las exigencia de los plagiario era el de no dar
parte a la policía. El comisario Fermín Mármol León y su equipo comenzaron la
atadura de cabos, y llegaron a la conclusión que los plagiarios eran gente
inexperta, personas educadas que no eran hampa común, mucho menos
guerrilleros, Gente de clase media y que por la suma tan baja era por el pago de
una deuda por consumo de drogas. Los primeros días de marzo se conoce la
fatídica noticia. Un cadáver en estado avanzado de descomposición, aparece en
un sector denominado Maitana entre Paracotos y Charallave, en un profundo
barranco. La identificación del cadáver era imposible por el estado del cuerpo. El
calzado de la víctima (Made in USA) y un costoso trabajo en la dentadura del
cuerpo, descarta toda posibilidad que ese cuerpo fuera de un parroquiano de la
zona, el cuerpo es mandado a la medicatura forense de la Ciudad de los Teques,
donde el cuerpo es plenamente identificado. El cuerpo sin vida era el del niño de
13 años Carlos Vicente Vegas Pérez... Gran conmoción causó en la familia Vegas
Pérez, así como en la colectividad venezolana. Ese primer fin de semana de
marzo los periódicos reseñaban a 10 columnas la terrible noticia del secuestro y
asesinato de un niño. La tarde anterior periodistas de todos los medios estuvieron
presentes en la conferencia ofrecida por la directiva de la Policía Técnica Judicial.
El director nacional de la policía Científica, Dr. Juan Martín Echeverría no estuvo
presente en la rueda de prensa pues se dedicó a dirigir personalmente las
investigaciones desde el primer momento. La Policía Técnica Judicial dirigida por
"Juan Martin Echeverría" y Por el Excelente Policía y comisario "Francisco Mármol
León", el Dr. Molina Gásperi y su equipo comienzan la ardua labor, ya oficialmente
comenzaron a sonar apellido de la alta alcurnia y para el lunes 6 de marzo ocurre
la primera detención un joven de apodo el “Chamaco” fue detenido cuando salía
de una sala de cine, luego se detuvo al hijo de un muy conocido Jurista, todas las
investigaciones apuntaban que los secuestradores estaban en el mismo entorno
donde se movía el niño, eran gente de clase media y alta. Los días posteriores fue
un desfile de gente joven que entraban y salían de la sede de la policía científica
se habla de unos 50 a 60 detenciones por día, los voceros del cuerpo de policía
científica notificaron que ya tenían el caso oficialmente resuelto, entre los
detenidos e implicados se nombraron jóvenes de la época como José Luis
“caramelo” Branger, Diego Batista Zuloaga, Javier Paredes Gonzalo “Fafa”
Capecci, Federico Vegas Pérez ( Hermano del niño muerto) Omar Chino Cano,
Diego Molinares, Nicomedes Zuloaga, Julio Mórales, Alfredo Luis Parilli Pietri
(pariente de la primera Dama Alicia Pietri de Caldera) y Orietta Cabrices esta
última se le prohíbe la salida del país para tenerla segura el día de su
comparecencia. El chino cano fue uno de los mayores implicados, ya que hubo
una persona (María Alejandra Delfino) que dijo haberlo escuchado decir que él
había inyectado al menor y que cuando se percató que estaba muerto opto por
deshacerse del cuerpo, tirándolo por un barranco. (¿Mentía esta joven? ¿O decía
la Verdad?) Es por esos que el juez instructor especial del caso "Vegas Pérez",
doctor José Francisco Cumare Nava decretó auto de detención a: Omar José
Cano Lugo (a) “El Chino” como presunto autor material del homicidio calificado
perpetrado en la persona del niño Carlos Vicente Vegas, y de Alfredo Luis Parilli
Pietri, como presunto autor intelectual. También la Policía por medio de un
informante comprobaron que si había una deuda por droga de "150 mil bolívares"
a narcos traficantes Colombianos.

La suerte estaba echada con todas estas pruebas y declaraciones era


cuestión de tiempo la captura de los asesinos del niño, pero cuando el poder
económico se mueve la justicia Se estaciona quedando relegada como ha pasado
en miles de ocasiones en el mundo y en Venezuela no estábamos exentos… Por
unas declaraciones a la prensa de Mármol León, los abogados defensores
encontraron la salida que estaban buscando desesperadamente. El comisario
Francisco Mármol León fue abordado por la prensa y el manifestó que estaba de
acuerdo y apoyaba la decisión del Juez Cumare Nava y en particular lo del Chino
Cano. Y más rápido que la luz los padres de los detenidos por medios de sus
abogado interpusieron una demanda a Mármol León por violación del secreto
sumarial. Mármol león fue citado y amonestado por el juez e inclusive amenazado
de ser arrestado si desacataba la orden de pesquisar algo sin el consentimiento
del Juez, los días fueron pasando y el equipo de policías liderado por Mármol León
fue quedando relegado de las investigaciones. Miércoles 9 de enero de 1974, la
corte superior segunda en lo penal del Distrito Federal y Estado Miranda revocó
los autos de detención a los 7 indiciados por el secuestro y muerte de Carlos
Vicente Vegas Pérez por detectar “Fallas Sustanciales en la Instrucción y
Sustanciación del Proceso”. Solo se confirmaron dos autos de detención por
tenencia y tráfico de estupefacientes, más no por el secuestro y muerte del niño
Vegas Pérez, esta medida afectaba a Omar “Chino” Cano Lugo y a Gonzalo “Fafa”
Capecci, que dicho sea de paso eran los dos acusados que no pertenecían a
familias poderosas y adineradas.
El resto de los detenidos quedaban en libertad, entre ellos "Alfredo Luis Parilli
Pietri" quien había sido señalado como el autor intelectual.

Hoy a 39 años de ese caso todavía se encuentra en la más terrible impunidad


y pienso que nunca sabremos quién o quiénes fueron los actores materiales e
intelectuales de ese caso y los que pagaron prisión como el caso de Omar "Chino"
Cano y a Gonzalo "Fafa" Capecci pues ellos estaban como cucarachas en rumba
de gallinas, y como eran el lado más delgado de la soga. Y de más estar decirles
que está siempre revienta por el lado más delgado.

El Caso del Niño Vegas Pérez

El Caso Vegas Pérez es la investigación policial en torno al secuestro y


asesinato de Carlos Vicente Vegas Pérez, de 13 años de edad, el 22 de febrero de
1973.

El 22 de febrero de 1973, Carlos Vicente Vegas Pérez, de 13 años de edad,


fue secuestrado en las cercanías de su casa, situada en un lujoso barrio
caraqueño. Aunque el rescate fue pagado oportunamente por los familiares del
adolescente, su cadáver fue encontrado unos días más tarde, el 1 de marzo de
1973, en un barranco de las afueras de Caracas.

El equipo de la Policía Técnica Judicial, encabezado por el comisario Fermín


Mármol León, imputó como sospechosos a Omar Cano Lugo (alias el Chino),
Gonzalo Rafael Cappecci (alias Fafa), José Luis Branger Quiroba (alias
Caramelito Branger), Javier Paredes, Alfredo Luis Parilli Pietri, Julio Morales y
Diego Rísquez. El hermano mayor de la víctima, Federico Vegas, se encuentra
entre los interrogados, aunque nunca pudo dar luces sobre el caso. En el curso de
las investigaciones se descubrió que el secuestro se había efectuado con la
finalidad de saldar una deuda con narcotraficantes colombianos.

Los imputados fueron detenidos inmediatamente, pero liberados más tarde, en


lo que se recuerda como uno de los casos representativos de la impunidad del
poder en Venezuela, particularmente del poder económico, en la visión de Mármol
León, quien escribiría con posterioridad un libro sobre las dificultades que tuvo que
enfrentar durante la investigación criminalística.

El Caso Vegas Pérez recibió una cobertura sin precedentes en Venezuela por
parte de la prensa, la radio y la televisión. Fue un caso que despertó el morbo de
los caraqueños.

Secuestro y asesinato

Nacido en 1959, Carlos Vicente Vegas Pérez era hijo de Trina Pérez Machado
y Martín Vegas Pacheco, un renombrado profesor y arquitecto, autor de la Torre
Polar de Caracas y miembro de la Comisión de Urbanismo a cuyo cargo estuvo la
modernización urbanística de la capital venezolana durante la dictadura de Marcos
Pérez Jiménez.

Carlos Vicente fue visto con vida por última vez el 22 de febrero de 1973 en
los predios de su casa, en el sector denominado Lomas del Mirador. Se pensó que
podría conocer a sus captores e incluso que podría haber aceptado
voluntariamente un aventón hacia al lugar donde se dirigía.

El rescate fue pagado por su familia el 26 de febrero tal como lo pedían los
secuestradores. El dinero había sido previamente fotografiado por la Policía
Judicial.

Por el modus operandi los investigadores sospechaban que el niño podría


conocer a sus secuestradores. El cadáver del niño fue encontrado el 1 de marzo
de 1973, en un barranco cerca de la autopista Coche-Las Tejerías, en las afueras
de Caracas. Un portavoz del gobierno expresó que no se iba a escatimar
esfuerzos para encontrar a los asesinos. Se declaró una emergencia nacional.

Investigación y detenciones

La investigación demostró que el niño ya había sido asesinado para el


momento en que el rescate fue pagado.

El niño tenía el cráneo fracturado y lesiones de golpes en el cuerpo. Se


supuso que las lesiones las provocó la caída en el barranco una vez muerto el
niño. Podría haber muerto asfixiado al estar encadenado en la maleta del auto el
mismo día del secuestro. El 6 de marzo fueron detenidos sus supuestos
secuestradores, pertenecientes a las llamadas «patotas del este», es decir, de los
barrios ricos.

El Caso Vegas Pérez recibió una cobertura sin precedentes en Venezuela por
parte de la prensa, la radio y la televisión. Cada vez que José Luis «Caramelito
Branger» entraba o salía de los tribunales una turba de fans enloquecía a su
alrededor para tocarlo y besarlo al pasar.

El hermano de la víctima, Federico Vegas Pérez, tuvo prohibición de salida del


país exigiéndole disponibilidad para ser interrogado. En el curso de las
investigaciones se descubrió que el secuestro se había efectuado con la finalidad
de saldar una deuda con narcotraficantes colombianos. Funcionarios venezolanos
viajaron a Colombia para investigar el tema del tráfico de estupefacientes relativo
al caso.

El equipo de la Policía Técnica Judicial, encabezado por el comisario Fermín


Mármol León, detuvo y acusó a Omar Cano Lugo (alias el Chino) como autor
material del asesinato, a Alfredo Parilli Pietri (pariente de la primera dama Alicia
Pietri de Caldera) como autor intelectual del secuestro y a Gonzalo Rafael
Cappecci (alias Fafa), José Luis Branger Quiroba (alias Caramelito Branger), Julio
Morales, Javier Paredes Paredes y Diego Rísquez Cupello, jóvenes entre 18 y 24
años, por el secuestro, encubrimiento y complicidad en el homicidio, todos
pertenecientes a familias ilustres y de renombrado apellido de la clase alta
caraqueña.

Anulación de la causa y liberación de los implicados

En enero de 1974, la Corte Superior II o Juzgado II Penal revocó todos los


autos de detención «debido a fallas sustanciales en la instrucción y sustentación
del proceso». Cierta declaración del comisario Fermín Mármol León fue
considerada por los tribunales como una violación del secreto sumarial, lo que
llevó a que las causas penales fueran revocadas en enero de 1974.

Un grupo de reporteros abordó al comisario Fermín Mármol León, hombre


clave en las investigaciones, para requerir su opinión en torno a la decisión de
Cumare Nava. Fermín Mármol León declaró que compartía las decisiones y en
particular la que afectaba al «Chino» Cano.

De inmediato los padres de los jóvenes detenidos interpusieron una demanda


al comisario, a través de sus abogados, por violación del secreto sumarial. Fermín
Mármol León fue citado por el juez y se le ordenó presentarse al término de la
distancia, de lo contrario sería arrestado por desacato. Luego de recriminarle
duramente, el juez le ordenó que no se pesquisara nada sin su expreso
conocimiento y consentimiento. El equipo de detectives liderado por Fermín
Mármol León fue así marginado de las investigaciones.

El magistrado Meléndez Hurtado votó en contra por considerar que en el


expediente había suficientes indicios como para confirmar los autos de detención.
Cano y Capecci, los únicos que no pertenecían a familias poderosas,
permanecieron presos por tenencia de estupefacientes pero no por el secuestro.
Los demás imputados salieron, «sospechosamente» para la sociedad venezolana
de ese momento, en libertad. El crimen permanece impune.

El más tarde ministro Fermín Mármol León, protagonista en las


investigaciones narró el caso en su obra Cuatro Crímenes Cuatro Poderes, en el
año 1978. Diego Rísquez se convirtió en un conocido cineasta y el hermano
Federico Vegas, en un reconocido arquitecto y escritor.

La mayoría de los testigos involucrados en el caso se accidentaron de alguna


manera. Todos los implicados en el caso de tráfico de drogas y asesinato fueron
absueltos totalmente, aún cuando las pruebas encontradas les inculpaban
directamente.

El 22 de febrero de 1973, Alfredo Luis Parilli Pietri (57) fue exonerado de los
cargos por el secuestro y homicidio de un niño de 13 años, identificado como
Carlos Vicente Vegas Pérez, hijo del famoso arquitecto Martín Vegas Pacheco,
diseñador de la Torre Polar en Plaza Venezuela.

El 30 de octubre de 2009, 36 años después de protagonizar una de las


historias más cruentas de los 70, el sujeto fue capturado cuando cargaba con seis
panelas de marihuana, frente a su vivienda en Los Palos Grandes en Caracas, y
posteriormente condenado a 9 años de prisión en el Internado Judicial de Los
Teques. Durante la madrugada del sábado, Parilli Pietri falleció en el área de
emergencias del hospital Victorino Santaella, donde presuntamente no había
médicos para atender la descompensación que presentó a causa de una cirrosis
hepática.

El cadáver fue trasladado hasta la Medicatura Forense de Los Teques, donde


ejecutarán la necropsia de ley para determinar si la muerte se produjo a
consecuencia de la falta de atención en el nosocomio, tal como denunciaron
algunos familiares y la periodista Berenice Pacheco en su cuenta de Twitter.

El primer fin de semana de marzo los periódicos reseñaron la terrible noticia


del secuestro y asesinato de un niño. La tarde anterior periodistas de todos los
medios estuvieron presentes en la conferencia ofrecida por la directiva de la
Policía Técnica Judicial. Reproducimos a continuación parte de la nota ofrecida
por el diario El Nacional a sus lectores:

«Honda conmoción causó en la familia Vegas Pérez, así como en la


colectividad venezolana el anuncio de que el cadáver hallado cerca de la autopista
Coche-Las Tejerías es del niño secuestrado el pasado 22 de febrero en la
urbanización Santa Marta.

“Los esposos Vegas Pérez, sus otros hijos y demás familiares no creían las
noticias que recibían sobre la horrible tragedia. A la quinta Algarrobo comenzaron
a llegar numerosas personas amigas para manifestar sus condolencias. Varios
miembros de la familia viajaron, ayer mismo a la ciudad de Los Teques a fin de
reconocer en la morgue del hospital policlínico el cadáver del pequeño Carlos
Vicente”.

“El lugar donde estaba el cuerpo del menor de 13 años fue exhaustivamente
pesquisado por los detectives de la PTJ. Se informó que en el mismo barranco
hallaron entre hojas secas cierta cantidad de marihuana envuelta en papel de
periódico, lo que hace presumir a los investigadores que entre el grupo de
secuestradores había individuos adictos a las drogas”.
Juan Martín Echeverría, director de la policía científica, no estuvo presente en
la rueda de prensa del día anterior, pues desde el primer momento asumió la
dirección de las investigaciones.

En la autopsia que practicaron los doctores Armando Domínguez y Jack


Castro se determinó que el muchacho había muerto el mismo día del secuestro
asfixiado con monóxido de carbono; el cuerpo no presentaba heridas ni por armas
de fuego ni cortantes y se descubrió la presencia en el organismo de un
tranquilizante, seguramente usado por los secuestradores para sedar al niño; lo
peculiar era que los componentes de aquel sedante habían sido sacados del
mercado varios años atrás.

Estos nuevos elementos reforzaron la hipótesis que ya tenían los


investigadores: Aquel crimen había sido cometido por gente inexperta,
probablemente jóvenes que necesitaban una cantidad precisa de dinero para
pagar alguna deuda de drogas.

Basados en la información que manejaban reconstruyeron mentalmente todo


lo acaecido el día del rapto:

Luego de secuestrar al chico en las inmediaciones del centro comercial Santa


Marta, lo subieron a un vehículo y lo sacaron de Caracas. Se detuvieron en algún
paraje solitario para atar sus manos con cadenas y como no tenían un sitio de
retención decidieron meterlo en el maletero.

Más tarde, al darse cuenta de que el niño había muerto, decidieron abandonar
su cuerpo en Maitana. Sin embargo no desistieron del plan de cobrar el dinero.

Fue por eso que al llamar a la familia el viernes 23 de febrero a las 9 de la


noche, el secuestrador se mostraba nervioso y lo primero que preguntó fue:
«¿Qué ha pasado?» Pues temía que el cuerpo hubiera sido localizado, al ver que
no era así continuaron con su macabro plan.

En los días posteriores se realizó el descarte entre los enemigos, amigos,


conocidos, empleados, ex empleados y relacionados de los Vegas Pérez. Se supo
que unos días antes del secuestro la familia ofreció una fiesta y surgió un incidente
con un grupo de muchachos que no habían sido invitados pese a ser amigos de
Federico Vegas, hermano mayor de la víctima. Cuando se profundizó la
investigación, se descubrió además que todos tenían o habían tenido problemas
por consumo de drogas, incluido el propio Federico.

El domingo 5 de marzo a las dos de la tarde un juez, un fiscal y varios


detectives realizaron la inspección ocular de una quinta en Bello Monte; en aquel
inmueble un joven, empleado bancario para más señas tenía alquilada una
habitación. Esta persona apodada «El Chamaco» había sido detenida el sábado 4
a la salida de un cine.

Igualmente se detuvo al hijo de un conocido jurista. El fiscal primero del


Ministerio Público, doctor Iván Martínez Zerpa se presentó en horas del mediodía
en la central de la Policía Técnica Judicial y al salir de allí fue abordado por los
reporteros. A la pregunta de cuál era el nivel social de los sospechosos, Martínez
Zerpa contestó que estaban entre la llamada clase media y alta, aprovechó para
anunciar igualmente que ya había una identificación casi definitiva de los autores y
que era posible que los participantes en el secuestro fueran tres personas.

En aquella oportunidad se conoció también que en la inspección hecha al


vehículo que la señora Trina utilizó para pagar el rescate se localizó una huella
digital, trascendió de manera extraoficial que pertenecía a un joven de 20 años de
edad, con antecedentes criminales.

Lo que siguió fue una persecución de jóvenes melenudos en el este de


Caracas, la División contra Drogas trabajaba a la par con la División contra
Homicidios en allanamientos, detenciones e interrogatorios. En un momento se
llegó a detener hasta 50 jóvenes por día. Muchas discotecas fueron allanadas y
los informantes y fichados por tráfico de drogas entraban y salían de la central
detectivesca.

El 8 de marzo, Manuel Molina Gásperi jefe de la División de Operaciones,


anunció que contaban con buenos elementos para dar por cerrado el caso. Sin
embargo pasaron los días y no ocurrió nada.
En algún momento, se especuló que el secuestro había sido planificado como
parte de una película que aspiraba a tener una buena dosis de realismo, este dato
llevó a la detención del cineasta Diego Rísquez quien fue interrogado y fue a dar
con sus huesos a la cárcel modelo de Caracas.

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