¿CÓMO ERA LA EDUCACIÓN PÚBLICA EN EL MÉXICO INDEPENDIENTE?
Desde los inicios de México como nación independiente, la escuela era vista por
liberales y conservadores como un canal fundamental para la transformación
social. Por ello, pusieron en marcha nuevos proyectos para sustituir los textos
escolares que se empleaban desde el periodo novohispano por otros que
promovieran el estudio del civismo, la historia y la geografía nacional.
La herencia colonial
El liberalismo español marcó un precedente en abril de 1820, mediante un edicto
real que prescribía la instrucción cívica a partir de la enseñanza de la Constitución
liberal de 1812, restablecida en marzo de aquel año. Así, los profesores utilizaron
la carta magna como libro de texto para enseñar a leer y escribir. Este edicto llegó
a la Nueva España en agosto, de modo que, en todo el reino español, se formó a
los niños en torno a los valores políticos liberales.
Consumada la independencia en 1821, el gobierno imperial de Agustín de Iturbide
también procuró la formación de los nuevos ciudadanos mexicanos: mantuvo las
escuelas existentes y mandó hacer un catecismo político. Con el establecimiento
del régimen republicano en 1824, en el artículo quinto de la Constitución política
se delegó a los estados el fomento de la educación.
En 1823, como ministro de la junta de gobierno, Lucas Alamán hizo públicas sus
ideas educativas en la Memoria del Ministerio de Relaciones Interiores y
Exteriores de 1823, que expuso de nuevo en 1830 durante la presidencia de
Anastasio Bustamante, añadiendo que no se podían implementar por el sistema
federal y que era necesario conservar los rasgos, instituciones, relaciones y
características de la sociedad colonial que habían permitido su funcionamiento
armónico.
En 1833, la primera generación de liberales mexicanos emprendió una importante
reforma educativa que coincidía en buena medida con las ideas de los
conservadores. Por medio del decreto del 19 de octubre de ese año crearon la
Dirección General de Instrucción Pública, que pretendía establecer una
dependencia gubernamental a nivel nacional que organizara y supervisara la
enseñanza. Así, liberales y conservadores apoyaron el sistema lancasteriano,
hicieron hincapié en la educación cívica y la doctrina cristiana, y promovieron la
creación de escuelas normales.
En 1840 una ordenanza enfatizaba la enseñanza del catolicismo; para obtener su
licencia, los preceptores necesitaban profesar esa religión y contar con un
certificado emitido por sus párrocos de que frecuentaban los sacramentos. Tres
años después, en las Bases Orgánicas –que fungieron como texto constitucional y
mantenían el régimen centralista– se estableció que la enseñanza debía estar
orientada hacia una finalidad religiosa, de manera que esta fue empleada como
bandera de lucha para cuestionar nuevos planes de estudio y libros de texto, entre
otros aspectos. En 1853, el gobierno decretó como obligatorio dedicar media hora
por la mañana y media por la tarde a recitar la doctrina cristiana.
En 1857, solo 11 % de la población en edad escolar asistía a la escuela. Dos años
después, durante la Guerra de Reforma, el presidente Benito Juárez, por medio
del manifiesto a la nación del 7 de julio de 1859, estableció que el gobierno liberal
de la República procuraría que aumentara el número de establecimientos de
educación primaria gratuitos, pues estaba convencido de que, mediante la
instrucción, los pueblos podían alcanzar la prosperidad. Añadía que su gobierno
“promovería y fomentaría la publicación y circulación de manuales sencillos y
claros sobre los derechos y obligaciones del hombre en sociedad”.
Tras el fin del Segundo Imperio, el 2 de diciembre de 1867 el gobierno juarista
expidió la Ley de Instrucción Pública, que estableció en el Distrito y Territorios la
educación primaria gratuita para pobres y obligatoria para todos los niños mayores
de cinco años; suprimió la enseñanza de la religión e incluyó el estudio de
rudimentos de historia y geografía. Esa ley creó también la Escuela Nacional
Preparatoria.
Las escuelas
Durante el siglo XIX hubo una importante diversidad de escuelas, muchas creadas
durante el Virreinato, como las que funcionaban en los pueblos de indios, que
contaban con un profesor laico designado por la autoridad regional y eran
costeadas por las cajas de comunidad. En ellas se enseñaba a leer y escribir, la
doctrina cristiana y, en algunas ocasiones, aritmética y música. Con el paso del
tiempo y las políticas liberales que pretendían la asimilación de los indígenas,
fueron desapareciendo y a estos se les integró en las demás escuelas.
De igual forma, las escuelas parroquiales o conventuales tenían su origen en el
periodo novohispano, en el cual se les conoció como “escuelas pías” por ser
gratuitas y admitir a estudiantes sin distinción étnica. Se encontraban adjuntas a
alguna parroquia o convento que costeaba el salario del profesor, quien enseñaba
lectura, escritura, doctrina cristiana y matemáticas en un nivel elemental. Cabe
decir que el gremio de maestros protestó en varias ocasiones porque dichos
profesores ejercían sin ser evaluados.
Las escuelas municipales eran muy similares, con la diferencia de que las
costeaba el ayuntamiento. El de Ciudad de México abrió la primera en 1786: una
escuela amiga municipal que ofrecía un buen salario a sus profesores. Al poco
tiempo de erigirse la nación independiente y tras adoptar el sistema republicano de
gobierno, el ayuntamiento abrió otras tres escuelas en 1825, 1827 y 1829,
respectivamente.
En este último año, la original escuela municipal fue incorporada a la Compañía
Lancasteriana, que empezaba a cobrar presencia luego de haber sido fundada en
Ciudad de México en 1822 en honor al inglés Joseph Lancaster, quien popularizó
la técnica pedagógica de la enseñanza mutua, en la que los alumnos más
avanzados instruyen a otros compañeros.
Por aquellos años, Agustín Buenrostro presentó un proyecto para la creación de
cinco nuevas escuelas municipales y cuatro amigas, que también adoptarían el
método mutuo, por lo que para 1835 funcionaban en la capital del país siete
escuelas y cuatro amigas municipales, que atendían a 680 niñas y niños. De
acuerdo con la historiadora Dorothy Tanck, tres años después eran siete escuelas
y cinco amigas, con una población de 790 alumnos.
¿Qué eran las escuelas “amigas”?
Las escuelas denominadas “amigas” eran en su mayoría particulares, aunque
también hubo municipales. Muchas operaban en casas de profesoras y, por lo
general, asistían a ellas niñas, a quienes se enseñaba religión, moral, castellano,
literatura, música, dibujo y nociones de pintura, así como lecciones en aquel
entonces definidas como propias de su sexo, entre las que destacaban costura,
elaboración de flores artificiales –a fin de cumplir con la obligación de adornar su
casa con manualidades–, algunos temas considerados novedosos como historia
antigua y moderna, mexicana y natural, geografía, aritmética y teneduría de libros,
medicina doméstica, higiene, economía doméstica, e idiomas como inglés, francés
e italiano; además de los principios del sistema republicano democrático que,
como bien ha hecho notar la historiadora Anne Staples, era una extraña materia
para la mitad de la población que no podía votar ni ejercer derechos de
ciudadanía.
Características del sistema lancasteriano
• Sistema de enseñanza mutua.
• Un profesor para atender de 200 a 1 000 alumnos.
• Un profesor para atender de 200 a 1 000 alumnos.
• Monitores generales (encargados de tomar la asistencia y del cuidado de los
útiles escolares).
• Monitores de orden (administradores de disciplina).
• En fila, de frente al escritorio del maestro, se sucedían largas mesas con bancos
de madera para diez alumnos, una detrás de otra.
• En cada clase se colocaba en la primera mesa un telégrafo, que servía para
indicar el número de esta.
• Al frente, en una plataforma de madera, se ubicaba el escritorio del profesor y
dos bufetes para los monitores de orden.
• En los muros, alrededor del cuarto, había carteles para la enseñanza de lectura y
aritmética.
OBRA DE HESIQUIO IRIARTE, EL MAESTRO DE ESCUELA, 1854, LITOGRAFÍA
COLOREADA
Modelo Educativo durante el Porfiriato
El porfiriato es una época de grandes contrastes, que se caracteriza por la
bipolaridad al momento de debatir si este periodo fue más malo que bueno o
viceversa. Tal periodo abarca de 1876 a 1911, en donde Porfirio Díaz gobernó
México por un periodo de 35 años (máximo periodo en la historia de México) y no
cabe duda que su periodo gobernante ha dejado mucho de qué hablar. Por una
parte, tenemos el innegable desarrollo que México sufrió durante esta época, con
el auge del tren en donde se logró colocar al país como una potencia. Por otra
parte, que es la que nos compete, esta la sociedad, donde se calcula que durante
esta época vivían en México 15.2 millones de habitantes, donde el 71 % vivían en
zonas rurales; el 58% tenía 14 años o menos (dato muy importante si hablamos
del alcance que podía tener la educación en es entonces) y el 81% de la población
adulta era analfabeta. Durante este periodo ubico a dos grades personajes, Justo
Sierra, el creador de la Universidad Autónoma y Carlos A. Carrillo.
Comencemos hablando de las influencias educativas del momento, que fueron
Pestalozzi, Fröebel y Herbart, entre otros pedagogos, quienes fueron conocidos
por Carrillo. Pestalozzi conceptualizó a la educación con un enfoque netamente
social. El objeto de la educación es preparar a los hombres para lo que deben ser
en sociedad (Cit. por Larroyo, 1977, p. 495) esto nos puede hablar un poco de la
importancia que se le daba al hombre (de la clase alta) y su comportamiento con
la sociedad, lamentablemente esta característica no era homogénea pues no se
lograba ni que los índices de alfabetismo aumentaran durante este periodo. La
educación es el desarrollo y la formación de las fuerzas y aptitudes humanas, a la
que llamó el pedagogo suizo, educación elemental. Larroyo resumió la definición
de educación elemental como:
-El desenvolvimiento natural, espontáneo y armónico de las disposiciones
humanas más originarias y esenciales: capacidades que se revelan en la triple
actividad de la cabeza, el corazón y las manos, es decir, en la vida intelectual,
moral y artística o técnica. (Larroyo, 1977, p. 497).
La reforma escolar correspondió a la década de los ochenta del siglo XIX; este
período se caracterizó por la realización de tres congresos, todos ellos celebrados
en la capital de la República. El primero, en 1882, fue el Congreso Higiénico
Pedagógico, cuyas resoluciones generales se inclinaban al aspecto de la salud
física del niño más que al intelectual o moral. El Primer Congreso de Instrucción
en 1889 tuvo como conclusiones generales la uniformidad de la educación
elemental (centralización) que además sería obligatoria, gratuita y laica.
El Segundo Congreso de Instrucción de 1890 tenía como obra más importante la
organización de la educación preparatoria bajo la adopción del método científico
de carácter positivista. Dichos congresos dieron la pauta para generar lo que se
conoce como el origen de la pedagogía mexicana.
La concepción de educación de Carrillo estaba muy emparentada con la que
plantea el educador suizo, además, en la cita que sigue, se plantea el deslinde
entre lo que se concibió como educación y como instrucción, lo que fue uno de los
puntos del debate de los educadores mexicanos de fin de siglo XIX en el proceso
de construcción de la pedagogía mexicana.
En una concepción básica descansa la labor del maestro: El aprendizaje tiene un
fin inmediato y evidente —la instrucción o información— y otro no tan visible pero
no por eso menos real —el desarrollo de las capacidades del niño— llámense
manos, inteligencia o memoria. A este desarrollo se le llama educación, y
constituye el objetivo grande y noble de toda escuela, así como de la propia
humanidad en su ascenso constante hacia el progreso. Es importante denotar que
el rol del maestro era bien reconocido y figuraba como un actor elementan en el
proceso educativo.
Comprendió desde entonces la ingente necesidad de combatir a toda costa por la
reforma escolar, procurando dar unidad y homogeneidad a las diversas ideas que
comenzaban a aparecer, y popularizando los modernos libros sobre la materia,
traduciendo y editando aquellos que por el idioma en que estaban escritos o por
su elevado precio sólo podían ser patrimonio de unos cuantos maestros.
Carrillo consideró que la educación pública no mejoraría en calidad mientras
México no tuviera mejores maestros; el secreto, pues, estaba en la enseñanza, en
el maestro.
En 1905 se creó la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, encabezada
por Justo Sierra, y en 1910 empezó a funcionar la Universidad Nacional de México
(cuyo titular fue también Justo Sierra), reuniendo a algunas escuelas que
operaban desde 1894. En el campo, las pocas escuelas que funcionaban estaban
en los pueblos y las haciendas que trabajaban en condiciones muy primitivas; por
desgracia no tuvieron mayor impacto en la población. La Iglesia, por su parte, no
expandió su labor educativa, sólo contaba con el 4% de los planteles existentes
para 1910. La centralización era un problema importante, y al utilizar este término
me refiero no solo a la Ciudad de México sino también a las capitales que
opacaban (como ahora) a las comunidades rurales.
Al final de este periodo, con la promulgación de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos de 1917, se otorgó por primera vez rango
constitucional al derecho que todo ciudadano mexicano tiene para recibir una
educación laica, obligatoria y gratuita. Asimismo, se otorgaron mayores facultades
educativas al Estado para coordinar y vigilar el funcionamiento de escuelas
públicas y privadas.
Al darle un rango institucional considero que si se dio un paso importante en la
formalidad de la educación y se unificaron muchos términos y métodos alrededor
de ella. Con relación a la centralización como ahora sigue siendo un problema. A
pesar de contar con tecnología que puede ayudar a la descentralización educativa
considero que los recursos no están correctamente aplicados. No es que no se le
preste atención a la educación rural, de hecho, ha tenido un auge, junto con la
inclusión, muy importante, pero desgraciadamente la distribución y uso de los
recursos no es la correcta. Se busca crear planes “modernos” que implementen
tecnología en zonas rurales, otorgando tabletas o computadoras, cuando muchas
veces las escuelas no cuentan ni con agua potable, mucho menos luz eléctrica. El
comprender la realidad de nuestra educación es fundamental para crear planes
apropiados que sean realmente útiles y logren un cambio. La ideología creada en
esa época me parece muy valiosa, con base en 3 pedagogos previamente
mencionados, en donde sus ideas si implicaban un cambio social y la búsqueda
de la difusión de la información con libros de texto también es valioso, pero creo
que el cambio que no se logró nos habla de un presente arrastrado por un pasado,
donde los planes de continuidad son mínimos, el monitoreo de trabajo para validar
el correcto funcionamiento y aplicación de los contenidos tampoco existía y como
hoy sigue siendo ineficiente. Cabe aclarar que todas estas ideas que se quieren
vender como nuevas o innovadoras en los nuevos planes educativos tienen
fundamentación pedagógica de muchas épocas. En lo que se debería de innovar
es en la aplicación, metodología y tropicalización de contenidos, respetando y
valorando todos esos factores que influyen para que la educación sea de calidad y
logre aprendizajes significativos.
Política Educativa en gobierno de Díaz
En 1867 se había promulgado la Ley Orgánica de Instrucción pública, con una
influencia positivista, en la que quedaba asentada que la educación tenía que ser
gratuita y obligatoria, sin contener ninguna doctrina religiosa.
Para 1881 se inicia la apertura de escuelas normales con el objetivo de instruir a
los maestros y maestras; con esto se buscaba tener profesionistas bajo las
influencias educativas del positivismo y así dar una educación básica de corte
liberal.
La Escuela Nacional Preparatoria que había sido fundada el 2 de diciembre de
1867, tuvo en la época porfirista varios cambios entre los que también estuvieron
incluidas las mujeres, estos fueron impulsados principalmente por Justo Sierra.
Joaquín Barrada quien fuera Ministro de Justicia e Instrucción de 1882 a 1901,
realizó congresos con el objetivo de reunir a pedagogos, intelectuales y maestros
con el propósito de que dichos congresos ayudaran a plantear un proyecto
renovado para la educación.
El proyecto gubernamental creado a partir de las ideas y argumentos expresados
en los congresos, desembocó en la Ley de Instrucción Obligatoria, en el año de
1888.
En provincia la situación era muy diferente, mientras que, en las ciudades
importantes, principalmente en la capital del país, existió un gran interés por abrir
escuelas en distintos sectores, en el campo había pocas escuelas en
funcionamiento para educación básica, las cuales laboraban en condiciones
precarias e improvisadas. En cuanto a la educación especializada o superior, los
planteles eran nulos.
En 1905 se creó la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes con Justo
Sierra como Secretario de la misma. La institución tenía bajo su cargo en todos los
territorios del país: la instrucción Primaria, Normal, Preparatoria y Profesional;
además de algunas academias y sociedades científicas como el Instituto
Patológico Nacional; la propiedad literaria, dramática y artística; las bibliotecas,
museos, monumentos arqueológicos e históricos; la administración de teatros que
dependieran del gobierno federal.
Para 1910, como parte de los festejos por el centenario del inicio de la lucha por la
independencia, Díaz creó la Universidad Nacional Autónoma de México, aunque el
proyecto fue encabezado por Justo Sierra quien pretendía esto desde décadas
atrás. Sierra también incluyó a la Escuela Nacional Preparatoria dentro del
proyecto universitario.Las ideas educativas durante el gobierno de Díaz estaban
permeadas de un pensamiento de avanzada, pero hay que tomar en cuenta que
estas son producto de intelectuales como Gabino Barrera o Justo Sierra, quienes
desde el gobierno de Juárez estaban planteando estos proyectos a los que
afortunadamente pudieron dar continuidad en el porfiriato.
“HISTORIA DEL NORMALISMO EN MÉXICO”
Cuando comienzan a surgir las escuelas normales surgieron problemas como
políticos, económicos y sociales haciendo que tuviera modificaciones en las
políticas educativas. En el año 1822 cuando se establece la Compañía
Lancasteriana fue una gran oportunidad para la sociedad ya que su objetivo era
disminuir el analfabetismo lográndose con el método de enseñanza mutua que
ellos ejercían, el cual consistía en que los niños que fuesen más avanzados les
enseñaran a sus compañeros principiantes, haciendo que el fuesen más los niños
inscritos ya que les abrían puerta a los niños pobres, para eso con su éxito logrado
en 1843 tuvo cargo la Dirección General de Instrucción Primaría en todo el país
con una duración de aproximadamente tres años.
La formación de docentes se ha ido trasformando debido a varios acontecimientos
históricos y políticas impuestas por presidentes sindicatos secretarios de
educación; En 1822 con la llegada a México del modelo Lancasteriano se buscaba
disminuir los índices de analfabetismo bajo el método de enseñanza mutua con un
éxito impresionante en 1842 se hace cargo de la educación primaria y así en
1887 se establece la primera escuela Normal en México exactamente en el puerto
de Veracruz, la carrera magisterial contaba con un plan de estudios de 49 cursos
en cuatro años en ese mismo año se inaugura la escuela Normal para profesores
en la ciudad de México, en el año de 1900 ya existían 45 escuelas Normales en
donde uno de sus principales objetivos era crear grandes investigadores, este
crecimiento se vio interrumpido tras la revolución Mexicana, en 1891 se vio
interrumpido la enseñanza bajo el modelo Lancasteriano reduciendo el número de
materias.
En 1921 las escuelas normales presentan ciertos cambios importantes para la
carrera normalista que se baso en las políticas de acuerdo a los proyectos de
educación normalista, rural. social, unidad nacional, plan de once años, reforma,
modernización y retos actuales del normalismo. En los periodos de 1920-1934 el
educar a la población rural para ir transformando la estructura agraria del país
desde abajo, fue una actividad prioritarias de los regímenes en ese periodo, a
causa del gran terrateniente que poseía poder económico y político social el
Estado Mexicano utiliza a la normales rurales, las primarias rurales y las misiones
culturales como un elemento difusor de ideas nuevas campos para el campo. El
Departamento de Educación y Cultura Indígena (creado en 1922) designa a
maestros ambulantes o misioneros los cuales tenían como objetivo el ir
fomentando la educación mediante localizaciones de núcleos indígenas y a través
de análisis de condiciones económicas y culturales mediante los requerimientos
de cada comunidad.
En 1922 se crea la educación indígena implementada por el entonces presidente
José Vasconcelos designando a profesores ambulantes para que todo aquel que
quisiera estudiar lo pudiera hacer, y así en el año de 1923 se les da el nombre de
”Escuelas del Pueblo” atendiendo a 46640 alumnos.
Lo que fueron las escuelas normales rurales y escuelas rurales han sido una de
las mejores creaciones durante la Revolución Mexicana, formando una educación
rural teniendo orgullo de los maestros auténticos despierta el interés y admiración
de educadores más destacados de otros países. Las escuelas normales urbanas
eran pocas para la satisfacción de la demanda de las escuelas rurales, también
tenían que ver los egresados ya que no reunían características necesarias para el
tipo de maestro que se requería en un medio rural (pero no cabe mencionar que
en parte, el desarrollo de las normales se debió a las escuelas rurales.
Mientras tanto en Jalapa la escuela Normal obtenía un gran éxito formando
educadores para zonas rurales y urbanas para preescolar primaria y secundaria
unificando el plan de estudios de 1926, se crearon escuelas normales rurales con
el fin de que conocieran mejor las zonas rurales en donde iban a residir.
Conforme iba pasando el tiempo a los que intentaban ingresar a las escuelas
Normales se les pedía una mayor preparación y era menor el número de
egresados reflejando esto el poco interés que tenía el gobierno por los maestros.
En los años treinta México implementa la educación socialista pero debido a
políticos organismos civiles y la iglesia esta no se pudo consolidar, el gobierno
buscaba que se llevara a cabo la educación socialista pero todo docente estaba
en contra de ello por lo que a algunos se les quito su título de maestros; hasta
1942 se logra consolidar escuelas rurales y urbanas en este caso la rural se veía
superada por la urbana en ese mismo año Jaime Torres Bodet es nombrado
secretario de educación quien realizo la unificación del magisterio en 1943 el
sindicato nacional de trabajadores de la educación el IFCM y el CAPFCE en 1944
en conclusión el objetivo de Bodet era erradicar el analfabetismo en más de un
55% en menos de seis años.
Durante el sexenio de Adolfo López Mateos el magisterio tuvo más apoyo y Jaime
Torres fue re elegido para ser secretario de educación e implementa el plan once
años en donde una de sus funciones principales era otorgar a las familias los
libros de texto gratuito para que se evitara la deserción.
En 1980 se crea las escuelas para adultos mayores (INEA) y se impartía en
comunidades en donde no se rebasaban los 500 habitantes; En 1969 se
concretizo el plan de estudios para escuelas normales separando la preparación
secundaria con el normalismo y se aumenta la preparación a cuatro años.
En 1972 se le realizan modificaciones al plan de estudios de 1969 creando la
educación dual que consistía estudiar la licenciatura en educación preescolar o
primaria simultáneamente con el bachillerato por lo que se aumentó el número de
materias a 101 materias 8 semestres 36 horas a la semana.
A finales de 1976 se genera la licenciatura en educación preescolar y primaria
esto se consolida como el momento de elevar el grado a licenciatura; En 1975 se
reduce el número de horas a 30 semanales; en 1978 se modifica el plan de
estudios y ahora es conocido como ”El plan de estudios reestructurado” con 76 o
74 materias y 32 horas clase semanales se crea la Unidad Pedagógica Nacional
(UPN) por decreto del entonces presidente de la república López Portillo, en 1979
la SEP.
En 1984 el normalismo da otro giro interesante al establecer el bachillerato como
obligatorio para ingresar a la normal elevando su grado a licenciados con 63
espacios curriculares; en 1991 el SNTE propone la creación de un modelo común
para las escuelas de educación básica y una especialidad esta propuesta se
agregó a el ANMBEM, en 1992 se federaliza la educación provocando que las
escuelas normales pertenezcan al gobierno estatal al igual que la UPN, en 1996
se crea el programa para la trasformación y fortalecimiento académico de las
escuelas normales, bajo esta propuesta se desarrolla el plan de estudios de 1997,
y así en el 2002 se crea el programa de mejoramiento para escuelas normales con
la finalidad de elevar la calidad de las instituciones.
Por último se da el plan de estudios 2012 diseñado en un enfoque centrado al
aprendizaje basado en competencias y con una flexibilidad curricular académica y
administrativa. Hoy en día es considerable que el plan 2012 es totalmente
diferente respecto al anterior, ya que lo que propone siendo metodológica y
estructural refleja una perspectiva mucho más amplia respecto al sistema
educativo. El tener esta nueva malla curricular tiene la intención de que nos
acerquemos, sepamos utilizar e incluir las TIC (Tecnologías de información y
comunicación) en la enseñanza, también saber o dominar el idioma inglés,
además el ir ejerciendo competencias durante nuestra formación profesional.
LA EDUCACION RURAL MEXICANA
La Revolución Mexicana de 1910 sacudió al país en todos los órdenes de la vida
social y cultural. Después de la larga paz pofiriana, que generó injusticias,
desigualdad, ignorancia y pobreza junto a un desarrollo material y económico que
benefició a minorías, el estallido de la lucha armada provocó el surgimiento de
fuerzas olvidadas y, entre otros muchos efectos que significaron el fin del antiguo
régimen y el nacimiento de las nuevas ideas, destaca el establecimiento del
principio sustentador de la integración nacional a partir de la educación pública.
Nunca antes en México –si bien se generaron ideas y teorías sobre el valor de la
tarea educativa desde los albores de la Independencia– se llevó a la práctica el
derecho a la enseñanza y la capacitación como una empresa de largo aliento que
estableció desde un principio la necesidad de poner la escuela al alcance de
todos.
La educación rural mexicana y la educación fundamental en el inicio del CREFAL
mayorías. Para poner en práctica esta idea, en un país esencialmente rural, era
necesario llevar la educación al campo, a los valles y las montañas, a los pueblos
más pequeños y distantes, ahí donde nunca había llegado el maestro. Así nació la
escuela rural mexicana, como un servicio adecuado a las características del país
en ese momento. Eran los años veinte, apenas silenciados los últimos disparos de
la lucha armada, cuando desde la Secretaría de Educación Pública (creada en
1921 como otra manifestación del propósito de impulsar la educación al servicio
del pueblo), con José Vasconcelos como titular de la nueva dependencia, empezó
la concepción, organización y operación de la escuela rural mexicana. El propósito
de llevar la educación al medio rural implicaba establecer un nuevo concepto
educativo que fuera capaz de ir más allá de la acción tradicional de la escuela,
concebida como un espacio donde el niño asiste determinado número de horas al
día, aislado o distante de la realidad socioeconómica, laboral y cultural de su
entorno inmediato. En otras palabras, desde un principio se marcó una distinción
entre la escuela urbana y la escuela rural.
Aquélla respondía a requerimientos de atención a la población en edad escolar,
de acuerdo al medio citadino, es decir, programas, metodología, actividades
escolares y hasta el maestro mismo en su formación profesional, respondían a
determinadas exigencias impuestas por el mismo medio urbano. La escuela rural,
por su parte, debía ser capaz de responder a las características propias del lugar
en donde se estableciera. Como quedó dicho, este lugar, multiplicado muchas
veces en todo el territorio nacional, se identificaba, salvo escasas excepciones,
porque nunca había contado con escuela ni maestros. Los habitantes de estos
lugares, por lo general alejados, en la montaña o en el llano, en ocasiones estaban
también aislados por su lengua, si se trataba de comunidades indìgenas. En estos
lugares, todos los miembros de la familia, padre, madre e hijos, estaban inmersos
en formas de vida y de trabajo relacionadas con la siembra, la cosecha, la tala del
bosque o cualquier otra manera de obtener los frutos que otorga la naturaleza. La
ausencia de escuelas y maestros no era la única característica de estas
comunidades, pues tampoco contaban con servicios de salud, ni de cualquier tipo
de apoyo de orden económico o social. Tales carencias iban por lo general
acompañadas de sistemas de explotación, impuestos por caciques o personajes
dominantes en la vida de la región. Todas estas formas de vida, reunidas,
imponían su propio perfil a estos lugares y comunidades, y consecuentemente era
necesario adecuar la educación a todas estas circunstancias y necesidades. En
otras palabras, no bastaba enseñar a leer, escribir y contar.
Era necesario concebir otra forma de educación, capaz de responder a las
exigencias de estos lugares. Así se concibió la idea de que la escuela rural debía
proporcionar una educación integral, es decir, identificada con las necesidades de
las comunidades rurales. Enseñar, sí, la lectura, la escritura y las operaciones
fundamentales, pero también aspectos relacionados con la vida de estas
comunidades y con las necesidades de sus familias. Así se integraron a la
educación rural, además de la enseñanza tradicional, cuatro áreas fundamentales
que permitirían superar las condiciones de los habitantes de estos lugares,
mejorando sus condiciones de vida individual, familiar y comunitaria.
Estas áreas fundamentales fueron el trabajo (acorde con las características del
lugar), la salud, la familia y la recreación. El maestro Rafael Ramírez, una de las
más importantes figuras del magisterio nacional en el siglo veinte, inició la tarea y
desarrolló, como otros maestros, las ideas fundamentales sobre la educación
rural, proponiendo una serie de consideraciones que, resumidas, podrían
exponerse como sigue:
1. En el medio rural, por falta de contactos sociales, la vida humana se desarrolla
de manera más lenta que en los centros urbanos. Esto trae como consecuencia
que la vida en el campo “no ha podido alcanzar sino los peldaños inferiores de la
escala de la cultura.” La dispersión en que vive la población rural la hace más
vulnerable y menos atendida que la población urbana. La población rural se llama
así porque su sustento se apoya en su trabajo directamente relacionado con la
tierra.
2. El ambiente rural es, por lo general, de carácter más conservador y el estado
cultural de sus habitantes es más restringido. Aquí el concepto “cultura” nos remite
no sólo a los conocimientos, sino también a las “creencias, las artes, las normas
morales, las formas de trabajo y de recreación, las leyes, las costumbres, etcétera,
que los hombres han adquirido a través de las edades.” Y aunque la cultura nació
en el campo, no puede negarse que la población rural está culturalmente más
atrasada que la urbana.
3. “Todos los educadores del mundo –escribe Rafael Ramírez– convienen ahora
en la misma idea, asentando que la educación rural no es esencialmente diversa
de la educación urbana, pues ambas tienen al frente los mismos objetivos por
alcanzar: la diferencia está –dicen– en que siendo la vida rural y el ambiente
campesino distintos de la vida urbana y del ambiente citadino, natural es que el
proceso educativo que se realice en uno y otro de los dos sectores, presente
rasgos tan especiales, que muy bien pueden ser tomados como característicos.”
4. El concepto de educación rural es mucho más amplio que la idea de escuela
rural, pues la enseñanza de los niños no es la única tarea ni la escuela viene a ser
la única agencia educativa. Estas agencias están en el hogar, los centros de
trabajo y en la comunidad misma, incluyendo las actividades recreativas, la vida
social y sus instituciones. Todo esto actúa sobre las personas y
consecuentemente se les considera agencias educativas. Por lo tanto –concluye
Rafael Ramírez– “no solamente son los niños los que necesitan influjos
educativos; los jóvenes y los adultos también lo requieren, sobre todo, en el
campo, en donde como hemos dicho, la cultura se desenvuelve y avanza con
ritmo más lento.”
5. Mientras que en las ciudades sus habitantes tienen a su disposición el teatro, el
cine, las festividades de diverso tipo, puede decirse que toda la vida social está
plena de manifestaciones culturales, tanto para los niños como también para los
jóvenes y adultos; en el campo, por el contrario, no ocurre esto, pues “es difícil
encontrar, fuera de la escuela, agencias educadoras de la especie que hemos
señalado.” Por otra parte, debe señalarse que en el ambiente rural la educación
está reservada sólo a los niños “consistiendo esencialmente –añade Ramírez– en
transmitir al sector joven la experiencia y sabiduría del sector maduro de la
sociedad. El avance cultural producido por tal situación –concluye el maestro
Ramírez– es lento, extremadamente lento, y para estimular su ritmo, habrá
necesidad de entender la expresión educación como un proceso general mediante
el cual se transmitan los elementos más valiosos de la cultura, no sólo al sector
joven, sino también al adulto, pues de otro modo, el progreso social de las áreas
rurales seguirá, como hasta ahora, estancado.”
6. Con dos afirmaciones concluye Rafael Ramírez sus reflexiones sobre la
educación rural: primero, dice que la educación rural “es un proceso que abarca,
no sólo a la generación joven, sino también a la adulta, y en segundo lugar, que
consiste en transportar a la gente de planos inferiores de vida a planos cada vez
más elevados.” Y segundo, afirma que “el patrimonio de la población rural ha
estado constituido hasta ahora, no solamente por la ignorancia, sino también por
la miseria. En tal virtud, la acción educativa debe extenderse y abarcar tanto la
difusión cultural como la emancipación económica.”
Esta sucinta presentación del pensamiento de uno de los principales teóricos y
protagonistas de la educación rural mexicana, el maestro Rafael Ramírez, basta
para tener una idea clara y completa de este tipo de servicio educativo que se
extendió por todo el país en los años 20. Es obvio pensar que esta nueva
concepción educativa requeriría de una operación distinta de la tradicional para
hacer posible que la educación llegara no sólo a los lugares más apartados, sino a
todos los miembros de las comunidades, pues estos lugares no estaban apartados
sólo geográficamente, sino también en el sentido económico, social y cultural, es
decir, una población marginada del desarrollo y del avance del país. Una
población, podría decirse, marginada también históricamente.
Así nacieron las Misiones Culturales. La educación rural mexicana y la educación
fundamental en el inicio del CREFAL Las Misiones Culturales fueron concebidas
en 1923 por el profesor Roberto Medellín, en ese momento oficial mayor de la
Secretaría de Educación Pública, quien entusiasmado por su idea, abandonó su
cargo y encabezó la primera Misión Cultural, que se trasladó a Zacualtipán,
Hidalgo, el 20 de octubre de 1923. Además del jefe de grupo, acompañaron al
maestro Medellín un maestro de educación rural, que fue el propio Rafael
Ramírez, y cinco maestros más, de jabonería y perfumería, curtiduría, agricultura,
orfeones y canciones populares y educación física y enfermería. El año siguiente,
1924, operaron otras seis Misiones, constituyéndose entonces con cuatro
maestros más el jefe de misión, que eran una trabajadora social, un profesor de
educación física, otro de agricultura y uno más de pequeñas industrias.
3 Las Misiones Culturales operaron hasta el año de 1938, al ser suspendidas por
el presidente Cárdenas, porque se habían convertido en “brigadas de choque
revolucionarias.”
4 Las Misiones Culturales se restablecieron por el general Manuel Ávila Camacho
en 1942. José Vasconcelos cuenta en su libro De Robinson a Odiseo, que llamó
misioneros a los nuevos maestros que salían al campo, en honor de aquéllos que
educaron a los indígenas mexicanos en el siglo XVI, a los que consideraba como
los verdaderos civilizadores de la Nueva España y del Nuevo Mundo. Se
nombraron 1,500 maestros distribuidos a lo largo y ancho del país. Debieron
improvisar y adecuar su tarea a las necesidades de la comunidad a la que servían.
Esa fue una de las grandes riquezas que aportaron las Misiones Culturales en su
trabajo de apoyo a gente desprovista de todo.
El espectáculo de los maestros misioneros atendiendo a niños, jóvenes y adultos
debió ser hermoso por lo que implicaba de servicio y entrega a los necesitados, al
margen de cualquier tipo de interés económico o de otra naturaleza. Su paso por
las comunidades rurales se traducía en ese interesante y singular proceso de
educación colectiva mediante el cual se modificaron formas de vida y
concepciones tradicionales que en la realidad se traducían en ignorancia y
dependencia. La escuela erigida y en servicio, en aquellos lugares donde nunca la
había habido, no era la única herencia de los maestros misioneros, pues dejaban
conocimientos, formas de trabajo, técnicas y aprendizajes, costumbres de limpieza
e higiene, e incluso danzas y expresiones artísticas, muchas de los mismos
miembros de la comunidad. El maestro Isidro Castillo, cuyo trabajo impulsó
durante mucho tiempo las actividades del CREFAL en sus primeros años, se
había desempeñado antes en las Misiones Culturales y la enseñanza rural. Isidro
Castillo fue director de la Primera Escuela Normal Rural, creada en 1922 en
Tacámbaro, Michoacán.
Ese mismo año, José Vasconcelos se dirigió a los maestros rurales: “La escuela
rural no podrá llevar su misión educativa si los maestros no basan su enseñanza
en las actividades manuales, tales como el cultivo de la tierra y las variadas y
pequeñas industrias y ocupaciones que se derivan de la agricultura; si los
maestros no aprovechan las aptitudes de los niños, encargándolos
convenientemente para procurar hábitos de cooperación y de trabajo; y si estos
maestros no llegan a entender cuál es la verdadera misión de la escuela de los
campos y aldeas, que no es otra sino la de conseguir para la vida rural un
ambiente de mayor comodidad y progreso”.
5 El maestro Isidro Castillo cuenta en su libro México y su revolución educativa,
cómo era el ambiente en que se desenvolvían los maestros rurales y cuáles eran
los enemigos a vencer: “Allí, en un mundo aislado por barreras naturales, que
padecía atraso social y material; dominado por un ambiente pasivo y fatalista, que
hacía imposible toda iniciativa y todo esfuerzo; carente de todo estímulo cultural;
con una población que valida de instrumentos primitivos arañaba la tierra para
obtener el sustento; agobiada por la pobreza, la insalubridad y la ignorancia;
sumergida en viejas tradiciones iliterarias, una escuela de tipo común tenía que
parecer inútil y siempre en conflicto con su incapacidad económica, sus
costumbres y modos de vida. Si la educación había de ser fecunda tenía que
identificarse con la vida de la comunidad, tal como era; tenía que ser
inmediatamente útil para la gente o no sería útil para nadie, tenía que serlo para la
comunidad entera, niños, jóvenes y viejos, hombres y mujeres.”
6 Tal era la educación rural, abierta a todos los miembros de la comunidad
atendida, dispuesta a entregar, mediante el esfuerzo de los maestros, la
información y capacitación necesarias para lograr la transformación y superación
de los campesinos y sus familias. Esta educación rural, concebida y practicada por
maestros mexicanos, extendida a todas las posibilidades derivadas de los mismos
programas de trabajo y educación, componentes de la acción encomendada a las
misiones culturales, hizo posible hacer llegar a personas y lugares distantes y
alejados de vías de comunicación y centros urbanos, la educación necesaria para
lograr la transformación y mejoramiento de una gran parte del país.
2.1.5 De la revolución mexicana al periodo de conciliación y consolidación
(1910-1958).
Durante la revolución mexicana (1910-1917) la educación tuvo un escaso
desarrollo. Sin embargo, en algunos estados de la República los gobernadores
revolucionarios impulsaron leyes que favorecieron la educación popular y, en
algunos casos, pese a las grandes dificultades económicas, crearon escuelas y
ampliaron el número de profesores (Gómez, 1981: 136-137).
El Congreso Constituyente de 1917 elevó por primera vez a rango constitucional el
precepto de la educación laica, obligatoria y gratuita. El Congreso estableció la
prohibición al clero y a las asociaciones religiosas de organizar o dirigir escuelas
de educación primaria. La Constitución otorgó mayores facultades educativas al
Estado, el cual debía vigilar las escuelas primarias oficiales y privadas. Sin
embargo, la supresión de la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes
determinada por el Congreso, dificultó al gobierno federal impulsar el sector
educativo. Los municipios tuvieron a su cargo la educación, pero muchas escuelas
cerraron por falta de recursos técnicos y humanos. Esta situación cambió en 1921,
cuando por iniciativa de José Vasconcelos fue creada la Secretaría de Educación
Pública (SEP), de la cual fue el primer titular. La creación de la SEP inaugura una
tendencia hacia la «federalización» educativa.
Vasconcelos desplegó una intensa actividad educativa, guiado por la convicción
de unificar a la heterogénea y dispersa población mediante un nacionalismo que
integrase las herencias indígenas e hispánicas de los mexicanos. Con esos
principios impulsó la alfabetización, la escuela rural, la instalación de bibliotecas, la
edición de libros de texto gratuitos, los desayunos escolares, las bellas artes y el
intercambio cultural con el exterior. Uno de los aportes más importantes de la
gestión de Vasconcelos fue la educación rural: se crearon escuelas primarias y
algunas normales rurales, y se formaron las Misiones Culturales, grupos de
maestros, profesionistas y técnicos que se dirigieron a diversas localidades rurales
para capacitar maestros y trabajar en favor de la comunidad (vacunación,
organización productiva, recreación) (Iturriaga, 1981: 159; Mejía, 1981: 199, 208-
209). En 1917, la Universidad Nacional de México era la única institución que
agrupaba diversas escuelas y colegios de educación superior. A raíz de un
conflicto estudiantil en 1929, la Universidad obtuvo su autonomía, conservando el
financiamiento público. En 1933, la autonomía fue «plena», es decir, se extendió
también al plano financiero.
Entre 1917 y 1930 se crearon cuatro universidades y entre 1930 y 1948 otras
siete. Entre 1916 y 1931 se fundaron cinco escuelas técnicas superiores y cerca
de treinta escuelas técnicas industriales de nivel medio superior y de carácter
propedéutico.
En el sexenio del general Lázaro Cárdenas (1934-1940) fue modificado el artículo
tercero constitucional para dar lugar a la educación «socialista» y, por primera vez
en el texto constitucional, obligar a las escuelas privadas a seguir los programas
oficiales.
Aunque el significado de este concepto fue impreciso, la nueva orientación
propuso ampliar las oportunidades educativas de los trabajadores urbanos y
rurales. En esos años se crearon internados, comedores y becas; se impulsó la
creación de escuelas vinculadas a centros de producción y se alentó la educación
técnica. En este último aspecto, la realización más importante del periodo fue la
fundación del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y de otros establecimientos
tecnológicos. Al mismo tiempo, se crearon escuelas regionales campesinas para
formar maestros rurales y cuadros para la agricultura, se establecieron escuelas
vocacionales de nivel medio superior y centros educativos indígenas (Guevara,
1985: 9-16). Por otra parte, fueron creados el Instituto de Antropología e Historia y
El Colegio de México (Prawda, 1987: 28).
La industrialización iniciada en los años treinta cobró mayor impulso con el modelo
de sustitución de importaciones puesto en práctica frente a la escasez de
productos industriales que generó la segunda guerra mundial. En esa nueva fase,
México experimentó un rápido crecimiento demográfico y transitó hacia la
urbanización, de modo que al finalizar la década de los cincuenta la población
rural pasó a ser minoritaria. Al asumir la presidencia en el contexto de la guerra
mundial, Manuel Ávila Camacho (1940- 1946) propuso una política de unidad
nacional que tuvo expresiones en la doctrina y en las políticas educativas del
gobierno. Durante la posguerra, en el periodo conocido en México como de
conciliación y consolidación, Miguel Alemán, sucesor de Ávila Camacho, dio
continuidad a la política de industrialización y a la política educativa del gobierno
anterior.
Entre 1940 y 1952, se redujo a 50% el analfabetismo de la población adulta. Entre
1940 y 1950 la cobertura educativa continuó creciendo. En primaria, la matrícula
se expandió 60% y en preescolar 276.4%. El número de maestros de este nivel
aumentó 66.7% (1942-1952), pero la cantidad de escuelas sólo se incrementó
8.9% . Por su parte, hacia 1952 la matrícula de educación secundaria ascendía a
casi 70 mil estudiantes, la de educación media superior a 37 mil y la de superior a
poco más de 30 mil
En 1944 se fundaron el Comité Administrador del Programa Federal de
Construcción de Escuelas (CAPFCE) y el Instituto Federal de Capacitación del
Magisterio, el cual abrió normales en diversas partes del país. En 1946 se fundó el
Instituto Nacional de Bellas Artes. Algunos años más tarde, se crearon el OEI -
Sistemas Educativos Nacionales, Instituto Nacional Indigenista (1948), la
Asociación Nacional de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior
(ANUIES) (1950) y el Centro Regional de Educación de Adultos y Alfabetización
Funcional para América Latina (CREFAL) (1951). En 1952 se inauguró la Ciudad
Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México.
En 1943 tuvo lugar la unificación de los sindicatos magisteriales. El nuevo
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) fue reconocido
mediante un decreto presidencial en 1944 como el único organismo representativo
de todo el magisterio nacional (Sotelo, 1981: 317). La reforma del artículo 3º
Constitucional en 1946, suprimió la educación socialista y en su lugar postuló
nuevos principios, como la educación integral, científica, democrática y nacional,
basada en la libertad, la justicia y la paz para mejorar la convivencia humana.
(Sotelo, 1981: 325).
2.2 LA EDUCACIÓN EN MÉXICO. 1950-1990.
2.2.1 La expansión del sistema educativo.
Entre 1920 y 1950 el sistema educativo mexicano creció en forma constante pero
moderada. Durante esos años, la enseñanza primaria se concentraba
principalmente en el medio urbano y los niveles superiores tenían un carácter
restringido. Ese patrón de crecimiento acabó a mediados de la década cincuenta,
dando lugar a un gran ciclo expansivo de treinta años que concluyó en los años
ochenta.
Desde la década cincuenta la acelerada urbanización, el crecimiento de la
industria, los nuevos patrones de consumo de algunos sectores de la población, la
ampliación y diversificación del Estado y el crecimiento demográfico impactaron al
sistema educativo (Fuentes, 1979: 230-233). La expansión se hizo más veloz, la
educación adquirió grandes dimensiones y comenzó a incorporar a sectores
sociales antes excluidos, el cuerpo de profesores se ensanchó considerablemente,
el sistema diversificó las ofertas educativas y amplió el número de instituciones.
Algunos establecimientos, en especial de educación superior, crecieron en
grandes proporciones.
A partir de 1982, bajo el impacto de la crisis económica, el sistema educativo
mexicano se internó en un nuevo periodo con dos momentos claramente
definidos: disminución progresiva de los ritmos de crecimiento y decremento
absoluto en el número de estudiantes. Esta última fase constituye un fenómeno
que no se había presentado en ningún otro momento de la historia escolar
postrevolucionaria (Fuentes, 1989: 10; 1992: 69).
a) Crecimiento de la matrícula.
De 1950 a 1980 la población de 6 a 24 años creció notoriamente en términos
absolutos y relativos, dentro de un proceso de rejuvenecimiento demográfico. En
1950 sumaba 11.7 millones, lo cual equivalía al 45.4% de la población total. En
1980, había 33.2 millones de niños y jóvenes, el 49.7% de la población nacional.
En treinta años, la población en edad escolar creció 183.3%, mientras que la
población total 159.2%. La tendencia de alto crecimiento del grupo de 6 a 24 años
se modificó sensiblemente en los años ochenta al crecer a ritmos menores y
disminuir su proporción en la población total.
En 1950 el sistema educativo atendió al 27.7% del conjunto de mexicanos en
edad escolar y en 1980 al 62.3%. El número absoluto de población no atendida se
incrementó, pero en términos proporcionales disminuyó notoriamente. Entre 1980
y 1990 el número total de la población potencial no atendida disminuyó en
términos absolutos. El crecimiento de la matrícula implicó el tránsito a un sistema
de grandes magnitudes. En 1950, la matrícula total fue de 3,249,200 estudiantes y
al finalizar la década setenta de 20,683,158 . En esas décadas, la primaria creció
a un ritmo superior que el grupo de edad de 6 a 12 años hasta llegar en 1980 a
una tasa bruta de escolarización primaria superior al 100%. La educación primaria
alcanzó en ese año una matrícula de poco más de 14 millones y medio de
alumnos. El ritmo de crecimiento fue mucho más acelerado en los niveles
preescolar y postbásicos, debido a un efecto combinado de la ampliación de la
demanda real y de las políticas estatales de expansión de estos niveles,
especialmente en las décadas sesenta y setenta. Una expresión del crecimiento
fue el cambio en las proporciones de la matrícula en los distintos niveles. En 1950
la primaria ocupaba más del 90% de la matrícula total y en 1980 alrededor del
70%.
Durante esas tres décadas el sistema educativo mexicano creció en forma
ininterrumpida. Destacan las décadas de los cincuenta y setenta con un
crecimiento acumulado de la matrícula de 77.1% y 74.7% y con tasas medias
anuales de 6.6% y 6.4% respectivamente. La década de los ochenta constituye
por el contrario, un periodo distinto. A partir de 1979 las tasas anuales de
crecimiento comienzan a disminuir constantemente hasta llegar a un decremento
absoluto en el número de alumnos. En 1990, el sistema tenía alrededor de 250 mil
alumnos menos que en 1986. El crecimiento acumulado entre 1981 y 1990 es de
18.5%, con un reclutamiento de 3,821,385 nuevos alumnos. La tasa media anual
de crecimiento en esos años se sitúa en 1.71%.
A pesar de la pérdida de dinamismo en el crecimiento y de los decrementos
absolutos de la matrícula al finalizar el periodo, el crecimiento fue superior en
términos relativos al de la población de 6 a 24 años. Entre 1980 y 1990 la
matrícula total creció 18.5% mientras que dicha población creció 9.5%. Sin
embargo, en el caso de la educación primaria hubo 1.8% alumnos menos en 1990
con respecto a 1980, en tanto que, en el mismo lapso, el grupo de edad de 6 a 14
años creció 8,9%.
Desde 1979 y hasta 1985 la educación preescolar tuvo un crecimiento sin
paralelo en la historia educativa nacional, alcanzando tasas anuales superiores al
20%. En los primeros cuatro años de la década de los ochenta, más de un millón
300 mil nuevos alumnos se incorporaron a este nivel educativo. No obstante, en la
segunda mitad de la década la velocidad del crecimiento se redujo notoriamente.
En el decenio, la tasa media de crecimiento anual fue de 9.8%, superior a las
registradas en los otros niveles educativos.
A partir de 1980 la primaria inicia un periodo que va de la disminución de los
ritmos de crecimiento al decrecimiento absoluto de la matrícula. En esa década la
primaria presentó una tasa media anual negativa (-0.18%). A pesar de ello, se
redujo el abandono escolar del primero al segundo grados, disminuyó ligeramente
el porcentaje de población repetidora en esos grados y mejoró significativamente
la eficiencia terminal. En 1981-82 la población repetidora de primero y segundo
grados era de 30.2% y en 1989-90 de 29.3%. En 1980 la eficiencia terminal fue de
49.7% y en 1990 de 57.9%.
La secundaria creció a una tasa media anual de 3.3% en el decenio, adquiriendo
un millón 156 mil alumnos más que en 1980. En los cuatro primeros años de la
década el crecimiento de la matrícula tendió a estabilizarse, pero a partir de 1984
se inició una caída constante en las tasas anuales de crecimiento. Conviene
señalar que, aunque la eficiencia terminal de la primaria mejoró, el primer ingreso
a la secundaria sólo representó en 1991-92 al 82.9% del egreso de la primaria. La
eficiencia terminal del nivel, por otro lado, tendió a disminuir: en 1980-81 era de
75% y en 1990-91 de 73%.
La enseñanza media superior creció 78% durante los años ochenta a ritmo veloz
hasta 1984, año a partir del cual la velocidad de crecimiento disminuyó
sensiblemente. Al finalizar el periodo el nivel prácticamente dejó de crecer. En
promedio la tasa anual de crecimiento se situó en 5.9%. El primer ingreso a la
educación media superior tuvo un crecimiento de 29.5% entre 1981 y 1991, pero
el nivel de absorción de egresados de secundaria disminuyó.
La educación superior presentó un crecimiento acumulado de 47.4% en la
década, es decir, casi 293 mil alumnos más. El ritmo de ese crecimiento fue, sin
embargo, mucho menor que el registrado en las dos décadas anteriores. Mientras
que en los años setenta creció a una tasa anual promedio de 12.3%, en los
ochenta lo hizo en 4%. A partir de 1987, la tasa de crecimiento de la matrícula fue
menor que las del grupo de edad y del egreso de la educación media superior,
concluyendo el gran ciclo expansivo de la enseñanza universitaria.
b) Acceso social a la educación y desigualdades regionales.
El proceso de expansión del sistema educativo mexicano modificó los viejos
patrones elitistas de acceso a la educación y amplió las oportunidades de
escolarización en las entidades federativas más rezagadas. Sin embargo, la
desigualdad en las oportunidades de escolarización de los diferentes sectores
sociales ha tendido a transferirse hacia los niveles educativos postbásicos,
particularmente los niveles medios superior y superior, y persisten disparidades
educativas entre los estados y regiones del país.
Aunque hay pocos estudios al respecto, las evidencias existentes permiten
señalar que la permanencia y la promoción escolares están relacionadas con
factores económicos, sociales y culturales de las diversas regiones del país y con
el origen socioeconómico de los estudiantes. Sin embargo, es difícil establecer
relaciones directas entre escolaridad y origen social. En los últimos años estas
relaciones son particularmente evidentes en los extremos de la pirámide social
pero inciertas en los estratos intermedios. En éstos las posibilidades de
escolarización «están mediadas por la disponibilidad real de una oferta accesible
y sobre todo por las condiciones culturales de la familia, en particular por la
valorización asignada en la escuela» (Fuentes, 1989:17).
Pese a la selectividad social y a las desigualdades regionales, cada año se
fueron generando oportunidades escolares que aumentaron el nivel educativo
medio de la población mexicana y disminuyeron el tamaño del grupo totalmente
marginado de la escuela. Entre 1970 y 1990, el sector de la población que no
recibía atención escolar de algún tipo se redujo significativamente. Según datos
censales, el 36.1% de la población de 6 a 14 años en 1970 no asistía a la escuela
y el 13.4% en 1990.
En las entidades federativas la distribución social de las oportunidades de
escolarización es diversa y persisten desigualdades en el ingreso, la permanencia
y el egreso escolares. Todo ello, por supuesto, está relacionado históricamente
con factores socioeconómicos, políticos y culturales de los estados.
En las décadas de los años cincuenta, sesenta y setenta los estados de menor
desarrollo socioeducativo tendieron, en general, a incrementar la atención
educativa básica con ritmos más rápidos que los estados de mayor desarrollo. Sin
embargo, no alcanzaron los índices de cobertura logrados por estos últimos.
Mientras los estados de bajo desarrollo emprendían una veloz carrera por ampliar
sus sistemas, particularmente en los niveles básicos, los estados con mayor
desarrollo pudieron centrar buena parte de sus esfuerzos expansivos en niveles
postprimarios (Muñoz, 1973: 33).
En la década ochenta esa tendencia general continuó, con una variación
importante en el nivel superior. Por ejemplo, Chiapas, el estado con los mayores
índices de rezago educativo, registró uno de los crecimientos porcentuales más
altos de las matrículas en todos los niveles. En el extremo opuesto, el Distrito
Federal presentó una disminución absoluta de su matrícula total. Casi todos los
estados del norte, en general situados en el país con indicadores altos de
alfabetización y eficiencia terminal, también tuvieron tasas de crecimiento
menores a los de la media nacional y, en muchos casos, las matrículas de
primaria tuvieron decrementos absolutos. A pesar de su mayor expansión
proporcional, los estados más rezagados no alcanzaron los indicadores de los
estados de desarrollo educativo medio y alto.
La variación de la tendencia en lo que respecta a la educación superior consistió
en la estabilización y en algunos casos decremento de las matrículas en los
estados con sistemas históricamente grandes. Las tasas de crecimiento de la
educación superior registraron una declinación general en la década ochenta,
pero los estados de escolarización «tardía» y de menor desarrollo del nivel
educativo superior las tasas fueron consistentemente altas lo cual indica que
todavía tiene un amplio campo de reclutamiento social que probablemente
permita la expansión durante unos años más (Kent, 1992: 15- 16).
En general, todas las entidades federativas han abatido los porcentajes de
población analfabeta. Sin embargo, según datos del censo de 1990, sólo Baja
California, el Distrito Federal y Nuevo León registran un porcentaje de analfabetos
menor a 5%. Por el contrario, 11 estados superan el promedio nacional y, dentro
de éstos, hay algunos con proporciones superiores a 20%, como Chiapas (30%),
Oaxaca (27.5%), Guerrero (26.8%), Hidalgo (20.7%). Estos estados han mejorado
sus índices de alfabetismo a mayor velocidad que otros, pero conservan una
situación de gran rezago. Por ejemplo, en 1950 sólo el 34.6% de la población
chiapaneca sabía leer y escribir, mientras que en 1990 el 70% ya estaba en esa
condición; en el otro extremo, el alfabetismo en el Distrito Federal en 1950 llegaba
al 86.9% y en 1990 al 94.1%.
Los avances en la eficiencia terminal del nivel primario presentan diferencias
significativas en cada entidad. En 1980, por ejemplo, la tasa de eficiencia terminal
de primaria en Chiapas fue de 24.7% y en 1990 de 28.2%. Se registró un avance,
sin lugar a dudas, pero las tasas son muy inferiores a las de Nuevo León, donde
el 68.7% de sus alumnos terminaban la educación primaria en 1980 y el 73.7% en
1990.
c) Crecimiento del número de establecimientos.
La expansión del sistema educativo implicó la multiplicación de escuelas en todo
el país. En 1950 había 25,413 escuelas de todos los niveles y en 1990 la cifra
llegó a 156,165. La década de los setenta, en especial su segunda mitad, destaca
por el gran aumento de escuelas.
En la primera mitad de la década de los ochenta, el crecimiento en el número de
escuelas se mantuvo alto, principalmente por la expansión del nivel preescolar
que ganó 22,708 escuelas. En la segunda mitad de la década, el crecimiento
disminuyó. Al finalizar la década, destaca la reducción del número de escuelas
normales: de 858 normales existentes en 1985 se llega a 461 en 1990. Esta
disminución se presentó en todas las modalidades de educación normal, excepto
en las normales para secundaria. Las causas de este fenómeno deben
encontrarse en el desestímulo de la demanda a raíz del aumento de los requisitos
de ingreso, de la elevación del grado académico y de las bajas remuneraciones
salariales que afectaron al magisterio en esos años.
2.2.2 La política educativa del gobierno federal, 1952-1993.
a) La presidencia de Adolfo Ruiz Cortines, 1952-1958.
El gobierno del presidente Adolfo Ruiz Cortines consolidó las realizaciones
educativas de los gobiernos anteriores. En esos años el gobierno aumentó los
gastos en educación, especialmente los subsidios a las universidades y los
salarios de los profesores, y en general aplicó con mayor eficacia y economía los
fondos federales. Los servicios educativos continuaron creciendo pero no se
llevaron a cabo reformas en los métodos, programas de estudio o los textos
escolares (Cardiel, 1981: 348).
En este periodo presidencial se creó el Consejo Nacional Técnico de la Educación
(CONALTE) y el Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto
Politécnico Nacional (CINVESTAV-IPN). En el Instituto Nacional de Bellas Artes
las actividades se multiplicaron, se crearon institutos regionales, grupos artísticos
y centros de educación estética en varias ciudades del país y se construyeron
instalaciones para las artes dramáticas en la ciudad de México, entre ellas el
Auditorio Nacional, los edificios de la Escuela de Teatro y de la Académica de la
Danza Mexicana (Cardiel, 1981: 354-356).
b) La presidencia de Adolfo López Mateos, 1958-1964.
Adolfo López Mateos consideró prioritario ampliar las oportunidades educativas y
apoyar la educación normal y la capacitación para el trabajo. La educación había
registrado avances, pero todavía en 1958 uno de cada dos mexicanos no sabía
leer y las insuficiencias de los servicios así como la inequitativa distribución de la
oferta hacían que el nivel básico fuese poco accesible para amplios sectores de la
población. En esas condiciones, el gobierno promovió la expansión acelerada del
servicio educativo: se incorporaron poco más de dos millones 800 mil estudiantes,
se duplicaron en términos reales los recursos federales destinados a la educación,
se construyeron más de 21 mil aulas, se fortalecieron los servicios de
mejoramiento profesional del magisterio y se reformaron planes y programas de
educación normal. Entre las políticas más importantes del sexenio, se encuentran
la formulación e inicio del Plan de Once Años, la implantación del libro de texto
gratuito para la primaria y la reforma de los planes y programas de estudio de
primaria y secundaria (Noriega, 1985: 19-20).
El Plan para el Mejoramiento y la Expansión de la Educación Primaria en México,
conocido como Plan de Once Años por el lapso en que se cumplirían sus
objetivos, propuso satisfacer toda la demanda de educación primaria. Al cabo de
los 11 años el objetivo central no logró cumplirse: en 1970 aún quedaban fuera de
la escuela alrededor de 2 millones de niños y persistieron diferencias entre el
medio rural y urbano, que sólo atendieron al 83% y al 62% de la demanda
respectivamente. No obstante, el Plan constituyó «un gran salto hacia adelante en
el intento de proporcionar educación primaria a todos los mexicanos» (Caballero,
1981: 371) y, como señaló Prawda (1987: 29), fue «el primer intento de
planificación oficial del sistema educativo mexicano».
La gratuidad y la obligatoriedad de la primaria fundamentó la iniciativa para
elaborar libros de texto gratuitos, los cuales beneficiaron a miles de estudiantes de
bajos recursos y a los que su ubicación geográfica dificultaba el acceso a
materiales educativos. La propuesta fue ofrecer a los alumnos un mínimo de
conocimientos y destrezas sin distinción de condiciones sociales. Para editar los
libros se creó la Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuito (CONALITEG)
y se convocó a un concurso público para elaborarlos. Sin embargo, la falta de
calidad de muchas obras presentadas llevó a la CONALITEG a encargar la
redacción de textos a maestros de competencia reconocida. La primera edición
alcanzó casi 15 millones y medio de ejemplares y entre 1960 y 1964 se editaron
más de 107 millones de libros y cuadernos de trabajo (Caballero, 1981: 376).
Algunos sectores ligados a la educación privada se opusieron a la obligatoriedad
de los libros de texto gratuito.
En cuanto a la formación de maestros se desplegaron diversas políticas. En 1959
las escuelas normales de preescolar y primaria reformaron sus planes y
programas de estudio. Las escuelas normales y el Instituto Federal de
Capacitación del Magisterio, encargado de capacitar maestros a distancia,
recibieron aumentos en sus recursos. Se crearon dos Centros Normales
Regionales y las Normales de Capacitación para el Trabajo Industrial y Agrícola.
Se construyeron los edificios de las escuelas normales de Especialización y
Superior de Maestros y del Instituto Nacional de Pedagogía. El Instituto Federal de
Capacitación del Magisterio capacitó y tituló más de 17 mil maestros, descentralizó
su funcionamiento y desarrolló un amplio programa editorial con un tiraje de dos
millones y medio de ejemplares de diversos títulos (Caballero, 1981: 386).
El nivel medio superior duplicó su matrícula, un crecimiento que dio inicio a la
masificación de los niveles educativos superiores, y sus planes y programas de
estudio fueron reformados, con el objetivo de integrar las preparatorias de tipo
universitario en un bachillerato único promovido por la ANUIES (Noriega, 1985:
26).
La educación superior, por su parte, recibió mayores recursos financieros. Fueron
creados el Centro Nacional de Educación Tecnológica Industrial y el Centro de
Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional
(CINVESTAV-IPN). Al mismo tiempo se abrieron Institutos Tecnológicos
Regionales, se concluyeron las obras de la Unidad Profesional Zacatenco y de
otras escuelas del IPN, y se creó la Subsecretaría de Enseñanza Técnica
Superior. Las universidades en los estados ampliaron sus matrículas y las
instituciones particulares iniciaron su expansión (Noriega: 1985, 26-29; Caballero,
1981: 391; Prawda, 1987: 28-29).
Con el objetivo de ofrecer salidas laterales que posibilitaran la incorporación al
trabajo a los alumnos que no accedieran a los niveles educativos superiores, entre
1963 y 1964 se implantó un amplio conjunto de programas de adiestramiento para
el trabajo industrial y agrícola (Caballero:1981, 392-394).
d) La presidencia de Gustavo Díaz Ordaz, 1964-1970.
Las propuestas educativas del presidente Díaz Ordaz fueron semejantes a las del
gobierno que lo precedió. Sin embargo, el ritmo de crecimiento del sistema
disminuyó. El crecimiento acumulado de la matrícula total fue de 42.2%, mientras
que en el sexenio anterior acumuló 58.2%.
Entre 1964 y 1970, se instaló la Comisión de Planeamiento Integral de la
Educación, se implantaron algunas medidas para ampliar la cobertura de la
educación elemental, abatir sus costos y aliviar la presión de la demanda por
estudios superiores, como el uso experimental de medios masivos de
comunicación para la enseñanza primaria, la secundaria y la alfabetización, la
creación del Sistema Nacional de Orientación Vocacional y la apertura de nuevas
posibilidades en la enseñanza media superior. Por otra parte, se inició la
unificación de los calendarios escolares y se intentó modernizar la administración
(Noriega, 1985; Prawda, 1987: 30).
Durante el sexenio la educación secundaria creció un 150% y recibió especial
atención. Todas las escuelas de este nivel pasaron a regirse por un mismo plan y
programas de estudio; por cada secundaria general se creó una técnica; y se
impulsaron las escuelas secundarias técnicas agropecuarias (González, 1981:
413; Meneses, 1991: 123).
e) La presidencia de Luis Echeverría Álvarez, 1970-1976.
En el marco de una política de reforma educativa, el gobierno de Luis Echeverría
propició una considerable expansión y diversificación de los servicios educativos,
la multiplicación de las instituciones en todo el país y su crecimiento interno, la
reforma a los planes y programas de primaria y secundaria, la edición de nuevos
libros de texto gratuito y la promulgación de nuevas leyes en materia educativa y
de patrimonio cultural.
Durante el sexenio se crearon diversas instituciones de enseñanza media superior
y superior, así como el Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE), el
Centro de Estudios de Métodos y Procedimientos Avanzados de la Educación
(CEMPAE) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT). En ese
sexenio se impulsó la enseñanza abierta, se creó el Sistema de Primaria Intensiva
para Adultos, se fundaron escuelas para el aprovechamiento de recursos marinos
y la investigación educativa a través del Departamento de Investigaciones
Educativas del CINVESTAV-IPN y del Centro de Investigaciones Superiores del
Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
En 1972 se promulgó la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas,
Artísticas e Históricas, la cual afirmó la propiedad nacional del patrimonio histórico
y artístico, así como su protección y exploración (González, 1981: 423).
La Ley Federal de Educación de 1973 estableció que la educación es un servicio
de carácter público que ejerce el Estado y la iniciativa privada bajo las condiciones
que éste señale; organizó al sistema educativo nacional; estableció la función
social educativa, las bases del proceso educativo y los derechos y obligaciones
sobre la materia. Dicha ley reiteró la gratuidad de la educación impartida por el
Estado y el derecho que todos los habitantes del país tienen de recibir educación
con las mismas oportunidades; estableció las modalidades escolar y extraescolar
y nuevos procedimientos de revalidación y equivalencia de estudios; y aseguró el
principio de libertad educativa (González, 1981: 416).
La Ley Nacional de Educación para Adultos de 1976, normó y reguló la educación
para los mayores de 15 años que no habían cursado o concluido la primaria o la
secundaria. Esta educación fue concebida como educación extraescolar, basada
en el autodidactismo y la solidaridad social, y cuyos planes y programas
favorecerían la capacitación para el trabajo (González, 1981: 419).
Para dar curso a la intensa actividad y a la expansión acelerada del sistema, la
Secretaría de Educación Pública modificó su estructura orgánica y creó la
Subsecretaría de Planeación y Coordinación Educativa (Meneses, 1991: 330). La
SEP inició la desconcentración técnico-administrativa con la creación de 39
unidades y subunidades de servicios descentralizados en las ciudades más
importantes de las nueve regiones en las que fue dividido el país (Noriega, 1985:
71). Al mismo tiempo, la Subsecretaría de Planeación y Coordinación Educativa
impulsó medidas técnico administrativas para mejorar el control escolar, generar
estadísticas confiables, asignar maestros de primaria y elaborar los programas y
el presupuesto educativos. Asimismo se implantó un nuevo reglamento de
escalafón de los trabajadores de la SEP y se emitieron varios acuerdos para
regular la titulación y regularización de maestros (Prawda, 1987: 31).
El nivel preescolar creció 52% a lo largo del sexenio, lo cual indica que se
incorporaron más de 200 mil nuevos estudiantes. Pero la expansión todavía fue
limitada puesto que en 1976 sólo el 14% de los niños entre cuatro y cinco años
asistía a este nivel (Noriega, 1985: 58).
La primaria fue uno de los principales núcleos de la reforma educativa. Sin
embargo, no alcanzó el ritmo de crecimiento del sexenio anterior. Mientras que
entre 1964-1970 la matrícula creció 34%, en este periodo se incrementó 31.5%, a
pesar de que se abrieron opciones para ampliar la oferta mediante cursos
comunitarios, albergues escolares y centros regionales de educación elemental.
La eficiencia terminal, aún baja, mostró una mejoría de 16% con respecto a la
generación de 1965-1970, debido en gran parte a la expansión de los servicios
urbanos con escuelas de organización completa. Al finalizar el periodo existían 21
mil escuelas incompletas, de las cuales el 15% eran escuelas unitarias ubicadas
en pequeñas poblaciones rurales (Noriega, 1985: 59-60).
Por otra parte, los nuevos programas y libros de texto de primaria sustituyeron las
asignaturas de geografía, civismo e historia por el área de ciencias sociales; en
ciencias naturales se incluyeron temas de educación sexual que despertaron
polémicas en algunos sectores sociales y se introdujeron la gramática estructural
y un nuevo enfoque en la matemática. El tiraje de libros educativos ascendió a
543 millones de ejemplares, un incremento de casi 200 millones respecto a los
distribuidos en total durante los 10 años anteriores.
La matrícula de secundaria registró un crecimiento de 94.9%, inferior también al
del sexenio anterior que había alcanzado un crecimiento acumulado de 150%. No
obstante, dio cabida a poco más de un millón de nuevos alumnos, un tercio más
que en el sexenio anterior. Las secundarias técnicas fueron objeto de especial
apoyo, bajo la premisa de formar cuadros para el desarrollo socioeconómico.
La reforma educativa no logró implantarse en todas las escuelas del nivel. En
1974, la SEP autorizó a las escuelas secundarias a optar por los nuevos
programas de áreas o por los anteriores de asignaturas.
En el nivel medio superior se desarrolló una vigorosa política expansiva. Al
finalizar el período presidencial de Luis Echeverría, el nivel había acumulado un
crecimiento de 188%. Las preparatorias universitarias y otras opciones terminales
y ambivalentes (terminales y propedéuticas) fueron apoyadas. Así, se crearon el
Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM y el Colegio de Bachilleres, se
impulsaron los Centros de Estudios Científicos y Tecnológicos (CECYT), los
Centros de Estudios Tecnológicos (CET), los Centros de Estudios Tecnológicos
Agropecuarios (CETA) y los Institutos Tecnológicos Agropecuarios y
Pesqueros24, creados en 1973. Al mismo tiempo, se iniciaron experiencias de
educación abierta en el D.F. y en Monterrey. Con ello, la absorción de egresados
de secundaria se elevó del 72% en 1970 a casi 80% en 1976 (Noriega, 1985: 63-
65).
En las instituciones de nueva creación, se atendieron las recomendaciones
formuladas por la ANUIES en 1971 para implantar un sistema de cursos
semestrales, articular a las instituciones del nivel, dividir los contenidos escolares
en tres áreas y aplicar un sistema de créditos académicos (Noriega, 1985: 65).
La educación superior creció 156%, es decir, matriculó a 332,301 estudiantes más
que en 1970 (cuadro 2.2.10). La matrícula sumó 545,182 estudiantes. Un hecho
notorio fue la tendencia a la «federalización» del gasto en este nivel, es decir, al
aumento de la participación del financiamiento federal, el cual superó el 50% de
los ingresos de las universidades estatales. Otra tendencia importante, aún
incipiente pero en ascenso, fue la desconcentración de la matrícula.
Paulatinamente, instituciones ubicadas en los estados comenzaron a aumentar su
participación en el total de matrícula, en tanto que la matrícula de instituciones del
D.F., en especial la UNAM y el IPN, disminuyó en términos porcentuales. En este
proceso influyó la creación de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), con
cinco unidades en el D.F.. La UAM fue una novedosa propuesta, que modificó los
esquemas con los que tradicionalmente se habían organizado las universidades
públicas, mediante una estructura de unidades, divisiones por grandes áreas
profesionales y departamentos. (Noriega, 1985: 67).
En lo que se refiere a la educación para adultos, los servicios continuaron
ampliándose. Los centros de alfabetización pasaron a ser Centros de Educación
Básica para Adultos (CEBA), los cuales operaban en centros urbanos, y se
establecieron los sistemas abiertos de enseñanza. La población atendida creció
en forma significativa: de 13,500 en 1971 se pasó a 125,000 en 1976. El
presupuesto asignado a este rubro, por su parte, se incrementó casi doce veces.
No obstante, dentro de la población mayor de 15 años, en 1976 aún existían más
de 6 millones de analfabetos, 12 millones con primaria inconclusa y 9 millones con
primaria completa pero sin secundaria. (Noriega, 1985: 69).
La educación normal también experimentó un crecimiento importante. En 1970
habían 56 mil estudiantes en las escuelas normales de preescolar, primaria,
educación física, técnica industrial y técnica agropecuaria, y 136 mil en 1976. La
mayor parte de esa matrícula se encontraba en escuelas particulares. En 1975 se
abrió el programa de actualización y mejoramiento del magisterio para ofrecer el
nivel de licenciatura en educación a través de cursos abiertos y talleres de verano.
En 1976 había 60 mil maestros inscritos en el programa. (Noriega, 1985: 69-70).
f) La presidencia de José López Portillo, 1976-1982.
El gobierno de López Portillo elaboró el Plan Nacional de Educación (PNE). Dicho
Plan consistió en un diagnóstico y en un conjunto de programas y objetivos. En
1978 se declaró prioritaria la educación preescolar y se puso en marcha el
Programa de Educación para Todos cuyo objetivo fue atender a todos los niños
que demandaran la escuela primaria. Durante el sexenio se impulsó la educación
terminal, se buscó regular, mediante la planeación, a la educación superior y se
creó la Universidad Pedagógica Nacional (UPN). En este sexenio adquirieron
relevancia las preocupaciones sobre la calidad y la atención al rezago educativos.
El diagnóstico del PNE llamó la atención sobre diversos problemas de la
educación preescolar: la atención a la demanda potencial era baja; la distribución
de oportunidades era desigual al concentrarse en el medio urbano y atender casi
exclusivamente a sectores sociales medios y altos; y los bajos índices de
eficiencia en los primeros grados de la primaria estaban asociados con la
inasistencia de los niños a la educación preescolar. Ante ello, el gobierno se trazó
la meta de atender al 70% de los niños de cinco años, porcentaje que no pudo
alcanzarse al finalizar el sexenio25. Sin embargo, se consiguió aumentar la
matrícula en 1,830,000 alumnos, lo cual representó un incremento de 178% en
1982 con respecto a 1976. Al mismo tiempo, la creciente demanda de
escolarización en el nivel, generada entre otras razones por el aumento de
madres trabajadoras, hizo que la oferta privada de preescolar canalizara una
parte de la demanda. Así, el sector particular aumentó su participación porcentual
en la matrícula total, pasando del 8% en 1976-77 al 12.1% en 1981-82 (Noriega,
1985: 82).
En la educación primaria, el reto fue atender a la población marginada de la
escuela, cerca de 1.8 millones de niños en 1977-7826. El programa logró
aumentar la matrícula en 3.2 millones de alumnos, un crecimiento de 26.6% en
1982 en relación con 1976; completar 16 mil escuelas incompletas; ofrecer
primaria en 25,400 localidades que no contaban con el servicio; elevar la
eficiencia terminal de 46 a 53% y atender a casi 200 mil niños mediante cursos
comunitarios, un crecimiento de 166% con respecto a 197627 (cuadro 2.2.10). A
partir de septiembre de 1980, todos los niños en edad escolar que solicitaron
inscripción en la escuela primaria fueron matriculados. No obstante, debe
mencionarse que el abandono escolar continuó siendo elevado, que los
desequilibrios regionales persistieron28 y que muchos niños permanecieron al
margen de la escuela por motivos socioeconómicos.
La secundaria registró un crecimiento de 70% entre 1976 y 1982, inferior, empero,
al 150% acumulado en el sexenio anterior. En total, este nivel incrementó la
inscripción en 1.47 millones de alumnos. En 1981-82, las escuelas federales
atendieron al 68% de la matrícula total, 9.3% más que en 1975-76, en tanto que
las privadas disminuyeron su participación de 25.8 a 16%. La secundaria absorbió
en 1981-82 a cerca del 90% del egreso de primaria y elevó su eficiencia terminal
de 70.7% en 1976-77 a 74.5% en 1981-82 (Noriega, 1985: 85-86).
En conjunto, la educación media superior creció 73% entre 1976 y 1982. Dentro
de este nivel, la educación profesional media (media superior terminal) registró el
mayor crecimiento porcentual: en 1982 la matrícula se había incrementado
271.9%. Por su lado, el bachillerato (media superior propedéutica o bivalente)
acumuló un crecimiento de 103% en el mismo periodo. Ello indica el fuerte
impulso otorgado a la educación vinculada al trabajo, dentro de una estrategia de
descongestionamiento de la demanda de educación superior y de incorporación
de egresados jóvenes a las actividades económicas. Para ello se creó en 1978 el
Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (CONALEP), el cual en 1983
sumó 167 planteles en todo el país, con 87.6 mil alumnos.
En lo que se refiere a los bachilleratos generales, el gobierno federal impulsó
principalmente los bachilleratos no universitarios, a través del Colegio de
Bachilleres. En 1977 el Colegio reunía alrededor de 75 mil alumnos y en 1981 221
mil, de los cuales el 61% se localizaba en los estados del país y el 16% estudiaba
en sistemas abiertos. Por su parte, las escuelas particulares aumentaron su
porcentaje en la matrícula total del nivel, al pasar de 22.8% en 1976-77 a 26% en
1981-82.
Durante el sexenio de López Portillo se avanzó en el diseño e instrumentación de
un marco general para coordinar y planear la educación superior. En 1976 la SEP
creó la Coordinación General de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, la
cual en 1978 se transformó en Subsecretaría de Educación Superior e
Investigación Científica; en 1978 fue promulgada la Ley Nacional de Coordinación
de la Educación Superior; en 1979 se constituyó la Coordinación Nacional para la
Planeación de la Educación Superior (CONPES); en 1980 la autonomía
universitaria fue elevada a rango constitucional; y en 1981 se dio a conocer el
Plan Nacional de Educación Superior.
La Ley para la Coordinación de la Educación Superior, primera ley nacional
referida a este nivel educativo, establece las bases para la distribución de la
función educativa entre el gobierno federal, los estados y los municipios y la
previsión de las aportaciones económicas correspondientes. Asimismo la ley
reúne un conjunto de principios para ordenar las condiciones de integración,
composición, expansión y desarrollo de la educación superior (Rangel, 1983: 68,
92-105).
La CONPES quedó integrada por el Secretario de Educación Pública, los rectores
del Consejo Nacional de la ANUIES y funcionarios de la SEP. La CONPES se dio
a la tarea de instalar ocho Consejos Regionales de Planeación (CORPES) y 31
Comisiones Estatales (COEPES). Cada una de las instituciones de educación
superior, a su vez, creó unidades especiales para la planeación. De este modo, se
constituyó un Sistema Nacional de Planeación Permanente de la Educación
Superior con niveles nacional, regional, estatal e institucional.
En julio de 1981, la CONPES presentó ante la XX Reunión de la Asamblea
General de la ANUIES el proyecto de Plan Nacional 1981-1991, mismo que fue
aprobado por los rectores y directores de las universidades e instituciones de
educación superior. El Plan Nacional constituye el primer instrumento en su
género diseñado con la participación de las IES, la ANUIES y el gobierno federal.
La fundamentación central del Plan fue racionalizar el crecimiento y coordinar este
nivel educativo con las necesidades de desarrollo nacional.
Ese complejo sistema de organismos y normas para la educación superior buscó
a mediano y largo plazo orientar el desarrollo de las instituciones de educación
superior, mediante el apoyo financiero a proyectos específicos. Cabe recordar que
una porción importante de instituciones gozan de autonomía universitaria y que se
han desarrollado con lógicas y dinámicas locales y bajo la presión de la demanda
social, orientada por patrones tradicionales de selección de carreras. En ese
panorama, el marco legal y de planeación de la educación superior tendría la
función de orientar y coordinar el desarrollo universitario con el objetivo de regular
el crecimiento del sistema, en especial el de las grandes instituciones, y
redistribuir la demanda en las diversas ofertas formativas.
En 1980 el Artículo Tercero Constitucional incluyó el concepto de autonomía
universitaria. En esa adición constitucional la autonomía fue concebida como el
ejercicio de ciertas facultades que el Estado otorga a entidades públicas no
centralizadas. La autonomía se otorga, así, mediante un acto jurídico emanado
del Poder Legislativo, federal o estatal, e implica el derecho y la obligación de las
instituciones a autogobernarse, expedir sus normas y reglamentos, realizar sus
fines con respeto a la libertad de cátedra e investigación y de libre examen y
discusión de las ideas, determinar sus planes y programas de estudio, fijar los
términos de ingreso, promoción y permanencia del personal académico y
administrar su patrimonio (Rangel, 1983: 112-119).
En lo que se refiere a la expansión de la educación superior, la matrícula
disminuyó sensiblemente sus ritmos de crecimiento durante el sexenio de López
Portillo. En 1982, la matrícula fue de 840.4 mil estudiantes, casi 400 mil
estudiantes más que en 1976. A lo largo de esos seis años acumuló un
crecimiento de 54%, que contrasta con el 156% registrado en el sexenio anterior.
La UNAM redujo su ritmo de crecimiento y el IPN disminuyó su matrícula. La UAM
canalizó una porción de la demanda y los Institutos Tecnológicos Regionales
sobrepasaron el doble de su inscripción al finalizar el sexenio (Noriega, 1985: 89).
Por otro lado, en 1978 las autoridades educativas calculaban que existían seis
millones de adultos analfabetos y 13 millones sin concluir la primaria. Ante ese
panorama, en 1978 el gobierno federal puso en marcha el Programa Nacional de
Educación a Grupos Marginados y en 1981 elaboró el Programa Nacional de
Alfabetización y creó el Instituto Nacional de Educación para Adultos (INEA). En
1980 se atendieron poco más de un millón y medio de adultos en alfabetización,
primaria, secundaria y capacitación no formal para el trabajo. Dentro de éstos, 481
mil fueron atendidos por el servicio de alfabetización. En 1982 poco más de dos
millones de adultos recibieron algún tipo de servicio educativo, de los cuales
687,216 correspondieron a servicios de alfabetización ofrecidos por el INEA, las
Misiones Culturales y las Salas Populares de Lectura30. Esta última cifra
representó el 10% de población mayor de 15 años que según el censo de 1980 no
sabían leer y escribir.
Uno de los proyectos más importantes del sexenio en materia de formación de
maestros fue la creación de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) en agosto
de 1978. La UPN ofreció dos especialidades y cinco licenciaturas, organizadas en
un número de asignaturas que conforman un tronco común, el cual es seguido por
materias específicas para cada licenciatura. Al iniciar sus actividades en 1979, la
UPN matriculó 845 estudiantes en las licenciaturas, 441 en las especializaciones
y, a través del Sistema de Educación a Distancia, incorporó a cerca de 60 mil
estudiantes de las licenciaturas que venían operando en los estados del país, bajo
la Dirección de Mejoramiento Profesional del Magisterio (Fuentes, 1980: 19-20;
Noriega, 1985: 93-94).
En el Plan Nacional de Educación se incluyó un programa prioritario referido a la
elevación de la calidad de la educación normal, con metas precisas en cuanto a
su crecimiento. En 1979 se formó el Consejo Nacional Consultivo de Educación
Normal como máxima autoridad deliberativa. El Consejo se orientó por establecer
convenios con las entidades federativas para regular la inscripción de alumnos de
primer ingreso a las normales, en especial las particulares. En 1982 se realizó una
Consulta Nacional para analizar los proyectos elaborados por el Consejo
Consultivo y sus implicaciones en el plan y los programas de estudio. La consulta
concluyó que no era conveniente iniciar la reforma a la normal en septiembre de
1982 (Pescador, 1983).
La ampliación del nivel preescolar impactó el crecimiento de los estudios para
formar profesores de este nivel, los cuales se expandieron a un ritmo superior que
en el sexenio anterior. Particularmente las normales del sector privado triplicaron
su matrícula, alcanzando en 1981 el 58% de la matrícula total. Las normales
estatales disminuyeron su participación en el total y las federales registraron un
crecimiento pequeño. El crecimiento de las normales primarias tuvo restricciones,
pues se consideró que existía sobreoferta de maestros para el nivel. Las normales
federales y las particulares crecieron menos que las estatales. Por su parte, las
normales superiores, destinadas a formar maestros de secundaria, triplicaron su
alumnado. Las escuelas particulares pasaron de ocupar el 19% de la matrícula
total en el inicio del sexenio al 33% en 1982 (Noriega, 1985: 94-95)
g) La presidencia de Miguel de la Madrid, 1982-1988.
El Presidente Miguel de la Madrid inició su gobierno justo en el momento en que
se desencadenó una fuerte crisis económica. El gasto del gobierno, en especial el
destinado a las áreas sociales sufrió una drástica caída. Si en 1982 el gasto
educativo público y privado había presentado el 5.5% del PIB, en 1988 sólo
representó el 3.5% de un producto también en contracción. La crisis afectó la
demanda de escolaridad en los sectores de menores ingresos y aumentó las
probabilidades de abandono y reprobación escolar. En esas condiciones, el
sistema educativo mexicano interrumpió las tendencias expansivas que lo habían
caracterizado desde décadas anteriores.
En los primeros años del gobierno de Miguel de la Madrid la situación educativa
en México presentaba serios problemas: más del 27% de la población no tenía los
mínimos educativos y se calculaba que existían seis millones de analfabetos, 15
millones de personas mayores de 15 años que no habían concluido la primaria y
otros siete sin terminar secundaria. La eficiencia terminal de la primaria se situaba
en alrededor de 50% y existían 29 mil escuelas incompletas, de las cuales cerca
de 24 mil eran unitarias; la educación preescolar sólo cubría el 40% de la
demanda de niños de cinco años.
El gobierno de Miguel de la Madrid presentó en 1983 el Programa Nacional de
Educación, Recreación, Cultura y Deporte. Entre las políticas que se delinearon
se encuentran ofrecer un año de educación preescolar a todos los niños de cinco
años de edad, descentralizar la educación y reformar los estudios de normal.
Los antecedentes directos de la descentralización propuesta por el gobierno de
Miguel de la Madrid fueron las medidas de desconcentración administrativa
desarrolladas en la administración anterior, las cuales habían permitido mayor
coordinación en la administración local y habían hecho más fluidos los procesos
de decisión. En 1984, el Poder Ejecutivo Federal expidió un decreto para
establecer acuerdos de coordinación entre el gobierno federal y los gobiernos
estatales, los cuales implicaron la creación de consejos estatales de educación
con representación de las autoridades federales, estatales y del Sindicato
Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), y el establecimiento de
direcciones generales de servicios coordinados en cada entidad, órganos de
coordinación de las dependencias educativas ya existentes.
En 1983 la matrícula total conservó un crecimiento superior al del grupo
demográfico en edad escolar. Todavía hasta 1986 la matrícula presentó un
pequeño crecimiento, pero entre 1986 y 1987 sufrió un leve descenso absoluto.
En el sexenio la matrícula creció 8.4%, porcentaje muy bajo comparado con el
41.4% del sexenio anterior.
La enseñanza preescolar perdió el impulso que había recibido a partir de los
últimos años de la década setenta. En 1982 el crecimiento con respecto al año
anterior fue de 22.9%, mientras que entre 1987 y 1988 sólo creció 3.1%.
La primaria, por su parte, fue el nivel educativo más afectado, con una reducción
neta de 566,559 estudiantes. El primer ingreso disminuyó, en parte, por el
abatimiento del rezago, la normalización de la edad de ingreso a la escuela y la
baja expansión demográfica (Fuentes, 1988: 54). Al mismo tiempo, el egreso
también decayó, en gran medida debido al impacto de la crisis económica en
sectores pobres de la población y a factores internos del sistema educativo, como
la reprobación.
La educación secundaria perdió dinamismo hasta llegar al estancamiento en 1988.
Esto obedeció a la reducción de la cantidad de egresados de primaria y a que un
número cada vez mayor de éstos interrumpió sus estudios.
La educación media superior disminuyó sus ritmos de crecimiento. En este
sexenio la matrícula creció 34.9%. El crecimiento del primer ingreso también
disminuyó: en 1981 el 86.6% de los egresados de secundaria se matriculaba en el
bachillerato en la profesional media, pero en 1988 sólo lo hicieron el 76.2%.
Al finalizar el sexenio de Miguel de la Madrid, la matrícula de educación superior
alcanzó poco más de un millón de estudiantes, un crecimiento de 23% en relación
con 1982. El crecimiento del primer ingreso avanzó a un ritmo lento, registrando
incluso un decrecimiento absoluto en 1986. Este comportamiento fue desigual en
los distintos subsistemas de educación superior. Mientras que la UNAM y el IPN
estabilizaron su crecimiento, las instituciones tecnológicas federales y los
establecimientos privados conservaron sus posibilidades de expansión. A
diferencia de su reducida participación en otros niveles educativos, el sector
privado absorbió más de un tercio del crecimiento de la educación superior
experimentado desde 1982 (Fuentes, 1989: 14) y aumentó su participación
porcentual en la matrícula total del nivel.
En 1984 se le otorgó el carácter académico de licenciatura a los estudios de
normal y se requirió a los aspirantes a ingresar en esta modalidad educativa tener
estudios concluidos de bachillerato. Esta reforma afectó la matrícula que
disminuyó rápidamente. La elevación de los requisitos de ingreso y las bajas
percepciones salariales del magisterio fueron factores que desestimularon la
demanda y que, al combinarse con altas tasas de abandono de la profesión y con
la baja incorporación al empleo de nuevos maestros, generaron un déficit en la
disponibilidad de maestros.
CARLOS SALINAS DE GORTARI (1988-94)
El secretario de Educación Pública Bartlett promovió la reforma del artículo 3°
constitucional para que tuviera congruencia con el art. 130 constitucional que
establece una nueva relación Estado e Iglesia. Además, estableció el programa
“Prueba Operativa” del proyecto de Planes y Programas de Educación Básica.
El Lic. Bartlett fue sustituido en la SEP por el Dr. Ernesto Zedillo. Una de las
medidas que se van a tomar como secretario de Educación Pública fue el
establecer 200 días laborables en las escuelas.
Durante el gobierno del Lic. Carlos Salinas se realizó las siguientes acciones
educativas:
Una reforma curricular de los Planes y Programas de Primaria y Secundaria
(1993). y como consecuencia de esta acción se elaboraron nuevos libros de texto.
Con esta acción se estructuran las asignaturas y se dejan atrás las materias por
áreas.
La creación de la nueva Ley General de Educación y las reformas del Art. 3· de la
Constitución, en donde se señaló la obligatoriedad de la enseñanza secundaria.
Se realizaron avances en la descentralización educativa, para lo cual los
gobernadores de los entidades federativas de la República Mexicana y el
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) firmaron con el
gobierno federal el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación
Básica y Normal (ANMEB), para lo cual el gobierno federal transfirió a los estados
el manejo y control de sus respectivos sistemas educativos en los niveles de
educación básica y normal.
Se llevó a cabo el Programa de Apoyo al Rezago Escolar (PARE) en las entidades
federativas más pobres del país. Se creó la Coordinación Nacional para la
Planeación de la Educación Superior (CONPES) y en 1989 la Comisión Nacional
de Evaluación de la Educación Superior (CONAEVA), la cual fomenta la
autoevaluación y la evaluación externa de las instituciones que conforman el
subsistema de educación superior.
En el año de 1991 se crearon los Comités Interinstitucionales para la Evaluación
de la Educación Superior (CIEES), destinados a realizar la evaluación diagnóstica
de programas académicos, así como de las funciones de administración y gestión,
de difusión y extensión de la cultura de las instituciones de educación superior.
En 1994, se puso en marcha el Centro Nacional de Evaluación para la Educación
Superior, A.C. (Ceneval), para evaluar a los alumnos egresados de la educación
básica, a los que terminan la educación media superior y acceden a la superior y a
los egresados de más de una veintena de licenciaturas.
Surgió el Programa para el Mejoramiento del Profesorado (PROMEP), eje de la
nueva política nacional de educación superior.
Se implementó el programa de carrera magisterial.
Se realizaron acciones para modernizar el nivel educativo superior. Se encauzó la
demanda del nivel educativo superior a la modalidad técnica, creándose
universidades tecnológicas y universidades particulares.Sin embargo, estas
acciones no resolvieron los viejos problemas educativos, como los de calidad y
equidad; los defectos estructurales del sistema, en especial la imbricación del
sindicato y las autoridades en la toma de decisiones.
Durante este sexenio, la educación estuvo orientada por el Acuerdo para la
Modernización de la Educación Básica. Programa que expresó una política para
modernizar el Sistema Educativo Nacional, para lo cual se pretendía la formación
y actualización de los profesores, enfocarse a la educación de los adultos, el
desarrollo e investigación científica y tecnológica y la capacitación del trabajo entre
otras cosas. También señala el reconsiderar los contenidos teóricos y prácticos
para dejar a un lado los contenidos informativos que conllevan a aprendizajes
memorísticos.
ERNESTO ZEDILLO (1994-2000)
La presidencia de Ernesto Zedillo estuvo marcada por la crisis financiera más
severa de la década con repercusiones internacionales llamada Efecto Tequila.
Tras ser investido presidente el 1 de diciembre de 1994, se enfrentó a una crisis
económica inmediata, cuando los inversores extranjeros y nacionales perdieron la
confianza en un peso sobre valorado, provocando, en pocas semanas, la caída de
su valor en más de un 40% frente al dólar.
La libre flotación causó una fuga masiva de divisas ante la situación política del
país: levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, asesinato de
Colosio y otros políticos, etc.
El precio del dólar incrementó cerca del 100% inmediatamente, causando quiebras
de miles de compañías, desempleo y que muchos deudores se vieran impedidos
de pagar sus deudas. El gobierno de Zedillo ideó el Fondo Bancario de Protección
al Ahorro FOBAPROA para apoyar a la banca nacional contra los deudores.
El resto del sexenio de Zedillo vio una sorprendente recuperación del empleo y
una sana administración de la economía mexicana. En el terreno político la
izquierda consiguió sus primeras gubernaturas y, al final de su mandato, se
convirtió en el primer presidente emanado del PRI en reconocer una derrota en la
elección presidencial. Se dedicó a la política educativa, la mayor prioridad. Se
alcanzó la mayor proporción en nuestra historia de recursos federales destinados
a la educación. Se transfirieron más recursos federales a los municipios. Y se
instaló el Consejo Nacional.
Aumentó significativamente las proporciones de los niños y jóvenes que acuden a
la primaria, de los que la terminan, de los que ingresan a secundaria y la
concluyen, y de los que avanzan hacia los niveles medio superior y superior. La
matrícula escolarizada del sistema educativo nacional llegó a cerca de 30 millones
de alumnos, casi 90 por ciento de ellos en instituciones públicas. Un aumento de
la matrícula en zonas marginadas del país y en los sitios de educación preescolar,
secundaria, media superior y superior. La matrícula de educación superior es ya
de más de dos millones de alumnos.
El número de escuelas llegó a 220 mil, una de cada siete construida en este
sexenio. De igual manera se incorporó la sexta parte de la planta total de
maestros, de un millón y medio.
Se ha logrado multiplicar las oportunidades y opciones de educación superior
gracias a la creación de 106 nuevas instituciones públicas de ese nivel. El subsidio
a la educación superior ha crecido 32 por ciento en términos reales desde 1995. El
total de los recursos destinados a ciencia y tecnología aumentó casi 45 por ciento
real.
Se ha hecho una inversión sin precedente para rescatar, restaurar y ampliar el
patrimonio histórico del país así como para apoyar la creación artística y cultural.
Se multiplicaron tres veces y media el número de desayunos escolares, para llegar
a 4.6 millones diarios, y en 1997 se estableció el PROGRESA, que ya alcanza a
2.6 millones de familias en 56 mil localidades rurales. 1/3 de la población
beneficiada es indígena.
Se otorgaron más de 6 millones de becas de capacitación para el trabajo y se ha
establecido un sistema nacional de competencias laborales que muy pronto habrá
de consolidarse.
Se trabajó con los gobiernos estatales y municipales para profundizar y consolidar
la federalización de la educación básica, normal y especial.
Se dio una reforma de los contenidos y los materiales educativos de educación
básica y normal. Se concluyó la actualización de todos los libros de texto gratuitos
para la educación primaria. Se dio la edición de libros en lenguas indígenas y sus
variantes, como material esencial para el fortalecimiento de la educación bilingüe.
Se han estado distribuyendo libros de texto gratuitos para secundaria de manera
creciente, y en especial para los alumnos y las alumnas de mayor carencia
económica.
Se ha dado el más decidido apoyo al trabajo de las maestras y maestros mediante
diversas acciones, que incluyen: el mejoramiento físico y académico de las
escuelas normales; la actualización permanente de los maestros de educación
básica; la elaboración y distribución de libros y materiales de apoyo a la función
educativa; el establecimiento de la carrera magisterial; la apertura de los centros
de maestros; y el mejoramiento progresivo, gradual, de los salarios y prestaciones
del personal docente. Los profesores de las instituciones de educación media
superior, y superior, cuentan también con programas de apoyo a su labor,
mediante sistemas de formación continua y de estímulos a su desempeño.
Se impulsó la participación social en la educación. Se busca una mayor
vinculación de las instituciones educativas con sus entornos socioeconómicos
para alcanzar el desarrollo integral y sustentable de las comunidades, así como
una mejor y sistemática vinculación de las instituciones educativas con el sector
productivo. Y se estableció la auto-evaluación y la evaluación externa de las
instituciones, programas académicos, aprovechamiento escolar y de la calidad
docente, así como criterios nacionales para la evaluación de la calidad y la
realización de todos estos procesos con eficiencia, objetividad y transparencia.
Vicente Fox Quezada
En el sexenio de gobierno de Vicente Fox, en materia educativa tuvo como
objetivo de promover la conciencia y el juicio crítico independiente acerca de los
problemas educativos vividos en el país. Para lo cual se precisa un enfoque
educativo en donde se pretende cubrir una educación:
Equitativa y con buena calidad porque asegurará igualdad de oportunidades
de ingreso, permanencia y logro académico.
Pertinente porque responderá a las necesidades de las personas y a los
requerimientos del desarrollo nacional.
Incluyente porque atenderá la diversidad cultural regional, étnica y
lingüística del país.
Integralmente formativa porque combinará propósitos científicos y técnicos,
con una concepción de humanismo para nuestro tiempo.
También se considera un cambio organizacional como un factor en el
mejoramiento de la calidad académica. Por ello cada escuela e institución era el
centro en donde se desarrollaría los objetivos educativos de este sexenio. Se
reafirma además de que las escuelas deberían de ser organizaciones abiertas
que puedan ser capaz de establecer mejores formas de interacción con las
comunidades en que se encuentran ubicadas.
Se recalca que para cada objetivo particular era necesario definir líneas de acción,
metas específicas y programas para los diferentes niveles educativos; además se
establece el año en que se piensa cumplir tales propósitos. De tal manera que
dichas acciones y objetivos educativos pudieran facilitar el análisis del
desempeño del gobierno, permitiendo que los ciudadanos y los investigadores
tuvieran una base sólida pedir cuentas a cualquier administración que no
cumpliera con lo que en su momento se prometió.
En la política de equidad se trata de garantizar el derecho a la educación, ya que a
través de este se puede tener acceso a dicha educación, al igual que permite tanto
la permanencia y el logro educativo de todos los niños y jóvenes del país. Por ello
la equidad es uno de los principales propósitos y compromisos del gobierno en el
nivel de educación básica, de esta manera se planeó promover los programas
compensatorios para poder atender a las poblaciones vulnerables y con ello
igualar las oportunidades educativas en todo el país.
La calidad en este proyecto educativo, es otro punto que se retoma. Pero también
se menciona que esta calidad no es igual para cada nivel educativo, ya que en la
educación básica la calidad se define en función del desarrollo de capacidades
cognoscitivas fundamentales; en el nivel medio superior no se tiene una definición
explícita, y sólo se hace referencia a los conocimientos y destrezas para
incorporarse al mundo laboral o continuar estudios de tipo superior, mientras que
en el nivel superior, la equidad se define en términos de su contribución a la
satisfacción de las necesidades del país.
Políticas públicas y gestión gubernamental de la administración.
Durante la administración del Presidente Vicente Fox se ha considerado como
prioritaria la inversión en educación y muchos de los esfuerzos están dirigidos a
establecer las condiciones para canalizar mayores recursos por alumno a la
población con desventaja. Por esta razón, se puso en marcha el Programa
Nacional de Educación 2001-2006 basado en tres puntos fundamentales desde
los que se comenzaron a pensar las estrategias que habrían de seguirse en este
gobierno.
1. Ampliación del sistema educativo privilegiando la equidad.
2. Proporcionar una educación de buena calidad para atender las
necesidades de todos los mexicanos.
3. Impulsar el federalismo educativo, la gestión institucional, la integración y
la participación social en la educación.
Este programa elabora una relación pormenorizada de la educación mexicana,
destacando los logros obtenidos en las décadas pasadas, pero también
detectando los mayores rezagos en este sector, principalmente aquellos que
hacen referencia a los problemas de la equidad y la calidad de la educación. Con
base en lo anterior, el Programa señala las rutas que se habrán de seguir para
alcanzar los objetivos propuestos, así como las vías para acceder a una mejor
educación en el país contemplando, entre otros cosas, una reforma de la gestión
del sistema que involucra cambios en: la estructura de la federalización educativa
y el financiamiento; los mecanismos de coordinación intergubernamental; los
cambios en la legislación, evaluación, investigación e innovación educativas, así
como en las estrategias de consulta y participación ciudadana.
Esta propuesta del gobierno del Presidente Vicente Fox sobre un gran acuerdo
nacional de la educación, implica la concertación con los distintos actores políticos
y sociales en torno a otras orientaciones y estrategias propuestas de forma
paralela al Programa Nacional de Educación 2001-2006. En razón de lo anterior,
la actual administración también ha formulado una serie de programas
estratégicos que a continuación se enuncian:
PROGRAMAS DESCRIPCIÓN
Programa Enciclomedia Es un sistema audiovisual que integra y articula medios,
recursos y herramientas relacionados con la educación
primaria, a fin de enriquecer las experiencias de
enseñanza y aprendizaje en el salón de clases
Acciones de la Programa para introducir la perspectiva de derechos
Secretaría en Materia humanos en la elaboración de políticas públicas
de Educación en educativas y en planes y programas de educación
Derechos Humanos básica, media superior y superior
Educación Basada en Programa educativo basado en normas de competencia,
Competencias PMETyC en el que los planes de estudio se elaboran con base en
II los requerimientos del sector productivo y social,
atendiendo también las necesidades integrales del
individuo
Programa Escuelas de Este programa considera la participación de los
Calidad maestros, directivos, alumnos y padres de familia para
identificar necesidades, problemas y metas realizables
orientadas hacia la mejoría de la calidad del servicio
educativo.
Programa Binacional de Programa diseñado para fortalecer la comunicación y
Educación Migrante colaboración entre las Entidades Federativas, los
Representantes de la Secretaría de Educación Pública y
la Secretaría de Relaciones Exteriores y los Estados de
la Unión Americana con el objetivo de ampliar y
consolidar los servicios de educación básica para la
población migrante binacional.
Programa de Fomento Promueve y apoya el desarrollo de la investigación
a la Investigación educativa como medio para sistematizar información y
Educativa generar conocimientos para la innovación educativa y el
diseño e implementación de políticas públicas dirigidas a
la educación básica
Programa de Promueve los sistemas de gestión de la calidad con
Innovación y Calidad base en el modelo de innovación para asegurar la
generación y seguimiento de planes de mejora continua
en las dependencias del sistema educativo nacional
GOBIERNO DE ENRIQUE PEÑA NIETO (2012-18)
Desde el primer día de su gobierno, el presidente Enrique Peña Nieto anunció una
gran transformación educativa. Se trata de una reforma para recuperar la rectoría
del Estado en este sector; mejorar la calidad y evaluar el desempeño de los
maestros.
A nueve días de su mandato, la iniciativa de modificación a los artículos 3 y 73 de
la Constitución fue entregada a la Cámara de Diputados. En este proyecto, el
gobierno de la Republica estableció un nuevo modelo de ingreso y promoción
magisterial a través de evaluaciones.
La reforma, considerada como el primer logro visible de los partidos firmantes del
Pacto por México (PRI, PAN, PRD), fue aprobada por el Congreso de la Unión el
21 de diciembre de 2012, La nueva redacción del artículo tercero estipula que el
"ingreso al servicio docente y la promoción a cargos con funciones de dirección o
de supervisión en la educación básica y media superior que imparta el Estado se
llevará a cabo mediante concursos de oposición que garanticen la idoneidad de
los conocimientos y capacidades que correspondan".
En poco más de un mes, el proyecto fue ratificado por 23 congresos locales, lo
que permitió que el presidente Peña Nieto promulgara esta reforma el 25 de
febrero de este año. Las ventajas de la transformación constitucional, dijo el
ejecutivo, consisten en que el mérito profesional será la única forma de ingresar,
permanecer y ascender como maestro, director o supervisor y el Instituto Nacional
para la Evaluación de la Educación (INEE) tendrá plena autonomía.
En los primeros días de agosto, la Secretaría de Educación Pública (SEP)
encabezada por Emilio Chuayffet, presentó las iniciativas de leyes secundarias. La
norma para el INEE regula el Sistema Nacional de Evaluación Educativa, en el
que se define la evaluación de más de un millón de profesores de educación
básica y media superior.
La ley General del Servicio Profesional Docente establece la evaluación del
desempeño docente y sus programas de regularización. A través de los cambios a
la Ley General de Educación, se crea el Sistema de Información y Gestión
Educativa.
El proceso legislativo de cambios en el sistema nacional de enseñanza concluyó
en septiembre pasado con la entrada en vigor de las tres normas antes citadas.
Además de ser obligatoria, laica, gratuita y pública, a partir de las recientes
reformas a los artículos 3 y 73 de la Constitución, la educación básica en México
también deberá ser de calidad y con equidad.
Esto quiere decir que los alumnos cuenten con mejores maestros, libros de texto,
materiales educativos y escuelas, que pasen más tiempo en aulas y dispongan de
alimentos nutritivos, en especial en las zonas con mayores índices de probreza.
Se trata de aprender más y mejor.
Para todo ello se creará el Servicio Profesional Docente a fin de capacitar, formar
y evaluar a los maestros, directores, supervisores e instalaciones, y el Sistema
Nacional de Evaluación Educativa que deberá aportar lineamientos para saber que
funciona bien, qué no y mejorarlo.
También el INEE, evaluará maestros, directores y supervisores; instalaciones y
autoridades educativas, planes, programas, métodos y materiales, así como a las
escuelas particulares.
Es importante destacar que se hará un censo de escuelas, maestros y alumnos, y
con esa información se conformará el Sistema de Información y Gestión Educativa
(SIGE). Se abrirán más escuelas de tiempo completo.
El concurso de oposición será la única forma para poder ser maestro, director o
supervisor. Cuando se habla de autonomía de gestión quiere decir que los
directores y padres de familia podrán tomar decisiones para mejorar las
instalaciones de sus escuelas.
Por último, el sistema educativo respetará la diversidad culturar y la integridad de
la persona. Esta reforma constitucional se hace más específica con tres leyes
secundarias.
ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR (2018-24)
Porque López Obrador prometió que cancelaría la "mal llamada reforma
educativa" y ya está la iniciativa
El presidente Andrés Manuel López Obrador firmó el miércoles 12 de diciembre
una iniciativa para cancelar la reforma educativa de la pasada administración y
avanzar en una transformación en la materia pues, dijo, se cuenta con un acuerdo
inicial con padres de familia, maestros y organizaciones sindicales del magisterio.
Además, apenas este martes 16 de abril mandó un memorándum para que se
eche abajo dicha reforma. En conferencia de prensa, el tabasqueño detalló que el
plan general de educación establece en lo fundamental el derecho a la educación
pública, gratuita y de calidad en todos los niveles escolares. Por ello, aquí te
contamos de qué se trata este plan de AMLO que pretende sustituir la reforma
impulsada por su antecesor Enrique Peña Nieto.
1. CAMBIA EL ORGANISMO VIGILANTE
El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) fue creado por
decreto presidencial el 8 de agosto de 2002, durante el gobierno del presidente
Vicente Fox.Sin embargo, a partir del 26 de febrero de 2013, tras la reforma
educativa de Enrique Peña Nieto, el INEE se convirtió en un organismo público
autónomo, con personalidad jurídica y patrimonio propio.
En esta etapa con Peña Nieto, el INEE tuvo como tarea principal evaluar la
calidad, el desempeño y los resultados del Sistema Educativo Nacional en la
educación preescolar, primaria, secundaria y media superior. Este organismo será
sustituido por el Centro Nacional para la Revalorización del Magisterio y la Mejora
Continua de la Educación. Moctezuma detalló que este organismo contará con
funciones más amplias de las que tiene el INEE en el sentido de que expedirá
lineamientos para valorar tanto al sistema como a las autoridades educativas.
2. Y TAMBIÉN EL SISTEMA DE EVALUACIÓN
El funcionario agregó que este Centro Nacional responde a una de las quejas
recogidas durante los foros de educación, en donde los maestros se quejaron de
la evaluación promovida por el INEE. "Si ustedes recuerdan, lo que los maestros
comentan sobre la evaluación, los maestros no dicen que estén en contra de la
evaluación, pero si de la (evaluación) punitiva", dijo Esteban Moctezuma.
El funcionario afirmó que la administración cuenta con información que apunta a
que en aquellos países donde se implementó una evaluación similar, no se
obtuvieron los resultados deseados. Según la reforma educativa aprobada en el
sexenio anterior, el INEE tiene la responsabilidad de definir los métodos e
instrumentos destinados para la evaluación de las capacidades y aptitudes de
quienes buscan ingresar al magisterio nacional.
Dicha evaluación también se aplica a quienes persiguen un ascenso a cargos de
dirección y de supervisión, tanto en la educación básica como en la media
superior, así como al magisterio en servicio. "Lo que queremos es un mejor
organismo que en primer lugar cuente con la participación de todos los actores
educativos, se puede evaluar de forma más abierta al sector educativo incluyendo
a las autoridades", agregó.
3. EDUCACIÓN GRATUITA EN TODOS LOS NIVELES
El presidente Andrés Manuel López Obrador subrayó que la reforma incluye la
gratuidad de la educación en todos los niveles, es decir, hasta el nivel superior,
por lo que el Gobierno federal procederá a la construcción de 100 universidades
públicas.
3. CONCEPTOS NUEVOS EN LA CONSTITUCIÓN
Esteban Moctezuma, secretario de Educación, explicó que en la iniciativa
aparecerá por primera vez en el artículo 3° constitucional la figura de "interés
supremo" de la educación para las y los niños y los jóvenes. Además, agregó que
en la reforma se agregan los principios de integralidad, equidad y
excelencia como principios básicos de la educación en la Constitución. "Estamos
conscientes de que la educación más pobre se le da a los más pobres y eso
tiene que cambiar; tenemos que fortalecer el sistema educativo para que se rompa
con una de las causas de la pobreza en el país", explicó.
5. CONSENSO ENTRE PADRES Y MAESTROS
El presidente Andrés Manuel López Obrador destacó que esta iniciativa cuenta
con "un acuerdo inicial con los padres de familia y con los maestros", a diferencia
de la que calificó como "mal llamada reforma educativa" de Peña Nieto." Esto es
un cambio importante, una diferencia con relación a la manera en que actuaron
cuando impusieron la 'mal llamada reforma educativa' que se hizo en contra de la
voluntad de los maestros. No podemos llevar a cabo ningún plan sin el apoyo la
colaboración de los padres de familia y de los maestros", resaltó el tabasqueño. La
propuesta incluye la atención prioritaria al fortalecimiento de las escuelas normales
y las instituciones de educación superior que forman a los docentes, para
actualizar sus métodos de enseñanza y mejorar la calidad de la educación.
6. MATERIAS OBLIGATORIAS
Como parte del impulso a una "educación cultural", Moctezuma indicó que se
introducirá la obligatoriedad de que en los planes de estudio se incluyan el
civismo, valores, la cultura, el arte, la música, el deporte y el respeto al medio
ambiente.
7. CONTENIDOS DIFERENCIADOS POR REGIÓN
La reforma educativa del Gobierno federal propondrá la visión regional de la
educación, que promoverá la formulación de contenidos diferenciados para las
regiones de México. "Tiene que haber una política diferenciada en materia
educativa y permitirle a las regiones expresarse a través de su sistema
educativo", señaló. Por ello, la iniciativa propone un énfasis en la educación
indígena, bilingüe y bicultural.
8. BECAS DEL SISTEMA "BENITO JUÁREZ"
Para evitar la deserción de los alumnos en el nivel medio superior y promover su
permanencia en las escuelas, la administración federal apoyará a estos jóvenes
mediante el sistema de becas 'Benito Juárez', detalló el secretario de Educación.
También se darán becas en niveles básico, a la gente con más necesidad y a los
universitarios.
9. LOS SINDICATOS TENDRÁN LIBERTAD
El secretario de Educación, Esteban Moctezuma, dijo que todos los sindicatos,
incluyendo los del magisterio, tendrán libertad y autonomía para elegir a sus
dirigentes.
“Pero la ley les exigirá que sean elecciones secretas y universales, es decir
cualquier miembro de un sindicato podrá elegir a una persona sin que sus líderes
se enteren a quiénes apoyaron”, expresó.
Al respecto, dejó en claro que “el acercarme yo a los sindicatos no me hace
renunciar en lo más mínimo a la rectoría que tiene la SEP sobre la política
educativa, pero sí es importante restablecer la comunicación que se rompió”.
Puntualizó que es importante que el diálogo prevalezca y no la confrontación, en
un tema delicado que es precisamente la gobernanza en el sistema educativo.
(TEMA ESPECIAL A EXPONER RETROALIMENTACION)
LAS REFORMAS EDUCATIVAS EN MÉXICO
En México, el establecimiento de nuevos mecanismos de control ha sido el
objetivo de la transformación de la educación. Sin embargo, en la instrumentación
de las reformas neoliberales, violentas en sí mismas, el gobierno ha intentado
mantener la formalidad democrática y la incorporación de planteamientos y
acciones que permitan cierto margen de legitimidad y estabilidad social.
Frente a la imposibilidad de destruir al poderoso Sindicato Nacional de
Trabajadores de la Educación (SNTE), cuya dirigencia ha estado al servicio de los
grupos gobernantes casi desde su fundación, se ha optado por imponer relevos en
su dirección cuando se ha visto levemente amenazado el control estatal del
mismo, y a partir de ello se ha concretado la firma de una serie de "pactos" y
"alianzas" en los que las regulaciones y controles impuestos a los estudiantes,
maestros y comunidades se presentan como reformas consensadas con los
actores que serán los directamente afectados.
Carlos Salinas de Gortari, uno de los principales promotores del proyecto
neoliberal en México, arribó a la presidencia en 1988 tras un burdo fraude electoral
y en un contexto de indignación generalizada por el fuerte incremento de la
pobreza y el desempleo desatados por las primeras medidas del llamado "ajuste
estructural". El alcance del movimiento ciudadano que había impulsado la
candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas, en el que los maestros disidentes
agrupados en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE)
tuvieron un papel destacado, obligó a que la administración salinista pusiera en
primer término de su agenda política la búsqueda e imposición de nuevas formas
de control y corporativismo que le permitieran, simultáneamente, legitimar al
gobierno y desarticular el movimiento social. Así, con la imposición de Elba Esther
Gordillo como secretaria general del SNTE, Salinas propició un reacomodo de
fuerzas al interior del magisterio que allanó el camino para avanzar en la
aplicación de las reformas "modernizadoras".
La construcción de "una nueva relación del gobierno con la sociedad", anunciada
en la presentación del "Programa para la Modernización Educativa 1989-1994", es
quizá el enunciado que sintetiza de mejor manera el fundamento de la política
educativa que empezó a instrumentarse a partir de entonces, estrategia
sustentada en la firme decisión de acotar las obligaciones del Estado y de abrir
paulatinamente el sector educativo a la iniciativa privada y otras instancias de la
sociedad civil que se estableció formalmente con las modificaciones al Artículo 3°
de la Constitución en enero de 1992 y marzo de 1993.
Asimismo, en mayo de 1992, el encargado de la Secretaría de Educación Pública
(SEP), la secretaria general del SNTE y los gobernadores de las 32 entidades
federativas del país, firmaron el 'Acuerdo Nacional para la Modernización de la
Educación Básica" (ANMEB) que dio paso a la descentralización del sistema de
educación básica y normal del país. Con la llamada "federalización de la
educación" se produjo una rápida transferencia de la gestión de las escuelas a los
estados, sin que, en la práctica, ni la SEP ni el SNTE perdieran su centralidad en
la toma de decisiones. Sin embargo, al igual que en Chile, ese proceso conllevó,
de alguna manera, la descentralización del conflicto con los maestros disidentes
cuyas demandas, a partir de entonces, deben ser atendidas por los gobiernos
estatales.
Además de la descentralización, en el Acuerdo, bajo el enunciado "Revaloración
de la función magisterial", se anunció la puesta en marcha de la Carrera
Magisterial, programa que, más allá de promover la pretendida profesionalización
de la labor docente, constituyó el primer mecanismo de diferenciación salarial de
los maestros con base en la productividad. 41 Fue ese el primer aviso de que se
impondría al magisterio nacional un esquema centrado en la flexibilidad laboral y
el uso de incentivos salariales como mecanismos de regulación y de control bajo
el argumento de la calidad educativa.
Durante el año 2000, pocos meses después de que iniciara la primera
administración panista en el país, Vicente Fox puso en marcha el Programa
Escuelas de Calidad (PEC), artilugio a través del cual empezó a instrumentarse el
modelo de asignación de recursos a las escuelas con base en los resultados del
aprendizaje de los estudiantes medidos a través de pruebas estandarizadas.
Dos años más tarde, en agosto de 2002, se hizo público un segundo "pacto"
firmado entre el gobierno federal y el SNTE, el "Compromiso Social por la Calidad
de la Educación", documento que signaron también, como testigos, todos los
secretarios de Estado, representantes del poder legislativo, del sector empresarial,
gobernadores, rectores de universidades públicas y privadas, la jerarquía
eclesiástica y dirigentes de las asociaciones de padres de familia. 42
Los "Compromisos" de las autoridades federales aludían fundamentalmente a la
promoción de la innovación, la evaluación y la rendición de cuentas, y a "mejorar
las condiciones laborales, salariales y de desarrollo humano y profesional de los
trabajadores de la educación [...]." El SNTE, por su parte, se comprometió a
"impulsar una nueva cultura laboral orientada hacia la mejora de la calidad [...].",
con base en una serie de medidas entre las cuales destacan "alentar la
capacitación permanente del magisterio" y promover que tanto el ingreso al
servicio como "las promociones de los docentes y los directivos se lleven a cabo a
través de concursos de oposición."43
Y con el objetivo de desarrollar "comunidades comprometidas con el aprendizaje",
en el documento se apuntala el esquema de gestión y financiamiento establecido
por el PEC: dotación de recursos compensatorios a las escuelas a cambio de su
compromiso por mejorar los resultados de aprendizaje, fortalecimiento de la
enseñanza por competencias y establecimiento de estándares para la evaluación.
Y, completando el esquema, con anuencia del SNTE, el mismo día que fueron
firmados aquellos "compromisos", se anunció la creación del Instituto Nacional de
Evaluación de la Educación (INEE) establecido por decreto presidencial unos días
después.
Asimismo, durante la administración foxista se impulsó el diseño de una serie de
instrumentos para la "Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros
Escolares" (ENLACE), que a partir del año 2006 empezaron a aplicarse a los
estudiantes de 3° a 6° de primaria y de los tres grados de secundaria en todas las
escuelas públicas y privadas del país. ENLACE, como señala Tatiana Coll, es una
prueba de "aplicación masiva, tecnificada, de opción múltiple, estandarizada y
diseñada bajo estándares internacionales de calidad", que rápidamente fue
presentada como la "varita mágica" para cumplir los objetivos de la calidad
educativa ya que permitiría "medir, fijar, clasificar y certificar para normar y
estandarizar, tanto los procesos de enseñanza aprendizaje, como la práctica
docente, los contenidos curriculares, el desempeño escolar e incluso la gestión"
del sistema de educación nacional.
FELIPE CALDERON (2006-12)
Durante la administración de Felipe Calderón, una vez más negociado al margen
del magisterio, se estableció otro "pacto" que bajo el nombre de "Alianza por la
Calidad de la Educación" (ACE) fue firmado en mayo de 2008 entre el Gobierno
Federal y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. En el sucinto
documento en el que se presenta, la "Alianza" se propone "impulsar una
transformación por la calidad educativa", en función de la cual convoca a "otros
actores indispensables para esta transformación: gobiernos estatales y
municipales, legisladores, autoridades educativas estatales, padres de familia,
estudiantes de todos los niveles, sociedad civil, empresarios y academia, para
avanzar en la construcción de una Política de Estado."
El aspecto nodal de la ACE fue el establecimiento de las anheladas acciones y
mecanismos para, como se especifica en el documento, asegurar que los
maestros "sean seleccionados adecuadamente, estén debidamente formados y
reciban los estímulos e incentivos que merezcan en función del logro educativo de
niñas, niños y jóvenes"; garantizar "una educación de calidad que propicie la
construcción de ciudadanía, el impulso a la productividad y la promoción de la
competitividad para que las personas puedan desarrollar todo su potencial" y
fortalecer la centralidad de la evaluación "para elevar la calidad educativa,
favorecer la transparencia y la rendición de cuentas, y servir de base para el
diseño adecuado de políticas educativas".
Ninguna de las reformas introducidas al subsistema de educación básica desde la
década de los años noventa había suscitado la inconformidad que despertó la
Alianza por la Calidad de la Educación. A partir de la firma del documento se
registraron varias oleadas de protestas y movilizaciones de los maestros en
distintas entidades del país, que, pese a su magnitud, no lograron detener que la
calidad de la educación y los mecanismos de regulación y control que ésta implica
alcanzaran rango constitucional.
Al consumar un nuevo recambio en el SNTE para asegurar la filiación priísta de su
dirigencia, apenas tres días después de que Elba Esther Gordillo fuera detenida y
enviada a la cárcel por el desvío de más de 2 mil millones de pesos, el 23 de
febrero de 2013 fue publicado en el Diario Oficial el decreto que reforma los
artículos 3° y 74 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos y, en
septiembre del mismo año, se aprobaron las leyes secundarias que de ella
derivan.
En la recién reformada Ley General de Educación, la calidad se define como "la
congruencia entre los objetivos, resultados y procesos del sistema educativo
conforme a las dimensiones de eficacia, eficiencia pertinencia y equidad" y en la
nueva Ley General de Servicio Profesional Docente, se especifica que se
entenderá como Marco General de una Educación de Calidad "al conjunto de
perfiles, parámetros e indicadores que se establecen a fin de servir como
referentes para los concursos de oposición y la evaluación obligatoria para el
Ingreso, la Promoción, el Reconocimiento y la Permanencia en el Servicio [...]."
Nada alude en esas leyes a la dimensión pedagógica y social de la educación, por
el contrario, la calidad de la educación se restringe a una serie de perfiles y
cuantificaciones a través de los cuales se busca naturalizar la medición-
clasificación como eje central del proceso educativo y como mecanismo de
coerción sobre el magisterio nacional.
En la nueva legislación se define al personal docente de la educación básica y
media superior como el profesional "que asume ante el Estado y la sociedad la
responsabilidad del aprendizaje de los alumnos en la Escuela y, en consecuencia,
es responsable del proceso de enseñanza aprendizaje, promotor, coordinador,
facilitador, investigador y agente directo del proceso educativo", formulación en la
que pareciera diluirse la responsabilidad del Estado haciendo recaer en el
maestro, de manera individual, todo el peso de la educación en las escuelas.
Pero no solamente se atribuye a los docentes una responsabilidad desmedida,
además de ello, en aras de una calidad definida con parámetros empresariales, se
establece la evaluación-medición como el único referente para el ingreso, la
promoción y la permanencia de los maestros en el sistema educativo.
En la Ley General del Servicio Profesional Docente se establece que el ingreso al
servicio se realizará mediante "concursos de oposición", que en la práctica se
reducen a la aplicación de un examen de opción múltiple, en los que pueden
participar profesionistas que cuenten con licenciatura en diversas áreas y no
exclusivamente aquellos que hayan cursado la licenciatura en educación
preescolar y/o primaria, y se incorpora para su contratación la figura de
"nombramientos provisionales" condicionando su continuidad en el servicio a los
resultados que obtengan en las evaluaciones que periódicamente realizarán las
autoridades educativas.
Asimismo, la ley determina como una de las obligaciones de los maestros en
servicio "sujetarse a los procesos de evaluación [...] de manera personal" y
establece que será separado del Servicio Público sin responsabilidad para la
Autoridad el personal que:
I. Se niegue a participar en los procesos de evaluación; II. No se incorpore al
programa de regularización correspondiente cuando obtenga resultados
insuficientes en el primer o segundo proceso de evaluación [...], o III. Obtenga
resultados insuficientes en el tercer proceso de evaluación [...].
Y aunque, a raíz de las fuertes movilizaciones del magisterio en contra de esa
reglamentación, se incluyó un artículo transitorio en el que se señala que el
personal que actualmente cuenta con nombramiento definitivo no será separado
de la función pública al no alcanzar un resultado suficiente en la tercera
evaluación, se especifica que, en ese caso, el profesor será "readscrito para
continuar en otras tareas [...] conforme a lo que determine la Autoridad Educativa
o bien, se le ofrecerá incorporarse a los programas de retiro que se autoricen".
Las leyes recién promulgadas también otorgan facultades desmedidas a los
directores de la escuelas en relación con la valoración del cumplimiento, o no, del
perfil de los docentes para ser adscritos a una u otra escuela, para considerar
posibles promociones y reconocimientos y, puntualmente, establecen que en
todos los casos la decisión de separación del puesto o de aplicación de alguna
otra sanción es atribución unilateral de las autoridades educativas.
De esa manera, por un lado, se fractura el vínculo entre las escuelas normales
públicas y el sistema educativo, apostando a una paulatina reconfiguración de la
planta docente del país y, al mismo tiempo, se imponen medidas punitivas que
pueden ser aplicadas discrecionalmente, relacionadas con la terminación de la
relación laboral. Complementando ese esquema, con la Reforma Hacendaria que
entró en vigor al iniciar el año 2014, el financiamiento de la educación básica
volvió a manos de la sep, lo que sin duda facilitará la aplicación de los castigos a
los profesores que incumplan lo establecido en la legislación educativa.
En un país como México, en el que, al igual que en la mayoría de los países
latinoamericanos, el desempleo ha sido una de las consecuencias más dolorosas
de la imposición del orden social neoliberal, someter a más de un millón y medio
de maestros al permanente miedo de perder su trabajo, ponerlos periódicamente a
prueba y bajo vigilancia constante so pena de ser castigados y estigmatizados,
constituye, sin duda, un fuerte elemento de control social. Es contra ello que se
levanta el magisterio mexicano. La lucha no ha sido fácil, la represión abierta ya se
hizo sentir y las amenazas de despido son cada día más fuertes, pero su lucha es
sin duda fundamental para la sobrevivencia de la educación pública, obligatoria,
gratuita y laica en nuestro país.
La Ley General de Educación
Esta ley confirma que la educación pública es gratuita y señala que la SEP,
actualizará y formulará los planes de estudio, además de que se fomentará la
participación del personal docente y de los padres de familia.
- Plantea que los maestros contarán con REGLAS CLARAS Y
TRANSPARENTES, para promoverlos, reconocerlos y garantizar su permanencia
en el servicio docente. También habrá programas para la inducción,
CAPACITACIÓN Y ACTUALIZACIÓN PERMANENTE de profesores.
- Cabe destacar que además cada escuela pública contará con SERVICIO DE
ASESORÍA Y ACOMPAÑAMIENTO. Los maestros de nuevo ingreso también
contarán con asesores. Las autoridades federales y locales participarán en la
evaluación a los profesores actuales y de nuevo ingreso.
-Se reforzarán las ESCUELAS DE TIEMPO COMPLETO con clases de seis a
ocho horas y habrá un calendario de 200 días activos al año. Es decir, más tiempo
para matemáticas, español, lectura y deportes.
- Además, SE PROHIBEN LAS CUOTAS OBLIGATORIAS; que no se pueden
condicional, por ningún motivo, las clases, exámenes, y entrega de documentos; y
las cuotas voluntarias no significan contraprestaciones de la educación.
La Ley del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación
Esta ley crea un Instituto Especializado para evaluar el Sistema Educativo
Nacional y participar en los procesos de evaluación del servicio profesional
docente, además de determinar los lineamientos para los procesos de evaluación
de maestros, directores y supervisores.
- En esa lógica, la ley regula al Sistema Nacional de Evalución Educativa, al propio
Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) y crea el Sistema de
Información y Gestión Educativa (SIGE), el cual se integrará con los datos de
un censo de escuelas, maestros y alumnos.
- Es fundamental observar que la evaluación regulará los servicios educativos que
imparte el Estado con el objetivo de mejorarlos, orientar la formulación de políticas
educativas, medir el grado de aprendizaje de los alumnos, mejorar la gestión
escolar y fomentar la transparencia y rendición de cuentas.
La Ley General del Servicio Profesional Docente
En esta ley se establecen las reglar para los concursos de ingreso, promoción,
reconocimiento y permanencia de los maestros en la educación básica y media
superior.
- Para ello, los profesores, directivos y supervisores en servicio deberán participar
en los de evaluación que se realizarán al menos cada cuatro años. En el caso
de que un docente obtenga resultados insatisfatorios en los dos primero procesos
de evaluación deberá capacitarse a través de los cursos correspondientes.
- De no aprobar en el tercer examen, el educador podrá reubicarse en otra plaza
no docente u optar por el retiro voluntario.
- En el caso de los nuevos maestros, éstos ingresarán al sistema a través de
los concursos de oposición. Para fortalecer sus capaidades, conocimientos y
competencias, los docentes de nuevo ingreso tendrán durante un periodo de dos
años el acompañamiento de un tutor designado por la autoridad educativa.
- El Estado tiene la obligación de garantizar la formación, capacitación y
actualización continua de maestros, directivos y supervisores para que sus
habilidades sean más adecuadas a las necesidades educativas de los alumnos,
- La normatividad señala que tendrán ascensos aquellos profesores, directivos o
supervisores que hayan participado en las evaluaciones con resultados favorables.
- Se preveé que los ejes rectores del mejoramiento de las clases y el
aprendizaje de los estudiantes son la inducción, la capacitación, la formación, la
profesionalización y las asesorías para los mentores. Además, se establecen
reglas claras para reconocer la labor de los maestros por sus méritos; la de los
directivos, por sus gestiones escolares y la de los supervisores por sus
contribuciones para mejorar la enseñanza.
- Las autoridades educativas determinarán los perfiles y los requisistos mínimos
para ser docente.
LAS VENTAJAS DE LA REFORMA
La Reforma educativa busca mayor calidad y equidad de los servicios educativos,
con el fin de que los alumnos tengan mejores maestros y aprendan más y mejor.
Para conseguirlo son necesarias medidas de evaluación y capacitación que eleven
el nivel profesional del personal docente. También se requieren más y mejores
apoyos pedagógicos, materiales e instalaciones. En ese Camino los profesores
contarán con reglas claras que garanticen sus derechos laborales, además de
nuevas oportunidades de crecimiento.
Estas son algunas de las ventajas para maestros y alumnos:
MAESTROS
1 REGLAS CLARAS para el ingreso, promoción, reconocimiento, y permanencia
en el servicio.
2 IMPARCIALIDAD objetitividad y transparencia en la evaluación y en el
reconocimiento a los mejores.
3 GARANTÍA de los derechos laborales de los docentes en funciones.
4 APOYO con tutores, asesores técnicos, pedagógicos y supervisores.
5 LOS NUEVOS maestros sólo ingresarán mediante concursos de oposición
6 LOS DE NUEVO ingreso tendrán un tutor durante dos años.
7 PROGRAMAS de capacitación y profesionalización a lo largo del año.
8 MEJORES condiciones para impartir clases.
ALUMNOS
1 MAYOR calidad de la educación para aprender más y mejor.
2 MEJORES maestros que serían capacitados todo el año.
3 MÁS tiempo para matemáticas, español, lectura, artes y deportes
4 CREACIÓN de más escuelas de tiempo completo, con clases entre seis y ocho
horas diarias.
5 ESCUELAS mejor equipadas e instalaciones más adecuadas.
6 DIRECTORES y supervisores escolares más capacitados.
7 ALIMENTOS sanos y nutritivos en los planteles, en especial en las zonas
marginadas.
8 PROHIBICIÓN de las cuotas obligatorias.
DIEZ PRECISIONES
ES FALSO QUE... LA REFORMA GARANTIZA QUE...
Los maestros que reprueben Se proptegerán los derechos
perderán su plaza. laborales. Si en la tercera evalución
el docente no obtiene un nivel
satisfactorio dejará de dar clases y
trabajará en otra área o podrá optar
por el retiro voluntario.
La evaluación es punitiva. Los exámenes servirán para
detectar fortalezas y debilidades
con el objetivo de mejorar el
desempeño mediante la
capacitación.
Se eliminarán los derechos de los Tienen derecho a participar en la
docentes. capacitación, a ser informado por lo
menos tres meses antes de la
evaluación, así como a la
confidencialidad de los resultados
del examen, a inconformarse con
dichos resultados y ser
acompañados en su formación.
Los exámenes serán imposibles de La evaluación es un proceso de
acreditar. todo el año que examinará, entre
otras cosas, la planeación, el
ambiente en el aula y las práticas
didácticas.
La educación se privatizará. La enseñanza es pública y gratuita.
Se pagarán cuotas. Se prohiben cuotas obligatorias, así
como condicionar la inscripción, las
clases, los exámenes, la entrega de
documentos de los alumnos al pago
de recursos económicos.
La reforma es impuesta por El cambio en producto de un
organismos internacionales. proceso de discusión y análisis, así
como del acuerdo entre los
partidos(PRI, PAN, PRD), el
gobierno y el congreso de la unión.
Carece de sentido social. La reforma educativa tiene dos
grandes objetivos: La calidad y la
equidad, por lo que da prioridad a
las comunidades en condiciones de
marginación y pobreza.
Desaparecerá el sindicato. Es necesario un servicio profesional
docente agrupado en un magisterio
sólido.
Cada Estado del país creará su La Secretaría de Educación Pública
propia evaluación. y el Instituto Nacional para la
Evalución de la Educación (INEE)
establecerán los lineamientos para
los procesos de evaluación de
todos los maestros del país.