Catalogo Continuidad y Ruptura
Catalogo Continuidad y Ruptura
Continuidad y ruptura del arte en San Juan : la generación del \’30 y la creación
del Museo Franklin Rawson / Peñafort Eduardo ; Silvia Ines Martínez ; prólogo de Virginia
Agote. - 1a ed. ilustrada. - San Juan : Gobierno de la Provincia de San Juan. Museo Pro-
vincial de Bellas Artes Franklin Rawson, 2017.
64 p. ; 26 x 23 cm.
ISBN 978-987-4094-04-9
1. Historia del Arte. 2. Arte de la Provincia de San Juan . I. Martínez, Silvia Ines II.
Agote, Virginia, prolog. III. Título.
CDD 709.8263
Los textos tienen copyright de los autores. Ninguna parte de los textos
puede ser reproducido en ningún medio sin la autorización del Museo
Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson o los autores.
Índice
9 La vida Bohemia
La Bohemia y los artistas visitantes
Las caricaturas / interpretaciones y el lenguaje artístico
de la década 1920
3
José María Pineda
Caleta Casino -Viña del Mar
1941, óleo sobre chapadur, 30,5 x 40,5 cm.
Colección Familia Maurín Palmés.
4
La Comisión Provincial de Bellas Artes.
Un legado vigente.
La creación del Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson en 1936, debería ser con-
siderada dentro de una trama cultural compleja. En esa trama, la aparición del llamado
campo del arte (la suma siempre inconclusa de elementos como los productores visuales,
la crítica, los modos de exhibición y circulación de obra, la formación de un público o la
aparición de espacios de exposición) es la condición sin la cual sería imposible la existen-
cia de un museo.
A ese campo artístico van unidas de manera indisoluble las políticas culturales, las de-
cisiones estratégicas de la esfera pública que finalmente cristalizan en instituciones con-
cretas. Los antecedentes de la creación del MPBAFR son numerosos, y de esa historia se
ocupan especialistas en los textos que integran esta publicación, pero no puede dejar de
mencionarse el trabajo de mujeres y hombres que en el siglo XIX formaron parte de un
movimiento de suma importancia en el panorama regional en diversas disciplinas del
arte. Aquella incipiente modernidad, aún teñida de ideales del romanticismo en muchos
casos, fue avanzando rápidamente en una atmósfera política siempre agitada e inquieta.
Ya en el siglo XX, la bohemia sanjuanina de los años veinte, los artistas que visitaron o
se establecieron en nuestra provincia, y luego las agrupaciones y asociaciones locales de
artistas que de modo más o menos programático trabajaron en la década del treinta final-
mente decantaron en una articulación con las políticas de estado nacionales y provincia-
les, con la conformación de la Comisión Provincial de Bellas Artes, el catorce de noviembre
de 1934. Esta comisión sanjuanina, de alguna manera completaba el proyecto nacional
que llevaba adelante la Comisión Nacional de Bellas Artes, que propiciaba la creación de
museos provinciales.
La influencia y gravitación del MPBAFR a partir de su creación el veintiséis de noviembre
de 1936, se pudo constatar en la producción de grabadores de la provincia y su inserción
en salones nacionales y provinciales, en las discusiones sobre el uso de nuevos lenguajes,
la vigencia de ciertos géneros al interior de esos lenguajes y vanguardias, la apertura de la
Sala de Autores Argentinos Contemporáneos, el ingreso de obras de colecciones privadas
al patrimonio público o la creación de las condiciones necesarias para una educación ar-
tística aun en desarrollo.
En este esbozo, aparece de forma nítida aquella primera Comisión Provincial de Bellas
Artes, el núcleo intelectual que impulsó no sólo la creación del Museo, sino todas las ac-
tividades que conlleva esa institución en el tejido social del que forma parte. La profunda
comprensión de sus integrantes acerca de lo que su presente y el futuro demandaban
en la construcción de nuevos paradigmas culturales y políticos aún influye, ochenta años
después entre los muros y cristales del nuevo edificio. Su presencia y recuerdo son nece-
sarios, pues ellos nos hablan de un tiempo siempre por develar, insertos en la corriente
de la historia.
De su visión esencial y fundante, también está hecho nuestro museo y el futuro por venir.
Virginia Agote
Directora - Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson
5
Continuidad y Ruptura del Arte en San Juan
Miguel Tornambé
Sin Título
1919, acuarela sobre papel, 9 x 14 cm.
Colección Museo Tornambé.
9
Manuel Marín Ibañez
Sin Título
acuarela sobre papel, 25 x 36 cm.
Colección Marcos Bufaliza Ruiz.
Manuel Marín Ibañez
Sin Título
acuarela sobre papel, 25 x 36 cm.
Colección Mario Bufaliza Ruiz.
11
Bibí Zogbé,
“Paisaje de Rufisque”
Dakar -1937, óleo sobre madera
82 x 103 cm. Colección MPBA|FR.
12
Diego de Huertos Diego de Huertos
La Bañista La Tempestad
1937, óleo sobre tela. 60 x 50 cm. 1935, óleo sobre tela, 85 x 60 cm.
Colección Familiar Mónica y Silvia de Huertos. Colección Familiar Mónica y Silvia de Huertos.
13
Menos que un plan de acción, la bohemia se nucleaba por amistad, valoración de la
emoción estética, búsqueda del ideal de belleza y toma de distancia en relación con
la sociabilidad convencional.
Dentro de la bohemia no se diferenciaban taxativamente las formas artísticas – 8. La radiocomunicación en San Juan cuenta entre
compartían el mismo espacio artesanías calificadas (herrería, ebanistería, etc.), las sus pioneros a Galizio Colechia, Luis Marchesse y
José María Pineda. La introducción de la radiodifu-
artes tradicionales y las formas emergentes como la fotografía - y la línea divisoria sión fue liderada por la familia Graffigna.
entre arte popular y arte académico también era borrosa. El impulso modernizador y
la admiración por los avances técnicos de los artistas de la época queda confirmada
por la afición a diversas actividades relacionadas con esas dimensiones8. La nómina
de los bohemios siempre resultará incompleta, pero el mismo Rodrigo menciona una
serie de nombres significativos en sus memorias que reaparecen en los eventos artís-
ticos iniciados en 1931.
15
Pechuán11 –. Su esposa, la artista Graciana Ursomarso12 participó del trabajo encar- 11. Según testimonios orales, Arturo Pechuán eje-
gado por la comunidad española. Su actividad demostró la posibilidad de admitir cutó a la manera de Subirats un mural religioso de
gran tamaño, aunque con anterioridad a su llegada
la profesionalidad femenina distinta de la docencia en el medio – si bien Lola Mora también se había producido obra de esa naturaleza
era un modelo dentro de la bohemia -. Formó parte de su equipo el pintor gallego como el mural de la Iglesia de Jáchal realizado por
Eduardo LenzanoMeirás, quien se radicó en la Provincia de modo definitivo. Ángel Rodrigo Mateo.
16
Manuel Marín Ibañez
Patio andaluz
Circa 1950, óleo sobre tela, 4,5 x 100,4 cm.
Colección Mario Bufaliza Olaya.
17
Ángel Rodrigo
Pintura de Don Agustín V. Gnecco
1929, témpera sobre papel, 72,5 x
53 cm. Colección Museo Histórico
Provincial Agustín V. Gnecco.
18
Las caricaturas/interpretaciones y el lenguaje artístico de la
década 1920.
13. GIRONES DE SANCHEZ, Isabel. La ciudad perdi- Varios estudios históricos han puesto en evidencia la vitalidad de la caricatura en el
da. San Juan, Editorial de la Facultad de Filosofía, mundo artístico sanjuanino durante la década de 192013. Posiblemente la circulación
Humanidades y Artes –UNSJ. 2005.
MOSERT DE FLORES, Beatriz. El humor de los perió- de las interpretaciones de Bermúdez Franco y la obra de Ángel Rodrigo Mateo explique
dicos sanjuaninos de la década del 20. San Juan, la popularidad que alcanzó el género en San Juan. La residencia de Bermúdez Franco
EFFHA, 1998. en San Juan no coincidió con la de Ángel Rodrigo Mateo, quien también cultivaba la
caricatura desde mediados de la década del 10; sin embargo se considera que en con-
junto crearon una vertiente diferente de la utilizada en los medios gráficos locales.
El uso del dibujo en el desarrollo del humor hunde sus raíces en la tradición del arte
y en la cultura cotidiana. En el último cuarto del siglo XIX, en nuestro país tuvo un
importante desarrollo dentro de la vida periodística y con marcadas intenciones po-
líticas. La valoración artística de estas expresiones satíricas y paródicas con relativa
independencia de su finalidad primera ya se puede advertir en la organización del
Primer y Segundo Salón de Humoristas 1896 y 1901, que reunió a dibujantes, humo-
ristas e ilustradores – en la mayoría de los casos de origen español -.
Se debe señalar que los ilustradores y humoristas se insertan tempranamente a los
medios masivos de comunicación de masas y, de este modo, fueron pioneros en la
incorporación a los procesos de las industrias culturales. A su arribo a San Juan hacia
1890, Agustín Rodrigo realizó su actividad como dibujante acorde con las posibilida-
des del medio - dibujante, cartelista y fileteador -; sin embargo en oportunidad de
participar en la Feria Internacional del Fin de Siglo da cuenta de una asombrosa y ori-
ginal capacidad para componer una obra a partir de un dibujo fuertemente ligado a
la industria editorial. Es de suponer que su hijo Ángel Rodrigo aprendió los rudimen-
tos con su padre. A los 10 años ganó un premio en la Exposición Artística Industrial
Fin de Siglo y unos años después, produjo un álbum de caricaturas. En 1918 realiza
una muestra denominada “Humoradas. Piruetas, manchas y dibujos”. En 1919, en el
kiosko “El espléndido” mostró nuevamente sus caricaturas.
Precocidad semejante demostró Antonio Bermúdez Franco puesto que a los catorce
años publicó también el Primer álbum de caricaturas. Desde 1922 a 1924 permaneció
en Europa donde realizó estudios artísticos y entabló relaciones con personalidades
del campo. Si bien su intervención en San Juan es más conocida por la producción de
pinturas, siguió ejerciendo la actividad de dibujante, realizando obras que Gregorio
Marañón había denominado “interpretaciones” de personajes antes que caricaturas
– dada la connotación crítica del género -.
Formó parte de los grupos vanguardistas Martín Fierro y Proa. Dado el alto grado de
especialización de Bermúdez Franco en el cultivo de la caricatura y el conocimiento
de sus manifestaciones más contemporáneas, el significado de su obra es más com-
14. La caricatura en la Argentina, anticipo de van- plejo y despliega cuestiones formales.
guardia (1917-1924)”. En Maradei, Hugo (coord.). Se presenta un caso como el descripto por Rodrigo Gutierrez Viñuales14 en relación
Bicentenario: 200 años de Humor Gráfico. La Edad
de Oro 1910-1960. Buenos Aires, Museo del Dibujo y
con la hipótesis que la caricatura anticipó la recepción de la vanguardia en Argentina.
la Ilustración, 2012. El aspecto al que hace referencia es la síntesis y la simplificación, inmediatamente re-
19
cogida por el dibujo publicitario del siglo XX. El crítico español sostiene que el modelo
de dibujo de Bermúdez Franco se remite indiscutiblemente a las vanguardias artísti-
cas – manifiesto también en las ilustraciones de libros, tales como el de su hermano
Fernando Bermúdez Franco -. De este modo se estima que la obra de Bermúdez
Franco socavó el rechazó sanjuanino a valorar la perspectiva de la vanguardia en el
gran arte, incorporando sus lenguajes en las artes gráficas. Un análisis detallado de su
obra demuestra un alto grado de originalidad.
Ángel Rodrigo Mateo, de regreso a San Juan, realiza una exposición de caricaturas
denominada “Diabólica” – plasmando los rostros de importantes representes de la
bohemia sanjuanina -. En 1929 realiza otra muestra de caricaturas en la Casa España
– hecho que implica un grado de valoración diferente del género - en donde la recep-
ción crítica señala una característica que corresponde atender. En ella se señala que
las obras no tienen desvíos modernistas – signo inequívoco de los procesos estilísticos
divergentes que existían en el medio -. Se supone que esta apreciación se basa menos
en rasgos formales, puesto que los dibujos tienen variaciones muy contemporáneas,
sino por la forma de ejercer su oficio: largas tardes en el Bar del Plaza Hotel realizan-
do retratos caricaturescos de los clientes. Los dibujos y manchas que aparecen en el Antonio Núñez Millán
texto de Rodrigo demuestran una original manera de encarar la producción gráfica. Manuel Cecilio Benavidez (jugador de Atlético
Una de las obras rescatadas para esta exposición, la caricatura de Don A. Gnecco, da de la Juventud)
cuenta de un lenguaje maduro e innovador con respecto a los retratos, si bien en la 1937, tinta sobre papel, 27,5 x 21 cm. Colección
serie de pinturas incorpora elementos rupturales muy evidentes con respecto a la tra- particular de Mabel Benavidez.
dición académica.
Tanto en el caso de Rodrigo como en el de Bermúdez Franco el uso del lenguaje
contemporáneo resulta constante. Por el contrario en el dibujo del mencionado A.
Delledone (diario La reforma) se observa un eclecticismo formal, por una parte se en-
cuentran dibujos claramente referidos a Aubrey Beardsley, mientras que otros portan
las características del dibujo ingenuo.
El desarrollo posterior del género revistió importancia aunque se había converti-
do en una expresión menos valorada desde el punto de vista estético. Hacia 1936 se
conoce la obra de Carlos Iturrieta - expuesta en la Sociedad Ferroviaria “La fraterni-
dad” -. También Trinaz Fox (Rubens Fonseca, Brasil 1899-1964) visitó la Provincia y en
1939 comienza el ciclo de Horacio Saavedra – el autor sanjuanino más característico
de la época -.
Anónimo
Caricatura
1919, tinta sobre papel, 20 x 16 cm.
Colección Familia Martin Tobalina.
20
Antonio Bermúdez Franco
Caricatura de Enrique Tobalina
1920, tinta sobre papel, 74,5 x 54,5 cm. Colección Familia Martin Tobalina.
21
Antonio Bermúdez Franco Antonio Bermúdez Franco
Hipólito Yrigoyen Sin título
1920, tinta y acuarela sobre papel, 63 x 48 cm. 1919, tinta y acuarela sobre cartulina, 63 x 48 cm.
Colección Museo del Dibujo y la Ilustración. Colección Museo del Dibujo y la Ilustración.
22
Antonio Bermúdez Franco Antonio Bermúdez Franco
Sin título Autorretrato
1921, tinta y acuarela sobre papel 1920, tinta y acuarela sobre cartulina
53,5 x 34 cm. Colección Museo del Dibujo y la Ilustración. 63 x 44 cm. Colección Museo del Dibujo y la Ilustración.
23
Artistas sanjuaninos presentes en el Museo Pro-
vincial de Bellas Artes Franklin Rawson.
De izq. a der: José María Pineda, Nello Raffo,
Antonio Bermúdez Franco, Olindo Dávoli, Dr.
Rodolfo Quiroga Echegaray (Ministro de Gobierno
de San Juan), Eduardo Lenzano y Meirás, Eduardo
D. Garro, Manuel Marín Ibañez.
Fotografía de 1942.
24
La Generación de 1930 y el Arte
La creación del Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson fue realizada por
una conjunción de hombres públicos y hombres de arte de distintas generaciones.
Hacia 1936, la presidencia de la República y el gobierno de la Provincia eran ejerci-
das por personajes nacidos antes de 1888; los actores protagónicos de la vida artís-
tica eran jóvenes originarios de San Juan, otras provincias argentinas y, en su mayor
parte, en países europeos – donde también habían recibido su formación artística -.
Le precede a la fundación del MPBA|FR el ejercicio del arte de manera individual,
la reunión en grupos informales y, después de 1930, la organización de asociaciones
culturales tales como el Ateneo Popular Libre, Refugio, Oasis y Tribu, desde las que se
organizaron salones y certámenes. En una tarea mancomunada articularon su acción
con las medidas de gobierno: constitución de la Comisión Provincial de Bellas Artes,
gestión de recepción de exposiciones, inauguración del Museo y apertura del Taller
de Grabado.
A través de las instituciones oficiales y no gubernamentales de esta época, se tomó
conciencia de la necesidad de apoyo estatal para promocionar la vida artística, se
redescubrió y protegió el pasado pictórico provincial, se impulsó la búsqueda y expre-
sión de la identidad provincial, se articuló el movimiento cultural sanjuanino con los
desarrollos regionales y nacionales y se abrió la posibilidad de acceder a las manifes-
taciones del arte contemporáneo.
La interacción de las distintas generaciones legó un sustrato que se mantuvo ope-
rante en la etapa de la reconstrucción de San Juan después del sismo de 1944.
25
Alberto Bruzzone
Retrato del Dr. Videla Cuello
1931, óleo sobre tela, 99,3 X 79,5 cm.
2°Premio I Salón Primavera 1931. MPBA
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La vida del Arte en las Instituciones
En los inicios de la década del 30, la comunidad artística estaba conformada por crea-
dores y mediadores artísticos que se comienzan a asociar en instituciones culturales
con finalidades referidas al arte y con exclusión explícita de compromiso político-par-
tidario locales. Algunas de estas instituciones preexistían en el período – centros de
inmigrantes, biblioteca pública - pero desde el punto de vista artístico se establece
como fecha tentativa de su inicio la organización de los Salones del Ateneo Popular
Libre en 1931. Ellas se incrementaron con las creaciones a largo de la década del 30 de
nuevas asociaciones tales como “Oasis”, “Tribu” y “Refugio”.
La forma de organización que reemplaza a la bohemia se encuentra muy próxima
a la idea de grupo intelectual que asume autoridad frente a la opinión pública para
intervenir en el rumbo de la sociedad civil. A partir de 1934, como consecuencia de la
constitución de la “Comisión Provincial de Bellas Artes”, la imagen como “hombres de
la cultura” se solapa e interactúa con la institucionalización estatal en el que surge la
idea de “artista funcionario” y “artista sostenido por el estado” (aunque se tratara de
ejercicios ad Honorem).
El ingreso instituido al sistema burocrático del estado altera la relación con la socie-
dad civil, puesto que la vida artística queda atravesada por la gobernabilidad. Nue-
vamente en este caso se debe señalar que no se observa una relación directa entre el
cambio de estatus de los artistas y su lenguaje formal, del mismo modo tampoco se
advierte una reja de exclusión social, salvo el caso de la separación entre arte y artes
decorativas.
La institucionalización estatal impuso significados, valores y prácticas normadas
que instalaron la frontera de lo legítimo, articuladas no conflictivamente con lo pre-
existente. En San Juan, la institucionalización consagró el género paisaje, creó una
tradición pictórica sanjuanina y alteró los parámetros de valoración estética abriendo
un intersticio para la incorporación de las vanguardias. La escasa modificación de la
estructura laboral limitó la incidencia sobre la totalidad del campo cultural.
quista para concretar este encuentro. La nómina de participantes resulta muy signifi-
cativa ya que se trataba de un grupo compuesto por artistas jóvenes y que formaban 18. La Sociedad San Vicente de Paul organizó una
parte de instituciones artísticas – provinciales o de diversas zonas de Buenos Aires -. exposición y Torneo de Arte con premiación (Circa
1919) exclusivamente para aficionadas y radicadas
La Colección del Museo incluye obras de la autoría de alguno de ellos - A. Sassone, en San Juan. El Jurado estuvo formado por Lucìa F.
Aquiles Sacchi, Juan B. Leone, Alfredo Gramajo Gutierrez, José Martorell y Gaspar de Giaconìa, Josefina B. de Zavalla, Agustín Rodrigo,
Besares Soraire -. Miguel Tornambé, Arturo Pechuán, Manuel Marín,
Guillermo Santibañez y Angel Rodrigo.
Del mismo modo, se juzga fundacional la organización de los salones a partir de
1931 por el Ateneo Popular libre. En forma esporádica y discontinua se habían reali-
zado certámenes artísticos antes de193118, sin embargo la iniciativa de la Institución
adquirió un relieve distinto puesto que a partir de ese año se realizó con regularidad y
contó con una numerosa participación de artistas.
Mientras que el Primer Salón quedó librado al criterio de la institución organizadora
– aunque se rigió por las normativas conocidas -, el Segundo se guió por un regla-
mento redactado ad –Hoc que incluye tanto el procedimiento para la selección y la
premiación, como la enunciación del sistema de las bellas artes con que operaba la
comunidad. La comisión organizadora del Tercer Salón Primavera fue muy represen-
tativa de la alianza entre artistas y miembros cultivados de la comunidad, así también
como de las inquietudes estéticas, tal consta en la disertación de Fernando Bermúdez Alfredo Gramajo Gutiérrez
Franco. Después de la Revolución de 1934, el Ateneo Popular libre organizó en mayo El recuerdo
del mismo año un Salón dedicado a la acuarela, el dibujo y el grabado – con la par- 1943, óleo sobre madera, 39,4 x 49,4 cm.
ticipación de artistas de otras provincias -. Posteriormente convocó el cuarto Salón Colección MPBA|FR.
Primavera, significativa puesto que implicaba la continuidad de la convocatoria más
allá del violento cambio del signo político.
La premura de organizar la Primera Comisión Provincial de Bellas Artes (14 de no-
viembre de 1934) se explica por la articulación del diagnóstico social de San Juan con
la política del presidente Justo y la voluntad de consolidad una modernización no
revolucionaria de la vida artística. Se implementa un proyecto de institucionaliza-
ción oficial de la vida artística que daba cuenta del diagnóstico sobre las necesidades
sociales para el desarrollo artístico, en el que se escindía claramente el arte puro de
las artes aplicadas. 19. Comisión Nacional de Bellas Artes. Esta última,
El Gobierno de Juan Marín limitó el patrocinio al Ateneo Popular Libre y creó la Co- aunque creada en 1897 ejecutó el proyecto artísti-
co avizorado por los gobiernos que se sucedieron a
misión Provincial de Bellas Artes – que incluyó miembros dirigentes de los Salones del partir de la unificación nacional y la consolidación
Ateneo -, como réplica de la Comisión Nacional de Bellas Artes19, abocada en aquellos del Estado Argentino.
28
años a la creación de museos provinciales de bellas artes. La misión de la Comisión
era más amplia: obtener un edificio para el museo, crear una academia, administrar
becas de formación artística y favorecer la participación de los artistas en los salones
nacionales.
La continuidad de los salones primavera fue problemática y constituye el índice
del conflicto entre el Ateneo y la Comisión Provincial. La realización del V Salón fue
organizado por la Comisión Provincial, convirtiéndose en el emergente de la reorga-
nización gubernamental. El VI Salón de 1936 fue todavía más complicado. El Ateneo
retomó la iniciativa de organizar los salones, aunque la Comisión formó parte de los
jurados e impuso sus criterios estéticos y políticos. La cuestión estética parece refe-
rirse tanto a la exclusión de forjadores, tallistas y escultores de la participación en el
Salón; como a la premiación de retratos cuando coetáneamente Marín Ibañez había
consagrado nacionalmente al paisaje sanjuanino.
20. Tribuna, 1 de noviembre de 1936. El evento fue motivo de comentarios periodísticos20 que expresan como fueron
vivido el conflicto más como una confrontación entre diversos grupos del Partido
Conservador que como una división del campo artístico.
El artículo critica el no cumplimiento del Reglamento aprobado en 1932 y sugiere
que todos los artistas que habían simpatizado con el Partido Bloquista habían sido
excluidos. La critica el accionar de la Comisión por atender más las relaciones con
los artistas de la Capital que con los locales y la acusación de los enfrentamientos
producidos se diluyeron a los pocos días con la inauguración del Museo Provincial de
Bellas Artes. En 1937 la Comisión Provincial fue reorganizada y se resolvió el conflic-
to con el Ateneo encomendándole la organización de los salones que se celebraron
hasta 1941.
30
autores que influyó sobre la difusión en la región del mismo fue Fernando Fader. El auge
se justifica también por motivos de otro carácter, la búsqueda del carácter nacional y
regional. Desde el punto de vista artístico, la consagración en Buenos Aires dependía
del cultivo del paisaje. Por otra parte, la comunidad adoptó dicho género como el más
pertinente para incluir en los hogares.
Esta cuestión tiene importancia estética y social. Durante estas décadas a partir
del paisaje se conforma la idea que es posible ornamentar el hogar con originales de
autores sanjuaninos. Este hecho generó un gran desarrollo de su ejercicio y permitió
que algunos artistas locales pudieran solventar su vida a partir de su producción artísti-
ca. Si bien se mantuvo el mecenazgo, se incrementó la compra y obsequio de paisajes.
La obra de Alberto Bruzzone da cuenta de la búsqueda de un género pictórico – alterna
el paisaje y retrato (por el que finalmente optó) -.
Como en todas las áreas de influencia occidental, en la década del 30 el retrato foto-
gráfico había alcanzado un importante grado de desarrollo y popularidad en diversos
sectores de la estructura social. Más allá de la memoria, la función estética de la foto-
grafía se evidencia en las experiencias realizadas de revelar los retratos en piezas de
porcelana.
Durante el período se cuenta con obras que testimonian la persistencia del retrato al
óleo tanto de las personas que no habían sido fotografiadas, como aquellas que alcan-
zaban una posición destacada. En la década del 40 se mantiene la costumbre aunque
Miguel Tornambe
Sin título
acuarela, 24 x 40,5 cm. Museo Tornambé.
31
como se testimonian los retratos realizados por la Sra. Progrebinsky se trata de retratos
casi exclusivamente femeninos y de niños, puesto que los varones preferían la caricatu-
ra. En la misma época se relegan los retratos de los antecesores pintados en el siglo XIX.
Dentro del sistema del ornamento doméstico también se encuentra el género floral
y la reproducción de escenas cortesanas, pero casi desaparecen los estudios académi-
cos y las figuras mitológicas.
Situar la posición del paisaje sanjuanino en la pintura paisajista de las décadas
1920/1930 excede la intención de este texto, puesto que su difusión nacional es abru-
madora. En términos generales, el paisaje previo al Sismo del 44 tiende a focalizar lo
típico y lo pintoresco local en consonancia con el modelo creado por los pintores de 24. La influencia de Fernando Fader fue notable en
La Boca y ensayado en la pintura mendocina24. la región. Se encuentra documentada en por el he-
cho que entre las primeras adquisiciones del Museo
En el momento de caracterizar la época corresponde establecer la diferencia canó- se encuentra de Fidel de Lucía. Ella se vuelve nota-
nica entre pintores de paisajes y los paisajistas sanjuaninos, puesto que en la segunda ble en la paisajística de Miguel Ángel Tornambé, si
categoría se da incluye más que singularidades técnicas y formales, la referencia a bien ella aparece en trabajos previos a la creación
del Museo.
paisajes locales. A principios del siglo XX, el paisaje presenta características distintivas
según los pintores abreven de la tradición española (Marín Ibáñez) o italiana (Miguel
Tornambé). Entre los pintores de paisajes se encuentran las marinas de Diego de
Huertos, que se entroncan directamente con la tradición española y los paisajes idea-
lizados y líricos de Miguel Tornambé y Don José María Pineda.
Por el contrario los paisajistas sanjuaninos se articulan con una mirada sobre lo local
que sostenía la nueva poética provincial – encarnada en Juan Conte Grand, Antonio y
Juan de la Torre – que valoraban las vistas tradicionales y los panoramas del progreso
agrícola. Con posterioridad al Sismo, en la sociedad la paisajística cambió totalmente
de sentido puesto que se intentó recuperar el paisaje desaparecido en tono de elegía.
32
Benjamín Franklin
Rawson
Autorretrato
Circa 1838, óleo sobre
tela, 63,5 x 48,2 cm.
Colección Guillermo y
Patricia Castro Nieva
33
Benjamín Franklin Rawson
Retrato familia de Cirilo Sarmiento
1855, óleo sobre tela, 102,9 x 109 cm
Colección MPBA|FR.
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Raymond Quinsac Monvoisin
Retrato de María Dolores Coll de Díaz
Circa 1850, óleo sobre tela, 73,2 x 58,2 cm
Colección MPBA|FR.
34
35
Fray Guillermo Butler
Sierras de Córdoba
1940, témpera sobre cartón, 34,9 x 50,2 cm.
Colección MPBA|FR.
36
El Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson:
pasado y contemporaneidad
Antonio Berni
La niña
Circa 1935, óleo sobre tela, 100,3 x 65,4 cm. Colección MPBA|FR
37
La sala de artistas argentinos contemporáneos
En abril de 1941se inauguró en la antigua sede del Museo una sala dedicada a exhibir
la obra de los Artistas Argentinos Contemporáneos. Este hecho reviste una importan-
cia decisiva en el momento de juzgar la operatividad de la Comisión Provincial de
Bellas Artes. La sala contaba con producciones de Spilimbergo, Fray Guillermo Butler,
Héctor Borla, Antonio Berni, Enrique de Larrañaga, Ramón Gómez Cornet, Héctor
Basaldua, Adolfo Montero, Salvador Stringa y Juan C. Miraglia adquiridos con un sub-
sidio otorgado por la Comisión Nacional de Bellas Artes. A ello se agregaba una obra
de Benito Quinquela Martín donada por el autor.
La sala, seguramente condicionada por el espacio, realiza un recorte muy elocuente
sobre la contemporaneidad. En primer término se destaca la agudeza estética de las
compras, puesto que configuran un patrimonio que incluye nombres que se converti-
rían en fundamentales de la historia del arte argentino. Da cuenta del cumplimiento
del objetivo de prescindencia de los criterios políticos, puesto que tanto Berni como
Enea Spilimbergo formaban parte de la oposición más dura a las políticas oficiales.
Incluían también artistas de la Boca cuya historia tanto iniciada por aficionados y
disidentes como por la popularidad ponía en tela de juicio su carácter vanguardis-
ta. Finalmente, aparecen representadas distintas corrientes artísticas vigentes en
el campo estético de la Capital Federal, con una cierta exclusión – en el caso de la
pintura - del academicismo. Este aspecto debe ser destacado puesto que la pintura
europea facilitada por el Museo Nacional de Bellas Artes, más allá de su indiscutible Lino Enea Spilimbergo
calidad responde a los estilos canónicos del academicismo. Figuras
La idea de contemporaneidad se remite directamente a los Salones Nacionales 1939, óleo sobre tela, 184,4 x 100,9 cm .
como la instancia de consagración, ello permite distinguir entre consagración regio- Colección MPBA|FR.
nal y la consagración nacional, motivo que explica la no inclusión en la Sala, entre
otras de la obra adquirida de Fidel de Lucía y Manuel Marín Ibañez. – que pasan a
convertirse en expresiones cimeras del arte regional -.
Durante el período se afianzaron las relaciones con el arte regional, en particular
con el mendocino, que en años posteriores conformará la primera carrera universi-
taria con título artístico en la región, desapareciendo totalmente la influencia de la
Escuela Nacional de Artes Decorativas e Industriales que había aportado los primeros
profesionales titulados a la Provincia – Amelia Rodríguez, Jane Volspiansky y Virginia
Orantes -.
Del mismo modo, se observa durante el período un recomienzo de la relación his-
tórica que la Provincia mantenía con Chile, puesto que se encuentran obras donadas
por artistas chilenos en la Colección.
Todos estos aspectos fueron modalizados por el sismo de 1944. El desempeño pro-
fesional y la obra legada por los artistas de esta época dejan al descubierto que inten-
taron contribuir con la modernización cultural, obtener el apoyo oficial para el desa-
rrollo artístico, articular a los artistas sanjuaninos con la región y el país, expresar la
identidad provincial y nacional.
Interactuaron fecundamente con la generación anterior y varios de los integrantes Ramón Gómez Cornet
participaron activamente con la Generación siguiente en la reconstrucción de San Criollita
Juan después del Sismo de 1944. Circa 1930, óleo sobre tela, 47,3 x 35,2 cm.
Colección MPBA|FR.
38
Enrique Borla
Composición
1940, óleo sobre
tela, 156,3 x
123,4 cm.
Colección
MPBA|FR.
39
Las primeras adquisiciones del Museo Franklin Rawson
Recién iniciados y sin presupuesto firme para la compra de obras de arte, las primeras
adquisiciones no se dieron a esperar entre las necesidades de la Comisión Provin-
cial. En 1936, luego de la exposición en Casa España, se adquiere la obra “Gitana” Manuel Marín Ibañez
del célebre pintor español Pedro Antonio. En 1937, en el Primer Salón Provincial de Día gris
Plástica, se compra la obra “Eucaliptus” de Fidel de Lucía. Al año siguiente por premio 1934, óleo sobre cartón, 46,2 x 55,9 cm.
adquisición ingresa la obra Día Gris de Manuel Marín Ibáñez. Colección MPBA|FR.
Fidel de Lucía
Eucaliptos
1937, óleo sobre tela, 96,2 x 86,4 cm.
Colección MPBA|FR.
Fidel de Lucía
En el corral
1933, óleo sobre tela, 54,1 x 88,8 cm.
Colección MPBA|FR.
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40
41
Manuel MARIN IBAÑEZ
El rancho de las acacias
1945, óleo sobre tela, 85,8 x 94,8 cm.
Colección MPBA|FR.
42
Obra única / Obra múltiple
El Salón Nacional de Artes Plásticas argentino, -presente todavía hoy-, se creó en 1911,
cimentado por el anhelo de construir un ámbito de excelencia que cobijara el arte del
país y consolidara el campo específico del arte, dentro del panorama cultural de la
época. El Salón replicó en Argentina las modalidades de los salones europeos, en es-
pecial el francés, conocido como Salón de París, que databa del siglo XVIII y en el que
ya habían intervenido varios artistas argentinos en las últimas décadas del siglo XIX.
El Salón de París constituyó durante más de un siglo el acontecimiento artístico más
importante del mundo, a pesar de que a lo largo de los años originó un sinnúmero de
polémicas, generadas en la mayoría de los casos por la crítica de algunos artistas al
conservadurismo de los jurados, a la falta de transparencia en la selección de obras y
de democracia en su organización. Las querellas fueron dando lugar a cambios de cri-
terio en su estructura y al surgimiento de otras instancias de competencia o modos de
exhibición, entre las que se contó el Salón de los Rechazados, instituido por Napoleón
en 1863, el que de alguna manera marcó la consolidación de las vanguardias. Así fue,
que diversos formatos de salones fueron sucediéndose, particularmente, después de
1881 cuando el gobierno francés retiró el patrocinio oficial. Creándose por ejemplo,
en 1903, el Salón de Otoño -todavía vigente-, por iniciativa de ciertos maestros que
seguían luchando contra las exigencias academicistas y la burocratización.
En el reducido espacio de este texto, no cabe explayarnos en la fascinante histo-
ria de los salones parisinos, pero hemos mencionado el tema porque en Argentina el
Salón Nacional sufrió vicisitudes similares, ya que al poco tiempo de haber nacido,
comenzó la tensión entre los postulantes y el criterio de los jurados, dando pie en
1918 al Salón de Artistas Independientes.
Las permanentes refutaciones por una cosa u otra, incluso obviamente por cues-
tiones ideológico-políticas, hicieron que lentamente el salón se abriera a manifes-
taciones estilísticas de mayor modernidad, lo cual no evitó que con el tiempo fuera
dejando de ser el único y más importante espacio de consagración y muchos crea-
dores se abstuvieran de participar. Sin embargo, y a pesar de que su historia estuvo
signada por profusos cuestionamientos, generando escisiones entre los “saloneros”
y aquellos que manifestaban su rechazo, sus premios siguen siendo apetecibles para
muchos. Y de hecho, si nos ubicamos en las primeras décadas del siglo XX y conside-
ramos la situación de aislamiento en la que los artistas provinciales se encontraban
por entonces, es comprensible que muchos aspiraran a ser admitidos en el certamen,
como el único medio de legitimación de su producción.
43
La participación de artistas sanjuaninos en el Salón Nacional, fue muy escasa en los
primeros años de su presencia. En 1912, aparece la primera obra de artista sanjuani-
no, una pintura de Eugenia Belín Sarmiento, que a la sazón residía en Buenos Aires. En
1919, se acepta una obra de Miguel Burgoa Videla, quien seguirá haciendo envíos con
cierta regularidad desde el 22 al 51. José María Lorda, es seleccionado en escultura en
1921 y vuelve a ser admitido en el 23, el 27 y el 34. Miguel Ángel Tornambé se integra
en 1928 y está presente en el 31, 36 y 41. Víctor Garrone se incluirá en pintura casi
todos los años desde el 33 al 58 y algunos años también en escultura.
Pero es a partir de 1939, cuando se efectiviza una cantidad de envíos considerable
de nuestros artistas. A Tornambé y Garrone, se suman Manuel Marín Ibáñez -pintura:
39/40/41/42/43/45/54-, José María Pineda -grabado: 40/41/42/43/45/53-, Santiago
Raffo -grabado: 40/41/42/43/45/53-, Julián Tornambé -pintura: 1941-, Alberto Bruzzo-
ne -pintura: 41/42/43/47/48/49/53/54/56/57/58/59/60-, Olindo Dávoli -pintura: 1941-,
Nello Raffo -grabado:41/42/43/45/47/50/51/52/53/54/55-, Antonio Bermúdez Franco
-pintura: 41/42/58-, Héctor Nieto -escultura: 47/49/51/52/54/56/57/59- y grabado: Eugenia Belin Sarmiento
1956- y Felisa Pograbinsky -pintura: 48/51/58-. A partir de 1950 hacen su aparición los Retrato de Basilio Nievas”
escultores Mariano Pagés y Carlos De La Mota, ambos residentes en Buenos Aires, al 1929, óleo sobre tela, 59,6 x 49,8 cm.
igual que los mencionados M. Burgoa Videla y A. Bruzzone. Colección MPBA|FR.
La numerosa aceptación de sanjuaninos entre los años 1939 y principios de los 50,
resulta bastante asombrosa si la comparamos con períodos posteriores, y es nuestra
hipótesis, que al menos entre los artistas que residían en la provincia, el impulso
provino fundamentalmente de las acciones llevadas a cabo por los integrantes de la
Comisión Provincial de Bellas y algunos de sus colaboradores.
Es asimismo en ese período cuando se materializa el mayor número de adquisicio-
nes de obras para el Museo, responsabilidad que en la mayoría de los casos estuvo
a cargo de Olindo Dávoli, quien en su condición de representante de la Comisión en
Buenos Aires, mantuvo relaciones directas con los artistas. También en ese momento
otros integrantes de la entidad entran en contacto con artistas capitalinos, generán-
dose en ocasiones, fuertes lazos de amistad; artistas éstos que en la mayoría de los
casos participaban en los Salones Nacionales.
En cuanto a Salones provinciales, dejando de lado algunas iniciativas aisladas, apa-
recen en nuestra tierra, siguiendo el modelo de Buenos Aires, recién en 1931 con el I
Salón Primavera, organizado por el Ateneo Popular Libre. El Primer Premio en pintura
se le otorga a Víctor Garrone -“Paisaje N°18”- y el Segundo Premio a Alberto Bruzzone
-“Retrato del Dr. Videla Cuello”-. El Primer Premio de Grabado lo recibe José María
Pineda, -“Apunte pirograbado N°43”-; el Primer Premio de Arquitectura, se adjudica
a Nello Raffo -“Anteproyecto del sarcófago de Fray Justo Santa María de Oro”- y el
Primer Premio en Artes Decorativas a Orlando Shiappini, -“Faroles”, hierro forjado-. Miguel Burgoa Videla
Ese año se entregaron también varios Premios Accésit, que correspondieron a Manuel “Jardín botánico”
Marín Ibáñez, Ángel Rodrigo y Julián Tornambé en pintura y a Rafael Enríquez en artes 1934, pastel sobre papel, 60,6 x 45,1 cm.
decorativas. Colección MPBA|FR.
El Salón Primavera, nacido como se ha dicho, de una entidad no gubernamental,
continuó efectuándose con continuidad, y a partir de 1935, debido a ciertos conflic-
tos, quedó a cargo de la Comisión Provincial de Bellas Artes con auspicio del estado.
Eduardo Peñafort, ha explicado ya ampliamente, la relación que se produjo en San
Juan entre los agentes del gobierno, el campo artístico y los salones u otras inicia-
44
tivas surgidas de los artistas, de modo que en este espacio nos limitaremos a hacer
mención de los principales salones, sus participantes y acreedores de los premios;
convencidos de que en el período que estudiamos fue particularmente fecundo el
entusiasmo por estas competencias que motivaban a los artistas a la producción, en
un medio bastante hostil y desinteresado por las manifestaciones artísticas.
En la IV edición del Salón Primavera (1934), obtuvo el Primer Premio de pintura la
obra “Reproche–VIII Estudio de Psicología” de Ángel Rodrigo. En la V edición (1935), el
Primer Premio en pintura fue para Manuel Marín Ibáñez -“Sol de tarde”-, el Segundo
se concedió a José María Pineda -“Ramitos de novia”- y el Tercero a Diego de Huertos
-“Retrato de mi amigo”-. El Primer Premio en arquitectura lo alcanzó Nello Raffo
-“Estudio de Iglesias”-.
Es importante destacar que ese año, entre otras iniciativas, la Comisión Provincial
de Bellas Artes, recién formada, ofreció a San Juan el primer y mayor acontecimiento
artístico en la historia del arte provincial: la exposición de obras premiadas en el XXV
Salón Nacional de Artes Plásticas, cuya inauguración se realizó el 21 de Noviembre en
los salones de Casa Italia. El acto contó con la presencia de algunos artistas galardo-
nados, como Lino Eneas Spilimbergo -Gran Premio Municipal- y Pedro Tenti, -Primer
Premio Nacional en escultura-. No pudo asistir a la ceremonia Emilio Centurión, quien
había merecido el Gran Premio Nacional; no obstante lo cual, el público pudo admirar
su gran lienzo titulado ‘La venus criolla”.
En el año 1936 un nuevo acontecimiento moviliza el ambiente cultural: se inaugura
el Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson, con una muestra que acoge el
envío de las obras premiadas en el XXVI Salón Nacional de Artes Plásticas; acto al que
concurrieron importantes autoridades provinciales y numerosa cantidad de público.
Inauguración muestra de las obras premiadas en En 1937 la Comisión inaugura el Primer Salón Provincial de Artes Plásticas. El jurado
el XXV Salón Nacional de Bellas Artes, con asisten- se constituye por el presidente Eduardo Garro, el pintor Guillermo Anchásteguy y un
cia de autoridades y expositores ne la que fue la invitado especial, el pintor mendocino Fidel de Lucía, quien también expone, y al que
sede del Circulo Italiano. San Juan, 1935. la Comisión comprará su obra “Eucaliptus”. El Primer Premio Comisión Provincial de
Bellas Artes lo recepta “Eucaliptus”, de M. Marín Ibáñez; el Premio Gobernador de la
Provincia, “Motivo típico”, de M. Ángel Tornambé; el Premio Intendente Municipal de
la Capital, “Espectador y modelo” de Ángel Rodrigo y el Premio Club Social “Tapiales
encalados” de José M. Pineda. Ese año en el VII Salón Primavera ganará el Primer
Premio de pintura “La niña del pebetero” de Ángel Rodrigo, uno de los artistas más
premiados por entonces.
En 1938 se efectiviza el Segundo Salón Anual Oficial, ampliándose la participación
a las provincias de Cuyo. Integran el jurado: Eduardo Garro, Diego de Huertos, Martín
Palma, Bermúdez Franco, M. Marín Ibáñez y J. M. Pineda. Las distinciones en pintura
serán: Primer Premio de Honor “Medalla de Oro”, Arturo Anzalone -“Ciruelo en flor”-;
Segunda “Medalla de Oro”, Olindo Dávoli -“Viejo cerrito”- y Premio Mejor Obra de
Artista Local “Plaqueta de Plata”, Diego de Huertos -“Rincón de Albardón”-. En escul-
tura: Premio de Honor “Medalla de oro” Rómulo Fiumarelli -“Cabeza del pintor Ari-
Vicente Genovese gucci”- y la Segunda “Medalla de Oro”, José Octavio Figueroa -“Serenidad”-.
Paisaje Pardo En el VIII Salón Primavera (1939), Nello y Santiago Raffo presentan en la sección ar-
1952, óleo sobre aglomerado, 50,1 x 60,2 cm. quitectura el, “Ante Proyecto del Museo Provincial de Bellas Artes”. Del cual se colocó
Colección MPBA|FR. la piedra fundamental el 19 de abril de 1942, en un acto presidido por el Gobernador
Pedro Valenzuela. Pero el edificio no llegó nunca a construirse.
45
En 1940, los sanjuaninos pueden disfrutar del Tercer Salón Anual Oficial y del IX
Salón Primavera, no habiéndose conseguido constancias de salones realizados entre
1941 y 1943. Y en el 44 lógicamente, el gran sismo significó un quiebre en las activida-
des de la Comisión, al menos en cuanto a la organización de salones y exposiciones.
En 1946 se realiza el Salón de Artes Plásticas de Artistas Sanjuaninos y el Primer
Salón de Otoño, también iniciativas de Comisión y en los años siguientes se suman
varios certámenes impulsados por Refugio, entre ellos los Salones de Aficionados a
las Artes Plásticas (1948 y 1949) y el Salón de Bellas Artes del Oeste (1949).
El Salón de Artes Plásticas de Artistas Sanjuaninos en adhesión a la Semana Sar-
mientina del 46, se inaugura con una novedad: a las secciones de pintura, escultura, Olindo Dávoli
grabado y dibujo, se agrega la sección fotografía, habiendo ya desaparecido los apar- Cajita Amarilla
tados de arquitectura y artes decorativas. Los autores de las fotografías que se ad- óleo sobre tela, 58,2 x 72,8 cm.
mitieron fueron Mariano J. Pagés, Armando Dubos y Galizzio Colecchia, precursores Colección MPBA|FR.
todos de la práctica fotográfica en el campo del arte.
Debemos mencionar, aunque su fecha excede el período analizado, el III Salón de
Artes Plásticas ‘Semana Sarmientina’, de 1956, ya que éste tuvo carácter nacional y
una concurrencia de obras excepcional de todo el país. Se seleccionaron 307 produc-
ciones y quedaron rechazadas 54. El Jurado se configuró con Ivan Vasilef (elegido por
los participantes); Antonio Devoto (representante de los artistas porteños); el Ministro
de Educación, Victorio Francischini, el Presidente de la Comisión Provincial , Antonio
Núñez Millán y el delegado de la Escuela Superior de Bellas Artes, de la Universidad
Nacional de Cuyo, Sr. Sergio Hocevar. El Primer Premio Adquisición en pintura se
le asignó a Primaldo Mónaco, por “Chicos a caballo”; el Segundo Premio a Onofrio
Pacenza por “Rivera de Riachuelo”, el Tercer Premio a Vicente Genovese por “La José María Pineda
Quilla”. En escultura: Primer Premio a Miguel Nevot por “Amancay”, Segundo Premio Cerros de La Laja
a Antonio Sassone por “Despertar” y el Tercer Premio a Miguel Ángel Sugo por, “La hi- 1959, óleo sobre tela, 15 x 20 cm.
landera”. En grabado y dibujo: Primer Premio a Eloisa Morás por “Pandora”, Segundo Colección Cardozo Torres.
Premio a Santiago Paredes por “Confiamos en ti” y el Tercer Premio a Manuel Martí-
nez Riádigos por “Soplando el fuego”. Premio Único a la Mejor Obra de Autor Sanjua-
nino a Alberto Bruzzone por “La pose” y el Premio Municipalidad de San Juan a Nello
Raffo por “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”.
Posteriormente a estos años frondosos en salones, la organización de los mismos
pierde vigencia en San Juan. La subvención oficial desaparece prácticamente de la
escena, o se hace presente muy esporádicamente.
En 1958 y 1961 se formalizan: el I y II Salón Regional de Artes Plásticas ‘Domingo
Faustino Sarmiento’, por decisión de la Dirección General de Cultura, conmemorando
la Semana Sarmientina. En 1975 la misma entidad lanza la Primera Bienal de Artes
Plásticas; en 1977 el Primer Salón de Primavera (Cuyano); en 1983, 1984 y 1986 el I, II
y III Salón de Pintura ‘Franklin Rawson’, también cuyano y en 1986 el III Salón de Artes
Plásticas ‘Franklin Rawson’; y cada vez más se van espaciando.
El estado volverá a emprender un par de Salones en el marco de la Exposol en los
90 y luego, muy aisladamente, habrá algunos salones surgidos de iniciativas privadas
u otros organismos, como Vialidad Nacional y más recientemente por el Municipio Galicio Colecchia
Capitalino. Sin Título
Los artistas que participaron con más asiduidad en los salones sanjuaninos entre 1941, óleo sobre tela, 57,5 x 48 cm.
1931 y 1950 y que conformaron la escena cultural de esos años, fueron principal- Colección Roberto Rodríguez Chentola.
46
mente José María Pineda, Manuel Marín Ibáñez, Nello Raffo, Ángel Rodrigo, Santiago
Paredes, Pedro Parada, Eduardo Lenzano, Santiago Raffo, Virginia Orantes de Aguilar,
Diego de Huertos, Olindo Dávoli, José Octavio Figueroa, Vicenta Sastre, Vicente Ge-
novese, Julián Tornambé. Con menos participaciones: E. Hernández Colantonio,
Jane Volpiansky, Feliza Pograbinsky, Federico Blanco, Galizzio Colecchia, José María
Delgado, Miguel Ángel Tornambé, Arturo Anzalone, Víctor Garrone, Myrta Chena,
Andrea Keller Yornet y Berta Bigás. Muy esporádicamente se presentaron obras de
Alberto Bruzzone, Arturo Pechuán, Miguel Tornambé, Luis Correale, Ernesto Saunier,
Nilda Yornet Landa, Guillermo Anchásteguy, Bibi Zogbé, Segundo Huertas Aguilar,
Eduardo Lescano, Mariano Pagés, Sebastián Ramet, lo que no significa que no hayan
formado parte, al igual que algunos otros artistas, del núcleo de creadores que funda-
ron las bases del actual escenario de las artes visuales.
47
José María Pineda
Trapitos al sol
1940 / 1950, aguafuerte sobre papel, 32 x 45,5 cm
Colección Arq. Nello Raffo.
48
El desarrollo del grabado
y la Comisión Provincial de Bellas Artes
53
1961 por las autoridades de la División Artes Plásticas y Exposiciones del Ministerio
de Educación y Justicia de la Nación, para concurrir como invitado de la Embajada
de Brasil, a la “Exposición de Arte Moderno: Grabadores Argentinos”, en el Museo de
Florianápolis; organismo que le solicita la donación de algunas obras.
Pero, nos interesa seguir nuestra historia refiriéndonos a la actuación de estos artis-
tas en relación con la Comisión Provincial de Bellas Artes.
José María Pineda, integró la Primera Comisión Provincial de Bellas Artes que fue
nombrada por Decreto del Poder Ejecutivo el 14 de noviembre de 1934, siendo go-
bernador Juan Maurín. Los miembros más consecuentes de ésta, fueron, además de
Pineda: Eduardo Garro, Diego De Huertos, Manuel Marín Ibáñez y Fernando Bermúdez
Franco. Debido a la renuncia de otros miembros, en febrero de 1940, la Intervención
Nacional de Pérez Virasoro, crea una Segunda Comisión, constituida por los mencio-
nados y tres miembros más: Honorio Basualdo, Inocencio Aguado y Nello Raffo, quien
siempre había sido un esmerado colaborador de la institución.
La primera reunión de la Comisión, se lleva a cabo el 24 de junio de 1935, con la
presencia de E. Garro, Octavio Gil, Dalmiro P. de Oro, J. M. Pineda, A. Cimorelli y F.
Bermúdez Franco. En ella se definen los objetivos que perseguirá la institución, los
cuales propenden al fomento del arte en tres direcciones: acción docente, difusión
artística y extensión cultural. Serán prioridades: gestionar la creación del Museo Pro-
vincial de Bellas Artes (solicitando el auspicio económico de la Dirección Nacional de
Bellas Artes y el aporte de obras); fundar una Escuela de Bellas Artes; celebrar Salones José Miguel Bordino
Anuales de Pintura, Escultura y Artes Decorativas; organizar conferencias sobre mate- La noria
rias literarias, filosóficas, artísticas, certámenes de poesía, conciertos y toda manifes- aguafuerte sobre papel calcográfico, 54,5 x 39,5 cm.
tación que contribuya a elevar el nivel espiritual del ambiente y sirva como vehículo Colección MPBA|FR.
de educación pública.
La intención de crear una Escuela de Bellas Artes, está presente desde el comienzo,
pero la problemática recién se aborda con determinación, en julio de 1937, cuando
el Secretario de la Comisión, Bermúdez Franco, presenta un anteproyecto, previo
análisis de planes de estudio en el orden nacional. El estatuto de la nueva entidad
que se denominará “Escuela Provincial de Bellas Artes y de Artes Decorativas e In-
dustriales”, queda aprobado, y consta en actas el Reglamento de Funcionamiento
que se compone de 33 artículos que contemplan: exigencias de ingreso, sistema de
calificaciones, reglas de disciplina, incorporación de profesores y otras cuestiones. El
Régimen de Estudios divide la enseñanza en tres partes: preparatoria, intermedia y
superior. La primera, constaría de 1 año y la segunda de 4 años en los que se aborda-
ría lo básico de las artes y sus aplicaciones decorativas e industriales. Los egresados
podrían acceder a la enseñanza superior optando, una vez aprobado el primer año,
al título de “Profesor Elemental de Dibujo”. El curso superior completo constaría de 3
años destinados al perfeccionamiento, conteniendo talleres de dibujo, pintura, escul-
tura y arquitectura y cursos técnicos relacionados con las diferentes ramas del arte.
Finalizado el ciclo los egresados recibirían diploma de “Profesor Superior de Dibujo”.
No se menciona específicamente un taller de grabado, pero seguramente era el pro-
pósito incluirlo entre las “diferentes ramas del arte”.
A pesar de que la reglamentación queda aprobada, pasarán algunos años sin que
la escuela pueda ponerse en marcha, seguramente por cuestiones presupuestarias
y falta de apoyo gubernamental. Entonces, a principios de marzo de 1940, los inte-
54
Olindo Dávoli
Sin Título
Circa 1943, aguafuerte sobre papel calcográfico, 12,2 x 15,4 cm.
Colección MPBA|FR.
55
grantes de la Comisión deciden montar un Taller de Grabado, para lo cual se hace im-
prescindible un reglamento y la adquisición de implementos específicos, en especial
una prensa de aguafuerte; para lo cual deberán averiguar precios en comercios del
rubro en la Capital. La necesidad de reunir antecedentes y programas de estudio de
otras escuelas o talleres, hace que se comisione a Pineda y N. Raffo, para entrevistar
en Mendoza a las autoridades del Museo de Bellas Artes, solicitando colaboración. Al
poco andar, se aprueba una reglamentación provisoria y el taller abre sus puertas el
día 1 de Julio de ese año.
Como era previsible, estas iniciativas se llevan a cabo de forma gratuita y desintere-
sada. Y al respecto, es interesante constatar que en reunión del 13 de marzo de 1941,
el Presidente, E. Garro, manifiesta que es tiempo de considerar la labor cultural silen-
ciosa pero eficaz, que venía realizando el señor Pineda, al haber organizado el taller
de grabado y cumplido el ponderable trabajo de impartir enseñanzas de grabado y
dibujo a un núcleo de alumnos aficionados. Garro reconoce que se han afrontado
múltiples inconvenientes y que el taller se ha instalado en condiciones de mediana
eficiencia, pero con todo, ha satisfecho el propósito acariciado durante tanto tiempo
por la Comisión, gracias al esfuerzo del profesor; por lo cual celebra el hecho de que a 27. Libro de Actas de la Comisión Provincial de Be-
pesar de las deficiencias, el laboratorio artístico ha producido por parte de profesores llas Artes - Acta N° 75 – 13/03/1941.
56
las condiciones para inscripción, obligaciones de docentes y alumnos, y se aclara que
se dictarán clases teóricas y prácticas. Se instituye un Programa General que consisti-
rá en: Ejercicios en blanco y negro. Ejercicios de rayado. Teoría del grabado (historia,
lecturas, proyecciones, conferencias). Práctica de taller. Composición. Paisaje, lámina
y aire libre. Figura, lámina, yeso y del natural con modelo vivo.
En la misma reunión, Raffo manifiesta la necesidad de completar las instalaciones con
las que se cuenta para el taller, aunque deba funcionar todavía en condiciones un tanto
precarias, distrayendo un pequeño presupuesto para instalar una mesa para entintar
apropiada y adquirir una cubeta de zinc y madera destinada a humedecer el papel,
ácido, cera, mastic, asfalto, tres piezas de tarlatán de diversa trama, 20 metros de lienzo,
un cuenta hilos grande, un calentador eléctrico, una plancha de hierro, un tambor de
agua ras, nafta, una tijera doméstica, una lima y una tijera para cortar zinc. Solicitar asi-
mismo a modo de préstamo, a la Escuela Obreros del Porvenir, algunas mesas destina-
das al dibujo individual y conseguir de la Dirección General de Bellas Artes de la Nación
y del Colegio Pablo Cabrera, algunos calcos de yeso que sirvan de modelo.
Nunca queda del todo claro si fue solamente Pineda el profesor de este taller, que
en realidad como ellos mismos expresan se trataba de un verdadero “laboratorio” de
experimentación y creación y en el que los tres colegas compartieron experiencias,
definieron su estilística y perfeccionaron su oficio de aguafuertistas en grado super-
lativo. Sí se verifica en acta posterior, la solicitud de permiso de Santiago Raffo para
hacer uso de la sala destinada a dibujo y pintura, en días en que esté desocupada, con
el objetivo de dar clases de dibujo.
El ahínco y la entrega con que estos artistas trabajaron durante esos años son dignos
de admiración. Su generosidad queda demostrada a través de diversos actos, entre
29. Libro de Actas de la Comisión Provincial los cuales se encuentra29, la donación de sus sueldos, para ser utilizados por la insti-
de Bellas Artes - Acta N°110 - 01/10/1942. tución, por parte de Pineda.
El apreciado taller siguió en funcionamiento, con algunos altibajos, por lo menos
hasta 1943. Durante esos años aparecen en actas, erogaciones de dinero para imple-
mentos de trabajo, los pagos de algunos sueldos para el docente y para las modelos
que posaban en el taller.
Es en el mes de junio de 1943, cuando un nuevo problema atenta contra los talleres.
En la reunión del día 24, la presidencia expresa que con el acrecentamiento del patri-
monio debido a las adquisiciones de obras concretadas, se hace insuficiente la capa-
cidad de las galerías con se cuenta, por lo que es imprescindible destinar para sala de
exposición el espacio en que funcionan los cursos libres, situación que obliga a su-
primirlos temporariamente, hasta contar con medios para ampliar las instalaciones.
Autorizando, no obstante ellos, a Santiago Raffo para que siga dictando sus clases
Julián González de dibujo y comprometiéndose Nello Raffo a asesorar y evacuar consultas relativas
Tiempos pasados (detalle) a dibujo y grabado. Sin embargo, suspensión de los talleres no fue inmediata, ya que
1931, aguafuerte, 37,6 x 41,8 cm. en actas de julio y septiembre, figuran todavía en el presupuesto, pagos de sueldos
Colección MPBA|FR. para el profesor y la modelo y la rendición de cuentas de los gastos efectuados con los
fondos donados por Pineda.
Las actas de los años siguientes no mencionan ya más los talleres libres; pero hay
que tener en cuenta que ha ocurrido el terremoto de enero de 1944 y que los integran-
tes de la Comisión debieron abocarse a solucionar otro tipo de problemas, enfrenta-
dos a la pérdida del edificio y el deterioro de muchas obras patrimoniales.
57
Con respecto a la creación de una Escuela de Bellas Artes, el asunto vuelve a men-
cionarse, en reunión del 31 de julio de 1955, al llevarse a cabo la primera sesión de
la nueva Comisión Provincial de Bellas Artes -la tercera en crearse en este período-
(Decreto del poder Ejecutivo N°2297-G-55 – 30/06/1955), presidida por Antonio Núñez
Millán e integrada por N. Raffo, J. M. Pineda, M. Marín Ibáñez, Octavio Figueroa y
Vicente Genovese. El 20 de Agosto, se discute la necesidad de formar una comisión
que estudie el ante proyecto para establecer una escuela de bellas artes anexa al
Museo -que en este momento y luego de haber residido en una casa alquilada, se en-
contraba en el edificio de la Escuela Superior Sarmiento, donde persistió hasta 1978,
cuando se trasladó al sótano del Auditorio Juan Victoria; sufriendo una nueva reubi- Eduardo Lenzano Meirás
cación en 1980, al instalarse en la Escuela Normal San Martín, donde funcionó hasta Ruinas
2011 cuando se inauguró el nuevo y definitivo edificio-. 1952, grafito sobre papel, 22, 1 x 33, 8 cm.
Entendemos que el Taller de Grabado y sus herramientas de trabajo, fueron trasla- Colección MPBA|FR.
dados al local de la Escuela Sarmiento. José Vilanova nos informó que entre 1958 y
1959, en esas dependencias, se dictaban algunos talleres un tanto informales en los
que participaban Luis Suárez Jofré, Justo Barboza, Federico Blanco, Julián Martico-
rena, Pineda y Raffo y que la prensa de aguafuerte estaba instalada allí, habiendo
tenido oportunidad él mismo y otros colegas, de realizar algunos grabados.
En cuanto al proyecto de creación de la Escuela, el proceso se interrumpe en el
ámbito del Museo y vendrá a consolidarse recién con la creación del Instituto Superior
de Artes en 1959/60, entidad con la que finalmente se logra institucionalizar definiti-
vamente la enseñanza del arte en la provincia, viéndose cumplidos los antiguos y per-
manentes deseos de muchos artistas y amantes de la cultura y el arte. A su creación
contribuyeron, la voluntad y esfuerzo puestos en juego por las tres Comisiones Pro-
vinciales de Bellas Artes, el aporte de otras instituciones que en esas décadas habían
fomentado múltiples actividades encaminadas a promover el crecimiento del arte,
como el Ateneo Popular Libre, el Grupo Oasis y la Asociación Refugio, y la inestimable
intervención del Director de Cultura Rufino Martínez -nombrado Director de Cultura
por el Gobernador Américo García- y de artistas como Luis Suárez Jofré y Federico
Blanco, entre otros.
El ISA fue el heredero de la prensa y todos los utensilios del Taller de Grabado y una
nueva etapa quedó inaugurada para el florecimiento de esta manifestación del arte,
cuya enseñanza se siguió implementando en las carreras de arte de la Universidad
Provincial Domingo Faustino Sarmiento y de la Universidad Nacional de San Juan.
Hay que destacar que durante los años que estamos tratando, la actividad relacio-
nada con el grabado fue bastante intensa. En 1940, se realiza en San Juan una expo-
sición de los grabadores Víctor Rebuffo y Alberto Nicasio. En febrero de 1941 en la El maestro grabador Nello Raffo accionando la
sede del Museo se monta -auspiciada por la Comisión Provincial de Bellas Artes- una prensa de grabado que perteneció al MPBA FR
“Exposición de Grabados”, en la que se exhiben numerosas estampas nacionales e y hoy se encuentra en el Departamento de Artes
italianas pertenecientes a colecciones privadas. Los integrantes del terceto, especial- Visuales de la Universidad Nacional de San Juan.
mente Nello Raffo y Pineda participaban ya desde hacía algunos años en los salones
sanjuaninos, entre ellos en el Salón Primavera, instaurado por el Ateneo Popular Pág siguiente
Libre. Al principio, el primero participaba en la categoría Arquitectura y el segundo en Nello Raffo
Pintura. En el I Salón Primavera efectuado en 1931, N. Raffo obtiene el Primer Premio Para Nuestra Señora de los Desamparados
con el Proyecto del Sarcófago de Fray Justo Santa María de Oro y Pineda, el Primer Circa 1943, aguafuerte, 50,6 cm x 37,7 cm.
Premio en Grabado, con la obra “Apunte pirograbado N°43”. En los próximos salones Colección MPBA|FR.
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irán alternando la sección en la que se inscriben y lo mismo sucederá con sus envíos
al Salón Oficial de Artes Plásticas, organizado por la Comisión Provincial desde 1937.
En el VI Salón Primavera (1936), gana el Segundo Premio de Grabado un artista que
no habíamos mencionado y que se ha destacado más por su producción pictórica,
Eduardo Lenzano y Meirás, quien también expone monocopias en el VII Salón Prima-
vera (1937). Ese año, Pineda gana el Premio Club Social, en el 1° Salón Provincial de
Artes Plásticas, organizado por la Comisión, con “Tapiales encalados”, pintura. En el
VIII y en IX Salón Primavera, 1939 y 1940 respectivamente, encontramos a los herma-
nos Raffo y a Pineda, participando en la Sección Grabado. Alternativamente intervie-
nen también en los Salones Tout Petit, creados por La Tribu; en los Salones de Artes
Plásticas en adhesión a la Semana Sarmientina, que comienzan en 1946 y tienen ca-
rácter nacional, y en el Salón de Otoño, organizado por la Asociación Refugio.
Fue destacada también su participación en la Sección Grabado de los Salones Na-
cionales de Buenos Aires. Pineda aparece con alternancias en los catálogos de 1940
a 1953. Santiago Raffo desde 1940 a 1945. Nello Raffo, desde 1941 a 1955. Nello Raffo
será aceptado también en varios Salones nacionales o provinciales de otras ciudades,
como los de Santa Fe, Rosario, Mar del Plata, Tandil y San Rafael, entre otros.
Como se ha tratado de mostrar, el legado de estos artistas al crecimiento cultural de
la provincia y sus aportes a la historia del arte sanjuanino en general y del grabado en
particular, al igual que su contribución a la enseñanza del arte y a la consolidación del
Museo de Bellas Artes es indiscutible; no podemos más que rendirles tributo y recor-
darlos como los grandes “Maestros” que fueron.
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Santiago Raffo
A través de la quincha
1942, aguafuerte, 43 x 54 cm.
Colección Silvina Martínez.
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Créditos y agradecimientos de la exposición
Agradecimientos
Al Museo Histórico Provincial A. Gnecco, Centro de Creación de Artes Plásticas y Museo
Tornambé, Museo del Dibujo e Ilustración, Museo Nacional de Bellas Artes, a Norma Bermúdez
Franco, Colección Mario y Marcos Bufaliza Ruiz, Colección familiar Mónica y Silvia de Huertos,
Colección Familia Martin Tobalina, Colección de Mabel Benavidez, Colección familiar Silvia y
Nilda Papeschi Anchesteguy, Colección Silvina Martínez, Colección Arq. Nello Raffo, Colección
Lillya Raffo, Colección Beatriz del Bono, Colección Familia Cardozo Balza, Colección fami-
lia Cardozo Torres, Colección Roberto Rodríguez Chentola, Colección Emanuel Diaz Ruiz,
Colección Familia Maurín Palmés, Colección Gómez Centurión.