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Riesgos Naturales

Este documento proporciona una introducción a los principales riesgos naturales que afectan a El Salvador, incluidos los peligros geológicos, hidrometeorológicos y volcánicos. Explica que los desastres dependen de la vulnerabilidad de los elementos expuestos y las condiciones socioeconómicas. También define conceptos clave como amenaza, vulnerabilidad y capacidad de adaptación según las directrices de la ONU para la reducción del riesgo de desastres.
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Riesgos Naturales

Este documento proporciona una introducción a los principales riesgos naturales que afectan a El Salvador, incluidos los peligros geológicos, hidrometeorológicos y volcánicos. Explica que los desastres dependen de la vulnerabilidad de los elementos expuestos y las condiciones socioeconómicas. También define conceptos clave como amenaza, vulnerabilidad y capacidad de adaptación según las directrices de la ONU para la reducción del riesgo de desastres.
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Caracterización de los riesgos naturales de

El Salvador, Centroamérica

Asignatura: Riesgos Naturales


DR. LOTHAR SCHULTE & DR. FILIPE CARVALHO

Alumna: Marcela Antonieta Escobar de Melgar

San Salvador, Marzo de 2017

1
1. Introducción

Centroamérica presenta una ocurrencia persistente de fenómenos aislados y


combinaciones de ellos; que generan daños en el acervo físico y pérdidas en el flujo
económico a causa tanto de eventos intensos y poco frecuentes (riesgo intensivo) y un
gran número de eventos que ocurren con mucho mayor frecuencia e impactos de baja
intensidad (riesgo extensivo), eventos principalmente de origen meteorológico. Los
desastres dependen fundamentalmente del grado de vulnerabilidad de los elementos
expuestos, más que de la ocurrencia del fenómeno y colocan en evidencia las diferentes
condiciones socioeconómicas, culturales y ambientales existentes en los distintos
niveles territoriales que responden a procesos sociales, económicos y ambientales, así
como a los patrones o modos de producción y uso de recursos naturales.

En Centroamérica estos procesos han configurado diversos escenarios de riesgo debido


a sus condiciones de vulnerabilidad social, incidencia de fenómenos socioambientales,
lo que se constata en que los desastres han aumentado más de cuatro veces con
respecto a la década de 1970 y la reconstrucción cuesta, en promedio, alrededor de
siete veces más (UNISDR y CEPREDENAC, 2013).

Históricamente, El Salvador ha estado sometido a situaciones de emergencia debido a


la actividad tectónica, volcánica e hidrometeorológica. Además, por su ubicación
geográfica y otros factores, El Salvador es susceptible a ser afectado por fenómenos
naturales y/o de origen humano que causan frecuentemente situaciones de desastre,
afectando con ello al territorio y a la población salvadoreña, especialmente aquellas
familias ubicadas en zonas vulnerables y de alto riesgo, y que tienen como factor común
niveles de pobreza y poca resiliencia.

El objetivo de este documento es hacer una caracterización de los principales riesgos


naturales que afectan a El Salvador y la legislación vigente y las instituciones
encargadas de gestionarlo.

2. Estado de la cuestión

Según el Informe de la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres (2004)


(UNISDR, por sus siglas en inglés), hay dos elementos esenciales en la formulación del
riesgo: un potencial evento (amenaza) y el grado de susceptibilidad de los elementos
expuestos a esa fuente (vulnerabilidad).

En la terminología UNISDR sobre Reducción del Riesgo de Desastres, el «riesgo» se


define como la combinación de la probabilidad de un evento y sus consecuencias
negativas. Un "peligro" es "un fenómeno peligroso, sustancia, actividad humana o
condición que puede causar pérdida de vidas, lesiones u otros impactos en la salud,
daños a la propiedad, pérdida de medios de vida y servicios, perturbación social y
económica o daños ambientales".

Convencionalmente el riesgo es expresado como función de amenaza, vulnerabilidad


y capacidad adaptativa. Algunas disciplinas también incluyen el concepto de
exposición o valoración de los objetos expuestos para referirse principalmente a los
aspectos físicos de la vulnerabilidad. Más allá de expresar una posibilidad de daño
físico, es crucial reconocer que los riesgos pueden ser inherentes, aparecen o existen
dentro de sistemas sociales. Igualmente es importante considerar los contextos sociales
en los cuales los riesgos ocurren; por consiguiente, la población no necesariamente
comparte las mismas percepciones sobre el riesgo y sus causas subyacentes.

2
En este sentido, la amenaza se concibe como un evento físico, potencialmente
perjudicial, fenómeno y/o actividad humana que puede causar la muerte o lesiones,
daños materiales, interrupción de la actividad social y económica o degradación
ambiental. Las amenazas incluyen condiciones latentes que pueden derivar en futuras
amenazas/peligros, los cuales pueden tener diferentes orígenes: natural (geológico,
hidrometeorológico y biológico) o antrópico (degradación ambiental y amenazas
tecnológicas). Pueden ser individuales, combinadas o secuenciales en su origen y
efectos. Cada una de ellas se caracteriza por su localización, magnitud o intensidad,
frecuencia y probabilidad.

Por otra parte, existen múltiples definiciones, conceptos y métodos para sistematizar la
vulnerabilidad que denotan la pluralidad de puntos de vista y significados asociados a
este término. Birkmann (2006) señaló que "todavía estamos tratando con una paradoja:
buscamos medir la vulnerabilidad, pero no podemos definirla con precisión". Sin
embargo, generalmente hay dos perspectivas en las que se puede ver la vulnerabilidad
y que están estrechamente vinculadas con la evolución del concepto (Brooks, 2003):

(1) La cantidad de daño causado a un sistema por un peligro particular (perspectiva de


las ciencias técnicas o de ingeniería - que domina la percepción del riesgo de
desastre en la década de 1970), y
(2) un estado que existe dentro de un sistema antes de encontrar un peligro (Una
perspectiva orientada hacia las ciencias sociales - un paradigma alternativo que
utiliza la vulnerabilidad como punto de partida para la reducción del riesgo desde los
años ochenta). El primero hace hincapié en “las evaluaciones de los peligros y sus
efectos, en los que se minimiza o se descuida el papel de los sistemas humanos en
la mediación de los resultados de los acontecimientos peligrosos

Este último sitúa al sistema humano en la etapa central y se centra en determinar la


capacidad de afrontamiento de la sociedad, la capacidad de resistir, responder y
recuperarse del impacto de un peligro natural. Si bien la perspectiva de las ciencias
técnicas de la vulnerabilidad se centra principalmente en los aspectos físicos (Office of
the United Nations Disaster Relief Co-ordinator, 1980), la perspectiva de las ciencias
sociales tiene en cuenta diversos factores y parámetros que influyen en la
vulnerabilidad, como las características físicas, económicas, sociales, ambientales e
institucionales (Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres (EIRD), 2004).
Otros enfoques hacen hincapié en la necesidad de tener en cuenta factores globales
adicionales, como la globalización y el cambio climático. Por lo tanto, la evaluación de
la vulnerabilidad más amplia está en el ámbito, más interdisciplinario se vuelve.

Vogel y O'Brien (2004) enfatizan que la vulnerabilidad es: (a) multidimensional y


diferencial (varía según las diferentes dimensiones de un solo elemento o grupo de
elementos y de un contexto físico a otro); B) depende de la escala (con respecto a la
unidad de análisis, por ejemplo, individual, local, regional, nacional, etc.) yc) dinámica
(las características que influyen en la vulnerabilidad están cambiando continuamente en
el tiempo y el espacio).

Con respecto a la primera característica, en general hay cinco componentes (o


dimensiones) que deben ser investigados en la evaluación de la vulnerabilidad (Roxana
L. Ciurean, 2013): (1) la dimensión física / funcional (se refiere a la predisposición de
una estructura, la ocurrencia de un evento dañino asociado con un peligro específico);
2) la dimensión económica (se refiere a la estabilidad económica de una región
amenazada por una pérdida de producción, una disminución de los ingresos o el
consumo de bienes debido a la existencia de un peligro); (3) la dimensión social (se
relaciona con la presencia de seres humanos, individuos o comunidades, y sus
capacidades para enfrentar, resistir y recuperarse de los impactos de los peligros); 4) la

3
dimensión medioambiental (se refiere a la interrelación entre los diferentes ecosistemas
y su capacidad para hacer frente y recuperarse de los impactos de los peligros y tolerar
los estresores en el tiempo y el espacio); 5) la dimensión político-institucional (se refiere
a las acciones políticas o institucionales, por ejemplo, la diversificación de los medios
de subsistencia, las estrategias de mitigación del riesgo, el control de la reglamentación,
etc.) o las características que determinan las capacidades diferenciales de
afrontamiento y la exposición a los peligros y los impactos asociados.

Finalmente, existen varias definiciones de capacidad adaptativa, en términos


generales se puede describir como la habilidad o capacidad de un sistema para
modificar o cambiar sus características o comportamientos para hacer frente mejor a las
tensiones externas existentes o anticipadas. Podemos considerar las reducciones en la
vulnerabilidad social como resultado de la realización de la capacidad adaptativa como
adaptación. El término adaptación se utiliza aquí para significar ajustes en el
comportamiento de un sistema y características que aumentan su capacidad para hacer
frente a tensiones externas (Brooks, 2003).

Dados los constantes niveles de peligro a lo largo del tiempo, la adaptación permitirá a
un sistema reducir el riesgo asociado con estos peligros reduciendo su vulnerabilidad
social. Ante el aumento del riesgo, un sistema puede mantener los niveles actuales de
riesgo mediante dicha adaptación; Las reducciones en el riesgo ante el aumento del
riesgo requerirán un mayor esfuerzo de adaptación. Si los peligros aumentan
dramáticamente en frecuencia o gravedad, un sistema humano puede enfrentar un
mayor riesgo a pesar de la reducción de la vulnerabilidad social lograda mediante la
implementación de estrategias de adaptación. El efecto directo de la adaptación es por
lo tanto reducir la vulnerabilidad social. Si esto se traduce o no en una reducción de la
vulnerabilidad o riesgo biofísico dependerá de la evolución del peligro. En el caso del
calentamiento antropogénico de invernadero y de los cambios climáticos asociados, la
única manera de reducir el riesgo es, por lo tanto, una combinación de estrategias de
adaptación y mitigación, cuyo objetivo es reducir los riesgos. (Brooks, 2003)

3. Área de Estudio

El Salvador es una de las Repúblicas del Istmo Centroamericano, franja territorial que
une América del Norte y América del Sur. Limita al Norte con la República de Honduras,
al Sur con el Océano Pacifico, al Este con la República de Honduras y la República de
Nicaragua (Golfo de Fonseca de por medio), y al Oeste con la República de Guatemala.
Para su administración la República de El Salvador se divide en 14 Departamentos y
262 Municipios.

ELEMENTOS GEOLÓGICOS
En términos de riesgos, interesa destacar los elementos tectónicos y volcánicos:

En primer lugar, se conocen tres sistemas de debilidad tectónica, siendo el más


importante el sistema tectónico con dirección WNW; se caracteriza por desplazamientos
verticales considerables que atraviesan la República, formándose un graben o fosa
tectónica. Los únicos elementos tectónicos que se conocen en el país son los de
fractura, sin indicios de plegamientos.

El Salvador se encuentra en una región con un alto índice de actividad sísmica. Las
principales fuentes generadoras de sismos en el territorio nacional son (Servicio
Geológico Nacional, 2017):

4
1. La cadena volcánica, que forma parte del cinturón de fuego del Pacífico y corre a lo
largo del territorio.
2. Un sistema de fallas geológicas con una dirección predominante noroeste-sureste
dentro del territorio salvadoreño.
3. El proceso de subducción entre las placas tectónicas de Cocos y del Caribe, cuyo
movimiento relativo origina sismos cercanos a las costas salvadoreñas.
4. Un sistema de fallas geológicas en Guatemala que definen la frontera entre la placa
de Norteamérica y la placa del Caribe.
5. Un sistema de fallas geológicas con dirección norte-sur, ubicadas en la depresión
de Honduras.

A continuación se presenta el mapa que contiene las ondas sìsmicas màs relevantes
para el territorio salvadoreño. La zona I tiene màs probabilidad de experimentar
aceleraciones más altas que la zona II.

Mapa No. 1 Ondas sísmicas más relevantes de El Salvador

Fuente: Norma técnica por sismo del Reglamento para la Seguridad Estructural de las
Construcciones en El Salvador, Ministerio de Obras Públicas.

Por otra parte, existen en El Salvador formaciones volcánicas que se deben a


volcanismo individual, donde es fácil localizar el centro de actividad. Se distinguen dos
zonas volcánicas de este tipo: Una al Sur de las montañas norteñas con una faja de
volcanes individuales que atraviesa toda la República. A esta faja pertenecen, por
ejemplo, el Volcán de Guazapa y el Volcán Cacahuatique, que se caracterizan por su
alto grado de erosión.

La otra zona de volcanes individuales existe más al Sur y corre paralela a la anterior; a
esta faja pertenecen más de 50 volcanes, tales como: Laguna Verde, Santa Ana, Izalco,
San Salvador, San Vicente, Tecapa, San Miguel y Conchagua; algunos de ellos todavía
se encuentran activos. Existen también depresiones volcano-tectónicas, tales como los
Lagos de Ilopango y Coatepeque. El volcanismo Sur es más variado que el de la zona
Norte, sin embargo, en ambas zonas el tipo de estructura volcánica predominante es la
de estrato-volcanes. (SNET, 2017)

Se han identificado y evaluado unos 50 volcanes. De ellos 23 son volcanes individuales


de diferente tipo y presentan características que permiten clasificarlos como activos.
Además, se identificaron cinco zonas volcánicas que por sus antecedentes sísmicos son

5
consideradas activas (en recuadro rojo en el mapa anterior), las cuales agrupan
estructuras volcánicas y lagos cratéricos de origen volcánico.

Mapa No. 2. Formaciones volcánicas de El Salvador

Fuente: Servicio Geológico Nacional, Àrea de Vulcanología, SNET

ELEMENTOS CLIMATOLÓGICOS

El Salvador está situado en la parte Norte del cinturón tropical de la Tierra, de tal modo
que en noviembre y octubre se ve influenciado principalmente por vientos del NorEste
y, ocasionalmente, por NORTES rafagosos que nos traen aire fresco originado en
regiones polares de Norteamérica, pero calentado en gran medida al atravesar el Golfo
de México en su camino a Centroamérica.

Zonas Térmicas de El Salvador


Según la altura en metros sobre el nivel medio del mar, se distinguen las siguientes tres
zonas térmicas en El Salvador, de acuerdo al promedio de la temperatura ambiente a lo
largo del año.

a) De 0 a 800 metros: promedio de temperatura disminuyendo con la altura de 27


a 22 ° C en las planicies costeras y de 28 a 22 ° C en las planicies internas.
b) De 800 a 1,200 metros: Promedio de temperatura disminuyendo con la altura de
22 a 20 C en las planicies altas y de 21 a 19 C en las faldas de montañas.
c) De 1,200 a 2,700 metros: De 20 a 16 ° C en planicies altas y valles, de 21 a 19
en faldas de montañas y de 16 a 10 C en valles y hondonadas sobre 1,800
metros. La mayor elevación de El Salvador se encuentra en el Pital,
departamento de Chalatenango, con 2,700 metros.

De acuerdo con el estudio “La economía del cambio climático en Centroamérica, 2012”
(CEPAL, CCAD, SICA, DANIDA, COSEFIN y UKAID), que proyecta los escenarios al
año 2100 de temperatura y precipitación para Centroamérica, A mitad del siglo XXI, 25
departamentos tendrían temperaturas entre 27 °C y 30 °C. Al corte 2100, la región
Centro sufriría el mayor aumento con 3.1 °C, mientras que el menor ocurriría en la región
del Caribe con 2.5 °C. (2012)

6
Mapa No. 3 Mapa de zonas térmicas de El Salvador

Fuente: Servicio Meteorológico Nacional, Centro de Predicción Climática, SNET

ELEMENTOS HIDROLÓGICOS

El Salvador posee 58 cuencas los cuales fungen el papel de recogimiento superficial del
agua caída en forma de lluvia y como peculiaridad todas drenan al litoral del Océano
Pacífico. Entre las cuencas de mayor importancia se encuentra la del rio Lempa, en cuyo
cauce principal se han construido tres centrales hidroeléctricas: Central Hidroeléctrica
del Cerrón Grande, Central Hidroeléctrica 15 de septiembre y Central Hidroeléctrica 5
de Noviembre, dichas estructuras han modificado notoriamente el cauce y el paisaje
natural del rio y consecuentemente el de la cuenca, así también, la Central Hidroeléctrica
Guajoyo, drena las aguas del Río Guija y las incorpora al cauce del rio Lempa. Otra de
las cuencas de importancia es la del Rio Grande de San Miguel que es la cuenca de la
cuenca hidrográfica más grande que está comprendida en su totalidad dentro del
territorio salvadoreño. El Salvador comparte con Guatemala la cuenca del rio Paz y la
del Lempa y con Honduras Lempa y Goascorán.

Las regiones hidrográficas de El Salvador, se determinan por medio de la delimitación


de las cuencas de los principales ríos del país, existen 11 regiones delimitadas y se
identifican por el nombre de los principales ríos. Dentro de las 11 regiones más
importantes se pueden mencionar la región A que es la que identifica toda la región del
río Lempa con una extensión de 10,082 km2 representado aproximadamente el 48% del
territorio nacional. (Dirección General de Ordenamiento Forestal, Cuencas y Riego -
MAG, 2012)

7
Mapa No. 4. Mapa Hidrológico de El Salvador

Fuente: SNET, Hidrología de El Salvador.

4. Metodología

Se han consultados principalmente las fuentes oficiales y de organismos internacionales


como el Sistema de Naciones Unidas y la Comisión Económica para América Latina
(CEPAL) que hace constantes mediciones y estudios acerca de los riesgos, amenazas
y vulnerabilidades en el país y en la región centroamericana. Se ha hecho referencia en
repetidas ocasiones al conjunto de la región centroamericana, dado que por su
extensión y ubicación, los desastres naturales generalmente afectan a varios países del
istmo.

5. Resultados y discusión

A continuación, se presenta un cuadro resumen, donde se exponen los principales


desastres naturales que han afectado al país en los últimos 100 años

Cuadro No. 1. Desastres naturales que han afectado a El Salvador (1900-2016)


Tipo de desastre Subtipo de Conteo de Total Total Total daño
desastre eventos muerte afectados (miles US$)
Sequía Sequía 6 0 1100000 320400
Terremoto Movimiento de 9 3405 2549991 3406500
tierra
Terremoto Tsunami 1 185 Nd Nd
Epidemia Enfermedad viral 7 58 30976 Nd
Epidemia Enfermedad 2 155 5975 Nd
bacteriana
Temperatura Onda fría 1 1 Nd Nd
extrema
Inundación -- 5 826 121500 280000
Inundación Inundación fluvial 12 161 358842 1001500
Inundación Inundación 1 0 1000 Nd
repentina
Deslizamiento Avalancha 1 22 Nd Nd
Deslizamiento Deslizamiento 1 22 Nd Nd
Tormenta Tormenta 1 12 20000 nd
convectiva

8
Tormenta Ciclón tropical 13 2851 266201 1704410
Actividad Lluvia de ceniza 2 2 65079 0
Volcáncia
Fuente: Elaboración propia con base en datos de CRED (2017)

Como puede observarse, los eventos que más han golpeado el territorio nacional y a
sus habitantes son las inundaciones, las tormentas y los terremotos. A partir de ciertas
estimaciones realizadas a diferentes eventos naturales ocurridos, se encontró que
alrededor de 1,970 km² (10%) del territorio nacional se encuentra expuesta a impactos
severos y moderados por inundaciones; más de 4,040 km² (25%) del territorio está
expuesto a diversos tipos de deslizamientos; además, una cantidad superior a los
10,000 km² (50%) tiene posibilidad de ser afectada por sequías de forma severa,
moderada o débil (Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, 2005)

Cuadro No. 2: El Salvador: Índice Global de Riesgo Climático1 (1996–2015)

CRI CR Muertes Muertes por 100 Pèrdidas en Perdidas por


Rank score (promedio anual) 000 millones unidad del PIB en
Habitantes US$ (PPP) %
(promedio anual)
Promedio Ranking Promedio Ranking Promedio Ranking Promedio Ranking
15 39.17 33.5 56 0.57 32 282.16 49 0.7288 33
Fuente: Elaboración propia con base en CRI (Sönke Kreft, 2017)

En el cuadro No. 2, se observa el desempeño de el Salvador en la última edición del


Índice Global de Riesgo climático, donde los sitúa en un lugar que evidencia el alto
riesgo-país.

a) Amenazas geológicas

Sismos

Debido a la situación geotectónica, la región está altamente amenazada por erupciones


volcánicas y por terremotos con sus efectos acompañados como p.e. deslizamientos.
La ciudad fue destruida varias veces en su historia desde 1524. En 1917 la última
erupción del Volcán San Salvador fue acompañada de sismos violentos. Solamente,
durante los últimos 40 años, hubo 3 terremotos desastrosos (1965, 1986, 2001) con
magnitudes de escala Richter hasta 7.6 que provocaron cientos de muertos y daños
graves en la capital (Sistema Nacional de Protección Civil, Prevención y Mitigación de
Desastres, 2010).

Es de hacer notar que el mayor número de victimas proviene de los movimientos


generados en San Salvador y zonas aledañas, en donde se encuentran las densidades
de población mas concentradas del país, por lo que existe una correlación positiva entre
densidad poblacional y número de muertes ocasionadas por sismos.

La población en 1900 era de 801,000 habitantes, mientras que al año 2007 la población
había crecido a 5, 744,113 habitantes, por lo que se puede determinar una tendencia
lineal al crecimiento poblacional en los años siguientes. Esto significa que las presiones

1 El Índice Global de Riesgo Climático 2017 analiza hasta qué punto los países se han visto afectados por
los impactos de eventos de pérdida relacionados con el clima (tormentas, inundaciones, olas de calor, etc.).
Los datos más recientes disponibles - a partir de 2015 y 1996-2015 - se tuvieron en cuenta. El total de
países analizados fue de 180 países, donde 1 es el peor evaluado y 180es el mejor evaluado.

9
de la población sobre su entorno espacial son más agudas mientras pasan los años, y
que la población seguirá estableciendo sus asentamientos en lugares catalogados como
de alto riesgo de deslizamientos e inundaciones entre otros (ibid).

Esto se ejemplifica con la experiencia del sismo de enero de 2001 que causó 944
muertes, de las cuales un 58% se generaron en el deslizamiento conocido como “Las
Colinas”. “Los deslizamientos, la mayoría de estos de poca profundidad (menores a 5
m), causaron la gran mayoría de las fatalidades durante los terremotos”1, por lo que
indica que la mayor proporción de las muertes humanas durante el terremoto de enero
del 2001 fueron causadas por los deslizamientos que se generaron y por la ocupación
humana de espacios cercanos a laderas o que están ubicadas en laderas con alguna
susceptibilidad a deslizamientos. La simple asociación “mientras más gente, más gente
hay para ser impactada”, se convierte en una triste realidad.

La medición de la actividad sísmica es diaría y, tal como puede observase en el mapa


No. 5, los sismos de más de 2.5 grados en la escala de Ritcher han sido contabilizados
para un solo dìa de marzo, lo cuale videncia el nivel de actividad telúrica del país.

Mapa No. 5 Actividad sísmica del mes de marzo de 2017

Fuente: (SNET, 2017)

Erupciones volcánicas

En terminos de amenazas volcánicas, en la actualidad, solo algunos volcanes presentan


actividad continuada (emisión de gases y excepcionalmente de cenizas) como son el
volcán de Santa Ana, el Volcán de San Salvador, el Volcán de San Miguel y el volcán
de Izalco, aunque no se puede descartar la reactivación de algunos volcanes con
actividad en el pasado.

Los volcanes que se monitorean a través del Programa de Vigilancia Permanente y las
redes de instrumentación son el de San Miguel, el de San Salvador, el de Santa Ana, el
volcán de San Vicente y el de Izalco. También se realizan tareas de vigilancia en el Lago
de Ilopango. La vigilancia volcánica consiste en realizar mediciones sistemáticas y

10
periódicas de diferentes parámetros físicos y químicos de los volcanes activos con el
objetivo de establecer las LÍNEAS BASE de su comportamiento e identificar cambios
que puedan indicar una posible reactivación volcánica (Servicio Nacional de Estudios
Territoriales, 2017)2.

b) Amenazas hidrometeorològicas

Incluye daños y pérdidas desencadenadas por inundaciones, sequías, derrumbes,


deslizamientos y lahares; los cuales son los que en la actualidad presentan una mayor
frecuencia de ocurrencia, prácticamente todos los años se reportan casos de
inundaciones. Uno de los más grandes desafíos que debe enfrentar la sociedad
salvadoreña es la reducción de la vulnerabilidad del territorio, que se expresa en
cambios lentos pero inexorables en la temperatura promedio y el incremento del nivel
del mar, sumado a esto las alteraciones radicales en los patrones de lluvia y en la
frecuencia, duración, intensidad y ubicación de eventos climáticos extremos.

En primer lugar, El Salvador es altamente vulnerable a las inundaciones, de diferentes


tipos: inundaciones de respuesta rápida, generadas por lluvias intensas y de corta
duración, cuyo impacto se observa en cuencas pequeñas y urbanas; en las cuales el
tiempo de infiltración en el suelo se ve reducido y se incrementa la escorrentía; estas no
dan tiempo de tomar medidas de prevención inmediatas debido a la rapidez de las
crecidas de los ríos. El otro tipo de inundaciones son las provocadas por el incremento
gradual de los niveles de los ríos en donde la respuesta de la cuenca es más lenta,
permitiendo tomar alguna medida preventiva para reducir la probabilidad de pérdidas y
daños por las inundaciones, se localizan principalmente en la cuenca del río Lempa y el
río Grande de San Miguel. Además se dieron algunas inundaciones en las zonas
urbanas principalmente ocasionadas tanto por insuficiencia del sistema de drenaje como
por la acumulación de basura en los tragantes y por la falta de ordenamiento territorial.

Las zonas más afectadas son las comunidades cercanas a los ríos: como el río Grande
de San Miguel, algunas áreas de inundación en Tecoluca, Santa Ana, Ilopango, San
Martín, entre otros. El área metropolitana de San Salvador, la zona norte del país como
Morazán, Cabañas, Chalatenango, en la zona occidental Santa Ana y Sonsonate. No
todas las inundaciones que se han registrado en este año han causado algún grado de
pérdidas y daños en el país. En los mapas No 6(Inundaciones) y 7 (Tsunamis) se hace
notar que la franja costera es la zona de mayor tamaño con una susceptibilidad alta a
sufrir inundaciones.3

2
Las amenazas por región pueden ser vistas en http://www.snet.gob.sv/ver/vulcanologia/amenaza
3
Sólo para el departamento de San Salvador (capital), se registraron 13 inundaciones durante el año 2016.
El recuento histórico de todas las inundaciones puede ser consultado en:
http://mapas.snet.gob.sv/hidrologia/select.php

11
Mapa No. 6. Mapa de riesgo de inundaciones en El Salvador

Fuente: (Dirección General de Rios, cuencas y riego - MAG, 2013)

En años recientes, los daños y pérdidas por inundaciones se han incrementado en el


país por diversidad de factores, entre otros: incremento de las urbanizaciones, cambio
de uso del suelo de las cuencas altas, ubicación de asentamientos humanos sin control
ni ordenamiento en áreas de inundación, pérdidas de suelo e incremento de erosión por
los cambios de uso de suelo y deforestación, deficiente o inexistente manejo de las
cuencas, deficiencias en el planeamiento urbano y de asentamientos, cambios en la
distribución temporal y espacial de las lluvias (Ministerio de Medio Ambiente y Recursos
Naturales, 2005).

En segundo lugar, se poseen datos históricos de tsunamis que han afectado la costa
de El Salvador únicamente para los últimos 143 años. Los tsunamis ocurridos
anteriormente no fueron reportados, ya sea porque fueron muy pequeños para causar
daños significativos o porque impactaron zonas de la costa que estaban deshabitadas.
(Dirección General de Protección Civil, 2016)

El incremento en los reportes de tsunamis durante el siglo XX se debe a la mejora en


las comunicaciones en el ámbito global y al crecimiento de la población en las
comunidades costeras. El aspecto negativo de ese crecimiento es que más personas
están expuestas al riesgo de tsunamis. Durante ese siglo, El Salvador fue afectado por
9 tsunamis que ocasionaron pérdidas de vidas humanas y destrucción de
infraestructuras y cultivos (ibíd.)

En el mapa No. 8 se observa que existen nueve importantes comunidades expuestas al


riesgo de tsunamis a lo largo de la costa de El Salvador: La Unión, San Rafael de
Tasajera, El Zapote, San Marcelino, LA Libertad, El Majahual, Acajutla, Barra de
Santiago y Garita Palmera. La Unión, La Libertad y Acajutla son los lugares donde se
ubican los tres puertos más grandes de El Salvador y donde están concentrados la
mayoría de los residentes de las costas.

12
Mapa No. 7 Mapa de amenaza por tsunami en la costa de El Salvador

En tercer lugar, está la amenaza de deslizamientos. El mapa No. 8, que a continuación


se presenta4, constituye la primera fase de tres, necesarias para evaluar el grado de
peligro o susceptibilidad a la remoción en masa de la formación geológica superficial y
suelos generados por factores hidrometeorológicos, sísmicos, químicos o una
combinación de éstos. Incluye desde cárcavas, avalanchas, deslizamientos,
desprendimientos de roca, flujos de materiales mixtos, derrumbes y en general cualquier
tipo de erosión intensa del suelo o de la formación geológica superficial. En ese sentido,
la clasificación de susceptibilidad alta, moderada y baja o sin peligro, es una primera
clasificación y debe ser evaluada a escalas mas detalladas para tomar decisiones
respecto del uso o las medidas de mitigación.

Las áreas clasificadas con peligrosidad alta y moderada deben ser sujetas a un estudio
mas detallado, con el objeto conocer de forma pormenorizada las propiedades del
terreno y los factores de cambio que probablemente influyan en la estabilidad de unos
sectores y la inestabilidad de otros. Esta microzonificación de estudios, debe llevarse a
cabo a escalas de 1: 10 000, 1: 5 000 o más, las cuales deben ser aptas para la
implementación de proyectos de desarrollo, conforme al volumen de inversión y su
grado de importancia social.

El peligro o susceptibilidad a la remoción en masa de la formación geológica superficial


y suelos se genera por factores hidrometeorológicos, sísmicos, químicos o una
combinación de éstos. Incluye desde cárcavas, avalanchas, deslizamientos,
desprendimientos de roca, flujos de materiales mixtos, derrumbes y en general cualquier
tipo de erosión intensa del suelo o de la formación geológica superficial. En total los
últimos 18 años, ocurrieron 23 deslizamientos, los cuales afectaron principalmente el
sistema vial de algunas carreteras en Chalatenango, Ilopango, La Paz, La Libertad y El
Área Metropolitana de San Salvador obstruyendo el movimiento vehicular en estas

4El mapa presenta una evaluación general del peligro por remoción en masa, con el fin de satisfacer las
necesidades diagnósticas o de referencia para orientar la investigación y los estudios detallados acerca
de la peligrosidad o susceptibilidad del terreno a presentar movimientos masivos de tierra. El mapa es una
síntesis generalizada a escala 1: 50 000, por lo que debe considerarse como una cartografía analítica
destinada a mostrar el predominio de un grado específico de susceptibilidad o peligro para un área
determinada.

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zonas, así mismo sucedió el colapso de dos puentes ubicados en Mariona y
Chalatenango.

Mapa No. 8: Susceptibilidad a deslizamientos

Fuente: (SNET, 2017)

En el mapa se observan los lugares donde la acumulación de lluvia es excesiva,


incluyendo sus alrededores que son: Metapán, al norte del Departamento de Santa Ana;
zona comprendida por Los Naranjos, Juayua, Apaneca hasta Concepción de Ataco, en
los Departamentos de Sonsonate y Ahuachapán; Desde Santa Tecla hasta Comasagua,
en el Departamento de La Libertad; Volcán de San Vicente, en el Departamento de San
Vicente; Las Pilas, al norte del Departamento de Chalatenango; Zona comprendida por
San Francisco Gotera, Villa El Rosario hasta Perquín, al norte del Departamento de
Morazán; Zona comprendida por Concepción de Oriente, Nueva Esparta hasta Cantón
Monteca, al Norte del Departamento de La Unión

Finalmente, otro fenómeno asociado a eventos climáticos es la sequía. Esta clase de


fenómeno impacta principalmente a las zonas secas, afectando a la mayoría de
productores, pescadores artesanales del área rural; es una amenaza cíclica temporal
que tiende a repetirse con mayor o menor intensidad, afectando la producción agrícola,
el nivel de embalses, el número de incendios forestales. En el último siglo, han ocurrido
23 eventos de sequía en el territorio; la sequía del año 1997-1998 ha sido la de mayor
impacto económico, debido a su intensidad y área de influencia; la última sequía ocurrió
en el 2014. La sequía impacta con mayor severidad la zona oriental y el noroccidente
de El Salvador, tal como se observa en el mapa No. 9.

La Federación Centroamericana de Cámaras Agropecuarias y Agroindustriales


(FECAGRO) calculó que el 30% del territorio fue dañado por la falta de lluvias. Los daños
de la sequía sobre las cosechas en 2014 ascendieron a $85 millones. 8 millones de
quintales de granos básicos se perdieron en una extensión de 165.000 manzanas. Para
el caso de El Salvador, se perdieron 45.000 quintales de frijol de un total de 4 millones
de quintales de cereales perdidos. El gobierno tuvo que destinar destinará $15 millones
para la recuperación de la producción de granos básicos sólo de la zona oriental. (Global
Water Partnership Central America, 2017)

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Mapa No. 9. Días secos no consecutivos en El Salvador (Junio-Julio 2014)

Fuente: Ministerio de Medio Ambiente, 2014


c) Amenazas antrópicas:

Se trata de las amenazas directamente atribuibles a la acción humana sobre los


elementos de la naturaleza (aire, agua y tierra) y sobre la población, que ponen en grave
peligro la integridad física y la calidad de vida de las comunidades y consisten en:
 Incendios forestales en zonas rurales. Estos se registran con cierta frecuencia
especialmente en las zonas urbanas y afectan principalmente instalaciones
industriales sin un adecuado mantenimiento de sus sistemas eléctricos y en las
cuales, además, se almacenan sustancias y/o productos industriales.
 Manejo inadecuado de tecnología. La utilización de materiales como el cobalto o el
gas freón es común en algunas industrias y ya se han reportado accidentes por la
fuga de estos componentes que son altamente nocivos para la salud humana.
 Construcción de infraestructura sin la incorporación de medidas de mitigación de
amenazas socionaturales. La construcción de obras de paso o bóvedas se convierte
con frecuencia en un elemento adicional que facilita la ocurrencia de inundaciones
debido a que reduce la capacidad hidráulica de los cauces, generando flujos de agua
hacia zonas ribereñas que en muchas ocasiones están habitadas, o en las cuales
se desarrollan procesos productivos agropecuarios y/o industriales.
 Utilización y almacenamiento inadecuado de sustancias tóxicas. Fertilizantes y
pesticidas utilizados en la agricultura no siempre reciben un tratamiento adecuado,
y terminan produciendo contaminación de fuentes de agua, suelos y seres humanos.
Lo mismo sucede con fábricas en las cuales se utiliza el plomo como materia prima.
 Falta de tratamiento de aguas servidas. Las aguas grises y negras de vierten sin
ningún tratamiento en los cuerpos de agua más cercanos a fábricas, zonas francas
y centros urbanos provocando con ello altos niveles de contaminación.
 Deficiente manejo de los desechos sólidos. La mayoría de los desechos sólidos no
reciben tratamiento y se depositan en botaderos a cielo abierto, existen rellenos
sanitarios en funcionamiento, sin embargo, estos aún no son suficientemente
amplios para recibir todo el volumen de desechos generados por la población urbana
y rural.

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Vulnerabilidades

Atendiendo a la clasificación propuesta por Vogel y O'Brien (2004), estas pueden


agruparse lo siguientes componentes (Oficina de las Naciones Unidas para la
Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR)., 2013):

a) Factores físico-técnicos: La mayoría de la infraestructura y población salvadoreña


está ubicada en las zonas de mayor amenaza sísmica (cadena volcánica central o
zona 1) y volcánica, ciudades cabecera como Santa Ana, San Salvador, Sonsonate,
Cojutepeque, San Vicente, Zacatecoluca, San Miguel y La Unión se ubican en esta
cadena volcánica y ya han sufrido los embates de desastres detonados por
terremotos, erupciones volcánicas e incluso movimientos de masa que precisamente
se generan en zonas montañosas.
Desde el punto de vista técnico es importante destacar lo siguiente: (1) Ausencia de
técnicas de construcción adaptadas a las amenazas presentes. Las construcciones
sismo resistentes no son accesibles para la mayoría de la población, la que habita
en viviendas informales construidas al margen de los códigos de construcción
vigentes. Las familias que habitan en zonas inundables no cuentan con viviendas
construidas sobre palafitos para reducir el impacto de inundaciones de mayor
recurrencia (por ejemplo, de 50 centímetros). (2) Escasa difusión de tecnologías
agropecuarias de mitigación del impacto de sequías e inundaciones. Sistemas de
riego, cambios en la época de siembra, uso de semillas resistentes a la sequía,
diversificación productiva e introducción de especies resistentes a las inundaciones
son ejemplos de tecnologías que no tienen una suficiente investigación, desarrollo y
transferencia, no solo en El Salvador, sino en toda la región centroamericana.

b) Factores ambientales: El Salvador es considerado como uno de los países más


desforestados del mundo, con solo un 2% de su territorio cubierto con bosques
originales y cerca de un 13% cubierto por bosque secundario cafetero. Esto influye
drásticamente en el comportamiento hidráulico e hídrico de las cuencas
hidrográficas:
Provoca un incremento de la escorrentía superficial y del arrastre de mantillo o
suelos fértiles debido a que el agua precipitada cae directamente sobre el suelo y
no sobre las hojas de los árboles. Consecuentemente, se incrementa el transporte
de sólidos suspendidos hacia los ríos, cuyos cauces se sedimentan reduciendo su
capacidad hidráulica y favoreciendo la ocurrencia de inundaciones, que ya no son
naturales sino más bien índole socionatural.
Debido a la ausencia de árboles, el agua precipitada fluye hacia las partes bajas de
las cuencas sin que exista mayor oportunidad de que esta se infiltre en las capas
superficiales del suelo y hacia los mantos acuíferos subterráneos. Esto a su vez
reduce la disponibilidad de humedad para los cultivos, los cuales ante cualquier
suspensión de las lluvias, por leve que sea, sufren de estrés hídrico, reducen su
rendimiento o incluso mueren. De allí que las sequías también incrementen sus
impactos debido a las prácticas humanas que deterioran las condiciones
ambientales básicas.
La relación entre inundaciones y sequías es íntima y su alta frecuencia, intensidad
y zona de cobertura denotan la profundidad de la crisis ambiental, la cual también
se refleja en la pérdida de la belleza escénica y en la calidad del agua y aire.

c) Factores económicos: Evidentemente remite al problema de la pobreza extrema


y absoluta con todas sus implicaciones: bajas condiciones educativas, alta
incidencia de enfermedades respiratorias y gastrointestinales, asentamientos
humanos en zonas de alta amenaza, déficit habitacional, desnutrición, falta de
acceso a los medios de producción, migración y alta dependencia de remesas.
Adicionalmente, la vulnerabilidad económica se configura por la inversión de los

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escasos recursos disponibles en infraestructura o actividades económicas que
generan más riesgos.

d) Factores sociales: Estos remiten a niveles educativos, interpretaciones sobre los


desastres, formas de organización y concepciones de intervención sobre el
problema de los desastres que colocan a la sociedad salvadoreña en una situación
de mayor vulnerabilidad ante los eventos físicos amenazantes.
Dentro de los factores sociales podemos destacar: (1) El sistema institucional en El
Salvador no está completamente articulado en torno a los objetivos y funciones de
del Plan Nacional de Protección Civil ni de la gestión integral del riesgo. (2) La
organización local se inclina más hacia la preparación para la respuesta a desastres
o a temas relacionados con el abastecimiento de agua potable e infraestructura
básica, por ejemplo. (3) Falta de conexión entre estudios prospectivos para la
reducción del riesgo y la toma de decisiones. (4) No existe una integración de estos
temas en los contenidos curriculares ordinarios en los diversos niveles educativos.
(5) En sectores poblacionales de bajo nivel educativo, las interpretaciones que los
imaginarios individuales y colectivos hacen de los desastres, otorgándoles en
muchos casos un origen divino o bien un carácter eminentemente natural que no
admite la aplicación de un orden lógico, capaz de reducir el riesgo e impacto de los
desastres a través de medidas concretas dirigidas hacia los factores de
vulnerabilidad.

Prevención y legislación existente

Después del impacto del huracán Mitch en 1998 los gobiernos de Centroamérica
suscribieron en 1999 el Marco Estratégico para la Reducción de la Vulnerabilidad y los
Desastres y su instrumento de implementación: el PRRD 1999-2004, que se amplió
hasta 2014. A partir de entonces la región ha experimentado una intensa actividad de
formación e implementación de políticas, planes, estrategias e iniciativas que
contemplan tres ejes estratégicos: priorización de la reducción del riesgo, incrementar
la resiliencia e incorporar el análisis de riesgo en el ciclo de los desastres.

En El Salvador, los cambios más significativos en la legislación y en el marco


institucional en los últimos quince años han sido tres:
 La derogación de la Ley de Defensa Civil con la aprobación y sancionamiento de
la Ley de Protección Civil, Prevención y Mitigación de Desastres en el mes de
septiembre de 2005.
 La creación del Servicio Nacional de Estudios Territoriales (SNET) por Decreto
Ejecutivo en el mes de octubre de 2001, y el que fue luego transformado en la
Dirección General del Observatorio Ambiental en 2011.
 La aprobación de la Ley de Medio Ambiente en mayo de 1998.

Además de la legislación generada al interior del país, también existen otra serie de
disposiciones que, aunque han sido diseñadas y suscritas en el marco de instituciones
internacionales, contienen elementos que dan sustento legal al diseño e implementación
de políticas y acciones de reducción del riesgo, de entre los cuales se reseñan los
siguientes (Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres
(UNISDR)., 2013):

 Convenio Centroamericano sobre Cambios Climáticos


 Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático
 Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación en los
Países Afectados por la Sequía.

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 Declaración del “Quinquenio Centroamericano para la Reducción de la
Vulnerabilidad y los Efectos de los Desastres” y “Marco Estratégico para la
Reducción de la Vulnerabilidad y los Desastres en Centroamérica”.

Además, se cuenta con el Plan Nacional de Protección Civil, Prevención y Mitigación de


Desastres, el cual fue formulado en su primera versión a mediados de 2006, actualizado
en 2009 y 2011 para dar lugar a su última versión en 2012. Su contenido apunta a
cambios notables en la forma en que el Gobierno había venido enfocando el problema
de los desastres.

A nivel institucional, existen instituciones con competencias claras en este ámbito,


creadas de forma ad hoc para ello, como el Observatorio Ambiental, de la actual
Dirección Nacional de Protección Civil y de su referente de mayor jerarquía: el Sistema
Nacional de Protección Civil, Prevención y Mitigación de Desastres y de la Secretaría
para Asuntos de Vulnerabilidad. Adicionalmente, existen otras instituciones claramente
vinculadas por su mandato legal, como es el caso de los ramos de salud y ambiente, o
bien por su marcada relación con aspectos logísticos propios de la respuesta, como es
el caso de los sectores de educación, obras públicas, defensa y seguridad pública, por
ejemplo.

Dos piezas de legislación está todavía entrampadas en la Asamblea Legislativa, es la


Ley General de Aguas, que es una normativa que busca regular las prioridades de uso,
los permisos de extracción, los mecanismos para gestionar de manera integral el
recurso hídrico en el país, y vele por la protección de las cuencas hidrográficas y los
ecosistemas. La otra es la Ley de Prohibición de la Minería Metálica, que es respaldada
por la mayoría de movimientos ambientalistas de la sociedad civil, la Iglesia Católica y
partidos políticos de izquierda.

6. Conclusiones

La historia de El Salvador revela que los desastres han estado presentes desde hace
mucho tiempo, sin embargo, los registros más recientes dejan ver que en las últimas
cinco décadas los desastres por actividad hidrometeorológica han incrementado su
frecuencia, intensidad y zona de afectación. En el territorio de El Salvador confluyen
amenazas naturales y antrópicas que abarcan todos los rangos posibles, con la
excepción de huracanes y heladas.

Existen altos niveles de vulnerabilidad evidentes en los déficits sectoriales en materia


de vivienda, tecnología agropecuaria, protección ambiental e inversiones seguras, en
cambio, se han dado avances en las condiciones institucionales para la gestión de
riesgos, los aspectos educativos y la organización local.

Debe reconocerse que las capacidades existentes han sido creadas a partir de
esfuerzos gubernamentales de rediseño institucional, así como también a partir de
programas de la cooperación internacional y el fortalecimiento de organizaciones de
sociedad civil.

En términos generales, se recomienda priorizar intervenciones en municipios y


comunidades con más alto riesgo que surjan de estudios de mayor resolución que el
departamental o de escenarios, algo que necesariamente pasa por una priorización del
escenario a intervenir y una inmersión territorial más concreta.

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7. Referencias bibliográficas

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