(Caymi Editorial) - Almanaque de Los Sueños PDF
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B A rte de e x p lic a r sueños. El len- I
y lo s f lo r e s . Juego de la Luna.
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ALMANAQUE
DE LOS
SUEÑOS
ít la Y íc i lU iib t M
MAJESTAD
Con el más profundo respeto y alta veneración m e honro d e
aprovechar, en m érito de vuestra venia Im perial, la presente op or
tunidad para poner esta obra a los reales pies de Vuestra Alteza.
A pesar de que esta traducción es algo libre en algunas par-
ies para adaptarlas a las m odalidades europeas, sin em bargo es
un facsím il del único manuscrito original que estuvo en p oder
d el nunca bastantemente llorado Emperador y Rey.
Im poniéndom e con toda fidelidad Vuestros Im periales ríe
seos, m e hago un deber en ilustrar la obra con dibujos idénticos
a los originales, lo que no dudo será de aprobación y agrado d e
Vuestra Alteza Im perial.
A. L. R. P. de V. A. /.
su humilde súbdito
H ernán K ircheniioffer
5
una de las reales tumbas del Monte Líbico, cerca de Tebas, encon
tró en él un sarcófago en el que se hallaba una momia de extraor
dinaria belleza y en excelente estado de conservación: examinán
dola prolijamente, descubrió pegado al pecho izquierdo con un
género de goma particular un rollo largo de papiro, el cual ha
biéndole desdoblado excitó mucho su curiosidad a causa de los
gerogb'ficos que en él se veían maravillosamente pintados.
La descripción que da Mr. Sonnini de estas tumbas de pro
digiosa estructura, es la siguiente: “Todo el Monte Líbico que
empieza a media legua al poniente del Memnonio y acaba en
frente de Medinet-Abou, está horadado desde su base hasta las
tres cuartas partes de su elevación y lleno de grutas sepulcrales,
l as que están más cerca de la superficie de la tierra son las más
espaciosas, así como las mejor adornadas; las situadas en la parte
más elevada del monte están trazadas y construidas más tosca
mente, al paso que las del medio guardan mejor proporción en
espacio y ornamento. Las que pertenecen a la gente pobre son las
más interesantes, porque siempre se encuentra en ella alguna
representación de las artes que florecieron o de los oficios que
ejercieron en su época. El plan seguido en la construcción de
estas grutas es en gran manera el mismo en todas. Una puerta
abierta al oriente descubre una galería de cosa de veinte pies de
largo, que a veces está formada en línea recta, y otras corre desde
la entrada en un ángulo también recto: está sostenida por pilares
o columnas, cuyo número varía desde cuatro a diez. Al extremo
de la galería hay pozos que conducen a las catacumbas, donde
se hallan depositadas las momias. La profundidad de estos pozos
varía de cuarenta a sesenta pies, y están comunicados con largos
pasadizos subterráneos abiertos toscamente en peña viva, los cua
les terminan en un aposento de cosa de treinta pies cuadrados
sostenidos alrededor por pilastras y contienen grandes restos de
momias. Hay muestras evidentes de otros conductos subterráneos
que probablemente conducen a otros aposentos que todavía per
manecen ocultos.
“En la galería se ven esculpidos en bajorrelieve o pintados
al fresco infinitos asuntos tocantes a las ceremonias funerales.
Allí se encuentran los cuadros más interesantes, y que presentan
una multitud de circunstancias relativas a los antiguos habitantes
del país. Allí se ven representadas sus primitivas ocupaciones que
eran la caza y la pesca; desde donde se pueden ir observando los
progresos de la civilización en los oficios de guarnicionero, carre
tero, bollero, cambista, labrador, y en los deberes y castigos de
la milicia. Cada gruta tiene su cielo raso pintado representando
varios caprichos, y cuyo dibujo es el mismo que se estilaba en
Francia treinta años hace.
”Las tumbas de los reyes están como a seis mil cuatrocien
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tos pasos del río, construidas en un valle estrecho en el centro
del Monte Líbico. El antiguo camino para ir allá se ha perdido,
y ahora se va a aquel paraje por un paso artificial. Estos sepulcros
ocupan una gran cañada flanqueada por ia madre de un raudal.
Bastará explicar el plan de una de estas tumbas, para conocer
la disposición de las demás. Cada gruta se comunica con el valle
por una gran puerta que da entrada a una galería abierta en la
peña, que tiene generalmente como doce pies de alto y otros tan
tos de ancho; de largo tiene como veinte pasos hasta la segunda
puerta que conduce a otra galería del mismo ancho y alto, y como
veinticuatro pasos de largo. A la derecha e izquierda de esta
galería hay aposentos de cinco pies de ancho y diez de largo. Allí
se ven pinturas de armas, como hachas, puñales, alfanjes, espadas,
lanzas, jabalinas, arcos, flechas, carcajes, corazas, escudos, aperos
de labranza, vasos y juguetes de todo género; y también se ve
representado el modo de preparar los alimentos.
"Luego sigue la tercera galería de las mismas dimensiones
que las anteriores, la cual conduce a un apartamento más alto
que los otros de diez y ocho pies cuadrados. Desde este aposento
se entra en otra galería de treinta y cuatro pasos de largo, ade
más de la cual hay otra de veinte y ocho pasos que va a un apo
sento de once pasos cuadrados, el cual está unido a otro del mis
mo tamaño por una galería de seis pasos. Luego sigue un salón
cuadrado de veinte pasos de largo por otros tantos de ancho, sos
tenido por ocho pilares. Aquí se halla el sarcófago que contenía
1a momia del rey. Los romanos hicieron algunas tentativas para
sacar este sarcófago de la gruta, donde está depositado, y hasta
trataron de allanar el suelo para facilitar su intento; pero luego
desistieron de él por juzgar la empresa impracticable.
"Al salón del sarcófago se sigue otro aposento de veinte y
cinco pasos de ancho y cuarenta de largo. El alto de la tumba
es de siete pies, su largo ocho, y seis su ancho, siendo el largo
total de la galería de doscientos veinte y cinco pasos. Las tumbas
de los reyes están cubiertas en toda su extensión de pinturas y
gerogiíficos ( J) ; pero la mayor parte están pintadas al fresco,
y representan los asuntos más extravagantes que pueden conce
birse. De aquí fué donde los romanos tomaron la idea del estilo
grotesco o grutesco que formó el principal asunto de sus compo
siciones en el segundo y tercer siglos del imperio. Las excavaciones
del Herculano han puesto al descubierto un gran número de
pinturas del mismo gusto.
f1) Los sacerdotes egipcios, para ocultar al pueblo ignorante los miste
rios de su religión, usaban de jeroglííicos o sean caracteres sagrados que es
lo que quiere decir esta palabra griega compuesta de dos que significan sa
grado y entablar o esculpir.
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”Una de las más interesantes de estas grutas contiene un sar
cófago que todavía está entero y en su propio lugar: tiene diez
y seis pies de largo, doce de alto y seis de ancho, y aun conserva
la tapa adornada con la efigie del rey, que es de una sola pieza
de granito. El asombro que se siente al reflexionar que fué trans
portada esta masa enorme hasta el extremo de un pasadizo subte
rráneo de doscientos pasos de largo, excede toda ponderación,
siendo de creerse que luego se ejecutó la obra en el paraje donde
ahora permanece. ¡Cuántas dificultades deben haberse superado
para acarrear un peso de tantos millares de quintales por cami
nos tan impracticables como son los de aquel monte! Aquí es
donde encontramos la famosa momia y el rollo de papiro.
"Continuamente se hallan representados sacrificios humanos,
así como diversidad de curiosas figuras jeroglíficas, una de las
cuales representa a Isis paseando por la tierra y brotando flores
debajo de sus pies.
"Desde el tiempo de Estrabón se contaban diez y siete tum
bas de reyes, y todavía encontraremos el mismo número si conta
mos en el una soberbia gruta, cuyo plan es tan grande y suntuoso
como el de ios sepulcros de ios soberanos de lebas. Esta gruta
está a media legua al norte del Memnonio, formada en un socavón
hecho a la laida de una montaña, cuyo recinto contiene otras
muchas tumbas; algunas de ellas tienen cerrada la entrada, aunque
las más han sido profanadas. Larece que los antiguos egipcios
que habían perseverado fieles a su cuito, procuraron, por una
especie de respeto por la memoria de sus principes, tener ocultos
sus sepulcros, ya de ios conquistadores, o ya de ios que proíesaban
otra religión.
"Los antiguos egipcios, desde el rey hasta el más humilde
de los súbditos, eran sumamente cuidadosos en cuanto a la cons-
tiuccción de sus cementerios, porque estaban en la firme creencia
de que después de algunos miles de años volvería el ahna a habitar
el cuerpo, si en todo aquel tiempo éste permaneciese intacto. De
aquí vino la costumbre de embalsamar, y de hacer los sepulcros
en parajes inaccesibles a las inundaciones del río.
"En las cercanías del Memnonio, y entre las grutas de parti
culares se encuentran muchas de ellas todavía llenas de fragmen
tos de momias. Cuando ios árabes, quienes consideran las grutas
como propiedad de cada familia, recelan alguna invasión de ex
tranjeros, pegan fuego a las momias que contienen, para retraer
al curioso de sus investigaciones. Todavía se conservan intactas
algunas de estas cavernas que no ha podido descubrir el perse
verante viajero.
"Los sepulcros de los ricos están exhaustos. Ninguna de las
momias que venden las gentes del país, están vestidas con la
túnica en que estaba pintada la figura de la Muerte, y sólo algunos
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restos de estas túnicas han quedado. Es en verdad muy raro que
excepto en el caso presente no haya encontrado ningún viajero los
manuscritos en papiro que jamás dejaban de guardar las momias
de personas distinguidas. Estos manuscritos son sin contradicción
los más antiguos que se han conservado, en los que parecen con
tener oraciones por los difuntos, como también los libros miste
riosos de los sacerdotes; los cuales están escritos en jeroglíficos
o caracteres, y adornados de dibujos que se asemejan a las pintu
ras de que están llenas las paredes de los sepulcros. Muchas de
las momias tienen doradas las uñas de las manos y pies. Algunas
veces se encuentran en una momia dos rollos de papiro, que sue
len tener debajo del sobaco, aunque también se hallan colocados
entre los muslos y cerca de los órganos de la generación”.
Mr. Sonnini se dió toda prisa a noticiar el hallazgo del rollo
de papiro al general Bonaparte, quien contentísimo al ver el tesoro
geroglífico, mandó buscar un sabio COPTO, quien después de una
lectura detenida descubrió una clave por la que pudo descifrar
los caracteres. Después de muchos trabajos y desvelos concluyó su
tarea y dictó su contenido al secretario de Napoleón, quien para
tener la cosa en secreto, lo tradujo y escribió en alemán.
Habiendo consultado Bonaparte la traducción alemana del
rollo respecto a algunas ocurrencias de su vida, se quedó absorto al
encontrar que las respuestas dadas correspondían exactamente con
lo que le había sucedido. Por consiguiente aseguró los manus
critos original y traducido en su gaveta que siempre llevaba
consigo hasta el fatal día de Leipzig mencionado. Guardábalos
como un tesoro sagrado, y se dice que más de una vez le estimu
laron a emprender grandes cosas, siendo bien sabido que los
consultaba en todas ocasiones. Antes de entrar en campaña y en
la víspera de todas las batallas consutaba Napoleón su oráculo
favorito. La pesadumbre que tuvo por haber perdido este c un-
pañero de sus horas privadas, fué excesiva y aun se dice que en
Leipzig estuvo expuesto a ser hecho prisionero por el ansia y
empeño que tomó en salvar la carpeta en que conservaba esta
joya.
En una lista escrita del propio puño de Napoleón en una
hoja en blanco del manuscrito traducido, se ven varias preguntas
hechas al oráculo, con sus correspondientes respuestas recibidas
por aquel hombre ilustre. De entre ellas he escogido las siguientes
y puéstolas aquí por la grande analogía o más bien dicho, identi
dad que existe entre ellas y algunas de las importantes acciones
de su vida.
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P regunta 15, — ¿Cuál es el aspecto de las estaciones, y qué
cam bios políticos habrá probablem ente?
R espuesta . — (Jerog lífico de los Peces — Piscis.) Un con
quistador de nobles pensamientos y gran poder saldrá del estado
humilde; él romperá las cadenas de los oprimidos, y dará libertad
a las naciones.
P regunta 12. — ¿Será inmortalizado m i nom bre y aplau
dido por la posteridad?
R espuesta . — (Jeroglífico de la C abra o Capricornio.) Tu
nombre será transmitido con la memoria de tus hazañas hasta la
más remota posteridad.
P regunta 8. — ¿Seré yo eminente y llevaré la preferencia
en mis em presas?
R espuesta . — (Jeroglífico de la Cabra o C apricornio.) Tú
encontrarás muchos obstáculos; pero por último llegarás al más
alto poder y honor de la tierra.
P regunta 12. — ¿Será inmortalizado m i nom bre y aplau
dido por la posteridad?
R espuesta* — (Jeroglífico de la Casa F ortificada.) No abu
ses del poder que Dios te da, y tu nombre será aclamado con
júbilo en los siglos futuros.
P regunta 30. — ¿Tengo yo alguno o muchos enem igos?
R espuesta . — (Jero g lífico d el P u ñ al). Tú tienes enemigos
que si no son refrenados por las leyes, te enterrarán un puñal
en el corazón.
P regunta 15. — ¿Cuál es el aspecto de las estaciones, y qué
cam bios políticos h abrá probablem en te?
R espuesta. — (Jerog lífico de la Casa F ortificad a). Las alas
del águila del norte serán cercenadas, y cortadas sus uñas.
Bastarán para mi propósito las citas anteriores, mucho más
cuando las otras consultas anotadas en la mencionada hoja en
blanco se referían a materias de menor entidad o a asuntos de
familia.
En cuanto a ser muy apropiadas y alusivas al emperador Na
poleón las respuestas anteriores (excepto la última de que ha
blaré ahora) no debe haber la menor duda; esto es demasiado
obvio para que admita discusión: y aun se me ha informado por
personas fidedignas, que en tiempo en que tenía ya puestas sus
miras al trono, consultó el libro, y quedó enajenado de alegría
10
y de asombro al leer las palabras contenidas en la respuesta a la
pregunta octava que dice: — Tú encontrarás muchos obstáculos;
pero por último llegarás al más alio poder y honor d e la tierra.
En la segunda respuesta a la pregunta 15, esto es, la última
que hemos citado de la I 9, listadel emperador, conocerá el lector
que es alusiva al autócrata de las Rusias; pero no es tan fácil
adivinar si estas palabras se contraen a lo que pasó antes del
tratado de Tilsit; o si se refieren a otros reveses posteriores o
futuros que ha sufrido o puede sufrir el engrandecimiento de
Rusia. De todos modos es preciso conceder que la invasión del
territorio ruso por Napoleón prueba que sus sentimientos iban de
acuerdo con la sujeción del oráculo.
Hubiera sido bueno para Napoleón que se hubiese dejado
siempre dirigir por las respuestas dadas a otras muchas preguntas
que solía hacer ai oráculo, y que sin duda le advertían el peligro
y aun le hubiera precavido su caída; pero estaba tan acostum
brado a mirar las cosas por el aspecto más favorable a causa de
haber salido con bien de cuanto emprendía, que no podían pro
ducir tales advertencias en una imaginación como la suya aquel
saludable freno que algunas de sus especulaciones requerían.
Como ejemplo de las consecuencias lamentables que le aca
rreó esta falta de confianza en los consejos del oráculo contenidos
en esta obra, pueden citarse la misma batalla de Leipzig y los
fatales efectos de la campaña de Rusia, como fueron el incendio
de Moscú, la destrucción de su bizarro ejército, y finalmente la
abdicación del cetro, que tantas veces había vibrado sobre las
cabezas de aquellos mismos monarcas que se lo arrancaron de
las manos.
Volviendo al asunto del manuscrito original del papiro, es de
sentirse que no se sepa su paradero; pero se supone que siendo
una cosa tan delicada, no sólo por su naturaleza, sino por los
miles de años que contaba de antigüedad, debió ser destruido en
el saqueo general; sin embargo, si existiese aún por casualidad,
se suplica encarecidamente al que le tenga, que lo haga saber al
secretario de S. A. 1., pidiendo cuanto quiera por él; o si le pare
ciese mejor puede depositarle en el museo imperial de Viena, don
de le darán un recibo en debida forma entregando a los directores
de aquel establecimiento una carta cerrada dirigida al secretario
de S. A. I., en que esté fijada la suma de dinero que demande el
poseedor por vía de remuneración.
Resta ahora al traductor decir algo sobre la naturaleza y ca
lidad de las respuestas contenida en E l Oráculo o L ibro de los
Destinos. En primer lugar en cuanto a la naturaleza, parecerá que
algunas de las respuestas tienen una relación tan directa con los
hábitos y costumbres del siglo presente, que casi se inclina uno a
negarles el derecho de antigüedad que sin disputa poseen las otras;
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pero se desvanecerá pronto esta idea, si se tiene presente que el
mundo siempre ha sido mundo, y que los hombres con pequeñas
diferencias accidentales son los mismos en todos Jos países y en
touas las edades, con los mismos vicios, las mismas virtudes, los mis
mos deseos y las mismas propensiones. Siendo además cosa bien
sabida que los antiguos egipcios cultivaron las artes y las ciencias
hasta un estado de perfección maravillosa, y como por la misma
razón tuvieron que pasar por los diversos grados de civilización
que la generación actual, preciso es que se halle mucha analogía
entre la situación de ellos y la nuestra.
En segundo lugar, y respecto a la calidad de las respuestas,
es de advertir que las hay de cinco géneros, a saber: positivas,
im perativas, presuntivas, monitorias y condicionales. Traeré aquí
cinco ejemplos, esto es, una de cada género que he escogido entre
diecisiete respuestas dadas a varias personas que han consultado
el oráculo desde que está en mi poder.
Principiaré por una positiva. Un caballero hizo la pregunta
{V éase núm. 17 d e la tabla) que dice: “ ¿Me será fiel mi queri
da en mi ausencia?” Y la respuesta íué (Jero g lifico del A r a d o ):
“El cariño de ía persona que amas no será puesto más que en ti”.
Ejemplo de una respuesta imperativa. La pregunta fué esta
(n. 6 de la t a b la ): “¿bere yo afortunado o desgraciado en el jue
go?” fiespuesta (Jerog lifico de los Huesos C ru zados): “Guárdate
de jugar dinero en adelante, ni cosa que lo valga”.
El caso de la respuesta presuntiva es éste. La pregunta fué
la siguiente (n. 28 de la t a b la ) : “ ¿Encontraré yo alguna vez un
tesoro?” La respuesta fue tal que ai consultor no le quedó duda de
que encontraría un tesoro; pero ai mismo tiempo estaba acom
pañado de tan buenos consejos en cuanto a la apiicación de la
riqueza, cuales se requerían para un hombre de sus circunstancias
y carácter, a saber {Jerog lifico del Cuerno de la abu n d an cia):
“Cuando encuentres un tesoro, enseña a tu lengua a callar; y
inira que hagas buen uso de tus riquezas”.
Como ejemplo de respuesta m onitoria, puedo citar una señora
que consultó el oráculo con estas palabras (treg ú a la 24 de la ta
bla) : “Infórmame de todos ios particulares de mi futuro marido”.
La respuesta fué {Jeroglífico del Arco y b le c h a ): “Considera bien
si debes al presente cambiar tu estado”.
Finalmente pondré por ejemplo de respuesta condicional la
siguiente. Una madre de familia preguntó {n. 19 de la t a b la ) :
“ ¿Serán mis hijos virtuosos y felices después de mi muerte?” La
respuesta fué (Jerog lífico de la Doncella o signo de la Virgen) :
“En la crianza de tus hijos, cuida que sea estricta la disciplina,
pero no cruel; no pierdas ocasión de ilustrar su razón, y ellos te
bendecirán en el colmo de la dicha”.
12
Otra calidad se advierte en alguna de las respuestas y es la
estrecha semejanza que parece existe entre ellas y los más favori
tos axiomas morales que usaron naciones ilustradas de la antigüe
dad; pero, ¿habrá quién extrañe esto, cuando se sabe que el Egip
to fué por mucho tiempo la residencia de los hebreos, y que fué
recorrido todo por los griegos y romanos, quienes después forma
ron allí poblaciones? Tampoco puede dudarse, que los hebreos no
sólo conservaron las artes que vieron cultivar en el país, sino que
sus sacerdotes se hicieron de copias sacadas de los libros que se
usaban en los templos. También es notorio que los griegos y
romanos hicieron lo mismo, pues que Herodoto y otros historia
dores aseguran que todos los oráculos, establecidos después en los
estados de Grecia y otras partes, debieron su origen a los libros
encontrados en los templos egipcios que fueron saqueados hace
más de tres mil años. En este supuesto no debe tampoco dudarse
que aquellos libros no eran más que meras copias de la obra
original que ahora sale a la luz pública; por consiguiente es na
tural la inferencia de que los axiomas morales de que he hablado
arriba, fueron tomados de estos libros, y que siendo tan admirados
por los literatos de aquellos tiempos, fueron transplantados a sus
obras y publicados como originales.
Esta explicación en cuanto a esta aparente identidad, dejará
satisfecho al cándido lector; pero para ilustrar la materia todo lo
posible, he creído que no estará de más el dar una razón circuns
tanciada, auténtica y muy intresante de los ORÁCULOS que hicie
ron más ruido, y son más famosos en las historias de Egipto y
de Grecia.
El traductor, al despedirse del público inglés, solamente tiene
que añadir que E l Oráculo o L ibro de los Destinos es obra
adaptada a todas las personas de cualquier sexo, estado, edad o
condición que sea, en la que todo el mundo encontrará máximas
muy saludables: el caso es que sepan aprovecharse de ellas.
H. K irciienhoffer
13
PROLOGO DEL TRADUCTOR INGLES
14
gunas veces las primeras palabras que se oían después de salir
del templo se consideraban como respuestas a los oráculos, y otras
la inclinación o meneo de la cabeza de la estatua, el movimiento de
los peces en el estanque inmediato, o la repugnancia a comer el
alimento que se les echaba eran tan fuertes y válidas señales de
la voluntad de los dioses, como las expresas y difusas explica
ciones.
Todavía es materia de discusión entre los eruditos, si las res
puestas eran dadas por los espíritus malos o si procedían de la im
postura de los sacerdotes. La impostura y el engaño no pueden sin
embargo durar mucho, y la falsedad se destruye pronto a sí mis
ma; pero es verdad también que no es más su forma la que se
destruye, y que luego resucita de sus cenizas baio otra diferente
y color diverso; tal es la fragilidad e incertidumbre de la natura
leza humana. Por eso se ve la facilidad de las gentes, hasta de los
siglos ilustrados, en creer en sueños, profecías o accidentes impre
vistos; y lo cierto es que siendo inescrutables los altos juicios del
Todopoderoso, nadie puede saber las vías o instrumentos de que
se sirve para enseñar a los mortales. Muchos han creído firme
mente que al nacimiento de Cristo enmudecieron todos los orácu
los de la tierra, pero no fué tan repentino su silencio, aunque desde
aquella gloriosa época empezó su decadencia.
Todavía continuaron con alguna reputación, y eran consulta
dos. aunque no con tanta frecuencia, hasta el siglo iv, en crue el
cristianismo empezó a tomar la ascendencia sobre el paganismo.
Los oráculos se deiaron sobornar frecuentemente. Aleiandro así
lo hizo, aunque se sabe que Lisandro no pudo conseguir su in
tento de ganar a los sacerdotes. Herodoto que fué el primero que
habló de la corrupción que reinaba en los templos de los orácu
los de Egipto v Grecia, ha sido por ello tratado con severidad por
el historiador Plutarco. Pemóstenes es otro testigo de esta corrup
ción. quien para denotar que los oráculos de Grecia eran los ins
trumentos serviles de la voluntad de Filipo. rey de Macedonia, se
valió de estas palabras: Los Oráculos filipizan.
Cuando la sacerdotisa se creía inspirada, sus ojos centellea
ban de repente, se le erizaban los cabellos, todos sus miembros
eran acometidos de una convulsión general. En este estado pro
nunciaba los oráculos muchas veces con horribles gritos y alari
dos. y sus palabras las iban apuntando los sacerdotes y poniéndo
las en orden. Otras veces eran más suaves las inspiraciones y sin
violencia. Plutarco hace mención de una de esas sacerdotisas que
se puso tan sumamente furiosa, que no sólo los que iban a con
sultar el oráculo, sino hasta los sacerdotes que la habían conduci
do a la sagrada trípode, y la estaban acompañando desde el prin
cipio de su inspiración, se salieron a todo correr del templo so
brecogidos de terror y espanto; y fue tan violento el paroxismo,
15
que aquella infeliz continuó algunos días penando en las más crue
les agonías, hasta que rindió el espíritu. La Pitonisa de Delfos,
antes de sentarse en la trípode, se lavaba todo el cuerpo y parti
cularmente los cabellos, en las aguas de la fuente Castalia, a la
falda del monte Parnaso; también sacudía un árbol de laurel que
había cerca del templo; y algunas veces comía las hojas de que
estaba coronada.
Las sacerdotisas se presentaban siempre vestidas en hábito de
vírgenes para denotar su modestia y pureza, y se obligaban a guar
dar las más estrictas leyes de templanza y castidad, para que ni
los vestidos de moda, ni una conducta menos pura pudiesen en
ningún tiempo'arrarrear el desprecio de la dignidad, la religión o
la santidad. Al principio no hubo más que una Pitonisa, además
de los sacerdotes subalternos; pero después se elegían dos y a
veces más. La más célebre de todas fué Femonae, quien algunos
suponen haber sido la primera que pronunció oráculos en Delfos.
Por algún tiempo se pronunciaron los oráculos en versos hexáme
tros, cuya costumbre se suspendió después. La Pitonisa era consul
tada solamente un mes al año por la primavera. Se requería siem
pre que los que consultaban el oráculo, hiciesen ricas ofrendas a
Apolo, de donde viene la opulencia, esplendor y suntuosidad del
célebre templo de Delfos. También se ofrecían sacrificios a la
divinidad, y si los agüeros resultaban adversos, se negaba a res
ponder la sacerdotisa. Generalmente asistían a los sacrificios cin
co sacerdotes, y otro acompañaba a la Pitonisa, y la ayudaba a in
terpretar el oráculo.
Habiendo dado ya una idea general de estos célebres esta
blecimientos, entraré ahora en la descripción particular de los más
famosos, y que más ruido hicieron en el mundo.
16
ORACULOS DE DELFOS
17
Este edificio fue asolado en la Olimpíada 58, ó 518 años
antes de la venida de Cristo. Los anfictiones ofrecieron encargar
se de levantar otro; pero los Alcimeónides, familia muy rica de
Atenas, fueron a Delfos, alcanzaron el honor de edificar el templo,
el que salió aún más magnífico de lo que lo habían al principio
prometido pero las riquezas de este templo, acumuladas por las do
naciones de los que le frecuentaban y consultaban al oráculo, le ex
pusieron a varios saqueos. Los Galos a las órdenes de Breno pasa
ron allá también con el mismo objeto como 278 años antes de la
era vulgar; pero fueron rechazados con gran carnicería, hasta que
por fin Nerón fué el último que le robó quinientas de sus más pre
ciosas estatuas de bronce y de oro macizo.
No se ha podido averiguar con certeza la época de la funda
ción de este oráculo; lo que se sabe de positivo es que no fué
Apolo el primero que fué consultado en este templo. Esquilo en su
tragedia de Euménides dice, que Terra fué la primera que trans
mitió oráculos en Delfos. luego Temis, y después Febe; otra bija
de Terra, y según se dice madre de Latona y abuela de Apolo.
Pausanias afirma que Terra y Neptuno habían pronunciado orácu
los en este lugar antes que Temis, y otros dicen que también Sa
turno fué consultado allí. Por último el oráculo de Apolo fué el
que se consolidó y se hizo permanente; y fué tan grande su reputa
ción y tal el gentío que de todas partes acudía a consultarle, que
las riquezas que de este modo se habían acumulado en el templo y
en la ciudad, se comparaban con las de los reyes de Persia.
Por el tiempo en que se descubrió este oráculo, todo el miste
rio que se requería para obtener el don de profecía, se dice que
no consistía más que en acercarse a la caverna, y respirar el vapor
que salía de ella, con lo que quedaban inspiradas todas las per
sonas sin distinción; pero habiéndose arrojado, como se ha dicho,
varios de cabeza en el exceso de su furia, se creyó de necesidad
idear un medio de evitar tales accidentes, que ocurrían a menudo.
Por consiguiente los sacerdotes pusieron sobre la boca de la ca
verna por donde salía el vapor un banquillo llamado trípode, por
que tenía tres pies, y dieron a una mujer el cargo de sentarse en
él, donde podía sin riesgo recibir el vapor, porque los tres pies de
la trípode estaban asegurados de firme en la peña. Esta sacerdo
tisa fué llamada Pitonisa, nombre que le vino, según unos, de la
serpiente Pitón que mató Apolo, o según otros de la palabra griega
put-besia. que significa inauirir, porque las gentes venían a Del
fos a inquirir de esta deidad lo que ignoraban. Las primeras mu
jeres que adquirieron esta dignidad eran vírgenes escogidas con
gran precaución: pero en rigor no era necesaria otra calidad que
saber hablar para repetir los dictados del dios que era consul
tado.
Esto lo hacían aplicando el oído a una de las cornetas del
18
altar, y escuchar la voz de uno de los sacerdotes de Apolo a quien
se le comunicaba la pregunta. Este sacerdote que estaba cerca del
altar en lo interior del templo, después de haber sido asistido por
sus colegas en las necesarias devociones y sacrificios, abría el
LIBRO DE LOS DESTINOS, depositado en el templo, y habien
do rezado muchas oraciones, resolvía los problemas propuestos. La
respuesta que por la naturaleza del caso en cuestión era a menudo
condicional, se comunicaba a la sacerdotisa sentada en el trípode,
quien después de varias ceremonias la transmitía a la indagadora
multitud o al individuo que en lo privado iba a consultar al
oráculo.
Por mucho tiempo continuó la costumbre de escoger doncellas
jóvenes, hasta que una de ellas que era sumamente hermosa fué
deshonrada por un mancebo de Tesalia. Entonces se estatuyó una
lev, para que no fuese electa ninguna mujer de menos de 50 años.
Al prinrioio sólo había una sacerdotisa; pero después había dos
o tres. No se pronunciaban los oráculos todos los días: pero en
algunos casos se hacían dones y sacrificios por largo tiempo y a
veces todo el año: solamente una vez en el año, el mes Bostón que
caía a principio de la primavera, era cuando Apolo inspiraba a
la sacerdotisa, a quien estaba prohibido, so pena de la vida, el ir
al santuario a consultar a Apolo fuera de este día.
Alejandro Magno fué a Delfos antes de su expedición al
Asia en uno de aquellos días en que estaba cerrado el santuario,
y rogó a la sacerdotisa aue subiese a la trípode, a lo ftue ella se
negó rotundamente, fundándose en la ley que se lo prohibía. Aquel
príncipe que era naturalmente impetuoso, se impacientó, v sacó
por la fuerza a la sacerdotisa de su celda: ouien al verse condu
cida violentamente al santuario, exclamó: “ ¡H ijo m ío, tú eres in
vencible!” Aleiandro que ovó estas palabras, las tomó por la ver
dadera expresión de la voluntad de los dioses, y dijo que ya estaba
satisfecho, y aue no quería consultar más oráculo.
Debe advertirse aquí sin embargo, que frecuentemente se
hacían grandes e innecesarios aparatos para dar al oráculo más
aire de misterio, y para infundir respeto y acatamiento. Entre otras
circunstancias concernientes a los sacrificios que se ofrecían, la
sacerdotisa misma ayunaba tres días, y antes de sentarse en la trí
pode, se bañaba en la fuente Castalia, bebía de sus aguas, y mas
caba hojas de laurel cogidas en sus inmediaciones, y luego la acom
pañaban los sacerdotes hasta dejarla sentada en la trípode.
Según iba recibiendo el divino aliento que decían salir de la
caverna, pero que no era más que el humo del incienso que se
quemaba para dar. más misterio a la ceremonia, se le erizaban los
cabellos, se le torcía el rostro, echaba espumarajos por la boca, y
en fin se apoderaba de todo su cuerpo una general convulsión que
la hacía parecer energúmena. En esta condición intentaba esca
19
parse de entre los sacerdotes, quienes la detenían por fuerza, mien
tras hacía retumbar todo el templo con sus gritos y alaridos, e
infundía en los circunstantes un santo terror.
Por último, incapaz de resistir al impulso del dios, se some
tía a su voluntad, y a ciertos intervalos erqitía como del fondo del
estómago o vientre, mediante el arte del ventriloquismo, algunas
palabras inconexas, que los sacerdotes ponían en orden, dándoles
la forma de verso y cierta coherencia que no tenían cuando eran
pronunciadas por la sacerdotisa. Expresada la voluntad del orácu
lo, la sacerdotisa era bajada de la trípode y la volvían a su celda,
donde permanecía varios días para restablecerse. El español Luca-
no nos dice que muchas veces la consecuencia de su entusiasmo
era una muerte inmediata. Como las respuestas del oráculo iban a
dar a manos de los sacerdotes que acompañaban a la sacerdotisa,
y éstos preciándose de poetas las ponían en miserables versos, to
maron de aquí ocasión los maldicientes para satirizar aquellos ri
tos con la graciosa bufonada de que Apolo, siendo príncipe de las
Musas, era el p eor d e los poetas.
Los sacerdotes y sacerdotisas, a cuyo cargo estaban las res
puestas del oráculo, tampoco se vieron libres de la culpa de frau
de e impostura, y aun se citan muchos casos en que la sacerdotisa
no fué superior al soborno. De aquí se originó el haber persuadido
e. los lacedemonios a ayudar al pueblo de Atenas a la expulsión de
los treinta tiranos. De aquí vino también el haber obligado a De-
marato a desnudarse de la dignidad real para hacer lugar a Cleó-
menes, y el haber sostenido el impostor Lisandro, cuando procuró
cambiar la sucesión al trono de Esparta. Tampoco es improbable
que Temistocles, conociendo la importancia de hacer la guerra por
mar a los persas, fuese el que dictase al dios la respuesta que éste
dió por medio de su oráculo: que se defendiesen con murallas de
madera.
Estas respuestas eran también equívocas muchas veces, Así
es. que estando Creso para invadir a los medos, consultó al oráculo
sobre el éxito de la guerra, y recibió por respuesta que en pasan
do el río Halis, ganaría un gran imperio, con lo que le quedó la
duda de si este imperio sería el suyo propio o el de sus enemigos.
De esta misma clase y más ambigua fué la respuesta que dió a
Pirro el mismo oráculo:
Lo cual quiere decir las dos cosas opuestas, esto es, que él
podía vencer a los romanos, o que los romanos podían vencerle
a él.
20
ORACULO DE DELOS
21
ORACULO DE AMNON
ORACULO DE DODONA
22
esta costumbre, y se colgaban al aire unas calderas grandes cerca
de una estatua de bronce, la que tenía un palo en la mano. Cuando
soplaba recio el viento, la estatua se agitaba y pegaba a una de
las calderas, la que daba contra la otra y ésta contra la inmedia
ta, y así las demás, formando aquel ruido o sonsonete discordante
y prolongado que se deja oír en iguales casos, del cual los sacer
dotes sacaban sus predicciones. Algunas suponen que el ruido era
ocasionado por el movimiento de las hojas y ramas de una encina
vieja, a la cual consultaban las gentes frecuentemente, y querían
decir que recibían de ella las respuestas. Es más probable sin
embargo que fuesen los sacerdotes los que librasen las respuestas
estando escondidos detrás de las encinas, para hacer creer al pue
blo que los árboles estaban dotados del don de profecía. Como en
la construcción del navio Argos entraron algunas de las encinas
del bosque de Dodona, algunos de sus tablones libraron oráculos
a los argonautas, amonestándolos de la aproximación de alguna
calamidad. En el bosque de Dodona había una fuente de agua
fresca, que tenía la virtud de encender una antorcha así que la
tocaba. Esta fuente estaba enteramente seca al mediodía, y corría
en todo su lleno a medianoche, desde cuya hora hasta el mediodía
siguiente iba menguando hasta quedar sin una gota. Al principio
los oráculos de Dodona eran librados por hombres, pero luego por
mujeres.
23
mera consistía en observar los fenómenos del cielo, como los true
nos, relámpagos, cometas, etc.; la segunda, el chirrido o vuelo de
las aves; la tercera los polos sagrados, cuya ansia o indiferencia
por comer el alimento que les echaban se consideraba un signo
feliz o aciago; la cuarta, los cuadrúpedos, teniéndose por bueno
o mal agüero según por donde pasaban, o si se veían en algún
paraje desacostumbrado; la quinta cosa en fin de que sacaban
sus agüeros, era de los accidentes o casualidades que acontecían,
que los romanos llamaban diroe, como derramar sal en la mesa,
vino en los vestidos, el oír algún ruido extraño, tropezar o es
tornudar, encontrar un lobo, liebre, zorra o una perra preñada.
De aquí sacaban los romanos sus profecías. La vista de los pá
jaros a la izquierda se tenía por buen agüero, y así, las palabras
sinistes y loevus, aunque generalmete consideradas como aciagas,
eran usadas por los augures en sentido propicio.
24
El número de sacerdotes, lo mismo en ésta que en las demás
órdenes, fué varias veces alterado. Los Duumviros continuaron
hasta el año 388 de la fundación de Roma, cuando los tribunos
de la plebe promulgaron una ley, que disponía la elección de
diez individuos para este servicio, parte de la nobleza y parte
de la plebe. Desde aquí empezaron los Duumviros que continua
ron hasta el templo de Sila, que nombró los Quindecemviros,
siendo detador. De las Sibilas poco tenemos que decir sino que
generalmente los autores convienen en que fueron diez, para lo
que teenmos la autoridad de Varron; aunque algunos dicen que
fueron nueve; otros, cuatro; otros, que tres, y no falta quien diga
que no hubo más de una. Todas vivieron en diferentes siglos y
países, todas fueron profetisae; y según la opinión común pre
dijeron la venida de nuestro Salvador. En cuanto a sus escritos,
Dempster nos dice que estaban en lienzo.
Solino afirma que los libros que compró Tarquino fueron
quemados en el incendio del Capitolio el año anterior a la dic
tadura de Sila. Sin embargo, había otros escritos o a lo menos
copias o extractos de ellos, recogidos en Grecia y otras partes
por orden del Senado, y fueron conservados con el mismo cui
dado que ios primeros hasta que en tiempo de Teodosio el Gran
de, habiendo abrazado la mayor parte del Senado, y fueron con
servados con el mismo cuidado que los primeros hasta que en
tiempo de Teodosio el Grande, habiendo abrazado la mayor parte
del Senado la religión cristiana, dejaron de ser de moda, y luego
al fin Estilico los quemó todos en el reinado de Honorio, por
el cual es censurado con acrimonia por el poeta Rutilio.
25
Es la voluntad de los dioses, reunidos en grande asamblea,
que vuestra vida se conserve pura y sin mancha.
Es también su soberana voluntad que continuéis instruyendo
a las naciones hasta donde les es permitido saber.
Es igualmente del guslo del Grande Osiris, que está sentado
sobre su trono de nubes, y rodeado de las deidades inienores,
el que reveieis a sus subditos, a todos sus lujos de la tierra cuan
to concierna a su futuro destino, y las materias que encontréis
escritas en el libro de los libros: EL HOLLO E SG liliO DEL
HADO DEL fiOiViDKE, encomendado ahora a vuestra salva
guardia; y que ejecutéis esto estricta y belmente sin temor de
peligro, ni esperanza de galardón; según todas las preguntas que
se os hicieren, ya sea por particulares, por tribus, por señores de
Estado o conquistadores de naciones.
Osiris ordena a los siervos de su predilecto santuario que
no muestren parcialidad por ninguno, por distinguido que sea,
en las respuestas que deberán dar sacadas de este libro. Háganse
sacrificios e invocaciones: pregúntese con grande fe y humildad;
y cuando el adivino haya consultado ios rodeos y laberintos del
problema según las instrucciones que van a continuación, escrí
base el resultado y pásese a manos del principal PROFETA o PRO
FETISA que esté en el asiento de tres pies, quien leerá e interpre
tará la respuesta de Hermes al demandante en presencia de toda
la gente que se haya reunido.
Y el profeta o profetisa no leerá ningún escrito sino el
verdadero que le haya sido entregado por el sacerdote que está
oficiando en el sacniicio; y el sacerdote no añadirá ni quitará
nada de lo que encuentre ser la verdadera respuesta a la pregunta
propuesta, como se contiene en el L1BKO DE LOS DESTliÑOS;
ni substituirá una pregunta por otra, antes bien seguirá en todo
las instrucciones aquí dadas.
E l más alto entre los dioses ordena iguabnente que no
se ofrezca ni reciba ningún cohecho o soborno ni don privado
por el individuo que vaya a consultar, ni por el sacerdote que
lesponda a la consulta; que toda ofrenda sea libre y espontánea,
y que se ponga sobre el altar, después de consumado el sacrifi
cio, en presencia de todo el mundo. Los sacerdotes que contravi
nieren a esto, serán en el mismo instante derribados y clavados
contra la tierra con ios penetrantes y abrasadores rayos que el
Grande Osiris, hablando desde las nubes, arroja cuando está
constantemente que todo el saber y filosofía del mundo, así como todas las
revelaciones de los oráculos, se habían derivado de los jeroglíficos estampados
en los pilares que él había construido, y de los sagrados libros que habían
dejado escritos.
26
airado contra los mortales que le ofenden. — Guardaos, pues, de
ofenderle en este punto.
Ordénase, además, que custodiéis este libro con el mayor
cuidado; que ninguno sea osado a poner las manos en él sino
los sacerdotes, y que sea guardado en un arca de alabastro, que
se depositará debajo del altar en medio del templo. Se manda
igualmente que se saquen copias del libro , conforme la ocasión
lo requiera, y se remitan a los sacerdotes de los demás templos
de la tierra; y que también se depositen en los sepulcros de los
reyes y de los sumos sacerdotes del modo siguiente:
Cuando el cuerpo haya sido embalsamado, y bien envuelto
en tela fina, póngase el rollo escrito bajo la tetilla izquierda, y
luego cíñase el vestido sobre él, de modo que quede bien asegu
rado, cubierto y oculto de la vista. Entonces será el cuerpo acom
pañado por ios príncipes, sacerdotes y pueblo al lugar de su se
pultura, donde se le debe enterrar con honor, erigiendo encima
un fuerte y durable monumento.
C1) El traductor cree de su deber advertir aquí que él sabe por expe
riencia que pueden dispensarse las más de estas ceremonias. En las consultas
que se hagan al Oráculo o L ib ro d e los Destinos pueden omitirse el círculo
y signo del Z odíaco, y en lugar de una caña mojada en sangre, él y sus
amigos han usado constantemente y siempre con buen éxito una pluma con
tinta común, y otras veces un lápiz o un carbón. Los dones, sacrificios e
invocaciones también son cosas superflua3 en tierra de cristianos; pero en
su lugar es de absoluta necesidad que el consultante crea en Dios a puño
cerrado, y venere sus inescrutables vías.
27
número de ellas ni cuente las que ha marcado, sino antes bien
debe rayarlas a bulto y llevando la caña a toda prisa, atendiendo
solamente a que salgan más de doce, de modo que las que resul
ten de más, sean debidas a la pura casualidad.
El ADiviiNO contará luego de izquierda. a derecha las rayas
de cada hilera, separando las doce primeras con una coma de
este modo u otro semejante | | , | | , | | , ¡ | , | ¡ , | J , J j , J
y contando las restantes para saber si son pares o nones.
Si las rayas de la hilera, o lo que es lo mismo, las que pa
san de doce son nones, el adivino pondrá a la derecha una estre-
Uita o asterisco, y si son pares pondrá dos, cuya operación re
petirá en todas las hileras. Para mayor claridad se pone un ejem
plo en el orden siguiente:
* (nones)
** (pares)
* (nones)
** (pares)
** (pares)
Esta columna de estrellas sirve al adivino de señal para des
cubrir el hado del consultante; quien ahora debe mirar cuál de
las preguntas que se hallan en el ROLLO escrito \ es la que le
conviene hacer, y la pronunciará inmediatamente con claridad y
distinción del modo que está escrita sin quitar ni poner nada de
ella, y mientras que la está leyendo apuntará al número de la
pregunta con el índice de la mano izquierda.
El advino, revestido de sus ornamentos, después de haber
invocado a Osiris , pondrá el índice de su mano derecha donde
el consultante tenía el mismo dedo de su izquierda, luego busca
rá entre los signos o columnas de estrellas puestas sobre los jero
glíficos aquel signo o columna que sea igual a la que resultó
de las rayas tiradas por el que hizo la pregunta. Encontrada en
dicho paraje la misma columna de estrellitas por el adivino, éste
debe poner en ella el índice de su mano izquierda; hecho esto,
moverá dichos dos dedos índices de derecha a izquierda forman
do un ángulo recto hasta que se encuentre uno con otro, que
ha de ser precisamente sobre uno de los jeroglíficos, lo cual debe
tenerse presente, y el adivino debe buscar en otra parte del rollo
escrito , otro jeroglífico igual a la cabeza de las respuestas
que también se hallan escritas. Después de haberle hallado,
se registrarán las columnas de estrellitas que están puestas a la
izquierda de dichas respuestas hasta encontrar con la misma que
salió trazada por casualidad o por la fuerza del destino en la
enumeración de las rayas marcadas por el interesado: y es bien(i)
(i) Véase la tabla al fin del libro, la cual contiene las preguntas, signos
y jeroglíficos.
28
seguro que las palabras escritas a la derecha de tal grupo de es
trellas forman la verdadera respuesta del oráculo.
No resta, pues, más ceremonia que hacer, sino que el sacer
dote que ha oficiado en la adivinación, escriba la respuesta ver
dadera y fielmente, y puesto el dedo en los labios, la entregue al
profeta o profetisa, quien proclamará el tenor de ella en alta voz
a la persona que hizo la pregunta 1.
( J ) Bien se echa de ver que las reglas dadas aquí para encontrar las
respuestas adecuadas a las preguntas, participan de aquella misteriosa obscu
ridad propia de los tiempos en que^ tuvieron su origen, de los pueblos para
quienes fueron dispuestas, y aun del objeto que envolvían. Otra causa milita
también para que nosotros no veamos en ellas toda la claridad deseada, y es
que su explicación se contrae al modo de buscarlas en un rollo de papiro o
pergamino, que eran los libros de los antiguos, porque entonces no se conocían
los que se usan en el día; ahora, pues, que los tiempos han cambiado y que
la misma materia (esto es, las mismas preguntas, respuestas, signos y jero
glíficos) sale ordenada por páginas encuadernadas y numeradas y con una
tabla al fin. Sin duda que es menester variar el mismo modo, y por consi
guiente la dirección. Para hacer, pues, entender al lector la manera más sen
cilla de consultar al O ráculo y de hallar las respuestas, basta decir que no
hay más que marcar las cinco hileras de rayas en la misma forma que se
lia dicho arriba, sea' con tinta, o con cualquier otro líquido, con caña, con
pluma, con un palo o con el dedo, o con un carbón en la pared, o con un
bastón en la arena, o como mejor pudiere o le viniere al magín, sin invoca
ciones y embelecos, aunque bien puede hacerse con un corazón humillado, y
lleno de confianza en la verdadera fuente de la eterna sabiduría del T odo
poderoso , quien si quiere, bien puede por este medio darnos a conocer la
verdad. Por las rayas y marcadas las estrellas, se verá que estas forman cierto
grupo, figura o signo cuyo igual se buscará a la cabeza de la tabla, y encon
trado que sea, se bajará a buscar en dirección perpendicular el jeroglífico
que esté enfrente de la pregunta que se ha hecho, esto es, aquel que forme
ángulo con dicha pregunta y el grupo de estrellas referido. Hecho esto,
contadas las rayas, es el marcado con el número 1, el jeroglífico que se busca
es el primero que se encuentra al lado de la pregunta propuesta; si el grupo
es número 2, el jeroglífico es el segundo o el que está en la segunda casilla
o cuadro contando de izquierda a derecha en línea recta desde donde se
halla escrita la pregunta en la tabla, guardando con todo la misma propor
ción. Cierta ya la persona que consulta al O ráculo , de que ha encontrado
el jeroglífico que le corresponde, ya no tiene más que buscar el mismo entre
los que van al frente de las páginas L ibro de los D estinos donde verá que
cada dos de éstas tiene un solo jeroglífico, y treinta y dos respuestas diferentes
con uno de los grupos de estrellas a su ludo izquierdo cada una. Cuando ya
haya encontrado dicho geroglífico reconocerá los grupos de estrellas que hay
en aquellas dos páginas, y la respuesta que esté al lado del grupo que busca,
el cual deberá ser el mismo que le resultó de las rayas que hizo, es lu misma
que da el oráculo a su pregunta. T al vez un ejemplo podrá dar a esto más
claridad. — Supongamos que uno hace la pregunta 20 de la tabla que dice:
¿M e veré yo libre algún d ía d e tantas desgracias? Y supongamos también
que le resultó de la operaeión de rayas el grupo de estrellas marcado al frente
29
En conclusión, estoy encargado de escribiros que es un deber
de los sacerdotes el instruir a todos los que van a consultar al
oráculo: que a ellos corresponde el contentarse con cualquiera
respuesta que les toque en suerte recibir, y el seguir ciegamente
y sin reserva los dictados del oráculo. Si no se han de obedecer
ías órdenes de Hermes, ¿para qué es el preguntar? Si el consul
tante se mostrase desobediente a la voluntad de Osiris, caiga todo
el mal sobre su cabeza.
Guardaos también, ¡o h sacerdotes!, de pronunciar vaticinios,
admitir dádivas, hacer sacrificios, ni despachar consultas, a no
ser por la noche y eso solamente cuando Isis alumbra en lleno
de su esplendor \ Tampoco déis respuesta en aquellos días o no
ches en que Osiris que rige los cielos de día, o la Reina de su
amor que gobierna de noche, ocultan con un velo la belleza y
majestad de sus rostros de los mortales, ni mientras que se re
tiran de las labores de su celestial carrera a descansar a las al
cobas de su santuario *2.
Éstas son las palabras que yo Balaspis he sido encargado por
mi Gran M aestro Hermes Trim egisto, de escribiros, ¡o h sacerdo
tes d e los T ébanos!
de la tabla con el número 26: pues bien, bajando un dedo desde las estrellas
en línea perpendicular hasta la casilla 20, y corriendo otro de la otra mano
desde dicha pregunta 20 hasta la casilla 26, se encontrarán los dos dedos
en el mismo punto, es decir, sobre el geroglífico que se busca, que es el arco
y fle c h a ; buscando luego este mismo geroglífico en el L ibro de los D estin os ,
se encontrará en la página 13, y en ella el grupo de estrellas con la res
puesta siguiente al lado: Tus desgracias no son m ás qu e pasajeras, la cual
es perfectamente adecuada a la pregunta, lo mismo que lo serán todas, si
guiendo el mismo método en la operación.
Es de advertir que para saber más pronto la página donde está el jero
glífico encontrado ya en la tabla, se puede ver el mismo en la primera hilera
de jeroglíficos de la tabla justamente debajo de los grupos de estrellas y el
número que se halla a la cabeza de cada uno, es el mismo que corresponde
a la página del libro donde se encontrará
( x) Lo que B alaspis quiere aquí dar a entender es que no se debe con
sultar al oráculo, sino en tiempo de la luna llena. Entre los antiguos egipcios
Isis simboliza a la luna, al paso que daban al sol, el nombre de Osiris.
( 2 ) Es claro que esto se dice por los eclipses del so!, y la lu n a; pero la
verdad sea dicha, según la experiencia que tiene el traductor y lo poco que
se alcanza de los planetas, puede asegurar que todos los días del año son
santos y buenos para consultar al L ibro de los D estin o s , sin reparar en que
sea noche o de día, que haga claro u obscuro, que llueva o que nieve, que
truene o que ventisque, que haya neblina o que esté el cielo raso o estrellado.
Solo se encarga una cosa, y es que nadie debe hacer más de una pregunta en
el mismo día, ni debe repetirse la misma pregunta por la misma persona a
lo menos en un mes.
30
El Oráculo Novísimo
o sea
FEBRERO PISC IS
MARZO jf lf lf 1 ARIES
98
fiel, y en la vida será poco afortunada, pero sabrá sobreponerle
a los intereses mundanos; hará una madre amorosa, afecta a su
marido y sobria en los placeres del himeneo.
matrimonio; en la vida encontrará muchas interrupciones des
agradables de la paz y tranquilidad de su espíritu; pero al mis
mo tiempo será tierna para con sus hijos, afectuosa con su ma
rido, y liberal con sus dependientes.
será honrado y sincero en sus Iratos, muy reservado en la con
versación, cauto en sus empresas, bien acondicionado y de suave
genio, caballero en su porte y sobrio en su conducta; en la vida
será bastante dichoso y medianamente afortunado; en el amor,
será muy propenso a los deleites prohibidos, aunque afectuoso
con su mujer; hará un buen padre y marido tierno.
La mujer nacida por este mismo tiempo será muy honrada,
sincera y franca, muy aseada en su persona y de deseos ardien
tes, modesta en su conversación, afecta a los placeres matrimo
niales y fiel a su marido; será también buena madre y muy
mujer de su casa.
a hacer ceder su pasión a los otros cuidados de la vida. Tam
bién será un tierno padre y marido cariñoso.
La mujer nacida por este tiempo será temeraria, imperiosa,
intrigante y artificiosa, de genio voluble y desagradable, y amiga
de empinar el codo; en la vida todos sus planes se malograrán
casi siempre por su misma locura y mala conducta; en el amor
accederá a sus placeres solamente con miras particulares, y será
inconsecuente y desleal; hará mala esposa, madre salvaje, y será
la causa de la desgracia de su familia.
constante y caprichoso; con todo, será bueno y afectuoso con su
mujer, y puntual en cumplir con los deberes nupciales, de modo
que hará buen marido, aunque malísimo padre.
La mujer nacida por este tiempo será de un genio suave,
amable y de sobrios hábitos; será buena vecina y amiga since
ra; será tímida y corta; pero de modales muy agraciados; en el
curso de la vida será bastante dichosa, y dócil para corregirse
de lo malo; en el amor será ardiente y accederá fácilmente
a las instancias de sus amantes; si se casare será fiel y bonda
dosa, muy adicta a los deberes del Ilimenec, y puntual para exi
girlos de su marido; será una tierna madre y buena esposa, aun
que extremadamente crédula de cuanto oiga.
*
* •
SATURNO
103
acompañado de horrorosa barbarie, es bien seguro que presidió
Saturno el nacimiento de los perpetradores de tan atroces deli
tos, porque tal es el carácter de este planeta.
JUPITER
Este planeta tarda veintitrés meses en hacer su revolución
por los signos, por consiguiente rara vez hace su conjunción con
el Sol. Los que nacen bajo su influjo, se distinguen por su des
mesurada ambición, y para satisfacerla atropellarán las vidas y
fortunas de sus semejantes sin remordimiento alguno, y quebran
tarán los vínculos más queridos y tiernos que ha dado al hom
bre la naturaleza.
MARTE
También tarda los mismos veintitrés meses en dar la vuelta
al Zodíaco; las personas nacidas bajo el influjo de este planeta,
que pocas veces se encuentra en conjunción con el sol, se dis
tinguen por su grande amor a la gloria y por la fama de valien
tes. Así es que los hombres destruyen con frecuencia a sus se
mejantes por satisfacer sus desordenados apetitos, y por adquirir
una vana reputación que erróneamente creen ser el verdadero
valor y gloria.
VENUS
Es el más benigno de todos los planetas, es quien infunde
aquel secreto deseo, aquel natural impulso que domina a todas
las criaturas de propagar su especie, es quien inspira aquel puro,
permanente y agradable enajenamiento propio del verdadero amor,
siendo la causa el andar constantemente en compañía del Sol. Sin
Vénus sólo reinaría en toda la creación una fastidiosa apatía; a
su benigno influjo se debe la existencia de aquel deseo que nos
aguija constantemente a buscar en otros los consuelos que nadie
puede encontrar en sí mismo; y sólo este planeta es quien man
tiene encendida esa vivificante centella en el pecho de los mor
tales. Su dulzura neutraliza y modifica las broncas inspiraciones
de los otros planetas; y de aquí nace que muchas veces vemos
al hombre ambicioso quitar la vista de su objeto, y retirarse a
gozar los tiernos halagos que sólo una esposa juiciosamente ele
gida puede proporcionar; así es que vemos al veterano y valiente
guerrero, después de las fatigas de la batalla, correr a los brazos
de su amable compañera, y deponer a sus pies toda la ferocidad
104
con que antes aterraba a sus enemigos; por eso también obser
vamos al avariento que parece no tener más Dios que su tesoro
y que se priva basta de lo más necesario de la vida, entregar
sus llaves a su amada, y consentir que abra aquellas arcas que
había tenido cerradas a sus propias necesidades y a los lamen
tos de la miseria de sus semejantes. En suma, cuantas satisfac
ciones gozan los amantes son debidas al suave influjo de este
planeta, que por dicha del género humano se encuentra frecuen
temente en conjunción con el sol vivificador, y con razón se pue
de decir que Venus enciende la antorcha de Himeneo.
2. El segundo día es de buen agüero para descubrir cosas
perdidas o tesoros escondidos; la persona que nazca en tal día
prosperará.
3. La criatura que nazca el tercer día, tendrá vara alta con
los poderosos, y saldrá cierto lo que se sueñe.
4. El cuarto día es malo; pocas veces sanan los que caen
en él enfermos.
5. El quinto día es favorable para comenzar una buena
obra, y los sueños saldrán bastante bien; la persona nacida en
este día será vana y engañadora.
6. Los sueños del sexto día no han de tener efecto muy
pronto y la criatura que nazca en él, no vivirá mucho.
7. El séptimo día no cuentes los sueños que hayas tenido,
porque todo el bien depende de ocultarlos; si te enfermas en
este día, pronto te restablecerás; la persona nacida en este mis
mo día, vivirá mucho: pero pasará muchos trabajos.
8. El octavo día se realizarán los sueños; cualquiera nego
cio que se emprenda en este día saldrá bien.
9. El noveno día difiere poco del anterior; la persona na
cida en este día alcanzará muchas riquezas y honores.
10. El décimo día es muy funesto: los que se enferman en
este día, rara vez recobran la salud, pero la criatura nacida por
este día vivirá mucho tiempo, y será muy amiga de viajar.
11. La persona nacida el día once será muy devota, de mu
cho atractivo y bella figura.
12. El día doce los sueños son de buen agüero, y la cria
tura que nazca vivirá mucho tiempo.
13. Los sueños del día trece saldrán ciertos en breve.
14. Si pides al día catorce algún favor te será concedido.
15. La enfermedad que ataque a una persona el día quince,
es probable que sea mortal.
10. La persona nacida el día dieciseis será de muy malas
costumbres y desgraciada; sin embargo, es día bueno para com
prar y vender toda clase de mercancías.
17. La criatura nacida el día diecisiete será muy tonta; y
es día de mala ventura para hacer negocios y contratar casa
miento.
18. El niño nacido el día dieciocho será valiente, pero pa
sará mil trabajos; si e3 hembra, será casta y laboriosa, y vivirá
respetada hasta una edad muy avanzada.
19. El día diecinueve es peligroso; la persona nacida en
tal día será de mala índole y de perversas ideas.
21). Los sueños del día veinte salen ciertos, pero la persona
nacida en este día no será honrada.
21. La persona nacida el día veintiuno se criará sana y
robusta; pero será de un modo de pensar egoísta y grosero.
106
22. La persona nacida el día veintidós será afortunada, de
semblante alegre, devota y muy amada.
23. La persona nacida el día veintitrés será de un genio in
dómito, abandonará a sus amigos, escogerá el andar errante por
países extranjeros, y será muy desgraciada toda la vida.
24. La persona nacida el día veinticuatro acabará muchas
proezas, y será muy admirada por sus extraordinarios talentos.
25. La criatura nacida el día veinticinco será muy malvada;
se encontrará con muchos peligros, y es probable que tenga
mal fin.
26. Los sueños del día veintiséis son ciertos; la criatura
nacida en este día será rica y sumamente estimada.
27. El día veintisiete es muy favorable para los sueños, y
la criatura que nazca entonces será de una bella índole.
28. La criatura nacida el día veintiocho será la delicia de
sus padres; pero no llegará a edad avanzada.
29. Los niños nacidos el día veintinueve padecerán muchos
trabajos, aunque al fin pueden convertirse en felicidad. Es bueno
casarse en este día; los negocios que se emprenden en él serán
prósperos.
30. La persona nacida el día treinta será dichosa y afortu
nada, y muy hábil en artes y ciencias.
PRONOSTICOS JUDICIARIOS
107
A R TE
BE
E X P L IC A R LOS SUEÑOS
No despreciéis las profecías, muy al
contrario examinadlas con cuidado, y
g rabad en vuestra m ente cuanto d e
bueno contengan.
(S an P ablo a los Tésalos).
Capítulo I
111
pero es a los primeros a los que somos deudores de su más sabia
y exacta interpretación.
Si los sabios de Egipto se valían de tablillas sagradas para las
predestinaciones, aun cuando sólo tuviesen datos equívocos capa
ces de hacer presumir los futuros acontecimientos; ¡con cuánta
más razón, con qué esperanzas no debían lisonjearse de conocerlos,
cuando los sueños precedían a sus investigaciones; poderosos agen
tes capaces de auxiliarles en el desarrollo de las fases resultantes
de las tablillas del destino!
Tal fué la autoridad que adquirieron estas revelaciones del
porvenir, que una de las funciones de los Magos era la de explicar
los sueños.
Entre los egipcios, los sacerdotes — sabia sociedad encargada
de conservar y ampliar los h-manos conocimientos— , dividían el
sacerdocio en dos jefes que denominaban Jannés y M embrés, esto
es: Explicador y Permutador, o lo que es lo mismo, el que efeclúa
los prodigios.
Anotaban los Jannés y los Membrés sus interpretaciones, des
cubrimientos y milagros, y la no interrumpida serie de estas me
morias formaba un solo cuerpo de ciencia y de doctrina, en el que
los sacerdotes egipcios basaban sus conocimientos físicos y mora
les; observando también bajo estos principios el curso de los as
tros, las inundaciones del Nilo, los fenómenos, etc. No dejaban
los reyes de llamar a su lado a dichos sacerdotes con el objeto de
que Ies auxiliaran con sus consejos: así la historia nos enseña que
Faraón reunió a los magos con el objeto de interpretar un sueño,
cuya gloria sólo obtuvo el patriarca José.
Distinguíase en aquellos tiempos cinco especies de sueños, a
saber: Sueño, Visión, Oráculo, Ensueño y A parición.
Llámase Sueño, cuando bajo cierta indirecta imagen se mani
fiesta la verdad.
Visión, si vuelto ya a la vigilia se le reaparece lo que durante
el sueño.
Oráculo, a la revelación o advertencia recibida por la noche.
Ensueño, si durante la noche parece que se reproduce lo que
en el día nos ha atraído particularmente la atención.
A parición, que los griegos llamaban fantasma, es una visión
nocturna y quimérica, que experimentan los infantes y los ancianos.
De estas cinco clases de sueños las cuatro primeras tienen algo
de verídico; pero la última es engañosa.
Generalmente hablando, a fin de que un sueño pueda ser in
terpretado con toda exactitud, preciso se hace que se haya tenido
al amanecer, o en aquel período de la noche en que disipadas ya
las emanaciones digestivas, no pueden obrar sobre el cerebro; que
no haya sido promovido por excesos o emociones de cualquiera
112
clase que sean, y que se recuerde perfecta y minuciosamente al
despertar.
¡Cuántas naciones pueblan hoy día el globo, procuran y han
procurado descubrir en los misterios de los sueños alguna revela
ción de su porvenir!
¡Cuántos incrédulos se habrán mil veces arrepentido de ha
ber despreciado los saludables consejos dictados por los sueños!
113
Capítulo II
José, hijo de Jacob, vió durante un sueño que las garbas he
chas por sus hermanos se inclinaban hacia las suyas, y a más
que rodeados el Sol y la Luna de once estrellas, le adoraban:
cuyo sueño se realizó del modo siguiente: Por la omnipotente
gracia del Señor llegó José a gobernar el Egipto, y en tanto que
aquel país se hallaba devastado por el hambre, suministró trigo
a sus padres y hermanos, colmándoles de bienes y regalándoles
después la tierra de Gesén.
114
a otras siete fructuosas y muy provistas de grano. Llamado
entonces José para que interpretara aquel sueño, dijo: Las siete
vacas llenas y las siete espigas fructuosas indican siete años de
abundancia para el Egipto; las siete vacas asquerosas y las es
pigas estériles, anuncian otros tantos años de escasez. Preciso
será, pues, que durante los primeros se formen acopios para
cuando los segundos, si no queréis que aquella plaga destruya
a vuestro reino. Púsose en planta lo que dijo José, y se salvó el
Egipto.
115
los jefes de cualquiera de los dos bandos, y todo el ejéreito de
su adversario; es decir, que el cónsul romano que atacaría el
primero y sacrificaría su propia vida, fuera el que daría la gloria
a su patria. Al despuntar el alba Decio y Torcuato dirigieron sus
ofrendas a los dioses, ya para servir de expiación, caso que cam
biara el presagio, ya de señal inequívoca de que se hallaban pron
tos a sus voluntades, caso que permaneciera inalterable el querer
divino. Las entrañas de la víctima confirmaron el noble sueño,
quedando entonces convenidos que el primer cónsul que vería
replegar el ala confiada a su mando, sellaría con su vida la sal
vación de la patria. Atacaron uno y otro con valor; pero los dio
ses exigieron la vida de Decio.
116
al próximo combate, a pesar de la peligrosa enfermedad que le
tenía postrado en cama en su tienda. Obedeció Augusto, y en tanto
que colocado en su litera entre el ejército velaba por su causa,
apoderóse Bruto de su campamento, e infaliblemente hubiera sido
su prisionero, a haber despreciado el oráculo de Minerva.
117
pasos; mas llevado cuanto antes por aquel instinto natural que nos
impele a querer indagar lo misterioso, mira atrás y ve una colosal
serpiente que con su movimiento rápido derriba y destroza cuanto
se opone a su paso. Desencadénanse desde luego las tempestades,
ruge el trueno y se encapota el cielo con densas nubes. Admirado
Aníbal, pide a su guía la explicación del presagio. “Lo ves, le res
pondió, es la devastación de la Italia”. Tu deber es guardar sigilo,
y abandonar lo demás a los secretos consejos del sino.
113
(Antes de J . C. 4 0 5 ). Cuando Dionisio de Siracusa no era más
que un simple particular, una gran señora de la ciudad de Hime-
rea se imaginó durante sus horas de descanso, que trasladada en
el cielo, recorría las divinas moradas, y que contemplaba bajo las
plantas de Júpiter a un hombre colosal, de blondos cabellos, de
rostro cubierto de pecas y que oprimido por las cadenas dejaba
exhalar de su pecho lastimeros quejidos. ¿Quién es este desgra
ciado? preguntó al joven que le servía de guía. Es, le respondió,
el genio maléfico de la Sicilia y de la Italia, el cual una vez se le
suelte, será la ruina de infinitas ciudades. Propagóse al momento
la noticia de este sueño, y celosa la fortuna de la libertad de Sira
cusa, jurando la pérdida de los ciudadanos virtuosos, rompió las
cadenas a Dionisio, lanzándole con el rayo a través de la paz y
tranquilidad de los pueblos. Encontrándose entre la muchedumbre
que acudió, cuando su entrada en Himerea, ya para verle, ya para
rendirle homenaje, aquella mujer exclamó: “He aquí al hombre
que vi en mis sueños”. Por lo que el tirano la hizo matar.
119
llevara una cruz adornada de oro y piedras preciosas; y en efecto
con este feliz presagio destruyó las tropas de Majencio, y sucumbió
éste.
120
de 1793, un sol rojo — signo fatal— , elevarse por encima de una
columna que no tardó en desplomarse — pronóstico de la muerte
je un gran personaje.
121
Capítulo III
122
A b l u c ió n . — Cualquiera ablución presagia nuevos y felices
sucesos.
A bogado. — Encontrarse con uno, mala nueva. - Conversar
con él, malograréis un tiempo muy precioso. - Oír que patrocina,
os sobrevendrá alguna calamidad.
A bordaje . — Hallazgo imprevisto y ansiado.
A borto. — Criminales acechanzas.
A brazar. — A los parientes: traición. - A los amigos: en
gaño. - A los desconocidos: partida. - A tina mujer: fortuna
próspera.
A brico. — Buscar uno para evadirse de la lluvia: gran se
creto. - Durante la tempestad: funestos presentimientos. - Encon
trarlo: adversidades y miserias.
A bsintio . — Tra3 un disgusto una alegría.
A cacia. — Verla, es favorable. - Percibir el olor de sus flo
res: pérfido.
A cademia. — De sabios: tedio, sueño, letargo. - De juego:
perniciosas tentaciones.
A cedera. — Dolores, dificultades en los negocios.
Acedía. — Negocios fáciles, pero poco provechosos.
A ceite . — Si se derrama por el suelo: perjuicios. - Si sobre
nosotros: provechos.
A ceitunas. — Paz y amistad.
Acero. — Romperlo: cercana victoria. - Tenerlo en la mano:
se halla vuestra posición social al abrigo de todo daño. - Os es
imposible arquearlo: temed alguna desgracia.
A nciano. — Candor e inocencia de una muchacha.
A costarse. — Con un individuo del otro sexo: obstáculos
a sus designios. - Con una persona del mismo sexo: contrariedad.
Con un hombre feo: enfermedad. - Con un buen mozo: chasco. -
Con una mujer fea: muerte. - Con una linda mujer: traición. -
Con su marido ausente: mala nueva. - Con su consorte: regocijo.
Con su madre: seguridad en sus negocios. - Con su h ija: escán
dalo. - Con su hermana: cercano viaje. Con una ramera: per
manente fortuna.
Acreedor. — Felices negocios entremezclados con inquietudes.
A cróstico. — Querer o componer un acróstico: presagio de
dificultades bastante insuperables.
A cta. — Firmar un acta: señal funesta.
A ctividad. — El que sueña que es muy activo: indica esto
una negligencia perjudicial a sus intereses.
Actriz. — Verla en las tablas: chasco. - Hablar con ella: va
nidad. - Cortejarla: fáciles placeres. - Amarla: aflicción.
Acueducto. — Patrimonio pronto a alcanzarse.
Acusación. — Ante la autoridad: disputas y desgracias. - Si
es una mujer la que acusa: preparaos para recibir una mala noti
123
cia. - Si por el contrario es un hombre: aguardad un suceso feliz
en cualquiera empresa.
A cusador. — Ver u oír a su acusador: tenga o no razón, in
vita a ser prudente.
Adición. — Practicar una: avaricia.
Adiós. — Pronunciar u oír esta expresión y otras análogas:
funesto agüero. - Si nos las dirigen: triste nueva.
A djudicación. — Asistir a ella: logro. - Provocarla: fracaso.
Administración. — El que sueña que forma parte de cual
quiera administración: le es un presagio de miseria, sea cual fuere
el puesto que ocupe. - Mas por el contrario, si en sus ensueños
la abandona: su posición tiende a mejorarse.
A dmiración. — Señal lisonjera, si se os admira, pero incó
moda, si admiráis.
A dopción. — De chiquillos: tristezas y desgracia.
A dquisición. — Fefiz agüero.
A dulterio . — Cometido durante el sueño, causará deshonra,
ó por lo menos un desgraciado acontecimiento.
A f e it e . — Aplicárselo al rostro, indica una indispensable pru
dencia. Si se aplica a una mujer, anuncio de que no es franca.
Ver una mujer sobrecargada, induce a la desconfianza.
Aflicción . — Soñar hallarse sumido en una profunda aflic
ción, indicio de una próxima alegría.
A frenta. — Recibir una: favor. Afrentar a otro: peligro.
A gonía. — Soñar que nos hallamos agonizando: señal de
perfecta salud. - Ver en la agonía algún pariente: éste es feliz si
se halla bueno. - Contemplar a una mujer agonizantes: pérdida de
sucesión.
Agua. — El que comúnmente sueña hallarse en el agua, tema
los flujos y catarros. - Contemplar el agua transparente y tranquila,
buen presagio, principalmente para los viajeros, litigantes y jueces.
Turbia y agitada: amenazas y desgracias, terribles sentencias para
los litigantes. - Encontrarse encima de un agua cristalina: impor
tantes beneficios. - Sobre una turbia: perdida de parientes o de
amigos. - Caerse en el agua: peligro de la vida. - Agua caliente:
enfermedad. - Beber agua caliente: persecución. - Fría: triunfo y
prosperidad. - Agua estancada: enfermedad mortal. - Caminar por
encima del agua: brillantes acontecimientos. - Ver manar el agua
de un punto que parece imposible: inquietudes, disgustos y tris
tezas. - Sacar agua corrompida: serán de larga duración vuestros
sufrimientos; empero, si llega a agotarse o secarse, cesarán cuanto
antes. - Echar el agua: peligros y pérdidas.
Aguardiente. — Licenciosos placeres.
Aguila. — Si vuela en las regiones superiores: feliz agüero. -
Si se precipita sobre vuestra cabeza: fatal accidente. - Si os levanta
a los aires: temed una muerte próxima.
124
Aguinaldos. — Ofrecerlos: codicia- - Recibirlos: enredos.
Agujas . — Chismes y embrollos.
A hogado. — Ganancia.
A horcado. — Pérdida de bienes a causa de pleitos.
Aire . — Si es puro: os aguarda la felicidad. - Si denso: pre
sagio de algún disgusto. - Si se halla embalsamado: confiad en el
amor.
Ajedrez . — Ocuparse en dicho juego: indica una pronta riña
con el sujeto con quien se juega. - Ganar: señal de un resultado
de difícil obtención. - Perder: significa lo contrario.
A jo . — Ver o comer ajo, así como igualmente cualquier se
milla de un olor muy pronunciado, es un pronóstico de riñas o de
la revelación de algún secreto.
A lbaricoques. — Verlos: fundada esperanza. - Comerlos:
anuncio de placer. - Si se aparecen fuera de sazón: desgracia
próxima. - Si en estado seco: significan tristezas.
A lbergue . — Su vista anuncia el reposo. - Si se permanece
en él, dicho reposo irá entremezclado de desazones.
Alcachofas. — Verlas: secretos pesares. - Comerlas: desgra
cias.
A ldea. — Pérdida de dignidades. - Incendiada: grandes ho
nores.
A legría. — Temed al despertaros una mala noticia.
A lfiler . — Ligeras contiendas.
A lguacil. — Si se os aparece un alguacil: asechanzas. - Si
es detiene: os acusan vuestros enemigos.
A lmanaque. — Previsión de graves peligros, caso que se lleve
una conducta libertina.
Almendra. — Comer: obstáculos inesperados; pero que no
dejarán de superarse.
A lmorzar. — Solos: avaricia. - En compañía: largueza.
Alondras. — Rápida elevación.
Altar. — Percibirlo: alegría. - Construirlo: pariente cercano
a ordenarsce. - Verlo derribado: melancolía.
Ama de leche . — Desazones.
A matista. — Brillante posición.
Amazona. — Mujer ambiciosa y pérfida.
Amigos. — Reunión de jóvenes. - Reír con ellos: cercano
rompimiento.
Amor. — Ser su esclavo: largos padeceres. - Despreciarlos:
triunfo. - Cortejar a una joven: prosperidad. - A una vieja: tri
bulaciones.
A mputación. — Verla practicar: pérdida de un amigo. - Ser
el paciente: pérdida de bienes.
Anatema. — Si anatemizáis a alguien: recaerá contra vos. - Si
sois anatemizado: favorecerá vuestros deseos.
125
Anciano. — Sabiduría y consideración.
Áncora. — Esperanzas, que no dejarán de realizarse.
Anchoas. — Fortuna feliz, pero que tendrá funestas conse-
cuencias.
A ndamiada. — Ruinosas operaciones.
A ndar. — Con un apresurado paso: instrucción provechosa. -
Retrocediendo: pérdida, mudanzas y desazones. - Sobre piedras:
sufrimientos. - Sobre agua: prosperidades. - Con muletas: pobrezas.
Andrajos. — Contemplarlos: vergüenza y miserias. - revol
verlos: grandísimos pesares.
A nécdota. — Referirlas: murmuraciones. - Escucharlas: riñas.
Aneurisma. — Padecer una aneurisma: anuncios de fuertes
desazones.
Á N G E L . — Noticia próspera. - Si se halla en pie a vuestro
lado: os advierte que reportéis vuestra conducta.
A nguila. — Cogerla viva: malicia y sutileza. - Si muerta: su
frimientos.
A nillo. — Véase Sortija.
A nimales. — Alimentarlos: fortuna.
Anteojos . — Desgracia o melancolía.
A ntepasados. — Recordarlos: desgracia de familia. - Verlos:
disgustos promovidos por los parientes. - Hablarles: pleito entre
cercanos.
Antorcha. — Encendida: recompensa. - Apagada: encierro.
A pagador. — Señal de luto.
A parición. — De cualquier clase que sea: signo fatal.
Apetito . — Partida de parientes o de íntimos amigos.
A posento. — Displicencia.
Apuesta . — Perjudicial ligereza.
A rado. — Dirigidos hacia el que sueña: indicio de felices
ampresas; si en posición contraria: anuncio de ligeros obstáculos
en las tareas.
A raña. — Traición para el que las ve; - inapetencia al que
las mata.
Arbol — Copado: protección; - con las ramas secas: perdida
inesperada; - en flor: riqueza mayor o menor, según fuere el nú
mero de ellas. - Coger el fruto de un árbol viejo: heredamientos de
nuestros abuelos; - arrancarlos: desgracia.
Arco.-— T irar con el arco: consuelo.
Arco . iris . — Visto por el oriente: dicha para los pobres y en
fermos. - Por el Occidente: sólo de feliz agüero para los ricos. - Si
aparece sobre vuestra cabeza, temed la adversidad, vuestra muerte
o la de alguno de vuestra familia.
A rco triunfal. — Elevación y dignidades.
Ardilla. — Véase Zorra.
A rena. — Incertidumbre.
126
Arlequín. — Travesurillas de mujer.
Armadura. — Vestirla: prudencia para alcanzar. ♦ Quitarla:
pasado peligro. - Verla: dificultades a superar.
A r m a s . — Cortantes: disputas y enemistades. • Recibir: con
fiad en los honores. - Gente armada: fatigas. • Si ésta os persigue:
desazones.
Armería . — Dignidades.
Arpa. — Curación y consuelo.
Arrendamiento. — Firmar uno: perjudicial unión. - Exten
derlo: vanos proyectos.
A rroz. — Abundancia.
Arsenal. — Discordia o guerra.
Artesonado. — Mala acogida.
Artificiales (fuegos). — Vanos y pasajeros placeres.
A rtistas. — Placeres varios.
Arzobispo. — Anuncio de muerte.
Ascensión. — Efímera grandeza.
Aserrar. — Logro y satisfacción.
Asno. — Verle correr: indicio de desgracia. - Detenerle: mur
muraciones y calumnias. - Si rebuzna: desazones y perjuicios. - Si
pace: tormentos.
Astillero . — Encontrarse en él: lance feliz. - Poseerlo: abun
dancia.
Atragantar. — El que sueña que se le atraganta la comida:
sufrirá una enfermedad originada por el abuso de los placeres.
Audiencia. — De un soberano: beneficios. - De un magnate:
luto.
Aureola. — Si cerca vuestra cabeza: buen presagio. - Mas
por el contrario, si brilla en la cabeza de un rival o de un enemigo:
seréis vencido. - Si resplandece en el rostro de una mujer, procu
rad ser de ella amado.
Aurora. — Emblema de las virtudes adornan a vuestra fa
milia.
A usente. — Soñar con los que se hallan lejos, señal de que
vuelven.
Autómatas. — Vileza y bajeza para el que con uno de ellos
sueñe.
Autopsia. — Presenciarla: negocios llenos de dificultades. -
Practicarla: obstáculos insuperables. • Si os halláis sometido a
ella, no tardaréis en empobrecer.
Autor. — Contemplar a uno o a muchos: negocio fatal, pér
dida metálica. - Soñar ser autor: miseria y vanidad, engañosas
esperanzas.
Avellanas. — Obstáculos e inquietudes.
Avena. — Prosperidad para el que la ve en los campos, ma
dura y tiesa. - Miseria para el que la contempla segada.
127
Avispas. — Ser picado: pesadumbres.
Ayunos. — Locura en gastar.
Azotar. — A alguien: paz en el himeneo, a los casados, y
felicidad en el amor a los solteros. - Azotar un amante a su que
rida o viceversa, no durará mucho su intimidad.
Azufre. — Presagio de envenenamiento.
123
B atalla. — Ganada: imponderable presagio. - Perdida: tris
tísimo agüero.
B atel . — En cristalina ribera: prosperidad. - En aguas tur
bias: desdichas. - Expuesto a naufragio: gran peligro.
B atirse. — Con un perro: fidelidad. - Con un gato: traición.
Con una serpiente: triunfo.
B aúl. — Lleno: abundancia. - Vacío: miseria.
B ayoneta. — Señal temible.
B azo. — Sano: próxima invitación para una gran fiesta. - En
fermo: penas y tormentos en los negocios.
B ebedores. — Cercando una mesa: ganancia en los negocios.
Formar parte: cercano matrimonio.
B erer . — Agua fría: imponderables riquezas. - Caliente: en
fermedad. - Tibia: disgustos.
B ellotas. — Pobreza.
B endecir. — A alguien: aflicción pasajera. - Ser bendecido:
instantánea alegría.
B eneficio . — Recibirlo por parte de un poderoso: cambio
de fortuna. • De un hombre: sanos consejos. - De una mujer:
amistad. - De un muchacho: desgracias. - De una joven: afliccio
nes. - Ofrecerlo: ingratitud.
B erros. — Penas y dificultades en las empresas.
B esar. — La tierra: tristeza y humillación. - Las manos de
una mujer: buena fortuna. - Darle un beso: temeridad seguida
de un éxito feliz. - Recibirlo: una persona apreciable os visitará.
B estias. — Verlas: desgracias y tribulaciones. - Ser perse
guido: recibiréis mil agravios. - Batirse con ellas: penas inevita
bles. - Oírlas hablar: desazones.
B iblia . — Verla, indica íntima alegría. - Leerla: calma de
conciencia.
R iblioteca . — Indispensable consulta para los negocios.
B ien . — Hacer: presagio de alegría. - Poseer alguno: anun
cio de tristezas.
B illar . — Infructuosas tentativas.
B illet e . — Atento: triunfo amoroso. - De entierro útil pre
caución. - De casamiento: satisfacción. - De aviso cualquiera:
gastos infructuosos.
B irlocha. — Fama efímera.
B irlocho. — Próspera fortuna para el que va dentro. - Ca
lumnias para el que va detrás.
B izcocho. — Lucro y salud.
B lanco. — Verse vestido de blanco: inexplicable alegría.
B oca. — Grande: riqueza. - Pequeña: pobreza. - Fétida: des
precio y animadversión. - Hallarse con un trismos: próximo peli
gro de enfermedad o de muerte.
129
B odas. — Entierro.
B odega. — Enfermedad o miseria.
B ofetón. — Dado: paz y unión entre marido y mujer. - Re
cibido: riñas peligrosas.
B olos. — Jugar: desgracia. - Si en el juego cae uno del me
dio, muerte de uno de los jugadores. - Caer muchos: pérdida de
todos los jugadores.
B olsa. — Llena: tormento o avaricia. - Vacía: bienestar o ge
nerosidad.
B ollos. — Alegría y provecho.
B omba. — Sacar agua cristalina: agradable sorpresa. - Tur
bia: desazones. - Hallarse el pozo seco: pobreza inevitable o súbita
caída.
B orceguíes. — Nuevos: beneficios. - V iejos: pérdida.
B ordadura. — Ambición.
B orraja . — Cesación de disgustos y rápida marcha en los
negocios.
B osque. — Numerosas ocupaciones, pero de provecho dudoso.
B osquecillo. — Enredo amoroso.
B otas. — Nuevas: sucesos en las empresas. - Viejas: cues
tiones.
B otella. — Buen humor y diversiones. - Si fuere rota: signo
de tristeza.
B otica. — Inesperada posesión.
B razo. — Derecho amputado: muerte de un pariente. - Iz
quierdo: de una parienta. - Ambos a la vez: cautiverio o enfer
medad. - Fracturados o enflaquecidos: aflicciones, pérdida, viu
dez. - Hinchados: pronto enriquecimiento de una persona amada. -
Musculosos: dicha, curación, libertad. - Puercos: miserias. - Vellu
dos: aumento de fortuna.
B rocha. — Grande preocupación.
B uey . — Labrando: tranquilidad y quietud. - Abrevando: se
ñal funesta. - Enfurecido: tormentos. - Sin cuernos: beneficios. -
Gordo: cercana dicha. - Flaco: penuria. - Blancos: honores. - Ne
gro: peligros. - Batiéndose: discordias. - Si sube: fatigas. - Si sal
ta: ganancias ciertas.
B ufete . — Con gente sentada: falsa acusación. - Hallarse
sentado en él y escribiendo: indudables beneficios.
B uho. — Funerales.
B uitre . — Si vuela: muerte. - Si se lo mata: dicha.
B u jía . — Una sola ardiendo: alumbramiento feliz. - Muchas
a la vez: muerte repentina.
B uñuelos. — Hacerlos: intriga maestra. - Comerlos: placeres
sensuales.
B urla. — Igualmente malo escucharla que hacerla.
130
B usto. — Contemplar uno: entrevista con un gran personaje.
- Muchos a la vez: fiestas y placeres. - Verse en busto: honores y
dignidades. - Un busto roto: nuevas de muerte.
Caballería. — Desolación.
Caballeriza. — Hospitalidad: buena acogida.
Caballo. — Blanco: placer. ■ Negro: estorbo. - Si soñáis
montar uno: alcanzaréis el logro de vuestras empresas. - Si cara
coleáis, acompañado de mujeres: recelad de que os rodeen de una
perfidia. - Cabalgar acompañado de varios jinetes: ganancia cier
ta. - Monta otro vuestro caballo: os será infiel vuestra esposa o
amante. - Rompe el freno: muerte.
Cabaña. — Noble modestia.
Cabellos. — Nearros, cortos y lanudos: desgracias. - Lisos:
nuevas amistades. - Desgreñados: disgustos y ultrajes. - Si os es
imposible desenredarlos: largos pleitos y trabajos sin cuento os
consumirán. - Si son canos: ahorrad el dinero, puesto que acaso
tendréis mucho tiempo en recibir otro. - Una mujer calva anuncia
una pobreza súbita. - Un hombre desprovisto de cabellos mensaje
e3 de la fortuna.
Cabeza. — Separada del tronco: libertad. - Blanca: alegría.
- Pelada: falsedades. - Provista de cabello: dignidades. - La cor
táis a alguien: descubriréis los lazos de vuestros enemigos. - Os de
capitan: peligráis sufrir una fuerte enfermedad. - Tenéis una cabe
za enorme: vuestros bienes irán en aumento. - Es más pequeña que
las demás: cuidad de conservar el destino que ocupáis. - Un fuer
te dolor de cabeza indica malos deudores. - Una cabeza en hueso:
os invita a la prudencia.
Cabra. — Blanca: fortuita ganancia. - Negra: desgracia.
Cabriola. — Soñar que se hacen cabriolas: pérdida del pues
to o destino que ocupe. - Verlas ejecutar: le sobrevendrá algún
bien.
Cadalso. — Ventajoso empleo.
Cadáver. — Fatal agüero.
Cadenas. — Arrastrarlas: melancolía y tristezas. - Romper
las: suceso feliz.
Caderas. — Abultadas: hijos hermosos. - Lánguidas: enfer
medades.
Caer. — Si se levanta al momento de haber caído, se verá
colmado de honores; de lo contrario, permanecerá en una posición
obscura y desgraciada.
Café. — Penas o tribulaciones.
Caída. — Sufrir una caída: felicidad.
Caja . — Distinción.
131
Calabaza. — Vana esperanza, curación de enfermedad.
Calabozo. — Entrar en uno: salud. - Permanecer en él: con
suelo. - Salir: peligro.
Cálculo. — Alcance: si se resuelve. - Farsa o acusación: si
no se logra.
Caldero. — Supuesto paso, que será altamente murmurado,
y os perjudicará.
Calentura. — Desmesurada ambición.
Calor. — Tener calor: anuncio de una larga vida.
Calzado. — Ir bien calzado: honor y provecho. - Mal calza
do: lo contrario.
Calzones. — Descanso y confianza.
Camello . — Riqueza.
Camino. — Seguir uno recto y trillado: signo de prosperidad.
- Aspero y cenagoso: tendrás que superar muchos obstáculos. - Se
va uno de bueno estrechando y poniéndose en mal estado: los co
merciantes os engañarán.
C amisa. — Próspero porvenir. - Traer una camisa rasgada:
aguardad buena fortuna. - La quitáis: será desatendida vuestra
demanda.
Campamento. — Persecuciones. - Hallarse en él: engaño por
falsos amigos.
Campanario. — Presagio de disgustos o de peligros.
Campanas. — Suceso inesperado: para el que las escucha. -
Infamia: para el que las toca.
Campanilla. — Tribulaciones.
Camina. — Viaje. Habitarla: perdida de bienes.
Campo. — Estéril: vida solitaria y triste.
Canario. — Largo viaje.
Cáncer. — Falta de negocios.
Canción. — Escucharla: buena esperanza. - Entonar una:
ilusiones frustradas.
Candela. — Diversión, caso que despida una luz brillante. -
Si pálida: encarcelamiento o catástrofe. - Si se alumbra: alegría.
Cancrejo . — Enredo, separación.
' Canónico. — Noticia triste.
Cantar. — Si es hombre el que canta: esperanza. - Si mujer:
padeceres.
Cántaro. — Quiebra por falta propia o por la de los corres
ponsales.
Cántico. — Dolencia.
Canto. — De pajarillos: placeres y amores.
Cañón. — Sorpresa o peligro. - Oírlo: destrucción.
Capa. — Dignidades.
Capilla. — Noticia de muerte. - Construirla: contento. - En
trar én ella: dicha. - Rogar: consuelo.
132
C apirotazo. — Darlo: recibiréis una afrenta. - Sufrirlo: pro
vocaréis a alguien.
Capón. — Tristeza e impotencia.
Capuchino. — Reconciliación.
Cara. — Risueña de una joven: dicha para un delirante. - Un
bello rostro de un joven: cercano amor a una melancólica. - Las
caras viejas y macilentas, son de fatal agüero.
Caracol. — Honrosas comisiones.
Carbones. — Hechos ascuas: estratagemas. - Apagados: muer
te.
Cardenal. — Rápido aumento.
Cardo. — El cortarlos: denota pereza. - El punzarse: presagia
un insulto o una discordia.
Carestía. — Imponderable pérdida.
Caridad. — Hacerla: dicha. - Recibirla: desgracia.
Carne. — ¡¿i alguno sueña que su cuerpo aumenta en carnes,
adquirirá grandes riquezas, y gastará un lujo extremo en el vestir.
- Si por el contrario, enflaquece, en breve sus comodidades irán
seguidas de la mortificación. • En ambos sentidos, este sueño anun
cia a la mujer dicha o infortunio en su enlace. - \ er una carne
negra o atezada, manifiesta al hombre que ha cometido una trai
ción, y a la mujer: adulterio y divorcio. - Pálida o amariila: pre
dice una fiebre larga y terrible. - Llena de heridas o de gusanos:
imponderables riquezas. • Soñar comer carne humana: adquiriréis
un bien por ilícitos medios.
Carnero. — Riqueza. - Si un niorrueco o carnero padre os
acomeLe: temed algún disgusto o humillación.
Carnicería. — Pérdida de hijo o de fortuna.
Carreta. — Verla: indisposición. - Subir o bajar de ella: pú
blico deshonor o infamante condena.
Carretero . — Vastas conversaciones.
Carrillos- — Muy abultados o encendidos: buena señal. - Fla
cos y descoloridos: súbita desgracia.
Carroza. — Riquezas para el que va dentro. - Altos honores:
si su tiro es de más de dos caballos. • Mediana o precaria fortu
na, para el que hace de lacayo. - Rápido adelanto en su profesión:
para el que la guía.
Carias . — Escribirlas o recibirlas: buenas noticias.
Cartel. — Recibirlo: reconciliación de amistad. - Enviarlo:
infamia.
Carteles . — Fijarlos: afrenta. - Leerlos: trabajo inútil.
Casa. — Poseer una: miseria. - Verla arder: disipación de bie
nes. - Verla edificar: desgracia, enfermedad y muerte.
Casamiento. — Dicha pasajera. - Con la hermana: peligro. -
Con una soltera: honores. - Reiterarlo con su mujer: provechos. -
Con una viuda: perjuicios.
133
Cascada. — Falsa alegría.
Castaña. — Cruda: resolución. - Cocida: debilidad. - Tosta
da: seguridad.
Castillo. — Descubrir uno: feliz agüero. - Habitarlo: falsa
esperanza. - Verle arder: peligra la vida de su propietario.
Caverna. — Permaneceréis sumido en la obscuridad no
obstante vuestros talentos, si no procuráis atesorar.
Caza. — Si cazáis: os han acusado de estafa. - Volver de ca
za: confiad en importantes beneficios.
Cebollas. — Comer o percibir su olor: revelación de cosas
ocultas, o contiendas domésticas.
Cedro. — Riqueza y larga vida.
Celo . — Demostrarlo por aiguno: es más dañoso que prove
choso. - Hacia vos: sumamente interesante. - Estar poseído de ellos:
signo de traición.
Cementerio . — Futura prosperidad.
Cenagal. — Meterse o caerse en él: indigencia.
Cencerrada. — Darlas: perversos antecedentes. - Recibirla:
errores cometidos. - Escucharla: inútiles detracciones.
Ceniza. — Presagio de luto.
Centinela. — Util desconfianza.
Cepillo . — Penoso trabajo, pero provechoso, y que conviene
lo emprendáis.
Cera. — Debilidad de carácter sumamente dañosa.
Cerebro . — Sano: deseo y aptitud para aconsejar cual co
rresponde. - Enfermo: faita de espíritu y de prudencia.
Cero. — Prosperidad por el trabajo.
Cerradura. — Robo.
Cerrajero . — Pérdida ocasionada por descuido o negligencia.
Cerrojo . — Cuidados interiores.
Cerveza. — Caso que se beba: fatiga sin provecho.
Cesta. — Aumento de familia.
Cetro . — Ver un cetro, indica una próxima desgracia. - Mu
chos a la vez: grande miseria.
Cicatriz. — Abierta: generosidad. - Cerrada: ingratitud. -
Cruenta: sacrificio.
Ciego. — Creerse ciego: presagia un chasco o pérdida de un
hijo. - Ver a un ciego: indicio es de crimen próximo.
Cielo . — Puro y sereno: cercano y dichoso casamiento. -
Rojizo: aumento de bienes. - Figurarse subir al cielo: alcanzará
altos honores.
Cierva. — Sola: satisfacción y provecho. - Con sus cervati
llos: opulencia.
Ciervo. — Si le descubrís: confiad en algún lucro. - Si le ma
táis: heredaréis algún bien.
134
Cifras . — Si no llegan a noventa: incertidumbre. • Si exce
den : logro.
C igarra. — Su canto es funesto para los enfermos.
Cigarro. — Victoria para el que lo fuma. - Desgracia para
el que lo apaga. - Confianza para el que lo enciende.
Cigüeña. — En verano: anuncia ladrones. - En invierno: tem
pestad.
Címbalos . — Temed la jactancia y la presunción, puesto que
es más el ruido que las nueces.
Cintura. — Ceñirla: abstinencia. - Soltarla: libertinaje.
Ciprés . — Desgracias.
Círculo. — Mejor es salir que permanecer con él.
Circuncisión. — La practicáis: insultaréis a alguien. - La su
frís: vuestro honor será ajado.
Ciruelas. — Verlas: penas inútiles. - Comerlas: trampas mu
jeriles. - Podridas o pasadas de estación: adversidades.
Cirujano . — Su presencia indica algún accidente.
Cisne. — Blanco: riqueza. - Negro: fracaso de familia. - Su
canto precede a la muerte.
Cisterna. — Caer en ella: estad bien persuadido de que se
os calumnia.
Ciudad. — Habitada: riqueza. - Incendiada: hambre. - Des
truida: miseria.
Ciudadela. — Esclavitud.
Clavos. — Alcance de reputación.
Clister o lavativa. — Estorbos momentáneos.
Cocodrilo. — Peligroso amigo.
Cociiino . — Vagabundo que vive a costa vuestra.
Código. — Su presencia indica evitéis un pleito que os ame
naza.
Codorniz. — Triste nueva.
Cofre . — Lleno: os invita a cuidar de vuestros intereses. -
Vacío: provendrá dinero.
Cohombro . — Esperanza burlada.
Co jear . — Deshonra.
Co jo . — Bellaquería.
Col . — Desgracias y tedio.
Cola. — Deshonra. - Cola de caballo larga y poblada: auxi
lio por parte de los amigos. - Cola desprendida o cortada del ca
ballo: abandono de los amigos.
Colegio. — Encontrarse en él: recibiréis alguna lección. -
Asistir: laudable modestia. - Conducir a él a los niños: daréis buen
ejemplo.
Cólera. — Feliz suceso de un asunto desesperado.
Cólico. — Desazones domésticas.
Coliflor. — Gloria sin pan.
135
Coliquintida. — Esperanza y dolor.
Coloso.. — Orgullo fatal para el que crea serlo. - Honores
para el que dá con uno. - Constante prosperidad para el que le
derriba.
Columna. — Si se desploma: predice la muerte de un gran
personaje.
Collar. — Honores.
Comadreja. — Anuncio de amor para una mujerona.
Comadrón. — Sufrimiento para el prójimo.
Combate. — Si se toma parte: estorbos en los negocios de
importancia. - Apaciguar a los combatientes: desgracias de fami
lia.
Comedia. — Tomar parte en ella: triste nueva. - Ser un mero
espectador: logro en las empresas.
Comer . — Solo: avaricia. - Acompañado: largueza. - sobre
el césped: cólera. - Ensalada: enfermedad. - Raíces: discordia.
Cometa. — Su aparición: contiendas o peligros. - Su caída:
da origen a la miseria.
Comezón. — Os sobrevendrá dinero.
Comida. — Engaño. - Salada: enfermedad. - Dulce: largor. •
de carne asada: lucros, beneficios.
Comisionado. — Socorro y protección.
Compás. — Fatal agüero.
Compras. — Todas indican provecho.
Comunión. — Negocio que llenará en un todo vuestros de
seos.
Concierto. — Alegría y salud.
Conejo . — Negro: desgracia. - Blanco: fortuna. - Completa
salud si se come conejo.
Confesor. — Cuidad vuestros negocios.
Confituras. — Ventajas para el que sueña las fabrica o bien,
las come.
Consejos . — Aprovechaos de los que dais a los demás.
Construir. — Una casa: desgracia, enfermedad y muerte.
Contador. — Suspensión momentánea de pagos.
Convento. — Hospitalidad, tan ventajosa de darla como de
recibirla.
Convulsiones. — Quiebra fraudulenta de su deudor.
Coraza. — Vestir: sed prudente. • Quitársela: libre de peli
gro. - Verla: dificultades que vencerás.
Corazón. — Afligido: peligrosa enfermedad. - Herido: daño
para el marido, si es su mujer la que sueña, y por su padre o su
amante, si es una soltera. - Falta de espíritu o de corazón: cerca
na muerte.
136
Cordero. — Su presencia emblema es de consuelo. - Sus ca
ricias dan origen a la esperanza. • Verle padecer, dormir o morir:
tristeza. - Traer uno en las espaldas: os sobrevendrá alguna dicha. -
Oírle balar: dolor y perdida.
Corneja . — Pronto logro de un negocio.
Corona. — Verse una de oro en la cabeza, anuncia honores.
• Una de plata: perfecta salud. - Una de ramas verdes: dignidades
pasajeras. - Una de huesos: muerte.
Coronel. — Gloria e indigencia.
Correas. — Ceñirlas: prudencia. - Quitarlas: estorbos.
Correr. — Presagio feliz. - Desnudo: perfidia. - En busca
de enemigo: victoria. - Ver a varios individuos correr detrás unos
de otros: cuestiones. - Si son muchachos: dicha .- Si van provis
tos de armas o de garrotes, signo de desafío. - Si el que sueña
que corre es mujer: caerá en una debilidad. - Si es un enfermo:
que procure cuidarse. - Querer correr y no poder moverse: indis
posiciones.
Costillas. — A pedazos: riñas entre esposos o parientes. •
Robustas: felicidad conyugal y de familia.
Cotorra. — Indiscreción.
Criada. — Recelos.
Criminal. — Desgracia y peligro.
Cristal. — Amistad, aprecio o amor aparente.
Cruz. — Dicha y honor. - Al que la trae a cuestas: le sobre
vendrá alguna aflicción.
Cuadrante. — Advertencia de aprovechar el tiempo cual co
rresponde.
Cuadro. — De vivos colores: desgracia en el amor. - Obscu
ro: temed una infidelidad.
Cura. — Repleta de vino: dicha. - De agua: muerte.
Cuclillo . — Placeres y perfecta salud para el que lo escucha.
Cuchillo . — injurias, disputas, riñas o miideluiad conyugal.
Cuello . — iionor, fortuna, sucesión, si es largo, grueso y
bien conformado. - Desgracia, vergüenza y nusena, si es flaco e
inclinado. - Verse atar por el cuello: anuncio de cercana esclavi
tud. - Ser cueilítuerlo: presagio de iulorlumo. - Tener en él un
ai)ceso: enfermedad. - lie s cabezas en un solo cuello: dignidades.
C uerda y cordón. — Dificultades, estorbos.
Cuernos. — En la cabeza de otros: peligro para el que sue
ña. • En la suya propia: dominación. • Los cuernos de un animal
salvaje son indicio de la cólera y del orgullo.
Cuerpo . — Si es robusto: felicidades. - Si se cae: temed al
guna mudanza. • Enteramente desnudo: honestidad.
Cuervo. — Su presencia hace temer el adulterio, y precede
a una desgracia. - Su vuelo indica un peligro mortal.
137
Culo. — Negro y flaco: vergüenza y perjuicio. - Blanco y ro
llizo: voluptuosidad y dicha. - Un hombre ve el de su mujer: pros
peridad. - Una mujer ve el de su marido: morirá ella cuanto an
tes.
Cumplidos. — Hacer: engaño inútil- - Recibirlos: perjudicial
li? aja.
Cuna. — De chiquillo: fecundidad. - Hechas de hierbas: zozo
bras.
Curiosidad. — Excitarla: cercana burla. - Ser curioso inquie
tudes por causa propia.
Charla. — Murmuraciones sin cuento. - Soñáis estar char
lando: tendréis unas intenciones perversas. - Oís gran cháchara
cerca de vos: cuidad no murmurar de vuestro prójimo.
C himenea . — Provista de fuego: felicidad accidental; felices
lances para el que sube por su cañón.
Chinches. — Bochornos de todas clases.
C hocolate. — Hacerle o tomarle: salud, satisfacción.
Chocha perdiz . — Glotonería.
Chorizos. — Hacerlos: fuerte pasión. - Comerlos: amorcillos
para los jóvenes, y perfecta salud para los ancianos.
138
tes desazones. - Ser muerto: divorcio o pérdida de un amigo. -
Matar a alguien: luto por uno de la familia.
D escanso. — Cercana miseria.
Desdén. — Lo manifestáis: no lo creéis así. - Le escucháis:
no lo creen.
D esertor . — Noticia de una persona ausente.
Desesperación . — Experimentar una fuerte desesperación:
inesperada alegría. - Ver que alguno se desespera: sereis llamado
para consolarle.
Deshollinador. — Falsa acusación.
D esierto . — Dispendios y fatales placeres.
Desnudarse. — Una mujer: próxima deshonestidad. - Des
nudarse ante otro: inminente escándalo. - Sola y en su cuarlo:
misterio descubierto.
Desnudo. — Soñar correr desnudo: chasco por los parientes
o los amigos. - Dar al encuentro con una persona desnuda: in
dicio de ventajoso negocio. - Ver una mujer desnuda: honor y
alegría.
D esobediencia. — Toda señal o acto desobediente: indica
por el contrario la esclavitud que se sufrirá o que se experimenta.
Desorden. — Promoverlo: miseria. - Contemplarlo: disgus
tos.
Destierro . — Ver conducir a uno: aflicción. - Ser llevado:
alcance, no obstante todos los obstáculos.
Destreza. — Mostrarla: presagio de dificultades, de las que
se librará con el trabajo. - Indagar la destreza de alguno: pér
dida de tiempo precioso.
D estrozar. — Logro auxiliado de vuestros amigos.
Desvanecimiento. — Dulce deleite.
Día. — Soñar ver la luz del día: pronóstico feliz.
Diablo . — Verle: noticia pérfida. - Batirse con él: daño in
minente. - Derribarle: triunfo cierto. - Ser llamado por el diablo:
desgracia, enfermedad o muerte para el que lo sueña. - Ser lle
vado por el diablo: presagio funesto.
Diadema. — Soñar ceñir una diadema: aguardad ilustres dig
nidades. - Verla en la cabeza de algún hijo, pariente o amigo:
alcanzarán grandes honores.
Diamante. — Aumento de fortuna.
Diario. — Zumba.
Diarrea. — Disgustos.
D ibu jo . — Amistad.
Diccionario. — Hojear uno: interminables contrariedades.
Diente . — Si os arrancan un diente, temed una afrenta. - Si
en dicha operación no afluye ni una sola gota de sangre: presa
gio es de muerte. - Verse los dientes más hermosos de lo que son
en realidad: iréis en aumento. - Se cae un diente: pérdida de uno
139
de los parientes. - Uno de ellos sobrepuja a los demás: sufriréis
desgracia en vuestra familia.
Diligencia. — V iajar en ella: retardos perjudiciales en los
negocios. - Correr detrás: falta de trabajo por mucho tiempo. -
Verla pasar: marcha de gente que odiamos. - Vuelco, sin que os
estropee: logro en las empresas. - Mas si os ocasiona alguna heri
da o la muerte: sobrevendrá alguna catástrofe.
Dinero. — Encontrado: tristeza y pérdida. - Perdido: feli
ces negocios. - Verle sin tocarle: dolo y cólera. - Contar: pro
vecho.
Dios — Rogar a Dios: consuelo. - Hablarle: dicha. - Recibir
su bendición: prosperidad invariable.
D iscurso. — Tiempo perdido, caso que se escuche. - Si se
pronuncia uno ya sea favorable ya contrario al prójimo, obrare
mos contra nosotros mismos.
D isolución. — Feliz empresa.
D isputa . — Entre mujeres: celos. - De hombres: penas.
D olencia. — Precaria salud, que reclama curiosos cuidados.
D omingo. — En este día son infructuosos cuantos proyectos
se sueñen.
Doncella. — Deleite.
D orados. — Beneficios.
Dragón. — Util protector.
Droga. — Cualquier droga es buena de ver y saludable de
tomar. ,¿
Dromedario. — Incalculables bienes. - Hallarse montado en
él: cercana elevación. - Si es muerto: fatal nueva.
D ulces. — Engañosas felicidades, tristezas, falsas adulacio
nes, amor pérfido.
Dúo. — Con una mujer: cortejadla y saldréis con la vues-
tia. - Con un hombre: desconfiad de él.
140
E jército . — Victorioso: excelente pronóstico. - Vencido: fa
tal agüero.
E lefante. — Ver uno: temor y peligro por las riquezas. -
Darle de comer o de beber: poderosa protección. - Montarle: su
ceso feliz.
E logiar. — A alguien: inútil lisonja. • Ser elogiado: perju
dicial engano.
E mbarazo. — Presagio de felices resultados.
E mboscada. — Precauciones que tomar.
E mpeine . — Riqueza.
E mpresa . — Soñar se concibe una grande empresa: recelad
por la que tengáis entre manos o por la siguiente.
E nclenque. — Concentrada tristeza.
E nemigo. — Desconfianza y peligro.
E nfermedad. — Tristeza y esclavitud.
E nigma. — No pretendáis escudriñarle, puesto que con ól os
arman un lazo.
E nsalada. — Comer: penas y dificultades en los negocios. -
Enfermedad al que la come.
E ntierro. — Soñar ser enterrado vivo: signo de larra mi
seria. - Acompañar a un muerto al sepulcro: puédese confiar con
una ventajosa unión.
E n tra ñ a s . — Descubiertas y palpitantes; buen pronóstico. -
Verse uno mismo las suyas: triste nueva o luto para uno de vues
tros más íntimos amigos.
E scalada. — Victoria.
E scalera. — Subir: dignidades. - B ajar: tormentos.
E scándalo. — Suerte favorable.
E scantillón. — Desmesurada grandeza.
E scarola. — Comer: disgustos y contrariedades en los ne
gocios.
E scorpión . — Desazones promovida* por gente ambiciosa.
E scribir . — TTna carta: noticias. - Un memorial: acusación.
Escurro. — Seguridad.
E scuela. — Encontrarse en ella: recibiréis una lección. - Tr;
laudable modestia. - Conducir a los niños: daréis buen eiemnlo.
E sfuerzo. — De cualquier clase que sea, indica un trabajo
inútil.
E slabón. — Lustre y esplendor pasajero.
E smeralda. — Próspero porvenir.
E spada. — Traición para el que la ve. - Poder para el que
la tiene. - Peligro mortal para el que es herido.
E spaldas. — Verse las espaldas: desdicha y anticipada ve
jez. - Soñar que tiene fracturadas las espaldas, o llena de heridas:
vuestros enemigos os dañarán o se reirán de vos. - Tenerlas hin
141
chadas: riqueza. - Magulladas: displicencia. - Carnosas: prospe
ridad.
E spárragos. — Verlos arrancados: triunfo en alguna em
presa.
Espectáculos. — Agüero favorable, por lo que hace al lo
gro en los negocios.
E spectro . — Desgracias considerables.
E s p e jo . — Traición.
E sperinques . — Ganancias para el que los ve en el mar o
río. - Pérdidas, para el que los come.
E spía . — Vergonzoso servicio.
E spinas. — Rencillas entre vecinos.
E sponja . — Avaricia y mala fe.
E sportillero . — Socorro y protección.
E squeleto . — Horror. - Si se os aproxima: no está lejos
vuestra muerte. - Si os habla: no escuchéis los consejos que os
diere.
E standarte. — Desplegado: peligro. - Ser portaestandarte:
cercanos honores.
‘ E stanque. — De agua clara: amistad y reconocimiento. -
Turbia: penas y engaños. - Con grandes peces: aumento de for
tuna. - Si dichos peces son muertos: robo o quiebra.
E statua. — De mujer: corazón insensible. - De hombre: tris
teza. - Verla caminar o hacer movimientos: vuestro espíritu se
hallará agitado por algún siniestro suceso. - La oís hablar: rogad
por vuestros difuntos parientes.
E stilete . — Noticias de personas ausentes.
E stornino. — Cantar: pasajero disgusto. - Verle: placer.
E stornudo. — Larga vida.
E strangular. — A alguien: logro sobre vuestros enemigos.
E strellas. — Brillantes: logro. - Pálidas: desgracias. - En
una casa: peligro de muerte para uno de sus habitantes. - Que
se desprenden del cielo: adversidades.
E stribos. — Viajes.
E stropeado. — Desazones suscitadas por los parientes.
E studio. — Durable y tranquila felicidad.
E vangelio. — Su lectura indica la calma de la conciencia.
E xcusas. — Cuantas pretendan darse, tantos engaños tramará.
142
F alta. — Cometer alguna: cuidad vuestros asuntos. - Una
persona que apreciáis la comete: depositad enteramente en ella
toda confianza.
F amilia . — Encontrarse en su sueño: placeres entremezcla
dos de disgustos.
F amillartdades. — Usarlas con otro: desconfiad de vuestra
conducta con él. - Ser objeto: se os engaña.
F antasma. — Blanca: alegría y honores. - Negra: penas y
trabajos.
F armacéutico. — Desconfiad de un usurero o de un des
cortés.
F atiga. — El que sueñe experimentar una gran fatiga, aguar
de una iusta recompensa de sus trabajos.
F auno. — Deshonestidad y fisga.
F avores. — Solicitarlos de un gran personaje: tiempo per
dido, que debiera aprovecharse. - Pretenderlos de una linda mu
je r: los cederá a otros, y os despreciará a vos. - Recibirlos de
una emenda: íntima alegría pero de corta duración.
F éretro . — Os invitan a que cambiéis de conducta cuanto
más presto mejor.
F estín .— Placeres costosos y funestos.
F iesta . — Corto neriuicio para el que la da. - Pasajera ale
gría para el crue a ella asiste.
F ivtouíto. — Presentarlo: dudoso reembolso de fondos. - Os
lo presentan: pago incierto.
F t 4ItT<\. — Cuestión, v pérdida de pleito.
F lechas. — Penas para el que las oye silbar. - Desgracia
para el míe se encuentra herido.
F tores . — Verías, poseerlas o percibir su aroma en la esta
ción correspondiente: amores v placeres. - Pero en tiempo irre
gular. s? son blancas: obstáculos a nuestros provectos. - Si ama
rillas: fatal logro en las empresas. - Si encarnadas: confiad. -
Agarrar las flores: provecho. - Recibirlas: amor.
F loresta. — Enredo amoroso.
F ortaleza. — Esclavitud.
Foso. — Saltarle: indicio de salvarse de alguna maledicencia.
F reír . — Ver: tramas. - Freir algo: enredos mujeriles. - Co
mer fritos: pérdida de bienes.
F rente . — Una hermosa frente: anuncio de espíritu. - Es
paciosa: perfecto juicio, y denota igualmente riqueza. - Verse la
frente de cobre, bronce o acero: indica oue se tiene un odio eter
no para los enemigos. - Soñar hallarse herido en la frente: cer
cana pérdida pecuniaria. - Frente abultada y carnosa, predice la
elocuencia, la fuerza y la constancia.
F resas. — Inesperado lucro.
F risar. — Peligro.
143
F ritada. — Parlería mujeril.
F rutos. — Todos anuncian el placer, si se hallan en sazón. *
Y los disgustos si están pasados.
F uego. — Cólera y peligro. -Produce llama: disipación. - Se
halla ya apagado: pobreza. - Si una mujer lo enciende fácilmen
te: tendrá a su tiempo oportuno hermosos hijos. - No puede en
cenderlo sino difícilmente: vergüenza la aguarda. - Os quemáis:
fiebre. - Lo manejáis sin estorbo alguno: logro en las empresas.
F uente. — De cristalinas aguas: alegría y provecho. - Tur
bias: perdida y tristeza. - Bebéis en ella con pena: pronóstico de
un cambio de estado o de habitación. - Se agota su manantial:
presagio de pobreza y muerte. - Fluye en abundancia: confiad ser
rico y dichoso.
F usil . — Cólera.
F usilar. — Ver fusilar a alguien: suceso escandaloso. - Si
os fusilan: inesperada desgracia.
144
Gobio . — Provechos para los que le contemplan en el agua.
- Pérdida para el que come dicho pez.
Goces. — ¿Soñáis ser d ich oso?... no tardaréis veinticuatro
horas en experimentar disgustos.
Golondrina. — Plausible nueva.
Góndola. — O acompañaréis un entierro o acompañarán el
vuestro.
Gordura. — Placeres y riquezas.
Gorra. — Ponérsela: sed prudente en vuestros amorcillos. -
Quitársela: secreto descubierto. - Aceptar una: próximo lazo de
amor.
Grama. — Cesación de disgustos, y logro en los negocios.
Granada. — Sazonada: cercana riqueza. - Verde: enferme
dad y tristezas.
Granizo. — Desazones y perjuicios.
Granja. — Confianza para el que la ve. - Presagio feliz para
el que en ella entra. - Prosperidad para el que la habita.
Grosellas. — Comer de blancas: alegría y placeres. - De
rojas: constancia. - De negra: término de una rabia efímera.
Grulla. — En verano: llegada de enemigo o de ladrones. -
En invierno: mal tiempo.
Guante. — El que sueña trae buenos guantes, será feliz. -
El que lo contrario, experimentará mil incomodidades.
Guardia. — Recurrís a la guardia: tomad ánimo. - Hace al
gún prisionero: desconfiad de alguna dañosa torpeza. - Si os de
tiene: buena señal. - Si está patrullando: sufriréis una pérdida
insignificante.
Guisado. — Indigestión.
Guisado de liebre . — Chismerías mujeriles.
Guisantes. — Comerlos: dicha y expedición en los asuntos.
Guitarra. — Protección amorosa para el que canta acom
pañándose con dicho instrumento.
Gusano. — Acérrimos enemigos.
H
Habas* — Riñas y pleito.
Habichuelas. — Calumnias y vituperios.
Hacha. — Presagio funesto es su aparición.
Hada. — Encuentro con una mujer que os seducirá, y su co
quetería no dejará de daros bastante que sentir.
Halcón. — Gloriosa recompensa.
Hambre . — Padecer: industria de seguido éxito. - Satisfacer
la: permanente prosperidad.
Harapos. — Vestido de ellos: término de un cruel tormento.
- Ver descubierto a otro: aviso de que os favorecerá un des
graciado.
145
Harina. — Muerte en la vecindad.
Heno. — Fatal accidente.
Herida. — Producida por una espada: logro. - Por un desco
nocido: penas. - Por un lobo: perfidia. - Curáis una herida: fa
vores correspondidos con ingratitudes. - Herir a alguien: infun
dados recelos.
Hermano. — Sucesos varios.
Hidropesía . — Ser hidrópico: moderación en los gastos- -
Si fuere mujer: concebirá por medios reprensibles.
H ielo . — Soñar con él en el invierno, no nos indica cosa
alguna, puesto que sólo es un recuerdo de lo que tanto nos ator
menta en aquella estación; pero si fuere en otra, presagia buena
cosecha a los campesinos; a los comerciantes, estorbos en los ne
gocios, y disgustos sin cuento a los militares.
Hierba . — Pobreza.
H ierro . — Signo fataL - Rojo: efusión de sangre.
Hierro v ie jo . — Más ruido que nueces.
Hígado. — Enfermo, seco o quemado: fortuna y vida en pe
ligro. - Dar con el hígado de un enemigo: victoria. - Encontrar
el hígado de un animal cornudo: pronóstico de riquezas y heren
cia de grandes personajes.
H igos. — Verlos durante su correspondiente estación: dicha
futura. - En otra estación: sensibles penas. - Comerlos: seréis un
mal gastador. - Secos: se halla en peligro vuestra fortuna.
Hi jo . — Pérfida proposición. - Verle amamantar: grave en
fermedad. - Pero caso que la esposa del que sueña estuviese en
cinta, indica una quebrantada salud para el infante que dará a
luz. - Si fuere una mujer la que sueña: le pronostica parirá una
niña, o tendrá una contrariedad. - Ver y hablar muchos infantes
a la vez: gravamen.
H ilillos . — Señal de lluvia.
Hilo . — Miseria.
H isopo. — Ver, tener o percibir; trabajo y penas. - pero fe
liz presagio para los médicos.
Hoguera. — Irreparables faltas.
Hojas . — Fatal pronóstico.
H ombre . — Vestido de blanco: dicha. - De negro: desgra
cia. - Asesinado: seguridad. - Armado: desazones.
H omicidio. — Daño mortal.
Hongos. — Próspera salud, larga vida.
Horca. — Alcances ciertos.
Hormicas. — Abundancia.
Horno. — Indicio de comodidad, si está encendido. - De in
digencia si apagado.
Horquilla. — Persecución.
Hospital. — Miseria.
116
Hoz. — Fatal agüero.
Huevos. — Blancos: dicha. - Rotos: contienda. - Frescos:
buena noticia.
Humareda. — Dañosa ostentación.
I
I glesia . — Noticia de muerte. • Edificarla: regocijo. - En
trar en ella: beneficencia. - Rogar: consuelo.
I luminaciones. — Regocijos. - Si van apagándose: lloros y
cuidados.
I magen. — Toda imagen pintada es falaz. - Animada: pe
ligrosa.
I mpotencia. — Cercano logro.
I mprovisación. — Orgullo literario, que hace se rían de vos.
I ncendio. — Peligro mortal.
I ncesto. — Ilustración.
I ncienso. — Pérfidos aduladores.
I ndigestión. — Os invita a la sobriedad en la próxima co
mida.
I nfierno. — Modere su conducta el que lo perciba.
I ngenio de azúcar. — Sensibles disgustos, engaños.
I ngleses. — Amigos pérfidos. - Acérrimos acreedores.
I nhumación. — Luto y miseria.
I nquietud.— Sufrir: invita a la confianza. - Motivarla: anun
cia algún peligro.
I nsensato. — Soñar ser un insensato, te regalarán, y vivirás
largo tiempo.
I nsolencla. — Ser insolente con alguien, le pagará éste con
la misma moneda. - Ser el blanco de un insolente: guárdese si
no quiere ser culpable.
I nsomnio. — Soñar hallarse en insomnio: próximas tribu
laciones.
I nstrumentos. — Músicos: consuelo, alegría, curación de en
fermedad.
I ntestinos. — ¿Salen de vuestro cuerpo?: Alguien se ale
jará de vuestra casa por alguna fuerte riña. - ¿Soñáis comer?: he
redaréis de un criado. - ¿Soñáis comer los de otro?: enriqueceréis
con los bienes ajenos.
I nundación. — Catástrofe.
I nventario. — Quiebra.
J
J abalí. — Victoria para el que le mata. - Daño para el que
le ve.
J abón. — Enredados negocios, que se van simplificando.
147
J arabe. — Glotonería fatal para el que lo bebe.
J ardín. — Aumento de fortuna.
J aula. — Sin pájaro: anuncia prisión. - Con él: libertad.
J inete. — Su caída anuncia algún perjuicio.
J oyas. — Si poseéis: no os deshagáis de ellas. - Si os excitan:
apartaos pronto.
J ubón. — Blanco: coquetería. - Colorado: economía. - Quitar
lo: frustrados deseos. - Dejarlo quitar: amor funesto.
J uego. — Pérdida de amigos. - Perder en el juego: cambio
ventajoso de posición.
J uez. — Malicia y perversidad. - ¿Es verdaderamente culpa
ble el que sueña?: tolerancia. - Ejercer las funciones de juez: dis
gustos y fracasos.
J uguetes. — Travesurillas que no dejarán de perjudicaros.
J uicio . — Encontrarse en juicio por causa propia o de otro:
presagio de asuntos complicados que reclaman todo vuestro talento
y cuidado.
J umento. — Hermoso y bien enjaezado: cercana unión con
una mujer linda y joven, con la que seréis feliz. • Flaco y en pelo:
concubina que os arruinará.
J urar. — Si lo hacéis en sueño, guardaos de ello en sociedad.
J usticia. — Si os persigue, alcanzaréis placenteros amorcillos.
148
L egumbre. — Sean cuales fueren, denotan discordias.
L e jía . — Hacerla: esclavitud caso que sea rico. - Ventajas: si
fuese pobre.
L engua. — Habladora: necesaria reserva. - Larga: llantos. -
Voluminosa: buena señal.
L entejas . — Depravación.
L eón. — Ver un león: audiencia con un rey o alto personaje.
- Batirse con un león: indicio de una cercana lucha con un ene
migo. temible - Vencerle: indudable victoria. - Montar un león:
protección respetable. - Soñar temer a un león: temed la cólera real.
Comer carne de dicho animal: esperad altas dignidades. - La piel
de león: próxima opulencia. - Verle correr: locura.
L eona. — Dicha familiar.
L eopardo. — Daños varios. - Dicha y desgracia sucesiva. -
Lazos tendidos.
L iebre . — Favorable adquisición.
L ienzo. — Blanco: casamiento. - Colorado: fallecimiento.
L igas. — Dolencia.
L imón. — Disgustos y adversidades.
L imosna. — Hacerla: dicha. - Recibirla: desgracia.
L imosnero. — Acceso de religión.
L impia botas. — Cercano pleito.
Lío. — Falsedad.
L irio . — Ver un lirio, percibir su aroma o poseerlo durante
su correspondiente estación: feliz agüero. - En tiempo irregular:
vanas esperanzas.
L obo. — Avaricia, perfidia, crueldad. - Si se sueña vencer a
un lobo, domaremos a un enemigo que tiene todas las cualidades
de dicho animal. - Ser mordido por un lobo: un cruel enemigo nos
vencerá.
Loco. — Soñar ser loco: dicha y protección de los grandes,
para el hombre. - Nacimiento de un hijo que llegará a hacerse
célebre, para la mujer. - Cercano enlace, para la soltera.
L ocura. — Favores, salud, alegría.
L odo. — Caminar por el lodo: miseria. - Enlodarse: enfer
medad.
L una. — Perla: renitencia en los pagos. - Las penas afligen
al que ve su pálido resplandor. - Si fuere opaca: trae desgracias.
L uto. — Tribulaciones.
Luz. — Buen presagio. - Muchas a la vez: provecho.
LL
149
L loros. — Consuelo.
L luvia. — Dulce, es decir, sin vientos, tempestad, etc.: ganan
cia y provecho para los labradores. - Pero es pérdida o malogro de
mercancía para los comerciantes. - Se deshace el cielo en agua: pe
sares, disgustos, daños y pérdidas; pero pueden los pobres augurar
calma, confianza y mejora de fortuna.
150
M arciutura. — Sufrirla o atribuirla a otro: invitación secre
ta a vigilar escrupulosísimamente todas vuestras acciones y las de
los sujetos con quienes estáis en relación.
Marfil . — Pensamiento de joven mujer.
Mariposa. — Inconstancia.
M arisco. — Vacío: pérdida metálica o de tiempo. - Lleno: cer
cano logro.
M ármol. — Riña o contienda.
M armota. — Pereza o indigencia.
Máscara. — Hipocresía.
Matadero. — Encontrarse en un matadero desprovisto: indica
un peligro del que nos afligiremos sin razón. - Ver matar en él
algunos animales: feliz pronóstico, caso que fluya la sangre en
abundancia, de lo contrario, témase una fuerte catástrofe.
M azorca. — Efímera dicha.
M edias. — De algodón o de hilo: mediana fortuna. - De seda:
pobreza. - Si se las quita: dinero que recibir. - Destrozadas: enga
ñosa opulencia.
M edicina. — Tomarla: miseria. - Suministrarla: provecho.
Mejorana . — Ver, poseer o percibir su olor: labor y tristeza;
empero buen presagio es para los médicos.
M elón. — Vanas esperanzas, curación de enfermedad.
M erla . — Dolencias y cuidados.
M esa. — Cubierta: abundancia. - Desprovista: fortuna en pe
ligro.
M iedo. — Tener miedo: debe procurar el descanso. - Promo
verlo: invita a tener ánimo en una próxima ocasión.
M iel . — Placer y prosperidad
Mieses . — Prosperidad en el comercio.
M uo. — Pobreza.
M ilagro. — Acceso de locura.
M ilitar . — Vana esperanza.
M irto . — Declaración amorosa.
M isa. — Oírla: satisfacción interior. - Celebrarla: cesación de
cuidados. - Misa cantada: imponderable alegría.
M itología. — Muy poco placenteras son las apariciones de
sus personajes.
M ochuelo. — Tristeza.
M olino. — Parado: vida monótona y triste. - En movimiento:
existencia feliz y anhelada.
Mondadientes. — Fatal presagio.
M oneda. — De oro: mortificación. - De cobre: rápida for
tuna. - De plata: bienestar. - Hacer de falsa: vergüenza y castigo.
M ono. — Ratería.
M ontaba. — Largo viaje.
M ontepío. — Empleos honrosos y lucrativos.
151
M o r c i l l a . — Hacerla: pena. - Comerla: inesperada visita.
152
N egocios. — Hallarse abrumado por los negocios: felicidad
inesperada. - Salirle bien: contrato matrimonial. - Ir mal los ne
gocios: pronóstico de algún cambio favorable.
Negro. ■— Tristezas.
N ido. — Encontrar un nido de pajarillo aumento de familia.
- De orugas: disgustos. - De serpientes: calumnias.
Níspero . — Pereza y dejadez.
Nubes . — Discordias.
Nudos. — Estorbos.
N ueces. —-Disensiones y dificultades.
Números. — Soñar, sin recordarlos: fracaso. - Uno: engañosa
sociedad. - Dos: dañosos intentos. - Tres: consultas de abogados. -
Cuatro: disputa de entidad. - Cinco: pena inútil. - Si exceden a
este último: ilusiones.
153
Oruga. — Desazones promovidas por los ambiciosos.
Osamentas. — Travesía e inevitables disgustos.
Oso. — Persecución, si os embiste. - Logro para el que sólo
lo ve correr.
Oveja . — Dicha para el que se cree cercado. - Tristeza, si las
ve matar. - Desgracia, si reñir.
154
infamia. - Verse extirpar las partes: pronóstico de cercana muerte
o de pobreza para el que sueña, o para sus hijos. - Soñar aumen
tar de volumen: alcanzaréis grandes honores y tendréis un hijo
virtuoso y célebre. - Si lo contrario: temed por vuestra posición so
cial, y no extrañéis la desdicha o una enfermedad de vuestros hi
jos. - Exponer sus partes a la vista pública: anuncios de persecu
ciones por la justicia, y sus castigos . - Tener las partes hernia
das: será víctima de sus enemigos, y tendrá hijos enfermizos.
P arto. — Asistir a un parto: cercana fortuna, proporcionada
al número de recién nacidos que se hubiesen visto en tal sueño.
- Laborioso o mortal: se frustrarán todas las esperanzas. - Feliz:
prosperidad. - Si una mujer sin estar embarazada soñare dar a luz
una niña: placeres entremezclados de dolores.
P aseo. — Alegría seguida de tristeza.
P astelería . — Fabricarla: alegría y provecho. - Comerla: pla
ceres y atenciones.
P astor. — Su aparición predice veléis vuestros intereses.
P atizambo. — Desconfiad de un falsario.
P avo. — Perversidad de pariente o de amigo.
P avo real.— El hombre al que se le aparezca dicha ave ten
drá una linda esposa, la mujer un buen marido, y los casados
hermosos hijos.
P eces . — Abundancia, si fueren grandes. - Si pequeños: es
casez para el que los viere pescar. - Ser comido por los peces:
fluxión, catarro, melancolía. - Ver o encontrar a los peces muer
tos: vanas esperanzas. - La mujer encinta que creyere parir un pez,
dará a luz un infante mudo, o que no vivirá mucho tiempo.
P echo. — Tener un pecho bien conformado: salud. - Velludo:
lucro para el hombre, pérdida de marido para la mujer. - Un ami
go os traspasa el pecho con una espada, presagia a los ancianos
fatales nuevas, y a los jóvenes, amistad.
P einado. — Signo peligroso.
P einar. — Pleito y chasco.
P eligro . — Correr: feliz suceso. - Evitarlo: fundada descon
fianza.
P elota . — Jugar: cercano cobro. - Verla botar: tardanza del
mismo.
P eluca. — Reumatismo crónico.
P eluquero. — Elegante: prosperidad. - Sencillo: deshonor.
P éndula. — Aprovechad el tiempo.
P eras. — Sazonadas: regocijos y placeres. - Acidas salvajes:
lo contrario.
P erdiz . — Amorcillos.
P eregrino. — Viaje.
P erfumes o aromas. — Licenciosos placeres.
155
P erla. — Tristeza.
P erro. — Emblema de fidelidad. - Si duerme: no temáis. - Si
corre o ladra, cuidad de vos o de los de la familia. - Gruñe a vues
tros pies: dolencias que os ocasionan dispendios. - Riñe con algún
perro: temed algún lazo. - Ante un gato: tendréis disputas. -
Acompañado de una perra: libertinaje.
P escar. — Con caña: pobreza. - Con redes: mudanza de
tiempo.
P este . — Fortuna mal adquirida, que se procura enmendar.
P ichones. — Felices sucesos.
P iedras. — Desazones.
P iernas. — Vigorosas y bien conformadas: salud y dicha. -
Hinchadas o ulceradas: desazones o perjuicios.
P ies . — Cortados: penas. — Limpios: glotonerías. - Raídos,
parásitos, sucios: enfermedad vergonzosa. - Atados: parálisis. -
Tener muchos pies: anuncio de daño para uno de la familia, em
pero es de buen agüero para los mercaderes. - Quemarse en el pie:
fatal presagio. - Enseñar que se baila: alegría y amistad. - Ver o
torcer los pies a los hijos, placeres, ganancias y perfecta salud. -
lavarle los pies a alguien: sumo arrepentimiento o ejemplar humi
llación. - Ver a una serpiente u otro animal cualquiera al momento
de picaros los pies: envidia. - Os los muerde o hiere el animal: tris
teza. - Os lavan o perfuman los pies: honores y fidelidad. - Tener
fracturado el pie: pérdida, viaje u obstáculos en los negocios. Ser
cojo: deshonor.- Mas si el que sueña se encontrase prisionero, reci
birá un digno castigo por sus faltas. - Si fuere un rico, parte de sus
bienes serán devorados por las llamas.
P illería . — Dicha.
P imiento . — Tacañería.
P ino. — Pereza y dejadez.
P intar. — Vana alegría.
P io jo s . — Dinero.
P ipa . — Disputas para el que la quiebra. - Triunfo para el
fumador.
P irámides, — Grandor y riquezas. - Hallarse en su cúspide
fortuna.
P isar. — El suelo: felices negocios. - Una cama: dilación del
pago.
P lata labrada. — Comprar: desgracias, - Vender: logros.
P lomo. — Mal trato.
P lumas. — Blancas: alegrías. - negras: lloros.
P lumazón. — Presagio de opulencia.
P obres. — Desazones domésticas.
P olilla. — Amigos falsos o criados, de los que con dificultad
podrán apartarse de nuestro lado.
156
P ordiosero. — Ser un: confianza dé ser dichoso. - ver mu
chos enfermedad.
P ostres. — Placeres di; pendiosos y funestos.
Pozos. — De agua cristalina: buen caudal. - Turbia: conside*
i ables pérdidas. ■ Sacar agua: casamiento por la dolé- - Caer en
alguno: injurias y humillaciones.
P radera. — Encontrarse en una: excelente presagio para el
pastor o labrador. - Para los demás, indica obstáculos en los
negocios.
P rincipio . — Signo de desconfianza.
P redicador. — Beneficencia.
P reguntas. — Hacerlas: importuna curiosidad. - Os la diri
gen: recelos.
P r ¿.lado . — Cuidadoso presagio.
P ríncipe. — Precario favor.
P risión . — Entrar en ella: salud. - Permanecer: consuelo. -
Salir: peligro.
P roceso. — Verdadera amistad.
P rofecía . — No creáis en ella, si no se manifestase clara
mente en vuestros sueños. En caso contraído: aprovechaos cual
corresponde.
P rofesión . — Inesperada dicha.
P rudente. — Toda mujer que finja ser prudente en sus sue
ños, cuide de serlo en la vigilia.
P uente. — Pasar un puente: trabajo. - Si fuere de madera:
miedo. - Caer de un puente: pérdida de la razón.
P uerco. — Ocioso que vive a costa vuestra.
P uerco. — Revelación de cosas sagradas, o cuestiones fami*
liares.
P uerta. — Arresto o afrenta.
P uerto. — Buena noticia.
P ulgas.— Disgustos. - Reunidas con chinches, piojos, saban
dijas y otros bichos: dinero.
P ulmón. — Enfermo o herido: anhelos contrariados, daños
varios. - Sano y voluminoso: amparo, dicha y salud.
P ulpito . — La gloria es para el que sube a él.
P uñal. — Noticias de personas ausentes.
P ústulas. — Riqueza.
157
lo contrario; y témanse entonces las desgracias, pleitos, deshonra
y muerte. - Ver quemar su lecho: peligros y enfermedad. -Las
colgaduras, muebles y ropas: pérdidas e injurias. - Las ventanas
de enfrente nuestra casa: muerte de hermanos. - Si la de detrás:
de hermanas. - Las puertas: considerable pérdida para la dueña
de la casa. - Una tienda: ruina comercial. - Garbas de trigo:
hambre y mortandad. - Si no se reducen del todo a cenizas: ferti
lidad y larga vida. - Ver arrojar públicamente a uri hombre a
las llamas: pérdida de mercancías o enfermedad. - Quemarse el
dedo: envidia y pecado. - Verse quemar vivo: tedio, cólera y dis
putas.
Querella . — Constancia y amistad. - De hombre: celos. -
De mujer: tormentos. - Entre hombre y mujer: próximo amor.
Queso. — Desgracia.
Q uinta. — Provista de trigo: rico enlace, logro de pleito o
herencia. - Indica igualmente fiestas y regocijos.
158
R iachuelo. — De aguas cristalinas: empleo lucrativo y hono
rífico. - Turbias: desazones domésticas por los enemigos. - Cortado:
pobreza y desgracia. - De agua limpia y que fluye en abundancia:
curación de enfermedades. - De agua salada: lo contrario a la
anterior.
R iña. — Promovida entre dos amantes: casamiento feliz. -
Entre amigos: pérdida metálica.
R iñones. — Más rígido que lo regular: alegría, salud, casa
miento, y hermosos hijos. - Flojos: aflicción, enfermedad, pérdida
de hijos.
Río. — Nadar en él: próximo daño. - Encontrarse en un im
petuoso río y no poderse liberar: peligros, enfermedades y pleitos
interminables. - Ver un río apacible y poco caudaloso: posesión
de una linda mujer, o logro de sus anhelos. - Un río transparente
recorre vuestra habitación: poderoso protector. - Su agua es turbia:
querellas y desórdenes.
R ival. — Malhadada empresa.
R oble . — Riqueza y longanimidad.
R obo. — Logro para el ladrón, desdicha para el robado.
R ocas. — Encontrarse en la cima de un peñasco: preparaos
para muchas penas. - Os es imposible descender: pérdida de pa
riente o de amigo.
R odilla. — Herida: miseria. - Cansada: enfermedad. - Estor
bos en los negocios, para el que sueña se le hincha la rodilla.
R odrigón. — Estorbo en la marcha.
R omero. — Reputación.
R osas. — Ver, poseer o percibir su olor en su correspondien
te estación: buena señal, excepto para los enfermos y sujetos que
se ocultan. - Fuera de tiempo significa lo contrario.
R osario. — Ceñirse en el cuerpo: provechos.
R uedo. — Inconstancia.
R uido. — Percibirlo: alegría. - Producirlo: vanidad castigada.
R uinas. — Su presencia invita al arrepentimiento.
R uiseñor. — Fingidos amores.
159
S alteadores. — Perderéis algún pariente o parte de vuestra
fortuna, si soñareis os sorprenden.
S alto. — Persecución.
S alvia. — Ver, poseer o percibir su olor: trabajo y tristeza,
empero es buen presagio para los médicos.
S angre. — Dolor. - Ver su propia sangre: herencia. - Per
derla: penas.
S anguijuelas. — Avaricia y usura.
S apo. — Miseria.
S ardinas. — Cuestiones internas.
S arna. — Riqueza.
S astre . — Pérdidas que no dejarán de reiterarse.
S ed. — Ambición desatendida. - Apagada: adquisición de
bienes.
S eda. — Presagio de opulencia.
S eno. — De una nodriza: matrimonio. - De una novia: parto
feliz. - De una joven: dinero, dicha y placeres. - Enfermo: signo
mortal para el paciente. - Cualquier hombre que sueñe tener pe
chos, tema el tedio, pues no dejará de ser fatal.
S epulcro . — Peligro y adversidad.
S epultura . — Constante desgracia.
S ermón. — Beneficencia, amabilidad.
S erpiente . — Perfidia de hombre o traición de mujer. - Vic
toria para el que la mata. - Enfermedad o encierro si se enrosca y
recoge.
S errallo. — Debilidad de carácter o temperamento.
S erval. — Pereza y dejadez.
S esos. — Comerlos: cercana enfermedad. - Secársele los sesos:
muerte.
S exo. — Los órganos de ambos sexos: feliz agüero. - Sueña
una mujer pertenecer al otro sexo, dará a luz un niño. - Uu hom
bre sueña ser mujer: infamia.
S idra. — Tendrá alguna disputa el que la beba.
S illa . — Distinción.
S illón . — Empleo honorífico.
S irena. — Traición.
S obrecejo . — Muerte violenta.
S ol. — En oriente: feliz nueva. - En occidente: fatal pronós
tico. - Cubierto: daño personal. - Resplandeciente: gloria. - Rojo:
contrarios negocios. - Ver a la vez el sol y la luna: sangrienta
guerra.
S oldado. — Engañosa esperanza.
S ombrero. — Roto o sucio: deshonor y compasión. - Nuevo:
alegría, fortuna.
S onámbulo. — Enfermedad nerviosa.
S ortija . — Aceptarla: amistad. - Ofrecerla: confianza.
160
S ubterráneo. — V iaje por el agua.
S ucesión. — Desazones y tristeza.
S ueño. — Falsa tranquilidad.
S uicidio. — El que sueña cometer este crimen, guarde no
volverse loco.
S uplicio . — Exito cierto.
161
T ontería. — Decís una tontería delante de alguien, esta mis
ma persona hará lo propio, y no dejará de aprovecharos.
T opo, lauchas. — Ceguedad moral.
T orno. — Esclavitud.
T oro. — Envidiada posición.
T orrente. — Fatal agüero. - Caerse en él: daño inminente.
T órtola. — Convenio entre esposos. - Unión para los solteros.
T ortuca. — Se para ante nosotros: tenemos secretos enemi
gos. - Comer tortuga: promoción de disgustos, para lograr nada.
Si camina: perjudicial retardo en las empresas.
Tos. — Indiscreción.
T rabajadores. — Verlos: invita al trabajo.
T rabajo . — Perfecta salud y logro.
T r a je . — Usar un traje indecente: tristeza y tormento. - Te
ner un rico traje, significa lo contrario. - Ir con los vestidos sucios:
deshonor. - Desear vestidos: placer y logro. - Poseer muchos y de
varios colores: aburrimiento.
T rico . — En una espaciosa área: ventajoso enlace. - Segado:
fortuna en el comercio. - Conducirlo o trasladarlo: dolencias.
T ronco. — De los pobres: miseria para el que lo contempla. -
Vergonzosa fortuna para el que se apodera de él.
T ropel . — Importunidad.
T umba. — Peligro y adversidad.
T única. — Miseria para el que la viste.
T urbación. — Abortado proyecto.
U
Uj i e r . — Esta aparición debe armaros contra vuestros falsos
amigos.
U lcera. — Fatales negocios.
U ngüento. — Alegría.
U niforme . — Celebridad para el que lo viste.
U ñas. — Muy crecidas: provecho. - Muy cortas: pérdidas. -
deshonra para el que las corta o hace cortar. - Arrancarse las uñas:
peligro de muerte.
Urna. — Llena: enlace. - Vacía, celibato. - Funeraria: na
cimiento.
U sura. — Ser usurero: ruina. * Recurrir a ella: vergüenza
próxima.
Uva. — Felices distracciones.
V
V aca. — Desgracia.
V acuna. — Inocularla: regalo que ofreceréis en vuestro propio
provecho. ■ Sois vacunado: no tardaréis en ser favorecido.
162
V alija . — Llena: cuidad vuestros intereses. - Vacía: aguardad
dinero.
V anidad. — Tan perjudicial en el sueño como en la vigilia.
V asos. — Llenos: enlace. - Vacíos: celibato.
V ecinos. — Dolencias.
V elada. — Alegría y dinero.
V eleta . — Fatal volubilidad.
V elo . — Fingida modestia.
V ello . — Signo de opulencia. - Si el viento arrastra parte:
pérdida de bienes. • Si todo: completa ruina.
V ena. — Desazones.
V enablo. — Arrojarlo: fatigosa carrera. - Ser herido: logro
próximo de un asunto difícil.
V enganza. — Pleito ruinoso.
V enta. — Beneficio momentáneo, pero que muchas veces da
margen al arrepentimiento.
V entana. — Arrojarse por la ventana: pérdida de pleito. -
deslizarse por la misma: temed una quiebra. - Una ventana abierta:
protección con los grandes. - Cerrada: obstáculos sin cuento.
V erdolaga. — Dolores, dificultades en los negocios.
V erdugo. — Catástrofe.
V erde. — Próximas alegrías.
V estido. — Sucio o despreciado: pasajero desprecio. - Ele
gante: aprecio no muy provechoso. - De varios colores: desazones.
V ia je . — A pie: perjudiciales e insuperables obstáculos. -
A caballo: fortuna próspera. - En carruaje: buena ventura. - Viajar
armado; elección de esposa.
V íbora. — Perfidia de hombre, o traición de mujer: victoria
para el que logra matarla. - Enfermedad o encierro si se enrosca o
recoge.
V ictoria. — Llantos y celos para el que la alcanza. - Infideli
dad u holganza para el vencido.
V ientos. — Angustias.
V ientre . — Abultado: buen presagio. - F lo jo: obstáculos. -
de mujer: unión ilícita. - De hombre: amor mal correspondido .
V inagre. — Colorado: afrenta personal. - Blanco o incoloro:
insulto dirigido a otro. - Beber: querellas domésticas. - Perdido:
enfermedad.
V ino. — Beber vino puro: fuerza. - Aguado: salud débil. - Ge
neroso: regocijos. - Espeso: riqueza. - Ver fluir: efusión de san
gre. - Emborracharse cou vino generoso: alta protección, próxima
fortuna.
V iña. — Fecundidad.
V iolación. — Cometerla: témase mancharse con una perfidia
o con una bajeza.
163
F IN
INDICE
D edicatoria......................................................................................... 4
Breve noticia de los antiguos orácu los...................................... 5
Prólogo del traductor in g lé s .......................................................... 14
Oráculos de D e lfo s........................................................................... 17
Oráculo de D é lo s ............................................................................. 21
Oráculos de Amnon y de Dodona................................................. 22
Los augures rom anos....................................................................... 23
Libro de las S ib ila s ......................................................................... 24
Pastoral de B alap is............................................................................ 25
Preguntas al oráculo. — Respuestas............................................ 27
El libro de los destinos................................................................... 32
Zodialogía ......................................................................................... 97
Arle de explicar los s u e ñ o s ............................................................ 109
Visiones, oráculos, ensueños y apariciones............................... 111
Sueños célebres.................................................................................. 114
Explicación de los su eñ o s.............................................................. 122
SE TERMINÓ
DE IMPRIMIR EN LOS
T alleres G r á f ic o s L U M E N
NOSEDA Y CÍA.
CALLE TUCUMAN 2 9 2 6
t . e . 6 2 -6 6 4 6 / 6 6 4 7
BUENOS AIRES
REPÚBLICA ARGENTINA
EN EL MES DE
JU L IO
DE MIL NOVECIENTOS
CINCUENTA Y OCHO
LA U LTIM A PA LA BRA
D E LA M AGIA Y EL
O C U LTISM O
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I r í a n - i leneliiM.
F í r m e n l o * de M ed irían - F o r
m u l a n > r e c e t a n v i t r i n a - l. a n II-J
a r a n y non l u í l u e n c l n n p l j i n r l i J
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