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SANTA MARIA DE LA SORORIDAD - Patricia Suarez

Este resumen describe el encuentro entre María y su tía Isabel. María llega a la casa de su tía embarazada y le cuenta que fue visitada por el ángel Gabriel, quien le anunció que tendría un hijo de Dios. Isabel escucha la historia de María con escepticismo al principio, pero luego la consuela y le ofrece refugio. Ambas discuten nombres para el bebé de María, incluyendo Emanuel, Jaime y Jesús.

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SANTA MARIA DE LA SORORIDAD - Patricia Suarez

Este resumen describe el encuentro entre María y su tía Isabel. María llega a la casa de su tía embarazada y le cuenta que fue visitada por el ángel Gabriel, quien le anunció que tendría un hijo de Dios. Isabel escucha la historia de María con escepticismo al principio, pero luego la consuela y le ofrece refugio. Ambas discuten nombres para el bebé de María, incluyendo Emanuel, Jaime y Jesús.

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SANTA MARIA DE LA

SORORIDAD
Año cero.
Una ciudad de Judá, la actual Kain Karim
A un jardincito muy coqueto, entra María adolescente con una maleta pequeña. Recién
está en el primer trimestre de embarazo, por lo cual no se le nota nada. Tropieza con una
maceta con unas flores, mira a un lado mira al otro con fastidio. Al fin, golpea las manos.
MARIA: Tía! Tía Isabel!
Nadie responde se oye el canto de los pájaros.
MARIA: Tía! Me manda mi amá que venga a ayudarla! (María refunfuña) Hace tres días
que vengo viajando a pie y en burro. ¡A ver si alguien sale a recibirme en esta casa! Me dijo
mi amá que iba a ir el tío Zacarías a buscarme a la estación pero no había nadie. ¿Qué pasó
con el tío Zacarías? ¿Se le sigue escapando a las montañas atrás de las muchachas? Si sabe
mi apá que no me vino a buscar a la estación el tía, con todos los romanos borrachos que
andan dando vuelta, se arma la de Dios es…
ISABEL (con una abultada barriga de seis meses): ¡Bendita tú eres entre todas las
mujeres…!
MARIA (deja la maleta en el suelo): Empezamos.
ISABEL: Y bendito es el fruto de vientre…!
MARIA: Estuve comiendo unos dátiles que me convidaron arriba del burro.
ISABEL: Te vi y saltó el niño en mi vientre.
MARIA: Habrá comido dulce, tía, usted también. Un poquito de dulce y el feto se mueve:
lo sabe todo el mundo.
ISABEL (pensativa): Me dije: de dónde que la madre de mi Señor venga a mí? No sé por
qué me vino a la mente esa frase… ¿Por qué habrá sido?
MARIA (mira para todos lados, bajo): Tía, hay que dejar el anís durante el embarazo… Me
mandó mi amá que venga a ayudarla con el babyshower … Pasa que si en los babyshower
usted no ofrece un tecito, unas pastas… las comadres no traen nada, que los pañales están
caros, que los biberones de vidrio son caros… Usted dice que entre mujeres hay que ser
sororas pero las comadres de… (ve que Isabel se sienta con dificultad) Tía, ¿se siente bien?
ISABEL: Estoy orgullosa de darle este hijo a Zacarías. Ya habíamos desesperado de la idea
de tener una maravillosa niña que transmitiera nuestro apellido.
MARIA: Las niñas no transmiten el apellido, se casan y toman el del marido o… si tienen
un hijo solas para que lleven el apellido de la familia (muy angustiada) las apedrean.
ISABEL: Dentro de dos mil años haremos los que se nos cantan los ovarios con el linaje y
la prosapia. Mi hija practicará la sororidad y se llamará Juan.
MARIA O Juan.
ISABEL: Juan si Juana quiere ser Juan.
MARIA: …
ISABEL: Igual tienes razón, querida. Mejor que sea niño, así Zacarías no sigue fastidiando
con el asunto del apellido. Había desistido ya de poder quedar…
MARIA: Está usted muy anciana.
ISABEL: ¡Carajo, que tengo cuarenta años! ¡Mocosa maleducada!
MARIA: Perdone, tía. No se ponga así que le hace mal en su estado.
ISABEL: Desde que estoy encinta enseguida me irrito y pierdo los estribos.
MARIA: A mi amá le pasa lo mismo. Es por la menopausia le dice el apá. (Remeda la voz
de San Joaquín) “Ana, la menopausia te está enloqueciendo, hija, hay que tener un poco
más de fortaleza para enfrentar…” y vaya a saber qué es lo que pretende mi apá que ella
enfrente, porque lo que él tiene que enfrentar, sí, antes de poder terminar la frase, es un
zapatazo que mi amá le arroja directo a la cabeza a la par que ella grita como un salvaje:
“Te voy a destrozar los cuernos!.” Y más de una vez le atizó fuerte en la cabeza, que lo
tuve que vendar al apá.
ISABEL: No puedo creer que Ana y Joaquín… ellos son un ejemplo de matrimonio en
santidad…
MARIA (con resignación): En todas las casas se cuecen habas.
ISABEL (fría, como si lo hubiera aprendido): El amor de un hombre es un regalo. ¿Acaso
no te sentirías honrada de que te ame un novio, un marido?
MARIA: Depende.
ISABEL: María! Los hombres son nuestra alegría, nuestra razón de vivir…
MARIA: Según si tienen alas o no tienen alas.
ISABEL: Los hombres no tienen alas. Esos son los pollos. (tiene un dolor en el vientre):
¡Ay! ¡Ay! Este hijo está muy grande. Para mí yo reviento antes de largarlo. Estoy segura,
¡ir a tener un hijo a los cuarenta años! ¡Qué ganas también! Fue por Zacarías … (bajo) le
rondaba la idea de tomar una concubina… y una María, una puede permitir cualquier cosa,
pero una concubina del marido ¡¡¡nunca!!! Las filisteas no son sororas como nosotras y nos
cagan aprovechándose del marido de una. Yo así no puedo… ¡y ahora el hijo! El coso este
que va a nacer… (grita) Un hijo es una bendición de Jehová!
Silencio absoluto.
ISABEL (comedida): Podríamos comer unas pastitas. Hay en la cocina unas galletas que…
MARIA: Tía, ¿quiere que le diga la verdad?
ISABEL: No.
MARIA: Pero…
ISABEL: Ya sé que no debería comer galletas. Tengo engordadas mil libras. La comadrona
que atiende por este lado de Kain Karim no me quiere atender. Dijo: “Yo no ayudo a parir
a las elefantas”. ¿Qué quiere que haga si tengo hambre? Tengo hambre, tengo hambre todo
el día: ¡es el engendro este que no me deja cerrar la boca! ¿Cómo me va a llamar elefanta?
Desconsiderada, ¡bruja! (Se tapa el rostro y sollozo). ¡Vieja de mierda, ojalá le salga una
verruga en el culo y no se pueda sentar nunca más!
MARIA: La verdad sobre mí, si quiere que le diga…
ISABEL: Para qué? No estoy de ánimo de oir chiquilinadas.
MARIA: Mi amá no me mandó a ayudarla a usted…
ISABEL: Ahora que lo pienso… ¿estabas de novia con un chico?
MARIA: Ya no.
ISABEL: Lo dejaste?
MARIA: No.
ISABEL: Te dejó?
MARIA: No exactamente.
ISABEL (saca un abanico y se apantalla. A la barriga): Ojalá sea sietemesino. Ya no lo
aguanto más… con este calor… ¡ojalá nazca mañana!!!
MARIA: Me gustaba un chico, Edward. Pero él no tiene nada que ver con lo que pasó. El
que tiene que ver es Gabriel.
ISABEL: Cuál Gabriel? Debe ser pariente de la parte de Joaquín.
MARIA: Gabriel, el hombre con alas. No era feo, no. Tenía alas, eso sí.
ISABEL: Yo no sí si eres tarada o me estás tomando el pelo. Aprovecharte de mí así…
MARIA: Tenía dos alas enormes y me anunció que voy a tener un hijo de Dios. Que nacerá
dentro de nueve meses y que le ponga de nombre Emanuel.
ISABEL: Pero María… ¿Ana no te explicó lo de los preservativos? Como hay que usarlos?
MARIA (hace que no con la cabeza; luego de unos instantes): Prefiero ponerle Sigfrid, por
ejemplo. U Oswald; pero Emanuel no me gusta.
ISABEL: ¡María, querida! ¡Chiquita! Hay que usar preservativos en las relaciones
ocasionales. Además de un hijo, un hombre, te puede pasar una enfermedad, cualquier
cosa… ¡Esto dentro de dos mil años no pasará! Las mujeres sororas llevarán siempre un
preservativo en la cartera y si los hombres las coaccionan con “Si no tenemos sexo, te
abandono”, ellas no accederán. Porque cuando una mujer dice No es No. Hashtag No es
No.
MARIA: Sí, tía. Pero el ángel, que es lo que él dijo que era, se fue. Mi amá se puso como
loca cuando se enteró que voy a tener un hijo de Dios. Mi apá salió a buscarlo con una
cuadrilla de samaritanos violentos. Yo les advertí que no lo iban a encontrar nunca, porque
Gabriel está en el Cielo.
ISABEL (sujetándose la barriga): ¡¡¡Lo mataste!!!
MARIA: Voló alto, hasta el Cielo, ¡porque tenía alas! Como no lo vimos más a Gabriel, mi
amá tuvo la idea de convencer al carpintero de la vuelta para que se case conmigo. Un viejo
que tiene un montón de hijos y que me tendrá de fregona toda la vida mientras crío al
bastardo que en realidad es hijo de Dios.
ISABEL: Dentro de dos mil años, las mujeres tendrán sus hijos cuando quieran tenerlos,
con quien quieran tenerlos y criarlos. No será un estigma ya ser madre soltera. Ni siquiera
no ser madre, será un estigma. Porque habrá sororidad entre nosotras, como en una manada
de leonas que…
MARIA: Sí, tía, dentro de dos mil años. Pero ahora me mandó a que venga con usted, que
todavía la barriga no se me nota. Mientras esperan a que Gabriel baje del Cielo y le
explique al carpintero de la otra cuadra que se case conmigo que si no… Vio que acá a una
la apedrean por todo.
ISABEL: Dentro de dos mil años ninguna mujer será apedreada por ejercer su sexualidad.
MARIA: Usted siga con el cantito de dentro de dos mil años, pero ahora…
ISABEL: Yo me olía algo de todo esto. Te dije lo de “Bendito el fruto de tu vientre” para
que soltaras la lengua y… Chiquita, no te amargues más. Seguro que el carpintero se casa
con vos y serás su esclava blanca toda la vida en la beatitud del hogar…
MARIA: Gracias, tía.
ISABEL: Andá a buscar las pastas, las de doble crema, María. Traete el rollo de papiro y
vamos haciendo la lista de invitadas al babyshower de Juana.
MARIA (se levanta para salir): Sí, tía.
María empieza a salir. A mitad del camino, se vuelve:
MARIA: le gusta el nombre Jaime? Emanuel no me gusta.
ISABEL: ¿Jaime? (Hace que no con la cabeza. Un tiempo) ¿Y Jesús? ¿Jesús no te gusta?
MARIA (hace que no): ¿Jesús? Lo voy a pensar.
María sale; Isabel se abanica más fuerte.
MARIA (en off): ¡Edward me gusta!
Fin del Microteatro Santa María de la sororidad.

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