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Conceptos Populares Acerca de Dios

El documento aborda conceptos populares sobre Dios, incluyendo el ateísmo, agnosticismo, evolución y deísmo. Se argumenta que el ateísmo niega la existencia de un Creador y carece de fundamentos morales, mientras que el agnosticismo se centra en la imposibilidad de conocer a Dios. La evolución se presenta como una teoría que puede ser teísta o ateísta, y el deísmo describe a un Dios que creó el universo pero no interviene en él, concluyendo que la revelación divina es esencial para conocer a Dios.
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Conceptos Populares Acerca de Dios

El documento aborda conceptos populares sobre Dios, incluyendo el ateísmo, agnosticismo, evolución y deísmo. Se argumenta que el ateísmo niega la existencia de un Creador y carece de fundamentos morales, mientras que el agnosticismo se centra en la imposibilidad de conocer a Dios. La evolución se presenta como una teoría que puede ser teísta o ateísta, y el deísmo describe a un Dios que creó el universo pero no interviene en él, concluyendo que la revelación divina es esencial para conocer a Dios.
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Conceptos populares acerca de Dios.

a) Ateísmo.

Es la negación abierta y positiva de la existencia de Dios. La negación de la existencia de un


Creador personal y un Gobernador moral.

El ateísmo es un estado anormal de la conciencia inducido por la especulación humana o por la


indulgencia en las pasiones pecaminosas.

Es muy probable que jamás haya existido un ateo consistente, ya que el hombre no es capaz
de ajustarse a las conclusiones lógicas del ateísmo. Para el ateo consistente no podría existir ni
conciencia, ni moralidad, ni sensibilidad ni voluntad. Para él, el universo material es sólo un
accidente y todas sus maravillas de coordinación y desarrollo son de carácter fortuito. No
conoce causa alguna para nada, ni aun para su propia existencia. No posee ninguna
esperanza ni para el presente ni para la eternidad.

Pero para que un hombre pudiese llegar a saber que no hay Dios debería tener una inteligencia
igual que la de Dios mismo para poder ser capaz de saber que no hay un Dios en alguna parte.

b) Agnósticos.

El agnosticismo se refugia en la negación de la posibilidad del conocimiento de Dios, y


declaran: "la consagración más elevada y verdadera de toda verdadera religión debe ser un
altar al Dios no conocido o desconocido". Sin embargo, ese concepto fue solamente el punto
de partida al discurso pronunciado por el apóstol Pablo en (Hc 17:23).

El objetivo del agnosticismo es desacreditar la certidumbre en el campo del conocimiento


humano. El agnosticismo ataca los poderes mentales del hombre y engendra la desconfianza
en los hechos y fuerzas comunes de la existencia humana. Es por tanto una filosofía negativa
en todos sus aspectos y destructiva en sus efectos sobre la verdad que es obtenida a través de
las funciones normales de las facultades humanas.

En oposición a esa ignorancia manifiesta está el hecho que Dios se ha revelado a sí mismo a
los hombres.

El agnosticismo se expresa mejor mediante la frase, "yo no quiero creer", que mediante la
frase, "yo no puedo creer".

Es obvio que el agnosticismo es la destrucción de la ciencia. Todas las investigaciones y


razonamientos de la ciencia proceden de axiomas, llámense intuiciones, postulados racionales,
o por cualquier otro nombre, pero para los agnósticos todos ellos quedan reducidos a una
simple apariencia. Si se aferra a su principio su credo será muy corto.

c) Evolución. La evolución es la teoría que afirma que el Cosmos ha surgido de una materia
cruda y homogénea y ha adquirido su estado presente y heterogéneo por medio de fuerzas
inherentes en él mismo.

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La evolución puede ser teísta o ateísta.

La evolución teísta reconoce a Dios como el Creador de las substancias originales, pero afirma
que la evolución es el método por el cual ha tenido lugar todo desarrollo acaecido partiendo de
un supuesto elemental hasta llegar al estado presente de madurez.

La evolución ateísta, por otra parte, rechaza la Persona de Dios, niega su intervención en la
creación, y postula que la materia es eterna y autónoma.

"Veamos ahora el punto de vista de la ciencia. El conjunto del universo apareció hace
aproximadamente 15.000 millones de años debido a una gigantesca explosión repentina que
se denomina popularmente Big Bang. Son de conocimiento general dos pruebas importantes
sobre ello: en primer lugar, el universo continúa extendiéndose todavía y en segundo lugar,
todo el universo está lleno de un mínimo resto del calor de aquella explosión, cuya magnitud
fue inimaginable y que se puede medir como radiación remanente, es decir, una temperatura
de unos cuatro grados por encima del punto cero absoluto. Por otra parte, la mayoría de los
cosmólogos aceptan hoy en día que, en el momento de la creación del mundo, el tiempo y el
espacio estaban infinitamente distorsionados; se trata de una situación a la que se denomina
"singularidad". Esta singularidad inicial se puede denominar también límite o borde, es decir,
límite o borde del espacio y de tiempo. En una singularidad no existe absolutamente nada, o
sea, tampoco espacio, ni tiempo. Visto así, en la singularidad tenemos ante nosotros el
verdadero origen del espacio y del tiempo.

Mucha gente tiene una idea equivocada sobre el Big Bang, lo cual es más que disculpable. Se
piensa que había un pedazo de materia, extremadamente comprimida, que había existido
desde toda la eternidad en un diminuto rincón de un vacío sin límites. El cosmólogo profesional
lo ve de forma totalmente diferente. Si se toma en serio el estado llamado singularidad,
entonces quedará excluida la existencia de tiempo antes de Big Bang. Tampoco ha existido el
espacio vacío. Efectivamente, ambos surgieron de la nada en el momento del Big Bang; antes
no existían. Así es, por difícil que nos parezca llegar a comprenderlo".

Desde el principio el hombre pecador se ha entregado a la especulación del problema del


origen del universo, y la teoría evolucionista es la mejor solución que el hombre ha podido
encontrar.

Es evidente que este sistema es maligno, no da cabida a Dios, sino que intenta alejar al
hombre de él.

La declaración evolucionista: "la vida misma con toda probabilidad surgió de la materia
inorgánica" es una simple conjetura. Esta es, sin duda, la mejor solución que la mente impía
del ser humano puede ofrecer al problema del origen de la vida. Aparentemente aquí el
verdadero método científico de proceder solamente en la base de hechos probados es lanzado
al viento. La evolución es una simple generalización basada en una hipótesis. Aun si fuese el
caso que todos los hombres de ciencia se adhiriesen a dicha suposición, ésta no tiene el
derecho de proclamarse a sí misma como una ciencia autoritativa, como ahora hace la
evolución, hasta que sea verificada por los hechos.

En contraste con esto, la Biblia, como Palabra autorizada de Dios declara que "en el principio
creó Dios los cielos y la tierra" (Gn 1:1).
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Así los hombres tienen que escoger entre una de estas dos alternativas: La creación directa de
las cosas por Dios como lo declara Su Palabra autorizada, o la evolución de este complejo y
maravilloso universo sin una causa o propósito direccional, de la nada. En el último análisis, la
elección es entre Dios y la nada. ¡Y qué tinieblas manifiestan aquellos que eligen la nada!

¡Qué pervertida es la experiencia intelectual de una persona que juzga como "estupidez" los
sublimes actos creativos de Dios, pero no ve la estupidez de pensar que un renacuajo o un
mono fuese el progenitor de los hombres!

Según la ciencia moderna, el hombre tiene que conformarse con la idea de que la humanidad
es algo insignificante, alojada en un planeta sin importancia que se desplaza a enorme
velocidad por el vacío del universo. Que es un mero accidente sin alma, sin objeto y sin
finalidad alguna en un universo vacío de sentido y surgido sin planificación previa.

d) El deismo.

Como filosofía el deísmo mantiene que Dios es un ser personal, infinito y santo, y que es el
Creador de todas las cosas; pero que El deliberadamente abandonó su creación después de
completarla con el propósito de que ésta fuese autosuficiente en todo sentido por medio de las
fuerzas residentes en ella. Dios no está presente en la creación sino que es un ser
transcendente. El deísmo rechaza las Escrituras o cualquier sugerencia de que Dios está
obrando providencialmente desde la creación. Según este sistema, no existe la posibilidad de
allegarse a Dios por medio de la oración, o de tener comunión y compañerismo con él. El
deísmo es la religión de la naturaleza ya que mantiene que todo lo que puede conocerse de
Dios está limitado a las deducciones que puedan obtenerse de la creación. Presenta un Dios
ausente, sentado sin hacer nada a las afueras del universo, contemplando cómo se mueve.

Conclusión.

En medio de todas las conjeturas del hombre respecto al conocimiento de Dios, el Señor
ha hablado a través de una revelación específica de Sí mismo, y para aquellos que han
sido iluminados, dicha revelación es final y de largo alcance. Pero para los que aún
están en tinieblas muy poco es añadido a través de la revelación, y como prueba de ello
está su indiferencia hacia las Escrituras y su rechazo a recibirlas.

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