La educación bancaria de Freire
En la educación bancaria hay dos tipos de sujetos diferenciados, el educador y el educando.
Esta educación se refiere a la realidad como algo estático, detenido, dividido, con contenidos
totalmente ajenos al educando.
El educador es el que sabe, el único que posee conocimientos. Es el que transmite sus conocimientos al educando. El
educando recibe todos los conocimientos del educador, sin participar en el proceso, digamos que es como un
archivador, en el que se depositan todo tipo de datos, que este va archivando.
El educador es alguien indiscutible que llena como un recipiente a los educandos siempre mediante la narración,
dividiendo la realidad en segmentos desvinculados de la totalidad en la que tienen sentido. La palabra se vacía de
contenido y se transforma en una palabra hueca, en un verbalismo alienado y alienante.
El aprendizaje consiste en la memorización mecánica de los contenidos con los que son llenados los estudiantes.
Cuanto más se dejen llenar, mejores educandos serán.
El educador hace comunicados que el educando memoriza y repite. Educadores y educandos se archivan en la
medida en que no existe creatividad alguna, ni transformación, ni saber. Solo existe saber en la invención, en la
reinvención, en la búsqueda inquieta, impaciente, permanente que los hombres realizan en el mundo, con el mundo y
con los otros.
En la visión bancaria de la educación, el conocimiento es una donación de aquellos que se juzgan sabios a los que
se juzgan ignorantes. Donación que se basa en una de las manifestaciones instrumentales de la ideología de la
opresión: la absolutización de la ignorancia según la cual esta se encuentra siempre en el otro. Esta educación
refleja la sociedad opresora siendo una dimensión de la cultura del silencio.
Cuanto más se ejerciten los educandos en el archivo de los depósitos que les son hechos, tanto menos desarrollaran la
conciencia crítica de la cual resultaría su inserción en el mundo, como transformadores de él. Cuanto más se les
imponga pasividad, tanto más tenderán a adaptarse al mundo en vez de transfórmalo. Se estimula así su ingenuidad
y no su criticidad, satisfaciendo así los intereses de los opresores.
El educador bancario no puede percibir que la vida humana solo tiene sentido en la comunicación. La falsa
comprensión de los hombres a los que se reduce a meros objetos, hace que estos se vuelvan necrófilos. El individuo
necrófilo ama todo lo que no crece, todo lo que es mecánico. Se mueve por el deseo de convertir lo orgánico en
inorgánico, de mirar la vida mecánicamente como si todas las personas vivientes fuesen objetos. Todos los procesos,
sentimientos y pensamientos de vida se transforman en cosas. La memoria y no la experiencia, tener y no ser
es lo que cuenta.
Para mí este tipo de educación, no es conveniente ya que hace que el individuo se vuelva un robot, una simple
máquina que no puede pensar por sí mismo, si no que depende de otra persona para realizar diferentes acciones,
como docentes debemos crear en nuestros alumnos la iniciativa por aprender por si solos, donde ellos aprendan a ser
creativos y puedan comunicarse sin problemas , ya que la base de la socialización es la comunicación, una persona
que no se sabe comunicar no podrá tener una vida social activa.
Mientras no nos volvamos reflexivos y críticos siempre seremos objetos de las personas que tienen el poder en la
sociedad, seremos el sujeto perfecto para que nos manejen como ellos quieran ya que si seguimos así solo vamos
hacer depositarios de conocimientos pero no lo vamos a poder poner en práctica por miedo a decir nuestra forma de
pensar, tenemos que enseñar a los estudiantes a ser reflexivos y críticos para que en nuestra educación haya un
cambio y no seguir siendo tradicionalista.
Rosa María Flores Pérez