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Tiempo de Angustia y Fe Firme

Este documento describe la angustia que sufrirá el pueblo de Dios antes del regreso de Cristo, conocido como el tiempo de angustia de Jacob. Resume las etapas clave de este período según el libro Conflicto de los Siglos de Elena G. de White, incluyendo que Miguel dejará de interceder, el sello y la marca de la bestia, la retirada de Cristo del santuario celestial, y las plagas derramadas sobre la tierra. También describe cómo los santos huirán a los montes para escapar de

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Tiempo de Angustia y Fe Firme

Este documento describe la angustia que sufrirá el pueblo de Dios antes del regreso de Cristo, conocido como el tiempo de angustia de Jacob. Resume las etapas clave de este período según el libro Conflicto de los Siglos de Elena G. de White, incluyendo que Miguel dejará de interceder, el sello y la marca de la bestia, la retirada de Cristo del santuario celestial, y las plagas derramadas sobre la tierra. También describe cómo los santos huirán a los montes para escapar de

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EL

TIEMPO DE
ANGUSTIA
Santa Convocatoria Unión de Honduras

INTRODUCCIÓN: “Se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos
de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta
entonces; pero en aquel tiempo será librado tu pueblo, todos los que se hallen escritos
en el libro”. (Daniel 12:1).

Tiempo de angustia se inicia después que el tiempo de gracia ha concluido; ya no morirá
ningún miembro del pueblo de Dios. Cuando el primer mártir del cristianismo, Esteban,
fue lapidado “los testigos pusieron sus vestidos a los pies de una mancebo que se
llamaba Saulo”. (Hechos 7: 58). El que una vez persiguió a la Iglesia y aprobó la muerte
de Esteban, llegó a ser un gran apóstol del Señor. Así ha sido a través del tiempo, los
mártires de Dios, con su muerte, testifican para que otros se unan al pueblo de Dios. Pero
la muerte de un hijo de Dios después de terminada la gracia, no tiene ningún sentido; sería
mas bien una derrota.

Al iniciar el tiempo de angustia de Jacob, la imagen de la bestia ha hablado y Dios ha
hablado por medio del fuerte clamor, de modo que el mundo está divido en dos grupos:
“Uno que lleva el sello de Dios y el otro que lleva la marca de la bestia”. Respecto a esta
etapa del conflicto, Elena de White escribió lo que aparece en el capítulo 40 del libro
Conflicto de los Siglos. A continuación un breve resumen:

I. RESUMEN DEL CONFLICTO DE LOS SIGLOS

A. Miguel, quien es Jesús el intercesor, deja de realizar su obra salvadora. Así concluye la
oportunidad de misericordia. El mensaje del tercer ángel también concluye como fuerte
pregón. Un ángel que sube de la tierra, testifica en los recintos celestiales que los fieles
de Dios han sido sellados, mientras que Cristo, levanta sus manos y exclama: “Hecho
es”.

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B. Al mismo tiempo los ángeles depositan sus coronas y se escuchan las palabras “El que
es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que
es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía”.
(Apocalipsis 22:11). Cristo abandona el santuario celestial al tiempo que las tinieblas
cubren la tierra y los humanos tienen que “vivir sin intercesor a la vista del Santo Dios”,
pero llenos del Espíritu por la lluvia tardía. Todo control y freno es quitado a Satanás.
El Espíritu de Dios deja de obrar en favor de los impíos. El mundo queda desamparado
y se ven escenas más espantosas que las que se vivieron en ocasión de la destrucción
de Jerusalén. La tierra será visitada por ángeles destructores los cuales obran con el
permiso de Dios. La naturaleza parece rebelarse y los hombres se enfrascan en luchas
sangrientas, culpándose al pueblo de Dios como causante de estas desgracias.

C. Las grandes multitudes religiosas pensarán estar llamadas a mantener el prestigio de
Dios y de la verdad, y mostrarán un falso celo por Dios. Pero en verdad es un celo
satánico con el cual el príncipe del mal les inspira para que cumplan sus designios. En
esta situación, los incrédulos no se darán cuenta de que Dios ha retirado su presencia
de ellos y vivirán una experiencia similar a la de los judíos a principios de la era
cristiana. El sábado entonces llega a ser un punto especial de controversia y los que lo
guardan, serán objeto de execración universal. Se les considerará como un peligro
nacional (en Estado Unidos) y se usará el argumento de Caifás en su contra (Ver Juan
11: 49,50).

D. “Los incrédulos llegan a la conclusión de que es preferible que mueran los que guardan
el sábado, de modo que se da un decreto con orden de muerte a los sabatistas, dando
derecho a cualquiera para matarlos. Es necesario huir de las pequeñas ciudades a los
montes. “En el tiempo de angustia, huimos todos de las ciudades y los pueblos, pero los
malvados nos seguían y entraban a cuchillo en las casas de los santos; pero al levantar
la espada para matarnos, se quebraba ésta y caía tan inútil como una brizna de paja”
(PE, 34)

E. “Porque así ha dicho Jehová: Hemos oído voz de temblor; de espanto, y no de paz.
Inquirid ahora, y mirad si el varón da a luz; porque he visto que todo hombre tenía
las manos sobre sus lomos, como mujer que está de parto, y se han vuelto pálidos
todos los rostros. Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a
él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado” (Jeremías 30 : 5-7).

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F. La revelación compara esta experiencia del pueblo de Dios, con la que Jacob tuvo la
noche antes de su encuentro con su hermano. Fue una noche de angustia pues le
agobiada y desesperaba el temor que sentía ante la ira fratricida de Esaú. Reconocía
que solo Dios podía librarlo de tal peligro, pero al mismo tiempo se angustiaba porque
reconocía que sus pecados podían excluirlo del cuidado divino. Jacob era consciente de
su total incapacidad para manejar la situación, lo único que lo sostenía eran las
promesas de misericordia de parte de un Dios que cumple su pacto. Cuando el patriarca
descubrió que el extraño con quien luchó durante la noche era el Ángel de Jehová, se
aferró desesperadamente buscando la bendición.

G. De la manera como Satanás reclamaba para sí el derecho sobre la vida de Jacob,
apoyado en los pecados que le había hecho cometer, Satanás, durante el tiempo de
angustia, reclamará su derecho sobre los fieles para entregarlos a la muerte. Pero el
temor de ese pueblo no resulta del temor a la muerte, sino que es el temor de no
haberse arrepentido por algún pecado y recibido su perdón. Temor de que esto impida
el cumplimiento de la promesa del Salvador. Se reprocharán a sí mismos por sus faltas
y no cesarán de orar, se aferrarán a Dios exhalando el grito: ‘no te soltaré hasta que me
hayas bendecido’. podrán recordar pecado alguno que no hayan confesado en el
momento oportuno. Aprovecharon las oportunidades ofrecidas durante el tiempo de
gracia y aunque pecadores, se han refugiado oportunamente en los méritos de un
Salvador poderoso. Así que “entre tanto que se dice: si oyereis hoy su voz, no
endurezcáis vuestros corazones”. (Hebreos 3:15).

H. Satanás por su parte habrá puesto en marcha todas sus estrategias para confundir a las
gentes, para destruir al pueblo de Dios y para conservar al pueblo engañado. A medida
que el tiempo se acaba, la ira de Satanás aumenta. En su esfuerzo por sostener la
vigencia de un falso día de reposo tratará de hacerse pasar por Cristo, pero no se le
dará licencia para imitar la venida de Jesús. s creyentes estarán desprotegidos de las
leyes y garantías del estado, unos en las montañas, otros en calabozos, “abandonados”
por la humanidad, pero siempre en la compañía de santos ángeles que les darán
consuelo. Sus prisiones se tornarán en palacios, y los errantes tendrán compañía.

I. La hora ha llegado cuando aparentemente Satanás está a punto de destruir al pueblo de
Dios. La batalla está en su clímax y Dios interviene derramando las primeras plagas, las
cuales aunque no siendo de carácter universal, son derramadas sin misericordia sobre
el mundo rebelde. Muchos clamarán a Dios pero no recibirán la protección que una vez
rechazaron. Tendrán hambre de la palabra de Dios pero no habrá quien les predique.
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J. Pero el pueblo de Dios no será abandonado para perecer. Aunque enfrentando la grave
angustia de Jacob. Los ángeles les observan con ternura y simpatía, saben que están
bebiendo de la copa y siendo bautizados con el bautismo. e determina una fecha para
destruir a los guardadores del sábado. Algunos enemigos se anticipan y procuran
destruirlos. Sus espadas se tornan en paja y los ángeles defienden a los fieles. Es una de
las últimas oportunidades para que los ángeles ministren al pueblo que por tantos años
han ayudado y servido durante este gran conflicto.

II. RESUMEN DE PRIMERO ESCRITOS

A. Vi a los santos abandonar las ciudades y los pueblos y juntarse en grupos para vivir
en los lugares más apartados. Los ángeles los proveían de comida y agua, mientras que
los impíos sufrían hambre y sed. Vi después que los magnates de la tierra consultaban
entre sí, y Satanás y sus ángeles estaban atareados en torno de ellos.

B. Vi un edicto del que se repartieron ejemplares por distintas partes de la tierra, el cual
ordenaba que si dentro de determinado plazo no renunciaban los santos a su fe
peculiar y prescindían del sábado para observar el primer día de la semana, quedaría la
gente en libertad para matarlos.

C. Pero en aquella hora de prueba estaban los santos tranquilos y serenos, esperando en
Dios y apoyados en su promesa de que se les abriría un camino de salvación. En
algunos puntos los malvados se precipitaron contra los santos para matarlos antes de
que venciese el plazo señalado en el edicto; pero ángeles en la persona de guerreros
pelearon por ellos. Satanás quería tener el privilegio de exterminar a los santos del
Altísimo; pero Jesús ordenó a sus ángeles que velaran por ellos. Dios tendría a honra
hacer un pacto con quienes habían guardado su ley a la vista de los paganos
circundantes; y Jesús recibiría honra al trasladar sin que vieran la muerte a los fieles
expectantes que durante tanto tiempo le habían aguardado.

D. Pronto vi que los santos sufrían gran angustia mental. Parecían rodeados por los
malvados moradores de la tierra. Todas las apariencias estaban en su contra, y algunos
empezaron a temer que Dios los hubiese abandonado al fin para dejarlos perecer a
manos de los malos. Pero si sus ojos hubiesen podido abrirse, se hubieran visto
circundados por los ángeles de Dios. Después llegó la multitud de los impíos airados, y
a poco una masa de ángeles malignos que excitaban a los impíos a que matasen a los
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santos. Mas para acercarse al pueblo de Dios era preciso que atravesasen por entre la
cohorte de ángeles santos y poderosos, lo cual era imposible. Los ángeles de Dios los
hacían retroceder y también rechazaban a los ángeles malos que rodeaban a los
malvados.

E. Fue una hora de tremenda y espantosa angustia para los santos. Día y noche
clamaban a Dios para pedirle que los librase. A juzgar por las apariencias no había
posibilidad de escapar. Los malvados, saboreando de antemano su triunfo, exclamaban:
“¿Por qué no os libra vuestro Dios de nuestras manos? ¿Por qué no os escapáis por los
aires para salvar la vida?” Pero los santos no los escuchaban. Como Jacob, estaban
luchando con Dios. Los ángeles deseaban libertarlos; pero habían de esperar un poco
más. El pueblo de Dios debía apurar el cáliz y ser bautizado del bautismo. Los ángeles,
fieles a su misión, seguían velando. Dios no quería que los paganos insultasen su
nombre. Se acercaba el tiempo en que iba a manifestar su formidable poder y libertar
gloriosamente a sus santos. Por la gloria de su nombre iba a libertar a todos los que
pacientemente le habían esperado y cuyos nombres estaban escritos en el libro.

F. Se me señaló al fiel Noé. Al desatarse la lluvia y sobrevenir el diluvio, ya Noé y su
familia habían entrado en el arca, y Dios había cerrado la puerta. Noé había advertido
fielmente a los moradores del mundo antediluviano, mientras ellos se mofaban de él y
le escarnecían. Pero cuando las aguas cubrieron la tierra, y uno tras otro los impíos se
iban ahogando, veían el arca de la que tanto se habían burlado, flotando con toda
seguridad sobre las olas, y preservando al fiel Noé y su familia. Análogamente vi que
sería libertado el pueblo de Dios que con tanta fidelidad había anunciado al mundo la
ira venidera. Dios no consentiría que los malvados exterminasen a quienes esperaban
la traslación y no se sometían al decreto de la bestia ni recibían su marca.

G. Vi que si a los malvados se les permitiese exterminar a los santos, Satanás se alegraría,
con sus malignas huestes y todos cuantos odiaban a Dios. Y ¡oh, qué triunfo fuera para
su majestad satánica ejercer en la lucha final potestad sobre los que durante largo
tiempo habían esperado contemplar a quien tanto amaban! Los que se burlaron de la
idea de la ascensión de los santos presenciarán la solicitud de Dios por su pueblo y
contemplarán su gloriosa liberación. Cuando los santos salieron de las villas y ciudades,
los persiguieron los malvados con intento de matarlos. Pero las espadas levantadas
contra el pueblo de Dios se quebraron y cayeron tan inofensivas como briznas de paja.
Los ángeles de Dios escudaron a los santos, cuyos clamores, elevados día y noche en
súplica de liberación, habían llegado ante el Señor.
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III. LAS POSTRERAS PLAGAS

Respecto a las plagas que serán derramadas después que Cristo deje de interceder en el
Santuario se nos dice que son:

A. La primera: una especie de tumor o úlcera que caerá como una peste sobre los que
tengan la marca de la bestia.

B. La segunda: se presenta cuando el mar se convierte en sangre y muere todo ser
viviente en él.

C. La tercera: es similar a la segunda y se manifiesta en los ríos y las fuentes de aguas
como una manifestación divina contra los impenitentes que han perseguido a los
santos y derramado su sangre.

D. La cuarta: el sol aumenta su efecto sobre el planeta y quema a los seres humanos.

E. La quinta: es contra el trono de la bestia y hace que los malos se muerdan la lengua de
dolor.

F. La sexta: ha sido objeto de diversas explicaciones, cosa que no pretendemos resolver
en este libro pues supera los límites establecidos para este trabajo. Hay quienes ven en
esta plaga una descripción breve de lo que ha sido la lucha del pueblo de Dios al
prepararse para el conflicto final que culmina con la derrota de los enemigos de Dios.
Es un antecedente al día de la manifestación gloriosa que se describe en las siguiente
plaga. (Le invito a considerar una interpretación que puede tener un significado
espiritual muy valioso y que está presentada en el Anexo A de este libro).

G. La séptima: se refiere a la intervención directa de Dios en los asuntos humanos para
poner fin a la Gran Babilonia y dar lugar a la gran restauración final. Esto constituye el
material que se presenta en los siguientes capítulos.

CONCLUSIÓN: Lo que más debemos recordar de este tema, no es el temor a la persecución
o la muerte, sino la esperanza que el pueblo de Dios ha puesto en su Hijo Jesucristo y en su
liberación. El tiempo de angustia que inicia después que el tiempo de gracia ha concluido;
y ya no hay necesidad que muera ningún miembro del pueblo de Dios.
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