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Qué Es La Inteligencia Emocional

El documento describe la inteligencia emocional. Explica que se refiere a la capacidad de reconocer propios sentimientos y los de los demás, motivarse adecuadamente y manejar relaciones. Identifica habilidades clave como la conciencia de sí mismo, autorregulación, empatía y habilidades sociales. Además, discute cómo la inteligencia emocional es importante para la salud física e interactuar con otros, y cómo deficiencias pueden afectar el desarrollo y éxito de una persona.

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Qué Es La Inteligencia Emocional

El documento describe la inteligencia emocional. Explica que se refiere a la capacidad de reconocer propios sentimientos y los de los demás, motivarse adecuadamente y manejar relaciones. Identifica habilidades clave como la conciencia de sí mismo, autorregulación, empatía y habilidades sociales. Además, discute cómo la inteligencia emocional es importante para la salud física e interactuar con otros, y cómo deficiencias pueden afectar el desarrollo y éxito de una persona.

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UNIVERSIDAD NACIONAL DANIEL ALCIDES CARRIÓN FACULTAD

DE CIENCIAS DE LA EDUCACION

ESCUELA DE FORMACIÓN PROFESIONAL DE EDUCACIÓN PRIMARIA

¿QUÉ ES LA INTELIGENCIA EMOCIONAL?


Hoy en día, ya no sólo se juzga a las personas por lo más o menos inteligentes que son, ni por la
formación o experiencia que tienen, sino también por el modo en que se relacionan con ellos
mismos y con los demás, es a eso lo que se le llama inteligencia emocional.

Según Daniel Goleman, la inteligencia emocional se refiere a la capacidad de reconocer


nuestros propios sentimientos, los sentimientos de los demás, motivarnos y manejar
adecuadamente las relaciones que sostenemos con los demás y con nosotros mismos.

El intelecto se basa en el funcionamiento del neocortex, la parte que recubre la superficie del
cerebro, y las emociones están en una región más antigua. La inteligencia emocional incluye una
serie de habilidades distintas, pero complementarias que son:

- Conciencia de sí mismo: es la capacidad de saber lo que sentimos en cada momento, de


reconocer lo que queremos y guiarnos para tomar decisiones, teniendo en cuenta
nuestras capacidades y confiando en nosotros mismos.
- Autorregulación: controlar nuestras emociones para que faciliten la tarea que llevamos
a cabo y no interfieran en ella. Nos sirve para recuperarnos del estrés emocional.
- Motivación: para perseguir nuestros objetivos teniendo en cuenta nuestras
preferencias, tomamos iniciativas, ser eficaces, y seguir adelante a pesar de los
contratiempos y frustraciones que se puedan presentar.
- Empatía: para darse cuenta de lo que sienten las demás personas, ponerse en su lugar
y cultivar las relaciones.
- Habilidades sociales: facilita el manejo con éxito de las emociones en las relaciones,
interpretando las situaciones y relaciones sociales, haciendo la interactuación positiva
con los demás.

Es importante utilizar estas habilidades sociales para dirigir y resolver disputas, cooperar y
trabajar en equipo.

La inteligencia emocional sirve para interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los
sentimientos, y engloba muchas habilidades. Se configuran rasgos de carácter como la
autodisciplina, la compasión o el altruismo, indispensables para una buena adaptación social.

El déficit de inteligencia emocional repercute en numerosos aspectos de la vida cotidiana, desde


la infancia hasta la vida adulta.
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El descuido de la inteligencia emocional puede arruinar muchas carreras y en el caso de niños y


adolescentes, conducir a la depresión, trastornos alimentarios, agresividad o delincuencia.

Uno de los dogmas de la cultura occidental ha sido el concepto de inteligencia, entendida ésta
como el coeficiente intelectual. A partir de los años cincuenta del siglo XX se produjo el
descrédito de los citados tests. Se vio que el propio Stanfor-Binet está influido por factores
culturales. Lo que miden estos tests no es sólo la inteligencia sino también la cultura de los
sujetos.

En contraposición a este concepto de inteligencia aparece el concepto de inteligencia emocional


que comprende aptitudes como las habilidades sociales. Según esto, el coeficiente de
inteligencia no es el único factor para conseguir el éxito profesional, social o sentimental, existen
otros como la motivación, el optimismo, la empatía o el autocontrol.

La inteligencia emocional es la base de muchos procesos físicos. Existe un vínculo fisiológico


entre las emociones y el sistema inmunológico que pone de manifiesto la relevancia clínica de
las emociones. Los fisiólogos, los médicos y hasta los biólogos consideraban que el cerebro y el
sistema inmunológico eran entidades independientes e incapaces de influirse mutuamente. Con
algunos experimentos se ha cambiado el criterio sobre las relaciones entre el sistema
inmunológico y el sistema nervioso central.

Existen, sin duda, emociones tóxicas, emociones negativas que debilitan la eficacia de distintos
tipos de células inmunológicas. Cada vez hay más médicos que reconocen la incidencia de las
emociones en el desarrollo de la enfermedad.

Por ejemplo, se sabe que el pánico y la ansiedad aumentan la tensión arterial. Las venas
dilatadas por la presión sanguínea sangran, una de las principales complicaciones a las que se
enfrenta cualquier intervención quirúrgica. Por el contrario, los sentimientos positivos producen
beneficios clínicos. Según Daniel Goleman en su libro "Inteligencia emocional", la inmensa
mayoría de los médicos siguen mostrándose reacios a aceptar la relevancia clínica de las
emociones. Si se presta atención a emociones concretas como la ira y la ansiedad no cabe duda
de su relevancia clínica aunque los mecanismos biológicos concretos mediante los cuales actúan
todavía no hayan sido desentrañados.

Las personas que siempre con prisa, por ejemplo, padecen una elevada tensión sanguínea que
produce un grave factor de riesgo enfermedades cardíacas.También podemos hablar de las
enfermedades como la gripe, el resfriado y el herpes. Estas enfermedades las ataca nuestro
sistema inmunológico excepto en aquellos momentos en los que el estrés emocional disminuye
nuestras defensas.

La vulnerabilidad a estos virus de las personas preocupadas y alteradas es mucho mayor. Si las
diversas formas de angustia emocional crónica pueden llegar a ser nocivas, la gama opuesta de
emociones puede ser tonificante. Las emociones positivas pueden desempeñar un importante
papel en el conjunto de variables que afectan al curso de una enfermedad. Podemos concluir
diciendo que el pesimismo tiene su precio mientras que el optimismo supone considerables
ventajas. De esta manera la esperanza constituye un factor curativo que nos permite superar los
retos que nos presenta la vida.
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PROCESOS QUE IMPLICA LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

1.- PERCEPCIÓN EMOCIONAL

Percibir: es la capacidad para reconocer e identificar de forma consciente nuestras emociones.


Reconocer las emociones y saber verbalizar nuestros sentimientos. Una buena percepción
significa saber interpretar nuestros sentimientos, nos permitirá estar más preparados para
controlarlos y no dejarnos llevar por nuestros impulsos.

Esta cualidad es muy elemental y primitiva, poseemos las condiciones necesarias para alcanzar
una comprensión y un conocimiento emocional cada vez más elaborado, dónde la interacción
social desempeña un papel primordial.

La percepción emocional es la capacidad de...

- Identificar las emociones en conductas, pensamientos y sentimientos.

- Identificar las emociones de los que están a nuestro alrededor, en el arte, etc., mediante el
lenguaje, el sonido la apariencia y la conducta.

YO (competencia personal) LOS DEMÁS (Competencia


social)

PERCEPCIÓN Conciencia emocional: Descifrar mensajes no


capacidad de sentir y expresar verbales: el poder descubrir
la tristeza, felicidad, enfado ... los sentimientos de los demás
con los rasgos de la cara.

- Expresar las emociones y comunicar las necesidades relacionadas con nuestros sentimientos.

- Discriminar entre sentimientos exactos e inexactos, honestos y deshonestos.

Los sentimientos nos informan sobre cómo nos encontramos, lo qué nos gusta o si algo funciona
mal a nuestro alrededor con el objetivo de realizar cambios en nuestras vidas. Para ello debemos
saber interpretar nuestros sentimientos y emociones, etiquetarlos y vivenciarlos. Sabiendo
reconocer cómo nos sentimos, establecemos la base para posteriormente aprender a
controlarnos, moderar nuestras reacciones y no dejarnos arrastrar por impulsos o pasiones
exaltadas.

Ser consciente de las emociones implica ser hábil en múltiples facetas de manera afectivamente.
Junto a la percepción de nuestros estados anímicos, hay que añadir las emociones por objetos
cargados de sentimientos, reconocer las emociones expresadas, tanto verbal como
gestualmente en el rostro y cuerpo de las personas; incluso distinguir el valor o contenido
emocional de un evento o contexto social.

La única manera de evaluar el grado de nuestra conciencia emocional está unida a la capacidad
que tenemos para poder describirlos, expresarlos con palabras y darles una etiqueta verbal
correcta.

2. COMPRENSIÓN EMOCIONAL
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La comprensión emocional nos ayuda a entender lo que nos pasa a nivel emocional e integrarlo
en nuestro pensamiento. La percepción emocional es un prerrequisito, una percepción
adecuada es necesaria para poder alcanzar una comprensión eficaz y una buena regulación. Pero
no siempre es así; hay personas con una gran capacidad de percepción emocional que carecen
de comprensión y regulación emocional.

En la comprensión emocional participan diferentes factores. Primero debemos saber etiquetar


las emociones, es decir el estado de ánimos en el que estamos, saber cómo me estoy sintiendo,
poder integrarlo en nuestro pensamiento, o lo que es lo mismo, conocer los motivos por los que
me estoy sintiendo de un determinado modo. También hemos de ser capaces de comprender
que las emociones tienen una función en concreto y que no hay emociones buenas o malas, solo
hay que comprender porque estoy sintiendo esa emoción, que de una manera o de otra es una
señal que el cuerpo nos da para adaptarnos a diferentes situaciones.

La comprensión emocional se puede aplicar en dos ámbitos:

- Sobre uno mismo:

- Sobre los demás.

- Sobre uno mismo: produce los dilemas emocionales: son situaciones en las que debemos de
tomar una decisión con respecto a algún tema y no hay una respuesta correcta y otra incorrecta.
Las diferentes opciones tendrán ventajas e inconvenientes, es uno mismo el que tiene que
sopesar y decidir.

- Y sobre los demás que da lugar a la empatía; poniéndose en el lugar del otro, comprendiendo
por qué actúa de una determinada manera ante algunas situaciones o de comprender cómo se
está sintiendo.

Ser empáticos además nos ayuda a mejorar las relaciones entre las personas:

determina qué tipo de relación vamos a tener con nuestros subordinados (liderazgo), con
nuestros superiores (adaptabilidad) o con nuestros pares (trabajo en equipo). Determinan cómo
respondemos, como nos comunicamos….

3. REGULACIÓN EMOCIONAL

Consiste en dirigir y manejar las emociones tanto positivas como negativas de forma eficaz. La
mayoría de nosotros tenemos la impresión de que las emociones o los sentimientos se apoderan
de nosotros y no podemos hacer nada para cambiarlos.

Pero esto no es cierto. Se pueden regular nuestras emociones. Tal vez, no de manera absoluta.
Pero, sí en un grado suficiente como para que no nos perturben y nos afiancen personalmente.
De hecho, la mayoría de nosotros, incluso sin proponérnoslo, las controlamos.

La no realizamos este control de manera adecuada, pueden originar muchos problemas


psicológicos-psicosomáticos. Por ejemplo, la alexitimia, que es la incapacidad que tiene una
persona para saber cómo se siente.

Nuestro pensamiento tiene mucho que ver con el modo que tenemos de regular las emociones.
Por ejemplo la manera de interpretar una situación concreta, condiciona nuestra reacción
emocional. Esto es, si alguien me hace un comentario, que yo interpreto como una ofensa, mi
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reacción emocional puede ser de enfado o de malestar con esa persona. Sin embargo, si pienso
que esa persona no tenía dicha intención, mi malestar desaparecerá.

Es por esto que el dominio del pensamiento garantiza la regulación emocional. Por otro lado,
es fundamental también el control de nuestro propio cuerpo. La intensidad de nuestros
sentimientos está estrechamente relacionada con la activación fisiológica. Si estamos calmados
o controlamos nuestra respiración podremos controlar mejor nuestras emociones.

Por eso debemos ser capaces de ejercitarnos en la relajación muscular y en el control de la


respiración, tenemos grandes posibilidades de regular la intensidad de nuestras emociones. Si
también adquirimos hábitos para tonificar nuestro cuerpo, pasear, hacer ejercicio físico, nos
relajamos con un baño o una ducha, etc. estaremos en mejores condiciones de controlar
nuestras reacciones afectivas.

Por tanto, regular las emociones implica:

- tomar conciencia de la interacción que existe entre emoción, cognición (pensamiento) y


comportamiento: los estados emocionales inciden en el comportamiento y éstos en la emoción;
pero los dos pueden regularse por la cognición (pensamiento).

- Expresión emocional: es la capacidad que nos ayuda a expresar las emociones de forma
apropiada. Es necesario que comprendamos que el estado emocional interno no tiene porqué
ser lo que expresamos por fuera.

- Autocontrol de la impulsividad (ira, violencia, comportamientos de riesgo) y tolerancia a la


frustración para prevenir estados emocionales negativos (estrés, ansiedad, depresión).

- Habilidades para afrontar emociones negativas mediante la utilización de estrategias de auto-


regulación que mejoren la intensidad y duración de tales estados emocionales.

- Capacidad para experimentar de forma voluntaria y consciente emociones positivas (alegría,


amor, humor) y disfrutar de la vida. Capacidad para autogestionar el propio bienestar subjetivo
para una mejor calidad de vida.
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