SEMINARIO REFORMADO LATINOAMERICANO
4 consejos prácticos para la evangelización a un
católico romano.
MIGUEL SOTO
JOSE OROZCO
MATERIA: Catolicismo Romano
Dr. Noé Acosta
MEDELLÍN, 06 de junio del 2020.
Bosquejo
I. El creyente evangelístico y su relación con el mensaje del Evangelio.
II. Consejos prácticos para la evangelización de un católico romano
A. Conocer el terreno.
B. Aceptar la realidad.
C. ¡Presentar el Mensaje! (1 Cor. 15:3-6)
El Evangelio de Dios en Cristo
1. El poder de Dios: El Evangelio (Rom. 1:16-17).
2. El arrepentimiento (1er paso) (Mt.4:17).
3. El Pecado: la razón del arrepentimiento (Ec.7:20,29/Rom. 3:9-20)
4. Cristo: la base del Evangelio
D. Escudriñar las motivaciones.
Introducción
Sin duda alguna uno de los sistemas religiosos más conocidos en la historia es el
catolicismo romano. La gloria que divulgo desde su fundación marcó la fama con la que se
reconoce hasta el día presente. Sus hermosas catedrales y sus ostentosas ceremonias no dejan
de ser atractivas a la vista pública, y mucho menos al progreso financiero. No obstante, el
desarrollo acelerado de distintos sistemas religiosos, y el creciente número de comunidades
que buscan la chispa divina, no han logrado sobrepasar el número que hoy en día pertenece a
las filas del catolicismo romano.
Es por esta razón, que dentro de la comunidad cristiana el tema del catolicismo
romano nunca debe callar, ni mucho menos dejarse en los cajones del olvido. Por el
contrario, este asunto debe mover el corazón apasionado por el evangelismo de la iglesia
local.
Desarrollo
I. El creyente evangelístico y su relación con el mensaje del Evangelio.
Ante este primer encabezado, se busca mostrar al menos 3 características internas del
creyente que se propone predicar el Evangelio a un individuo católico romano. Estas
características no son ni consejos, ni maneras de presentar el mensaje Bíblico ante un católico
romano. Por el contrario, es una manera de examinar la situación del mensaje del Evangelio y
su relación con la vida del “futuro evangelista” antes de entrar en acción. ¿Esta el deseoso de
hablarle a un católico romano dominado por completo por el deseo de esparcir la Gloria de
Dios? ¿Es la motivación de Glorificar el nombre de Dios por medio de exponer a Cristo y su
obra a un católico romano? ¿El evangelizador lleva una vida santa antes de expresar la
santidad del Evangelio en Cristo Jesús?
Estas son algunas peguntas que pueden ayudar al evangelista o al futuro evangelista antes
de salir al campo (2 Ti. 2:4). Debe quedar claro que la motivación de predicar a miembros de
las filas del catolicismo romano, no es la de poder debatir acerca de los dogmas del concilio
de Trento en 1545, ni mucho menos argumentar de manera perfecta los ideales de Lutero
contra los de Rotterdam, ni tampoco aludir a la excelente pluma de Melanchthon, ni mucho
menos sacar a la luz las injusticias contra Knox, Whitefield, Tyndale entre otros más. Todas
estas características no deben predominar en la mente del evangelista.
Al menos tres cosas deben estar vigentes en la vida del creyente evangelístico:
a. El Nuevo Nacimiento debe ser su sello (Jn. 1:35-42, Jn. 3:1-15)
b. La vida santa debe ser su camino (Mt.5:19, Mt.7:3)
c. Debe existir una mayordomía y responsabilidad Evangelística (1Cor. 4:1,9:17, 1Ts.
2:4)
La última característica tiene que ver con la conciencia a lo que se es llamado. El
cristiano esta llamado a predicar el Evangelio (Mt. 28:16-20, Hch. 1:8). En este caso, está
llamado a predicar el evangelio a los que pertenecen a la falsa religión e iglesia, denominada
católica romana (1 Ti. 1:3-4).
II. Consejos prácticos para la evangelización de un católico romano
Lo primero de mencionar para abrir un poco el conocimiento a los no entendidos, es que
la base doctrinal de la iglesia católica romana esta basada en tres entidades. La primera es la
Biblia (alterada y ajustada), luego le sigue el catecismo de la iglesia católica y por último, el
magisterio de la iglesia. Su mismo catecismo en su prólogo afirma de manera tangible que las
“fuentes principales son la Sagrada Escritura, Los Santos Padres, la Liturgia y el Magisterio
de la iglesia”.1
Gracias a que la “fe” católica romana no afirma que la sola autoridad está en la Sagrada
Palabra inspirada de Dios, el evangelizador no se debe sorprender al recibir argumentos
extrabíblicos por parte de un católico romano genuino.
Sin más información que agregar, a continuación, encontrará 4 consejos prácticos para la
evangelización de un católico romano:2
A. Conocer el terreno. un conocimiento es esencial para saber abordar las creencias
personales.
Este primer consejo, apunta justo a la capacidad de investigación y escrutinio del creyente
evangelizador. La Biblia en el libro de Proverbios muestra que el joven por naturaleza
1
Catecismo de la iglesia católica, III, 11.
2
Se pondrá más énfasis en el consejo # 3 ¡Presentación del mensaje!, ya que este constituye la columna
vertebral del mensaje del Evangelio Bíblico.
insensato (Pr. 1), debe buscar con apremio la sabiduría (Pr.1:20). Esta sabiduría en primer
lugar concierne en vivir en el temor de Jehová (Pr. 1:7), pero también busca que se tenga un
conocimiento de la vida. El punto aquí es que el conocimiento del cristiano en temas extra-
iglesia o extra- teológicos no es en sí mismo malo ni pecaminoso. El buen cristiano debe ser
dominado por el deseo de aprender en cualquier área de la vida, y más aún en aquellas áreas
donde el conocimiento principal (La Palabra de Dios y la obra de Cristo) puede ser mostrado
en contraste del conocimiento natural.
Particularmente, el creyente puede dedicar tiempo al estudio del sistema religioso católico
romano, con el fin de adquirir conocimiento para poder así estar preparado, tanto para ofrecer
defensa de la fe (Fil. 1:27 1 P. 3:15, Jud. 3), como para la predicación del Evangelio. Una
mejor preparación conlleva la probabilidad de conseguir mejores resultados. Léase bien,
“probabilidad”. Es incorrecto pensar que el conocimiento perfecto y conciso de toda la
religión católica romana y su relación con la Palabra autoritativa de Dios, reconociendo bien
los desfaces e incoherencias doctrinales, van a llevar al evangelizador “nato” a obtener uno
más en la lista.
El creyente debe entender completamente que la obra de salvación en una persona, no es
resultado ni de la elocuencia, ni la estrategia, ni el tiempo perfecto de presentar el mensaje del
evangelio por parte del evangelista, sino solo por la operación del Espíritu Santo y la
predicación honrada del Evangelio de Cristo.3
En fin, el conocimiento no debe ser interpretado como la llave maestra para añadir mas
almas en el “carrito de salvados”. En esto, tenemos a unos de los mejores predicadores del
Evangelio por debajo del Señor Jesús, el apóstol Pablo. Sin duda, Pablo tenía uno de los
conocimientos más profundos del Evangelio, pero este conocimiento no le aseguró la
3
Julio Benítez, ed., Las Misiones Cristianas a la luz de las Escrituras, temas tratados por misioneros
experimentados (Bogotá D.C: Fundación I.B.R.C,2008), 168.
salvación del gobernador Félix (Hch. 24), al cual impregnó con disertaciones maravillosas
acompañado de la invitación al arrepentimiento. Entonces ¿Cuál es el factor esencial? La
respuesta es nada más y nada menos que la gloriosa elección.
B. Aceptar la realidad.
El creyente debe tener en cuenta la situación actual del catolicismo romano. Sería un
grave error e incluso pecado, tomar el papel de Martin Lutero recargado 2.0 ante un
catolicismo romano del siglo XXI, en el cual la mayoría de sus miembros no le llegan ni a los
talones a aquellos católicos romanos del siglo XV y XVII. No obstante, esta realidad no debe
ser excusa para obviar el consejo 2. Imagínese a un evangelizador en un día radiante para
predicar el evangelio luego que la misa vespertina ha concluido, y se topa con católico
Erasmo de Rotterdam 3.0. ¿Cómo responder ante los argumentos históricos de peso? ¿Cómo
defender la Palabra de Dios ante un defensor del catecismo católico romano? Y aún más
¿Cómo exponer la belleza de Cristo? ¿Cómo hacer ver a Cristo como único y suficiente
salvador?
En fin, el creyente no debe pensar que como la naturaleza de la mayoría de los católicos
romanos hoy son ignorantes en muchos aspectos de su fe, su forma de proceder contra
aquellos va a realizarse de manera arrolladora e incluso, maligna. Un ejemplo de esto es la
forma como el diácono de la iglesia primitiva Felipe, estuvo dispuesto en su corazón a
presentar con todo denuedo y fidelidad el Evangelio al etíope eunuco. Nunca se relata, que en
él hubo un pensamiento que naciera de un espíritu vengativo, diciendo ¡Cómo el tal es
ignorante le expondré la verdad! Por el contrario, fue el Espíritu de Dios que lo uso v.26
(Hch. 8:26-40). Por otro lado, debe cuidarse de no generalizar la ignorancia de muchos,
convirtiéndola en lo absoluto de todos. No sea que pueda toparse con un feligrés genuino.
C. ¡Presentar el Mensaje! (1 Cor. 15:3-6)
Este consejo en particular, es la columna vertebral de la predicación del Evangelio. El
correcto entendimiento Bíblico que el Evangelizador debe tener, necesita estar fundamentado
de manera completa en la Palabra Autoritativa de Dios, representada en la persona y obra del
Señor Jesucristo (1 Cor. 15:3-6). Es por eso, que antes explicar de manera concreta el
mensaje principal, se quiere sugerir lo que no debe hacerse, pensarse ni presentarse.
Sería una enorme equivocación presentar un mensaje estructurado bajo la base
apologética. Es verdad que la práctica de la apologética puede ir altamente relacionada con el
evangelismo, incluso, puede ser uno de los terrenos más perfectos para predicar el Evangelio
de Cristo. Sin embargo, la predicación del Evangelio no debe verse jamás como parte de la
apologética. En este argumento, un gran escritor afirma que no se puede aplicar al concepto
de evangelismo, aquellas palabras llenas información histórica verdadera y demostraciones
palpables acerca de verdades que son cuestionadas por la sociedad. De manera literal este
autor afirma:
… “no podemos decir que la enseñanza de la existencia de Dios o de la ley moral es el
evangelismo, pues evangelizar es presentar al Señor Jesucristo, es presentar al Hijo de Dios
quien vino a la tierra para liberar al hombre de sus pecados. De acuerdo a esta definición,
enseñar las verdades históricas de Jesús o aun de su obra redentora no es la evangelización”
…4
Naturalmente, el evangelizador de un individuo católico romano no debe sumergirse
en batallas extra - evangelísticas, con el fin de derrotar a su católico con términos históricos.
Inclusive, puede que de manera sana utilice textos Bíblicos para aplastar cualquier creencia
idolátrica, sacramental, entre otras. En sí mismo, esto no esta mal, sino fuera de lugar.
Siempre, el creyente debe recordar que esta anunciado las Buenas Nuevas de salvación.
4
J.I Packer, El Evangelismo y la soberanía de Dios, trad. Glenn A. Martínez (Graham, NC: Faro de Gracia,
2007), 31.
Por otro lado, puede que el evangelizador en vez de presentar el mensaje verdadero
sin tener una meta apologética, pueda ablandar e incluso quitar algunas secciones del
Evangelio que puedan llegar a ser ofensivas. Ante este otro error, el pastor Paul Washer
tomando como ejemplo al apóstol Pablo, en su libro “El Poder & el mensaje del Evangelio”
dice que “Pablo no tenía un evangelio que fuera propio de cierta cultura…Él no predicó una
variación a los judíos y otra a los gentiles…su evangelio no se adaptó para que encajara en la
cultura o le fuera menos ofensivo a las misma” …5
Así mismo, el evangelizador no debe distorsionar su predicación por medio del recorte
premeditado del mensaje Bíblico del Evangelio. Nunca debe ser la motivación del creyente,
obviar puntos que muy posiblemente choquen con la creencia de su oyente católico romano.
Ante todo esto, el creyente portavoz del Evangelio debe tener claro el mensaje del mismo,
para poder presentarlo a su evangelizado, siempre y cuando no lo haga ni lo mezcle con la
apologética, ni mucho menos lo recorte según la postura del oyente. Pero aún, queda otra
cosa de suma importancia que el oráculo del Evangelio debe entender de manera interna, esto
es, la necesidad urgente que tiene su oyente católico.
El Evangelio de Dios en Cristo
E. El poder de Dios: El Evangelio (Rom. 1:16-17). El apóstol Pablo en el
capítulo 1 de Romanos, afirma de manera poderosa que el evangelio es una
dinamita para el creyente, y para aquellos electos para salvación. Es muy
probable que para el evangelizador sea importante conocer que la palabra
utilizada por el apóstol Pablo en el griego para “poder” es “dunamis”.
“Actualmente esta palabra griega se utiliza en el español para nombrar al
5
Paul Washer, El Poder & el mensaje del Evangelio (Colombia: Poiema Publicaciones, 2016),
44.
artefacto explosivo llamado dinamita”.6 Claramente, menciona a sus
lectores que este glorioso mensaje no es para un grupo selecto de personas,
sino para cualquier persona (v.16c y 16d). El o la portadora del Evangelio
debe expresar a su católico romano oyente, que no hay otra cosa mas
efectiva para salvar su alma, que el Evangelio de Dios en Cristo. En este
aspecto en particular, el o la evangelizadora no tendrá problemas con su
oyente, ya que la “fe” católica romana acepta y cree en la trinidad. Es
decir, no hay ningún problema con el ateísmo al momento de afirmar que
el Evangelio es de Dios en Cristo.
Una sola pregunta puede llevar al segundo encabezado ¿Conoces tu la necesidad de
salvación?
F. El arrepentimiento (1er paso) (Mt.4:17). Él Señor Jesús justo después de
vencer en persona por primera vez a Satanás en el desierto, comenzó a
predicar El Evangelio, pregonado el arrepentimiento. De la misma manera
como el Señor Jesús lo hizo, lo puede hacer el evangelizador, puede
empezar de manera progresiva predicando el arrepentimiento.
Muy probablemente posterior a su declaración amorosa dirigida a su católico romano,
diciéndole: Querido amigo, necesitas arrepentirte, el oyente responda por qué cosa se
tiene que arrepentir. Por lo general hay personas que no sienten la necesidad de
arrepentimiento, o aún más, no sienten que han fallado a algo para considerarse a sí
mismos pecadores y, por ende, herederos de la ira de Dios (Rom. 1:18). En este caso,
el evangelizador puede apuntar a la encarnación de Cristo (Rom. 8:3), y explicar con
pruebas indubitables la necesidad de Dios padre al enviar a Cristo al mundo. La razón
6
A.T Roberson, Comentario al Texto Griego del Nuevo Testamento (Viladecavalls, Barcelona: Clie,2003), 17.
de este envió, radicó en el padecimiento por los injustos seleccionados por el Padre.
El evangelista debe expresarle ese motivo a su oyente.
El llamado al arrepentimiento a un católico romano puede sonar incómodo,
por causa de su creencia en sentido general del sacrificio de Cristo. Ante esto, el
evangelizador podría señalar por completo la doctrina soteriológica de la justificación
por la fe en Cristo, como también la inactividad del ministerio sacerdotal para el
perdón de pecados o las oraciones innecesarias ante otra persona que no sea el Señor
Jesús.
En fin, el o la evangelista en conocimiento general de manera anticipada (o
específico) de algunas creencias y dogmas católicos, puede abordan a su oyente
católico romano desde un punto de vista cristológico y “antropológico”.
Por último, hay ciertas cosas que se deben de notar. Primero, si la persona
oyente fuese un católico genuino, naturalmente el evangelizador con amor podrá
mostar con pruebas escriturales que el sacerdocio de Cristo incluyendo su sacrificó
expiatorio en la cruz, bastó de una vez por todas para pagar los pecados de los suyos.
El sacerdocio de Cristo (argumento Cristológico) debe mostrarse de manera gloriosa y
necesitada ante la persona que oye. El mejor libro de la Biblia para presentar a Cristo
como el mejor y último sacerdote es el libro de los Hebreos. Segundo, el
arrepentimiento del oyente debe estar llamado a realizarse de forma apremiante bajo
la intervención única de la vida y obra de Cristo. La razón de esto, es para que el
oyente católico romano de manera no directa vea a Cristo como el único intermediario
entre Dios y los hombres, y culmine conociendo que la Biblia afirma solo la
mediación de Cristo (y no de María) (1 Ti. 2:5-6).
G. El Pecado: la razón del arrepentimiento (Ec.7:20,29/Rom. 3:9-20)
Esta tercera parte es la respuesta a la pregunta ¿Por qué es necesario el arrepentimiento?
¿De qué me arrepiento? Cómo resultado, está centrada en la doctrina antropológica. La
antropología es la doctrina que se encarga de estudiar al hombre como tal en toda su
constitución, incluyendo el pecado en él y sus resultados”. 7 En este momento, el creyente
debe mostrar el pecado de manera específica, evitando centrarse en las fallas doctrinales de
la fe católica romana. No obstante, es aconsejable que el evangelista mencione de manera
indirecta con testimonio escritural algunas incoherencias doctrinales y bíblicas de la fe
católica romana, no con el fin ni la motivación de aplastar a su oyente, sino movido por que
la persona reconozca su pecado.
En este contenido, el conocido apologeta Richard Ramsay explica que se le diga a la persona
que ha estado viviendo como si su mismo ser, fuese el centro de todo. Que se le muestre que
el no es el sol sentado en el trono y que la tierra misma se mueve alrededor de él. Expresa de
manera literal:
“Explique que su vida se asemeja a aquel enfoque erróneo del universo antes de que el
hombre advirtiera que el sol era el centro alrededor del cual gira la tierra. Él está viviendo
como si él fuera el centro de su vida, no obstante que su verdadero centro es Dios”8
7
Justo L. González, Diccionario Manual Teológico (Viladecavalls, España: Clie,2010), 30.
8
Richard Ramsay, La certeza de la fe: la defensa del evangelio en un mundo inseguro (Viladecavalls, España:
Clie, 2006), 204.
Entonces ¿En qué se basa el arrepentimiento? Nada mas y nada menos que en el pecado.
Tal como lo expresa Paul Washer en su libro “El llamado del Evangelio & La Conversión
verdadera”:
“El arrepentimiento implica un cambio radical en la percepción de las cosas de una
persona o de su visión de la realidad … la mente del pecador cambia y su visión de la
realidad se altera de manera drástica, ante todo respecto a Dios, uno mismo, el pecado y el
camino de salvación”.9
H. Cristo: la base del Evangelio
En fin, todo lo anterior busca poder presentar ante el oyente católico romano la Gloria y
la faz de Cristo. ¿Será que el creyente con el deseo de evangelizar a un católico romano es
traicionado por su falta de entendimiento del evangelio? Es una pregunta al parecer sin
sentido, pero la verdad es que hoy la predicación de evangelio es sin sentido. ¿Dónde está
Cristo? ¿Cómo se predica a Cristo? ¿Ocupa Cristo un mayor oficio que cualquier otro rango
eclesial sacerdotal o papal? ¿Se predica a Cristo como un buen hombre en su sociedad? O
¿Cómo el hijo del hombre que ha venido a reconciliar a los hombres con Dios? (2 Co. 5:18-
19, Col. 1:20).
Es verdad que, en este punto del mensaje la persona, obra y sacrificio de Cristo tiene que
ser proclamada a cualquier persona, de religión cualquiera. Todo se resume en poner la
absoluta confianza en Cristo. Así como aquel sujeto carcelero a punto de suicidarse,
conmovido por el horror que había transcurrido en aquella cárcel (Hch.16:11-40), el cual se
dirigió a Pablo preguntando con temor (v.29-30) ¿Qué debo hacer para ser salvo?, Cree ¿En
quién? en el Señor Jesucristo, y serás salvo (Hch.16:31). Así también lo hizo el apóstol
9
Paul Washer, El llamado y del evangelio & la conversión verdadera (Colombia: Poiema publicaciones, 2017),
6.
Pedro en el inicio de su misterio, en donde sus oyentes al igual que el carcelero, con miedo
dijeron: Varones hermanos ¿Qué haremos? A esta pregunta Pedro respondió señalando a la
Gloria y la Faz de Cristo (Hch.2:37-38).
Por último, el evangelista debe señalar al evangelizado que creer en Cristo consiste en la
plena confianza que debe poner Cristo. A él se tiene correr, a él se tiene que mirar, a él se le
tiene que adorar. Así como el apóstol Juan explica, que aquellos que creen en Cristo, les dio
potestad de ser hechos partícipes de la familia de Dios (Jn. 1:12). La palabra creer (pisteúo)
en el griego connota dos partes, la primera es la que afirma y la segunda es la de tener fe, es
decir, poner la plena confianza en Cristo.10
No hay ninguna cosa escrita que pueda estar encima de la autoridad de la Biblia, no hay
otro hombre que pueda estar sobre Cristo, no hay otra información más poderosa que la
dinamita del EVANGELIO.
D. Escudriñar las motivaciones.
Por último, el creyente siembre debe cuidar su corazón. Sobre cualquier cosa, persona
y pensamiento, se debe guardar el corazón (Pr. 4:23). El católico es un prójimo
constituido por Dios, ese prójimo está siendo acechado por la muerte, por tanto, si muere
sufrirá por la eternidad de la eternidad. El evangelista debe apresurarse, siempre
cuidando su motivación, es decir, debe evaluar el porqué de lo que hace.
10
Pedro Ortiz V, Concordancia Manual y Diccionario Griego-Español del Nuevo Testamento, 3ra. ed. (Madrid
España: Sociedad Bíblica, 2006), 322.
Conclusión
Todo lo presentado en este breve escrito, fue con la intención de poder alcanzar el
corazón de lector. Además, es la idea de que este material le pueda servir para abordar a sus
familiares más cercanos, amigos, compañeros de trabajo y personas que en la calle pueda
hallar.
En esta última parte se quiere mostrar al menos una cosa. Ninguna persona puede
hablar de las bellezas del Evangelio en Cristo, si aún, la misma no entiende de manera
profunda, abrumadora y esperanzadora la hermosura de Cristo en su propia vida. Es
totalmente contradictorio hablar de algo que ni siquiera se ha conocido y experimentado.
El creyente debe recordar que su motivación debe ser conducida por el amor al
Evangelio, dolor por las almas y por la obediencia que irradia la gloria de Dios. Además,
también debe recordar que el evangelismo no es un debate teológico, sino una misión
escritural.
Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de
nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
2 Co. 5:20
Bibliografía
Benítez, Julio. ed., Las Misiones Cristianas a la luz de las Escrituras, temas tratados por
misioneros experimentados. Bogotá D.C: Fundación I.B.R.C,2008.
González, Justo L. Diccionario Manual Teológico. Viladecavalls, España: Clie,2010.
Ortiz V, Pedro. Concordancia Manual y Diccionario Griego-Español del Nuevo Testamento,
3ra. ed. Madrid España: Sociedad Bíblica, 2006.
Packer, J.I. El Evangelismo y la soberanía de Dios. Trad. Glenn A. Martínez. Graham, NC:
Faro de Gracia, 2007.
Ramsay, Richard. La certeza de la fe: la defensa del evangelio en un mundo inseguro.
Viladecavalls, España: Clie, 2006.
Roberson, A.T. Comentario al Texto Griego del Nuevo Testamento. Viladecavalls,
Barcelona: Clie,2003.
Washer, Paul. El llamado y del evangelio & la conversión verdadera. Colombia: Poiema
publicaciones, 2017.
Washer, Paul. El Poder & el mensaje del Evangelio. Colombia: Poiema Publicaciones, 2016.