Animales en la poesía
Una selección
Coedición:
Sistema de Bibliotecas y Facultad de Medicina
Universidad de Antioquia
Mauricio Alviar Ramírez
Rector
Luz Stella Isaza Mesa
Vicerrectora de Docencia
Luis Hernando Lopera Lopera
Director del Sistema de Bibliotecas
Carlos Alberto Palacio Acosta
Decano de la Facultad de Medicina
Agosto de 2017
Edición:
Paloma Pérez Sastre, Facultad de Medicina
Luis Germán Sierra Jaramillo, Sistema de Bibliotecas
Ilustración de portada: Jhonatan Correa Henao. The pink maze bed (fragmento).
Tinta sobre papel, 2014.
Edición con fines culturales y divulgativos. Se publica el material con base en
el artículo 32 de la Ley de 1982, dado el carácter académico y la divulgación
gratuita del presente texto.
Animales en la poesía
La presente es una antología de poemas sobre anima-
les que hemos decidido llamar así, simplemente, Ani-
males en la poesía, distinto al título de Bestiario, que
contemplamos inicialmente, debido a cierta generali-
zación que, bajo ese nombre, reúne animales de toda
índole, incluso aquellos pequeños animales que poco
prefiguran un bestiario. Esta designación, justamente,
designaría una reunión de bestias y estas están defini-
das, genéricamente, como animales de cuatro patas;
entonces ello desmentiría —o se prestaría para equí-
vocos— la selección que hacemos para la presente
publicación, en la que se incluyen animales de toda
índole: salvajes, domésticos y «naturales», término
este último que uso ante mi ignorancia de uno mejor,
y que se refiere a aves, a peces, a insectos, etc.: aque-
llos que de ninguna manera pueden designarse como
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Poemas
salvajes, pero tampoco son «domésticos», como sí lo
son los perros, los gatos, los caballos, las gallinas, etc.
A veces vienen en esta selección, sin embargo, tex-
tos sobre seres extraños que son una especie de híbri-
do, de bestia, podríamos decir, como el gato y el cor-
dero de Kafka, o el gato pájaro de Evelio Rosero, que
resultan ser una invención de los autores, producto de
la pura imaginación, como ocurre con El libro de los se-
res imaginarios de Borges y Margarita Guerrero, o con
los bestiarios antiguos, que incluyen seres mitológicos.
Pura literatura, pura creación, aquello que tanta falta
les hace a los seres humanos: tan cuerdos, tan calcula-
dos, tan poco instintivos.
Los poetas, por razones en las que se incluyen la
compasión, la solidaridad, el cariño, la animadversión,
la a veces necesaria compañía, la complicidad o la mis-
ma condición animal —quien escribe es ya mismo,
también, un animal—, se han referido en sus textos a
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Animales en la poesía
casi todos los animales (¿cuál faltará?) durante todo el
tiempo en el cual es posible documentar o tener testi-
monio de la voz de la poesía.
No faltan los autores que se refieren a un determina-
do animal para crear una sátira política, como el caso
del Tuerto López o de Elías Canetti, así como los fabu-
listas antiguos se valían de los animales para crear mo-
ralejas, adoctrinamientos. Hasta que Monterroso hizo
lo mismo, fábulas, pero ahora para reírse de casi todo;
su cuento más famoso por ser el más corto de la litera-
tura tiene como protagonista a un animal (desapareci-
do, dicen).
Hay en esta selección animales bellamente extraños,
productos de la mitología, como el «Kuyata» de Borges,
o uno muy poco mencionado como la «Garcilla bueye-
ra» de Beatriz Restrepo; pero hay muchos animales co-
munes y corrientes, de esos que nos acompañan desde
niños, aunque muchos de ellos han desaparecido de
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Poemas
las ciudades que habitamos hoy, unos por la hipócrita
apariencia aséptica (so pretexto de limpiezas y descon-
taminaciones algunos animales han salido de calles y
avenidas, para darle paso a una cada vez mayor can-
tidad de torres de apartamentos y de carros contami-
nantes y atascados; adiós a las vacas urbanas de Luis
Tejada), y otros, simplemente, han huido ante la atro-
nadora presencia de motores, pitos, música y gente.
Burros, caballos, grillos, tortugas, pájaros, vacas, gatos,
hormigas, gallos, cangrejos, ovejas, abejas y cóndores
(o sus primos pobres, los gallinazos; uno de ellos —pre-
sentes siempre en los basurales y picoteando muertos
abandonados— debería estar coronando nuestro es-
cudo, por supuesto, en vez del escaso cóndor).
Son legión los poetas que en uno o en varios mo-
mentos de su obra mencionan a los animales o a algún
animal en particular. Son muchos animales en muchos,
muchísimos poemas. Ellos están por doquier en la pin-
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Animales en la poesía
tura, en las novelas, en los cuentos, en el teatro —qui-
zás la obra más famosa en ese género de Chéjov se lla-
ma «La gaviota»— y, por supuesto en los poemas. Pero
este cuadernillo quiere solo mostrar una selección un
tanto casual.
Ya van varias ediciones, que realizamos entre el Sis-
tema de Bibliotecas y la Facultad de Medicina, de una
antología de poemas con un tema determinado. He-
mos hecho la edición de selecciones de «Poemas de
todos los días», «Poemas en el arte», poemas y árboles.
Y en este mismo formato editamos, hace años ya, «Me-
dio pan y un libro», el hermoso texto de Federico García
Lorca sobre los libros y la lectura, que hemos repetido
después ante la importancia del texto del autor espa-
ñol, por su gran acogida en diversos públicos lectores.
Llega a sus manos, agradecido lector, este nuevo
título, de poemas sobre animales, con la esperanza
de que sea leído con deleite y con la seguridad, sobre
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Poemas
todo, de que, por más buenos que sean los poemas,
los tigres no se saldrán de estas páginas, ni las sirenas
encantarán con sus cantos al lector para después ase-
sinarlo, ni la serpiente de Baudelaire morderá la mano
confiada que sostiene el cuadernillo de poemas sobre
el variopinto mundo de los animales (ni moje al lector
la amarilla serpiente de Fernando Herrera), imaginado
por los también variopintos escritores.
Un homenaje, pues, al reino animal; a nuestro mar-
chito reino.
Luis Germán Sierra J.
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Animales en la poesía
Kuyata
Según un mito islámico, Kuyata es un gran toro dotado
de cuatro mil ojos, de cuatro mil orejas, de cuatro mil
narices, de cuatro mil bocas, de cuatro mil lenguas y
de cuatro mil pies. Para trasladarse de un ojo a otro
o de una oreja a otra bastan quinientos años. A Kuyata
lo sostiene el pez Bahamut; sobre el lomo del toro hay
una roca de rubí, sobre la roca un ángel y sobre el ángel
nuestra tierra.
Jorge Luis Borges, Argentina
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Poemas
Poema con caballos rojos
Se hunden en la hojarasca
caballos rojos
de una silvestre beatitud bañados.
Las frentes sin pelambre
buscan la madreperla de los troncos.
Mirad las erizadas nervaduras,
contemplad todo el trébol
coagulado en las patas.
Caballos rojos giran
en neblinosos cráteres.
Almácigos de fósforo en los tallos
absorben su agria espuma,
y se dilatan huecos
de terrores y musgo.
Los caballos se mezclan
a la mirada angélica del limo,
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Animales en la poesía
y giran todavía
acuosos como hierbas aplastadas.
Sus cabezas desprenden
la ahogada mansedumbre de la dulzura,
y el bosque los consume,
bebe de ellos, se apropia
de su crispado rojo.
Las patas, casi leños exudados
de viscosa llovizna,
dan su corola trágica.
El suelo está despierto como nunca.
¿Qué llamado se alza, qué lamento?
¿Qué coro quejumbroso busca un vínculo
con las voces disueltas?
Caballos rojos giran
en cenicientos cráteres.
María Granata, Argentina
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Poemas
Un cruce
Tengo un animal peculiar mitad gatito, mitad cordero.
Es una herencia de las propiedades de mi padre, pero
se ha desarrollado apenas en mi tiempo, antes era más
cordero que gatito, ahora tiene de los dos la misma
proporción. De gato, cabeza y garras; de cordero,
tamaño y figura; de ambos los ojos, que son flameantes
y dulces, la pelambre, que es suave y ajustada al cuerpo,
los movimientos que combinan tanto el brincar como
el ir a hurtadillas, al sol, en el alféizar de la ventana, se
vuelve un ovillo y ronronea, en la pradera corre como
un loco y casi no se le puede atrapar, huye de los
gatos, quiere atacar corderos, en la noche de luna es la
canaleta del tejado su camino favorito, no sabe maullar
y tiene asco de las ratas, puede acechar horas junto al
gallinero, pero aún no ha aprovechado una ocasión
para matar, lo alimento con leche dulce, es lo que mejor
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Animales en la poesía
le sienta, a grandes tragos la sorbe entre sus colmillos.
Por supuesto, es un gran espectáculo para los niños. La
hora de visita es los domingos por la mañana, tengo
en el regazo al animalito y me rodean los niños de toda
la vecindad. Entonces se plantean las preguntas más
extraordinarias, que no puede contestar ningún ser
humano. Tampoco me esfuerzo, sino que me limito,
sin mayores explicaciones, a exhibir lo que tengo. A
veces los niños traen gatos, una vez incluso trajeron
dos corderos; no se produjeron, en contra de sus
expectativas, escenas de reconocimiento, los animales
se contemplaron unos a otros con serenidad desde sus
ojos de animal y aceptaron obviamente su existencia
mutua como un hecho divino.
En mi regazo el animal no conoce ni el miedo ni el
instinto de persecución. Arrunchado contra mí es como
mejor se siente. Es fiel a la familia que lo ha criado. Esa
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Poemas
fidelidad no es algo extraordinario, sino el instinto
correcto de un animal que en la tierra está emparentado
innumerables veces, pero que tal vez no tiene ningún
pariente sanguíneo, y para el cual es sagrada la
protección que ha encontrado entre nosotros. A veces
tengo que reírme cuando resuella a mi alrededor, se me
enreda entre las piernas y no se quiere apartar para nada
de mí. Como si no le bastara ser gato y cordero, casi que
quiere ser perro. De verdad, creo seriamente en algo
parecido. Tiene en sí la inquietud de ambos lados, la del
gato y la del cordero, aunque son muy distintas. Por eso
su pellejo le queda muy estrecho. Tal vez el cuchillo del
carnicero sería una redención, pero se la debo negar por
ser parte de mi herencia.
Franz Kafka, Checoslovaquia. Traducción de Selnich Vivas Hurtado
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Animales en la poesía
Insectos en la misa
Es a la siesta. Y en el comedor en penumbras no hay
nadie. Y si estuviese alguno sentado no se notaría. Se oye
una palabra diaria, pero dicha de un modo raro, como si una
manzana en la frutera estuviera aprendiendo a hablar.
Lo central es el canastillo de claveles. Pero los claveles
están fuera del canastillo, tendidos, seis a cada lado. Y
parecen rojas cucarachas, tizones, jesucristos.
Esos claveles son los familiares ¿quién lo duda?,
abuelos, padres, madres y madrinas.
Hay un vuelo y como si buscaran flores entran de golpe,
insectos sexuales, gloriosos y temibles.
Ansían oídos, ojos, nariz, toda clase de bocas.
Las primas y amigas corren inútilmente a ocultarse
abajo de la cama; se enredan en las colchas.
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Poemas
Yo, por milagro, hallo las salidas.
Corro.
Ingreso en el peral.
Y ya vienen los grandes gritos de lujuria.
Prosigo huyendo de aquí para allá.
Hasta que se pone el sol.
Los árboles están fijos.
Y en la casa
ya ha pasado todo y nada.
Marosa di Giorgio, Uruguay
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Animales en la poesía
Gato casero
«Me agrada estar entre mujeres bellas.
¿Por qué mentir sobre estas cosas?
Lo digo una vez más:
Me agrada platicar con las mujeres bellas
Aunque no hablemos más que tonterías.
El ronroneo de las antenas invisibles
Es a la vez estimulante y delicioso».
Ezra Pound, Estados Unidos. Traducción de Ernesto Cardenal
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Poemas
El gallinazo gira sobre los árboles
El hambre dibuja
su marca en el cielo.
(Allá abajo reposan
los soldados muertos).
Pausados círculos
para todos los hundidos en el fango.
(Allá abajo miran fijamente
los soldados sordos).
Látigos del negrero.
Pueblo de ráfagas.
(Allá abajo yerran
los soldados verdes).
Lasse Soderberg, Suecia. Traducción de Javier Sologuren
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Animales en la poesía
La serpiente que danza
¡Qué gusto me da ver,
querida indolente,
en tu cuerpo tan bello
tal un paño cimbreante,
espejearte la piel!
En tu honda cabellera
de los aromas acres,
mar errante y fragante
de olas pardas y azules,
tal nave que despierta
al viento matinal,
soñados yo aparejo
hacia un cielo lejano.
Y tus ojos, ausentes
de lo dulce y lo amargo,
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Poemas
par son de heladas joyas
que alían oro y hierro.
Al verte andar, cadente
el paso,
hermosa de abandono,
se diría serpiente
al cabo de un bastón,
danzando.
Cargada de pereza,
tu cabeza de niña,
oscila con blandura
de joven elefante,
y se inclina tu cuerpo
alargándose como
delicado navío
que se bandea y hunde
sus cuerdas en el agua.
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Animales en la poesía
Como ola que se colma
por glaciar derretido,
al subir la saliva
al borde de tus dientes,
¡un vino de Bohemia,
amargo y vencedor,
creo beber, un cielo
líquido derramando
mi corazón de estrellas!
Charles Baudelaire, Francia. Traducción de Javier Sologuren
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Poemas
El dragón azulado
Siete vocales
conducen a la luz.
La barca de oro
sobre las nubes
regresa la serpiente
perfecta, las doce alas
de la búsqueda
en ti, en mí,
en esta bocanada
de ventanas hacia el fondo
de lo que roza
el pensamiento
y sucede
sin que el tiempo
mida su golpe.
Deseo de saber
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Animales en la poesía
visión, temblor
en cada distancia.
Caída en la piedra
la oscura reflexión
del claro rostro.
Fernando Arbeláez, Colombia
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Poemas
A un perro
Todo es igual y lo mismo
Fenelón
¡Ah, perro miserable,
que aún vives del cajón de la bazofia,
—como cualquier político— temiendo
las sorpresas del palo de la escoba!
¡Y provocando siempre
que hurtas en el cajón pleno de sobras
—como cualquier político— la triste
protesta estomacal de ávidas moscas!
Para después ladrarle
por las noches, bien harto de carroña,
—como cualquier político— a la luna,
creyendo que es algún queso de bola…
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Animales en la poesía
¡Ah, perro miserable,
que humilde ocultas con temor la cola!,
—como cualquier político del día—
¡y no te da un ataque de hidrofobia!
Luis Carlos López, Colombia
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Poemas
Ciervo
Solo melancolía
del cuerpo al borde ya del precipicio.
Lejos, por la floresta, un ciervo pasa.
Giovanni Quessep, Colombia
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Animales en la poesía
Cervatillo
En la mitad del bosque, el agua inmóvil
abre su clara vocación de espejo
y escucha en torno a su frescura saltos
de remos presurosos, quebradizos
ruidos de ramas secas.
La armoniosa, selvática creatura,
acude a la ribera.
Caído en la tranquila superficie
ve del verano el cielo con las nubes
caminantes,
y sigue sorprendido el móvil blanco
del reflejo.
Por fin la sed le acosa y la premura
de sus belfos ansiosos interrumpe
la quietud cristalina.
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Poemas
El estático tiempo de la linfa
se torna un juego sin final de anillos.
Meira Delmar, Colombia
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Animales en la poesía
Avechucho
Para Pedro Herrera
Hace cien años
Gauguin pintó
dos mujeres tahitianas
que recogían frutas
el fondo del cuadro
es un bejuco
de flores blancas y moradas
en el que canta un avechucho
Gustavo Adolfo Garcés, Colombia
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Poemas
Necoclí
Quizás
el próximo instante
de noche tarde o mañana
en Necoclí
se oirá nada más
el canto de las moscas
María Mercedes Carranza, Colombia
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Animales en la poesía
Pez muerto
I
En sus escamas derrotadas
un eco de sangre y agua.
El sol moribundo palpita
sobre sus metales marinos
y su viscosidad transparente
no es otra cosa
que vida que se escapa.
II
Los pescadores tejen pacientemente
en el borde de la sombra.
Los cuerpos de sus mujeres despiertan
bajo la sabia caricia de sus dedos.
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Poemas
III
El ojo herrumbroso de un pez
sofocado por el sol
me mira desde más allá del tiempo:
su redondez inquietante
esconde todas las preguntas.
Samuel Jaramillo, Colombia
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Animales en la poesía
En el bosque, al lado del mar
orinas
una leve serpiente amarilla
se escurre presurosa
sacudiendo las secas hebras de pino
Fernando Herrera Gómez, Colombia
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Poemas
Sobre las colinas
el frío
En el bosque que entibia
el paisaje del ojo
camino como un duende
preciso y vago
El corazón de la madera
golpea con su mazo
y uno presente
y uno ausente
para ser dos
totalmente imprecisos
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Animales en la poesía
Sé que hay animales
—confío en lo que han dicho—
Hay armadillos
y pavas reventando en el bosque
confío en lo que han dicho
Javier Naranjo, Colombia
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Poemas
La perrita coja
Arrastra la patica trasera, encogida y seca, la perrita
coja en la tarde lluviosa, con medio aliento, con paso
corto, última en la fila de los perros callejeros que
pasan latiendo. Va timbrando la calle en tres patas, con
ritmo entrecortado, y cuando el repecho se empina,
a poco lidiar, tropieza y pierde el paso de la perrería
distante. Entonces se echa cansada en un arrimo de la
acera, los ojos achantados y el rabo frío entre las patas,
lamiendo, una y otra vez lamiendo, la patica renga.
Róbinson Quintero Ossa, Colombia
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Animales en la poesía
El loro
Este es otro.
Un marino tartamudo lo había dado a la vieja que lo
vendió. Está sobre el descanso, cerca del tragaluz, allí
donde se enmaraña con lo negro la bruma sucia del
día color de los callejones.
Con un doble grito, de noche, te saluda, Crusoe, cuando,
al subir desde las fosas del patio, empujas la puerta del
pasillo y alzas ante ti el astro precario de tu lámpara.
Él vuelve la cabeza para volver la mirada. ¡Hombre
de la lámpara! ¿Qué quieres de él?… Miras el ojo
redondo bajo el polen podrido del párpado; observas
el segundo círculo como un aro de savia muerta. Y la
pluma enferma se moja en el agua de excrementos.
¡Oh miseria! Apaga tu lámpara. El pájaro lanza su grito.
Saint John Perse, Francia. Traducción de José Antonio Gabriel y Galán
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Poemas
Giran, giran,
los halcones
y en el vasto cielo
al aire de sus alas dan altura.
Alzas el rostro,
sigues su vuelo
y en tu cuello
nace un azul delta sin salida.
¡Ay, lejana!
Ausente siempre.
Gira, halcón, gira;
lo que dure tu vuelo
durará este sueño en otra vida.
Álvaro Mutis, Colombia
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Animales en la poesía
Pájaros
Cruzan
el sosiego.
Tal vez
Encuentren
al que buscan.
Rafael Cadenas, Venezuela
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Poemas
Cangrejos en el Morrosquillo
Vivían en las ruinas del quiosco que tumbó el mar
al norte de los silos de Tolcementos
que afean tanto al Golfo.
Las maderas y las palmas
hacía tiempos habían sido esparcidas
por el agua y por el aire.
Solo quedaban piedras y cemento.
Los cangrejos que salían
de las grietas e intersticios,
pocos de día, numerosos
en las noches, bañados por la espuma,
sabían que solo había habido en este mundo
desde los inicios del tiempo,
la misma luz, la misma oscuridad:
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Animales en la poesía
una sola noche y un solo día
en aquellas ruinas que también se disolvían.
Tomás González, Colombia
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Poemas
Garcilla bueyera
(Bubulcus ibis)
Se pasea sobre el lomo de los bueyes.
Mira como quien se asoma al paisaje
y cree, de veras, que es dueña de su destino.
Beatriz Restrepo Restrepo, Colombia
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Animales en la poesía
El burro
A veces rebuzna
Se da un baño de polvo
A veces
Entonces lo notas
De otra manera
Le ves solo las orejas
En la cabeza del planeta
Y él no existe
Vasko Popa, Rumania. Traducción de Dubravka Sužnjeviċ
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Poemas
El gatopájaro
Me gustaría saber qué piensa. Con otros animalitos
sería distinto. Podrían hablar, es decir: gesticular un
único idioma; pero este no; es todo un ruido: habla en
dos idiomas a la vez. Sería un imperdonable descuido
extraviarlo. Es un perfecto gatopájaro, y a veces me
mortifica: gira desesperado sobre su propio cuerpo y
luego se desliza, brinca, lanza un maullido como un
trino, lo toco levemente en las rodillas y grita, me mira
con terror inesperado, no entiende que soy amigo,
ni siquiera reacciona cuando le río, cuando le hago
cosquillas en mitad de dos pelos y dos plumas. Un día
trató de volar. Y otro día casi se come él mismo. Un
exacto suicida. Dice mamá que se parece a uno que
era mitad gato y mitad cordero. Me enfado peor. Es un
gatopájaro, digo; inútilmente explico a mamá lo que ella
no quiere entender. Ambos lo contemplamos, como la
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Animales en la poesía
primera vez: mitad cariño, mitad consternación. Dice
mamá: «Pero si no es un gato, es gata, es una gatita».
«¡Oh!», le digo irritado. Miro hacia donde indica mi
mamá, y añade, solemne, limpiándose las manos en el
delantal:
—Es gatopájara.
Luego mamá se queda pensando. Me mira directo
a los ojos y me advierte, tajante: «Es gatopájara, y si
queda preñada de un gato o de un pájaro, ya tú te
encargarás».
Aburrido y sorprendido al mismo tiempo los
abandono. El desolado perfil de mamá queda solo en
el patio, frente al pequeño animal, ambos debajo de
una lámina de hojas y raíces apretadas: es el cielo. Las
nubes se remueven, no tardará en llover. No encuentro
más alternativa y me siento a la mesa, con el periódico
desplegado. Pero no leo ninguna noticia. Al poco
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Poemas
tiempo llega mamá con un caldo humeando en la
olla. Ambos nos entendemos, ambos comemos, con
tranquilidad, sin cambiar una sola palabra.
Evelio José Rosero, Colombia
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Animales en la poesía
Bestia mía*
A saltos la bestia de mi amor desgarra el cielo
Fayad Jamís
A José Pérez Olivares
Los ajedrecistas acometen asaltos de su juego Allí el
caballo moribundo entre las sombras del encendimiento
de la torre desgarra al cielo con su lamento se reclina en
su sangre y de su hocico mana un vaho de nostalgia la
pradera de su inocencia la salvaje lejanía de su galope
el pubis desnudo y las piernas sudorosas de la amada
cabalgándole el redoblar de los tambores que le
anunciaron la guerra Mi bestia se estremece «a saltos»
* Celebración al poema «A saltos» de Fayad Jamís, escrito en La Habana
el 17 de diciembre de 1952.
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Poemas
yo apenas me inclino ante sus ojos donde reposan el
arroyo sagrado de su infancia un cúmulo de pueblos
victoriosos y un ejército de guerreros alzados por el
ímpetu de la libertad desbocada en su sangre Maravillas
brotan de su herida Beso la testuz de mi bestia y relincha
como el mar Sus crines aún se agitan por el viento
Hermano llévame en su cabalgar mi bestia no quiere
morir en esta noche de diciembre Enciéndete fuego
entre sus cascos en la piel se crispará el amor como un
acto de la devastación y de entre las cenizas y el polvo
renacerá la yerba antes de que este juego de la realidad
rompa el cayado Fuego muerde el sueño Beso los ojos
de mi bestia
Daniel Día, Colombia
Bello, 17 de diciembre de 2001
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Animales en la poesía
Habla la vaca (fragmento)
Las ideas habían iluminado el cerrado testuz de nuestra
vaca. Se levantó. Púsose de nuevo, como siempre,
sobre las cuatro patas y se fue con ese aire satisfecho,
indiferente, tonto, filosófico, feliz, inimitable que tienen
las vacas ciudadanas cuando van por la calle.
Luis Tejada, Colombia
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Poemas
Un pueblo de amos, su riqueza en perros, no hablan,
ladran órdenes, sus perros responden con frases
complicadas.
Elías Canetti, Bulgaria. Traducción de Genoveva Dieterich
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Animales en la poesía
La mosca
En su oscura armadura
la mosca común recorría el campo
de los dormidos muslos de Freia,
impertérritos ante la suave mano
que se movió vagamente
para poner fin a su ejercicio.
Y arruinó mi día—
que aquella mosca que jamás intentó
atraerla o agradarla
caminara descaradamente sobre aquel terreno
sobre el que tan intensamente había yo intentado
poner mis temblorosas rodillas.
Leonard Cohen, Canadá. Traducción de Antonio Resines
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Poemas
Una avispa sobre el agua
La superficie del agua es tensa
para una avispa,
es un sendero múltiple fluyendo siempre
como el tacto del tiempo
sobre la hondura quieta
de un corto espacio.
Corto es el tiempo
en que flota; corta
la distancia en que gira
por incesantes laberintos,
remolinos inciertos, llamas,
y transparencia
inextricable.
Coral Bracho, México
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Animales en la poesía
Hormiga y faraona
I
Para tu piel de madrugada,
quisiera ser hormiga balseando
la palma de tu mano.
II
Para tu piel de madrugada,
quisiera ser
la faraona en tus noches de ágatas,
la mujer de rojo que
alumbras con solo mirar,
la verde luna que besas
en la noche de abril,
un espejo que derrite
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Poemas
la miel de tus ojos,
la blanca amor mío
vestida de azul nomeolvides,
danzando en tu mano,
la rosada amatista clamando
un sorbo de tu boca,
un verde jade
sediento de tu arista.
III
Para tu piel de madrugada,
soy el eco que persigue tu sombra.
Lucía Donadio, Colombia
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Animales en la poesía
Tulipanes rojos
Tulipanes rojos
que viven en su muerte
abochornados de azul selvático
tulipanes
que se vuelven alas
oídos del viento
conejos con los ojos en blanco
viento del oeste
que sacude el vidrio flojo
pétalos que caen
con ese sonido que uno
atiende
Denise Levertov, Estados Unidos. Traducción de Beth Miller
55
Poemas
La mariposa
Ya la ceiba no existe
derrumbaron mi ceiba
se hicieron añicos los espejos
eché a secar mi río
y se escondió la luna.
Estoy vacía de deseos
mi espada
en su estuche de satén.
¿Por qué ahora
por qué
busca seducirme
la poesía?
Entró por la ventana
Y se posó en mi mano
la miré con nostalgia
se entreabrieron mis labios
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Animales en la poesía
y con un leve soplo
la alejé.
Claribel Alegría, Nicaragua
57
Poemas
El armadillo
Este es el tiempo del año
en el cual casi todas las noches
aparecen los ilegales, frágiles globos de fuego.
Ascendiendo la altura de la montaña,
mientras van elevándose hacia el santo,
honrado todavía en estas zonas,
las lamparitas de papel resplandecen llenándose de luz
que va y viene, igual que los corazones.
Una vez en lo alto, contra el cielo, es difícil
distinguirlos de las estrellas
o, para ser precisa, de los planetas, los únicos que brillan
en color:
Venus en descenso, o Marte,
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Animales en la poesía
o uno pálido y verde. Con el viento
flamean y vacilan, se tambalean y sacuden.
Pero navegan cuando hay calma, entre
las aspas de cometa de la Cruz del Sur,
retroceden y menguan con solemnidad,
nos abandonan gradualmente
o, en la corriente de aire de la cima,
giran de pronto peligrosamente.
Anoche cayó otro grande.
Como un huevo de fuego se rompió
contra el acantilado de enfrente de la casa.
La llama se precipitaba. Veíamos volar la pareja
de búhos que tenía el nido, hacia arriba,
arriba, sus círculos en blanco y negro
manchados por debajo de brillante rosa, hasta que
sus chillidos no se oyeron, fuera del alcance de la vista.
59
Poemas
El viejo nido de los búhos debe de haber ardido.
Completamente solo, precipitadamente,
un brillante armadillo dejaba la escena,
moteado de rosa, con la cabeza baja, y con la cola baja,
y después una cría de conejo salió saltando,
con orejas cortas, sorprendiéndonos.
¡Tan suave! —un puñado intangible de ceniza
con los ojos fijos y encendidos.
¡Demasiado bonito, como la imitación de un sueño!
¡Oh, el fuego cayendo y el penetrante grito
y el pánico, y un débil puño de malla
crispada e ignorante contra el cielo!
Elizabeth Bishop, Estados Unidos.
Traducción de Joan Margarit y D. Sam Abrams
60
Animales en la poesía
Olvidadas ya la libertad y la floresta,
el pardillo enjaulado que me acompaña
picotea el grano, se refresca con agua,
y con una canción entretiene la vida.
Alexandr Pushkin, Rusia. Traducción de Víctor Gallego Ballestero
61
Poemas
Verdor
No son de animal salvaje
las pisadas
que rodean tu casa
esta mañana.
Cerca no hay gamos
ni osos
ni el bosque
se arrimaría hasta aquí.
Sin embargo,
alguien en la oscuridad
estuvo en vela
mientras
tú dormías.
ALGUIEN que pudo
sacar provecho
62
Animales en la poesía
de tu fragilidad
y no lo hizo.
El rastro aún está fresco.
De actuar,
no habrías tenido salvación.
¡Nadie hubiera podido con fuerza tal!
Lo prueba
el violento verdor
que salta allí
donde Él estuvo.
Elkin Restrepo, Colombia
63
Poemas
Reciclando
Cuando papá en un ataque de rabia mató al gato,
a mi gato Bartolo
porque metió la cola entre su caldo
y porque ya era viejo y no cazaba, como debía, ratones
y además era caro mantenerlo,
cuando papá borracho lo mató con sus manos,
hubo una gran algarabía en casa.
Vinieron todos, todos;
mi hermana dijo guárdenme los ojos
para un par de zarcillos, y Martino,
nuestro vecino ciego, se pidió las tripitas
—sirven para hacer cuerdas de violín—
y mi mamá, que al principio lloró, lloró conmigo,
quiso la piel
para ponerle cuello a su chaqueta,
y los bigotes
64
Animales en la poesía
se los pidió mi hermano Eladio, el que es mecánico,
y los cojines de sus patas fueron
lindos alfileteros
para la bruja gorda que vive atrás del patio
y es modista.
Lo que sobró lo hirvieron con sal y con cebolla.
Se lo dieron a Luis, que duerme en nuestra calle,
pues también sirve el caldo de gato para el hambre.
Yo me pedí los huesos.
Uno a uno los muerdo delante del espejo de mi
hermana
porque dijo mi abuela
que al morder el que toca se vuelve uno invisible,
y eso quiero.
Piedad Bonnett, Colombia
65
Poemas
Milacos
Los milacos tienen plumas brillantes en el lomo y en
las alas. Los lunes son blancos y los sábados amarillos,
pero los otros días son traslúcidos y no pueden ser
vistos, aún bajo la luz de la lámpara.
En esos días, ellos mismos dudan de su propia existencia
y esperan ansiosamente el sábado o el lunes próximos
para cerciorarse de que no han desaparecido. Si un día
miércoles la fortuna le proporciona un bostezo a un
milaco, esto lo hará sentirse más seguro de sí mismo y
le ayudará a darse cuenta de que no es su propia ilusión.
Los milacos dominan el sánscrito, pero nunca lo
hablan, posiblemente porque no conocen a nadie con
quien se puedan comunicar en esa lengua. Entre ellos
no hablan porque, si llegan a hacerlo, les da nostalgia
leprosa, insomnio febril u obsesión por oír la radio
66
Animales en la poesía
a todo volumen hasta que esto los conduce a una
especie de frenesí que estalla en locura furiosa.
Darío Jaramillo Agudelo, Colombia
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Poemas
Respuesta al párroco
¿Por qué no aprendes a ser pacífico como la oveja?
Porque no quiero que trasquiles mi vellón.
William Blake, Inglaterra. Traducción de Pablo Mañé Garzón
68
Animales en la poesía
La más pequeña abeja
multiplica el verano
con su gota de miel.
Y se alegra de que su parva
fracción acrezca
la cantidad de ámbar.
Emily Dickinson, Estados Unidos. Traducción de José Manuel Arango
69
Poemas
El cóndor
Yo soy el cóndor, vuelo
sobre ti que caminas
y de pronto en un ruedo
de viento, pluma, garras,
te asalto y te levanto
en un ciclón silbante
de huracanado frío.
Y a mi torre de nieve,
a mi guarida negra
te llevo y sola vives,
y te llenas de plumas
y vuelas sobre el mundo,
inmóvil, en la altura.
Hembra cóndor, saltemos
sobre esta presa roja,
70
Animales en la poesía
desgarremos la vida
que pasa palpitando
y levantemos juntos
nuestro vuelo salvaje.
Pablo Neruda, Chile
71
Poemas
La canción de los osos
Osos,
osos misteriosos,
yo os diré la canción
de vuestra misteriosa evocación.
Osos tristes y danzantes que los
zíngaros de cobre martirizan;
oso esclavo, oso fúnebre,
oso pobre, arrancado a las entrañas
de los montes del Tirol:
sé leer en vuestros ojos y podemos
hablar sobre Atta Troll…
Rubén Darío, Nicaragua
72
Animales en la poesía
Espíritu de pájaro
Estos son los cantos a la madre tierra en tono mayor
son susurros que vienen de bosques lejanos
aquellas palabras esquivas que buscan ser gota en el
corazón humano.
Son tonos suaves como si dijéramos:
«Vamos en silencio por los caminos húmedos de la vida
la hierba de la esperanza nos saluda entre la noche y sus
sombras
nuestras huellas se abrazan a la tierra y el granizo
canta
entre las hojas del árbol
somos el fuego de estrellas que se desprenden de la
bóveda azul
anunciando el nuevo tiempo
aquí estamos tejiendo el círculo de la mariposa
amarilla
73
Poemas
sembrando agua en los lugares desiertos,
en fin, somos espíritu de pájaro en pozos del ensueño».
Fredy Chikangana, Colombia
74
Animales en la poesía
Aves de mar
Para Márgara Russotto
Del verde azul
y del oscuro al claro
en beata ineptitud se balancea
el ánade pequeño
llamado guanaguanare.
Sobre las ondas deja
su blancura intacta
suspende su apetito
y calla su graznido
y ni siquiera el vuelo
de ese pelícano a su lado
puede arrancarlo
de su sueño.
75
Poemas
Si es sueño su olvido
si es olvido su comunión marina
si es callado el silencio musical
del apretado pico
y de su ojo abierto
el reflejo del espejo
de la luz moviendo
un solo corazón
dentro de tanta espera.
Martha L. Canfield, Uruguay
76
Animales en la poesía
La sirena
Como le sucede a aquel a quien mata la sirena tras
haberlo adormecido con su canto. Hay, en efecto, tres
especies de sirenas, dos de las cuales son mitad mujer
y mitad pez, la tercera es mitad mujer y mitad pájaro.
Y las tres hacen música: una tocando la trompeta,
la otra el arpa y la tercera cantando; y sus melodías
son tan dulces que ningún hombre, por alejado que
esté, puede oírlas sin sentirse obligado a ir hacia ellas.
Cuando está cerca, se adormila, y cuando la sirena lo
encuentra dormido, lo mata. Por ello, creo yo que la
sirena es culpable de matarlo a traición y el hombre es
culpable por fiarse de ella.
Y yo he muerto en circunstancias análogas, y ambos
somos culpables. Mas no oso acusaros de traición
y cargo con toda la culpa, diciendo que he muerto
por mi propia mano. Porque, a pesar de haber sido
77
Poemas
capturado mientras os escuchaba la primera vez que
me hablasteis, no habría tenido motivo de temer si
hubiese sido sabio como la serpiente que custodia el
bálsamo.
Richard de Fournival, Francia. Traducción de Rafael Antúnez
78
Un mono
El pequeño mono me mira…
¡Quisiera decirme
algo se le olvida!
José Juan Tablada, México
79
Índice general
Animales en la poesía
Luis Germán Sierra J. ........................................................................................................3
Kuyata
Jorge Luis Borges................................................................................................................9
Poema con caballos rojos
María Granata................................................................................................................. 10
Un cruce
Franz Kafka....................................................................................................................... 12
Insectos en la misa
Marosa di Giorgio........................................................................................................... 15
Gato casero
Ezra Pound........................................................................................................................ 17
El gallinazo gira sobre los árboles
Lasse Soderberg.............................................................................................................. 18
La serpiente que danza
Charles Baudelaire.......................................................................................................... 19
El dragón azulado
Fernando Arbeláez......................................................................................................... 22
A un perro
Luis Carlos López............................................................................................................. 24
Ciervo
Giovanni Quessep........................................................................................................... 26
80
Animales en la poesía
Cervatillo
Meira Delmar................................................................................................................... 27
Avechucho
Gustavo Adolfo Garcés.................................................................................................. 29
Necoclí
María Mercedes Carranza............................................................................................. 30
Pez muerto
Samuel Jaramillo............................................................................................................ 31
En el bosque, al lado del mar
Fernando Herrera Gómez.............................................................................................. 33
Sobre las colinas
Javier Naranjo.................................................................................................................. 34
La perrita coja
Róbinson Quintero Ossa............................................................................................... 36
El loro
Saint John Perse.............................................................................................................. 37
Giran, giran
Álvaro Mutis..................................................................................................................... 38
Pájaros
Rafael Cadenas................................................................................................................ 39
Cangrejos en el Morrosquillo
Tomás González.............................................................................................................. 40
Garcilla bueyera
Beatriz Restrepo Restrepo............................................................................................. 42
81
Poemas
El burro
Vasko Popa....................................................................................................................... 43
El gatopájaro
Evelio José Rosero........................................................................................................... 44
Bestia mía
Daniel Día......................................................................................................................... 47
Habla la vaca (fragmento)
Luis Tejada........................................................................................................................ 49
Un pueblo de amos...
Elías Canetti...................................................................................................................... 50
La mosca
Leonard Cohen................................................................................................................ 51
Una avispa sobre el agua
Coral Bracho..................................................................................................................... 52
Hormiga y faraona
Lucía Donadio................................................................................................................. 53
Tulipanes rojos
Denise Levertov............................................................................................................... 55
La mariposa
Claribel Alegría................................................................................................................ 56
El armadillo
Elizabeth Bishop.............................................................................................................. 58
Olvidadas ya la libertad y la floresta
Alexandr Pushkin............................................................................................................ 61
82
Animales en la poesía
Verdor
Elkin Restrepo................................................................................................................... 62
Reciclando
Piedad Bonnett................................................................................................................ 64
Milacos
Darío Jaramillo Agudelo............................................................................................... 66
Respuesta al párroco
William Blake................................................................................................................... 68
La más pequeña abeja
Emily Dickinson............................................................................................................... 69
El cóndor
Pablo Neruda................................................................................................................... 70
La canción de los osos
Rubén Darío..................................................................................................................... 72
Espíritu de pájaro
Fredy Chikangana........................................................................................................... 73
Aves de mar
Martha L. Canfield.......................................................................................................... 75
La sirena
Richard de Fournival...................................................................................................... 77
Un mono
José Juan Tablada........................................................................................................... 79
83
Teléfono: (574) 219 53 30. Telefax: (574) 219 50 13
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Impreso en agosto de 2017