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AYER

94/2014 (2)

ISSN: 1134-2277
ASOCIACIÓN DE HISTORIA CONTEMPORÁNEA
MARCIAL PONS, EDICIONES DE HISTORIA, S. A.
MADRID, 2014
AYER está reconocida con el sello de calidad de la Fundación Española para la
Ciencia y la Tecnología (FECYT) y recogida e indexada en Thomson-Reuters
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Esta revista es miembro de ARCE

© Asociación de Historia Contemporánea


Marcial Pons, Ediciones de Historia, S. A.
ISBN: 978-84-15963-21-9
ISSN: 1134-2277
Depósito legal: M. 1.149-1991
Diseño de la cubierta: Manuel Estrada. Diseño Gráfico
Impreso en Madrid
2014
Ayer 94/2014 (2) ISSN: 1134-2277

SUMARIO

DOSIER
LA HISTORIA TRANSNACIONAL
Darina Martykánová y Florencia Peyrou, eds.

Presentación, Florencia Peyrou y Darina Martykánová..... 13-22


El exilio en la génesis de la nación y del liberalismo (1776-1848):
el enfoque transnacional, Juan Luis Simal........................ 23-48
Historias interconectadas de los medios de comunicación y
el desarrollo de un discurso constitucional europeo en los
albores del siglo xix, Iwan-Michelangelo D’Aprile......... 49-69
El proyecto continental del anarquismo argentino: resultados
y usos de una propaganda transfronteriza (1920-1930),
María Migueláñez Martínez............................................ 71-95
Espacios de pensamiento: historia transnacional, historia
intelectual y la Ilustración, Nicholas Miller.................. 97-120
Transnacional y global: la crítica del concepto de histo­
ria ante la emergencia de la historiografía posnacional,
Omar Acha..................................................................... 121-144

ESTUDIOS
Aliados en guerra. Gran Bretaña y el comercio neutral
(1914-1916), Carolina García Sanz............................... 147-173
Comisarios y capellanes en la Guerra Civil españo­
la, 1936-1939. Una mirada comparativa, James
Matthews........................................................................ 175-199
Las elecciones de Franco en Zaragoza (1948-1973). Una
aproximación local a un asunto transnacional, Carlos
Domper Lasús............................................................... 201-228
Sumario

El imposible mercado común ibérico: la tecnocracia penin­


sular ante el desafío europeo (1968-1974), Ángeles
González........................................................................ 229-253

ENSAYOS BIBLIOGRÁFICOS
La nacionalización de las masas y la historia del nacionalis­
mo español, Francisco Javier Caspistegui..................... 257-270

HOY
La LOMCE y la competencia histórica, Ramón López Facal. 273-285

8 Ayer 94/2014 (2)


DOSIER
La historia transnacional
Ayer 94/2014 (2): 97-120 ISSN: 1134-2277

Espacios de pensamiento:
historia transnacional, historia
intelectual y la Ilustración *
Nicholas Miller
Universität Postdam

Resumen: Este artículo ofrece un repaso teórico por la historia transnacio-


nal en su relación con la historia de las ideas, un área que ciertos es-
pecialistas en historia transnacional han señalado como un campo pro-
metedor para las futuras investigaciones sobre el tema. Los debates
historiográficos recientes dentro de los estudios de la Ilustración se pre-
sentan aquí para elucidar en qué consiste en realidad el carácter nove-
doso de la perspectiva transnacional aplicada a la historia de las ideas.
Más que ser un formato totalmente nuevo, los modos de análisis trans-
nacionales pueden entenderse como centrales para las investigaciones
clásicas y universalistas sobre la Ilustración que han sido cuestionadas
desde el planteamiento del problema fundamental del contexto.
Palabras clave: historia transnacional, historia intelectual, Ilustración,
historiografía.

Abstract: This article offers a theoretical overview of transnational his-


tory in relation to the history of ideas, a field that certain specialists
of transnational history have singled out as a promising field of future
­transnational research. Recent historiographical discussions with­in En-
lightenment studies are offered to throw light about the actual novelty
that a transnational perspective would offer for the history of ideas.
Rather than being an entirely new outlook, transnational types of anal-
ysis can be understood as lying at the heart of classical, universalistic

*  Quisiera agradecer a los dos evaluadores anónimos de este artículo por sus
acertados comentarios y, sobre todo, a Darina Martykánová por traducirlo.

Recibido: 18-11-2013 Aceptado: 28-03-2014


Nicholas Miller Espacios de pensamiento: historia transnacional...

Enlightened scholarship, a perspective that was challenged according


to the fundamental problem of context.
Keywords: Transnational History, Intellectual History, Enlightenment,
Historiography.

¿Dónde se produce el pensamiento y qué es lo que determina


los límites de lo pensable? Parecería que sólo los más nacionalistas
podrían afirmar que, obviamente, la respuesta es la nación. Los de-
fensores más controvertidos del reciente giro transnacional de las
investigaciones históricas han afirmado que este tipo de lógica per-
mea las obras del pasado, que aceptaron acríticamente la posición
central de las naciones como escenarios y actores de la historia.
Hasta se ha llegado a afirmar que la disciplina histórica lleva con-
sigo una marca de nacimiento insidiosamente nacionalista, debido
a su surgimiento en el siglo  xix al servicio del proyecto de Estado-­
nación  1. Aunque los defensores de la historia transnacional a me-
nudo dejan entender que los modernistas y los historiadores de las
ideas han sido menos susceptibles a las distorsiones del marco na-
cional que los contemporaneistas, una corriente inversa arrastró
la historia intelectual de la época moderna al mismo tiempo que
emergía la historia transnacional durante la década de 1980. Una
tendencia diferente se puede observar en los trabajos que han asu-
mido los llamamientos pioneros de John G. A. Pocock y Quentin
Skinner a seguir en la historia intelectual un mantra simple, pero
novedoso: las ideas tienen contextos y no pueden entenderse fuera de
ellos. De hecho, el contexto que para muchos historiadores intelec-
tuales resultó más fácil de identificar fue el de la nación.
Emma Rothschild, en su reciente reflexión sobre el desencuen-
tro de la historia intelectual y la historia transnacional, ha seña-
lado que la cuestión del contexto es el mayor problema planteado
por el reto transnacional de reconfigurar el espacio analítico de las

1
  Michael Werner y Bénédicte Zimmermann: «Vergleich, Transfer, Verflech-
tung. Der Ansatz der Histoire croisée und die Herausforderung des Transnationa-
len», Geschichte und Gesellschaft, 28 (2002), pp.  607-636; Cristopher A.  Bayly et
al.: «AHR Conversation: On Transnational History», American Historical Review,
111, 5 (2006), p.  1446, y Michael G. Müller y Cornelius Trop: «Conceptualizing
Transnational Spaces in History», European Review of History/Revue Européenne
d’Histoire, 16, 5 (2009), pp. 609-610.

98 Ayer 94/2014 (2): 97-120


Nicholas Miller Espacios de pensamiento: historia transnacional...

ideas  2. Los estudios sobre la traducción —últimamente un tema


popular entre los historiadores intelectuales y transnacionales—
han mostrado que la inestabilidad y la migración conceptual son
rasgos constantes de la traducción de las ideas entre distintos idio-
mas  3. Cuando añadimos los efectos del tiempo a la diversificación
de las ideas mediante la traducción, el peligro, según Rothschild, es
el de terminar sin rumbo: las ideas se ven fecundadas y proliferan
de forma tan abundante y fluida que el historiador se ve abrumado
por la cantidad de trayectorias y termina perdiendo el camino  4.
Los comentarios de Rothschild sobre este tema reflejan el gran
éxito que ha tenido el giro básicamente nacional-contextualista en
la historia intelectual. Los famosos tratados políticos ya no son ana-
lizados por los historiadores intelectuales como iteraciones de con-
versaciones filosóficas atemporales entre genios, sino más bien
como intervenciones incisivas en los debates particulares, situados
en el tiempo y el espacio. Este campo de investigación, al que mu-
chos historiadores acusan, desde hace tiempo, de carecer de no-
ciones propiamente históricas de condicionamiento espacial, ahora
paradójicamente tiene que hacer frente a la crítica de operar con
unas nociones demasiado estrictas de la corporalidad contextual
de la comunidad nacional o lingüística. En 2006, durante la mesa
redonda sobre la historia transnacional organizada por la Ameri­
can Historical Review, Christopher A. Bayly caracterizó la «historia
transnacional de las ideas» como un campo más bien sin arar que
posee un gran potencial  5. No obstante, esta visión contiene en sí
el núcleo de la producción intelectual clásica: el camino hacia una
comprensión más global de la circulación y desarrollo histórico de
las ideas puede pasar por el reconocimiento de que las ideas tienen
una geografía particular, independiente de las comunidades nacio-
nales o lingüísticas preestablecidas.

2
  Emma Rothschild: «Arcs of Ideas. International History and Intellectual
History», en Gunilla Budde, Sebastian Conrad y Oliver Janz (coords.): Transnatio­
nale Geschichte: Themen, Tendenzen und Theorien, Gotinga, Vandenhoeck & Ru-
precht, 2006, pp. 217-226.
3
  Javier Fernández Sebastián (ed.): Diccionario político y social del mundo ibe­
roamericano. La era de las revoluciones, 1750-1850, vol. I, Madrid, Centro de Estu-
dios Políticos y Constitucionales, 2009.
4
  Emma Rothschild: «Arcs of Ideas...», pp. 217-226.
5
  Cristopher A. Bayly et al.: «AHR Conversation...», p. 1452.

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Nicholas Miller Espacios de pensamiento: historia transnacional...

Este artículo no trata de acusar a la propuesta de un giro trans-


nacional en la historia de las ideas de mero oportunismo —en el
sentido de fabricar el «enfoque más reciente» a través del retorno
a un enfoque desatendido del pasado—, sino que más bien plantea
que se trata solamente del último de los intentos de resolver el pro-
blema del contexto, siempre presente en la historiografía, que en
el campo de la historia de las ideas fue hasta hace poco afrontado
«acercando la vista» en vez de alejándola. Muchos historiadores in-
telectuales se han ido orientando hacia el contexto de la comunidad
nacional o lingüística como manera de descubrir el significado de
las redes locales y de las preocupaciones más ordinarias que aque-
llas que habían sido preferidas por una historia de las ideas más
universalista. Un resultado importante de esta tendencia en lo que
se refiere específicamente a los estudios de la Ilustración ha sido el
cuestionamiento de la noción de una vanguardia pequeña y privile-
giada de los pensadores ilustrados y el ensanchamiento del campo
hasta incluir otros agentes relevantes y personajes de importancia.
Si bien es cierto que estos días los enfoques transnacionales tie-
nen mucho que contribuir a este debate, resulta importante subra-
yar que esta tendencia nacional en los estudios de la Ilustración res-
pondía al mismo problema historiográfico de difícil resolución que
plantean las investigaciones transnacionales: el del contexto. En mi
opinión, y como espero mostrar en este texto, una reflexión histo-
riográfica sobre las corrientes y tendencias aparentemente divergen-
tes en la historia transnacional y la historia intelectual durante las
últimas décadas puede contribuir a identificar estrategias que cada
historiador puede adoptar en el estado actual de la investigación
para tratar el problema del contexto.
El artículo se divide en dos secciones. La primera presenta el es-
cenario para el debate, analizando la relación de la historia trans-
nacional con otros marcos supranacionales, incluido el global, el
mundial y el atlántico. El comentario que Bayly hizo en 2006, se-
gún el cual las diferencias entre estos marcos no han sido reconoci-
das y debatidas de forma suficiente, sigue plenamente vigente hoy
en día y se merece ser tratado con cierto detalle  6. Esta falta de cla-
ridad metodológica está en sintonía con las tendencias metodoló-

6
  Ibid., p. 1442.

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gicas contemporáneas más amplias que evitan lo provocativo y di-


visivo a favor de lo inclusivo y abierto, eludiendo conclusiones
sólidas y optando en su lugar por la problematización y por dejar
en evidencia toda la «complejidad» del tema. Este pluralismo me-
todológico puede, por otra parte, ser la razón por la que el enfoque
transnacional aglutina actualmente a tantos partidarios, ya que pro-
porciona una etiqueta útil y flexible que concuerda con otras ten-
dencias recientes en cuanto a adoptar unos marcos más amplios de
análisis. La segunda sección pasa a tratar directamente la sugeren-
cia de Bayly de una «historia transnacional de las ideas» y consi-
dera esta apuesta a la luz de las tendencias historiográficas más re-
cientes en el campo de los estudios de la Ilustración. Afirmaré que
los debates historiográficos recientes sobre la nación y el contexto
que han tenido lugar en los estudios de la Ilustración son de inte-
rés para los historiadores transnacionales debido a las posibilidades
y límites tanto del marco nacional como transnacional, a la vez que
sirven como ejemplo del marco analítico alternativo que llevan re-
clamando algunos historiadores transnacionales: un marco que re-
fleje la geografía de relevancia determinada por temas, en vez de
por las fronteras de cada Estado-nación  7.

Más allá de lo nacional: las variantes «mundial», «global»,


«transnacional» y «atlántica» en la historia supranacional

Como ha declarado en una reflexión reciente Ian Tyrrell, uno


de los más destacados defensores de la historia transnacional, la
historia transnacional se ha convertido, sin duda, en una «expre-
sión de moda»  8. Esta etiqueta se ha extendido mucho más allá de
su uso original por parte de historiadores especialistas en Estados
Unidos durante la década de 1980, cuando sirvió para cuestionar
los relatos localistas, de excepcionalidad nacional, de la historio-
grafía estadounidense, y hoy en día se utiliza en distintos campos a
través del continuum temático, temporal y espacial de los estudios

7
  Matthew Pratt Guterl: «Comment: The Futures of Transnational History»,
American Historical Review, 118, 1 (2013), pp. 130-139.
8
  Ian Tyrell: «Reflections on the Transnational Turn in United States History:
Theory and Practice», Journal of Global History, 4 (2009), pp. 453-474, esp. p. 453.

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históricos  9. La aspiración espacial transnacional está en pleno pro-


ceso de institucionalización no solamente definiendo muchos do-
sieres y números especiales de revistas de historia (incluido este
mismo volumen), sino también a través del establecimiento de cen-
tros de investigación que llevan el término «transnacional» en su
nombre oficial (el Centro para la Historia Transnacional de la Uni-
versity College of London y el Centro para la Historia Transnacio-
nal en la St. Andrew’s) o programas de grado especializados (como
el Master en Historia Comparada y Transnacional en el College of
William & Mary). Sin embargo, se repara poco en las fracturas que
se producen en la práctica de la «historia transnacional» según las
divisiones persistentes desde hace mucho tiempo entre las diferen-
tes culturas académicas lingüísticas y nacionales. El uso entusiasta
de la etiqueta «transhistórica» no se limita al mundo anglófono,
sino que se extiende también por Alemania, donde la transnationale
Geschich­te se practica con gran vigor, apoyándose en los trabajos
teóricos y métodos desarrollados con bastante autonomía —aunque
no independencia— con respecto a los debates anglófonos. Como
han apuntado Kiran Klaus Patel y otros, transnationale Geschichte
y transnational history, aunque sean prácticamente idénticas semán-
ticamente y ambas estén orientadas hacia un proyecto común de
producir historias más allá de las etiquetas nacionales, difieren de
forma significativa en las especificidades de su teoría y método  10.
Este ejemplo en sí mismo señala la dificultad potencial de identifi-
car qué significa concretamente la historia transnacional para la aca-
demia hispanohablante.
Los autoproclamados practicantes de la historia transnacional
en el mundo anglófono han eludido hacer declaraciones progra-
máticas al concebir la historia transnacional como una categoría es-

9
  Ibid., pp. 453-474.
10
  Kiran Klaus Patel: «“Transnations” among “Transnations”? The Debate on
Transnational History in the United States and Germany», Center for European Stu­
dies Working Paper Series, Harvard University, 159 (2008), pp.  1-17. Véanse tam-
bién «Towards the Internationalization of American History: A Round Table»,
Journal of American History, 79, 2 (1992), pp. 432-542, y Thomas Bender (ed.): Re­
thinking American History in a Global Age, Berkeley, 2002. En España han tenido
gran influencia dos números de la revista Studia Historica. Historia Contemporánea
dedicados a «la historia transnacional». Véase las contribuciones en Studia Histo­
rica. Historia Contemporánea, 16-17 (1998-1999).

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pecial subdisciplinaria, novedosa y flexible, más que como un en-


foque coherente. Por otra parte, el debate alemán se ha centrado
en transnationale Geschichte como término que abarca varios enfo-
ques metodológicos recientes que pretenden ir más allá de la his-
toria comparada y la historia de la recepción (Rezeptionsgeschichte)
en el esfuerzo por analizar los procesos históricos fuera de las fron-
teras convencionales, incluida la histoire croisée de Bénédicte Zim-
mermann y Michael Werner, y el enfoque relacionado de «histo-
rias entrelazadas» (Verflechtungsgeschichte)  11. El uso creciente del
inglés en la academia alemana en búsqueda de su propia «inter-
nacionalización» institucional ha significado que una parte impor-
tante de estos debates alemanes se ha llevado a cabo en inglés y ha
incluido a participantes anglófonos, aunque la mayor parte de es-
tos últimos han conservado una actitud flexible hacia la definición
de lo transnacional. La contribución de Emma Rothschild al volu-
men Transnational History, publicado en 2006 por Budde, Conrad
y Janz, es representativa por su comprensión descriptiva, más que
programática, de la «historia transnacional», llevando además un
título que incluso evita la etiqueta para —en su lugar— utilizar la
de «historia internacional», algo que la mayoría de los defensores
de la historia transnacional, ya sean anglófonos o alemanes, consi-
derarían una cosa bien distinta  12.
Aun de manera implícita, el uso flexible que hace Rothschild
de los términos «internacional», «global» y, sí, también «transna-
cional», apunta hacia una corriente común de varios trabajos his-
tóricos que adoptan estos términos; una corriente que conecta es-
tos trabajos y que aquí propongo denominar «supranacional» para
evitar confusión. Lo que une a estos enfoques es el convencimiento
de que el marco del Estado nacional es insuficiente y debe comple-
mentarse por análisis históricos que rehúyan las convenientes ex-

11
  Margrit Pernau: Transnationale Geschichte, Gotinga, Vandenhoeck & Ru-
precht, 2011; Heinz-Gerhard Haupt y Jürgen Kocka: «Comparison and Beyond:
Traditions, Scope, and Perspectives of Comparative History», en Heinz-Gerhard
Haupt y Jürgen Kocka (eds.): Comparative and Transnational History: Central Eu­
ropean Approaches and New Perspectives, Nueva York, Berghahn, 2009, pp.  1-32,
y Bartolomé Yun Casalilla: «“Localism”, Global History and Transnational His-
tory. A Reflection from the Historian of Early Modern Europe», Historisk Tidskrift,
127, 4 (2007), pp. 659-678.
12
  Emma Rothschild: «Arcs of Ideas...», pp. 217-226.

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Nicholas Miller Espacios de pensamiento: historia transnacional...

plicaciones nacionales. Sus practicantes difieren sustancialmente


en cuanto al tenor de sus polémicas, pero pocos de ellos propon-
drían que el Estado-nación fuera simplemente ignorado como en-
tidad histórica. Se trata más bien de llamar la atención sobre el he-
cho de que existen historias de personas, procesos, intercambios,
transformaciones y movimientos que hasta ahora no han sido con-
tadas, ya que la lógica de estas historias solamente puede abar-
carse desde una perspectiva más allá del marco de la nación. Este
razonamiento también está detrás de la crítica que los historiado-
res transnacionales y globales hacen de los previos intentos compa-
rativos, que cayeron en la trampa de reforzar el marco nacional al
usar las historiografías nacionales existentes  13. Según algunos crí-
ticos, más que ser un paso en la buena dirección, esto supuso que
las realidades de las historias supranacionales quedasen aún más
atrapadas en la oscuridad.
Aquellos que han tratado recientemente sobre la historia global
desde un punto de vista teórico han intentado esbozar la diferencia
entre ésta y la historia mundial (world history); un esfuerzo digno
de mención en el contexto de una aproximación a la historia trans-
nacional. De forma convincente, Bruce Mazlish ha propuesto que
la globalización debe entenderse no tanto como una alternativa a la
amplia etiqueta de la historia mundial, sino como una forma o sub-
disciplina específica de la historia mundial que se encarga de inves-
tigar una dinámica singular: las maneras por las que los pueblos de
la tierra —a través de fuerzas e instituciones económicas, culturales
y sociales concretas— han llegado a estar crecientemente interco-
nectados  14. Este enfoque también podría definirse como Verflech­
tungsgeschichte en el sentido más ambicioso posible: demostrando
la creciente interconexión entre todas las historias. Sin embargo,
como ha apuntado con razón Sanjay Subrahmanyam en su pro-
puesta de las «historias conectadas», debemos reconocer que los

13
  Pierre-Yves Saunier: «Circulations, connexions et espaces transnationaux»,
Genèses, 57 (2004), pp.  110-126; Jürgen Kocka: «Comparison and Beyond», His­
tory and Theory, 42, 1 (2003), p.  41, y Sebastian Conrad: «Circulation, “National
Work”, and Identity. Debates About the Mobility of Work in Germany and Japan,
1890-1914», en Wolf Lepenies (ed.): Entangled Histories and Negotiated Universals,
Frankfurt am Main, Campus Verlag, 2003, pp. 260-262.
14
  Bruce Mazlish: «Comparing Global History to World History», Journal of
Interdisciplinary History, 28, 3 (1998), pp. 385-395.

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Nicholas Miller Espacios de pensamiento: historia transnacional...

niveles y marcos de conectividad entre gentes y regiones han fluc-


tuado de manera importante en el pasado  15. Aunque la globaliza-
ción actual puede que sea históricamente única en su intensidad y
amplitud, se entiende mejor estableciendo paralelismos con los sis-
temas de circulación más antiguos. Mientras uno puede confrontar
las metodologías de historia global o de la «historia conectada» de
Subrahmanyam con las prácticas más antiguas de la historia mun-
dial, oponiéndolas, creo que por claridad terminológica sería mejor
entenderlas como innovaciones y nuevos relatos en este campo de
historia más expansivo.
Los que abogan por la historia transnacional a veces mantienen
que unos horizontes más restringidos y un interés más amplio en la
interconectividad (más allá de simples relaciones de globalización)
son los rasgos más importantes que la distinguen de la historia glo-
bal  16. Esta propuesta es legítima y en un mundo utópico de clari-
dad terminológica tendría un efecto inmediato. En la práctica, sin
embargo, no sólo muchas de las llamadas «historias globales» adop-
tan marcos de análisis que están lejos de ser globales, sino que sus
autores defienden además el derecho de enmarcar estos estudios
subglobales en la historia global. Cuando estas obras debaten la
globalización temprana, indudablemente pueden ser a la vez histo-
rias globales y transnacionales comprendidas en el sentido ideal es-
bozado aquí. Además, y de forma más problemática, muchas obras
utilizan lo global y lo transnacional como meros sinónimos.
La ambición de la historia transnacional por comprender las
conexiones y las relaciones más allá de los confines nacionales se
torna, en cierto modo, non sequitur si se aplica a contextos que pre-
ceden el surgimiento del Estado-nación. Los proponentes de la his-
toria transnacional suelen ser contemporaneistas, predominando los
expertos en el siglo  xx  17. De este modo, la preocupación de los his-
toriadores transnacionales con la nación refleja la importancia que

15
  Sanjay Subrahmanyam: «Par-delà d’incommensurabilité: pour une histoire
connectée des empires aux temps modernes», Revue d’Histoire Moderne et Contem­
poraine, 54, 4 bis, supplément (2007), pp. 34-53.
16
  Akira Iriye: «Transnational History», Contemporary European History, 13, 2
(2004), pp. 218-220.
17
  Matthew Hilton y Rana Mitter: «Introduction» a «Transnationalism and
Global History», Past and Present, supplement 8 (2013), pp. 9-14.

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Nicholas Miller Espacios de pensamiento: historia transnacional...

ésta tenía entre los actores históricos analizados. Como han apun-
tado Tyrrell y Duindam, los especialistas en historia moderna han
trabajado con concepciones implícitamente transnacionales preci-
samente porque los Estados-nación no existían todavía  18. En estos
contextos parece que la deficiencia del paradigma nacional se ha
establecido desde hace mucho, aunque un observador cínico po-
dría llamar la atención al hecho de que esta tradición propia no ha
impedido que se produzcan referencias obligadas al enfoque trans-
nacional también en este campo de investigación, reflejando el po-
der de la «marca» transnacional. Por otra parte, como se verá más
adelante, esta tendencia se puede entender de forma menos cínica
como un correctivo razonable a las formas de historia intelectual
que bebieron del énfasis en la heurística de la nación despertada
por las reflexiones acerca del contexto.
Aunque el término de «historia transnacional» ha proliferado
en las últimas décadas, los marcos transnacionales de análisis se lle-
van proponiendo desde hace casi un siglo. Así, por ejemplo, Marc
Bloch reclamaba ya en 1928 una historia de Europa que fuese mu-
cho más que una mera suma de las historiografías nacionales eu-
ropeas; recordemos también el concepto influyente de la civiliza-
ción occidental, que ha llegado a ser altamente controvertido  19. De
forma más ambiciosa, y más en sincronía con los objetivos trans-
rregionales y transculturales de la historia transnacional, Fernand
Braudel propuso escribir la historia del mundo mediterráneo en la
década de 1940  20. Las observaciones de Braudel sobre la primacía
de la navegación marítima como manera de conectar históricamente
regiones distantes ha inspirado las historias de otros mares-mundo,
de los que la historia del océano Índico y, sobre todo, la del Atlán-
tico han sido las más convincentes y exitosas.

18
  Ian Tyrrell: Transnational Nation: United States History in Global Perspec­
tive, Basingstoke, Palgrave Macmillan, 2007, p.  3, y Jeroen F. J. Duindam: «Early
Modern Europe: Beyond the Strictures of Modernization and National Historiogra-
phy», European History Quarterly, 40, 4 (2010), pp. 606-623, esp. pp. 610-611.
19
  Marc Bloch: «Pour une histoire comparée des sociétés européennes», Revue
de Synthèse Historique, 46 (1928), pp. 28-44.
20
  Fernand Braudel: La Méditerranée et le Monde Méditerranéen à l’Epoque de
Philippe II, París, Colin, 1949 (El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época
de Felipe II, Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1976).

106 Ayer 94/2014 (2): 97-120


Nicholas Miller Espacios de pensamiento: historia transnacional...

La relación entre los estudios de área (area studies) y la histo-


ria transnacional es interesante: los une la ambición supranacional,
pero los separa su manera de tratar la dimensión espacial. Eso se
puede demostrar a través del ejemplo concreto de la historia atlán-
tica. Mientras que la historia transnacional entiende que los con-
textos de análisis fluctúan constantemente debido a la creación es-
pontánea de vínculos a partir de los flujos migratorios de todo tipo
o a las conexiones entre los organismos corporativos y otro tipo de
entidades no-estatales, la historia atlántica propone que la cuenca
atlántica se puede tratar, en sentido ideal, como un contexto re-
levante y coherente desde aproximadamente el principio del si-
glo  xvi. La crítica del marco nacional que hace la historia atlántica
no consiste en cuestionar el concepto de la rigidez contextual en sí,
sino más bien en proponer que la esfera espacial del contexto rele-
vante para las historias de varios lugares, entre ellos la costa atlán-
tica de la América del Norte, la Península Ibérica, Brasil o la costa
oeste de África, es la misma. Dejando en evidencia los orígenes de
la historia transnacional en la academia estadounidense, este marco
oceánico de análisis explica mejor la historia común del continente
americano después del «gran encuentro» iniciado por la llegada de
Colón que las historias africanas o europeas, las cuales permane-
cieron estrechamente ligadas a otras partes del mundo. De hecho,
teniendo en cuenta que el principal destino final de la riqueza mi-
neral del Nuevo Mundo era China, pasando habitualmente por la
ruta de galeones españoles entre las Filipinas y la Nueva España (el
México de hoy), el marco atlántico tampoco puede explicar plena-
mente la emergencia de América de después del descubrimiento  21.
Algunos han llamado la atención también al hecho de que la his-
toria atlántica surgiera durante la guerra fría, implicando un obje-
tivo ideológico en su tema: el de unir definitivamente la historia de
la «Europa occidental» a la que sería la futura potencia hegemó-
nica norteamericana y alejarla del Este, construido como cultural-
mente retrógrado  22.

21
  Peter A. Coclanis: «Beyond Atlantic History», en Jack P. Greene y Philip
D. Mogran (eds.): Atlantic History: A Critical Appraisal, Oxford, Oxford Univer-
sity Press, 2009, p. 344.
22
  Marco Mariano (ed.): Defining the Atlantic Community: Culture, Intellectuals,
and Policies in the Mid-Twentieth Century, Nueva York, Routledge, 2010, pp. 6-7.

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Nicholas Miller Espacios de pensamiento: historia transnacional...

Además, el carácter fracturado de la historia atlántica es un in-


dicador importante de cómo responde el giro transnacional a las in-
suficiencias de los enfoques adoptados por los estudios de área  23.
Las obras que supuestamente abarcan el Atlántico tienden a esta-
blecer el ámbito de análisis sobre todo oponiendo atlánticos nacio-
nales (el inglés, el español, el portugués, el holandés, el francés, el
danés y el sueco, o —de forma más dicotómica— el británico y el
ibérico) o usando otros criterios, como puede ser el caso del Atlán-
tico negro. Peor aún, muchos de estos trabajos exploran solamente
uno de estos contextos aislándolo, en mayor o menor medida, de
los otros. Se han producido intentos recientes de proponer mar-
cos atlánticos más allá de lo nacional, como La Ilustración atlán­
tica propuesta por Susan Manning y Francis D. Cogliano  24. Aun-
que esta propuesta abre una dirección interesante en los estudios
sobre la Ilustración, llevando la Ilustración en el periodo de su sur-
gimiento (a principios del siglo  xviii) fuera del foco europeo habi-
tual, los editores de la compilación admiten las limitaciones de su
obra: el contexto atlántico que investigan aquellos que contribuyen
al libro es el británico, con un particular énfasis en Escocia  25. Esta
conceptualización del espacio no es, sin embargo, más ambiciosa
que —digamos— la de la obra popular Historia de los pueblos de
habla inglesa escrita por Winston Churchill  26. Restringir los análisis
atlánticos a una sola comunidad lingüística es, por desgracia, endé-
mico a este campo de investigación. Aunque existen relatos sobre
el Atlántico de la época moderna que se podrían calificar de genui-
namente holísticos, éstos suelen analizar temas que no pueden en-
tenderse más allá de un marco atlántico, como la esclavitud en la
época moderna o la piratería.
Una exploración más profunda del concepto de las revoluciones
«atlánticas» ha demostrado hasta qué punto muchos de los perso-
najes involucrados fueron más allá de estos contextos, y que las ba-

23
  Matthias Middell y Katja Naumann: «Global History and the Spatial Turn:
From the Impact of Area Studies to the Study of Critical Junctures of Globaliza-
tion», Journal of Global History, 5, 1 (2010), pp. 149-170.
24
  Susan Manning y Francis D. Cogliano (eds.): The Atlantic Enlightenment,
Aldershot, Ashgate, 2008.
25
  Ibid., pp. 1-18.
26
  Winston Churchill: A History of the English-Speaking Peoples, Londres,
Cassell, 1956.

108 Ayer 94/2014 (2): 97-120


Nicholas Miller Espacios de pensamiento: historia transnacional...

ses intelectuales de las revueltas, a pesar de estar conectadas entre


sí, quizá se definieran más por sus diferencias que por sus similitu-
des  27. Como ha sido el caso de los enfoques global y transnacional
aplicados a otros lugares, el éxito de este marco supranacional no
ha consistido en sustituir de manera convincente el marco nacional,
sino más bien en su capacidad de explicar algunos fenómenos me-
jor que los métodos aplicados previamente. Las críticas del enfoque
también apuntan a los límites de la relevancia del marco atlántico
(por ejemplo, en términos de la economía global). Estas críticas de-
berían ser escuchadas no para rechazar el enfoque atlántico, sino
para reconocer la necesidad de unos puntos de partida flexibles en
cuanto al marco geográfico. El marco adecuado se debe desarro-
llar según el tema estudiado. Se trata, desde luego, de una opera-
ción compleja, pero únicamente de esta forma los análisis suprana-
cionales pueden alcanzar su pleno potencial y demostrar la lógica
real, más que discursiva, de los intentos de trabajar inspirados por
el giro transnacional.

La historia transnacional, la historia intelectual y la Ilustración

Si seguimos el ejemplo de Bayly, una de las maneras de descu-


brir y aprovechar el potencial de la historia transnacional para re-
finar de forma significativa nuestras interpretaciones de ciertos as-
pectos temáticos y dinámicos de la historia consiste en revisitar la
«historia de las ideas». Bayly no solamente reclamó una «historia
transnacional de las ideas» en la mesa redonda organizada en 2006
por la American Historical Review, sino que un año después pro-
cedió a poner en práctica dicha agenda en una edición especial de
la revista Modern Intellectual History  28. En su introducción a la co-
lección de ensayos sobre la circulación de ideas en la India de los
siglos  xix y xx, Bayly afirmó que el objetivo más amplio del vo-
lumen era servir como «contribución a la emergente historia glo-

27
  Federica Morelli, Clément Thibaud y Geneviève Verdo (coords.): Les em­
pires atlantiques: des Lumières au libéralisme, 1763-1865, Rennes, Presses Universi-
taires de Rennes, 2009.
28
  Edición especial de «An Intellectual History for India», Modern Intellectual
History, 4, 1 (2007), y Cristopher A. Bayly et al.: «AHR Conversation...», p. 1448.

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Nicholas Miller Espacios de pensamiento: historia transnacional...

bal y transnacional de las ideas que aspira a situar las sofisticadas


tradiciones de la historia intelectual europea, atlántica, islámica y
asiática a un contexto mundial»  29. Bayly admitió la relación en-
trelazada entre lo global y lo transnacional, constatando que, sean
cuales sean las diferencias entre la historia global y transnacional
de las ideas, ambas están conectadas tan estrechamente que las in-
vestigaciones que se hacen desde una u otra perspectiva se influyen
mutuamente. El reto consiste menos en discutir sobre las diferen-
cias entre ambas, o una diferencia similar entre la «historia de las
ideas» y la «historia transnacional»  30, que en responder a la pre-
gunta: si las fronteras nacionales pocas veces restringieron el mo-
vimiento de productos y personas de forma definitiva, ¿cómo, en-
tonces, sería posible afirmar que lo han hecho con las ideas, que
supuestamente flotan libremente?
El interés de Bayly por la historia transnacional de las ideas no
terminó con el volumen de la MIH. Ese mismo año alabó la «histo-
ria global» de la Declaración de Independencia de los Estados Uni-
dos de David Armitage como «una contribución clave a lo que es un
campo de estudio prácticamente nuevo: la historia transnacional de
las ideas»  31. Armitage mismo no definió su trabajo de esta manera,
optando por presentarlo como una contribución al proyecto de si-
tuar textos famosos en un contexto global: «Hasta ahora, las decla-
raciones de independencia no han sido tratadas como un fenómeno
global»  32. Entre otras obras que adoptan esta perspectiva, Armi-
tage mencionó la obra de una de las participantes junto con ­Bayly
en la mesa redonda de la AHA, Isabel Hofmeyr, quien investigó la
diseminación transnacional de la obra El progreso del peregrino es-
crita por el poeta cristiano inglés del siglo  xvii John Bunyan  33. Hof-
meyr, a diferencia de Armitage, describió su trabajo explícitamente
como historia transnacional. El hecho de que Bay­ly, probablemente

29
  Cristopher A. Bayly: «Afterword» a «An Intellectual History for India»,
Modern Intellectual History, 4, 1 (2007), pp. 163-169.
30
  Donald R. Kelley: The Descent of Ideas: The History of Intellectual History,
Aldershot, Ashgate, 2002.
31
  Contratapa de David Armitage: The Declaration of Independence: A Global
History, Cambridge, Harvard University Press, 2007.
32
  Ibid., p. 4.
33
  Isabel Hofmeyr: The Portable Bunyan: A Transnational History of «The
Pilgrim’s Progress», Princeton, Princeton University Press, 2004.

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Nicholas Miller Espacios de pensamiento: historia transnacional...

el practicante anglófono de la historia transnacional más conocido,


haya podido encontrar en la historia global de las ideas practicada
por Armitage una respuesta a su propio llamamiento en pos de una
«historia transnacional de las ideas» es un indicador de la existen-
cia de objetivos similares en ambas direcciones —o, decisivamente,
de la escasa diferencia entre las dos etiquetas—.
Mientras la «historia transnacional de las ideas» —o «historia in-
telectual transnacional»— parece estar ganando partidarios tanto
en los países anglófonos como en Alemania, la advertencia de Jür-
gen Osterhammel sobre los peligros de la «banalidad» en la historia
transnacional invita a una reflexión pausada  34. Osterhammel empleó
esta palabra al apuntar que si bien es cierto que las redes religiosas
en los siglos  xix y xx pueden describirse como transnacionales, esto
es algo tan obvio para los especialistas de esas épocas y temas que
no merece ser digno de mención  35. Por ejemplo, la novedad del li-
bro de Luke Clossey Salvation and Globalization in the Early Jesuit
Missions consistía en mostrar unas redes de comunicación verdade-
ramente globales establecidas por los jesuitas, no en recordar a los
especialistas en la historia intelectual de la Edad Moderna que los je-
suitas trabajaron en muchos países o que la Iglesia católica era (y es)
una institución supranacional  36. El reto planteado por Osterhammel
consiste en abstenerse de reciclar simplemente información antigua
según los nuevos paradigmas: el sentido de una nueva perspectiva
está en nuevas historias, no en unos relatos revisados.
En esta línea, Bayly identificó los objetivos de la historia trans-
nacional de las ideas durante la mesa redonda de la AHA: refor-
zar nuestra comprensión de cómo surgió la gubernamentalidad
moderna en forma de Estado-nación —es decir, una historia de la
nación-idea, que es transnacional en el sentido específico de tras-
cender el concepto mismo de la nación—  37. Aunque a Bayly se le
reprochó plantear una definición demasiado específica de la histo-

34
  Jürgen Osterhammel: Die Verwandlung der Welt: Eine Geschichte des 19.
Jahrhunderts, Múnich, C.  H.  Beck, 2009, p.  1277, y H. Glenn Penny: «The Insis-
tence of World History», German History, 29, 3 (2011), pp. 505-510.
35
  Jürgen Osterhammel: Die Verwandlung der Welt..., p. 1277.
36
  Luke Clossey: Salvation and Globalization in the Early Jesuit Missions, Cam-
bridge, Cambridge University Press, 2008.
37
  Cristopher A. Bayly et al.: «AHR Conversation...», pp.  1454-1461, esp.
pp. 1442-1443.

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Nicholas Miller Espacios de pensamiento: historia transnacional...

ria transnacional  38, al menos definió con cierta originalidad el te-


rreno que la «historia transnacional de las ideas» cubriría. La his-
toria global de la Declaración de Independencia de los Estados
Unidos escrita por Armitage fue, por tanto, una contribución a la
«historia transnacional de las ideas» por afrontar esta serie especí-
fica de cuestiones, no porque tratara del tema amorfo de la histo-
ria intelectual más allá del marco nacional. Sin embargo, Moyn y
Sartori han criticado el enfoque de Armitage desde una perspec-
tiva transnacional con un énfasis poscolonial, acusando a la obra
de no hacer nada para revisar desde dentro de la historia intelec-
tual las nociones convencionales de centros y las pautas de disemi-
nación  39. Independientemente de su veracidad, el relato narrado en
la obra de Armitage refuerza la narrativa de la democracia estado-
unidense como la fuente de valores liberales de la que otras regio-
nes del mundo acabaron bebiendo la Ilustración política  40.
Al examinar la diseminación de un solo texto conocidísimo, Ar-
mitage ha optado por medios bien probados de hacer historia inte-
lectual desde una perspectiva supranacional. Se pueden trazar tres
líneas principales de esta empresa: la reconstitución de las redes in-
telectuales, la historia de la traducción y recepción, y las biografías
extensas de individuos excepcionales. Estos tres enfoques inmedia-
tamente resultarán conocidos a los historiadores transnacionales, ya
que constituyen uno de los componentes básicos de las aspiracio-
nes de la historia transnacional. No obstante, se aprecian los lími-
tes de la pretendida novedad de los temas resucitados por la histo-
ria transnacional si uno reconoce que los historiadores intelectuales
llevan explorando estos temas durante décadas.
Los resultados de los debates metodológicos sobre el contexto
nacional en un campo específico de la historia intelectual, el de los
estudios de la Ilustración, son relevantes para la teoría de la historia
transnacional, ya que confirman la relevancia de su escala, pero a la
vez cuestionan su supuesta novedad reflexiva y su mito fundacional
sobre la marca de nacimiento nacionalista de la disciplina. La trayec-

38
  Ibid., pp. 1442-1448.
39
  Samuel Moyn y Andrew Sartori: «Approaches to Global Intellectual His-
tory», en Samuel Moyn y Andrew Sartori (eds.): Global Intellectual History, Nueva
York, Columbia University Press, 2013, p. 16.
40
  Ibid., p. 16.

112 Ayer 94/2014 (2): 97-120


Nicholas Miller Espacios de pensamiento: historia transnacional...

toria de los debates teóricos en la historia transnacional y los estu-


dios de la Ilustración es, en cierto sentido, paradójica: el giro nacio-
nal en los estudios de la Ilustración arrancó en la década de 1980,
más o menos al mismo tiempo que se estaban escribiendo las pri-
meras obras que declaraban una orientación transnacional. El giro
transnacional (o giro global o supranacional, como queramos lla-
marlo) se ha introducido de forma definitiva en los manifiestos re-
cientes sobre la investigación escritos por los que se dedican a los es-
tudios de la Ilustración, en paralelo con su creciente importancia en
otras líneas de estudios históricos actuales. Es significativo que esto
se produjera sobre todo a través de la recuperación de maneras más
antiguas de entender la Ilustración anteriores a las lecciones contex-
tuales del giro nacional que tomó la investigación desde la década de
1980 por dos historiadores en particular: Jonathan Israel y John Ro-
bertson  41. De hecho, se puede postular que el giro hacia lo transna-
cional en la historia intelectual de la Ilustración se construye sobre
un diálogo interno dentro de la historiografía de esa área; un diálogo
sobre la cuestión fundamental del contexto histórico. Los trabajos
anteriores, que partían de la supuesta existencia de una esfera ilus-
trada de transferencia de ideas común y en expansión en el sentido
pleno del ideal cosmopolita, fueron acusados de adolecer de una
comprensión ingenua, artificial y simplista —en una palabra, ahistó-
rica— de los contextos locales e institucionales en los que se discu-
tían, generaban e intercambiaban las ideas. Como parte del esfuerzo
por someter la Ilustración a un escrutinio histórico más riguroso, el
cosmopolitismo —que previamente se consideraba como una carac-
terística básica de este movimiento— fue cuestionado y refractado a
través de lentes nacionales (por ejemplo, escoceses, alemanes, britá-
nicos, franceses, españoles, italianos o rusos).
Puede que nadie contribuyera tanto a impulsar el giro nacional
en los estudios de la Ilustración como Pocock, pero eso no impidió

41
  Jonathan I. Israel: Radical Enlightenment: Philosophy and the Making of Mo­
dernity, 1650-1750, Oxford, Oxford University Press, 2001; íd.: Enlightenment Con­
tested: Philosophy, Modernity, and the Emancipation of Man, 1670-1752, Oxford,
Oxford University Press, 2006; íd.: Democratic Enlightenment: Philosophy, Revolu­
tion, and Human Rights, 1750-1790, Oxford, Oxford University Press, 2011, y John
Robertson: The Case for the Enlightenment: Scotland and Naples, 1680-1760, Cam-
bridge, Cambridge University Press, 2005.

Ayer 94/2014 (2): 97-120 113


Nicholas Miller Espacios de pensamiento: historia transnacional...

a Bayly lo identificara como uno de los representantes más desta-


cados de la historia transnacional de las ideas  42. Eso se debe a las
intervenciones complejas y de ningún modo perfectamente cohe-
rentes de Pocock sobre la teoría de la historia de las ideas. Su le-
gado se basa no tanto en las intervenciones histórico-espaciales en
sí, ya que éstas generalmente otorgan a la nación un lugar subordi-
nado, sino más bien en la recepción por parte de otros investiga-
dores del imperativo del contexto que deriva de la aplicación que
él y Quentin Skinner hacen de la teoría lingüística en los estudios
del pensamiento político del pasado. El llamado «giro nacional» en
los estudios de la Ilustración era fruto del interés de otros investi-
gadores, entre ellos Roy Porter, por aplicar el imperativo del con-
texto en un sentido más pragmático que la altamente teórica histo-
ria de las ideas de Pocock  43.
Para el propósito de nuestro artículo, las reflexiones de Po-
cock sobre el contexto espacial pueden resumirse en dos. Pri-
mero, de forma más general, siguiendo su afirmación de que se
pueden identificar unos lenguajes políticos compartidos que ope-
raron entre unas series específicas de agentes históricos, se trata
de la consecuente aplicación de la dimensión espacial (por ejem-
plo, la existencia en la Edad Moderna de un lenguaje político
compartido de republicanismo cívico que en el siglo  xviii ope-
raba en el mundo angloparlante). La afirmación fundamental de
Pocock, a la que se refiere Bayly identificándola como ejemplo de
una historia transnacional de las ideas, es algo más antigua y sos-
tiene la existencia de un lenguaje político angloatlántico compar-
tido. En su famoso El momento maquiavélico: el pensamiento polí­
tico florentino y la tradición republicana atlántica, Pocock muestra
cómo éste nació de los debates políticos en la Florencia de la
Edad Moderna; un debate que Bayly, con razón, identifica como
una historia transnacional de las ideas. No obstante, el interés de
Pocock se centra de forma recurrente en la historia del republica-
nismo clásico anglófono, tal como queda evidente en su obra tem-

42
  Cristopher A. Bayly: «Afterword», p.  163, y Cristopher A. Bayly et al.:
«AHR Conversation...», p. 1448.
43
  Roy Porter y Mikuláš Teich: Enlightenment in National Context, Cam-
bridge, Cambridge University Press, 1981.

114 Ayer 94/2014 (2): 97-120


Nicholas Miller Espacios de pensamiento: historia transnacional...

prana La Ancient Constitution y el derecho feudal, basada en la te-


sis doctoral que hizo en Cambridge  44.
Segundo, aplicando esta tesis básica de la Escuela de Cambridge,
en los años posteriores Pocock ha desarrollado una fragmentación
contextual de «la Ilustración» como objeto de estudio histórico con
una dimensión espacial necesaria, aunque no explícitamente articu-
lada. El contexto se refiere simplemente al espacio, y el de Pocock
suele estar definido más por criterios religiosos e ideológicos que na-
cionales. Sin embargo, como apunta John Robertson, su tratamiento
de tipos concretos de la Ilustración (por ejemplo, la «anglicana»,
«la Ilustración en Inglaterra», «la de Utrecht» o la «sociniana») de-
pende de los análisis contextuales dentro de una comunidad política
y religiosa local a menudo definida en términos nacionales  45.
El manejo que Pocock hace del contexto en los estudios so-
bre la Ilustración es complejo. Al describir las posturas de Pocock
uno debe hablar más bien de «los estudios sobre Ilustración», ya
que Pocock rechaza la construcción misma de una sola Ilustración
identificable que podría sobreentenderse del uso del artículo «la».
Para Pocock, Ilustración se puede interpretar como un proceso,
pero identificarla como objeto de estudio histórico es fructífero so-
lamente cuando se la define en un sentido concreto: por ejemplo,
«Ilustración conservadora». Esto encaja con el enfoque básico de
la Escuela de Cambridge hacia el estudio de los lenguajes políti-
cos del pasado, con importantes consecuencias para las dimensio-
nes espaciales del contexto. A pesar de las diferencias que se pue-
den observar entre Pocock, Skinner y sus compañeros de lo que ha
llegado a denominarse la «Escuela de Cambridge» de pensamiento
político, sus enfoques están unidos por considerar que las batallas
alrededor de ideas e ideales políticos se libraron a través de escara-
muzas de juegos lingüísticos  46. Las innovaciones en los conceptos

44
  John G. A. Pocock: The Machiavellian Moment: Florentine Political Thought
and the Atlantic Republican Tradition, Princeton, Princeton University Press, 1975,
e íd.: The Ancient Constitution and the Feudal Law: A Study of English Historical
Thought in the Seventeenth Century, Cambridge, Cambridge University Press, 1957.
45
  John Robertson: «The Enlightenments of J.  G.  A.  Pocock», Cromhs, 6
(2001) (http://www.cromohs.unifi.it/6 2001/pocock.htm).
46
  Eckhart Hellmuth y Christoph Von Ehrenstein: «Intellectual History
Made in Britain: Die Cambridge School und Ihre Kritiker», Geschichte und Gesells­
chaft, 26 (2001), pp. 149-172.

Ayer 94/2014 (2): 97-120 115


Nicholas Miller Espacios de pensamiento: historia transnacional...

e ideas que aparecen en obras teóricas no evolucionaron simple-


mente dentro del mundo interior de una elite de teóricos, sino que
más bien constituyeron actos de habla (Speech Acts) con intencio-
nes políticas que podían, mediante la reconstrucción de lenguajes
políticos del pasado, conectarse con problemas políticos concretos
del pasado  47. Los lenguajes políticos (y de otro tipo de ideas) es-
pecíficos podían trascender lenguajes hablados —por ejemplo, los
sacerdotes católicos podían compartir un mundo común de ideas
en contraste con, por ejemplo, pastores protestantes—  48. Sin em-
bargo, los lenguajes operan en espacios, instituciones y esferas cul-
turales concretos: si bien es cierto que el debate político-teórico
no se limitaba a una elite de genios, sí se requería cierto nivel de
educación. Para Pocock, este hecho ofrecía una base para la crí-
tica de la noción de un concepto único de la Ilustración: dadas las
grandes diferencias entre los contextos nacionales dieciochescos
en cuanto a la organización institucional de la transferencia y di-
seminación de las ideas, como también la variedad de las configu-
raciones políticas, los contemporáneos actuaron según diferentes
objetivos y horizontes de posibilidad, y éstos hay que situarlos lo-
calmente para interpretarlos  49.
La segunda afirmación de Pocock, a la que Bayly se refiere
como una manera de hacer la historia transnacional de las ideas,
consiste en postular la existencia de un lenguaje político común a
nivel angloatlántico. Este postulado es recurrente en su obra, sobre
todo en su Momento maquiavélico, pero aparece ya en su primer li-
bro La Ancient Constitution y el derecho feudal  50. No obstante, el
espacio adoptado en este análisis es atlántico sólo en el sentido de
extenderse desde Gran Bretaña a sus colonias americanas.

47
  Jason David DeBuhn: «The Historical Assessment of Speech Acts: Clarifica-
tion of Austin and Skinner for the Study of Religions», Method and Theory in the
Study of Religions, 14 (2002), pp. 84-113.
48
  John G. A. Pocock: «Clergy and Commerce: The Conservative Enlight-
enment in England», en Raffaele Ajello et al. (coords.): L’età dei lumi: studi
storici sul settecento europe in onore di Franco Venturi, Napóles, Jovene, 1985,
pp. 1523-1562.
49
  John G. A. Pocock: Barbarism and Religion, Cambridge, Cambridge Univer-
sity Press, 2001, pp. 1-13.
50
  John G. A. Pocock: The Machiavellian Moment..., e íd.: The Ancient Cons­
titution...

116 Ayer 94/2014 (2): 97-120


Nicholas Miller Espacios de pensamiento: historia transnacional...

El tardío giro explícitamente transnacional en los estudios de la


Ilustración, estimulado sobre todo por John Robertson y Jonathan
Israel, se entiende mejor como un giro/vuelta a lo cosmopolita/
transnacional. Aunque los trabajos de Robertson e Israel difieren
bastante uno del otro, ambos definen la Ilustración como inhe-
rentemente trans y supranacional debido a sus redes y, sobre todo
para Israel, debido a su carácter ideológico. No hay necesariamente
una contradicción entre la manera en la que entienden el contexto
Robertson e Israel, por una parte, y Pocock, por otra: la diferen-
cia consiste más bien en la medida en la que los primeros explícita-
mente definen la nación como un contexto espacial operativo, aun-
que sea, en última estancia, subordinado, mientras que Pocock es
evasivo sobre las dimensiones espaciales concretas de sus contextos.
Sin embargo, el meollo de la interpretación histórica de la Ilustra-
ción por parte de Robertson e Israel como un movimiento histórico
de actores e instituciones que en el siglo  xviii obraron cruzando las
fronteras confesionales, nacionales y lingüísticas no está en los de-
bates teóricos recientes sobre el transnacionalismo, sino más bien
en la noción más antigua del cosmopolitismo y la République des
Lettres compartida. Los relatos clásicos de la Ilustración, como los
de Ernst Cassirer, Paul Hazard, Franco Venturi y Peter Gay, perci-
bían las diferencias de los contextos nacionales como de importan-
cia secundaria en comparación con este mundo más amplio de re-
des e instituciones de pensamiento  51. La crítica básica y recurrente
de la noción de los conceptos de lenguaje y contexto de Pocock
apunta hacia el carácter elusivo de los múltiples lenguajes que pue-
den dominar los agentes históricos concretos —el mismo problema
de fronteras al que responde la historia transnacional—. Los indivi-
duos actúan y se identifican a sí mismos en contextos múltiples.
Un teórico importante de la historia transnacional, Sebastian
Conrad, ha apuntado que el trabajo de Israel y Robertson es mi-

51
  Ernst Cassirer: Die Philosophie der Aufklärung, Tubinga, Mohr, 1932 (Fi­
losofía de la Ilustración, México  DF, Fondo de Cultura Económica, 1943); Paul
Hazard: La pensée européenne au xviième siècle: de Montesquieu à Lessing, Pa-
rís, Boivin, 1946 (El pensamiento europeo en el siglo  xviii, Madrid, Revista de Oc-
cidente, 1946); Peter Gay: The Enlightenment: an Interpretation, Londres, Wild-
wood House, 1973, y Franco Venturi: «Les lumières dans l’Europe du 18e siècle»,
en Franco Venturi: Europe des Lumières: Recherches sur le 18e siècle, París, Ma-
loine, 1971, pp. 3-34.

Ayer 94/2014 (2): 97-120 117


Nicholas Miller Espacios de pensamiento: historia transnacional...

noritario en plantear la interpretación de un solo objeto, una se-


rie de ideas clave, como «Ilustración», algo que, según él, la mayo-
ría de los investigadores ya no ve como sostenible  52. Este análisis
no solamente obvia los relatos filosófico-teóricos, que en absoluto
han abandonado esta categorización, sino que además me gusta-
ría argumentar que el intento de recuperar la noción de un espa-
cio definido por la similitud de pensamiento representa una manera
única de imaginar nuevas espacializaciones, algo que Guterl ha des-
crito como una parte fundamental del reto planteado por la histo-
ria transnacional  53. Proclamar la diversidad y la complejidad puede
que se haya convertido en la convención más habitual en la práctica
histórica actual; lo que falta en esta manera de afrontar la investiga-
ción es un resultado concreto, una conclusión  54. Postular la existen-
cia de un espacio coherente de pensamiento no impide reconocer
las diferencias; de hecho, tanto las obras de Robertson e Israel, en
tanto que historias intelectuales, y los numerosos estudios que han
inspirado, funcionan en el fondo recuperando los debates del pa-
sado —debates caracterizados esencialmente por desacuerdos—.
La otra sugerencia de Conrad —que la historia global de la Ilus-
tración consiste en su recepción global a partir del siglo  xix— en-
caja bien con la conciencia creciente de que la noción de «la Ilus-
tración» —como un fenómeno unitario— surgió más allá del grupo
de pensadores que hoy en día se consideran como el núcleo de la
Ilustración  55. Es decir, la historia conceptual de la Ilustración em-
pieza en los márgenes de ésta, y su recepción transnacional arranca
con los intentos de algunos personajes más allá de Europa de lle-
var a cabo unas agendas de «modernización» según un programa

52
  Sebastian Conrad: «Enlightenment in Global History: A Historiographical
Critique», American Historical Review, 117, 4 (2012), pp. 999-1027, p. 1004.
53
  Matthew Pratt Guterl: «Comment: The Futures of Transnational...»,
pp. 130-139.
54
  David A. Bell: «This is What Happens When Historians Overuse the Idea of
the Network», New Republic, 25 de octubre de 2013 (http://www.newrepublic.com/
article/114709/world-connecting-reviewed-historians-overuse-network-metaphor).
55
  Darrin McMahon: Enemies of the Enlightenment and the Making of Moder­
nity, Nueva York, Oxford University Press, 2001; James Schmidt: «Inventing the
Enlightenment: Anti-Jacobins, British Hegelians, and the Oxford English Dictio­
nary», Journal of the History of Ideas, 64, 3 (2003), pp.  421-443, y Daniel Brewer:
The Enlightenment Past: Reconstructing Eighteenth-Century French Thought, Cam-
bridge, Cambridge University Press, 2008.

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Nicholas Miller Espacios de pensamiento: historia transnacional...

recibido como Ilustración, por ejemplo en Japón  56. Aunque se trate


de una contribución noble, valiosa y necesaria a la historia de las
ideas, que además puede considerarse con razón como transnacio-
nal y global, argumentar que dicha interpretación puede sustituir
plenamente el debate sobre el movimiento dieciochesco de pensa-
dores mayoritariamente europeos conlleva el riesgo, tal como ad-
vierte Robertson, de dejarnos sin ningún contenido descriptivo de
los orígenes del concepto de la Ilustración como construcción his-
tórica. La historia de la Ilustración como parte de la historia del
progreso —como idea y como agendas/programas para implemen-
tarla— es global, pero es solamente una parte de todo el cuadro.
Como demuestran con brillantez los estudios recientes sobre el sur-
gimiento de la ciencia racial y de las metodologías de comparación
intercultural —incluido el género de la historia mundial—, durante
la Ilustración europea los análisis que adoptan marcos de menor es-
cala que el transnacional o global tienen todavía mucho que ofrecer
a otros historiadores, sobre todo en lo que se refiere a la autorre-
flexión del método transnacional mismo  57. Desde luego, una di-
mensión fascinante de la investigación consiste en tratar de enten-
der las dimensiones verdaderamente globales del pensamiento en
la Ilustración europea, indicando que las sensaciones de globaliza-
ción intelectual o transnacionalidad —la mente del «ciudadano del
mundo»— no siguen bajo ningún concepto un camino lineal, sino
que, en el sentido de las «historias conectadas» de Subrahmanyam,
fluyen y refluyen en cuanto a su intensidad.
Los debates sobre lo transnacional en la academia en general y
sobre los espacios de pensamiento dentro de los campos más estre-
chos de los estudios de la Ilustración y la historia intelectual apun-
tan a lo que podrían ser dos obviedades operativas: el contexto
puede «ser el rey», pero el «poder en la sombra» es, en realidad, el
historiador o la historiadora, de acuerdo con lo que crea del cuerpo

56
  Sebastian Conrad: «Enlightenment in Global History...», pp. 1022-1025.
57
  David Allen Harvey: The French Enlightenment and its Others: The Man­
darin, the Savage, and the Invention of the Human Sciences, Nueva York, Palgrave
Macmillan, 2012; Silvia Sebastiani: The Scottish Enlightenment: Race, Gender, and
the Limits of Progress, Nueva York, Palgrave Macmillan, 2013; íd.: I limiti del pro­
gresso, Bolonia, Il Mulino, 2008, y Sankar Muthu: Enlightenment Against Empire,
Princeton, Princeton University Press, 2003.

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Nicholas Miller Espacios de pensamiento: historia transnacional...

de evidencia histórica existente. Pocock quizá sugiere el punto de


partida más eficaz: una cierta indiferencia inicial al asunto del con-
texto espacial. Aceptar que la curiosidad sobre un fenómeno o di-
námica histórica permita trazarlos en una perspectiva abierta, desde
el punto de vista geográfico, puede ser la mejor manera de contar
historias transnacionales que sean nuevas, interesantes y revelado-
ras. El contexto nacional, como ha mostrado la generación ante-
rior de los historiadores que trabajaron sobre la Ilustración en un
contexto nacional, puede explicar mucho, aunque —como nos re-
cuerdan los historiadores transnacionales— tenemos que ser preca-
vidos frente a la autocomplacencia que emerge de la comodidad y
conveniencia del contexto nacional como categoría espacial, parti-
cularmente en investigaciones que se centran en periodos después
del surgimiento del Estado-nación. Deberíamos atrevernos a seguir
las tensiones sorprendentes e inusuales en los testimonios históricos
y dar la bienvenida a las nuevas historias que podemos desvelar.
La porosidad elusiva de los discursos, lenguajes políticos y redes
de comunicación es, de hecho, una oportunidad para que entenda-
mos que, por complejo que sea, el estado contradictorio y caótico
de identidades, testimonios y modos de vida contemporáneos que
compiten entre sí —es decir, nuestro propio problema de situarnos
en un contexto— no es, en absoluto, nuevo.

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