Un ciego recibe la vista

Juan 9:38

1 Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. 

2 Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que
haya nacido ciego? 
3 Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se
manifiesten en él. 
4 Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche
viene, cuando nadie puede trabajar. 
5 Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo.
6 Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del
ciego,
7 y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que traducido es, Enviado). Fue entonces,
y se lavó, y regresó viendo.

Para los que han leído esta historia pueden encontrar que el ciego ocupa el centro de la
escena, los demás personajes dan un realce a la figura del ciego. Los discípulos
preocupados en una especulación teológica extraña de un caso extraño, los vecinos
expresando curiosidad, los fariseos obcecados en su incredulidad, torciendo los hechos,
Los padres tímidos evadiendo el conflicto,
En el centro el ciego firme, atrevido, valiente, fiel a la verdad.

8 Entonces los vecinos, y los que antes le habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste
el que se sentaba y mendigaba? 
Siempre que hay una trasformación, un cambio, la gente asocia al sujeto del cambio con
su pasado, por eso decían no es este el ciego que se sentaba y mendigaba, ya lo tenían
identificado por su desgracia, por su posición y por su labor

9 Unos decían: Él es; y otros: A él se parece. Él decía: Yo soy.

Los vecinos especulando, murmurando, ¿será que este es?, otros decían, él es, otros
decían a él se parece, pero el que había sido ciego decía yo soy,

10 Y le dijeron: ¿Cómo te fueron abiertos los ojos? 

11 Respondió él y dijo: Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos, y
me dijo: Ve al Siloé, y lávate; y fui, y me lavé, y recibí la vista. 
12 Entonces le dijeron: ¿Dónde está él? Él dijo: No sé.

13 Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. 

14 Y era día de reposo cuando Jesús había hecho el lodo, y le había abierto los ojos. 
Empezaron a cuestionar a aquel que había estado ciego, no estaban contentos por el
milagro que había ocurrido, estaban ofendidos porque se había quebrantados para ellos el
día de reposo, religiosidad tan hipócrita.

15 Volvieron, pues, a preguntarle también los fariseos cómo había recibido la vista. El
les dijo: Me puso lodo sobre los ojos, y me lavé, y veo.
Importunaban al que había estado ciego con preguntas sobre el suceso, pero ahora ya
como más molesto, recorta su testimonio,

 
16 Entonces algunos de los fariseos decían: Ese hombre no procede de Dios, porque no
guarda el día de reposo. Otros decían: ¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas
señales? Y había disensión entre ellos. 
Hombre pecador!!! Hay si conocieran que Jesús en su esencia es santo, y que el pecado
nunca tendría lugar con él. 1 pedro 2:22 dice el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en
su boca.

17 Entonces volvieron a decirle al ciego: ¿Qué dices tú del que te abrió los ojos? Y él dijo:
Que es profeta. 
Religiosos hipócritas, pero todo es un proceso, el que había estado ciego les dice;: que es
profeta, cuando Dios hace un milagro en una persona como que empieza a ver todo con
claridad, recordemos la mujer samaritana, (juan 4:19 Le dijo la mujer: Señor, me parece
que tú eres profeta, cuando Dios obra empieza a verse una luz pero es necesario seguir
buscando el rostro de nuestro Dios.

18 Pero los judíos no creían que él había sido ciego, y que había recibido la vista, hasta
que llamaron a los padres del que había recibido la vista,
Seguían con su incredulidad y aceptaban el milagro de Jesús.

19 y les preguntaron, diciendo: ¿Es éste vuestro hijo, el que vosotros decís que nació
ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora? 
Ahora la cogieron con sus padres, religiosos hipócritas,
20 Sus padres respondieron y les dijeron: Sabemos que éste es nuestro hijo, y que nació
ciego; 
21 pero cómo vea ahora, no lo sabemos; o quién le haya abierto los ojos, nosotros
tampoco lo sabemos; edad tiene, preguntadle a él; él hablará por sí mismo. 
Volvían al testimonio vivo, nosotros somos testimonios vivos del poder de Dios.

22 Esto dijeron sus padres, porque tenían miedo de los judíos, por cuanto los judíos ya
habían acordado que si alguno confesase que Jesús era el Mesías, fuera expulsado de la
sinagoga.
23 Por eso dijeron sus padres: Edad tiene, preguntadle a él. 
Ya tenían la gente amedrantada, si alguien se atrevía a decir que Jesús era el mesías, no
solamente iba a ser expulsado de la sinagoga, sino que iba a caer sobre aquel toda la
fuerza y el poder de aquellos religiosos.
No podían aceptar ellos que el hijo de un carpintero pudiera ser el mesías, miraba a Jesús
con desprecio, no lo veían con un trono, no lo veían con ejércitos a cargo, no lo veían
vestido como rey para ellos, querían ellos un mesías con un reinado terrenal, esperaban
ellos que llegara el mesías prometido para liberarlos de la esclavitud de los romanos,
recordemos a los 2 en el camino a Emaús,
21 Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; esperaban una
redención física, pero nunca contaban ellos que el señor estaba era para librarnos de la
esclavitud del pecado, redimirnos del pecado no lo entendían ellos, por eso no querían
reconocer a Jesús como el mesías.

24 Entonces volvieron a llamar al hombre que había sido ciego, y le dijeron: Da gloria a
Dios; nosotros sabemos que ese hombre es pecador. 
25 Entonces él respondió y dijo: Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo
sido ciego, ahora veo. 
Gloria a Dios el que había sido ciego tenía claro su milagro y su testimonio

26 Le volvieron a decir: ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos? 

27 Él les respondió: Ya os lo he dicho, y no habéis querido oír; ¿por qué lo queréis oír
otra vez? ¿Queréis también vosotros haceros sus discípulos? 
28 Y le injuriaron, y dijeron: Tú eres su discípulo; pero nosotros, discípulos de Moisés
somos. 
29 Nosotros sabemos que Dios ha hablado a Moisés; pero respecto a ése, no sabemos
de dónde sea. 

30 Respondió el hombre, y les dijo: Pues esto es lo maravilloso, que vosotros no sepáis
de dónde sea, y a mí me abrió los ojos. 
31 Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y
hace su voluntad, a ése oye. 
32 Desde el principio no se ha oído decir que alguno abriese los ojos a uno que nació
ciego. 
33 Si éste no viniera de Dios, nada podría hacer. 
Ahora el ciego les estaba dando una catedra a ellos, un sermón, les estaba predicando lo
que el había vivido,
1 ustedes no saben de dónde viene y a mí me abrió los ojos, como quien dice ustedes que
son tan religiosos y no saben de dónde puede provenir un milagro como este.
2 sabemos que Dios no oye a pecadores, le hablo de la esencia de Jesús que no tenía
pecado ni era un pecador
3 les hablo del orden de la comunión con Dios, pero si alguno es temeroso, y hace la
voluntad de Dios a este oye.

Y se creían los que no cometían pecado y dijeron al muchacho

34 Respondieron y le dijeron: Tú naciste del todo en pecado, ¿y nos enseñas a nosotros?
Y le expulsaron.

35 Oyó Jesús que le habían expulsado; y hallándole, le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios?
36 Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor, para que crea en él? 
37 Le dijo Jesús: Pues le has visto, y el que habla contigo, él es.
38 Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró. 

Cuando nosotros llegamos al señor fue así, nuestros ojos fueron abiertos y vimos la gloria
de Dios vimos al omnipotente, vimos sus maravillas, empezamos a comprender quien es
Jesús, y luego de esto lo único que pudimos hacer fue adorarlo, exaltarlo, nos quitó las
vendas que teníamos, la ceguera, cadenas de religiosidad, pecados de muerte, y
empezamos a conocer a este Dios tan grande, por eso es necesario adorarlo