Los dos Cimientos (los dos constructores)
Estudio de parte del maestro: Lucas 6.46 al 49, Mateo 7.24 al 29
Lectura con la clase: Lucas 6.46 al 49
Texto para aprender de memoria— los menores: Lucas 6.46 ;
los mayores: Mateo 7.24
Introducción
Hoy, y durante varios domingos, vamos a estudiar algunas de las historias que
Jesús contó a sus discípulos y a la gente que le seguía. En ellas Él habla de cosas
familiares, de una vela, de una oveja perdida, de un viajero que fue atacado por
bandidos, y como hemos visto en la lectura de hoy, de dos constructores. Estas
historias interesantes se llaman parábolas, lo que quiere decir que son ejemplos
sacados de la vida terrenal para ilustrar verdades celestiales, a fin de ayudarnos
en la comprensión de cosas que aún no hemos visto con nuestros ojos.
Los hombres edifican
Jesús, finalizando el sermón del monte, ve la necesidad de exhortar a sus
oyentes a que no sólo escuchen sus palabras, sino también las pongan por obra.
Cual pintor, dibuja con trazos maestrales el cuadro de dos hombres que se
edifican casas. El primero, trabajando arduamente, emplea pala y picota a fin de
quitar la arena movediza, pues desea llegar hasta la roca que proporcionará un
fundamento sólido para su edificio. En cambio, el otro, mirando con desprecio a
su vecino, le dice, “¿Para qué te afanas tanto, amigo? No hay necesidad de
hacer esa tremenda excavación. Yo voy a terminar mucho antes que tú”.
En verdad, pareciera que éste tuviera razón, pues sin cavar en la tierra, empieza
a levantar las murallas de su casa, y la obra se adelanta tan rápidamente que
está por terminarse antes que el primero haya comenzado la construcción. Van
pasando los días, y por fin ambas familias pueden ocupar sus nuevas
habitaciones. Son muy lindas. La una parece tan buena como la otra. Al pasar
por allí un día decimos, “¡qué lástima que fulano trabajó tanto para asentar su
casa en la roca, pues aparentemente no es mejor que la del lado!” Muchas
veces el que terminó primero se ríe del vecino, pero éste no se enoja, sino más
bien parece sentir lástima para con él.
El temporal
Vuelan las semanas y pasa el verano. El tiempo ha sido perfecto, pero un día
presentimos que va a haber un cambio. Los cielos se llenan de nubes espesas, el
viento empieza a soplar más y más fuerte, y de repente las lluvias se derraman
sobre la tierra. Las casas tiemblan ante el feroz ataque, y como suele suceder en
las primeras lluvias, en la mayoría de las casas hay goteras. Por la fuerza del
viento muchos árboles son arrancados de la tierra, y de los techos de las casas
tejas son lanzadas a la calle, pero por fin, gastadas sus fuerzas, pasa la
tempestad, y se disipan las nubes.
Naturalmente, estamos muy deseosos de saber qué daños haya causado el
temporal. Salimos pues, y después de caminar un rato, llegamos a la calle donde
estaban las dos casas nuevas. Quedamos sorprendidos, realmente asombrados,
pues allí vemos únicamente una casa, y ésta en perfectas condiciones, mientras
que la otra está completamente arruinada. Las murallas han caído, un montón
de tejas y palitos es lo único que queda del techo. Todo está hecho pedazos.
“¿Qué de los dueños?” preguntamos a un vecino. “Ellos murieron cuando se les
cayó la casa”, nos responde. Mirando más detenidamente, vemos que esta es la
casa que fue edificada sin fundamento, sobre la arena.
Aplicación
Todos nosotros somos constructores, es decir, cada cual tiene deseos y
esperanzas de llegar algún día al cielo para estar feliz durante la eternidad. Lo
que Jesús enfatiza en la parábola es que no basta tener buenos deseos,
necesitamos basar nuestra fe en la palabra de Él, escuchándola con atención,
para obedecerla de todo corazón de una vez. El hecho de tener una casa bonita
no es ninguna garantía de seguridad en el tiempo de la prueba, pues del
fundamento depende la estabilidad del edificio.
Para nosotros, la única base inamovible es la Palabra del Señor Jesucristo. Aquel
que no se arrepiente de sus pecados, aceptando a Jesús como a su Salvador
personal, puede tener una casa linda en el sentido de llevar una vida decente y
hasta religiosa. Sin embargo, a pesar de todo lo que crea tener a su favor, está
edificando sobre la arena de esfuerzos humanos y cuando le sobrevenga la
tempestad de la muerte, su casa caerá, y él perecerá.
Preguntas
1. ¿De cuántos constructores hemos estudiado?
2. ¿Qué diferencia había entre las dos casas?
3. Cuando llegó la tempestad, ¿qué aconteció?
4. ¿En qué sentido somos constructores? ¿qué simboliza la tempestad?
5. ¿Qué cosa es el fundamento para nosotros?