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Santiago, tres de agosto de dos mil diecisiete.
Vistos:
En estos autos Ingreso de Corte N° 38.340-2016
seguidos ante el Tercer Tribunal Ambiental, en
representación de Exportadora Los Fiordos Limitada, se
interpone reclamación prevista en el artículo 17 Nº 3 de la
Ley Nº 20.600, impugnando la Resolución Exenta Nº 994, de
28 de octubre de 2015, dictada por la Superintendencia del
Medio Ambiente, que puso término al procedimiento
administrativo F-002-2015, sancionando a la reclamante con
una multa de 4.143 UTA por cometer 38 infracciones leves,
de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 35 y 36 de la Ley
Orgánica de la Superintendencia del Medio Ambiente,
contenida en el artículo segundo de la Ley N° 20.417 (en
adelante LO-SMA).
I.- Procedimiento Administrativo.
La reclamación incide en un procedimiento
administrativo sancionatorio, F-002-2015 de la
Superintendencia del Medio Ambiente (en adelante SMA),
seguido en contra de Exportadora Los Fiordos Limitada, cuyo
origen descansa en fiscalizaciones a diecisiete Centros de
Engorda de Salmones (en adelante CES) de la reclamante
llevadas a cabo por SERNAPESCA, organismo que realizó
denuncias ante la SMA por infracciones a la Resolución de
Calificación Ambiental (en adelante RCA) que regula la
actividad de cada uno de los CES, uniéndose además el
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proceso de fiscalización directa realizada por la SMA al
CES Bahía Anita.
II.- Reclamación.
En lo que importa el recurso, a través de la acción de
reclamación incoada por Exportadora Los Fiordos, se acusa
que en el procedimiento administrativo sancionatorio se
incurrió en las siguientes ilegalidades:
1) Infracción del artículo 22 de la LO-SMA, por cuanto
SERNAPESCA no fue encomendada por la SMA para hacer
inspección de las instalaciones de la empresa, sino que
actuó en calidad de denunciante, incorporando la autoridad
reclamada los antecedentes acompañados por la referida
denunciante sin examinarlos o ponderarlos con el estándar
requerido en la LO-SMA, descansando la decisión de
sancionar sobre la base de una presunción de veracidad de
los hechos constatados por los funcionarios de SERNAPESCA
de acuerdo con su ley sectorial, soslayando que, al no
haber actuado dentro del marco de un convenio de
encomendación, la fiscalización de SERNAPESCA fue realizada
fuera del marco de su competencia.
2) Conculcación del artículo 8 de la LO-SMA, por
cuanto esta disposición otorga la calidad de ministro de fe
en materia ambiental a los fiscalizadores de la SMA, sin
que aquella sea extensiva a los demás órganos
fiscalizadores que la tengan en virtud de sus respectivas
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leyes sectoriales, si es que aquéllos actúan fuera del
marco de un convenio de encomendación de funciones.
3) Vulneración del artículo 59 de la LO-SMA al
desechar su alegación de decaimiento del procedimiento
administrativo sancionatorio respecto de cinco CES que se
individualizan, toda vez que desde el inicio del
procedimiento hasta la dictación de la resolución reclamada
transcurrieron más de dos años y ocho meses, excediendo el
plazo de la Administración para decidir.
4) Asimismo sostiene que se incurrió en vicios al dar
por acreditado hechos imputados a su representada,
prescindiendo de la prueba ofrecida:
a) Manejo de redes y limpieza de playas: lo único
detectado en la inspección fue el aposamiento de redes,
toda vez que los procesos de traslado y disposición no
fueron fiscalizados. En relación a la limpieza de playas,
los informes que fueron entregados por su representada
acreditan que todos los residuos y artefactos avistados en
los distintos CES fueron retirados. En este último aspecto
agrega que la limpieza no es un procedimiento permanente
sino periódico, por lo que su incumplimiento no puede
acreditarse con una sola inspección.
b) Mortalidades, ensilaje y manejo de bins: en
relación a la falta de retiro diario de las mortalidades de
peces de cada unidad de cultivo sostiene que deben
revisarse los casos de CES Valverde 1 y Seno Vera, pues en
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el primero se acreditó el cumplimiento de la normativa a
través del registro de la mortalidad que fue entregado en
su oportunidad a SERNAPESCA y con los protocolos de uso del
sistema de conos que fue constatado por la autoridad;
mientras que en el segundo caso se acreditó que la empresa
estaba en un estado de contingencia por el alto número de
mortalidades que debió enfrentar.
c) Sobreproducción Bahía Anita: refiere que la SMA no
consideró que la RCA aplicable a este CES contempla una
producción de 4.000 toneladas/año, imputándole
sobreproducción sin considerar la verdadera capacidad del
referido centro a la fecha de formulación de cargos,
cuestión que además impacta en el cálculo del beneficio
económico de su representada.
Respecto de este mismo CES se imputó además no contar
con planes de contingencia y paños absorbentes, soslayando
que el plan de contingencia estaba en formato digital y que
además sí se contaban con paños absorbentes.
III.- Sentencia.
1) Respecto de la alegación de que la RCA no puede ser
fiscalizada por un organismo sectorial, a menos que la SMA
requiera la colaboración para la fiscalización de un
determinado establecimiento, acordando un convenio que
permita la encomienda de gestión, debiendo subprogramarse
la fiscalización, sostiene el tribunal que la encomienda de
gestión es un mecanismo excepcional previsto en el artículo
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37 de la Ley N° 18.575, mecanismo que, por razones
evidentes, no es aplicable en el caso concreto, pues se
refiere a la hipótesis en que existe un convenio entre dos
entes de derecho público, para que uno de ellos, que no es
naturalmente competente, ejerza las atribuciones del que sí
lo es, mecanismo que por lo demás sólo se permite en
aquellos lugares en que no existe un determinado servicio
público, cuyo no es el caso.
Agrega que la interpretación de la parte reclamante
privaría de efecto al artículo 17 de la LO-SMA, por cuanto
los programas y subprogramas sólo garantizarían
adecuadamente la participación en la fiscalización de la
SMA y de los organismos sectoriales, en la medida que se
celebren convenios. Extensivamente también privaría de
efecto al artículo 70 letra o) de la Ley N° 19.300, pues el
ministerio sólo podría solicitar informes para la
interpretación administrativa de las normas de calidad, de
emisión y de planes de prevención y de descontaminación a
la SMA, que bajo el criterio de la reclamante, es el único
servicio público competente para fiscalizar esas normas y
planes.
En este aspecto sostiene que el artículo 2° de la LO-
SMA ha concebido un mecanismo por el cual la SMA, además de
su competencia de fiscalización directa, tiene competencia
exclusiva para organizar y coordinar la fiscalización
ambiental, no pudiendo los órganos sectoriales rehusar su
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participación en los programas y subprogramas de
fiscalización que establezca la autoridad ambiental,
debiendo además cumplir con las instrucciones sobre
fiscalización que hayan sido entregadas por aquélla, en
cuya elaboración además deben participar.
En este sentido refiere que los programas y
subprogramas de fiscalización son herramientas de gestión
pública que no son vinculantes. Así, si en un año un
organismo sectorial hizo más inspecciones que las
programadas, aquellas realizadas en exceso no son nulas. En
consecuencia, si SERNAPESCA, en el ejercicio de sus
facultades fiscalizadoras de los instrumentos de gestión de
recursos naturales que se insertan en el contenido
autorizado de una RCA, inspecciona instalaciones no
priorizadas dentro de un subprograma de fiscalización,
únicamente debe derivar tales antecedentes a la SMA con el
carácter de denuncia, tal como se refiere en el artículo 59
de la LO-SMA.
En virtud de lo expuesto, se desestima la violación
del artículo 22 de la LO-SMA, por cuanto no es necesario un
convenio de encomendación de funciones para el ejercicio de
las competencias fiscalizadoras de las que goza SERNAPESCA
sobre el Reglamento Ambiental de Acuicultura (RAMA) y el
Reglamento Sanitario para la Acuicultura (RESA) en cuanto
están integradas en el contenido autorizado de las RCA.
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En consecuencia, concluye que el desarrollo de una
actividad fuera de su programa de fiscalización, en que se
detecten infracciones cuya sanción administrativa
corresponde a la SMA, impone el deber de actuar conforme al
párrafo segundo del artículo 59 de la LO-SMA, cuestión que
fue cumplida por SERNAPESCA, actividad que impuso a la SMA
el deber de tramitar tal denuncia, según lo indicado en el
párrafo final del artículo 47 de la ley antes referida,
cuestión que en el caso de autos también fue cumplida.
2) En relación a la calidad de ministro de fe que
tienen los fiscalizadores de la SMA y de SERNAPESCA, el
tribunal considera que el artículo 51 de la LO-SMA debe
interpretarse en sentido amplio reconociendo dicha calidad
respecto de todos los fiscalizadores que, según sus leyes
sectoriales, gocen de aquella y, en consecuencia, se
reconoce que respecto de los hechos constatados por
aquellos, existe una presunción legal de veracidad conforme
a lo establecido en el artículo 8° de la misma ley.
3) Sobre el decaimiento del procedimiento
administrativo en los cinco CES referidos por la reclamante
(Valverde 2, Quetros 1, Cuptana 1, Valverde 1 y Seno Vera),
sostiene el tribunal que es distinto el procedimiento de
fiscalización y de sanción.
Agrega que cuando el artículo 47 de la LO-SMA
establece que el procedimiento administrativo sancionatorio
podrá iniciarse de oficio cuando la SMA tome conocimiento,
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por cualquier medio, de hechos que pudieran ser
constitutivos de alguna infracción de su competencia, no
está afirmando que el sólo conocimiento produce ipso iure
el inicio del procedimiento administrativo sancionatorio.
En efecto, tal norma únicamente establece el origen de los
antecedentes fundantes de la resolución que formula cargos,
siendo éste el acto administrativo que da inicio al
procedimiento administrativo sancionador, según lo dispone
el artículo 49 de la misma ley. En consecuencia, se desecha
la alegación de decaimiento realizada por la reclamante,
por cuanto los procedimientos de fiscalización y sanciones
están desligados jurídica y funcionalmente, razón por la
que el plazo para la tramitación del procedimiento
administrativo debe computarse desde la resolución que
formula cargos.
4) En relación a la existencia de vicios al tener por
acreditado los hechos imputados, prescindiendo de la prueba
ofrecida por la empresa:
a) Manejo de redes y limpieza de playas: a juicio del
tribunal los funcionarios de SERNAPESCA tienen la calidad
de ministro de fe y, en consecuencia, se aplica el artículo
51 de la LO-SMA en sentido amplio. Lo anterior determina
que existe una presunción de veracidad respecto de los
hechos constatados en siete CES (Valverde 2, Quetros 1,
Cuptana 1, Valverde 1, Marta, Sur Puhuhuapi, Canald 1), en
relación al procedimiento de transporte, limpieza y
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desinfección de redes realizado sin cumplir lo establecido
en el artículo 9 N° 1 letra a) del RAMA. En efecto, en
todos ellos se constató la presencia de redes depositadas
sobre el fondo marino utilizando una cámara de tal
carácter. Si bien respecto de estos CES se formularon
cargos distintos en relación al manejo de redes y
aposamiento, el tribunal deja sin efecto aquellos
relacionados con el aposamiento por infracción al non bis
in idem. Respecto de otros tres CES (Punta de Gansos,
Graffer y Punta Paredes), se constató que las redes
removidas fueron depositadas directamente en la cubierta de
las embarcaciones de traslado, cuestión que se encuentra
complementado con las fotografías aportadas por SERNAPESCA
y que fueron incorporadas al expediente.
Continúa el examen en relación a otros once CES
(Cuptana 1, Punta de Ganso, Sur Puhuhuapi, Estero Soto,
Valverde 5, Harry, Cuptana 9; Punta Paredes, Bahía Anita
Luna 2 y Gertrudis 1), señalando que en ese caso se
constató la presencia de residuos y desechos, así como
estructura y equipamiento de la empresa en mal estado en
los alrededores inmediatos de estos centros. Lo anterior se
encuentra complementado con las fotografías adjuntadas por
SERNAPESCA. En este orden de consideraciones refiere que
del tenor de los descargos fluye que no se niega la
efectividad de los hechos sino que, por el contrario, se
sostiene que se le está imponiendo una obligación que es
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imposible de cumplir. En estas condiciones, queda
acreditado que la empresa realiza rutinariamente
procedimiento de manejo de redes que, en relación al retiro
de redes sucias y manejo previo a su traslado al buque,
está en abierta contradicción a la normativa vigente
establecida en el artículo 9° numeral 1° letra a) del RAMA.
En el caso de tres cargos relacionados con tres CES
(Punta Gansos, CES Graffer y CES Punta Paredes), señala que
existe un infracción al artículo 22 inciso segundo del
RESA, toda vez que las fotografías acompañadas evidencian
que las redes removidas fueron depositadas directamente en
la cubierta de las embarcaciones de traslado, sosteniendo
que la prueba aportada por la empresa únicamente da cuenta
de la fecha en que ocurrieron los retiros de las redes.
A continuación se analiza el caso de nueve CES en que
se formulan cargos por haberse encontrado residuos de la
actividad acuícola en playas y terrenos de playa aledaños
al centro de cultivo (Cuptana 1, Punta Ganso, Sur
Puhuhuapi, Estero Soto, Valverde 5, Harry, Cuptana 9, Punta
Paredes, Bahía Anita, Luna 2 y Gertrudis 1), señalando que
las fotografías muestran que existe una violación al
artículo 4 letra b) del RAMA, refiriendo que el sólo hecho
que la empresa reconozca que en las fotografías existe
material de su propiedad, resta seriedad a su reiterado
argumento en relación a la falta de certeza del lugar donde
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fueron tomadas las fotografías por no estar
georeferenciadas.
En este orden de consideraciones concluye que no han
existido vicios al momento de tener por acreditado los
hechos imputados en los CES señalados ni se ha prescindido
de la prueba ofrecida por la empresa, sino que ésta no ha
logrado la persuasión del Superintendente para que se
acepten los descargos cuestión que tampoco ha logrado en
los miembros del tribunal.
b) Mortalidades, ensilaje y manejo de bins: sostiene
que la empresa reclamante tiene pleno conocimiento de sus
obligaciones respecto del manejo de las mortalidades tanto
en situaciones de normalidad, como de contingencia.
En el caso del cargo E2 formulado por el CES Seno
Vera, al constatarse que no se dispone adecuadamente de las
mortalidades, existe una infracción al artículo 4 letra a)
inciso segundo del RAMA.
Para configurar la infracción referida en el cargo E.4
referido al acopio en plataformas de acopio de bins con
mortalidad que no poseen medios de contención produciendo
el escurrimiento y caída de material orgánico al medio
ambiente, cabe tener presente que conforme con el artículo
4 letra a) inciso primero del RAMA, el titular debe adoptar
las medidas preventivas idóneas. Así, si bien el diseño de
la plataforma es implementado por el titular, la
verificación de su idoneidad corresponde naturalmente a
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SERNAPESCA y eventualmente a la SMA. Los criterios de
idoneidad pueden divergir entre el titular y los servicios
públicos, pero para concluir que una medida es inidónea no
se necesita probar que los efectos que busca impedir se han
producido previamente, sino que basta con demostrar que
éstos se producirán, cuestión que ha hecho la SMA en la
resolución impugnada, razón por la que debe rechazarse la
reclamación del cargo en análisis.
Por otra parte, respecto del CES Valverde 1 que al
momento de la fiscalización estaba sin dotación, se señala
que en las fotografías acompañadas por SERNAPESCA no se
observa mortalidad alguna, en forma de peces flotando. En
ese sentido, sostiene que el sistema implementado por la
empresa permite que al morir un pez inmediatamente se hunda
y caiga en los conos, desde donde se extrae a través de un
conducto de aire comprimido.
Refiere que la empresa ha sostenido que el referido
centro estaba siendo desinstalado en todas las jaulas
excepto en aquella que fue objeto de control. Lo anterior
es efectivo, toda vez que la constatación de redes
apostadas en los alrededores del centro dan cuenta que se
estaba desinstalando, así lo demuestran las fotografías
acompañadas por SERNAPESCA, que evidencian que las líneas
de alimentación y los conos de retiro de mortalidad están
sobre los pasillos del centro, los que evidentemente están
sucios pues han sido utilizados en la producción de centro
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y han sido retirados desde el agua donde acumulan
incrustaciones y suciedades propias de su uso.
En este orden de consideraciones, sostiene que la
empresa entregó un registro de retiros de mortalidades, que
demostraría que realiza el retiro de mortalidad de forma
diaria, el que no obstante no fue considerado por la SMA,
por estimar que el documento elaborado por la empresa
carece trazabilidad. Sin embargo, el RESA establece en el
artículo 22A que debe realizarse el retiro diario de las
mortalidades de peces de cada unidad de cultivo,
registrarse diariamente y que semanalmente deberá
informarse a SERNAPESCA el número de mortalidades
clasificadas según su causa. La misma normativa sectorial
no establece una trazabilidad especial en el registro
diario de mortalidad, sino que se confía en la información
entregada por la empresa. En consecuencia, no se puede
prescindir de tal información a discreción de la autoridad,
máxime cuando su veracidad no ha sido cuestionada por
SERNAPESCA, razón por la que se acoge la alegación de la
empresa en relación al CES Valverde 1.
En relación al CES Seno Vera, éste efectivamente se
encontraba en una situación excepcional climática
produciéndose un número mayor de mortalidades que justificó
que SERNAPESCA autorizara un certificado sanitario de
movimiento. Del artículo 22A del RESA, vigente al momento
de los hechos, fluye que se ha concebido que bajo ciertas
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situaciones excepcionales, tanto climática como de otra
índole, no sea posible retirar toda la mortalidad. En el
presente caso y en el procedimiento administrativo, queda
suficientemente acreditada la situación excepcional del
referido centro al momento de la fiscalización cuestión que
habilita para acoger la alegación de la empresa.
c) Sobreproducción y planes de contingencia en el CES
Bahía Anita: no se encuentra discutido por las partes que
la Resolución Exenta N° 973, de 11 de diciembre de 2009, de
la Comisión Regional del Medio Ambiente de la XI Región de
Aysén, autorizó a la empresa una producción máxima de 2500
toneladas anuales. Tampoco se ha discutido que por medio de
la Resolución Exenta N° 82, de 26 de febrero de 2014, de la
Comisión de Evaluación de la XI Región de Aysén, se
autorizó a la empresa una cosecha máxima de 4000 toneladas
anuales. Asimismo, no ha sido controvertido que a la fecha
de la inspección de la SMA, ocurrida el 27 de noviembre de
2013, la empresa había cosechado en el referido CES una
biomasa de 1465,8 toneladas, que mantenía un total de 18
jaulas pobladas con una biomasa de 2892,9 toneladas y que
había ampliado su capacidad de producción mientras aquello
era evaluado ambientalmente.
Asentado lo anterior, refiere que existe una
ambigüedad al formular los cargos, toda vez que se hace
referencia a ambas RCA, en circunstancias que existe un
límite de cosecha distinto.
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Continúa señalando que la empresa desde febrero de
2014 se le autorizó una cosecha máxima de 4000 toneladas
anuales, que en el ciclo productivo se cosecharon 4358,8
toneladas y que el exceso ocurrió por causas ajenas a su
voluntad, al verificarse una menor mortalidad de la
esperada. Así concluye que, ante la ambigüedad en la
formulación de cargos, la empresa asumió que la SMA se
refería a la RCA más reciente que permitía una cosecha
máxima de 4000 toneladas.
Por otro lado, refiere que ambas RCA establecen un
número máximo de producción expresada en toneladas anuales.
Si bien el ciclo productivo va de 10 a 15 meses desde la
siembra de smolt que podría asimilarse al concepto de año
móvil, no hay indicación alguna al respecto, por lo que
debe considerarse que es un año calendario.
En consecuencia, considera que no se ha incumplido la
condición que establece la RCA vigente en relación a la
producción anual permitida toda vez que la producción
corresponde al producto final (output) y no incluye la
materia prima smolt (input); producción que debe entenderse
en relación al año calendario y no por ciclo productivo;
razones que determinan que se deba absolver a la empresa de
la comisión de la infracción referida en el cargo en
estudio.
En lo referido a la existencia de planes de
contingencia en CES Bahía Anita, se constató que no existía
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una copia física de aquellos y que la copia digital fue
remitida por correo electrónico mientras se desarrollaba la
inspección. Asimismo se constató que no existían los
elementos absorbentes descritos en el plan de contingencia.
Lo anterior permite desechar la reclamación en este punto
toda vez que si bien la empresa demostró que los planes de
contingencia estaban diseñados, en el artículo 5° inciso
quinto del RAMA se establece que un ejemplar escrito de
estos debe estar en el CES, sin perjuicio de lo cual, como
se señaló, en el referido CES ni siquiera estaba en formato
digital.
En virtud de lo antes razonado el Tercer Tribunal
Ambiental acoge parcialmente la reclamación interpuesta por
Exportadora Los Fiordos declarando:
I.- Se eliminan siete cargos que se individualizan y
sus respectivas multas que suman 1001 UTA, por infracción
al principio non bis in ídem (no forma parte del recurso de
casación en estudio).
II.- Se elimina la multa impuesta por el cargo D.3 por
falta de retiro diario de mortalidades, correspondiente al
CES Valverde 1, por 105 UTA, por infracción a las reglas de
la sana crítica.
III.- Se elimina la multa del cargo E.1 por falta de
retiro diario de mortalidades, correspondiente al CES Seno
Vera, por 79 UTA, por infracción a las reglas de la sana
crítica.
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IV.- Se elimina la multa por el cargo N.3,
correspondiente a la sobreproducción en el CES Bahía Anita,
por 1000 UTA, por errónea interpretación de la exigencia
contenida en la RCA.
Se rechaza la reclamación en cuanto impugna los
veinticinco cargos restantes, confirmándose la resolución
reclamada en cuanto ésta impone una multa total ascendente
a 1958 UTA.
En contra de la referida sentencia la parte reclamante
y reclamada interponen recursos de casación en la forma y
en el fondo, respectivamente.
Se trajeron los autos en relación.
I.- En cuanto al recurso de casación en la forma
deducido por la empresa Los Fiordos.
Primero: Que se denuncia que la sentencia incurre en
la causal de casación prevista en el artículo 26 inciso 4º
de la Ley N° 20.600, en relación con el artículo único
inciso 7° de la Ley N° 20.473, esto es, la infracción
manifiesta de las normas sobre apreciación de la prueba
conforme a las reglas de la sana crítica.
Explica la recurrente que la sentencia impugnada
confirmó la multa impuesta por la SMA y rechazó la
argumentación de su representada en relación a todos
aquellos cargos que fueron confirmados, sobre la base de
los informes de denuncia emitidos por los funcionarios del
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SERNAPESCA sin considerar la prueba aportada por su parte,
la que en la especie no fue valorada.
En este caso se estimó que se debía sancionar a
Exportadora Los Fiordos, atendiendo única y exclusivamente
a los informes de SERNAPESCA en relación a los diecisiete
CES y sus correspondientes fotografías y al informe de la
SMA respecto del Centro Bahía Anita (cuya multa fue
confirmada en parte). En este orden de consideraciones
afirma que el fallo omite ponderar la abundante prueba
rendida por su parte, no desarrollándose tampoco las
razones jurídicas, lógicas, científicas, técnicas o de
experiencia, en cuya virtud se asigna valor a las pruebas
acompañadas por la SMA y se desestima la aportada por su
parte.
Sólo se mencionan dos pruebas, actas y fotografías,
que corresponde precisamente a las únicas aportadas por la
SMA, para luego establecer una conclusión. Lo anterior
demuestra que existe una falta de análisis y ponderación en
relación a sus alegaciones relacionadas con: a) no seguir
el procedimiento obligatorio para el transporte, limpieza y
desinfección de las redes del centro de cultivo; b)
residuos producto de la actividad acuícola en playas y
terrenos de playas aledañas al centro de cultivo; c) no
disponer adecuadamente de las mortalidades en el CES Seno
Vera; y, d) plataforma de acopio de bins con mortalidad sin
cumplir exigencias para evitar escurrimiento y caída de
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material orgánico al medio ambiente en el CES Seno Vera,
presencia de jaulas fuera del área de concesión y la falta
de planes de contingencia. Enfatiza que en todas estas
materias su parte rindió prueba que no fue ponderada.
Añade que la sentencia impugnada no refiere por qué
desestimó la prueba consistente en el “Informe de proceso
sancionatorio Exportadora Los Fiordos Ltda.” que es un
informe preciso y concluyente respecto de cada una de las
supuestas infracciones imputadas a su parte.
En este orden de consideraciones, sostiene que el
fallo impugnado vulneró los principios de la lógica, entre
los que se encuentran el de no contradicción, del tercero
excluido y de la razón suficiente, todo ello manifestado en
la falta de ponderación de los medios de prueba acompañados
al proceso.
Refiere que además se vulnera el principio de
completitud de la fundamentación, en virtud del cual debe
motivarse toda la prueba así como todo el razonamiento
probatorio efectuado en base a ella. Explica que el
principio en análisis precisamente busca evitar la
arbitrariedad judicial, de que cada parte deberá estar en
condiciones de seguir el proceso lógico racional contenido
en el fallo que lleva al sentenciador a establecer los
hechos y aplicar el derecho, resolviendo en definitiva la
controversia sometida a su conocimiento.
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Segundo: Que, respecto de la causal en estudio, cabe
consignar que la norma del artículo 26 de la Ley N° 20.600
para tener por configurada la causal de nulidad formal que
consagra, requiere que haya existido una “infracción
manifiesta de las normas sobre apreciación de la prueba
conforme a las reglas de la sana crítica”. Así, la nueva
normativa ambiental vigente en nuestro país consagró como
vicio de casación en la forma uno que desde antaño se ha
considerado uno de nulidad sustancial relacionado con la
infracción de las normas reguladoras de la prueba.
Es en este contexto que se debe señalar que la norma
en comento estableció que se configura el vicio cuando la
infracción es manifiesta, esto es, cuando es patente la
vulneración de las normas de la sana crítica en el proceso
ponderativo. De lo anterior se colige que, para estar en
presencia de dicha causal, la apreciación de los
sentenciadores debe ser de características que impliquen ir
abiertamente en contra de los parámetros que proporcionan
las reglas de la lógica, las máximas de la experiencia y
los conocimientos científicamente afianzados.
La primera son las llamadas “reglas de la lógica”.
Forman parte de ella la regla de la identidad, por la cual
se asegura que una cosa sólo puede ser lo que es y no otra;
la regla de la no contradicción, por la que se entiende que
una cosa no puede entenderse en dos dimensiones, como ser
falsa o verdadera, al mismo tiempo; la regla del tercero
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excluido, la cual establece que entre dos proposiciones en
la cual una afirma y otra niega, una de ellas debe ser
verdadera; y, la regla de la razón suficiente, por la cual
cualquier afirmación o proposición que acredite la
existencia o no de un hecho debe estar fundamentada en una
razón que la acredite suficientemente.
Mediante este conjunto de reglas se asegura
formalmente la corrección del razonamiento -que partiendo
de premisas verdaderas permita arribar a conclusiones
correctas- que se espera siempre tendrán lugar y que, por
lo demás, otorgan inequívoca objetividad a la labor de
ponderación.
La segunda regla, conocida como “máximas de la
experiencia”, se refiere a “un criterio objetivo,
interpersonal o social (…) que son patrimonio del grupo
social (…) de la psicología, de la física y de otras
ciencias experimentales (Devis Echandía, Hernando, “Teoría
General de la Prueba Judicial”, Edit. Zavalia, Buenos
aires, 1981, T. I, p. 336).
Finalmente, la tercera regla obedece al denominado
“conocimiento científico afianzado”. Esta hace alusión a
saberes técnicos, que han sido respaldados por el mundo
científico. Por su propia naturaleza este conocimiento
también goza del mismo carácter objetivo que las reglas de
la lógica.
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El verificar la adecuación del sistema de valoración
probatoria a las reglas de la sana crítica no implica
valorar nuevamente los hechos, pues tal labor excedería los
márgenes del recurso y la competencia de este tribunal. En
la especie, controlar la valoración de la prueba implica
comprobar si el razonamiento jurídico del juez se ha
adecuado a las reglas que impone el sistema de sana
crítica. Ello fuerza a revisar la manera o forma en que se
han ponderado las pruebas, mas no el material fáctico de la
ponderación. No se revisan los hechos, sino la aplicación
del derecho, en cuanto establece la forma de ponderar,
labor que ha de hacerse sin llegar a valorar la prueba
misma.
Tercero: Que el método de razonamiento desarrollado en
el considerando anterior sólo es abordable por la vía de
casación en el evento que en su ejercicio no haya sido
factible el proceso deductivo que dicho raciocinio entraña,
nada de lo cual ha sido esgrimido por el recurso en
estudio, pues es evidente que las alegaciones de la parte
recurrente no dicen relación con una eventual vulneración
de las reglas de la lógica, las máximas de la experiencia y
los principios científicamente afianzados, sino que
descansan más bien en una disconformidad con el proceso
valorativo de los distintos medios de prueba llevado a cabo
por los sentenciadores. En efecto, de la lectura del
recurso de casación fluye que el reproche formulado se
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relaciona con la ponderación precisa de la prueba
documental acompañada por su parte, manifestando el
recurrente su descontento con el resultado de dicha
actividad, materia que esta Corte en reiteradas ocasiones
ha señalado no es controlable por la vía de casación, pues
es exclusiva de los magistrados de mérito.
Cuarto: Que, por lo expuesto, resulta necesario
concluir que las causales de casación formal invocadas por
el recurrente no se configuran, lo que conduce
necesariamente al rechazo del recurso interpuesto.
II.- En cuanto al recurso de casación en el fondo
deducido por Los Fiordos Limitada.
Quinto: Que en el primer acápite del arbitrio se acusa
la vulneración de los artículos 2, 22 y 25 de la LO-SMA en
relación al 19 del Código Civil, toda vez que el fallo
impugnado sostiene que el ejercicio de la potestad
fiscalizadora de una RCA puede ser realizado por un órgano
distinto a la SMA, en este caso SERNAPESCA, sin que sea
necesario un convenio de encomendación tal como lo exige el
artículo 22 antes referido.
Añade que la sentencia justifica la actuación de
SERNAPESCA asilándose en lo establecido en el artículo 59
de LO-SMA, esto es, un eventual rol de órgano denunciante
en el inicio del procedimiento administrativo, cuestión que
claramente constituye un error de derecho, pues no
diferencia la calidad de órgano denunciante con la de
24
órgano encomendado competente para ejercer la potestad
fiscalizadora en materia ambiental.
En este aspecto manifiesta que la Ley N° 20.417 fijó
un nuevo modelo de fiscalización y sanción ambiental, cuya
piedra angular descansa en lo establecido en el artículo 2°
de la LO-SMA, el cual dispone la competencia exclusiva y
excluyente de la SMA para fiscalizar los instrumentos de
carácter ambiental señalados en dicho artículo. Así, los
criterios esenciales que fluyen de la norma son: a) los
organismos sectoriales que cumplan funciones de
fiscalización ambiental conservan su competencia y
potestades de fiscalización en todas aquellas materias e
instrumentos que no sean de competencia de la
Superintendencia; b) los organismos sectoriales que cumplan
funciones de fiscalización ambiental deberán adoptar y
respetar todos los criterios que la Superintendencia
establezca en relación a la forma de ejecutar las
actuaciones de fiscalización, pudiendo solicitar que ésta
se pronuncie al respecto.
El nuevo modelo de fiscalización ambiental tuvo por
objeto superar los problemas que presentaba el antiguo
artículo 64 de la Ley N° 19.300 a través de la creación de
la SMA, cumpliendo el propósito de unificar el sistema de
fiscalización y sanción de los instrumentos de gestión
ambiental, con el objeto de evitar las consecuencias
indeseadas de la dispersión normativa y de multiplicidad de
25
competencias sectoriales existentes hasta antes de la
dictación de la Ley N° 20.417, cuestión que se encuentra
refrendada por la historia fidedigna de la tramitación de
la ley y que además ha sido reconocida por la Contraloría
General de la República.
La LO-SMA es clara en establecer la competencia
exclusiva y excluyente de la Superintendencia para
ejecutar, organizar y coordinar el seguimiento y
fiscalización de las resoluciones de calificación
ambiental, cuestión que se encuentra en armonía con lo
establecido en el artículo 35 de la LO-SMA que expresamente
entrega de manera exclusiva el ejercicio de la potestad
sancionatoria a ésta.
Así, los sentenciadores se apartan del claro tenor
literal de la ley al reconocer la competencia fiscalizadora
en materia medioambiental al SERNAPESCA, vulnerando además
lo establecido en el artículo 19 del Código Civil. En este
aspecto, sostiene que la sentencia incumple el aludido
artículo 2° al permitir el ejercicio de la potestad
fiscalizadora por un órgano público incompetente en materia
ambiental, el que actuó sin la debida encomendación por
parte de la Superintendencia y, además, en calidad de
denunciante del procedimiento administrativo.
El artículo 22 de la LO-SMA establece el marco legal
para ejercer la potestad fiscalizadora por parte de la SMA
reconociendo tres modalidades de fiscalización, esto es: a)
26
fiscalización directa ejecutada por funcionarios de la SMA;
b) fiscalización encomendada a los organismos sectoriales
por medio de subprogramas; y, c) fiscalización a través de
entidades técnicas autorizadas. Estas son las únicas vías
reconocidas por la ley para el ejercicio de la potestad
fiscalizadora de la SMA, cuestión que fue desconocida por
el fallo impugnado al permitir que un órgano incompetente
fiscalizara una o varias resoluciones de calificación
ambiental.
Sexto: Que en el segundo acápite del recurso se
denuncia la conculcación de los artículos 8° y 51 de la LO-
SMA, en relación los artículos 19 y 23 del Código Civil, al
reconocer la sentencia impugnada la calidad de ministro de
fe en materia ambiental a los funcionarios del SERNAPESCA,
soslayando que la LO-SMA reconoce tal calidad sólo a los
funcionarios de la SMA en ejercicio de su función
fiscalizadora, según lo indica el claro tenor del artículo
8° antes referido, sin que exista norma que haga extensiva
tal calidad a los funcionarios de otros órganos públicos
que la tengan en virtud de la normativa sectorial. Así, al
extender dicha calidad, los sentenciadores realizan una
falsa aplicación del citado artículo 8° en relación al
artículo 51 de la LO-SMA, violando abiertamente las normas
de interpretación del Código Civil antes referidas, toda
vez que sólo las actuaciones realizadas por los
funcionarios de la Superintendencia permiten establecer la
27
presunción de veracidad en relación a los hechos
constatados en las actas respectivas, en virtud de lo
establecido en el artículo 51 antes citado.
Por el contrario, señala que las actuaciones de otros
servicios públicos -como SERNAPESCA- dentro del ámbito de
sus potestades sectoriales, no tendrán la calidad de actos
de ministro de fe para los efectos de la LO-SMA y, por lo
mismo, los hechos establecidos por estos funcionarios y
consignados en las actas respectivas, sólo tendrán el valor
probatorio de un documento y no constituirán una presunción
legal.
Séptimo: Que en el tercer acápite se denuncia la
infracción del artículo 47 de la LO-SMA, en relación a los
artículos 28 y 29 de la Ley N° 19.880, yerro jurídico que
se configura al rechazar el decaimiento del procedimiento
administrativo sancionador, interpretando erróneamente las
disposiciones al establecer que determina el inicio del
cómputo del plazo de dos años, es decir, del inicio del
procedimiento, la formulación de cargos.
En efecto, conforme lo establece el artículo 47 de la
LO-SMA, el procedimiento puede iniciarse de oficio, a
petición del órgano sectorial o por denuncia, situación
esta última que corresponde a lo que sucedió en el caso de
autos. Así, SERNAPESCA inició el procedimiento
administrativo sancionador por denuncia, por lo que los
28
jueces incurren en error de derecho al establecer que éste
se inició con la formulación de cargos.
En este aspecto sostiene que se debe complementar lo
establecido en el artículo 47 de la LO-SMA con lo dispuesto
en los artículos 28 y 29 de la Ley N° 19.880, disposiciones
que regulan el inicio del procedimiento administrativo en
la misma línea establecida en la primera norma citada. Así
los sentenciadores confunden dos conceptos, esto es el
“inicio del procedimiento” con el de “instrucción del
procedimiento sancionatorio” que establece el artículo 49
de la LO-SMA.
Octavo: Que, previo al análisis concreto de los yerros
jurídicos denunciados, se deben precisar ciertas cuestiones
relacionadas con la estructura del procedimiento
administrativo en que incide la resolución reclamada en
autos. En efecto, el análisis de las materias jurídicas
entregadas al conocimiento de esta Corte a través del
arbitrio en estudio, debe considerar que existe una clara
diferencia entre el procedimiento sancionatorio y el
procedimiento de fiscalización, que encuentra su
consagración normativa en la LO-SMA, específicamente en el
artículo 3 letra a) (facultad fiscalizadora de la SMA) y
artículos 3 letra o) y 35 (facultad sancionatoria de la
SMA). Es más, el referido cuerpo normativo contempla en el
Título II, “De la fiscalización ambiental”, el Párrafo 1º,
cuyo epígrafe es el mismo; mientras que en el Título III,
29
“De las infracciones y sanciones”, se encuentra el Párrafo
3º “Del procedimiento sancionatorio”.
Ahora bien, es cierto que en el plano material, en
ocasiones el ejercicio de la facultad fiscalizadora
coincide con la etapa de instrucción previa del
procedimiento sancionatorio; sin embargo, desde ya conviene
siempre tener presente las diferencias que han sido
claramente expuestas por la doctrina.
En relación a la estructura del procedimiento
sancionatorio se ha señalado: “con anterioridad al acuerdo
de iniciación, podrá el órgano competente abrir un periodo
de información previa con el fin de conocer las
circunstancias del caso concreto y la conveniencia o no de
iniciar el procedimiento (artículo 29 inc. 2°). En este
caso, la información previa es un proceso desformalizado,
que permite a la autoridad determinar si existe mérito
suficiente para iniciar el procedimiento sancionador,
especialmente cuando se trate de denuncias que requieren
ser contrastadas para verificar alguno de los antecedentes
preliminares que justifiquen el inicio formal de la
investigación (…).
b) Antes de la iniciación del procedimiento
administrativo, el órgano competente, de oficio o a
petición de parte, en los casos de urgencia y para la
protección provisional de los intereses implicados, podrá
adoptar las medidas correspondientes (artículo 32 inc. 2°)
30
(…).”. (“Derecho administrativo sancionador”, Eduardo
Cordero Quinzacara, Editorial Legalpublshing, año 2014, p.
298-299).
Se añade en la obra antes citada, en relación al
inicio del procedimiento sancionador, que éste sólo admite
actuación de oficio, por cuanto los terceros sólo pueden
intervenir realizando una denuncia, que será evaluada por
la autoridad. Se agrega: “no constituye una facultad
discrecional de la autoridad ordenar el inicio del
procedimiento. Si existen antecedentes serios respecto de
la existencia de los hechos que sean constitutivos de
infracción administrativa, ésta se encuentra obligada a
ordenar el inicio formal del procedimiento”. (Obra citada,
p. 301)
Continúa el autor referido sosteniendo: “La etapa de
instrucción. Una vez adoptada la decisión de iniciar el
procedimiento, corresponde llevar a cabo los actos de
instrucción de la misma. Tal como dispone el artículo 34 de
la Ley N° 19.880, estos actos son aquellos necesarios para
la determinación, conocimiento y comprobación de los datos
en virtud de los cuales deba pronunciarse la autoridad. En
este caso, la instrucción tendrá por objeto determinar si
se ha incurrido en una infracción administrativa, cuáles
son las circunstancias de la misma y quienes han tenido
participación en los hechos que la configuran”. (Obra
citada, p. 303).
31
Noveno: Que, en el primer capítulo de casación, en que
se acusa la conculcación de los artículos 2, 22 y 25 de la
LO-SMA, al reconocer el fallo impugnado facultades
fiscalizadoras en materia ambiental a un organismo
sectorial, esto es SERNAPESCA, en circunstancias que
aquellas, según expone, son entregadas por las normas antes
referidas a la SMA, contemplándose la participación de los
órganos sectoriales sólo en la medida que actúen en virtud
de los programas y subprogramas de fiscalización
establecidos por la SMA, en virtud de una encomendación de
funciones, siempre bajo la dirección de la última
institución.
Para resolver la materia, resulta adecuado reproducir
el contenido de las disposiciones que se acusan vulneradas
como de aquellas que tienen directa relación con la materia
jurídica a resolver. El artículo 2° de la LO-SMA dispone:
“La Superintendencia del Medio Ambiente tendrá por objeto
ejecutar, organizar y coordinar el seguimiento y
fiscalización de las Resoluciones de Calificación
Ambiental, de las medidas de los Planes de Prevención y/o
de Descontaminación Ambiental, del contenido de las Normas
de Calidad Ambiental y Normas de Emisión, y de los Planes
de Manejo, cuando corresponda, y de todos aquellos otros
instrumentos de carácter ambiental que establezca la ley.
Los organismos sectoriales que cumplan funciones de
fiscalización ambiental, conservarán sus competencias y
32
potestades de fiscalización, en todas aquellas materias e
instrumentos que no sean de competencia de la
Superintendencia.
Los organismos sectoriales que cumplan funciones de
fiscalización ambiental, deberán adoptar y respetar todos
los criterios que la Superintendencia establezca en
relación a la forma de ejecutar las actuaciones de
fiscalización, pudiendo solicitar a ésta que se pronuncie
al respecto.”
Luego, en el párrafo 1° del Título II de la LO-SMA, el
artículo 16 establece que para el desarrollo de las
actividades de fiscalización, la Superintendencia deberá
establecer, anualmente, los siguientes programas y
subprogramas, en las materias que se individualizan,
contemplándose en la letra a), los programas de
fiscalización a desarrollar por la SMA referidos a las
Resoluciones de Calificación Ambiental para cada región y
en la letra b), los subprogramas sectoriales de
fiscalización de Resoluciones de Calificación Ambiental, en
que se identificarán las actividades de fiscalización para
cada servicio u organismo sectorial competente.
En el artículo 17 se contempla la forma de elaboración
de estos programas y subprogramas, en cuya confección
participan los organismos con competencia en fiscalización
ambiental. Se establece en la referida norma que las
resoluciones que fijen los programas y subprogramas deberán
33
“garantizar adecuadamente la participación en la
fiscalización de la Superintendencia y de los organismos
sectoriales. Asimismo, deberán resguardar la debida
coordinación entre ellas, evitando duplicidad de funciones
(...)”.
A continuación, en el artículo 19, se dispone: “Las
actividades de fiscalización se ceñirán a los programas y
subprogramas definidos, sin perjuicio de la facultad de la
Superintendencia para disponer la realización de
inspecciones no contempladas en aquéllos, en caso de
denuncias o reclamos y en los demás en que tome
conocimiento, por cualquier medio, de incumplimientos o
infracciones de su competencia”.
El artículo 22 establece: “La Superintendencia
realizará la ejecución de las inspecciones, mediciones y
análisis que se requieran para el cumplimiento de los
programas y subprogramas de fiscalización, como también
encomendará dichas acciones a los organismos sectoriales,
cuando corresponda.
Para estos efectos, la Superintendencia impartirá
directrices a los mencionados organismos sectoriales,
informando, las acciones de fiscalización que éstos
asumirán, los plazos y oportunidades para su realización y
las demás condiciones pertinentes. A su vez, la
Superintendencia deberá informar a los organismos
sectoriales correspondientes la ejecución de sus
34
inspecciones, mediciones y análisis respectivos, de manera
de evitar duplicidad de funciones.”
El artículo 25 refiere: “Las acciones de fiscalización,
que sean ejecutadas directamente por la Superintendencia,
por las entidades técnicas acreditadas o por los organismos
sectoriales competentes, deberán ajustarse a las
instrucciones técnicas de carácter general impartidas por
ésta relativas a los protocolos, procedimientos y métodos
de análisis en ellas definidos.”
Finalmente, interesa destacar que el artículo 47
establece: “El procedimiento administrativo sancionatorio
podrá iniciarse de oficio, a petición del órgano sectorial
o por denuncia.
Se iniciará de oficio cuando la Superintendencia tome
conocimiento, por cualquier medio, de hechos que pudieren
ser constitutivos de alguna infracción de su competencia.
Se iniciará a petición del órgano sectorial, por su parte,
cuando tome conocimiento de los informes expedidos por los
organismos y servicios con competencia en materia de
fiscalización ambiental, los que deberán ser evacuados de
conformidad a lo establecido en esta ley y contener en
especial la descripción de las inspecciones, mediciones y
análisis efectuados así como sugerir las medidas
provisionales que sean pertinentes decretar.
Las denuncias de infracciones administrativas deberán
ser formuladas por escrito a la Superintendencia, señalando
35
lugar y fecha de presentación, y la individualización
completa del denunciante, quien deberá suscribirla
personalmente o por su mandatario o representante
habilitado. Asimismo, deberán contener una descripción de
los hechos concretos que se estiman constitutivos de
infracción, precisando lugar y fecha de su comisión y, de
ser posible, identificando al presunto infractor.
La denuncia formulada conforme al inciso anterior
originará un procedimiento sancionatorio si a juicio de la
Superintendencia está revestida de seriedad y tiene mérito
suficiente. En caso contrario, se podrá disponer la
realización de acciones de fiscalización sobre el presunto
infractor y si ni siquiera existiere mérito para ello, se
dispondrá el archivo de la misma por resolución fundada,
notificando de ello al interesado”.
Décimo: Que de la normativa expuesta fluye que la SMA
tiene a su cargo la labor de fiscalización en materia
ambiental, encontrándose facultada para realizarla
directamente estableciendo programas de fiscalización, como
asimismo puede determinar que esta labor la realice el
órgano sectorial con competencia específica en la materia a
fiscalizar, elaborando subprogramas de fiscalización. Ahora
bien, las fiscalizaciones no sólo pueden ser aquellas
establecidas en los programas y subprogramas, sino que
también se pueden realizar fiscalizaciones no programadas,
sea directamente por la SMA o a través de un organismo
36
sectorial, debiendo ceñirse éste último a las instrucciones
o directrices generales que son entregadas por la primera,
toda vez que la ley busca materializar la coordinación
entre los distintos servicios públicos.
Al respecto se ha señalado: “Las inspecciones llevadas
a cabo por la autoridad pueden ser tanto de carácter
programadas como no programadas. En el primer caso se
realizan en fechas definidas previamente en un programa de
fiscalización, y en el segundo se trata de inspecciones
realizadas sin previo aviso a la instalación regulada,
cuando existe alguna razón para sospechar que la
instalación incumple. Ambos tipos de inspección tienen
ventajas y desventajas. Las inspecciones programadas por un
lado, permiten que al momento de efectuarse la
fiscalización, se encuentre presente en el lugar todo el
personal relevante de la empresa y que se tenga a
disposición del fiscalizador toda la información que sea
necesaria, por lo que la inspección puede ser más
eficiente. Por otro lado, las inspecciones no programadas,
permiten ver el funcionamiento real de la industria o
actividad fiscalizada e impide que ésta se prepare y sólo
cumpla mientras es supervisada, evitando la aplicación de
sanciones y generando consecuentemente una distorsión en
las estadísticas de cumplimiento. (…)” (Javiera Herrera
Rubio, “Análisis de las competencias de fiscalización
ambiental en el contexto de la Reforma del 2010”, Memoria
37
para optar al grado de Licenciado en Ciencias Jurídicas y
Sociales, Universidad de Chile, Profesora guía: Valentina
Durán, Tomo I, (Santiago, 2010), pp. 53- 54).
Además, se debe consignar que las acciones de
fiscalización ambiental, no sólo pueden ser ejecutadas
directamente por la SMA o por organismos sectoriales, sino
que además pueden ser realizadas por entidades técnicas
acreditadas, por encargo específico de la referida
Superintendencia.
Undécimo: Que, de lo antes expresado fluye que, al
contrario de lo señalado por la reclamante, los órganos
sectoriales mantienen sus competencias para fiscalizar
todas aquellas materias que la ley respectiva ha puesto
sobre su competencia. Ahora bien, es efectivo que para
fiscalizar aquellas de carácter ambiental, debe ceñirse a
los subprogramas establecidos por la SMA, en el caso de
fiscalizaciones programadas, mientras que en el caso de las
no programadas, debe realizarlas cuando éstas sean
dispuestas por la SMA, siguiendo siempre los criterios de
fiscalización dispuestos por esta autoridad.
Sin embargo, lo anterior no excluye la posibilidad de
que en el marco de una fiscalización realizada por un
organismo sectorial, dentro del ámbito de la competencia
específica entregada por el cuerpo normativo que lo rige,
surjan cuestiones que se relacionan directamente con
incumplimientos de carácter ambiental, caso en el cual el
38
organismo respectivo deberá denunciar las infracciones ante
la SMA. Tal conclusión fluye no sólo desde el razonamiento
lógico y como materialización de los principios que
inspiran el derecho ambiental –preventivo, precautorio y de
responsabilidad- sino que además tiene asidero concreto en
la ley. En efecto, si bien el artículo segundo de la LO-SMA
entrega a la Superintendencia las labores de fiscalización
de los instrumentos de carácter ambiental, asentado que los
organismos sectoriales que cumplan funciones de
fiscalización ambiental, las conservarán en materias e
instrumentos que no sean de competencia de la
Superintendencia, lo cierto es que el artículo 22 del
mencionado cuerpo normativo, en su inciso segundo,
contempla la posibilidad que tales organismos realicen tal
labor, toda vez que, luego de establecer que la
Superintendencia impartirá directrices a los mencionados
organismos sectoriales, señala que aquella además deberá
informarles de la ejecución de sus inspecciones para evitar
duplicidad de funciones. Tal disposición carecería de
lógica, si se establece que tales organismos sólo pueden
cumplir labores de fiscalización en materia ambiental en
relación a programas y recomendación de funciones
realizadas por la SMA.
La aparente contradicción que existe entre el
establecimiento rígido de la labor de supervigilancia de la
fiscalización entregada a la SMA, que determina la
39
regulación específica de la actuación de los organismos
sectoriales a través de subprogramas y/o a requerimiento
específico de la SMA en el caso de aquellas no programadas,
con la factibilidad de fiscalizar de manera independiente
por parte de estos organismos, es superada al atender al
texto de lo establecido en el artículo 47 de la LO-SMA, que
establece que el procedimiento sancionatorio puede
accionarse de oficio por la SMA, a petición del órgano
sectorial o por denuncia. En efecto, la relevancia de lo
anterior radica en la distinta regulación de cada una de
las tres hipótesis contempladas, toda vez que en el caso de
que sea un órgano sectorial el que realice el requerimiento
para iniciar un procedimiento sancionatorio, en virtud de
la fiscalización realizada en el marco de un subprograma o
en virtud de requerimiento expreso de la SMA, este último
organismo se encuentra obligado a iniciar el referido
procedimiento, cuestión que es distinta en el caso de la
denuncia, que puede ser realizada por un particular, un
servicio público o un organismo sectorial que actúa fuera
del marco de un subprograma y sin requerimiento expreso de
la SMA, caso en el cual este último organismo cuenta con la
potestad de analizar los antecedentes y, si lo estima
pertinente, archivar los antecedentes por resolución
fundada.
En efecto, cualquier contradicción se supera por el
hecho de radicar en la SMA la potestad disciplinaria,
40
pudiendo solamente los órganos sectoriales efectuar una
labor de fiscalización, en el marco de su competencia
específica, que al vincularse con las normas
medioambientales, el legislador dispone que deban dar
cuenta a la autoridad específica, la SMA. Lo esperable es
la planificación y coordinación de las autoridades
administrativas, pero ante fiscalizaciones específicas no
es posible que las entidades sectoriales omitan consignar
los hechos que observen y que están relacionados con
disposiciones medioambientales. Es en este caso que darán
cuenta a la SMA.
Duodécimo: Que, lo hasta ahora expuesto permite
descartar los errores de derecho atribuidos en este
capítulo a la sentencia impugnada, toda vez que, si bien
los sentenciadores realizan un examen de la encomendación
de funciones regulada en el artículo 37 de la Ley N°
18.575, que es extraño a la controversia incoada en autos y
a la regulación normativa de la Ley N° 20.417, lo cierto es
que aquello lo realizan con motivo de las propias
alegaciones de la actora y, sin embargo, en lo que importa
al recurso, igualmente ejecutan un análisis relacionado con
las competencias de los órganos sectoriales que actúan
fuera del marco de un subprograma, concluyendo
acertadamente que en tal caso este órgano debe realizar una
denuncia, realizando una correcta aplicación de la
41
normativa que rige la materia, que ha sido analizada en los
acápites precedentes.
Décimo tercero: Que prosiguiendo con el análisis del
recurso, corresponde pronunciarse respecto del segundo
capítulo de casación en que se acusa la infracción de los
artículo 8 y 51 de la LO-SMA en relación a los artículos 19
y 23 del Código Civil, al otorgar el carácter de ministro
de fe a los funcionarios del SERNAPESCA, a pesar que tal
organismo actuó sin sujetarse a un subprograma de
fiscalización y sin requerimiento de la SMA.
Como se observa, la argumentación sobre cuya base se
construye el error de derecho denunciado se vincula
estrechamente con el capítulo anterior, razón por la que en
la especie es replicable todo el razonamiento efectuado
para descartar el primer capítulo de casación.
En este orden de consideraciones, encontrándose
asentado que los organismos sectoriales pueden fiscalizar
fuera del marco de un subprograma y sin requerimiento
específico de la SMA aquellas materias que la ley
específicamente ha puesto bajo la órbita de su competencia,
la que eventualmente puede relacionarse con elementos
regulados en instrumentos ambientales, imponiéndole en tal
caso el deber de denunciar a la SMA, organismo que de forma
exclusiva y excluyente tiene la potestad sancionatoria
respecto de incumplimientos de aquellos instrumentos, sólo
queda determinar sí los hechos constatados por los
42
funcionarios gozan de presunción de veracidad, atendida la
calidad de ministros de fe de aquellos.
A juicio de esta Corte, la respuesta a la interrogante
planteada es afirmativa, toda vez que no existe norma
alguna en la LO-SMA que permita descartar el carácter de
ministros de fe de los funcionarios de un determinado
órgano sectorial al cual su ley respectiva haya entregado
tal carácter.
En efecto, el artículo 8 de la LO-SMA establece que el
personal de la Superintendencia habilitado como
fiscalizador tendrá el carácter de ministro de fe,
refiriendo que los hechos establecidos por aquellos
constituirán presunción legal. Tal precepto, tiene por
única función entregar el carácter de ministros de fe a
funcionarios de un órgano que es creado por ese cuerpo
normativo, y la razón radica en que ello es una norma
imprescindible para el funcionamiento de la nueva
estructura ambiental establecida en esa ley. Así, la
consagración de tal precepto de modo alguno excluye el
carácter de ministro de fe de los funcionarios de los
órganos sectoriales que les es entregado por las leyes
especiales que los rigen.
En este aspecto, se debe precisar que el artículo 51
del mencionado texto legal dispone que los hechos
constatados por los funcionarios a los que se les
reconozcan la calidad de ministro de fe, tendrá el valor
43
probatorio indicado en el artículo 8°, esto es, gozarán de
la presunción legal de validez, cuestión que viene en
ratificar lo hasta ahora reseñado, toda vez que claramente
se está refiriendo a los ministros de fe de otros servicios
públicos, pues cualquier interpretación en contrario haría
redundante la disposición.
Asentado lo anterior, sólo cabe concluir que los
funcionarios de los organismos sectoriales que ostentan el
carácter de ministro de fe en virtud de lo dispuesto en la
ley que los rige, mantienen tal calidad en relación a
materias vinculadas a instrumentos ambientales, sin que sea
procedente realizar una distinción en relación al origen de
la fiscalización, discriminando entre aquellas realizadas
dentro de un subprograma, a requerimiento de la SMA o de
forma independiente, toda vez que si la ley no distingue,
no es lícito que el intérprete lo haga, más aún cuando el
tenor de aquella es claro.
En consecuencia, en atención a que el artículo 122 de
la Ley N° 18.892 reconoce la calidad de ministro de fe a
los funcionarios fiscalizadores de la actividad pesquera y
acuícola, tanto de la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura,
como al personal de la Armada, sólo cabe desechar los
errores de derecho denunciados en el acápite en estudio.
Décimo cuarto: Que corresponde ahora emitir
pronunciamiento respecto del tercer capítulo de casación en
que se denuncia el error de derecho en que incurre el
44
Tercer Tribunal Ambiental al rechazar la aplicación del
decaimiento del procedimiento administrativo, soslayando
que transcurrieron más de dos años entre el inicio del
procedimiento y su resolución final.
Décimo quinto: Que, previo al análisis concreto del
vicio de fondo denunciado, conviene realizar ciertas
precisiones respecto del decaimiento del acto
administrativo, que según ha señalado esta Corte,
corresponde a su extinción provocada por circunstancias
sobrevinientes de hecho o de derecho, que afectan su
contenido jurídico tornándolo inútil o abiertamente
ilegítimo.
En doctrina, se ha señalado que "Para que sea posible
la figura del decaimiento como extinción del acto
administrativo o sus efectos es necesario que se den los
siguientes presupuestos:
(a) Que exista un acto administrativo, esencialmente
terminal, pues lo que trata de resolver el decaimiento son
los efectos que ocurren tras la dictación de un acto que
está produciendo sus efectos ininterrumpidos o permanentes.
(b) Que concurra una circunstancia sobreviniente, que
puede ser de tres tipos: (i) de carácter fáctico, que
afecta la existencia del supuesto de hecho que habilita
para la dictación del acto; (ii) que afecte el objeto sobre
el cual produce sus efectos el acto administrativo; (iii)
de carácter jurídico, es decir, una alteración sobrevenida
45
a la regulación de los efectos del acto, sea que lo derogue
o que lo modifique sustantivamente.
En otros términos, el decaimiento se hace cargo del
hecho de que ilegitimidades sobrevinientes pueden afectar
la legalidad de un acto administrativo, pero dado que en su
origen éste es ajustado a derecho (porque es en ese momento
en donde se deben analizar los vicios del acto), el sistema
legal ocupa el decaimiento para, sin cuestionar la
legalidad ex post, considerar que los efectos del acto no
se pueden sostener, ya que los presupuestos reglados del
acto administrativo (supuesto de hecho, objeto y
obligaciones) han desaparecido o se han alterado
sustancialmente por una regulación posterior". (Luis
Cordero Vega, "Lecciones de Derecho Administrativo".
Thomson Reuters, 2ª edición, abril 2015. Páginas 303-304).
Décimo sexto: Que, asimismo, esta Corte ha resuelto
que el decaimiento del acto administrativo resulta
procedente solamente en los casos en que se afecta el
contenido jurídico del acto por circunstancias
sobrevinientes, que provocan que sus efectos ya no puedan
sostenerse, al haber desaparecido los presupuestos reglados
del acto administrativo, o por su alteración sustancial en
razón de una regulación posterior.
En el ámbito del procedimiento administrativo
sancionador se ha señalado que para que se esté frente a un
procedimiento racional y justo, la resolución que lo
46
concluye debe ser oportuna. Para asentar tales decisiones
se ha considerado especialmente el principio de la eficacia
y eficiencia administrativa, consagrado en diversas
disposiciones de la Ley Orgánica Constitucional de Bases
Generales de la Administración del Estado.
En efecto, el artículo 3 inciso 2º dispone que: "La
Administración del Estado deberá observar los principios de
responsabilidad, eficiencia, eficacia, coordinación,
impulsión de oficio del procedimiento, impugnabilidad de
los actos administrativos, control, probidad, transparencia
y publicidad administrativas y participación ciudadana en
la gestión pública, y garantizará la debida autonomía de
los grupos intermedios de la sociedad para cumplir sus
propios fines específicos, respetando el derecho de las
personas para realizar cualquier actividad económica en
conformidad con la Constitución Política y las leyes".
Por su parte, el artículo 5º inciso 1º señala: "Las
autoridades y funcionarios deberán velar por la eficiente e
idónea administración de los medios públicos y por el
debido cumplimiento de la función pública".
En tanto el artículo 11 de la misma ley relaciona la
eficiencia y eficacia con la oportunidad en que se realiza
la actuación administrativa, al disponer que: "Las
autoridades y jefaturas, dentro del ámbito de su
competencia y en los niveles que corresponda, ejercerán un
control jerárquico permanente del funcionamiento de los
47
organismos y de la actuación del personal de su
dependencia.
Este control se extenderá tanto a la eficiencia y
eficacia en el cumplimiento de los fines y objetivos
establecidos, como a la legalidad y oportunidad de las
actuaciones".
Por último, el artículo 53 vincula los principios de
eficiencia y eficacia con la probidad administrativa al
establecer que: "El interés general exige el empleo de
medios idóneos de diagnóstico, decisión y control, para
concretar, dentro del orden jurídico, una gestión eficiente
y eficaz. Se expresa en el recto y correcto ejercicio del
poder público por parte de las autoridades administrativas;
en lo razonable e imparcial de sus decisiones; en la
rectitud de ejecución de las normas, planes, programas y
acciones; en la integridad ética y profesional de la
administración de los recursos públicos que se gestionan;
en la expedición en el cumplimiento de sus funciones
legales, y en el acceso ciudadano a la información
administrativa, en conformidad a la ley".
Décimo séptimo: Que, asimismo, la ineficiencia
administrativa demostrada con la tardanza vulnera el
principio de celeridad consagrado en el artículo 7 de la
Ley Nº 19.880 sobre Bases de los Procedimientos
Administrativos, que dispone: "El procedimiento, sometido
48
al criterio de celeridad, se impulsará de oficio en todos
sus trámites.
Las autoridades y funcionarios de los órganos de la
Administración del Estado deberán actuar por propia
iniciativa en la iniciación del procedimiento de que se
trate y en su prosecución, haciendo expeditos los trámites
que debe cumplir el expediente y removiendo todo obstáculo
que pudiere afectar a su pronta y debida decisión".
También conculca el principio conclusivo establecido
en el artículo 8 de la Ley N° 19.880, pues desvirtúa el fin
último del procedimiento administrativo que consiste en que
"la Administración dicte un acto decisorio que se pronuncie
sobre la cuestión de fondo y en el cual exprese su
voluntad".
Asimismo infringe el principio de la inexcusabilidad
establecido en el artículo 14 de la citada ley sobre
procedimientos administrativos, que prescribe que: "La
Administración estará obligada a dictar resolución expresa
en todos los procedimientos y a notificarla, cualquiera que
sea su forma de iniciación.
Requerido un órgano de la Administración para
intervenir en un asunto que no sea de su competencia,
enviará de inmediato los antecedentes a la autoridad que
deba conocer según el ordenamiento jurídico, informando de
ello al interesado.
49
En los casos de prescripción, renuncia del derecho,
abandono del procedimiento o desistimiento de la solicitud,
así como la desaparición sobreviniente del objeto del
procedimiento, la resolución consistirá en la declaración
de la circunstancia que concurra en cada caso, con
indicación de los hechos producidos y las normas
aplicables".
Décimo octavo: Que, la exposición de la normativa
resulta trascendente, toda vez que es a partir de aquella
que se ha construido por la jurisprudencia el "decaimiento
del procedimiento administrativo sancionatorio", esto es,
su extinción y pérdida de eficacia, que se ha aplicado al
constatar el transcurso de un tiempo excesivo para la
declaración de responsabilidad y la consecuente decisión
terminal sobre la imposición de una sanción.
Así, en la búsqueda de un criterio rector para dar por
establecido el decaimiento del procedimiento administrativo
por el transcurso del tiempo, se consideran como referencia
los plazos que el derecho administrativo contempla para
situaciones que puedan asimilarse. Así, de acuerdo a lo
dispuesto en el artículo 53 inciso primero de la Ley de
Bases de los Procedimientos Administrativos el plazo que
tiene la Administración para invalidar sus actos
administrativos es de dos años, resulta válido sostener que
si transcurre un lapso de tiempo superior entre el inicio y
término del procedimiento, injustificado, produce el
50
decaimiento del procedimiento administrativo y la extinción
del acto administrativo sancionatorio, perdiendo por lo
tanto su eficacia pues tal demora en la decisión afecta el
contenido jurídico del procedimiento administrativo
transformándolo abiertamente en ilegítimo.
Asimismo, se ha consignado como una razón adicional
para asentar el decaimiento, que el objeto jurídico del
acto administrativo, cual es la multa impuesta, producto
del tiempo excesivo transcurrido se torna inútil, puesto
que la sanción administrativa tiene principalmente una
finalidad preventivo-represora. En efecto, con ella se
persigue el desaliento de futuras conductas ilícitas
similares, se busca reprimir la conducta contraria a
derecho y restablecer el orden jurídico previamente
quebrantado por la acción del transgresor.
En este mismo sentido conviene puntualizar que no
cualquier dilación en la dictación del respectivo acto
administrativo conlleva el decaimiento del mismo, sino que
sólo la amerita aquella que es excesiva e injustificada.
Décimo noveno: Que, asentadas las ideas anteriores,
cabe consignar que el elemento de hecho sobreviniente en el
caso de autos, esgrimido para configurar el decaimiento del
proceso administrativo, es el tiempo excesivo transcurrido
desde el inicio del procedimiento administrativo y la
dictación de la resolución que impone la multa.
51
Así, atendido los términos del recurso, en relación a
lo decidido en la sentencia impugnada, el quid del asunto
radica en determinar si el procedimiento administrativo que
origina la multa reclamada en autos se inició con la
realización de la denuncia, tesis sostenida por el
recurrente o, por el contrario, aquello ocurrió con la
formulación de cargos, como se decide en la sentencia.
En este punto del análisis, interesa destacar que tal
como lo sostienen los sentenciadores, se debe distinguir
entre procedimiento sancionatorio y el procedimiento de
fiscalización. En efecto, tal como se refirió en el
fundamento octavo la LO-SMA, distingue claramente entre
ambas etapas.
Así, lo expuesto en el fundamento octavo antes
referido permite descartar la argumentación sostenida por
la reclamante relacionada con que el procedimiento
administrativo se inició con la denuncia realizada por
SERNAPESCA, toda vez que tal como se expuso, el
procedimiento administrativo, en rigor, siempre se instruye
de oficio, pues es la Administración quien debe adoptar la
decisión de iniciarlo. Con la sola denuncia, no surge el
procedimiento sancionatorio, toda vez que, en virtud de las
facultades de las que está revestida la Administración,
puede decidir no iniciarlo, cuestión que se ve ratificada
en el artículo 47 de la LO-SMA, que expresamente faculta a
la SMA para archivarla por resolución fundada.
52
Así, una vez que se recibe la denuncia, ésta debe ser
examinada por la Administración, quien debe realizar un
análisis de aquella. Si cumple con las exigencias de
seriedad y tiene mérito suficiente, se iniciará el
procedimiento sancionatorio con la formulación de cargos,
tal como lo exige el artículo 49 de la LO-SMA; en cambio,
si ésta no cumple con las exigencias mínimas, la desechará
mediante la dictación de una resolución fundada o, si
requiere información adicional, dictará actos de
instrucción previa.
En consecuencia, no es factible atribuir a los
sentenciadores el error de derecho que se les imputa en el
capítulo en estudio, toda vez que al atender a la fecha de
formulación de cargos para establecer el plazo aplicable
para declarar el decaimiento del procedimiento
administrativo sancionador, han realizado una correcta
interpretación de la normativa que rige la materia.
Al respecto se debe tener presente lo establecido en
el artículo 37 de la LOS-SMA que preceptúa: “Las
infracciones previstas en esta ley prescribirán a los tres
años de cometidas, plazo que se interrumpirá con la
notificación de la formulación de cargos por los hechos
constitutivos de las mismas”.
Vigésimo: Que en virtud de lo razonado el recurso de
nulidad sustancial deberá ser desestimado.
53
III.- Recurso de casación en la forma interpuesto por
la SMA.
Vigésimo primero: Que se denuncia que la sentencia
incurre en la causal de casación prevista en el artículo 26
inciso 4º de la Ley N° 20.600, en relación con el artículo
17 N° 3 del mismo cuerpo normativo, esto es la infracción
manifiesta de las normas sobre apreciación de la prueba
conforme a las reglas de la sana crítica, causal que se
configura al dejar sin efecto la multa por dos
infracciones:
A.- La sentencia impugnada deja sin efecto la multa
por no realizar el retiro diario de las mortalidades de las
unidades de cultivo en el CES Valverde 1, obligación
establecida en el artículo 22 A del RESA, realizando un
análisis en el que se incurre en infracción manifiesta a
las normas sobre apreciación de la prueba conforme a las
reglas de la sana crítica, toda vez que da por acreditado
el retiro sin atender a lo consignado en el acta de
inspección, que el mismo sentenciador validó como medio
probatorio.
En este sentido agrega que se estableció que la
reclamante utilizaba un sistema de extracción de los peces
muertos que funciona de manera automática, desconociendo
que el acta de inspección y la fotografía acompañada
demuestran que tal sistema no estaba funcionando,
consignándose por los funcionarios de SERNAPESCA que
54
existían restos de mortalidad en el agua. Es más, la misma
empresa describió su sistema de extracción de mortalidades
“lift up”, indicando que para su adecuado funcionamiento
los conos requerían estar instalados en el fondo de la red
de la jaula, por lo que la presencia de conos en la
plataforma constatada por personal de SERNAPESCA constituye
un indicio evidente de que ese sistema no se encontraba en
funcionamiento permanente.
Asimismo, el tribunal pasa por alto que la empresa
formuló afirmaciones contradictorias toda vez que en su
reclamación indica que el proceso de extracción de
mortalidad es una actividad que se efectúa en determinadas
horas del día dentro de la jornada laboral y no
necesariamente en un horario específico; mientras que por
otra parte afirmó que el centro cuenta con una tecnología
para el retiro diario de dicha mortalidad a través del
sistema de conos que funciona de manera permanente.
El tribunal señala que la empresa entregó un registro
de retiro de mortalidades que demostraría que realiza el
retiro de mortalidad de forma diaria; sin embargo, tal
antecedente no fue acompañado sino hasta la sede judicial,
constando sólo de una hoja sin ningún tipo de formalidad y
trazabilidad, el que perfectamente pudo ser confeccionado
sin tener ninguna relación con la realidad.
En este contexto refiere que el acta de inspección de
SERNAPESCA reconoce que no estaba disponible la
55
documentación referida a la mortalidad, que el CES no tenía
caseta de ensilaje y no realizaba la extracción de
mortalidad, observándose en la única jaula con peces
especímenes orillados, muertos y con lesiones de daño
mecánico. Así, se incurre en infracción a las normas de la
sana crítica, toda vez que la sentencia reconoce
expresamente que los fiscalizadores de SERNAPESCA tienen la
calidad de ministro de fe, por lo que no es lógico
prescindir de la presunción legal que da los hechos
constatados en el acto de fiscalización en virtud de una
hoja confeccionada con posterioridad por la propia
reclamante.
B.- En relación a la infracción por no realizar el
retiro diario de mortalidades de las unidades de cultivo en
el CES Seno Vera, los sentenciadores procedieron a dejar
sin efecto la multa cursada sobre la base del estado de
contingencia que lo afectó, soslayando que aquello no fue
controvertido; por el contrario, fue debidamente ponderado
por su parte. Así, con infracción manifiesta a las reglas
de apreciación de la prueba según las reglas de la sana
crítica, el tribunal ha establecido o creado una eximente
de responsabilidad aludiendo al referido artículo 22 A del
RESA. Para asentar tal razonamiento, el tribunal debió
tener a la vista el registro de mortalidades del referido
CES, en el que se consignara con precisión que el día de la
fiscalización no estaba realizando el retiro diario de
56
mortalidades por condiciones climáticas u otros eventos;
sin embargo, revisado el expediente administrativo y
judicial, tal registro nunca fue acompañado ante la SMA
como tampoco ante el tribunal ambiental, presumiendo el
órgano jurisdiccional su existencia y contenido.
Por otro lado, la situación de contingencia que afectó
al CES Seno Vera, fue reconocida por la SMA, dado que
existe un certificado sanitario de movimiento otorgado por
SERNAPESCA producto de la mencionada contingencia por baja
de oxígeno. Tal documento, reconociendo la contingencia,
establece mecanismos distintos de manejo de mortalidades,
pero en caso alguno eximió de la obligación de hacer el
retiro diario de las mismas.
Vigésimo segundo: Que, tal como se señaló a propósito
del recurso de nulidad formal incoado por Exportadora Los
Fiordos, las reglas de la sana crítica obligan a tener en
consideración las razones jurídicas, asociadas a las
simplemente lógicas, científicas, técnicas o de experiencia
en cuya virtud se le asigne o se le reste valor a la
prueba, teniendo presente la multiplicidad, gravedad,
precisión, concordancia y conexión de los antecedentes del
proceso, de manera que conduzcan a la conclusión que
convence al sentenciador.
La sana crítica está referida a la valoración y
ponderación de la prueba, esto es, la actividad encaminada
a considerar los medios probatorios tanto aisladamente como
57
mediante una valoración de conjunto para extraer las
conclusiones pertinentes en cuanto a los hechos y fijar la
forma en que éstos sucedieron. En la ponderación de ambos
aspectos se deben tener presente las leyes de la lógica, la
experiencia y los conocimientos científicamente afianzados
en la comunidad en un momento determinado, por lo que son
variables en el tiempo y en el espacio, pero estables en el
pensamiento humano y la razón. Este es el contenido de la
sana crítica o su núcleo medular; son los aspectos que no
pueden ser desatendidos.
La explicitación en la aplicación de estos parámetros
de la sana crítica permite el examen de las partes y los
ciudadanos en general, como el control que eventualmente
pudieran llegar a efectuar los tribunales superiores a
través del sistema recursivo que el procedimiento
contemple. Por lo mismo, la inobservancia o transgresión de
aquéllos puede dar origen a la interposición de los
recursos que prevé el legislador, controlable mediante el
recurso de casación, puesto que al no cumplir con las
reglas de la sana crítica se vulnera la ley.
Vigésimo tercero: Que el quebrantamiento de las normas
de apreciación de la prueba rendida en autos conforme con
las reglas de la sana crítica, efectivamente se verifica en
la sentencia que se revisa, al acoger los jueces del fondo
parcialmente la reclamación y dejar sin efecto los cargos
relacionados con el cargo D3 respecto del CES Valverde 1 y
58
E1 Seno Vera, al no realizar el retiro diario de
mortalidades, según se analizará a continuación.
Vigésimo cuarto: Que, en efecto, los sentenciadores
establecieron que los hechos constatados por los
funcionarios de SERNAPESCA gozaban de presunción de
veracidad, al tener aquellos el carácter de ministros de
fe. Tal razonamiento tiene una importante consecuencia,
toda vez que impone a la reclamante la carga de destruir
esa presunción de veracidad de los hechos constatados,
rindiendo prueba que sea pertinente.
En este aspecto, se debe señalar que en el acta de
inspección del CES Valverde 1, expresamente se señala que
era un centro que se encontraba en total estado de
abandono, con peces en las unidades de cultivo y que no
existían empleados, recurriendo a la ayuda de un técnico
del CES Valverde 3, que se encuentra en las cercanías. Se
agrega: “En el centro no existe caseta de ensilaje y no
realiza extracción de mortalidad, observándose en la única
jaula con peces, especímenes orillados, muertos y con
lesiones de daño mecánico.
No se encuentra disponible documentación relacionada
con los aspectos ambientales y sanitarios.
Al no existir documentación referida a la mortalidad,
no es posible constatar su extracción y disposición según
Normativa vigente.
59
Al inspeccionar módulo con peces se observan líneas de
alimentación sucias dispuestas sobre los pasillos, conos de
extracción de mortalidad sucios y con signos de abandono,
acopiados en pasillos, así como equipos, plásticos,
guantes, envases de fármacos y basura.”
Se acompañan por Sernapesca fotografías que muestran
líneas de alimentación sucias dispuestas sobre los pasillos
y conos de extracción sobre la plataforma. Asimismo se
observan distintos elementos sucios y también salmones
vivos y muertos en armonía con lo que fue consignado en el
acta.
En la formulación de cargos, se designa aquel en
estudio como D3, refiriendo: “No se realiza el retiro
diario de las mortalidades de peces de cada unidad de
cultivo.”
La resolución que impone la multa refiere que la
empresa alegó que CES estaba en proceso de desinstalación y
que en la única jaula con peces el sistema de extracción es
automático y acompañó un registro de retiro de mortalidades
del mes de febrero, que corresponde al de la fiscalización.
Al respecto sostiene que en el CES no había personal a
cargo, que estaba abandonado y que a pesar de aquello se
constató que había una balsa jaula con 200.000 unidades de
Salmón Coho, con especies vivas y muertas. Así, sostiene
que constatado el estado de abandono, sin registros y sin
personal que realice el retiro diario de mortalidades u
60
opere el sistema de conos instalado, sólo cabe desechar las
alegaciones de la empresa, pues además el registro
confeccionado por ella misma carece de trazabilidad.
Agrega que el artículo 22 A del RESA establece la
obligación diaria del retiro, aspecto que no se cumplía,
toda vez que se dejó constancia en el acta de la existencia
de especies muertas orilladas, estado de abandono y falta
de personal.
A mayor abundamiento, señala la SMA que la alegación
de funcionamiento automático de extracción no se condice
con las fotografías que dan cuenta del mal estado y
suciedad, por lo que establece que aquel no se encontraba
en funcionamiento.
En las condiciones antes descritas y atendidas las
alegaciones realizadas por Exportadora Los Fiordos en su
reclamación, correspondía que acreditara que cumplió con su
deber de retirar diariamente las mortalidades, cuestión que
no realizó en el proceso de fiscalización. Sin embargo, los
sentenciadores construyen la decisión de absolver del cargo
en análisis, sosteniendo que la empresa reclamante tiene
implementado un sistema que permite que al morir un pez,
inmediatamente se hunda desde dónde se extrae a través de
un ducto de aire comprimido y con un registro de retiro de
mortalidades acompañado en sede judicial.
Pues bien, los razonamientos del tribunal son
contradictorios, toda vez que, por una parte sostiene que
61
los hechos constatados por el ministro de fe gozan de
presunción de veracidad, circunstancia que implica admitir
que en el CES Valverde 1 existía una jaula con peces, que
exhibía especies muertas flotando en el agua y numeroso
material sucio dispuesto en las plataformas, sin que se
realizara el retiro diario de las mortalidades, para luego
esgrimir que se acreditó el retiro diario de especies,
sobre la base de un simple listado, que no fue acompañado
por la empresa en el momento que era exigible, esto es, al
realizarse la inspección, presumiendo el funcionamiento de
un sistema de retiro automático que la empresa señaló
estaba instalado.
En este orden de ideas, resulta evidente que los
cuestionamientos de la SMA, relacionados con la
trazabilidad del instrumento, son efectivos, toda vez que
no existe ninguna certeza respecto de la fecha de su
expedición. Así, no puede olvidarse que el mismo Tribunal
Ambiental reconoce que el artículo 22A del RESA establece
que debe realizarse un retiro diario de las mortalidades de
peces de cada unidad de cultivo, realizándose un registro
diario que debe remitirse semanalmente a SERNAPESCA. Pues
bien, el cumplimiento de tal obligación no fue acreditado
de modo alguno ante la autoridad administrativa, toda vez
que el listado acompañado ex post no cumple tal función,
pues no consta su remisión semanal a la autoridad, sin que
en sede administrativa se explique y acrediten las razones
62
que imposibilitaron entregarlos en el proceso de
fiscalización. En consecuencia, existe una clara
vulneración del principio de razón suficiente, que forma
parte de la regla de la lógica, conforme con el cual es
indispensable que se entreguen razonamientos coherentes y
fundados para asentar una determinada conclusión, cuestión
que no se verifica en la especie.
En este mismo orden de ideas, contraría la lógica, en
especial el principio de no contradicción, la circunstancia
de establecer que la empresa operaba con un sistema
automático de retiro de mortalidades, si al mismo tiempo se
están describiendo fotografías que dan cuenta que las
partes imprescindibles de su funcionamiento, que deben
estar colocadas en el fondo de la jaula, están sucias y
dispersas en la plataforma, aceptando además que el CES
estaba en estado de abandono.
En razón de lo expuesto, se constata que efectivamente
los sentenciadores al absolver del cargo D3, relativo al
incumplimiento de retiro diario de mortalidades, y dejar
sin efecto la multa de 105 UTA, infringieron las normas de
apreciación de la prueba conforme con las reglas de la sana
crítica.
Vigésimo quinto: Que similar defecto se observa en la
decisión de absolver y dejar sin efecto el cargo E1
relacionado con el incumplimiento de retiro diario de
63
mortalidades del CES Seno Vera, fundándose en el estado de
contingencia que afectó al referido centro.
En efecto, sostiene el fallo impugnado que se acreditó
el estado de contingencia que afectó al CES con el
Certificado Sanitario de Movimiento emitido por SERNAPESCA.
Al respecto se debe precisar que la contingencia del
referido CES consistió, según consta en el acta de
inspección, en que se enfrentó una mortalidad mucho mayor a
la esperada debido a bajas de oxígeno.
Se consigna además: “en la inspección de los módulos
se observa mortalidad flotante en estado de descomposición,
al llegar a la plataforma de ensilaje se evidencian restos
de ensilaje producto del último despacho realizado el día
de la visita. Aledaño a la Plataforma de ensilaje, existe
una plataforma donde se acopian los bins para el despacho
de mortalidad, esta plataforma no posee medio de contención
para evitar escurrimientos y ni caídas de estos mismos al
mar.
Los bins que se encuentran en esta plataforma están
llenados hasta el máximo de su capacidad, algunos sin tapa,
se evidencia mortalidad en maxi sacos, mortalidad con un
evidente estado de descomposición y mal olor.
La mortalidad del día se encuentra acopiada en
embarcación del servicio de Buceo, sin contenedores que
eviten el escurrimiento.
64
El centro superó su capacidad de acopio de mortalidad,
además de lo expuesto, posee bins con mortalidad listos
para despachar acopiados en el pontón de habitabilidad”.
En razón de lo anterior, y en lo que interesa al
recurso, se formularon cargos por no realizar el retiro
diario de mortalidades.
La resolución reclamada en autos establece que
conforme con los hechos constatados por SERNAPESCA, en los
módulos de cultivo existía “mortalidad flotante en estado
de descomposición”, lo que evidencia que los procedimientos
de recolección diaria de mortalidades no fueron efectuados
respecto de aquellos especímenes. Refiere que lo anterior
queda en evidencia con la constatación de mortalidades en
estado de putrefacción, toda vez que aquello no se condice
con el cumplimiento de retiro de la mortalidad conforme a
la periodicidad diaria establecido en la normativa
ambiental aplicable. Añade que de haberse realizado la
recolección diaria no se habrían encontrado especímenes
muertos y en estado de putrefacción, puesto que el proceso
de descomposición orgánico no es inmediato y requiere de
una permanencia de los peces muertos por más de 24 horas en
las balsas jaulas.
Al decidir este punto de la reclamación, el tribunal
da por acreditado que no existió el retiro diario de
mortalidades de peces, justificando tal circunstancia en el
estado de contingencia del CES, esgrimiendo lo establecido
65
en el artículo 22 A del RESA, que en su versión vigente a
la época permitía, según su redacción, no realizar retiro
de mortalidades por condiciones climáticas, toda vez que
aquello debía consignarse en el registro. Sin embargo, tal
razonamiento no tiene ninguna relación con la contingencia
relacionada con el mayor número de mortalidades que
permitió la autorización extraordinaria de movimiento,
estableciéndose condiciones especiales de extracción, pero
que en modo alguno autorizó a no realizar tal retiro, como
tampoco lo hace el artículo 22A del RESA, pues no se está
en presencia de una contingencia climática. Por el
contrario, el tipo de emergencia sufrida por el CES hacía
imperioso habilitar un sistema de retiro de emergencia,
aumentando la dotación y los medios materiales para evitar
consecuencias sanitarias.
Así, son vulneradas las reglas de la lógica, pues los
sentenciadores han renunciado a emplear las nociones
constitutivas de la sana crítica como parte de la
valoración de las probanzas, toda vez que el raciocinio
expuesto por aquellos, en relación al cargo E1, evidencia
una falta de coherencia entre la premisa y la deducción que
sustenta la conclusión a la que se arriba, dejando
desprovista la decisión de una adecuada fundamentación.
Vigésimo sexto: Que es manifiesto, entonces, que la
sentencia cuestionada incurre en el vicio de casación
formal previsto en el artículo 26 de la Ley N° 20.600, al
66
absolver a Exportadora Los Fiordos Ltda. de los cargos D3
en relación al CES Valverde 1 y E1 en relación al CES Seno
Vera, razón por la que el recurso de nulidad formal será
acogido.
Vigésimo séptimo: Que, sin perjuicio que el artículo
808 del Código de Procedimiento Civil admite tener por no
interpuesto el recurso de casación en el fondo, al acogerse
el arbitrio de nulidad formal, lo cierto es que en el
presente caso, este vicio se relaciona sólo con un punto
específico de la controversia incoada en autos, razón que
determina que, con el objeto de guardar el principio de
congruencia, esta Corte realice un análisis del vicio de
casación sustancial aducido por la SMA, toda vez que aquel
dice relación con una materia distinta a la impugnada en la
nulidad formal.
IV.- Recurso de casación en el fondo interpuesto por
la SMA.-
Vigésimo octavo: Que en el recurso de nulidad
sustancial se acusa la infracción del artículo 35 de la LO-
SMA, artículos 2 literal n) y 15, inciso tercero, del
Reglamento Ambiental para la Acuicultura (RESA), en
relación a los puntos 3.6, 3.7, y 4.1 de la RCA N°
973/2009, yerro jurídico que se configura al dejar sin
efecto la multa de 1.000 UTM por infringir el límite de
producción del CES Bahía Anita, realizando una errónea
67
interpretación de la exigencia contenida en la mencionada
RCA.
Bajo una primera línea argumental sostiene que a pesar
que los antecedentes demuestran que existió una intención
de sobreproducir, el tribunal estableció que no hubo
sobreproducción, incurriendo en un grave error de derecho
al establecer el límite de aquella. En efecto a la fecha de
la inspección de la SMA, realizado el 27 de noviembre de
2013, la empresa había cosechado en el CES Bahía Anita una
biomasa de 1465,8 toneladas, mantenía aún 18 jaulas
pobladas con una biomasa de 2892,9 toneladas y había
ampliado su capacidad de siembra y producción mientras era
evaluada ambientalmente.
Pues bien, la siembra es el primer hito que define la
producción generada en un ciclo productivo, dependiendo de
la cantidad de smolts sembrados, restando el error de
conteo y mortalidad, se obtiene finalmente la producción
final. En este aspecto el punto 1.2 de la declaración de
impacto ambiental (en adelante DIA) relativa a la RCA N°
973/2009, establece una proyección de la producción
especificando la cantidad de siembra y cosecha. Por lo
tanto, para comprobar que la empresa siempre quiso
sobreproducir se debió tener presente: a) el cálculo del
número de smolts que debieron haber ingresado a engorda
para alcanzar las 2.500 toneladas de producción aprobadas
en la RCA; b) de acuerdo a la cantidad de smolts sembrados,
68
se calcula la mortalidad que debía haber ocurrido para
alcanzar las 2.500 toneladas de producción. Según la RCA
tal mortalidad debía ser un 10% aproximado. Así, aún cuando
se considerara un 15% de mortalidad, igualmente se tiene
que la empresa sembró considerando una producción mayor a
la autorizada.
Sin perjuicio de lo anterior, la DIA del proyecto
asociado a la RCA N° 973/2009, señala expresamente que
ingresarán 720.000 a la siembra, con el fin de producir
2500 toneladas en un ciclo productivo. En consecuencia, el
ingreso de 1.090.373 toneladas, manifiesta la clara
intención de sobreproducción, toda vez que para que se
cumplieran el límite de producción debió existir una
mortalidad entre un 40 y 45% de los peces ingresados,
escenario de mortalidad muy superior al proyectado en la
declaración de impacto ambiental.
Se suma a lo anterior la circunstancia que la
autorización ambiental considera para la producción de 2500
toneladas, la instalación de 14 jaulas; sin embargo, en
terreno se constató que la empresa exportadora Los Fiordos
tenía en operación 32 jaulas, excediendo en 18 el número
autorizado por la RCA, vigente a la fecha de inspección,
cuestión que acredita que la siembra del año 2012 se
planificó en tales términos.
En una segunda línea argumental sostiene que los
antecedentes acreditan que efectivamente existió una
69
sobreproducción, cuestión que fue negada por el
sentenciador, incurriendo en un grave yerro jurídico al
considerar sólo la cantidad cosechada y no aquella que
estaba lista para cosecharse en las jaulas instaladas.
En este aspecto explica que la normativa sectorial
contenida en el RAMA, señala expresamente en su artículo
2°, literal n), qué debe entenderse por producción. No
obstante, incurriendo en un yerro jurídico, el tribunal
determinó que la producción era sinónimo del producto final
(Ouput), soslayando que el RAMA establece con toda claridad
que la producción implica los egresos más el remanente
existente en el centro de cultivo en un periodo
determinado.
Así, sostiene que con la particular definición de
producción que aplica el tribunal ambiental se llegaría al
absurdo que las empresas como Exportadora Los Fiordos
podrían tener muchas más jaulas de las autorizadas con el
fin de producir toneladas sin límite, toda vez que mientras
no se cosechen, no habría producción. En este orden de
ideas refiere que es importante considerar la cantidad
total de peces producidos, se haya o no cosechado, pues los
impactos ambientales de la actividad acuícola y las medidas
que se ordenan, tienen presente los efectos que dicha
cantidad de peces ocasiona al medio ambiente marino.
Es más, aún cuando se asumiera que el tribunal no
incurrió en error de derecho al establecer que la
70
producción correspondía a la cantidad cosechada, igualmente
se tiene que se superó el límite de la RCA N°973/2009 en 44
toneladas adicionales. A mayor abundamiento, la producción
constatada incluso superaba el límite de la nueva RCA
82/2014 que determinó un máximo de producción de 4000
toneladas.
Finalmente, bajo un tercer orden de consideraciones,
explica que el tribunal comete un error de derecho al
determinar que la producción es por año calendario y no por
ciclo productivo, sin considerar la cantidad de smolts
ingresados en este último. Es decir, teniendo la
posibilidad de terminar el límite según ciclo productivo
(año móvil 12 meses consecutivos) o año calendario (enero a
diciembre), eligió la opción más conveniente para la
empresa, esto es año calendario, que por lo demás no tiene
sentido ambiental ni productivo.
En efecto, el tipo de especie sembrada, esto es,
salmón salar o atlántico, requiere de más de 12 meses de
engorda para una cosecha comercialmente factible, siendo en
ese sentido imposible considerar las producciones en años
calendarios como medida del límite de producción
establecido. Adicionalmente, toda la normativa vigente
contempla autorizaciones de siembra que están asociadas a
ciclos productivos y no a producciones año calendario. En
este sentido señala que de la DIA vinculada a la RCA
N°973/2009, se desprende que la producción es concebida por
71
ciclo productivo y no por año calendario a pesar que la
métrica utilizada sea toneladas/año.
En consecuencia, enfatiza, aplicar el límite de
producción por año calendario implica desconocer la
realidad de la industria que funciona por ciclos de
producción y no según año calendario, toda vez que, de
aceptar aquello, el 31 de diciembre se podría cosechar
hasta el límite permitido por la respectiva RCA, para
luego, el 1 de enero del año siguiente, partir de 0 y
cosechar nuevamente la totalidad autorizada, burlando dicho
límite, planificando una siembra hasta el doble de lo
autorizado.
Vigésimo noveno: Que para resolver el error de derecho
denunciado en el acápite en estudio, se debe tener presente
que es una circunstancia fáctica no controvertida que al
momento de la fiscalización el CES Bahía Anita realizaba su
actividad al amparo de la RCA N° 973/2009, razón por la que
los incumplimientos detectados se deben analizar atendiendo
a ese instrumento ambiental, toda vez que éste contiene las
condiciones que debían cumplirse por el titular para el
funcionamiento del CES.
Lo anterior determina que, para efectos de analizar la
sobreproducción que es imputada al titular del proyecto en
relación a este CES, se debe atender al máximo autorizado,
que constituye 2.500 toneladas anuales.
72
La importancia de lo expuesto radica en que aún cuando
Exportadora Los Fiordos con posterioridad a la inspección
realizada por la unidad de fiscalización de la SMA obtuvo
la RCA N° 82, de 26 de febrero de 2014, que la autorizaba a
producir 4000 toneladas anuales, aquello sólo regía para el
futuro, razón por la que la empresa no puede amparar en tal
instrumento la actividad que realizaba con anterioridad a
su emisión.
Trigésimo: Que constituyen circunstancias fácticas
asentadas en el proceso, que por lo demás no fueron
controvertidas por las partes, que en el CES Bahía Anita:
a) Existió una producción de 4.358,8 toneladas,
encontrándose un total de 1465,8 toneladas de biomasa
cosechada y 2892,9 toneladas en smolts sembrados.
b) La autorización ambiental vigente al momento de la
fiscalización consideró una producción de 2500 toneladas y
la instalación de 14 jaulas.
c) Habían 32 jaulas de operación.
d) Se ingresaron 1.090.373 especies a siembra.
e) Aumentó la capacidad de producción durante el
proceso de evaluación de tal actividad que culminó con la
dictación de la RCA N° 82/2014.
Trigésimo primero: Que los hechos asentados dejan al
descubierto que efectivamente, tal como lo sostiene la
recurrente, existió sobreproducción, toda vez que la RCA N°
973, vigente a la época de la inspección, sólo autorizaba
73
la operación de 14 jaulas, señalándose expresamente que
ingresarán 720.000 especies a la siembra, con el fin de
producir 2.500 toneladas en un ciclo productivo.
Lo anterior fue obviado por los sentenciadores,
incurriendo en los yerros jurídicos que se les atribuyen
toda vez que aquellos han soslayado el instrumento
ambiental que regía la actividad de la reclamante,
aduciendo que a la fecha de formulación de cargos tenía una
RCA que autorizaba a una producción de 4000 toneladas por
año, sin que la autoridad señalara expresamente en cuál de
los instrumentos fundaba la infracción, razonamiento errado
toda vez que la autoridad no tenía por qué referir que la
infracción estaba relacionada exclusivamente con el
incumplimiento de la RCA N° 973/2009, toda vez que éste era
el único instrumento vigente al momento de incurrir en la
infracción.
En este aspecto, yerran también los sentenciadores al
calcular la producción para establecer si se respetó el
límite impuesto, incluyendo únicamente las especies
cosechadas atendiendo exclusivamente al producto final, sin
considerar aquellas especies que se encuentran listas para
cosechar en las jaulas, pues aquello no tiene asidero ni en
la RCA, ni en la ley. En efecto, tal como lo expresa la
recurrente, aplicando el criterio establecido en el
artículo 2 literal n) del RAMA, se llega a la conclusión
contraria, pues la producción está constituida no sólo por
74
el producto cosechado y egresado sino que además por el
remanente existente en el centro de cultivo.
Acierta una vez más el recurrente cuando sostiene que
tal interpretación además tiene fundamento en la RCA, toda
vez que en tal instrumento se evalúan los impactos
ambientales de la actividad acuícola, disponiéndose medidas
que atienden a los efectos que tal actividad ocasiona al
medio ambiente marino, los que se causan por el total de
peces que se admite se produzcan, siendo por tanto
improcedente realizar una distinción entre especies
sembradas y cosechadas para establecer el límite de
producción.
En este orden de consideraciones, se debe resaltar que
es nítida la intención de sobreproducir, pues en la RCA N°
973/2009, se expresó que se ingresarían 720.000 especies a
la siembra, con el fin de producir 2500 toneladas. Ergo, el
ingreso de 1.090.373 especies a la siembra, evidencia que
no se quiso respetar el límite impuesto por la RCA, pues el
cálculo de mortalidad en ese caso debió ser superior al
40%, cuestión que no se condice con los beneficios
económicos que se esperan de la actividad realizada por la
empresa, ni con la RCA vigente que establece un promedio de
mortalidad del 10%. Lo anterior se encuentra ratificado por
el aumento de jaulas autorizadas, por más del doble
permitido, toda vez que la RCA refiere 14 jaulas y al
momento de la inspección existían 32.
75
Si bien lo anterior es suficiente para acoger el
arbitrio en estudio, toda vez que se vulnera el artículo 35
de la LO-SMA, artículos 2 literal n) y 15 del Reglamento
Ambiental para la Acuicultura (RESA), al constatarse la
existencia de una sobreproducción, se debe señalar, además,
que yerran los jueces al establecer que para calcular la
sobreproducción se debe atender al año calendario, pues si
bien la RCA refiere que la producción autorizada es en
relación a toneladas/año, aquello debe entenderse en
relación al ciclo productivo de la especie, razón que
justifica la aplicación del concepto año móvil para
establecer que se superó el límite de producción.
Trigésimo segundo: Que, por lo antes expuesto, al
haberse constatados los vicios de casación acusados por la
SMA, el recurso de nulidad sustancial propuesto deberá ser
acogido en esta sección.
Por estas consideraciones y lo dispuesto en los
artículos 170, 764, 765, 766 y 768 del Código de
Procedimiento Civil y en los artículos 25 y 26 de la Ley N°
20.600, se declara:
1°) Que se rechazan los recursos de casación en la
forma y en el fondo deducidos por la reclamante Exportadora
Los Fiordos Limitada en lo principal y primer otrosí de la
presentación de fojas 2.164, en contra de la sentencia de
veintiséis de mayo de 2016, escrita a fojas 2111.
76
2°) Que se acogen los recursos de casación en la forma
y en el fondo interpuestos en lo principal y primer otrosí
de fojas 2.216 en contra del mismo fallo el que, en
consecuencia, se invalida y acto continuo y sin nueva
vista, pero separadamente, se dicta la pertinente decisión
de reemplazo.
Se previene que los Ministros sr. Muñoz y sr. Aránguiz
no comparten los fundamentos décimo quinto a décimo noveno,
en relación al rechazo de la alegación de decaimiento del
procedimiento administrativo; sin embargo, concurren a la
decisión en esta materia, teniendo para ello únicamente
presente que el plazo de inactividad que sustenta la
petición de la actora está relacionado con la fecha de
fiscalización que coincide con la fecha de comisión de la
infracción y la formulación de cargos, que en el
procedimiento sancionatorio de carácter ambiental se
encuentra expresamente regulada por el artículo 37 de la
LO-SMA que establece las infracciones previstas en esta ley
prescribirán a los tres años de cometidas, plazo que se
interrumpirá con la notificación de la formulación de
cargos. Así, la falta de actividad de Administración
durante el tiempo que media entre la comisión de la
infracción y la formulación de cargos, tiene previsto la
sanción de ineficacia jurídica que impide la procedencia de
la sanción, toda vez que prescribe la facultad de perseguir
tales hechos, cuestión que en la especie no alegó, razón
77
por la cual no es posible que se desarrolle en este fallo
de casación.
Regístrese.
Redacción a cargo de la Ministra señora Sandoval y de
la prevención, sus autores.
Rol N° 38.340-2016.
Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema
integrada por los Ministros Sr. Sergio Muñoz G., Sra. María
Eugenia Sandoval G., Sr. Carlos Aránguiz Z., y Sr. Manuel
Valderrama R., y el Fiscal Judicial Subrogante Sr. Jorge
Sáez M. No firma, no obstante haber concurrido a la vista y
al acuerdo de la causa, el Fiscal Judicial Subrogante Sr.
Sáez por estar en comisión de servicios. Santiago, 03 de
agosto de 2017.
Autoriza el Ministro de Fe de la Excma. Corte Suprema.
En Santiago, a tres de agosto de dos mil diecisiete,
notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la resolución
precedente.
78
Santiago, tres de agosto de dos mil diecisiete.
En cumplimiento a lo dispuesto en el inciso primero
del artículo 785 e inciso tercero del artículo 786 del
Código de Procedimiento Civil, se procede a dictar la
siguiente sentencia de reemplazo.
Vistos:
Se reproduce la sentencia casada con excepción de los
fundamentos quincuagésimo sexto a quincuagésimo octavo y
sexagésimo primero a sexagésimo cuarto, que se eliminan. En
lo resolutivo se suprimen las letras b), c) y d), del
Numeral 1°).-
Asimismo, de la sentencia de casación que antecede se
reproducen los considerandos vigésimo segundo a vigésimo
quinto y vigésimo noveno a trigésimo primero.
Y se tiene, en su lugar y además, presente:
Primero: Que, para resolver las alegaciones de
Exportadora Los Fiordos Limitada, respecto de los errores
de apreciación de la prueba rendida ante la SMA, que a su
juicio acredita que sí realizó el retiro diario de
mortalidades en el CES Valverde 1 y que cumplió con tal
obligación en el caso Seno Vera atendido su estado de
contingencia, se debe precisar que, como se ha señalado con
anterioridad, los hechos constatados por los funcionarios
de SERNAPESCA en el acto de fiscalización gozan de
presunción de veracidad, razón por la que correspondía que
la reclamante rindiera prueba suficiente para acreditar que
79
cumplió con la obligación impuesta en el artículo 22ª del
RESA.
Segundo: Que en lo que se refiere al cargo D3, por no
cumplir con el retiro diario de especies en el CES Valverde
1, constituye un hecho acreditado con el acta de
fiscalización y las fotografías acompañadas que este CES se
encontraba en estado de total abandono a la fecha de la
fiscalización, empero mantenía una jaula con especímenes
vivos y muertos. Lo anterior además es parcialmente
reconocido por la reclamante quien sostiene que el referido
CES se encontraba en proceso de desinstalación.
Tercero: Que en el acta de inspección del CES Valverde
1, se establece expresamente: “En el centro no existe
caseta de ensilaje y no realiza extracción de mortalidad,
observándose en la única jaula con peces, especímenes
orillados, muertos y con lesiones de daño mecánico.
No se encuentra disponible documentación relacionada
con los aspectos ambientales y sanitarios”.
“Al inspeccionar módulo con peces se observan líneas
de alimentación sucias dispuestas sobre los pasillos, conos
de extracción de mortalidad sucios y con signos de
abandono, acopiados en pasillos, así como equipos,
plásticos, guantes, envases de fármacos y basura.”
Cuarto: Que los hechos reseñados en el acta de
inspección son confirmados con las fotografías acompañadas
por la autoridad que dan cuenta del estado de abandono de
80
las instalaciones, encontrándose líneas de alimentación
sucias dispuestas sobre los pasillos y conos de extracción
sobre la plataforma.
Así, en este contexto, correspondía que la reclamante
acreditara que realizaba la extracción cuestión que no
efectuó toda vez que si bien esgrimió que en tal centro
existía un mecanismo automático de extracción, no acreditó
que aquel estuviera en funcionamiento. Por el contrario, la
presencia de peces muertos flotando da cuenta que
efectivamente este sistema no estaba operando al momento de
la fiscalización cuestión que además está conteste con la
“desinstalación” alegada por la reclamante, toda vez que
incluso partes importantes de este sistema se observan
sobre los pasillos, con claros indicios de haber
permanecido en un tiempo anterior bajo el agua.
Por otro lado, no está demás señalar que aún cuando se
ha sostenido que el sistema instalado por la empresa es
automático, en cuanto permite que un pez muerto se hunda y
sea succionado para su extracción, es imprescindible que
aquel sistema sea manejado y monitoreado por personal
humano, cuestión que no se acreditó, toda vez que en el
referido CES no existían empleados de la empresa,
requiriéndose la presencia de personal de otro CES que
funciona en las cercanías para llevar a cabo la inspección,
lo que reafirma el convencimiento de esta Corte en cuanto a
que la empresa no realizó el retiro diario de mortalidades,
81
puesto que no acreditó aquello en el acto de fiscalización,
siendo trascendentes los hechos constatados por el ministro
de fe, que dejan en evidencia el incumplimiento de su
obligación.
En este orden de consideraciones, el listado
acompañado por la reclamante, carece de cualquier medio de
verificación, por lo que no puede esta Corte entregarle
valor alguno, pues ni siquiera consta que aquel fuera
enviado en la semana correspondiente al SERNAPESCA, como lo
dispone el artículo 22 A del RESA que establece que debe
realizarse un retiro diario de las mortalidades de peces de
cada unidad de cultivo, realizándose un registro diario que
debe remitirse semanalmente a la referida autoridad.
En consecuencia, sólo cabe rechazar la reclamación
respecto de la multa impuesta en relación al cargo D3,
relativo al incumplimiento de retiro diario de
mortalidades, confirmando la multa de 105 UTA.
Quinto: Que en relación al cargo E1 relacionado con el
incumplimiento de retiro diario de mortalidades del CES
Seno Vera, constituye un hecho no controvertido que éste
enfrentó una contingencia consistente en la baja de oxigeno
que determinó un mayor número de mortalidades diarias. En
razón de aquello SERNAPESCA emitió un Certificado Sanitario
de Movimiento permitiendo un sistema especial de extracción
y manejo de las mortalidades en bins.
82
Ahora bien, la contingencia enfrentada por la
reclamante no tiene relación con un factor climático que
impidiera el retiro de las mortalidades, por el contrario,
la contingencia implicaba disponer de todos los medios para
aumentar la extracción y traslado de mortalidades, cuestión
que, de conformidad con la prueba rendida en autos, no
cumplió, toda vez que la sola circunstancia de constatarse
la presencia de peces muertos flotando en estado de
putrefacción de cuenta de aquello, pues evidencia que los
procedimientos de recolección diaria de mortalidades no
fueron efectuados respecto de aquellos especímenes.
En virtud de lo anterior, sólo cabe rechazar la
reclamación en cuanto impugna la sanción por el cargo E1 en
relación al incumplimiento de retiro diario de mortalidades
del CES Seno Vera, confirmando la multa de 79 UTA, por
infringir lo establecido en el artículo 22 A del RESA.
Sexto: Que en relación a la impugnación de la sanción
relacionada con el cargo N3, por sobreproducir en el CES
Bahía Anita, se debe tener presente que al momento de la
fiscalización este CES realizaba su actividad al amparo de
la RCA N° 973/2009, que autorizaba una producción máxima de
2.500 toneladas anuales.
Séptimo: Que, al momento de la fiscalización realizada
por la SMA se constató que el CES Bahía Anita tenía una
producción de 4.358,8 toneladas, encontrándose un total de
1465,8 toneladas de biomasa cosechada y 2892,9 toneladas en
83
smolts sembrados. Asimismo, se verificó que existían 32
jaulas de operación y que se ingresaron 1.090.373 especies
a siembra.
Octavo: Que, la RCA N° 973, vigente a la época de la
inspección, sólo autorizaba la operación de 14 jaulas,
señalándose expresamente que ingresarán 720.000 especies a
la siembra, con el fin de producir 2500 toneladas en un
ciclo productivo.
Noveno: Que lo hasta ahora expuesto permite establecer
la existencia de la sobreproducción constatada por la
autoridad, toda vez que la producción total del centro, que
incluye las especies cosechadas y materia prima smolt, esto
es, 4.358,8 toneladas, supera con creces el límite
permitido por su RCA.
Lo anterior, constituye un hecho verificable no sólo
con la producción final excesiva, sino que también con los
antecedentes que demuestran que la empresa tuvo la
intención de sobreproducir, toda vez que no sólo aumentó en
número de especies a sembrar, pues en su RCA se refirió que
sembraría 720.000 especies con el fin de producir 2500,
cuestión que fue desconocida al ingresar 1.090.373 especies
a la siembra en el ciclo productivo, sino que también más
que duplicó el número de jaulas aprobadas por la RCA, de 14
a 32, siendo indiferente que tales circunstancias las haya
realizado mientras tramitaba la modificación de la RCA para
aumentar su producción, pues tal actividad no le permitía
84
de modo alguno aumentar de facto la producción autorizada
por el instrumento ambiental que la regía.
En este escenario, es evidente que desarrolló
actividades al margen de la RCA 973; sin embargo, la
autoridad no formuló cargos por tal conducta. Aún así,
prescindiendo de tal circunstancia, evaluada la producción
desde parámetros objetivos, realizando un contraste entre
aquello que se permitía producir y aquello que se produjo,
se constata de forma palmaria la sobreproducción que es
imputada por la autoridad, configurándose la infracción por
incumplimiento de las condiciones, normas y medidas
establecidas en la RCA vigente al momento de la
fiscalización, de conformidad con lo establecido en el
artículo 35 letra a) de la LO-SMA, razón que determina el
rechazo de la reclamación en este punto, debiendo
confirmarse la multa de 1000 UTA por el cargo N 3.
Décimo: Que conforme lo dispuesto en los artículos 785
y 786 del Código de Procedimiento Civil, se deja constancia
que los tres capítulos de que trata esta sentencia de
reemplazo se refieren a las materias de competencia de esta
Corte, sin que proceda emitir pronunciamiento respecto de
las demás infracciones contempladas en la decisión del
fallo recurrido, sin perjuicio de lo cual, para una mayor
claridad, se reproducirá lo resuelto por el Tribunal
Ambiental.
85
Por estas consideraciones y lo dispuesto en el
artículo 17 N° 3 de la Ley N° 20.600, se acoge parcialmente
la reclamación deducida por Sociedad Exportadora Los
Fiordos Limitada en lo principal de fs. 1 en contra de la
Resolución Exenta N° 994, de 28 de octubre de 2015, de la
Superintendencia del Medio Ambiente, sólo en cuanto se
declara:
I.- a) Se eliminan los cargos A.1, B.1, C.1, D.1, G.1,
J.1 y P.1, y sus respectivas multas, que suman un total de
1001 UTA.
b) Se mantiene la multa impuesta por el cargo D.3,
ascendente a 105 UTA.
c) Se mantiene la multa impuesta por el cargo E.1,
ascendente a 79 UTA.
d) Se mantiene la multa impuesta por el cargo N.3,
ascendente a 1000 UTA.
e) Se mantiene las multas por los cargos A.2, B.2,
C.2, D.2, G.2, J.2 y P.2, que suman un total de 716 UTA.
f) Se mantienen la multas impuesta por los cargo F.2,
K.1 y M.1, ascendente a 288 UTA.
g) Se mantienen las multas impuestas por los cargos
C.3, F.1, H.1, I.1, J.3, L.1, M.2, N.1, O.1, Q.1, R.1,
ascendente a un total de 768 UTA.
h) Se mantienen las multas impuestas por los cargos
E.2, E.4, N.2, N.4 ascendente a un total de 186 UTA.
86
Regístrese y devuélvase, con sus agregados.
Redacción a cargo de la Ministra señora Sandoval.
Rol N° 38.340-2016.
Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema
integrada por los Ministros Sr. Sergio Muñoz G., Sra. María
Eugenia Sandoval G., Sr. Carlos Aránguiz Z., y Sr. Manuel
Valderrama R., y el Fiscal Judicial Subrogante Sr. Jorge
Sáez M. No firma, no obstante haber concurrido a la vista y
al acuerdo de la causa, el Fiscal Judicial Subrogante Sr.
Sáez por estar en comisión de servicios. Santiago, 03 de
agosto de 2017.
Autoriza el Ministro de Fe de la Excma. Corte Suprema.
En Santiago, a tres de agosto de dos mil diecisiete,
notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la resolución
precedente.