Diagnostico Social e Institucional
Diagnostico Social e Institucional
La antropología social, tiene como base para sus estudios sociales la realización de trabajo de
campo, este sirve como medio para conocer otras formas culturales diferentes a las que un
investigador o estudioso de la disciplina está acostumbrado a ver, pues forma parte de su contexto
cotidiano; así también, esto ayuda a comprender el carácter científico y humanista que se tiene para
con la sociedad al llevar a cabo una introspección de la realidad.
Esta unidad de aprendizaje cuyo nombre es: ―Diagnóstico Comunitario‖, pretende que los alumnos
visualicen la realidad social de un lugar previamente elegido por el profesor responsable, en el cual
logren realizar una ―radiografía‖ del lugar a partir de la aplicación de métodos, técnicas y
herramientas de la antropología, estas aplicadas en el campo, detectando así problemas sociales,
económicos, políticos, religiosos, entre otros más, destacando también situaciones de la actualidad
como son la marginación y pobreza, atención a la salud y problemas de alimentación, educación,
recreación, etc.
Se vuelve necesario señalar que los alumnos deberán ir conformando poco a poco su conocimiento,
el cual será puesto en práctica dentro de la realidad la cual no siempre es la misma y varía de una
lugar a otro, es de esta manera como podrá ir adquiriendo las herramientas y los conocimientos que
le ayudarán a mirar con otros ojos la sociedad en la que se encuentra, misma que en un futuro le
exigirá la puesta en práctica de sus conocimientos adquiridos en las aulas.
Esta antología es un apoyo necesario para la práctica de campo, contempla lecturas que incluyen
temas que van desde el comprender y analizar qué es un diagnóstico social y para qué sirve este, la
forma en cómo se sugiere ponerlo en práctica; lo anterior no es posible sin antes tener presente qué
es una comunidad y cuales son sus características, además como es abordada esta por las ciencias
sociales; por último se dan diversas metodologías para comprender de manera directa al diagnóstico
mismo.
Las lecturas son apenas un acercamiento, la selección está enfocada a alcanzar los objetivos
planteados en el programa; es necesario señalar que hay más materiales los cuales pueden reforzar la
unidad de aprendizaje; invitamos a los estudiantes a hacer uso de estas lecturas y por medio de la
discusión grupal, entender y analizar la importancia de realizar diagnósticos comunitarios que
busquen beneficios sociales al detectar problemáticas de la realidad actual.
3
Aguilar Idañez, María José y Ezequiel Ander-Egg (1999), Diagnóstico social. Conceptos y
Metodologías, Madrid, Instituto de Ciencias Sociales Aplicadas.
INTRODUCCIÓN
Pocos aspectos de los métodos de acción e intervención social, prestan tanta confusión y tan poco
afinamiento metodológico, como el referente a los problemas prácticos de elaboración de
diagnósticos sociales. De ordinario suelen existir dificultades para diferenciarlo claramente del
estudio-investigación, y no son pocos quienes directamente piensan que un diagnóstico es una
interpretación de los datos recabados en dicho estudio. Esta falta de claridad conceptual, se traduce
en confusión metodológica y tiene como consecuencia práctica la falta de métodos y técnicas que,
en el nivel procedimental, ayuden a los trabajadores sociales y a los diferentes profesionales de los
servicios sociales en la tarea de realizar diagnósticos sociales. Por ello, podemos afirmar que, de
todos los componentes metódicos que subyacen en las diferentes modalidades y formas de
intervención social, sin dudad es el diagnóstico, el que metodológicamente está menos desarrollado
y elaborado.
Este ―subdesarrollo metodológico‖ del diagnóstico social acarrea, por otra parte, no pocos
problemas en los componentes subsiguientes (fundamentalmente en la planificación y
programación), ya que al no elaborarse buenos diagnósticos o no emplearse adecuadamente, los
programas y proyectos que se diseñan suelen estar ―desconectados‖ de la realidad concreta,
disminuyendo considerablemente la potencial eficacia de la intervención, además de carecer -por lo
general- de una estrategia de acción adecuada a las circunstancias específicas que se afrontan.
Nuestras primeras reflexiones sobre diagnóstico social se publicaron en el año 1964 y fueron
reelaborándose paulatinamente a lo largo de casi treinta años, siempre como parte de libros más
amplios. En 1995 elaboramos una obra unitaria y monográfica sobre el tema, totalmente nueva
relación a nuestros escritos anteriores, y que se vio enriquecida por el trabajo de investigación y la
experiencia práctica que emprendimos juntos hace más de quince años, para profundizar en los
diferentes métodos de investigación social.
Sin embargo, este libro tampoco es ajeno a las limitaciones que mencionamos, relativas a las
dificultades y escasa literatura disponible sobre el tema. No obstante, hemos realizado un esfuerzo
por superar confusiones, especialmente entre investigación y diagnóstico (muy frecuente en los
libros de metodología del trabajo social), Asimismo, hemos procurado realizar algunas precisiones
conceptuales para comprender el significado teórico-práctico del diagnóstico social. De manera
particular, y a través de lo que la práctica nos ha enseñado mostrando nuestras insuficiencias, hemos
procurado mejorar los aspectos estrictamente metodológicos y procedimentales. Esta última cuestión
constituye, en relación con anteriores publicaciones, un componente totalmente nuevo de la obra.
Para su aplicación práctica, mucho nos hemos enriquecido en los siete últimos años, al incursionar
en el campo de la educación para la salud.
Abraham Lincoln
4
Qué es un diagnóstico social
1.- Algunas cuestiones preliminares para comprender mejor la naturaleza del diagnóstico
social
El propósito central de este primer capítulo es precisar el concepto de diagnóstico social. Esta es
una tarea que se impone dentro del trabajo social y de otras formas de intervención social. A título
indicativo de esta situación, cabe recordar que, de ordinario, cuando se trata del proceso general
metodológico, lo referente al diagnóstico social, no suele ser objeto de especial tratamiento. Lo más
frecuente, es que se lo incluya como una parte de otra fase o momento. De ahí. “la madre de las
confusiones” en algunos casos incluyéndolo como si se tratase de una misma cosa que la
investigación. En otras circunstancias, el diagnóstico es considerado como parte de la
planificación. Otros hablan de diagnostico participativo, como si hacer un diagnóstico se redujese a
conversar con la gente acerca de sus problemas, prescindiendo de técnicos o procedimientos más o
menos formalizados…La conclusión más importante, o por lo menos, la más significativa que
extraemos de esta nebulosa, es la necesidad de precisar el significado y alcance del diagnóstico
social.
Hace más de veinte años, una trabajadora social Uruguaya, Teresa Scarón de Quintero, en uno de los
pocos libros publicados sobre el diagnóstico social, llama la atención ―sobre el inmenso vacío‖ que
existe en el tratamiento de este tema. Según esta autora, ―no sólo escasea la bibliografía específica,
sino que aún en los textos y manuales que tratan de la metodología, lo enunciado sobre el
diagnóstico como etapa del proceso ocupa un volumen de páginas sensiblemente inferior al resto‖.
A pesar del tiempo transcurrido desde que el libro fue escrito, esta afirmación mantiene validez.
Poco se ha escrito y poco se ha elaborado sobre el diagnóstico social, tanto en sus aspectos teóricos,
como en lo práctico que hacen a la forma de llevarlo a cabo. ―Todo esto pone manifiesto -volvemos
a Scarón de Quintero- que el diagnóstico es una etapa apenas abordada, apenas estudiada frente a la
cual los distintos autores mantienen, o bien una actitud prescindente, o bien una postura
equivocada, al confundir su verdadero significado‖.
1.- Algunas cuestiones preliminares para comprender mejor la naturaleza del diagnóstico
social.
5
b).- El uso del concepto de diagnóstico en el campo de la medicina y su ―traspaso‖ a las ciencias
sociales y a las metodologías de intervención social.
c).- El uso del término diagnóstico en uno de los textos fundacionales del trabajo social.
d).- ―Conocer para actuar‖ como principio fundamental en que se basa la necesidad de realizar un
diagnóstico.
El término diagnóstico proviene del griego diagnostikós, formado por el prefijo día, ―a través‖ y
gnosis, ―conocimiento‖ ―apto para conocer‖. Se trata, pues, de un ―conocer a través,‖ de un
―conocer por medio de‖. Esta breve referencia a la estructura verbal del término nos sirve como
primera aproximación para precisar el concepto que queremos dilucidar.
Con este alcance y significado que surge de la misma etimología del término, la palabra diagnóstico
es utilizada en diferentes circunstancias, para hacer referencia a la caracterización de una situación,
mediante el análisis de algunos síntomas. Como término técnico-profesional ha sido ampliamente
empleado en la medicina, desde hace muchas décadas. Esto, naturalmente, ha dado su impronta en el
uso que luego se le dio en otros campos, particularmente en las ciencias sociales. Veremos ese
―traspaso‖ del término de la medicina a las ciencias sociales para constituir uno de los elementos
clave de los métodos de investigación social.
b).- El uso del concepto de diagnóstico en el campo de la medicina y su traspaso a las ciencias
sociales y a las metodologías de investigación social.
Por lo que se refiere a la forma de hacer un diagnóstico clínico, las líneas generales de la actuación
profesional del médico pueden resumirse en lo siguiente:
6
- lo examina físicamente, haciendo especialmente una auscultación de aquellos sistemas orgánicos que más
relación pudieran tener con lo que le está pasando.
- le hace preguntas para informarse acerca de lo que siente;
- recurre a su historia clínica (antecedentes).
En algunos casos, encarga el análisis sobre cuestiones puntuales a otros especialitas (bioquímicos, radiólogo,
etc.).
Con estas informaciones y teniendo en cuenta las observaciones realizadas de manera directa, el médico
procede a:
- evaluar la situación del paciente;
- calificar la enfermedad según los síntomas que advierte;
- considerar los medios o formas de lograr la curación.
Esta simple enumeración, aún lejos de ser exhaustiva (en cuanto a explicación de cómo se hace un
diagnóstico clínico), nos revela unas líneas y aspectos sustantivos en el modo de realizarlo.
Cuando nos ocupemos específicamente del diagnóstico social, importará recordar este modo
procedimental.
Las cuestiones que hemos planteado hasta aquí pueden considerarse como lo que concierne a la
realización de un diagnóstico médico. Sin embargo, hay otros dos aspectos que nos parecen
particularmente significativos para hacer un buen diagnóstico, ya sea clínico o social.
Si bien el médico (lo mismo que un trabajador social, educador, animador, etc), al hacer un
diagnóstico, se apoya en un conjunto variado y complejo de conocimientos científicos y de
carácter profesional (mayores o menores según sea su nivel de preparación), tiene también
una experiencia profesional acumulada, en la que habrá incorporado elementos positivos (en
el sentido que ayudan a un quehacer profesional más eficaz), pero habrá incorporado
también otros que no ayudan mucho, y puede asimismo, haber adquirido hábitos que no
ayudan a su quehacer específico.
Mejorar las habilidades y cualidades del médico (como de cualquier profesional de la acción social)
para relacionarse mejor con el paciente es también mejorar la capacidad para hacer un diagnostico.
7
Afirmamos esto porque, para hacer un buen diagnóstico, no basta saber cuál es la información
necesaria, hay que saber también cómo conseguirla. Una buena relación humana médico-paciente
permite obtener más y mejor información para elaborar el diagnóstico. Para que esto sea posible,
tenemos que:
El uso y alcance del término, y la práctica médica consiguiente, puede ayudarnos a comprender la
naturaleza del diagnóstico social, habida cuenta que en las metodologías de intervención social y en
las ciencias sociales se utiliza con un alcance similar.
Sin embargo, y aunque el símil entre diagnóstico clínico (paciente/médico) y diagnóstico social
(usuario/trabajador social) se encuentra relativamente extendido y presenta muchas semejanzas por
tratarse de un diagnóstico personal individualizado, al trasladar la comparación clínica-social al
terreno grupal y comunitario conviene aclarar ciertos extremos que eviten equívocos que a veces son
frecuentes, y que se producen fundamentalmente desde el ámbito de la medicina comunitaria, cuyas
aportaciones han tenido y tienen influencia en los diverso campos de intervención rural, no solo en
el de la salud. ―En primer lugar, la medicina comunitaria y la medicina clínica presentan un
panorama muy distinto en lo que se refiere al diagnóstico de los problemas. Así, en ésta última
existe un procedimiento bien delimitado y adaptado a la taxonomía clínica que permite identificar y
clasificar los problemas de salud: la exploración física complementaria. En cambio, la medicina
comunitaria debe recurrir a un conjunto de métodos y técnicas diversos, cuyas condiciones
presentan problemas de operatividad y que, además no se encuentran en correspondencia con
ninguna taxonomía de ―síndromes‖ comunitarios‖ legitimado o al menos ampliamente
consensuada‖. Otra diferencia radica en el hecho de que, en la medicina, suele aceptarse que el
diagnóstico debe proceder siempre a la intervención. En el caso de las diferentes formas y
metodologías de intervención social, esto no siempre es así: muchas veces el diagnóstico se realiza a
la vez que se desarrollan ciertas actividades e intervenciones con la población.
c).- El uso del término diagnóstico en uno de los textos fundacionales del trabajo social.
Quisiéramos recordar que el primer libro en el que se hizo una sistematización de los métodos de
intervención social, publicado en 1917 y escrito por Mary Richmond, se titulo Social Dagnosis.
Respecto a este libro, que es un hito fundamental en la historia del trabajo social, quisiéramos hacer
dos observaciones.
8
Otro aspecto que quisiéramos señalar, es el proceso que propone Mary Richmond para
realizar un diagnóstico social aunque ella incluye en el libro todas las fases del proceso de
intervención social. Comienza con lo que ella llama la ―evidencia social‖ (los hechos que,
tomados en su conjunto, indican la naturaleza de las dificultades sociales de un determinado
cliente y los instrumentos para su solución). Sigue luego con las ―inferencias‖ que para
Richmond son el ―proceso racional por el cual pasamos de hechos conocidos a hechos
desconocidos ―. A partir de ―evidencias e inferencias‖ se inicia el proceso hacia el
diagnóstico, que explica a través de los procedimientos que se utilizan y que comporta cuatro
fases:
La importancia otorgada al diagnóstico social por parte de Mary Richmond, unido a la vigencia de
muchos de sus planteamientos a pesar del tiempo transcurrido desde la aparición de su obra, justifica
que nos detengamos a examinar algunas de sus aportaciones. Ella describe el diagnóstico social
como ―el intento de efectuar con la mayor precisión posible una definición de la situación y
personalidad de un ser humano con alguna carencia social; es decir, de su situación y personalidad
en relación con los demás seres humanos de los que dependa en alguna medida o que dependan de
el, y en relación también con las instituciones sociales de la comunidad.‖
d).- “Conocer para actuar”, principio fundamental en el que se basa la necesidad de realizar
un diagnóstico.
Este principio está en contradicción con buena parte de la práctica de las ciencias sociales. Frente al
cúmulo de estudios y diagnósticos realizados y los pocos problemas resueltos con los estudios
sociales, un observador externo podría pensar que, los diagnósticos se hacen con el propósito de
―conocer por conocer‖, como si se tratase tan solo de ―saber qué pasa‖. Buena parte de los
―diagnosticadores‖ son una suerte de investigadores académicos no comprometidos. Poco les
importa lo que se vaya a hacer con sus estudios y diagnóstico. Lo que les importa es cobrar su
trabajo.
Como dice Pedro Demo, tan acertadamente, ―montón de investigaciones para ninguna solución,
mero estudio sin aplicación práctica, simple ejercicio académico, por cuestión de método, no de
realidad‖
En este sentido, todo diagnóstico social representa una de las fases iniciales y fundamentales del
proceso de intervención social. Constituye uno de los elementos clave de toda práctica social, en la
medida que procura un conocimiento real y concreto de una situación sobre la que se va a realizar
una intervención social y de los diferentes aspectos que es necesario tener en cuenta para resolver la
situación-problema diagnóstico. El hacer esto (el diagnóstico) ofrece una mayor garantía de eficacia
9
en la programación y ejecución de actividad. Utilizando una expresión de Kurt Lewin, podemos
decir que el diagnóstico debe servir para ―esclarecer el quehacer profesional en el manejo de los
problemas sociales específicos‖
Un diagnóstico no se hace sólo para saber que pasa. Se elabora -como examinaremos más
detenidamente en el parágrafo 3- con dos propósitos bien definidos, orientados ambos a la acción:
En primer lugar, ofreciendo una información básica que sirva para programar acciones
concretas. Esta información será más o menos amplia, según se trate de elaborar un plan, un
programa, un proyecto, o simplemente realizar determinadas actividades.
En segundo lugar, se trata de proporcionar un cuadro de situación que sirva para seleccionar
las estrategias de actuación más adecuadas.
Ya hemos hecho referencia al comienzo de este capítulo a la confusión existente en algunos autores,
que incluyen el diagnóstico en la planificación: No es un error grave, pero se presta a cierta
confusión conceptual y operativa. Otros consideran el diagnóstico como una parte de la
investigación; aquí la confusión es mayor y más grave, entre otras cosas, porque las habilidades para
diagnosticar no son las mismas que las capacidades que se necesitan para investigar.
Veamos algo más sobre la confusión entre investigación y diagnóstico: se pueden hacer estudios
sobre problemas sociales, sin que ellos sean un diagnóstico, en el sentido estricto del término. El
diagnóstico comporta algo más que una investigación. En un estudio sobre problemas sociales se
recogen y sistematizan, se relacionan, se analizan, se interpretan datos e informaciones sobre estos
problemas. En un diagnóstico además, hay que comprender los problemas de cara a la acción. Esto
supone conocer:
* Cuáles son los problemas (en un análisis sincrónico y diacrónico de los mismos), el
porqué de esos problemas en una situación determinada.
* Cuál es el concepto que condiciona la situación–problema estudiada.
* Cuáles son los recursos y medios disponibles (o a los que se pueden acceder a medio plazo)
para resolver estos problemas.
* Cuáles son los factores más significativos que influyen, condicionan o determinan la
situación, y los actores sociales implicados en la misma.
* Cuáles son las tendencias previsibles en el futuro, cómo se prevé que puede ir
evolucionando la situación, según las diversas opciones de intervención y no intervención en
la misma.
10
* Qué decisiones hay que adoptar acerca de las prioridades y estrategias de intervención.
* Cuáles son los factores contingentes que condicionan la viabilidad y factibilidad de una
intervención social.
- En la fase posterior (programación o elaboración del programa o proyecto, según los casos), se dan
―rupturas‖ o ―saltos‖ entre los resultados del diagnóstico y la elaboración del proyecto. Esto
significa que se decide hacer o proyectar actividades sin relación a lo diagnosticado o, al menos, sin
fundamentarlas en los datos recogidos y sistematizados.
a.- El diagnóstico como una fase o momento de los métodos de intervención social.
b.- El diagnóstico, como forma de utilizar los resultados de una investigación aplicada de
cara a la acción.
c.- El diagnóstico como unidad de análisis y síntesis de una situación-problema.
d.- El diagnóstico nuca es algo totalmente terminado, es un ―instrumento abierto‖, siempre
está haciéndose.
e.- Un diagnóstico adquiere su significado más pleno en la medida que se hace adecuada
contextualización de la situación-problema diagnosticada.
Esta es la primera cuestión que parece importante dilucidar. Se trata de situar el diagnóstico dentro
del proceso global de los métodos de intervención social. Como es harto conocido, todas las formas
o modalidades de intervención social están configuradas por la integración y fusión de diferentes
fases o momentos lógicos de una estrategia de actuación. Estos momentos se dan dentro de un
proceso encabalgado y retroactivo (no fásico, como puede inducir a pensar su formulación). Por
otra parte, el proceso puede tener inicio en cualquiera de estos momentos. Esta estructura metódica
subyacente (o estructura básica de procedimiento) comporta cuatro aspectos principales, y es
independiente del campo de intervención; todos ellos se relacionan con el diagnóstico, tal como
expresamos en el siguiente esquema:
Estudio-investigación.
que culmina en un diagnóstico de la situación-problema, que sistematiza los datos para su
comprensión.
11
Programación,
que se apoya en los resultados del diagnóstico, para formular propuestas de intervención con
garantías de éxito y eficacia.
Ejecución,
que tiene en cuenta el diagnóstico para establecer la estrategia operativa y la implementación
de las acciones.
Evaluación,
que se puede hacer sobre y en diferentes momentos del proceso, entre ellos el diagnóstico,
en cuanto expresa una situación inicial que sirve como punto de referencia de la situación
objetivo a la que se quiere llegar, o como elemento de comparación para valorar los cambios
producidos.
b).- El diagnóstico, como forma de utilizar los resultados de una investigación aplicada de cara
a la acción.
Cuando se habla de investigación, se suele establecer una diferencia entre la investigación básica y
la investigación aplicada. El criterio con que se hace esta distinción tiene en cuenta el propósito
principal con que se aborda el estudio de algún problema en la investigación:
* Por su parte, la investigación aplicada guarda íntima relación con la anterior, pues
depende (en ciertos aspectos) de los descubrimientos y avances de la investigación básica,
enriqueciéndose de ellos. Se trata de investigación que se caracterizan por su interés en la
aplicación, utilización y consecuencias prácticas de los conocimientos que se adquieren. Se
puede decir, asimismo, que la investigación aplicada busca el ―conocer para hacer‖, para
actuar; ya sea con el propósito de modificar, mantener, reformar o cambiar radicalmente
algún aspecto de la realidad social. Le preocupa la aplicación más o menos inmediata de los
conocimientos adquiridos acerca de una realidad circunstancial. No está orientada al
acrecentamiento del acervo científico, ni al desarrollo del discurso teórico.
Todo diagnóstico se apoya siempre en una investigación aplicada. Se trata de realizar un estudio con
la finalidad de tener conocimiento para producir cambios inducidos y/o planificados. O bien con el
objeto de resolver problemas, satisfacer necesidades, desarrollar potencialidades, o para actuar sobre
algún aspecto de la realidad social.
El diagnóstico debe ser una unidad de análisis y síntesis de la situación-problema que sirve de
referencia para la elaboración de un programa de acción. Consecuentemente, en el diagnóstico se
debe hacer una descripción de los elementos y aspectos integrantes de una realidad que es motivo de
estudio. Pero, al mismo tiempo, hay que establecer la interconexión e interdependencia de los
12
mismos, de modo que las partes queden estudiadas como constituyendo un todo estructurado e
indisoluble.
Lo que en un momento es separado a los efectos del análisis (éste consiste precisamente en
examinar las partes de un todo), luego hay que integrarlo para mostrar el lugar y papel de cada parte
en el sistema de una totalidad, en la que existe una unidad dialéctica indisoluble de cada uno de los
elementos. En otras palabras, de lo que se trata es de aplicar simultáneamente dos métodos lógicos:
el análisis y la síntesis. De este modo, el diagnóstico es un cuerpo de conocimientos
analíticos/sintéticos, pertenecientes a una realidad concreta y delimitada sobre la que se quieren
realizar determinadas acciones, planificadas y con un propósito concreto.
d).- Un diagnóstico nunca es algo terminado, es un “instrumento abierto” que siempre está
haciéndose
Un diagnóstico debe estar abierto a incorporar nuevos datos e información, nuevos ajustes derivados
de nuevas relaciones e interdependencias que se establecen a partir de los datos disponibles o de
nuevos datos que se van obteniendo.
Desde esta perspectiva, el diagnóstico constituye una fase o momento del proceso metodológico -y a
la vez un instrumento operativo- que se va completando y enriqueciendo de manera permanente.
Toda intervención en la realidad genera una dinámica que va planteando nuevos interrogantes, va
reformulando problemas y va haciendo luz sobre cuestiones que se habían considerado
suficientemente, o simplemente eran lagunas del diagnóstico.
Este carácter de ―instrumento abierto‖ o de ―herramienta de trabajo no terminada‖ que tiene todo
diagnóstico, conduce a una reelaboración permanente del mismo, enriquecido a su vez, por la
relación entre el trabajo social y las personas con las que y para las que trabaja, más aún si se
emplean métodos y técnicas de intervención social participativas.
Para resumirlo brevemente, hacemos nuestras las palabras de Mary Richmond cuando afirma: ―El
diagnóstico completo -de hecho, el diagnóstico correcto- no siempre es posible, ni siquiera cuando
se dispone del tiempo suficiente… Ningún diagnóstico es definitivo‖. Pues los descubrimientos
tardíos de un caso o situación pueden contribuir a aclarar y comprender mejor las causas del mismo
y sus factores condicionantes, por lo que ―no es ningún disparate afirmar que la investigación
continúa a medida que lo hace el tratamiento‖ y durante todo el proceso de investigación.
e).- Un diagnóstico adquiere su significado más pleno en la medida en que se hace una
adecuada contextualización de la situación-problema diagnosticada.
En otras palabras: el problema en sí (que ha sido estudiado e investigado) debe ser contextualizado
como un aspecto de la totalidad social del que forma parte. Para esta contextualización, proponemos
un abordaje sistémico/ecológico/dialéctico. Veamos en qué consiste.
13
Entendemos por ―sistema‖ a un todo unitario y organizado compuesto de dos o más partes
(elementos, componentes o subsistemas) que, por su misma naturaleza, constituyen una
complejidad organizada. Todo sistema puede considerarse, a la vez, como un todo o como parte de
un todo mayor. No se puede cerrar un sistema como totalidad, sino que hay que considerarlo entre
los sistemas de sistemas de que forman parte.
Decimos, en primer lugar, que el modo de abordaje debe ser sistémico. La realidad es sistémica, los
problemas son sistémicos; consecuentemente, el modo de abordaje debe ser sistémico. Cada hecho,
fenómeno o proceso que se analiza y cada acción o intervención que se propone, debe ser
considerada como un aspecto de la totalidad social de la que forma parte. Sólo dentro del sistema
que lo incluye, se entiende la significación última de algún aspecto de la realidad. Afirmamos una
segunda dimensión de este modo de abordaje, diciendo que es ecológico, porque un enfoque que
considere los problemas sociales ha de tener en cuenta que nada ocurre de modo aislado. Nada ni
nadie actúa en completa independencia. En la realidad social existe una complicada red de
intercambios y retroacciones, a la que puede aplicarse una de las leyes de la ecología que dice. ―todo
está relacionado con todo‖ o ―todo está relacionado con lo demás‖.
Este enfoque o perspectiva es válido para los modelos de intervención social. El tratamiento de los
problemas (individuales, grupales o colectivos) que no tengan en cuenta los efectos, interacciones y
retroalimentaciones que existen entre los diferentes subsistemas, es un modo de abordaje de la
realidad que se considera inadecuado para la interpretación y compresión de los fenómenos y
procesos sociales, y para actuar sobre ellos. Todo esto puede formarse de una manera mucho más
precisa, teniendo en cuenta la distinción de los diversos niveles ecológicos que propuso Urie
Bronfenbrenner. Siguiendo a este autor, se pueden distinguir cuatro niveles:
- El macrosistema que, a veces, se llama la escala macro social. Constituye el marco general
más englobante.
- El exosistema: se trata de un marco más inmediato, donde el individuo o grupo desarrolla
su vida, pero en el que no interactúa ―cara a cara‖. Sin embargo, en ese marco ―pasan cosas
que les afectan‖ o que inciden en sus vidas. En este ámbito se da una multiplicidad de planos
y niveles de intercambios, interacciones y retroacciones en las que están inmensos aquellos
que son los destinatarios de los programas, actividades o servicios sociales.
- El mesosistema, constituido por el conjunto de microsistemas que configuran redes de
interacciones y que supone que el individuo o grupo actúa en una multiplicidad de marcos.
- El microsistema, donde los individuos y grupos actúan ―cara a cara‖. Es un ámbito de
cercanía vital, como es la tarea en el aula dentro de una escuela, la relación en el seno de una
familia, etc.
14
Y el modelo es también dialéctico, en cuanto procura captar el movimiento mismo de la realidad,
cuyas partes están en relación activa, causada por el choque de los contrarios. Este abordaje supone:
* Pensamiento crítico, puesto que la realidad no sólo es ―lo dado‖, sino también ―lo
posible‖ que hay que proponer y realizar. Se trata, como diría Mannheim, de trascender la
realidad en su ―forma histórica concreta de existencia social‖, para ser capaces de pensar un
futuro diferente.
* Función desmitificadora, que consiste en quitar los ―velos‖ que encubren la realidad y
que permiten servidumbres sin que nadie se aperciba de ello. La realidad comienza a ser
desmitificada, desde el momento en que comenzamos a dudar de lo que ―lo dado‖ es lo que
―debe ser‖.
Dicho esto, debemos subrayar un par de cuestiones que, no por obvias, dejan de ser importantes. En
la realización de la tarea de contextualización de una situación problema, fácilmente pueden
cometerse dos tipos de errores:
- Excesiva preocupación por explicar la totalidad, con lo cual el diagnóstico queda perdido en las
consideraciones generales sobre la situación contextual. A veces se dicen generalidades que ya se
conocen y no se agrega nada al diagnóstico de una situación concreta.
- Inadecuada presentación de la realidad que no permite contextualizar el diagnóstico: un análisis de
la realidad social presentado de manera atomizada, fraccionada o dispersa difícilmente brinda
elementos para descubrir relaciones a interconexiones que permitan contextualizar los problemas y
necesidades dentro de la situación más amplia que los condiciona.
15
Contexto
ANTECEDENTES
PROBLEMA PRONÓSTICO
EN SÍ
Un diagnóstico no se hace sólo para saber ―qué pasa‖. Se realiza también para saber ―qué hacer‖. De
ahí que sean dos los propósitos las finalidades últimas del diagnóstico:
De ordinario, siempre se ha mencionado la primera de las finalidades indicadas, pero muy pocas
veces se piensa en el diagnóstico como un elemento importante y significativo que puede ayudar a
sortear los obstáculos y dificultades que obstruyen la realización de un determinado proyecto, o un
conjunto de actividades.
Cuando hablamos de servir de base para programar acciones concretas, estas ―acciones‖ pueden
ser parte de un plan, de un programa, de un proyecto, un servicio, o simplemente de un conjunto de
actividades más o menos articuladas entre sí. En otras palabras: a partir de los datos sistematizados
del diagnóstico, se diseña las operaciones y acciones que permiten enfrentar de manera permanente
(con la mayor organización y racionalidad posible) los problemas y necesidades detectados en el
mismo.
Pero el diagnóstico ha de ser también fundamento de las estrategias que han de servir a la práctica
concreta, conforme con las necesidades y aspiraciones manifestadas por lo propios interesados
(familia, grupo, organización, comunidad, pueblo, etc.) y la influencia de los diferentes factores que
inciden y actúan de una manera positiva, negativa o neutra, en el logro de los objetivos propuestos y
en la realización y puesta en marcha de las acciones a realizar.
La planificación debe ser flexible para poder adaptar los procesos a las decisiones que reclama cada
coyuntura, pero para ello el diagnóstico (siempre realizándose o actualizándose) debe orientar la
toma de decisiones con el fin de mantener o corregir el conjunto de las actividades en la dirección de
la situación-objetivo deseada.
Todo diagnóstico debe servir, en consecuencia, para asegurar que se mantenga el rubro del arco
direccional, entendiéndose por tal el camino o trayectoria que se debe seguir desde la situación
inicial para alcanzar la situación-objetivo.
16
SI arco direccional SO
Pero como una cosa es la lógica de la formación y otra la lógica de la realización (influida ésta por
las condiciones coyunturales), el arco direccional es sólo el camino propuesto que, de antemano,
sabemos que no será el camino real. De ahí que, entre la situación-inicial y cada situación-
intermedia que va produciéndose, se establece un arco de coyuntura, que es el camino efectivo que
se recorre entre cada situación.
Aquí, la cuestión sustancial es que el arco de coyuntura, aún cuando sea un rodeo (y hasta podría ser
en un momento un andar en dirección contraria, si con eso se tienen más posibilidades de avanzar en
un futuro mediato en la dirección deseada), no pierda el rumbo, o lo que es lo mismo, pierda de vista
la situación-objetivo y, en lo inmediato, quede sin referencia direccional.
Para este control direccional de los arcos de coyuntura (camino entre dos situaciones), los datos del
diagnóstico son vitales y deben servir de base para establecer la acción táctica (adecuación de lo
programado a cada situación coyuntural o a los hechos no previstos), y como reaseguro de la
propuesta estratégica.
Por último, no queremos terminar estas reflexiones en torno a los aspectos teóricos y conceptuales
del diagnóstico sin advertir acerca de algunas falsas creencias o apreciaciones en lo que, con más
frecuencia de lo deseable, puede caer con facilidad el diagnosticador poco avezado.
17
Una de ella es creer que en el diagnóstico hay que utilizar toda la información disponible. ―Esta es
una visión enciclopédica e indiscriminada que sólo concede a elaborar gruesos volúmenes, en cuyos
índices destacan las referencias al clima o a la historia y en los cuáles los escasos datos de
significación quedan enmascarados‖. Otras veces, lamentablemente, ―la experiencia práctica
demuestra que, en la mayoría de los casos, los diagnósticos sociales incluyen información
bibliográfica, indicadores del nivel y calidad de vida, inventarios de equipamientos, etc. Pero no
captan el significado e importancia de los problemas con que se enfrenta la población. De ahí, que
sus resultados no puedan convertirse en un insumo útil para la formulación de programas y
proyectos (….) Incluso, algunas veces, el análisis se dispersa en el examen de sucesos históricos que
bien podrían ser obviados‖. Nada más lejos del pragmatismo que debe tener todo diagnóstico: hay
que utilizar sólo aquella información que se considere relevante y significativa, y que –
efectivamente- esté relacionada con los hechos y problemas que interese conocer y comprender para
poder intervenir con eficacia.
Pero tampoco debemos caer en el extremo opuesto: un diagnóstico tan escueto y esquemático que -
además de poco preciso- se limite a describir y clasificar problemas. Las descripciones y
clasificaciones son útiles, pero no agotan el diagnóstico. Más aún, un diagnóstico que sólo se quede
en eso, no servirá prácticamente para nada. Pues lo importante no es sólo identificar y conocer los
problemas: el verdadero sentido del diagnóstico es comprender a fondo dichos problemas para poder
actuar con eficacia sobre los mismos. Y para tener esta ―comprensión profunda‖ es imprescindible
determinar los factores más relevantes (positivos y negativos) que afectan en cada situación
concreta, identificar los medios y posibilidades de intervención, y establecer prioridades y
estrategias que sirvan para programar las acciones futuras con un mínimo de garantías de éxito.
18
el primer paso para una buena administración académica lo constituirá una adecuada planeación,
operante, efectiva, y para que lo sea, tendrá que partir de un conocimiento suficiente, claro y
sistematizado de la realidad externa e interna de la institución:
Externa, para conocer cuáles son los problemas y necesidades a satisfacer, cuáles son los recursos
disponibles y cuáles son las características del medio ambiente que pueden favorecer la acción y
cuáles entorpecerla o frustrarla.
Interna, para conocer con qué cuenta la institución para llevar a cabo sus tareas, qué problemas
requieren solución, cuáles son las principales ventajas de la institución susceptibles de
aprovecharse, etc.
Un adecuado plan de acción de una de estas instituciones será aquel que permita concentrar los
esfuerzos en aquellas tareas que por su operación deficiente causan mayores problemas y en mayor
grado impiden una satisfactoria operación.
1.1. Objetivo
El diagnóstico operacional tiene por objeto proporcionar a los responsables de la dirección de las
instituciones de educación superior de rango medio y en especial a las del interior del país, una guía
para la autoevaluación que facilite conocer el nivel de eficiencia con que se está operando y así las
principales deficiencias que limitan dicha operación.
Los datos mencionados serán de gran utilidad para establecer los Objetivos Y prioridades en el plan
de acción que se adopte para entender las deficiencias y solucionar los problemas
El diagnóstico operacional rendirá sus mejores frutos si se establece como una revisión periódica,
semestral o anual, de tal manera que sea factible realizar comparaciones de dos o más periodos.
Esto permitirá evaluar la eficacia de los planes de acción adoptados.
Por su enfoque técnico e integral, cabe pensar que el diagnóstico operacional sólo es aplicable a
instituciones que por disponibilidad de recursos y otras condiciones pueden llevar una
administración muy desarrollada. Sin embargo, esto no es verdad: los principios en que Se basa son
de aplicación universal, y uno de los objetivos de la revisión es informar y concientizar sobre la
necesidad de una operación más completa y adecuada.
Las características del diagnóstico operacional permiten gran flexibilidad en su aplicación, ya que lo
pueden realizar desde una persona en un día de trabajo, hasta el total de la comunidad en un lapso
mayor. Los resultados que se obtengan y las decisiones que se adopten para el plan de acción
estarán en relación directa con el tipo y número de personas y con el esfuerzo que dediquen al
diagnóstico operacional.
A fin de contar con un criterio de orden y clasificación que permita la obtención y análisis eficiente
de la información, la guía para el diagnóstico está formada por un esquema general y por
cuestionarios específicos para cada área de estudio.
Teniendo en cuenta la carencia de recursos y sus implicaciones constituye, en diverso grado, una
situación común a las instituciones objeto del diagnóstico, se adoptó paro el diseño del esquema
general una estructura basado en el concepto de sistemas. Esta facilita en primer lugar la evaluación,
al atender primero a los recursos (insumos) que deben ser abastecidos a la institución para que ésta
opere. En segundo término, se refiere al proceso, es decir, a la forma en que esos recursos se utilizan
y se integran a la operación normal de la institución. En tercer término, se estudian los resultados
obtenidos, estos es, en qué grado la utilización de los recursos disponibles ha permitido cumplir los
objetivos de la institución:
Para cada interrogante se han establecido como posibles respuestas cuatro opciones. Se deberá
calificar seleccionando aquella que se considere la que mejor que refleja la situación que el factor
en estudio presenta en la institución en el momento de aplicarse el diagnostico operacional. Para
calificar bastara con cruzar el paréntesis que el corresponda a la respuesta seleccionada. Las
respuestas se vaciarán con posterioridad a la hoja de calificación [F1) que servirá para realizar la
ponderación numérica y la obtención de los resultados.
2.1. El procedimiento
2.1.1
El primer paso para la aplicación del diagnóstico operacional es la designación de la(s) persona(s)
que va(n) a realizarlo. Por su carácter general, se recomienda la dirija el director de la institución.
21.2.
La(s) persona(s) que vaya(n) a aplicarlo deberá(n) interiorizarse, mediante la cuidadosa lectura de
este manual, de los objetivos, terminología y procedimiento del diagnóstico Operacional.
2.1.3.
La aplicación se iniciará al llenar la primera parte de la guía para el diagnóstico con la información
general correspondiente
214.
Posiblemente no esté completa la guía, quizá le falten algunos conceptos y le sobren otros. Se
sugiere que el lector los lea todos para determinar qué sobra o falta, Y as proceder a hacer los ajustes
necesarios para que se adapte a las características específicas de su institución.
2.1.5.1. El que la contestación varíe de acuerdo a los diferentes departamentos. ¿En cuál
basarse para calificar? El carácter general de esta guía de diagnóstico no permite entrar al
grado de calificar por departamento o división (aunque eso puede hacerse, si se considera
necesario). La contestación debe reflejar la situación general en forma representativa. En
caso de requerirse, se desglosará y pro mediará la evaluación para el concepto de que se
trate, utilizando la hoja para el desglose de la contestación por concepto (F2).
2.1.5.2 No se tiene información para contestar la pregunta. Como ya se comentó, esta falla
de información muestra una deficiencia; sin embargo, como los datos son necesarios para
la evaluación. deben obtenerse. Para ese efecto, se solicitará a la persona apropiada que
prepare dicha información, Para asegurar el ordenado trámite de obtención de la
información, debe llenarse la hoja de solicitud de información (F3). Se deben incluir en ella
todas las personas que deben proporcionar la información desde luego, solo los
responsables de mayor nivel del área o departamento correspondiente, ya que ellos se
encargarán de obtenerla de sus subordinados). La hoja de solicitud de información (F3)
deberá ser conservada por el encargado del diagnóstico, a quien le servirá para vigilar y
agilizar la obtención de dicha información.
2,1.5.3, Cuando la información solicitada no se pueda obtener por no llevarse registros de
esa índole, será útil una estimación que se base en la experiencia y conocimientos de las
personas implicadas en esa área.
al terminar de calificar el área 1, se procederá al área II y asi sucesivamente hasta terminar la guia.
2.1.7
AREA I: BASICA
Como se puede observar en la hoja de calificación (F 1), se ha dejado en blanco lo mitad de cada
casillero. Esto tiene la finalidad de que caso de que el responsable de la aplicación del diagnóstico
operacional lo considera pertinente, modifique los pesos adjudicados a cada factor y área, Esa
modificación se podrá hacer para, en un momento dado, proporcionar un mayor ajuste de la
ponderación a las características de una institución específica, procurando que el total de puntos
sume 2000, lo que facilitará comparaciones posteriores.
2.1.8. Una vez concluido el paso anterior, te procederá a efectuar las sumas de los puntos que
corresponden a cada factor, anotando los resultados en el casillero vacío. (En caso de que se
hubiesen modificado los valores, se anotarán las sumas al margen de los cuadros.) Por ejemplo, las
cifras correspondientes a un factor podrán quedar de la siguiente forma:
2.1.9 las sumas de los resultados de los factores arrojarán la cantidad de puntos correspondientes
a cada area, y la suma de estos la cifra total.
2.1.10. Una vez verificada la corrección de las sumas, se estará en posibilidad de realizar el análisis
de resultados.
Para los efectos del estudio de las cifras obtenidas en la hoja de calificación (F 1). se procederá a
utilizarlas de acuerdo a los siguientes lineamientos generales:
3,1. Si bien el resultado del diagnóstico operacional se traduce a una calificación numérica, ésta
obedece sólo al propósito de facilitar la comparación de los factores entre sí para precisar las de
mayor importancia y así poder dirigir mejor los esfuerzos de la institución. Asimismo, la ponderación
facilitará el establecimiento de tendencias en la operación de dos o más años de la propia institución
en su caso, la comparación con otras instituciones, y de ese modo establecer promedios por factor
que permitirán a una institución saber el grado de eficiencia operativa con que Opera en relación
con otras escuelas.
33.
El producto de dividir la calificación obtenida entre la calificación máxima (ya sea por factor área o
total de la guía) proporcionará un índice de capacidad de mejoría. Este podrá ser el indicativo clave
para evaluar los esfuerzos que se empeñen en periodos posteriores para solucionar las diferencias
diagnosticadas.
3,4. La hoja de calificación (F1) está diseñada con el fin de facilitar el análisis al contar con columnas
para el establecimiento de prioridades para atención inmediata, a corto y a mediano plazo. Esa
clasificación permitirá precisar aquellas cuestiones que se convertirán en objetivos del plan de
acción y el orden en que se debe acometer su solución,
Condición inicial para el diseño de un buen plan de acción es que se base en el correcto
conocimiento de los problemas y de las condiciones que en ellas inciden. De igual importancia es
analizar la relación y jerarquía de dichos problemas. Para así dirigir los esfuerzos a aquellos aspectos
que presentan una mayor urgencia. Para ese fin se procederá a establecer en la hoja de calificación
(F1) la clasificación de las deficiencias de acuerdo a la prioridad que requieran.
3.5.1, "Para cada factor analizado (formado por el conjunto de conceptos evaluados en esta guía)
marque en el gráfico 8 con una X la importancia actual que el factor tiene para su escuela. Una los
puntos X con una línea punteada y así tendrá el perfil actual del diagnóstico
3.5.2. Vuelva a seguir este proceso. pero ahora marcando con una X la importancia que debería
tener A cada factor. Grafíquelo uniendo los puntos con una línea continua.
Si la separación entre la Línea punteada (situación actual) y la línea continua (situación deseada) es
notoria, deberá elaborarse un plan de acción para el factor en cuestión. La discrepancia entre lo que
es y lo que debería ser, así como los factores con las calificaciones más altas, dan a un director de
escuela información sobre los principales aspectos que requieren atención
4. PLAN DE ACCION
El plan de acción es el documento que permitirá canalizar los esfuerzos de los miembros de la
institución en orden a la solución de las principales deficiencias detectadas en el diagnóstico
operacional.
El plan de acción no es un enunciado de buenos propósitos, sino una explicitación concreta, realista
y detallada de lo que hay que hacer, de cómo hacerlo y de quién, cuándo y con que se hará para
alcanzar metas precisas.
Para la decisión del tipo de acciones a tomar, se considerarán sólo las cuestiones de las áreas I a la
III, ya que las del área IV (resultados operativos) son consecuencia de las 3 primeras. A continuación,
se analizarán las deficiencias de mayor prioridad para establecer el tipo de acción a tomar: esta
dependerá del área en que se ubique la deficiencia, así:
Una vez definido el tipo de trabajo a realizar, se establecerán los objetivos del plan de acción que
consistirán en la definición de lo que se espera alcanzar, realizar o hacer en un periodo determinado,
en este caso, se referirán a las mejorías a lograr en la operación del sistema. Asimismo, se definirán
las políticas que normarán el plan de acción y se determinará qué personas de la institución serán
las responsables directas de la consecución de las metas. Esta asignación so ajustará a la división de
responsabilidades y funciones que exista en la institución.
Será necesario informar y comentar con el responsable de cada actividad lo que se espera de el en
tiempo y calidad del trabajo, sí como llegar a un acuerdo en relación con los recursos de que se
disponga para ese efecto. El convencimiento y la buena disposición de los encargados de ejecutar
el plan de acción será una condición necesaria para llevarlo a buen fin.