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Rasgos y Funciones de la Diglosia

El documento analiza el fenómeno de la diglosia en cuatro lenguas: el árabe, el griego moderno, el alemán suizo y el criollo haitiano. Define las variedades lingüísticas A y B, siendo A la variedad superpuesta más formal y B los dialectos regionales. Explica rasgos como la función específica, el prestigio, la herencia literaria, la adquisición, la estandarización, la estabilidad, la gramática y la fonología de ambas variedades. Finalmente, resume las posturas de quien

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Rasgos y Funciones de la Diglosia

El documento analiza el fenómeno de la diglosia en cuatro lenguas: el árabe, el griego moderno, el alemán suizo y el criollo haitiano. Define las variedades lingüísticas A y B, siendo A la variedad superpuesta más formal y B los dialectos regionales. Explica rasgos como la función específica, el prestigio, la herencia literaria, la adquisición, la estandarización, la estabilidad, la gramática y la fonología de ambas variedades. Finalmente, resume las posturas de quien

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Para analizar los rasgos de la diglosia, el autor selecciono cuatro lenguas (lenguas definidoras)

donde se puede observar claramente dicho fenómeno, ellas son: el árabe, el griego moderno,

el germano suizo y el criollo haitiano.

Para comenzar a caracterizar a la diglosia, Ferguson introduce conceptos como el de variedad

superpuesta para referirse a la variedad lingüística que “sin ser primaria, nativa para los

hablantes de que se trata, puede ser aprendida justamente con aquella”.

A lo largo de su artículo esta variedad será indicada como A y los dialectos regionales serán

llamados B. Todas las lenguas definidoras (comunidades lingüísticas), poseen nombres propios

para las formas A y B. ÁRABE: Clásico (A), Egipcio (B)- GERMANO SUIZO: Alemán estándar (A)

Suizo (B)- CRIOLLO HAITIANO: Francés (A), créole (B)- GRIEGO (A) katharévusa y (B )dhimotikí.

Rasgos de la diglosia

Función

Tanto la variedad superpuesta A como el dialecto regional B tienen una función específica

dentro de la comunidad en la que funcionan. Pero esta función específica se ve alterada en el

ámbito de la educación formal ,por ejemplo, en el árabe donde el profesor tiene prohibido

usar la forma B para dictar sus clases pero debe recurrir a ella para poder explicar lo expuesto

en el aula y los libros con la forma A.

“En todas las lenguas definidoras se escribe algo de poesía en B y un grupo reducidos de

poetas lo hace en A y B, pero el status de las dos clases de poesía es muy diferente y en el

conjunto de la comunidad lingüística solo la poesía en A es considerada como verdadera

poesía”. En el griego moderno se aprecia la excepción, ya que, B es usada en la mayoría de las

producciones y A es vista como más artificial.

Prestigio
Todos los hablantes de las lenguas definidoras creen que A es superior a B en una serie de

aspectos, a modo de ejemplo, si un árabe culto tiene que enseñar su lengua va a elegir enseñar

la forma A, marginando la forma B, más allá de que a través de la simple observación se puede

constatar que en la conversación cotidiana usa B. Lo mismo ocurre en Haití, donde sus

habitantes reconocen como válido el uso del francés. Existe la opinión extendida de que A es

más “ hermosa, más lógica, más apta para la expresión de pensamientos importantes”.

Esta preferencia por A en muchos casos se encuentra influenciada por aspectos religiosos. La

Biblia de los árabes, el Corán, está escrita en la forma A, los hablantes del criollo haitiano a la

versión francesa de este mismo libro y” muchos creen que es el de las mismas palabras de

Dios”.

Herencia literaria

Estas lenguas definidoras cuentan con un repertorio estable de literatura escrita en A, que

cuenta “con gran estima por parte de la comunidad lingüística”. Cuando ese repertorio estable

es representativo de un periodo extenso (árabe y griego) los escritores y lectores

contemporáneos consideraban una práctica legitima el uso de palabras, frases, y

construcciones que fueron de uso corriente en un periodo anterior de la historia literaria y que

en la actualidad están en desuso. Este uso de parte del cuerpo literario es visto como “ signo

de altura periodística en editoriales o señal de buen gusto en poesía”.

Adquisición

Entre los hablantes de las cuatro lenguas definidoras, la variedad B es aprendida por los niños

como si fuera su lengua nativa, ya que, es la forma en que le enseñan los adultos y además es

la opción que sirve para relacionarse con sus pares.

La enseñanza de A es tarea de la educación formal. Ferguson señala que este proceso de

adquisición de A y B es muy significativo porque la persona internaliza y se apropia de B de una


manera que nunca logrará hacer con A. La estructura gramatical de B es aprendida de forma

natural por parte del hablante, mientras que A se aprende de forma prescriptiva con

normativa que debe imitarse.

Estandarización

Al ser la forma A la que se enseña en la escuela, existen gramáticas, diccionarios, tratados de

pronunciación, que conforman el soporte teórico para el estudio gramatical de esta forma.

Esto es casi inexistente para B, donde no hay ortografía establecida y aspectos como

pronunciación, gramática, y léxico es amplia.

Estabilidad

Se ha constatado que este fenómeno de la diglosia tiene como rasgo la estabilidad, ya que,

perdura a través de los siglos. Una de las razones que colabora con su estabilidad es el hecho

de que cuando se presenta cierta tirantez en la comunicación propias de la situación de

diglosia, se logra resolver: “Las tensiones en la comunicación que surge en situaciones diglosias

pueden ser resueltas apelando a formas del lenguaje relativamente no codificadas, inestables,

intermedias y por el repetido préstamo de vocabulario de A a B”.

Gramática

La gramática es una de las diferencias más evidentes entre Ay B en las lenguas definidoras. A

tiene categorías gramaticales inexistentes en B, así como también, A posee un sistema

infleccional de nombres y verbos que en B se ve disminuido o no aparece. Ejemplo: el árabe

clásico tiene tres casos para el nombre, indicados por las terminaciones, los dialectos

conversacionales no tienen ni uno. El francés tiene género y número en el nombre, el criollo

haitiano no los tiene. Ferguson sostiene que estas diferencias entre las estructuras

gramaticales de A y B son muy características en los casos de diglosia.

El diccionario
A grandes rasgos se puede decir que A y B” comparten el grueso del vocabulario”, no

obstante, en los diccionarios de A se encuentran tecnicismos y expresiones cultas que no

tienen su equivalente en B. Los diccionarios de B suelen incluir expresiones `populares y

nombres de objetos muy caseros que no tienen equivalente en A. Como hecho destacable

dentro del fenómeno de la diglosia, el autor, señala como sorprendente lo siguiente: “ la

diglosia es la existencia de muchos pares de vocablos, uno A y otro B, referidos a conceptos

claramente comunes en A y B, donde el rango de significado de los dos vocablos es

aproximadamente el mismo, y el uso de uno u otro marca inmediatamente la expresión oral o

escrita como A o B”.

Fonología

Para este aspecto de la lengua, Ferguson dice que ante casos de diglosia: “Los sistemas de

sonidos de A y B constituyen una estructura fonológica simple cuyo sistema básico es la

fonología B y los hechos divergentes de la fonología A son o un subsistema o un parasistema”.

Para lograr distinguir definidamente A o definidamente B una palabra especifica en una

situación concreta el hablante recurre a un repertorio de “oposiciones distintivas para todo el

complejo A-B”.

El fenómeno diglosia en términos conceptuales : “es una situación lingüística relativamente

estable en la cual, además de los dialectos primarios de la lengua (que puede incluir una

lengua estándar o estándares regionales), hay una variedad superpuesta, muy divergente,

altamente codificada (a menudo gramaticalmente más compleja), vehículo de una

considerable parte de la literatura escrita, ya sea de un período anterior o perteneciente a otra

comunidad lingüística, que se aprende en su mayor parte a través de una enseñanza formal y

se usa en forma oral o escrita para muchos fines formales, pero que no es empleada por

ningún sector de la comunidad para la conversación ordinaria”.


Para que este fenómeno de la lengua pueda llegar a ocurrir, el autor señala algunas

particularidades que deben darse, ellas son: que exista literatura en una lengua vinculada a la

lengua natural de la comunidad y dicha literatura contiene en sí misma, ya sea como fuente o

como refuerzo, alguno de los valores que representan pilares para dicha comunidad.

La lecto- escritura pertenece a una élite. Estos hechos mencionados deben ver distanciado en

varios siglos su aparición.

Defensores de A, de B o ambas.

Quienes optan por la forma A fundamentan su elección diciendo que A vincula a” la

comunidad con su glorioso pasado o con la comunidad mundial”, y además representa de

unificación. También el argumento de la superioridad de A fundamenta su elección, ideas

como” que es más hermoso, más expresivo, más lógico, que goza de la aprobación divina, o

cualquier otro en consonancia con sus creencias específicas”. Más allá de que estos

argumentos si se analizan de forma objetiva se debilitan, se encuentran muy extendidos

dentro de la comunidad.

Los que eligen la forma B, sostienen que esta variedad es más cercana “del pensamiento y

sentimiento verdaderos del pueblo”. Su uso también simplifica el tema de la educación, ya que

los estudiantes llegan con conocimientos previos sobre esta forma, les es familiar.

Los defensores de las dos opciones están convencidos de que a través del recurso legislativo se

puede introducir en una comunidad una lengua estándar.

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