Los Catálogos: concepto, clases y fines
Los catálogos: concepto, clases y fines. Una de las principales actividades bibliotecarias es
la descripción de aquellos documentos que forman las colecciones de las bibliotecas; esta
actividad queda reflejada en los catálogos. La palabra catálogo proviene del término
latino catalogus y éste a su vez del griego katálogos. Martínez de Sousa lo define como el
“conjunto de descripciones, de acuerdo con unas normas, de los asientos bibliográficos de
los libros y documentos de una biblioteca, con la indicación del lugar que ocupa en ella”.
Para Buonocore es “la nómina ordenada de las obras existentes de una biblioteca pública,
privada o librería, con la indicación, mediante una clave o símbolo (signatura topográfica),
del lugar donde puede ser hallado el libro.
Por su parte, la ALA lo define como “fichero de registros bibliográficos, creado conforme a
principios específicos y uniformes de realización y siguiendo las directrices de una lista
oficial de encabezamientos que describe el material de la colección, biblioteca o grupo de
éstas”. A través de estas tres definiciones podemos establecer los elementos esenciales que
conforman el catálogo:
El asiento bibliográfico, que describe el documento
Los puntos de acceso, que permiten localizar los asientos bibliográficos
La signatura topográfica, que indica la ubicación física del documento. Es precisamente
este último elemento, la característica que diferencia al catálogo de cualquier otra fuente de
información bibliográfica.
Las funciones esenciales de un catálogo son:
Facilitar la localización de un documento del que se conoce el autor, título o la materia
Indicar qué documentos posee una biblioteca de un autor determinado o sobre una materia
en concreto
Ayudar en la elección de un documento por su edición o teniendo en cuenta sus
características literarias o de actualidad.
UN POCO DE HISTORIA…
El catálogo más antiguo que conocemos es una tablilla sumeria, datada 2.000 años a.C. De
las bibliotecas del antiguo Egipto no quedan demasiado vestigios que nos permitan saber
con certeza de la existencia de catálogos. Durante la Edad Media, la cultura se refugió en
los monasterios; la producción libraria era escasa y las bibliotecas no contaban con un
número de volúmenes muy elevado. La invención de la imprenta no cambió esencialmente
la estructura de los catálogos impresos, pero el aumento de la producción de libros y la
difusión de la cultura promovió una evolución de las bibliotecas y de los bibliotecarios,
comenzando a racionalizar y sistematizar los trabajos bibliotecarios, entre ellos, la
elaboración del catálogo. El catálogo en fichas nace en el siglo XVIII y la mayor parte de
los investigadores coinciden en señalar el índice general de las publicaciones de la
Academia de Ciencias de París, editado en 1775, como el primero de ellos. Pese a la gran
difusión de este formato, a mediados del siglo XX se dió un fenómeno un tanto extraño: la
recuperación de una forma ya desusada del catálogo, la del libro impreso; esto se debió a
problemas de espacio y la imposibilidad de difundirlos. El siguiente paso en la evolución de
los catálogos fue la conexion en línea a las bases de datos cartográficas, cuyos primeros
intentos se realizaron en Estados Unidos durante la década de los sesenta. A partir de aquí,
la automatización de los catálogos y su consulta en línea ha experimentado un desarrollo
excepcional, pasando de los OPAC’s rígidsos, que reproducían la estructura conceptual del
catálogo en fichas a las sofisticadas herramientas en entorno web que distrutamos en los
primeros años del siglo XXI.
CLASES DE CATÁLOGOS
La tipología de los catálogos es muy variada; existen tantos tipos de catálogos como
características peculiares y puntos de vista puedan encontrarse en una biblioteca. Una
división clásica y ampliamente difundida es la que propone Carrión que agrupa a los
catálogos según los siguientes criterios:
a) POR SU EXTENSIÓN:
Colectivos, son los que recogen los registros bibliográficos pertenecientes a varias
bibliotecas, que tienen intereses comunes
Generales, son aquellos que recogen todos los asientos bibliográficos de los documentos
que conforman el fondo de una biblioteca
Especiales, son aquellos que recogen los registros de una sola clase de material, como los
discos, diapositivas, etc.
b) POR SU USO:
Públicos, están destinados a satisfacer las necesidades de información de los usuarios de la
biblioteca
Internos, son los utilizados por el bibliotecario para realizar su trabajo o para la
administración de la biblioteca; un ejemplo claro, es el catálogo topográfico.
c) POR SU FUNCIÓN:
Alfabéticos de autores y obras anónimas, permiten a los usuarios saber si en una biblioteca
existe una obra de la que se conoce el autor o el título, cuántas obras hay de un autor o qué
ediciones posee una biblioteca de una determinada obra.
Alfabéticos de materias, están formados por registros bibliográficos cuyos puntos de acceso
reflejan el contenido del libro; con ellos, el usuario puede localizar las obras que una
biblioteca posee sobre una materia determinada
Sistemáticos de materias, cumplen la misma función que los alfabéticos de materias, pero
mientras que el catálogo alfabético dispera las materias relacionadas a lo largo de toda la
secuencia alfabética, el sistemático las agrupa según un sistema lógico que representa el
conocimiento humano.
Topográficos, son aquellos que ordenan sus registros según el orden de los documentos en
los estantes, que puede ser por materias, por número currens, etc.
Carmen Ramos Fajardo hace, por su parte, la siguiente división:
a) CATÁLOGOS CONVENCIONALES,
Catálogo alfabético de autores y obras anónimas
Catálogo alfabético de títulos
Catálogo alfabético de materias
Catálogo diccionario, que es el formado por la unión de los otros tres
Catálogo sistemático de materias
Catálogo topográfico
b) CATÁLOGO SEGÚN LAS NECESIDADES DE LOS CENTROS,
Catálogo de publicaciones periódicas, en él se recogen los títulos de las publicaciones
periódicas recibidas en el centro.
Catálogo de series, los asientos bibliográficos son ordenados por el título de la serie.
Catálogo de fondos especiales, mapas, videos, manuscritos, etc.
Catálogo geográfico, es el que ordena los fondos divididos por continentes, países, etc.
Catálogo cronológico, organiza los fondos según la fecha de los documentos.
Otra clasificación que puede hacerse de los catálogos, y a la que vamos a dedicar una
especial atención, es la que los divide en catálogos manuales o tradicionales y catálogos
automatizados.
CATÁLOGOS TRADICIONALES
CATÁLOGO EN FICHAS, este catálogo refleja la información bibliográfica en fichas,
actualmente en casi todas las bibliotecas que lo mantienen, se utilizan fichas normalizadas
(75 x 125 mm), en cartulina blanca, con una perforación en la parte inferior que permite
introducir una varilla transversal para impedir, en la medida de lo posible, la descolocación
de las fichas.
La estructura básica de la información dentro de la ficha es la siguiente: encabezamiento,
descripción bibliográfica, registro de asientos secundarios, signatura topográfica. Otros
datos que aparecen reflejados en la ficha son las notaciones de la clasificación sistemática y
los términos de indización por materias.
Los asientos principales van encabezados por el punto de acceso considerado como
principal; los asientos secundarios contienen la misma información que los principales,
pero se les sobrepone los encabezamientos considerados oportunos por el catalogador para
ofrecer más posibilidades de localización de un mismo documento, contaremos en el
catálogo con un juego de fichas compuesto por la principal y por las secundarias.
La principal ventaja de este tipo de catálogos, frente a otros tradicionales, reside en la
facilidad de actualizarlos, pues solo es necesario retirar la varilla, intercalar la nueva ficha
en su lugar correspondiente y volver a colocar la varilla. Otro inconveniente notable es la
existencia de un solo ejemplar de este catálogo, ya que su volumen físico hace imposible
pensar en la duplicación; esto conlleva el que sólo pueda consultarse en la biblioteca que lo
crea, y que el número de usuarios que pueden consultarlo al unísono sea muy limitado, pues
un cajetín, de los varios que suelen componer un fichero, sólo puede ser usado por una
persona a la vez.
CATÁLOGO IMPRESO, los registros que conforman este catálogo se presentan en forma
de libro impreso; ello permite que puedan realizarse gran cantidad de copias de un mismo
catálogo. El gran inconveniente de este catálogo es que queda rápidamente desfasado y la
única forma de actualizarlo es por medio de la edición de sumplementos o la reimpresión
total. Además, la producción de un catálogo impreso es un proceso lento: el catálogo estaría
anticuado al salir de la imprenta. Estos problemas pueden resolverse, en parte, con el uso de
los ordenadores, que permiten la impresión de listados actualizados con rapidez y a un
coste no muy elevado, pero de muy baja calidad.
CATÁLOGO EN MICROFICHAS, este catálogo utiliza como soporte láminas de películas
normalizadas, donde se producen las imágenes de los registros bibliográficos por medio de
cámaras microfilmadoras. La capacidad de almacenamiento de las microfichas es muy alta,
ocupan muy poco espacio, se transportan con facilidad y se puede obtener una copia en
papel de la imagen deseada. La ventaja de la microficha es la posibilidad de ser generadas
por medio de sistemas informáticos. Son los llamados COM (Computer Output Microfilm)
que permiten grabar en microfichas la información contenida en las bases de datos de una
biblioteca. Al igual que el catálogo impreso, favorece la difusión del fondo de las
bibliotecas, y el intercambio de información; pero tienen también el mismo inconveniente:
queda rápidamente desfasado
SISTEMAS DE ORDENACIÓN, existen dos formas de ordenación de un mismo catálogo:
la secuencia principal puede ser sistemática y dentro de ella, y bajo cada notación, existir
una secuencia alfabética, por ejemplo. Los posibles sistemas de ordenación son:
a) Topográfico, los registros quedan ordenados por la signatura que indica su colocación
dentro de la biblioteca, independientemente del sistema usado para asignarla
b) Alfabético, los registros se encuentran ordenados en secuencia alfabética y, dependiendo
del elemento elegido para alfabetizar (título, autor, materia) obtendremos una gran variedad
de catálogos.
c) Sistemático, esta ordenación se realiza siguiendo las clasificaciones sistemáticas de
materias.