Tribunal Constitucional Plurinacional – Colección JURISPRUDE
SENTENCIA CONSTITUCIONAL
1174/2011-R
Sucre, 29 de agosto de 2011
LA CESACION A LA
DETENCION PREVENTIVA
NO PUEDE NEGARSE
BASADO UNICAMENTE
EN LA EXISTENCIA DE UN
SOLO RIESGO
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SENTENCIA CONSTITUCIONAL 1174/2011-R
Sucre, 29 de agosto de 2011
Expediente: 2010-21994-44-AL
Distrito: Santa Cruz
Magistrado Relator: Dr. Ernesto Félix Mur
En revisión la Resolución pronunciada dentro de la acción de
libertad interpuesta por Mario León Viveros contra Edgar
Molina Aponte y Samuel Saucedo Iriarte, Vocales de la
Sala Penal Segunda de la Corte Superior del Distrito
Judicial de Santa Cruz.
I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA
I.1. Contenido de la acción
Por memorial presentado el 14 de junio de 2010, cursante de
fs. 110 a 115 vta., el accionante expone los siguientes
fundamentos de hecho y de derecho:
I.1.1. Hechos que la motivan
El 9 de febrero de 2010, se le impuso la medida cautelar de
detención preventiva, al no haber podido acreditar, con
documentación idónea, que tenía trabajo, familia, domicilio,
además, que no desvirtuó el peligro de obstaculización
previsto en el art. 235.1 y 2 del Código de Procedimiento Penal
(CPP).
El 24 de mayo del año citado, se celebró la audiencia para
considerar la cesación de su detención preventiva,
oportunidad en la cual el Juez Sexto de Instrucción en lo
Penal, aceptó que había desaparecido el peligro de fuga; sin
embargo, subsistía el peligro de obstaculización; empero en la
audiencia la parte querellante presentó un cuadernillo de
investigaciones de otro supuesto hecho delictivo en el cual
pretendían involucrarlo, provocando se considere que se
encontraba dentro de las previsiones del art. 235.2 del referido
Código; negándole, en consecuencia, su solicitud de cesación
de su detención preventiva, determinación que fue apelada el
26 de mayo de ese año, argumentando que: a) Si existe duda
en la autoridad jurisdiccional la misma debe beneficiarle sobre
la base del principio de in dubio pro reo; y, b) La investigación
en la que se le pretende involucrar es contra “presuntos
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autores” además de no existir en ésta imputación formal en su
contra, ni la habrá porque se trata de una denuncia falsa.
En la misma fecha, la parte civil también formuló apelación
incidental contra la Resolución de 24 de mayo de 2010, sólo
en cuanto se refiere a que supuestamente él como procesado
no desvirtuó el peligro de fuga contenido en el art. 234.1 y 2,
con relación al art. 235.1, ambos del CPP.
Concluida la audiencia de consideración del recurso de
apelación, celebrada el 2 de junio del referido año, el Vocal,
Edgar Molina Aponte, a nombre de la Sala a la que pertenece,
expresó: i) El trabajo lícito se demostró plenamente,
desapareciendo el peligro de fuga; ii) La existencia de otra
investigación por otro caso no constituía peligro de
obstaculización, dado que no podía el Juez a quo valorar
hechos posteriores a su detención preventiva, sino
circunscribirse a los motivos que determinaron su detención
preventiva; y, iii) En virtud a que se lo aprehendió en
flagrancia y que amenazó a la víctima, persistía el peligro de
obstaculización, según lo dispuesto por el art. 235.1 y 2 del
CPP.
El accionante manifiesta que, las afirmaciones expuestas por
el Vocal demandado, carecen de veracidad por cuanto no lo
aprehendieron en flagrancia, sino en su casa y, él no amenazó
a la víctima, por el contrario, ésta dijo que el brasilero que
obtuvo su libertad es quien la amenazó, además debe tomarse
en cuenta que la víctima no apeló la decisión del Juez de la
causa. La autoridad demandada reconociendo su error,
enmendó su Resolución dejando “sin efecto el numeral 2 del
art. 235” del CPP, empero lo sorprendió con la “peregrina e
infundada teoría” (sic) que la causal dispuesta en el numeral 1
del referido Código subsistente, basándose en las
declaraciones de la coimputada “Sirpa”, sobre que él les
habría proporcionado el diesel, argumento que no constituyó
el motivo para determinar su “ilegal” detención preventiva y
que fue consecuencia de la solicitud de complementación que
realizó en la audiencia.
Debido a lo avanzado de la hora, al amparo de lo previsto por
el art. 125 del CPP, volvió a solicitar explicación,
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complementación y enmienda de la Resolución cuestionada;
sin embargo, la Sala Penal Segunda, en lugar de absolver su
solicitud procedió a cambiar nuevamente de argumentos y en
la transcripción de la audiencia de cesación de la detención,
pusieron que concurrió el art. 235.1 del CPP, basándose en la
declaración de la coimputada Sandra Mamani Sirpa en
sentido de que acompañó a otro coimputado a vender el auto
en el que se efectuó el delito que se le atribuye, argumento
que nunca se consideró por el Juez a quo, ni por los Vocales
demandados.
I.1.2. Derechos supuestamente vulnerados
El accionante alega la vulneración de sus derechos a la tutela
judicial efectiva, a la libertad, al debido proceso, a la defensa,
a la motivación de las resoluciones, a la certeza, a la
seguridad jurídica y a la libertad, citando el art. 23.I de la
Constitución Política del Estado (CPE).
I.1.3. Petitorio
Por lo expuesto, solicita le concedan la tutela y
consecuentemente se le extienda el mandamiento de libertad
irrestricta, más la determinación de responsabilidad civil y
penal contra las autoridades demandadas.
I.2. Audiencia y Resolución del Juez de garantías
En la audiencia pública de acción de libertad celebrada el 15
de junio de 2010, según consta en el acta cursante de fs. 124
a 125 vta., en presencia del abogado del accionante,
verificándose la ausencia del agraviado y de las autoridades
demandadas, a pesar de su legal notificación y citación (fs.
118 al 120) se produjeron los siguientes actuados:
I.2.1. Ratificación de la acción
El abogado del accionante ratificó los términos de su
demanda, manifestando que a pesar de no haberse trasladado
a su representado a la audiencia tutelar, su esposa estaba
presente.
I.2.2. Informe de las autoridades demandadas
Edgar Molina Aponte y Samuel Saucedo Iriarte, Vocales de la
Sala Penal Segunda del Distrito Judicial de Santa Cruz, no se
hicieron presentes en audiencia ni presentaron informe
escrito, pese a su legal citación (fs. 119 y 120).
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I.2.3. Resolución
Concluida la audiencia, el Juez Cuarto de Sentencia del
Distrito Judicial de Santa Cruz, constituido en Juez de
garantías, a través de la Resolución 9/10 de 15 de junio de
2010, cursante de fs. 126 a 130, declaró “procedente” la
acción de libertad, sin costas por considerarla excusable,
ordenando el pronunciamiento de una nueva resolución, de
acuerdo al art. 124 del CPP, en la que se deba expresar los
motivos y razones de hecho y de derecho en que fundaron su
decisión, resolviendo cada uno de los puntos contenidos en
ambos recursos de apelación y circunscribiéndose a los
argumentos que motivaron la detención preventiva.
Tal determinación la asumió sobre la base de los siguientes
razonamientos: a) El Juez de la causa, dispuso la detención
preventiva del accionante al presentarse los requisitos
previstos en el art. 233 del CPP; el riesgo de fuga dispuesto en
el art. 234.1 y el peligro de obstaculización previsto en el art.
235 ambos del citado Código, sin citar qué incisos o causales
son las que concretamente concurrieron, aunque en la parte
resolutiva enumeró los numerales 1 y 2, sin la debida
fundamentación, limitándose a realizar presunciones sobre el
peligro de obstaculización, basándose en la existencia de otros
coimputados sin individualizar, en forma concreta y objetiva,
que elementos probatorios permitieron sostener que el
imputado incurrirá en los comportamientos descritos en dicha
norma; no obstante que la jurisprudencia constitucional
estableció que las circunstancias previstas en el art. 235 del
CPP, deben estar objetivamente demostradas; b) El accionante
solicitó la cesación de su detención preventiva en virtud a lo
dispuesto por el art. 239.1 del referido Código, llevándose
adelante la audiencia el 24 de mayo de 2010, el Juez Sexto de
Instrucción en lo Penal, la rechazó argumentando que el
imputado demostró tener domicilio conocido, familia
constituida y actividad u ocupación lícita asentada en el país,
en cuanto al peligro de obstaculización estableció que no
existía un informe del policía asignado al caso para constatar
si el imputado se encontraba obstaculizando la averiguación
de las investigaciones, se refirió también a otro proceso penal
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sobre el asalto a una librecambista en la localidad de Chiquito
en el que no se identificó al imputado; sin embargo,
fundamentó que mientras no existiera una certificación de la
policía o del fiscal quedaba latente dicho peligro; c) El
Tribunal de alzada no analizó adecuadamente los argumentos
expuestos por el Juez de la causa a momento de disponer la
detención preventiva, reconoció y dio por bien hecha la
conclusión lacónica a la cual arribó dicha autoridad sobre el
riesgo procesal inserto en los numerales 1 y 2 del art. 235 del
CPP. De acuerdo a la jurisprudencia constitucional, las
resoluciones de medidas cautelares deben explicar de manera
precisa y objetiva los elementos de convicción existentes para
determinar que el imputado obstaculizará la averiguación de
la verdad; y, d) Las autoridades demandadas reconocieron en
la vía de complementación y enmienda que al imputado no se
lo sorprendió en flagrancia y que no amenazó a la víctima
como en principio argumentaron; sin embargo, persistieron en
señalar que si bien se desvirtuó el peligro de fuga acreditando
domicilio o residencia habitual, familia y trabajo; empero,
subsistía el peligro de obstaculización conforme el art. 235.1
de la norma procesal penal, sin reparar en las omisiones en
las que incurrió el Juez a quo; teniendo con ello que la
Resolución del Tribunal de alzada no se fundamentó de
manera objetiva y razonable, conforme lo establecido por el
art. 124 del CPP, correspondiendo, en consecuencia, conceder
la protección que brinda la acción de libertad.
I.3. Trámite procesal en el Tribunal Constitucional
El art. 3 de la Ley 040 de 1 de septiembre de 2010,
modificatorio del art. 4.I de Ley 003 de 13 de febrero de ese
año, amplía las facultades otorgadas a este Tribunal, para
resolver las acciones de defensa de derechos fundamentales,
interpuestas desde el 7 de febrero del año 2009. Por lo que
mediante Acuerdo Jurisdiccional 001/2011 de 11 de enero, se
procedió a la reanudación de la tramitación de causas;
sorteada la presente el 2 de agosto, se pronuncia Sentencia
dentro de plazo.
II. CONCLUSIONES
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De la debida revisión y compulsa de los antecedentes que
cursan en el cuaderno procesal, se establece lo siguiente:
II.1. En la Resolución 145/10 de 9 de febrero de 2010, el
Juez Sexto de Instrucción en lo Penal, dispuso la detención
preventiva de Limber Ramos Paina, Anderson de Barros
Miranda, Luis Carlos Espinoza Barba, Mario León Viveros y
Sandra Mamani Sirpa, por la supuesta comisión del delito de
asesinato en grado de tentativa, asociación delictuosa y otros
(fs. 106 a 109 vta.).
II.2. Por Resolución 286/2010 de 24 de mayo, Alberto
Zeballos Aguilera, Juez Sexto de Instrucción en lo Penal,
resolviendo la solicitud de cesación de la detención preventiva
formulada por el actual accionante, medida impuesta al haber
adecuado su conducta a los preceptos legales establecidos en
los arts. 233, 234 y 235 del CPP, declaró improcedente su
solicitud (fs. 1 a 5).
II.3. El 26 de mayo de 2010, el procesado planteó apelación
incidental cuestionando que el Juez de la causa argumentó
que el peligro de obstaculización persistía ante la existencia de
otra investigación efectuada contra presuntos autores, donde
no existe denuncia ni querella en su contra, menos
imputación (fs. 10 a 11 vta.).
II.4. Realizada la audiencia de apelación de medida cautelar
el 2 de junio de 2010, la Sala Penal Segunda, cuyos
integrantes son hoy demandados, pronunciaron el Auto de
Vista 214 de la misma fecha, disponiendo confirmar la
Resolución 286/2010, después de cuya fundamentación, el
abogado del hoy accionante, pidió aclaración, pedido que fue
absulto en la misma audiencia por el ahora demandado Edgar
Molina Aponte (fs. 12 a 17 vta.).
II.5. Por memorial presentado el 4 de junio de 2010, el
procesado volvió a solicitar explicación, complementación y
enmienda, solicitud que los Vocales demandados, mediante
Auto del mismo mes y año, rechazaron (fs. 18 a 22 vta.).
III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO
El accionante alega que sus derechos a la tutela judicial
efectiva, al debido proceso, a la defensa, a la motivación de las
resoluciones, a la certeza, a la seguridad jurídica y a la
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libertad fueron vulnerados por los Vocales demandados, dado
que estos ratificaron la Resolución 286/2010, por la que el
Juez Sexto de Instrucción en lo Penal rechazó la cesación de
su detención preventiva, determinando que subsistía la causal
establecida en el art. 235 inc. 2) del CPP, sustentando esta
fundamentación en la presentación de un cuadernillo de
investigación de otro hecho delictivo en el cual se lo pretendía
involucrar a pesar de no constar denuncia, querella menos
imputación formal en su contra. Asimismo, dispusieron que
persistía la concurrencia del peligro de obstaculización
dispuesto en el art. 235 inc. 1) del citado Código, de
conformidad a las declaraciones de la coimputada Sandra
Mamani Sirpa, mismas que no fueron consideradas por el
Juez a quo, ni por las mismas autoridades jurisdiccionales
cuestionadas. Corresponde, en revisión, analizar si lo
demandado se encuentra dentro de los alcances de la acción
de libertad.
III.1. Naturaleza jurídica de la acción de libertad
La acción de libertad, como garantía constitucional de
carácter jurisdiccional, destinada al restablecimiento del
derecho a la libertad física, o de locomoción y a la vida, en los
casos que se encuentre íntimamente ligada con la libertad, a
cuyas características principales de sumariedad, celeridad e
inmediatez en la protección, se incorpora la de informalismo al
prescindir de cierto tipo de exigencias, pudiendo incluso ser
interpuesta de forma oral; generalidad e inmediación, que la
hacen expedita y oportuna. La jurisprudencia constitucional
determinó el alcance y su finalidad a través de la SC
1245/2010-R de 13 de septiembre:“La acción de libertad,
instituida en el art. 125 de la CPE, antes recurso de hábeas
corpus, previsto por el art. 18 de la CPEabrg, precisa: 'Toda
persona que considere que su vida está en peligro, que es
ilegalmente perseguida, o que es indebidamente procesada o
privada de libertad personal, podrá interponer Acción de
Libertad y acudir, de manera oral o escrita, por sí o por
cualquiera a su nombre y sin ninguna formalidad procesal,
ante cualquier juez o tribunal competente en materia penal, y
solicitará que se guarde tutela a su vida, cese la persecución
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indebida, se restablezcan las formalidades legales o se
restituya su derecho a la libertad'; acción que conlleva un triple
carácter: preventivo, correctivo y reparador, reforzando su
particularidad de acción de defensa oportuna y eficaz, no sólo
destinada a proteger los derechos de libertad y de locomoción,
ahora también el derecho fundamental a la vida cuando está
íntimamente ligada a aquéllos; entendimiento conforme al
desarrollado en la SC 0023/2010-R de 13 de abril, que
respecto al derecho de locomoción, señala: '…dada la íntima
relación que existe entre esos derechos, es posible tutelar
también al último de los nombrados, en aquellos casos en los
que el derecho de locomoción está vinculado directamente con
la libertad física o personal, o con el derecho a la vida o la
salud…'”.
III.2. Cesación de la detención preventiva y las causales
para su procedencia
Con relación a la solicitud de cesación de la detención
preventiva el art. 239 inc. 1) del CPP, para su procedencia,
dispone:
“1).Cuando nuevos elementos de juicio demuestren que no
concurren los motivos que la fundaron o tornen conveniente
que sea sustituida por otra medida”.
Al respecto al jurisprudencia constitucional
determinó:“… es necesario recordar que en el marco legal
previsto por el Código de Procedimiento Penal, con la finalidad
de evitar que la detención preventiva impuesta como medida
cautelar de carácter personal se convierta en un injusto y
anticipado cumplimiento de una pena para las personas a las
que el Estado, por disposición constitucional, les reconoce su
condición de inocencia en tanto no pese en su contra una
sentencia condenatoria ejecutoriada, el art. 239 de esa norma
procesal otorga a la persona detenida la facultad de solicitar la
cesación de dicha medida, previo el cumplimiento de las
exigencias establecidas por ley, a cuyo efecto, es la misma Ley
la que establece las causales para su procedencia (art. 239 del
CPP) y los requisitos y formas en las que será concedida (art.
240 y siguientes del CPP).
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Dentro de ese contexto, la jurisprudencia de este Tribunal
contenida en las SSCC 227/2004-R, 320/2004-R, entre otras,
ha establecido que: 'Cuando el juez o tribunal deba resolver
una solicitud de cesación de la detención preventiva amparada
en la previsión del art. 239.1 del CPP, ésta debe ser el
resultado del análisis ponderado de dos elementos: i) cuáles
fueron los motivos que determinaron la imposición de la
detención preventiva y ii) cuáles los nuevos elementos de
convicción que aportó el imputado para demostrar que
ya no concurren los motivos que la determinaron o en su
caso demuestren la conveniencia de que la medida sea
sustituida por otra. Quedando claro que si a través de los
nuevos elementos de juicio que se presenten por el imputado se
destruyen ambos o cualquiera de los motivos que fundaron la
detención preventiva, el Juez o Tribunal debe realizar una
valoración de estos nuevos elementos; valoración similar a la
que hizo para disponer la detención preventiva a prima facie,
sin que ello implique inmiscuirse en la investigación del hecho.
Debiendo, en consecuencia el imputado probar conforme a la
norma precedentemente señalada la existencia de nuevos
elementos de juicio que demuestren que no concurren los
motivos que fundaron su detención preventiva o tornen
conveniente que sea sustituida por otras medidas'” (las
negrillas nos corresponden) (SC 0301/2011-R de 29 de marzo).
Con la finalidad de establecer la valoración a la que debe
sujetarse la actividad de la autoridad jurisdiccional de la
causa cuando debe ponderar la prueba presentada por el
procesado a tiempo de pedir la cesación de la detención
preventiva, la SC 2558/2010-R de 19 de noviembre,
determinó: “En ese entendido, la valoración que realice el
juzgador debe ser integral, lo que significa que -conforme lo
entendió la SC 1147/2006-R- '(…) no debe tomar un solo
elemento de los previstos en los arts. 234 y 235 CPP para
sostener su decisión de rechazo, sino que debe valorar
todos los elementos y finalmente decidir en la forma que
sea menos gravosa para el imputado, lo que no implica
que por ello, ponga en riesgo el desarrollo del proceso y
la averiguación de la verdad, pues si bien éste es de
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relevancia cuando se les presenta una solicitud de cesación, no
es menos cierto que, la libertad según el mismo Código adjetivo
penal en su art. 221, sólo puede ser restringida cuando es
realmente necesaria y en todo caso, como ya se estableció en
caso de duda, también el art. 7 del mismo cuerpo legal dispone
que “Cuando exista duda en la aplicación de una medida
cautelar o de otras disposiciones que restrinjan derechos o
facultades del imputado, deberá estarse a lo que sea más
favorable a éste”´(…)” (negrillas agregadas).
III.2.1. La carga de la prueba en la cesación de la
detención preventiva
Sobre el principio de la carga de la prueba, la
concepción clásica concebía que si alguna de las partes
procesales tenia un interés jurídico para demostrar la
existencia de un determinado hecho, era quien debía
demostrar para evitar las consecuencias desfavorables de
dicha omisión; sin embargo, en materia penal, en
consideración al principio de inocencia del imputado, se trazó
una diferencia en cuanto a la imposición de probanza a las
partes, en ese sentido se determinó: “El imputado goza de su
natural estado de inocencia, y en consecuencia nada debe
probar ni siquiera sus excusas o justificaciones, ya que si bien
tiene el derecho de hacerlo, la circunstancia de que omita esa
actividad no acarrea para él ningún perjuicio procesal” (ambos
razonamientos en: JAUCHEN, Eduardo, Tratado de la Prueba
en Materia Penal, Rubinzal-Culzoni Editores. Santa Fe-
Argentina, Pág. 38 y 39), entendimiento que cargó al aparato
estatal la obligación de probar la culpabilidad del procesado
en toda la tramitación del proceso penal.
Las consideraciones expuestas, no obstante, son
diferentes en el ámbito de las peticiones ajenas a los hechos
investigados o calificados, tal como expresa la SC 2517/2010-
R de 19 de noviembre, del siguiente modo: “… en el marco del
principio de presunción de inocencia, la carga de la prueba
corresponde al acusador; sin embargo, en la actividad
probatoria relativa a la cesación de la detención preventiva, al
amparo del art. 239.1 del CPP, excepcionalmente, se admite
que corresponda al imputado la carga de la prueba; al respecto,
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este Tribunal en la SC 0252/2003-R de 28 de febrero de 2003
señaló: '…el art. 239.1) CPP prevé la cesación de la detención
preventiva 'cuando nuevos elementos de juicio demuestren que
no concurren los motivos que fundaron o tornen conveniente
que sea sustituida por otra medida'. A este efecto, corresponde
al solicitante, desvirtuar a través de los medios de prueba a su
alcance los presupuestos del art. 233 con relación a los arts.
234 y 235 de la misma norma penal adjetiva, pues de no
hacerlo, no será posible la cesación de la medida cautelar'.
En la misma línea la SC 0227/2004-R de 16 de febrero,
determinó que:'…es el imputado el que debe demostrar, con los
elementos de convicción necesarios, que los motivos que
fundaron su detención preventiva han sido modificados o ya no
existen, para que sea el juez quien, analizados los mismos,
determine si su situación jurídica se ha modificado, y si, en
consecuencia, ya no se presentan los supuestos que hicieron
posible su detención, por haber desaparecido el peligro de fuga
o la obstaculización de la verdad' (negrillas son nuestras);
entendimiento ratificado por la SC 1110/2005-R de 12 de
septiembre de 2005, que indicó que: '… si bien se otorga al
imputado la posibilidad de solicitar la cesación de la
detención preventiva, éste debe acreditar (…) la
existencia de nuevos elementos de juicio que demuestren
que no concurren los motivos que fundaron su detención
preventiva o tornen conveniente que sea sustituida por
otras medidas; es decir que el Juez determinará la
cesación de la detención preventiva, sólo si con los
nuevos elementos de juicio el imputado logra destruir o
modificar sustancialmente los motivos que fundaron la
detención preventiva o, caso contrario, rechazará la
solicitud explicando las razones por las cuales persisten
los motivos que la fundaron'.
Ahora bien, bajo esos parámetros, es necesario señalar que la
carga de la prueba, que excepcionalmente se asigna al
imputado en el trámite de la cesación de la detención
preventiva, será extensiva a todos los aspectos y solicitudes
vinculadas a ella, sea respecto al fondo de la solicitud o a
aspectos de forma o procedimiento relativos a ella, así por
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ejemplo, respecto a la solicitud de suspensión de la audiencia
de consideración de las mismas o de fundamentación de
apelación, cuando negada la solicitud en primera instancia se
impugne esa determinación” (las negrillas nos pertenecen).
III.3. Análisis del caso concreto
De acuerdo a los antecedentes del caso planteado, se
tiene que evidentemente en la Resolución 145/2010, en la que
se determinó la detención preventiva del accionante,
conjuntamente otros imputados, el Juez Sexto de Instrucción
en lo Penal fundamentó la concurrencia del art. 233 del CPP,
en cuanto a que el accionante era con probabilidad autor o
partícipe del hecho punible y, la existencia de elementos de
convicción suficientes de que no se sometería al proceso u
obstaculizaría la averiguación de la verdad, basándose en la
existencia del peligro de fuga, inserto en los incs. 1) y 2) del
art. 234 del cuerpo normativo citado, y de obstaculización,
conforme el art. 235 incs. 1) y 2) también del CPP, debido a la
existencia de otras personas que estaban siendo investigadas,
las que fueron encontradas “en forma flagrante” tratando de
borrar todas las evidencias.
Desde la fecha señalada el accionante estuvo detenido
preventivamente, razón por la cual, considerando que cumplía
con los requisitos para la cesación de la misma, formuló su
solicitud, resuelta el 24 de mayo de 2010, por la autoridad
jurisdiccional de la causa, valorando los elementos
probatorios incorporados por el accionante, consistentes en:
certificados de nacimiento de sus hijos, y de matrimonio, folio
real de un inmueble a nombre suyo, formularios de pago de
impuestos y certificación catastral sobre el aludido inmueble,
así como certificación del Presidente de la Organización
Territorial de Base (OTB) del barrio San Francisco, certificado
de la Asociación de Carpinteros de San José Obrero, licencia
de funcionamiento de la carpintería San Francisco, por un
lado y por otro, certificado de flujo migratorio, informe de
antecedentes penales del REJAP y certificado de antecedentes
policiales, concluyó indicando que desaparecieron los riesgos
de fuga, fundamentando que con relación al peligro de
obstaculización, dispuesto en el inc. 2) del art. 235 del CPP,
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manifestó que el imputado no demostró la no concurrencia de
este peligro, por cuanto no presentó informe del policía
asignado al caso sobre la no obstaculización de la
averiguación de la verdad ni certificación del fiscal, debido a
que en la audiencia cautelar “…se habló de que había un
proceso investigativo de un asalto a una librecambista…” (sic).
Con relación a la Resolución 214, a través de la cual, la
Sala Penal Segunda resolvió el recurso de apelación incidental
planteado por el actual accionante, los Vocales demandados
concluyeron que evidentemente habían desaparecido las
causales del riesgo de fuga, contenidas en los incs. 1) y 2) del
art. 234 del CPP; sin embargo, que el peligro de
obstaculización seguía latente en virtud a que uno de los
partícipes señaló que el imputado lo amenazó y, que no
acreditó documentalmente o de otra forma que haya
desaparecido el riesgo de que pueda modificar o destruir dicha
aseveración.
Conforme se expuso en el Fundamento Jurídico III.2 de
esta Sentencia, la autoridad jurisdiccional debe realizar un
análisis de los motivos que determinaron la imposición de la
detención preventiva y, los nuevos elementos de convicción
que aportó el imputado para demostrar que ya no concurren
los mismos, o en su caso demuestren la conveniencia de que
la medida sea sustituida por otra. Con relación a este
razonamiento también en la jurisprudencia constitucional
expuesta quedó establecido que cuando el procesado solicita
la cesación de la detención preventiva la carga de la prueba le
corresponde a él.
De acuerdo a los antecedentes de la demanda, si bien el
Juez Sexto de Instrucción en lo Penal, a momento de rechazar
la solicitud de cesación de la detención preventiva argumentó
motivos diferentes a los que en principio fundaron su decisión
para imponerla: la existencia de otro proceso en el que estaría
involucrado el imputado, haciendo lo mismo los Vocales
demandados al argumentar que uno de los partícipes del
hecho señaló que el actual accionante lo amenazó,
constituyen fundamentos diferentes de los que sirvieron para
imponer la medida cautelar personal, en transgresión del art.
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239.1 del CPP, también es evidente que el imputado no
demostró con ningún medio probatorio la desaparición del
peligro de obstaculización, por cuanto debe tomarse en cuenta
que en relación a la cesación de la detención preventiva la
carga de la prueba le corresponde al imputado, quien en base
al principio de libertad probatoria puede y debe utilizar todos
los medios que la ley le reconoce para probar su interés
jurídico, lo que en el caso concreto no sucedió.
III.4. Otras consideraciones
Por último es necesario referirse al contenido de lo
determinado por los Vocales demandados, a momento de
resolver la solicitud del accionante de aclaración y
complementación en la misma audiencia de apelación
incidental de 2 de junio 2010, quienes, a título de aclaración,
modificaron sustancialmente los fundamentos del Auto de
Vista 214 de 2 de junio de 2010, al señalar que únicamente la
causal del art. 235.1 del CPP, no se desvirtuó, sobre la base
de las declaraciones de la coimputada Sandra Mamani Sirpa,
cuando en los fundamentos del Auto de Vista concluyeron que
no se desvirtuó el peligro de obstaculización, inserto en el art.
235.1 y 2, con otros fundamentos en los que no mencionaron
en ningún momento las declaraciones de la coimputada
aludida, sobrepasando con esta actuación los alcances de la
explicación, complementación y enmienda, por cuanto la
misma: “… no se trata de un recurso, ni de un acto tendiente a
modificar la sustancia de la decisión, sino sólo eventuales
omisiones o defectos que puedan subsanarse sin incidir en el
fondo de la resolución, o, para referirse a deficiencias
materiales o conceptuales que hiciesen dificultosa la
comprensión de la decisión” (SC 0962/2011-R de 22 de junio).
III.5. Terminología aplicable en la parte dispositiva de las
acciones de libertad
Finalmente, cabe aclarar al Juez de garantías, que la
terminología que debe ser utilizada en la parte dispositiva de
las acciones de libertad, en mérito a la configuración procesal
prevista por el art. 126.III de la CPE, cuando en lo pertinente
señala: “…La sentencia podrá ordenar la tutela de la vida, la
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restitución del derecho a la libertad, la reparación de los
defectos legales, el cese de la persecución indebida o la
remisión del caso al juez competente…” (negrillas agregadas);
a efectos de guardar coherencia en caso de otorgar la tutela se
deberá utilizar el término “conceder”, caso contrario
“denegar” la misma; y en los asuntos en que no se ingrese al
fondo de la problemática, se hará constar esta situación.
Por los fundamentos expuestos, el Juez de garantías al
declarar “procedente” la tutela solicitada, incluso con
terminología incorrecta, no efectuó una adecuada compulsa
de los antecedentes de la demanda.
POR TANTO
El Tribunal Constitucional, en virtud de la jurisdicción y
competencia que le confiere el art. 3 de la Ley 040 de 1 de
septiembre de 2010, que modifica el art. 4.I de la Ley 003 de
13 de febrero del mismo año, en revisión, resuelve:
1º REVOCAR la Resolución 9/10 de 15 de junio de 2010,
cursante de fs. 126 a 130, dictada por el Juez Cuarto de
Sentencia del Distrito Judicial de Santa Cruz; y en
consecuencia,
2º DENEGAR la tutela solicitada, en base a los fundamentos
jurídicos expuestos; y,
3º Llamar severamente la atención a Edgar Molina Aponte y
Samuel Saucedo Iriarte, Vocales de la Sala Penal Segunda de
la Corte Superior del Distrito Judicial de Santa Cruz.
Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta
Constitucional.
No interviene el Magistrado, Dr. Marco Antonio Baldivieso
Jinés, por no haber conocido el asunto.
Fdo. Dr. Ernesto Félix Mur
PRESIDENTE
Fdo. Dr. Abigael Burgoa Ordóñez
DECANO
Fdo. Dra. Eve Carmen Mamani Roldán
MAGISTRADA
Fdo. Dra. Lily Marciana Tarquino López
MAGISTRADA
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