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Analisis Casacion Ii

Este documento presenta el análisis de un caso de casación relacionado con la violación sexual de una menor. La madre de la víctima, Ernestina Juana Porras Carhuamaca, fue condenada por omisión impropia. A pesar de saber que su hija estaba siendo agredida sexualmente por la pareja de la madre, esta no hizo nada para proteger a la víctima ni denunciar los hechos a las autoridades. La Corte Suprema confirmó la condena a la madre, encontrando que tenía la posición de garante sobre la menor y no cumpl

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Analisis Casacion Ii

Este documento presenta el análisis de un caso de casación relacionado con la violación sexual de una menor. La madre de la víctima, Ernestina Juana Porras Carhuamaca, fue condenada por omisión impropia. A pesar de saber que su hija estaba siendo agredida sexualmente por la pareja de la madre, esta no hizo nada para proteger a la víctima ni denunciar los hechos a las autoridades. La Corte Suprema confirmó la condena a la madre, encontrando que tenía la posición de garante sobre la menor y no cumpl

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Roy Walter Mayuntupa Echevarria

ANALISIS - SALA PENAL PERMANENTE


CASACIÓN N.° 599-2018 LIMA

I.- ANTECEDENTES
1º. El recurso de casación interpuesto por la encausada ERNESTINA JUANA PORRAS
CARHUAMACA contra la sentencia de vista de fojas trescientos veintiuno, del cinco de
abril de dos mil dieciocho, emitida por la Sala de Apelaciones y Liquidadora de Huancayo
de la Corte Superior de Justicia de Junín, que confirmó la sentencia de primera instancia
de fojas ciento sesenta y cinco, del doce de septiembre de dos mil diecisiete, que la
condenó como autora por omisión impropia o comisión por omisión del delito contra la
libertad-violación sexual, en agravio de la menor identificada con las iniciales A. V. A. P., y
la revocó en cuanto le impuso cuatro años de pena privativa de libertad; y, reformándola,
le impuso ocho años de privación de libertad; con lo demás que contiene.
2º. El señor fiscal provincial, mediante requerimiento de fojas ciento treinta, instó a la
adecuación del título de imputación. Esta vez, acusó a la procesada ERNESTINA JUANA
PORRAS CARHUAMACA como cómplice secundaria del delito contra la libertad sexual-
violación sexual de menor de edad, en agravio de la agraviada de iniciales A. V. A. P.
Ratificó la calificación jurídica propuesta y la sanción penal pretendida.
II. RESUMEN
3º. En lo pertinente, se declararon los siguientes hechos probados respecto a la
encausada ERNESTINA JUANA PORRAS CARHUAMACA: • Tuvo conocimiento de las
violaciones sexuales que sufrió su menor hija de iniciales A. V. A. P., a partir del año dos
mil catorce, por parte del procesado Hilder Rolán Ramírez Caballero, quien era su pareja
sentimental. • En su versión original, admitió que sabía que la menor de iniciales A. V. A.
P. estaba siendo agredida sexualmente por el encausado Hilder Rolán Ramírez
Caballero. Posteriormente, lo negó y adujo que, al enterarse de que la referida víctima
había sido “tocada”, la llevó a una clínica, donde la examinaron y le dijeron que no
presentaba desfloración sino una infección.
Realizó una reunión entre el acusado Hilder Rolán Ramírez Caballero y la agraviada de
iniciales A. V. A. P., en la que le pidió perdón a su hija y se comprometió a que las
agresiones sexuales no volverían a ocurrir. Buscaba asegurar su silencio. • Ejercía la
patria potestad y la tenencia de la víctima de iniciales A. V. A. P., lo que la vinculaba a
efectuar todas las acciones necesarias para protegerla de situaciones riesgosas que
pusieran en peligro su integridad. Tenía posición de garante, según lo dispuesto en el
artículo 418 del Código Civil y en el artículo 74 del Código de los Niños y Adolescentes.
Incumplió sus obligaciones. • No puso en conocimiento de las autoridades lo sucedido,
para que se inicie la investigación y se determine la responsabilidad penal del imputado
Hilder Rolán Ramírez Caballero.
4º. De los delitos omisivos, con énfasis en la omisión impropia Segundo. El artículo 13 del
Código Penal, modificado por la Ley número 26682, del once de noviembre de mil
novecientos noventa y seis, vigente en la data de los hechos delictivos, prevé como
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supuesto jurídico lo siguiente: El que omite impedir la realización del hecho punible será
sancionado: 1. Si tiene el deber jurídico de impedirlo o si crea un peligro inminente que
fuera propio para producirlo; 2. Si la omisión corresponde a la realización del tipo penal
mediante un hacer. La pena del omiso podrá ser atenuada. Las normas jurídicas son
prohibitivas o preceptivas. Con las primeras se impide una acción determinada y la
infracción jurídica consiste en su realización. En cambio, con las segundas se ordena un
comportamiento específico y la transgresión jurídica radica en su omisión. Los delitos
omisivos contravienen el segundo grupo de normas.
4º. De la aplicación del artículo 13 del Código Penal al caso concreto Octavo. Los hechos
declarados probados por los órganos jurisdiccionales sentenciadores son inmutables.
Rige el principio de intangibilidad. Por ello, a partir de la línea fáctica de las sentencias
condenatorias de primera y segunda instancia y de los aspectos doctrinales consignados
anteriormente, se establece jurídicamente lo siguiente: 8.1. El resultado típico es un hecho
incontrovertible, de acuerdo con las conclusiones de los exámenes periciales. Asimismo,
se trata de un delito común, cuyo sujeto activo no requiere de una cualificación especial.
8.2. Está acreditado que la procesada ERNESTINA JUANA PORRAS CARHUAMACA era
la madre de la menor de las iniciales A. V. A. P. y ejercía su patria potestad. Por ello, la
primera estaba compelida jurídica y legalmente a desplegar asistencia, protección y
resguardo sobre la segunda, de acuerdo con el artículo 418 del Código Civil y el artículo
74 del Código de los Niños y Adolescentes. En mérito al “interés superior del niño”, tuvo
que velar por la formación integral de la mencionada víctima, lo que abarcaba
indefectiblemente el cuidado de su sexualidad. La obligación de actuar de la encausada
ERNESTINA JUANA PORRAS CARHUAMACA no solo se deriva de la relación materno-
filial con la víctima de iniciales A. V. A. P., sino también del hecho de que, en el hogar que
compartían, junto al imputado Hilder Rolán Ramírez Caballero, era la única persona
adulta que tenía las condiciones y la suficiente aptitud para neutralizar con eficacia la
fuente de peligro que para el libre desarrollo de su personalidad, en general, y para su
indemnidad sexual, en particular, representaba el mencionado procesado. Entonces, de
manera válida cabe formularse la siguiente pregunta: ¿si no fuese ella, quién más podía
haber impedido los hechos ilícitos? Se determinó que en sus testificales existieron
contradicciones: mientras primigeniamente admitió haber tenido conocimiento de los actos
sexuales, ulteriormente se rectificó y precisó que solo fueron tocamientos.
5º. DECISIÓN Por estos fundamentos, los señores jueces integrantes de la Sala Penal
Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República: I. Declararon INFUNDADO
el recurso de casación interpuesto por la encausada ERNESTINA JUANA PORRAS
CARHUAMACA contra la sentencia de vista de fojas trescientos veintiuno, del cinco de
abril de dos mil dieciocho, emitida por la Sala de Apelaciones y Liquidadora de Huancayo
de la Corte Superior de Justicia de Junín, que confirmó la sentencia de primera instancia
de fojas ciento sesenta y cinco, del doce de septiembre de dos mil diecisiete, que la
condenó como autora por omisión impropia o comisión por omisión del delito contra la
libertad-violación sexual, en agravio de la menor identificada con las iniciales A. V. A. P., y
la revocó en cuanto le impuso cuatro años de pena privativa de libertad; y, reformándola,
le impuso ocho años de privación de libertad; con lo demás que contiene. En
consecuencia, NO CASARON la sentencia de vista de fojas trescientos veintiuno, del
cinco de abril de dos mil dieciocho II. CONDENARON a la procesada ERNESTINA
JUANA PORRAS CARHUAMACA al pago de las costas procesales correspondientes, que
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será exigido por el juez de investigación preparatoria competente. III. DISPUSIERON que
la presente sentencia se lea en audiencia privada, se notifique a las partes apersonadas a
esta Sede Suprema y se publique en la página web del Poder Judicial. IV. MANDARON
que cumplidos estos trámites, se devuelvan los actuados al órgano jurisdiccional de
origen y se archive el cuaderno de casación en esta Sala Penal Suprema. Hágase saber.
III. COMENTARIO DEL GRUPO
6º. Los delitos de omisión se clasifican en propios e impropios. Los primeros son aquellos
cuyo comportamiento se agota en la no realización de una acción exigida por ley y son
aplicables a todo ciudadano en determinadas circunstancias. Ejemplo de ello es la
omisión de auxiliar a un herido (art. 127 del Código Penal). Los segundos, corresponden a
los “garantes” pues tienen un deber de evitar determinado resultado. Este último al
infringir dicho deber es responsabilizado por el resultado sobrevenido. Este tipo penal se
encuentra regulado en el artículo 13 del Código Penal. Conforme a la casación N° 725-
2018 de la Corte Suprema de Justicia del Perú, la omisión impropia, o también llamada
comisión por omisión, se sustenta en un deber especial que no se encuentra tipificado
expresamente en el Código Penal, por lo que se origina en una norma extrapenal.
Asimismo, esta Sede Suprema a través del recurso de nulidad N° 2403-2015-Puno, ha
resuelto que el elemento central de la omisión impropia es la posición de garante. Por ello,
cabe preguntarse qué se entiende respecto a ese punto. 
Francisco Valdez define la posición de garante como “la ubicación del agente en la
sociedad y la activación de un deber determinado conforme al contexto de interacción, el
cual lo obliga tanto a ´hacer´ como ´omitir´ conductas que eviten el resultado lesivo”. En
otras palabras, es la situación en la que cierto sujeto tiene el deber jurídico concreto de
obrar u omitir obrar para con ello imposibilitar la realización de un resultado típico que es
evitable.
En la comisión por omisión, el deber del garante se concretiza en tres tipos de acuerdo a
su contenido: (i) deberes de aseguramiento, los cuales refieren a la responsabilidad que
tiene un agente, al tener a su cargo una fuente de peligro, de que esta no ocasione
lesiones a los demás; (ii) deberes de salvamento, que aluden a cuando de la organización
de quien tiene la posición de garante, ha salido un peligro que puede dañar a un tercero,
razón por la cual el garante debe de retrotraerse el peligro causado; y (iii) deberes de
asunción, en los cuales el garante por voluntad propia ha asumido una obligación de la
cual no se puede desatender, lo que genera una expectativa de protección de la víctima
que impide la prestación que pudo haber recibido de otra parte. 

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