4.
Discriminación de precios
DISCRIMINACIÓN DE PRECIOS
La discriminación de precios se da en aquellos mercados en los que las empresas tienen un cierto
grado de poder de mercado (medido mediante el índice de Lerner o conocido también como regla de
la elasticidad inversa) esta práctica de discriminar precios, le permite a la empresa poder obtener
ganancias superiores a las que obtendría si fijara un precio único, debido a que la discriminación le
permite fijar un precio diferente, para cada valoración social de los consumidores, con lo cual se
puede acaparar una mayor cantidad del mercado.
La discriminación de precios le permite al monopolista obtener beneficios mayores que el de un
monopolista de un solo precio, esto debido a que el monopolista discriminador se adueña de parte del
excedente del consumidor, convirtiéndolo en ganancias, debido que, al discriminar, busca cobrar el
precio más alto (máxima valoración) a cada consumidor (dependiendo del grado de información con
el que se cuente).
Una definición muy corta y precisa es la que nos da Varian en su libro de Microeconomía Intermedia:
“La venta de diferentes unidades a precios distintos se denomina discriminación de precios”
Para que una empresa pueda aplicar la discriminación de precios se deben cumplir tres supuestos
importantes:
Para que la empresa pueda discriminar precios, esta debe gozar de un cierto grado de poder
de mercado, lo cual le permitirá fijar un precio por encima del costo marginal, pues de lo
contrario nos encontraríamos bajo un modelo de competencia perfecta, donde el precio y la
cantidad de producción estarían fijados por el mercado.
La empresa conoce (o puede inferir de alguna manera) cuál es la valoración del consumidor
respecto al producto, lo que le permite fijar el mayor nivel de precios posible.
Para que se cumpla la discriminación de precios se debe cumplir el supuesto de no arbitraje
(no reventa) pues de otro modo no se podría cumplir la discriminación ya que al haber
posibilidad de reventa, los consumidores que adquieren el producto a un precio menor (baja
valoración) podrían revenderlo a un precio superior a aquellas personas que valoran mucho
más que ellos el producto, con lo cual tendríamos que restringir el análisis a un esquema de
monopolista de precio único, pues de otra manera el monopolista no podría obtener los
beneficios extraordinarios que le otorga la discriminación de precios.
El último supuesto es bastante fuerte y en la realidad se tienen muchas maneras de poder evitar la
reventa o arbitraje, dentro de las cuales tenemos:
o Servicios: Los servicios son bienes intangibles que no se pueden revender, y es una de las
maneras más comunes de poder evitar la reventa.
o Garantías: Un fabricante puede poner cláusulas en la venta de un producto respecto a su
garantía ofrecida. Una de las formas es validando la garantía por el producto únicamente al
primer comprador.
o Adulteración: Un fabricante puede ofrecer un mismo producto, pero con diferentes funciones
de acuerdo al uso que se le va a dar. Puede variar de acuerdo al uso, sea este doméstico o
empresarial.
o Costos de transacción: Otra de las formas de restringir la reventa es cuando dicha reventa se
convierte en algo costoso o engorroso de realizar. Por ejemplo, cuando una persona es
poseedora de una tarjeta de crédito y por dicha tarjeta goza de privilegios y beneficios. Sería
muy difícil que el titular pueda alquilar dicha tarjeta para que sea usada por un tercero.
o Integración vertical: Cuando una empresa se integra verticalmente con un cliente que paga el
precio más bajo puede corregir el problema de reventa.
En la teoría de la discriminación de precios los economistas distinguen entre tres tipos de
discriminación, las cuales se denominan:
Discriminación de precios de primer grado (discriminación perfecta)
Discriminación de precios de segundo grado (discriminación por autoselección)
Discriminación de precios de tercer grado (discriminación por grupos)
A continuación, analizaremos cada uno de los tipos de discriminación:
Discriminación de precios de primer grado (perfecta)
La discriminación de primer grado se da cuando la empresa conoce perfectamente cuál es la
disposición a pagar de cada consumidor, por lo tanto, es capaz de cobrarle a cada uno de ellos el
precio máximo que están dispuestos a pagar, extrayendo todo el excedente del consumidor
convirtiéndolo en beneficios económicos. Una manera gráfica de poder ver este ejemplo es el
siguiente:
CONSUMIDOR 1 CONSUMIDOR 2 CONSUMIDOR 3
Disposición Disposición
Disposición
a pagar a pagar
a pagar
Cantidad Cantidad Cantidad
Donde:
: Curva de demanda
: Curva de costo marginal
: Excedente del productor
En las gráficas anteriores tenemos tres tipos de consumidores, con diferentes disposiciones a pagar
(diferentes valoraciones del producto). Cuando la empresa puede discriminar precios en primer grado,
es capaz de cobrarle a cada consumidor el precio máximo que está dispuesto a pagar por cada unidad
del bien. Para el caso de una demanda de mercado se puede llegar a producir incluso en el punto
donde la demanda se iguala al costo marginal (modelo competitivo) adueñándose de esta manera de
todo el excedente del consumidor y convirtiéndolo en beneficios económicos (excedente del
productor), generando de esta manera una situación de eficiencia social en el mercado.
De manera general podemos expresar gráfica y matemáticamente el caso de un monopolista que
discrimina precios en primer grado. Para ello asumimos una función de demanda de mercado, donde
interactúan diferentes tipos de consumidores, lo cual se ve reflejado en la siguiente gráfica.
𝐶 ′ (𝑞)
𝐵
𝑝𝑚 𝐵
𝑝𝑐𝑝 𝐶
𝐴
𝑝(𝑞)
Ingreso marginal
𝑞𝑚 𝑞𝑐𝑝 𝑞
Gráfico N° 4.1: Discriminación de primer grado
Para nuestro análisis definimos la función de demanda inversa de la forma: 𝑝 = 𝐷(𝑞) = 𝑝(𝑞) donde
el monopolista, para maximizar sus ganancias, buscará la mayor diferencia posible entre el área
debajo de la curva de demanda y encima del costo marginal. Por lo tanto, matemáticamente
estaríamos ante el siguiente problema de maximización:
𝑞 𝑐𝑝
𝑀𝑎𝑥 ∫ [𝑝(𝑞) − 𝐶 ′ (𝑞)]𝑑𝑞
0
De la condición de primer orden se obtiene que:
𝑝(𝑞𝑐𝑝 ) = 𝐶 ′ (𝑞𝑐𝑝 )
Esta igualdad nos dice que el monopolista que discrimina precios en primer grado, maximizará sus
ganancias cuando el precio que cobra por la última unidad producida es igual a su costo marginal,
condición de competencia perfecta, sin embargo, la diferencia entre estos dos mercados es que en
competencia perfecta todos los consumidores pagan el mismo precio, sin embargo en el mercado
donde el monopolista discrimina precios, este precio es pagado por el individuo cuya valoración
asciende a ese nivel. Además, en los mercados competitivos, debido a que el precio es igual para
todos, se llega a un panorama de eficiencia social (al igual que en el monopolista discriminador de
precios) pero con la diferencia de que, en este mercado, el monopolista se adueña de todo el excedente
social.
Diferencia entre monopolista discriminador de precios en primer grado y monopolista de un solo
precio.
Según lo observado en el gráfico precedente, podemos notar que cuando el monopolista no discrimina
precios, cobraría en el nivel donde el ingreso marginal se iguala al costo marginal (𝑝𝑚 ) produciendo
una cantidad menor a la que produciría si discriminara precios (𝑞𝑚 < 𝑞𝑐𝑝 ) esta situación de da debido
a que el monopolista de un solo precio, para poder producir una cantidad mayor a 𝑞𝑚 se ve obligado
a reducir su margen de ganancia, debido a que producciones mayores a 𝑞𝑚 equivale a precios menores
a 𝑝 𝑚 , esta es la razón por la cual el monopolista decide producir únicamente en el nivel donde su
ingreso marginal se igual al costo marginal, y debido a ello es que se genera una pérdida de eficiencia
social (área: 𝐶), esto por supuesto bajo el supuesto de que el monopolista de un solo precio no conoce
cuál es la valoración del producto que tiene cada consumidor.
En lo que respecta al monopolista discriminador de precios, como dicho monopolista conoce
exactamente cuál es la disposición a pagar de cada consumidor (valoración del producto) puede cobrar
desde la máxima valoración hasta la mínima, acaparando de esta manera la totalidad del mercado,
hasta donde su capacidad de producción le permite (𝑝 = 𝐶 ′ ), generando de esta manera beneficios
extraordinarios, mayores a los del monopolista de un solo precio, donde en primera instancia podemos
observar que la pérdida de eficiencia social que generaba el monopolista de un solo precio, viene a
formar parte del excedente del productor, de igual manera el monopolista discriminador de precios,
se adueña del excedente del consumidor (área: 𝐵) el cual existía en el monopolista de un solo precio,
y es absorbido por el monopolista discriminador de precios, convirtiéndolo también en excedente del
productor. Por lo tanto, podemos ver la diferencia (de acuerdo a las ganancias) entre ambos tipos de
monopolistas:
Tipo de monopolista Excedente
De un solo precio 𝐴
Discriminador de precios de primer grado 𝐴+𝐵+𝐶 + +
Tarifa en dos partes
Otro de los casos que se puede dar para un monopolista discriminador de precios es cuando dicho
monopolista puede discriminar precios en primer grado y además puede cobrar una tarifa en dos
partes, podemos definir esta tarifa de la siguiente manera:
𝑇 𝑖 = 𝑝𝑐𝑝 + (𝑣𝑖 − 𝑝𝑐𝑝 )
Donde:
𝑇𝑖 : Tarifa en dos partes para el consumidor 𝑖
𝑝𝑐𝑝 : Precio en competencia perfecta
𝑣𝑖 : Valoración del bien (precio de reserva)
(𝑣𝑖 − 𝑝𝑐𝑝 ) : Excedente del consumidor (𝐸𝑥𝐶 𝑖 )
Esta igualdad nos muestra que cuando el monopolista discriminador de precios opta por una tarifa en
dos partes, por cada una de las unidades vendidas, el monopolista le cobrará al consumidor un precio
igual al de competencia perfecta 𝑝𝑐𝑝 más un derecho adicional igual al excedente del consumidor.
Generalizando podríamos decir que cuando un consumidor adquiere más de una unidad, el
monopolista le cobrará una tarifa de la siguiente forma:
𝑇 𝑖 = 𝑝 𝑐𝑝 𝑞𝑖 + 𝐸𝑥𝐶 𝑖
Donde 𝑞𝑖 representa la cantidad consumida por el consumidor "𝑖".
Para un caso específico de dos consumidores podríamos tener el siguiente panorama.
𝑁
𝑀
𝑝𝑐𝑝 𝐶 ′ (𝑞)
𝐷2 𝐷1
𝑞2 𝑞1 𝑞
Gráfico N° 4.2: Discriminación de primer grado para dos consumidores
Según la tarifa en dos partes generalizada tenemos que:
𝑇 𝑖 = 𝑝𝑐𝑝 𝑞𝑖 + 𝐸𝑥𝐶 𝑖 , ∀𝑖 = 1,2
Donde los excedentes de cada consumidor serían:
𝐸𝑥𝐶 1 = 𝑀 + 𝑁 : Excedente del consumidor 1
𝐸𝑥𝐶 2 = 𝑀 : Excedente del consumidor 2
Ejemplo de tarifa en dos partes: La tarifa en dos partes se da en las empresas donde se producen
bienes complementarios y tiene el poder monopólico sobre ambos. Por ejemplo las empresas que
ofrecen paquetes de diversión en los cuales cobra tanto la entrada al lugar como la entrada para cada
juego, donde 𝑃 representaría el precio de la entrada al lugar, 𝑄 el número de personas que van al lugar
y 𝑍 lo que gastan las personas en el uso de los juegos. Por lo tanto la tarifa en dos partes sería:
𝑇 = 𝑃𝑄 + 𝑍
Discriminación de precios de segundo grado (autoselección)
La discriminación de precios de segundo grado es también conocida como fijación no lineal de
precios, esto debido a que el precio por unidad de producción no es constante, ya que dicho precio
depende de la cantidad comprada. En este tipo de discriminación, el productor conoce que existen
consumidores que tienen una alta valoración por el producto y que existen otros que tienen una baja
valoración por el producto, el problema radica en que el productor no conoce cuál es cual y para poder
corregir este problema de información se verá forzado a ofrecer incentivos para que dichos
consumidores se autoseleccionen y den a conocer de qué tipo son, si están dentro de los que valoran
mucho el producto o dentro de los que valoran poco el producto.
Para la discriminación de precios de segundo grado, vamos a distinguir dos tipos:
Discriminación por cantidad
Discriminación por calidad
A continuación, analizaremos la discriminación por cantidad.
Discriminación por cantidad:
Como ya mencionamos líneas arriba, el productor o monopolista, conoce que en el mercado existen
dos tipos de consumidores (o grupos de ellos) uno con una alta valoración del producto y otro con
una baja valoración. Para ello definiremos las funciones de demanda de la siguiente manera:
𝐷𝐴 : Demanda con una valoración alta del producto.
𝐷𝐵 : Demanda con una valoración baja del producto.
Por lo que nuestra gráfica sería de la siguiente manera:
𝐵
𝐴
𝐶
𝑐 𝐶 ′ (𝑞)
𝐷𝐵 𝐷𝐴
𝑞𝐵 𝑞𝐴 𝑞
Gráfico N° 4.3: Discriminación de segundo grado para dos consumidores
Para este modelo asumimos una función de costo marginal constante e igual a “𝑐”, bajo este panorama
si el monopolista podría discriminar precios en primer grado, la tarifa en dos partes que aplicaría
sería:
Consumidores con alta valoración del producto : 𝑇 𝐴 = 𝑐𝑞 𝐴 + (𝐴 + 𝐵 + 𝐶 )
Consumidores con baja valoración del producto : 𝑇 𝐵 = 𝑐𝑞𝐵 + 𝐴
Sin embargo como se dijo anteriormente, el monopolista no conoce cuál de los consumidores tiene
una alta valoración del producto y cual una baja, lo cual es muy común en el mundo real, y además
se presenta el problema de que los consumidores que tienen una mayor valoración por el producto
tienen fuertes incentivos para comportarse como un consumidor con una baja valoración, debido que
al hacerlo, si bien es cierto, van a obtener una cantidad menor del producto (𝑞𝐵 < 𝑞 𝐴 ), pero gozarán
de un beneficio que es el excedente del consumidor, (área del trapecio 𝐵).
Según lo visto en el apartado anterior, el monopolista necesita ofrecerle un incentivo al consumidor
con alta valoración para que este mismo se autoseleccione y elija el nivel 𝑞 𝐴 , para ello el monopolista
deberá restringir la tarifa (conocida también como cuota fija) de tal manera que el consumidor pueda
obtener 𝐵 como excedente, y consumir en una cantidad mayor a la que consumiría si se comportara
como un consumidor con baja valoración. Por lo tanto, el sistema de tarifas en dos partes que el
monopolista debería plantearse para maximizar sus beneficios sería:
Consumidores con alta valoración del producto : 𝑇 𝐴 = 𝑐𝑞 𝐴 + (𝐴 + 𝐶 )
Consumidores con baja valoración del producto : 𝑇 𝐵 = 𝑐𝑞𝐵 + 𝐴
Con este sistema de tarifas en dos partes los consumidores se van a autoseleccionar, revelando la
valoración que tienen cada uno de ellos respecto al producto.
A manera de comparación podríamos ver cómo sería si el monopolista no ofrece el incentivo a los
consumidores para que se autoseleccionen y podemos ver también la variación en los beneficios que
tendría dicho monopolista:
Valoración del Beneficios del
Tarifa en dos partes Cuota fija
producto productor
Ofrece Alta valoración 𝑇 𝐴 = 𝑐𝑞 𝐴 + (𝐴 + 𝐶 ) 𝐴+𝐶
𝐵 𝐵
2𝐴 + 𝐶
incentivos Baja valoración 𝑇 = 𝑐𝑞 + 𝐴 𝐴
No ofrece Alta valoración 𝑇 𝐴 = 𝑐𝑞𝐵 + 𝐴 𝐴
2𝐴
incentivos Baja valoración 𝑇 𝐵 = 𝑐𝑞𝐵 + 𝐴 𝐴
Pero qué pasaría si el monopolista decidiera aumentar aún más sus ganancias incrementando el precio
marginal y disminuyendo por ende la cuota fija a los consumidores con una baja valoración del
producto. Para ello analizaremos mediante otro grafico las variaciones de los beneficios del
monopolista en función a variaciones en los precios.
A continuación, tendremos dos gráficos iguales, pero con diferentes niveles de precios
𝑝
𝐵
𝐴
𝑐 𝐶 𝐶 ′ (𝑞)
𝐷𝐴
𝐷𝐵
𝑞𝐵 𝑞 𝐴 𝑞
Gráfico N° 4.4: Discriminación de segundo grado para dos consumidores
𝐻
𝐼 𝐺
𝑝1𝐵
𝑐
𝐷 𝐸 𝐸𝐹 𝐶 ′ (𝑞)
𝐷𝐴
𝐷𝐵
𝑞1𝐵 𝑞0𝐵 𝑞 𝐴 𝑞
Gráfico N° 4.5: Discriminación de segundo grado para dos consumidores con maximización de beneficios
El primer gráfico hace referencia al apartado anterior donde el monopolista fija el precio en el nivel
del costo marginal “𝑐”, en el caso del segundo gráfico podemos analizar cuando el monopolista decide
fijar un precio superior al de su costo marginal para obtener beneficios aún mayores que el
monopolista que fija su precio en “𝑐”.
Cuando el monopolista fija el precio en 𝑝1, bajo este precio, la cantidad demandada de los
consumidores con baja valoración se reduce a 𝑞1𝐵 , las ganancias del monopolista se reducirían en 𝐸
por los consumidores de baja valoración, pero se incrementarían en 𝐸 + 𝐺 por los consumidores de
alta valoración, debido a que en ese nivel de precios y de cantidad demandada, los consumidores con
alta valoración verán reducido su excedente y por ende perderán el trapecio 𝐸 + 𝐺.
Si seguimos aumentando el precio podemos llegar a un precio 𝑝∗ , donde asumimos por conveniencia
que las áreas de lo que se pierde y se gana por los consumidores de baja y alta valoración
,respectivamente, son iguales, por lo tanto podemos decir que este nivel de precios es el más alto
donde el monopolista alcanza el mayor beneficio posible.
Discriminación por calidad
En el apartado anterior hemos visto como el monopolista puede restringir el nivel de consumo de los
consumidores que tienen una valoración alta del producto de tal manera que puede llegar el punto
donde al consumidor con alta valoración no le conviene consumir en un nivel tan bajo que debe
aceptar la reducción de su excedente del consumidor. En lo que respecta a la discriminación por
calidad el monopolista va a buscar restringir al consumidor con mayor valoración buscando relacionar
precio y calidad. Un ejemplo de ello es cuando las empresas de aviación ofrecen paquetes diferentes
los cuales se caracterizan por tener un servicio diferenciado para cada paquete. O las salas de cine en
las que se ofrecen precios diferentes por una misma película, diferenciándose en la atención
personalizada o en la mejor calidad de las butacas, entre otras.
Discriminación de precios de tercer grado (discriminación por grupos)
A diferencia de la discriminación de primer y segundo grado, en la discriminación de tercer grado el
monopolista cuenta con menos información de la valoración de los consumidores respecto al bien o
servicio que se vende.
En este tipo de discriminación, el método que aplica el monopolista es dividir (segmentar) a los
consumidores en grupos bajo ciertas características como, por ejemplo: edad, sexo, ubicación
geográfica, etc. Una vez segmentados, el monopolista se comporta como si fuera de precio único en
cada uno de los grupos.
La regla de elasticidad inversa
Si asumimos dos mercados 1 y 2, y además que el monopolista abastece a todos los mercados con
una sola planta de producción, la regla de elasticidad inversa nos plantea que:
𝑝𝑖 − 𝐶 ′ (𝑞) 1
= 𝐷 , ∀𝑖 = 1,2
𝑝𝑖 𝜀𝑖
Despejando tenemos:
𝐶 ′ (𝑞)
𝑝𝑖 = , ∀𝑖 = 1,2
1
(1 − 𝐷 )
𝜀𝑖
Dados los dos grupos de consumidores, podemos expresar el ratio de precios entre estos dos grupos
de la forma:
𝐶 ′ (𝑞)
1
(1 − 𝐷 )
𝑝1 𝜀1
= ′ (𝑞 )
𝑝2 𝐶
1
(1 − 𝐷 )
𝜀2
Despejando tenemos:
1
1− 𝐷
𝑝1 𝜀2
=
𝑝2 1 − 1
𝜀1𝐷
Este ratio de precios nos muestra que el monopolista fijará un precio más alto al segmento que tiene
una demanda menos elástica y viceversa.
Aspectos del bienestar
Dadas las condiciones de la discriminación de tercer grado, tenemos que los consumidores con una
demanda más elástica estarán felices pues el monopolista les cobrará un precio menor que a los
consumidores con una demanda menos elástica. Resulta interesante entonces preguntarse si este tipo
de discriminación resulta beneficioso o no a nivel de la sociedad.
Siguiendo a Tirole, para calcular el cambio en el bienestar vamos a suponer rendimientos constantes
a escala: 𝐶 (∑𝑖 𝑞𝑖 ) = 𝑐 (∑𝑖 𝑞𝑖 ).
Bajo discriminación, el monopolista carga 𝑝𝑖 en el mercado 𝑖. La demanda es 𝑞𝑖 = 𝐷𝑖 (𝑝𝑖 ). El
excedente del consumidor neto agregado es ∑𝑖 𝑆𝑖 (𝑝𝑖 ), y el beneficio de la empresa es ∑𝑖(𝑝𝑖 − 𝑐)𝑞𝑖 .
Supongamos ahora que la discriminación está prohibida. El monopolista carga un precio uniforme 𝑝
y vende 𝑞𝑖 = 𝐷𝑖 (𝑝) en el mercado 𝑖. El beneficio es ∑𝑖(𝑝 − 𝑐)𝑞𝑖 y el excedente del consumidor es
∑𝑖 𝑆𝑖 (𝑝). Sea ∆𝑞𝑖 ≡ 𝑞𝑖 − 𝑞𝑖 .
La diferencia en el bienestar total entre las situaciones con y sin discriminación es igual a la diferencia
en el excedente más la diferencia en los beneficios:
∆𝑊 = (∑[𝑆𝑖 (𝑝𝑖 ) − 𝑆𝑖 (𝑝)]) + (∑(𝑝𝑖 − 𝑐)𝑞𝑖 − ∑(𝑝 − 𝑐)𝑞𝑖 )
𝑖 𝑖 𝑖
Si calculamos un límite superior y un límite inferior para ∆𝑊. Utilizamos el hecho de que la función
del excedente neto es convexa respecto al precio de mercado. (Observemos que la derivada del
excedente neto respecto al precio es igual a menos la demanda, y que la curva de demanda tiene
pendiente negativa: 𝑆 ′ (𝑝) = −𝐷(𝑝) implica 𝑆 ′′ (𝑝) = −𝐷′ (𝑝 ) > 0)
Una propiedad conocida de una función convexa es que está siempre por encima de sus tangentes,
entonces:
𝑆𝑖 (𝑝𝑖 ) − 𝑆𝑖 (𝑝 ) ≥ 𝑆𝑖 (𝑝)(𝑝𝑖 − 𝑝)
Haciendo uso de esta desigualdad y del hecho que 𝑆𝑖 (𝑝) = −𝐷𝑖 (𝑝), obtenemos
∆𝑊 ≥ ∑(𝑝𝑖 − 𝑐)∆𝑞𝑖
𝑖
De forma similar, tenemos
𝑆𝑖 (𝑝) − 𝑆𝑖 (𝑝𝑖 ) ≥ 𝑆𝑖 (𝑝𝑖 )(𝑝 − 𝑝𝑖 )
Con lo cual
∆𝑊 ≤ (𝑝 − 𝑐) (∑ ∆𝑞𝑖 )
𝑖
*Según Fernandez: La discriminación de precios tiene un efecto favorable sobre el bienestar de la
sociedad en su conjunto en la medida en que permite incrementar el consumo total del bien o servicio
en cuestión.
**Según Tirole: La discriminación de precios reduce el nivel de bienestar si no hace aumentar el
output total. La discriminación de precios hace que las relaciones marginales de sustitución difieran
entre los consumidores, y es por tanto socialmente inferior a la elección de precios uniformes si el
objetivo es la discriminación de una determinada cantidad del bien entre ellos. Así pues, una
condición necesaria para que la discriminación de precios sea preferida socialmente es que aumente
el nivel de output (es decir, que reduzca la distorsión originada tradicionalmente por la elección de
precios de monopolio).
***Según Pepall, Richards y Norman: Una condición necesaria para que la discriminación de
precios de tercer grado mejore el bienestar es que incremente la producción total.
Discriminación de tercer grado y elasticidad de demanda
El propósito de la discriminación de tercer grado es aprovechar las diferentes elasticidades de los
grupos de demandantes, para lo cual, se tiene que, cuando los grupos segmentados por el
discriminador de tercer grado tienen la misma elasticidad de demanda, al monopolista le conviene
comportarse como monopolio de precio único, pues la discriminación de tercer grado, en este caso,
no le generará mayores beneficios que cuando se comporta bajo los parámetros de un monopolista de
precio único. Para representar esta afirmación vamos a considerar el caso planteado por Tirole en su
libro de “Organización Industrial”:
Asumimos un caso particular donde la curva de demanda en el mercado 𝑖 es 𝑞𝑖 = 𝑎𝑖 − 𝑏𝑖 𝑝.
Suponemos además que 𝑎𝑖 > 𝑐𝑏𝑖 , ∀𝑖 donde 𝑐 es el costo marginal que se asume es constante.
Si el monopolista discrimina precios en tercer grado, cargará un precio 𝑝𝑖 para el mercado 𝑖.
El monopolista buscará maximizar su beneficio de la forma: (𝑝𝑖 − 𝑐)(𝑎𝑖 − 𝑏𝑖 𝑝𝑖 )
Si el monopolista no puede discriminar precios y actúa como monopolista de precio único,
cargará un precio uniforme 𝑝 en todos los mercados. El monopolista buscará maximizar su
beneficio de la forma: (𝑝 − 𝑐)(∑𝑖 𝑎𝑖 − (∑𝑖 𝑏𝑖 )𝑝)
Maximizando los beneficios en ambos casos llegamos a:
∑ ∆𝑞𝑖 = 0
𝑖
Donde: ∑𝑖 ∆𝑞𝑖 = ∑𝑖 𝑞𝑖 − ∑𝑖 𝑞𝑖 , por lo que el resultado implica:
∑ 𝑞𝑖 = ∑ 𝑞𝑖
𝑖 𝑖
El resultado hallado nos muestra que, la producción total bajo discriminación de tercer grado y
monopolio de precio único van a ser las mismas, al determinar el precio bajo discriminación y
monopolio de precio único vamos a tener que:
𝑝𝑖 = 𝑝
Lo cual implica que, el precio fijado por el discriminador de tercer grado es igual al precio fijado por
el monopolista de precio único, por lo tanto, ante un precio igual, manteniendo las mismas cantidades
de producción y con un costo marginal constante 𝑐 se puede concluir que, el beneficio en ambos casos
cumplirá con la condición:
𝜋𝑖 = 𝜋
Lo cual nos dice que, el beneficio total bajo discriminación de tercer grado es igual al beneficio bajo
monopolio de precio único.
Este resultado se explica por el hecho de que estamos ante un caso particular de las funciones de
demanda y el costo marginal
Las demandas son lineales
Tienen el mismo intercepto en el eje de los precios
El costo marginal es constante
Cuando se cumplen estas tres condiciones, la elasticidad de demanda, en el rango relevante de
producción del monopolista, es el mismo bajo discriminación de tercer grado que bajo monopolio de
precio único, por lo que, no tiene caso aplicar la discriminación de precios pues el resultado será el
mismo que el que se obtendría bajo monopolio de precio único, esto por el hecho de que las
elasticidades son las mismas y por ende, el resultado será también el mismo en ambos casos.
Conclusión
Se ha mostrado a un monopolista el cual permite generar mayores beneficios que el monopolista de
un solo precio, esto debido al poder que tiene el discriminador, el cual, va mucho más allá del poder
que tiene el de un solo precio, pues el discriminador puede deducir de algún modo, la disponibilidad
a pagar de los consumidores, con lo cual, es capaz de extraer parte del excedente del consumidor para
transformarlo en beneficio.
Hasta aquí hemos analizado a la empresa la cual no tiene competidores cercanos, sin embargo, existe
otro gran grupo de empresas conocidas como “oligopolios” los cuales, también gozan de poder de
mercado, pero bajo la condición de tener competencia. Analizamos este tipo de empresas en el
siguiente apartado.