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Siglo XIX - Tema 6 - Guerra Colonial y Crisis Del 1898

Este documento resume la guerra colonial y crisis del 98 en España. Brevemente describe el contexto histórico y características del imperio colonial español en Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Explica los orígenes del conflicto con los movimientos independentistas y la intervención de Estados Unidos, lo que llevó a la guerra hispano-estadounidense en 1898, resultando en la derrota española y pérdida de sus últimas colonias.

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Siglo XIX - Tema 6 - Guerra Colonial y Crisis Del 1898

Este documento resume la guerra colonial y crisis del 98 en España. Brevemente describe el contexto histórico y características del imperio colonial español en Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Explica los orígenes del conflicto con los movimientos independentistas y la intervención de Estados Unidos, lo que llevó a la guerra hispano-estadounidense en 1898, resultando en la derrota española y pérdida de sus últimas colonias.

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Guerra colonial y crisis del 1898 

1. Introducción  
2. Contexto histórico  
3. Características del Imperio colonial español  
4. Guerra y derrota  
4.1. Los orígenes del conflicto  
4.2. El camino hacia la guerra  
4.3. La Guerra  
5. Las consecuencias del desastre: La crisis del 98  

1. Introducción
Durante el último tercio del siglo XIX, España sufrió la pérdida de los últimos residuos de su viejo
imperio colonial frente al empuje irresistible del nuevo imperialismo norteamericano. La
pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, significó un durísimo golpe para la opinión
pública española que dará lugar a la llamada crisis del 98.

2. Contexto histórico
La situación de España a lo largo de dicho periodo estará caracterizada por una ​grave
crisis económica ​que condicionará una ​inestabilidad política y social ​generando la propia
caída de Isabel II (La Gloriosa 1868), y que se extenderá durante el Sexenio Democrático
(1968-1874). A partir de la Restauración borbónica la situación mejorará de forma notable,
ya que el sistema canovista (junto con una época de bonanza económica) dotará a nuestro país
de una aparente estabilidad que entrará en crisis a partir del año de 1898 con la pérdida de
dichas colonias.

Antes de analizar las causas que provocaron el conflicto, es esencial conocer los aspectos
característicos de esas colonias que sacudirán a España a finales de siglo.

3. Características del Imperio colonial español


Los restos del imperio colonial español, tras la pérdida de América continental a comienzos del
siglo XIX, consistían en las dos grandes islas del Caribe, ​Cuba ​y ​Puerto Rico​, las ​islas Filipinas
en el Pacífico Occidental, y un conjunto de islotes y pequeños archipiélagos dispersos por este
océano.

La situación de Cuba y Puerto Rico presentaba unos rasgos coloniales muy peculiares;
ambas islas, situadas en las cercanías de los Estados Unidos, tenían una vida económica
basada en la agricultura de ​exportación​, con el ​azúcar de caña ​y el ​tabaco ​como
principales productos. Desde hacía bastante tiempo, Cuba había dejado de depender
económicamente de España, ya que más del 90% de la producción de azúcar y tabaco se
exportaba a ​Estados Unidos​, en cambio los ​fuertes aranceles ​aduaneros impuestos por España
obligaban a los cubanos a comprar las carísimas harinas castellanas y los textiles catalanes.
Esta situación sólo beneficiaba a los burócratas, comerciantes y azucareros españoles
residentes en la isla que se negaban a admitir ningún tipo de autonomía.
En el archipiélago de Filipinas, en cambio, la ​población española era escasa​, y los
capitales invertidos no eran importantes. Durante tres siglos, la soberanía se había mantenido
gracias a una ​fuerza militar​, no muy amplia, y la presencia de varias órdenes religiosas. La
relación entre la metrópoli y el archipiélago se había centrado, sobre todo, en la
explotación de recursos agrarios monopolizados por la ​Compañía de Tabacos de Filipinas ​y
en la presencia de clérigos y misioneros.

4. Guerra y derrota
4.1 Los orígenes del conflicto

En 1868 comenzaron en Cuba los movimientos autonomistas, cuando se produjo una subleva
ción popular dirigida por Manuel Céspedes (​grito de Yara)​ , que dio comienzo a la ​lucha por la
abolición de la esclavitud ​en las plantaciones y en los ingenios azucareros, ​y por la autonomía
política​. En la insurrección influyó el ejemplo y el estímulo de Norteamérica, donde, tras
la guerra de Secesión, había sido abolida la esclavitud. Asimismo, el proyecto hegemónico
de Estados Unidos sobre el Caribe implicaba la expulsión de España de la zona.

La primera guerra de Cuba ​concluyó ​con la firma de la ​Paz de Zanjón ​en 1878, en la que
se ​prometió una autonomía política y se planteaba la posibilidad de abolir definitivamente la
esclavitud​. Sin embargo, los gobernantes de la Restauración ​nunca llegaron a materializar
estas promesas​, por lo que estallaron nuevos movimientos insurreccionales en los años
siguientes, alentados por la población criolla y los intereses de Estados Unidos.

4.2 El camino hacia la guerra

En 1892 ​José Martí ​fundó el ​Partido Revolucionario Cubano​, partidario de la independencia.


La propuesta de una nueva ley de autonomía para Cuba llegó tarde y en 1895, tras el “​grito de
Baire”​ , estalló de nuevo la insurrección dirigida por José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo.
Comenzó en la parte oriental de la isla, la más antiespañola, y sus dirigentes consiguieron
extender la guerra a la parte occidental de la isla, tradicionalmente menos rebelde.

Al año siguiente se inició también la lucha por la independencia en Filipinas, pero el ​levanta
miento filipino fue duramente reprimido ​y su principal dirigente, ​José Rizal​, acabó
siendo ​ejecutado ​por orden del gobernador español del archipiélago. Aun así, un nuevo
dirigente, ​Emilio Aguinaldo​, mantuvo la insurrección obligando al gobierno español a
enviar nuevos contingentes militares al mando del general Primo de Rivera.

El gobierno, presidido por ​Cánovas​, decidió aplicar, en Cuba, una ​política de


reconciliación​, enviando un ejército, al frente del cual se hallaba el general ​Martínez Campos​,
para negociar e impedir el avance de los sublevados. Pero la ​falta de éxitos militares ​decidió el
relevo de Martínez Campos por el general Valeriano ​Weyler ​en 1896. Éste aplicó una ​táctica de
guerra total​: creó las célebres “​trochas”​ , líneas de fortificación que dividieron la isla en tres
sectores aislados con el fin de dificultar el movimiento de las columnas insurgentes;
“​reconcentró”​ a la población campesina en los poblados, para impedir que prestaran ayuda
a los rebeldes; y destruyó las edificaciones e infraestructuras que pudieran servir a los
insurgentes.

Las medidas consiguieron reducir en gran medida las posiciones de los rebeldes, pero no
lograron doblegarlos. En cambio, la dificultad para proveer de alimentos y facilitar asistencia
médica, tanto al ejército como a los campesinos, trajo consigo una ​elevada mortalidad ​entre la
población civil y los soldados. Además, la guerra provocó la destrucción de ingenios, de
plantaciones y de numerosas vías férreas y la economía cubana se resintió notablemente. Todo
ello provocó que en la prensa estadounidense se iniciara una ​campaña contra la
presencia española ​en la isla.

Hasta ese momento, la guerra de Cuba era solamente un enfrentamiento entre las tropas
españolas y la guerrilla independentista. Pero la injerencia estadounidense fue en aumento, y las
campañas de prensa de ​Hearst ​y ​Pulitzer​, que pagaron los dueños de las compañías azucareras,
movilizaron a la opinión pública estadounidense en contra del colonialismo español y a favor de
la intervención norteamericana. En esta situación, el presidente Cleveland ofreció a Estados
Unidos como mediador en el conflicto y pidió la concesión de una amplia autonomía para Cuba.
Cánovas ​rechazó la propuesta y redactó un ​memorándum ​en el que se comprometía a ​conceder
libertades ​y ​cierta autonomía ​a la isla pero, una vez que estuviera pacificada.

En 1897 el Congreso de Diputados español era escenario de la discrepancia entre conservadores


y liberales acerca del conflicto en Cuba. Para ​Cánovas​, había que salvar el honor de
España venciendo a los independentistas; para ​Sagasta​, era necesaria la concesión de una
amplia autonomía a la isla. Tras el asesinato de Cánovas (agosto de 1897) el nuevo gobierno de
Sagasta decidió a la desesperada probar la estrategia de la conciliación. Relevó a Weyler del
mando y envió a ​Ramón Blanco​, concediendo ​autonomía ​y una ​amnistía política.​ Pero las
reformas llegaron demasiado tarde, porque los cubanos, cada vez más apoyados por
Estados Unidos reclamaban la independencia.

A principio de 1898, el nuevo presidente norteamericano, ​William McKinley​, partidario de una


línea más dura que la de su antecesor en el cargo, pretendió la ​compra ​de la isla por ​300
millones de dólares​, pero la Reina y el Gobierno español se opusieron rotundamente, ya que
esto, aparte de un deshonor, hubiera supuesto seguramente, el fin de la monarquía. Pero,
el gobierno de los Estados Unidos no cejó en sus objetivos y, aprovechando la ​voladura
del acorazado Maine ​(febrero de 1898), buque de guerra americano anclado en el puesto
de La Habana, ​declaró la guerra a España ​y exigió la renuncia a la soberanía sobre Cuba. A
partir de entonces, la guerra hispano-cubana se convertía en la guerra
hispano-cubana-norteamericana.

4.3 La Guerra

Al estallar la guerra, la ​prensa ​y buena parte de la ​opinión pública ​española presentó el


conflicto como una ​ocasión para demostrar la grandeza de España ​frente a Estados Unidos.
Se creía en la posibilidad de ganar la guerra a pesar del potencial industrial norteamericano. En
realidad, ni se podía ni se estaba preparado para ello. La guerra presentaba, además, una gran
dificultad añadida, al desarrollarse en dos escenarios muy distantes entre sí: el Pacífico, donde la
intervención norteamericana había provocado un nuevo alzamiento en Filipinas, y el Atlántico,
donde la guerra se iba a desarrollar en Cuba y Puerto Rico.
Los ​primeros combates ​entre españoles y norteamericanos se produjeron en ​aguas del
Pacífico​. Nada más declararse la guerra, la escuadra norteamericana puso rumbo desde Hong
Kong a Filipinas. La desigualdad de fuerzas navales de los contendientes era manifiesta, pues los
navíos que componían la flota española tenían el casco de madera y carecían de
protección frente a los cruceros acorazados norteamericanos. La ​batalla naval de Cavite ​supuso
el ​final de la flota española en el Pacífico.​ Igualmente, en el ​Atlántico​, de nada sirvió el
heroísmo de los marinos españoles mandados por el almirante Cervera ya que la ​armada
española quedó
aniquilada​. Unos ​días después ​los ​combates terrestres hicieron que Santiago de Cuba
capitulara​, con lo cual se ponía fin al conflicto. Casi al mismo tiempo las tropas estadounidenses
ocupaban Puerto Rico. En el mes de agosto de 1898 se firmó un protocolo en Washington que
debía servir como base para la firma de un tratado de paz, que se rubricaría finalmente en París.
Así, en diciembre de 1898, se firmó el ​Tratado de París ​por el que España reconocía la
independencia de Cuba ​y ​cedía Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam ​a ​Estados Unidos.​ El
resto de las posesiones​, las ​islas Marianas, Palaos y Carolinas f​ ueron ​vendidas a Alemania ​al
año siguiente por 25 millones de marcos. El Tratado contenía también otras cuestiones relacio
nadas con las obligaciones de ambos países con respecto a los prisioneros, las propiedades y los
derechos que pudiesen tener los españoles residentes en aquellos territorios.

5. Las consecuencias de desastre: La crisis del 98

​ tuvo importantes
La pérdida de las últimas colonias fue conocida como el ​desastre del 98 y
repercusiones, entre las que destacan las siguientes:
▪ ​En ​el terreno económico, ​la pérdida de las colonias no supuso un desastre; al contrario, la
financiación de la guerra permitió acometer algunas reformas en la recaudación de
tributos, que posibilitaron un saneamiento de la Hacienda. Se produjo, asimismo una
repatriación importante de capitales que benefició el desarrollo de principios de siglo;
aunque también supuso la desaparición del mayor mercado para las manufacturas
españolas – sobre todo textiles- y de las importaciones que desde allí llegaban.

▪ ​Si bien no generó una crisis política inmediata, el desastre colonial colaboró a la ​desintegra
ción del régimen de la Restauración​. El desastre de 1898 impulsó los nacionalismos periféri
cos, especialmente en el País Vasco y en Cataluña, y con ello la toma de conciencia acerca de la
crisis de la identidad de la nación española, que ha cambiado definitivamente su estatus
internacional pasando a ser una pequeña potencia regional.

▪ ​Generó un ​resentimiento de los militares hacia los políticos​, que los habían utilizado
haciéndoles perder la guerra.

▪ ​Se produjo un crecimiento de un antimilitarismo popular​. El reclutamiento para la


Guerra de Cuba afectó a los que no tenían recursos, ya que la incorporación a filas podía
evitarse pagando una cantidad en metálico. Esta circunstancia, unida al espectáculo de la
repatriación de los soldados heridos y mutilados, incrementó el rechazo al ejército entre
las clases populares. El movimiento obrero hizo campaña contra este reclutamiento injusto, lo
que provocó, a su vez, la animadversión de los militares hacia el pueblo y las
organizaciones obreras.

▪ ​La aparición de un importante movimiento intelectual y crítico​, ​el regeneracionismo​,


surgido a partir del desastre del 98, que rechazaba el sistema político y social de la Restaura
ción al considerarlo una lacra para el progreso de España o, en el caso de los regeneracionistas
más extremos, un símbolo fiel de la decadencia moral y espiritual de España. Entre sus repre
sentantes más ilustres cabe señalar a Miguel de Unamuno, Joaquín Costa y Ángel Ganivet.
El regeneracionismo tuvo una vertiente literaria, la ​generación de 98​, que dio nuevos impulsos
a la vida intelectual y política del país en las primeras décadas del siglo XX.

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