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sino material (diseño, tirada, difusión, distribución, entre otros). Muy
al contrario de lo que plantea e intenta vender el slogan de la Feria
Internacional del Libro de Buenos Aires, la relación del autor al lector D OSSIER: EL ESCRITOR AUSENTE...
no existe. O: está mediada por un sinnúmero de avatares intermedios
que hace imposible pensar que los libros se compran meramente por su
contenido. Está bien, viejos. Hice lo mío.
El malestar que En este artículo Rosana
Bibliografía básica López Rodriguez responde
no tiene nombre a las críticas recibidas y
Agamben, Giorgio (2007): “Walter Benjamin y lo demoníaco”. En:
La potencia del pensamiento. Buenos Aires: Adriana Hidalgo. A propósito de la relación refuerza sus argumentos
Asiain, Aurelio (1992): “Polemizar”. En: Vuelta (México), nº 182, literatura y política en la para caracterizar a la
enero. joven narrativa argentina
Croce, Marcela (2006): Polémicas intelectuales en América latina. Argentina actual
como una generación a la
04-014-112 - Argentina III (Sartelli) - 6 copias
Del “Meridiano intelectual” al caso Padilla. Buenos Aires: Ediciones derecha de su público
Simurg.
Drucaroff, Elsa (2006):“El lugar de la ignorancia”. En: Veintitrés Rosana López Rodriguez*
(Buenos Aires), 26 de octubre de 2006, pp. 6-7.
López, Mara (2004): “Bambi a la cacerola”. En: El Aromo (Buenos
Aires), año II, no. 15, octubre de 2004, p. 7.
-(2005): “Un realismo contemplativo. Acerca de la ‘nueva’ narrativa 1. ¿Por qué no los leen?
argentina”. En: El Aromo (Buenos Aires), año III, no. 19, mayo de
2005, p. 13. A mediados del año pasado llegó a nuestras manos el último ejem-
López Rodriguez, Rosana (2004, a) “Mirando para otro lado”. En: El plar publicado de la revista Oliverio. El dossier, que convocaba a un
Aromo (Buenos Aires), año II, no. 14, septiembre de 2004, p. 4. numeroso conjunto de escritores, tenía como tema un balance de los
-(2004, b): “Un ‘ignorante’ de derecha”. En: El Aromo (Buenos últimos 25 años de la narrativa argentina. Los ejes sobre los que los
Aires), año II, no. 15, octubre de 2004, p. 7. escritores debían explayarse eran los siguientes:
-(2005, a): “La fiesta inolvidable”. En: El Aromo (Buenos Aires), año
“los cambios en la figura pública del escritor de 30 años a esta parte (qué ha re-
III, no. 19, mayo de 2005, p. 12.
emplazado al escritor-intelectual de los ’60 y ’70), el significado de correr riesgos hoy
-(2005, b): “Un dinosaurio para Susana. Acerca de El bailarín de tan-
en la literatura argentina superadas o perdidas las coyunturas políticas que hacían
go de Juan Terranova”. En: El Aromo (Buenos Aires), año III, no. 20,
de la literatura una herramienta efectiva en el entramado social, y cuál fue tu expe-
junio de 2005, p. 13.
riencia personal con las tensiones del mercado editorial y la ‘academia’ y los espacios
-(2006): “A la derecha de Montecristo”. En: Veintitrés (Buenos Aires),
alternativos y qué proyección ves en la generalidad de tu generación.” (sic)
28 de septiembre de 2006, pp. 6-7.
Maingueneau, Dominique (1983): Sémantique de la polémique.
Lausanne: L’Age d’Homme. Dando por sentados una serie de supuestos, como por ejemplo que la
Sheridan, Guillermo (1999): México en 1932: la polémica nacionalis- literatura no es ya una herramienta de acción política y social, que la co-
ta. México: Fondo de Cultura Económica. yuntura de lucha de los ’60 y ’70 es una etapa superada y que existe algo
Tomas, Maximiliano (2006): “A la izquierda de la estupidez”. En: tal como la “nueva generación de escritores” (en oposición a la “vieja o
Perfil. Suplemento de Cultura (Buenos Aires), 1/10/2006. setentista”), Oliverio se lanzaba a un balance que nosotros ya veníamos
realizando en nuestro grupo de investigación y publicando en nuestro
periódico El Aromo. Precisamente, en el primer artículo que dedicamos
*
Licenciada en Letras por la UBA, investigadora del CEICS y militante de la organ-
ización cultural Razón y Revolución.
Oliverio, año 3, N° 12, 2005-2006.
Los convocados más conocidos son los siguientes: Florencia Abbate, Oliverio
Coelho, Pablo de Santis, Carlos Gamerro, Gonzalo Garcés, Martín Kohan, Daniel
Link y Juan Terranova.
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a este tema, criticábamos el balance de Elsa Drucaroff, en el cual la au- que eso significaba y remitíamos a los lectores a nuestro descargo en El
tora caracterizaba elogiosamente a la narrativa argentina de la nueva ge- Aromo. El debate se mantuvo en el aire durante bastante tiempo, me-
neración y la definía como un conjunto de muy buenos escritores cuyos sas redondas incluidas.10 La frutilla del postre de todo este asunto llegó,
libros no se leían. Tanto allí como en las respuestas a Oliverio, las expli- sin embargo, de la mano de la misma revista Veintitrés, en la que Elsa
caciones a la ausencia de lectores variaban. Una, bastante típica, era cul- Drucaroff respondía a nuestro artículo en el mismo tono que Tomás.11
par al mercado, que no colabora, más bien lo contrario, en la formación Lamentablemente, Veintitrés no nos aceptó la réplica y debimos remitir-
de un gusto literario elevado. También “la academia” recibía lo suyo, nos, nuevamente, a El Aromo.12
en tanto formadora de canon y por lo tanto, de opinión y compra. O el Como ya señalamos, no importa tanto responder a los agravios, ni
menemismo, que habría destruido la industria editorial y promovido siquiera a los argumentos (prácticamente inexistentes) vertidos en la po-
una “extranjerización” de las lecturas. Cualquier cosa menos la propia lémica, como tratar de entender el motivo de la violencia inusitada que
escritura. Ni hablar de la ideología. Con un discurso autocomplaciente, caracterizó a mis críticos, en general cargados de prejuicios sobre una
las posiciones oscilaban entre el miserabilismo y la teoría conspirativa. “licenciada trotskista” y “piquetera”. En esta ocasión, además, queremos
La propuesta de Oliverio no se agotaba en ese número de la revista. aprovechar la mayor extensión permitida para explayarnos sobre el pro-
Por el contrario, invitaba a otros escritores a opinar, razón por la cual en- blema central: ¿por qué no los leen?
viamos una colaboración que respondiera a las consignas señaladas. Ese
artículo nunca fue publicado, por causas que desconocemos. Tiempo 2. El verdadero debate
después nos fue aceptada una colaboración en la revista Veintitrés que
resultó la piedra del escándalo. Apenas dos días más tarde, en su “inde- En principio, debiéramos convenir que, para provenir de una “zur-
legable” columna “Asuntos internos” del suplemento cultural del diario dita impresentable”, ignorante, soberbia y lo que es más importante, ab-
Perfil, su director, Maximiliano Tomás, se despachó con “A la izquierda solutamente desconocida en términos de la academia, tales los adjetivos
de la estupidez”, una respuesta cuyo tono puede ser calificado de cual- que me endilgaron, el que mis interlocutores hayan revelado semejante
quier modo menos de sutil, en la que me atacaba con nombre y apelli- escozor, debe tener algún significado. Convengamos también en que
do. A continuación, como el autor de la nota tiene un weblog donde una gran mentira o un absurdo completo no necesitarían ni siquiera dos
cuelga sus columnas semanales, la de ese domingo generó una seguidilla líneas de discusión. Entonces, ¿qué fue lo que dijimos, para que se haya
de exabruptos hacia mi persona. Y no solamente en ese sitio. Hubo un producido semejante revuelo? Sintéticamente, repetimos:
par de defensas, de las cuales la más consecuente desapareció de la lista
cuando Tomás mudó su blog… a. El concepto generación es un término inadecuado para caracteri-
Obviamente, pedimos derecho a réplica a Perfil, sobre todo por el zar la operación política e ideológica que se esconde tras él.
tono insultante del artículo de Tomás. La respuesta nos otorgaba, como b. No existe ningún complot capitalista-editorial ni “académico”
todo espacio, unos 3.000 caracteres en el Correo de lectores, a pesar de contra los escritores “de calidad”.
que en el número siguiente de Perfil, Tomás insistió con el tema, esta vez c. La “nueva” narrativa no es original.
sin mencionarnos. Apelamos al ombudsman del diario, Nelson Castro, d. El conjunto de escritores que la representa tiene una ideología
quien defendió la decisión con el argumento de que un diario no puede derechista, a contrapelo con las tendencias políticas que vive el país
publicar una defensa del mismo tamaño que la ofensa, a todas las per- post-Argentinazo.
sonas que se sientan ofendidas por las opiniones de sus periodistas. Eso Veamos uno por uno los problemas.
significaría publicar dos diarios y no uno, según su opinión. Convino
con nosotros, sin embargo, en que esa actitud podía diluir el derecho a
réplica a una mera formalidad y se comprometió a discutirlo con las au-
toridades del periódico. Finalmente, sólo pudimos escribir una carta de
lectores en la que señalábamos la arbitrariedad de la decisión y el abuso
Ver nuestra “Réplica”, en Perfil, 15/10/06 y “Derecho a réplica”, del 29/10/06. Ver
también en los mismos números, la respuesta de Nelson Castro.
10
“Mirando para otro lado”, en El Aromo, setiembre de 2004. Se trata de la mesa “¿Qué hay de nuevo, viejo?”, con Daniel Link, Rodolfo Fogwill,
“Qué escriben los jóvenes”, en Ñ, n° 21, 15/5/04. Puede consultarse la edición electrónica. Martín Kohan y Sebastián Hernaiz, coordinada por Damián Tabarovsky el 15/11 en
“A la derecha de Montecristo”, Veintitrés, año 9, número 430. el auditorio del MALBA.
11
Perfil, domingo 1° de octubre de 2006. “El lugar de la ignorancia”, en Veintitrés, Año 9, número 434, 26/10/2006. Véase
Ver la “polémica” en tomashotel.blogspot.com (ahora en ww.tomashotel.wordpress. nuestra respuesta en El Aromo citada más abajo.
12
com). Sin embargo, Veintitrés sacó, posteriormente, un reportaje a David Viñas, en una
“Sobre los límites de la literatura”, en Perfil, domingo 8 de octubre de 2006. elíptica reivindicación de la literatura setentista.
2/6
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a. La “joven” guardia contornista (Viñas) o un montonero (Walsh). Para la “nueva” genera-
ción y sus defensores, todos son iguales.
A los defensores de la “nueva” literatura argentina les ha parecido Entonces, fácil es deducir, el concepto de “generación” permite es-
importante destacar la “juventud” de sus creadores, para remarcar que conder el verdadero problema, que es político. Digámoslo de una vez:
su común denominador sería la pertenencia a una “nueva” generación muchos de los escritores “revolucionarios” sobrevivientes de los ’70, hoy
argentina. De hecho, por lo menos tres compilaciones aluden a ello en no militan en las filas revolucionarias. Ni Sarlo, ni Castillo, ni Piglia, ni
sus títulos o se construyen con esa idea: La selección argentina, de Sergio Jitrik. Los más jóvenes tampoco. No es, entonces, una cuestión de eda-
Olguín, La joven guardia, de Maximiliano Tomás y Una terraza propia, des, sino de programas, que se diluyen o se esconden cuando se resuelve
de Florencia Abbate.13 Olguín, por ejemplo, define a sus participantes el problema por la vía de la oposición generacional. La nueva genera-
(Osvaldo Aguirre, Federico Andahazi, Pablo de Santis, Rodrigo Fresán, ción no existe, se trata simplemente del intento, legítimo si se quiere,
Belén Gache, Carlos Gamerro, Anna Kazumi Stahl, entre otros) como de instalación académica y/o mercantil de escritores desconocidos.17 En
escritores eclécticos de entre 30 y 40 años. Tomás, preguntado por las ra- todo caso, si hay un rasgo que distingue a esta gente es que, en general,
zones de su compilación, responde: “el motor del libro fue la confianza se ubica políticamente del centro a la derecha, abandonando la posi-
en que existía una nueva narrativa argentina”. El criterio fue, según sus ción que había identificado (con razón o sin ella) a los intelectuales de
propias palabras, “la edad de los postulantes (autores nacidos a partir los '70. Un abandono que se traduce en una posición política derechis-
de 1970, es decir, que ninguno superara los 35 años a la fecha de la pu- ta. Ese es el problema más general de la literatura argentina actual: su
blicación del libro)…”14 Abbate construye su compilación de escritoras, derechización.
a partir de un recorte que pasa por el género y la edad, que por alguna
razón parece dificultar la visibilidad de las “jóvenes” literatas (Mariana b. El complot
Enríquez, Paola Kaufmann, Anna Kazumi Stahl y Samanta Schweblin,
entre otras). Abbate coincide con Tomás en la existencia de una “nueva” En el texto de Oliverio, los autores consultados reivindican para sí
generación post-alfonsinista a la que no le interesan los debates de los toda la libertad, pues son artistas. Además, después de la caída del muro
’80. de Berlín, los intelectuales ya no tienen ninguna función social. Sergio
Uno de los que se ha extendido sobre el punto, Juan Terranova, Olguín, por ejemplo, celebra que los escritores deseen insertarse en el
supone la existencia de tres generaciones en la literatura argentina re- mercado, vender, ser best sellers. Eso no sería un pecado, como parece
ciente: la de los escritores revolucionarios de los ’70; la del retorno a la deducirse de las declaraciones de Abbate y otros, sino, por el contrario, la
democracia; la inmediatamente actual, aquellos que hoy tienen menos aspiración de todo escritor. Olguín, sin decirlo directamente, de alguna
de cuarenta años.15 Quien mejor resume las características de la supuesta manera blanquea la situación: si hay algún deseo o intención detrás de
generación es la que aparece como su principal mentora, alguien que, toda reseña, antología, presentación, entrevista, mesa redonda o cual-
por edad, ya no encaja en ella: “Con algunas excepciones su estética quier otra actividad de este tipo, es la de vender.
elude el realismo decimonónico y prescinde de entonaciones trágicas, Uno de los que se desmarca de la queja generalizada por la falta de
con ecos de escritores alejados de las poéticas del ’70, como Hebe Uhart ventas, posiblemente porque el mercado no le ha sido adverso, es Martín
o César Aira.”16 Drucaroff mezcla dos de las tres generaciones marca- Kohan. Kohan refuta también la supuesta oposición entre academia y
das por Terranova, Abbate y Tomás, la alfonsinista y la post-alfonsinis- mercado:
ta, pero indica el elemento común: su oposición al setentismo. Es una
oposición general a la izquierda. Ésa es la razón por la cual Terranova “No hay allí [en la academia] ningún ghetto, ninguna cofradía, ninguna máqui-
no distingue las diferentes filiaciones políticas de sus criticados “padres na de desprecio y exclusión (…). Aquella otra percepción suelen tenerla, equivoca-
intelectuales”: un militante del PRT (Conti), un maoísta (Piglia), un damente, los escritores cuya literatura los críticos universitarios no encuentran de-
masiado interesante. Imaginan contra ellos un complot y le oponen con indignación
los guarismos de las listas de venta, como si esgrimieran con eso un argumento.”
13
Olguín, Sergio: La selección argentina, Tusquets, Bs. As., 2000; Tomás, Maximiliano:
La joven guardia, Norma, Bs. As., 2005; Abbate, Florencia: Una terraza propia, En el mismo sentido, Saccomano dice: “Hoy las grandes editoriales
Norma, Bs. As., 2006. inventan antologías oportunistas convocando a escritores jóvenes. El ob-
14
Véase entrevista en http: //eblog.com.ar/377/la-joven-guardia/.
15
Este punto fue discutido en la presentación de los libros La herencia, de quien
escribe y El ignorante de Juan Terranova en el marco de las IV Jornadas de Razón Coincidimos en este punto con Guillermo Saccomano. Véase “Literatura y dinero”,
17
y Revolución en el año 2004 y publicado como “Un ignorante de derecha”, en El en Ñ, n° 190, 19/5/07. Véase también su polémica posterior con Maximiliano Tomás
Aromo, año II, Nº 15, octubre de 2004. en el número 192 de la misma revista, del 2/6/07, “De frente y de perfil”, en donde
16
Drucaroff, Elsa: “Qué escriben los jóvenes”, op. cit. responde a la crítica del anterior, aparecida en Perfil, el 27de mayo del corriente.
3/6
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jetivo es doble: abaratar costos y explorar tendencias.”18 Efectivamente, de Rita Hayworth, Puig parodia el discurso del folletín de temática amo-
las grandes editoriales no tienen ningún problema con los autores que rosa. Esto quiere decir que, por un lado, representan un homenaje al
rinden, monetariamente hablando, se llamen Andahazi, Cortázar o lo género y por otro, su clausura. El pensamiento y la forma de expresarse
que sea. El negocio editorial es eso, un negocio. Y mientras no haya de un pueblo de la provincia de Buenos Aires de mediados del siglo XX,
cuestiones políticas demasiado pesadas, una venta “de izquierda” y una son valorados y a su vez, cuestionados: es decir, esa misma adoración por
venta “de derecha” son dos ventas. El problema es que a la mayor parte las divas del cine que se muestra en el foco narrativo, es también objeto
de los “nuevos” escritores no los lee nadie. de vulgarización por parte de la mayoría de los receptores intratextuales.
Se ha cuestionado nuestra afirmación “no los leen”, incluso por parte Puig valora la influencia de las figuras femeninas convertidas en íconos
de quienes pusieron el tema sobre la mesa en esos términos. Debe re- del cine internacional y deplora que la recepción provinciana de esas
cordarse que no fuimos nosotros los que “tiramos” ese dato por primera mismas figuras se convierta en algo vulgar. Allí radica la caracterización
vez. Algunos han querido diluir el problema señalando lo contrario: la del texto como parodia del género sentimental. La novela de Terranova
“nueva generación” es leída, sólo que en tiradas chicas, propias de las ni es un homenaje al género ni es una reivindicación de figuras feme-
pequeñas editoriales que se han arriesgado a publicarla. El núcleo del ninas rescatables, aunque más no sea por “glamorosas”. El modelo de
asunto es que este conjunto de escritores/as no ha conseguido prota- estas mujeres de Terranova es la parodia vulgarizada de las divas de
gonizar un “boom” al estilo del de los '60, no ha conseguido un lugar Hollywood, cuyo paradigma autóctono es Susana Giménez.20
en la consideración del público lector, por más que alguno resulte un Esta “nueva” literatura, que desde el punto de vista estético no tiene
“éxito” de ventas para una editorial cuya tirada no supere los mil ejem- nada de novedad, es más bien el refrito de una parodia. Terranova, en el
plares. ¿Qué es “vender”? Vender es ocupar un lugar en la cabeza del colmo de su “originalidad”, repite la misma estrategia en El pornógrafo,
público. Con alguna excepción, la enorme mayoría de los “nuevos” no sólo que en lugar de hablar por teléfono, los protagonistas chatean… Su
ha logrado nada parecido. Y no porque falten medios de promoción: estrategia de construcción es una manifestación posmoderna y decons-
Abbate está presente, en forma regular, en todas las publicaciones del tructivista, que constituye la representación más cabal de la burguesía
grupo Clarín, lo que no ha impedido que El grito se esté rematando en el momento de su inmovilidad social y de su decadencia simbólica.
todavía hoy en mesas de saldo… Alguna explicación al desinterés del Machismo y repetición, estancamiento y patriarcado, lo que estaba toda-
público debe haber. vía vivo en Puig, se ha extinguido.
Se me acusará de generalizar a todos lo que es válido sólo para algu-
c. La originalidad nos, pero ninguna de las producciones en discusión, aún las que no caen
en la copia, expresan ninguna revolución formal. No es ésa la razón por
Un aspecto que siempre rescata Drucaroff de sus apadrinados es que la cual no se los lee.
escriben muy bien. Más allá de que no se hace ningún análisis concreto
que respalde tal consideración, podemos convenir que se trata, en ge- d. A la derecha
neral, de autores correctos, habiendo unos cuantos muy por debajo y
algunos por arriba. No hay, sin embargo, mayor audacia ni, mucho me- Hemos dicho que El grito, la novela de Florencia Abbate, es la in-
nos, originalidad. No por lo menos de esa originalidad que hace difícil terpretación del Argentinazo de un sector social que no participó en ese
la aceptación por un público no preparado para la novedad. En realidad, proceso activamente; no sólo en términos biográficos, (aun cuando las
en la mayoría de los “nuevos” es fácil descubrir lo “viejo”.19 experiencias y los intereses de clase determinan en gran medida lo que
Véase como ejemplo El bailarín de tango, de Juan Terranova. La vida uno escribe), sino en términos de la propuesta política que se desprende
de las protagonistas es de una inanidad asombrosa, pues consiste en con- de la novela misma: los protagonistas formarán una atípica familia que
tarse mutuamente sus experiencias: sexuales las de Tamara y de lectura observa la vida desde el balcón… Dijimos que esa novela, escrita al ca-
de los policiales del diario las de Micaela. La trama predominante es dia- lor del Argentinazo, expresaba una postura más tibia aún que la de la
logal y el aliento de esta estrategia repite las novelas de Manuel Puig. En pequeña burguesía con sus cacerolazos y escraches. Decir que se quedó
Boquitas pintadas (a través de la comunicación epistolar) y en La traición a la derecha de su público, es una conclusión lógica.21
Hemos dicho también que Cosa de negros, de Washington Cucurto, es
una “burla irrespetuosa” de la clase obrera, que disfraza su miserabilismo
18
Saccomanno, Guillermo: “De frente…”, op. cit.
19
Nótese que no somos los únicos que opinamos de esta manera. Véase al respecto
20
de Vicente Muleiro “¿Qué hay de nuevo viejo?” (en Ñ 164, 18/11/06), en relación Véase nuestro “Un dinosaurio para Susana. Acerca de El bailarín de tango, de Juan
a la literatura, y “Hora de mostrar el lado oscuro”, de Jorge Carnevale (en Ñ, 163, Terranova”, en El Aromo, Año III, Nº 20, Junio de 2005.
21
11/11/06). En la misma veta y el mismo número de Ñ, ver de Jorge Aulicino, “Acerca Véase López, Mara: “Bambi a la cacerola”, en: El Aromo, Año II, Nº 15, octubre
de petardismos que no ofenden a nadie. El artefacto Fogwill”. de 2004.
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político de populismo progre. Esto significa que de la obra de Cucurto lo sea. Nunca dijimos tampoco que muchas de las obras en cuestión no
se desprende que de la clase obrera no puede provenir ningún cambio: hablaran sobre la realidad inmediata, entre otras cosas porque nos he-
irresponsables y felices bebedores de cerveza, alegres bailarines de mos cansado de señalar que no hay obra que no lo haga. Nunca dijimos
cumbia, pero nunca sujetos de transformación social. Después de todo, que los “nuevos” se evaden de la política, entre otras cosas porque nos
están tan estupidizados por el baile, las bebidas alcohólicas, el ejercicio hemos cansado de afirmar que todo el mundo “hace” política. Sucede
desenfrenado del sexo, que más que seres humanos parecen animales. que son ellos mismos quienes se han encargado de señalar cuáles son
Felices animalitos de Dios entre los que habrá que fomentar la cultura las ventajas estéticas de estar liberado de los compromisos conscientes
del trabajo, como parece que intenta Cucurto en su editorial Eloísa que asumían los escritores e intelectuales setentistas. Carlos Gamerro
Cartonera. Cuyas ganancias, dicho sea de paso, seguro provendrán de escribió en Oliverio: “Es verdad que, ahora, en literatura se puede decir
la pequeña burguesía bien intencionada y culposa, que cree hacer una cualquier cosa.”
obra de bien comprando caro un pedazo de cartón feo.22 Ellos mismos han dicho, en este caso por boca de su madrina, en el
Martín Kohan, por su parte, no está mucho más a la izquierda. En artículo citado al comienzo, que viven “en un entorno detenido y resig-
Dos veces junio23 convierte a los individuos aislados en objetos de un uso nado”, “en un presente sin raíces” en el que la realidad “está suspendida
social abstracto: los personajes cumplen con su deber más allá de toda en la nada”. El pasado está presente pero inexplicado, acechante pero
consideración general e incluso desconocen (o pretenden desconocer) inmóvil porque “no hay urgencias”. En el mismo artículo, Ana María
por qué actúan como actúan. Así, reproducen lo que exige el ejercicio Shua sostiene (y Drucaroff suscribe) que ese mismo entorno quieto les
del poder en la sociedad: que los mecanismos funcionen. La imagen ha permitido adquirir libertad temática y genérica: los escritores son más
de los engranajes y la máquina social es la metáfora sintetizadora de la libres, por eso su escritura es mejor, sin la “autocensura de las buenas in-
novela. Como todos los sujetos están involucrados (aunque en grado tenciones.” Así, insiste Drucaroff, “la razón política no puede [dar cuen-
diverso) en el funcionamiento de la maquinaria, todos los engranajes ta de la realidad], en tanto el arte sí: es el inconsciente de la creación.”
humanos de esa máquina son responsables. Todos somos culpables (por Poniendo al descubierto la cara oculta del populismo (el miserabi-
acción u omisión) y, por lo tanto, la víctima se transforma en victimario. lismo bajo la forma, en el mejor de los casos de paternalismo), Cucurto
O, por el contrario, nadie es culpable, salvo que en algún momento se manifiesta: “Para el pueblo no escribimos, porque no sabe leer”, por eso
establezca una diferencia de calidad a partir de la diferencia de grado. “yo escribo para mí mamá.”25 Bromas al margen, el tema era serio y la
Desde la perspectiva foucaultiana, las víctimas también pueden ser vic- respuesta es significativa. En esa misma entrevista, Mariana Enriquez se
timarios, pues cualquier individuo puede ejercer algún grado de poder. alinea en el miserabilismo: “No se puede escribir de una manera popu-
Sin embargo, podemos preguntarnos qué usos del poder pueden llevar lar porque la gente no sabe leer.”
a cabo individuos atomizados, quebrados porque les han quitado todo Abbate, por su parte, declara en Oliverio: “Tal vez el riesgo sea hoy
lazo social: la detenida, la prostituta, el bebé apropiado. No es el mismo –como siempre- una elección introspectiva, ajena a los demás. A veces
uso que hacen Mesiano o el conscripto porque esos personajes funcio- implica una ética: la de querer averiguar dónde está parado uno con
nan (consciente o inconscientemente) como sujetos sociales. Si lo que respecto a sí mismo.” Y completa más adelante: “Puede que tenga una
Kohan dice es correcto, no hay culpables, porque no hay sujeto. O todos suerte de mirada romántica. (…) Dice Saer: ‘Preservar la capacidad ilu-
somos culpables en aras de una moral individual abstracta cómplice. minadora de la experiencia poética, su especificidad como instrumento
Cree escapar a las lecturas políticas establecidas con una lectura supues- de conocimiento antropológico es, me parece, el trabajo que todo escritor
tamente más crítica, pero al exponer la realidad en clave foucaultiana riguroso debe proponerse. Esta posición, que puede parecer estetizante
y frankfurtiana, diluye todo elemento explicativo de la historia real y o individualista, es por el contrario eminentemente política en nuestra
resulta en una mera diatriba moral individual. Difícil caracterizar a una época de reducción ideológica, de planificación represiva.’”
obra tal como crítica de “izquierda”.24 Y Diego Golombek, en la misma revista: “(…) si en los '60 y '70 exis-
Podríamos seguir reseñando autores, sólo para arribar a la misma tía no sólo la esperanza sino la certeza de un futuro en el que la cultura
conclusión: la “nueva” generación es una generación a la derecha de su estaría a la vanguardia de la construcción de una sociedad revoluciona-
público. Nunca dijimos que sus textos no fueran “políticos”, entre otras ria, el presente es tal vez más modesto, más de todos los días; viene de
cosas, porque nos hemos cansado de señalar que no hay texto que no la nada y va hacia dentro de un rato, rodeado por amigos más que por
acciones de masas y esperando cobrar a fin de mes más que redistribu-
yendo el PBI.”
22
López Rodríguez, Rosana: “La fiesta inolvidable” en El Aromo, Año III, Nº 19,
Mayo de 2005.
23
Kohan, Martín: Dos veces junio, Sudamericana, Bs. As., 2002.
24
Véase el reportaje a Kohan en El Aromo, Año V, n° 37, julio de 2007 y nuestra rese- Véase la entrevista “Nuevos escritores: la no-generación” en pagina12.com.
25
ña de Museo de la revolución, su última novela. ar/diario/suplementos/espectaculos/2-3893-2006-09-22.html.
5/6
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El asunto es, en suma: ¿cuál política? Política mezquina, individua-
lista, inmediata, de romanticismo que ya huele a rancio hace rato. Una La “joven guardia” es en realidad una generación vieja, en relación
política derechista. Todavía estoy esperando que alguien me demuestre a su público (se quedaron en los ’90) y en relación a sus padres intelec-
lo contrario. tuales (se quedaron en Sur). No es su culpa, después de todo. O mejor
dicho, no es un mal exclusivo de la literatura, ni siquiera del arte, si se
3. La esencia del debate recuerda la disputa entre Felipe Pigna y los historiadores académicos.
Este asunto se enmarca en un cuestionamiento más general a la relación
Aunque al lector le sonará conocido, porque ya lo escribimos en El arte-política provocado por la irrupción de las masas en el Argentinazo.
Aromo y en Veintitrés, vale la pena repetirlo: Basta ver cómo se repite la misma discusión a propósito del teatro, la
poesía o el cine y no sólo en Argentina.27 Esos debates expresan un ma-
“los “jóvenes” escritores (Florencia Abbate, Washington Cucurto, Gonzalo lestar que no tiene nombre todavía: la oscura conciencia de que ha ter-
Garcés, Juan Terranova, entre otros) y los no tanto (Martín Kohan, Leopoldo Brizuela) minado la era de la contrarrevolución que dominó los '80 y los '90 y que
no atrapan al gran público porque escriben desde la derecha. Evidentemente, nos re- en el nuevo clima político nacional y mundial, hasta Macri tiene que
ferimos al público que puede consumir novelas de autores poco conocidos. Es decir, vestirse de izquierda…
lectores con voluntad de lectura activa, cultos y con dinero para comprar más allá
del circuito del saldo. Es decir, lectores pequeño-burgueses como mínimo. ¿Qué le
interesa a ese público hoy? Basta con ver qué consume: Montecristo y Felipe Pigna.
En conclusión, si la “nueva narrativa” estuviera a la altura política de su público, no
habría motivo para no aspirar a largas tiradas: a la remake de Alejandro Dumas la
siguen varios millones de espectadores, mientras al historiador kirchnerista le han
comprado dos millones de ejemplares de sus “mitos” y su tercer tomo vendió más de
60.000 copias en una sola semana. La conclusión necesaria es que esta “joven gene-
ración” está un paso atrás de la realidad que quiere representar en sus ficciones. Es
decir, que está a la derecha de su público. Esta es la simple verdad que los implicados
no quieren aceptar.”26
El arte es una de las formas del conocimiento humano. Se desarrolla
con él y, en las sociedades de clase, recibe su impulso de la clase que
necesita de ese conocimiento. Una clase progresiva, es decir, que busca
la transformación del mundo, como la burguesía en su momento, crea
conocimiento, hace ciencia y arte. Llegada al poder, defiende el statu
quo y el arte (como la ciencia) deja de avanzar. El arte, como la ciencia,
sólo avanza cuando la sociedad avanza. Como ya señalé en el artículo
de El Aromo citado:
“La pequeña burguesía, que pasó de defender el estado de sitio contra los sa-
queos bajo el alfonsinismo, a subordinarse al movimiento piquetero, se movió. Sus
artistas no lo hicieron, porque estaban mirando para otro lado. El rápido reflujo del 27
Véase la polémica entre Rafael Spregelburd y Griselda Gambaro con relación a la
movimiento no les dio tiempo a reacomodarse, quedando por completo desfasados. política y el teatro: Spregelburd, Rafael: “Cómo curarse de la realidad con teatro”,
Quizás el mejor ejemplo lo constituye una de las más conocidas figuras de la ‘joven en Ñ, 14/4/07, la respuesta de Gambaro en el número del 6 de mayo siguiente y la
guardia’, Florencia Abbate: presenció los prolegómenos del Argentinazo estando nueva intervención de Spregelburd, “La importancia de llamarse teatro”, en Ñ, n°
becada en Canadá, según sus propias declaraciones, sacando fotos a los ciervos y 189, 12/5/07. Véase también, de Alejandra Varela, “La dramaturgia menemista”, en
enviándolas por mail a sus amigas. Cayó en la cuenta de que algo importante pa- La mujer de mi vida, n° 27. Para una crítica política del teatro, recomendamos al
saba cuando, ya en Buenos Aires y encerrada para escribir una monografía sobre lector los numerosos artículos publicados en El Aromo que pueden consultarse en
Dante, vio a su propia madre por televisión golpeando una cacerola frente a la casa la web. Para la discusión internacional sobre teatro y política, véase de Diego Erlan,
de Cavallo…” “América latina vuelve a escena”, en Ñ, n° 192, 2/6/07. Para poesía y cine, remitimos
al lector a dos textos de Alejandra Varela: “La banalidad poética” y “La dictadura de
26
Véase nuestra respuesta a Tomás y Drucaroff, “Una generación desnuda”, en El lo real”, ambos en La mujer de mi vida, números 30 y 29 respectivamente. Para una
Aromo, n° 34, año IV, diciembre de 2006 crítica política del cine remitimos también a la página web de El Aromo.
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