Jean ladrière
El reto de la racionalidad
Introducción
La ciencia moderna nació y se desarrolló en un ambiente cultural, descansaba esencialmente
sobre los cimientos filosóficos, lo que ha denominado la concepción de la razón que Se elaboró
en el contexto del pensamiento griego, es la idea de un saber especulativo ordenados según el
criterio de la verdad; Y la verdad misma se entendía como la correspondencia entre la
representación y la realidad. El saber especulativo pertenece al ámbito de la visión, hace ver el
mundo de una manera adecuada y está correcta aprehensión es la finalidad última del saber y
en cierto sentido de la vida misma. El conocimiento verdadero conduce a la contemplación de
la realidad tal cual es. Ver el Mundo desde la dimensión de los principios es verlo en su
nacimiento, en su crecimiento, y en su eterna juventud.
La filosofía clásica hace un hueco a la razón práctica junto a la razón especulativa, pero la
concede a está la prioridad y en su forma más consecuentes, hasta ponen ella la razón de ser y
la finalidad de la razón práctica.
La virtud de la acción consiste en hacer posible esta armonía, asegurando las condiciones que
permitan al pensamiento especulativo desplegar todos sus recursos. La contemplación de lo
verdadero o produce el más profundo de los goces. La teoría nos abre la puerta de la vida
bienaventurada.
Ahora bien, parece cada vez más claro que la ciencia es un modo de aprehensión de la
realidad que depende esencialmente, no de la visión de la acción. Es lo que se expresa en la
fórmula “todo saber es un poder”.
Hoy la ciencia no es ya simplemente un método de conocimiento, ni siquiera sólo un cuerpo
de saberes, es un fenómeno sociocultural de inmensa amplitud, que domina todo el destino de
las sociedades modernas y que empieza a plantear problemas absolutamente cruciales
porque, desde ahora, parece que ciertos límites están traspasados.
La tecnología constituye esta mediación concreta, material, entre la ciencia y la vida cotidiana
y representa algo así como la cara visible del fenómeno ciencia. Existe una relación muy
estrecha entre estos dos componentes de la cultura moderna, nos obliga a ver la ciencia
mucho más común sistema de acción que como un método de conocimiento puro.
El desarrollo de la ciencia ha modificado profundamente no sólo el contenido de la cultura sino
sus mismos conocimientos. Descifrar el mundo fue el objetivo durante siglos ahora se trata de
transformarlo, atañe también a las estructuras sociales tanto políticas como tecnológicas.
La tecnología por su parte no es más que un savoir-faire de carácter local, limitado,
dependiente siempre de las circunstancias.
La dimensión política es la que le da su sentido global a la acción vinculada una perspectiva de
totalidad, la ciencia no aparece hoy sino como un componente entre otros de un proceso
general que afecta la vida social entera.
La ciencia y la tecnología han adquirido progresivamente una influencia decisiva sobre todo lo
que constituye la cultura, sobre todo lo que da a la vida de una colectividad histórica su
configuración específica.
La cultura es el conjunto formado por los sistemas de representación:
los sistemas de representación abarcan los conjuntos conceptuales y simbólicos a través de los
cuales los diferentes grupos que constituyen la colectividad tratan de interpretarse a sí mismo
y al mundo en que están inversos y los métodos por medio de los cuales trata dicha
colectividad de ampliar su conocimiento y su savoir-faire.
Los sistemas normativos agrupan todo lo que depende de los valores con los que se juzgan las
acciones y las situaciones Y a partir de los cuales se justifican las prácticas concretas y todo lo
que depende de las reglas particulares por medio de las cuales se organizan los sistemas de
acción.
Los sistemas de expresión contienen las modalidades alabes materiales y formas por las que
las representaciones y las normas consiguen su proyección concreta, en el ámbito de la
sensibilidad y gracias a las cuales los estados profundos se exteriorizan como figura
significantes.
Los sistemas de acción comprenden las mediaciones técnicas que permiten dominar el medio
social y las mediaciones propiamente sociales a través de las cuales se organiza la colectividad
para seguir su propio destino.
La ciencia no se constituye como tal hasta el momento en que empieza a funcionar una
perspectiva objetivante, es preciso que se de una ruptura con lo vivido, que se interrumpa la
red de significantes.
La ciencia y la tecnología tienen sus leyes de desarrollo, pero la historicidad que se manifiestan
ellas es emergente respecto a la que sostiene la cultura. Es posible que un día
desemboquemos en una cultura universal, uniforme y sólo de pendiente de lo construido.
Una cultura es la expresión de una particularidad histórica, de un punto de vista original
irreductibles sobre el mundo, sobre la vida y la muerte, sobre el significado del hombre, sobre
sus obligaciones, sus privilegios y sus límites, sobre lo que debe hacer y puede esperar.
La ciencia y la tecnología científica están estrechamente ligadas a la industrialización. La
ciencia moderna pasó un largo período de incubación en la región del globo que había
recogido al menos parcialmente, la herencia griega y había combinado los métodos de
conocimientos legados por Grecia con la visión de la naturaleza y de la vocación del hombre
transmitida por la tradición judeo-cristiana.
Intentamos poner el acento de modo particular, por lo que se refiere a la cultura sobre su
dimensión ética y sobre su dimensión estética. La ética está en la base del proceso de
justificación y elaboración de las normas y por esto regula En definitiva las conductas concretas
y su finalidades, y la estética constituye el lugar de aparición de las disposiciones afectadas
más significativas, que determinan en última instancia el perfil concreto de una cultura.
Estamos en efecto ante un proceso histórico cuya significación no puede captarse si no se
abarca en toda su amplitud.
El descubrimiento de la solución de un problema histórico es una tarea colectiva, los
problemas se plantean en la acción y en ella deben ser resueltos. Para iluminar la acción es
muy importante verificar lo más posible la significación global del fenómeno que aquí nos
ocupa.
La historia del lugar de la libertad se inventa sí misma, la historia se constituye partiendo de sí
misma, hereda en cada momento lo ya realizado, trabaja Siempre sobre lo adquirido.
La acción para ser eficaz debe apoyarse sobre posibilidades objetivas, pero éstas no actúan
por sí mismas hace falta la voluntad, la intervención de una responsabilidad y en ella el
impulso de una finalidad para que las potencialidades de lo posible aparezcan y se concreten
en su actualización.
Distinguimos Dos clases de efectos: los efectos de destructuración por los que la ciencia y la
tecnología tienden a destruir lo que constituye la unidad de una cultura y por otra parte los
efectos de inducción por lo que la ciencia y la tecnología tienden a producir nuevos valores y
nuevas posibilidades históricas objetivas.