Actividad 4 - La educación y el educador en el desarrollo y sostenibilidad de las naciones.
Agámez Monterrosa Francisco Miguel
Guzmán Mercado Miguel del Cristo
Pallares Cabrales Amarilis
Tutora
Adelaida Bedoya Salcedo
Corporación Universitaria Iberoamericana
Facultad de Educación, Ciencias Humanas y Sociales
Maestría en Educación modalidad virtual
Educación y sostenibilidad en América Latina
Montería – Córdoba
23 de enero 2021
Factores que han determinado la formación docente en Latinoamérica, reto de la
educación en Colombia para el siglo XXI
La educación en Latinoamérica como objeto de estudio es un fenómeno complejo.
Uno de los rasgos más destacados del territorio es su diversidad; se aprecian
desigualdades notables entre unos países y otros, e incluso, en el interior de cada uno de
ellos (Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura
[OEI], 2014). En este ambiente de diversidad la función del educador se orienta a cumplir
estándares educativos de alta calidad en una interacción sujeto-sujeto que lleve a la obtención de
saberes por parte del emisor, hacia el receptor y este último sea capaz de aplicar dichos
conocimientos en la vida cotidiana. De esta manera, dichos estándares están contemplados en un
marco educacional que busca brindar herramientas y cumplir metas en cierto periodo de tiempo
preestablecido en el marco de las políticas públicas de cada país.
Según Rodríguez e Hinojo (2017), la globalización y la modernidad en las sociedades del
siglo XXI imponen nuevos desafíos en cuanto a la calidad de la educación, dentro de ellos está
implícita la necesidad de mejorar la capacidad de los docentes para transformar positivamente
los sistemas educativos. Esto ha suscitado nuevas formas de ver el mundo, asumir roles y
adaptarse a una sociedad que les exige ser competentes en las áreas o campos inherentes al
desarrollo y desempeño de habilidades específicas que comprometen un nuevo proceso de
formación. En este sentido la docencia ha sido uno de los pilares fundamentales en el cual se ha
establecido la transmisión de conocimientos nuevos o antiguos, junto con sus múltiples desafíos.
(Van de Velde, H., 2016).
Conforme lo anterior las propuestas pedagógicas establecidas en los saberes propios de
un área o asignatura van de la mano con la capacidad de enseñanza de los docentes y las
capacidades de los mismos. La pedagogía ejercida por aquellos que no se preparan con este fin
representa algunas desventajas, pues en la práctica la carente formación pedagógica del mismo
para poder desarrollar su función docente en un escenario nuevo para él. Situación que afecta la
forma en cómo se instruyen los saberes mediante los diferentes modelos pedagógicos
establecidos por diversos autores que incluyen ideas como: la inclusión educativa, la práctica
formativa, la teoría educativa, el saber hacer y el hacer saber. En relación a esto (Escribano,
2018a) afirma que:
El proceso educativo debe ser un proceso incluyente, cooperativo, de
responsabilidad compartida, contextualizado, consciente, respetuoso a la
creatividad, originalidad y diversidad, con lugar para el descubrimiento y la
profundización–ampliación de nuestros talentos logrado por medio de la concreta
actitud de los saberes dictados por personas idóneas en el sentido de pedagogía.
Ahora, desde los sistemas educativos vigentes actuales, al referirse a la Calidad
Educativa, se apunta, más que todo, a ‘productos’ (perfil de egresada/o de cursos, niveles
educativos, carreras, postgrados, objetivos, resultados esperados, competencias,…). Sin
embargo, es un hecho que no hay producto que no sea consecuencia de un proceso. (Escribano,
2018b) por lo tanto la calidad en educación es una cadena que va desde la academia y se
desplaza al aula. En este sentido, Latinoamérica dentro de sus múltiples dificultades y
desventajas frente a algunas otras partes del mundo ha tenido desafíos importantes dentro del
marco educacional y su adaptación a una nueva realidad donde el conocimiento es innovación, la
innovación es poder y el poder es control.
Desde las perspectivas de las últimas tres (3) leyes educativas en Colombia: la Ley
General de Educación (Ley 115 de 1994), el antiguo estatuto docente (Decreto ley 2277 de 1979)
y el nuevo estatuto (Decreto Ley 1278 de 2002), siguiendo el orden cronológico se puede notar
una evolución en lo que corresponde a calidad de la educación y la excelencia académica. La
primera organización la hizo el decreto 2277 de 1979, en este tiempo había un déficit de personal
capacitado para ejercer la docencia, (Ramírez, M., 2006, P. 25) es así que un docente podía ser
un bachiller e incluso no haberlo terminado y desempeñarse más que todo en primaria, se
necesitaba buscar licenciados por todo Colombia para la secundaria los cuales llegaban a la
institución educativa con doble oportunidad – un tiempo completo – y se podía agregar medio
tiempo adicional, la demanda de docentes era muy alta. Desde allí empezó una recarga laboral
para el docente pero la necesidad lo permitía. Sin embargo este decreto permitía que solo los
formados en pedagogía pudieran ejercer la docencia, es decir licenciados, lo cual mantenía una
especie de selección docente, las normales superiores funcionaban como banco de docentes para
la primaria.
“La Ley General de la Educación fue aprobada en 1994 para reglamentar el servicio
público de la educación, con el fin de favorecer la alta calidad y garantizar su cubrimiento”
(García et al., 2014a, p. 229). La ley Plantea grandes cambios para la organización del servicio
público educativo; uno de los grandes cambios es la autonomía escolar iniciando con la
implementación del PEI que refleja la necesidad particular de cada establecimiento educativo,
decisiones como la misión, visión, currículo practicas pedagógicas, reglamento docente de
estudiante y padres de familia con una organización directiva, académica y de la comunidad.
Según el mismo gobierno la ley tiene demasiadas libertades y se le hace difícil la regulación.
Este PEI es una oportunidad para lograr metas con alta calidad en educación en los
establecimientos educativos.
Desde aquí es posible una fuerte crítica al gobierno, las intenciones de la ley fueron
buenas pero no fue aplicada por completo. Se establece la ley y aparece el decreto reglamentario
de la ley 715 – estatuto 1278 de 2002, no arranca con la intención de mejoramiento académico
sino con la premisa de depurar el sistema educativo lo cual no es mirado con buenos ojos por el
gremio de los docentes.
De jure (la Ley) y de facto (la implementación de la reglamentación) se inicia con
altibajos y una lucha intensa entre trabajadores de la educación y el deseo de los gobernantes por
poner controles a la estabilidad docente, es decir convertir la educación en fortín político para
manejo burocrático y perjudicando de esta manera los procesos educativos. Es de considerar sin
dejar de pertenecer a una organización sindical que este en contraposición con el estado defiende
la causa docente arriesgando parte lo legal en lo pertinente a la ley.
A partir del decreto 1278 de 2002, inician los concursos de ingreso a carrera docente a
partir del 2004, al parecer, como represalia política, se le permitió el ingreso de profesionales no
licenciados a la carrera docente, esto trae nuevamente choques por la no idoneidad de estos
nuevos docentes que como lo dice la investigación de García et al, (2014b) no se aplicaron los
protocolos de la ley como debía ser, completar un año de preparación pedagógica después de
haber ganado el concurso y haber entrado en periodo de prueba, después seguir con los
concursos de ascenso y reubicación salarial para cumplir con la reglamentación de este último
decreto.
Según García et al., (2014c) las leyes educativas colombianas tienen toda idoneidad para
llevar un ritmo educativo acorde con los grandes de la pedagogía mundial. En este aspecto los
autores se interesan por cuatro estudios de caso: Singapur, Finlandia, Canadá (Ontario) y Corea
del Sur debido a que estos países son los que mejores resultados obtuvieron en las más pruebas
comparativas internacionales PISA 2009 y por tanto, sus prácticas en cuanto a diversos aspectos
de la política educativa, incluido el manejo del recurso docente, son relevantes para construir un
estándar de referencia.
En comparación las políticas públicas en educación en Colombia deben tener mayor
compromiso, en cuanto al mejoramiento de la calidad educativa, pero se debe llegar a consensos
claros en cuando a la estabilidad personal y laboral de los maestros, no es lo mismo ser evaluado
por un proceso riguroso y muy estandarizado que pone en peligro la estabilidad de muchos
docentes, y más si tenemos en cuenta que en Colombia las licenciaturas sólo son válidas para el
ejercicio docente, no se aceptan que los licenciados apliquen sus conocimientos en otras áreas
que no sea la educativa. No hay que desconocer el enfrentamiento político entre clase dominante
y clase obrera laboral del sector educativo. Si ya se cuenta con las leyes, también se debe contar
con sistemas de capacitación real a los diferentes elementos o sistemas de control para hacer una
implementación de la ley y así lograr un mejor resultado en los procesos educativos sin perjuicio
del derecho al trabajo y a la estabilidad en carrera.
Desde el 2014 hasta el momento se presentan cambios favorables pero de mucha
controversia, se aplica la evaluación de carácter diagnostico formativo (ECDF) que consiste en
la elaboración de un video donde se refleje el desempeño docente en el aula con todos los
elementos de una rúbrica establecida. También en cuanto al querer implementar el estatuto
único docente el cual está en estudio; propuestas del gobierno y de la parte organizativa sindical,
se presentan diferencias de tipo económico presupuestal y también de estabilidad laboral.
Seguramente el decreto 2277 con el paso del tiempo llegara a su fin y quedara definitivamente el
1278 de 2002 con todas sus bondades y exigencias.
Según lo expresado por García et al, (2014d), para lograr la excelencia educativa en Colombia,
se debe promover una mayor valoración social de la profesión docente; buscar que los mejores
bachilleres accedan a la carrera docente; establecer estándares más altos en los programas de
formación docente previa y en servicio (con énfasis en la práctica y la investigación pedagógica);
acompañar a los docentes a lo largo de su carrera; mejorar la evaluación docente para lograr un
mejoramiento continuo; y establecer esquemas más atractivos de remuneración que incluyan
salarios e incentivos monetarios y en especie.
Casi todos los países latinoamericanos han aumentado la inversión en educación en el
siglo XXI, “paralelamente se desarrollaron casi en todos los países procesos de reforma que han
llevado aparejados en general, en varios de ellos, la idea del establecimiento o el mejoramiento
de la evaluación docente como política educativa” (Pearlman et al., 2004, p.32), pero se necesita
eficiencia, mejor control y mayor vigilancia a estos procesos educativos para que la inversión se
pueda ver en los resultados que se quieren obtener. Es de suma importancia el compromiso tanto
de los gobiernos con sus políticas educativas y los servidores de estos procesos educativos, es
decir todas las instituciones que se encargan de impartir educación deben hacer compromisos y
dar buen resultado a la inversión que se está haciendo. Es notorio que la falta de aplicación de los
sistemas de control y el incumplimiento con las intenciones de la norma, alejan el sueño de tener
un mejor sistema educativo, próspero y capaz de llevar a Colombia al desarrollo que se quiere
con resultados de alta calidad y capaz de enfrentar el acelerado desarrollo que lleva la
humanidad.
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