Arendt, Hannah - ¿Qué Es La Política
Arendt, Hannah - ¿Qué Es La Política
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Introtlucción de Fina Birulés
ÉtE Paiclós I.C.E /U.A.B
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Dos acontecimientos de los años veinte marcaron profun- _ F¿.r F.!
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damente el pensamiento político de Hannah A¡endt (Hannover,
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1906-Nueva York, 1975). Al primero de ellos lo denominó el
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, *shoclc filosófico, filosofia de la existencia de Jaspers y de \,u
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Heidegger- y, al segund o, el ,shock de la realidad" -la óonsoli- F
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www.pa¡dos.com
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I F{annah Arendt
,l PENSAMIENTO CONTEMPORÁNEO
Últimos títulos publicados
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Títu1o original: Was ist Politik? Aus dem Nachla./3, de Ha¡¡ránl Arendt
INrnoouccróN,Fina Birulés . .
9
1. Tras las huellas de los concepros políticos 9
2. La política como.espacio de relación §
l"edición,1997 3. E_ntre- el coraje del aparecer y la autonomía del pensar
29
S"impresión, mayo 2013 4. Una figura excénrrica ha devenido un «clásico>i. 37
No se permite la reproducción total o parcial de este übro, ni su incorporación
a rm sistema inforrnático,
Acnao¡cl¡,rrENTos DE LA EDrroRA ALEMANA. 41
ni su tansmisión en cualquier forma o por cualquier medio,.
sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabacióo u otros métoáos,
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de esta obra- Puede contacta¡ con cEDRo a ravés de la web www.conlicéncia.com
o por teléfono et el 91 702 19'10 / 93 272 04 47
1. ¿Qué es la política? .
45
@ 1993 byR. Piper GmbH & Co K 2. Introducción a la política L 49
@ de la traducción, Rosa Sala Carbó a) El prejuicio contra la política y lo que la política es hoy
@ 1997 de todas las ediciones en castellano, de hecho
Espasa Libros, S. L. U., 49
Avda. Diagonal, 662-664. 08034 Barcelona, España
b) Prejuicio y juicio 52
Paidós es un sello editorial de Espasa Libros, S. L. U.
www.paidos.com 3. Int¡oducción a la política II. 61
www. espacioculturalyacademico.com P¡esentación; ¿Tiene ia política todavíaalgún sentido?
www.planetadelibros.com .rl
b) Capítulo I: el sentido di la política 61
. 67
ISBN: 978-84-493-0405-7 9l Capítulo II; la cuestión de la guerra. 100
Depósito legal: B -20.493 12009 d) Presentación: el sentido de la política . 137
Impreso en Arvato Services Iberia, S. A.
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El papel utilizado para la impresión de este libro es cien por ci'n libre de cloro
y estrí calificado como papel ecológico
Documentos para el proyecto <<Introducción a la político>.
14!
knpreso en España - Printed in Spain F-uentesparalosfragmentosydocumentospub[üdos. 1,53
Notas técnicas sobre los fragmentos y do.rm.rrto, 155
,
I
f
I INrnooucctóN
f JonN Brncen
f Yale University Press, New Haven & Londres, 1982 (trad. cast. en Edicions Alfons El
Magnánim-fVEl, Valencia 1993)- que, en la medida en que Arendt se refirió a este li'
broaveces comoEinleitangin diePolitiky aveces comoEinführungin diePolitik,.po-
{ dÍa habe¡lo pensado como una réplica a Heidegger, Einführang in die Metapbynk.
2. En L956 firmó el contrato con Piper Verlag y con Harcourt, Brace & Co., para
t la edición americana.
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Á
INrnoouccróN 11 ¿
10 FlNl ¡lnurÉs
una subvención a la Fundación Rockefeller
para disponer de dos años ¿
este Droyecto? y, en segundo
lugar' porque'el mismo catáctet frag' ;-Á;"; (',r¿rr. infra docS del apéndigeJ' La subvención le es dc.c'
las manos parece
d--.1te*to que tenemos entre finalmente a escribir ei libro'8 ¿
;:;,t#;;;á;á" üt. v At""¿;.".rrr,.i,
adentrarnos en 1o -que- cabe.considera¡ Si bien es comprensible que Arendt
renunciara al proyecto con-
ofrecernos la posibüdad de *
los materiales' las redes concep- trepidante activi-
como el taller en .t qt" * f"g"ub^t .r.tá-qr. Klaus Piper le había propuesto' dadaquesuacaso
su pensar' buena parte
fuales, de los que se nutría
"--;;;;;;iu"y. a u¡*dono del proyecto a 1,los- muchos---^L^. ^^*^.^,
comproml-
!957 estaba-
'
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il;;;.;;ríodo,
á" t.
tambicn se puede afirmar
i.r.du.rtendtr" toi'o t'pttsión
de las sucesivas tentati- V
sos que Arendt tenía en
;::rffiili;;il^.,ó;á;ir,
este período',EftttiuÁt" te' en
«\ü/algreen Lecturesl v de un volu-
"Ut^
vas de dar respuest u
^lu'irei^prtg"'tl
han ,ido p'Étii'dás los
«¿Qué es la politica?>>' con la
materiales para este volumen' Y
men de ensayos t" i;;J
bién el texto ,oUttU tJuot'ao"
^dt'ná'
tl-t'La"^*ente escribía tam'
f'ág^*'' Al p"ttt' en 1958 creyódis-
oue finalmente
i.ltr'ü;#;;."' d. su obra de la década de los cincuenta
tó de su mano convi"iánáoi. en tres libros -L¿
condición lturnana,
bro-
v
el libro' pero nuevos
;;; áel tiempo necesario para retomar
áoiuir;., a Europa, el segundo por haber
ioirc t, reuolución y Ent¡e pasad'o y futuro-pero el fruto final nece-
tÉ
compromiso, ro ,*prailloo sitaría veinte años de maduración'
sido elegida pu,u p'o'*ti"r el discurso conmemorativo de
la entrega a
)trr*
Y
ñ;;il;";;a"r"ümmX,:m:HffiHXT1?á:Xü Y
á. N o,,. d;; que «s ob re ia
H ffi:m:::: ilffi ;;';;mptil*to'' V^ tn la orimave ru de 1959 'El tra-
Como afirma Arendt, preguntas tan elementales
y directas coulo
fr
revolución» pro,'*ttó t'
no hay.ni son váli.'lts
";'t^s áe lntroduc'
.<;Oué es la políticaf p"Éatñ surgir sólo siya
giro .n el proyecto que form.ular6s cle
bajo en tomo a estos temas supuso.un lrtrl]Ñ,.,!i"r*rrr¿^ po' 1' t'áditión' Y hav
ción a la polírica $é^;;l;;;
tz *f'a 'En diciembr
e de !95e Arendt'
' nuevo en un rno*..r,o, tras las experiencias
políticas del segundo U
del cambio de programa de la de
que ya ha informad";ñiÑ;'Pi;tt
de agradecimi:tit gtt premio
.rrra del siglo **, .t q"t Lan estaliado nuestras viejas categorías
paso que U
obra, ha tenido n* ot"o^t";id;";t" .o*pr..rrlati y estandaies de iuicio moral y en- que el único
qr. t. t uuiuijJlüdd; ;*tt'*u"l' ciudad de HamburgoT
i^..h..i¿" ná dudo ha consístido en el simple proponer.vieias
res-
Lessin g,
;"};Uü;Jt |""'pir^ción áe ensavos americanos' Está con-
;";r;;;- ;il r".ru siirución, convirtiendo
la dificultad en inofensiva. U
""'
d. qrr. r,.ttiil;ffi;;;ioáo
put' ttubaiar en el texto v pide
Efectivament., de pensamiento político"tt d"
i"t G"itiot
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vencida ]
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ofPolitics,xx'
Ziíir"i ',
t., tr tpitogo át 1á z" tditió', ampüada
">i'''l"i¡"""*BraceJovenovich'
de Táe
Inc'' Nueva York' 1e58. Véase
son elercicios a. p.nrun i.nio párll. r...r
estos ejercicios se mueven enrre cl llrr:ilr(l¡) v
elfuturo,contienentrntoc'ítit^comoexperimento'perolosexpcritrrctlt()sll{)ll}tlrlll
( ( )r rr rlrliln l l r
I
"iil';;;;";;;;:l;""rt
*f '\:%:l;,.lahumanidadentiemposdeglu¡idad,|:*U:;::,".Ti,:;i'tt"'n
Ittt'' Nueva York 1968 [trad' cast' en
de diseñar alguna suene de futuro utópico'
dicionales, no pretende
y la.crítica del pasado"le lt's
,á;;i;r;l.-i§,rírrid"d
'o.s
la unidar.l (lc.^ t,)(l¡) ñr.,! ld rlr
estítn cs<'t i.t:r rlt ltt lrtl¡t¡t't
I
una secuencia da aori*iaitor q*, *Áo a" "na
. suite musical,
Men in Dark Times,git"""it"* l"u^"o'ith'
Gedisa, Barcelona 19901'
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lir
I
;
I INTRODUCCIóN 7)
I t2 FINA BIRULÉs
il 'iáiir"i
méro¡o fenomenológico , i.-.oÁpr.nsión de la polÍticor, Parekh, Bhilchu,. Hannah
aNeaPoti;calPhilosopby, The Macmillan Press, Londre 1981,
ri, *rrcifor
20. Arendt, H., Betueen Past and Future,Pengrtin Books, L968, pág. 14 (trad.
cast. Península, Ba¡celona L996, pág.20. Exisre también una traducción de este prefa-
t í
oáes. X. véase también 68 y sig.; <<Soy una especie de fenomenóloga,
ír"¿"
pero ¡cuidado!, no
y
o de Huiserlr, Young-Brueh1, Elisabeth, ob. cit., págs' 514 406
de Hegel
y sig'
cio, <<La b¡echa entre el pasado y el futuro», en Arendt, H. De la bi¡toria a la acción,
Paidós, Barcelo na L995, pá9. 87).
ñ
il
t4 FINA BIRULÉS rNrnoouccróN 15
an-archico.2' No hay ningún arcbé, puesto que lo que es'originario, 2. La política como espacio de relación
como se verá, es la pluralidad." Esto queda claro en su decidida acti-
tud en contra de cüalquier afirmación relativa a alguna suerte de ma- Parece como si se hubiera hallado un medio cle po-
ner al mismo desierto en marcha, para desencadenar
nifestación de esencias intemporales en la histo¡ia. Hacia aquí apun-
una tormenta de arena que cubra todas las partes del
ta el hecho de que Arendt no entienda el totalitarismo en términos de
mundo habitado.26
resultado necesario de una dialéctica de la ilustración, de simple ma-
nifestación de lo que, desde Odiseo, ya estaba implícito en la racio- -
Dos acontecimientos en los años veinte marcaron profunda-
¡4
nalidad instrumenpl de la cultura occidental. Así como tampoco
.L
considera apropiafla la vía señalada por Popper que, desde Platón
mente el pensamiento político de Hannah Arendt. Al primero de
e1los, segúnJerome Kohm,27 lo denominó el <.shock filosófico>>
l4
pasando por Hegql y Marx, conduciría a una clausura total de la so- -la
filosofía de la existencia de Jaspers2s y de Heidegger?e- y, al se- J-a
ciedad.2r Arendt afirma 1a terrible novedad del totalitarismo y ataca
gundo, el ,.shock de la realidad>> consolidación del movimien-
cualquier intento de reducir a través de la teoría lo nuevo a 1o viejo,
to nacionalsocialista eñ -la
Alemania, el surgimiento del totalitaris- l.{
lo cual no constituye obstáculo alguno para que se formule preguntas
-posiblemente
como la que
no ajenas a su insistencia en que no es filósofa--24
expresa en una carta aJaspers (4.III.51): .<sospecho que
mo-. Ambas experiencias ponen en movimiento su necesidad de
comprender, de evitar que la realidad devenga opaca al pensamien-
to, de ocupame de la peculiar densidad que envuelve todo lo que es
u
la filosofía no es totalmente inocente en este lío. Naturalmente no en
el sentido de que Hitler tenga alguna cosa que ver con Platón, Más
real. Una,necesidád de comprender que, en sus escritos, se traduce ld
en un intento incesante por traducir en el lenguaje de la experiencia
bien diría en el sentido de que la filosofía occidental no ha tenido
el peligroso y a menudo b¡utal choque del hombre moderno con los
td
nunca un concepto claro de la realidad política, y no podía tener uno,
ya que, por necesidad, ha hablado delhombrey sólo tangencialmen-
hechos.'o
En este sentido,la acción queda situada en el centro de su refle-
tr
te se haocupado de la pluralidad. Pero no deberÍa haber escrito todo
esto, se trata de ideas todavía sin madura»>.25
xión, en la medida en que atender a ella permite que afloren 1os pro-
u
21. Véanse para esta cuestión Esposito, Roberto, L'origine della politica. Hanxah
Arendt o Símone'Vl'eil?,Donzelli, Roma 1996, págs.35 y sig. y la importante y bien do-
26. Arendt, H.,The Origins of Totalitarism, Harcourt, BraceJovanovich, Nueva
York 1911 [t¡ad. cast. Alianza Ed. Madrid, vol. [I, páe.706).
lr
cumentada monografía de Forti, Simona, Vita ¿ella meflte e tempo de la polis. Hannab 27. «Introduction>> a Arendt ,H. Essays in Utderstanding..., pág. XI. Ya
Arendt tra filosofia e politica. FrancoAngdi, Milán 1996, especialmente págs. 83 y sig. 28. Arendt, H., «§lhat is Existenzphilosophy?>> Partísan Rqyieu, XI[, 19a6 (In-
22. En éste y en otros puntos puede establecerse un interesante paralüsmo entre
el pensamiento de Arendt y el deJacques Deffida (véanse, enrre otros, a este respecto:
cluido en Arendt, H. Essays in Understandíttg). Véase «Zueignung au KarlJaspers» en
Secbt Essays, Heidelberg 1948 (induido en Arendr, H. Essayr in Understanding) así
Yr
Fistetti, F., <<Metafisica e politica>> en el número que ia revistaDedalo pubhcó con el tí-
tt;Jo áeldoli delPolitico,DeáaJo, Bari 1990; Honig, B. <<Dedarations of Indipendence:
como también la correspondencia citada en la nota.
29. Taminiaux, Jacques, ..Arendt, disciple de Heideggen> ,n E¡odrt Phénoméno- 6
Arendt and Der¡ida on the Problem of Founding a Republic» en American Political
Sciexce Reuieu, vol. 85, n. 1, marzo 1990; Fonu, S., ob, cit.
21. Véase Foni, Simona, ob. cit., pág.96.
logiques, n. 2, monográfico Hannah Arendt,1985. Véase umbién de esle mismo autor,
Le fille de Thrace et le penseur professionrel,Payot,Paús 1992; Benhabib, Seyla, El re-
luctante modernismo de Hannab Arendt. El diálogo con Martin Heídeger, Episteme-
rt
Eutopías, Valencia 1996; Ettinger, Elzbieta, Han¡ah Arerdt-Martin Heídegger. Eme
24. Entrevista en teleüsión realizada por Günther Gaus (28.X.19U) en Gaus, G.,
Zur Person. Portráx in Frage und Antwort, Feder Verlag, Munich 1964. Posteriormen- Gescbícbte,Piper, MúnichZurich,1995 [trad. cast.: Tusquets, Barcelona,7996); Arendt,
á
te en Reif, A. (comp.), Gesprticbe nit Hannab Arendt,Piper, Mr.rnich 1976 y en Arendt, H. «Heidegger üe Fo»> en Ersals in Under¡tanding D3A-D54; «Martin Heidcgger
H. in Understandíng 1930-1954.
Essays ist achtzigJahre Nt>>,Merkur,l0,L969 [trad. cast. enReutsta de Occidente,n." 84 y Ar
25. Hannah Arendt-Karl Jaspers: Conespondence, 1926-1969 (Kohler, L. & Saner, cbipiélaso, n. 9, 1992).
H. eds.), Harcourr BraceJovanovich, Nueva York 1992,pág.166 (publicada original- 10. Boella,Lauru,HannabArendt.Agirepolitícamente.Pensarepoliticanentc,l:cl.
menre en Piper, Munich 1985). t¡inelli, MiLán 7995 , págs. 11 1 y sig.
í
4
;
I \6 FINA BIRULÉS rNrRopuccróN 17
, blemas no resueltos de la edad y del mundort modernos, sus amena- miembro-del mismo, puesto que laboran como si fueran uno y no
I zas y sus peligros.
Para dar cuenta de la acción, Arendt establece un contraste entre
muchos., En esta dimensión de la actividad humana, la identidád se
confunde con la uniformidad]a
{ ésta y las otras dimensiones de la condición humana, la labor y el tra- A diferencia de la labor, el trabajo es productivo," su, resultados
bajo. En relación con estas ultimas remite al hecho de que «todas las están destinados no tanto a ser consumidos como aser usadositienen
{ lenguas europeas, antiguas o modernas, contienen dos palabras no un cierto carácter duradero. Frente a la característica repetición del
relacionadas etimológicamente para 1o que hemos llegado a pensar- laborar, el trabajo, lafabricación multiplica, amplía algo que ya posee
i como la misma actividad: de esta forma, el griego distingue entrepo.-
nein y ergazestltai, gl latín entre laborare y facere o fabricari, el francés
una existencia relativamente estable. El trabajo consrituye la dimen-
sión por medio de la cual producimos la pura variedad inagotable de
ñ entre trauailler y oburer, el alemán entre arbeiten y uerkenr»." A par- cosas que constituyen el mundo en que vivimos,.el artificio humano.
.1
a
18 FINA BIRULÉS
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rxrRoouccróN D ül
Frente a la procesualidad de la labor y a la proyectabilidad del
trabajo, la acción se distingue por su .orstitrrtiua iib.rt^d, por su '
cómo es realmente el rnundo. Er mundo es pues ro que está
sotros, lo que nos separa y nos une.
entre no_ #
impredecibilidad. A pesar de rener un comienzo definido, nunca
tiene un fin predecible y ello porque esre mundo de las cosas fabri-
En este punto cobra sentido la afirmación arendtiana señalacla
- más a¡riba de q,-,e la acción tiene un comienzo definido pero un final
A
cado por él homb¡e sólo deviene un hogar, cuya estabilidad perdu-
re y sobreviva al siempre cambiante movimiento de las vidas huma-
impredecible. Toda acción cae en una ¡ed de relaciones], referencias
'ya existentes, de modo quesiempre
H
nás, en tanto que se <<ffascienda Ia. simple funcionalidad de los
bienes de consumo¿ la utilidad de los objetos de uso>>. Es gracias a.
-, -al.canzamás
lejos y pone en rela-
'cién y movimiento más de lo que el agente podía previr. Así, ra ac-
ción se caracterizará por ser impredecible en s,rs ionsecuencias,
tl
la acción y ala pal4bra que el mundo se ¡evela como un esplcio ha- ' mitada en sus resulrados y, también a diferencia de los prodr.to,
ili_
}A
bitable, un espacio,en el que es posible lavidaen su sentido no bio- ' : 'trabajo, irreversible. La acción no puede d"l
lógico (bios). tener lugar, pues, en el ais-
Con la acción nos insertamos en un mundo donde ya están pre-
lamiento, ya que quien empi eza d.go sólo puedé ,"uburio cuando 11
consigue que otros <<1e ayuden>>. siempre actuamos en un mundo
sentes otros. De ahí que A¡endt recurra a la categoría de natalidad
para dar cuenta de esta dimensión. Frente u la .reación _.la tecbne y
- ya estaba arites y continuará después. bigr.rro, a Arendt; oA la acción
que
lá
lapoiesis-,propia del rabajo, la acción como natalidad ap,nta ex-
le es peculiar.poner en marcha procesos cuyo automatismo parece
muy similar al de los procesos nat,rrules, y I; .,
;;;J;r senrar un 5
clusivamente aI hecho del inicio. De rodo recién nacido s. esperr lo
inesperado. Nacer es entrar a formar.parte de r:n mundoque
i, ."ir-
tía antes, nacer es aparecer, hacerse visible, por primera vez, ánt. los '
nuevo comienzo, empezar algo nuevo, tomar la iniciativa
kantianaÍrente, comenzar por sí mismo una cadena>>. y aquí,
o, hablando
nue_
]r
otros; énüar af.ormar parte de un mundo común. Estar vivo, erl este
sentí_do, significa no poder resistirse a la autoexhibición para reafir-
\'amente la atención-al lenguaje ofrece pistas sobre ros rasgos
del actuar: tanto-la lengua grieg, .o*á raraúna dirp*.,
propios
de verbos
Y
rr-rar l-a propia apariencia. El parecer algo se corresponde con el
cho de que cada apariencia es percibida por una pluralidad de es-
he-
que permiten articular Ia experiencia de la acción .ni*to
a cargo de un individ.oo (arcbein, agere) como para
que inicio,
su realización, en
F
pectaáores: <<no sólo estamos en el mundi, sino qui
formarnos parte
la que intervie¡en muchos (pratteii,.gerere).Liacción humana
cio deuna cadena de acontecimientos; los humanos teneÁos
es'ini
er extra-
vl
de éb».38 Y ello a raíz de que, en tanto que ug.rrt.r, io-o, ,1
-ir*o
tiempo sujetos percepto¡es y objetos percibidos, formamos parte de
ño poder de interrumpir los procesos narurares, sociares
puest-o que la accién hace aparece¡ lo inédito.
e históricos,
Ár.ndt mrrr.ju, prr.r,
Y
un contexto. Lo cual significa que debemos pensarnos como actores
o act¡ices procediendo a una autoexhibición en un escenario. («Es- :" irr-ug.:-
tn" "o
utiütarista de acción _que lee libremente
y en Kant-, de modo que la acción, a diferencia de
á., Ágr, _
"r,lu coni.,._
Y
ta¡ vivo significa vivir en un mundo que ya existía antes, es la inte¡-
subjetividad del mundo io que.ror urágrri" el perteneceÍ a la misma
ta, no se mediría por su éxito histórico, sino por
de innovación. La nataridad-oo es, pues,
este gesto de inicio, F
L de todás las acciones,
especie.>>)
La acción, sin embargo, sólo es política si va acompañada de la
acto de ruptura con el pasado.áá*r! ^ut h introducci¿; ¿ argo nue- lt
palabra (lexis), del discurso. Y'ello porqr., en lámedida en que siem-
p:e percibimos el mundo desde la distinta posición q,r. o.rf,u*o, ., J9' <<Initium ergo ut esset, creatus est homo, ante
quem nu[us fui»>, fu ciudad. de
f
é1, sólo podemos expeiimentarlo como mundo .o-ú., en er habla.
sólo hablando es posible comprender, desde todas las posiciones,
I
Díos, )trI, 20. Mary MaCarthy se refiere a Hannah Arendt
recidajo, ( <.Pour dire ,u revoir áH;J
como
"n".r*,rlilJ,^-ü
(óál _ols», en Cahiers du¿rd
nah_Arendt», 1986,pág. L1-aparecido;ñr- yorkR*;".
;.;;;..H;; Il
of Boo¿r, ipzel. ¡..na,
se docto¡ó con una tesis acerca del concepro
de amor;;; dñ y'se prbrico..,,, ;
el título áe Liebesbegriff bei Augustin. Veiucb einer philosopltiitru,
uida del espínta, pág. )5.En este punto totrrpr"!arirtn, ltr
. 18..l-a
de Merleau-Ponty.
Arendt apela a la ..f. p.r..priu^r, lius Springer, Berlín 1929.
¿
40. La condición hurnana, cap.y.
¿
¿
¡
v¡ 20 uN¿ srnurÉs rNrnooucclóN 2l
I vo en el continuurn teruporal de la naturaleza, en 1a vida
cotidiana' constituyen en común, no es asimilable a la unidad homogénea del
A l)ecíamos que actuar es inaugurar, hacer aparecer
De
por-primera
modo, el
vez
mundo
género humano. Así, refiriéndose a la polis griega como posible pa-
radigma de espacio público, Arendt afirma que se trataba del único
;;;bi¿,i' ,ñuü, ^Igo propio al mundo' este
-{t humano es este .rpu.iá inie, cuyuley sería lapluralidad.+
En este luear dondeolos hombres podían mostrar real e invariablemente
;;;iá", h acción así descrita no es la que ha triunfado-en.la moder-
t niáod y u la que convencionalmente se le ha atribuido la liberad
de
qffienes etan.
El hecho de que cada hombre sea capaz de acción significa, como
he apuntado más arriba, que debe esperarse d¿ ¿l o de ella lo inespe-
i;;;i;;^J ila reulización de un fin. La acción arendtiana.concede ,
tF
este tema vid. Taminiaux,J., ,"A,.ndt, disciple de Heidegger?»
enEtudesPhénoméno-
cap. II, 7., refiriéndose por ejemplo a la subjedvidad del dolor.
'-' n.2,1985).
logiques, 'pur|rnanálisis
46. Paruun interesante análisis del carácter a-político de <<fraternidad>> ó (<comPa-
42. de esta noción, véase Bernstein, R. «Rethinking the Social and
sió»>, véanse Jo bre l¿ reuolación y «Sobre la humanidad en tienipos de oscuridad' Re-
thePoliricab>enPbílosopbicalProfiles,PolityPress,cambridgelgS6,págs-2)8sig.
flexiones sobre Lessing» en Hombrcs en tierupos de o¡candad.
41. Boella, L. ob. cit., Pág'lD'
14
f"
22 FrNA BrRULÉs
rNrRooucctóN
23
guien y-no algo- Todo ello explicaría ]os comentarios críticos de
de la autoexhibición y de la permanencia del
Arendt sobre la desáparición de la esfera pública en las socieáades acto de contar: la narra_
ción identificaría el su;eto mediante el relaro d.1",
modernas, en las que la distinción y la diferencia han purJu á ,.,
'En la me.dida que el yono es
p;;;i;;;;.i"".r.
asunto privado dg los individuos, de modo qire la .urrár-,.tu ha de- substancia, no puede ser definido, pero
venido el substituto de la acción. Desde este punto de vista, nunca
í relatado y relatar es dar sentido u to h.t.rág!r,.o;.;;;ifl.rr.
-1aiüd1{es privadas manifestadas Como ha'comentado F. Collin,r, «alguien no .", ,lgo,
no ., *].¿ñi a
abie¡tamente constituyen una es:
fera pública id de'anaruralidad'j,.pol otra paÁ, el id deü;¿;;;i;d r.;;.r."_
table.."En cierto sentido ag"i.n'io r"u. i" que hace;
ér, eila es siem-
pre una ¡elación con Io desconocido>>. Esto .r, Ar.ndt.e",i.rrá.-q,r.
para el syielo no hay conocimiento immediató d.
rJ;-.;;;;r*
re-apropiaciones por medio del relato. l^
La- esfera pública, siempre indesligable de los conceptos de liber- euizás u pr.g,.rrrt" ...,r"i¿"
.
tad y de distinción, se caracteriza por la igualdadfT por iaturaleza los
.*:7",|*rl1 que <<responderle en la forma clásica'f il;; ,llit
torla>)'-- Y ello porque' como ya hemos visto, ros
hombres- no- son iguales, necesitan de trna-institución polÍtica para lle- se¡es human osi, in-
teractú.an en una trama de relaciones, donde iod^
gar a serlo: las leyes. Sólo el acto político puede g.r.ru, iguidad,
sin ,".ió, ," ."n"i.rr.
en uná reacción en cadena.
embargo las leyes no cumplen aquí la funii¿n dJreducirio diu.rro ,
lo idéntico e invariable, sino que autorizan Ia posibilidad de las pala- . pe este modo, el(os) sentido(s) de la acción sólo se revelaría
los demás o siempre retrospectivamente. Lo que
a
bras y las acciones. como afirmaEnegrén: ,<sárume.rte en.el inteiialo er narrador cuen-
ta ha de estar necesa¡iamente oculto para el propio
entre la indiferencia de la unanimidad y las disparidades de la desi agente, al me_
nos mientras éste realiza el acto o r.'hu[, atrapado
g¡ild?"d_puede surgir una dimensión áe perteiencia y a. .Á*i- en sus conse-
cuencias, q"g para é1 o para ella la significación d. ;
daór.48 En este sentido podemos señalar, coñ Margar.t Currou*/,
está_en la
/lhistoria r;;^""
otro aspecro de la esfera pública, además de su cualidad espaóial: el q.re sigue. Todor ro-oJ,g;;r;;, ;;r;;;; r"
dueñosautores de los virtuales sentidos d.
carácter artificial de la política nu.rt.u, acciones. Aun-
que las historias son los ¡esultados irr.rritubi.ri.
agente, sino el narrador., el espectador, quien
h;;'ó;.., a
toria. Como dice F. Collin: oiá obra r"
capta'y,"tri, iriir_
r$r"r..rra enrre actores sin
Autoo>.
El descubrimiento del <<quién>>, en contraposición ar <<qué,fo es "(
alguien, está implícito-en todá lo que este alguien di.. y hr... p..o
,. *-*-*
,A
trata de una identidad frágil, puesro que depend., d áismo tierrrpo,
en la competencia más que en la colaborabión y que, eir é1, se sin- tigua Grecia; se dirige a las gesras heroicas del espacio público ho-
A gulaúza a aquellos que en él participan, separándolos de 1os de-
más.5a Pero, si bien esto parece ser cierto si sólo nos atenemos a ¿4
mérico, rememoradas por el poeta con el tín de liberarlas de la futi-
lidad característica de ia acción humana para distinguirlás del dis-
A condición bumana de sus obras más leídas-, resulta más di-
-una en consideración los textos que se con-
curso y de la palabra, propios del espacio político ateniense. pero,
fícil de sostener si tomamos 1954- Arendt no deja de constatar que
f, servan dela Introducción a la política (y en obras del mismo período
contemporáneamente
-en
en la polis ateniense <<la vida consistía en una ininterrumpida e in-
como Karl Marx y la tradición del pensamiento político occidental,s'
f, Entre pasado y futuro, Sobre la reaolución56). En ellos hallamos fra§-
tensa contienda de todos contra todos>> y afirma que fue este indivi-
dualismo excesivo el que eventualmente llevó a la polis a su fin, re-
,tl tido, en dive¡sas ocasiones, busca un paradigma de acción en la an- ción y el discurso.
A diferencia de lo que.ocurre en l-a condición bumana,en los tex-
fl 54. Benhabib, Seyla, <.La paria y su sombra: sobre la invisibi.lidad de las mujeres
tos mencionados, Arendt investiga también orros modelos de liber-
tad política. En Roma, por ejemplo, ser libre y comenzar están co-
t cn la filosofía política de Hannah Arendt» en Reuista Internacional de Filosofía Po[í
trca, n.2, noviembre 19%, págs.2116.Yéase también de esta misma autora Situa-
ting tbc Sclf, Polity Press, Cambridge 1992, especialmente págs. 89-144. Según Ben-
nectados de una fo¡ma distinta: la libertad es un legado de los
fundadores delos rnaiores de la ciudad heredado por el pueblo que
{ lrulrilr cl nlodclo agonista a¡endtiano contrastaría con un <.modelo asociativor>, lo tiene que aumentar6o y preservar. Esre legado (ia traáición) per-
.lcs,rrrollado por Arendt en sus últimos escritos y que estaría vinculado a la idea de
mite al pueblo enconrrar el vínculo.con un pasado --el suyo- y re-
f, (lu(' ('l csl)rrcio público emerge siempre y en todo lugar en que «los hombres actúan
rlr t oltcicrto>>.
conocer la autoridad, obedecer, sin que por ello desaparezca el es-
)'j. Arcnrlt, II. «Karl Marx and the Tradition of lVestern Poiitical Thought>r, pacio de la iibertad. Más bien son la tradición y la autoridad6¡las que
{ t,lit,r.l,r lror primera vez por Simona Forti, in la revista Micromega, n.5, L995, págs. hacen posible el mantenimiento de este espacio plural no sólo de
l5l0ll. Sc trata de algunos materiales para un lib¡o sobre Marx y el marxismo que
t Arcndt tcnía en mente poco después de haber publicado Los orígenes del totahtaris-
mt¡. 1:.1111¡ro jamás vio la luz, pero parte de sus contenidos fue¡on utilizados en L¿
hombres, sino, en este modelo, también de generaciones. <<El com-
promiso político significaba anre todo preservar la fundación de la
Condición humana, en Entre pasado y futuro y el capítulo final, con el título «Ideolo- ciudad de Roma.>>62
{ gíay Te;:oo, se convirtió en el epilogo de la edición de 1958 de Los orígexes ....La
,t Está prevista la edición inglesa por Jerome Kohm en Ha¡court Brace de Nueva
Yo¡k.
mcs el concepto de justicia y no el de libertad>r,Infta, fr.)b.
61. Arendt destaca que el sustantivo auctofitas de¡iva del verbo augere,«aumen-
tai». Lo que se aumenta constanremente es d inicio, Ia fundación. Por átra parte, su-
56. On Reaolution, The Viking Press, Nueva York 1961 (trad. cast. en Alianza
t Ed., Mad¡id 1988). Una de las fuentes de los materiales de este libro fue un seminario
que impartió en Ia Universidad de P¡inceton en 1959.
bmyala diferencia entre dilctor y ariifex: .<el autor no es el constructor sino .] que ins-
piró toda Ia empresa [...] a dife¡encia de) artifex, que sólo lo ha hecho, e1 aucnr es el
t
'?!
26 FINA BIRULÉ,S rNrnoouccróN 27
'Junto
a la experiencia de la fundación de un cuerpo político, que Frente a Ia tentación de disolver el habla en la actividad reórica,
examiilará con apasionado interés también en el caso de las revolu- ca¡acterística de la tradición filosófica, en este contexro hay que re-
ciones modernas,u' Arendt halla otra vía a través de la cual pensar la cordar que la acción sólo es polÍtica cuando va acompañada de la pa-
acción en tanto que inicio: la experiencia cristiana del perdón, como labra'(lexis), en la medida en que esta última convierre en significaiiv,r
medio, tan imprevisible como la misma accién, de liberar a los indi- la praxis. Y, en este sentido, \a palabra es entendida como una suerte
viduoi del peso del pasado concediéndoles, así,l¿ po5ibilidad de un de acción, como una víapara conferir sentido y durabilidad al mundo
nuevo inicio en las relaciones entre sí, a pesar de las tendencias anti-- y para decir nuestra responsabilídal con respecto a é1. La responsabi-
polÍticas del cristiahismo. lidad queda aquí vertebrada, como ha señalado con acierto Michael
t_"._ Denneny6T por tres elementos distintos pero estrechamente relaciona-
dos: declarar la presencia de lo que está presente, declararse uno mis-
: mo presente y declarar un nexo entre sí y lo que está presente.
De este modo, y a pesil de la complejidad de la cuestión que in-
dican las diversas tentativas arenddanas de dar cuenta de la dimen-
sión humana de la acción, cabe afirmar que la libertad es entendida,
)k 'lr *
I
por esta pensadora, como característica de la existencia humana en el
mundo. La aca1¡no es, pues, privilegio del agenre político, concier-
La preocupación por la acción y por el mundo en el pensamiento
de Arendt no es extraña, como ya se ha dicho, ala agenda que pare-
I
ne al estar enffe los otros (inter-esse). De forma que, detrás de ia preo-
cupación por la política, vertebradora de 1as reflexiones de Arendt,
cían marcar las experiencias de la primera mitad del siglo. Precisa-
mente, en la época que proyectabalalntroducción a la política,Han-
I
nah Arendt utilizaba las metáforas del desierto y del oasis6s para dar
ri
1o lre hry una decidid a reaaloración del mundo, claramente mani-
"r
fiesta en afirmaciones como las relativas al hecho de que los humanos
sólo son libres mientras actúan, nunca antes ni después, porque ser
cuenta de 1o que irrumpió en el ámbito de lo real con una terrible ori-
ginalidad, la experiencia de los totalitarismos y el inmenso desarrollo t
libre y actuar es una y la misma cosu.& Así, pues, en política 1o que de las posibilidades de aniquilación..En Ia época moderna con la pro- ti
está en juego no es la vida sino el mundo, como espacio de aparición. gresiva sustitución de lo político por 1o social,6e el mundo, como es-
De ahí que no quepa considerar a quien acfúa como alguien pree-
xistente, aislado, soberano y autónomo, puesto que 1o que aquí está en el primero 1a realidad y reduciendo el segundo al engañoso pdrcce»> Cavarero,
t
sobre el tapete es precisamente la libertad como realidad política, un Adriana, <<Hannah Arendt: la libertá come bene comune>> en Plnrsr, Eugenia (cornp.),
La política tra nataliti.e mortaliti. Hannab Arendt, Edizione scientfiche Ita1iane, Ná- i
tipo de libertad que jamás ha sido contemplada, dada-su fragilidad y
s,, modo contingente de ser por la tradición filosófica:6' «En la políti
poles 1993, pág.27.
-
67. DennÁy, M., «The Privilege of Ourselves: Hannah Ai.ndt on J,rdgmenb> en
I
ca, en mayor grado que en cualquier otra parte, no tenemos ia posi- Hill, Mehyn A. (comp.), Hanxab Arendt: The Recouery of tbe Public'Vorld, St. Mar-
biüdad de distinguir entre el ser y la apariencia. En la esfera de los
asuntos hrrrrano., ser y apariencia son la misma cosarr.6u
tin's Press, Nueva York 1979, pág. 269.
68. Así se puede leer en los papeles para Ia lección de 1955 en la Universidad de
I
Berkeley. En opinión de U. Ludz, esre rexro que ella cataloga como fr. 4 no está J
incluido en la presente edición-, podría pensarse como conclu sión dela-que
Introducaón
63. Véase su acercamiento a los consejos en Die Ungarische Reuolution und der to-
talitiire lmpeialismrs,Piper, Munich 1958 (incluido en la edición de1958 deThe Ori
a la política.
69. En su análisis sobre los cambios que se dan en el mundo moderno, destaca la
I
gins of totalitaianism) o Sobre la reoolución.
64. Entre pasado y futuro, Pág. 165.
importancia que concede a Marx, a partir de las tres afirmaciones que Arendt consi-
dera que constituyen la auténtica novedad de la obra marxiana, todavía vinculada a la I
65. Véase infra,k.l. tradición de fílosofía polídca que se inicia con Platón: <<la labor es la c¡eadora del hom-
6(:. Arendt, ll, Sobre la rcoohtción, pág.99. Como ha señalado Cavarero, .,Con-
trarirrrrentc a una tradición bimilenaria, que ha separado d' ser dd. aparecer fundando
brer; <da violencia es la comadrona de la historio> y la tesis )cl sobre Feuerbach. (Véa-
se especialmen te, Karl Marx e la tradizione del pensiero politico occidentale.)
I
]
1
)
¿ 28 rrNe srirurÉs rurno»uccróN
J pacio público se ha ido deshabitando y ya no ilumin a, ya no permite ). Entre el coraje del aparecer y la autonomía del pensar
29
n Ilcvcmos los zapatos llenos de la arena del desierto.T2 contemplativa a través de enfatizar las insuficienciás de la vida acti-
ya. <<La mayor parte de la filosofía política desde Platón podría in-
4
-l
30 FINA BIRÚLÉS rNrnopuccróN )l
centrales de su obra y, acaso, su obstinada insistencia en que lo úni- no sólo los reladvos al establecimiento de los conocidos dualismos
co que pretende es <<comprenderrr,T'va en esta mísma dirección. En entre alma y cuerpo, mundo sensible/mundo suprasensible..., sino
su opinión,la búsqueda de una teoría política que nos diga cómo ac- muy especialmente los relativos al hecho de que cuando alguicn se
tuar significa, por una parte, obviar la fragilidad de la acción, la in- dedica al pensar puro vive por compieto .<fuera del mundo>>, alejado
certidumbre de su cu¡so y, por otra, constituye uno de los.síntomas de los otros. Lo cual explicaría los prejuicios de la filosofía con res-
de la desaparición del espacio público en el mundo moderno, condi- pecto a la política.76
ción de 7a acciín y de la libe¡tad. Así, atribuye ala teoúa política la En general todos estos prejuicios se caracterizan por confundir la
tarea de indicarnos cómo comprender y apreciar la libertad en el política precisamente con 1o que acabaría con e11a.77 Basta pensar en
mundo y no la de enseñarnos cómo cambiarlo. Cambiarlo es cosa de cómo en la moderna preocupación filosófica por el Homb¡e se ma-
aquellos que aman actuar conce¡tadamente y no del solitario trabajo nifiesta claramente el talante filosófico cont¡ario a la pluralidad y a
de los teóricos. la opinión derivada de la presencia de los muchos. Como afirma
Arendt, elfilósofo reduce la pluralidad de voces a una sola. oEihom-
:! :! 9<
;{
;
t FINA BIRULES INTRODUCCIóN 33
I )2
el mundo, de la asunción de ésta como espacio de singularidad: cada aconteci-
clara y decidida voluntad de responsabilidad hacia
I rrr-ro
pcnsar el acontecimiento'
miento en la historia humana revela un paisaje inesperado de accio-
nes y pasiones y de nuevas posibilidades que conjuntamente tras-
Acontecimiento es lo que sobreviene o adviene en el tiempo hu-
afirma que ei¿contecimiento es lo que,-tanto cienden la suma total de voluntades y el significado de todos los
- -;. r.-i";iniauxTe puruias colectividades, emerge a tíulo sin-
I ;;1": i"¿ividuos.o*o
i,rlu, . imprevisto en el tiempo, apairele
en el tiempo notoriamente y
orígenes.
Desde una perspectiva como ésta, se entiende que se pueda con-
no habria aconteci- siderar, como hace Arendt, que cuando ia filosofía moderna, durante
merece ser conmemorado .ámo tal. Por tanto,
-l ;i;";, en el repetitivo proceso de la labor, sólo fases de unseciclo. el último tercio del xvru, ha tratado de pensar la política, la ha t¡ans-
{ ""pái"".i^.
mánte Ia catgaqrr. .ru.tt,o siglo ha colocado sobre nosotros no laridad, todo ácontecimiento está destinado a sef consumido, olvi-
-y
á su peso>>81-' Se tra- dado, puesto que borra el hecho de que cada nuevo comienzo es
;;;g; ;" "rír,"n.i, ni someterse mansamente
t tu, i,.-,.r, de una aproximación no teoréti ca ala historia
vinculada a por naturaleza un <<milagro>>, contemplado y experimentado desde
el punto de vista de los procesos que necesariamente interrumpe
t 79. Taminiaux, Jacques, «Acontecimiento' mundo
y juicio según Hannah
(comp'), El resplandor de lo público' En tomo a Hanttah
(véase Infra, fr3a).
Esto explicaría por qué Arendt se aleja de la tradiciín sine ira
Ar;á,,, ;HILB,'clu,-,ái"
{ '-
Arendt,Nueva Sociedad, Caracas 1994,pág' Ú)'
1'95)
á0.' Arendt, H., «Understanding and Politicsr, Partisan,Reuieu,XX,IY,
t *.¿iir¿.."
4tl.
f,iroy'r;n(Jnderstandiig[trad,cast. enDelahistoriaalaacción,pá9.
82. «Y ¿qué otra cosa, sino confusión
para sus seguidores-, pudo conducir a Ma¡x -una
confusión feliz para sí mismo y fatal
a identificar la acción con "ei construir
4
a
34 FrNA BrRULÉs rNrnooucc¡óN
3j
et stadio,$ Describir los campos de exterminio-con objetividad, .n ros escriros donde Kant pone er énfasis
ca (el iuicigtu y
como le pide E. Voegelin, significa condonarlos, y ral .onáo.rr.i¿r, en er en_
de los espec.tadores, de quienes, sin
particrprr.rl,
1usi1m3 ---
r..4'r!¡v4r L, ra n*"
no desaparece por el mero hecho de que posteriormente, junto a ra Iución francesa, la aplaudieron.
descripción objetiva, añadamos una condena. Escribir silla cóle¡a ahora recordar jo
sería eliminar del fenómeno una parte de su naturaleza, una de sus
, ,Ar.u:o,convenga dicho más arriba: Ia condición
de la vida der espíritu consisre en el sustraerse
a ra participación acd-
cualidades inherentes. Frente al toralita¡ismo, Ia indignación o la va, én romar el punto de vista der espectad"..A
Ji[;;'i;."ro
emoción no oscurEce nada antes bien es una parte integrante del
objeto. Así, pues, la ausencia de emoción no se halla en"el origen
-
'
ocurre con el pensamiento .rpeculrtivo,
pectador no está so1o, ya q,r. , p.rr. d.
.n .l .r*-a.il*i", a ou"
*
h"ll"rr. i*Jü.ri. ., .f
de la comprensiórl, puesto que a 1o que se opone <<emocionab> no acro, siempre ro está .on ru.s.o-éspectadores.
r¿ "o
poriüíia-Já. ¡ur_
es en modo alguno a <<racional>> cual fuere el sentido que gar como espectadores la debemos al sentido I
mos a este término-, sino en todo -seacaso a la insensibilidad, quede- que nuestro sentido del mundo y de
.o_ún il;;; *a,
a ia intersubjetiviaá;, ,r,"",.r¿i_
menudo es un fenómeno patológico, o al sentimentalismo, que es dad producida en común.
I
una perversión del sentimiento.Y en estas claves hay que enten-
:"1. a la objetividad der conocer,
. . .F (reflexionanre) ra imparcialidad derivada rlei
der- sus palabras relativas a la comprensión, ,r.rro que distiirta juicio está vincurada j. d;;;;;.i.u..r-
ur i,echo
I
de la correcta información y del cánocimiento "r, cientÍfico: se cargo de aconrecimienros siempre singulares
se trata
de <<un complicado p-roceso que nunca produce resultados inequí- ayuda de un universal dado. se t.^t" d.
;;;;ilg*r., .r" r, I
vocos. Es una actividad sin fin [...J por la que acepramos la reali-
í, jrrrgm sin criterios prees-
tablecidos, que tiene *y:h9 más que r...;;;;;ara
dad, nos ¡econciliamos con ella, es áecir, tratamo, d. .rtu, en ar- renciar que con la capacidad pur, árd.ru, y orri',,r. I
monía con el mundorr.sa La comprensión deviene así la otra cara de
r,_,brráir;-;;rt;",
este contexto, los juicios no tienen nunca
un carácter.on.iry."i.,
i,
". t
la acción. más obligan al asentimie-nro por medio
de una .orr.l,rrionlJg;;;,,.,
F¡ente a la objetividad lo que conviene a esre pensar que reror-
na al mundo es la imparcialidad, que como hemos visto nt equiva-
te irrefutable (véase, Infra fi. Zb).
N recorremos a la
I
con el fin de colocarnos
le a indiferencia. Imparcialidad que Arendt encuentra.r, Ho-.ro,
cuando decidió canthr la gesta de los ftoyanos aravez que de los
-juzgar
«en el iugar de oüo>>,.se r¡ata de-imaginación
páru.
larged mind). por utilizar términás a"
,"";;'r;;i;;i"_irrrr" t* t
ar."¿r, r^'*^;i";;1állr..n-
aqueos y proclamar la gloria de Héctor ranro como la grindeza de
Aquiles; aquella imparcialidad homérica de la que ," h]ro eco He_
trena para ir de visita». Esro no presupone
Ag"" ,ip""l;;;;;;., t
patía, mediante Ia cual pudíéramos po'n.rrro, en ra mente
de todos ros
ródoto y también Tucídides. Los griegos up..rrdi..o., a compren- ni un dejaise hechizar prsiu-um.nt. por la T
{emá1, ,n..rr. J.loñ.or,
der, no a comprenderse, como indiviáuos, sino a mirar el *lir-o
mundo desde la posición del otro, ver lo mismo bajo aspectos muy
sino el compromiso d. pe.rsripo, ,i
-lrrná Srttrirrürl:"ó,,i., t
distintos
_y, a menudo, opuesros.t, Este tipo de ápu..iulidud .,
también 1o que persigue Arendt en su lectura de la iantiana críti- . 86. Para un estudio acerca de las similitudes de la rectura deracrítica der juicio en
Arendt y e,, Lyotard, véanse Forti, Simona,;b.
I
83. Arendt, H., Reply to Eric voegel.in », Reatiew of politics,enero 195.r (ac-
<<a
Kantism of Arendt and Lvotard»."
ge, Nueva Yo¡k 1992.
S;*ñ,",
;rr. . Ingram, D., «The posrmocrcr.
a.'iri^p.¡,¡r¿g¡rgLyotard,Rourlc,l I
tualmente enEssays inl,Jnderstanding,pag.4os). Se trata
donde A¡endt habla del método- seguidá
i.
urro d. ro, po.o, ,.*ro.
§ara dar cuenta del fenómeno del totalitaris-
mo. voegelin había hecho una reseña de Los orígenes... que se publicó junto a
87. Kant, I.,Crínca deljubio,540.
88' sobre el papel delserbstdenken enraobra
<<Pensare übe¡amente' pensare ir mondo,
de Arendt, véase Boeilrr, l,,rrr,r,
t
la res- -[tr^d. * óiáii-rl¡¿, ttere ar mondo il u,tn,r,,,l.¡
puesta de Arendt.
84. <<Comprensión y político>, pág.30.
Tartaruga, Milán I990
I;;";;;.:.];19961 yLonrns, I)rr,irttc, .srr,
crst..,
tir en comm^un et juger par soi-mém.r, j *"".gráff co de É,nrles p/.,/,,,,n,¿,,,,¡,,u,
;
85. En t re p asadg y faturo, págs. 59 -60; 2j 9 -27 g. qiles, n. 2, 1985.
.n
".
t
s
n
,,
t )6 FINA BIRULÉS TNTRoDUCCIóN 37
f piensa con mentalidad extensa, decía el propio debe. apartar-
5T',t' xiones arendtianas radica en que están hechas desde una decidida vo-
{ ." .l.lus condiciones privadas subjetivas del juicio y reflexionar so- luntad de no obvia¡ el hecho de que nuestra humanidad ha perdido
(que.no-puede
bre su propio juicio disde un punto de visra universal el hilo de su tradición ya que, a pesar de toda la sofisticación de su
{ d.t"n it -á, qrr" poniéndose en el punto de vista de los demás)' historiografía, ha perdido la facultad de la memoria. Basta recordar
"i
ESte modo de pensar nos ofrece una cierta inparcíalidal,
pero
aquellas palabras de Arendt en las que enfatiza que sus ensayos tie-
.J -como
va indicaba antes- no nos dice <<cómo actuaD> ni siquiera nos indica nen un único propósito: ganar experiencia en cómo pensar; no con-
cómo aplicarro el saber logrado por su mediación a la vida política. tienen prescripciones acerca de qué pensar o qué verdades sostener.
al Afirma hrendt: <<Kant noJi.. .ó*o tener en cuenta a los otros; pero
-
t A la vista de todo e1io, cabe afirmar que, cuando antes nos ¡efe-
ríamos a la responsabi-lidad hacia el mundo que se transparenta en «|os
Vivimos en un mundo en que el propio cambio se
ha convertido en algo tan obvio que corremos el riesgo
t t' x I
rncnto, á. p.rrru-iento despiadadamente honestos>>el de Arendt,
.l
c ri
,licl,a rcsponsubilidrd subraya la importancia de la inscripción histó-
de olvidar incluso qué es lo que ha cambiado.
IIr,NNarl AnrNor
t .icrr crr ,,i, -urdo común y de la comprensión nunca definitiva del
¿l(.ollt(:ci¡ticr-ltoe4 en qna tierra hecha habitable gracias a la obra de los
t lr,rrrrbrcs. Sc trata, pues, de un concepto político.
Y hab-ría que añadir que, buena parte de lafuerza de estas refle-
A principios de los años setenta, Arendt afirmaba haberse incor-
porado claramente a las filas de quienes <<desde hace algún tiempo se
.l
a
38 FINA BIRÚLÉS
INTRODUCCIóN
39
cada, despierta el pensamiento de esta judía-alemana.
Hasta este mo-
menro había sido conocida.pg..r,l independencia de p.rrrÁi.rr,o
' en un lugar verdaderamente incómodo;
basta recordar arguna
y caracterizaciones que de
por su análisis histórico der fenómeno del totrlitarir*o ha merecido _por ejemplo, ,q,r-.lür.qr.
J.as
,_ .9.9,
Argn{1 H.,The lew as axd politics in tlse Modern Age
101' En rgT2HansMorganthau preguntaba
servadora? ¿Es liberal? ;Dó"nde
a Arencrt: o¿qué., urt..ri ¿ris co,-
{
(Feldman, R. H. comp.) Grove laríab,l-ewisb_lde.atíty
Press, I.Íueva york t9ZS. ;. ;;ü;;,:;í' 1,,, n".rr,*. urr.' .,,n,1,r,r,r,,
"r,r"
l
neas?.>> <<on Hannah
100. fuendt, H., Rabel Vanhyryn:.t!e Life of a nr.n¿,".n1111, ü rr'i,..,r,,1 l',',,',,. ,.,,., pti¡4.
Jeutess, East and \West Library, 102. Comodetectóparrl.Vnlcry'y,1,,,'Ar.,ii, 'ül{"¿,,,,1*u¡r. r67.
Lond¡es 1958; ed. alemana, Piper, Munich 19i9. ' ""' "' l.r¡r,,rr,lcrr.rucl,»,
Oeuures complé/es, II, Irrl. l,lóirrrlc, ,i.¡ ,i
¡,,ii
¿
;
I FINA sinurÉs
40
I nos conduz ca alatentación de liberarnos de ella
y.consi-
,ados- AGRADECIMIENTOS
{ ;;;;;o"" en el lugar del poder no hay nadie. Pero'como observahay na-
{ ar"rai.rr"^rigrinl" el más terrible de 1os despotismos:_«no
hublut con este Nadie ni protestar ante éb;'
il;;;;;;áu
I Fma BlnurÉs
I Universidad de Barcelona
A
a
l
I
i
ür
d
;
il
{
{ ¿QUÉ ES LA POLÍTICA?
t
t
il FnacltrNro 1
t Agosto de 1950
{
¿Qué es la política?
{
1. La política se basa en el hecho de la pluralidad de los hom-
il bres. Dios ha creado ¿/hombre lMensch), /os hombres son un pro-
.+;
Til
¿QUE ES LA POLITICA? A1
46 TEXTOS DE HANNAH ARENDT
fl
L Capítulo: Los prejuicios
{l
a) El prejuicio contra la política y lo que la política es hoy de hecho
J5
En nuestro tiempo, si se quiere hablar sobre política, debe empe-
{rr zarse por los prejuicíos que todos nosotros, si no somos políticos de
profesión, albergamos contra ella. Estos prejuicios, que nos son comu-
{ nes a todos, representan por sí mismos algo político en el sentido más
fl amplio de la palabra: no tienen su origen en la arrogancia de los inte-
lectuales ni son debidos al cinismó de aquellos que han vivido demasia-
J5 do y han comprendido demasiado poco. No podemos ignorarlos por-
que formán parte de nosotros mismos y no podemos acallarlos porque
I apelan a realidades innegables y reflejan fielmente la situación efectiva
en la actualidad y sus aspectos polÍdcos. Pero estos prejuicios no son
rll juicios. Muestran que hemos ido a parar a una situación en que políti-
camente no sabemos --o todavía no sabemos- cómo movemos. El pe-
,II ligro es que lo poiítico desaparezca absolutamente. Pero los prejuicios
se anticipan, van demasiado lejos, confunden conpolítica aquello que
¿ acabaúacon la política y presentari lo que sería una g}]@L[l¡fe como si
perteneciera a la naturaleza del asunto y fuera, por lo tanto, inevitable.
) <<Tras los prejuicios contra la política se encuentran hoy dÍa, es decir,
t 4.o E.l pasaje puesto entre comillas simples está tachado en d original y no se ha
d
rl
50 TEXTOS DE HANNAH ARENDT
TNTRoDUCCTóN,r re porfrlca r 51
de la polÍtica antes que de sí misma (mediante un gobierno mundial Sin embargo, los prejuicios contra la poJítica, la idea de que Ia po_
que disuelva el estado en una maquinaria administrativa, que resuel- lítica interior es una sarta fraudulenta y engañosa de intereses e ideo-
va los conflictos políticos burocráticamente y que sustituya los ejérci- logías mez_quinos, mienrras que la .*táor?rcrú, .ro.1, p-pagan-
tos por cuerpos policiales). Ahora bien, esta esperan2a es de todo davacíayla cruda violencia son considerablemente más aniiguos que
punto utópica si por política se entiende que generalmente la invención de instrumenros con los que poder destruir toda'vida L¡-
ocurre- una relación entre dominadores-cosa y dominados. Bajo este gánica sobre la Tierra. Por lo que concierne a Ia polÍtica interior, es-
purito de vista, en lugar de una abolición de lo político obtendríamos . tos prejuicios son al menos tan antiguos más de un cenrenar
una forma despótica de dominación ampliada hasta lo monstruoso, de años- -ulgo la cual pretendía
como la democracia padamentaria, re-
en Ia cual el abismo entre dominadores y dominados tomaría unas presentar, por primera vez en la historia moderna, al pueblo (aunque
proporciones tan gigantescas que ni siquiera serían posibles las rebe- éste nunca se lo haya creído), En cuanto a la política exterior, su na-
liones, ni mucho merros que los dominados controlasen de alguna cimiento se dio en las primeras décadas de la expansión imperialista ¡t{
manera a los dominadores. Tal carácter despótico no se altera por el a fines del siglo pasado, cuando los estados nacionales, no eri no.rbr.
hecho de que en este régimen mundial no pueda señalarse a ninguna_
. -_r_.s_^--*_--_]_--*-;_-fr_-.-,:-^.a>_r ".
de la nación sino a causa de sus inte¡eses económicos nacionales, em- kt
persona, a nrngun despota, ya que la oomñáffinTürocrátftá, fa do- i
'lmñá46n a ravés del anonimato de las oficinas, no es menos despó- i
pezaron a extender la dominación europea por toda la tierra. pero io
que hoy da su tono peculiar al prejuicio contra la política es: ra huida d
¡ltica porque <<nadie>> la ejerza. Al contrario, es todavía más temible,J hacia la impotencia, el deseo desesperado de no ten.r que actuar eran
IJpues no hay nadie que pueda hablar con este Nadie ni protestar antel entonces todavía prejuicio y preüogativa de una clase social rest¡in- YI
él.\Pero si entendemos por politico a-bito dql *rndo e.¡¡§gq-L!§ gida que opinaba como Lo¡d Acton que el poder coffompe y la po_
"n
ho*br"r ¡pgld¡se-tjAlseffe.*riroq:, &Ulalsüsuulos humanoj; una YA
sesión del poder absoluto coffompe absolutamente.' gui .it, .on-
du.fbrtl4rd gu. d. ott o t*o t.-ttdtíut, erlto¡rsg§la$pgag¿¡o
es en absqluto ulópi*qjr. Eliminar a los hombres en tanto que activos
dena del poder se correspondía completamente .on lo, deseos
toáawa inarticulados de las masas no lo vio nadie tan claramenre
¡r
.r ulgo que ha ocurrido con frecuencia en la historia, sólo qr. ro
cala mundial
^ "r-
sea en la fory (para nosotros extraña y pasada
como Nietzsche en su intento de rehabilitarlo
do con el sentir de la época, también confundió,-aunque
é1, de acuer- fr
-b§n o identificá, el poder
de moda) de la tiranía, en la que-láToñiñd de un solo hombre exi-
gía vía Jibre, bien sea en la forma del totalitarismo moderno, en el que
lMachtT, que un único individuo nunca puede detenrar porque surge
de la actuación conjunta de muchos, .o., lu violencia lGewitr), deia
rr
rl se pretende liberar .<fuerzas históricas>> y procesos impersonales y que sí puede apoderarse uno solo. ¡r{
i i presuntañ-ente superiores con el fin de esclaviia¡ a los hombres. Lof
t I propTameñte-¿-FóEiico?zpóIítischl
ffis la dinámica que
sentido fuerte- de esra
-enha desencadenado y que le J
es peculiar: todo y todos los que hasta ayer pasaban por <<grandes>> Fl
hoy pueden incluso deben- ser abandonados al olvido si_el ¡s9-
-e d
t' John Emerich Edwa¡d Dalberg Acton en una carta a M¡¡rrrl.ll (,reiHl¡r.rr, ,r rlr J
abril de 1887: «Powe¡ tends to co¡Tupt and absolute powcr c()rnrl)t,, u1,0,,i,,,.1y.,
1,,,
íd., Essays on Freedom andPouer, selecc. e introd. por (iertrr¡,1" I lirrrrrrrllr¡r 1,, r ;1.r,
coe, III.,FreePress, 1948,pág.j64.(Todaslasnorasrin¡rslrri:¡,.r,lr,ur¡i,l,,rr,l¡rrt¡rl,r
J
libre, donde no impGra el terror, estrictamente a 1o político y [oJrl eCO-
eco- |¡ por U. LIdz apartirdelas que ya se encontraban cn el ur¡rrrrr:it rir, y rlr llpn¡,a
nomlco.
%
riales del Iegado arendtiano. tN. del t.l.)
rrr¡r,. ¿
)
rl
;
4 TEXTOS DE HANNAH ARENDT
TNTRoDUCCIóN a ra polfrrca I 5)
A 52
.il
rt
¿
54 TEXTOS DE HANNAH ARENDT INTRoDUCCTóN e re porÍrrc¡ r 55
-' clado en el pa-sado y por éso se avanzaal juicici y lo impide, imposibi- y se convierten en algo que en origen no eran, a saber,
en aquellas
Iitando con ello tener una verdadera experiencia del piesente. 3i qr.- pseudoteorías que, como cosmovisiones LW e lt an s cb a"
rémos disolverlos prejuicios primero debemos redescubrir los juicios
; ;: n|f,o^o -
géneas o ideologías iluminadoras, pretenden abarcar todu'lu
r.^lidud
pretéritos que contienen, es decir, mostrar su contenido de verdad. Si histórica y política. si la función del prejuicio es prese*r.
esto se pasa por alto, ni batallones enteros de ilustrados oradores ni
bibliotecas completas de folletos pueden conseguir nada, como
muestran claramente los casi infinitos
--e infinitamente infructuo-
sos- esfuerzos dedicados a problemas tales como el de los negros en.
juzga de exponerse abiertamente a ro rear y de tener
§;upone lavaliáez dei criterio paralanaturalezadel asunto. Este cla- la que a la pregunta por el tema de
rcalizada recientemente y en
A ,idc^, y regular, en el que ya no se decide otra cosa que si de un
*odo áo*lrobable se ha operado errónea o acertadamente, tienen
preocupación candente hoy día la respuesta casi unánime fue: el
hombre.' Se respondía esto no en ei sentido de la amenaza concre-
{ mucho mái que ver con un concluir deductivo que c9n un Pensa- ta que representa la bomba atómica para el género humano (una in-
rnienro jazgante.La pérdida de ios criterios, que de heclo determina quietud semejante ya estada de hecho muy justificada); a lo que
{ ,,1*rrráo Áod"-o én su facticidad y que no es reversible mediante evidentemente se aludía era aIa esencia de1 hombre, la entendiera
ningún reromo a los buenos Antiguos o el establecimiento arbitrario cada individuo como la entendiera. De todos modos
A ,ie iu"uos valores y criterios, sólo es una catástrofe para el mundo
juzgar
muestras podrían multiplicarse a voluntad- no se duda ni -yunestas
ins-
tante de que el hombre o se ha salido de quicio o está en peligro o
moral si se acepta que los hombres no están en condiciones de
A las cosas en sí mismás, que su capacidad de juicio no basta paraiuz- en cualquier caso es lo que hay que cambiar.
gar originariamente,' que sólo puede exigírseles aplicar coffectamen- Sea cual sea la postura que uno adopte frente a la cuestión de si
ñ i" ."g1á, conocidas y servirse adecuadamente de criterios ya exis- es el hombre o el mundo 1o que está en juego en la crisis actual, una
tentes. cosa es segura: la respuesta que sitúa al hombre en el punto central
{ Si esto fuera así, si fue¡a esencial al pensamiento humano que de la preocupación presente y cree deber cambiarlo para poner re-
los hombres únicamente pudieran iuzgar cuando tuvieran a mano medio es profundamente apolíúca; pues el punto central de la polí-
{ tica es siempre la preocupación por el mundo y no por el hombre
criterios fijos y dispuestos, entonces sería cierto lo que hoy se supo-
ne en general, que en la crisis del mundo moderno más que éste es
*por un mundo acondicionado de alguna manera, sin el cual aquellos
{ que se preocupan y son políticos no consideran que la vida merezca
cl hombre mismo quien está fuera de quicio.* En la enseñ^nza ac -
{ <lénrica sc ha difundido ampliamente este supuesto, lo cual se per- ser vivida. Pe¡o de 1a misma manera que no se cambia un mundo
cibc claramenre en el hecho de que las disciplinas históricas, que cambiando a los hombres de la práctica imposibili-
I ricncn cluc vcr
sc,
con la historia del mundo y 1o que acontecióo
-
en é1,
t cultades, .t
qré como mucho se ¡evelan ambiciones de poder total-
mente antiac;démicas, es que tal desplazamiento del interés -del
estatutos y similares. Dondequiera que los hombres coincidan se
abre paso entre ellos un mundo y es en este <<espacio entre>> LZwis-
{ mundo al hombre- se manifieste en el resultado de una encuesta chen-Raurnf donde tienen lugar todos los asuntos humanos. El espacio
11
.il
sT
J
58 TExros DE HANÑAH ARENDT
TNTRoDUCCTóN e r-¿ PorÍrrce t 59 I.f
que aquí se habla es el mundo humano, o sea el resultado del pro- \r{
ent¡eIóshoinbres,queeselmundo'nopuede'existirsinellos'-porlo
dift'ánti^ dt t'n universo sin hombres ár.i. y actuar humanos entendidos comúnmente. Dichas capacida-
oue un mundo ,in i'otito'-u des p.rterrecen sin duda a la esencia del hombre; si fracasan, ¿no de- Vá
:T##;üilil;Ll.r, ,.rí^ en sí mis¡rr*o,na contradicción'
bería cambiarse la esencia del hombre, antes de pensar en cambiar t:l
Pe¡o esto no ,ignifitu ;" "f Án¿o
y las catástrofes que tienen lugar
p"o' sucesos humanos' ni muchomenos que mundo? Esta objeción es en el fondo muy antigua y puede apelar a H
en é1 sean diluibles los mejores testimonios, por ejemplo a Platón, quien ya reprochó a
se deban a algoq,t
""
'J;dt-u
ttel hombte' o la esencía de los hom-
mundo' en cuyo centro' suceden Pericles que tras la muerte de éste los atenienses no fueran mejores
¡l
bres. Pues el mundo y f" t*"¿el que antes.
los asuntos hr*,'o','"-t""
l^ expresión o' como quien dice"la re- ' ¡rr
de la esencia humana' sino al con-
oroducción impuesta lt*tt'iot
i.*a "ü;ñá. ¿ñ.1"s- hombres son capaces de pro'l:'cir
tl1o' mismos' a saber' cosas' e incluso
fr
lberstellenl^lgo qlr"'i-'o='ot' á
o espirituales son p¿ra ellos' rea-
los ámbitos d..ro,nioudo' Ái*itot
iii^¿;;;rd*;;, Jil' l"' podt' -á""'' sólo en la medida en
como un YA
q""li.fr"t ámbitos están cosificados' en que los presentan
que se
hombres actúan les
mundo de co§as. f''tá rnt"'do de cosas
condiciona y por este motivo toda
en
catástrgfe que sufre repercute so- 1
en alsuna catástrofe tan mons-
i;" Iif.t y fár'uf..,u' Podría
truosa que aniquila; ñ;íJtr
pensarse
*"'¿"'Lcluso las capacidadesT. t{
de manera que
producir
;J;;;;.. p"., .oniigorarlo' para Hasta podríamos
animal'
cosas'
imaginar- Y
se quedara ,io *tt"io,"t"*o "t'
;;; q". tales catástrofes tuvieron--1'g".
prehistóricos y que ti*ut tribus' llamadas-
en el pasado'
primitivas'
en tiempos
desprovistas lr
imaginarnos que
de mundo, son sus residuos' También- podríamos
que dtjura vida humana tras de sí'
T
una gueffa atómica,^Jffiendo
podría provocar rnu tuiá"'ofe semejante
al destruir el mundo en su
o mejor el curso del mundo
t
totalidad' P..o ,i"*p-* ttta tf myndo'
;;i;.ilh*br'., yu no son dueños, del que esrán tan alienados ¡r
proceso puede imponerse sin
que el automadsmoi'útttntt a todo
trabas_ el que .r"r;;;l;d.strucción áe
los hombres y no ellos mis- I
Sin .*bu,go, L'
'r*ib;;;
mos.
,.
iu p"ot'p'ción por el-hombre citada
á. trl.r posibilidades. Más bien lo grave
más
y angus- I
tiante de ella"r,I
de estos peligros
es q"; ;;á;*tiende por- completo
;;;;; kaull,""),sumamente rtales'
y los elude desde una in- I
reflexionar pero no actuar
se puede
,.iiori¿u¿ donde'tomo máximo ;
ni'cambiar nada.
Naturalmente podría obietarse
con facilidad que el mundo de
!
7'o En el original: la aPtituil "' I,
Á
;
f,
{
{ INTRODUCCIÓN A LA POLÍTICA II
t
A
fl Fnaourxro J,r
fl
.lt a) Presentación: ¿Tiene la política todauía algún sentido?a
t le?tte mrsma, que se diría qae todo lo demás está de sobra. La rcspilesta es el sentido
e?t sí
de la política es k libertad. Lo carioso de esta respuesta es que resulta obuia y conuence, aun-
que entra en contradicciór con ks definiciones que ks ciencias políticas dan en la Edad Mo-
il dema a lo político y tanpoco coincide con la diuersid¿d de teoia.s que, desde Platóx, los fi-
lósofos de lo político suelen aportar. Pues estas definicíones y korías parten de que la
t el sentido de que ésta es su fix, es decir, algo fuera de la política 1 para lo que la política es
sólo ax rnedio. Pero el se*ido de atla cosa, a diferencia de su fin, esá incluido en ella mis-
ma. Por lo t¿nto, si k libertad es el fin de la política, tto paede ser su sentido. Consi-
t guienterzente, la libertad empieu donde el ejercicio de h política tennina
ruanera que b existencia de un objeto producido cualquiera mmienu en el nomento
la misma
-de en que
t su productor le da el último retoque. Pero lafrase: <<El sentido de la política es h libertad>>
alude a algo completamente distinto, a saber, a que la libertad o el ser-libre [Frei-sein] esai
incluido en lo político y sus acttüidades.
an, Actualmente estdfiios sin duda mily cercd de entender la libertad cono at fin de la
política, y puede que la obuiedad de lafrase <<el sentido de k política es la libe¡tado ten-
,il, ga mucbo que Der con este maletztendido.
,lt
T
62 TExros or HañN¿x ARENDT TNTRoDUCCTóN a re porÍt.rc¿ rr 63
es la-libertad. Su simplicidad y contundencia resíde en que es exacta- ca y es de suponer que la mayotía estaría de acuerdo con tal objeción.
mente tan antigua, no como la pregunta, que naturalmente ya surge Pero esto no modifica en nada ni la esperan za pregrrntu. si lu po-
de una sospecha y está inspirada por la desconfianza, sino como la lítica trae la desgracia y no puede abolirse, sólo-nila
quidan la desespera-
existencia. de 1o político. Pero hoy día esta respuesta no es ni obvia ni ción o la esperanza de que el diablo no será ran malo como lo pirr,un
inmediatamente convincente, cosa que se aprecia con claridad en que esperanza bastante tonta en nuestro siglo, en que desdeia pri-
nuestra pregunta actual ya no cuestiona el sentido de la políticataly
-una
mera guerra mundial hemos tenido que ver cómo cada diablo que la
como antes se hacía: a partir de experiencias que eran de natu¡aleza política nos presenraba erumucho peor de lo que a nadie se le h,rbi.-
no-política lnicbt-polltiscál o incluso anti-política Lanti-politiscbl. ra ocurrido pintarlo.
I.{uestra pregunta a-ctual surge de experiencias polítíc4s muy reales: dos experiencias, que provocan la pregunta por el senticlo
. .Estas
de la desgracia que la política ya ha ocasionado en nuestro siglo y de de la política, son las experiencias políticas f.*dr*"ntdes de nuesr¡a
la mucho mayor que todavía amerrazaocasionar. De aquí que nuestra época. Si uno las pasa por alto es como si no hubiera vivido en esre
pregunta suene mucho más raücal, mucho más agresiva y mucho mundo, que es el nuestro. No obstante hay entre elias todavía una di-
más desesperada: ¿tiene, pues,la política todavía algún sentido? ferencia. Por lo que respecta a la experiencia de la politización total
En la pregunta planteada de este modo así es ya como se en los estados totalitarios y a la cuestionabilidad de lo polídco que
-y
plantea a cualquiera- resuenan dos ecos: primero, la experiencia de surgía de ella, es u¡ hecho que desde la Andgüedad ya nadie creía
los totalitarismos, en 1os que ptesuntamente la vida entera de los que el sentido de ia política fuera la libertad; uií .oo,o iambién es un
hombres está politizada la consecuencia de que no hay libertad hecho que en la Edad Modema, tanto teóricá como prácticamente, 1o
-con
ninguna. A partir de dicha experiencia, y esto significa a panir de político únicamente vale como medio para proteger la subsistencia
condióiones específicamente modernas, nace la cuestión de si la polí de la sociedad y üal productividad del libre desarrolio social. Así
tica y la iibertad son conciliables en absoluto, de si la libertad no co- pues, ánte el cuestionamiento de lo polÍtico tal como se da en la ex-
mienza sólo allí donde acabala política, de manera que simplemente periencia totÑraúa, sería posible en teoría un retroceso a un punro
ya no haylibertad donde 1o político no tiene tinal ni límites. Quizá ias de vista históricamente anterior si las formas totalitarias cle
cosas han cambiado tanto desde los Antiguos, para los que política y dominación no hubieran hecho -comomás que demosuar aquello que el
libertad eran idénticas, que ahora, en las condiciones modernas, una
y otra han debido separarse por completo.
pensamiento liberal del siglo x,* ya había mostrado. En cambio,
desconcertante que la posibilidad de una aniquilación física absoluta
lo
I
En segundo lugar, la pregunta se plantea inevitablemente a la vis-
ta del inmenso desarrollo de las modernas posibilidades de aniquiia-
tiene para lo político es que precisamente no permite ese retroceso.
Pues lo político amenaza precisament. ,q.r.llo que, según la Edad
tl
ción, las cuales, al ser monopolio de los estados nunca se hubieran Mo_dema, justifica su exisrencia, a saber, ü pura
iosibilidad cle vivir LI
desplegado sin ellos, por 1o que sólo pueden aplicarse en el ámbito de la humanidad en su conjunto. si es verdad que la política es algcr
político. Aquíya no se trata únicamente de la libertad sino de la vida,
de la existencia de la humanidad y talvez de toda la vida orgánica so-
necesario parula subsistencia de Ia humanidad,8' .nto.r.", ha empc-
zado de hecho a autoliquidarse, ya que su sentido se ha vuelto brus-
h
bre la Tie¡ra. La pregunta que aquí surge convierte todo 1o político camente falto de sentido. Í
en cuestionable; hace dudar de si bajo las condiciones modernas po- Esta falta cie sentido no es ningun a aporiaficticia; es un estado de
lítica y conservación de la vida son compatibles, y secretamente ex- cosas absolutamente real del que podemos darnos cuenta cada día si h
II
presa la esperanza de que los hombres serán razonables y abolirán de nos tomamos la molestia no solamente de leer los periódicos sino
alguna manera la política antes de que ésta los elimine a todos. Cier-
tamente puede objetarse que la esperanza de que los estados niueran
. . 8.o En- el original: que la política no es sino algo necesario para Ia subsistencia cle
o de que al menos la política desaparezca por una vía u otra es utópi-
I
Ia humanidad.
I
;
t 64 TEXTOS DE HANNAH ARENDT TNTRoDUCCTóN ¡ ra porÍrlca lr 65
{
tambitln de preguntarnos, en nuestro disgusto por el desarrollo de to- de los procesos que necesariamente interrumpe. En este sentido, a la
{ Jo, lo, protl.á^r políticos importantes, cómo podríamos hacerlo transcendencia religiosa de la fe en los milagros, corresponde la t¡ans-
La falta de sentido en que ha caÍdo la cendencia comprobable en la ¡ealidad de todo comienzo en relación
fl -.jo, dudus las circunstancias.
poútica en general se aprecia er..gl! todos los problemas políticos a la conexión interna de los procesos en que irrumpe.
particulares se pfecipitan a un callejón sin salida. Como sea que con-
t 'rid"r.-o, la siiuación e intentemos calcular los factores particulares
Naturalmente éste es sóio un ejemplo para aclarar que lo que lla-
.mamos efecdvamente real, ya es un plexo de realidad mundanal, or-
'- gántca y
t que la doble amenaza de los estados totalitarios y las armas atómicas
' y, sobre todo, Ia coincidencia de ambos- nos plantea: no pode- humana, qr. pr..iru-entá como tal realidad ,u.. .on lu
marca de las «improbabilidades infinitas>>. Pero si tomamos este
t ,,.,á, .i siquiera imaginarnos una solución satisfactoria,..aun cuando
¡,,.,r.,prri3rumos la mejor voluntad de todas
las partes (1o que como
ejemplo como una metáfo¡a de lo que pasa realmente en el ter¡eno de
ios asuntos humanos, entonces empieza a f.allar. Pues por lo que res-
t ,.¡; ,,,lri.lo no podemos hacer en política porque la buena voluntad
lr.y no g raitirala buena voluntad de mañana), Si partimos de la
de
1ó-
pecta a éstos, de lo que se trata, como decimos, es de procesos de na-
turaleza histórica, esto es, de procesos que no transcurren en forma
no nos sea
{ ¡ii., irrh-erente a estos facto¡es y suponemos que nada -que de desarrollos naturales, sino en la de cadenas de acontecimientos en
iruy yu conocido determina ni determinará el curso del mundo, en- cuyos engarces este milagro de <<improbabilidades infinitas» aconte-
{ ,oá.L, sólo podremos decir que un cambio decisivo para nuestra sal- ce con tanta f¡ecuencia que nos parece extraño hablar de milagros
vación sólo^sucederá por una especie de milagro. Ahora bien, para (debido a que consid.rr-o, qr. il proceso de la histori" ..r.rltu d"
t consi<lerar con toda seriedad qué significaría este milagro y eliminar
la sospccha de que esperar milagros o contar con ellos es una mera
las iniciativas hümanas y está continuamente atravesado por nuevas
iniciativas). En cambio, si este proceso se contempla en su puro ca-
{ fiiv,,li.la{ o ,r.rr1ig"..ra necia debemos olvidar en primer lugar el roi rácter procesal naturaknente es lo que ocurre en toáas las fi-
,¡rr,, cl nrilagro clcsde siempre ha representado en la fe y en la supers-
-y para las queesto
losofías de ia historia el proceso histórico no es el resul-
t ri, i.ir¡, .:s rlccir cn la rcligión y en la pseudorreügión. Para liberarnos tado_ de la acción conjunra de los hombres, sino del desarrollo y
,1,'l ¡,r't'jrrir:ie ,lc c¡trc el rnilagro es un fenómeno genuina y exclusiva- confluencia de fuerzas extra, sobre o infra humanas, esto es, en lai
fl ,,,,.,, t,. rt:li¡1iosg, cn cl que algo ultraterrenal y sobrehumano irrumpe que el homb¡e que actúa es excluido de la historia- cualquierhuevo
..rr l,r rrr,r¡c'l¡t rlc ltls asttntos humanOS O de IOS CUTSOS naturaleS, qUi-
t z¡ui (.()trvclU{il tcucr prcsente que el marco completo de nuestra exis-
inicio en é1, sea para bien o para mal, es tan improbable que todos los
grandes ácontecimientos se toman como milagros. Visto objetiva-
t's lrr
A.
lilrt'ti S imilar al de ios Procesos rlatu- - FRAGMENToSB
§í
,,,",,,o, /cornienro, emPezar algo nuevo,
l'
sí mis-
.1,.c?§- S ,Lnamente, comé¡zar Por
Ertad Yace en este Poder-comen-
de que todo b) Capítulo l: El sentid'o de la políticae ¡J
¿ ertriÉa enelfactum
ui.rr. ,l mundo -que Ya estaba
nuevo comienzo' LapreguntaporelSentidodelapolíticayladesco.nfian.zafrente
t¿
mismo un políti-
,ór, Áuy antiguas, tanto como la tradición de la filosofía
,
u
idéntica a comienzo o' hablando
§ "[u a Parménides y se originan {
ca. se remohiur, , ñlutór, y quizás incluso
taneidad nos resulta muY extraña por los filósofos en la polis,
de nuestra tradición de pensamien-
;;..p*i.n.ias sumament. i.ul.r üvidas
¡d
l)()rcpre cs u,. - -
humana que ha
:ntificar libertad con libre albedrío
y .rro o, en la forma de organización de la convivencia
to conceptual y sus categorro- - determinado tan eiemplir y modélicamente 1o
que todavía hoy en-
;;#;;;;úu.. ¡¡'á'á r' riu'"'¿ de elección enffe dos alterna-
palabras f,
entre el bien v el mal- y no sim- ;;¿;;, por po[íicu^que incluso de ahí proceden nuestras
tivas va dadas
-dicht;;;;;te:
querer que esto o ao'',.11o sean así o asá. Esta para designarlo en todas las lenguas europeas' al
;ifi#U rru..ü¿^i. *otiuo'' en los que aquí no Tan*tig,u,comolap,.guot"porelsentidodelapolíticasonlas
tiene naturalmente sus buenos
tradición respuestas qle justifican la política, y casi todas
las detenninaciones o
fortalecida po-r 1a convic- I
oodemos entrar, y fue extraordinariamente áLii"iao""t de io político que hallamos en nuestra tradición son, por su
i.ri.lr-Á,ieüedad, de q-u91a libertad no sólo no
:,?,::'#:',üil sino que' al contrario' únicamen-
auréntico .orrt.niáo, justificaciones. Hablando en general,
todas estas f
reside en la acción y t" to polítilo' justifiCaciones y definiciones vienen a designar la políticacomo un me-
;.H;#ffi.i iá*Ur. ienuncia a acruar, se retrae sobre. sí mismo áo poru un fin *ás elevado, fin último, por cierto, cuya determinación {
retirándosed.lmu'doyt'itulopolítico'Frenteaestatradicióncon-
sólo la experienciu,'"'de'tipo pri-
i,rri¿o muy diversa a través de los siglos. Aun así, toda esta dive¡sidad
d;il;i.g".i¿ ';É;";; "o frente a ella también se alza sobre se puede résu*i, en unos pocos témrinos fundamentales
y este hecho T
. idr."., át "it r"-bre' an- huÉh po. sí solo de la elemental sencillez de las cosas que aquí tratamos'
"rá" compl.iam.nte olvidado de ias lenguas f
todo el restimonio
""n.u Lá po[tica, se dice, es una necesidad ineludible payala vida hu-
.l signihcacomenzar y dominar' es de-
tiguas, en que s.riei'"
"'l"in *uru, ánto individual como social' Puesto que el hombre no es a,-
;i,ilIilil v tr"r*iiá'o'¿:n oo'io
algo en marcha' es decir' desen-
tárquico, sino que depende en su existencia de otros, el cuidado
de !
*of;;,Hl1"r:ltlrn.rr.milagros cualla convivencia sería imposible.
es un rasso det catlejón sin satida
de ninsuna manera esta espe-
ésta debe concernir u iodos, sin 1o
Mirion y fin de la política es asegurar.la vida en e1 senti'do más amplio.
a
a que ha ido a parar nuestro mundo'
ranza nos saca del ál;il;;ú;i*.orígirurio."si.l
senrido de la polí-
ningún otro- donde
E's"i1^q,i.nhaceposiblealindividuoperseguirenpazy.tranquili-
dad sus fines no importunándole --es completamente mdlterente
en a
dca es la libertad, es en este espacio to en q"á .rf"r^ de la vida se sitúen dichos fines: puede tratarse, en el
tenemos el der"cho u-"tptt^t "'if'g'o''
No porqu: -y
creamos en ellos
;á;;G"", de posibilitar que unos pocos se ocupen de la filosofía
sen-
a
en la medida en que pueden actua.l'
son ca-
th";;;ñJo, ho*btti t i*o':Yi"l]:l^d:ll::::t:: o,., .l ,"."ti¿o Áod.rno, dá asegurur a muchos el sustento y un.mí- tr
paces de llevar a J;i; i'";robable
plegunta 'le si la poiiüca tle- il;;J.r;á;á. ouao'q"", .J*o Madison observó "na "e'" e"
cabo continuamente, lo sepan o no._La L
toduuiu ulg,1., ,.nti¡o, áuo cuando
aiabe en la fe en milagros -y
n.
9.* Corrección de: Ptesentacióa: ¿Tiene Ia política todavía aigún sentido?
¿dóndedeberíaacabar,sino?-'nosconducéinevitablementede 5. Thefederatisrn.)1 (Madiso¡): nButwhatisgovemmentitself butthegreatest Y
i,r.uo a la pregunta por el sentido de la política' o[ all reflections on human nature? If men were a.,gels, no government
§/ould be ne-
I
r
66 TEXTOS DE HANNAH ARENDT TNTRoDUCCTóN e r¿ porfrrce u 61
I
of ali ¡eflections on human nature? If men were angels, no govcnrr¡rc¡rr w,,ut,l l,c r,r
;
il
68 TEXTOS DE HANNAH ARENDT TNTRoDUCCTóN a re polÍr¡c¡. u
il 69
yl
s
il TEXTOS DE HANNAÉI ARENDT INTRoDUccTóN e ra porÍr¡ca tr 73
72
{
tes ideoiogías no el mafxismo, que proclamaba el reino de la Que la idea de que la política tiene inevitablemente algo que ver
A libertad
-pero
y entendía la dictadura del proletariado en el sentido roma- con la libertad, idea nacida por vez primera en la polís griega, se haya
,ro, .o,,ó una institución pasajera de la revolución- han osado cor- podido mantener a través de los siglos es tanto más notable y conso-
d tar este hi1o, de manera que lo propiamente nuevo y espantoso de
libertad
lador si tenemos en cuenta que en el transcurso de tal espacio de
ellos no es la negación de la libertad o la áfirmación de que la tiempo apenas hay un concepto del pensamiento y de la experiencia
t no esbuena ni necesaria para el hombre; es más bien la convicción de occidentales que se haya transformado, y también enriquecido, más.
qu,: la liberrad del hombre debe ser sacrificada a1 desa¡rollo histó¡ico Ser libre significaba originariamente poder ir donde se quisiera, pero
f, .,.ryo pro."ro puede ser obstacuiizado por el hombre, únicamente si este significado tenía un contenido mayor que 1o que hoy entende-
ósi" a.túa y se mueve en libertad. Esta concepción es común a todos mos por libertad de movimiento, No solamente se refe¡ia a que no se
f, i,,r,rruri*i"ntos políti'cos específicamente ideológicos. Desde una estaba sometido a la coacción de ningún hombre sino también a
que uno podía alejarse del hogar y de su <rfamiü»> (concepto romano que
4 l)cr.ril)cctiva teórica lo decisivo es que la libertad no se localice ni en el
i,,,,rilrr" que actúa y se mueve libremente ni en el espacio que surge Mommsen tradujo sin más por servitud).7 Esta libertad la tenía úni-
t de su aceleración. Los medios por los que esto sucede son la coacción
deJ rerror, recibida del exterior, y la coacción, ejercida desde el inte- 7. Theodor Mommsen, Rómiscbe Geschichte,.3 vols.,5" ed., Berlín, \X/eidman,
rrf rior, del pensamiento ideológico, esto es, de un pensamiento que en 1868-1870, vot. t, pág. 62.
cieria mádida también intemamente sigue la corriente en el sentido 8. La palabra es pbilopsychia. Véase Jacob Burckhardt, Gnecbísche Kalturge*
t del río de la historia. Sin duda, este desarrollo del totalitarismo es
realmente el paso decisivo en el camino de la supresió¡ de la libertad,
chichte, ed. completá, 4 vols., Múnich: dtv (6075-6078), L977,vol.2,pág.391: <<...amor
alawda (philopsycbia) es pues un reproche contra el que el griego a sí mismo y el trági-
co a sus personajes heroícos acostumb¡an a defender. ... generaimente el amor a la vida
,til lo que no niega que desde un punto de vista teórico el concepto de li- es at¡ibuido a los sírvientes y esclavos como un rasgo denigrante que los diferencia de
bertad huy, áesaparecido allí donde el concepro de la historia ha los libres». Esta cita se halla en una notita conservada en el Iegado A¡endr en !ü'as-
ñ reemplazado en el pensamiento moderno al de la política' hington.
al
.l
¡
74 TExros DE HANNAH ARENDT ¡r
rNTRoDUccróN e ra porÍrrca ¡r
des ca¡dinales de Ia política, yaque
mundo púbüco común a toáos
únicamente podemos acceder al
est¡echo vínculo de ro porítico con Io homé¡ico. y
15
v
que es el espacio propia_ no sóro porque Ho-
.mente político, si nos alejamos de "ororit1,
nuestra existencia piirrjr'v
mero fuera el educador de esta poris sino ,^*ure"
p*qíl'segun lr|
pertenencia alafamiliaa ia que d.l, comprensión que de sí mismos tenían ra
nuestra ,id, .rü *iJr:;'";á, lo, gri"gor y lí b
dos, el espacio que penetraÉ* lo,
q* "r"-
r. rtr.uírn a cruzatel dintel la polis esraban "r]r"i".iA,
intimrm.r,i.'ffir'l;;"r.'ü,
de su. casa dejó de ser ya en rrn tiemio 9*::: _d,e
rlencras ya presentes
."0._
grandes empresas y aventuras,
muy temprano un ámbito de
de las que. aiguien sólo podía esperar
'/
en é-1. Así, el concepro ..rrtrur a. u
dominada por ningún tirano, lo, .orá.pt o, iiur.,".
d, ;roroál)".'rr"gorin
p.u, L
salir victorioso si se aliaba.o" se remirían sin dificurtad a. ros tiempor'rr".n¿ri.ár"'fñíui-ürro*0,
el mundo que se abre a los valientes,
o*or igü*i er. Áá.riar:;; ü., .,
ti, ur.rr,rreros y los emprende_ Ioc' cir')t0 ya que, de hecho, ra gru.rdiás, experiencia
de Ias potenciali-
!
dores surge ciertamente una especie
davía político en sentido propio.
á. ..pr.io público,
eril."ri*."te
éste no es to-
esre ámbito en que
dades de una vida-entre iguarls ya se encontraba
las epopeyas homé¡icas; y, to q* quizá
modéli.u*.rr,. .r,
es *á, *p;;;;;.1 nn.i_
lr
irrumpen los emprendedór.r^r,rrg.;**.
uno de ellos puede ver y oír y udriirr.
esrán entre iguales y cada
tu, g.rru, de todo-el *rrá, g.r-
miento de la polis podía entená..r. .o*o
periencias, bien negativamente
una respuesta a estas ex-
--en er sentido .;á;p;.t.r.s en su
lr
tas con cuyas leyendas el poeta y discurso funerario-se refie¡e a Homero:
el narrad"o¡ ¿" frir,".i^
,"i.i; a* laporis d.br, il;;;re para ¿
pués asegurarles la gloria para asegurar ala grandeza de los hechos y paub.ur
ú port.riárá. ¿;;;;;J";;; ¿ 0". h;;;;;;;;o".,.,,,,_
sucede en la privacidad y en r, famila,."
pias cuatro paredes, aquí todo
a *.9"sr*iJil}l i^ oro- nencia más fiablel, que la.memoril .i"l
tuaba en el poema-,,, bien "l
po.,, .o*;;;;';;",:;;:.
_en el sentido en (prc
fl
,pr...á ,qrr.ttui* q* ¡"t^*.rr.
puede generar la publicidad, .s "
á..ir, i^ pr...n.i, de los demás. pero
esta luz, que es ,a co¡dición previa
á. ,ááo aparecer efectivo, es en-
.positivamente
Platón decía (en la Carta XI)ü qr. tu poU,
fluencia de grandes acontecimientos o.urrido,
había nacido de la con-
.r, t"fr.rir-oá o,ro,
u
gañosa mientras es sóro púbrica
y rro políti., Ér .rpr.iá-p,ifuJo"i.
aventura y 7a gran empresa d.rápur*. ru
gestas, es decir, de actividades políticas
grandeza' En ambos casos es como
en sí mismaü J. ,, p..rfa. \r
t* prorrto todo^ha acabado, si er campamento militar homéri-
el campamenro se levanta y los *h¿ro.,,rjil;r;;;;;; ,.,
co no se levantara, sino que,. r"ri¿rru
parúa, se fundara la porii y se
dJ;;;;;;, .iL*..r. ,1"
!
otros que los homb¡es ]ibrás_ regresan
, .rrr. Ert" .rjr.io p-,iiti.o encontrara con .ilo ro"ffio-dond"
sólo llega a ser políticq cuando
," ;;bL;.
en una ciudad, cuando se
aquél pudiera permanecei prolongadamente. y
por mucho que en !
Iiga a un sido concreto que sobreviva esta permanen cia orolon gada h3y
,rrrio u las gestas memorables apodido transformarr., .i ."" r*i-
como a los nombres de sus autores,
y lo, t.rnr_ ita alaposte¡idad en
do der espacio d. ü porriig;. iñ;;
homérico, que re da origen.
J
Ia sucesión de las generaciones. prá.irárJ, q"..fr.*""" Es por lo tanto natrrral qr. ,liorr,
manente los morules y a sus actos y palabras
a
fugaces, es la polis, po-
ü;;.r_ Iítico, lo que se entendía p", fiU."rá
en este espacio propiamcntc
,. j"rrriur"; el senticlo <lc l;r r.rr
1xr_ Y
Iíticamente distinta de otos^asentamientos, presa y la aventura se debfutó
también t:li3
una palab,:a)r."
(para los que los griegos
d;;ü-.ltu
,. consrruye en romo al
ras había sido en cierra maneru
más y más y ,qr.llo qr"
",, "r,,o
.r u...rorio ir,dirp.nrrl;r.,-
,,r,.,,,,,
i;;';.;,;',s r,, r r,.
J
espacio público, la plaza del me¡cado,
iguales pueden siempre encontrarse.
dorá. ." ,d.i;;,r; fi;;., l* é
" 10. Ehrenberg, ob. cit.
.luy comprender nuesrro concepto porítico
originalmenre aparece en Ia polis gri.gu'o
de libertad tal como f0.*^En el original: fidedigno. G
v
11' según Tucídides, II, 41; véase Hannah
d. ñ;;;;;*ir".rr. Arendt, vita a¡rirtt t¡ret,r,rrt
Leben,nuevaedición 19g1,Múnich-iü."fr,nr..'f'Sp
217),leut,¡rú¡¡ t,rorlg^ttrett
también infra, pág. ll5 y nota Vr,n.
37.
9. P¡obablemente se alude p.alabra asty, para la que el H.G. Liddle
a_l a
A Greek Enslith Lexicon. oxford, ilur.naon'í.¿i..
nificado: ..in the materij sense, opposite
& R. Scott,
is?a, pág.2$)da el siguiente sig-
12. Véase «Die unter platons Namen
y Friedrich Mülier, en: pratón,
übe¡liefe¡ten Ilr.icli», rr¡,1 ,lr I llerr,rrylul¡
s¿*rtrrliwrril,."n 1,, ,r,,,1, rle lir rrrl¡1, lr h, l¡16¡u¡,,,.
cher con la nume¡ación ¿. S*pLrr"r, j
F
polis>>.
1957.1958,vo1. 1, págs. za¡ _tli,,
,.fr.,"ifr"rfrtrr¡¡,r, l(orv,lrlr (l(¡l l, 14, //1,
pag. itl (= ¿;;i t, r ),)lr)| ¡ ¡,¡, |,,,01 ¡
F
YI
*I
f
t 76 TEXTOS DE HANNAH ARENDT INTRoDUCCIóN a ra rorÍrrca r¡ 77
{
presencia de los otros, el trato con iguales en la publicidad de la ágora, que cualquiera es capaz de comenzar por sí mismo una nueva serie.
il la, como clice Heródoto, isegoría, pasara a ser el auténtico contenido Que la libertad de acción signifique lo mismo que sentar un comien-
del ser-libre. Simultáneamente,la actividad más importante para el ser- zo y empezar a1go, nada 1o ilustra mejor en el ámbito político griego
t libre se desplazó del actuar al hablar, del acto libre a la palabra libre. que el hecho de que la palabra archeiry se refiera tanto a comenzar
Este desplazamiento es de gran importancia y se ha ido produ- como a dominar. Este doble significado pone de manifiesto que se
t ciendo en la tradición de nuestro concepto de libertad, en la cual la denominaba dirigente lFübrer) a quien comenzaba uigo y buscaba
-los compañeros para poder realizarTo; y este realizar y llevar a fin lo
t convicción de que actuar y hablar están escindidos y les correspon-
rlcn capacidades humanas completamente distintas es incluso más empezado era el significado originario de la palabra <<actuan>>, prat-
.I.'r:isiva que en la historia de Grecia misma, pues uno de los elemen- tein.Elmismo emparejamiento entre Ser-libre y empezar hallamos en
{ Ios rrriis riotables y estimulantes del pensamiento griego era precisa- 1a convicción romana de que la grandeza de sus antepasados culminó
rrt nr('¡rt() ,1uc desde el principio, esto es, desde Homero, no existía una en la fundación de Roma y de que la libertad de los romanos siempre
I:rl t'scisión fundamental entre hablar y actuar, y que el autor de gran- debe remontarse urbe condita- a esta fundación en que se
-ab
I tlt's ¡it'r;tas también debía ser orador de grandes palabras
n)(:ntc porque las grandes palabras fueran las que debían
-no
sola-
explicar las
sentó un comienzo. San Agustín fundamentó ontológicamente esta li-
bertad romana al afirmar que el hombre mismo es un comienzo, un ini-
t glandes gestas, que, si no, caerían, mudas, en el olvido sino
habla misma se concebía de antemano como una especie de acción.
porque el cio, ya que no existe desde siempre sino que viene al mundo al nacer,
A pesar de la filosofía política de Kant a pafiir de la experien-
-9ue,
,{t C<¡ntra los golpes del desdno, contra las malas pasadas de los dioses cia de la revolución francesa, se ha converddo en una filosofía de la li-
r:l honrbrc no podía defenderse pero sí enfrentárseles y replicarles ha- bertad porque se centra esencialmente en el concepto de espontanei-
t l,l,rrr,k,, y, aunquc csta réplica no vence al infortunio ni atrae a 1a for-
rrrn:r, ('s ulr succs() cc»tro tai; si las palabras son de igual condición que
dad- iólo ,ot hemos dado cuenta de1 extraordinario significado
político de esta libe¡tad reside en el poder-ssrns¡2¿¡- h6y,
ril 1,,:; srrt t'strs, si (conto sc dice al tinal de Antígona) «grandes palabras
-que
cuando los totalitarismos, lejos de contentarse con poner fin a la li-
r(':,1)()n(l('t¡ y r'('l)1lrln los grandes golpes de los elevados hombros>>, bertad de expresión, han querido también aniquilar fundamen-
rrt ( lrr{)n( ('ri l() ([r(: ilcontccc cs algo grande y digno de un recuerdo g1o- talmente la espontaneidad del hombre en todos los terrenos. Cosa
ri.:r.. (.)r¡r'lrllrlrrl scír.cn este sentido una especie de acción, que ia que por otra parte es inevitable si el proceso histórico-político se de-
t ¡rrr,¡,i;r nriuir l)rrc(lx llcgar a ser una hazaña si en pleno hundimiento fine de un modo determinista como algo en que todo es reconocible
r;t' lt' t'¡rf rr'¡¡t,ru palabras es la convicción fundamental en que porque está decidid o a priori, siguiendo sus propias leyes' Pues frente
nil -ésta
st: lrrs¿r la tragcclia gricga y su drama, aquelio de lo que trata. alaf\acióny cognoscibilidad del fururo es un hecho que el mundo se
Us prccisamente esta concepción del hablar, que sirve de base al renueva a diario mediante el nacimiento y que a través dela esponta-
d descubrimiento que la filosofía griega hizo del logos como poder en neidad del recién llegado se ve arrastrado a a1'go imprevisiblemente
sí mismo, la que pasa a segundo término en la experiencia de la polis nuevo. Únicamente cuando se le hurta su espontaneidad al neonato,
á y desaparece completamente de la tradición del pensamiento políti- su derecho a empezar algo nuevo, puede decidirse el cu¡so del mun-
co. La [bertad de expresar las opiniones, el derecho a escuchar las do de un modo determinista y predecirse. La übertad de expresión,
ñ que fue determinant eparalaorganización de la polis, se diferenciá de
opiniones de los demás y ser asimismo escuchado, que todavía cons-
ál tituye para nosotros una componente inalienable de la libertad polí- la libertad de sentar url nuevo comienzo, propia de la acción, en que
aquélla necesita en mucho mayor medida de la presencia de otros.
tica, desbancó muy pronto a una libertad que, sin ser contradictoria
ü con ésta, es completamente de otra índole, a saber, la que es propia Ciertamente tampoco la acción puede jamás tener lugar en el aisla-
de la acción y del hablar en tanto que acción. Esta libertad consiste en miento, ya que aquel que empieza algo sólo puede acabarlo cuando
A 1o que nosotros llamamos espontaneidad, que desde Kant se basa en consigue gue otros le ayuden. En este sentido toda acción es una acción
A
I
It
A
78 TExros DE HANNAH ARENDT INrnoouccróN A LA polÍrrca rr 79 ,l
in concert como Burke solía decir;u
(Platón,
imposible actuar sin amigos
<<es
15. Se alude alaleianla de Ia esfera política propia de las actividades artesanales y lítico actividades políticas legítimas ni admiten que sean ningún tipo F
artísticas, pero también del pensamiento filosófico. Sobre todas.ellas habla }lannah de acción que pertenezca esencialmente a la polis. Pensaban que para
Arendt en sus manuscritos póstumos sólo marginalm ente (véaie ínfra pág. ll4 sigs.). Se- la fundación de una polis es necesario en primer lugar un acto legis-
;
gún unas notas manuscritas para la introducción (véase en el apéndice Documento I'),
posiblemente planeaba dar más detalles al respecto en un previsto, aunque no redac-
lativo, pero el legislador en cuestión no era ningún miembro de la po-
lis y lo que hacía no era de ningún modo <<poktico>>. Además, pensa-
I
tado, tercer capítulo: «La posición socrático>.
I
ll
f-
Ft TEXTOS DE HANNAH ARENDT
80 TNTRoDUCCTóN e r¿. porírrce u g1
t yir (luc rro sólo clifcrcnció a los muchos malos de los pocos mejores -tan
d,qada de 1o político que únicamenre el cuerpo del filósofo ha-
bitaba aúnla polis- esta libertad de los pocos es de naruraleza com-
ton¡r, lrizo I lcráclito y como correspondía en el fondo alespíritu ago- pletamente política. El espacio libre de la academia debía ser un sus-
ñ r¡rrl .'1.' lrr virl¿r ¡rolítica griega, en que todos debían esforza¡se cons- tituto plenamente válido dela plaza del mercado ,la ágoru, el espacio
t¡url('nr('ntc l)o¡' scr ql mejor. Parménides dife¡enció más bien un libre central de la polis. Los pocos, si querían seguir siéndolo, debían
ñ r iurrino tlt: lrr vcrclad, quc únicamente se abria d, individuo qua inü- exigir para su actividad, su habla¡ entre ellos, desligarse de las activi-
vi,lrro, «1., krs canrinos del engaño, en que se mueven todos aquellos dades de la polis y de la ágora, de la misma manera que 1os ciudada-
ñ (lu(', (:n cl nrocl<-, que sea, siempre van en compañía. Platón siguió a nos de Atenas estában desligados de todas las actividades dirigidas al
A Pan¡rénides hasta un cierto grado, ya que 1o políticamente significati-
vo en dicho sucesor es que, al funda¡ la academia, no insistió en el in-
mero ganarse el pan. Debían quedar liberados de la política en el sen-
tido griego exactamente como los ciudadanos debían quedar libera-
dividuo sino que hizo realidad una concepción fundamental de los
ñ pocos, que, otra vez, filosofaban hablando lib¡emente entre ellos.
dos de las necesidades de lavidapara dedicarse a la política. Y debían
abandonar el espacio de 1o propiamente político para poder entrar
art Platón, el padre de la filosofía política de occidente, intentó de en el espacio de lo <<académico>> como los ciudadanos debían aban-
maneras diversas oponerse a la poiis y a lo que en ella se entendía por donar ia esfera privada de su hogar para entregarse alaplazadel mer-
art übertad. Lo intentó mediante una teoría política en la que los crite- cado. Del mismo modo que la liberación de la labor y de la preocu-
rios políticos no se extraían de 1o político mismo sino de la filosoffa, pación por la vida eran presupuesto necesario paralalibe¡tad de lo
aqi político, la liberación de la política lo era parulalibertad de io acadé-
16. Véase más abajo en este fragmento pág.9L, además ei fragmento 3c, en el que mico.
Á se alude a la po.lÍtica exterior como una noción específicamente roma¡a, pág. 129 sigs. Es en este contexto que se dice por primera vez que la política es
á
á
I
I
I
§
;
rllt
84 TEXTOS DE HANNAH ARENDT TNTRoDUCCTóN a ra porÍrrce rr 85
fl
const-i.tuye su presLlpuesto. A1 mismo tiempo aparecen ineludible- emparejó con Ia fundación de un espacio yuxtapuesto aI político en
{ mente aquellos aspectos de lo político que en origen, según la auto- que los creyentes, se reunieron primero en comunidad y se convirtie-
comprensión de la polis, representaban fenómenos marginales. Para ron después en iglesia. Este paralelismo se ha confirmado plenamente
{ la polis cuidado de la vida y defensa no eran el punto central de la con el surgimiento del estado secular, en el cual la libertad académica y
t r',r ,rlrsorl,cncia
-una
experiencia que, según su propio sentido, con-
clucc lucra dcl ámbito po1ítico del vivir y hablar unos con otros.
una esperanza escatológica ajena a toda preocupación por e1 mundo.
Pero de este modo se pasan por alto las verdaderas tendencias anti-
políticas del mensaje cristiano y 1a experiencia de:lo que es esencial
f, La causa de que no quedara nada de esta repercusión teórica, de
que más bien por lo que respecta a io político y los políticos se haya he- para el estar juntos de los hombres en que se fundamenta. Es indu-
cho sentir hasta nuestros &as la convicción de que 1o político se justifi- dable que en ia predicación deJesús el ideal de la bondad representa
ail «:a y debe justificarse por fines superiores y extemos dichos el mismo rol que el de la sabiduría en la enseñan za socrática:Jesús re-
-aunque
4t fines mientras tanto se hayan desgastado considerablemente- reside
en el rechazo y la tergiversación de 1o político, aparentemente similares
chaza que se le llame bueno en el mismo sentido en que Sócrates
rechaza que sus alumnos le declaren sabio. Lo propio de la bondad es
ñ 1>ero realmente mucho más radicales, operado por el cristianismo. A que debe ocultarse; que no puede aparecer como lo que es. Una co-
primera vista podría parecer que éste originariamente habría exigido munidad de hombres que crea seriamente que todos los asuntos hu-
íti para todos aquella misma libemad de la polírica, hasta cierto punto aca-
démica, que reívindicaban las antiguas escuelas filosóficas para sí. Y 18. Tertul.iano, Apologetícus, )8: nec ulla magis rcs aliena qaam publica. Yéase
at esta impresión se fortalece si pensamos que el ¡echazo de lo público se Arendt, Vita actiua, ob. cit., pág.7L.
A
s
86 TExros DE HANNAH eh¡,r.¡or INTRoDUCCTóN ¡ r¡, porflrc¿ rr Q1
f
o') TEXTOS DE HANNAH ARENDT
f
¡*
da aquí una interrelación que, al menos, pone alguna frontera al ries-
go dá h vida: a nadie le está permitido arriesgar 1a suya cuando, al ha-
ccrlo, arriesga a un tiempo la de la humanidad. Sobre esta interrela-
ción de la que sólo ahora somos conscientes porque tenemos a
paraíso perdido. Pero aun cuando el mundo en que hoy vivimos no
se puede explicar ni deducir
proceso automático- desde
-causalmente
la
brotado en el suelo de ésta. Por 1o
Edad
que
Moderna,
respecta
o en el sentido de un
a
lo cierto es que ha
lo político, esto sig-
h c¡r cicrro scnrido de 1o que hoy se trata por primera vez también en
polírica exrcrior es de la vida, es decir, de la supervivencia de 1a hu-
-dejando
bertad. En cualquier caso, la pregunta por el sentido de la política se
refiere hoy día a si.estos medios públicos de violencia tienen un fin o
no;y el interrogante surge del simple hecho de que la violencia, que
f, manidad.
I
pero esta remisión de la libertad misma a la supervivencia de la .debería proteger la vida o la libertad, ha llegado a ser tan poderosa,
que amenaza no únicamente a la libertad sino tarnbién a la vida.
f, -una
desgracia que, entre otras cosas, amenaza con liquidar a la política. sich der Liebe vertraut, hált er sein Leben zu Rat?». Agradezco esta observación a la
administradora del legado Arenát, doctora Lotte Kóhler, Nueva Yo¡k.
f 21. En los fragmentos póstumos este argumento se detalla sobre todo en el Fr. I d. 1J.* En el originai: zuuerlti/3liche.
fY
\
Edad Moderna ha ofrecido a ia cuestión del sentido de la política, re- riorme¡te la política só1o un medio para el mantenimiento y el fo_
sulta ahora doblemente dudosa. mento de la vida de la sociedad, y que consiguientemente [ÁitO ]as
Que este colosal crecjmiento de los medios de violencia y aniqui- compeieñcias de 1o político a lo más necesario, pudo creer, no sin
lación haya sido posible no es debido sólo a las invenciones técnicas fundamento, que acabaría con el problema de la violencia mucho me-
sino al hecho de que el espacio púbJico-político se ha convertido tan- jor que todos los siglos precedentes. Lo que ha conseguido ha sido ex-
'to
en la autointerpretación teórica de la Edad Modema como en la cluir láviolencia y el dominio directo del homb¡e sobre el hombre de
brutal realidad e., rrn lugar de violencia' Únicamente así el progreso la esfera, siempre en constante ampliación, de la vida social. La eman-
técnico ha podido derivar desde el principio en un progreso de las cipación de la clase obrera y de las mujeres, es decir, de las dos cate-
posibilidades de aniquilación recíproca. Puesto que allí donde los gorías de personas sometidas a la violencia en toda la historia premo-
hombres actúan conjpntamente se genera poder y puesto que el ac- derna, señala con la mayor claridad el punto álgido de esta evolución.
tuar conjuntamente sucede esencialmente en el espacio político el po- Pero ahora consideremos si esta disminución de la violencia en la
der potencial inherente a todos los asuntos humanos se ha traducido
en un espacio dominado por la violencia. De ahí que Parezca que po-
vida de la sociedad es realmente equiparable con un incremento de li-
bertad. En el sentido de la tradición poiítica No-ser-libre LNicht-frei-
q
der y violencia son 1o mismo, y en las condiciones rnodernas éste es Seinf tiene una definición doble. Por un 1ado, estar sometido a la vio-
efectivamente el caso. Pero por su origen y su sentido auténtico po- lencia de otro, pero también, e incluso más originariamente, estar
der y violencia no sólo no son 1o mismo sino que en cie¡to modo son sometido a la c¡uda necesidad de la vida. La actividad que corres- '1
tl
opuestos. Ahora bien, allí donde la violencia; que es propiamente un ponde a la obligación con que la vida nos fuerzau p.o.r:ruirros lo ne-
fenómeno individual o concerniente a pocos, se une con ei poder,
que sólo es posible entre muchos, se da un incrernento inmenso del
cesario para conservarla es la labor. En todas las sociedades premo-
demas podía uno liberarse de éste obligando a orros a hacerlo
ri
.potencial de violencia, potencial que, si bien impulsado por el poder mediante la violencia y 1a dominación. En la sociedad moderna, el la-
de un espacio organizado, crece y se despliega siempre a costa de di- borante no está sometido a ninguna violencia ni a ninguna domina- T
cho poder.
La pregunta acerca del papel que le corresponde a la violencia en
ción, está obligado por la necesidad inmediata inherente a la vida rl
misma. Por lo tanto, la necesidad ocupa el lugar de la violencia y la
las relaciones interestatales de los pueblos o acerca de cómo podría pregunta es cuál de las dos coerciones podemos resistir mejor, la de
excluirse su uso en dichas relaciones está actualmente, desde la in- la violencia o la de la necesidad. Pero además toda la evolución de la T
vención de las armas atómicas, en el primer plano de toda política. sociedad se dirige ante todo, al menos hasta el momento en que la. au- r<
Pero el fenómeno de ia progresiva preponderancia de la violencia a
expensas de todos los demás factores políticos es más antiguo; ya en
tomatización elimine realmente la labor, a convertir indistintamente
a cualquiera de sus miembros en laborantes cuya activic{ad, sea la que ti
la Primera Guerra Mundial, apareció en las grandes batallas de material sea, se dedique en primer lugar a procurar lo neces¿rrio parir virla.ll
del frente occidental. En este sentido, es remarcable que esta violen- También en este sentido el alejamiento de la violencia rlc lrr vi.l,r rl«: la Ll
cia, en su nuevo y desastroso papel de una violencia que se despliega
automáticamente y aumenta sin cesar, resultara tan absolutamente
sociedad ha tenido como sola consecuencia concedcr a lrr rrr.,.r.si,lrr,l
con que la vida lo fuerza todo un espacio desproporciorrirtl¡rrrrr.rrtt.
¡i
imprevista y sorprendente a todos ios implicados, tanto a los respec-
tivos pueblos como a los estaüstas como a la opinión pública. De he-
mayor que nunca. La vida de la sociedad está fácticaflrcnt(' rLrrnirrrr,l:r
no por la libertad sino por la necesidad; y no es casual c¡r r<. .l ..,,r r, ..¡,
l{
cho, el incremento de la violencia en el espacio público-estatal se
rcaJizí a espaldas de los que actuaban
entre los más dispuestos a la paz y -en
menos
un siglo que se pretendía
violentos de la historia. La
era moderna, que consideró con una mayor decisión que nunca ante-
to de necesidadhaya sido tan dominante en todas las f il,rs«,f í,rs nr,,
dernas de la historia, en las que el pensamiento se oricntirlrrr f ilr,:;rili
camente y buscaba llegar a la autocomprensión.
La expulsión de la violencia de1ámbito privado dcl lr«r11rrr y rl,. lrr
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tsr 96 TEX:IOS DE HANNAH ARENDT INTRoDUCCTóIS ¿ re porltrc¡ Ir 97
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fl esl'era semipública de la sociedad fue completamente consciente; cias, no podían resultar un peligro para todos porque no había nin-
precisamente paru poder vivi¡ cotidianamente sin violencia se fork- gún monopolio de la violencia.
leció la violencia del poder púbiico, del estado, de la que se creyó se- Veíamos que concebir lo político como un reino de los medios
tn guir siendo dueño porque se la había definido explícitamente como
mero medio para el fin de la vida social, del libre desarrollo de las
cuyo fin y criterio hay que buscar fuera de él es extraordinariamente
antiguo y también extraordinariamente respetable. Pero en la actua-
ü fuerzas productivas. Que los medios de violencia pudieran resu-ltar lidad más reciente lo que se ha discutido de tal concepción es que,
f
,#
98 TEXTOS DE HANNAH ARENDT INTRoDUCCIóN e ra porfrrc¡. r¡ 99 irr
siempre rienen una legitimidad inherente sólo podemos atrevernos a Es connatural a nuestro objeto, el cual siempre tiene que ver con
manejarlos cuando ya no cumplen su función, es decir, cuando ya no
son apropiados para que quien juzgue compruebe una parte de la rea-
los muchos y con el mundo que surge entre ellos, que al respecto
nunca pueda ignorarse a la opinión pública. Ahora bien, de acuerdo
"r
'Fl
lidad. Pero justo cuando los prejuicios entran en abierto conflicto
con la realidad empiezan a ser peligrosos.y la gente, que ya no se sien-
con ésta, la pregunta por el sentido de la política se refiere actual-
mente a la amenaza que la guerra y las armas atómícas representan 't
te amparada por ellos al pensar, empieza a tramados y a convertirlos paru el hombre. Por Io tanto, es esencial al asunto que empecemos
en fundamento de esa especie de teorías perversas que comúnmente nuestras consideraciones por la cuestión de la guerra. ld
llamamos ideologías o también cosmovisiones LWeltanschauangen).
Contra estas figuraciones ideológicas de moda, surgidas de prejui- va
cios, nunca ayuda enfrentar Ia cosmovisión directamente opuesta
sino sólo el intento de sustituir los prejuicíos por juicios. Para ello es F
imprescindible remitir los prejuicios a los juicios contenidos en elios
y los juicios, a su vez, a las experiencias que los originaron. *t
Los prejuicios que en la crisis actual se oponen a la comprensión
teórica de 1o que sea propiamente la política conciernen a casi todas lt
las categorías políticas en que estamos acostumbrados a pensar, sobre
todo a la categoría medios-fines, que entiende lo político según un fin Yí
último extrínseco a 1o político mismo; también a la presunción de que
el contenido de lo político es la violencia y, finalmente, al convenci-
d
miento de que la dominación es el concepto central de la teoría polí-
HT
tica. I'odos estos juicios y prejuicios se originan en una desconfianza
frente a la política en sí misma no ilegítimá. Pero en el actual prejui- lÉr
cio contra la política esta antiquísima desconfiar.izz- seha transforma-
do. Tras él se halla, desde la invención de la bomba atómica, el temor
completamente justificado de que la humanidad pueda liquidarse a
H
causa de la política y ios instrumenros de violencia de que dispone.
De este temor surge la esperanza de que la humanidad será razonable
H
y eliminará a la política antes que a sí misma. Dicha esperanza no está rr{
menos justficada que tal temor. Pues la idea de que siempre y en to-
das partes donde haya hombres hay política es.ella misma un prejui-
cio, y el ideal socialista de una condición humana final sin esrado,lo
rl
que en Marx signific-1sin poftica, no es de ninguna manera ut6pico; r{
es sólo escalofriante.2s
^
;
102 TExros DE HANñAH ARENDT INTRoDUCCTóN a re porÍrtce u
j
t03
esencialmente a hacer hoy de ella uno de los países más modemos y que el hombre, mientras sólo tenga que habérselas con fuerzas natura-
á
avanzados de Europa, mientas que atrás quedan los países que o bien
no.están tan exclusivamente determinados por la técnica que el ritmo
lrs, permanece en un ámbito terreno-natural a1 que él mismo y sus
fuerzas, en cuanto ser vivo orgánico, pertenece. Esto no varíu por ál h"- A
del proceso de producción y consumo hace proüsionalmente super-
fluas las catástrofes como América, o bien no han pasado por una ca-
cho de que utilice su fue¡za yla extraida de la naturaleza paraprodu-
A
J
cir algo completamente no-natural, a saber, un mundo que sin
tástrofe definitivamente destructiva, como Francia. El equilibrio entre el hombre, de modo únicamente <<natural> no existiría. -dgo
O, dicho de
producir y destruir no es alterado por la técnica modeina ni por el pro- otro modo, mientras el poder producir y el poder destruir equilibran ia
ceso a que ésta ha arrastrado al mundo humano. AI contrario, parece balanza todo es en cierta manera todavía normal y lo que las ideolo-
como si en el curso de dicho proceso ambas capacidades, estrecha-
mente emparentadrr, ,. pot..r.iaran mutua e indisolublemente, de
manera que producir y destruir se revelan, incluso ilevados a su medi-
gías totalitarias dicen sobre 1a esclavización del hombre por el proceso
que él mismo ha puesto en marcha es sólo un fantasma, ya que los
hombres continúan siendo dueños del mundo que han construido y
"l
,r,
da más extrema, como dos fases apenas diferenciables del mismo, en el
que
-para
poner un ejemplo cotidiano-- la demolición de una casa es
señores del potencial destructivo que han creado.
Pero el descubrimiento de la energía atómica, la invención de una fr
sólo la primera fase de su construcción, y la edificación de la casa mis-
ma, puesto que a ésta se le calcula una duración determinada, ya pue-
técnica propulsada por energía nuclear podría alterar esta situación,
ya que lo que se pone en marcha no son procesos naturales sino pro-
6
de incluirse en un proceso incesante de demolición y reconstrucción. cesos que, no siendo terrenales, actúan sobre ia Tierra con el fin de
Con f¡ecuencia se ha dudado, no sín razón, de que los hombres en producir y destruir mundo. Estos procesos provienen del universo
á
medio de esta progresión necesatiamente catastrófica que ellos mismos que rodea a la Tierra, y el hombre, al violentarla, ya no se comporta
han desencadenado puedan seguir siendo dueños y señores de su mun-
,+1
como un ser vivo, sino como un ser capaz de orientarse en el univer-
do y de los asuntos humanos. Es desconcertante sobre todo la apari- únicamente pueda vivir bajo las condiciones dadas en la á
t
so
ción de las ideologías totalitarias, en las cuales el hombre se entiende -aunque
Tierra y por la naturaleza. Estas fuerzas universales ya no pueden me-
como un exponente de dicho progreso catastrófico desencadenado dirse en caballos de vapor o cualquier otra medida'narural y, puesto
por él mismo, exponente cuya función esencial consiste en hacer avan- que no son de natuialeza terrena, podrían destruir la Tierra del mis-
zar el proceso cada vez más rápidamente. Respecto a esta inquietante
adecuación no debería olvidarse, sin embargo, que se trata únicamen-
mo modo que los procesos naturales que el hombre maneja pueden *t
destruir el mundo construido por él mismo. Ei horror que se apode-
te de ideologías y que las fuerzas naturales que el hombre emplea a su
servicio pueden todavía contarse en caballos de vapor,"' es decir, en
ró de la humanidad cuando supo de la primera bomba atómica fue el >t
unidades dadas en la naturaleza, tomadas del entomo inmediato del
hombre. Que éste consiga duplicar o centuplicar su propia fue¡za me-
horror ante esta fuerza (en el sentido más verdade¡o de la palabra so-
bre-natural) procedente del universo, y el númerb de casas y calles f,
diante el aprovechamiento de la naturaleza puede considerarse una
üolación de ésta si, con la Biblia en la mano, se cree que el hombre fue
destruidas, así como la cifra de vidas humanas aniquiladas fueron clc
importancia sólo porque era de una fuerza simbólica inquietante e fl
imbo¡rable que la recién descubierta ftiente de energía ya hubiera
creado para protegerla y servirla y no al revés. Pero aquí da igual quién causado sólo al nacer muerte y destrucción a tan gran escala. lt
sirva o esté predestinado a servir por decisión divina a quién. Lo que es
innegable es que Lafircrza de los hombres, tanto la productiva como la
Este horror pronto se mezcló con una indignación no menos jus-
tificada y en el momento mucho más palpitante, ya que el podcrío clc
f,
de la labor, es un fenómeno natural, que la violencia es una posibilidad
inherente a dicha fueruay, por lo tanto, tambiénnatural y, finalmente,
la nueva arrna, entonces todavía absoluto, se había comprobado cn
ciudades habitadas, cuando se hubiera podido ensayar igual de bien y
lt
17." En el original: Pferdekrtiften.
de un modo políticamente no menos efectivo en un desierto o en una
isla deshabitada. En esta indignación también se percibía anricipada-
r{
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a ¡-a polírrca
,t 10,1 TEXTOS DE HANNAH AREND'I TNTRoDUCCTóN l¡ 10j
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106 TEXTOS DE HANNAH ARENDT
INTRoDUCCTóN ¡ ra porÍrrce r¡ 7W
frontera inherente ala acciónviolenta es de dos tipos: por un iado ia
viduos sino-que aniquila mediante el terror sistemático
muerte ya no concierne sólo a cantidades más o menos grandes de per- todas las rela-
ciones interhumanas. A él corresponde la guerra total,
sonas que debe¡ía¡ morir de todos modos, sino a un pueblo y a su
tenta con la destrucción de unos .rrrrto, puntos concretos
que;" ; .or-
constitución política, los cuales son posiblemente inmortales e incluso militar-
mente importantes sino que persigue _y la técnica
en el caso de la constitución intencionadamente. Lo que aquí se mata vu t"
permite perseguirlo- aniquilar el mundo surgido enrre "horu
no es algo mortal sino algo posiblemente inmorral. Ademásjy en estre- ros h"-*or.
sería ¡elativamente.fácil comprobar q,re lás reorías p"riii.",
cha conexión con esto, la üolencia al.carvaen este caso no rélo , .oru, y ro,
códigos morales de occidente han intentáo siempre
producidas, surgidas. a su vez mediante la üolencia y por tanto
me-
¿;l;;;irrr"-
na1 de los medios políticos_la auténtica guerra dá r.riq,ril*i;;;; r.-
diante ella nuevamente reconstruibles, sino u r*u r.arárá asentada his-
guramenre sería rodavía más fáctl demosrra¡ la ineficaiia
tórico-poJíti.^*.rrt.'.r, este mundo de cosas producidas, rearidad que, d. .rár't.o_
rías y exigencias. curiosa-mente todo aquerlo que .on.i.rn.
puesto que no fue ella misma producida, tampoco puede ser nueva- .r, ,.,
amplio sentido ai nivel de moralidad que el hoLb¡e ,. i.fár,"
mente restaurada. Cuando un pueblo pierde su libertad como estado, u ,i
mismo confirma por naruraleza las piabras de pratón:
pierde su realidad política aun cuando consiga sob¡evivir físicamente. .r iu fo"riu
De lo que se trata aquí, pues, es de un mundo de relaciones hu-
con las imágenes y modelos qrr. .r.""' lo que <<embelleciendo
li, -i- ;
delos primeros padres forma r lu d.r.."J.rr.i
manas que no nace del producir sino del actuar y el hablar, un mun- f:j:p:r,1 ^(ir¿",,
245).'o En la Edad Antigua el gran objeto de esros embellecinüen«rs ñ
do que en sí no tiene un final y que posee una fi¡meza tan resistenre
que tenían, al menos en cuanto a lo político, un varor formativo
pesar de consistir en lo más efímero que hay: la palabra fugaz y era la
;a
e1 acto rápidamente oli,'idado- qrr. u u...r, .o-o .., .l caso del"pue_
guerra de Troya, en cuyos vencedoies los griegos veían
a ,r,
Td
sados y en cuyos vencidos veían los.o-LoI a los suyos.-o.-'.r,. -,.po-
blo judío, puede sobrevivir siglos enteros a la pérdida der ,,,r,,do
producido tangible. Ésta es, sin embargo, ,nu .*i.p.i6n, yaque por
modo unos y otros se convirtieron, como Mommsen ,oli^ d".ir,
..,
kr
lo general esre sisrema de relaciones suigido de la aición, ., .i qrl .l
pasado continúa vivo en la fo¡ma de una historia que habla yi. lu
los.<<pueblos gemelosrr" de la Antigüedad porqu.lu
,ir.^ g.ri, 1.,
valió a ambos como comienzo de su existenciu t-rlr,¿rl.r. p;;;*, ld
que siempre se habla, sólo puede exisrir dentro der mundo pioduci-
de los- griegos conrra Troya, la cual fnariz| con una
aniquilacián tan
completa de la ciudad que su exisrencia se ha dudad; h;r;;
lrr
do, anidando entre sus piedras hasta que éstas tambié., huÉ1un y, al i"..
hacerlo, dan testimonio
-aunque
rra. Este-ámbito tan propiamente
se las arranque del seno de Étie-
poco, se considerada todavíahoy el ejemplo más primigenio
rra de aniquilación.
de gue_ Y
humano, qrr.áu forma a 1o político
en sentido estricto, puede cie¡tamente irse a pique pero no ha surgi-
?or 1o tanto, para una reflexión sobre el significado de ésta, que
vuelve a amenazainos, podemos evocar estos sucesos de
,d
do de ia violencia y su designio no es d.rapari.ir pó, .u,rru de ella. ra Antigüe-
Este mundo de relaciones no ha nacido por l, frerza o la poten-
dad
Trcya-sobre
todo porque mediante la estilizacidn a. t" g*rrI a.
griegos y romanos definieron de un modo alavez.oli.iá.rrr.
ld
cia de un individuo sino por la de muchos qrr., ,l estar juntoslgene_
ran un poder ante el cual la más grande fuérza del indivíduo'ef im- H
potente. Este poder puede ser debiütado por todos los factores
posibles, del mismo modo que puede renovarse otra vez a causa
de
. 18.* !n el original: Es connatural a estas cosas, concernientes en un amprio senti-
do aI nivel de la autoimpuesta mo¡alidad del homúre, que para
.11", t.ngu uJd;, lo
H
todos los facrores posibles; sólo puede liquidarlo definitivamente la
que Platón decía: es_la poesíacon Ias figuras y modelo.
...uio, po. .[r...' ---
violencia cuando es rotal y,literalmente, no deja piedra sobre piedra
26' La cita de platón (en ra t¡aducción di R,rdolf Rufen"r) áce: ..Ei
t.rc., tipo de á
posesión-y de locura proviene de las Musas. cuando
conmueven un alma sensiblÉ e ín-
ni hombre junto a hombre.
Ambas cosas son esenciales al totalitarismo, que, por lo que res-
tegra, le inspiran cánticos y otras obras poéricas y aJ. ensalzar
así los mii.s J. ,*t, a.
,:. uT,Cyo,. torma a la posteridad». plat6n, Meisterdialoge. phaidon, Symposion, pha;_
¡r{
pecta a la política interior, no se conformu .or, ,*.dr.rrtr. Ios
^
incli-
dlos, Lurrch-Stutrgan: Artemis (Die Bibliothek der alter¡ Vtett,W4j),
27. Theodor Mommsen, Rdruische Geschichte,ob. cit., vol.
I, pág.3,
lOiA, pag. Ztt. r{
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fl INTRoDUCCTóN ¿ ra porÍ¡c¿ Ir
r08 TEXTOS DE HANNAH ARENDT
t 109
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I
DE HANNAi{ ARENDT
TNTRoDUCCIóu a ra PolÍrrcl n 111 I
110 :tExros
ú
se encuentra ep su lengua un
verbo para hensiblepelonoporellomenosinsistenteyesencial).Delaambiva-
do para los griegos que hasta una as-
como i.;;á q,r. Hio*..o versificaba la guerra troyana resulta ahora
se entendía no sólo JI
;11:,^;;;;;;;;?r" 't mejor)' que que colmaba la vida' Esta compe- ;;;;6ñáad infinita de obietos aludidos, Ios cuales, al ser trata-
átti'idud sacados a la'ltrz
piración sinocomo
"" l' l"thu' completamente 'inde- á". ,"r rá",os en la presencia á" o"o' muchos' son sus lados. u.i !
tencia todavia tenta * *tatL "" il Hñ11.;, ¿."á..r,,a" obligados a mostrar rodos
que dio a Háctor v Aquiles la
pendienre d. lu ui.torá;';á;*;;^, ;;il;á.o*pl.rod pued-e un asunto aParecer en su plena r..:'r
oportunidad ¿" *o""lJ; t;; t'^"' dt manifestarse realmente' a.u. t.rr.rr. pfesenre que toda circunstancia pu.:,lt'
T
ocurre con la guerra entre iü;il;i"q*
;;;J;;;. pl..,r*""t reales' Lo mismo y otros la oportunidad de ma- ;;;ñ .n iur,u, {acet'as yperspecuvas.como seres hqmanos
irrrI II i
t
griegos y troyanos, que concede a
unos político-público es lo ctr
lo'.gíitgot ti espacio
ditp"t' enüe los que. Puesto que para
nifestarse tomlmente y a la que
corresponde sóIo é1es elterritorio en cluc
""
al enfurecido combate y que irrun(ko¡noni .oqr.'. todát tt reúnen' I
dioses que otorga ,t' iltt'o significado. todas las cosas, en ,l, .áÁpttt"d, adquieren
va-lidez' Esta capaciclatl'
divino en ambos bandos' aun
demuestra .lur^*t"tJ' q"" f'ly algo guerra contra i^rr¿^ en ultimo términp en aquella imparcialidad
homérica qlre so- t
;;;;;;;; á. .[o' 1á esté consagrado.la ruina' La lamente veía un asunto desde el contraste
de todas sus partes-' es pe-
y HoÁt'o la ve con los oios de los tro-
Troya tiene dos .o"t"Ji*' .Jirt 11f, ¿",lgii"drá y h"*u nuestros días todavía no ha sido igua- I
Este modo homérico de
yanos no menos q"-t;1* dá lo' griegos'
'
también se
dos aspectos que sólo aParecen en
la lucha' hd" ;" toda su ápuriot'áau intensidad' En tal capacidad del
en todas las cosas para laliberación
*ortru. -que
la guerra es..<el padre de ;;;1"; ;;.o, d. r"t t"ritt", cuyo significado se subestima cuan- I
es también.t d" H".á-.lio *anáo dice humano de las ataduras dogmáticas
;#ff;;r".n Áq"i,la violencia de la-guerra en todo-su'esPanto ;;;¿;," Pero
re, áo ," 1o, juzga, siguiendo el ejemplo- platónico' moralmente.' I
ril Alror':r bicn, cs también importante tener presente que esta liber-
t:rtl clc lo político dcpende por completo de la presencia e igualdad de
porque no había nadie poseedor de los mismos derechos con quien
constituir coniuntamente el espacio de la libertad. El sígnificado de
clcrcchos de los muchos. Un asunto sólo puede mostrarse bajo múlti- esto último erutodavía dete¡minante para el concepto romano
rl,ll -por
ples aspectos cuando hay muchos a los que respectivamente aparece 1o demás tan distinto- de lo que es lo político, la cosa pública,la res
desde perspectivas diversas. Donde estos otros e iguales, así como sus publica o república. Tanto pertenecía laÍamiia según los romanos
,,ill
opiniones, son suprimidos, por ejemplo en las tiranias, en las que ai ámbito de lo no-libre que Mommsen tradujo la poJabra «familia»
r-tl todo se sacrifica al único punto de vista del tirano, nadie es libre y sin más ni más como <<servidumbrerr.ls La causa de esta servidumbre
era doble; por un lado ei pater familias, el padre de familia manda-
{t 32. Kant,Kritik der(Jrteikkraft, 8158 [Hay trad. cast.]; véase Ha¡nah Arendt, Das
ba é1 solo como un verdadero monarca o déspota sobre su hogar, el
cual, junto con mujer, hijos y esclavos, formaba la ,<familior. Por io
Ur:eilen. Texte zur Kants Politischer Philosophie (comp. Ronald Beiner), Múnich-Zü-
,fr| ric)r, Piper, 1985 , pá9. 60 sig., pág. 95 sig.
tanto le {.aJtaban iguales ante los que aparecer en libertad. Por otro
fi. Kant,ibíd.
4l )4. Ob. cit., 8159. 35. Yéase Mommsen, Rómische Geschichte, ob. cit., vol. l,pág.3.
,{t
t
714 TExros DE HANñAH ARENDT rNTRoDUccróN e re porfrrce rr llj
Iado, en este hogar dirigido- por uno solo no se'admitía la lucha ni la pre el mejor de todos y conseguir gloria inmortaT. Lapresencia nece.
competencia porque debía constituir una unidad no perturbada por sada de_muchos en general y de muchos de igual .onái.iór, en parti-
intereses, posturas o puntos de vista contrapuestos. Puesto que se su- cular, el lugar homérico de reunión, la ágora-que en er caso'.le Ia
prunía esa variedad de aspectos, moverse entre los cüales e¡a el autén- campaña contra Ttoya sólo pudo surgir porque muchos <<reye$> que
tico contenido del ser-libre LFreiSein), del acmar y hablar en liber- vivían dispersos en sus haciendas y que eran hombres libres s. junta-
tad. En suma, la'falta de Iibertad e¡a el pr.rrrprr.rio de una unidad ron para una gran empresa (cada uno con eI fin de obtener una gloria
compacta, que era tan constitutiva de la convivencia en la familia sólo posible conjunramente, lejos del hogar patrio y su estrechJ"¡__,
como la libertad y la lucha lo eran parala óonvivencia en la polis. El esta homérica conjunción de los héroes; todo esto quedó posterior-
r'
espacio libre de lo político aparece, pues, como una isla, el único lu- mente desprovisto de su carácter transito¡io y aventurero. La polis si-
gar en que el principio de la violenciayla coacción es excluido de las gue completamente Jigada ala ágorahomérica pero este lugar de reu-
relaciones entre los hombres. Lo que está fuera de este pequeño es- nión es ahora permanente, no el campamento de un ejército que tras
pacio, la familia de un lado y las relaciones de la polis con orras uni-
dades políticas de otro, sigue sometido al principio de la coacción y
acaba¡ su cometido se dispersa otravezy debe esperar siglos hasta que
un poeta le conceda aquello a 1o que ante los dioses y los hombres te-
?t
al derecho del más fuerte. Por eso, según la concepción de la Edad nía derecho por la grandeza de sus gestas y palabras gloria in-
Antigua, el estatus del individuo depende tanto del espacio en que se mortai. La polis ahora, en la época de su florecimiento, -la esperaba á
mueve en cada momento que el mismo hombre, qr., io-o hi;o adul-
to de un romano, <<estaba subordinado al padre..., podía-ser que,
(como sabemos por el discurso de Pericles)r7 ser quien ,.
"nJu.gu.u
por sl misma de hacer posible la lucha sin violencia y de garuntizár
F
como ciudadano, fuera su seño»r.r6
Pero volvamos a nuestro punto de partida. Intentábamos recapa-
gloria, que hace inmortales a los mortales, sin poetas ni cÁtores.
Los romanos eran elpueblo gemelo de los griegos porque arribu-
la
F
citar acerca de la guerra de aniquilación ffoyana y el tratamiento que
le dio Homero para comprender cómo acabaron los griegos con elele-
yeron su origen al mismo acontecimiento,la guerra de troyu;porqr.
no se tenían <<por hijos de Rómulo sino de Eneasrr,ls por descendien-
#
mento aniquilador de la violencia que destruye el mundo y lo político.
Es como si hubieran separado la lucha, sin la que ni Aquiles ni Héctor
!o 4.los troyanos (como los griegos sostenían serlo de los aqueos).
Por lo tanto derivaban su existencia política conscientemente áe una
tl
hubieran podido hacer*ealmente acto de presencia y dernostrar quié- der¡ota la que siguió una refundación sobre tierra extranjera, pero
-a
¡l
nes eran, de lo guerrero-mfitar en que anida originariamente la vio-
lencia, haciendo así de la lucha una parte ínregrante de la polis; y como
no la refundación de algo insólitamente nuevo, sino la renouadaiun-
dación de algo antiguo,la fundación de una nueva patúay una nue- F
si hubie¡an asignado a sus poetas e historiadores la preocupación por
la suerte de los vencidos y sometidos en las furiosas guerras. Respecto
vacasa para los penates, los dioses del hogar regio en Troya, que Eneas
había salvado al huir con su padre y su hijo iruzándo-el mar hacia F
a esto último hay que considerar sin embargo que eran sus obras, no
la actividad de que éstas surgieron, lo que formaba parte a su vez de la
el Lacio. De lo que se tratabi .o-o .ro, dlce virgilio en la elabora-
ción definitiva de las esrfizaciones griega, siciliana y romana del ciclo F
polis y lo político
-igual
que las estatuas de Fidias y orros artistas per-
tenecían necesariamente al contenido, mngible en el mundo, de lo po- -
de leyendas troyano, era de anular la derrota de Héctor y la aniquila-
ción de Troya: <<otro Paris atizará de nuevo el fuego que arruinó los F
lítico y público, mientras que sus autores mismos a causa de su profe-
sión no eran considerados ciudadanos libres e iguales. De ahí q.ri prru
pináculos de Pérgamorr.re Ésra es la misión de Eneus, desde cuyo
7r
la tipificación del hombre griego en la polis fuera determinante la fi
gura de Aquiles, el constante impulso por distinguirse, por ser siem- J7. Transmitido por Tucídides, II, 41. 7l
36. Ob. cir..,pág.71.
38. st. \Teinstock, Art. <<Penates>>, en Paulys Real-Encycropiidrc der cla¡sischen Al-
g) págs. 4 17 sigs. y pag. +Zá.
tert unzstais s en sch aften, vol. 1 9 ( I 9l
39. Virgüo, á eneis,Y[., )2L sig. [rad. cast.].
vl
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i16 TEXTOS DE HANNAH ARENDT TNTRoDUCCTóN a r¡ po¡-Írrc¡ rr Lfi
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punto de vista Héctor, que durante diez largos años impidió la.victo- suceso puede tener dos caras y cómo el poeta, al contrario de lo que
á ria de los Danaos, es el auténtico héroe de la leyenda, y no Aquiles. ocurre en la realidad, no tiene con la victo¡ia de los unos el derecho a
Pero lo decisivo no es esto sino que en la repetición de la guerra tro- derrotar y dar muerte en cierta manera por segunda vez a los otros.
A yana sobre suelo italiano las relaciones del poema homérico se invier-
ten. Si bien Eneas, sucesor alavez de Paris y de Héctor, atiza de nue-
Pero que esto también ocurriera en la realidad
-y pueblosdifícil
no es expli-
t vo e1 fuego por una mujer, no es por Helena ni por una adúlte¡a, sino
por Lavinia, su prometida, y si bien, igual que a Héctor, se le enfren-
carse hasta qué punto la autointerpretación de los forma par-
te de la realidad si se tiene en cuenta que los romanos, en tanto ies-
cendientes de los troyanos, en su primer contacto comprobable con
{ ta la furia despiadada ylairainvencible de un Aquiles, es decir Tur- los griegos, se presentaron como los descendientes de-Ilión-, esto
nur;, el cual se identifica explícitamente a príamo que parece todavía más inaudito; pues es como si en el comienzo de la his-
{ -<<anúnciale
tanrbién aquí has encontrado a Aquiles>>-,ao cuando se retan, Tur- toria occidental hubiera realmente tenido lugar una guerra que, en el
nus, o sea, Aquiles, huye y Eneas, o sea, Héctor, le persigue; y así
,{l corno Héctor ya en la descripción homérica no sitúa ia gloria por en-
sentido de Heráclito, hubiera sido <<el padre de todas lu, cásusrr, yu
que forzó la aparición de. un único proceso en sus dos caras origina-
I cinra de todo sino que <<cayó un defensor luchando por sus piogeni-
tores>>, tampoco a Eneas puede separarlo deDido pensar en la mag-
riamente reversas. Desde entonces ya nohay para nosotros, ni én el
mundo sensible ni en el histórico-político, cosa o suceso a no ser que
f na gloria de las grandes gestas, ya que «el propio encomio no le
parece merecedor de fatigas y tormentosr>,4I sino sólo el recuerdo del
los hayamos descubierto y contemplado en toda su riqueza de aspec-
tos, que nos hayan mostrado todos sus iadós, y los hayamor .o.roiido
f, hijo y los descendientes, la preocupación por la pervivencia de la es-
tir¡rc y su gloria, que para ios romanos significaba la garuntíade la in-
y articulado desde todos los puntos de visra posibles en el mundo hu-
mano.
f, rr ro rtlrliclacl terrenal.
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118 TEXTOS DE HANNAH ARENDT TNTRoDUCcTóu ¡ r¿ porÍrrce rr tt9
mundo que surge entre ellos; en la medida que'se convierte en des- cuahdo hacer y sufrir han pasado pueden después convertirse en las
-'tructiva y ocasiona la ruina de éste, se destruye y aniquila a sí misma.
dos caras de un mismo suceso. Pero entonces este mismo a causa de
Dicho de otro modo: cuantos más pueblos haya en el mundo, vincu- la lucha se transforma en algo distinto que se revela sólo a la mi¡ada
lados entre ellos de una u otra marlera, más mundo se formará entre evocadora y elogiosa del poeta o a la retrospectiva del historiador.
ellos y más rico será el mundo. Cuantos más puntos de vjsra haya en Desde un punto de vista político, sin embargo, el ehcuentro implíci
un pueblo, desde los que mirar un mundo qtrá db.rg, y subyacáa to- to en Ia lucha sólo puede mantenerse si ésta es interrumpida y de clln
dos por igual, más importante y abierta será la naeión. Si por el ion- resulta un estar juntos distinto. Todo tratado de paz, incluso cuando
trario aconteciera que a causa de una enoñne catástrofe restara un no es propiamente tratado sino dictado, sirve para regular nuev¿l-
solo pueblo sobre la Tierra en que todos 1o vieran y comprendieran mente no sólo el estado de cosas previo al inicio de las hostilidacles
todo desde 1a misma perspectiva y vivieran en completa unanimidad, sino también algo nuevo que surge en el transcurso de 1as mismas y se
entonces el mundo en el sentido histórico-político llegaría a su fin y convierte en común tanto para los que hacen como para los que pa-
los supervivientes, que pennanecerían sin mundo sobre la Tierra, no decen. Una transformación tal [de la simple aniquilación en algo dis-
tendrían más en común con nosotros que aquellas tribus faltas de tinto y permanentel2o está ya en la imparcialidad homéríca, que por
mundo y de relaciones que los europeos encontraron al descubrir. 1o menos no malogra la gloria y el honor de los vencidos y vincula
nuevos continenles y que recuperaron o descartaron para el mundo para siempre el nombre de Aquiles al de Héctor. Pero por 1o que res-
humano, sin ser'conscientes en definitiva de que eran también hom-
bres. Dicho con otras palabras, sólo puede haber hombres en el sen-
pecta a los griegos, dicha transformación del hostil estar juntos se li-
mitó por bompleto a lo poético y evocador y no fue políticamente
d
tido auténtico del término donde hay mundo y sólo hay mundo en el
sentido auténtico del término donde la pluralidad del género huma-
efectiva.
Así pues, el tratado yla als.anza como concepciones centrales de
5
no es algo más que la multiplicación de ejemplaresde una especie.
Por eso es tan importante que la guerra de Troya, repetida sobre
lo político no sólo son históricamente de origen romano sino esen-
cialmente extraños al ser griego y a su idea de lo que pertenece al ám-
vr
suelo italiano, a 1a que el pueblo romano remontaba su existencia po, bito de 1o político, es decir, de 1a polis. Lo que aconteció cuando los jr
lítica e histórica, no ftnñzara a su vez con una aniquilación de los descendientes de Troya llegaron a suelo italiano fue, ni más ni menos,
vencidos sino con una.aTianza y un tratado. No se tralabaen absolu-
to de atizar otravez las llamas para invertir el desenlace, sino de con-
que la polÍtica surgió precisamente allí donde ésta tenía para los gric-
gos sus Iímites y acababa, esto es, en el ámbito no entre ciudadanos
f,
cebir un nuevo desenlace para esas llamas. Tratado y alianza, según de igual condición de una ciudad sino entre pueblos extranjeros y cle - 1r
su origen y su concepto, definido con tanta riqueza por los romanos, siguales entre sí que sólo la lucha había hecho coincidir. Es cierro qrrc
están íntimamente ligados con la guerra entre pueblos y representan,
siguiendo la concepción romana, la continuación por así decir natu-
ésta, y con ella la guerra, fue también, como hemos'visto, el inicio «h' f,
la existencia política de ios griegos pero únicamente en la meclirlir r.rr
ral de toda guerra. También hay aquí algo homérico o quizás algo con que éstos, al luchar, permanecían ellos mismos y se unían para ascl¡ r . 1l
que el propio Homero ya tropezó cuando dio a la leyenda úoyana su rar la conservación definitiva y eterna de la propia esencia. En cl r:,rs,,
elaboración definitiva: el reconocimiento de que también el encuen- de los romanos era esta misma lucha la que les permitía conoccr.s(: :l úr
tro más hostil entre hombres hace surgir algo en adelante común en-
tre ellos simplemente porque
-como
dijo Platón- <do que el agen-
sí mismos y al antagonista; una vez finalizada no se retraían otr.ir v(.2
sobre sí mismos y su gloria dent¡o de los muros de su ciudad sinr.r t¡rrr. F
te hace, lo sufre también el paciento> (Gorgias, 47 6) ,$ de manera que habían obtenido algo nuevo, un nuevo ámbito político, garantizrrtLr
por el tratado, en el que los enemigos de ayer se convertían cn l,,r;
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41. Véase Plat6n, S¿imtliche Werke, ob. cit. (nota 12), vol.
231. ltrad. cast.].
l, pág. 197-2$, pág.
20.* Adición de una frase suprimida a causa de una interpolación.
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A 720 TEXTOS DE HANNAH ARENDT INTRoDUCCTóN e le porfrrce tt 721
A aliados del mañana. Dicho políticamente, el tratado que vincula a dos dad la fundación del pueblo romano, del populus Romanus, no
á pueblos hace surgir entre ellos uri nuevo mundo o, para ser más exac- unió a los partidos contendientes en el sentido de que suprimiera la
tos, garantiza la pervivencia de un mundo nuevo, común ahora a am- diferencia entre patricios y plebeyos. Justo a1 contra¡io la prohibición
# bos, que surgió cuando entraron en lucha y que crearon al hacer y pa- terminante de los matrimonios mixtos
-más
tarde abolida- acen-
decer algo igual. tuó la separación más expkcitamente que antes, sólo que se eludió 1a
A Esta solución de la cuestión de la guerra, sea propiamente roma- enemistad. Pe¡o lo específicamente legal de la normativa en el senti-
na o bien surgida posteriormente de la rememoración y estilización do romano era que en adelante un tratado, un vínculo eterno, ligaba
A de la guerra de aniquilación de Troya, es el origen tanto del concep- a patricios y plebeyos. La res publica,la cosa pública que surgió de
,{+l romana a diferencia e incluso en oposición a 1o que los griegos en- tanto, algo que instaura relaciones entre los hombres, unas relaciones
tsndían poÍ nomos, significa propiamente <<vínculo duraderor> y, que no son ni las del derecho natural, en que todos los humanos re-
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¿ la porÍrrce rr
722 TEXÍOS DE HANNÁH ARENDT TNTRoDUCCTóN 12)
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dentro de la cual se abre el espacio de lo propiamente político,.en que
los muchos se mueven libremente. Por eso Platón invoca también a
naba también la relación entre padre e hijo
ral decir <<padre y déspoto>-, sino también -de
modo que era natu-
porque la ley, igual que el
,l
Zeus, elprotector de las fronteras y jalones antes de promulgar sus le- padre al hijo, engendruba alos ciudadanos (en todo caso era la condi-
yes para la fundación de una nueva ciudad. Esencialmenre se trata de
trazar fronteras y no de lazos y vínculos. La ley es.aquello según lo
ción para Ia existencia de éstos como lo es el padre parala del hijo) y
por eso le correspondía, según el parecer de la polis
tes y Platón ya no opinaran igual-, la educación de-aunque
Sócra-
los ciudadanos
'l
cual Ia polis inicia su vida sucesiva, aquello que no puede abolirse sin
renunciar ala propia identidad; infringirla es como sobrepasar una (Apología - Leyes). Pero puesto que esta relación de obedienciaalaley
frontera impuesta a la existencia, es decir, hybris. La ley no tiene nin- no tiene ningun fin natural, como sí la del hijo aI padre, se puede com-
parar otra vez ala relación entre señor y esclavos, de manera que el
I
guna validez fuera de la polis, su capacidad de vínculo sólo se exrien-
de al espacio que contiene y delirnita. Exceder la ley y salir de las ciudadano libre de la polis era frente alaley, esto es, frente a las fron-
fronteras de la polis son todavía para Sócrates literalmente uno y lo teras en cuyo interior era libre y que encerraban el espacio de la liber-
mismo. tad, un «hijo y esclavor> para toda la vida. Por eso los griegos, que den-
La ley
-aunque
abarca el espacio en que los hombres viven
cuando renuncian a la violencia- tiene en sí misma algo violento,
tanto por lo que respecta a su surgimiento como a su esencia. Ha sur-
gido de la producción, no de la acción; el legislador es igual que el
tro de la polis no estabán sometidos ai mando de ningún hombre,
advirtieron a los persas que no menospreciaran su combatividad, pues
no temían menos la ley de su polis que 1os persas al gran rey. Como
quiera que se interprete el concepto griego de ley, para lo que ésta en
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urbanista y el arquitecto, no que el hombre de estado y el ciudadano. ningún caso sirve2i'es para tender un puente de un pueblo a otro o, Fl
La ley produce el espacio de lo político y contiene por 1o tanto io que
de violento y violentador tiene todo producir.
dentro de un mismo pueblo, de una comunidad política a otra. Tanr-
poco en el caso de la fundación de una nueva colonia era suficiente la tl
En tanto que algo hecho, está en oposición a lo natural, lo cual no
ha necesitado de ninguna ayuda, ni divina ni humana, para ser. A
ley de la metrópoli. Los que se iban a fundar otra polis, necesiraban
otravez un legisladot, un nornothetes, algoien que senta¡a las leyes
tl
todo lo que no es naturaleza y no ha surgido por sí mismo, ie es pro- antes de que el nuevo ámbito político pudiera darse por seguro. Es
pia una ley que lo una cosa tras otra, y entre estas leyes no hay ningu- evidente que bajo estas condiciones fundacionales estaba absoluta-
ñ
na relación, como tampoco la hay entre lo sentado por ellas. <<Una
ley>>, como dice Píndaro en un fragmento célebre (n. 48, Ed. Bo-
mente excluida la formación de un imperio
que a causa de la guerra con los persas se había -incluso
siendo cierto
despertado una espe-
tl
eckh), también citado por Platón, <.es el rey de todos, mortales e in- cie de conciencia nacional helénica, la conciencia de la misma leqgua ]1
mortales, y, al hacer justicia, descarga con mano poderosa lo más vio- y el mismo carácter político paru toda la Hélade. Aun en el caso de
lento>>.a6 A los hombres subordinados a é1, esta violencia se manifiesta que la unión de toda la Hélade hubiera podido dalvar al pueblo grie-
go de la ruina, la auténtica esencia griega se hubiera malogrado.
F
en el hecho de que las ieyes ordenan, de que son los señores y co-
mandantes de la polis, donde, si no, nadie más tiene el derecho de or- Talvez se aprecie más fácilmente la distancia que separa esta con- It
denar a sus iguales. Por eso las leyes son padre y déspota alavez,
como Sócrates en el Critón expone al amigo (50-r1),47 no sólo porque
cepción de la ley como el único mando ilimitado en la poüs de la de
los romanos si se tiene en cuenta que Virgilio tilda a los latinos, a cuya I
en los hogares de la Antigüedad imperaba lo despótico, que determi- tierra llega Eneas, de pueblo que <<sin cadenas ni leyes ... por impulso
propio se ácoge a los usos de los dioses más antiguos» (VII, 203-20q.48 I
46. Píndaro (Edición-Tusculum), Fragmento n. l4l. La traducción (de Oska¡
lX/erner) es la siguiente: <<Nomos, der Sterbüchen all wie/
Unsterblichen Kónig, er
lenkt/ Als Recht dies fordernd, das Gewaltsame mit / Allzu,ingender Hand»..Véase 21.* En el original: Como quiera que se interprete esta ley según la entendían los
I
Plarón, Gorgias, en íd., Sdmtliche Verke, ob. cit., vol. 1, págs. 197 -28), págs. 219 síg. gríegos, para lo que ésta en ningún caso sirve...
#
I
47 . Platón, Kritón, eníd., Siimtlicbe Verke, ob. cit., vol. l, págs.13-47, pág.42 sig. 48. Virgilio, áeneis,\lI,2$ sig.
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f, 124 TEXTOS DE HANNAH ARENDT TNTRoDUCCTóN ¿ re porftrca rr 125
t En definitiva ia ley surge alií sólo porque ahora se trata de establecer Como quiera que fuere esta justificación, 1o decisivo en nuesrro
ñ rrn tratado entre los oriundos y los recién llegados. Roma está funda- contexto es que precisamente Ia justificación no formaba parte del
,la sobre é1, y que la misión de Roma sea <<someter a leyes a todo el modo de pensar romano y no puede haberse impuesto entrc sus his-
t orbo> (IV, 231,)4e no significa sino fijar todo el orbe a un sistema de
ffatados del cual únicamente este pueblo, que derivaba su propia
toriadores. Lo romano hubiera sido dejar subsistir a la ciudad enemi-
ga como c-dntrincante, cosa que intentó el viejo Escipión, que venció
ail existencia histórica de un tratado, era capaz. a Aníbal;zz' 1o romano era recorda¡ el destino de los antepásados y al
Si se quiere exp(esar esto en categorías modemas, hay que decir igual que Emilio Escipión, el destructor de la ciudad, romper en lá-
A que la política de los romanos empezó como política exterior, esto es, grimas sobre las ruinas de ésta y, presagiando la propia desgracia, ci-
(txactamente con aquelio que conforme al pensamiento griego era ab-
f, t;olutamente extrínseio a 1a política. También para ios romanos el ,ám-
tar a Homero: <<.. : [Home rc, Ilíada,'N, 164 sig.; VI, 448 sig.J...» j2 final-
mente, lo romano era remitir a esta victoria, culminada en una
,d bito político sólo podía surgir y mantenerse dentro de 1o legal, pero
este ámbito nacíay crecía solamente allí donde distintos pueblos coin-
aniquilación que convirtió a Roma en la potencia mundial, el inicio
del declive, como casi todos los historiadores romanos hasta Tácito
i cidÍan. Esta coincidencia es de por sí guerrera, y 1a palabra latna po-
pulus significa originariamente <<llamamiento a filas>> (Attheim).59
solían. En otras palabras, romano era saber que la existencia del ad-
versario, precisamente porque se ha manifestado como ta1 en la gue-
Pero esta guerra no es el tin sino el comienzo de la política, de un nue- rra, debe ser tratada con benevolencia y su vida perdonada por
vo espacio político surgido en un tratado de paz y alunza.Ést" es tum- compasión para con los demás, sino por mor del crecimiento -node la
bién el sentido de la ..clemencio> romana, tan célebre en la Antigüe-
)*l dad, del parcere subiectis, del buen trato a los vencidos, con los que
ciudad, que en el futuro debía también abarcar en una a[anza a los
más ext¡años. Este modo de ver 1as cosa determinó a los romanos a
A Rorna organizó primero las comarcas y pueblos de Italia y después las
lroscsioncs extraitálicas. Tampoco la destrucción de Cartago es ningu-
decidirse, a pesar de todos sus intereses particulares inmediatos, por
conceder la libe¡tad y la independencia a los griegos (aunque con fre-
f, rrrr ol,jcciírn a cste principio vigente asimismo en la realidad política
cf i:r'tiv;r, ,r sal;cr, el de no aniquilar jamás sino siempre ampliar y exten-
cuencia tal comportamiento, a la vista de la situación fácticamente
existente enlas poleis griegas, pareció una tontería sin sentido). No
fl ..lt'r' ntrcvos tratados. Lo aniquilado en el caso cartaginés no fue el po-
,lt:r' rrrilitirr, al cual Esclpión ofreció unas condiciones tar incompara-
porque se quisiera reparar en Grecia el pecado cometido en Cartago
sino porque se tenía el sentimiento de que la esencia griega era el ver-
dlt l,lcnrcntc Irrvorables tras la victoria romana que el historiador moderno dadero reverso de los romanos. Para éstos era todavía como si Héc-
:ic l)rL:llrnta si actuó más en su inte¡és que en el de Roma (Mommsen),'l tor se enfrentara a Aquiles y le ofreciera después de la guerra la alian-
,+lt ni taurpoco cl competidor comercial en el Meüterráneo sino sob¡e za. Sólo que mientras, lamentablemente, Aquiles se'había hecho viejo
todo <<un gobierno que nunca cumplía su palabra y nunca perdonaba>.
ril .De este modo encamaba el auténtico principio político antirromano,
y pendenciero.
También aquí sería erróneo aplicar c¡iterios morales y pensar en
principio frente al que la política romana era impotente y que Roma un sentimiento moral que se extendíera a lo poiítico. Cartago fue la
r.ll hubiera destruido si no hubiese sido destruido por Roma. En cualquier primera ciudad con la que Roma se ias hubo, que la igualaba en po-
.it caso, así o de manera parecida podría haber pensado Catón y con él los
historiadores modemos que justifican la destrucción de la ciudad, la
der y que al mismo tiempo encamaba un principio enfrentado al ro-
mano. En el caso de Cartago se demostró que el principio político ro-
,!,il única rival de Roma existente entonces a escala mundial, mano del tratado y la alianza no era universalmente válido, que tenía
sus límites. Para comprenderlo mejor debemos tener presente que las
,ll 49. Ob. cit.,TV,DL
50. Altheim, Rdmi¡che GeschichteII, ob. cit., pág.71. 22.x En el original: el vencedo¡ de A¡íbal.
rn 5 1. Mommsen, Rórniscbe Gescbicb te, ob. cit., vol. 7, pág. 663.
52. Homero, Ilías,IY,I64 sig.; VI, 448 sig. [trad. cast.].
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leyes con que Roma organizí prirnero las comarcas italianas y des- acción a 1o que pasa enrre hombres dentro de una polis y sujetanclo a ll
pués los países del mundo, eran tratados no en nuestro senddo sino ésta todo lo externo con que en su actividad deba establecer víncuios.
que aspiraban a un vínculo duradero que implicara por lo tanto una Só1o así, conforme al pensar griego, la acción es política, es decir, vin_ ri
aLianza en lo esencial. De esta confederación de Roma, deTos socii,
que integraban casi todos los enemigos vencidos antaño, surgió la
societas romana, que no tenía nada que ver con sociedad pero sí algo
con asociaci6n yla relación entre socios que ésta compofta. A 1o que
culada a la polis I, por lo tanto, a la forma más elevada d. .onuir,,,,
cia humana. Gracias alaley que la limita e impide que se dispers.: ,.,
un inabarcable y siempre creciente sisrema de relaciones la aició, ¡r.
cibe la figura permanente que la convie¡te en un hecho cuya granrlt.
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los romanos aspiraban no era a aquel Imperiurn Rornanurn, a aquel za, eslo es, cuya excelencia, pueda ser conservada y recordada. I ),,
dominio romano sobre pueblos y países, que, como sabemos por este modo la ley se enfrenra alatagacidad de todo io mortal, tan
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Mommsen, les sobrevino y se les impuso más bien contra su úolun- culiar y manifiestamente sentida por los griegos, tanto a la fugaci<i,,1
tad, sino a una Societas Romana, un sistema de alianzas instaurado de la palabra dicha como alavolatlización de la acción realizada. Los
por Roma e infinitamente ampliable, en el cual los pueblos y los paí- griegos pagaron esta fuerza productora de figuras de su ruomos con la
ses además de vincularse a Roma mediante tratados transitorios y re- incapacidad de formar un imperio y no hay duda de que finalmente
novables se convirtieran en eternos aliados. En 1o que Roma fracasó toda la Hélade sucumbió por este nomos delas poleis, de las cirrcla-
en el caso de Cartago fue precisamente en el hecho de que lo único des-estado, que se multiplicaban con la colonización pero no p.tlíirrr
posible entre ambas hubiera sido como máximo un tratado entre uni¡se y confederarse en unaahanzapermanente. Pero con igrr:rl rrr.
iguales, una especie de coexistencia hablando en términos modernos, z6npodúa decirse que los romanos fueron víctimas cle srr lcy, ,l,.srr
lo que quedaba fuera de las posibilidades del pensamiento romano. lex, merced a la cual establecieron cieftamente alianzrs y t'rrrf t.tlt.
No es ninguna casualidad ni nada atribuible a estrechez mental. raciones duraderas allí donde fueron pero éstas, al ser crr sí nrisrrrrs
Lo que los romanos no conocían ni podían conocer en absoluto de- ilimitables, les obligaron, contra su voluntad y sin qtrc si.rit:r¿rr*irr
bido a Ia experiencia fundamental que determinó su existencia polí- gún tipo de a{án de poder, a dominar sob¡e el globo tcr:r.írc[rc., «1.-
tica desde el principio eran precisamente aquellas características in- minio que, una vez conseguido, únicamente podía volvr:r ¿r rlcsmoro-
he¡entes a la acción que habían llevado a los griegos a conteneda en narse. Por eso es natural pensar que con la caída de Roma se destruyó
el nomos y a entender por ley no un vínculo o una relación sino una para siempre el punto central de un mundo y con ello tal vez la posi-
frontera incluyente que no podía excederse. A la acción, precisamen- bilidad específicamente romana de centrar el mundo entero aliecle-
te porque por su esencia establece siempre relaciones y vínculos, le es dor de é1, mientras que cuando todavía hoy pensamos en Atenas,
¡rre-
propia ailí donde se extiende una desmesura y, como decía Esquilo, suponemos que su decadencia significó la desaparición para siem¡rrc,
«insaciabilidad>, tales que sólo desde fuera mediante 'un noTnos, una no de un punto central del mundo pero sí sin duda de uno culmiÁ,r.,
ley en sentido griego, puede mantenerse dentro de unos límites. La te de posibilidades humano-mundanas.
desmesura, como decían los griegos, no reside en el hombre que ac- Pero los romanos pagaron su inacabable capacidad de confe<lcr¿r,
túa y su bybris sino en que las relaciones surgidas de la acción son y ción y ahanza extensiva y d,r.ad.ra no solamente con un crecimiento
deben ser de tal especie que tiendan a lo ilimitado. Toda relación es- tan desmesurado de su imperio que arruinó la ciudad y la Italia donri-
tablecida por la acción, al involucrar a hombres que a su vez actúan nada por ella. Pagaron el punto de vista poiítito menos caras-
en una red de relaciones y referencias, desencadena nuevas relacio- tróficamente pero desde-desde
el espiritual no menos decisivamente- cc,n la
nes, transforma decisivamente la constelación de referencias ya exis- pérdida de la imparcialidad greco-homérica; con el sentido por lo gran-
tentes y siempre alcanza más lejos y pone en relación y movimiento de y excelente en todas sus figuras, allí donde se hallara; y .on lá ro-
más de lo que el agente en cuestión había podido prever. A esta ten- luntad de inmortalizarlo medianre su glorificación. La historia y la
dencia a 1o ilimitado se enfrenta el nornos griego circunscribiendo la poesía de Roma, en un sentido exclusivamente romano, nunca entró en
t-
tr TEXTOS DE HANNAI'I AITEND'I la po¡-Írrce rt
fl
12.8 IN'l'RoDUCCTóN a 129
dr:cadencia, al igual que la historia y la poesía de Grecia, en un sentido Consideremos esta peculiar limitación romana como queramos:
exclusivamente griego, tampoco;2'' en el caso de aquellos se trata siem- es indudable que el concepto de una política exterior y por tanto la
{ pre de exaltar la historia de la ciudad y todo 1o que 1e concieme direc-
.t tamente, o sea, esencialmente su crecimiento y propagación desde su
noción_ de un- orden político fuera de las fronteras del própio pueblo
o estado es de origen exclusivamenre romano. Esta politirr.ión .o-
fundación; ab urbe condita, o bien, como en Virgilio, de relatar lo mana del espacio entre los pueblos da inicio al mundo occidental, es
-f que lleva a su fundación, los hechos y travesías de Eneas: dum conde- más, sólo ella genera el mundo occidental qua mwdo. Hasta los
A ret urbem.n En cierto sentido podría decirse que los griegos, que ani-
quilaban a sus enemigos, fueron históricamente más justos y nos trans-
tiempos romanos fueron muchas las civiüzaciones extraordinaria-
mente ricas y grandes pero nunca hubo entre ellas un mundo sino un
A mitieron mucho más sobre ellos que los romanos, que los hicieron sus
aliados. Pero también este juicio es falso si se entiende moralmenre.
desierto a través del cual, si todo iba bien, se tendían comunicacio-
nes como finos hilos y sendas que cruzaban derra yerma, pero a tra_
t Pues precisamente lo especÍficamente moral en la derrota 1o compren-
di.eron magníficamente los vencedores roma.nos, que incluso se pre-
vés del cual, si ias cosas iban ma1, proliferaban lus grerras y se arrui-
naba el mundo existente. Estamos tan habituados a enrender Ia ley y
t glmtaron en boca de los enemigos vencidos, si no serían <<rapiñadores
del mundo, cuyo impulso destructivo no encontraria ya nuevas tie- '
el derecho en el sentido de los diez mandamientos y prohibiciones,
cuyo único sentido consisre en exigir la obediencia, que fácilmente
4 rras>>, si su afán de establecer relaciones por doquier y de someter a los
demás a la etema alp¡za de la ley no indicaría que eran el «único de
dejamos caer en el oivido e1 originario carácte¡ espacial de la ley.
Cada ley crea antes que nada un espacio en el que entra en vigor y
,il| tc,dos los pueblos que desea con la misma pasión la abundanciay elva- este espacio es el mundo en que podemos movernos en libertad. Lo
cío>> dc lrancra que, en todo caso, desde el punto de vista del some- que queda fuera de él no tiene ley y, hablando con exactirud, no tie-
A titl«r, ¡rotlía l)arcccr muy bien que 1o que los romanos llamaban «do- ne mundo; en el sentido de la convivencia humana es un desierto. Es
rrriuirr>> si1¡nif'icarl lo lnismo que hurtar, matñ y robar y qruela pax esencial a las amenazas de ia política interior y exterior con que nos
f, littrtt,ttr,t,l:r r'ólclrrc paz romana, fuera sólo el nombre para el desierto enfrentamos desde el advenimiento de los totalitarismo, qrá hugr.,
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130 TExros DE HANNAH ARENDT INTRoDUCCIóN e re porfr¡c¡ ¡l 131
gar de las leyes de la acción política, cuyos procesos denrro de lo po-
lítico son reversibles sólo muy difícilmente, y este desierto entre
FnacurNr
hombres desencadena procesos desertizadores, ftuto de la misma
desmesura inherente a la libre acción humana que establece relacio-
nes. Conocemos procesos tales en la historia y que sepamos apenas
á) Presentación: El sentido de la política
ninguno pudo detenerse antes de arrasffa¡ a Ia ruina u,rr,
tero con toda su riqueza de relaciones.
-rráo .rr-
§ 1 ¿Tiene la polÍtica todavÍa algún sentido?
exi)eriencias políticas fundamentales de nuestro siglo. Si se las pasa de uno nuevo. Estos fines no son 1o mismo que las metas, que es lo que
por alto es como si no se hubiera vivido en absoluto en un mundo en la acción política siempre se persigue; las metas de una fo[tica nun-
é
f, que es el nuestro. Comparados con ellas, comparados con los verda- ca son sino líneas de orientación y directrices2a que, como tales, no se
deros retrocesos que provocaron en nuestro mundo y que todavía po- dan por fijas sino que más bien varían constantemente su configura-
ff, bien llegar a pensar que sólo los que por cualquier motivo nó están
part-icularmente enterados de las experiencias fundamentales de la
época son todavÍa capaces de cargar con e1 lastre de un riesgo del cual
saben tan poco como el oficial de caballería del lago a sus pies.'8
lítica se conüerten en fínes tan inmutables como el modelo según el
cual un objeto cualquiera es producido, y que iguai que á determinan
la elección de los medios, los justifican e incluso los santifican. Aunque
una acción polÍtica que no está bajo el signo de la violencia no alcance
n lítica con acción violenta. Esta equiparación puede ser funesta porque hombres, pueblos, estados y naciones- surge y se mantiene en la rea-
Iidad el espacio en que todo 1o demás ocurre. Lo que en lenguaje polí-
ff
cn las circunstancias actuales lo único que puede derivarse de ella es
r¡rc lrr acción política acabe por no tener sentido, pero a la vez es muy tico se denomina ruptura de relaciones sacrifica este espacio, y toda ac-
turrrpr.cnsiblc, ya que a la violencia le ha correspondido en efécto un ción con medios de vioiencia destruye primero este espacio entre aÍÍes
r oI ir u¡r«rrt rrrrtísinro en la historia de todos los pueblos de la humanidad. de aniquilar a aquellos que viven más allá de é1.
l*
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l¡r'cs instrtuncntos que sirven para coaccionar o matar. Ei arsenal de es-
tos instrumcntos son los medios de violencia, que como todos los me-
clios sirven para conseguir un fin, sea la autoafirmación en el caso de la
actividades, también parala acción, persigan o no un fin. Con el fin
de algo ocurre precisamente 1o contrario; sólo hace sü aparición en la
realidad cuando la actividad que la c¡eó ha llegaáo a su término
defensa sean la conquista y el dominio en el caso del ataque. En cuan- --€xactamente igual como la existencia de cualquier objeto producido
l"
ñ
to a una revolución, el fin puede ser la destrucción de un cuerpo polí-
dco, el restablecimiento de uno pretérito o, por último, la construcción
comienza en el momento en el que el productor le da el último reto-
que. Finalmente, las metas a que nos orientamos,'e establecen los cri-
58. Alusión a una historia popular sobre un jinete que, en su fogoso avance, no se 24*. En el original: direcciones.
f,'' da cuenta de que cabalga sobre el lago helado y cubierto de nieve de Constanza. Cuan-
do liega a Ia otra orilla y se da cuenta, al ser consciente del peligro que ha corrido, se
59. Originalmente el texto continuaba como sigue:
y en las que se iaspira nuestra acción, tienex en cotnún con los fixes que ambos ya-
l- muere. Véase la balada «Der Reiter und der Bodensee>, de Gustav Schwab, en,id., Ge- cen fuera de la acción y tienen una enstencia independiente de k actiuidad que les co-
dicb¡e, edic. revisada y corregida con una introducción biográfica de Gotthold Klee, rresponde; tienen en común con el sentido que su existencia es mucho menos tangible que
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134 TExros DE HANNAIT ARENDT porÍnce
rNTRoDUccróN e re rr 135
terios conforme a los que debe juzgarse todo lo que se hace; sobrepa- la Antigüedad como una meta a que orientarse y de acuerdo con la cual
san o transcienden el acto en el mismo sentido en que toda medida juzgar las acciones. Así,la libertad, para poner otro ejemplo, puede ser
transciende aquello que tiene que medir. un principio, como en la polis ateniense, pero puede también ser un
A estos tres elementos de toda acción política --el fin que persi- crite¡io para valorar, en una monarquía, si el rey ha sobrepasado los lí-
gue, la meta vagamente conocida a que se orienta y el sentido que se mites de su poder, y en tiempos de revolución puede convertirse muy
manifiesta en ella al ejecutarse- se añade un cuarto que, aun sin ser tácilmente en un fin que se crea poder perseguir directamente.
nunca el impulso inmediato de la acción es 1o que propiamente la Para nosotros es suficiente hacer constar que, cuando a la vista de
pone en marcha. A este cuarto elemento quiero llamarle el principio
la penuria que los acontecimientos políticos han traído al homb¡e
de la acción siguiendo a Montesquieu, quien lo descubrió por prime-
preguntamos si la política tiene toáavia algún sentido, imprecisamen-
ra vez en su discusión de las formas de estado en el Esprit des loís. Si
te y sin damos cuenta de los diversos significados posibles de esre
se quiere entender este principio psicológicamente, puede decirse
interrogante, siempre estamos preguntand o alavez toda una serie de
que se trata de una convicción fundamental que divide a los grupos
cuestiones de otro tipo. Las preguntas que vibran en la que marcó
de hombres entre sí. Tales convicciones fundamentales, que han te-
nuestro punto de partida son: Primero. ¿Tiene la polÍtica todavía al-
nido un rol en el curso de la acción política, se nos han transmitido gún fin? Lo que quiere decir: ¿son los fines que la acción política per-
en gran número, aunque Montesquieu sólo reconoce tres --el honor
sigue merecedores de los medios que puedan emplearse en determi-
en las monarquías, la virtud en las repúblicas y el temor en la tiranía.
nadas circunstahcias para su consecución? Segundo. ¿Hay todavÍa en
Entre estos principios pueden también fácilmente contarse la gloria ¡r(
el campo de io político metas en virtud de las cuales podamos orien-
tal como la conocemos en el mundo homérico o la libertad tal como
la encontramos en 1a Atenas de la época clásica o la justicia pero tam-
tarnos confiadamente? Y si las hubiere, ¿no son sus criterios comple-
tamente impotentes y utópicos, de manera que toda empresa poftica,
F
bién la igualdad sí la entendemos como la convicción de la originaria
dignidad de todos los que tienen aspecto humano.
una vez puesta en marcha, no se preocupa más de metas y criterios Fr
sino que sigue un curso inherente a ella que nada externo puede de-
Tend¡er.iros que hablar más tarde del extraordinario significado de tener? T ercero. ¿No es la acción política, al menos en nuestro tiempo, |I,l
estos principios que mueven al hombre a la acción y de los que ésta se precisamente una muestra del fallo de todos los principios, de mane-
nutre constantemente.@-Pero aquí, para evitar malentendidos, ya de-
bemos señalar una dificultad. Los principios que inspiran la acción no
ra que, en vez de proceder de uno de los muchos orígenes posibles de É
la convivencia humana y alimentarse de sus profundidades, más bien
solamente no son los mismos en las üversas formas de gobiemo y épo-
cas de la historia: más bien lo que era principio de la acción en un pe-
se adhiere oportunistamente a 1a superficie de los acontecimientos tl
cotidianos y se deja llevar por ellos en múltiples direeciones, elogian-
ríodo puede convertirse en meta a que orientarse en otro o también en
fin que perseguir. Así, por e¡'emplo, 7a gloúa inmortal. fue el principio
do hoy siempre lo contrario de lo que ayer sucedió? lNo ha conduci- tl
do la acción misma al absurdo sacudiendo con ello también los prin-
de la acción sólo en el mtmdo homérico pero pemaneció durante toda
cipios u orígenes que quizá previamente la pusieron en ma¡cha? tl
dad, eilonces h política flo trataría de cosas políticas en sí mismas sino tan superiores a ella § 22'.
tl
conto todos los fines deben solo a los medíos gracias a los c-uales ban sido posibles. Además
resaltaia que la acción políhca finalizaría cuando consiguiera sa fin y que k polítíca en ge-
neral si realmente debiera que es un nedio- conseguil fines no-polílicos para
Éstas son las preguntas que se plantean inevitablemente a cual-
tl
-puesto
justificar su eistencia, tend.ia que desaparecer ex algún momento de la bistoia de la ha-
manidad. Este pasaje se encuentra al dorso de la página señalada con «ad 4» GOZDSB).
quiera que empiece a reflexionar sobre la poftica en nuestro tiempo.
Formuladas así no pueden responderse; son preguntas en cierta ma-
t;
60. Esta podría ser una refe¡encia al planeado capítulo «Pluralidad en las formas
de estadorr.
25.* No hay título para esre apartado.
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TEXTOS DE HANNAH ARI,NDT INTRoDUCCIóN a r¡. porfrrca lr B7
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nera retóricas o exclamativas, que necesariamente permanecen atla- en la realidad; sólo nos impide concebir adecuadamente lo que real-
ñ oadas en el marco de experiencia que 1as origina, el cual está deter- mente sucede. Fines, metas y sentido de las acciones son tan poco
*inudo y delimitado por las categorías y lePresentaciones de la vio- idénticos entre ellos que en una misma acción podrían caer en.unas
all lencia. Es esencial al fin que justifique los medios necesarios para contradicciones tales que precipitarian alos propios agentes a dificili
t conseguirlo. Pero, ¿qué fin podría justificar los medios que tal vez
aniquilarían a la humanidad y a la vida orgánica sobre la Tierra? Es
simos conflictos y envolverían26 a los futuros historiadores, encarga-
dos de explicar fieLmente lo acontecido, en infinitas disputas interpre-
t esenci^l a las metas delimitar tanto los fines como los medios, prote-
gienC.o de esta manera a\a acci1n del peligro inherente,a-ella de Ia
tativas. Por lo tanto, el único sentido que una acción con los medios de
violencia puede manifestar y hacer visible en el mundo es el inmenso
f, á.r-.rrrr. Pero si esto es así, entonces las metas ya han fallado antes
de que fuera evidente que Ia acción sujeta a fines había resultado no
poder que tiene la coacción en el trato de los hombres entre ellos, y
esto completamente al margen de los fines para los que la violencia fue
t tener ningún fin; pues, de ser así, no hubiera podido suceder nunca
que los medios de violencia de que disponen hoy las grandes poten-
empleada. Aunque el fin sea la libertad, e1 senddo encerrado en la ac-
ción misma es la coacción violenta; de este conflicto real al máximo
t .iur, y qr. en un futuro no lejano pueden estar en poder de todos los
estados soberanos, se pusieran al servicio de la acción política'
surgen entonces aquellas paradojas que nos son tan familiares a través
de la historia de las revoluciones: que deba obligarse al hombre a la li-
t . i¡,ir,:; t['l si¡ifur xvttt, durante las cuales se discutieron vivamente las
1,,,sil,lt's vcrrt:tjas y desventajas de la monarquía, de la aristoctaciay
yace en el futuro como el fin. Si debe ser realizable debe permanecer
siempre presente
-precisamente
porque no se ha realizado. En el
caso de la guerra, la función de la meta es sin duda poner coto a la vio-
áf .lt' l,r tlcnrocracia, o de cualquier forma de gobiemo que como repú-
fiica p¡clicra unificar elementos monáIquicos, aristocráticos y demo- lencia; pero entonces entra en conflicto con los fines, cuya consecución
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D6 TEXTOS DE HANNAH ARENDT INTRoDUCCIóN e ra polfr¡ca ll ú7
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nera retóricas o exclamativas, que necesariamente pelmanecen atra- en la realidad; sólo nos impide concebir adecuadamente lo que real-
ñ oacias en el marco de experiencia que 1as origina, el cual está detef- mente sucede. Fines, metas y sentido de las acciones son tan poco
*i.rudo y delimitado por las categorías y representaciones de la vio- idénticos entre ellos que en una misma acción podrían caer en unas
.{ lencia. Es esencial al fin que justifique los medios necesalios pala contradicciones tales que precipit arían a los propios agentes a dificif-
t conseguirlo. Pero, ¿qué fin podría justificar los medios que tal vez
aniqularían a la humanidad y a Ia vida orgánica sobre la Tierra? Es
simos conflictos y envolverían26 a los futuros historiadores, encarga-
dos de explicar fielmente lo acontecido, en infinitas disputas interpre-
t esencid a las metas delimitar tanto los lines como los medios, prote-
giendo de esta manera a la acción del peligro inherente a ella de la
tativas. Por lo tanto, el único sentido que una acción con los medios de
violencia puede manifestar y hacer visible en el mundo es el inmenso
t á.r*.r.r.u. Pero si esto es así, entonces las metas ya han fallado antes
de que fuera evidente que la acción sujeta a iines había resultado no
poder que tiene la coacción en el trato de los hombres entre ellos, y
esto completamente al margen de los fines para los que la violencia fue
t tenár ningún fin; pues, de ser así, no hubiera podido suceder nunca
que los medios de violencia de que disponen hoy las grandes poten-
empleada. Aunque el fin sea la libertad, el sentido encerrado en la ac-
ción misma es 1a coacción violenta; de este conflicto real al máximo
i .iur, y qr. en un futuro no lejano pueden estar en poder de todos los
estados soberanos, se pusieran al servicio de 1a acción política'
surgen entonces aquellas paradojas que nos son tan familiares a través
de la historia de las revoluciones: que deba obligarse al hombre a 1a li-
t r ilrios rlt'l si¡ile xvttt, durante las cuales se discutieron vivamente las
il
I
1.38 TEXTOS DE HANNAH ARENDT
los medios se organizaran correspondiendo a los fines. El conflicto en- SrcuNp¡ pARTE
tre meta y fin surge porque es esencial al fin degradar a medio todo 1o
que le siwe y rechazar como inútil todo lo que no'Ie sin e. Pero, ya que
toda acción violenta se da en el sentido de Ia categoría medios-fines, no
es ningún problema que una acción que no reconoce Ia meta delapaz
-y
las guerras desencadenadas por los totalitarismos han situado en el
lugar de la paz la conquista o el dominio del mundo- se manifieste en il
el campo de la violencia siempre como superior.
Puesto que nuest¡as experiencias con la política se han dado sob¡e
todo en el campo de la violencia, nos parece natural entender la acción
,l
política según las categorías del coaccionar y ser coaccionado, del do- r'l
minar y ser dominado, pues en ellas se hace patente el auténtico senti-
do de todo acto violento. Tendemos a considerar la paz, que como .l
meta debía mostrar 1os límites de la violencia y poner coto a su marcha
aniquiladora, cgmo algo que procede de un ámbito transpolítico y debe H
mantener a la política misma denffo de sus fronteras que ten-
-igual
demos a saludar los períodos de paz que también en nuestro siglo se han
;r{
abierto entre las catástrofes como aquellos lustros o décadas en que la
política nos ha concedido un respiro. Ranke acuñó una vezla expresión
F
del primado de la política exterior6r y no puede haber pensado en otra
cosa que en la prioridad que ante todas las demás preocupaciones debe
7
dar el estadista a la seguridad de las fronteras y ala relación de las na-
ciones entre sí porque de éstas depende la mera existencia de estado y
7
nación. Sólo la guerra fría, se está tentado de decir, nos ha enseñado lo
que significa en realidad el primado de la políticá exterio¡. Ya que si
?
ésta, o, mejor, el peligro que siempre acec-ha en las relaciones intema-
cionales, son los únicos objetos relevantes de la poJítica, entonces se ha
?
vuelto del revés ni más ni menos que 1o que decía Clausewitz de que la
guerra es la continuación de la política con otros medios, de modo que
I
la política se convierte ahora en una continuación de la guerra y los me- /
dios de la astucia sustituyen transitoriamente a los de la violencia. Y
quién podría negar que las condiciones de la carrera armamentista en /
que vivimos y estamos obligados a vivir, sugieren al menos que lo que
dijo Kant respecto a no pennitir que ocurrieranada durante la guerra /
que hiciera imposible más tarde la paz, se ha invertido y vivimos en Lrna
paz que no pefmite que suceda nada que haga imposible una guerra. F
61. Yéase supra, nota 21.
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.l DOCUMENTOS PARA EL PROYECTO
ql «INTRODUCCIÓN A LA POTÍTICA"
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Pruunn DocuMENTo
PRINCIPALES Y ESTRUCTURA:
'll NorAS MANUSCRTTAs oB FI¿NN,rs AnrNor
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til Introducción a la política
10223801
,iI Es difícil decir qué sea la política. Ante tales cuestiones estamos
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{r Griego en el original
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142 APÉ,NDICE DOCUMENTOS t,[3
Del desierto y los oasis: si salimos del arte, de los oasis, para
il avénturarnor .n il desierto, o mejor, para hacer retroceder al de- 10223851
sierto, podemos apelar a Kant, cuya auténtica filosofía política se
.l "rr.rl"r^,.u
en la KU [Crítica del Juiciol y se inspira en el fenómeno 2. Cap. Los prejuicios filosóficos: contra la pluralidad, el estar
de 1o bello. juntos, y contra las opiniones. Aquí mucho más seriamente porque no
il un prejuicio sobre la política sino una condena de lo que la política es
il 1022184)
de hecho.
Origen histórico en Platón
-
Sócrates. El estar-consigo-mismo
t Distribución:
fo no Dios, como en los países angiosajones.)
3. Cap. La posición socrática: el único filosofar, que tiene lugar
il i.Cap. De los instruidos y sus det¡actores. El prejuicio de los ins-
truidos: ia política o es dominación o es cuidado de la existencia.
públicamente. En contra, la Academia
Presupuesto: que yo,'cuando estoy conmigo mismo (= pensar)
rI contra .l pr"¡ri.io' reflexión histórica: la política no ha sido en.abso-
rex, reyes homéricos, Heró-
soy dos y no uno. La pluralidad penetra en la soledad. Por eso: no
ll-,to sicmpre dominación conüadecirse lógica y éticamente (La virtud es enseñable sin
-romanos, - -
il t[rr..; y cri absoluto siempre cuidado de la existencia: la política co-
,,,.','r,,1,,, rlonrlc acababa la preocupación por lavida. De ahí la virtud
duda, como todos 1os colectivos políticos atestiguan: lo que no es
enseñable es el bien). Sócrates: sé como quisieras parecer, parte de
il . ,¡r'.lir'rl: Aquiles y Maquiavelo.
lrr vllctltí¿r.
Atlt:trriis, ltistóricamente ambos prejuicios van juntos' En el ám-
1o público de su apariencia y brillo. Maquiavelo: parece lo que qui-
sieras ser: parte del ser (ante Dios pero sin Dios: vanidad. Pues na-
il l,iro rlt.l cuitlarlo cle la vida: dominación . El rex y la regresión ro- die puede <<se»> sin alguien gue mire. Esta es la mundanidad del
,l lil¡ll lll.
lrl
¡,r'cjLricio fr,rndamental: que siempre
ha habido política' En
hombre).
Excepción: no el daimonion stno el <<sumergirser>, donde ya no se
r orrtrrr, Aristírtclcs, cn definitiva el origen delapalabra, piensa. Aquí, en el tltaumazein,))' en efecto uno.
4 sicrrrprc cxistiría la necesidad de la vida, la cual a su vez obligaría El extremo opuesto: cómo soy uno aüavés de los otros.
rt a los hombrcs a diviürse entre los que obedecen y los que mandan'
por mor de la vida: guerra contra todos. Por mor de la seguridad: do-
Ad 1.) Aquílos fundamentos áe experiencia prrr"lo más extrema-
mente universal, que no es articulable. Donde acaba elhabla acabala
al nrinación. Por lo tanto, point of reference: Ia vida' El prejuicio es que política.
la política vital.
sea una necesidad
.I
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E
1022388)
tl
Cap. 2: determinados conceptos como honor gloria valen-
tía etc. - - ¡r
Lo que sigue se refiere a todo: una introducción a la política y -
no la ciencia política. Lo que todo ciudadano debe, necesita y pue-
de saber sobre la política: cuál es el ámbito y cuáles sus froñteras,
I
qué ocurre en él y cuáles son las reglas de juego que lo rigen, qué
cualidades deben movilizarse y cuáles son las virtudes que hay que
?
desarrollar. Qué es lo polltico en que siempre vivimos y cuáles las
formas respectivas que adopta y que llamamos formas de gobierno.
?
Además daré algún aviso a los instruidos en medio de sus detracro- ?
res. No para su instrucción sino porque lo experimeniado no les
convence
-con
cede lo simple.
razón)-, si no se indica al respecto de dónde pro- I
F
1022389) 'ú
§ 1: Los prejuicios contra la política y su justificación:
,I
Sistema de intereses de la política interior
tl
Abolición de la política mediante la política. Muerre del estado
Política exterior; bomba atómica - tl
(La política hoy)
']
J4.* Vuelve ala cira deJames Madison, véase la pág. 67 de esta edición, nota 5. I
rf
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,l 148 APÉNDICE DOCUMENTOS 149
,t decir que he escrito de nuevo un capítulo introductorio a este libro
ñ SBcuNoo DocuMENTo sobre la violencia con el título: ¿Tiene la política todavía aigún senti-
H¡NNau AnrNor ¡ Kraus PrerR, do?i6' A esta pregunta responde el último capítulo de la parte sobre
lt 7 pr annr on L959 la revolución. Por lo tanto el libro es en conjunto una totaJidad on its
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Y
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150 APENDICE DocuMENTos 151
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volumen. Y esto no puedo decirlo ahora mismo. Cuando tenga listo IIt{
el primero, tengo que preparar, antes de escribir el segundo, la im- Trncrn DocuMENTo
presión alemana dela Harnan Condition Si no estuviera Ud. seguro DrscmpcróN DEL PRoYECTo PARA Ita
áel asunto de los dos volúmenes, también me parecería acertado pu-
blicar el primero por separado sin hacer ninguna alusión a que se tra-
ta de una introducción a una introducción. .
r,r RocrrrELLER FouNoarroN,
DICIEMBRE 1959 I
ñ
l El título provisional del libro que tengo la intención de escribir es
Introducción a la política. Lo planifico desde hace al menos cuarro
I
años; el libro, por 1o tanto, ya está comprometido por contrato con /
un eütor americano y cgn mi editor en Alemania. De amplias parres
de é1 ya existe una primera redacción. La raz6n por la que he tenirlo L
que demorarme ha sido Ia siguiente: ia actividad polÍtica hrrnranrr
central es la acción; pero para conseguir comprender adecuaclanrcrr- l
te la naturaleza de la acción se reveló necesario distinguirla corrccl)
tualmente de otras actividades humanas con las que habitualrnenlc s(.
Ü
la confunde, tales como labor y trabajo. Por 1o tanto, escribí prinrcro
el lib¡o que apareció en 1958 con el títtioThe Hurnan Condition; quc
;
trata de las tres principales actividades humanas: labor Llaborl, traba-
jo Luork) y acción laction), desde una perspectiva histórica. Debería
7
haberse llamado Vita actiua. De hecho, es una especie de prolegóme-
nos al ]ibro que ahora me propongo escribir, el cual continuará clon-
7
de aquel acababa. En términos de actividades humanas se ocupará
exclusivamente de la acción y el pensamiento ltbougbt).
?
EI objeto del libro es doble. Prirnero: un reexamen crítico de krs Í
conceptos tradicionales capitales del pensamiento político, así conro
de sus estructuras conceptuales
-tales
como rnedios y fines; ¿lt¡tor i a
dad; gobierno; poder; ley; guerra; etc. Por crítica no entiendo <<rlc
molición». Intentaré descubrir de dónde proceden dichos conccl)tos I
antes de que se convirtieran en algo así como monedas fuera de cur-
so y generalizaciones abstractas. Por lo tanto examinaré las expericn- I
cias concretas, históricas y políticas en general, que dieron origen a
conceptos políticos. En cuanto a las experiencias que se ocultan tras ?
\a mayoúa de estos conceptos obsoletos, siguen siendo válidas, y de-
ben ser recuperadas y reactuñzadas si se desea escapar a ciertas ge- I
neralizaciones que se han revelado perniciosas. Un buen ejemplo de
este método podría ser el artículo «\ü/hat is Authority?>>, que apare-
I
I
I
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,{
152 ¡pÉNnrcs
-{ FUENTES
Assc,ciation for potiticat and Legat philosophy 153
al ;izil:¿3ilü;j.la
.l segundo: un examen más sistemático Fu¡Nrrs pARA Los FRAGMENToS
de aqueras esferas del
,+l mrmdo y de la vida.h.umanu qr. il*Áos Y DocuMENTos puBLICADosoI
prosirm.nte políticas,
esto es, det ámbito pú-brico po1ú.nu pu".
v J. rl;ü;ü;"í* iinr,
t me ocuparé principalmente de ros-diversos
modos J.'r, pirr"rrar¿
y de las instituciones que les .o...rpond.r.
É, írrrürU- Fragmento I: ¿eué es k política? (agosto 1910)
4t ^umana
bras, reexam naré ra viéja cuesiión i.-h"
formas de gobiernol sus
t¿rmi.,o, d. j;ñ;j'h]*"_
principios y sus modos'.le acción. En de: <<Denktagebuch» n.-1, págs,
23-29,en: LC_Con t.79
,{l ,a, existen básicamente dos maneras de estar juntos;
.;;;;;h;* L=72 de
br,:s iguales a uno, de donde surg. t,
,..ián;.á bi* .";";;;;;;., 7 páginasmanuscritas;
t a lo que corresponde la actividadi.
debe¡ía acabar con una discusión,.b;h;;
;.;;;;
A p-u,ti,a".,,iu; .iTUr"
en esta edición págs..45-47
sr^f¡ii^r7
I en esra edición pags.
iZ-59
-
1,54 APÉNDICE FUENTES l5j
Este fragmento ya ha aparecido en francés (traducido por Patrick Documento 3: Descripción del Proyecto
Lévy) con el tímlo <<La politique a-t-elle encore un sens?>>, en Ontoh-
gie et Polítique: Actes du Colloque Hannab Arendt, edit.-por Miguel de: LC-Con t.23 l=20 de la vieja numeraciónl; carpeta .<Rocke-
Abensour y otros, París, Ed. Tierce (Littérales, 2),L989,págs.1$-L68. feller Foundation>>, pág. 01,387 2;
1 página mecanografiada en papel de copia;
I Documento 2
E Documento J
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