Filomeno y Sofia
Filomeno y Sofia
FILOMENO Y SOFÍA
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La relación entre la filosofía y los niños puede verse desde distintos puntos de vista.
Hay quienes no perciben ninguna relación, pues entienden que la filosofía es una construcción
racional de un nivel de abstracción ajeno a los niños. Otros afirman que los niños son filósofos
"natura- I les": la filosofía se presentaría como una suerte de disposición, de acti-
I tud que se da a cierta edad y luego se abandona. En otro sentido, algu-
| nos sostienen que la filosofía debe aprenderse como una historia de lo ■
\ que pensaron los grandes filósofos a lo largo del tiempo a la que los
' niños nada tendrían para agregar. Pero también es posible entender la
; relación entre la filosofía y los más pequeños como una actividad e inclu
so como un juego, un juego que tiene lugar pensando y dialogando con ; otros.
Filomeno y Sofía invita a participar en ese juego, que es el que
; juegan sus personajes a través de historias que inventan y que se cuen-
j tan mutuamente.
Filomeno y Sofía es la historia de dos amigos que buscan preguntar e I. indagar
acerca de aquello que les resulta problemático, curioso. ¿Cuál
f es la diferencia entre imaginar y recordar? ¿Qué quiere decir 'portarse
í bien'? ¿Qué es la verdad? son sólo algunas de las muchas preguntas que
surgen durante la lectura. La historia de Filomeno y Sofía tiene estrecha i relación
en su planteo y en su estilo con los materiales del Programa de
! Filosofía para Niños de Matthew Lipman. Los chicos discuten en un
contexto que el lector puede reconocer como familiar y que opera como modelo del
trabajo en el aula. Pero el texto de Gustavo Santiago supera el marco del modelo y juega en el
terreno mismo de la historia de la 1 filosofía. Sofía sueña con "Las tres transformaciones"
de Nietzsche;
24 Gustavo Santiago
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5 Vera Waksman a
Episodio 1
A Filomeno hay varias cosas que le gustan. Cuando está en la
escuela, le gusta mucho jugar con sus amigos; cuando está en
su casa, le gusta mucho jugar con su perra Noni (la mamá le
contó que a la perra le pusieron Noni porque cuando era
cachorrita se pasaba todo el día durmiendo. Filo no se
acuerda bien de eso, porque cuando Noni era chiquitita él era
un bebé y los bebés no tienen mucha memoria).
Algo que también le gusta mucho es cantar canciones usando
una zanahoria como micrófono. Por eso, cuando su abuela
está preparando la ensalada, Filomeno aprovecha y le pide
dos cosas: que le dé una zanahoria y que prenda la radio.
Entonces, como si fuera un cantante profesional, agarra el
micrófono-zanahoria con las dos manos y mientras canta le
va dando mordisquitos hasta que lo hace desaparecer.
Hay dos cosas más que le gustan a Filomeno tanto como
jugar con sus amigos o con su perra y cantar. Estas dos cosas
son: que le cuenten historias y hacer preguntas.
26 Gustavo Santiago
Episodio 2
Sofía y Filomeno estaban sentados en el tobogán que hay en el patio de la escuela.
. -¿Sabés lo que me contó mi abuelo anoche? -le dijo Sofía a Filomeno.
-¿Sabés qué te voy a contar? -le dijo Sofía-, Te voy a contar lo que soñé anoche.
-¿Y es lindo tu sueño? -preguntó entusiasmado Filo.
-Bueno, dale.
-Soñé que iba caminando por la arena. ¡Hacía un calor! -comenzó Sofía.
-¡Yo sabía que te ibas a sorprender! Pero, ¿sabés qué pasaba? En mi sueño, ¡yo era
un camello!
—¿Un camello? -dijo Filomeno.
-Sí.
-¿Un camello de verdad? -¡Sí!
-¿Con joroba y todo?
-Sí, ¿no me creés? -preguntó Sofía.
—Sí, claro que te creo -respondió Filomeno un poco pensativo-, Pero me parece
raro eso de soñar que uno es un camello.
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-A mí también me parece raro. Por eso te lo estoy contando. Si no, ¿qué gracia tendría?
% -Bueno, seguí contándome.
.Capítulo 5
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£ -Yo iba caminando muy tranquila y, de repente, apareció una señora que
¡ traía un montón de paquetes y bolsas. Y ¿sabés qué hizo? Me puso todos los
Gustavo Santiago
| paquetes y ¡as bolsas encima y me dijo: "Tenés que llevar estos paquetes". o
"¿Adonde?", pensé yo. "¡Tenés que llevar estos paquetes!", me repitió. Yo le quería decir:
"¿Adonde tengo que llevarlos?", pero no podía decirle nada porque era un camello, y los
camellos no hablan. La señora me volvió a decir, gritando: "¡Tenés que llevar estos
paquetes! ¡Rápido!"
—¿Y entonces qué hiciste? -preguntó Filo.
--Traté de correr, pero los paquetes me pesaban tanto que muy rápido no podía ir.
-¿Y por qué no dejaste los paquetes en el suelo?
-Porque la señora me había dicho que tenía que llevarlos -respondió Sofía.
-Pero, ¿cómo quería que los llevaras si no te había dicho adónde llevarlos?
-Eso era lo que yo pensaba mientras caminaba, muy cansada, por el desierto. Y me dije a
mí misma: "Tengo que hacer algo para que me entienda. Voy a intentar hablarle otra vez".
Entonces caminé hacia donde estaba la señora y le dije bien fuerte: "¡Grrrrrrrrr!"
-¿Qué le dijiste?
-¡Grrrrrrrr! -repitió Sofía.
—Pero... eso más que un camello parece un león -dijo Filo. —¡Adivinaste!
—¿Antes? ¿Cuándo?
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Gustavo Santiago
Episodio 3
Filomeno llegó a su casa muy contento. El sueño de Sofía todavía estaba muy vivo
en su memoria. Después de darle un beso a su abuela, dejó ía mochila sobre la cama
y se fue a jugar con la Noni. Jugaron a correrse.
Primero Filomeno empezó a dar vueltas alrededor de un árbol que está justo en el
medio del patio, y la Noni lo perseguía ladrando a grito pelado. Cuando se cansó de
que la Noni lo corriera, Filo se dio vuelta bien rápido y empezó a correrla a ella.
Después de un rato estaban los dos tan cansados que tenían que respirar con la boca
abierta. La Noni sacaba la lengua bien afuera, como si se la estuviera mostrando al
doctor. Filomeno probó respirar como la Noni, pero en seguida le pareció que por
algo los nenes no respiran con la lengua afuera. "Es muy incómodo", pensó, y se
sentó a descansar contra el árbol.
Su papá dice que el árbol es un ciruelo, pero Filomeno nunca.vio que diera ninguna
ciruela, así que no está muy seguro de que sea un ciruelo de verdad. "Si un pájaro
no vuela, ¿es un verdadero pájaro? -pensó Filomeno-; si un perro no ladra, ¿es un
verdadero perro?; si un ciruelo no da ciruelas, ¿puede ser un verdadero ciruelo? A lo
mejor sólo se parece a un ciruelo, pero en realidad no lo es".
De repente, el sueño de Sofía volvió a aparecer en su cabeza.
-¿Qué estás haciendo, tan calladito? -le preguntó su abuela.
-Estoy pensando -respondió Filo.
-¿Y se puede saber en qué estás pensando?
-En una cosa que me contó Sofía. Un sueño en el que primero era un camello,
después un león y después era ella misma. Me estaba imaginando cómo me sentiría
yo si fuera un camello.
-¿Y cómo te sentirías?
-Me parece que mal, porque los camellos no hablan y a mí me gusta mucho hablar.
-En eso saliste a mí -dijo la abuela riéndose, mientras lentamente iba caminando
hacia la cocina para calentar la comida. Filomeno no entendió muy bien de qué se
reía su abuela, pero igual se puso contento porque le gusta mucho verla reír.
Después de almorzar, Filomeno se sacó los zapatos y :e acostó en el
sillón grande del comedor (Filo sabe que a su mamá no le gusta que ponga a
| los pies arriba del sillón, pero como su abuela no lo reta, cuando están los |
.Capítulo 5
| dos solos siempre lo hace) y se puso a cambiar los canales del televisor con |
el control remoto, como hace su papá. "¿Cómo funcionará esto?", se preguntó Filo mientras
cambiaba de un canal a otro. "Debe mandar un rayo invisible que le dice al televisor que
cambie de canal", pensó.
Cuando llegó al canal de los dibujitos, se quedó mirando un momento, pero enseguida se dio
cuenta de que ese capítulo lo había visto un montón de veces y se lo sabía de memoria.
Entonces siguió cambiando los canales hasta que llegó al de los animales. "Aaaaggg, ¡qué
horrible!", dijo Filo al ver unas arañas peludas que estaban luchando entre sí. A Filo le
gustan mucho todos los animales. 0 casi todos, porque ajas arañas no las puede ni ver.
Justo cuando iba a apagar el televisor para ir al fondo con la Noni, sonó el teléfono. "¿Quién
será? ¿Será mamá? Papá no, porque papá nunca llama cuando está trabajando".
-Es para usted, señor -le dijo la abuela sonriendo.
-¿Para mí? -se sorprendió Filo-, ¿Es mamá?
-Me parece que no -dijo la abuela haciéndose la misteriosa-. Vamos, ¿no vas a atender?
Filomeno se bajó del sillón y, descalzo como estaba, fue a atender el teléfono. Cuando
escuchó la voz se dio cuenta enseguida de que era Sofía. "Sí..., bueno..., esperá que le
pregunto a mi abuela", dijo.
—Abue, es Sofía; dice si quiero ir a jugar a su casa. ¿Puedo?
-Sí, si su mamá está de acuerdo.
—Dice Sofía que su mamá no está, pero que su abuela y su abuelo la dejan.
—Bueno, entonces. Pero portáte bien.
Después de colgar el teléfono y mientras se ponía un par de zapatillas, Filo le preguntó a la
abuela:
—Abue,' ¿por qué siempre me estás diciendo "portáte bien"?
—Porque soy una vieja aburrida -le contestó la abuela riéndose-. Yo sé que vos siempre te
portas bien.
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Gustavo Santiago
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Filomeno se quedó pensativo. "No es cierto que siempre me porto bien - pensó- Tampoco es
cierto que la abuela sea una aburrida". Iba a decirle a su abuela que no le había entendido bien,
pero prefirió callarse y empezar a juntar las cosas que iba a llevar a la casa de Sofía.
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.Capítulo 5
o -Vos no venís, porque si te llevo seguro que hacés un lío bárbaro -le dijo 8 aun
muñeco vestido con ropa de soldado-. Además, a Sofía no le gustan los ;s juegos
de guerras o de peleas.
—Vos te venís conmigo -!e ordenó a un oso de trapo-. Seguro que Sofía nos cuenta una
historia a los dos. ¡No vayas a interrumpirla cuando había, eh!
—Filomeno, ¿con quién estás charlando? -le preguntó la abuela desde la cocina.
—Con nadie, abuela; con mis juguetes. —¿Y te hacen caso?
—Abuela, ¿cómo me van a hacer caso si son nada más que juguetes?
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Episodio 4
Sofía y Filomeno estaban sentados sobre unos cajoncitos de madera que la mamá de Sofía
tiene en el fondo.
-¡Qué gato gordo! -dijo asombrado Filomeno.
-No es un gato. Y tampoco es gordo -le dijo Sofía.
-¿Cómo que no es un gato?
-Te digo que no es un gato. Es otra cosa.
-Pero yo veo un gato. Si no es un gato, ¿qué es?
-Adiviná.
-No sé. Decíme vos. Para mí es un gato.
-¡Es una gata! -dijo Sofía riéndose.
-Bueno, está bien, es una gata. Pero es una gata gorda.
-No -dijo Sofía-, Es una gata flaca; muy, muy flaca.
-No es cierto. Es una gata gorda, muy, muy gorda -dijo Filomeno,
-Es mi gata, se llama Piolín. Y le pusimos ese nombre porque es muy, muy flaca -agregó
Sofía, riéndose de nuevo.
-¿Y por qué entonces yo la veo gorda?'-preguntó Filomeno.
-Porque ahora está gorda. Pero pronto va a volver a ser flaca como siempre.
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-¿Me estás cargando? -dijo Filomeno. §■
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-¿El esposo? 2
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_o -Claro, el papá de los gatitos.
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-No, Filo. Lo que pasa es que Piolín va a ser mamá. ¡Está embarazada! ^ -¿Y el esposo
quién es? -preguntó Filomeno.
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.Capítulo 5
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-Ah, no se sabe.
-¿Cómo que no se sabe? ¿Entonces no van a tener papá?
-¿Y eso qué tiene de malo? -dijo Sofía que ya no estaba tan contenta- Yo tampoco
tengo papá. Yo la voy a ayudar a Piolín como si yo fuera la mamá de ella. ¿Te
imaginas? Voy a ser como la abuela de los gatitos. ¿No es genial?
-Sí. Me acuerdo de que mi papá me mostraba que la gente bajaba del tren y me decía: "¿No ves que no les
pasó nada?" Pero yo igual les tenía miedo y no me quería subir por nada del mundo. ¿Y vos? ¿No le tenías
miedo a nada?
-Mmm... Sí. Yo les tenía miedo a las gallinas.
-¿A las gallinas? -preguntó Sofía.
-Sí. Antes mi abuela tenía tres gallinas: una blanca, una negra y una a la que le decían "colorada". Pero no
era colorada, era medio marroncita. Ésa era la que más miedo me daba.
-¿Y por qué te daba miedo?
-No sé. No me gustaba cómo me.miraba. Parecía que siempre estaba enojada conmigo. Pero, ¿de qué te
reís?
-De vos, ¿de qué me voy a reír si no? ¿Cómo se te va a ocurrir que la gallina te miraba enojada? ¡Se te
ocurre cada cosa! ¡Qué tontería!
-Ah. ¿Y a vos cómo se te ocurría que los trenes se comían a la gente? Si ¡o que yo dije es una tontería, ¿lo
tuyo qué es?
-Bueno, no te enojes -dijo Sofía.
-¿Cómo querés que no me enoje si te burlaste de mi secreto? -le respondió Filomeno.
-Fue sin querer. Vos eras chiquito cuando te asustaban las gallinas. Lo que yo quise decir fue que sería una
tontería que te dieran miedo ahora que sos grande, pero no cuando eras chiquito. Cuando uno es chiquito se
asusta de cualquier cosa.
-No sé si era eso lo que realmente querías decir -le contestó Filo.
—Filo, ¡no nos peleemos!
-Está bien, pero no tengo más ganas de hablar.
-¿Me perdonas? -le dijo Sofía.
-Bueno contestó Filomeno-, Pero a mí las gallinas todavía me dan miedo.
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Capítulo 2 39
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Episodio 1
La mamá de Sofía encendió la luz y vio que eran las tres y media de la madrugada.
Se había despertado en plena noche creyendo haber escuchado un grito. "Seguro
que tuve una pesadilla", pensó. Apagó la luz para seguir durmiendo y, en ese
momento, escuchó claramente que Sofía gritaba "¡Mamá! ¡Mamá!" De un salto
salió de la cama y cuando llegó a la habitación de Sofía la encontró llorando con la
cabeza metida debajo de las sábanas.
-¿Qué pasa, hija? -dijo la mamá, preocupada.
—Los monstruos, los monstruos quieren entrar por la ventana -dijo Sofía con voz
de dormida.
-Sofi, despertáte, estás soñando -le dijo la mamá sacudiéndola suavemente de los
hombros- Ay, pero si estás volando de fiebre.
—Tengo calor, ma -dijo Sofía-. Uy, cómo me duele la garganta.
La mamá le puso el termómetro y le dijo que se quedara un rato quietita. Fue a la
cocina y enseguida volvió con un vaso de agua y una pastillita.
-Por ahora tomá esto y tratá de dormir. Mañana vamos a ir a ver a la
« doctora Slaffer.
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Episodio 2
Cuando Filomeno supo que su amiga estaba enferma le pidió a su abuela que lo llevara a visitarla.
-Pasen, pasen -dijo la mamá de Sofía, muy contenta de verlos llegar-. La enferma está en la cama.
Después de que todos se saludaron, la mamá de Sofía y la abuela de Filomeno se fueron a charlar al
comedor y los chicos se quedaron solos en la pieza.
40 Gustavo Santiago
Filomeno se acordó de una película muy triste que había visto en la televi sión. Los ojos se le llenaron de
lágrimas y dijo:
-Sofi, ¿te vas a morir?
-Creo que no -contestó Sofía-. La doctora dice que en dos o tres días voy a estar bien. Pero me dijo que
trate de no hablar mucho y que me quede en la cama bien tapada. ¡Me aburro tanto! ¡Sabés que feo es no
poder hablar!
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-¿Y por qué no podes hablar? ¿Se te enfermó la lengua? |
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-No sé, pero mejor hago caso. ¿No querés contarme una historia vos? | < Quizá eso me haga bien. ¡5
Filomeno pensó: "Si le cuento una linda historia, Sofía se va a poner con- | i tenta. Y si se pone contenta, se va a
sentir mejor. Y si se siente mejor, se va g-
UJ , .. ' O)
| a curar más rápido". Esta idea lo puso muy feliz.
-Bueno, tapate bien y escucha -le dijo a Sofía. Ésta es la historia que Filomeno le contó a Sofía.
Renato, el desconfiado
A Renato había algo que lo ponía muy, pero muy mal: que le dijeran una mentira. Si cuando estaban
jugando a la pelota descubría que alguien lo engañaba o le hacía trampas, Renato le decía: "¡Mentiroso!
¡Con vos no juego más!" Y no jugaba más con ese nene en todo el día. "A mí me gusta decir siempre la
verdad, y me gusta que todos me digan siempre la verdad", pensaba Renato.
A Renato había otra cosa que no le gustaba: equivocarse. Si, cuando estaba contando hasta veinte, se
equivocaba, Renato se ponía furioso y decía: "debe de haber un fantasma malvado que cada vez que
quiero contar hasta veinte me hace equivocar".
Un día vio de lejos a un nene y dijo: "Es Manuel". Pero cuando lo vio de cerca se dio cuenta de que se
había equivocado. "Mis ojos me mintieron -pensó Renato-. Para que no me mientan más, los voy a tener
cerrados." Y se quedó un buen rato con los ojos cerrados, para no equivocarse.
Mientras estaba con ¡os ojos cerrados, escuchó una voz bien conocida: la de su hermano Guillermo.
Pero, cuando prestó más atención, se dio cuenta de que se había equivocado; no era Guillermo sino su
papá. "Los oídos también me engañan -dijo Renato-; me los voy a tapar con algodones para no
equivocarme más." Y así se quedó un buen rato, con los ojos cerrados y con los oídos tapados.
"¡Qué aburrido estoy! Lo único que puedo hacer es pensar. ¡Y con el hambre que tengo!", pensaba
Renato, con los ojos cerrados y los oídos bien tapados.
Justo en ese momento sintió un olor muy especial, que venía de la cocina: "¡Guiso de lentejas! -pensó-
Esta vez no puedo equivocarme".
Cuando abrió los ojos vio que su mamá venía a buscarlo un poco enojada:
-Hijo, hace rato que te estoy llamando -le dijo la mamá-. ¿Qué hacés con los oídos tapados?
-Estaba jugando, mamá; pero no te preocupes que ya voy -le dijo Renato, sacándose el algodón de los
oídos.
| Cuando llegó a la mesa, se dio cuenta de que se había equivocado otra o 2 vez: no había guiso de lentejas, sino de
fideos. Pero esta vez Renato no 1 8 se enojó, porque el guiso de fideos le gustaba tanto como el de lentejas. °
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Episodio 3
Ya hacía dos días que Sofía faltaba a la escuela. Encima, estaba lloviendo; y cuando llueve, la señorita
Laura no quiere que los nenes salgan al patio. Filomeno estaba tan, pero tan aburrido que en lo único que
pensaba era en que se terminara la mañana para poder volver a su casa, con la abuela y con. la Noni. En
Capítulo 2 41
1
realidad, lo que verdaderamente quería era estar con su mamá o que su papá le leyera algún libro, como
hace todos los domingos, después de comer. Pero Filomeno sabía que en su casa sólo estarían la abuela y la
Noni.
Filo se acercó a una ventana y se quedó mirando cómo llovía. "¿De dónde vendrá la lluvia? -pensaba- Si
estuviera Sofi, seguro que me contaría alguna historia sobre la lluvia." En ese momento, la voz de la señorita
sonó tan fuerte que lo asustó. Se dio vuelta pensando que lo iba a retar a él porque estaba parado mirando
por la ventana. Pero no. La señorita retaba a dos nenes que se estaban peleando. Filomeno no alcanzó a ver
bien qué pasaba porque enseguida todos se amontonaron y empezaron a gritar.
"¿Qué habrá pasado? -se preguntó Filo- ¿Por qué se habrán peleado?" Iba a acercarse él también a mirar,
pero, en vez de hacerlo, prefirió sentarse y ponerse a dibujar en su cuaderno con los lápices que le había
regalado su papá el primer día de clases.
Episodio 4
Estuvo lloviendo'toda la semana. Cuando llegó el domingo, Filomeno se despertó ilusionado: "hoy
trene;que ser un lindo día, con mucho so! y ninguna nube", pensó mientras:seHevantaba y comenzaba a
vestirse. Estaba tan ansioso por mirar por la ventana que, por el apuro, se puso la remera al revés: la parte
que tenía que ir para adelante, mirando hacia atrás.
-¿Qué hacés vestido así? -le preguntó su papá riéndose cuando lo vio pasar para la cocina.
Pero Filo casi no se dio cuenta de lo que decía su papá. "Tiene que haber sol, tiene que haber sol", pensaba
mientras se subía a la silla que está contra la ventana. Filomeno había visto una película en la que un señor con
barba blanca y un gorro puntiagudo le decía a un nene que si él pensaba „ mucho en algo sin distraerse, eso se
convertía en realidad. Antes de correr o. las cortinas, Filo cerró bien fuerte los ojos y volvió a pensar: "Tiene que |
haber sol, tiene que haber sol". |
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<2 Lo que primero vio, caando abrió los ojos, fue a la Noni que, acostada en g- o su cucha y con
cara de estar muy aburrida, miraba :ios :globitos que las 5 | gotas, al caer, hacían en el patio
inundado. |
42 Gustavo Santiago
.
"Los de las películas son todos unos mentirosos, pensó enojado Filomeno; siempre
muestran cosas que no pasan de verdad."
Filomeno seguía parado en la silla mirando la lluvia por la ventana. Como era
domingo, había ravioles para comer. Filomeno no entendía muy bien ninguna de las
dos cosas: ni por qué llovía tanto ni por qué los domingos siempre había ravioles. A
Filo le gusta la lluvia, pero cuando llueve mucho ya no "le gusta tanto, porque no
puede salir afuera a jugar con la Noni. Cuando está su papá, le lee alguna historia,
pero, si no, lo único que puede hacer es mirar televisión. Y con ¡a televisión le pasa
lo mismo que con los ravioles y con la lluvia: un poquito le parece bien, pero mucho
lo cansa.
-Abue, ¿cuándo va a parar de llover? -preguntó Filomeno, corriendo ¡a cortina de la
ventana para no ver más la lluvia.
-Me parece que nunca -respondió su abuela. Filomeno la miró bien para ver si le
estaba haciendo una broma. Pero le pareció que no, porque la abuela estaba muy
seria, poniendo los ravioles en la cacerola.
-¿Será posible -pensó Filo- que no pare nunca de llover?
-Ma, ¿es verdad lo que dice la abuela? -le preguntó Filomeno a su mamá, que estaba
en su escritorio, escribiendo en la computadora.
-Algunas veces -le respondió su mamá sonriendo-. ¿Qué fue lo que te dijo, que
tenés esa cara de preocupado?
-Que nunca va a parar de llover -le contestó Filomeno.
-Bueno -dijo riéndose la mamá-, siempre que llovió, paró.
-¿Y eso qué quiere decir? -preguntó Filo.
-Es un dicho. Quiere decir que, por más que llueva mucho, alguna vez va a parar.
-¿Y los dichos dicen la verdad? -insistió Filo. *
-Como tu abuela -le respondió la mamá, apagando la computadora-; a veces sí y a
veces no. La diferencia es que tu abuela, cuando no dice la verdad, lo hace-de puro
graciosa.
-¿Y está bien mentir para hacer chistes?
-¿A vos qué te parece? -le preguntó la mamá.
-No sé -dijo pensativo Filo.
| -La verdad es que yo tampoco -dijo su mamá parándose-. ¿Vamos a f 2 poner la mesa para
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comer?
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.Capítulo 5 43
1/5 O
Lo que más le gusta a Filomeno de los domingos es que, después de ios ravioles, su papá saca del
galpón un sillón de madera medio viejo, lo pone abajo del ciruelo, cerca de la sillita blanca de
Filomeno y, después de buscar los anteojos y un libro de la biblioteca, lo llama para leerle una
historia,
"Con esta lluvia no podemos ir al patio, pensó Filo, seguro que vamos al living."
Como el papá tardaba mucho, Filo se acercó al living y vio que la puerta estaba cerrada. Sin hacer
ruido, la abrió un poquitito para ver qué libro estaba eligiendo su papá. Miró para el lado donde
está la biblioteca, pero no lo vio. Los anteojos estaban encima de unos papeles en el escritorio,
pero en el living parecía no haber nadie. "¿Estará escondido para asustarme?", pensó Filo (el papá
algunas veces hace eso, se esconde abajo de la cama o abajo de la rriesa y sale de golpe diciendo:
"guaaaaaaaa". A Filo ese juego mucho no le gusta, sobre todo cuando se asusta de verdad; pero
como su papá se ríe mucho y a Filo le encanta la risa de su papá, nunca le dijo que el juego no lo
divierte tanto).
"Ya sé lo que voy a hacer, pensó, lo voy a asustar yo", y caminando con la puntita de los pies se
acercó al sillón y miró por el costado. Nada. "Seguro que está atrás del sillón grande", pensó. Y
tan seguro estaba que cuando llegó al sillón se paró y gritó bien fuerte, poniendo las manos como
si fueran las garras de un oso terrible: "guaaaaaaaa". Lo que Filo quería era sorprender a su papá.
Pero el sorprendido fue él, porque su papá no estaba atrás del sillón.
-¿Y papá? -le preguntó Filo a su mamá, con cara de preocupado.
-Tuvo que salir -fue la respuesta.
-¿Y va a tardar mucho? -insistió Filo, con los ojos tristes y brillantes.
-Me parece que sí-dijo su mamá con una sonrisa-. Y me parece también que hoy no va a haber
cuento, ¿no?
-¿No? -dijo Filo.
-Creo que no. Pero igual la podemos pasar bien -dijo la mamá, poniendo sobre la mesa un libro
muy muy gordo.
-¿Qué es eso, ma? -preguntó Filo, recuperando un poco el buen humor.
-Adivina adivinador-dijo ¡a mamá.
-Mmm. No sé. Parece un libro. Pero es muy gordo para ser un libro.
-Ajá. ¿Viste qué largo que tenía el pelo? . -Ma, ¿por qué
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.Capítulo 5 45
Capítulo
_________3_________
Episodio 1
El primer día de sol después de muchos muchos días de lluvia y frío, la señorita dijo:
"Vamos a salir al patio a tomar un poco de solcito". "¡Bieeeeeennn!", gritaron todos los
chicos. Filomeno se puso contento porque a él le gusta mucho el sol. "Pero, óiganme bien,
dijo la señorita, vamos a salir con una condición..."
-Que nos portemos bien -dijo Matías.
| -A veces sí. Si el pato hace algo divertido, sí. Pero si es la del pato que era 2 feo y que después no
era un pato, no, porque ya me la sé de memoria.
•g -¿Un pato que no era un pato? ¿Cómo puede ser?
46 Gustavo Santiago
-Si querés te la digo rápido, así me contás tu historia. Se trata de un patito que era muy pero muy
feo. Era tan feo que todos los demás patitos se reían de él y no lo dejaban jugar con ellos.
-¿No lo dejaban jugar porque era feo? -preguntó asombrada Sofía.
-Sí. Pero cuando se convirtió en cisne todos querían ser sus amigos.
-Esperá, no entiendo. ¿El pato se convirtió en cisne?
-Bueno, en realidad no. Lo que pasó es que en realidad era un cisne que cuando era chiquito
parecía un pato. Pero cuando creció todos se dieron cuenta de que era un cisne y lo dejaron de
molestar porque era lindo.
-¿Y después que pasó? -preguntó Sofía.
-Nada. Ahí termina. Lo que quiere decir es que los cisnes son más lindos que los patos.
-¿Y eso es verdad? A mí los cisnes me gustan, pero los patos también -dijo Sofía.
-Bueno, capaz que lo que quiere decir es que de los cisnes no te podés reír, ' pero de los patos sí.
Pero, ¿tu historia cómo era?
Cuando Sofía terminó de contar su historia, se dieron cuenta de que la señorita estaba hablando
con Tomás, Martín y Julieta, que estaban completamente embarrados. La señorita estaba
inclinada hacia adelante y hacía unos movimientos rápidos con las manos. Sofía y Filomeno no
podían escuchar fo que les decía, pero, por la cara que ponía, estaba muy pero muy enojada.
-¿Viste? -dijo Sofía-, Martín está llorando.
-Pobre -dijo Filomeno-, Seguro que ¡a señorita lo lleva a la dirección.
-Se lo merece -dijo Sofía-, ¿para qué se embarró? Antes de salir habíamos prometido no pisar el
pasto.
-Ya sé -dijo Filo-, pero capaz que no se dio cuenta.
-¿Cómo no se va a dar cuenta?
-Y, jugando -dijo Filo-. A veces cuando estás jugando no te das cuenta de lo que hacés. Un día
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< yo estaba jugando con la pelota en el fondo de mi casa y, no sé cómo, de un pelotazo volteé una
s jaula de mi papá, que tenía un pajarito adentro,
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-¿Y se lastimó el pajarito? -preguntó preocupada Sofía.
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.Capítulo 5 47
Episodio 2
Mientras Filomeno y Sofía conversaban, la maestra había dejado de retar a los tres
nenes y había comenzado a caminar hacia donde estaban sentados ellos.
-¿Nos va a retar a nosotros también, seño? -preguntó Filomeno. -¿Estaban haciendo algo
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-No, señorita -aclaró Sofía-, lo único que estábamos haciendo era charlar.
2 -¿Y no se puede hacer algo malo charlando? -preguntó Filomeno. 3
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-g -¿Cómo? -le preguntó Sofía.
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Capítulo 3
49
-Y, hablando mal de alguien o diciendo mentiras o diciendo cosas feas - completó
Filomeno..
-En eso tenés razón, Filo -dijo la señorita-. Pero, ¿ustedes estaban hablando mal de alguien
o diciendo mentiras o cosas feas?
-No -dijo Filo.
-Entonces también Sofía tenía razón, no estaban haciendo nada malo. ¿Y de qué hablaban?
-preguntó.
-Estábamos jugando a las historias -dijo Sofía sonriendo.
-¿A las historias? Creo que no conozco ese juego. ¿Cómo es? -preguntó intrigada la
señorita.
-Uno de nosotros cuenta una historia y el otro hace preguntas y después charlamos sobre
eso -le respondió Sofía.
-La que cuenta las historias es Sofía -aclaró Filomeno.
. -No siempre, seño -dijo Sofía-. A veces también Filomeno me cuenta alguna.
-Me parece un juego muy lindo -dijo la señorita-, ¿Estarían de acuerdo con que jugáramos
entre todos?
-¿Todos los chicos? -se sorprendió Filomeno.
-Claro -dijo entusiasmada la señorita-, uno puede contar una historia y después entre todos
podemos hacer preguntas y conversar.
-Buenísimo -dijeron Filomeno y Sofía al mismo tiempo.
-Pero, una cosa -dijo Filomeno-, ¿Cómo vamos a llamar al juego?
-Mmmm, .no sé -dijo la seño con cara pensativa. De pronto sonrió y abrió los ojos un
poco más grandes, como si hubiera tenido una idea.
-Creo que podríamos llamarlo "El juego de Filo y Sofía" o, mejor, "Filosofía".
-¿Filosofía? -dijeron Filomeno y Sofía al mismo tiempo.
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La señorita les estaba explicando a todos cómo se jugaba a "Filosofía".
-Uno de nosotros va a contar una historia y después los demás vamos a hacer algunas
preguntas;.
-¿Preguntas sobre qué, señorita? -preguntó Mauro.
-Sobre cosas que tengan que ver con la historia y con cosas que tengamos ganas de
conversar -dijo la señorita.
o
50 Gustavo Santiago
-Pero, ¿cómo vamos a hacer para escuchar todos? Porque una cosa es . charlar con
dos o tres amigos, pero hablar con todos al mismo tiempo es más difícil -dijo Tomás-.
Si alguien que se sienta atrás, cerca de la ventana, dice algo, los que nos sentamos
adelante no !o vamos a poder escuchar.
-Yo sé cómo podemos hacer -dijo Victoria-. Podemos sentarnos en ronda, para estar
todos cerquita. Así nos vamos a escuchar bien todos.
-¿En ronda? -dijo la señorita-. Bueno, puede ser.
-Pero, seño-dijo Malena-, lo importante no es cómo sentarnos sino que no hablemos
todos juntos. Aunque estemos sentados en ronda, si hablamos todos al mismo tiempo
no vamos a poder entender nada.
-¿Y con eso cómo vamos a hacer? -preguntó la señorita.
-Tengo una idea -dijo Filomeno. Podemos levantar la mano. El que quiere decir algo
levanta la mano y espera que le toque el turno.
-¿Se animan a hacer así? -preguntó la seño-. ¿Les parece bien la idea de escuchar al
que está hablando y levantar ia mano cuando quieran decir algo?
Todos estuvieron de acuerdo en que la mejor manera de jugar a Filosofía era sentados
en ronda y levantando la mano para hablar.
Episodio 3
Estaban todos sentados en círculo para empezar con el juego de- Filo y Sofía cuando,
de repente, Paulina comenzó a llorar.
-¿Qué te pasa, Pauli? -preguntó la señorita. Pero Paulina seguía llorando ■ sin decir
nada.
-Yo sé lo que le pasa -dijo Malena-, Martín le rompió ei lápiz verde.
-Eso es mentira -gritó Martín, sorprendido por lo que había dicho Malena-, ¡Yo no le
rompí nada!
-Es verdad, señorita -insistió Malena-. Pauli no le quiso prestar el lápiz verde y él se
lo rompió en dos pedazos.
I En ese momento, todos comenzaron a gritar al mismo tiempo. Los varones | decían que
era cierto lo que decía Martín y las nenas que era cierto lo que a decía Malena.
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| La señorita comenzó a pedir silencio y a tratar de que todos se sentaran. Al z principio, nadie
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le hizo caso, pero cuando vieron que se estaba empezando a o enojar se sentaron en su lugar e
hicieron silencio.
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Capítulo 3
51
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m o.
En el recreo, Sofía y Filomeno se acercaron a la señorita, que estaba char- g : lando con
Carolina y Raquel. |
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-Señorita -dijo Filomeno-, quiero hacerle una pregunta sobre lo del lápiz. -¿A ver, Filo?
-dijo la señorita Laura.
-¿No puede ser que el lápiz se haya roto sin que lo rompiera nadie?
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52 Gustavo Santiago
-¿Y desde cuando los lápices se rompen solos? -preguntó con voz burlona Carolina.
-Puede haber sido un accidente -intervino Sofía, que se había sentido un poco
molesta por el tono de Carolina.
-Yo creo que Caro tiene razón. Porque es cierto lo que decís, Sofía, algunas veces las
cosas se rompen por accidente. Pero, en este caso, me parece que el que rompió el
lápiz lo hizo a propósito y no sin querer.
-¿Y por qué lo rompió, entonces? -preguntó Filomeno.
-Bueno, no es fácil de explicar-dijo pensativa la señorita.
-Yo sé por qué lo hizo -dijo Raquel-. Fue por celos. Cuando uno está celoso de
alguien, puede hacer cosas muy feas.
-¿Y no pudo haber sido por otro motivo? -insistió Filo.
-Bueno, puede ser por celos o, también por envidia -dijo la señorita.
-No sé muy bien cuál es la diferencia entre celos y envidia, pero, igual, yo creo que
el lápiz no se rompió por eso sino sin querer.
-Esta bien, Filo -dijo la señorita sonriendo y pasándole la mano por la cabeza,
revolviéndole un poco fos pelos-, yo sé que Martín es tu amigo y que por eso no
querés ver que pudo haber hecho algo malo.
Filomeno se quedó un ratito en silencio. Ya estaba por ir a jugar al patio con los
demás, pero dijo:
-Es que... Yo sé que no fue Martín el que rompió el lápiz de Paulina.
-¿Ah, no? -preguntó sorprendida la señorita-. ¿Y cómo podes estar tan seguro?
-Bueno, porque yo vi quién rompió el lápiz.
-Y si no fue Martín, ¿se puede saber quién fue? -preguntó la señorita Laura.
Filo se puso de repente bien colorado. Con una voz muy suavecita y mirando de
reojo a Sofía dijo:
-Fue usted, seño.
Cuando Filomeno y la señorita Laura llegaron a la dirección, Martín estaba ^ muy serio,
mirando para abajo. Tenía la cara toda húmeda, como si hubiera i
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llorado mucho, pero ya no lloraba. Paulina también estaba en silencio, pero o
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53 Gustavo Santiago
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Capítulo
___ 4__
Episodio 1
La señorita les había dicho que después del recreo se iban a sentar en ronda. A Filomeno
eso lo puso contento, porque él sabía que eso significaba que iban a jugar a Filosofía.
Martín y Malena se quedaron a ayudar a la señorita a poner las sillas en ronda. Cuando
terminaron, se fueron a jugar al patio con los demás chicos. La señorita fue hacia su
escritorio y comenzó a sacar unos papeles de su bolso. Filo estaba mirando qué hacía la
señorita desde la puerta, y le pareció que tenía cara de estar pensando cosas divertidas.
-¿Vamos a jugar a Filosofía, seño? -le preguntó Filomeno.
-¡Ay, Filo! -dijo la señorita, dando un gritito-. ¡Qué susto me diste!
-Fue sin querer, seño -dijo Filo. Y ahora e! que tenía cara de susto era él.
-Ya sé que fue sin querer. Lo que pasó fue que estaba tan concentrada que no te vi venir.
-¿Qué quiere decir "concentrada"? -preguntó Filo.
-Bueno -dijo la señorita con cara de estar pensando-, quiere decir que estaba muy
entretenida mirando estas fotos que vamos a usar dentro de un ratito. Pero, ¿qué era lo
que me querías decir?
-Mmmm. No me acuerdo -dijo Filo. La señorita se rió.
-¿Sabés por qué me río? -le preguntó-. Porque tenés cara de estar hacien- 1 do fuerza para
acordarte. ¿Y? ¿No viene el recuerdo?
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8 Filo movió la cabeza como diciendo "no", y sin decir nada mas se dio vuelta y salió corriendo
a jugar a! patio.
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55
Cuando volvieron, no sólo se encontraron con las sillas puestas en ronda sino que,
además, en el medio del círculo había una mesita y, sobre la mesi- ta, un montón de
fotos.
-Hoy vamos a jugar al juego de Filo y Sofía, pero con láminas -dijo ¡a señorita Laura.
-¿Cómo con láminas? -preguntó Victoria.
-Cada uno va a elegir una foto o un dibujo y va a tener que imaginar una historia que
tenga algo que ver con la imagen que eligió. Cuando la tengan bien pensada me avisan y
se la contamos a todos los compañeros.
-Señorita -dijo Miguel-, ¿tiene que ser una historia de verdad o la podemos inventar?
-Como a vos te guste -dijo la señorita- La diferencia es que si es una historia que pasó de
verdad la vas a tener que recordar y si es una historia inventada la vas a tener que
imaginar.
Filomeno se quedó pensando cuál era la diferencia entre recordare imaginar, pero no se
animó a preguntar porque tenía miedo de que los demás se rieran de él, y a Filo no le
gusta mucho que se rían de él. Bueno, en realidad, algunas veces no le gusta y otras
veces, sí. Cuando cuenta un chiste o dice algo gracioso, le gusta que los demás se rían.
Pero cuando pregunta algo en serio y los otros en vez de contestarle se ríen, no le gusta
nada.
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56 Gustavo Santiago
te ven hasta los huesos, y ¡os huesos están adentro, desde afuera no se ven. -Pero,
¿cómo le van a sacar una radiografía al piso? -respondió Nicolás-Además, las
radiografías se las sacan a los enfermos, y el suelo no está enfermo.
-Para mí es una foto con computadora -dijo María Luz- Las computadoras pueden
sacar fotos de cualquier cosa. ¡Hasta de dinosaurios!
-¿Cómo les van a sacar fotos a los dinosaurios, si los dinosaurios no exis ten?
Existieron hace mucho, pero ahora ya no quedan más -insistió Nicolás.
-Lo que hacen las computadoras son como dibujos, pero tan tan perfectos que
parecen fotos. ¿No es cierto, seño? -dijo Celeste.
-La verdad es que no sé muy bien cómo hacen las imágenes las computadoras.
Pero, ¿es tan importante saber si es una foto o un dibujo? -preguntó la señorita.
-Y, sí, seño -dijo Clara-, porque, si es un dibujo, puede ser inventado, pero, si es una
foto, tiene que ser de verdad,
-Y para la historia que nos querías contar ¿es tan importante saber si es un dibujo o
una foto? -insistió la señorita.
-Mmmm. No, creo que no. Porque mi historia no es sobre este animalito que está
acá sino sobre hormigas -dijo Clara.
-Ah, pero eso no vale-protestó Manuel-. La historia tenía que ser sobre la foto.
-Pero es que la historia tiene que ver con la foto, pero es de hormigas. ¿Se puede,
seño?
-Yo creo que sí -dijo pensativa la señorita-. Vos contála y después vemos si tiene o
no que ver con la foto.
Episodio 2
Mi cuento es sobre hormigas. Sobre hormigas negras. Sobre tres hormiguitas negras
que vivían en el mismo hormiguero desde que habían nacido,
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S -¿Eran hermanas? -preguntó Lucas.
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| -No sé -respondió Clara-, pero me parece que sí porque en el dibujo que | había en el libro eran
igualitas las tres.
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| -¿Y eso qué tiene que ver? -insistió Lucas-. Todas las hormigas son iguales. ^
.Capítulo 5 57
-Y, bueno, capaz que todas las hormigas son hermanas. ¿Puede ser, seño?
-Mmmm -dijo la seño sonriendo-. Si quieren, mañana les traigo unos libros donde se
habla de la vida de las hormigas. Pero ¿por qué, mejor, no seguimos escuchando el
cuento de Clara?
-Bueno, como las tres hormiguitas vivían ahí desde que habían nacido y nunca habían
safido afuera del hormiguero, creían que el mundo entero era el hormiguero.
-¿Y nunca habían visto el sol, ni otros animales, ni plantas? -preguntó Majo,
-Me parece que plantas sí, porque había otras hormiguitas que llevaban hojas al
hormiguero para que comieran todas, pero ellas pensaban que a las plantas las fabricaban
ahí, en el hormiguero,
-¿Y nunca salieron del hormiguero? -preguntó Matías.
-No, porque los anteojos no se los sacan nunca -respondió Javier, -Bueno, ¿me van a dejar
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contar o no? -preguntó un poco enojada Clara. -Tenés razón, Clara-dijo la señorita-. Hagamos
silencio así Clara puede seguir.
preguntó la señorita.
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-Bueno, ¿me van a aejat turnar u mu: -picgui.^ u,, ---------- ^
.Capítulo 5 59
-Bueno, la hormiguita Jantipa estaba medio ciega, pero enseguida se fue curando
porque se acostumbró a la luz. Cuando se sintió bien, siguió caminando por el pasillo
iluminado hasta un lugar en que el camino iba bien derechito para arriba.
-¿Cómo para arriba? -preguntó Soledad.
-Y, sf, para arriba -contestó Clara, un poco nerviosa porque ¡a volvían a interrumpir-,
¿no viste que las hormigas caminan para arriba y no se caen? Bueno, en el hormiguero
había una parte que iba para arriba. La hormiguita Jantipa subió y subió hasta que al
final...
-¡Se cayó! -dijo Soledad.
—iNoí ¡No se cayó!, ¿no te dije que las hormigas no se caen?
-¿Y entonces que pasó? -preguntó Soledad.
-Pasó que, por primera vez en toda su vida, salió afuera.
-Uaaauuu -dijeron todos.
-¿Y pudo ver el sol? -preguntó Juan.
-Sí, claro que pudo.
-¿Y las plantas?
-Sí, las plantas también.
-¿Y las estrellas?
-No, las estrellas no, porque era de día.
-Bueno, pero después se hizo de noche -dijo Juan.
-Sí, pero Jantipa no se quedó afuera hasta la noche. Anduvo un ratito dando vueltas por
el jardín (porque él hormiguero estaba en un jardín hermoso), miró las flores, tomó
agua de un charquito y después se trepó a un árbol para poder ver más lejos. No podía
creer lo que veía. ¡Había animales que volaban, y había otros que eran tan grandes
como el hormiguero entero (esto lo pensó cuando vio al perro de la casa).
-¿Nunca había visto un perro? -preguntó Tomás. ¿No escuchaste que no había salido
que volaban de aquí para allá. "Tengo que contarles a Anita y a Melita todo lo que
hay afuera de! hormiguero para que se pongan tan contentas como yo", pensó
Jantipa y bajó corriendo del árbol y se metió en el hormiguero. Pero cuando entró
en el hormiguero le volvió a pasar lo mismo que antes de salir.
-¿Se aburrió de nuevo? -preguntó Filomeno.
-No, se quedó como ciega porque afuera había mucha luz y adentro casi nada. Pero,
medio ciega y todo, Jantipa siguió bajando para llegar pronto a donde estaban Anita
y Melita, para darles la buena noticia de que el mundo era mucho más grande de lo
que ellas creían. En eso iba pensando cuando escuchó una voz que le decía:
-Jantipa, ¿a dónde vas tan apurada? ¿Y dónde estabas? Te estamos buscando desde hace
horas.
-¿Son ustedes?-preguntó Jantipa, que todavía no podía ver muy bien-. ¿Son Anita y
Melita?
-Y claro, ¿quiénes vamos a ser? ¿Te sentís bien?
-Sí, me siento muy bien, pero no veo mucho porque estuve afuera y afuera hay mucha más
iuz que acá.
-¿Dónde estuviste? -preguntaron sorprendidas Anita y Melita.
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-Shhh -dijo Filomeno-, quiero seguir escuchando. |
-Todo eso que estás diciendo es mentira -le dijo Anita a Jantipa. O
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-¿Cómo que mentira? Yo lo vi con mis propios o/os -dijo Jantipa.
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.Capítulo 5 61
-¿No nos decías recién que tenías un problema en la wsfa.?~dijo Melita-. Seguro que te lo imaginaste
todo.
-Eso -dijo Anita-, 0 te estás burlando de nosotras. Porque nosotras sabemos bien que el hormiguero es
todo el mundo, que afuera no hay nada.
-Y que los animales no vuelan, y que no puede haber un animal ni nada -dijo Melita gritando- que sea
más grande que el hormiguero, ¿entendiste?
-Sí, creo que entendí-d¡\o Jantipa con la voz bien bajita, como si estuviera triste o asustada.
Clara hizo silencio, Todos siguieron calladitos, esperando que continuara.
-Cómo sigue.
-Ah, terminó.
-¿Terminó así? -dijo la señorita un poco sorprendida-. Bueno, bueno, un aplauso para Clara
que estuvo muy bien.
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62 Gustavo Santiago
--¿Y para qué inventan las de terror? ¿Para que la gente tenga miedo? - preguntó Filo.
-No sé. ¿Vamos al tobogán?Episodio 3
Cuando entraban al salón, después del recreo, Filomeno escuchó que la señorita
Laura decía: "Federico, ¡portáte bien!"
-¿Y por qué pensás que hay que hacerles caso? -le preguntó la señorita. . -Y...
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-¿A vos qué te parece? -le preguntó la señorita. |
-¿Vos querés decir que "portarse bien" es "hacer cosas buenas"? -le pre-
guntó la señorita.
-Sí, era eso -dijo Filo-. Pero ahora tengo una pregunta nueva: ¿qué
quiere decir "hacer cosas buenas"?
64 Gustavo Santiago
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Episodio 1
OCapítulo
-Señorita, ¿por qué está toda la escuela llena de flores de papel de todos colores? -le
preguntó Filomeno a la maestra.
-Yo sé -dijo Josefina, que había estado mirando cómo conversaban la señorita
Laura y Filomeno.
-¿A ver, jóse? -dijo la señorita.
-Porque vino la primavera, y cuando viene la primavera crecen todas las flores -dijo
Josefina.
.Capítulo 5 65
-Pero eso pasa con las plantas de verdad -insistió Filomeno-, Y de las plantas de
verdad no salen flores de papel. Lo que yo pregunto es por qué hay tantas flores de
papel pegadas en las paredes.
-Son como plantas de juguete -intervino Sofía, que había estado escuchando muy
pensativa-. No son de verdad, pero parecen de verdad. Y, además, son muy lindas.
¿O no?
-A mí me gustan más las flores de verdad, porque las de verdad tienen olor a flor y
éstas tienen olor a papel -completó Filo.
-Señorita, ¿es cierto lo que dijo Sofía, que las flores de papel son como de juguete?
-preguntó Josefina.
-¿Y a vos qué te parece? -le preguntó sonriendo la señorita.
-Y... puede ser. Pero no entiendo a qué se puede jugar con esas flores.
-¿Y te gustan? -le preguntó Sofía.
66 Gustavo Santiago
-No mucho; me parece que más lindas son ías flores de verdad -contestó Josefina,
mirando a Filomeno.-Te copiaste. Eso es lo que dijo Filomeno -le dijo Sofía con una
cara rara,' como si estuviera enojada.
-¿Y qué? -dijo Josefina- ¿No puedo pensar lo mismo que Filomeno?
Por un momento, ia señorita, Sofía y José se quedaron en silencio. Hasta que la
señorita dijo sonriendo:
-¿Qué pasa, Filo? ¿Por qué te ponés colorado?
Sofía y su mamá estaban sentadas en el sillón del comedor, delante del g televisor. En
realidad, el televisor estaba prendido, pero ninguna de las dos |
.Capítulo 5 67
¿ Episodio 2 |
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68 Gustavo Santiago
estaba mirando nada. Hacía un rato que los abuelos se habían acostado a dormir,
después de tomar un plato de sopa cada uno. Los abuelos de Sofía todas las noches
toman sopa, también en las noches de verano en las que hace mucho calor.
Sofía disfruta mucho ese ratito en que se queda sola con su mamá. Algunas veces
juegan con .unos muñequitos de extraterrestres que a ía mamá de Sofía le gustan
mucho. Otras veces se quedan charlando o viendo televisión.
-Ma, ¿estás mirando? -le preguntó Sofía.
-La verdad, no -contestó la mamá-. Si me preguntas de qué se trata, no tengo ni
idea.
-¿Lo apagamos y jugamos a algo? -dijo Sofía, poniéndose contenta.
-Sí, pero estoy tan cansada que prefiero quedarme así, sin hacer nada.
Una vez la mamá le contó a Sofía que para recibirse había tenido que hacer un
esfuerzo muy grande y que sólo porque sus ganas de ser médica eran tantas logró
superar todos sus problemas. Sin embargo, aunque está muy contenta de ser médica
y de trabajar en el hospital, algunas veces, cuando vuelve a la noche, tiene cara de
estar preocupada o triste.
' -¿Pasó algo en el hospital, ma? -le preguntó Sofía.
-Ay, hija, hija -dijo la mamá y le dio un beso muy suavecito en la frente.
Las dos se quedaron así un buen rato, en silencio, mientras en la televisión
terminaba un programa y comenzaba otro. De pronto, la mamá le hizo una caricia
en la cabeza y le dijo: "me parece que ya es hora de ir a dormir".
-Una cosa, mami -dijo Sofía.
-¿Qué, mi amor? -le contestó la mamá.
-¿Me vas a llevar mañana al cumple de Carolina?
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La mamá de Sofía respiró hondo, como si le faltara el aire y dijo en voz bien bajita:
-Claro, hija, ¿cómo no te voy a llevar?
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.Capítulo 5 69
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5 Filo estaba en su habitación poniéndose las zapatillas nuevas, las que sólo o
.g usa para salir de paseo. t/>
70 Gustavo Santiago
Episodio 3
La puerta de la casa de Carolina estaba adornada con dos globos y un cartel de color rosa
en el que una elefanta y una jirafa decían"Bienvenidos".
Filo saludó a Carolina, le dio el regalo -un libro que había elegido con su mamá- y se fue
a jugar con los otros chicos.
Cuando se cansó de correr, Filo fue para la cocina a tomar un vaso de ^ gaseosa. En ese
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momento vio a Sofía, que estaba parada delante de los regalos de Carolina.
.Capítulo 5 71
-Sí. Estaba por ir a jugar con ustedes, pero me quedé un ratito mirando los regalos.
-¿Te gustan? -le preguntó Filo.
-¿Y entonces?-dijo Filo sin entender qué era lo que le molestaba a Sofía.
-Mirá estos juguetes -dijo Sofía-: una planchita, una escobita, una cocinita.
-¿Qué tienen?-dijo sorprendido Filo-. Están lindos, parecen de verdad. , -Eso es lo que
no me gusta.
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.Capítulo 5 73
-0 personas que tienen poderes, que vuelan o cosas así -dijo Sofía mientras se servía
ella también un poco de gaseosa-. ¿Por qué no harán cuentos con cosas que pasan de
verdad?
Cuando Filomeno estaba pensando en algo para responderle a Sofía escucharon unos
gritos que venían del patio. Primero se escucharon voces de chicos y, enseguida, las de
los papas y las mamás.
-¿Vamos a ver qué pasó? -dijo Sofía y los dos dejaron los vasitos en la mesa y salieron
corriendo.
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Cuando llegaron al patio vieron a la mamá de Carolina que estaba lloran do, mientras
el papá hablaba por teléfono, y escucharon que la mamá de Sofía decía "no la muevan,
no la muevan". Los nenes estaban todos amontonados, tratando de ver qué pasaba,
mientras algunas mamás y algunos pa- pás les decían que fueran a jugar adentro.
-¿Qué pasó; ma? -dijo Filomeno, un poco asustado con tanto alboroto.
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.Capítulo 5 75
Episodio 1
Capítulo 6
-Filo, ¿te diste cuenta de una cosa? -le dijo Sofía.
-¿Sabés de qué me acordé ahora?, del día en que me contaste la primera historia. Yo
estaba sentado en mi mesita, creo que teníamos que hacer un dibujo o algo así. Me
acuerdo de que estaba un poco triste, porque a mí mucho no me gustaba, al principio,
venir a la escuela. Entonces vos te acercaste y me preguntaste si no quería que me
contaras una historia. Pero, ¿qué te pasa?
-¿Qué me pasa? Pasa que me estoy acordando de una cosa. ¿Vos no eras uno de ios nenes
que lloraban en la puerta porque no querían entrar a le escuela?
-¿Yo? Me parece que no te acordás bien, me confundís con Martín o con otro de los
chicos.
-Puede ser, la verdad es que muy clarito no me acuerdo, pero estoy casi segura. Igual, eso
no tendría nada de malo, ¿no?
-¿No? ¿No te parecería mal que un nene llorará porque no quiere ir a la escuela? -le
preguntó Filomeno.
-¿Y por qué me iba a parecer mal?
Filo estuvo todo el día tratando de recordar cuándo había hablado con Sofía por primera
vez, pero no pudo. Cuando le parecía que el recuerdo estaba a punto de llegar, las cosas
se le mezclaban y Sofía se convertía en Paulina o en Victoria. No es que se convirtiera de
verdad en ellas, sino que en el recuerdo se mezclaban como si fueran la misma nena.
Cuando su mamá llegó del trabajo, Filo le contó lo que le pasaba. La mamá se quedó
pensativa y después le dijo:
-¿Sabés de qué me hiciste acordar? De un cuento. Era una historia un poco extraña sobre
un lugar en el que las cosas nunca eran las mismas cosas. Si ■ alguien se estaba bañando
en el río y salía un ratito del agua, ya no podía volver a meterse ai río porque el río se
había transformado en otra cosa.
-¿Nadie se podía bañar dos veces en el mismo río? -preguntó Filomeno.
-No, ni jugar dos veces con el mismo juguete, ni mirarse dos veces al 5 espejo.
-¿El espejo se transformaba en otra cosa? -insistió Filo.
-Sí, pero si se miraba en un espejo veía una cara y si se miraba en otro, veía una cara
diferente.
-Ma, no entiendo nada -protestó Filo-. ¿La gente cambiaba de cara todo el tiempo?
-Sí, más o menos como te pasa a vos cuando querés acordarte de la primera vez que
hablaste con Sofía: primero tiene una cara y después tiene otra.
Filo y su mamá se quedaron en silencio un ratito. Después, su mamá le dijo:
-¿Te acordás del día en que estuvimos mirando fotos? Un día en el que llovía a
cántaros.
' -Sí, me acuerdo de que papá había tenido que salir y que no me había podido contar
el cuento de los domingos.
-¿Sabés por qué me acordé ahora? Porque estaba pensando que con las fotos también
pasa algo parecido a lo que decíamos antes. También allí las caras de las personas
van cambiando.
., -¿En las fotos? -preguntó Filo asombrado.
-Bueno, en realidad en las fotos no, sino en. la gente. Cuando miro una foto de
cuando era más joven veo que tengo una cara; si miro una de algunos ¡años después,
la cara ya no es igual, igual. Ahora que lo pienso me parece que las fotos sirven para
eso, para ayudar a la memoria a recordar.
-¿Y los recuerdos son como fotos? -preguntó Filomeno.
-No sé, hijo -respondió su mamá-, Pero, qué interesante que es esto de la memoria,
¿no?
-Interesante y misterioso -dijo Filo.
Episodio 2
| . Cuando los chicos entraron al aula, a la mañana temprano, la señorita | Laura ya tenía
todo preparado. Había colocado las sillas en ronda y, justo en 1 el centro, había puesto una
mesa repleta de cosas diferentes.
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T5 ■ "¿Para qué serán todas estas cosas?", pensó Filomeno. Iba a preguntárselo z a
la señorita, pero se dio cuenta de que lo que la señorita Laura estaba § 1 esperando
era que se sentaran y que hicieran silencio para poder explicarlo
78 Gustavo Santiago
.-Como ustedes saben -comenzó la señorita con un tono emocionado-, hoy es un día
especial. El largo camino que comenzamos a principio de año va llegando a su fin.
Es por eso... -dijo, y por un momento no pudo continuar porque los ojos se le
llenaron de lágrimas y tuvo que sonarse la nariz con un pañuelo que tenía preparado
en la mano.
-¿Qué le pasa, señorita? -preguntó Sofía-. ¿Se siente mal?
-¿No ves que está triste porque se terminan las clases? -dijo Martín.
-No, no estoy triste -dijo la señorita-. Aunque parezca raro, estoy llorando porque
estoy contenta.
-A mí no me parece raro -dijo Mauro-. Yo también cuando estoy muy contento lloro.
-Gracias, Mauro -dijo sonriendo la señorita-. En realidad, lo que me pasa es que
estoy emocionada porque se terminan las clases. Pensaba decirles un largo y aburrido
discurso pero, mejor, les digo para qué traje todas estas cosas.
Entonces, la señorita explicó que iban a jugar a filosofía por última vez, que iban a
contar la última historia, pero que antes quería que cada uno de los chicos pensara en
el año que habían vivido juntos y que eligiera uno de los objetos que había sobre la
mesa. La condición que tenían que tener en cuenta para elegir el objeto era que les
hiciera acordar a algo que hubiera pasado ese año.
-¿Entendieron qué es lo que hay que hacer? -preguntó.
-Sí, seño -dijo Natalia-, Primero tenemos que pensar en todo lo que hicimos este año
y después ver si alguna de estas cosas nos hace acordar algo que hayamos hecho.
-Eso es -dijo la señorita, sonándose de nuevo la nariz.
Todos los chicos se acercaron a la mesa y se pusieron a mirar los objetos. Había
cosas muy raras: una llave grandota que seguro que no cabía en ninguna cerradura,
un globo pinchado, un reloj despertador, un mouse de computadora, un teléfono
viejo, un zapatito de bebé, un ovillo de lana, una pelota de plástico, una heladerita de
juguete, un par de anteojos y un montón de cosas más.
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Martín y Federico comenzaron a discutir porque les había gustado el mis- s < mo objeto:
un camioncito volcador al que le faltaba una rueda. Estaban a | ° punto de pelearse cuando
decidieron preguntarle a la señorita si los dos |
0 podían elegir el mismo camión. Como la señorita estuvo de acuerdo, se sen- ®
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| taran rápido a esperar que los demás terminaran de elegir. %
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Cuando todos estuvieron sentados, fa señorita Laura dijo que iban a explicar por
turno su elección y les pidió a Federico y Martín que, ya que habían elegido el
mismo objeto, comenzaran ellos.
.Capítulo 5 79
-Yo lo elegí porque a mí los camiones me gustan mucho -dijo Federico-; y las cosas
que aprendí este año también me gustaron mucho.
-¿Y por qué no elegiste el otro camión, que es igualito a este pero está entero? ¿No
lo viste? -preguntó la señorita.
-Sí lo vi, seño -respondió Fede-, pero elegí éste por eso, porque le falta la rueda.
-No entiendo, Fede -dijo la señorita.
-Es que a mí las cosas que hicimos me gustaron mucho, como el camión. Pero,
cuando algunas veces usted me retabá y me decía que me porte bien era como si al
camión se le saliera la rueda -explicó Federico.
-¿Y vos, Martín? ¿Por qué elegiste el mismo camión?
-Porque así quedan enseguida mis juguetes. Nunca me duran sanos.
-¿Y eso qué tiene que ver con lo que hicimos este año? -preguntó Tomás.
-Y, que me di cuenta de que nadie me quiere prestar las cosas porque se me rompen.
Cuando se rompió el lápiz de Paulina, no me gustó que todos pensaran que había
sido yo, pero me di cuenta de que tenía que tener más cuidado con las cosas que me
prestan.
-Yo elegí el reloj -dijo Victoria cuando le tocó el turno de hablar-, porque para mí lo
que pasó a lo largo del año fue el tiempo, y a los relojes los hace andar eso: el
tiempo.
-¿Cómo, cómo? -preguntó la señorita Laura, que ahora parecía estar de muy buen
humor.
-Claro -explicó Vicky-. Los relojes adentro tienen tiempo y cuando el tiempo sale
de los relojes, los numeritos van cambiando y entonces va pasando el tiempo.
-¿Es así, seño? -preguntó Raquel. | -¿Y a vos qué te
parece? -le preguntó la señorita.
■g Después de que Raquel dijo lo que pensaba, estuvieron charlando un buen | rato acerca
del tiempo. Parecía que cada chico tenía una idea diferente y que I nunca iban a ponerse de
acuerdo. La señorita se dio cuenta de que si se- z gi'ían con ese tema muchos nenes iban a
quedarse sin decir por qué habían
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g elegido su objeto, así que pidió que interrumpieran la discusión. "S o
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80 Gustavo Santiago
Cuando cada uno de los chicos explicó su elección, la señorita dijo que todavía faltaba
algo más.
Episodio 3
-No, no era muy larga pero era... ¡redonda! -dijo Sofía entusiasmada.
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.Capítulo 5 81
-No sé cómo explicarlo bien, seño. Pero, a lo mejor, si lo podemos hacer no hace
falta explicarlo.
Entonces Sofía le dijo algunas cosas al oído a Filomeno. Al principio parecía que
Filo tampoco entendía lo que Sofía quería hacer, pero después comenzó a decirle que
sí con la cabeza.
-Bueno, ya estamos listos -dijo Sofía.
<►❖
La señorita pensaba que Sofía y Filomeno le iban a explicar la idea de nuevo, pero,
en vez de hacer eso, se pusieron a contar la historia que habían preparado. La primera
en comenzar a contar fue Sofía.
"A Filomeno -dijo Sofía- hay varias cosas que le gustan. Cuando está en ¡a escuela,
le gusta mucho jugar con sus amigos; cuando está en su casa, le gusta mucho jugar
con su perra Noni (la mamá le contó que a la perra le pusieron Noni porque cuando
era cachorrita se pasaba todo el día durmiendo. Filo no se acuerda bien de eso,
porque cuando Noni era chiquitita él era un bebé y los bebés no tienen mucha
memoria).
Algo que también le gusta mucho es cantar canciones usando una zanahoria como
micrófono. Por eso, cuando su abuela está preparando la ensalada, Filomeno
aprovecha y le pide dos cosas: que le dé una zanahoria y que prenda la radio.
Entonces, como si fuera un cantante profesional, agarra el micrófono-zanahoria con
las dos manos y mientras canta le va dando mordisquitos hasta que lo hace
desaparecer.
Hay dos cosas más que le gustan a Filomeno tanto como jugar con sus amigos o con
su perra y cantar. Estas dos cosas son: que le cuenten historias y hacer preguntas.
Filomeno se la pasa haciendo preguntas. Le hace preguntas a todo el mundo, en
cualquier lugar, ¡hasta en el colectivo! Su mamá siempre le dice: 'Filo, ¿no te cansás
de preguntar?' Entonces Filomeno, por un ratito, deja de hacer preguntas. Pero
enseguida vuelve a la carga.
Filomeno conoce preguntas que empiezan con 'cómo', otras que empiezan s ' con
'para qué' y otras que empiezan con 'cuándo'. Pero las que realmente le | ' gustan, las que
practica todo el día, son las que empiezan con 'por qué'. S
8 -¿Por qué hace tanto frío hoy? -le pregunta a su papá cuando lo levanta a la ■g mañana
tempranito. ~
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-¿Por qué la 'Noni' se puede quedar acostada y yo tengo que ir a la escue- g | la? -pregunta
mientras va a lavarse los dientes. ^
^^ Gustavo Santiago
-¿Por qué algunas veces sueño cosas lindas y otras veces tengo pesadillas?-^ dice a su mamá
mientras toma el desayuno.
Y así, preguntando por qué y por qué, Filo se va preparando para comenzar el día.»
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