ANÁLISIS DE CASO: EL CASO MAYAN PALACE CANCÚN
Introducción
El Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito1 , en sesión
celebrada el seis de octubre de dos mil once, resolvió el amparo directo 167/2011 y determinó
no amparar a Desarrollo Marina Vallarta, sociedad anónima de capital variable2 , empresa a
la que el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa3 , anuló los permisos con base
en los cuales construyó un desarrollo turístico en la Riviera Maya, ya que para obtener tales
autorizaciones informó que la ubicación de su predio era en un área no restringida y, en
cambio, construyó en otra zona en la que sí hay prohibiciones por razones de carácter
ambiental.
Inconforme con esta decisión, la empresa DMV promovió un juicio de amparo directo, del
cual tocó conocer al 4TC en el que, en esencia, adujo un indebido análisis del problema de
tipo ambiental, planteado ante la Sala del TFJFA.
El origen de todas las actuaciones provino de una denuncia formulada por un tercero, por
virtud de la cual, se descubrió que la empresa involucrada proporcionó datos inexactos o
falsos a la autoridad ambiental competente respecto de la ubicación geográfica del desarrollo
turístico, lo que trajo como consecuencia que las autorizaciones de construcción,
originalmente otorgadas, se declararan nulas y esta declaratoria adquiriera firmeza en virtud
del amparo que fue negado a DMV por el 4TC.[ CITATION Mil02 \l 1033 ]
La determinación obedeció a la declaración inexacta de la localización del terreno en una
Unidad de Gestión Ambiental equivocada, en tanto permitía edificaciones como la
consumada, cuando en realidad sucedió que el complejo turístico se construyó en un área que
tiene el carácter de "restringida".
La decisión del 4TC confirma y consolida que la obra realizada carece de justificación. De
ello se inferiría, como consecuencia preliminar, que debe demolerse todo lo construido, al
resultar inválidas las autorizaciones citadas.
Lo novedoso o creativo de la decisión del 4TC estriba en que, como el complejo turístico
actualmente se encuentra terminado y en funcionamiento, la demolición puede no ser la mejor
opción para remediar el impacto ambiental causado, así que se conmina a las autoridades
ambientales a decidir qué partes del desarrollo deben destruirse y cuáles conservarse, pero
sujeto a la condición de que la desarrolladora deberá remediar4 el daño ecológico ocasionado
y compensar por el detrimento en perjuicio del medio ambiente y de la sociedad en general.
También se enfatizó que la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales5 , autoridad
encargada de cumplir con la sentencia que se comenta, debe tomar la decisión ponderada que
haga prevaler un sano desarrollo sustentable, velar por la protección al medio de ambiente, así
como tener en cuenta el principio "contaminador-pagador"; todo esto, para valorar, a partir de
los medios tecnológicos y científicos a su alcance, el grado de impacto ambiental causado y
conseguir, de esa forma, el respeto y cumplimiento de la normativa ambiental que fue violada,
por lo que se deberán decretar las mejores medidas de remediación, en función del impacto
ambiental causado por la ejecución de actos ilegítimos, lo que obliga a la empresa a soportar
los costos e indemnizaciones resultantes.
En concreto, la autoridad ambiental debe proveer lo más adecuado para que la empresa
contaminadora mitigue, repare o indemnice el daño causado, así como lograr el respeto y
cumplimiento de las disposiciones legales vigentes previstas para el corredor turístico
Cancún–Tulum, ubicado en el Caribe mexicano, toda vez que la sociedad en general no debe
ser quien resienta las consecuencias derivadas de la actuación negligente de la desarrolladora
turística mencionada y de autorizaciones que emitió la autoridad sin corroborar la información
que le fue aportada.
Antecedentes
En el juicio contencioso administrativo que precedió al juicio de amparo, se impugnó la
resolución administrativa de diecisiete de agosto de dos mil cinco, recaída al expediente
11/2002, mediante la cual el titular de la SEMARNAT decretó la nulidad de las resoluciones
DFQR/849/2000, de quince de junio de dos mil; DFQR/1237/2000, de seis de septiembre de
dos mil y DFQR/812/2001 de nueve de octubre de dos mil uno; a través de las cuales se
autorizó a la empresa DMV, realizar los proyectos “Mayan Palace Cancún” y en forma
condicionada los complejos denominados “Campo de Golf Ejecutivo Par-3” y “Desarrollo
Turístico e Inmobiliario Mayan Palace Cancún, Secciones Tikal, Uxmal y Tulum”,
respectivamente.
Hechos:
El día 16 de septiembre de 2010, un joven falleció por electrocución en conductor húmedo
(agua) al usar un kayak dentro de las instalaciones del hotel Mayan Palace ubicado en
Acapulco, Guerrero. Los padres del menor, demandaron por la vía ordinaria civil a Admivac
S.A. de C.V. las siguientes prestaciones: (i) indemnización por concepto de daño moral, por el
fallecimiento de su hijo; (ii) derivado de la responsabilidad objetiva de la demandada, los
daños y perjuicios generados como consecuencia del traslado de su hijo fallecido al Estado de
México, así como los gastos funerarios y de exhumación, que ascienden a la suma de
$77,798.00 (setenta y siete mil setecientos noventa y ocho pesos); y (iii) los gastos y costas
que se generaran en el juicio.
En la sentencia de primera instancia se resolvió: (i) en relación a la responsabilidad civil, se
determinó la falta de legitimación de los actores para hacer valer la acción de pago de daños y
perjuicios derivados de la responsabilidad civil que ocasionó la muerte de su hijo, dejando a
salvo sus derechos para que los hicieran valer en la forma correcta; (ii) en relación al daño
moral, se condenó a Admivac a pagar a los actores una indemnización por daño moral por la
cantidad de $8’000,000.00 (ocho millones de pesos); y (iii) se absolvió a la sociedad del pago
de la indemnización por daño moral, al no acreditarse su responsabilidad en los derechos
lesionados a los actores, y no se hizo especial condena en costas.
Se impugnó dicha resolución y la sala modificó la sentencia para condenar a la demandada al
pago de una indemnización por daño moral de $1´000,000.00 (un millón de pesos). [CITATION
Ins08 \l 1033 ]
Se interpusieron amparos directos en contra de tal determinación por ambas partes, mismos
que fueron atraídos por la Primera Sala.
Criterios:
La Sala determina que los argumentos de los padres del menor son fundados.
Se repasa la concepción de daño moral, así como el tipo de responsabilidad que se actualiza
en el presente caso lo que incide en la cuantificación de la indemnización por daño moral. A
partir de lo anterior, se revisa la constitucionalidad del artículo 1916 del Código Civil para el
Distrito Federal.
La Sala explica que de acuerdo a nuestra tradición jurídica, el daño moral se determina por el
carácter extra-patrimonial de la afectación; la cual puede tratarse de la lesión a un derecho o a
un simple bien o interés de carácter no pecuniario. En este sentido, la conceptualización del
daño moral centra su objeto y contenido en los intereses no patrimoniales o espirituales que
pueden verse afectados. El daño moral consiste en la lesión a un interés de carácter
extrapatrimonial, que es a su vez presupuesto de un derecho. Así, resulta adecuado definir al
daño moral como la lesión a un derecho o interés no patrimonial (o espiritual) que es
presupuesto de un derecho subjetivo.
Se revisa el AD 8/2012 respecto de los tipos de daño moral, y se explica que se puede
sostener que el daño moral es un género el cual a su vez se divide en tres especies, a saber: (i)
daño al honor; (ii) daños estéticos; y (iii) daños a los sentimientos.
Asimismo, se repasan los tipos de consecuencias que puede tener el daño moral, pues por un
lado, puede calificarse como la afectación a un derecho o interés de índole no patrimonial, el
cual puede producir tanto consecuencias extrapatrimoniales como patrimoniales. Y por otro,
puede tener proyecciones presentes y futuras, todas deben ser tomadas en cuenta para su
evaluación.
Por otro lado, la Sala recuerda que el carácter autónomo del daño moral implica que dicha
acción puede ejercerse sin necesidad de ejercer otras acciones, ya que su acreditación y
procedencia es independiente de otros tipos de responsabilidad.
De acuerdo con lo anterior, se determina que en el caso que se analiza se actualizó la
responsabilidad de Admivac, la cual da lugar a la reparación del daño moral que resintieron
los padres del menor.
No obstante que se estableció el daño moral, la Sala aclara que puede demandarse de manera
autónoma a las lesiones en los derechos o intereses de carácter patrimonial, y se precisa que
para que éste pueda ser exigido debe acreditarse la existencia de la responsabilidad civil. Así,
en el presente caso, se determina que la conducta de la empresa dio lugar a una
responsabilidad de naturaleza subjetiva.
A pesar de que en el presente caso se adujo que el tipo de relación que se generó entre las
víctimas y la empresa era de índole contractual, debido a lo que las víctimas usaron las
instalaciones del hotel bajo su propio riesgo, pues así se desprende del contrato de hospedaje
y del reglamento del hotel donde se le exonera de cualquier responsabilidad por el uso de sus
instalaciones. Sin embargo, la Sala concluye, el tipo de responsabilidad que se acredita en el
presente caso rebasa el ámbito contractual.
Para definir lo anterior, la Sala repasa las consideraciones sobre la unidad de la
responsabilidad civil sostenidas en la CT 93/2011, y que deriva en que la responsabilidad de
los prestadores de servicios rebasa los deberes contenidos o derivados de la relación
contractual, ya que están obligados a actuar de acuerdo a la normatividad que rige tales
actividades, asimismo siempre tienen el deber genérico de actuar bajo los estándares de
diligencia que exige la prestación del servicio.
En el caso concreto se determina que la muerte del menor es generadora de una
responsabilidad de índole extracontractual, pues a pesar de que el menor conocía los riesgos
del uso del kayak y el reglamento establece que su uso se realiza bajo la responsabilidad del
usuario, ello no puede excluir la responsabilidad de la empresa pues se trata de bienes
jurídicos indisponibles, como la vida.[ CITATION Cal11 \l 1033 ]
Así, aun si el huésped acepta los riesgos inherentes al uso de las instalaciones del hotel, pero
se determina que el hecho dañoso ocurrió por la negligencia o descuido del hotel, se actualiza
una responsabilidad de carácter extracontractual, ya que dichos daños no pueden ser
aceptados mediante un contrato de prestación de servicios entre el hotel y el huésped, al
tratarse de bienes jurídicos indisponibles, como la salud, integridad física y en este caso la
vida misma.
Por otro lado, la Sala concluye que la responsabilidad extracontractual de Admivac es de
naturaleza subjetiva y explica que la diferencia entre la responsabilidad subjetiva y la objetiva
es que en la segunda no se tiene que mostrar el elemento subjetivo de la conducta, esto es, la
culpa o negligencia de la demandada.
En el caso, la Sala aclara que no fue el lago artificial, ni que en el mismo existiera una bomba
de agua, ni el uso del kayak, los elementos que funcionando bajo condiciones normales,
llevaron al menor a la muerte. Si la empresa hubiera cumplido con los deberes que tenía a su
cargo, entre otros, si hubiera dado mantenimiento a la bomba de agua, el lago artificial jamás
habría estado electrificado, evitándose así la muerte.[ CITATION Hou95 \l 1033 ]
Concluye que el hecho dañoso y la conducta negligente de la empresa, se encuentran
debidamente acreditados, y existe un nexo causal entre dichas conductas y el hecho dañoso.
La Sala analiza el incumplimiento de las obligaciones legales tanto de prestación del servicio,
como establecidas en alguna norma a cargo de la empresa y concluye que ésta incumplió tanto
con la Ley General de Turismo, la Ley Federal de Protección al Consumidor y la NOM-011-
TUR-2001. Por otro lado, determina que la negligencia se da en aquellos casos en los que el
responsable no deseaba la realización del perjuicio, no obstante, causa un daño incumpliendo
con una obligación de cuidado a su cargo. Por lo tanto, para que exista responsabilidad es
necesario que el daño ocasionado esté acompañado de un deber de cuidado del responsable
sobre la víctima.
La Sala revisa los hechos y concluye que la empresa Admivac desplegó una serie de
conductas ilícitas, las cuales dieron origen al daño y reitera un criterio de la séptima época en
que se tiene por acreditado el daño moral de los progenitores, en el caso específico de que se
cause la muerte de un hijo, teniendo únicamente que probar la muerte y el parentesco.
Y concluye que en el caso, el daño consistió en la afectación en los sentimientos de los
actores derivada de la muerte de su hijo, la cual se produjo porque el lago donde cayó, se
encontraba electrificado debido a la conducta negligente de la empresa, consistente en no dar
mantenimiento a la bomba que provocó que se electrificara el lago. Por tanto, es claro que la
relación entre el hecho ilícito y el daño se encuentra plenamente acreditada, tal cual lo
consideró la Sala responsable.
Con respecto al monto de la compensación derivado del daño moral, la Sala repasa los
precedentes relacionados con los efectos de los derechos entre particulares (ADR 1621/2010)
y el derecho a una justa indemnización (ADR 1068/2011). Para determinar la compensación,
se parte pues del derecho a la justa indemnización. En seguida, la Sala explica los daños
punitivos, es decir, los daños que se inscriben dentro del derecho a la justa indemnización,
mediante lo cual se alcanzan objetivos fundamentales en materia de retribución social. En
primer lugar, al imponer a la responsable la obligación de pagar una indemnización, la
víctima obtiene la satisfacción de ver sus deseos de justicia cumplidos. Además, se aclara, la
compensación tiene un efecto disuasivo de las conductas dañosas lo que prevendrá conductas
ilícitas futuras. Es decir, la medida cumple una doble función: ya que las personas evitaran
causar daños para evitar tener que pagar una indemnización, por otra parte, resultará
conveniente desde un punto de vista económico sufragar todos los gastos necesarios para que
evitar causar daños a otras personas.
La Sala resalta que, mediante la compensación, el derecho desaprueba a las personas que
actúan ilícitamente y premia a aquellas que cumplen la ley. De esta forma se refuerza la
convicción de las víctimas de que el sistema legal es justo y que fue útil su decisión de actuar
legalmente. Es decir, la compensación es una expresión social de desaprobación hacia el
ilícito y si esa punición no es dada, el reconocimiento de tal desaprobación prácticamente
desaparece.
Por ello, el monto de la indemnización que se fije como compensación por el daño sufrido por
la víctima debe ser suficiente para resarcir dicho daño y reprochar la indebida conducta del
responsable.
En la sentencia se establece que el daño moral tiene repercusiones tanto patrimoniales como
extrapatrimoniales, las cuales a su vez pueden ser presentes o futuras. Se afirma que el
carácter compensatorio del daño moral implica, por un lado, el valorar el tipo de derecho o
interés lesionado, esto es, ponderar el aspecto cualitativo del daño, y por otro, cuantificar sus
consecuencias patrimoniales. A su vez, en la determinación del quantum compensatorio
también deberá valorarse el grado de responsabilidad de la parte demandada, así como el
aspecto social del daño causado, esto es, la relevancia o implicaciones sociales que pueda
tener el hecho ilícito.
Por lo anterior, en la cuantificación del daño moral deben ponderarse diversosfactores, los
cuales a su vez pueden calificarse de acuerdo a su nivel intensidad, entre leve, medio o alto
(para determinar el quantum de la indemnización). Para ello, la Sala desarrolla un estándar
respecto del daño a la víctima y el grado de responsabilidad, negligencia y situación
económica respecto de la responsable.
Por último, la Sala analiza la constitucionalidad del artículo 1916 del Código Civil del
Distrito Federal por establecer como parámetro para determinar el monto de la indemnización
por daño moral, la capacidad económica de las víctimas. Para ello, se acude al estándar
desarrollado en el AR 581/2012 sobre el test de escrutinio estricto que debe correrse al
analizar una medida que establezca una diferencia basada en alguna categoría sospechosa,
como lo es “condición social”.
Y resuelve que al no existir un vínculo, ni siquiera mínimo, entre la medida adoptada y el fin
que se persigue, se puede declarar que la interpretación de la porción normativa “condición
económica” debe rechazarse por vulnerar el principio de igualdad y no discriminación. La
condición económica de las víctimas no debe ponderarse para determinar el monto de la
indemnización correspondiente a las consecuencias extrapatrimoniales derivadas del daño
moral.
Sin embargo, explica, puede interpretarse conforme con la Constitución, si y sólo si, se
interpreta que la situación económica de la víctima puede ponderarse para determinar la
indemnización correspondiente a las consecuencias patrimoniales derivadas del daño moral,
pues apunta a descubrir en su real dimensión el perjuicio. No se trata de quebrantar la garantía
de igualdad sino de calibrar, con criterio equitativo, la incidencia real que el daño tiene en el
perfil subjetivo del damnificado, para lo cual no puede prescindirse de la ponderación de estos
aspectos.
Para la determinación del monto de la compensación derivada del daño moral de los padres de
la víctima, la Sala señaló que debería ponderarse, respecto a la víctima: A) El aspecto
cualitativo del daño o daño moral en sentido estricto, el cual se compone a su vez de la
valoración de: i) el tipo de derecho o interés lesionado, ii) la existencia del daño y iii) la
gravedad de la lesión o daño. B) El aspecto patrimonial o cuantitativo derivado del daño
moral. En este aspecto el juez deberá valorar: i) los gastos devengados derivados del daño
moral, y ii) los gastos por devengar. En cuanto a la responsable: i) su grado de
responsabilidad y ii) su situación económica.
Con respecto a la responsable, la Sala concluyó que su grado de responsabilidad fue alto, a la
luz de los deberes legales y de cuidado, que debía respetar la empresa, se considera que se
afectó la vida, no sólo de Víctima, sino que se puso en riesgo a los huéspedes del hotel; que se
acreditó una conducta negligente grave; y que los hechos que dieron lugar a los daños
causados deben tener repercusión social. De igual forma, concluyó que se acreditó un alto
grado de negligencia; y se justificó la alta relevancia social de las actividades que realiza la
empresa. Asimismo, determinó que la empresa cuenta con una situación económica alta con
base en documentos que obraban en autos.
En consecuencia, la Sala resolvió otorgar el amparo dada la grave afectación a los derechos de
las víctimas, el alto grado de responsabilidad de Admivac y su alta capacidad económica, y
que el quantum de la indemnización debe ser igualmente severo. Por tanto, Se determinó que
debía modificarse el monto de indemnización determinado por la Sala responsable, y
condenarse a ADMIVAC, SOCIEDAD ANÓNIMA DE CAPITAL VARIABLE a pagar a los
actores Padre Víctima y Madre Víctima, a una indemnización por daño moral por la cantidad
de $30,259,200.00 (TREINTA MILLONES DOSCIENTOS CINCUENTA Y NUEVE MIL
DOSCIENTOS PESOS 00/100 M.N).
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