El Supremo Llamamiento
El Supremo Llamamiento
Trabajamos
junto con el Espíritu Santo para presentar perfecto a todo hombre en Cristo Jesús. Deseamos que cada creyente pueda
tener la visión de ser conformado a la imagen del Hijo de Dios. Presentamos este material como un apoyo y ayuda
para alcanzar este maravilloso propósito.
Te invitamos a escuchar los diferentes audios en cada diapositiva y que tomes nota de los puntos que consideres
importantes. Al final si lo deseas, puedes escribirnos para solicitar tu examen de opción múltiple, vía correo
electrónico, y así, poder evaluar tu aprendizaje.
Atentamente: el Reverendo Raúl Aguilar, Pastor General de la Iglesia Palabra Viva a las Naciones.
Escuchen todos.
El apóstol Pablo dio un mensaje que todos debemos escuchar y atesorar. El dijo:
Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio,
habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por
ignorancia, en incredulidad. Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo
Jesús. Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de
los cuales yo soy el primero. Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero
toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna. Por tanto, al Rey de los siglos,
inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Pablo fue escogido por Dios para revelar Su misericordia. Considerado a sí mismo el primero de los pecadores, no
solo fue perdonado; también recibió la gracia de Dios, para acabar su carrera y ser fiel hasta la muerte. Al final de su
vida él dijo:
Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he
acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor,
juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.
Queremos aprender en esta clase, que Jesucristo no murió solamente para perdonar nuestros pecados y salvarnos del
juicio eterno; queremos comprender: que hay una carrera que correr, una batalla que pelear, una corona que ganar, y
posiciones y sitios de honor, que conquistar.
Jehová cumplirá su propósito en mí; Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; No desampares la obra de tus
manos.
Hemos sido creados por Él y para Él. La Palabra de Dios nos dice:
Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles;
sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él.
Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.
Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.
Gracias al Sacrificio de Cristo Jesús en la cruz, aquellos que hemos sido salvos por medio de Su gracia, hemos sido
comprados por precio para glorificar a Dios y poder así, continuar hacia el cumplimiento del propósito de Dios en
nuestras vidas. La biblia dice:
Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales
son de Dios.
Aunque, no somos salvos por obras, somos salvos para hacer buenas obras.
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que
nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de
antemano para que anduviésemos en ellas.
Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni
sombra de variación.
Si Dios no ha cambiado, esto significa, que el propósito por el cual Él creó al hombre, tampoco ha cambiado.
Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del
mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó
Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo:
Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y
en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para
Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales para con la mujer de vuestra juventud.
Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los
hombres, por cuanto todos pecaron. No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no
pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir.
A partir del pecado de Adán, todos nacemos con una naturaleza pecaminosa, destituidos de la gloria de Dios. La
biblia dice:
Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro
tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera
en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de
nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo
que los demás.
¿Qué, pues? Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles,
que todos están bajo pecado. Como está escrito: No hay justo, ni aun uno;
No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien
haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. Veneno de áspides
hay debajo de sus labios; Su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se apresuran para derramar sangre;
Quebranto y desventura hay en sus caminos;
Y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de sus ojos.
El hombre sin Cristo, camina sin propósito en la vida. Continúa buscando su identidad en otras cosas lejos de Dios.
Quiere encontrar su razón de vivir, su realización en el éxito, en conquistar sus ideales y alcanzar sus propias metas,
dándose cuenta al final de su vida, que haber alcanzado todo lo que quiso, no lo satisfizo. Busca la felicidad en la
fama, la fortuna, sin poder encontrar la paz en su interior que solo Cristo Jesús puede dar.
El hombre busca aprobación y quiere encontrar el sentido de la vida haciendo las cosas equivocadas, contrarias a la
Palabra de Dios. Es necesario entender, que Dios no nos creó para ser los mejores profesionales, deportistas, o para
ser el número uno en cualquier rama. Dios nos creo para Él, y mientras el hombre quiera vivir su propia vida sin
rendirse a la voluntad de Dios, mientras el hombre viva para satisfacer sus deseos y ambiciones siempre terminará
decepcionado y frustrado como le pasó a Salomón.
Salomón, fue alguien que se entregó al deleite y al placer, e hizo todo lo que quiso, y al final de sus días terminó
decepcionado y frustrado por haberse apartado del propósito de Dios. La Palabra de Dios nos relata lo que Salomón
pensaba, y todo lo que hizo. La biblia dice:
Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad.
A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto? Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que
anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los
hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida. Engrandecí mis obras, edifiqué para mí
casas, planté para mí viñas;
me hice huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todo fruto. Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el
bosque donde crecían los árboles. Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa; también tuve posesión
grande de vacas y de ovejas, más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén. Me amontoné también plata y
oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los
hombres, y de toda clase de instrumentos de música. Y fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron
antes de mí en Jerusalén; a más de esto, conservé conmigo mi sabiduría. No negué a mis ojos ninguna cosa que
desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y ésta fue mi parte de
toda mi faena.
Después que Salomón hizo todo lo que quiso, la Palabra de Dios registra cual fue el resultado que él obtuvo. La
biblia dice:
Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era
vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.
Aborrecí, por tanto, la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y
aflicción de espíritu.
Asimismo aborrecí todo mi trabajo que había hecho debajo del sol, el cual tendré que dejar a otro que vendrá después
de mí.
Volvió, por tanto, a desesperanzarse mi corazón acerca de todo el trabajo en que me afané, y en que había ocupado
debajo del sol mi sabiduría.
Porque ¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y de la fatiga de su corazón, con que se afana debajo del sol? Porque
todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestias; aun de noche su corazón no reposa. Esto también es
vanidad.
Salomón terminó sus días como un rey viejo necio y frustrado, que no admite consejos, sin haber cumplido con todo
el propósito que Dios tenía para su vida. Cuando fue viejo, sus mujeres apartaron su corazón de Dios e hicieron
inclinar su corazón a otros dioses.
Pero el rey Salomón amó, además de la hija de Faraón, a muchas mujeres extranjeras; a las de Moab, a las de Amón,
a las de Edom, a las de Sidón, y a las heteas; gentes de las cuales Jehová había dicho a los hijos de Israel: No os
llegaréis a ellas, ni ellas se llegarán a vosotros; porque ciertamente harán inclinar vuestros corazones tras sus dioses.
A éstas, pues, se juntó Salomón con amor. Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres
desviaron su corazón. Y cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, y su
corazón no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David. Porque Salomón siguió a Astoret,
diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas. E hizo Salomón lo malo ante los ojos de
Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre. Entonces edificó Salomón un lugar alto a
Quemos, ídolo abominable de Moab, en el monte que está enfrente de Jerusalén, y a Moloc, ídolo abominable de los
hijos de Amón. Así hizo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus
dioses.
La salvación de Dios nos hace nuevas criaturas en Cristo Jesús, somos bebes en Cristo. Pero la meta, es crecer y
madurar espiritualmente hasta alcanzar en vida la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
Un gran avivamiento se aproxima, y miles en todas las naciones serán alcanzados por el poder y el favor de Dios.
Entonces tendremos miles y miles de bebes en Cristo, que necesitaran de padres espirituales que les ayuden a crecer
de tal manera que Cristo sea formado en ellos.
Aquellos que son salvos experimentan el nuevo nacimiento, alcanzan el perdón de Dios, pero no alcanzan la madurez
en Cristo Jesús. La madurez espiritual, no se alcanza por medio del nuevo nacimiento, es un proceso en donde el
Espíritu nos quiere llevar de gloria en gloria hasta ver a Dios en Sion.
Dios no está, para cumplir nuestros deseos incorrectos y planes opuestos a su voluntad. Debemos comprender que
Dios nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos. Él es nuestro Creador, nosotros fuimos creados por Él y para Él.
Él es quien sustenta todas las cosas con la Palabra de Su poder. Todo lo que somos y tenemos, se lo debemos a Él.
Por cuanto Él nos creó, nos sostiene y nos salvó, le debemos honra, gloria, amor, obediencia, sumisión, respeto y
fidelidad. No estamos en la posición para ordenarle ni exigirle, sino para agradecerle y corresponder a su amor, favor
y gracia.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados,
nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo
sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su
gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
El que Dios sea bueno, benigno, y bondadoso con sus hijos, no nos da el derecho para exigirle que nos dé todo lo que
queremos, pensamos y deseamos. Él es Dios y somos nosotros los que debemos vivir para Él y no Él para nosotros.
La biblia dice:
Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
No podemos ocultar que hemos sido llamados a no solo a creer en Él, sino también a padecer por Él. La biblia dice:
Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él.
Al ser conformados a la imagen y semejanza de Cristo, también experimentaremos sus sufrimientos, aflicciones y
padecimientos, que nos prepararán para reinar con Cristo. La biblia dice:
…a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante
a él en su muerte.
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él,
para que juntamente con él seamos glorificados.
Necesitamos comprender el equilibrio en la Palabra de Dios. Aunque las bendiciones de Dios son gracias a su gracia,
amor y misericordia, aunque en su presencia hay plenitud de gozo y delicias a su diestra para siempre, no podemos
pensar que el hombre al conocer a Cristo, no va a experimentar problemas ni dificultades, y que en todo siempre
experimentará victoria tras victoria y que nunca será derrotado o afligido.
En la vida cristiana se experimentarán dificultades, problemas, adversidades, fracasos, derrotas, heridas y traiciones.
Sin embargo, también se experimentarán alegrías, triunfos, bendiciones, victorias, milagros, señales, maravillas y
prodigios.
Hay tiempos de mirra, que representa las experiencias amargas, como también tiempos de ungüentos y perfumes que
representa los tiempos de bendición.
La fe tiene dos caras: hay fe para vencer y hacer prodigios, conquistas y hechos portentosos. Pero también, está la fe
para sufrir y padecer por causa de Cristo y el evangelio.
¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así
como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon
bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron
fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección.
…mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron
vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a
filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados,
maltratados; de los cuales el mundo no era digno; errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las
cavernas de la tierra. Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido;
proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen ellos perfeccionados aparte de nosotros.
Damos gracias a Dios por sus bendiciones, pero también debemos gozarnos como Pablo en las tribulaciones,
sabiendo que estas producen paciencia y nos llevan a la esperanza. La biblia dice:
Y no sólo esto, sino que también nos gloriámos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y
la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido
derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.
No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para
poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos
del hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o
hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. El que halla
su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.
Aquellos que sigan a Cristo, que amen la justicia y sigan el camino de la piedad, serán aborrecidos por este mundo.
La biblia dice:
Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo
amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.
Y también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución.
Gracias a la gracia de Dios, podemos recibir la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, pero, es una paz en
medio de la aflicción. El Señor Jesús dijo:
La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al
mundo.
Aquellos que amen la justicia y aborrezcan la maldad, serán ungidos con óleo de alegría más que a sus compañeros,
aunque el mundo les aborrezca y estén rodeados de aflicciones y tribulaciones.
El Propósito de Dios en la Biblia.
Consideremos algunos versos de la Palabra de Dios que nos hablan del Propósito de Dios:
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito
son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen
de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios
os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo
cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo.
…hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la
medida de la estatura de la plenitud de Cristo.
…y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.
Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos
sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que
tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos,
y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a
ellos como también a mí me has amado.
Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.
Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi
Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no
teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a
fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él
en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos. No que lo haya alcanzado ya, ni que
ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda
atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo
Jesús.
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para
santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una
iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
De todos estos versos podemos entender que el propósito de Dios tiene diferentes nombres:
Como David, no debemos estar satisfechos, sino hasta alcanzar el propósito de Dios para nuestras vidas. El dijo: En
cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.
¿Cómo llevaría a cabo Jesucristo el propósito de Dios?
Adán falló en darle a Dios la descendencia que Dios estaba buscando, pero Jesucristo el postrer Adán, vino para
llevar muchos hijos a la gloria. La Palabra de Dios dice:
Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de
llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.
Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por
el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la
aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las
iniquidades de ellos.
El plan del Padre celestial para obtener la descendencia que Él está buscando lo llamó: El misterio escondido.
Este misterio, estuvo oculto a los santos hombres de Dios y a los profetas, pero que venido el cumplimiento de los
tiempos, fue revelado al apóstol Pablo por medio de Jesucristo.
El Misterio Escondido
El misterio escondido necesita ser revelado hoy en día a sus santos. Son muchos los cristianos que creen que
Jesucristo vino para salvarles pero no conocen los propósitos de Dios, y el misterio escondido no se les ha sido
revelado.
¿Cuál es el misterio escondido? El misterio escondido fue revelado a Pablo, y es: Cristo en nosotros la esperanza de
gloria.
Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su
cuerpo, que es la iglesia; de la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con
vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios, el misterio que había estado oculto desde los siglos y
edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria
de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, a quien anunciamos,
amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo
Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en
mí.
El misterio escondido es, que Cristo por medio del nuevo nacimiento, nace en nosotros, y Él es la esperanza de
gloria. Esto significa que: gracias a que Cristo Jesús está en nosotros, Él es la esperanza de gloria del Padre y de
nosotros. Es por ello, que los creyentes pueden alcanzar la gloria de Cristo, porque Jesús ha nacido en aquellos que
creyeron en Él y le recibieron como Su Señor y Salvador.
El Padre sembró la simiente santa en aquellos que creyeron la locura de la predicación y creyeron al evangelio de
nuestro Señor Jesucristo. El evangelio de Dios, es poder para todo aquel que cree. Es el poder del Padre, para
engendrar a su Hijo, en cada uno de los pecadores que por la gracia de Dios fueron salvos por haber creído y recibido
en sus corazones al Hijo de Dios.
Cuando el Espíritu Santo entra en el creyente, se produce el nuevo nacimiento, y recibimos la vida que Jesús nos
vino a dar. Pero el Señor Jesús no solo nos vino a dar vida, el vino también a dar vida en abundancia. La vida de
Dios la recibimos al recibir Su naturaleza, y la vida abundante de Dios la recibimos al crecer y madurar hasta
alcanzar su naturaleza madura, es decir alcanzar, la plenitud del carácter de Dios en nosotros.
El propósito de Dios no es ser dioses, sino ser como Dios en Su carácter, ser a su imagen y semejanza. Cristo Jesús
es la esperanza de gloria, porque Él es la semilla, que al crecer y madurar espiritualmente nos permitirá alcanzar la
gloria de nuestro Señor Jesucristo, quien es la imagen de Dios.
El Nuevo Nacimiento.
La Biblia dice:
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y
todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la
reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres
sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de
Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
El nuevo nacimiento, nos hace bebes en Cristo, pero nuestro desafío es alcanzar la madurez espiritual y ayudar a
otros a que puedan ser salvos y que también alcancen la madurez en Cristo Jesús.
Pablo luchaba para que otros pudieran ser salvos y también trabajaba para poder presentarlos perfectos en Cristo
Jesús. La Biblia dice:
Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros.
…a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en
vosotros, la esperanza de gloria, a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en
toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando
según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.
Nuestra meta es avanzar de la fe de salvación hasta alcanzar la madurez del amor ágape de Dios. Pedro nos dice:
…vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento;
al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y
al afecto fraternal, amor.
Queremos crecer en la gracia y el conocimiento del Señor Jesús, para poder llegar a ser la esposa del Cordero que se
ha preparado y a quien se le ha concedido que se vista de lino fino, que son las acciones justas de los santos.
Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos
morada con él.
…para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su
Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis
plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y
de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
El nuevo nacimiento no nos hace morada de la plenitud de Dios, aunque si nos hace templos del Espíritu Santo. Ser
llenos de la plenitud de Dios es otra experiencia diferente al nuevo nacimiento.
El nuevo nacimiento es recibir la vida de Dios. Ser llenos de toda la plenitud de Dios, es recibir la vida en
abundancia de Dios; es en este momento, cuando nos volvemos la morada del Padre y del Hijo.
La posición que tengamos en la eternidad dependerá del nivel espiritual que hayamos
alcanzado.
Las Sagradas Escrituras nos hablan de niños, jóvenes y padres espirituales. Correspondiente a estos niveles tenemos:
Cada una de estas tres etapas corresponden a: ser llamados, elegidos, fieles.
Aquellos que están con el Cordero, son los que llegaron a ser fieles y son sin mancha delante del trono. Esta
posición, no es para los niños en Cristo. La Palabra de Dios nos dice:
Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están
con él son llamados y elegidos y fieles.
Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que
tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente. Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas,
y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas. Y cantaban un cántico
nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico
sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra. Éstos son los que no se
contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Éstos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Éstos
fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero; y en sus bocas no fue hallada
mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.
Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino que
está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre.
Dios ha determinado que debemos crecer en nuestro carácter para poder participar de nuestra herencia en Cristo
Jesús. Para ser herederos de Dios y coherederos con Cristo, no basta creer en Él, es necesario padecer con Él. La
Palabra de Dios nos dice:
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él,
para que juntamente con él seamos glorificados.
Los niños espirituales reciben perdón de pecados, pero no tienen el carácter de Cristo desarrollado que les permitirá
disfrutar de la herencia que Dios tiene preparada para los vencedores. Para poder heredar todas las cosas, será
necesario vencer al mundo, al diablo y a la carne, y no solamente creer en Cristo. La biblia dice:
El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo.
Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre
en su trono.
Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de
hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre.
Dos cosas te he demandado; No me las niegues antes que muera: Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me
des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario; No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O
que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios.
Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación
de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto
eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de
ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto,
yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que
no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a todos
los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.
Para poder manejar su bendición es necesario crecer espiritualmente. Dios quiere que seamos prosperados en todo,
así como prospera nuestra alma, porque si nuestra alma no prospera, si no crecemos en el carácter de Cristo, si no
maduramos espiritualmente, nos puede pasar como el hijo pródigo que pidió la parte de la herencia que le
correspondía y luego la desperdició viviendo perdidamente hasta llegar a estar con los cerdos, deseando comer las
algarrobas que los cerdos estaban comiendo.
Las bendiciones que no se pueden manejar son pasaporte a los cerdos. La bendición que no se puede manejar
destruye, porque es muy poderosa, y puede llevar a la perdición por no tener el fruto del Espíritu desarrollado que
nos preservará de caer en la tentación y en el orgullo.
Pedro nos enseña que no caeremos si hemos añadido a nuestra fe: virtud, conocimiento, dominio propio, paciencia,
piedad, afecto fraternal y amor.
Debemos clamar por padres espirituales que como Pablo, se tomen el trabajo de instruir y capacitar a sus hijos en la
fe, como Timoteo y Tito, para que ellos puedan después buscar a otros hombres que sean fieles e idóneos, para
enseñar a otros la fe que dio éxito a la conducta de su padre espiritual.
Si caminamos bajo la sombra de un hombre de Dios, obedeciendo la Palabra que Dios le reveló, podremos llegar a
experimentar lo que Pablo dijo:
Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros.
Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.
Para resucitar como padre espiritual es necesario morir como padre espiritual. Alegóricamente esto es lo que
significa cuando la Palabra de Dios dice: …y si el árbol cayere al sur, o al norte, en el lugar que el árbol cayere, allí
quedará.
La Palabra de Dios claramente nos habla de diferentes niveles de gloria en la resurrección. La biblia dice:
Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales. Una
es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en
gloria. Así también es la resurrección de los muertos.
No todos seremos iguales en el reino de Dios, habrán grandes y pequeños. La biblia dice:
Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a tus siervos
los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que
destruyen la tierra.
De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres,
muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado
grande en el reino de los cielos.
La Palabra de Dios muestra como hay un grupo que en la eternidad están llorando porque ellos no calificaron para
ser la Esposa del Cordero. Por la salvación que experimentaron, llegaron a ser naciones salvas, pero no calificaron
para estar en las bodas del Cordero como la Esposa que se preparó y se le concedió vestir de lino fino y
resplandeciente que son las acciones justas de los santos. La biblia dice:
Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.
Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada
para su marido. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará
con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Enjugará Dios toda lágrima de los
ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
Algunos serán como el ladrón en la cruz, que fue salvo, pero no tuvo tiempo para crecer espiritualmente, no tuvo
tiempo para hacer obras de justicia, por lo tanto, aunque será salvo, no ocupará posiciones de autoridad y honor
porque no calificó para estas posiciones que están reservadas para los vencedores y no para los niños en Cristo.
Las posiciones y sitios de honor, no vienen por pedírselas al Señor, sino por calificar y cumplir con los requisitos que
el Padre ha determinado. Consideremos la petición de la madre de los hijos de Zebedeo que le hizo al Señor Jesús:
Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo. Él le
dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha, y el otro
a tu izquierda. Entonces Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber,
y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos. Él les dijo: A la verdad, de
mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi
izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre.
Debemos recordar que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros
ha de manifestarse. Las tribulaciones que experimentamos, por causa de Cristo y el evangelio, producen en nosotros
un eterno peso de gloria.
No debemos conformarnos con ser salvos. Debemos presionar por alcanzar el premio del Supremo llamamiento de
Dios, que es Cristo. Nuestra meta debe ser ganar a Cristo, ser conformados a Su imagen y semejanza, alcanzar la
medida del varón perfecto, la estatura de la plenitud de Cristo.
Nuestro Señor quiere levantarnos del polvo y del estiércol y hacernos sentar con los príncipes de Su pueblo y heredar
un sitio de honor. No hay coronas para aquellos que no terminen su carrera. Los mansos heredarán la tierra y vivirán
para siempre sobre ella. Los hijos maduros de Dios, los vencedores heredarán todas las cosas.
No todos los cristianos llegarán a ser la esposa del Cordero, solo aquellos que permitan que el Señor por medio de Su
gracia lleguen a ser Su iglesia gloriosa sin mancha ni arruga. Muchos serán parte de las naciones salvas, pero no
serán reyes y sacerdotes para gobernar con Cristo por la eternidad.
Nuestro Señor es el autor y el consumador de la fe. Él nos dio la fe para ser salvos, pero Él quiere santificarnos por
completo, y presentarnos irreprensibles, espíritu, alma y cuerpo. Él quiere llevarnos a la unidad de la fe, hasta que
alcancemos la madurez y perfección en Cristo Jesús.
Aquellos que no alcancen la madurez espiritual, no serán condenados, pero perderán niveles de gloria que el Señor
tenía preparado para ellos, perdiendo la oportunidad de morar en el monte de Sion y estar cerca del Señor.
Te motivamos a rendir tu vida a la Palabra de Dios, al Espíritu Santo, y que puedas ser fiel a la luz que el Espíritu
Santo te revela. No solo busques su perdón, busca su naturaleza, ser como Él. No podremos alcanzar el propósito de
Dios por nuestras fuerzas, pero su gracia, es el favor capacitador de Dios que cumplirá Su propósito en nosotros.
Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría.
Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.
Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado
irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el cual también lo hará.
Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del
pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es
agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.