100% encontró este documento útil (1 voto)
171 vistas3 páginas

Vida y obra de Ernesto de la Cárcova

Ernesto de la Cárcova fue un pintor y medallista argentino nacido en 1866 que desarrolló gran parte de su carrera en Italia. Su obra más famosa fue Sin pan y sin trabajo, pintada en 1894, que representa a obreros en huelga y se ha convertido en un ícono de la protesta social. Además de su labor artística, De la Cárcova se destacó por su trabajo educativo y como director de importantes instituciones artísticas en Buenos Aires. Falleció en 1927 y es recordado por su compromiso social

Cargado por

dianeh
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
100% encontró este documento útil (1 voto)
171 vistas3 páginas

Vida y obra de Ernesto de la Cárcova

Ernesto de la Cárcova fue un pintor y medallista argentino nacido en 1866 que desarrolló gran parte de su carrera en Italia. Su obra más famosa fue Sin pan y sin trabajo, pintada en 1894, que representa a obreros en huelga y se ha convertido en un ícono de la protesta social. Además de su labor artística, De la Cárcova se destacó por su trabajo educativo y como director de importantes instituciones artísticas en Buenos Aires. Falleció en 1927 y es recordado por su compromiso social

Cargado por

dianeh
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como DOCX, PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 3

Ernesto de la Cárcova, su vida y obra

Ernesto de la Cárcova nació en Buenos Aires el 3 de marzo de 1866, e inició su formación artística
con el pintor piamontés Francesco Romero en 1882, en la Sociedad Estímulo de Bellas Artes. Entre
1885 y 1893, continuó sus estudios en Italia, primero en Turín y luego en Roma, donde comenzó a
pintar la obra Sin pan y sin trabajo, expuesta a su regreso a Buenos Aires en el Segundo Salón del
Ateneo, de 1894. Adquirida por el Museo Nacional de Bellas Artes en 1900, la pintura se exhibió en
múltiples oportunidades y ha sido reapropiada en las últimas décadas como imagen emblemática de
luchas sociales

Además de su labor como pintor, De la Cárcova se destacó como medallista. Dedicó buena parte de
su vida a una intensa tarea institucional y educativa. Fue docente y primer director de la Academia
Nacional de Bellas Artes (1905-1908), director del Patronato de Becados Argentinos en Europa
(1909-1916) y director-fundador de la Escuela Superior de Bellas Artes (1921-1927). Se desempeñó
como inspector nacional de la enseñanza del dibujo, jurado en concursos de adjudicación de cargos
docentes y proyectos de monumentos, y profesor universitario de dibujo para ingenieros y
arquitectos.

También fue uno de los tempranos miembros del Partido Socialista y Legislador por la Ciudad de
Buenos Aires en la Comisión de Obras Públicas. Falleció en Buenos Aires el 28 de diciembre de
1927, a los 61 años, y la comunidad artística le dedicó grandes homenajes, testimonios del inmenso
afecto que recibió de colegas y estudiantes a lo largo de su carrera.

A 150 años de su nacimiento, en el 2017, el Museo Nacional de Bellas Artes lo homenajeó con una
exhibición que reubió gran parte de su obra.

En la sala 30 se exhibió la célebre obra Sin pan y sin trabajo (1894), patrimonio permanente del
Museo Nacional de Bellas Artes, también conocida como La huelga: una pintura de temática
obrerista que De la Cárcova comenzó en Roma cuando apenas tenía 26 años; y la finalizó un año
después en Buenos Aires. En esta pieza, el dramatismo de la situación que viven los personajes
parece acentuarse aún más con los efectos de contraluz y pesadas sombras genialmente logradas.

Esta pieza, según el Director del Museo, Andrés Duprat, “se volvió un ícono de la protesta social y
los reclamos populares en la Argentina”.

“Se exhiben reproducciones de Sin pan y sin trabajo en diarios y folletos, que circularon casi desde
el mismo momento en que se la conoció públicamente, junto a producciones de artistas
contemporáneos y registros de acciones artísticas en la calle, reapropiaciones que circulan en la
web, y dibujos de niños y jóvenes que viven en el barrio La Cárcova y que, a partir de ese nombre,
se han visto convocados a participar en el homenaje a este hombre que pensó el arte como
herramienta de progreso e inclusión social”, expresó Duprat.

Una de las reversiones más destacadas es la proyección de 2001, realizada por Tomás Espina. Se
trata de una filmación donde el autor aparece desnudo delante de una copia de Sin pan y sin trabajo
hecha con carbonilla, ocupando el lugar de la mujer. Espina tomó ese espacio para representar su
propia desdicha.
Sin pan
y sin
trabajo
es el
primer
cuadro
de tema
obrero
con

intención de crítica social en el arte argentino. Desde el momento de su exhibición ha sido una pieza
emblemática del arte nacional: comentado, reproducido, citado y reapropiado por sucesivas
generaciones de artistas, historiadores y críticos hasta la actualidad. Fue pintado por Ernesto de la
Cárcova en Buenos Aires al regreso de su viaje de estudios en Turín y Roma, donde había
comenzado su ejecución antes de partir.

Había comenzado su formación europea en la Real Academia de Turín, donde fue admitido con una
obra (Crisantemos) en la exposición de 1890. Luego había pasado a Roma, donde continuó su
formación en los talleres de Antonio Mancini y Giacomo Grosso. Una obra suya (Cabeza de viejo)
fue premiada con medalla de plata y adquirida en 1892 para la Galería Real de Turín; también
obtuvo una medalla de oro en Milán en 1893 (1). Estos antecedentes hicieron que a su regreso, a los
28 años, fuera miembro del jurado del Ateneo, de modo que Sin pan y sin trabajo, celebrado como
el gran acontecimiento artístico del Salón, quedó fuera de concurso.

El cuadro responde a un estilo naturalista y a una temática que tuvieron una importante presencia
en los salones europeos de los años finales del siglo XIX: grandes pinturas resueltas en tonos
sombríos que desplegaban escenas dramáticas de miseria y de los contemporáneos conflictos
sociales urbanos. El espíritu crítico que sin duda alimentó aquellas composiciones naturalistas se
diluyó en los cuadros de salón, en el interés por figurar en grandes competencias con posiciones
enfrentadas al arte académico más conservador. Sin embargo, Sin pan y sin trabajo no fue pintado
para competir en un salón europeo: fue la obra con la que De la Cárcova se presentó al regreso en el
segundo Salón del Ateneo en Buenos Aires, tras haberse afiliado al recién creado Centro Obrero
Socialista (antecedente inmediato del Partido Socialista, fundado dos años después

Hay algunos elementos de la composición y el tratamiento del tema que alejan a Sin pan y sin
trabajo de las recetas naturalistas en favor de una mayor expresividad crítica, transformándolo en un
cuadro de ideas: la posición inestable y el alargamiento de la espalda del obrero, la inclinación de la
silla en que se apoya y de la mesa (que no responden a un esquema riguroso de perspectiva) generan
tensión hacia el gesto de la mano que aparta la cortina y centra la atención sobre la escena que se
desarrolla en la veduta del fondo. Allí puede verse un conflicto entre obreros y guardias a caballo,
frente a una fábrica cerrada e inactiva. El plano inclinado de la mesa vacía, plenamente iluminado,
presenta también un foco de interés en el que se destacan las herramientas, inútiles. La figura de la
mujer con el niño en brazos, a la derecha de la composición, con un regazo extraordinariamente
amplio y una expresión vacía en el rostro, funciona como contrafigura de la tensión dramática del
obrero.

Los diarios de Buenos Aires destacaron el cuadro de De la Cárcova como la gran revelación del
Salón de 1894. Se destaca entre ellos la extensa e intencionada nota de Roberto J. Payró (quien
también se había afiliado ese año al Centro Obrero Socialista) en La Nación. Payró comentaba en
forma dramática la escena para los lectores: “¡No quiero, no quiero que me quitéis el pan de mi
esposa, el pan de mi hijo! ¡No hay derecho, asesinos, para hacer morir á esta inocente
criatura, para hacer sufrir á esta pobre mujer! […] Pero él no sabe todavía. Se enfurece ante
el efecto y no se da cuenta de la causa. Mañana, cuando la conozca, se hará un anarquista, y se
vengará de sus furores injustos contra los compañeros de sufrimiento, con otros furores,
mortíferos, que lo llevarán quién sabe á qué extremidades nefastas”.

También podría gustarte