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Benjamin Lee Whorf y El Problema de La I

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Benjamin Lee Whorf y el problema de la intelección

(manuscrito del mismo libro y autor publicado en la


Universidad de Almería en 2001)

Jesús Gerardo Martínez del Castillo

1
Benjamin Lee Whorf y el problema de la intelección
© del texto: Jesús Gerardo Martínez del Castillo
© de la edición: Universidad de Amería, Servicio de Publicaciones
Almería 2001.

2
Por el mismo acto por el que el hombre hila desde
su interior la lengua, se hace él mismo hebra de
aquélla, y cada lengua traza en torno al pueblo al
que pertenece un círculo del que no se puede salir
si no es entrando al mismo tiempo en el círculo
de otra. (Wilhelm von Humboldt, Sobre la
diversidad…, 1990, 83).

3
Índice.

Benjamin Lee Whorf y el problema de la intelección ......................................... 1


1 Las ideas lingüísticas de Benjamin Lee Whorf. ............................................. 10
2 Interpretación de la teoría de Whorf: la hipótesis del relativismo lingüístico.
127
2.1 Importancia del relativismo lingüístico. .......................................................127
2.2 Obstáculos a la investigación sobre la diversidad y el relativismo lingüísticos.
129
2.3 Puntos de interés para Lucy ............................................................133
2.4 El relativismo lingüístico individual de Whorf. ...............................................135
2.5 La lengua clasifica la experiencia. .................................................135
2.6 Las clasificaciones de la experiencia hechas por cada lengua varían entre sí.
136
2.7 Las clasificaciones inconscientes. .................................................................138
2.8 Las clasificaciones lingüísticas influyen en el pensamiento..........................139
2.8.1 El foco de interés de Whorf. ..................................................................................... 140
2.8.2 Argumento básico de Whorf. .................................................................................... 141
2.8.3 Evidencia empírica. ................................................................................................... 142
2.8.4 Las analogías léxicas. ................................................................................................. 142
2.8.5 Las estructuras analógicas. ......................................................................................... 143
2.8.6 Efectos conductuales de las estructuras analógicas. .................................................... 144
2.9 El significado lingüístico, el pensamiento individual y la modelación cultural.
145
2.10 Comentario a la posición de Lucy. ................................................146
3 Interpretación de la teoría de Whorf: la enculturación lingüística y la
cognición. .............................................................................................................. 150
3.1 Modalidad única en la actividad cognitiva. ....................................................150
3.2 El pensamiento lingüístico. .............................................................152
3.3 La cognición humana. ....................................................................................155
3.4 La lengua y el pensamiento............................................................................156
3.5 Base invariable. .............................................................................................157
3.6 Fundamentos del complejo ideológico de Whorf. ..........................................158
3.7 Elementos del complejo ideológico de Whorf. ...............................................159
3.8 Comentario a la interpretación de Lee ...........................................................163
4 La estructuración de la teoría lingüística de Whorf. .................................. 165
4.1 Visión de conjunto. ........................................................................................165

4
4.2 El punto de partida: la mente humana y la psicología humana. ......................168
4.3 El concepto de lengua. ...................................................................................172
4.3.1 La lengua y la metafísica. ......................................................................................... 173
4.3.2 La lengua como técnica. ........................................................................................... 177
4.3.3 El conocimiento lingüístico. ..................................................................................... 179
4.4 El funcionamiento de la lengua. .....................................................................182
4.4.1 La modelación .......................................................................................................... 182
4.5 El pensamiento lingüístico. ............................................................................186
4.6 El pensamiento habitual ................................................................................189
4.7 La experiencia y el conocimiento de la realidad. ............................................192
4.8 Lo oculto y misterioso del lenguaje: las categorías gramaticales. ...................194
4.9 El relativismo lingüístico ................................................................................199
4.10 La lingüística como ciencia para el conocimiento del mundo. .....................201
4.10.1 La lingüística como disciplina autónoma. ................................................................ 201
4.10.2 La lingüística como propedéutica. ........................................................................... 205

5 Whorf y el problema de la intelección lingüística. ..................................... 208


5.1 El planteamiento del problema por Whorf, solución y derivaciones del mismo.
208
5.2 El problema del pensamiento, problema del hombre que habla. ...................215
5.3 El significado, creación y contenido de conciencia del hombre que concibe,
piensa y habla. ...............................................................................................................220
5.4 La experiencia, la realidad y el pensamiento. .................................................222
5.5 La manifestación histórica del pensamiento y la cultura. ...............................227
Bibliografía utilizada. ...................................................................................... 229

5
Presentación

Benjamin Lee Whorf es un lingüista conocido en España


indirectamente. Sus ideas, su concepción lingüística, su
fundamentación del lenguaje en la psicología gestáltica, su defensa
del estudio empírico de la lengua, de la predicción, de la influencia
de la lengua sobre el pensamiento (relativismo lingüístico), de lo que
llama objetivación, de la metáfora, de las modelaciones en el
conocimiento, dan hoy soporte a determinadas concepciones sobre
el lenguaje y sobre el hoy llamado problema de la cognición,
problema de las relaciones lenguaje y pensamiento o problema del
logos. Whorf quizá es un autor que ha pasado desapercibido,
mientras sus ideas son superficialmente conocidas.
Son varios los aspectos que podemos destacar en las ideas
lingüísticas de Whorf. De todos ellos, quizá sea el del relativismo
lingüístico el que más fama le haya dado y el que ha orientado su
contribución hacia una concepción para él mismo no deseada. La
llamada hipótesis Sapir-Whorf o hipótesis de Whorf ha colocado a
Whorf en posiciones lingüísticas que necesitan de mucha
matización para que sean acordes a sus propias ideas. Para
empezar, como señala (Lee 1996, XIV), Whorf nunca llamó así a sus
teorías, sino que habló, simplemente, del principio de relativismo
lingüístico y no como una teoría en sí, sino como un concepto
dentro de lo que él más estaba más interesado: en desentrañar las
relaciones y condiciones que la lengua particular impone sobre los
individuos al hablar y al entender la realidad, es decir, al percibir,
concebir y expresar la realidad por medio de una lengua particular.
La contribución más interesante de Whorf estriba en el
planteamiento mismo del problema de las relaciones entre el
lenguaje y el pensamiento. En realidad, el problema de las
relaciones lenguaje-pensamiento es un problema siempre presente
en la lingüística, ya que dicho problema es el objeto específico de la
misma, especialmente desde Humboldt y desde la perspectiva del
estudio del significado. Lo peculiar de Whorf es su tratamiento
específico como problema fundamental de la lingüística y como
problema derivado de las distintas disciplinas de las que, según él,
depende la lingüística. La lingüística y la lengua (language, según
el propio Whof) dependen de la cultura, las que, a su vez y en cierto
sentido, dependen de la psicología de la mente humana. Whorf de
esta manera pretende dar funciones universales a sus ideas
estableciendo el método experimental y atribuyendo a la lingüística
un grado de exactitud propio, tratando de dar así solución universal
al problema de las relaciones entre el lenguaje y el pensamiento.

6
Whorf se plantea el problema del logos (o intelección) desde una
posición particular. Whorf pretende partir de la psicología humana,
que supone que es universal en todos los individuos; de la
experiencia humana, que a pesar de sus aparentes contradicciones
también supone que es universal; de un tipo determinado de
percepción, la que opera a base de la dualidad figura-trasfondo;
todo ello basado, a su vez, en una psicología, llamémosla, profunda,
que da lugar a la mente superior y la mente inferior. Estos
supuestos llevados a la lingüística nos dan una disciplina exacta
con una doble función: la de llegar al conocimiento de la realidad
de forma cada vez más consciente, habiendo partido de una
actividad inconsciente; y la de ser guía y propedéutica del
conocimiento universal, el entendimiento universal, y de la
fraternidad universal. Una lingüística así concebida liberará,
además, a la humanidad de la ilusión de creer que el mundo es
como lo cree concebir.
Planteamientos como este del problema más importante del
ser humano en el mundo, no han pasado desapercibidos a
lingüistas, psicólogos y pensadores en general, quienes han
aceptado muchos de los supuestos y conclusiones de Whorf en el
problema de las relaciones lenguaje-pensamiento, que hoy algunos
llaman el problema de la cognición, problema que, por otra parte,
ha existido siempre como el problema crítico en la filosofía desde
Descartes a nuestros días (cf. a este respecto Rábade 1995).
Así las cosas, el volver la mirada hacia Whorf y el analizar su
teoría sobre el problema de las relaciones lenguaje y pensamiento,
desde sus planteamientos, si no fundamentales, sí empíricos1 es de
suma actualidad y utilidad. La bibliografía que, al amparo de las
ideas de Lakoff 1987, Lakoff y Johnson 1980, Langacker 1987,
Langacker 1991 y otros, se ha desarrollado como la lingüística
cognitiva, no suele ser muy pródiga en sus citas de Whorf, cuyas
ideas interpretan y desarrollan y quien, en muchos casos, pasa
como un auténtico desconocido. Desde esta perspectiva, mi
intención es doble en este libro: en primer lugar, estudiar las ideas
de Whorf en sí, y, en segundo lugar, el criticar las ideas de Whorf
desde el propio punto de vista del problema de las relaciones entre
el lenguaje y el pensamiento o problema que he llamado en otro
lugar el problema de la intelección (Martínez del Castillo 1999).

1 Es muy difícil generalizar en un problema que viene debatiéndose durante


cuatro siglos y que tiene muchas ramificaciones, una de ellas la
lingüística. Si aquí empleo el término empírico, es más bien una
concesión a Whorf que una precisión del asunto; más bien habría que
decir en términos históricos y contrastivos, pero el término histórico y
su concepto son desconocidos para el propio Whorf.
7
Desde esta doble intención este libro presenta en el capítulo 1
una exposición de las ideas lingüísticas de Whorf, de la forma como
aparecen en el libro editado por J. B. Carroll Language, Thought
and Reality: Selected Writings of Benjamin Lee Whorf. En dicho
capítulo hago una serie de citas de Whorf explicadas en su contexto
y tal y como el propio Whorf las presenta en sus artículos. Estas
citas aparecen numeradas, de tal forma que en los capítulos 4 y 5
pueda referirme a ellas con precisión y sin necesidad de repetirlas.
En sus artículos Whorf presenta dos tipos de trabajos lingüísticos:
las descripciones de determinados aspectos de lenguas particulares
tales como el moqui, el azteca, shawnee, nootka, etc., trabajos que
como propios de una lingüística histórica particular, he omitido; y
trabajos de la llamada lingüística general o lingüística teórica. Son
estos trabajos de lingüística teórica con pretendida aplicación a
todas las lenguas, los que me interesan y los que expongo en dicho
capítulo primero. Por otro lado, en este capítulo pongo a pie de
página una serie de notas en las que planteo problemas en torno al
eje central del problema de las relaciones entre el lenguaje y el
pensamiento. A estos problemas doy solución posteriormente en el
capítulo 5.
En el capítulo 2 y 3 hago una pequeña exposición de la
interpretación que se ha dado a la teoría de Whorf. Me ciño a dos
obras, las obras de Lee 1996 y Lucy 1992.
En el capítulo 4 hago una estructuración de las ideas
lingüísticas de Whorf sus fundamentos y su desarrollo, lo que
equivale a mi interpretación de las ideas de Whorf. En este sentido,
he procurado no hacer ninguna valoración a las mismas.
Por último, en el capítulo 5 hago una crítica de las ideas
lingüísticas de Whorf, haciéndola desde la concepción lingüística
que concibe el lenguaje como la manifestación de la libertad, la
creatividad e historicidad del ser humano y las lenguas particulares
como la manifestación histórica de la libertad e inteligencia de los
seres humanos. Es decir, hago una crítica de las ideas de Whorf
desde la tradición lingüística que representa Eugenio Coseriu, que
hunde sus raíces en Humboldt y Aristóteles, centrándome en el
problema de las relaciones lenguaje y pensamiento o problema del
logos o de la intelección. Los seres humanos antes de hablar tienen
que concebir la realidad de la que hablan, y conciben y hablan en
su libertad, creatividad e historicidad.
Nota previa relativo a los conceptos de histórico e historicidad
y lengua o lenguaje.
En este libro empleo con mucha frecuencia el concepto del
hombre como ser histórico, ser que crea su propia historicidad. El

8
hombre como ser histórico, sujeto histórico, se hace a sí mismo
dentro de la historia que le ha tocado vivir dentro de una comunidad
histórica, una lengua. De esta manera sujeto histórico crea objetos
históricos, es decir, crea la lengua y la cultura entre otros. Whorf
emplea el concepto de historicidad para designar las aplicaciones
del concepto de tiempo, a saber: la datación los calendarios, la
cronología los jornales, los salarios, el tiempo de la física, los anales,
el interés por el pasado, etc.
Por otro lado, el problema de las relaciones lenguaje-
pensamiento, problema del lenguaje se basa en la distinción
fundamental en el hablar, de lenguaje como actividad humana
universal, la lengua como la realización del lenguaje, y el habla
discurso o acto del habla, como la realización de tanto el lenguaje y
la lengua. Tanto Whorf como Lucy y Lee, que veremos más adelante,
emplean la palabra inglesa language refiriéndose a la lengua o las
lenguas. En este sentido traduzco yo esa palabra.

9
1 Las ideas lingüísticas de Benjamin Lee Whorf.

About Psychology
(written in about 1927)
La psicología se ha desarrollado como un campo de investigación
que puede ser sin duda útil o valioso en sí mismo, pero cuya
contribución a la mente humana es incierta. Textualmente Whorf
dice:
1 It throws little or no light on problems of the normal human
mind or soul (Whorf 1956: 40).
La psicología no nos vale para describir la mente humana:
2 The person who wishes to understand more fully the laws
and, so to speak, topography, of the inner or mental life is
as much thrown back on his own difficultly acquired store
of wisdom and his native judgments, intuitions, sympathies,
and common sense as though the science of psychology did
not exist (Whorf 1956: 40).
Esto es así para todos aquellos que se dedican a tratar de los
seres humanos, los "intangibles", por varias razones. Primero, la
antigua escuela de psicología experimental nos conduce a la
fisiología. Es fundamental para el estudioso de los fenómenos
mentales conocer los mecanismos del cuerpo, pero más bien como
conocimiento auxiliar (Whorf 1956: 40-41).
Segundo, el behaviorismo ha empezado a parecer en su propio
carácter simplemente como la antigua escuela de psicología
experimental. Whorf cree que el behaviorismo es en muchos
aspectos una mejora de la antigua psicología experimental que ha
agrandado nuestro entendimiento de ciertos campos. El
behaviorismo nos ha enseñado cómo la conducta puede estar
condicionada por medios físicos, pero en los mismos términos que
ya sabíamos, aunque éstos fueran más sistemáticamente
explicados. El behaviorismo no nos dice sobre qué líneas debemos
trabajar a la hora de tratar con los intangibles humanos (Whorf
1956: 41).
Para Whorf, la psicología gestalt, sin embargo, ha descubierto
una importante verdad sobre la mente: la importancia de las
configuraciones en el dominio de la mente. Al mismo tiempo los
psicólogos de la gestalt confían demasiado en los datos
múltiplemente complejos mecánica, experimental y personalmente
que se requieren para desarrollar este difícil asunto, datos, muchos
10
de los cuales son especialmente válidos en el nivel animal. Cuando
nosotros intentamos aplicar el principio configurativo de la
psicología gestalt al entendimiento de la vida humana,
inmediatamente tocamos el aspecto cultural y lingüístico (que es
parte del cultural), especialmente el lingüístico, como el gran campo
por excelencia del nivel configurativo humano. En este punto los
psicólogos de la gestalt se inhiben. Ellos no tienen ni el tiempo
suficiente, ni el conocimiento lingüístico requerido para penetrar en
este campo. Además, las ideas y la terminología, heredados de la
antigua psicología del laboratorio, son una rémora, más que una
ventaja (Whorf 1956: 41-42).
El psicoanálisis es la única escuela que realmente trata de lo
material mental y que, a veces, obtiene resultados, pero resultados
únicamente en la esfera de los anormales y los desequilibrados
mentalmente. Y es evidente que los anormales no son los normales.
Sin embargo, está tan resuelto en su determinación a tratar los
intangibles humanos que casi muestra un desprecio por el mundo
externo y se pierde constantemente en el reino de los fantasmas. El
psicoanálisis puede ser un instrumento empírico para la clínica,
pero no puede ser un medio para el escrutinio científico y cuidadoso
de la mente humana normal (Whorf 1956: 42).
Como conclusión a su incursión por el campo de la psicología y
respecto al problema de las relaciones lenguaje-pensamiento (el
problema de la intelección2) Whorf dice:
3 All the schools then have been surveyed and found
wanting, and the seeker for knowledge about the human
mind is forced to fall back on the long-collected mass of
empirical, observations sometimes called "the wisdom of
the ages", on the works of keenly intuitive authors, on his
own insight, and on what few general truths he can cull
here and there from all the above schools (Whorf 1956: 42).
Es decir, no hay ninguna escuela en la psicología que nos pueda
dar una visión acertada de un problema que se nos escapa. El
problema de las relaciones lenguaje-pensamiento es de una
naturaleza distinta a todos los problemas tratados y debemos
recoger observaciones de autores profundamente intuitivas, y
verdades generales de aquí y de allá.
El gran principio que debe guiar la investigación del problema
de las relaciones lenguaje-pensamiento deber ser el significado. Y
concluye:

2 Yo he llamado a este problema el problema de la intelección. El hablante


para hablar ha de analizar aquello de lo que quiere decir y ha de elegir
los medios más adecuados para decir aquello que quiere decir.
11
4 Meaning will be found to be intimately connected with the
linguistic: its principle is symbolism, but language is the
great symbolism from which other symbolisms take their
cue (Whorf 1956: 42)3.

An American Indian Model of the Universe


(International Journal of American Linguistics 16. 1950, 67-
72; written in about 1936).
Whorf comienza su artículo sobre el modelo del universo en el
pueblo moqui constatando un hecho: la lengua moqui no contiene
palabras, formas gramaticales, construcciones ni expresiones que
refieran directamente a lo que llamamos tiempo, ni a las divisiones
del mismo en presente pasado y futuro, ni al concepto de durar o
persistir, ni al movimiento cinemático (movimiento como una
continua traslación en el espacio y en el tiempo, más bien que una
manifestación del esfuerzo dinámico de un cierto proceso); ni
siquiera expresiones ni palabras que refieran el espacio si éste
implica ese elemento de extensión o existencia que llamamos
tiempo. La lengua moqui no hace referencia alguna al tiempo ni
explícita ni implícitamente.
Sin embargo, el moqui es capaz de dar cuenta y describir
correctamente, de forma pragmática u operacional, todos los
fenómenos observables del universo. Es posible tener descripciones
del universo que no contengan nuestros familiares contrastes de
tiempo y espacio (Whorf 1956: 58). Se da, por consiguiente, el punto
de vista de lo relativo que en este caso cabe llamar relativismo
lingüístico (Whorf 1956: 58)4.
De esta manera la lengua y la cultura moqui encierran en sí
mismas una metafísica, de la misma manera que nuestra forma naif
de concebir el tiempo y el espacio ocultan otra. Para describir la
estructura del universo según la concepción moqui es necesario
intentar en la medida de lo posible hacer explícita esta metafísica,
sólo y propiamente descriptible por medio de una aproximación
expresa en nuestra propia lengua, algo en cierto sentido
inadecuado, haciéndonos nosotros mismos de los conceptos que
subyacen en la concepción moqui del universo:

3 Como se puede ver en esta cita y como veremos más adelante (cf. 4.10.1 y
5.1), Whorf separa al significado del hablar colocándolo fuera del
lenguaje.
4 De esta observación de Whorf, que habla de relativismo, en este contexto no

tiene el valor que se le ha atribuido en la supuesta hipótesis Sapir-


Whorf. La lengua moqui naturalmente tiene sus diferencias con otras
lenguas, pero todas son lenguas, es decir, contingentes, objetos
históricos formadas en su propia historia.
12
5 The Hopi language and culture conceals a METAPHYSICS,
such as our so-called naïve view5 of space and time does, or
as the relativity theory does; yet it is a different metaphysics
from either. In order to describe the structure of the universe
according to the Hopi, it is necessary to attempt —insofar as
it is possible—to make explicit this metaphysics, properly
describable only in the Hopi language, by mens of an
approximation expressed in our own language, somewhat
inadequately it is true, yet by availing ourselves of such
concepts as we have worked up into relative consonance
with the system underlying the Hopi view of the universe”
(Whorf 1956: 58).
En la concepción moqui el tiempo desaparece y el espacio es
alterado, de tal manera que no hay un espacio atemporal
instantáneo y homogéneo6 como en nuestra supuesta intuición
(Whorf 1956: 58). En la concepción moqui hay que utilizar nuevos
conceptos y nuevas abstracciones en la tarea de describir el
universo sin referencia a tales conceptos de tiempo y espacio,
conceptos y abstracciones para los que la lengua no tiene términos
adecuados. Estos conceptos y abstracciones nos parecerán a
nosotros psicológicos7 e incluso místicos. Las ideas moqui, por otro
lado, son ideas que nosotros estamos acostumbrados a considerar
como parte integrante de las creencias animistas o vitalistas, o
como parte de esa unión trascendental de experiencia e intuición
de las cosas no vistas que se considera en la conciencia de lo
místico, o que se dan en los sistemas de pensamiento ocultos o
místicos (Whorf 1956: 58). Las abstracciones y conceptos del moqui
se dan tanto explícitamente en las palabras, psicológicas o místicas,
como implícitamente en la propia estructura y en la propia
gramática de la lengua moqui8, a la vez que son observables en las

5 Esta observación de Whorf, “la perspectiva naif” en la interpretación del


lenguaje es en realidad la que da valor a su idea sobre el relativismo.
6 Definición de espacio por Whorf: the homogeneous and instantaneous
timeless space of our supposed intuition of classical Newtonian
mechanics (Whorf 1956: 58).
7 El concepto de psicológico en Whorf tiene que ser definido. Psicológico en
este caso significa idiosincrásico, es decir, sin explicación lógica para
quienes piensan de una forma determinada, es decir relativo. El
concepto de lógico, como veremos más adelante (Whorf 1956: 81)
dimana de la metafísica de la lengua, es decir, del conjunto de ideas de
una lengua o de la concepción original sobre el universo.
8 Para Whorf y muchos otros linguistas, sólo la gramática es lo determinante
en la estructuración lingüística. Para Whorf precisamente, esta
observación es la imperante entre los lingüístas que él creía que tenían
que dar explicación del lenguaje, porque él fue quien hizo un análisis
lingüístico más allá de lo que es la gramática.
13
formas culturales y en la propia conducta de los moqui (Whorf
1956: 59).
Las abstracciones, postulados y conceptos moqui son místicos9
—si este término no estuviera desprestigiado a los ojos de los
científicos modernos. Desde una perspectiva neutra (detached)
están igualmente justificados pragmática y experimentalmente el
fluir del tiempo y el espacio estático de nuestra propia metafísica,
que a fin de cuentas vienen a ser tan místicos. Los postulados
moqui son tan eficientes como los nuestros para responder de todos
los fenómenos y sus interrelaciones y se manejan mejor en esa
integración de la cultura moqui en todas sus manifestaciones
(Whorf 1956: 59).
La metafísica que subyace nuestra propia lengua nuestro
pensamiento y la cultura moderna imponen sobre el universo dos
grandes formas cósmicas10, el espacio y el tiempo; el espacio
tridimensional e infinito y el tiempo cenético unidimensional que
fluye uniforme y perpetuamente, dos aspectos de la realidad
literalmente separados y desconectados. El mundo incesante del
tiempo es a su vez sujeto de una triple subdivisión: presente,
pasado y futuro (Whorf 1956: 59).
La metafísica moqui tiene también sus formas cósmicas
comparables al tiempo y al espacio en su escala y en su ámbito. Las
dos formas cósmicas moqui se pueden llamar, o bien MANIFIESTO y
MANIFESTANTE, o bien OBJETIVO y SUBJETIVO, respectivamente. Lo
OBJETIVO o MANIFIESTO abarca todo lo que es o ha sido accesible por
los sentidos, el universo y su evolución física, sin que en ningún
momento se haga distinción alguna entre el presente y el pasado,
pero explícitamente excluyendo todo aquello que nosotros
llamamos futuro. Lo SUBJETIVO o que se manifiesta abarca todo lo
que nosotros llamamos futuro, lo que llamamos mental, aparente o
existente en la mente de los hombres, de los animales, o incluso, de
la propia naturaleza, en el corazón del Cosmos (Whorf 1956: 59 y
60). El mundo de lo SUBJETIVO es el mundo de lo intensamente real,
vivo y dinámico, el mundo de lo futuro, lo mental, lo intelectivo,

9 En este párrafo está claro que Whorf considera el concepto de místico como
infundado desde el punto de vista natural psicológico mental y
lingüístico (Whorf 1956: 59).
10 Whorf no habla de parámetros, sino de abstracciones conceptos y

postulados y sobre todo de formas cósmicas. Quiere esto decir que estos
conceptos, las formas cósmicas, tienen que ver con la realidad, no
meramente como estructuras lingüísticas o mentales. Las formas
cósmicas son elementos que estructuran la metafísica de una lengua,
elementos no meramente mentales, sino elementos que están fundados
en la naturaleza, la experiencia y, sobre todo, la lengua.
14
emotivo, lo intensamente deseado, lo inteligente, lo que tiende hacia
su propia e inevitable manifestación, pero que por ahora se resiste
a dicha manifestación. Lo SUBJETIVO significa el mundo de la
expectación, del deseo y de la finalidad intencionada, de la vida
revitalizadora, de las causas eficientes, del pensamiento que se
piensa a sí mismo desde el interior de sí mismo tendiendo a su
manifestación. Es un estado dinámico, que está en nosotros
mismos en su forma vital y mental. Su dinamismo se pone de
manifiesto en el campo del acontecer o el manifestarse, es decir, en
evolución paulatina de lo subjetivo hacia un resultado que es
objetivo (Whorf 1956: 60).
A continuación, Whorf se dedica a ver las relaciones que
expresan ambas formas cósmicas, es decir, se dedica a hacer
lingüística contrastiva, de la que un buen ejemplo lo encontramos
en las páginas 60-64 del libro publicado por Carroll, que omito.

A Linguistic Consideration of Thinking in Primitive Communities


(written about late 1936)
El problema del pensamiento y del pensar de una comunidad
nativa no es pura y simplemente un problema psicológico, sino un
problema cultural, ya que al fin y al cabo el lenguaje:
5 is […] largely a matter of one especially cohesive aggregate
of cultural phenomena (Whorf 1956: 65).
Así, de esta manera, el lenguaje es principalmente un conjunto
cultural, un conjunto que funciona en cuanto que es coherente
culturalmente y en cuanto que es sistema cultural. El problema del
pensamiento y del pensar11 es desvelable a través de la lingüística
(approachable through linguistics)12.
Una de las caracterizaciones más claras que se han hecho sobre
el pensar es la de Carl Jung13, quien distingue cuatro funciones

11 Cuando Whorf habla de pensamiento piensa siempre en el pensamiento


colectivo común, que se puede conocer a través de una lengua. Whorf
nunca piensa en el individuo sino en lo común en una comunidad
lingüística, en lo histórico y este nivel histórico Whorf lo restringe al
llamado pensamiento habitual (cf. 4.6 y su crítica en 5.2).
12 En este planteamiento del problema del pensamiento Whorf se contenta,
como veremos más adelante, con desvelar el problema, no con
plantearlo ni resolverlo (cf. 5.3).
13 Carl Gustv Jung (1870-1961), psiquiatra suizo, que intimó con Sigmund
Freud, de quien se le consideró el discípulo más distinguido, quien, tras
la publicación en 1920 de Tipos sociológicos, principalmente, se separó
radicalmente de él. Introdujo el concepto de inconsciente colectivo, que
representa la acumulación de las experiencias milenarias de la
humanidad y que se da en los individuos. A este tipo de función psíquica
15
psíquicas básicas: la sensación, el sentimiento, el pensar y la
intuición. De estas cuatro funciones psíquicas dos, la sensación y
la intuición, son irracionales y dos son racionales: el pensar y el
sentimiento. El sentimiento puede ser no lingüístico, aunque utilice
la lengua como vehículo de expresión; y el pensar tiene un
componente lingüístico, ya que está estructurado en modelos14.
6 Thinking may be said to be language's own ground, whereas
feeling deals in feeling values which language indeed
possesses but which lie rather on its borderland (Whorf
1956: 66)
Las dos funciones psíquicas racionales fundamentalmente están
implicitas en los procesos del hablar oír y comprender, no así las
dos funciones irracionales, que sólo en una infinitésima parte
tienen que ver con estos procesos15.
El pensamiento sin palabras es una prueba de la naturaleza
básicamente lingüística del pensamiento. El pensamiento sin
palabras no es meramente un habla suprimida o palabras
proferidas de forma inaudible, ya que
7 Sense or meaning does not result from words or morphemes
but from patterned relations between words or morphemes
(Whorf 1956: 67)16.

se refiere Whorf, que constituye el tipo de pensamiento que, como en


Jung, hay que desentrañar, pero que, al ser lingüístico, se manifiesta
en un algo objetivo.
14 Con este término y con el de modelación quiero significar lo que Whorf

llama pattern, concepto que tanta importancia tiene para Whorf.


15 Whorf parte para la explicación del pensar y del pensamiento de la

psicología. Según Coseriu el pensamiento es facultad eminentemente


espiritual de establecer un nexo funcional entre un significante y un
significado y corresponde a operaciones de la razón como son el conocer
y el distinguir (Coseriu 1986, 58-59). De esta manera el pensamiento
sirve a los procesos del hablar oir y entender. Es decir, el pensamiento,
facultad espiritual, sirve a una operación, como el oir, que es una
actividad meramente mecánica, biológica, fisiológica, que permite
incluso intervenir en ella por medios mecánicos (se puede mejorar el
oído mediante la intervención quirúrgica, por ejemplo). Es decir, una
actividad espiritual se sirve de una actividad mecánica. Por otro lado,
poner en el mismo nivel a actividades espirituales como el hablar y el
entender, con una actividad mecánica, fisiológica, biológica, como el oir
es una contradicción. Lo espiritual no puede estar supeditado a lo
material, más bien, al revés: el mundo material ha sido siempre y está
siendo transformado por la fuerza del espíritu humano (cf. nota 159).
16 El criterio que establece Whorf para saber lo que pertenece al pensamiento

y lo que no pertenece al pensamiento es el significado. Whorf no se


plantea si el significado se crea, si existe de por sí, o si es tradicional.
Whorf se contenta con saber que el significado es simbólico. El
significado se encuentra en las relaciones intrínsecas, no en las
16
El pensamiento no consiste en la expresión material de un acto del
habla, sino en lo que Whorf llama RAPPORT between words, ya que
8 Words and morphemes are motor reactions, but the factors
of linkage between words and morphemes, which make the
categories and patterns in which meaning dwells, are not
motor reactions; they correspond to neural processes and
linkages of a NONMOTOR type, silent, invisible, and
individually unobservable (Whorf 1956: 67)17.
Whorf no se plantea qué es el significado. Meramente nos dice
dónde se da. El significado se da en unas estructuras y en unas
categorías determinadas. Pero basándose en el significado llega a
definir lo que es el pensamiento. El pensamiento consiste en los
factores de los estados de relación intrínseca que se dan entre las
palabras. Estos factores corresponden a factores de naturaleza
neurológica18 y a estados de relación intrínseca silenciosos e
invisibles, e individualmente inobservables. La esencia del
pensamiento consiste en este estado de relación intrínseca19 en
tanto que tal estado está determinado por relaciones lingüísticas20.

palabras. Todo se resuelve en relaciones intrínsecas (RAPPORT) (cf. cita


9, más abajo).
17 Estas palabras tienen muchas implicaciones: a) las palabras son algo
mecánico. Son reacciones motoras; b) el significado se da en las
categorías y modelos combinatorios en virtud de los factores de unión.
Es decir, por el mero hecho de que se puedan unir entre sí las palabras
y morfemas, que son de naturaleza mecánica y motora, dan significado.
Pero Whorf no nos dice en virtud de qué se unen; c) las categorías y los
modelos combinatorios que forman las palabras y morfemas cuando se
unen entre sí corresponden a procesos no neurológicos y estados de
unión de naturaleza no motora. ¿Cómo una reacción mecánica puede
dar como resultado una unión no mecánica? ¿Es que llega la materia a
pensar por sí misma en virtud de que se une, es decir, reacciona entre
sí en virtud de que se une? ¿En virtud de qué se transforma la materia
en pensamiento o de otra manera: la materia en espíritu?
18 Dicho de otra manera, de naturaleza biológica.
19 En la explicación sobre el significado, el pensamiento y la significación
aportada por el lenguaje Whorf utiliza los siguientes términos: RAPPORT,
state of linkage, motor reaction, nonmotor reaction y state of RAPPORT.
Whorf utiliza el símil de la reacción química de la siguiente manera. Las
palabras y morfemas son propensas a reacciones motoras (motor
reactions), que permanecen en estado de latencia (nonmotor reaction=
pensamiento) hasta que son activadas y dan el significado (state of
RAPPORT o RAPPORT).
20 El razonamiento de Whorf es muy débil. Decir que el pensamiento se da
porque el significado constituye una relación intrínseca, RAPPORT, que
se da entre las palabras y morfemas y que el pensamiento consiste en
los factores que determinan esos estados de relación intrínseca, no es
decir nada ni sobre lo que es el significado ni sobre lo que es el
pensamiento. A lo sumo nos dice algo sobre el mecanismo que se opera
17
9 It is not words mumbled, but RAPPORTS between words,
which enables them to work together at all to any semantic
result. It is this RAPPORT that constitutes the real essence of
thought insofar as it is linguistic (Whorf 1956: 67-68).
Para Whorf, lo esencial del pensamiento es la naturaleza no
motora de los estados de relación intrínseca21. Esta relación
intrínseca se lleva a cabo en virtud de la estructura de una
determinada lengua:
10 The nonmotor processes that are the essential thing are, of
their nature, in a state of linkage according to the structure
of a particular language (Whorf 1956: 68).
Los estados de relación intrínseca (state of RAPPORT) son estados
en el pleno sentido de la palabra, es decir, son relaciones que están
en estado latente, son estáticas, pero potencialmente son dinámicas
y llegan a activarse para cumplir su función y dar significado. Es
decir, Whorf toma el símil de la reacción química: mientras no sean
activados, los estados de relación intrínseca permanecen estáticos;
una vez activados dan otra cosa: el significado, e implican el
pensamiento. La activación de estos estados en las palabras (states
of linkage) da como resultado operaciones de modelación

donde se daría el significado y el pensamiento. Whorf da por supuesto


que todo esto es un proceso que se da en la psicología humana, pero da
por ciertas diversas cosas que habría que definir primero antes de
seguir. El significado no es definido de ninguna manera. Tampoco lo es
el pensamiento, dos factores esenciales en el análisis de las relaciones
entre lenguaje y pensamiento. Por otro lado, las palabras son de
naturaleza mecánica y motora, el significado no es de naturaleza
mecánica ni motora y el pensamiento es de naturaleza neurológica.
¿Cómo podemos pasar de las palabras que son de naturaleza mecánica
al pensamiento que es de naturaleza neurológica, o la revés: de lo
neurológico a lo mecánico? ¿no deberían ser los dos factores de la
misma naturaleza? (cf. nota 17). Si las palabras y morfemas son de
naturaleza mecánica y motora (motor reactions), ¿qué tiene de particular
que reaccionen entre sí? Si admitimos que el significado es el hecho de
que reaccionen entre sí las palabras y morfemas, el significado tiene que
ser de la misma naturaleza que sus principios originarios, es decir,
mecánico. Pero Whorf se adelanta a decirnos que el significado es de
naturaleza distinta a las palabras y morfemas, no siendo motor
reactions. Por otro lado, si las palabras y morfemas son motor reactions
admitimos que las palabras tienen en sí mismas la energía necesaria
como para reaccionar. Si las palabras dan significado, es que las
palabras son significado. ¿Qué es y dónde está, pues, el significado? Cf.
a este respecto 5.3.
21 Whorf tiene interés en señalar que los estados de relación intrínseca no
son reacciones motoras. Es decir, el significado y menos aun el
pensamiento no puede ser de naturaleza física fisiológica ni biológica
(cf. nota número 20).
18
lingüística, es decir, la activación de dichos estados se lleva a cabo
según patrones de la estructura de la lengua determinada22 y da
como resultado el pensamiento (Whorf 1956: 68).
La activación de los estados de relación intrínseca se da tanto
en el pensamiento sin palabras, como en la expresión oral, es decir,
tanto en el estado más consciente, como en el estado más profundo
de lo inconsciente (Whorf 1956: 68).
Todo análisis del pensamiento, tanto si es análisis del
pensamiento sin palabras como pensamiento con expresión oral es
un análisis del lenguaje en sus relaciones intrínsecas. Por ejemplo,
el género en inglés es el análisis de un sistema de relaciones que
tiene una mínima representación externa en morfemas. Sus únicas
reacciones motoras son he o she. Los procesos motores que
actualizan los nombres con relaciones intrínsecas de género son
sustantivos que en sí mismos no muestran género alguno. La
relación intrínseca entre dos procesos motores, uno que de por sí
no muestra género (el de estos sustantivos como George) con otro
que sí lo muestra, hace que este segundo se diferencie en género y
sea un procedimiento estático, ya que ambos procesos son discretos
y están separados por un prolongado período de inactividad. Por sí
mismas palabras como George o Mary no manifiestan género
alguno. No tienen rasgo distintivo formal alguno que así lo
demuestre, pero invisiblemente, estas y otras muchas palabras,
tienen una relación intrínseca invariable que las conecta con
absoluta precisión o bien a la palabra he o bien a la palabra she.
Este y otros tipos de procesos de reacción de las palabras y
morfemas que surgen en torno al punto común del pronombre y
que se ramifican a los miles de nombres de un género forman una
clase de complejo psíquico que pertenece a:
a) al reino de lo estático y no actualizado,
b) a la función psíquica del pensar de Jung, y
c) al orden de lo lingüístico y cultural (Whorf 1956: 68-69)

22 Hablando de establecer las relaciones entre el lenguaje y el pensamiento,


Whorf establece a la lengua particular, es decir, al nivel histórico de la
actividad del hablar, como el elemento que modela el pensamiento. De
hecho, no puede ser de otra manera, pero antes que la constatación de
la lengua histórica en sus relaciones con el pensamiento es necesario
especificar el mecanismo de modelación del pensamiento, que Whorf
atribuye a la psicología. Whorf, con esto, no llega a hacer una
descripción de aquello que pretende explicar, que son las relaciones que
guarda el pensamiento con la lengua particular, no justifica por qué la
lengua determina el pensamiento.
19
Cada vez que una palabra, como cada una de estas ilustradas
arriba, entra a formar parte de las distintas relaciones funcionales
con otro tipo de materia del pensamiento tiene que ser activada
convenientemente por cada una de las palabras o clases de
palabras con las que está conectada. Las implicaciones que esto
tiene, si bien son lingüísticas, se manifiestan en todos los ámbitos
de la cultura. Whorf aduce, en relación con el problema del género,
la forma como solemos actuar inconscientemente en la división del
trabajo entre los miembros de los dos sexos. Actuamos en términos
de una clase de conciencia habitual como un hecho fijado de
clasificación dentro de nuestro mundo mental. Y esto es algo
completamente distinto del sexo en cuanto concepto o del sexo en
cuanto valor sentimental. La base para esta clasificación de sexos,
abstracta, tenebrosa y sin palabras, no es la palabra sexo o hembra
o mujer. La base es una relación lingüística intrínseca, RAPPORT, en
cuanto que es distinta de una expresión, UTTERANCE. Una relación
lingüística intrínseca como el sistema de sexo y género en inglés,
probablemente sea una llamada hacia una mayor concienciación de
los dos grandes complejos de lazos de unión que pertenecen a la
lengua. En lenguas como el moqui o el chino, en las que no existe
el género, cualquier clasificación de este tipo operará
probablemente en torno a una palabra, o un sentimiento, o una
imagen sexual, o un símbolo o cualquier otra cosa (Whorf 1956: 69).
Hechos como este son la base para que Whorf distinga dos tipos
de clases dentro de una lengua:
a) una clase como el género inglés que no tiene ningún rasgo
formal activado con palabras de la clase pero que opera en
virtud de un invisible "intercambio central" de lazos de unión
intrínseca de tal manera que llega a determinar otras palabras
que marcan dicha clase, es una clase encubierta, en contraste
con una clase manifiesta;
b) una clase manifiesta, como el género latino, es una clase que
tiene rasgos formales que nos muestran la clase (Whorf 1956:
69).
Una clase encubierta es un sistema de relaciones intrínsecas, a
rapport system, cuyo conocimiento comporta un valor intuitivo23.

23 Whorf ha señalado anteriormente la intuición como una de las funciones


psíquicas irracionales de Jung. El conocimiento, pues, de una clase
encubierta es un conocimiento intuitivo, un conocimiento inconsciente
que nos va a decir después. Sin embargo, el hecho de que sea un
conocimiento inconsciente es sólo una dificultad inicial. En este mismo
párrafo Whorf nos dice que el conocimiento inconsciente puede llegar a
ser consciente: To do this, one needs only meditate on the meaning of the
cryptotype (Whorf 1956: 71). De todas formas hemos de tener en cuenta
20
Las clases encubiertas están marcadas solamente en el uso con
otras palabras, es decir, cuando reaccionan y por ello dan
significado.
Cuando una clase encubierta no trata de una gran dicotomía de
objetos y no tiene más rasgo distintivo que ciertas reacciones con
ciertas clases marcadas distintivamente, forma lo que Whorf llama
un criptotipo:
11 It is a submerged, subtle, and elusive meaning,
corresponding to no actual word, yet shown by linguistic
analysis to be functionally important in the grammar (Whorf
1956: 70).
Un criptotipo es una clase lingüística que al no tener ningún
rasgo formal externo sólo se puede definir en su uso24. Puede
ilustrar esta categoría, por ejemplo, la significación dada por la
partícula up en sus distintos usos y funciones. La partícula up
significa "completely, to a finish" y se combina con verbos mono o
bisílabos acentuado inicialmente, como break it up, cover it up, eat
it up, twist it up, open it up. Pero significa algo más. La partícula up
es un criptotipo en cuatro usos que no admite construcciones con
el pronombre usado entre los dos miembros de la combinación. Los
criptotipos son cuatro:
a) el criptotipo de dispersión sin límites, con verbos como
spread, waste, spend, scatter, drain, filter;
b) el criptotipo de la oscilación sin agitación de las partes, con
verbos como rock, wave, wiggle, nod;

el sentido que da Jung a inconsciente (cf. nota 13) y lo que el mismo


Whorf dice en la página 223: In the English speaking world, every child
between the ages of two and five is engaged in learning the pattern
expressed by this formula [the structural formula for words of one
syllable] y acaba de decir que esa fórmula and even the facts of sound
patterning […] illustrate the unconscious, obligatory, background
phenomena of talking: ¿cómo puede dedicarse uno a aprender una cosa
que se sabe por intuición, que se sabe inconscientemente? ¿es que el
aprender no es consciente? ¿es que se aprende con esfuerzo y, a la vez,
sin darnos cuenta? (cf. cap. 1, Linguistics as an Exact Science y citas
103 a 106).
24 Cuando Whorf nos habla de que hay que analizar la lengua en su uso se
refiere a este tipo de uso, es decir, no se refiere al nivel individual del
hablar, sino al nivel histórico, al uso tradicionalmente aceptado y más
en concreto a las posibilidades de combinación y funcionamiento de una
palabra o categoría determinada dentro del pensamiento habitual (cf.
The Relation of Habitual Thought and Behavior to Language y 4.6).
21
c) el criptotipo del impacto no durativo y de la reacción
psicológica, con verbos como kill, fight, whack, tap, stab,
slam, wrestle, hate; y
d) el criptotipo de los verbos de movimiento directo, con
verbos como move, lift, pull, push, put.
Fuera de este tipo de criptotipos la partícula up se puede usar
libremente con verbos transitivos en el sentido completivo-intensivo
(Whorf 1956: 69-71). Otro ejemplo de criptotipo es el uso de los
verbos transitivos con significado de cubrir encubrir y endosar a la
superficie, que admiten el uso del prefijo un- para significar lo
contrario.
Lo característico es, para Whorf, que no existe en la lengua
ninguna palabra que pueda abarcar el tipo de significado que
denotan estas categorías de palabras. Su significado, como gusta
Whorf de decir, es sutil e intangible. Lo importante no es que
represente una categoría lingüística, sino que forma el
pensamiento:
12 This idea […] may be dredged up from its own plane of
thought formations and grasped in a semi-intuitive way
(Whorf 1956: 71).
Lo importante es que represente a una categoría del pensamiento,
una categoría que dirige la forma como los seres humanos conciben
la realidad. El lenguaje, así, condiciona el pensamiento y se impone
al pensamiento. El pensamiento existe en tanto que es lingüístico,
en tanto que está determinado por relaciones intrínsecas que tienen
su base y origen en la lengua25.
En oposición a criptotipo, un fenotipo es la categoría lingüística
que tiene una clase de significado claramente manifiesto y un rasgo
distintivo formal asociado a ese significado, es decir, un fenotipo es
la típica categoría morfológica. Para Whorf, la investigación
lingüística tradicionalmente se ha dedicado sólo a la investigación
de los fenotipos. En su contra, proclama que en muchas lenguas al
menos el significado lingüístico se da en la interacción de los
fenotipos y los criptotipos y no en los fenotipos sólo (Whorf 1956:
72).
La lingüística debe dedicarse a buscar los criptotipos y el
significado implícito en los mismos (meaning dwells in cryptotypes
and covert categories, Whorf 1956: 67). La lingüística es

25 La concepción de Whorf sobre el pensamiento humano es muy restringida.


El pensamiento, para Whorf, no sobrepasa los límites de lo lingüístico
formal. De esta manera todo aquello que no sea lingüístico y formal, es
decir histórico, no sería pensamiento.
22
esencialmente la búsqueda del significado y este se da en los
estados de RAPPORT:
13 Its real concern [that of linguistics] is to light up the thick
darkness of the language, and thereby of much of the
thought, the culture, and the outlook upon life of a given
community, with the light of this "golden something", […],
this transmuting principle of meaning (Whorf 1956: 73)26.
El investigador de la lengua es investigador de la cultura y esta
se encuentra por medio de un método heurístico, ya que trata de
problemas de la psicología que hasta ahora se pueden haber
descuidado. La lingüística es
14 A glass through which, when correctly focused, will appear
the TRUE SHAPES of many of those forces which hitherto have
been to him [the investigator of culture] but the inscrutable
blank of invisible and bodiless thought (Whorf 1956: 73).
*************
El objeto de la lingüística en el conocimiento de las tendencias
ocultas (undercurrents) es de tipo psicológico, tanto individuales
como históricas. Las gramáticas tradicionales han sido
descripciones de tipo formal y progresivamente han introducido en
su descripción algunos aspectos de tipo psicológico. Nunca, por
regla general, han introducido en la descripción tendencias ocultas
de tipo psicológico27 que muestren la conciencia del problema de la
intelección lingüística.
En la tradición europea, no obstante, Antoine Fabre d'Olivet
introdujo en la descripción gramatical ideas tales como los sistemas
de relación intrínseca, las clases encubiertas, los criptotipos y la
modelación psicológica y consideró a la lengua como parte de una
cultura. Fabre d'Olivet planteó el tratamiento de la conjugación del
verbo sobre una base psicológica, consideró los afijos desde el punto
de vista de su significado y función, introdujo en la semántica de
los modelos vocálicos el colorido semántico de las vocales, y mostró
cuántas raíces hebreas se podían resolver en fracciones de
significado. En inglés, por ejemplo, las palabras flash, flicker, clash,
click, clack, crack, crash, lick, lash se podrían resolver en fracciones
de significado igualmente. Fabre d'Olivet adelantó un concepto
sobre lo que llamamos el fonema mostrando penetración en el
problema. Dio importancia al hecho de una relación intrínseca
compleja entre signos y entre palabras.

26 A este respecto cf. también cita 16


27 Ya hemos hecho ver la contradicción que Whorf mantiene respecto a la

psicología.
23
Sin embargo, Fabre d'Olivet pensaba en términos antropológicos
y no meramente en términos gramaticales28. Para Fabre d'Olivet, el
habla (speech) no era una facultad exaltada a lo más abstracto29,
sino algo que ha de entenderse en términos de la conducta y la
cultura humanas, de las cuales la lengua es parte especializada,
pero que no implica ningún principio distinto a las mismas (Whorf
1956: 76).
Tras Fabre d'Olivet otros investigadores han intentado explicar
la lengua en términos de la psicología y de la antropología. Merece
destacar el irlandés James Byrne, que se embarcó en el proyecto de
explicar la correlación entre estructura de la lengua y dos tipos de
mentalidad, una de reacción rápida, de pensamiento rápido e
inseguro y el otro de reacción lenta, pensamiento lento y profundo.
Este proyecto requeriría mejores medios de los que dispuso Byrne,
especialmente de estudios sobre las lenguas, que no respondían a
la finalidad que Byrne se propuso (Whorf 1956: 76-77).
Los principios de Fabre d'Olivet fueron introducidos en la
investigación de las lenguas amerindias por Franz Boas,
especialmente en su introducción programática. Fue el primer
tratamiento científico del intento de explicar la lengua en términos
propios. Con Boas las lenguas amerindias empezaron a revelar su
complejidad inmensa, complejidad que nada tenía que ver con los
patrones de los análisis de la lingüística tradicional, y la sutileza de
sus propias categorías del pensamiento. Pero Boas no supo dar un
tratamiento adecuado al nivel fonológico, puesto que todavía en su
tiempo no había nacido la fonología. A causa de esto a Boas le faltó
penetración psicológica
La lingüística verdaderamente moderna nace con Edward Sapir,
especialmente con la publicación de su obra Language en 1921.
Sapir introdujo el método de acceder científicamente al
pensamiento lingüístico y, a su vez, demostró la importancia de la
lingüística para la antropología y la psicología30. Tras esta

28 Siempre que habla Whorf de la lingüística parte de la antropología. Así lo


hemos visto en las páginas 72, 73 del libro editado por Carrol y veremos
en las páginas 78, 79, 81, en las que se refiere al antropólogo o, también,
al investigador de la cultura, página 73 igualmente, o al antropólogo
cultural, página 103, entre otras. No obstante, critica ahora a Fabre
d'Olivet precisamente por ceñirse a la antropología. De todas formas,
Whorf distingue entre lo que llama lingüística y lo que llama gramática.
La lingüística trata sobre el significado, los estados de relación
intrínseca y el pensamiento; la gramática sobre la combinación formal
de las palabras.
29 Exalted on its own perch (Whorf 1956: 76), dice con ironía.
30 Como hemos visto en una nota anterior (cf. nota 28), Whorf relaciona a la
lingüística con la cultura, la antropología y la psicología. La lingüística,
24
exposición breve de los intentos de la explicación del pensamiento,
el problema de las relaciones lenguaje-pensamiento (o problema de
la intelección), con que empieza esta parte, Whorf concluye:
15 Linguistics is fundamental to the theory of thinking and in
the last analysis to ALL HUMAN SCIENCES (Whorf 1956: 78).
**************
El que el estudio lingüístico sea fundamental para el
conocimiento del pensamiento y sea aplicado a las comunidades
primitivas31 tiene importancia para la antropología por un doble
motivo. En primer lugar, las perspectivas psicológico-lingüísticas
hechas dentro de la propia comunidad primitiva pueden tener
efectos sobre el mismo investigador. Esto es así, porque la
lingüística es la búsqueda del significado,
16 The very essence of linguistics is the quest for meaning, and,
as the science refines its procedure, it inevitably becomes,
as a matter of this quest, more psychological and cultural,
while retaining that almost mathematical precission of
statement which it gets from the highly systematic nature of
the linguistic realm of fact (Whorf 1956: 79).
La lingüística en cuanto que define su propio procedimiento, se
hace inevitablemente, a causa de la propia búsqueda del
significado, más psicológica y cultural32. En segundo lugar y por la
misma razón, adquiere a la vez una precisión casi matemática en
los enunciados que formula a partir de los datos cuya la naturaleza
es altamente sistemática (Whorf 1956: 78-79).

aquí, aparece como un auxiliar de la antropología y la psicología. En


cualquier caso, Whorf pretende explicar el problema de las relaciones
lenguaje-pensamiento, es decir, pretende analizar el problema de la
intelección. Este es un problema que tiene sus exigencias propias. Hay
que demostrar desde qué perspectiva se ha de estudiar y por qué. Quizá
el problema de la intelección sea anterior a todas ellas. La conclusión
con la que termina este párrafo es muy esclarecedora.
31 Para Whorf, no existe más referente de la lengua que la comunidad y la
cultura. Nunca el individuo.
32 El problema de Whorf es que coloca al significado fuera de la lingüística,
en la psicología y no llega, en realidad, a plantearse el problema del
significado. No se preguntó ni qué es el significado, ni qué naturaleza
tiene, contentándose meramente con decir que el significado tiene su
base en el simbolismo humano y se da en las relaciones intrínsecas de
las palabras. Como, para él, el simbolismo es una cosa psicológica, trata
de descubrir el mecanismo psicológico que explique cómo se dan esas
relaciones intrínsecas en la mente. Su interés es descubrir la mecánica
que da el significado, cosa biológica y con base biológica. De aquí que la
lingüística se convierta, así, en un auxiliar de las disciplinas del
significado la psicología y la cultura.
25
La lengua debería ser capaz de analizar algunas, si no todas, las
diferencias reales o supuestas entre la mentalidad de los llamados
pueblos primitivos y el hombre civilizado moderno33. Whorf plantea
primero el problema de la precedencia del hombre primitivo sobre
el hombre moderno o, al contrario: del hombre moderno sobre el
primitivo. Dice Whorf que esto es una cuestión previa que se ha de
dilucidar antes de estudiar el pensamiento y atribuye esta pregunta
al campo exclusivo de la lingüística (Whorf 1956: 80)34. A este
respecto Whorf dice:
17 Many American Indian and African languages abound in
finely wrought, beautifully logical discriminations about
causation, action, result, dynamic or energic quality,
directness of experience, etc., all matters of the function of
thinking, indeed the quintessence of the rational (Whorf
1956: 80)35.
Para Whorf, los pueblos primitivos no sólo están tan
desarrollados en su pensamiento como los pueblos occidentales que
se atribuyen la precedencia en el desarrollo mental, sino que les
preceden a una gran distancia.
La razón de este desarrollo del pensar en los pueblos primitivos
hay que encontrarla en la estructura críptica de sus lenguas. Y
añade:

33 En este párrafo está clara cuál es la finalidad de la lingüística: explicar el


pensamiento. Whorf no llegó a alcanzar el valor del lenguaje en la
formación del ser humano: el ser humano ¿es humano porque habla o
habla porque es ser humano? Para Whorf el lenguaje nos lleva al
pensamiento y éste a la psicología del hombre, que es la esencia del
mismo (cf. notas 32, 28 y 30).
34 Whorf se plantea el problema de la precedencia en la investigación y se fija

en una cuestión secundaria. Es decir, Whorf se pregunta por la unidad


de todos los seres humanos, no en cuanto seres humanos, sino en
cuanto al desarrollo histórico de unos seres humanos como distinto del
de otros seres humanos, cosa que no afecta, en ningún sentido, a la
unidad del ser humano como ser humano. Whorf no se plantea que el
primer problema que hay que dilucidar es la propia concepción original
sobre el ser humano, si queremos hacer un estudio del ser humano y
del lenguaje como la manifestación primera del ser humano libre,
creativo e histórico.
35 Como se ve aquí, es necesario no confundir lo histórico con lo universal, lo

contingente con la esencia del pensamiento. Las distinciones sobre la


causatividad, la acción, el resultado, la cualidad energética, etc., son
creaciones históricas, contingentes, que, en sí mismas, revelan, no la
universalidad del pensamiento, sino la forma como este se ha
desarrollado históricamente, unas formas de validez sólo en la
comunidad de hablantes donde se han formado. La universalidad del
pensamiento es anterior a la creación de esas formas.
26
18 The most impressively penetrating distinctions of this kind
often are those revealed by anlyzing to the covert and even
cryptotypic levels (Whorf 1956: 80)36.
Es decir, lo interesante desde el punto de vista de la investigación
lingüística es que no se puede considerar a los pueblos primitivos
más atrasados por criterios lingüísticos, ya que conciben la realidad
y hablan según lenguas que tienen una serie de estructuras
encubiertas que, mientras no las aprendamos, no llegaremos a la
profundidad de ideas y de pensamiento a la que llegan ellos. La
razón de esta realidad está en las clases encubiertas:
19 Indeed, covert categories are quite apt to be more rational
than overt ones (Whorf 1956: 80).
La lógica del lenguaje, pues, no es la lógica que en principio
podemos concebir como algo independiente. La lógica del lenguaje
depende de la propia lengua. Cada lengua tiene su propia lógica
según sean sus categorías de significación encubiertas37. La
categoría encubierta del género en inglés es más racional, más
cercana a los hechos naturales que los géneros marcados
distintivamente por el latín o el alemán. La razón de este hecho es
la propia naturaleza encubierta de la categoría:
20 As outward marks become few, the class tends to
crystallize38 around an idea― to become more dependent on

36 Puede que sea así, pero este hecho no es más que un hecho histórico. Las
estructuras lingüísticas de estos pueblos pueden ser tan distintas a las
nuestras que para nosotros sean crípticas, pero sólo porque no estamos
en el mismo nivel de historicidad que ellos (cf. nota 35).
37 De aquí la importancia que tiene para Whorf el concepto de sistema. Una

lengua significa porque tiene elementos con relación intrínseca de unos


con otros. Los elementos significan en virtud de esa relación intrínseca,
no en sí mismos, lo que quiere decir que es la cohesión de los elementos
entre sí, los RAPPORTS y las estructuras que llegan a formar,
especialmente si son encubiertas, las que dan el significado de una
lengua. Las categorías encubiertas tienen mayor grado de significación
porque ellas afectan directamente al pensamiento no a la formación ni
a la combinación de los elementos que constituyen la lengua. Como, por
otro lado, tienen cohesión y dan significado, las estructuras
encubiertas, netamente mentales, hacen que surjan otras y otras
estructuras de significación, estructuras abstractas que dice Whorf.
Todo esto, por otro lado, nos define lo que Whorf entiende por oculto y
misterioso e, incluso, místico. Oculto es aquello que es significativo, que
da significado y que pertenece a la peculiaridad propia de una lengua.
Aquello que no aparece directamente, formalmente, en la lengua.
38 Para que una lengua dé significación es necesario que haya un RAPPORT

entre las palabras y los morfemas, el RAPPORT se da en la mente humana


y cristaliza, ¿dónde?, en la mente humana también. Las palabras son
reacciones motoras, que no aportan significado alguno.
27
whatever synthesizing principle there may be in the
meanings of its members (Whorf 1956: 80).
Es decir, la significación de la lengua no está en la forma de las
lenguas, sino en la mente humana. La mente humana está
determinada por el estado de RAPPORT que se da en los elementos de
la lengua. Si el estado de RAPPORT se da en las categorías manifiestas
afecta a la forma de las lenguas y las lenguas no significan por su
forma. Si el estado de RAPPORT se da en las categorías encubiertas
afecta a la mente humana. Y es la mente humana, es decir, el
pensamiento, el que da el significado de la lengua.
Pero esto tiene mayor importancia. El pensamiento en sí mismo
está determinado por las categorías que dan significado mental, es
decir, las categorías encubiertas. Las propias ideas abstractas39
pueden nacer de esta manera:
21 It may even be true that many abstract ideas arise in this
way (Whorf 1956: 80).
Es decir, el pensamiento se forma lingüísticamente. El
pensamiento no pertenece a la especie humana sino al lenguaje. El
pensamiento, de esta manera, está determinado por lo social. Cada
individuo piensa como piensa su cultura40.
La base de este razonamiento es un encadenamiento de hechos
que llevan a una categoría a pasar de ser meramente formal a ser
significativa. El significado que da dicha categoría es el resultado
de la propia cohesión interna:
22 Some rather formal and not very meaningful linguistic
group, marked by some overt feature, may happen to
coincide very roughly with some concatenation of
phenomena in such a way as to suggest a rationalization of
this parallelism (Whorf 1956: 80).

39 Whorf entiende por abstracto aquellos conceptos que, en una metafísica


determinada, es decir, en el pensamiento propio de una lengua
determinada, en la forma de concebir el mundo por los miembros de
una comunidad lingüística determinada, sirven a la estructuración
básica de esa metafísica. Son abstractas las llamadas por Whorf formas
cósmicas, conceptos como, en las lenguas occidentales, tiempo, espacio,
sustancia, acción, etc. (cf. nota 10). Para Lucy (Lucy 1992, 40) el uso
por Whorf de conceptos tales como abstracciones, categorías, tipos,
grandes generalizaciones, son la base para interpretar a Whorf dentro
del problema psicolingüístico de la cognición (cf. 5.4).
40 La base sobre la que Whorf funda la lengua es la cultura. Hay que definir
a esta para saber cuáles son las relaciones de la lengua con el individuo
que habla, con la psicología, etc. (cf. nota 31).
28
Así ocurre, por ejemplo, en el cambio fónico en el que un rasgo
formal se pierde y hace que la categoría pase a dar significado. Su
reacción a partir de dicha pérdida es lo que distingue la clase como
tal, y la idea de la misma es lo que la unifica. Con el paso del tiempo
se organiza cada vez más en torno a esa idea y otras adyacentes,
atrayendo para su combinación palabras apropiadas y perdiendo
las antiguas que ya no son apropiadas semánticamente (Whorf
1956: 80-81)41. La unidad de la nueva categoría es mantenida por
la lógica. Y la lógica propia de la nueva categoría42 se convierte, así,
en un componente lógico de su unidad, cuyo conjunto configurativo
es un conjunto de relaciones intrínsecas en estado latente (cf. nota
19), el cual conduce todo el acervo de palabras hacia una reacción
común. Semánticamente se convierte en una profunda
persuasión43 de un principio lógico que subyace en los fenómenos
naturales44 como las ideas de animado/inanimado, sustancia, sexo
abstracto, personalidad abstracta (personificación de las cosas),
fuerza, causa (Whorf 1956: 80-81).

41 En todo esto Whorf considera que la lengua es un algo autónomo que se


forma a sí mismo independientemente de los hablantes que la hablan.
El cambio fónico de que habla actúa según reglas autónomas de
formación, cumpliendo un esquema fijo e inmutable. La categoría
acepta palabras nuevas porque tiene significado nuevo y rechaza
palabras antiguas porque ya no son adecuadas a su significado. El
hecho de que la categoría afectada por el cambio fónico haya adquirido
significado nuevo no queda de ninguna manera explicado: ¿por qué
adquiere significado nuevo? Además, ¿qué clase de significado es el que
adquiere esa categoría?, ¿no tenía significado esa categoría antes del
cambio?, ¿era sólo una categoría formal? El significado es el elemento
al que siempre refiere Whorf y que nunca explica. Por otro lado, el que
la categoría actúe por sí misma tampoco queda explicado.
42 En este párrafo Whorf distingue entre la lógica en abstracto y la lógica de
una categoría, es decir entre lo que es aceptado como lógico en sí, y lo
que es lógico según los parámetros de la categoría lingüística. En esta
formulación, la primera clase de lógica sería una lógica dimanada de
toda la metafísica de la lengua. Parece que es así, pues, de lo contrario,
no se entendería la segunda, porque ambas tendrían origen y
fundamentación distinta.
43 El significado para Whorf es esto: una profunda persuasión, un
convencimiento de la verdad de algo. Es decir, el significado es un
estado psicológico creado en la mente humana en virtud de las
relaciones intrínsecas entre las palabras, lo que llama Whorf, RAPPORT.
Tiene como característica propia el que es psicológico y el que habla de
la verdad de las cosas.
44 Parece claro que cuando Whorf utiliza la palabra phenomena se refiere a
los fenómenos naturales. De esta forma la referencia última para saber
si lo que dice la lengua es cierto o no, es la realidad. En la página 135
utiliza phenomena en el sentido de realidad.
29
Los pueblos primitivos, lejos de ser subracionales, muestran la
esencia de lo humano:
23 Many preliterate (primitive) communities, far from being
subrational, may show the human mind functioning on a
higher and more complex plane of rationality than among
civilized men (Whorf 1956: 81).
Al contrario, el exceso de racionalidad que muestran las lenguas
occidentales puede llegar a ser contraproducente:
24 Too much rationality may defeat itself or arouse some strong
compensatory principle (Whorf 1956: 81)45.
Otro motivo que hace que el estudio lingüístico sea fundamental
para el conocimiento del pensamiento y sea aplicado a las
comunidades primitivas es de cara al futuro de la antropología y de,
incluso, la especie humana. Es urgente y necesario llevar a cabo,
según el proyecto diseñado por James Byrne, un estudio y
descripción psicológica y cultural de todas las lenguas del mundo.
Este estudio enriquecerá la lengua con la riqueza de nuevas
verdades que subyacen en las mismas y que esperan ser
descubiertas.
El tipo de conocimiento que tal estudio desvelaría puede
desempeñar un importante papel en la historia de la humanidad.
Los problemas del entendimiento mutuo, de las barreras
lingüísticas, el problema de la propaganda y de la publicidad, el
problema de la educación, el de la técnica usada para los asuntos
humanos, el problema de la inteligencia en las relaciones humanas
con los nuevos inventos de la técnica, todos estos problemas tienen
que ver con el problema de las relaciones lenguaje-pensamiento
(Whorf 1956: 81-82).
El tipo de conocimiento que un estudio delproblema de las
relaciones lenguaje-pensamiento desvele es un conocimiento
simple. Toda lengua parece simple a sus hablantes porque los
hablantes
25 They are unconscious of structure (Whorf 1956: 82).

45 Whorf en este sentido no se pone en el mismo nivel cuando trata de analizar


los pueblos primitivos que los pueblos civilizados. O bien considera
implícitamente que la lógica de las lenguas SAE es la lógica última, la
que nos da el verdadero conocimiento de las cosas. Esto está claro
cuando habla de demasiada racionalidad. O bien no considera que
también las lenguas occidentales son susceptibles de análisis en el
mismo sentido que lo son las de los pueblos primitivos y que su
pensamiento se ha formado, excepto históricamente, lo mismo que el de
los pueblos primitivos. El funcionamiento de la mente humana tiene
que ser, excepto en lo histórico, exactamente igual en ambos casos.
30
El problema es un conocimiento lingüístico que, al igual que las
estructuras lingüísticas, yace en estado de latencia en la propia
mente de los hablantes y es, por tanto, inconsciente. Pero tomando
al inglés como ejemplo, el inglés es todo lo contrario a una lengua
simple. Generalizando desde el inglés a todas las lenguas podemos
decir de cada lengua:
26 It is a bafflingly complex organization, abounding in covert
classes, cryptotypes, taxemes of selection, taxemes of
order, significant stress patterns and intonation patterns
of considerable intricacy (Whorf 1956: 82).
La complejidad de una lengua es una cosa dura de aprender,
pero para los hablantes de esa lengua es algo que ellos no llegan a
percibir:
27 Which fact most of us are blissfully unaware of (Whorf
1956: 82).
El conocimiento es inconsciente, pero no es óbice para que se
estudie. Puede llegar a ser consciente mediante el estudio y todo el
interés de Whorf consiste en llegar a hacerlo consciente:
Un error común e ingenuo que se suele hacer cuando la gente
trata de la lengua es suponer que el discurso (speech) no es más
que un apilamiento de procesos de creación léxica46 y que todo lo
que uno necesita para llevar a cabo todas y cada una de las formas
del pensamiento racional es un conjunto de lexemas. Los elementos
mucho más importantes para el discurso y para el pensamiento
racional son suministrados por la estructura y la relación intrínseca
configurativa y tales elementos quedan lejos de su horizonte: están
en la mente.
La complejidad de las lenguas es muy variada. Puede ser que
una lengua llegue a ser muy simple en sus estructuras manifiestas,
pero, a la vez, cuanto más simple sea una lengua manifiestamente,
más dependiente se hace de criptotipos y otras estructuras
encubiertas, más oculta los supuestos inconscientes y mayor

46 Whorf utiliza la palabra LEXATION, que no es meramente un lexema, sino


la posibilidad de construir uno o más lexemas, o el material sobre el que
se puede construir uno o más lexemas, un material propenso a ser
activado (motor reaction) que está en estado de latencia y que llega a
formar, tras la oportuna aplicación de una modelación o pattern, que
constituye así un state of linkage, un estado de relación intrínseca
(RAPPORT). Puede llegar a formar una clase significativa cuando sea
activado dicho material por la reacción pertinente en combinación con
las palabras apropiadas (cf. nota 19). Creo que así la mejor traducción
es esta: proceso de formación léxica.
31
número de procesos de creación léxica (lexations) llegan a hacerse
variables e indefinibles (Whorf 1956: 83).
**************
En una perspectiva de futuro remoto tenemos que volver nuestra
mirada hacia la lingüística y hacia su impronta sobre el pensar
desde la perspectiva de la propia especie humana.
El hombre se distingue de las otras especies animales por el
lenguaje, y su gran desarrollo del pensamiento. Las posibilidades
de supervivencia del hombre en la tierra están determinadas por el
desarrollo que el hombre haga de su capacidad de reconocer las
relaciones. Las posibilidades abiertas al pensamiento son las
posibilidades de reconocer relaciones y de descubrir las técnicas de
cómo se opera con las relaciones en el nivel mental o intelectual,
relaciones que nos conducirán, a su vez, a un sistema cada vez más
amplio y penetrante de relaciones. Las posibilidades de llegar a
descubrir las relaciones y los sistemas de relaciones están
inexorablemente ligadas a los sistemas de expresión lingüística47.
La historia del desarrollo lingüístico dentro del hombre es la historia
de las lenguas, la historia de la evolución de miles de sistemas de
discernir, seleccionar organizar y operar con relaciones. De los
primeros estadios de este proceso evolutivo, las raíces realmente
primitivas del lenguaje, no sabemos nada48. Lo único que nosotros
podemos descubrir son los resultados de esta evolución en tanto en
cuanto que existen dispersos por el planeta de nuestros días.
Únicamente los inicios de tal conocimiento de una taxonomía
lingüística existen como evidencia. En nuestro subconsciente
almacenamos generalizaciones sobre la gramática, los campos
afines de la lógica y de la psicología del pensamiento. No tenemos,
ni siquiera, una descripción, usando una metáfora biológica, de la
realmente existente especie lingüística49 (Whorf 1956: 83-84).

47 Es interesante la expresión que utiliza Whorf aquí para referirse a la


lengua, sistema de expresión (Whorf 1956: 84). Para Whorf una lengua
es a classification and arrangement of experience (Whorf 1956: 55) (cf.
nota 44).
48 El problema del origen del lenguaje, desde Humboldt ha quedado claro que

es un problema falso. Plantearnos que el lenguaje tuvo un origen en el


hombre es concebir al hombre con un período en el que no tuvo lenguaje
(cf. Di Cesare 1999, 33-34). El lenguaje nace de lo más profundo de la
humanidad (Humboldt 1990, 27). El problema de los orígenes del
lenguaje no difiere de sus condiciones permanentes (Saussure 1974,
50).
49 Así, pues, este es el enclave, los fines y los métodos de la lingüística, una

ciencia que ha de partir de unos datos limitados, de cuyos orígenes no


sabemos ni podemos saber nada, que tiene que contentarse con los
indicios indirectos que existen hoy dispersos por todo el mundo y que
32
En la lingüística no tenemos ninguna taxonomía previa50. El
concepto de evolución se ha echado sobre el hombre moderno
cuando este sólo tenía unas nociones sobre el lenguaje y el
pensamiento basado únicamente en unos pocos de los muchos
tipos de lenguaje que existen. El concepto de evolución ha
espoleado sus provinciales prejuicios lingüísticos y ha alimentado
el grandioso convencimiento público de que este tipo de
pensamiento y las pocas lenguas europeas sobre las que este se
basa representan la culminación y la guinda de la evolución del
lenguaje (Whorf 1956: 84).
La preeminencia dada a las lenguas europeas y al pensamiento
derivado de ellas no procede de otra cosa. Es iluso pretender que
las lenguas europeas y su pensamiento representan algún tipo de
superioridad. Al contrario: con poco esfuerzo se puede llegar a
demostrar cuánto más fina y precisamente elaborado es el sistema

cuenta con una serie de prejuicios. Sólo tiene los principios de lo que
constituye dicha ciencia. Es una ciencia que tiene por objeto llegar a
descubrir los sistemas de discernir, seleccionar y operar con relaciones,
es decir una ciencia que tiene por objeto de estudio operaciones
intelectuales. Una ciencia que tiene que definir como tarea previa la
propia especie en la que se fundamenta el objeto de estudio, la especie
lingüística. Una ciencia que está en relación con la lógica y con la
psicología del pensamiento.
Lo particular de esta concepción sobre la lingüística es que Whorf la plantea
en términos evolutivos. Pero este tipo de evolución está enfocado de una
manera particular. Whorf pretende llegar a saber qué es el pensamiento,
cuál es la formación del pensamiento, qué es el hombre, y, a saber, por
último, cómo se ha hecho el hombre, a través de su lenguaje. Estos
propósitos necesitan, naturalmente el establecimiento de una
precedencia entre los mismos como paso previo a toda investigación.
Whorf no se plante este problema, pero da por hecho que la psicología
es lo último, lo que subyace a todo lo demás y tras la psicología, está la
cultura con su lógica. Y como reflejo de la psicología y de la cultura,
está la lengua, y, como consecuencia de la lengua tenemos el
pensamiento. El procedimiento de análisis es llegar al pensamiento a
través de la lengua. Pero para saber qué es el lenguaje y la lengua y qué
es el pensamiento, antes tenemos que saber qué es la especie humana,
y no como especie, es decir, evolutiva y filogenéticamente, sino como
una serie de individuos que hablan. El método, así, difícilmente será el
empírico y si lo es (que, también, lo es) tendríamos que definir cuándo
y por qué lo es (cf. cap 5).
50 Al plantearse la ciencia de la lingüística en términos evolutivos, Whorf

encuentra una dificultad que la separa de la biología, disciplina a la que


compara la lingüística, que es la falta de una taxonomía previa. Una
taxonomía se establece cuando se tiene una teoría sobre el objeto de
estudio. Las taxonomías no pertenecen al objeto de estudio sino a las
teorías. Las teorías son lo mismo que, salvadas las distancias, los actos
del conocimiento humano, es decir, la representación simbólica de un
campo de la realidad.
33
de relaciones de algunas de las lenguas preliterarias, especialmente
las lenguas de América. En comparación con muchas lenguas
amerindias, la sistematización formal de las ideas del inglés,
alemán, francés o italiano parece pobre y poco elaborada. En este
terreno y en muchos otros el inglés, comparado con el moqui, es
muy inferior (Whorf 1956: 84-85).
Whorf como conclusión recomienda
28 We […] have to think and boggle over the question for some
time, or have it explained to us, before we can see the
difference in the relationships [between the Hopi conception
and the European conception] (Whorf 1956: 85).
En efecto, ese es el problema de la intelección: en explicar cómo los
seres humanos conciben la realidad y la transforman en palabras.
El hecho es que los hablantes conciben y expresan estas diferencias
29 [The Hopi language] discriminates these relationships with
effortless ease, for the forms of his speech have accustomed
him to doing so (Whorf 1956: 85)51.

Grammatical Categories.
(written late in 1937 at the request of Franz Boas)

La tendencia natural a usar términos derivados de la gramática


tradicional, tales como verbo, nombre, adjetivo, voz pasiva, para
describir las lenguas de fuera del grupo indoeuropeo puede
encontrarse con graves malentendidos. Es deseable definir estos
términos de manera que nos aprovechemos de sus ventajas y,
donde sea posible, las apliquemos a las lenguas exóticas de forma
científica y consistente52.

51 Y en esto tenemos otro elemento que define la posición de Whorf, la


conducta humana y la concepción de las cosas según la costumbre, que
desarrolla en el llamado pensamiento habitual (cf. cap. 1, The Relation
of Habitual Thought and Behavior to Language y 4.6).
52 Es curioso comprobar cómo Whorf pretende llegar a las estructuras del
pensamiento meramente desde el nivel de la morfología y la sintaxis.
Situado en este nivel se encuentra con la dificultad de la inadecuación
de las categorías de la descripción tradicional de las lenguas. Whorf cree
que son adecuadas para las lenguas occidentales, pero no para las
lenguas exóticas. Una significación, ya sea expresada en forma de
sustantivo, adjetivo o verbo, antes que pertenecer a ese tipo de categoría
gramatical, es una significación, e implica una serie de operaciones
mentales que han intervenido en su formación histórica. El que
pertenezca a una categoría gramatical u otra es un mero accidente
histórico. Toda significación, contenido de conciencia antes que
significación, tiene una manifestación categorial, un significado
34
Ha sido una tendencia, en la descripción de las lenguas
amerindias, restringir la atención a los morfemas que señalan
muchas formas gramaticales. Esta tendencia pierde de vista varias
clases de palabras que están definidas distintivamente, no por
rasgos morfemáticos, sino por tipos de estructura de los que forman
parte y en los que entran, por ejemplo, por el sistemático rechazo
de ciertos morfemas, selección léxica, orden de combinación y, en
general, por asociación con una configuración lingüística definida.
Las categorías analizadas en las gramáticas suelen ser aquellas que
son reconocibles por los hechos de un tipo de configuración en la
que concurren; estos hechos son los mismos para todos los
observadores. Tras la definición primera de las categorías según las
configuraciones en las que concurren, es deseable emplear criterios
de definición funcionales y de simbolismo operativo según proceda
en la investigación. Unidas a los datos suministrados por la
configuración en las que aparecen, las descripciones operativas son
válidas como formas posibles de describir el significado de las
formas. El significado es, en tales casos, un criterio de
caracterización que da explicación clara y precisa de todos los
hechos semánticos y configurativos, conocidos o que se puedan
predecir (Whorf 1956: 88)53.
Se pueden distinguir dos tipos de categorías, las categorías
manifiestas y las categorías encubiertas.
Whorf en este punto repite su definición de las categorías
manifiestas. El rasgo que define a las categorías manifiestas no
tiene por qué aparecer en la misma palabra de la categoría, sino
que puede ser una palabra o puede aparecer en cierto elemento de
la estructura de una oración entera. El plural en inglés está unas
veces marcado en la misma palabra en la que se da, como es el caso
normal, pero en ocasiones se manifiesta en el verbo, como con las
palabras fish, sheep, y ciertos nombres gentilicios. En ambos casos
el plural está diferenciado por un rasgo distintivo, como en casi
todos los nombres ingleses, cosa que hace considerar al plural como
una categoría manifiesta (Whorf 1956: 88-89).

categorial y una manifestación léxica. Dicho de otra manera, toda


palabra tiene un significado categorial y un significado léxico. Como
significado categorial blanco, joven, viejo no tienen nada que ver con
blancura, juventud, senectud o vejez, ni con blanquear, crecer, envejecer.
Pero como significados léxicos, blanco, blancura y blanquear son lo
mismo, al igual que joven, juventud, crecer y al igual que viejo, vejez o
senectud, envejecer. Son antes que otra cosa contenidos de conciencia
y es en estos en donde podemos estudiar las estructuras de la mente.
53 Como se ve, Whorf busca las estructuras de la mente humana utilizando
el significado, pero sólo como criterio, no como objeto de estudio en sí
mismo (cf. nota 52).
35
Una categoría encubierta se distingue, ya sea morfemáticamente
o por una estructura oracional, solamente en ciertos tipos de
oraciones y no en cada oración en la que aparece una palabra o
elemento que pertenezca a la categoría. La pertenencia de un
miembro a esa categoría no es aparente hasta que la palabra se
emplee o hasta que se combine en uno de esos tipos especiales de
oración. A este tipo de rasgo distintivo lo podemos llamar la
categoría de la reacción (Whorf 1956: 89). En inglés los verbos
intransitivos forman una categoría encubierta marcada por la falta
del participio pasivo y las voces causativa y pasiva. Un verbo de este
tipo, como por ejemplo go, lie, sit, rise, gleam, sleep, arrive, appear,
rejoice, no puede entrar en estructuras del tipo it was cooked, it was
being cooked, I had it cooked to order.
Otro tipo de categoría encubierta es la representada por el
género inglés, ya comentada (cf. cap.1
A Linguistic Consideration of Thinking in Primitive Communities).
Se ha pensado que las categorías encubiertas de las lenguas
exóticas son un reconocimiento de diferencias objetivas. Dice
Whorf:
30 It may rather be that they are grammatical categories that
merely accord up to a certain point with objective
experience. They may represent experience, it is true, but
experience seen in terms of a definite linguistic scheme, not
experience that is the same for all observers. On the other
hand, the distinctions between present and absent, visible
and invisible, made in many American languages, may well
represent experiential differences; and again we may have
such experiential differences engrafted upon purely
grammatical classifications, yielding mixed classes such as
"experiential-present plus grammatical-feminine" (Whorf
1956: 92).
Una categoría encubierta se puede llamar también un criptotipo,
un nombre que llama la atención a la naturaleza más bien oculta y
críptica de tales grupos de palabras, especialmente si no están muy
contrastadas con la idea, ni marcadas por reacciones que se dan
muy frecuentemente. Como desconocidos que son y pasan
desapercibidos por ello, los criptotipos ejercen una fuerte influencia
sobre la conducta lingüística. Un ejemplo, aparte de los verbos
intransitivos en inglés, lo tenemos en los verbos de resolución
copulativa (be, become, seem, stay, remain, etc.). Estos verbos no se
usan en las voces pasiva ni causativa, sino que pueden ser seguidos
de nombres, adjetivos o pronombres (Whorf 1956: 92).

36
Los adjetivos ingleses forman dos criptotipos con subtipos. Un
criptotipo está formado por aquellos adjetivos que refieren
cualidades inherentes, tales como el color, la materia, el estado
físico, el origen, el subgrupo, la nacionalidad, la función, el uso.
Estos adjetivos tienen la reacción propia de ser colocados más cerca
del nombre. El otro criptotipo es el de los adjetivos no inherentes,
adjetivos que refieren cualidades no inherentes, tales como el
tamaño, la forma, la posición, la evaluación (ética, estética o
económica). Estos adjetivos tienen la reacción de colocarse más
lejos del nombre cuando aparecen en combinación con los adjetivos
inherentes. Por ejemplo, large red house, steep rocky hill, nice
smooth floor. El orden normal tiene acentuación primaria o bien en
el nombre, steep rocky hill, o en el adjetivo inherente, pretty French
girl (Whorf 1956: 93).
El nombre contrario de fenotipo se puede aplicar a las categorías
manifiestas, cuando no hay ambigüedad, al rasgo que acompaña la
categoría manifiesta en la oración.
La distinción entre categoría manifiesta y categoría encubierta
es una de las dos distinciones de importancia máxima en la teoría
de las categorías gramaticales. La otra es la distinción entre las
categorías selectivas y las categorías módulo.
Una categoría selectiva es una clase gramatical con miembros
bien definidos, fijos y limitados. Una categoría selectiva primaria o
categoría lexemática es aquella a la que le sigue en número de
miembros más grande que el cual siendo sólo el lexicón entero de
una lengua. Ciertas propiedades semánticas y gramaticales se
pueden aplicar a una palabra si se selecciona esta de una cierta
clase con miembros fijos no de igual extensión a todo el lexicón.
Para que una determinada propiedad gramatical pueda aparecer en
el lexema, no puede estar en todos los lexemas. Un ejemplo de
categoría lexemática es las tradicionales partes de la oración en
latín o francés (Whorf 1956: 93). En latín la distinción entre
adjetivos y sustantivos es selectiva y encubierta. Se pone de
manifiesto cuando se forma una oración. Así, gladius y bona se
manifiestan como distintos nombre y adjetivo respectivamente si
formamos la oración propia: est bona existe, pero no est gladia.
(Whorf 1956: 94-95).
Las categorías lexemáticas incluyen no sólo los nombres, verbos,
adjetivos y otras partes de la oración, sino también las palabras de
contenido pleno y las palabras sin contenido pleno como las chinas
y otras (Whorf 1956: 95).
Una categoría módulo es una categoría no selectiva, que se puede
aplicar y dejar de aplicar a voluntad. Según su tipo se puede aplicar

37
a una palabra de contenido pleno, o más frecuentemente, a
cualquier palabra que forme parte de una categoría más numerosa,
que puede ser, o bien categoría selectiva o categoría módulo. Los
casos, los tiempos verbales, los aspectos del verbo, los modos
verbales y las voces del verbo de las lenguas indoeuropeas son
categorías módulo, aplicables a voluntad a palabras que pertenecen
a las categorías propiamente más grandes54. Los casos son
categorías módulo de una categoría más grande, los nombres; los
tiempos verbales, el aspecto del verbo, los modos verbales y las
voces del verbo son categorías módulo de una categoría más grande,
los verbos. De esta manera la persona que esté versada sólo en las
lenguas indoeuropeas se pregunta sólo por la distinción entre
clases selectivas y clases módulo. En otras lenguas estas
distinciones no tienen relevancia alguna (Whorf 1956: 95).
Se puede utilizar el término módulo para denotar la clase55
distintiva de significado y la función de la categoría. Por ejemplo, el
significado dado por el participio de presente en inglés. Se puede
emplear, también, módulo para denotar la operación gramatical de
producir un significado de un módulo. Así podemos decir que en
inglés el módulo del participio de presente es el sufijo -ing o la
operación de poner el sufijo -ing. Para una mayor precisión,
podemos llamar al rasgo manifiesto de dicho módulo la marca del
módulo56. Esta distinción puede ser muy útil. Cuando al hablar de
la categoría manifiesta del plural decimos que las palabras fish,
fishermen, y sharks son plurales, tenemos tres marcas de módulo
distintas para una misma categoría manifiesta. No siempre
coinciden la marca del módulo con el módulo mismo. Cuando ha
habido una correspondencia total entre módulo y marca del módulo
en una lengua, como por ejemplo el turco, se ha llamado a esta
lengua aglutinante. Esta denominación no siempre es acertada,
pues la lengua yana (de la familia Hokana, de California) se
compone principalmente de módulos, pero también de unas pocas
categorías selectivas, es decir, clases de radicales que tienen que

54 Los criterios que emplea Whorf para clasificar las categorías de las lenguas
no son, ciertamente, operativos. Una categoría no puede definirse por
su tamaño, a no ser que ya la conozcamos previamente. El afán de
Whorf es hacer una clasificación universal que incluya tanto las
categorías de las lenguas indoeuropeas como las de todas las lenguas.
Esta tarea que Whorf considera necesaria choca frontalmente con la
historicidad de cada lengua. Lo que es operativo en la explicación de
uno o muchos sistemas lingüísticos puede no serlo tanto en otros.
Pretender hacer una taxonomía para todas las lenguas no nos lleva a
los esquemas mentales; al revés: nos aleja de ellos.
55 Aquí al menos, cuando habla Whorf de clase de significado quiere decir

rasgo.
56 Whorf emplea la palabra SIGNATURE of the modulus.

38
estar primero en el complejo verbal y en una clase que tiene que
estar en segundo lugar (Whorf 1956: 96).
Una distinción del mismo tipo semántico que la de verbo y
nombre de las categorías selectivas se puede establecer por las
categorías módulo. Es posible que los módulos incluyan no
solamente el tiempo verbal, el modo, la voz y el aspecto sino también
la llamada verbación y estativación (Whorf 1956: 96)57. En la lengua
yana, por ejemplo, la mera aplicación de ciertos sufijos distintivos
u otras marcas de módulo forman un verbo de una raíz. La clase de
verbos resultante no es la misma que la clase de verbos, digamos,
que en francés o latín. Tenemos en ese caso una clase selectiva.
Tenemos verbaciones, en vez de verbos. Este tipo de clases son de
especial aplicabilidad en las lenguas semíticas. En hebreo podemos
ver la secuencia e-e como una marca del módulo de la estativación
y a-a como una de las distintas marcas del módulo de la verbación.
Así tenemos berek, barak (rodilla y arrodillarse) y derek, darak
(carretera y él marchó). El lexicón del inglés contiene dos grandes
grupos selectivos. Uno, que consta principalmente de palabras
largas y palabras con ciertas terminaciones, contiene verbos como
reduce, survive, undertake, perplex, magnify, reciprocate, y nombres
selectivos como instrument, elephant, longevity, altruism. Al otro
grupo pertenece un número reducido de nombres y verbos cortos
tales como heart, boy, street, road, town, sit, see, hear, think. Estos
dos tipos de palabras caracterizan al inglés como de un léxico
selectivo, aunque las restantes palabras que componen el lexicón
inglés contienen lexemas simples a los que se les puede aplicar a
voluntad o bien verbación o bien estativación; es decir, no son
palabras selectivas (Whorf 1956: 96-98).
Dentro de una misma lengua se puede dar una amplia gama de
variación en las relaciones semánticas que se dan entre la verbación
y la estativación. En comparación entre sí, las verbaciones pueden
añadir una significación inconstante a las significaciones tales
como "he engaged in" (hunt, jump, dance), "behave like" (mother,
carpenter, dog), "be in" (lodge, hive), "put in" (place, seat, pocket,
garage), "make, add, install" (weave, plant, roof, pipe, tin), "take
away" (skin, peel, husk, bone), "get" (fish, mouse), "use" (spear,
hammer, fiddle, bugle). Por otro lado, la estativaciones añaden
significaciones inconstantes a las ideas de resultado (weave, plant,
form), medio (paint, trail), acción o lugar (walk, slide, step, drop),
instrumento (lift, cover, clasp, clip), etc. Esta inconstancia, o mejor,
elasticidad, en ciertos tipos de significado, que se ve en las lenguas
semíticas y en el inglés, es característica de los módulos simples de

57 Cf. nota 46, en la que he hecho una interpretación de lo que creo que Whorf
entiende por módulo y que se aplica aquí a LEXATION.
39
la verbación y la estativación y se puede contratar con la condición
de tener un número de distintos módulos, cada uno de un tipo
distinto de verbación o estativación, cosa que parece ser propia
también del esquimal de Alaska. Simplemente significa que en una
lengua con tipos primarios de módulos el significado del lexema
individual está más o menos bajo el influjo de toda la oración y a
merced de múltiples potencialidades de connotación y sugerencia
que de ahí surgen (Whorf 1956: 98).
Puede haber lenguas que no tenga no sólo nombres y verbos
selectivos, sino tampoco estativaciones ni verbaciones. El poder de
hacer una predicación o una oración declarativa y de tomar tales
módulos de voz, aspecto y tiempo verbal puede ser una propiedad
de cada palabra de mayor importancia, sin la adición de un módulo
preparatorio. Esto aparece en nitinat y en las otras lenguas
wakasianas. Esto lo podríamos encontrar en el inglés en oraciones
como
31 There is one who is a man who is yonder who does running
which traverses-it which is a street which elongates.
Esta exótica oración se compone simplemente de los lexemas
predicados one, man, yonder, run, traverse, street y long. La
traducción de esta oración podría ser "A man yonder is running
down the long street". Una lengua polisintética como el nitinat
podría o no fundir algunos de sus lexemas en una palabra larga y
sintética, pero sin duda tendría el poder de fundirlos en elementos
aspectuales, modales y conectivos. De las lenguas polisintéticas se
suele decir que todas las palabras son verbos, o que todas las
palabras son nombres con elementos de formación de verbos
añadidos. En tales lenguas los términos verbo y nombre no tienen
sentido. El hecho es totalmente distinto en moqui. En moqui las
palabras aparecen como oraciones enteras, pero no siempre
igualmente predicativas en todas las posiciones de la oración y
pertenecen a clases encubiertas selectivas del nombre y del verbo
que llegan a tomar distintas inflexiones y que se parecen entre sí
sólo en determinados tipos de oraciones. La distinción nombre-
verbo en moqui tiene valor sobre la base selectiva; en inglés tiene
valor sobre la base de módulo; en nitinat parece que tal distinción
no existe (Whorf 1956: 98-99).
Hasta ahora hemos tratado de categorías que son distintivas
tanto desde el punto de vista configurativo como desde el punto de
vista semántico y que son las formaciones típicas de la gramática.
Encontramos grupos de palabras que están configurativamente
formados y que sin embargo no presentan ninguna diferencia de
significado. Estos grupos de palabras se pueden llamar clases
isosemánticas o clases puramente formales. Éstas, a su vez, son de
40
dos clases, según correspondan a las clases selectivas o a las clases
módulo de las categorías semánticas. Se podrían llamar clases
selectivas isosemánticas y clases alternativas isosemánticas. Las
clases selectivas isosemánticas se tipifican como declinaciones y
conjugaciones; son aquellos rasgos propios de lenguas como el
latín, sánscrito, moqui o maya. También pertenecen a estas clases
las clases de género que no tienen significado que aparecen en
bantú y en taos; las clases que requieren posiciones distintas
dentro de una oración o un complejo sin diferencia en significado,
que aparecen en las lenguas algonquinas; y las clases que requieren
distintas marcas de módulo para el mismo módulo sin diferencia de
significación, que aparecen en el hebreo. Las clases isosemánticas
alternativas son aquellas que pueden usarse libremente, como en
inglés won't y will not, don't y do not. En estos casos podríamos,
mejor, hablar de un módulo de brevedad, conveniencia o actitud
coloquial que se aplica en el grupo primero. Las clases
isosemánticas alternativas, a veces, tienen un valor estilístico más
que gramatical. En otros casos no parece que haya ninguna
diferencia generalizable, como en inglés en los pares electrical
electric, cubical cubic, cyclical cyclic, hitorical historic, o geometrical
geometric. (Whorf 1956: 100).
Otro tipo de distinción es la que se da entre las categorías
específicas y las categorías genéricas. Una categoría específica es
una clase individual que existe en una lengua individual, por
ejemplo, en inglés la voz pasiva, o en moqui el aspecto segmentativo.
Una categoría genérica, en el sentido restringido de su aplicación a
una lengua particular, es una jerarquía formada por la agrupación
de clases de tipos semejantes o complementarios, por ejemplo, el
caso en latín, o la voz en moqui (Whorf 1956: 100).
Finalmente, en un sentido aún más amplio, las categorías
genéricas pueden ser formuladas de tal manera que se hagan
equivalentes a los conceptos de una ciencia general de la gramática.
Tales categorías se formulan agrupando lo que nos parece ser
categorías similares específicas de determinadas lenguas.
Solamente en este sentido podemos hablar de una categoría de
pasiva que abarcara las formas llamadas pasiva en inglés, latín,
azteca y otras lenguas. A tales categorías nosotros las podríamos
llamar categorías taxonómicas, en cuanto que son opuestas a
categorías descriptivas. Las categorías taxonómicas pueden ser de
primer grado, como la voz pasiva, el caso objetivo, o pueden ser de
segundo grado, como la voz, el caso. Quizá las categorías
taxonómicas del segundo grado sean las más importantes y las que,
en último lugar, son las más valiosas como conceptos lingüísticos,
en cuanto generalizaciones de las mayores formaciones
sistemáticas y de los tipos últimos de las lenguas cuando éstas se
41
consideran y se describen en términos de toda la especie humana58
(Whorf 1956: 100-101).

Discussion of Hopi Linguistics


(written in the fall of 1937)

Para la discusión de las características relacionadas con la


lengua moqui Whorf proclama su intención de llevar a cabo un
estudio de las culturas primitivas con una orientación psicológica,
buscando el significado y la idea. Whorf quiere buscar los factores
psíquicos y no meramente psicológicos, porque afectan también al
pensamiento en cuanto que este es lingüístico (Whorf 1956: 102).
Para Whorf, lo que afecta al pensamiento, es decir, el problema
de la intelección es
32 The organization of raw experience into a consistent and
readily communicable universe of ideas through the
medium of linguistic patterns (Whorf 1956: 102).
La experiencia, pues, juega un papel fundamental: la
experiencia es experiencia en cuanto que es un conocimiento que
nos llega a través de los sentidos. Esta es la experiencia no
elaborada o raw experience. La experiencia no elaborada existe por
sí misma, antes de que exista una organización de esta y del mundo
que ella comporta por el conocimiento lingüístico59. El conocimiento

58 Para definir la especie humana necesitamos algo más que los esquemas
formales que se puedan encontrar en las lenguas. Los esquemas y
estructuras de las lenguas siempre son esquemas y estructuras
históricos, contingentes, no necesarios, esquemas y estructuras de los
que se puede prescindir en cualquier momento. De hecho, unas lenguas
tienen un esquema y otras otro. Por tanto, tampoco hay nada esencial
que ataña a quien ha formulado creado e inventado dichas estructuras
y dichos esquemas últimos.
59 Como se podrá ver experience en Whorf significa todo aquello que nos llega

a través de los sentidos. En otra parte Whorf (Whorf 1956: 164) utiliza
la expresión isolates of experience para referirse a cada uno de los
segmentos de información que la percepción de un hecho puede aportar
por el mero hecho de percibirlo. Cuando Whorf habla de experience le
da a esta un carácter universal, puesto que supone que todos los
individuos tienen la misma experiencia. De esta manera su concepto de
experience, por un lado, significa percepción o conjunto de percepciones
(particulares y concretas), pero, por otro lado, significa algo dado
biológicamente, algo fijo, algo cierto. La percepción como tal, el mero
percepto individual, como hace notar Lucy (cf. Lucy 1992, 42), no es de
interés para Whorf. Experience y la expresión isolates of experience, en
Whorf, pues, llevan consigo una estructuración previa, no son lo que
nos dan los sentidos, sin más (cf. 5.4).
42
empírico no elaborado se transforma, en virtud de la elaboración de
la lengua, en virtud de las relaciones intrínsecas de una lengua, en
ideas. El hecho de que las ideas se puedan expresar en modelos
lingüísticos las hace susceptibles de ser comunicadas.
Las relaciones de significación que están presentes no en una
forma o especialmente en una estructura lingüística sino en
muchas estructuras lingüísticas de una lengua, lleva a Whorf a
concluir
33 From phenomena of this sort […] I conclude that there must
be to the Hopi speaker a dimly felt relation of similarity
between the verb usages in each group having to do with
some inobvious facet of their meaning and therefore itself a
meaning, but one so nearly at or below the threshold of
conscious thinking that it cannot be put into words by the
user and eludes translation (Whorf 1956: 104-105).
Las relaciones de significación de una lengua, así, se hacen
valores de origen psíquico. Es decir, el hecho de que una lengua
sistematice los datos de la experiencia de una manera determinada
hace que los hablantes lleguen a ver como única y natural esa
manera de sistematizar la experiencia. De esta manera una forma
de sistematizar la experiencia que no sea obvia y la propia
sistematización son significado en sí mismas. La explicación de la
experiencia y de la propia sistematización se hace difícil, ya que la
propia sistematización llega a constituir el pensamiento de los
hablantes de la lengua y dicha sistematización se hace con las ideas
del pensamiento de los hablantes, lo que da un círculo vicioso. De
esta manera el pensamiento implícito a una lengua se desarrolla
muy cerca del límite de lo consciente y es el supuesto y el material
del que parte el pensamiento consciente.
El pensamiento lingüístico que es un pensamiento elusivo y
oculto y constituye significado es lo que Whorf llama un criptotipo
(Whorf 1956: 105).
El concepto de criptotipo tiene sentido en sí mismo, en cuanto
que denota una realidad significativa realmente existente en una
lengua, pero tiene valor también en cuanto que pone de manifiesto
el valor de su contrario, es decir, pone de manifiesto el valor de los
fenotipos de una lengua
34 The meaning of a PHENOTYPE, though ostensibly plain, can
really not be completely understood in all its subtlety until
the cryptotypes that go with it have been dredged up from
their submerged state and their effective meanings to some
extent brought into consciousness (Whorf 1956: 109).

43
El problema de la significación aportada por una lengua consiste
fundamentalmente en hacer consciente la significación dada. Es
decir, el significado existe en la mente humana como resultado de
las relaciones intrínsecas que se dan en dicha lengua. Como tal
significado existente de dicha manera el significado yace en el
umbral de lo casi inconsciente o claramente inconsciente.
Descubrir el significado es ver todas las relaciones de significación
que la lengua aporta, tanto las relaciones manifiestamente dadas,
como las ocultas; tanto las que se dan en torno a las
manifiestamente dadas, como las que se dan en virtud de las
conexiones de unos significados con otros; tanto las que se dan en
virtud de los fenotipos con los criptotipos de la lengua, como las que
se dan en virtud de sistema unitario que forma la lengua. El
problema, pues, consiste en hacer consciente aquello cuyo carácter
no es claramente consciente. Es decir, para Whorf se trata de un
problema psíquico.
El descubrimiento de todas las relaciones de significación, de
todos los estados de RAPPORT de una lengua da como resultado una
conciencia más pronunciada y una intelección más clara de las
significaciones manifiestas de una lengua (Whorf 1956: 109). En
muchas lenguas el análisis de las relaciones de significación hecho
sobre el concepto de criptotipo puede ser de poca efectividad, pero
hay lenguas como el moqui en las que gran parte del material
decisivo para la producción lingüística subyace en este estado
altamente velado, de la misma manera que hay gentes cuya vida
mental es mucho más accesible que otras.
Cuando Whorf constata la existencia de este tipo de relaciones
de significación en una lengua y este tipo consiguiente de vida
mental en los pueblos que hablan una lengua, dice:
35 I believe I am the first to point out the existence of this
submerged layer of meaning, which in spite of its
submergence functions regularly in the general linguistic
whole (Whorf 1956: 111)60.
Existe un estrato o nivel de significación que es oculto que
subyace en las mentes de la gente que habla una lengua en virtud
de las propias relaciones de relación intrínseca de esa lengua que
funciona regularmente, a pesar de su estado de ocultación, dentro
del conjunto general de la lengua (Whorf 1956: 111).
Para Whorf por el hecho de que este nivel de significación de la
lengua sea oculto y se manifieste en las mentes de los hablantes es

60 Whorf insiste en referir su obra al significado, pero nunca llega a estudiarlo.


Si este significado funciona a pesar de su estado de ocultación, existe
una base objetiva para su estudio.
44
un hecho psíquico. El nivel oculto de significación se parece al
concepto de inconsciente de Freud y quizá de Jung, aunque dicho
parecido:
36 Should perhaps not be carried too far (Whorf 1956: 111).

Some Verbal Categories of Hopi


(first published Language 14 1938, 275-286)

Para hacer una correcta interpretación de las categorías verbales


en moqui es necesario hacer, primero, un breve resumen de las
categorías siguientes:
a) Categoría manifiesta, aquella marcada por un morfema que
aparece en cada oración en la que aparece la categoría;
frente a la categoría encubierta, aquella no marcada en las
oraciones en general, que requiere un trato distintivo en
ciertos tipos de oración, como el género inglés.
b) Categoría verbal, aquella, ya sea manifiesta, encubierta o
mixta, que delimita una de las categorías básicas de una
jerarquía de clases de palabra, con un número de
miembros limitado y que no es de igual categoría que el
conjunto del vocabulario, por ejemplo las partes de la
oración de las lenguas indoeuropeas; frente a la categoría
módulo, aquella que modifica, o bien cualquier palabra del
vocabulario o cualquier palabra asignada a una clase
delimitada, por ejemplo las voces del verbo, los aspectos del
verbo o los casos.
c) Categoría específica, aquella clase individual de cualquiera
de las clases anteriores, por ejemplo la voz pasiva, el
aspecto durativo; frente a la clase genérica, aquella clase
que ocupa un nivel más elevado de una jerarquía formada
por el agrupamiento de clases de distribución semejante o
complementaria, como por ejemplo la voz o el aspecto
(Whorf 1956: 113).

The Relation of Habitual Thought and Behavior to Language


(Language, culture, and personality, essays in
memory of Edward Sapir. 1941. Leslie Spier, editor,
Menasha, Wis., 75-93).

45
Whorf recoge como una verdad generalmente aceptada el que el
modelo de combinación utilizado en el uso de las palabras es a
menudo anterior a ciertas líneas del pensamiento y formas de
conducta. Pero en este aserto puede no haber nada más que un
reconocimiento gratuito del poder hipnótico de la terminología
filosófica culta por un lado o de eslóganes y frases hechas por otro.
Pensar de esta manera sería ir contra las importantes
interconexiones que Sapir estableció entre lengua cultura y
psicología61. El problema no se da tanto en los usos especiales de
la lengua sino en el modo constante de sistematizar datos y de
analizar a diario los fenómenos que necesitamos para reconocer la
influencia que tiene sobre las otras actividades culturales y
personales62 (Whorf 1956: 134-135).
El nombre de la situación en cuanto que afecta a la conducta.
El nombre de una situación determinada es a veces un factor
que determina la conducta de la gente, especialmente cuando el
nombre comporta significado lingüístico implícito tanto en el
nombre o en la descripción lingüística comúnmente aplicada a esa
la situación. Así, por ejemplo, la conducta de la gente en torno a un
almacenamiento de gasolina en un bidón tiende a ser de un tipo
determinado, es decir, se tiene en torno al bidón de gasolina un
gran cuidado. Por el contrario, en torno al almacenamiento de lo
que se llaman bidones vacíos de gasolina, la conducta es distinta:
es descuidada, con casi alguna o ninguna inhibición de fumar o de
tirar las colillas en su rededor. Sin embargo, los bidones vacíos de
gasolina son peligrosos, puesto que contienen gases explosivos.
Físicamente la situación es de riesgo, pero el análisis lingüístico
según una generalización analógica debe emplear el término vacío
que inevitablemente sugiere falta de riesgo. El término vacío se
emplea en dos modelos lingüísticos:
a) como sinónimo virtual de "nulo y vacío, negativo, inerte";

61 Whorf plantea el problema del conocimiento subordinando este a la lengua;


plantea el problema de la lengua subordinándola a la cultura; y plantea
el problema de la lengua y la cultura basándolos en la psicología.
Naturalmente es necesario deslindar campos y ver hasta dónde llega
cada una de las ramas implicadas.
62 Whorf se plantea el problema del pensamiento aceptando que previo a todo

pensar existe un sistematizar y un analizar la realidad. Y en esto hay


una petición de principio. El problema está en el sistematizar y en el
analizar. Si estas actividades son previas y están ya dadas y
determinadas de antemano, no tiene sentido estudiar los criterios por
los cuales se sistematiza y se analiza. El problema está resuelto antes
de empezar. Meramente se constataría que se piensa de una manera
determinada porque antes de todo pensar se sistematiza y se analiza.
No cabría ni siquiera planteamiento al problema del pensamiento.
46
b) aplicado en el análisis de situaciones físicas sin
consideración a los gases residuos líquidos o basura en el
contenedor.
La situación es nombrada en el modelo b) y la gente actúa o se
comporta conforme al modelo a), constituyendo esta una fórmula
general en el condicionamiento lingüístico de la conducta en formas
determinadas (Whorf 1956: 135)63.
La conducta humana está determinada por la estructuración
lingüística:
37 The cue to a certain line of behavior is often given by the
analogies of the linguistic formula in which the situation is
spoken of, and by which to some degree it is analyzed,
classified, and alloted its place in that world which is "to a
large extent unconsciously64 built up on the language habits
of the group" (Whorf 1956: 137).
Según este hecho Whorf se propone hacer un análisis de cómo
está el mundo construido sobre los hábitos del grupo lingüístico, es
decir, de los hábitos de la gente reflejados en la lengua. El hecho
importante por el cual los hablantes identifican su pensamiento con
la realidad es el hecho de que los hablantes no se lo pregunten, ya
que se refieren al conocimiento del grupo lingüístico, o sea, la
comunidad:
38 And we always assume that the linguistic analysis made by
our group65 reflects reality better than it does (Whorf 1956:
137).
Las estructuras gramaticales y las interpretaciones de la
experiencia.

63 Desde mi punto de vista estos hechos pueden ser ilustrativos, pero no


guardan relación alguna con el pensar, ya que dicha conducta tiene que
ver con los conocimientos que tiene el individuo que habla sobre las
condiciones químicas determinadas que causan un fuego. Estos
conocimientos, estos hechos que comportan dichos conocimientos,
hablan sólo del desarrollo intelectual individual con relación a una
parcela de conocimiento de la naturaleza.
64 Dos cosas hay aquí en esta cita. En primer lugar, el reconocimiento de la
sistematización previa de la realidad y el análisis como actividades
previas; y, en segundo lugar, el sentido de unconsciously built up, es
decir como irreflexively built up.
65 Es decir, by our linguistic community. El pensamiento habitual es
tradicional, por consiguiente, contingente no necesario y libre. Whorf
nunca se puso a pensar en el individuo ni en su creatividad libre y
creadora histórica y común.
47
La conducta66 de los hablantes está determinada en última
instancia por las grandes estructuras de modelación gramatical,
tales como la pluralidad, el género y clasificaciones tales como
animado e inanimado, los tiempos verbales, las voces, y otras
formas como las llamadas partes del discurso y el problema de si
una determinada experiencia es denotada en una lengua particular
por una unidad morfemática, una palabra flexiva o una
combinación sintáctica67. Una categoría como el número, por
ejemplo, es un intento de interpretación de un orden mayor de la
experiencia68, virtualmente un intento de interpretación del mundo
o de la naturaleza. El número es un intento de decir cómo la
experiencia se segmenta, qué porción de la naturaleza se ha de
concebir como una, y qué porción de la naturaleza se ha de concebir
como varia69 (Whorf 1956: 137).
La dificultad de llegar a captar tal influencia exclusiva es grande,
debido a su característica de ser el acervo último que ha de
manifestarse en sí misma desde fuera, desde nuestra propia lengua,
que es un hábito y un principio cultural del tipo non est

66 Whorf habla lo mismo de pensamiento que de conducta. No hay ninguna


precedencia en entre ellos. Si acaso hubiera una precedencia entre ellos,
habría que pensar que la conducta, manifestación de la psicología
humana, precedería al propio pensamiento. Y este es el sentido que da
Whorf cuando habla del pensamiento habitual, es decir, el pensamiento
que implica una conducta determinada.
67 Todas estas abstracciones que diría Whorf son los parámetros que
constituyen una metafísica. Estas abstracciones y categorías tipos o
grandes generalizaciones es lo que da base a Lucy (cf. Lucy 1992, 39-
40) para interpretar el valor de la cognición en Whorf.
68 La experiencia, como manifestación de la psicología, constituye un orden
mayor, un orden anterior y, por consiguiente, autónomo e
independiente de la lengua. La psicología precede al conocimiento y la
lengua. Para el significado de experiencia cf. nota 59.
69 Whorf plantea el problema del pensamiento aceptando algunos conceptos
como ya dados. El número nos dice qué porción de la naturaleza se ha
de concebir como una, y qué porción de la naturaleza se ha de concebir
como varia. Pero en la propia formulación de la unicidad y la variedad
está el problema. La dificultad que entraña este problema se puede ver
comparando el inglés y el español en el problema de los nombres
contables e incontables. ¿Qué es en realidad un mueble o a piece of
furniture, un consejo o a piece of advice? Para llegar a segmentar la
naturaleza de esa manera es necesario, en sentido inverso, primero,
aprender que las cosas son unas y discretas, cosa que no lo sabemos
previamente ni nos lo dice la experiencia; segundo, es necesario saber
qué es el concepto de unidad; y para saber el concepto de unidad,
tercero, tenemos que saber qué es el concepto de clase; y para llegar al
concepto de clase, cuarto, tenemos que hacer una serie de operaciones
intelectivas, como establecer una designación, una determinación y,
tras la clase, un individual (cf. Martínez del Castillo 1999, 3.2 y 3.3).
48
disputandum70. Si tomamos una lengua muy diferente, esta se
convierte en parte de la naturaleza y en tal caso nos llegamos a
comportar respecto a la misma como siempre nos hemos
comportado con la naturaleza. Tendemos a pensar en nuestra
propia lengua para examinar la propia lengua exótica, o bien
encontramos la tarea de desvelar las dificultades puramente
morfológicas tan intrincadas e inabarcables que parece absorber a
todo lo demás. Sin embargo, el problema, aunque difícil, es
desentrañable y el mejor intento es a través de una lengua exótica,
pues en su estudio nos encontramos por fin lanzados de golpe y
porrazo sacados de nuestras propias bases del pensamiento. De
esta manera encontraremos que la lengua exótica es un espejo
desplegado ante nosotros mismos (Whorf 1956: 138)71.
En su estudio de la morfología y del uso de las formas
morfológicas de la lengua moqui, Whorf tuvo claro que la propia
gramática de la lengua moqui mantenía relaciones de mutua
dependencia con la cultura moqui. Por el contrario, las gramáticas
de las lenguas europeas mantenían relaciones de dependencia con
la cultura europea u occidental. En esta última Whorf incluía las
grandes estructuraciones de la experiencia hechas por la lengua,
tales como los propios términos de 'tiempo', 'espacio', 'sustancia' y
'materia' (Whorf 1956: 138)72.
El propósito que Whorf se propone dilucidar en este artículo se
resume en dos preguntas, que por su repetición formulamos aquí
en sus propias palabras.
a) Are our concepts of 'time', 'space', and 'matter' given in
substantially the same form by experience to all men, or
are they in part conditioned by the structure of the
particular languages?

70 Whorf niega al individuo la capacidad de llegar a crear por sí mismo, la


capacidad de que el individuo conciba el mundo y la realidad de la
manera que más le convenga.
71 La actitud de Whorf es llegar a conocer las lenguas exóticas para, de esa
manera, conocer la forma propia de nuestro pensamiento.
72 Para Whorf hablar de relaciones de mutua dependencia entre la lengua y
la cultura significa postergación de la lengua a la cultura: aparte de esta
postergación y por encima de tanto la lengua como la cultura se da la
experiencia, la que estructura los conceptos básicos de tiempo, espacio,
sustancia y materia. Whorf no se plantea cómo la experiencia ha llegado
a fabricar estos conceptos, ni si estos conceptos dependen de la
experiencia. Whorf los da por ciertos, e incluso, los define sin más
discusión (cf., como ilustración, la definición de tiempo en Whorf 1956:
57; o la definición de espacio Whorf 1956: 58).
49
b) Are there traceable affinites between (a) cultural and
behavioral norms and (b) large scale linguistic patterns
(Whorf 1956: 138).
Whorf dedica los siguientes apartados de este artículo a
contestar estas dos preguntas.
La pluralidad y la numeración en SAE73 y en moqui.
En nuestras lenguas, lenguas SAE, la pluralidad y los números
cardinales se aplican de maneras distintas, o bien se aplican a los
plurales reales o a los imaginarios74. O dicho de otra manera más
exacta pero menos plástica: el plural se aplica a los agregados
espaciales perceptibles y metafóricos75. Así, decimos ten men,

73 Standard Average European (Whorf 1956: 138). Se refiere a las lenguas


indoeuropeas occidentales tomadas como una única realización de la
cultura humana.
74 La distinción entre plurales reales y plurales imaginarios es tan infundada
que llega a suponer una petición de principio: ¿un hecho de la
experiencia se segmenta en sí mismo o es el individuo quien lo
segmenta? ¿es que el individuo sabe lo que es un río para poder contarlo
como vario o como uno? Cuando decimos río designamos un algo que
no existe en la realidad, un algo que separamos de aquello otro que le
da ser, un conjunto de condiciones interrelacionadas entre sí de las que
entresacamos una. Decimos han desviado el río y naturalmente es una
cosa imposible. Un río depende de su cauce, cauce que el propio río ha
elaborado; el cauce del río depende de los valles por donde el río pasa,
valles que el propio río ha formado; y los valles existen, por oposición a
las montañas. Nunca se da un valle si no hay al lado una montaña.
¿Han desviado tantas cosas cuando decimos han desviado el río? La
cosa que designamos, río, es una clase de objetos que se ha creado por
abstracción, seleccionando alguno de los aspectos creados sobre lo que
existe en la naturaleza. Igualmente decimos, éste es el río Andarax que,
como de costumbre, va seco. Es decir, si en el ejemplo anterior elegimos
y seleccionamos, es decir designamos, el curso de agua de lo que es
tradicional en río, en este otro ejemplo, designamos el cauce mismo del
río, ya que el Andarax no lleva agua más que cuando llueve
torrencialmente. La cosa seleccionada es distinta en ambos ejemplos,
cosas que pertenecen al mismo hecho de experiencia, que
lingüísticamente llamamos río. El que podamos hablar de una cosa
como perteneciente a una clase de objetos implica una serie de
operaciones de intelección, cada una de las cuales contribuye a la
creación de un concepto determinado en el que todo es mental, es decir
intelectivo. No existe nada que sea real. La realidad de las cosas depende
de la adecuación mayor o menor del discurso a la designación objetiva.
Los medios de la designación, es decir, las palabras y los conceptos
implícitos en ellas, son elaboraciones mentales en las que la distinción
entre real y mental no nos dice nada (cf. Martínez del Castillo 1999,
capítulo 3).
75 Whorf supone aquí que el espacio es una cosa objetiva e introduce la
metáfora como algo objetivo. Para la metáfora cf. Coseriu 1985ª, 81;
1982, 293 nota 23; 1992, 144.
50
constructo que se puede experimentar objetivamente y decimos
también ten days, constructo que no se puede percibir
objetivamente. Este ultimo constructo es posible por el hecho de
que nuestras lenguas confunden las dos situaciones, la de los
plurales reales y la de los plurales imaginarios y aplican el mismo
modelo a ambos76. La base para aplicar el numeral cardinal a days
es la ciclicidad77:
39 CYCLICITY brings the response of imaginary plurals (Whorf
1956: 139).
La ciclicidad es, así, un concepto dimanado de la estructuración
de la realidad por la experiencia, semejante al tiempo. El problema
que se plantea Whorf es el de la semejanza de ésta con otra
estructuración por la experiencia, la agregación: para Whorf ambas
estructuraciones de la experiencia son constructos lingüísticos,
puesto que no aparecen en todas las lenguas:
40 But a likeness of CYCLICITY to aggregates is not
unmistakably given by experience prior to language, or it
would be found in all languages, and it is not78 (Whorf
1956: 139).
Para Whorf, no obstante, el tiempo y la ciclicidad no contienen
nada inmediato ni subjetivo, consiste en el sentido básico de llegar
a ser más tarde cada vez (becoming later and later)79. En el

76 Whorf no se para a contar si ten men es tan objetivo como dice. Esta
expresión implica una serie de operaciones intelectivas que Whorf pasa
por alto y plantea el problema cuando ya en realidad está solucionado.
Una expresión como esta incluye los conceptos de unidad, de clase, de
distinción de ejemplar y clase, de designación, relación, y relación
acumulativa; e implica una representación simbólica, conceptos todos
ellos contingentes, no obligatorios (cf. Martínez del Castillo 1999, 3.2).
77 Pero Whorf no define ni justifica, sobre todo, ni justifica, lo que es la
ciclicidad, que no justificándola la asume como una forma cósmica, un
supuesto verdadero (cf. nota 10).
78 De esta manera podemos decir que Whorf se da cuenta de que no todo
depende de la estructuración de la experiencia. Aquí nos revela que dos
conceptos, la ciclicidad y la agregación, no son dados por la experiencia
en sí mismos, pero sigue considerándolos dos conceptos primarios.
79 Cuando Whorf analiza las estructuras del pensamiento como medio para
conocer lo que da la lengua cae en los mismos prejuicios que él observa.
Que una cosa llegue a ser algo, implica que esa cosa es ya algo y que
llegue a ser más tarde, implica que es ya en el tiempo, lo cual supone el
tiempo; por otro lado, implica que hay veces, es decir unidades de
tiempo predeterminadas, con lo que supone, además del tiempo, las
veces, es decir las unidades aplicadas al tiempo. Las unidades, a su vez,
implican otros conceptos como el de clase y el de ejemplar de esa clase,
la unidad. Y todos ellos no son más que el resultado de una serie de
operaciones intelectivas. Todo esto Whorf lo admite, pero no lo explica
51
pensamiento habitual de la gente SAE este sentido básico está
encubierto por algo muy distinto que, aunque es mental no debería
llamarse subjetivo. Whorf lo llama OBJETIVADO o imaginario, ya que
está modelado según el mundo externo80. Y en el caso que nos
ocupa es éste el que nos refleja nuestro uso lingüístico. Nuestra
lengua no hace distinción entre los números contados sobre
entidades discretas y los números que simplemente "se cuentan por
sí mismos"81. El pensamiento habitual da por supuesto que, en el
caso de las dimensiones continuas, los números se cuentan igual
que en los casos de las dimensiones discretas. Los conceptos de
tiempo pierden contacto con la experiencia subjetiva de llegar a ser
más tarde cada vez y se objetivan82 como cantidades, especialmente

ni justifica. El tiempo es una de las grandes estructuraciones de la


experiencia para Whorf, como hemos visto, pero aquí aparece la
ciclicidad e implícitamente la unidad, la clase, el ejemplar: muchos
conceptos previos al propio conocimiento. Para Whorf, la experiencia
nos proporciona todos estos conceptos. Si la experiencia nos
proporciona todos esos conceptos huelga el problema del pensamiento
(cf. cap 5).
80 Whorf en esto descubre la relación que existe entre un significado
determinado de una lengua y los significados anteriores a ese mismo
significado. Whorf admite que se creen significados sobre la base de
otros significados. Pero, atención: Whorf no admite la creación
individual —toda creación es necesariamente individual. Y Whorf
previene contra toda intervención individual en el pensamiento: though
mental [it] should not be called subjective (Whorf 1956: 139). Whorf
quiere hacer una disciplina comprobable y para lo cual a lo creado
mentalmente Whorf da existencia objetivándolo y llamándolo
OBJECTIFIED.
81 Whorf se refiere en esto a las cantidades continuas, cantidades que en
realidad no son cantidades, sino un solo ser, una sola dimensión. Si
decimos que podemos contar la dimensión tiempo es porque
introducimos en ella otras dimensiones, la dimensión día o la dimensión
hora, creaciones totalmente arbitrarias, contingentes, inventadas sin
más fundamento que la voluntad de la mente que las creó. Hoy día la
dimensión hora tiene mucha importancia y es universalmente admitida
por los humanos en el mundo occidental. Pero en el siglo XIX, aunque
existía, no era la dimensión hora que hoy conocemos. Equivalía al doble
de lo que hoy entendemos por tal. Y en la Edad Media, la hora era la
hora que hoy llamamos canónica, un concepto horario que equivalía
aproximadamente a tres de nuestras horas. Las dimensiones continuas,
pues, no se cuentan solas; se cuentan por la mente humana que
introduce en ellas otros conceptos contingentes y arbitrarios.
82 Whorf admite implícitamente la transformación de lo percibido por los
sentidos (subjective experience (Whorf 1956: 140)) y la objetivación
(objectification (Whorf 1956: 140). La objetivación es la creación de un
significado tomando elementos de otros significados ya creados. Es
justamente la explicación de los significados y de las estructuras
mentales como constructos históricos (cf. Martínez del Castillo 1999,
52
como larguras, compuestas de unidades que como la largura
pueden ser visiblemente83 marcadas en pulgadas. Una cantidad de
tiempo es considerada como si fuera una fila de unidades
semejantes, como una fila de botellas (Whorf 1956: 140).
El problema en la lengua moqui es distinto. Los plurales y los
cardinales se usan sólo para entidades que forman o pueden formar
un grupo objetivo. No existen plurales imaginarios, sino sólo
ordinales usados en singular84. Una expresión como ten days no es
posible en moqui. En su lugar se diría una expresión que indicaría
que se llegaría tras una relación ordinal el día décimo. Nuestra
cantidad de tiempo no se considera como cantidad sino como
relación entre dos eventos que se dan en su existir. En vez de
nuestra inventada objetivación de ese hecho de conciencia85 que
llamamos tiempo la lengua moqui no ha establecido ningún modelo
que encajara con el hecho subjetivo de llegar as ser más tarde, que
es la esencia del tiempo (Whorf 1956: 140).
Los nombres de cantidad física en SAE y en moqui.
Nosotros tenemos dos clases de nombres que denotan cosas
físicas: los nombres individuales y los nombres incontables. Los
nombres individuales denotan cuerpos con rasgos definidos. Los
nombres incontables denotan continuos homogéneos sin límites
definidos. Esta distinción está marcada por la forma lingüística, y
está más extendida en las lenguas que en la apariencia observable
de las cosas. Por el contrario, pocas cosas naturales se dan como
extensiones con límites no definidos. En la naturaleza podemos
encontrar agua, lluvia, arena, pero no podemos encontrar
mantequilla, carne, tela, hierro, cristal o la mayor parte de los
materiales mostrados en tal tipo de manifestación, sino en cuerpos,
grandes o pequeños con rasgos definidos. La distinción está de
alguna manera forzada sobre nuestra descripción de los eventos

3.3 y nota 143). Whorf no admite dicha condición histórica en los seres
humanos, ni en el lenguaje como manifestación de estos (cf. nota 80).
83 Serán visibles en la medida que se establezcan las bases para hacerlas
posibles. El criterio para medir o contar una dimensión continua es
ajeno a la dimensión misma, es un criterio mental de quien mide o
cuenta.
84 En la cultura que Whorf llama SAE existen también los ordinales aplicados
a la medida del tiempo y que son tan efectivos como los cardinales que
miden el mismo. Es decir, existen dos sistemas de medida del tiempo y
la confusión entre los dos ha llevado a las típicas discusiones sobre si
el 3er milenio empezara el 1 de enero de 2000 o el 1 de enero de 2001.
85 Whorf utiliza la expresión datum of consciousness, expresión muy
semejante en forma y contenido pero distinto valor a lo que entiende
Coseriu por contenido de conciencia (Coseriu 1985a, 40 y 47). En
realidad, Whorf se refiere a un contenido de conciencia determinado.
53
como un irrechazable modelo de la lengua. Es tan inapropiada esta
distinción en la gran mayoría de los casos que nosotros necesitamos
de cualquier forma individualizar un nombre incontable por
ulteriores recursos lingüísticos. Los recursos lingüísticos utilizados
para individualizar tales nombres incontables son de diversos tipos,
tales como tipos de nombres de los cuerpos, como stick of wood,
piece of cloth, pane of glass, cake of soap; o, sobre todo, nombres de
contenedores que significan no en sí mismos sino en sus
contenidos, como glass of water, cup of coffee, dish of food, bag of
flour, bottle of beer. Estos nombres de contenedores llegan a formar
fórmulas de contenedores, en las que la partícula of tiene una
importancia capital, pues influye en nuestro sentido de experiencia
al concebir los tipos de fórmulas para nombres de los cuerpos
menos obvios, como stick of wood, lump of dough, etc. Las fórmulas
en ambos casos son muy similares: nombre individual más un
relator semejante (en inglés of). En los casos obvios el relator denota
contenidos, en los casos no obvios sugiere contenidos86. Para la
gente SAE la sustancia filosófica y la materia son dos ideas naifs;
que son continuamente aceptadas, llegando a constituir el sentido
común, precisamente por el uso lingüístico habitual87. Nuestros
modelos lingüísticos a menudo nos requieren que nombremos a
una cosa física por una fórmula binomial que separe la referencia
entre un ejemplar sin forma y una forma (Whorf 1956: 141).
La lengua moqui no contiene más que una sola clase de
nombres, sin ninguna distinción formal de nombres contables e

86 Es interesante para comprender la concepción de Whorf ver el valor de este


aserto: “[…] formulas, in which 'of' has an obvious, visually perceptible
meaning ("contents")” (Whorf 1956: 141). Whorf da a esta partícula todo
el valor estructurador de la mente humana. Es decir, para Whorf el
significado lo da el hecho de la estructuración de los elementos
gramaticales, el famoso patterment. Para Whorf, es el relator of el
elemento que unas veces desempeña una función y otras otra. Este
elemento, es un elemento funcional, una palabra relacional, con
funciones sintácticas y sin contenido. Lo importante en este elemento
no es su función sintáctica ni gramatical, lo importante para Whorf es
que da un sentido perceptivo visual, con lo que en última instancia
Whorf refiere la explicación de este tipo de concepción a la psicología
humana, y dentro de esta a la psicología gestáltica cuya formulación de
la percepción humana toma la forma visual de un esquema delimitado
por un fondo. De aquí que Whorf vea en of un significado visual, an
obvious, visually perceptible meaning.
87 Está claro en esta explicación que el uso lingüístico se impone sobre las

formas mentales y el uso lingüístico está determinado por la estructura


gramatical de los elementos, siendo un conector, una mera palabra
funcional, el elemento que o bien denota o bien evoca contenidos. Es
decir, la psicología, a través de la conducta llega a determinar el
pensamiento, valiéndose para ello de la lengua.
54
incontables. Todos los nombres tienen un sentido individual tanto
singular como plural. Los nombres que corresponden a nuestros
nombres incontables refieren incluso cuerpos vagos o extensiones
vagamente delimitadas. Implican indefinición, pero no falta de
límites o tamaño. De esta manera la lengua moqui no tiene
necesidad de analogías para construir el concepto de existencia
como una dualidad de un ejemplar sin forma y una forma. La
lengua moqui trata a la no forma por medio de símbolos distintos a
los nombres (Whorf 1956: 141-142).
Fases de ciclos en SAE y en moqui.
Términos tales como verano, invierno, septiembre, mañana,
tarde, puesta del sol, para nosotros son nombres y no tienen
especial distinción formal con otros nombres. Nuestro pensamiento
sobre los referentes de tales palabras de esta manera llega a ser
objetivado. Sin objetivación sería una experiencia subjetiva del
tiempo real, es decir, de la conciencia de llegar a ser más tarde cada
vez, meramente una fase cíclica semejante a una fase anterior en
esa duración de llegar a ser más tarde cada vez. Solamente
mediante la imaginación se puede dejar de lado tal fase cíclica una
y otra vez en la manera de una configuración espacial, es decir,
visualmente percibida88. Pero en esto consiste el poder de la
analogía lingüística por el que nosotros objetivamos de tal forma las
fases cíclicas. Por otro lado, la modelación de nombres contables e
incontables, con su fórmula binomial de un ejemplar sin forma más
una forma es tan general que está implícita en todos los nombres.
De aquí, nuestros nombres muy generales como sustancia, materia,
por los que podemos rellenar una fórmula binomial para una
amplia gama de nombres. Pero incluso estos no son muy generales
como para incluir los nombres de fase. Así para los nombres de fase
hemos hecho un ejemplar sin forma, el tiempo. Nosotros hemos
creado esta fórmula usando un tiempo, es decir, una ocasión o fase,
dentro del modelo de los nombres contables, de la misma manera
que de un verano hemos hecho verano según el modelo de un
nombre incontable. Así con nuestra fórmula binomial podemos
decir y pensar un momento de tiempo, un segundo de tiempo, un año
de tiempo. Digamos, una vez más, que el modelo es el modelo
lingüístico de una botella de leche o un trozo de queso. De esta
manera nosotros nos hallamos impulsados a imaginar que un
verano realmente contiene o se compone de tal y tal cantidad de
tiempo (Whorf 1956: 142-143).

88 Para Whorf el significado es perceptible visualmente, ¿por qué? Porque


parte de la psicología gestalt como el modelo de aprehensión de las cosas
por nuestro intelecto.
55
En moqui, sin embargo, todos los términos como verano,
mañana, etc., no son nombres sino una clase de adverbio. En sí
mismos constituyen una parte formal de la oración, distintos de los
nombres, los verbos e, incluso, otros adverbios. Tal parte de la
oración significa "cuando es de mañana, cuando es invierno,
mientras tal fase del verano sucede". Estos adverbios nunca se usan
como sujeto o como objeto. De esta manera no se puede decir el
verano es caluroso, sino cuando es verano las condiciones son
calurosas, o hace calor. No se dice este verano sino el verano de hoy
o el verano reciente. No se da, pues, objetivación como región o
extensión o cantidad, de un sentimiento de duración subjetiva.
Nada sugiere al tiempo, a no ser el perpetuo acabarse del mismo.
De esta manera no existe base alguna aquí de nuestro ejemplar sin
forma que responde a nuestro tiempo (Whorf 1956: 143).
Las formas verbales temporales en SAE y en moqui.
El sistema tridimensional de tiempos en los verbos de las
lenguas SAE da forma a todo nuestro pensamiento sobre el tiempo.
Este sistema está amalgamado con ese esquema de objetivación de
la experiencia subjetiva de la duración que se encuentra en otros
modelos lingüísticos: la fórmula binomial aplicable a los nombres
en general, los nombres temporales, la pluralidad y la numeración.
Esta objetivación nos capacita colocar las unidades de tiempo en
fila en nuestra imaginación89. La concepción (imaginación) del
tiempo como una fila está en armonía con el sistema de tres
tiempos, mientras que un sistema de dos, uno anterior y otro
posterior, parecería corresponder mejor al sentimiento de duración
en cuanto que es experimentado. Puesto que si analizamos nuestra
conciencia no encontraremos presente, pasado, ni futuro, sino una
unidad que abarca la complejidad. Y añade Whorf
41 EVERYTHING is in consciousness, and everything in
consciousness IS, and is together 90(Whorf 1956: 143-144).
En la conciencia encontramos un aspecto sensual y un aspecto
no sensual. Lo sensual es lo que vemos, oímos, tocamos, es decir,
el presente; lo no sensual es el vasto mundo de las imágenes de la
memoria, el pasado; y lo no sensual es también el reino de la
creencia, la intuición y la duda, el futuro. Sin embargo, la
sensación, la memoria, la intuición sobre el acontecer están

89 Para Whorf imagine e imagination significan concebir y concepción. Tiene


esto que ver con las facultades que Jung ve en la psicología humana.
90 No obstante, este aserto Whorf explica precisamente el tiempo y la
ciclicidad con definiciones que no se responden en absoluto con esta
afirmación. Cuando define el tiempo Whorf dice: a smooth flowing
continuum in which everything in the universe proceeds at an equal rate,
out of a future, through a present, into a past (Whorf 1956: 57).
56
conjuntamente en la conciencia; algo no es todavía por existir, ni
algo es una vez pero no más. Donde realmente se da el tiempo real
es en que todo lo que está en la conciencia se hace cada vez más
tardío cambiando ciertas relaciones de forma irreversible. En este
proceso de hacerse cada vez más tardío, de hacerse duradero está
para Whorf en contradicción flagrante con el más reciente y más
nuevo instante en el foco de atención y con el resto, lo anterior. Para
Whorf el tiempo es una creación mental:
42 We can of course CONSTRUCT AND CONTEMPLATE IN THOUGHT a
system of past, present, future, in the objectified
configuration of points on a line. This is what our general
objectification tendency leads us to do and our tense
system confirms (Whorf 1956: 144).
El tiempo es una objetivación, es decir, una creación mental
hecha sobre la fórmula de un hecho real. El hecho real es la
representación de puntos colocados sobre una línea. En este
sentido construimos dicha objetivación en el pensamiento y la
contemplamos. En cuanto que la contemplamos creemos que es
cierta. La objetivación de este hecho no es una objetivación aislada:
tiene que ver con otras objetivaciones; la objetivación es una
tendencia en los seres humanos que son impulsados a actuar de
esta manera. Para Whorf, el propio análisis del sistema de tiempos
verbales es una prueba de esta creación.
En inglés el tiempo verbal presente parece que es el que está en
menor armonía con la relación temporal primordial. El presente es
como si se expresaran varias finalidades o funciones expresivas
(duties), y no una finalidad unitaria y congruente. La primera
finalidad o función sería aparecer como un término objetivado entre
el pasado y el futuro objetivados en la narración la discusión la
argumentación la lógica y la filosofía. Otra finalidad sería denotar
inclusión en un campo sensible, como lo veo. Y otra finalidad sería
nómica, es decir, convencional o generalmente válida, como lo
vemos con nuestros propios ojos. Estos usos variados introducen
confusión en el pensamiento, de lo cual, la mayor parte de las veces,
nosotros no nos damos cuenta.
En moqui el caso es distinto. Los verbos no tienen tiempos
verbales como los nuestros, sino formas de validación (asertos),
aspecto y formas de unión sintagmática (los modos), que dan una
precisión mayor en el discurso. Las formas de validación denotan
que el hablante (no el sujeto) refiere la situación (equivalente a
nuestro pasado y presente) o que el hablante lo espera (equivalente
a nuestro futuro), o que el hablante hace una afirmación nómica
(equivalente a nuestro presente nómico). Estos aspectos denotan
distintos grados de duración y distintas clases de tendencia en la
57
propia duración. Pero sin indicar nunca nada sobre si un suceso o
evento es anterior o posterior que otro cuando ambos eventos son
referidos. La necesidad de expresar esto no surge hasta que no
tengamos dos verbos, es decir, cuando utilicemos dos sintagmas.
En este caso los modos denotan relaciones entre los sintagmas,
incluso relaciones de anterioridad y posterioridad y de
simultaneidad. Por otro lado, existen muchas palabras adyacentes
que expresan relaciones semejantes, que complementan los modos
y los aspectos. Las finalidades o funciones expresivas de nuestro
triple sistema del tiempo en los verbos y su tiempo linear objetivado
se distribuyen en moqui entre las distintas categorías verbales,
todas distintas de nuestros tiempos verbales. No existe en moqui
ninguna otra base para un tiempo objetivado, ni en los verbos ni en
otras estructuras gramaticales. Esto, sin embargo, no impide lo
más mínimo que las formas del verbo y otras estructuras
gramaticales se ajusten fielmente a las realidades pertinentes de las
situaciones reales (Whorf 1956: 146-145).
Duración, intensidad y tendencia en SAE y en moqui.
Para empezar Whorf proclama un principio previo:
43 To fit discourse to manifold actual situations, all languages
need to express durations, intensities, and tendencies
(Whorf 1956: 145).
Es característico de las lenguas SAE y quizá de muchos otros
tipos de lenguas expresar estos conceptos metafóricamente91. Las
metáforas son las de extensión espacial, es decir, de tamaño,
número (pluralidad), posición, forma y movimiento. Expresamos la
duración, la intensidad, la tendencia, etc., por una casi inacabable
lista de metáforas que
44 We hardly recognize as such, since they are virtually the
only linguistic media available. The nonmetaphorical terms
in this field, like 'early, late, soon, lasting, intense, very,
tending', are a mere handful quite inadequate to the needs
(Whorf 1956: 145).
La metáfora es parte de nuestro esquema completo de
objetivación, que no es más que nuestro espaciar imaginativamente
las cualidades y los potenciales que no son en absoluto espaciales.
El criterio para saber si son espaciales o no depende de nuestras

91 Whorf concibe la metáfora dentro de lo que llama el pensamiento


objetivado. Con el mismo fundamento con el que concibe a este concibe
a la metáfora. De esta manera, Whorf acepta que la metáfora no se ha
de poner al mismo nivel que el tiempo, la ciclicidad, la agregación, la
intensidad, la tendencia, la pluralidad, la posición, la forma, el
movimiento.
58
capacidades de percepción, de nuestra psicología en última
instancia. Dice Whorf,
45 So far as any spatially perceptive senses can tell us (Whorf
1956: 145).
Para los hablantes SAE el significado nominal procede desde los
cuerpos físicos a referentes de otra clase opuesta. Puesto que los
cuerpos físicos y sus rasgos dentro del espacio percibido se denotan
por términos de tamaño y forma y se cuentan en términos de
números cardinales y plurales, estas estructuras gramaticales de
denotación y recuento se extienden a los símbolos de significado no
espacial sugiriendo así un espacio imaginario92. Las formas físicas
se mueven, se paran, se levantan, se sumergen, se aproximan, etc.,
en el espacio percibido; ¿por qué no estos otros referentes en su
propio espacio imaginario93? La efectividad de este proceder, de
crear espacios imaginarios es tan exhaustiva que es demasiado,
para Whorf:
46 This has gone so far that we can hardly refer to the simplest
nonspatial situation without constant resort to physical
metaphors (Whorf 1956: 146).

92 Plantear en estos términos el conocimiento, basándolo en lo que nos dan


los sentidos, es una contradicción, como aquí mismo se demuestra.
Whorf distingue entre un espacio real e imaginario como si
cognoscitivamente hubiera alguna diferencia. Ambos son creaciones
mentales, ambos son creaciones abstractas, representaciones
simbólicas de un hecho de la experiencia constituyendo, así, un
contenido de conciencia (significado). Basarnos en lo que nos dicen los
sentidos puede ser una petición de principio, puesto que los sentidos
no nos dan más que imágenes concretas y las imágenes que tenemos
del espacio son todo menos concretas, son espirituales, como todas (cf.
Martínez del Castillo 1999).
93 Quizá aquí esté el motivo de la confusión de Whorf, en no distinguir entre
el significatum y el designatum. Un referente no tiene ningún espacio
que sea propio. Es la mente humana la que relaciona el espacio con un
determinado objeto. La relación es una creación humana. Espacio, por
otro lado, no es the homogeneous and instantaneous timeless space of
our supposed intuition of classical Newtonian mechanics (Whorf 1956:
58), sino la conciencia del individuo humano como objeto en un
conjunto indefinido de objetos, es decir, en un mundo. El espacio existe
por elaboración mental, no sensitiva. El espacio no tiene sentido si no
es referido al propio individuo, quien no lo percibe, sino lo crea
mentalmente. Por consiguiente, si puede crear un espacio que se
acomode, fits in (Whorf 1956: 145) a lo que de forma inmediata parece
que perciben los sentidos, también puede crear otro tipo de espacio que
no se acomode tanto a lo que perciben los sentidos. Pero tanto en uno
como en otro caso, nada es percibido por los sentidos sino elaborado
mentalmente y el espacio, también (cf. Martínez del Castillo 1999, cap.
3).
59
Es decir, que gracias a la metáfora la intelección humana puede
tener algún sentido. Y como ejemplo Whorf aduce las siguientes
metáforas:
47 I "grasp" the "thread" of another's arguments but if its
"level" is "over my head" my attention may "wander" and
"lose touch" with the "drift" of it, so that when he "comes"
to this "point" we differ "widely", our "views" being indeed
so "far apart" that the "things" he says "appear" "much" too
arbitrary, or even "a lot" of nonsense! (Whorf 1956: 146).
La ausencia de este tipo de metáforas en el discurso moqui es
asombrosa. La lengua moqui no usa términos de espacio cuando
no hay espacio. La razón es clara cuando conocemos que la lengua
moqui tiene abundantes medios de expresión derivados y léxicos
para expresar la duración, la intensidad y la tendencia
directamente como tal, y que las grandes estructuras gramaticales
no se basan en analogías como entre nosotros para denotar un
espacio imaginario. Los múltiples aspectos verbales expresan
duración y tendencia de manifestación, a la vez que algunas de las
voces expresan la intensidad, la tendencia y la duración de las
causas o de las fuerzas que producen manifestación. Por otro lado,
un tipo especial de parte de la oración, los tensores, que constituyen
una amplia clase de palabras, denota solamente la intensidad, la
tendencia, la duración y la secuencia. Una asombrosa
característica de estos tensores es su falta de parecido a los
términos del espacio real y del movimiento, que para nosotros
significan lo mismo. De esta manera, mientras los nombres moqui
aparecen como muy concretos, los tensores llegan a aparecer como
abstractos en grado tan elevado que casi es difícil para nosotros
comprenderlo (Whorf 1956: 146-147).
El pensamiento habitual en SAE y en moqui.
Whorf entiende por pensamiento habitual y por mundo del
pensamiento algo más que meramente la lengua, entiende las
estructuras gramaticales en sí mismas, incluyendo todos los
valores analógicos y sugerentes de los modelos gramaticales
(patterns) y todo el toma y daca de la lengua y la cultura en su
conjunto. En esto hay una gran cantidad de cosas que no son
lingüísticas pero que muestran la influencia modeladora de la
lengua. En pocas palabras, el mundo del pensamiento es el
microcosmos que cada hombre lleva dentro de sí mismo, por el cual
mide y comprende lo que puede del macrocosmos (Whorf 1956:
147).
El microcosmos SAE ha analizado la realidad principalmente en
términos de lo que llama cosas (cuerpos o cuasicuerpos) más modos

60
de existencia extensional sin forma que llama sustancias o materia.
Tiende a ver la existencia a través de una fórmula binomial que
expresa cualquier existente como una forma espacial más un
continuum espacial sin forma relacionado a la forma, de igual modo
a como los contenidos están relacionados a los rasgos físicos
delimitadores de su contenedor. Los existentes no espaciales son
hechos espacio en la mente (imagination), a los que se atribuye
implicaciones semejantes de forma y de continuum (Whorf 1956:
147).
El microcosmos moqui parece haber analizado la realidad
principalmente en términos de eventos (o mejor, evenciamientos),
referidos de dos maneras, objetivos y subjetivos. Los eventos
objetivamente percibidos, si solamente están percibidos por la
experiencia física, se expresan principalmente como rasgos físicos
delimitadores, como colores y otros rasgos perceptivos. Los eventos
subjetivamente percibidos, tanto los físicos como los no físicos, son
considerados como la expresión de los factores de intensidad
invisible, sobre los que depende su estabilidad y persistencia, o su
fugacidad y su proclividad. Implican estos que los existentes no
llegan a ser más y más tardíos todos de la misma manera, sino que
algunos se hacen más tardíos creciendo como las plantas, otros
difundiendose y desapareciendo, otros en una procesión
metamorfósica, otros permaneciendo en una forma hasta que sean
afectos a fuerzas violentas. En la naturaleza de cada existente capaz
de manifestarse como un conjunto está el poder de su propio modo
de duración: su crecimiento, su declinar, su estabilidad, su
ciclicidad, o su creatividad. Todo está, así, preparado para la forma
como será más tarde: en parte ha sido anteriormente y en parte está
en acto de ser así preparado. Sobre este aspecto de prepararse o
estar preparado se basa el énfasis y la importancia que puede hacer
concebir en el moqui la correspondencia con la calidad de la
realidad que esa cosa tiene para nosotros (Whorf 1956: 147-148).
Rasgos de conducta habitual de la cultura moqui.
Nuestra conducta y la de los moqui se puede ver coordinada en
muchos aspectos al microcosmos condicionado lingüísticamente.
Como en los casos que el propio Whorf recogió como inspector de
seguros, la gente actúa respecto a las situaciones de formas que
son parecidas a como ellos hablan sobre las mismas. Una
característica de la conducta moqui es el énfasis dado a la
preparación. La preparación incluye el anunciar y el preparase para
los sucesos que han de venir, evitar las posibles incidencias para
asegurar la persistencia de las condiciones, y recalcar la buena
disposición como preparativos de buenos resultados.

61
La conducta preparatoria moqui puede en términos generales
dividirse en los siguientes pasos: el anunciar, la preparación
externa, la preparación interna, la participación encubierta, y la
persistencia. La preparación externa implica mucha actividad
visible, no sólo aquello necesariamente útil para nuestro
entendimiento. La preparación interna es el uso de oraciones y
meditaciones y una menos intensa buena disposición, para
procurar los resultados deseados. Las actitudes moqui recalcan el
poder del deseo y del pensamiento. Con su macrocosmos y en su
microcosmos es completamente natural que sea así. El deseo y el
pensamiento son los primeros y, por tanto, los más importantes, los
más críticos y cruciales pasos en la preparación (Whorf 1956: 148-
149).
Para el moqui los deseos y los pensamientos de uno mismo,
influyen no sólo en las propias acciones, sino también en toda la
naturaleza. Esto es totalmente natural para un moqui, ya que, para
Whorf, la conciencia humana es la capacidad de concentrarse en
un intento:
48 consciousness itself is aware of work, of the feel of effort
and energy, in desire and thinking (Whorf 1956: 149).
En el conocimiento humano intervienen muchos factores y es
necesario asignar el valor a cada uno de dichos factores:
49 Experience more basic than language tells us that, if energy
is expended, effects are produced (Whorf 1956: 149).
Por encima de la lengua está la experiencia, que es, en definitiva,
el fundamento último del conocer humano y la que posibilita una
interpretación a concepciones distintas a las de nuestra propia
lengua. Y Whorf explica por qué:
50 WE tend to believe that our bodies can stop up this energy,
prevent it from affecting other things until we will our
BODIES to overt action (Whorf 1956: 149).

La atención de nuestra mente hacia un objeto que se propone


conseguir, la conciencia, sólo se puede conseguir si existe un medio
que nos haga dirigir nuestra atención hacia un aspecto
determinado del conocer que es suministrado por la experiencia:
51 But this may be so only because we have our own linguistic
basis for a theory that formless items like "matter" are
things in themselves, malleable only by similar things, by
more matter, and hence insulated from the powers of life
and thought (Whorf 1956: 149).
Las cosas hacia las que podemos dirigir nuestra atención y crear
por consiguiente conciencia de ellas nos las suministra la

62
experiencia y nos las descubre la lengua. Estas cosas pueden no
coincidir con las cosas que dadas también por la experiencia no se
llegan a descubrir porque nuestra lengua no posibilita que las
hagamos conscientes:
52 It is no more unnatural to think that thought contacts
everything and pervades the universe than to think, as we
all do, that light kindled outdoors does this (Whorf 1956:
149).
El pensamiento por consiguiente y de esta manera está en el
mismo universo. La iluminación para entender el universo no viene
de fuera: la tienen los individuos que hablan una lengua. La lengua
dirige la atención hacia los aspectos que suministra la experiencia
y los configura de una manera determinada.
Ahora bien, ¿qué conocemos cuando dirigimos nuestra atención
(we think of) a un rosal concreto, por ejemplo? Nosotros no
suponemos que nuestro pensamiento se dirija a ese rosal y se
entretenga en él. La solución a dicho problema, que es propiamente
el problema del conocimiento, nos la da Whorf como una
probabilidad:
53 Probably we think it [our consciousness] is dealing with a
"mental image" which is not the rosebush but a mental
surrogate of it (Whorf 1956: 150).
Y Whorf se pregunta por la razón por la que nosotros los
occidentales pensamos que nuestro pensamiento concibe una
imagen mental del rosal y no del rosal real en cuestión y que lo
veamos natural que así sea. La respuesta nos la da el propio Whorf
basándose en su propia teoría, atribuyéndola, en última instancia
al concepto de lugar presente en nuestras lenguas SAE:
54 Quite possibly because we are dimly aware that we carry
about with us a whole imaginary space, full of mental
surrogates (Whorf 1956: 150).
El principio de explicación de nuestro propio concebir está
determinado, con esto, con lo que la lengua nos ha enseñado a
desentrañar de la experiencia94.

94 El problema, para Whorf, es que Whorf ha descubierto la relación de


dependencia que existe entre unos significados de una lengua y otros
significados de la misma lengua sobre los que se han formado los
primeros. Dicho esto mismo, aplicado a las estructuras del
pensamiento: Whorf ha descubierto la relación de dependencia en la
formación de unas estructuras mentales sobre otras y no llega a
plantearse la necesidad de explicar a estas segundas, las básicas, como
el concepto de espacio. Las primeras estructuras mentales han sido
formadas históricamente en la lengua en una fase, no necesariamente
63
Junto con el concepto de espacio aparecen en nuestra lengua
imágenes del espacio imaginario que Whorf sospecha que nosotros
quizá sepamos que son imágenes sólo imaginarias. Junto a todas
estas imágenes imaginarias nosotros apañamos el pensamiento de
un rosal realmente existente, pero que puede ser otra cosa
totalmente distinta. La razón por la que nosotros apañamos el rosal
como cosa existente es
55 Perhaps just because we have that very convenient "place"
for it (Whorf 1956: 150).
Como conclusión Whorf defiende colocar el pensamiento que
trata del espacio real en el espacio real y separar el espacio real de
los efectos del pensamiento95.
Para un moqui el problema de la concepción de un rosal sería
que su pensamiento o, mejor, él mismo trata con un rosal real. El
pensamiento del rosal debería dejar algún trazo de sí mismo en el
rosal. Si el pensamiento moqui es un buen pensamiento, otro
pensamiento sobre la salud o sobre el crecimiento sería igualmente

temporal y sí conceptual, posterior. El concepto de espacio, como


demuestra Whorf ha influido grandemente en la cultura occidental
estructurando muchos otros significados. Pero Whorf no admite que el
concepto de espacio se pueda explicar igualmente a como él explica los
otros conceptos o estructuras del pensamiento (significados, contenidos
de conciencia, en definitiva) dependientes del significado. Muchas
estructuras del pensamiento (significados de una lengua) se explican
por el concepto de espacio. De hecho, Whorf explica el tiempo
suponiendo el concepto previo de espacio (time is a motion on space
(Whorf 1956: 151). Pero tanto las estructuras del pensamiento que se
explican por el concepto de espacio como el concepto de espacio mismo
son de la misma naturaleza: son estructuras mentales históricas,
contingentes, formadas por la mente humana por medio de la
representación simbólica, hecha de alguna manera, sobre constructos
de la percepción. Los conceptos, como el de espacio, por muy
fundamentales que sean, no son suministrados por la experiencia, ni
descubiertos por las lenguas. Tanto las estructuras lingüísticas como
los propios contenidos de conciencia (significados o estructuras
mentales) han sido creados igualmente por la mente humana con el
mismo procedimiento. La representación simbólica puede ser original,
caso de las metáforas individuales, metáforas que necesariamente no
están estructuradas en la lengua, pero en su elaboración se pueden
haber utilizado conceptos ya creados previamente, como el caso que
analiza Whorf. El concepto de espacio también ha sido creado y
representado simbólicamente por la mente humana, igual que otros
conceptos han utilizado al de espacio para su propia formación (cf. cap
5).
95 Cuando Bloomfield trata del problema del significado llega a esta misma
conclusión, pero formulada al revés: el significado no se puede conocer
porque hay que conocer las cosas primero (cf. Bloomfield 1933, 139).
64
bueno para el rosal: si es malo lo sería también para la planta
(Whorf 1956: 150).
La lengua moqui recalca el factor de intensidad del pensamiento.
Para que el pensamiento sea más efectivo debería estar vívido en la
conciencia, debería ser definido, constante, sostenido y lleno de
evidentes buenas intenciones. La idea se traduciría al inglés como
"concentrarte, mantenerla viva en tu corazón, poniendo toda tu
atención sobre ella, esperando seriamente en ella".
La diferencia entre el moqui y las lenguas SAE se pone de
manifiesto en la forma como concibe cada una el tiempo. Para las
lenguas SAE el tiempo es un movimiento en el espacio. Para los
moqui, el tiempo es un hacerse tardío de todo lo que alguna vez se
ha hecho. Desde la perspectiva SAE la repetición parece como
dispersar sus fuerzas por una fila de unidades de ese espacio y
parece una pérdida. Desde la perspectiva moqui la repetición no es
una pérdida sino una acumulación. Es almacenar un cambio
invisible que se transforma en sucesos posteriores. El retorno del
día es como si retornara la misma persona, un poco más tardía,
pero con todas las impresiones del ayer; no es otro día. Este
principio junto con el principio de la fuerza del pensamiento y con
todos los rasgos generales de la cultura Pueblo se expresa en las
ceremonias de la danza para propiciar la lluvia y las cosechas, al
igual que en las cortas y rápidas pisadas de la danza repetidas una
y mil veces, hora tras hora (Whorf 1956: 151-152).
Algunas impresiones del hábito lingüístico en la civilización
occidental
Dadas las dificultades que dicho propósito implica por el hecho
de ser nosotros mismos hablantes, Whorf quiere fijarse en la
fórmula binomial de “forma más ejemplar sin forma” o sustancia, la
metáfora, nuestro espacio imaginario, y nuestro tiempo objetivado.
Todos ellos son figuras lingüísticas (Whorf 1956: 152).
De la dicotomía forma-más-sustancia se derivan las
perspectivas filosóficas más tradicionalmente características del
mundo occidental. A este grupo pertenece el materialismo, el
paralelismo psicológico, la física, y todas las concepciones dualistas
del universo en general. En realidad, en este grupo hay que incluir
todo lo que es teórico y de sentido común. Las perspectivas
monísticas holísticas y relativistas de la realidad aparecen
recurrentemente en los filósofos y en los científicos, pero son graves
impedimentos para el sentido común del tipo medio occidental, no
porque la naturaleza las refute ella misma, sino porque deben ser
enseñadas en una nueva lengua. El sentido común y la practicidad
son cuestiones que han de ser enseñadas para que sean fácilmente

65
comprensibles. El espacio la materia y el tiempo newtonianos se
suelen explicar como conceptos captados intuitivamente por cada
uno. En su contra se dice que la relatividad es la prueba palpable
de que el análisis matemático puede probar que la intuición no tiene
fundamento. Y en esto yace la respuesta a la primera pregunta
planteada al principio de este artículo (how is real world built on the
language habits of the group?96). Dejando de lado el recriminar a la
intuición por nuestra lentitud en descubrir los misterios del
Cosmos, como por ejemplo el de la relatividad, la respuesta
espontánea, la intuición, es falsa. La respuesta es que el espacio,
newtoniano, el tiempo y la materia no son intuiciones: son
ofrecimientos de la cultura y las lenguas y de ellas las tomó Newton
(Whorf 1956: 152-153).
Nuestra perspectiva objetivada del tiempo es favorable a la
relación histórica97 y a todo lo conectado con el archivo de eventos,
mientras que la perspectiva moqui es por ello mismo desfavorable.
Nuestra perspectiva objetivada del tiempo nos planta ante nuestra
imaginación algo así como una cinta o un rollo marcado de
antemano en espacios en blanco iguales, que sugieren que cada
espacio en blanco ha de ser rellenado con una entrada. La escritura
ha ayudado a nuestro trato lingüístico del tiempo, incluso cuando
a nuestro tratamiento lingüístico del tiempo ha guiado los usos de
la escritura. Con este toma y daca de la lengua y la cultura nosotros
podemos comprender:

96 Esta pregunta la toma Whorf de la cita de Sapir que refiere al principio del
artículo, cf. 1956: 134 y 137.
97 En la explicación que hace Whorf de los conceptos que tienen al tiempo
como base de su formación, Whorf emplea los términos histórico e
historicidad. Este concepto de historicidad que emplea Whorf no debe
confundirse con el del mismo nombre de la tradición lingüística que
representa Coseriu y que yo he adoptado. Para Whorf historicidad es
todo aquello que tiene que ver con su conservación convertido en
cantidades discretas alineadas en su sucesión respecto al ocurrir,
entendiendo con esto todo aquello que está relacionado o que tiene al
tiempo como fundamento de su ser, por ejemplo, la descripción de
hechos, la evaluación de cantidades en términos cuánticos, o el interés
(en economía), el concepto de jornal, etc. (Whorf 1956: 153 y siguientes);
o como lo define Lucy "la perspectiva no centrada o no relacionada de
considerar los eventos como sucesos discretos (Lucy 1992, 60)". Para
Coseriu historicidad es la especial condición de los seres humanos de
ser con otros dentro de un mismo nivel de solidaridad. El hombre es un
sujeto que crea su propia historicidad, es decir, un sujeto histórico y la
lengua es la manifestación de la historicidad del hombre, es decir, un
objeto histórico (Coseriu 1985, 32; 40 y 48-49; 1988, 70 y ss.;
Humboldt, 1990, 36 y 77). La historicidad se crea en términos de
comunidad con los otros, teniendo un doble eje: solidaridad con el
hablante y solidaridad con la tradición.
66
a) Los registros, los periódicos, los libros de cuentas, la
contabilidad, las matemáticas estimuladas por la
contabilidad.
b) El interés en las secuencias exactas, la datación, los
calendarios, la cronología, los relojes, los jornales y
salarios, los gráficos de tiempo y el tiempo de la física.
c) Los anales, las historias, la actitud histórica, el interés en
el pasado, la arqueología, las actitudes de la introspección
en períodos del pasado, como el clasicismo, el
romanticismo (Whorf 1956: 153).
De la misma manera que nosotros concebimos nuestro tiempo
objetivado como extendiéndose en el futuro, como el tiempo
objetivado se introduce en el pasado, establecemos nuestras
estimaciones sobre el futuro en la manera de nuestros registros del
pasado, produciendo programas, horarios y presupuestos. La
igualdad formal de las unidades semejantes al espacio por las que
medimos el tiempo nos lleva a considerar el ejemplar sin forma o
sustancia de tiempo como homogéneo y en consideración del
número de unidades. De aquí la asignación de valor al tiempo,
posibilitando la creación de una estructura comercial basada en
valores de prorrateo en el tiempo: los jornales, la renta, el crédito,
el interés, las cargas de depreciación, y las compensaciones de los
seguros. Este sistema se ha construido lingüísticamente y se
mantiene por un trato lingüístico del tiempo. Pero el hecho de su
construcción es un hecho decididamente en consonancia con las
estructuras lingüísticas de las lenguas SAE. Este hecho ayuda a la
ciencia y la ciencia, a su vez, siguiendo estas pautas culturales bien
conocidas, devuelve a la cultura nuevas y productivas formas de
aplicación, hábitos de aplicación y valores de aplicación, con lo que
la cultura de nuevo dirige la ciencia. Pero fuera de esta espiral la
ciencia está encontrando algo en el Cosmos que no está en
concordancia con los conceptos que hemos formado al montar esta
espiral. La ciencia está tratando de fraguar una nueva lengua con
la que ajustarse a un nuevo universo98 (Whorf 1956: 153-154).
El énfasis en aprovechar el tiempo de la civilización occidental,
que tiene que ver con todo lo explicado, es una clara objetivación
del tiempo y conduce a una alta valoración de la velocidad, cosa que
se ve clara en la conducta.
Otro efecto conductual de esta concepción sobre el tiempo es el
carácter de monotonía y regularidad que da nuestra imagen del

98 Whorf con esto se refiere a la creación de la lengua funcional de la ciencia,


que se define a sí misma por sus diferencias sinestráticas y que se basa,
precisamente, en el desarrollo de la ciencia.
67
tiempo como una medida estructurada en dimensiones iguales
ilimitadas que nos hace comportarnos como si la monotonía fuera
más cierta que los eventos de lo que realmente es. Es decir, nos
ayuda a comportarnos de forma regular (Whorf 1956: 154).
De esta manera nuestro mundo del pensamiento determinado
lingüísticamente no sólo colabora con nuestros ídolos e ideales
culturales, sino que compromete nuestras reacciones personales
inconscientes dentro de sus estructuras lingüísticas dándoles
ciertos caracteres típicos. Ejemplos de estos caracteres es el
descuido, la conducción temeraria, o el arrojar colillas a la papelera.
Otro es el gesticular cuando hablamos. Muchos de los gestos
utilizados por la gente SAE sirven para ilustrar, según el movimiento
en el espacio, no una referencia espacial, sino una de las referencias
no espaciales que nuestra lengua maneja por medio de las
metáforas de espacio imaginario. El gesto busca hacer una
referencia metafórica y de aquí que tienda a aclarar una referencia
un tanto oscura. Los moqui gesticulan muy poco y por lo menos no
de la misma manera que nosotros (Whorf 1956: 154-155).
Parece como si la cenestesia, o la sensación interna del
movimiento muscular, aunque surge de la lengua, fuera hecha más
consciente por el uso lingüístico del espacio imaginario y de las
imágenes metafóricas de movimiento. La cenestesia está marcada
por dos facetas de la cultura europea: el arte y el deporte. La
escultura y pintura europeas son altamente cenestésicas,
comunicando una gran sensación de los movimientos del cuerpo.
La danza expresa el deleite en el movimiento más que en el
simbolismo o el ceremonial. Y la mística está muy influida por las
formas de la danza. Las danzas y juegos moqui parecen recalcar las
virtudes de la resistencia y la intensidad sostenida (Whorf 1956:
155).
La sinestesia, o sugerencia por ciertas percepciones sensoriales
de los caracteres que pertenecen a otro sentido, como el de la luz o
el color por sonidos o viceversa, debería hacerse más consciente por
un sistema lingüístico metafórico que refiriera las experiencias no
espaciales por términos espaciales, aunque sin duda surge de una
fuente más profunda. Probablemente la metáfora surgiera de la
sinestesia y no al revés. No obstante, la metáfora no está
necesariamente enraizada en la lengua, como muestra la lengua
moqui. La experiencia no espacial tiene un sentido muy bien
organizado, el oído. La conciencia no espacial es el reino,
principalmente, del pensamiento, el sentimiento y el sonido. La
consciencia espacial es el reino de la luz, el color, la vista y el tacto,
y presenta formas y dimensiones. Nuestro sistema metafórico, que
nombra las experiencias no espaciales por las experiencias

68
espaciales, imputa a los sonidos, los olores, los gustos, las
emociones, y los pensamientos cualidades como color,
luminosidad, formas, ángulo, textura, y movimientos de la
experiencia espacial. Y en cierto sentido se da también la
transferencia contraria, pues tras hablar sobre los tonos como alto,
bajo, chillón, apagado, pesado, brillante, débil el hablante
encuentra fácil pensar en algunos factores de la experiencia
espacial como factores de tono. De esta manera hablamos de tonos
de color, de monótonos grises, de un gusto en el vestir, etc., todos,
metáforas espaciales al revés. El arte europeo se distingue en la
forma que busca deliberadamente jugar con la sinestesia. En todo
esto puede ocurrir que nuestra lengua metafórica, que es de alguna
manera una confusión del pensamiento, está produciendo a través
del arte un resultado de un valor de más largo alcance, un sentido
más profundamente estético que nos conduzca hacia una
aprehensión más directa de la unidad que subyace en los
fenómenos tan variadamente comunicados a través de nuestros
canales sensoriales (Whorf 1956: 155-156).
Implicaciones históricas
¿Cómo se da esta red de implicaciones entre lengua, cultura y
conducta? ¿Qué es antes, las estructuras de la lengua, o las normas
de la cultura? En su conjunto ellas han crecido juntas, influyéndose
constantemente las unas en las otras. Pero en esta asociación, la
naturaleza de la lengua es el factor que limita la libre plasticidad y
que rigidifica los canales de desarrollo de la forma más autocrática.
La razón de esto es
56 A language is a system, not just an assemblage of norms
(Whorf 1956: 156)99.
Los grandes rasgos sistemáticos de una lengua pueden cambiar
a algo realmente nuevo sólo muy lentamente, mientras que las
innovaciones culturales se realizan con relativa rapidez. La lengua,
así, no es una cosa cualquiera:
57 Language thus represents the mass mind; it is affected by
inventions and innovations, but affected little and slowly,
whereas TO inventors and innovators it legislates with the
decree immediate (Whorf 1956: 156).

99 El concepto de sistema para Whorf es, pues, un algo que funciona, que
crea; un algo en el que cabe todo; un algo en virtud del cual se concibe
y se piensa. Como sistema es un algo que se mueve muy lentamente y
que le afectan poco los otros hechos culturales. Cada lengua es un
sistema distinto, cada lengua hace que sus hablantes piensen de forma
distinta.
69
El desarrollo del complejo cultural de las lenguas SAE viene de
lejos. Gran parte de su referencia metafórica al no espacio por el
espacio fue fijado en las lenguas antiguas, especialmente en el latín.
En realidad, se trata de un rasgo del latín. Esto no se da en otras
lenguas, especialmente en el moqui. El hecho de que en latín la
dirección del desarrollo del pensamiento se desarrollara de lo
espacial a lo no espacial, es la base para creer que esta sea la
dirección natural del cambio semántico en todas las lenguas y para
que en los círculos cultos del Occidente se suponga que la
experiencia objetiva sea anterior a la experiencia subjetiva. Para la
filosofía, el caso es justamente al revés (Whorf 1956: 156-157).
En la Edad Media, las estructuras ya formadas en el Latín
empezaron a entrelazarse con el pensamiento de la invención, la
industria, el comercio, la escolástica y la ciencia. La necesidad de
la medida en la industria y el comercio, los almacenamientos y
cantidades de distintas materias en diferentes tipos de
contenedores, los tipos de patrones con los que tratar distintas
materias, la estandarización de los tipos de pesos y medidas, la
invención de los relojes y las medidas del tiempo, los archivos, las
cuentas, las crónicas, el desarrollo de la historia, el desarrollo de
las matemáticas, y la asociación de las matemáticas y la ciencia.
Todas estas cosas cooperaron para dar a nuestro pensamiento y al
mundo lingüístico su forma presente (Whorf 1956: 157).
La historia moqui se ha hecho de forma diferente: una pacífica
sociedad agrícola, aislada por accidentes geográficos, libre de
esporádicos enemigos, que vive en unas tierras de escasas lluvias,
de agricultura árida, que sólo podían ser explotadas por la
perseverancia extrema de sus cultivadores (de aquí el valor de la
repetición y la perseverancia), por la colaboración entre sus
miembros (de aquí el valor dado a la psicología del trabajo en
equipo). De aquí que el maíz y la lluvia sean los valores primarios
de valoración, la necesidad de preparaciones extensivas, y las
precauciones para asegurar las cosechas en suelo tan pobre y en
clima tan adverso, la siempre presente dependencia de la
naturaleza que favorece la oración y la actitud religiosa dirigidas
hacia las fuerzas de la naturaleza para conseguir, mediante la
oración la siempre necesitada y bendita lluvia. Todas estas cosas
contribuyeron junto con los modelos lingüísticos (patterns) a
moldear las propias estructuras moldeadas de nuevo y así, poco a
poco, a formar la perspectiva moqui.
En resumen, la primera pregunta (Are our own concepts of 'time',
'space', and 'matter' given in substantially the same form by
experience to all men, or are they in part conditioned by the structure
of particular languages?) hay que contestarla así:

70
58 Concepts of "time" and "matter" are not given in
substantially the same form by experience to all men but
depend upon the nature of the language or languages
through the use of which they have been developed (Whorf
1956: 158).
No dependen tanto de un sistema cualquiera dentro de la
gramática (los verbos, o los nombres, por ejemplo) sino de las
formas de analizar y de describir la experiencia y así han llegado a
fijarse en la lengua. Estas formas de analizar y de describir la
experiencia son las llamadas fashions of speaking o costumbres en
el hablar, formas de analizar y describir la experiencia que se
extienden por las típicas clasificaciones gramaticales, de tal forma
que una tal costumbre en el hablar puede incluir elementos léxicos,
morfológicos, sintácticos y otros medios sistemáticamente diversos,
coordinados en cierto marco de consistencia. Nuestro concepto de
tiempo difiere marcadamente del concepto de duración moqui.
Nuestro concepto de tiempo se concibe como
59 As like a space of strictly limited dimensions, or sometimes
as like a motion upon such a space, and employed as an
intellectual tool accordingly (Whorf 1956: 158).
Por su contra la duración moqui parece que es inconcebible en
términos de espacio o movimiento, siendo el modo en el que la vida
difiere de la forma y la conciencia de la totalidad (in toto) sacada de
los elementos espaciales de la misma. Ideas propias y desgajadas
de nuestro concepto de tiempo, tales como la simultaneidad
absoluta, no se podrían expresar en moqui y si se expresaran,
serían ininteligibles para la concepción moqui: serían reemplazadas
por conceptos operativos. Para nosotros, el concepto de materia es
el subtipo físico de sustancia, que se concibe como el ejemplar
extensional sin forma que se debe juntar a la forma antes de que
tenga existencia real. En moqui parece que no hay nada que se
corresponda con esto. No existen los ejemplares extensionales sin
forma. La existencia puede o no tener forma, pero lo que tiene, tanto
si es con forma o sin forma, es intensidad y duración, siendo estos
dos conceptos no existenciales y al fin de cuentas, lo mismo100
(Whorf 1956: 158).

100 En esta comparación entre la cultura moqui y la cultura SAE Whorf no se


da cuenta de que en las lenguas SAE el desarrollo filosófico no es
primario; que ha habido muchos pensadores que han escrito con
dedicación y estudio sobre el concepto de esencia y existencia como dos
coprincipios estructuradores de la sustancia. En este sentido, comparar
la cultura moqui, en donde no ha habido más pensadores que los
pensadores primarios, es decir los pertenecientes a la gente sencilla e
iletrada, con la cultura SAE, que incluye muchas lenguas y muchos
71
Respecto al concepto de espacio, implícito en la primera
pregunta, no hay tal diferencia entre la lengua moqui y las lenguas
SAE. Probablemente la aprehensión del espacio se da
sustancialmente de la misma forma por la experiencia, no importa
en qué lengua. Los experimentos de los psicólogos de la Gestalt en
la percepción parecen establecer esto como un hecho101. Pero el
concepto de espacio varia algo según la lengua, porque en cuanto
instrumento intelectual, está íntimamente relacionado con el
concepto concomitante de empleo de otros instrumentos
intelectuales, de los órdenes de tiempo, materia, que están
lingüísticamente condicionados. Dice Whorf:
60 We see things with our eyes in the same space forms as the
Hopi, but our idea of space has also the property of acting
as a surrogate of nonspatial relationships like time,
intensity, tendency, and as a void to be filled with imagined
formless items, one of which may even be called 'space'
(Whorf 1956: 159)102.
Para un moqui el espacio no estaría mentalmente conectado con
sus sucedáneos de ningún tipo, sino que sería comparativamente
puro, no mezclado de nociones extrañas (Whorf 1956: 159).
Respecto a la segunda pregunta (Are there traceable affinities
between (a) cultural and behavioral norms and (b) large-scale
linguistic patterns?), hay conexiones pero no correlaciones o
correspondencias de diagnóstico entre las normas culturales y los
modelos lingüísticos (patterns). Aunque sería imposible inferir la
existencia de Jefes Gritadores103 de la falta de tiempos gramaticales
en moqui. Y viceversa: existe una relación entre una lengua y el
resto de la cultura de la sociedad que la usa. Hay casos en los que

pensadores en las mismas, todas poniendo en común sus filosofías, es


comparar dos niveles de historicidad totalmente distintos, dos niveles
de desarrollo distinto del pensar.
101 El concepto de espacio, como todos los demás, es un concepto creado: no
depende de la experiencia. La mente humana en su capacidad creadora
estructura la realidad desde el individuo, individuo que es histórico. El
concepto de espacio aparece como un concepto, no individual, sino
histórico y, aunque pertenezca a comunidades lingüísticas enteras, no
podemos pensar que es universal.
102 Whorf analiza lo que es el espacio sin dejar de ver el espacio. Es decir, ve
el espacio a razón del mismo espacio y lo define en términos de lo que
va a definir. Es decir, hace una petición de principio. En el término
nonspatial relationships Whorf implica el espacio, aunque sea en su
negación. El problema está en el paso, que Whorf no se plantea, desde
lo que vemos (We see things with our eyes) a la idea (our idea of space).
Explicar el espacio por el no espacio es explicar el espacio por el espacio,
sin conexión con el sujeto que llega a conocer (y crear) el espacio.
103 Crier Chifs, institución unipersonal en la sociedad moqui.
72
las costumbres en el hablar están íntimamente integradas con la
cultura considerada en general, tanto si son universalmente ciertos
o no. Y hay conexiones dentro de esta integración, entre la clase de
análisis lingüísticos empleados y las varias reacciones
conductuales y las formas tomadas por los varios desarrollos
culturales. De esta manera la importancia de Jefe Gritador no tiene
conexión, no ya con la temporalidad gramatical, sino con un
sistema de pensamiento en el que categorías distintas a las
nuestras son las naturales. Estas conexiones no se pueden
encontrar centrando nuestra atención en las rúbricas típicas de la
descripción lingüística, etnográfica o sociológica, sino examinando
la cultura y la lengua (siempre y solamente cuando las dos han
coexistido juntas durante un considerable período de tiempo)
considerándolas como un todo, en el que podemos esperar que se
den las concatenaciones que atraviesan las líneas
compartimentales. Si realmente se dan dichas concatenaciones, al
final han de ser descubiertas por medio del estudio (Whorf 1956:
159).

Gestalt Technique of Stem Composition in Shawnee.


(From the appendix, pp 393-406, to C. F. Voegeling, Shawnee
stems and the Jacob P Dunn Miami Dictionary. Indianapolis:
Indiana Historical Society, 1940 (prehistory Research Series,
vol 1, no 9, April 1940)).
A propósito de estructuras propias de esta lengua que no se
acomodan a los patrones de sujeto y objeto, Whorf proclama:
61 Our problem is to determine how different languages
segregate different essentials out of the same situation104
(Whorf 1956: 162).
Para Whorf este es un problema fundamental en la descripción
de una lengua, previniendo contra la suposición de que se explican
las lenguas por el mero hecho de hacer una descripción de las reglas
formales para su combinación en oraciones de lexemas y morfemas
que representen la segregación de la situación hecha por la

104 Como se puede ver en la propia formulación del problema está dada la
solución. Las lenguas segregan características esenciales de la realidad.
Para saber si las lenguas segregan tales características esenciales de la
realidad debemos saber qué es la realidad y cuáles son esos
“esenciales”. Es decir, Whorf plantea el problema de las relaciones entre
la lenguaje y el pensamiento al margen de los hombres que piensan y
hablan. Whorf concibe, así, a la lengua estudiada como algo autónomo,
independiente de los hablantes que la hablan.
73
lengua105 (Whorf 1956: 162). El problema es, no las formas que
utiliza una lengua, sino la concepción que expresa la lengua en
cada situación. De acuerdo con esto dice Whorf:
62 To compare ways in which different language differently
"segment" the same situation or experience, it is desirable
to be able to analyze or "segment" the experience first in a
way independent of any one language or linguistic stock, a
way which will be the same for all observers106 (Whorf 1956:
162).
Esta solución apuntada por Whorf es no es posible si utilizamos
los conceptos europeos de descripción de las lenguas, ni si hacemos
uso de términos familiares que vayan desde los términos propios
del sentido común a los términos cuasicientíficos. El uso de
términos de este tipo puede ser de ayuda y quizá sea necesario, pero
advierte:
63 It must be remembered that in their ranges of meaning they
are but the creatures of modern Indo-European languages
and their subsidiary jargons and reflect the typical modes
of segmenting experience in these tongues (Whorf 1956:
162).
Estos términos, por otro lado, no son científicos107 para la
lingüística por el hecho de que sirvan a las ciencias físicas o
químicas. Estos términos, tales como thought, ideas, concepts,
pertenecen a la psicología y no debe haber ningún inconveniente en
que se conciban como mentales o místicos (místicos en el sentido
de que no son ni mejores ni peores que "gravitación" o "queso")
(Whorf 1956: 162-163)108.

105 La lengua como tal no segrega nada, los hablantes, cada uno, dentro de
su historicidad seleccionan y usan los medios tradicionales ofrecidos a
ellos por la lengua. Los medios son las ideas y los medios para expresar
esas ideas.
106 Whorf da por supuesto que esto es posible. Whorf se da cuenta de que los

hablantes hablan de forma diferente, lo atribuye a la lengua y, por lo


visto, quiere crear otra lengua, aquella en donde sea posible segmentar
la situación independientemente de las lenguas naturales.
107 Whorf utiliza el término scientific, que manifiesta su obsesión por la

ciencia positiva, y no el término adequate o appropriate que indicaría la


independencia de la lingüística como disciplina autónoma, disciplina
científica que no tiene que ser igual que las disciplinas de las ciencias
naturales (cf. Coseriu 1988, 193 y ss).
108 Hay en estas palabras de Whorf, terms [that] require no less caution in use,

but they are under no specially strong taboo for being "mentalistic" or
"mystical" (Whorf 1956: 162-163), dos aspectos que revelan claves del
problema en Whorf. En primer lugar Whorf afirma que hay palabras
mentales, ¿no son mentales todas las palabras? Y en segundo lugar
74
Whorf analiza las cosas que se dan en la situación de la
aparición de un muchacho que corre, which all observers […] will
agree (Whorf 1956: 163). La situación se puede dividir en dos: (1)
una figura o silueta que tiene más o menos movimiento, y (2) un
tipo de panorama o campo contra el cual o en el cual, se ve la figura
(Whorf 1956: 163)109.

Whorf afirma que son psicológicas porque meramente they refer to


psychological experience, ¿no refieren igualmente la experiencia
psicológica palabras como cheese o gravitation?
109 Esta solución dada por Whorf al problema de la intelección de un
muchacho que corre da por supuestos muchos otros conceptos. En
primer lugar, el del establecimiento de una designación, ¿cómo sabemos
que esa silueta o figura es distinta de todo lo demás?, ¿es la experiencia
la que nos separa esa figura de todo lo demás?; en segundo lugar, el de
la determinación, la clase y el ejemplar, ¿cómo sabemos que se puede
seleccionar esa cosa que llamamos figura, le damos la pertenencia a esa
clase de objetos que llamamos muchacho, la referimos a esa clase de
objetos y la hacemos un ejemplar de esa misma clase determinándola
singularmente?. En tercer lugar, el concepto de movimiento, que implica
al concepto de espacio y al de intensidad del propio movimiento, ¿cómo
sabemos que se da el espacio, el movimiento en el espacio, la intensidad
en el movimiento y el movimiento mismo? ¿No habremos tenido que
hacer operaciones de intelección, no necesariamente expresadas en
palabras, previas, para llegar a estas operaciones también de intelección
básicas? En cuarto lugar, el concepto de que la figura o silueta tenga
que ser concebida en un marco determinado, ¿qué importa a quien
conciba esta realidad si está separada o unida a lo demás, si la primera
operación que tiene que hacer el que concibe algo de la realidad es aislar
ese algo que va a concebir? En quinto lugar, el supuesto de que esa
figura o silueta en movimiento que está en un marco o background tenga
que ser, para su intelección, sólo percibida y sólo percibida por uno de
los sentidos, el de la vista, ¿es que podría, según eso, llegar a entender
la realidad una perfecta cámara fotográfica, que ve y graba, la realidad
sin posibilidad de error? Y en último lugar, el supuesto de que todo esto
se puede entender, concebir en un marco ajeno a una lengua. Fuera de
la lengua nada existe. Solo el intelecto puede descubrir las relaciones
de significación que aporta la lengua y que aporta el individuo en la
lengua, con la lengua, dentro y fuera de la lengua. Una lengua funcional
específica aporta una nomenclatura que cuanto más específica sea más
llega a identificar la palabra con la realidad y con el concepto, pero que
necesita de la lengua para su formación, su uso y su manipulación
(Coseriu 1981, 96). En todo esto hay que distinguir lo que es la
representación pictórica de la realidad, representación que no es la
realidad y en donde es posible que ambos factores haya que tenerlos en
cuenta para percibir (meramente percibir) lo allí representado y otra
cosa es la realidad, y otra, y sobre todo, es la representación simbólica
de la realidad que hace el intelecto, operación eminentemente espiritual,
hecha sobre la abstracción de lo percibido, ya sea visualmente, que
sensorialmente, que auditivamente, que tactualmente, o que todas
estas modalidades, o algunas de ellas, a la vez. La división de Whorf en
75
La psicología gestalt nos suministra un canon de referencia para
todos los observadores, sin tener en cuenta su lengua o sus jergas
científicas, con el que descomponer y describir todas las situaciones
observables110 y muchas otras situaciones más. Para Whorf, esto es
un descubrimiento:
64 […] the discovery that visual perception is basically the
same for all normal persons past infancy and conforms to
definite laws, a large number of which are fairly well known
(Whorf 1956: 163).
El proceso del conocimiento humano está regulado por leyes y
esto es una cosa que no se puede obviar. Dice a este respecto:
65 They bring out clearly that the basal fact of visual
perceptions is the relation of figure and ground, that
perceptions are largely in the nature of outlines, contrasted
more or less with the grounds, fields and fillings of outlines,
and that perception of motion or action is figural in type, or
connected with the perception of at least a vague outline
quality (Whorf 1956: 163).
Estas palabras tienen mucha importancia en Whorf porque nos
revelan los principios de los que parte Whorf a la hora de explicar
el conocimiento humano. El conocimiento humano se basa en la
experiencia. Esta es fundamentalmente visual y se inicia a base de
rasgos, siluetas o figuras resaltadas sobre un fondo. Y todo esto es
así porque se trata de leyes que regulan el conocimiento humano111.

dos elementos, como se ve, es claramente insuficiente (cf. cap 5; cf.


Martínez del Castillo 1999, cap. 3).
110 Whorf da una preferencia al sentido de la vista, no dándose cuenta de que

las operaciones de la intelección, las operaciones intelectivas, no


pertenecen a ningún sentido, sino a la mente humana. Son operaciones
de intelección. Si bien parten de la percepción, no son exclusivas de un
sentido, ni pertenecen a sentido alguno, ni a la percepción, sino que
pertenecen al intelecto, a la mente humana. Lo de menos es que hayan
sido formadas como ideas partiendo de las percepciones de un sentido
determinado. De hecho, nunca una idea representa una percepción
hecha a partir de un solo sentido. Si representara a la percepción de un
solo sentido no sería idea, ni conocimiento, sería una impresión
concreta, algo que afecta al individuo y no a la mente, algo que es
impresión, pero no conocimiento.
111 El conocimiento lingüístico y el conocimiento humano en general es una

actividad espiritual libre y finalista. Como tal es inabarcable e infinita,


y nunca puede acomodarse a las leyes de la percepción física. La
percepción sí es física y concreta, pero la percepción no es el
conocimiento humano. El conocimiento es una creación humana, libre
e histórica, hecha sobre los perceptos suministrados por nuestros
sentidos.
76
Para Whorf, el problema del conocimiento es un problema de
elección sobre lo que la experiencia nos suministra. Whorf supone
que la experiencia nos suministra todos los aspectos que se pueden
ver en las cosas. La elección se realiza sobre datos ciertos
suministrados por la experiencia112. Los hechos de la experiencia
visual pueden ser algo distintos entre sí o entre los distintos
individuos, pero las leyes de la experiencia visual son las mismas
para todos los humanos113 (Whorf 1956: 164). Dice Whorf a este
respecto:
66 If the perceptual influences are such as to cause one
normal person to see a definite outline, they will cause all
other normal persons to see the same outline (Whorf 1956:
164).
Como ejemplo de lo dicho Whorf aduce la constelación de las
estrellas que llamamos la Osa Mayor, que para la cultura inglesa
tiene la forma de un cazo. Todos los pueblos la ven de la misma
manera, aunque no la vean con dicha forma o no tengan tal tipo de

112 Los hechos que nos suministra la percepción, como tales hechos de
percepción, son un continuum de sensaciones sensibles y concretas,
que en sí mimos no son nada que pueda constituir el pensamiento ni el
conocimiento. Representan un todo de sensaciones informes no
delimitadas ni determinadas. La mente humana, actividad espiritual,
ha de empezar a establecer una porción de ese continuum para saber
de qué va, es decir, ha de establecer una designación; ha de despreciar
todo aquello que no selecciona como designable, es decir ha de abstraer;
ha de guardar eso que ha designado y abstraído dándole un nombre; ha
de generalizar sobre lo que es eso seleccionado, dándole, acertadamente
o no, una esencia; ha de asignar a eso una designabilidad
potencialmente infinita, es decir ha de establecerlo como clase. Y por
último ha de determinarlo y hacerlo ejemplar único. Sólo entonces
podremos elegir eso que ha sido designado abstraído nominado hecho
clase y determinado de todo lo demás que potencialmente está también
en lo percibido. Lo percibido es un algo que nos llega a través de los
sentidos, es un algo concreto, un percepto, que no es conocimiento; es
materia prima sobre la que se forma el pensamiento, pero no la única.
El ser humano en su creatividad intelectiva (espiritual) no se puede
ceñir únicamente a lo concreto de la percepción (cf. Martínez del Castillo
1999, cap. 3).
113 La percepción no puede ser la misma para todos los seres humanos por
definición. La capacidad de percibir sí será una cosa específica de la
especie humana. En principio todos los individuos nacen con vista oído
olfato gusto y tacto, entre otros. Pero lo que percibe cada ser humano,
en principio, no puede ser lo mismo, ya que la percepción es concreta y
no se puede comparar. Si queremos comparar lo que un individuo
percibe con lo que percibe otro individuo tiene que intervenir la
actividad espiritual humana, es decir la mente, y entonces tenemos que
comparar lo que elabora la mente, no lo que percibe la percepción. Lo
que un individuo ve, el otro no lo sabe, ni puede saberlo.
77
utensilios en su cultura y aunque no hay líneas que unan a las
estrellas entre sí como para que den esta o aquella silueta.
Pero al igual que teníamos la experiencia espacial de la que
deducíamos la experiencia no espacial, Whorf da por supuesto que
también tenemos la experiencia no visual. A esta llegamos por un
proceso de eliminación. Y en esto tenemos que volver al problema
del espacio:
67 Everything that "takes up space" can be shown to be known
directly or indirectly through vision114. Everything unvisual
is unspatial in character (and vice versa) and is felt as
immediate to the experiencer115. Touch alone is somewhat
fused with visual material, and, when it tells us form,
contour, and texture, it is indirectly visual. Visual
experience is projected and constitutes space, or what we
shall call the external field of the observer116; unvisual
experience is introjected and makes up what we shall call,
[…] the ego field, or egoic field, because the observer or ego

114 No es un proceso meramente sensorial. Para llegar a saber si algo takes


up space tenemos que hacer muchas operaciones de intelección. El
concepto de espacio implícito y necesario en este proceso parte de la
conciencia del individuo hablante como objeto en un mundo de objetos.
El concepto de espacio como tal no es un concepto primario en la
intelección de las cosas (cf. nota 109). Sí es un concepto decisivo para
explicar la representación pictórica. En el mundo de lo conocido se
conocen las clases y los ejemplares de las clases. En el mundo de lo
conocido se conoce por abstracción, es decir despreciando lo individual,
sensible y concreto y creando representaciones simbólicas de lo
abstraído. El concepto de espacio es un concepto aprendido muy pronto,
pero por abstracción, tras conocer la propia existencia como objeto y se
conoce como algo operativo; nunca como un algo que sirve de marco
para conocer las cosas.
115 Lo que no se ve y no tiene espacio es conocido por una elaboración mental

que se basa, al igual que lo que es visible y espacial, en la representación


simbólica mental. Ambos tipos de entes de razón existen sólo gracias a
la mente que los crea y sobre todo los segundos, nunca pueden ser
percibidos ni mediata ni inmediatamente. No existen en la realidad. Sólo
se dan como creaciones espirituales.
116 Whorf subordina toda la percepción al sentido de la vista, quizá por dos

razones: primera, porque popularmente se piensa que la vista es más


importante que los demás sentidos de la percepción; segunda, porque
Whorf ha encontrado una razón suficiente para explicar el problema de
conocimiento. La vista nos da lo que percibimos y lo que no percibimos.
Nos da el objeto que miramos y el concepto de espacio, concepto en
donde podremos colocar todo lo que pertenece a la realidad. Pero en
realidad no es así. El sentido de la vista sólo nos da información sobre
un punto muy preciso. La información sobre distintos puntos de un
mismo objeto es la base con la que opera la mente para crear la
representación de un objeto visible.
78
feels himself, as it were, alone with these sensations and
awarenesses (Whorf 1956: 164)117.
De esta manera el mecanismo del conocimiento humano está
completo y se basa en la experiencia visual que, gracias a su
negación como experiencia y como visual, nos da el ego, el campo
egoico, la interioridad y la propia conciencia del hombre. Todas las
demás percepciones, explícitamente las del tacto, se resuelven en
la percepción visual. La experiencia visual que, por principio es
idéntica a todos los hombres, se resuelve en la propia conciencia
del hombre. De esta manera, pues, el conocimiento humano se
resuelve en dos tipos de hechos: las sensaciones y el mundo
interior, es decir, la conciencia. La experiencia exterior o
experiencia directa o indirectamente visual es la base primera del
conocimiento. La experiencia interior, la eliminación de la
experiencia visual, la experiencia no visual, nos da el ego, la
interioridad del hombre, el ser capaz de conocer y de percibir el
mundo mediante su pensamiento formado en su interioridad o ego.
La experiencia interior es decisiva en el proceso del
conocimiento, según Whorf. La experiencia interior nos da la
universalidad del conocimiento humano:
68 In referring a certain experience to the egoic field, because
it is not in the visual field, or to the ambivalent borderland,
as when a sensation is known by both modes as within the
observer's body, we are classing it as all observers class it,
regardless of their language, once they understand the
nature of the distinction (Whorf 1956: 164) 118.
La base del propio conocimiento humano, conocimiento que es
igual para todos los seres humanos, hemos de encontrarla en la
interioridad del ser humano. En la interioridad del ser humano se
da la universalidad del pensamiento, la fase cognoscitiva anterior

117 Con esta distinción entre el ego y el mundo exterior, entre lo visible y lo
invisible, Whorf explica en términos concretos la distinción entre el ego
cognoscente, la mente humana y lo que llega al ser humano a través de
los sentidos, que reduce a lo visible. Whorf niega con esto la
espiritualidad del hombre, la actividad cognoscente como actividad
espiritual, la creatividad del hombre, aspectos que reconoce en el
hombre, pero los explica de forma concreta.
118 Whorf habla de clasificar en los inicios mismos del proceso del conocer,
cuando los seres humanos perciben. Para poder clasificar algo hay que
conocer el ejemplar que se trata de clasificar y la clase o clases a la que
se puede asignar el ejemplar. No es posible clasificar nada cuando sólo
tenemos un percepto, sin que haya intervenido la creación humana; y
menos si esa clasificación de que se trata es una determinada, existente
en toda una comunidad de hablantes, existente, por consiguiente, antes
del individuo.
79
(en importancia) a todas las lenguas. Pero esta distinción entre la
experiencia exterior y la interioridad o conciencia del individuo ha
de ser entendida como condición previa al conocimiento (Whorf
1956: 164).
Por consiguiente, podemos clasificar lo que nos llega por los
sentidos con lo que es el pensamiento o las emociones:
69 We can unhesitatingly class the referent of a lexeme of
hearing, tasting, or smelling along with those of thinking,
emotions, etc., in the egoic realm and apart from any
lexeme referring to an experience having outline or motion
(Whorf 1956: 164).
La clasificación de lo percibido se hace en la interioridad del
individuo en términos de lexemas lingüísticos y de unidades de
pensamiento o de emoción, aparte de cualquier otro lexema que se
refiere a la experiencia exterior. La interioridad del individuo, así,
es la base de la comparación de las percepciones estructuradas por
las lenguas, no así la propia experiencia exterior de los individuos,
que pertenece a las lenguas.
El acto del conocimiento y el propio acto de expresión de lo
pensado, es decir, el acto de intelección es un intercambio entre la
experiencia exterior y la experiencia interior, entre la experiencia
externa y el ego, entre lo percibido y la conciencia. Consiste, en una
palabra, en la interacción entre la proyección hacia la conciencia,
introjection, y lo que llama la projection
70 The difference between light and darkness, and the referent
of seeing, not of what is seen, also, is either borderland or
of the egoic field, because the sensation quality is
introjected though the figure-ground quality is projected;
the referent of saying something is also egoic, because the
observer introjects both his own and other people's speech,
equating an essential from it to his egoic field of hearing or
sound; and the referent of possessing or having is also egoic
(Whorf 1956: 164).
Conocemos en virtud de la interacción de la experiencia interior
y la experiencia exterior. Una experiencia exterior se proyecta, da
una figura, una silueta. Por eliminación de lo percibido nos queda
lo no percibido, que es el marco de la experiencia y constituye la
interioridad o la conciencia del observador. La interioridad del
observador se introyecta, es decir, participa en la elección de los
rasgos de la experiencia que componen o han de componer el
lexema o lexemas de una lengua. La interioridad o conciencia del
observador introyecta lo no percibido junto a lo lingüístico. El
resultado es la expresión lingüística.

80
Para Whorf, el principio de clasificación de los referentes es no
lingüístico, ni semántico. Un hecho de experiencia (isolate of
experience) (Whorf 1956: 164) tanto en la experiencia externa como
en la experiencia interna o ego o consciencia de un ser humano no
llega a constituir significado. Sin embargo una lengua119 puede
tener un principio de clasificación de morfemas y su
comportamiento semántico coordinado con este principio universal.
Por ejemplo, el inglés al referir la experiencia interior del individuo
utiliza el presente simple para indicar un hecho momentáneo (I hear
you, he sees it, he feels sick, I say that), no el presente continuo
como es la norma en acciones momentáneas (I am working, the boy
is running). Whorf aduce como razón el que este principio no se da
en otras lenguas y los extranjeros dicen estos ejemplos al revés
(Whorf 1956: 163-165).

Science and Linguistics


(From Technology Review, 42: 229-231, 247, 248, no. 6 (April
1940).

Para Whorf, la lengua es un conocimiento individual que lleva


consigo un conocimiento sobre lo que es el hablar:
71 Every normal person in the world, past infancy in years,
can and does talk. By virtue of that fact, every person
―civilized or uncivilized― carries through life certain naïve
but deeply rooted ideas about talking and its relation to
thinking (Whorf 1956: 207).
El hablar no es meramente una actividad. El hablar lleva consigo
una serie de ideas sobre el propio hablar y sobre la relación de este
con el pensar. Las ideas que comportan el hablar son un aspecto
distinto del hablar propiamente dicho, pero las relaciones entre el
hablar y las ideas del hablar mantienen una relación muy estrecha;
tan estrecha que el conocimiento llega a hacerse inconsciente y
automático y deriva a intolerante:
72 Because of their firm connection with speech habits that
have become unconscious and automatic, these notions
tend to be rather intolerant of opposition (Whorf 1956: 207).
Las ideas del pensar (significados y concepción sobre el mundo;
la metafísica de Whorf) y las ideas sobre el funcionar del hablar (la
gramática) constituyen la lengua y se identifican con la persona que

119 Una lengua no tiene existencia concreta; es una técnica en el hablar; existe
como modalidad en el hablar (Coseriu 1986a, 27).
81
habla, hasta tal punto que ésta no admite contradicción sobre ellas.
Son ideas que se identifican con la persona que habla:
73 They are by no means entirely personal and haphazard
(Whorf 1956: 207).
No obstante, lo importante es que las ideas del pensamiento y
las ideas del funcionar del hablar constituyen un sistema, que es lo
que les da cohesión y capacidad de funcionamiento (hablar) por un
lado y capacidad de raciocinio por otro:
74 Their basis is definitely systematic, so that we are justified
in calling them a system of natural logic ―a term that seems
to me preferable to the term common sense (Whorf 1956:
207).
La lengua, pues, incluye dos aspectos, un sistema de reglas de
formación combinación y funcionamiento de elementos de
expresión, y un sistema de pensar. Ambos se dan porque son parte
de un solo sistema, que funciona como único en los hablantes. Este
sistema doble es operativo y funciona como una metafísica o
concepción del mundo o sistema de lógica natural, sistema propio
de una lengua y que se conoce, también, como el sentido común.
El hecho de que cada persona haya hablado con fluidez desde
su infancia hace a la lengua el sistema único que ocupa la mente
de los miembros de una comunidad cultural120 y los hablantes se
sienten totalmente seguros en ese sistema de lógica natural. El
hablante piensa y actúa dentro y según ese sistema. El hablante
solamente tiene que consultar un substrato de lógica o razón
común que se supone que posee o que se supone que ha de poseer.
Por otro lado, la lengua (sistema de ideas y sistema de expresión)
no existe en sí y por sí. Existe únicamente para servir a una
finalidad: la comunicación humana. El hablar es un mero proceso
incidental que sirve a la comunicación:
75 Natural logic says that talking is merely an incidental
process concerned strictly with communication, not with
formulation of ideas (Whorf 1956: 207).
De los dos aspectos de la lengua, el importante es el pensar. Pero
el pensar es anterior al hablar. El hablar o el uso de la lengua sólo
expresa lo que previamente se ha formulado como esencialmente
no lingüístico:

120 En Whorf no cabe el término comunidad lingüística. La lengua depende


de la cultura y es la manifestación de la cultura.
82
76 Talking, or the use of language, is supposed only to
"express" what is essentially already formulated
nonlinguistically (Whorf 1956: 207).
Es decir, el pensar se forma de forma no lingüística antes del
hablar. Así, pues, tenemos dos tipos de ideas: ideas culturales que
son previas a toda formulación lingüística, y su réplica lingüística
que es la formulación en términos lingüísticos de lo que
previamente ha sido ya formulado por la cultura. La lengua es la
que formula las ideas en segundo turno, ya que la formulación
lingüística sólo sirve a la comunicación.
La formulación de las ideas lingüísticamente constituye un
proceso independiente que es el pensar y que se supone que es
indiferente a la naturaleza de las lenguas particulares. Las lenguas
particulares participan en este proceso doblemente, con la
gramática y con el pensar. La gramática se basa en lo social y lo
convencional y el pensar por la lógica natural que pertenece a la
lengua:
77 Languages have grammars, which are assumed to be
merely norms of conventional and social correctness, but
the use of language is supposed to be guided not so much
by them as by correct rational, or intelligent THINKING
(Whorf 1956: 207-208).
En este sentido el pensamiento no depende de la gramática sino
de las leyes de la lógica natural o razón:
78 Thought […] does not depend on grammar but on laws of
logic or reason which are supposed to be the same for all
observers of the universe -to represent a rationale in the
universe that can be "found" independently by all intelligent
observers, whether they speak Chinese or Choctaw (Whorf
1956: 208).
Con esto tenemos el supuesto fundamental de Whorf: el
conocimiento del mundo es universal. Las lenguas llevan consigo
un pensamiento que está basado en la lógica y esta es anterior a la
lengua. Cada lengua tiene su lógica natural. Los hablantes piensan
según la lógica natural de su lengua. Si sabemos que el
pensamiento es universal y cómo es el pensamiento lingüístico de
una lengua determinada, sólo nos queda por ver cuáles son las
relaciones entre los dos tipos de pensamiento. Estas relaciones las
podemos comprobar empíricamente, ya que las lenguas seleccionan
del conocimiento universal. Así, el problema de las relaciones
lenguaje-pensamiento se reduce a un problema experimental. Hay
que ver la naturaleza desde todos los ángulos posibles y hay que
ver la naturaleza tal y como la sistematiza cada lengua.

83
El pensamiento anterior a la lengua es el lazo de unión que une
a una comunidad cultural con las restantes. El conocimiento
lingüístico es la organización mental de las comunidades que
hablan una lengua, organización mental que separa a las
comunidades entre sí. El pensamiento se basa en principios
universales derivados de la lógica y de la razón.
La lógica natural mantiene que las distintas lenguas son
esencialmente métodos paralelos para expresar el conjunto racional
de ideas sobre el mundo. Este es el lazo de unión de unas lenguas
con otras y a partir de aquí difieren no más que en aspectos
menores, pero que parecen mayores ya que por la costumbre de
hablar se ven como exclusivos. La lógica sostiene también que las
matemáticas, la misma lógica simbólica, la filosofía y demás
ciencias son sistemas que tratan directamente del reino del
pensamiento y que no son extensiones especiales del lenguaje
(Whorf 1956: 208).
Las lenguas aparecen como algo definitivo para sus hablantes y
la razón es que el uso lingüístico es el único que conocen los
hablantes, hasta el punto de que se ha hecho automático e
inconsciente. La razón de esto es lo que en otro lado Whorf llama el
pensamiento habitual, pensamiento habitual que Whorf justifica
por un principio lógico universal:
79 If a rule has absolutely no exceptions, it is not recognized
as a rule or as anything else; it is then part of the
background of experience of which we tend to remain
unconscious (Whorf 1956: 209).
El conocimiento lingüístico, pues, es absorbente y exclusivo para
los individuos hablantes, pero por razones de costumbre y de falta
de visión de otra realidad distinta a la que suministra la lengua.
Whorf compara la situación creada por este principio con la
experiencia práctica de no echar de menos el aire hasta que nos
estamos ahogando121.

121 Pero Whorf plantea el problema del conocimiento lingüístico en términos


psicológicos, no racionales. Plantea el problema psicológico de echar de
menos el aire sólo cuando nos falta el mismo y nos estamos ahogando;
no en términos racionales, como necesidad imperiosa de todo ser
humano de disponer aire para respirar porque así es su esencia animal.
Aparentemente el resultado es el mismo, pero sólo aparentemente. Si
planteamos psicológicamente, experimentalmente, el problema del
conocimiento lingüístico, los propios esquemas de tal conocimiento son
entidades autónomas. Tenemos que estudiarlas una vez que las hemos
aislado y seleccionado de los individuos que hablan. En este sentido,
como entidades autónomas, son hechos incontrovertibles, que tenemos
que respetar y sólo interpretar. Para un conocimiento completo del
84
Para ilustrar este principio Whorf aduce varios ejemplos
tomados de la psicología, como la sensación de la imagen de la
escena que se mueve a nuestro alrededor producida por el hecho de
girar la cabeza. El efecto es de experiencia de un fondo, que no
reconocemos. En la explicación de este hecho de experiencia dice
Whorf:
80 If we observe critically while turning the head or eyes
quickly, we shall see, no motion it is true, yet a blurring of
the scene between clear views (Whorf 1956: 210).
La observación crítica hace que nuestro conocimiento corrija las
sensaciones de la experiencia. Y añade:
81 Normally we are quite unconscious of this continual
blurring but seem to be looking about in an unblurred
world. Whenever we walk past a tree or house, its image on
the retina changes just as if the tree or house were turning
on an axis; yet we do not see trees or houses turn as we
travel about at ordinary speeds (Whorf 1956: 210).122
La lógica natural contiene dos fallos:
a) La lógica natural no contempla que los fenómenos lingüísticos
son en gran parte de carácter de trasfondo y por tanto está
fuera de la conciencia crítica y control del hablante que está
exponiendo la lógica natural. Esto hace que cuando la gente
piense o hable sobre lógica y las leyes del pensar esté
simplemente alineándose con los hechos gramaticales que

problema, hemos de tener más y más hechos, procediendo, así,


experimentalmente.
122 Pero de esto trata el problema del conocimiento: de la observación
humana, no de la mera percepción. Whorf no se da cuenta de que la
observación humana es consciente en todo su actuar y que no es
material, es decir, meras sensaciones, sino una elaboración por la
mente de aquello que nos llega a través de los sentidos. Y una cosa es
lo que nos llega a través de los sentidos y otra distinta la observación.
Una vez que un individuo percibe una escena, la interpreta, es decir,
interpreta muchos objetos que, después, una vez conocidos,
constituirán una escena y una vez interpretada esta ya no vuelve a
plantearse más el problema inicial de su interpretación. Si un individuo
tiene dificultades en interpretar una escena visual dudará durante un
período más menos corto de tiempo, pero una vez interpretada ya no
volverá a planteársela de nuevo, recurrirá a la representación simbólica
que hizo de ella y que guarda en su conciencia. El conocimiento no es
ni puede basarse en los sentidos. Es un acto de razón, un acto de
creación. La interpretación que el individuo hace, para Whorf, no es tal
interpretación. Whorf la atribuye a la lengua, es decir al conocimiento
común de una comunidad que, para Whorf, no es histórico sino algo ya
dado, aunque esto sea cultural.
85
tienen algún carácter de trasfondo en su lengua o en la familia
de lenguas a la que pertenece la suya; pero que no son de
ninguna manera universales a todas las lenguas, ni mucho
menos constituyen un substrato de la razón.
b) La lógica natural confunde la concordancia sobre un asunto
alcanzada a través del uso de la lengua (la costumbre de
hablar y haber hablado siempre por parte de los hablantes)
con el conocimiento de los procesos lingüísticos por los cuales
se alcanza el acuerdo (el entendimiento mutuo entre hablante
y oyente). El acuerdo entre hablante y oyente es posible sólo
gracias a lo que ambos tienen en común antes de que ellos
puedan ajustarse el uno al otro, es decir, es posible gracias al
trasfondo123 entre el hablante y el oyente (Whorf 1956: 211).
Así, pues, la lógica natural está basada en la cultura,
constituye el trasfondo cultural y esto hace que dicha lógica sea
inconsciente:
82 The phenomena of a language are to its own speakers
largely of a background character and so are outside the
critical consciousness and control of the speaker who is
expounding natural logic (Whorf 1956: 211).
Los fenómenos del trasfondo son el campo de estudio del
lingüista.
83 The background phenomena with which it [linguistics]
deals are involved in all our foreground activities of talking
and of reaching agreement, in all reasoning and arguing of
cases (cf. Whorf 1956: 212).
Los fenómenos del trasfondo tienen que ver con todas las
actividades próximas del hablar y del alcanzar acuerdos, con el
razonar y el argumentar, con la práctica del derecho, con el derecho,
el arbitrio, la conciliación, los contratos, los tratados, la opinión
pública, el sopesar las teorías científicas, la formulación de los
resultados científicos. Dice Whorf:
84 Whenever agreement or assent is arrived at in human
affairs, and whether or not mathematics or other
specialized symbolisms are made part of the procedure,
THIS AGREEMENT IS REACHED BY LINGUISTIC PROCESSES, OR
ELSE IT IS NOT REACHED (Whorf 1956: 212).

123 Whorf utiliza la palabra background para referirse a la explicación de


percepción en términos de la psicología gestalt. Prefiero emplear la
palabra trasfondo, puesto que se trata del trasfondo efectivo de la
percepción, aunque en este caso se refiera al trasfondo cultural y
lingüístico.
86
De esta manera Whorf distingue un nivel superior en el
conocimiento lingüístico, el conocimiento que conduce a alcanzar
un acuerdo (agreement). Este nivel superior de conocimiento
lingüístico (an overt knowledge of the linguistic processes by which
agreement is attained) no es necesariamente imprescindible para
alcanzar dichos acuerdos, pero contituye la base para que la propia
lingüística desempeñe el papel de llegar a conocer las propias
estructuras mentales. Los hablantes utilizan el conocimiento
lingüístico de su lengua como conocimiento único que poseen.
Piensan, hablan y conciben el mundo con los trasfondos propios de
la misma, tal y como su lengua les ha enseñado. Como suelen
hablar y hablar y no dejan nunca de hablar, los hablantes
identifican su forma de concebir el mundo (la que les ha enseñado
su lengua) con la forma recta y cierta de cómo está estructurado el
mundo. Sin embargo, esa no es la forma cierta. La forma cierta es
el nivel superior de ese conocimiento lingüístico, el que se consigue
con el análisis de las lenguas, especialmente si éstas son muchas:
85 When linguists became able to examine critically and
scientifically a large number of languages of widely different
patterns, their base of reference was expanded; they
experienced an interruption of phenomena hitherto held
universal, and a whole new order of significances came into
their ken (Whorf 1956: 212).
Las implicaciones que este hecho tuvo para la lingüística fueron
múltiples: se descubrió que el sistema lingüístico de trasfondo de
cada lengua, es decir, la gramática, es decir, el conocimiento de los
hablantes no era un mero instrumento reproductor de ideas sino
más bien
86 The shaper of ideas, the program and guide for the
individual's mental activity, for his analysis of impressions,
for his synthesis of his mental stock in trade (Whorf 1956:
212).
La lengua tiene una importancia decisiva en la formación del
pensamiento del individuo. Cada individuo piensa según le ha
enseñado su propia lengua. El conocimiento lingüístico antes de
llegar a su nivel superior es el responsable último de cómo piensa
cada individuo. La formulación de las ideas depende de la lengua:
87 Formulation of ideas is not an independent process, strictly
rational in the old sense, but is part of a particular grammar,
and differs, from slightly to greatly, between different
grammars (Whorf 1956: 212-213).

87
La formación de las ideas no es un proceso independiente ni
racional124. Es un proceso cultural que depende de la lengua:
88 We dissect nature along lines laid down by our native
languages. The categories and types that we isolate from the
world of phenomena we do not find there because they stare
every observer in the face; on the contrary, the world is
presented in a kaleidoscopic flux of impressions which has
to be organized by our minds ―and this means largely by the
linguistic systems in our minds (Whorf 1956: 213).
La mente humana, que no es racional, tiene que organizar lo que
nos llega a través de los sentidos, que nos llega en un flujo
caleidoscópico de impresiones, pero no por ella misma sino gracias
a la estructuración previa que se da en la lengua. La razón de esta
organización hecha por la mente en virtud de la lengua es el hecho
de la necesidad de llegar a alcanzar acuerdos entre los hablantes y
oyentes:
89 We cut nature up, organize it into concepts, and ascribe
significances as we do, largely because we are parties to an
agreement to organize it in this way -an agreement that
holds throughout our speech community and is codified in
the patterns of our language (Whorf 1956: 213).
La lengua en sí misma es un acuerdo vigente en una comunidad
lingüística:
90 The agreement is, of course, an implicit and unstated one,
BUT ITS TERMS ARE ABSOLUTELY OBLIGATORY; we cannot talk at
all except by subscribing to the organization and
classification of data which the agreement decrees (Whorf
1956: 214).
El pensamiento, así, depende de la lengua. Las implicaciones
que esto tiene nos sacan del mismo mundo lingüístico y se
extienden a la propia ciencia y al individuo, que no es libre:
91 This fact is very significant of modern science, for it means
that no individual is free to describe nature with absolute
impartiality but is constrained to certain modes of
interpretation even while he thinks himself most free (Whorf
1956: 214).
La persona más libre, con una libertad relativa, es el lingüista
que llega a alcanzar el grado superior de conocimiento lingüístico,

124 Whorf con esto está negando la capacidad humana individual de crear su
propia historicidad con los demás miembros de su comunidad
lingüística. Si la formación de las ideas no es racional, el hombre es una
máquina animal perfecta, es decir un animal de múltiples capacidades.
88
es decir, el lingüista que conoce el sistema lingüístico de trasfondo
propio y otros muchos sistemas lingüísticos de trasfondo
grandemente diferentes. Pero el hecho es que no hay lingüistas que
se encuentren es esta posición:
92 We are thus introduced to a new principle of relativity, which
holds that all observers are not led by the same physical
evidence to the same picture of the universe, unless their
linguistic backgrounds are similar, or can in some way be
calibrated (Whorf 1956: 214).
El principio de relativismo lingüístico se da en todas las lenguas,
pero se pone de manifiesto especialmente cuando se contrastan
lenguas históricamente separadas y formadas sin conexión de la
una con la otra, como pasa cuando se compara una lengua europea
con las lenguas amerindias.
Whorf traspone este relativismo a las que con gusto llamaría
Whorf las bases de la civilización occidental. El relativismo
lingüístico es esencial para hacer una descripción del mundo. Dice
Whorf:
93 What surprises most is to find that various grand
generalizations of the Western world, such as time, velocity,
and matter, are not essential to the construction of a
consistent picture of the universe (Whorf 1956: 216).
Para explicar esto Whorf parte de la experiencia:
94 The psychic experiences that we class under these headings
are, of course, not destroyed; rather, categories derived from
other kinds of experiences take over the rulership of the
cosmology and seem to function just as well (Whorf 1956:
216).
Es decir, la experiencia es el único dato objetivo que nos dice
cómo es el mundo. La experiencia es siempre la misma, pero la
interpretación de la lengua consiste en seleccionar aspectos de esa
experiencia, aspectos que seleccionados o no por las lenguas, están
siempre presentes en la experiencia. La lengua moqui, que es una
lengua sin tiempo, reconoce el tiempo psicológico, muy distinto al
tiempo matemático. El tiempo moqui varía según cada observador,
no permite simultaneidad y no tiene dimensiones, es decir, no se
puede dar más o menos.
Una de las contribuciones a la ciencia más prominentes que
puede hacer la lingüística es el mayor desarrollo de nuestro sentido
de perspectiva. Ya no nos fijaremos en unos cuantos dialectos del
indoeuropeo, ni en las técnicas de racionalización elaboradas a
partir de sus categorías, ni los podremos considerar como el culmen

89
de la evolución de la mente humana. Ya no podremos considerar a
estas lenguas y a sus procesos del pensamiento con ellas, como
agentes que extienden la gama de la razón y el conocimiento, sino
sólo como una de las constelaciones en expansión galáctica. Una
toma de conciencia justa del increíble grado de diversidad de
sistemas lingüísticos que se extiende por el todo el mundo deja a
uno irremediablemente con el sentimiento de que el espíritu
humano es incomprensiblemente impredecible, que los pocos miles
de años de historia cubiertos por nuestros registros de escritura no
son van más allá del grosor de un lápiz sobre un papel en una escala
que mide nuestra pasada experiencia sobre el planeta; que los
sucesos de estos últimos milenios no resuelven nada en la
evolución, que la carrera iniciada no tiene ningún repentino
impulso, que no ha conseguido ninguna síntesis imperiosa durante
estos últimos milenios, sino que sólo ha conseguido una pequeña
parte con unas pocas formulaciones lingüísticas y con unas pocas
perspectivas de la naturaleza heredadas de un pasado
inexpresablemente mayor. Pero todas estas dificultades no deberían
desanimar a la ciencia, sino más bien:
95 They should foster that humility which accompanies the
true scientific spirit, and thus forbid that arrogance of the
mind which hinders real scientific curiosity and detachment
(Whorf 1956: 219).
*************
Así, pues, los aspectos implícitos en la lengua según Whorf se
pueden representar de la siguiente manera:

(Nivel lingüístico) (Nivel del pensamiento)


Nivel lingüístico de la costumbre Lógica natural
de hablar
Comunicación
Lengua Gramática Ideas culturales
Réplica
lingüística
Pensamiento Pensamiento
implícito universal

Linguistics as an Exact Science


(Technology Review 43, 61-63, 80-83, Diciembre 1940).

90
Los cambios revolucionarios que han tenido lugar desde 1890
en el mundo de la ciencia, especialmente en la física, pero también
en la química, la biología y las ciencias humanas, han tenido lugar,
no debido a nuevos hechos, sino a nuevas formas de pensar sobre
los hechos. Los hechos han sido muchos y muy contundentes, pero
más importante que los hechos mismos han sido que los campos
del saber en los que aparecen (la teoría de la relatividad, la teoría
cuántica, la electrónica, la catálisis, la genética, la psicología
gestáltica, el psicoanálisis, la antropología cultural) han estado
marcados hasta un grado no conocido anteriormente por conceptos
radicalmente nuevos, por el fallo en encuadrar la visión del mundo
que pasaba como indiscutible en el gran período clásico de la
ciencia y por un conjunto de explicaciones, reconciliaciones y
reformulaciones (Whorf 1956: 220).
Mejor que decir nuevas formas de pensar hay que decir nuevas
formas de pensar sobre los hechos. El problema no es más que el
uso de la lengua sobre datos, cosa que es central para el progreso
científico. El hablar, el discurso, es la más humana de todas las
acciones. Y añade Whorf:
96 The beasts may think, but they do not talk (Whorf 1956:
220).
El hablar distingue al hombre de los animales, incluso, por
encima del pensar:
97 "Talk" OUGHT TO BE a more noble and dignified word than
"think" (Whorf 1956: 220).
La ciencia empieza y termina en el discurso. El discurso es todo
lo contrario a algo innoble. Y añade:
98 Such words as "analyze, compare, deduce, reason, infer,
postulate, theorize, test, demonstrate" mean that, whenever
a scientist does something, he talks about this thing that he
does (Whorf 1956: 221).
Y Whorf aduce el testimonio de Bloomfield quien considera que
la investigación lingüística empieza con un conjunto de oraciones
que señalan ciertas observaciones y experimentos y no llegan as ser
asertos totalmente científicos hasta que hayan revertido de nuevo a
la lengua, dando como resultado, un conjunto de oraciones que
constituyen la base de una ulterior exploración hacia lo
desconocido. Este uso científico de la lengua está sujeto a los
principios o a las leyes de la ciencia que estudia todo discurso, la
lingüística (Whorf 1956: 221)125.

125 Anteriormente hemos visto que Whorf considera como pensamiento sólo a
lo que llama el pensamiento lingüístico, RAPPORT.
91
El discurso o hablar no es tan espontáneo y libre como se suele
decir. Este prejuicio se debe al hecho de que los fenómenos
obligatorios dentro de los cuales discurre el discurso o hablar son
tan exhaustivamente autocráticos que el hablante y el oyente están
atados inconscientemente, aunque sólo sea por una ley natural. Y
añade Whorf:
99 The phenomena of language are background phenomena,
of which the talkers are unaware or, at the most, very dimly
aware ―as they are of the motes of dust in the air of a room,
though the linguistic phenomena govern the talkers more
as gravitation than as dust would (Whorf 1956: 221).
El pensamiento humano es fundamentalmente pensamiento
lingüístico y las funciones del pensar son funciones del hablar. Los
fenómenos del hablar son fenómenos de trasfondo cultural (cf. cap.
1, Gestalt Technique of Stem Composition in Shawnee.; y el principio del
agreement, en cap. 1, Science and Linguistics). El conocimiento de
los hablantes para hablar, conocimiento lingüístico primario, es
inconsciente y refleja, así, una ley natural. Lo que causa problema
en esta ley natural es que en los hombres aparecen distintos
fenómenos de trasfondo cultural:
100 These automatic, involuntary patterns of language are not
the same for all men but are specific of each language and
constitute the normalized side of the language, or its
"grammar" —a term that includes much more than the
grammar we learned in the textbooks of our school days
(Whorf 1956: 221)126.
Y éste es el sentido del relativismo lingüístico de Whorf, que
define como:
101 Users of markedly different grammars are pointed by their
grammars toward different types of observations and
different evaluations of externally similar acts of
observation, and hence are not equivalent as observers but
must arrive at somewhat different views of the world (Whorf
1956: 221).
En este relativismo lingüístico el punto de partida es el estado
de observación, que implica que en sí misma es un universal, es
decir, que la observación es el criterio último para conocer el

126 Whorf incluye todo el estudio de la lengua en la gramática incluyendo lo


morfológico, lo sintáctico, lo semántico, lo fonológico e, incluso, las
estructuras mentales (significado y formas mentales) de una lengua. La
falta de separación de estos niveles de significación da a la de Whorf un
carácter muy particular.
92
mundo. La observación nos da el mundo como es. Si bien los
observadores perciben lo mismo, las lenguas les obligan a percibir
un aspecto sólo de la realidad y no la realidad completa127
De cada visión cósmica naif y no formulada puede surgir una
visión del mundo científica, gracias a una especialización de los
mismos modelos gramaticales (patterns) que propiciaron la visión
naif e implícita. De esta manera el modelo científico moderno del
mundo surge de una alta especialización de la gramática básica de
las lenguas indoeuropeas occidentales. La ciencia occidental no ha
sido causada propiamente por las gramáticas de las lenguas
occidentales, pero sí ha sido coloreada por ellas. La ciencia apareció
en este grupo de lenguas a causa de una sucesión múltiple de
sucesos históricos que estimularon el comercio, la medida, la
manufacturación, la invención técnica, en una zona del mundo en
la que estas lenguas son dominantes.
El resultado es que:
102 The participants in a given world view are not aware of the
idiomatic nature of the channels in which their talking and
thinking run, and are perfectly satisfied with them,
regarding them as logical inevitables (Whorf 1956: 222).
El problema del relativismo lingüístico es que los hablantes,
todos los hablantes, que lo padecen, no se llegan a preguntar por la
razón de su propio pensamiento. La solución a este problema ha de
venir del observador que se coloque en el exterior de este mundo
lingüístico. Como ejemplo Whorf aduce las distintas respuestas a
las preguntas científicas dadas por los científicos en cierta ocasión,
de las que entresacamos algunas:
103 Why does water rise in a pump? Because nature abhors a
vaccuum. Why does water quench fire? Because water is wet
or because the fiery principle and the watery principle are
antithetical (Whorf 1956: 222).
Si estas respuestas parecieron alguna vez satisfactorias
lógicamente, hoy se consideran idiosincrásicas, propias de una
jerga determinada. El cambio en la concepción no proviene del
hecho de que haya hechos nuevos. La ciencia, simplemente, ha
adoptado nuevas formulaciones lingüísticas sobre los mismos
hechos y ahora podemos decir que ciertos rasgos del vocabulario
antiguo ya no son determinantes para nosotros (Whorf 1956: 222).

127 Este principio, que pretende hacer al conocimiento científico, hace al


conocimiento mecánico. El hombre que percibe percibe igual que lo
perciben los demás hombres y percibe el mundo como es. De aquí, que
se pueda conocer experimentalmente.
93
Las investigaciones de los lingüistas sobre las formas de las
muchas y diversas lenguas son necesarias si queremos pensar
acertadamente y queremos escapar de los errores a los que la
aceptación inconsciente de nuestro trasfondo lingüístico da lugar.
Dice Whorf:
104 An increasing contribution from linguistics to the general
philosophy of science is demanded by the new ways of
thinking implied by those new realms of science cited at
the beginning of this essay128. It is needed for science's
next great march into the unknown (Whorf 1956: 222).
El papel de la lingüística es fundamental como campo en el que
la ciencia ha de ejercer su labor crítica. No ha de ser la ciencia la
que desempeñe tal labor crítica, ha de ser la lingüística, que ha de
hacerse, también, científica.
La situación no ha de ayudarse de la filosofía ni de las
matemáticas, que pueden muy bien explotar el campo de un
simbolismo abstracto con el propio conocimiento de la lingüística.
Pero tratar el problema en el nivel abstracto de las matemáticas sin
tener en cuenta en toda su extensión lingüística los rudimentos del
lenguaje no nos lleva más que al desastre. La razón, nos la da
Whorf, aplicando el planteamiento del problema a la lingüística:
105 Linguistics […] does not begin with meaning nor with the
structure of logical propositions, but with the obligatory
patterns made by the gross audible sounds of a given
language and with certain symbolic expressions of its own
for these patterns (Whorf 1956: 223)129.
El planteamiento del problema ha de ser lingüístico. Ha de partir
del estudio de los sonidos del lenguaje y ver las conexiones que
mantienen entre sí, porque la esencia del lenguaje y de su
manifestación, las lenguas, está en que este llega a formar una
estructura, un modelo de actuación, un sistema130. Del nivel de los

128 La teoría de la relatividad, la teoría cuántica, la electrónica, la catálisis, la


genética, la psicología gestáltica, el psicoanálisis, la antropología
cultural.
129 Desde mi punto de vista Whorf incurre en una contradicción respecto al
significado. Si hay simbolismo, ¿no hay significado?, ¿no será necesario
conocer las expresiones simbólicas para llegar a conocer la
estructuración en las que aparecen?, o ¿es que las expresiones
simbólicas están vacías? Yo veo en esto una contradicción en sus
propios términos.
130 Como he dicho en una nota más arriba Whorf no distingue los distintos
niveles en la gramática de una lengua. El concepto de sistema en Whorf
se opone al deslinde de los distintos niveles de la expresión lingüística.
Este hecho aparte de que pone el énfasis en lo que Whorf llama patterns
94
sonidos ha de partir el análisis más elevado131 de la ciencia. La
razón de este proceder es la naturaleza inconsciente del hablar y su
trasfondo cultural:
106 The facts of sound patterning are none too simple. But
they illustrate the unconscious, obligatory, background
phenomena of talking as nothing else can (Whorf 1956: 223).
Como ejemplo Whorf aduce la estructura de las palabras
monosílabas en inglés. Todo niño de edades comprendidas entre los
dos y los cinco años la tiene que aprender, a pesar de ser un conocer
inconsciente. En la estructura del sonido, sin embargo, están
contenidos todos los otros niveles de la expresión lingüística.
Whorf en su análisis de la estructura de las palabras
monosilábicas establece lo que llama una fórmula muy compleja
que se puede resolver en C + V (consonant + vowel). Esta fórmula
es una expresión del simbolismo del modelo (pattern), un modelo
analítico que surge de la lingüística y remite la lingüística a una
relación no distinta a la relación que remite las matemáticas a la
física. Con estas fórmulas de modelos se pueden realizar distintas
operaciones, al igual que las expresiones matemáticas se pueden
multiplicar, sumar, restar, etc. Sólo que estas operaciones
lingüísticas no son sumas, restas, multiplicaciones, etc., sino
significados que se aplican a contextos lingüísticos132. De estas
operaciones se pueden sacar conclusiones y se pueden resolver los
problemas derivados de la experimentación del conjunto
desordenado de datos. El lingüista no necesita manipular las
fórmulas sobre el papel, sino simplemente realizar las operaciones
simbólicas en su mente. Y entonces dirá cosas como: el paradigma
de la clase A de los verbos no puede funcionar así, sino de esta otra
manera. De esta manera el lingüista investiga experimentando
sobre la base del informante y descubre que sus conclusiones están
justificadas. Y añade Whorf:

(o modelos; en definitiva, sistema) nos revela otra característica


importante en la concepción de Whorf: la lengua es un objeto, la lengua
tiene existencia concreta, no es técnica, no es conocimiento de los
hablantes, es un objeto con existencia propia.
131 Léase abstracto, aunque para Whorf abstractos son únicamente aquellos
principios que constituyen la metafísica de cada lengua, es decir las
formas cósmicas.
132 Está claro con esto lo que Whorf entiende por significado, por un lado y
por lengua, por otro. Significado es el resultado de una combinación
sintáctica dado por la lengua. Es el RAPPORT visto más arriba. Y lengua
es un objeto que existe en sí y por sí, es decir un objeto con existencia
concreta.
95
107 Pattern-symbolic expressions are exact, as mathematics
is, but are not quantitative. They do not refer ultimately to
number and dimension, as mathematics does, but to
pattern and structure. Nor are they to be confused with
theory of groups or with symbolic logic, though they may
be in some ways akin (Whorf 1956: 226).
La lingüística es una disciplina autónoma que es tan exacta
como otras, que no es cuantitativa, que no se refiere en última
instancia al número ni a la dimensión sino al modelo y la
estructura. La lingüística es la ciencia del modelo y la estructura,
del sistema, que puede admitir la teoría y, muy importante, la lógica
simbólica.
Whorf analiza la fórmula de la combinación C + V y llega a una
serie de conclusiones, con el fin de ilustrar este método de análisis.
De esta forma concluye:
108 Thus linguistics, like the physical sciences confers the
power of prediction (Whorf 1956: 229)133.
Y acerca la lingüística a las matemáticas de la siguiente manera:
109 While linguistic formulations are not those of
mathematics, they are nevertheless precise (Whorf 1956:
230).
Define a la lingüística como ciencia experimental:
110 Linguistics is also an experimental science. Its data result
from long series of observations under controlled
conditions, which, as they are systematically altered, call
out definite, different responses (Whorf 1956: 230).
Como en las ciencias experimentales (positivas), en la lingüística
tiene una importancia decisiva la teoría:
111 The experiments are directed by the theoretic body of
knowledge, just as with physics or chemistry (Whorf 1956:
230).

133 La lingüística americana posterior gira en torno a estos postulados de


Whorf: la experimentación, el formalismo, la estructura como elemento
de referencia, la lengua como objeto existente, la predicción como forma
de establecer la verdad sobre el objeto. Estos postulados han sido
desarrollados por la lingüística generativa, por un lado y por otro
aunque no todos, por la lingüística cognitiva. Quizá no se haya
reconocido la influencia de Whorf, quien los formuló directamente en
sus escritos.
96
Sin embargo, la lingüística es positiva en un sentido particular.
Se diferencia de las demás y se define en los métodos y medios
propios:
112 They [the data of linguistics] do not require mechanical
apparatus. In place of apparatus, linguistics uses and
develops TECHNIQUES. Experimental need not mean
quantitative (Whorf 1956: 230)134.
La lingüística se define, también, por el tipo de datos, que se han
de dar como modelos, es decir, como sistema:
113 Measuring, weighing, and pointer-reading devices are
seldom needed in linguistics, for quantity and number play
little part in the realm of pattern, where there are no
variables but, instead, abrupt alternations from one
configuration to another. The mathematical sciences
require exact measurement, but what linguistics requires
is, rather, exact "patternment" —an exactness of relation
irrespective of dimensions (Whorf 1956: 230-231).
El modelo la modelación el sistema son los verdaderos medios
de la lingüística. Los métodos son el estudio de la información dada
por los informantes humanos. Los métodos de la lingüística son
métodos establecidos con los humanos. Los informantes son
necesarios para el lingüista:
114 They provide the field for experimental investigation (Whorf
1956: 231)135.
Y Whorf define a los informantes:
115 They are apparatus, not teachers. […] While the
informants are the basic apparatus, the linguist can
improve and speed up his work with the aid of mechanical
tools. […] The linguist is aided by judicious use of good

134 Cabría preguntarse, ¿qué es una técnica? y responder: una serie de


conocimientos prácticos encaminados a hacer un algo. ¿Tiene esto algo
que ver con lo experimental? El conocimiento técnico se manifiesta en
el actuar y el actuar meramente se comprueba en sus resultados. Esta
comprobación no nos dice nada de la naturaleza de aquello que da los
resultados, es decir el conocimiento, que puede ser y en este caso lo es,
mental. Si existe alguna conexión con lo empírico será indirecta en sus
resultados. No se puede juzgar la naturaleza del conocimiento que
causa unos resultados por la naturaleza de éstos. Son dos cosas
distintas y cada una de ellas puede tener una naturaleza distinta.
135 La modelación de la que habla Whorf es un medio para representar el
objeto de estudio, es decir, los modelos y la modelación de Whorf
pertenecen, no a la lengua, sino a la teoría lingüística que emplea Whorf.
Los medios de una ciencia no pueden por sí mismos condicionar el
objeto de estudio que ellos contribuyen a desentrañar.
97
photographic reproducing devices. Much could also be
done with the help of business machines (Whorf 1956:
323).
Y ésta es la fase moderna de la lingüística, una disciplina muy
antigua. La lingüística, que viene de Panini, inauguró su nueva fase
moderna con el redescubrimiento de Panini por el mundo occidental
al principio del siglo XIX.
Pero la lingüística está todavía en mantillas. La dificultad que
tiene la lingüística es que es desconocida. Todo el mundo conoce
que las fuerzas estudiadas por la física, la química y la biología son
poderosas e importantes. Pero la gente todavía no conoce que las
fuerzas estudiadas por la lingüística son también poderosas e
importantes. La gente desconoce que los principios de la lingüística
controlan cada clase de acuerdos y cada entendimiento entre los
seres humanos. Tarde o temprano la lingüística se constituirá en
juez y las demás ciencias tendrán que venir y aportar sus propios
resultados para poder interpretarlos. Cuando esto llegue habrá
laboratorios de lingüística bien equipados, como de las otras
ciencias (Whorf 1956: 232).

Languages and Logic


(Tecnology Review 43, 250-252, 266, 268, 272, Abril 1941)
Whorf inicia este artículo analizando la manera como el inglés
selecciona y combina las palabras para formar una determinada
oración. La intención de Whorf con este procedimiento es mostrar
la elección de las palabras y la combinación de estas según los
requerimientos de la propia lengua. La selección de las palabras,
por contra, en nootka y shawnee, es totalmente distinta: responde
a criterios distintos. Dice Whorf:
116 Likewise the typical Shawnee or Nootka combinations
appear to work with a vocabulary of terms chosen with a
view not so much to the utility of their immediate
references as to the ability of the terms to combine
suggestively with each other in manifold ways that elicit
novel and useful images (Whorf 1956: 236).
Los criterios de selección del Nootka y del Shawnee no
responden a los criterios de utilidad occidentales, sino a criterios
evocativos de imágenes, criterios y manera de analizar los eventos
que serían desconocidos en nuestras lenguas occidentales.
Aquellas lenguas, lenguas polisintéticas, hacen uso de lo que llama
Whorf la sintaxis externa, que no tiene ninguna prioridad básica
(Whorf 1956: 235 y 236). Tanto la forma de concebir la realidad de
uno u otro tipo de lenguas constituye dos técnicas distintas, y un

98
uso sistemático y sintético de la modelación (o de los modelos,
patterns). Esta última, por otro lado, es común a todas las técnicas
lingüísticas (Whorf 1956: 237)136.
La comparación entre estos dos tipos de lenguas pone de
manifiesto la falta de correspondencia, es decir, de base de
comparación, en la lógica implícita a ambos tipos de lenguas. El
examen de otras lenguas y la posibilidad de nuevos tipos de lógica
que han sido adelantados por los lógicos modernos sugiere que esta
cuestión puede ser de relevancia a la ciencia moderna. Nuevos tipos
de lógica nos pueden ayudar a entender cómo los electrones, la
velocidad de la luz y otros componentes de la física, parecen
comportarse ilógicamente, o que los fenómenos que alimentan al
incontrovertido sentido común de ayer hoy ya no pueden tener
valor. Los pensadores modernos han señalado hace tiempo que la
forma mecánica de pensar ha llegado a un impasse ante los
problemas de vanguardia de la ciencia. Y en esto está la cuestión
que interesa a Whorf:
117 To get rid ourselves of this way of thinking is exceedingly
difficult when we have no linguistic experience of any other
and when even our most advanced logicians and
mathematicians do not provide any other —and obviously
they cannot without the linguistic experience (Whorf 1956:
238).
Y he aquí el papel que le toca desempeñar a la lingüística: la
lingüística nos puede descubrir el camino de la lógica, puesto que
la lógica existente es la lógica de un grupo determinado de lenguas.
Y como ya ha repetido Whorf:
118 The effortlessness of speech and the subconscious way we
picked up that activity in early childhood lead us to regard
talking and thinking as wholly straightforward and
transparent. We naturally feel that they embody self-evident
laws of thought, the same for all men (Whorf 1956: 238).
El problema, tanto para el pensamiento como para la lógica,
tanto para la lingüística como para la ciencia es que aceptamos
nuestro propio pensar porque así estamos acostumbrados y no
conocemos nada más. Lo positivo de todo esto es:

136 Aquí deja bien claro Whorf que la lengua es una técnica, la técnica
lingüística y que, por otro lado, las técnicas lingüísticas se basan en su
sistematicidad, sistematicidad que Whorf concibe como patterns (cf. el
problema de la sistematicidad en Whorf, entre otros, en cap 1,
Linguistics as an Exact Science).
99
119 We use speech for reaching agreements about subject
matter. […] Our explanations of how we reached this
understanding, though quite satisfactory on the everyday
social plane, are merely more agreements (statements)
about the same subject matter (…), more and more amplified
by statements about the social and personal needs that
impel us to communicate (Whorf 1956: 238).
Y con esto tenemos planteado el problema en sus justos
términos. Es un problema lingüístico; un problema de mayor y más
seguro conocimiento lingüístico.
Por otro lado, las descripciones socio-psicológicas de las
necesidades sociales y emocionales que impelen a la gente a
comunicarse con sus congéneres tienden a ser versiones de la
misma cosa y, a pesar de que son interesantes, evaden la cuestión
(Whorf 1956: 238).
El problema central es el problema del entendimiento:
120 The WHY of understanding may remain for a long time
mysterious; but the HOW or logic of understanding —its
background of laws or regularities— is discoverable (Whorf
1956: 239).
Distinguimos, pues, dos aspectos en el mismo problema el
problema de las estructuras del pensamiento, que Whorf dice el por
qué del pensamiento, y el problema del mecanismo del pensar, sus
leyes y procedimientos, el cómo del pensamiento o del pensar, que
se puede llegar a alcanzar mediante el estudio. Y este aspecto del
problema del entendimiento tiene su base en la lengua, en el
trasfondo lingüístico:
121 It is the grammatical background of our mother tongue,
which includes not only our way of constructing
propositions but the way we dissect nature and break up
the flux of experience into object and entities to construct
propositions about (Whorf 1956: 239).
El problema del entendimiento, pues, es un problema lingüístico
entendiendo por tal aquello que implica lo material de la lengua y
el pensar que va con la lengua. Es un problema lingüístico, pero
trasciende la lingüística y llega a ser un problema científico:
122 This fact is important for science, because it means that
science CAN have a rational or logical basis even though it
be a relativistic one and not Mr. Everyman's logic (Whorf
1956: 239).
Pero hemos de ser cautos: la lengua, a pesar de su
importantísima función, representa una serie de procesos del

100
pensar, pero detrás de dichos procesos hay otros procesos más
profundos de conciencia, procesos que son previos a toda
comunicación137. Procesos de señalización y de simbolismo
múltiple, que pueden en último extremo, hacer efectiva la
comunicación, aunque no un verdadero acuerdo (agreement) sin la
ayuda de la lengua y del simbolismo (Whorf 1956: 239).
Whorf aplica esta distinción en dos niveles de la conciencia en
las relaciones entre lengua y pensamiento. Dice Whorf:
123 The statement that "thinking is a matter of LANGUAGE" is
an incorrect generalization of the more nearly correct idea
that "thinking is a matter of different tongues" (Whorf 1956:
239).
Y con esto Whorf pone su mirada en lo realmente existente, es
decir, en las lenguas:
124 The different tongues are the real phenomena and may
generalize down not to any such universal as "Language",
but to something better —called "sublinguistic" or
"superlinguistic" —and not altogether unlike, even if much
unlike, what we now call "mental" (Whorf 1956: 239).
Es decir, lo que llamamos lenguaje es mucho más que la
aparición de una técnica de expresión lingüística con un trasfondo
cultural y una implícita forma de pensar138; es la esencia misma de
la conciencia humana o, dicho de otra manera, el lenguaje tiene su
fundamento en la propia esencia de la conciencia humana, en lo
que Whorf llama lo sublingüístico o lo supralingüístico o
directamente, lo mental. Y este tratamiento, este descubrimiento de
lo más esencial y profundo del lenguaje no disminuye, sino que
aumenta la importancia del estudio interlingüístico para la
investigación de este campo de la verdad (Whorf 1956: 239).
Al igual que en otras disciplinas139, la comparación entre los
objetos de estudio para su mejor definición y conocimiento, es decir,

137 Cuando se trata de explicar el lenguaje como procesos psicológicos esta


distinción entre lo que aparentemente se da y lo que está en niveles más
profundos de la conciencia es de la máxima importancia y corre paralela
a la distinción entre una base universal del lenguaje y una realización
particular del mismo en las lenguas y lo que ellas llevan consigo. Esta
doble realidad, Whorf, más adelante, la va a formular al revés.
138 Whorf emplea la palabra language, pero añade: with capital letters. Creo
que la interpretación más adecuada es referirnos a aquella facultad
humana universal, es decir al lenguaje como aquello que abarca e
implica las lenguas.
139 En toda su exposición Whorf toma el ejemplo de las distintas ciencias
positivas para defender un rigor igual o semejante en la lingüística. Tan
101
la comparación entre lenguas constituye una nueva tecnología de
la lengua y del pensamiento. Hasta el momento se han comparado
las lenguas en la llamada lingüística comparativa. Pero de mayor
importancia es la que se podría llamar la lingüística contrastiva, que
reconstruye las diferencias sobresalientes entre las lenguas, en la
gramática, la lógica y, en general, la experiencia (Whorf 1956: 240).
Para Whorf la experiencia se ha de estudiar dentro de la lengua:
125 Segmentation of nature is an aspect of grammar -one as
yet little studied by grammarians (Whorf 1956: 240).
La razón por la que la experiencia se ha de estudiar dentro de la
lengua es:
126 We cut up and organize the spread and flow of events as
we do, largely because, through our mother tongue, we are
parties to an agreement to do so, not because nature itself
is segmented in exactly that way for all to see (Whorf 1956:
240).
La experiencia, es decir, la naturaleza, estando estructurada en
sí misma; es vista de forma distinta por cada lengua:
127 Languages differ not only in how they build their sentences
but also in how they break down nature to secure the
elements to put in those sentences (Whorf 1956: 240).
El proceso de todo esto es que la lengua es una técnica para la
comunicación. La comunicación exige que los hablantes lleguen a
un acuerdo y este acuerdo implica un trasfondo cultural y un objeto
seleccionado; implica la formación de las oraciones, por un lado, y
la estructuración de la naturaleza, por otro. Pero este proceso no lo
realiza el individuo, sino la lengua. Y en todo este proceso se pone
de manifiesto la virtud fundamental de la lengua: su sistematicidad.
El proceso de estructuración de la realidad por la experiencia
nos da como resultado las unidades léxicas, que representan la
realidad de una forma determinada:
128 By these more or less distinct terms we ascribe a
semifictitious isolation to parts of experience (Whorf 1956:
240).
La realidad como tal no es representada por las unidades léxicas.
Las unidades léxicas no son definidas en sí mismas, y la realidad

pronto usa el ejemplo de la biología, como el de la física, como el de la


botánica o zoología.
102
representada es en parte cierta y en parte ficticia140. Lo que, en
realidad, los lexemas de una lengua (Whorf prefiere este término al
de palabra) realizan es hacer un aislamiento de una parte de la
realidad, cosa que nos vale sólo dentro de una lengua. Su aporte
semántico no es la realidad, sino una parte de la realidad.
Para justificar este principio Whorf aduce las palabras inglesas
sky, hill, swamp:
129 [These English words] persuade us to regard some elusive
aspect of nature's endless variety as a distinct THING, almost
like a table or chair (Whorf 1956: 240).
Los lexemas seleccionan un solo aspecto de los muchos que
encierra el mundo:
130 Thus English and similar tongues lead us to think of the
universe as a collection of rather distinct objects and events
corresponding to words (Whorf 1956: 240).
La selección hecha por los lexemas, es decir, la selección hecha
por las lenguas particulares condiciona el pensamiento de los
hablantes. El pensamiento no es libre. El pensamiento es lo que la
lengua, con sus procedimientos propios, ha seleccionado de la
naturaleza y de la manera como lo ha seleccionado.
De esta manera el problema de las relaciones lenguaje-
pensamiento y en concreto, el problema de la lógica y el
pensamiento se ha de formular de la siguiente manera:
131 What do different languages do, not with these artificially
isolated objects but with the flowing face of nature in its
motion, color, and changing form; with clouds, beaches, and
yonder flight of birds? For, as goes our segmentation of the
face of nature, so goes our physics of the Cosmos (Whorf
1956: 241-242)141.

140 Whorf no vio en este semifictitious isolation to parts of experience una


sistematización de los hechos de la experiencia, o significado. Vio
meramente una parte de la realidad.
141 Whorf habla de la faz de la naturaleza, es decir de lo que aparece de la
misma a los hombres y en esta faz y desde el principio Whorf distingue
esos objetos que nombra: en primer lugar, los objetos mismos; en
segundo lugar, el concepto de fluir; en tercer, lugar los conceptos de
movimiento, color y forma; el concepto de cambio y cambiar; los
conceptos de nube, playa, vuelo, pájaro; el concepto de cercanía/lejanía.
¿Son todos estos conceptos realidades existentes, o, como el mismo
Whorf diría, segmentaciones de la realidad hechas por una lengua
determinada?; ¿cómo sabemos que esos conceptos existen en realidad,
o son segmentaciones hechas por una lengua?, o, ¿es que son conceptos
que se dan en todas las lenguas?; ¿no existe una elaboración mental o,
como diría Whorf, una segmentación de la experiencia hecha por la
103
En este proceso encontramos diferencias de segmentación y
selección de términos básicos. Porque nosotros, en vez de decir,
nube podríamos decir it is a dripping spring como dicen los aztecas,
que sintéticamente es equivalente a decir as water, or springs,
whiteness moves downward142. Ejemplos como este muestran que
132 Some languages have means of expression —chemical
combinations, as I called it— in which the separate terms
are not so separate as in English but flow together into
plastic synthetic creations (Whorf 1956: 241).
Con esto Whorf ve como posible el que el modo del ver el mundo
sea completamente distinto. De hecho, dice Whorf:
133 Such languages, which do not paint the separate-object
picture of the universe to the same degree as English and its
sister tongues, point toward possible new types of logic and
possible new cosmical pictures (Whorf 1956: 241).
La explicación a esta diferencia es que las lenguas indoeuropeas
y muchas otras dan gran importancia a un tipo de oración con dos
partes, sujeto y predicado, cada una de las cuales construida en
torno a una clase de palabras determinada, los verbos o los
sustantivos, que las otras lenguas tratan de forma distinta. La
cuestión de la distinta forma de pensamiento y la distinta forma de
la lógica implícita a las lenguas se resuelve en la importancia dada,
en una lengua u otra, a los elementos gramaticales. La distinción
resultante no está hecha por la naturaleza:
134 It is just of the fact that every tongue must have some kind
of structure, and those tongues have made a go of exploiting
this kind (Whorf 1956: 241).
Unas lenguas explotan este tipo de construcción (la estructura
sujeto-predicado) y otras no. De aquí que los griegos, especialmente
Aristóteles, erigieran este contraste como una ley de la razón. Desde
entonces este contraste ha sido establecido en la lógica de muchas
maneras diferentes; unas veces como sujeto y predicado; otras,
como actor y acción; otras como cosa y relaciones entre las cosas;
como objeto y sus atributos, como cantidad y operación. Y, pasando
de nuevo a la gramática, esta noción se aceptó ciegamente hasta
implicar que una de estas clases de entidades, la clase de los

lengua, cuando, por ejemplo, seleccionamos una parte del cielo y lo


llamamos nube? ¿no será, también, la lengua la que realiza esa serie de
operaciones intelectivas de establecimiento de una designación,
abstracción, nominación, reducción de su potencialidad de designación,
descripción y determinación que nos lleva a decir que es una nube como
algo distinto de esa faz de la naturaleza en donde aparece?
142 Incluso si la llamáramos así, el problema no quedaría resuelto.
104
sustantivos, puede existir por sí misma, pero la otra, el verbo, no
puede existir sin una entidad perteneciente a la otra clase, sin la
clase de las cosas. Y esta distinción de nociones pasó a las
matemáticas. Para Whorf los símbolos matemáticos 1, 2, 3, x, y, z,
etc., por un lado y los símbolos +, -, *, /, √, log-, por otro, revelan la
diferencia entre los dos tipos de entidades. Como conclusión dice
Whorf:
135 The two-group notion, however, is always present at the
back of the thinking, although often not overtly expressed
(Whorf 1956: 242).
Por el contrario, las lenguas amerindias estudiadas por Whorf
(moqui, shawnee, azteca y nootka, fundamentalmente) muestran
que con una adecuada gramática podemos construir oraciones
inteligentes que no se pueden descomponer en sujetos y
predicados. Todo intento de decomposición en dichos conceptos es
un intento de decomposición de una traducción inglesa o una
paráfrasis de las oraciones de esas lenguas, no una oración india
en sí misma. Las lenguas algonquinas, como el shawnee, no usan
un tipo de oraciones con sujeto y predicado; y en nootka, el único
tipo de oraciones posible, lengua que no tiene partes de la oración,
es la oración sin sujeto y predicado (Whorf 1956: 242).
La técnica de hablar inglés depende del contraste de dos clases
artificiales, los sustantivos y los verbos, y una concepción de la
naturaleza tripartita. La oración inglesa indefectiblemente tiene un
sustantivo delante de un verbo, un requisito que responde a la
noción filosófica y naif de un actor que produce una acción. Pero
esta noción podría no haber sido así si el inglés hubiera
desarrollado miles de verbos como hold, que denotan posición. La
mayoría de los verbos, sin embargo, siguen un tipo de segmentación
que aísla de la naturaleza lo que llamamos una acción, es decir,
siluetas que se mueven.
Siguiendo la ley de la mayoría, los hablantes del inglés ven una
acción en cada oración, incluso en las expresiones de posición,
como I hold it. Hold no es una acción, sino un estado de posición
relativa. Sin embargo, pensamos en él y lo concebimos como si fuera
una acción, simplemente porque su formulación está hecha de la
misma manera como se formulan muchas expresiones, como I
strike it, que trata de movimientos y de cambios (Whorf 1956: 241-
243).
Nosotros constantemente vemos en la naturaleza entidades
ficticias que actúan, simplemente porque nuestros verbos requieren
tener sustantivos delante de ellos. En inglés tenemos que decir
necesariamente it flashed o a light flashed, concibiendo con ello un

105
actor, que sería it o light, para ejecutar lo que llamamos una acción,
to flash. Y sin embargo el resplandor y la luz son una y la misma
cosa. La lengua moqui expresa esta oración con un verbo, pero sin
la más mínima distinción entre un sujeto y un predicado. La lengua
moqui tiene verbos sin sujetos y este hecho podría desarrollar,
quizá nunca se desarrollen, elementos lógicos que vieran muchos
otros aspectos de la realidad. La ciencia moderna, que se basa en
las lenguas indoeuropeas, a menudo repite lo que los hablantes
hacen: la ciencia moderna ve acciones y fuerzas en donde muy bien
podría ver estados. Pero, por otro lado, estado es un sustantivo y
como tal disfruta del prestigio superior tradicionalmente atribuido
al sujeto o a la clase de las cosas. Por esta razón la ciencia está
pronta a hablar de estados si se le permitiera manipular el
concepto, como si fuera un nombre (Whorf 1956: 243-244). Whorf
añade:
136 Perhaps, in place of the 'states' of an atom or a dividing
cell, it would be better if we could manipulate as readily a
more verblike concept but without the concealed premises
of actor and action (Whorf 1956: 244)143.
En definitiva, hemos hecho una lógica que responde a una
concepción lingüística determinada. De esta manera hemos
desarrollado el sistema cuántico y las ciencias se han desarrollado
gracias a la medida cuántica, pero existen otros sistemas que no los
hemos desarrollado, simplemente, porque no los conocemos. Y
estos sistemas podrían hacer avanzar la lógica. Podemos esperar
avances en muchos aspectos de las ciencias que en el momento
presente están muy bien fundados si el avance de la lógica
suministra un conocimiento adecuado de otros tipos de orden.
Podemos esperar que muchos aspectos de la ciencia cuyos métodos
no sean estrictamente científicos se hagan científicos cuando un
muevo orden de sistemas sea descubierto (Whorf 1956: 244-245).
Pero tengamos en cuenta:
137 An important field for the working out of new order
systems, akin to, yet not identical with, present

143 Whorf analiza el problema de las relaciones lenguaje-pensamiento y


defiende que las mismas son relativas, que la forma de concebir el
mundo depende de cada lengua. Pero Whorf no da un trato igual a la
forma como las lenguas indoeuropeas estructuran el mundo y la forma
como las lenguas exóticas estructuran el mundo. En este caso, puesto
que el moqui lo hace así, se decanta a favor de la estructuración de la
naturaleza a base de verbos, verbos que no han de tener, para que no
se parezcan a las lenguas indoeuropeas, sujeto y predicado. Pero ambas
estructuraciones son históricas y tienen el mismo valor desde el punto
intelectivo.
106
mathematics, lies in more penetrating investigation than
has yet been made of languages remote in type from our own
(Whorf 1956: 245).
La solución para el avance de las ciencias ha de venir de la mano
de la lingüística, ya que los nuevos sistemas de orden, la nueva
lógica, todavía por desarrollar, se puede desarrollar a partir de los
sistemas de orden que están contenidos en las lenguas exóticas.

Language, Mind, and Reality.


(Theosophist (Madras, India), Enero y Abril, 1942).

I
En un análisis de la realidad científica Whorf define lo que llama
el pensamiento científico, que no es más que una especialización del
tipo de lengua indoeuropea occidental que se ha desarrollado no
sólo como un conjunto de dialécticas distintas, sino, en realidad,
como un conjunto distinto de dialectos. Pero estos dialectos están
haciéndose cada vez más ininteligibles entre sí por razones del
desarrollo de las ciencias. El término espacio, por ejemplo, no
significa lo mismo para un psicólogo que para un fisiólogo. Por otro
lado, las mismas palabras significan de forma diferente según sea
el dialecto indoeuropeo en el que se emplean.
Estas cuestiones no sólo crean confusiones de mero detalle, sino
que crean situaciones mucho más perplejas:
138 Every language and every well-knit technical sublanguage
incorporates certain points of view and certain patterned
resistances to widely divergent points of view (Whorf 1956:
247).
El problema que plantea ahora Whorf es el de la
incompatibilidad de ciertas formas de pensar, derivadas de las
lenguas y ciertas formas de concebir la realidad necesarias para la
ciencia. La dificultad en este problema consiste en que las lenguas
no suelen ser tomadas como un fenómeno planetario, sino que
generalmente se dan por supuestas, y sus cosmovisiones son
tomadas como lo definitivo. Estoss asuntos constituyen
resistencias a la ciencia: separan artificialmente a las ciencias
particulares y frenan el espíritu científico para que tomen el
siguiente gran paso para su desarrollo: el paso que implique puntos
de vista no utilizados en la ciencia y que lleva consigo una completa
separación de las tradiciones.

107
De esta manera un importante paso pendiente en el
conocimiento occidental es el análisis de los trasfondos lingüísticos
de su propio pensar y de todo el pensar. La intención de Whorf es
explicar una idea nueva que no se puede resumir en una sola frase.
Esta idea trata de:
139 A noumenal world —the world of hyperspace, of higher
dimensions— awaits discovery by all the sciences, which it
will unite and unify, awaits discovery under its first aspect
of a realm of PATTERNED RELATIONS, inconceivably manifold
and yet bearing a recognizable affinity to the rich and
systematic organization of LANGUAGE, including au fond
mathematics and music, which are ultimately of the same
kindred as language. (Whorf 1956: 247-248).
Whorf pretende crear una ciencia única que trate sobre todos los
aspectos del conocimiento humano vistos estos desde las ópticas de
la estructuración o modelación de los signos, los modelos o
sistemas que éstos forman, y, de entre ellos, los modelos
estructurados de la lengua. Los sistemas de significación y
pensamiento que constituyen la lengua ocupan un lugar
preeminente en esa ciencia nueva.
Esta idea que se extiende en el tiempo desde Platón es a la vez
una de las ideas más revolucionarias. Todo lo que Whorf quiere
decir al respecto es, en sus palabras:
140 The PREMONITION IN LANGUAGE of the unknown, vaster world
—that world of which the physical is but a surface or skin,
and yet we ARE IN, and BELONG TO (Whorf 1956: 248).
Esta visión ha de incluir la lengua y las matemáticas, ya que
éstas son algo así como una lengua:
141 The approach to reality through mathematics […] is merely
the approach through one special case of this relation to
language (Whorf 1956: 248).
El fundamento de esta idea comprehensiva del estudio del
pensar y el conocimiento humanos se basa en la estructuración de
los medios de expresión, en el hecho de que formen modelos
(patterns) y estén estructurados, en el hecho de que formen un
sistema; igualmente se basa en el hecho de que los modelos
lingüísticos formen conjuntos, semejantes a los conjuntos de la
psicología gestáltica, que se integran en otros modelos, y estos en
otros, en una sucesión continua (Whorf 1956: 248).
En la ciencia de la lingüística, los hechos de los dominios
lingüísticos obligan al reconocimiento de niveles estructurados en
series, cada uno dado explícitamente por un orden de modelación

108
observada. Whorf justifica esta idea con un símil, símil que ilustra
la manera como Whorf concibe la lengua:
142 It is as if, looking at a wall covered with fine tracery of
lacelike design, we found that this tracery served as the
ground for a bolder pattern, yet still delicate, of tiny flowers,
and that upon becoming aware of this floral expanse we say
that multitudes of gaps in it made another pattern like
scrollwork, and that groups of scrolls made letters, the
letters if followed in a proper sequence made words, the
words were aligned in columns which listed and classified
entities, and so on in continual cross-patterning until we
found this wall to be —a great book of wisdom! (Whorf 1956:
248)144.
Whorf concibe esta estructuración modelar en distintos niveles
que describe partiendo del nivel más bajo al nivel más elevado, es
decir, el nivel que incluye a todos los demás:
a) El nivel más bajo tras los modelos lingüísticos es el nivel
acústico forjado en ondas sonoras.
b) A continuación, viene el nivel de la modelación en los
versátiles músculos y órganos del habla, el nivel fisiológico
fonético.
c) A continuación, viene el nivel fonológico, el nivel de la
modelación que trata de un conjunto sistemático de
consonantes, vocales, acentuación, tonalidad, etc., propio de
cada lengua.
d) A continuación, el nivel morfofonológico, en el cual los
fonemas del nivel anterior aparecen combinados en
morfemas.
e) A continuación, el nivel de la morfología.
f) A continuación, el nivel intrincado de modelación
grandemente inconsciente que lleva por nombre el sin sentido
de sintaxis.

144 Esta comparación, aunque no es propiamente explicación de su


concepción lingüística, nos revela una concepción mecanicista del
funcionamiento de lenguaje. Aquí no hay nada de plasticidad y menos
de libertad para utilizar los medios. Los medios están en una
estructuración mecánica (patterning) y aparecen en modelos (patterns);
a la vez, los modelos están estructurados mecánicamente en nueva
estructuración (patterning), formando nuevos modelos (patterns), y así
hasta componer, en orden sucesivo, la lengua, la experiencia, y el
pensamiento.
109
g) A continuación, y continuando a más profundos niveles
todavía, el nivel completamente innovador, el cual puede
golpearnos y hacernos tambalear algún día (Whorf 1956: 248-
249).

Comentario del autor a esta estructuración de Whorf.145


A pesar de la distinción de estos niveles, Whorf no separa en
realidad, el nivel de la significación por medio del sonido
lingüístico, del nivel de la formación de los elementos de
significación, del nivel de la combinación de los elementos de
una lengua, y del nivel de la significación propiamente dicha;
es decir, Whorf no separa los elementos que se han de unir y
combinar en el nivel fonológico, el nivel morfológico, el nivel
sintáctico, y el nivel semántico. Cada uno de estos niveles tiene
sus unidades mínimas funcionales, el fonema, el morfema, la
oración, y el lexema. Son unidades que responden a un criterio
funcional dentro de su propio nivel de estudio, no real, que no
tienen por qué implicarse las unas a las otras, aunque
realmente así sea. De esta manera un morfema no tiene por
qué implicar a uno o varios fonemas, aunque realmente sea
así. Son criterios distintos, unidades funcionales mínimas,
cada una dentro de su propio plano.
Como se puede comprobar la estructuración de Whorf en
distinto niveles o niveles no es coherente, por un lado, ni
exhaustiva, por otro. No es coherente porque no tiene un
criterio uniforme para establecer los distintos niveles. No es
total porque deja fuera de la lengua al significado. Es decir,
Whorf no sabe ver las distintas formas de significar de los
elementos de una lengua, ni deja un lugar para ese golden
something, ese transmuting principle of meaning (Whorf 1956:
73), el significado propiamente dicho. Whorf se plantea el
significado como algo siempre presente en la lengua y por eso
mismo, no considera necesario que haya que estudiarlo
especialmente. Sin embargo, nadie como Whorf ve la
significación de la lengua en todos sus elementos y
permítaseme señalar dónde ve Whorf el significado. Whorf ve
el significado en los elementos de significación, en la
naturaleza, en los sentidos, la experiencia, y, sobre todo, en la
forma de pensar tanto individual, aunque el individuo no es
objeto de un pensar individual sino colectivo, como en la
comunidad cultural. El significado constituye la gran paradoja
en Whorf. Ve el significado por todas partes, pero lo ve como
oculto y misterioso, por lo que no sabe cómo llegar al mismo,

145 Este comentario, en el libro aparece en dos notas al pié.


110
no sabe separarlo en sí mismo y, precisamente, por no
separarlo, no sabe cómo estudiarlo.
Por otro lado, y, como se ve en la enumeración de los niveles,
los aspectos físicos y mecánicos del hablar o de la lengua, son
los que ocupan la atención de Whorf. El nivel a), nivel acústico,
y b) el nivel de la modelación de los órganos del habla son
aspectos físicos de la producción del hablar; a la vez, el nivel
c), nivel fonológico, sería el nivel que da sentido a los niveles
a) y b). Es éste el nivel que da sentido a la producción
intelectiva, es decir espiritual, de lo que físicamente llamamos
habla. El nivel d), nivel morfofonológico y el nivel e), nivel
morfológico, en realidad, son la misma cosa en distintos
niveles. La combinación de unos sonidos no tiene sentido si no
es para formar una función y la función no tiene sentido si no
es para significar. La función y la forma son aspectos del
significar. No tiene sentido estudiar la formación de los
sonidos si no es dentro de la fonética, es decir, en los niveles
a) y b) de Whorf y estudiarlos a la luz del nivel c). El nivel d) se
distingue del nivel e) porque son niveles de función y
significación distintos. El nivel f), nivel de la sintaxis, tiene
sentido si se relaciona funcionalmente con el nivel de la
morfología, nivel e) y el nivel g), en realidad no está asignado a
ninguna función de la lengua (cf. nota ¡Error! Marcador no d
efinido.).
El hecho de que Whorf no haya definido este último plano, el
hecho de Whorf quiera ver, en toda su obra, la lengua en el
pensamiento y viceversa, nos induce a pensar, que en este
nivel han de ir el significado, el problema de las relaciones
lenguaje-pensamiento en sentido lingüístico, y el problema de
las relaciones lenguaje-pensamiento en su sentido global, es
decir incluyendo y sobrepasando las lenguas y las ciencias
hasta llegar a construir el conocimiento universal, global, total
y definitivo de la realidad, el mundo y todo lo humano.

Esta idea, la idea de que la naturaleza y la lengua tienen los


mismos fundamentos internos, totalmente desconocida para el
mundo occidental, se ha conocido desde siempre en algunas
culturas cuya continuidad histórica en la tierra es mucho mayor
que la de la cultura occidental (Whorf 1956: 249).
Tenemos que estudiar más sobre la lengua. La lengua no es lo
que se piensa que es:
143 The fact that we talk almost effortlessly, unaware of the
exceedingly complex mechanism we are using, creates an

111
illusion. We think we know how it is done, that there is no
mystery; we have all the answers (Whorf 1956: 250).
Y Whorf quiere demostrar que pensamos lo que la lengua nos
enseña y que explicamos el mundo según lo que la lengua nos
enseña. La concepción original de una persona no ilustrada de
cómo es el mundo refleja la de su lengua. El mundo es plano; el sol
y la luna son objetos pequeños que aparecen por el este, recorren
el cielo y se sumergen en el oeste, pernoctando en cualquier sitio
bajo el suelo; las estrellas, pequeñas y próximas, parecen estar
vivas. El sistema solar no significa nada para esta persona y la ley
de la gravedad no significa nada; etc. El hablante común afirmará
cosas como estas como las más acordes con el sentido común, que
significa que concepciones como estas le satisfacen porque son
totalmente adecuadas al sistema de comunicación entre él y sus
compañeros hablantes. Es decir, estas concepciones son adecuadas
lingüísticamente a sus necesidades sociales y serán adecuadas
mientras no llegue a sentir una serie adicional de necesidades
descubierta por la lengua (Whorf 1956: 250-251).146.
La conexión entre la persona que así concibe la realidad y la
realidad concebida por ella es de identificación, la misma que existe
entre nuestra forma de concebir la realidad, por muy científica que
sea y nuestra lengua. Últimamente la ciencia de la lingüística ha
empezado a penetrar un poco en este reino, cuyos resultados
todavía son desconocidos para otras disciplinas. El hablante
ordinario cree que:
144 He supposes that talking is an activity in which he is free
and untrammeled (Whorf 1956: 251).
El hablante no se da cuenta de que él es un eslabón en la cadena
de la comunicación:
145 He finds it a simple, transparent activity, for which he has
the necessary explanations. But these explanations turn out
to be nothing but statements of the NEEDS THAT IMPEL HIM IT
TO COMMUNICATE (Whorf 1956: 251).

146 Whorf no distingue entre el conocimiento tradicional histórico de una


comunidad lingüística, conocimiento que es homogéneo sintópica,
sinestrática y sinfásicamente, entre el conocimiento de la realidad y el
conocimiento lingüístico, entre la realidad, la realidad pensada y la
lengua, entre el conocimiento de los distintos hablantes y el
conocimiento de las ciencias que se valen de la lengua para expresarse,
ni entre la lengua y las formas del pensar y las estructuras del
pensamiento (Coseriu 1981, 95-133). Todos estos aspectos que designa
Whorf son ciertos, pero confunde los niveles en los que se dan.
112
De esta manera el hablante ordinario confunde lo que piensa
con la realidad:
146 He thinks something, and supplies words for the thoughts
"as they come" (Whorf 1956: 251).
Y si el hablante se preguntara por qué tiene estos y aquellos
pensamientos antes de que los emitiera de nuevo, no llegaría más
que a repetir sus necesidades sociales del momento. Y entonces
llega a pensar que no es necesario que se indague más sobre su
proceso del hablar, puesto que él piensa que lo puede manipular de
la manera que quiera según sus necesidades sociales. Y esto
implica, equivocadamente, que
147 Thinking is an OBVIOUS, straightforward activity, the same
for all rational beings, of which language is the
straightforward expression (Whorf 1956: 251-252).
La lengua es pues un impedimento para el pensar universal. De
esta manera, el pensar es la cosa más misteriosa. La mejor forma
de estudiarlo, sin embargo, es por medio del estudio lingüístico. El
estudio del pensamiento a través de la lengua nos muestra que:
148 The forms of a person's thoughts are controlled by
inexorable laws of pattern of which he is unconscious (Whorf
1956: 252).
El pensamiento es un entramado de modelación que funciona
mecánicamente147. Y la clave de esta modelación son las
estructuras gramaticales:
149 These patterns are the unperceived intricate
systematizations of his own language -shown readily enough
by a candid comparison and contrast with other languages,
especially those of a different linguistic family (Whorf 1956:
252)148.
Porque los hablantes no son libres ni para hablar ni para
concebir la realidad:
150 His thinking itself is in a language —in English, in
Sanskrit, in Chinese (Whorf 1956: 252).
Las lenguas funcionan gracias a su capacidad modeladora:

147 Whorf no se plantea por qué funciona la lengua y el pensamiento.


Meramente dice que están estructurados en modelos y que funcionan
por leyes inexorables, de tal forma que son inconscientes.
148 Lo que Whorf descubre, una y mil veces, es que los modelos de una lengua

son distintos a los modelos de otra. Esto no nos dice nada sobre lo que
es el pensamiento, ni sobre cómo funciona y ni por qué. El individuo
impulsa el pensamiento y la lengua, pero sin saberlo.
113
151 And every language is a vast pattern-system, different from
others (Whorf 1956: 252).
Las lenguas son sistemas para hablar, pero también para
pensar. El pensar no es una actividad única: es un conjunto de
actividades como son el ordenar, el clasificar, el analizar las cosas
de la naturaleza, siendo un elemento básico las categorías:
152 […] in which [pattern-systems, that is, languages] are
culturally ordained the forms and categories by which the
personality not only communicates, but also analyzes
nature, notices or neglects types of relationship and
phenomena, channels his reasoning and builds the house of
his consciousness (Whorf 1956: 252).
Las lenguas, así, trascienden la finalidad para las que existen,
la comunicación y llegan a crear la conciencia humana.
El orden lingüístico comprende una amplia realidad, una
realidad mayor que la mera comunicación:
153 The linguistic order embraces all symbolism, all symbolic
processes, all processes of reference and of logic (Whorf
1956: 252)149.
Y en este asunto la expresión el nivel mental puede ser confuso
a una persona que habla inglés. La palabra mental es una expresión
desafortunada, una palabra cuya función en inglés es simplemente
ocupar el lugar de una explicación inteligente y que connota un
ambiente más bien borroso en vez de denotar un orden estructural
caracterizado por la modelación. A este respecto Whorf aduce la
frase de Fritz Kunz, para quien la mente es la gran asesina de lo
real (Whorf 1956: 252-253).
En este problema se cumple el dicho as above, so below. En el
nivel fonológico de la lengua, la conducta significativa es regida por
modelos que están fuera del foco de la conciencia humana y de igual
manera la conducta significativa de los niveles superiores de la
lengua, que llamamos expresión del pensamiento, está también
regida por patrones inconscientes:
154 Thinking also follows a network of tracks laid down in the
given language, an organization which may concentrate
systematically upon certain phases of reality, certain
aspects of intelligence, and may systematically discard
others featured by other languages (Whorf 1956: 256).

149 Esta es toda la atención que Whorf presenta al significado. Todo lo


lingüístico es simbólico y lo simbólico es misterioso. Esto es así porque
todo ello es inconsciente en los individuos.
114
Lo particular es que el individuo está complemente ajeno a esta
organización y está obligado absolutamente por estos lazos
irrompibles.

II
En los fenómenos lingüísticos y mentales la conducta
significativa (o lo que es lo mismo, tanto la conducta como la
significación, en tanto que están interconectadas entre sí) están
gobernadas por un sistema específico o una organización especifica,
una geometría de principios formales característica de cada lengua.
Esta organización está impuesta desde el exterior del estrecho
círculo de la conciencia personal, haciendo de esa conciencia una
mera marioneta cuyo margen de maniobra lingüísticamente se
mantiene en una modelación de lazos irrompibles e imperceptibles.
La mente humana es activa, pero no por ella misma:
155 It is as if the personal mind, which selects words but is
largely oblivious to pattern, were in the grip of a higher, far
more intellectual mind which has very little notion of houses
and beds and soup kettles, but can systematize and
mathematize on a scale and scope that no mathematician of
the schools ever remotely approached (Whorf 1956: 257).
De esta manera, en los seres humanos podemos distinguir dos
niveles en la mente: la mente consciente o sistema u organización
lingüística, que incluye la significación y la conducta, y la mente
superior, que es inconsciente e igual a todos los miembros del
género humano.
En virtud de la igualdad de todos los miembros del género
humano, la sistemática de la lengua o mente superior de un cazador
primitivo puede muy bien procesar la modelación del pensamiento
de la misma manera que puede la sistemática de la lengua de
Einstein. Y, de otra manera: los científicos y los patanes, los
instruidos y los miembros de las tribus, usan su conciencia de la
misma manera y llegan a los mismos procedimientos lógicos. Es
más: los seres humanos muestran una fuerte disposición a hacer
virtud de su propia ignorancia, a condenar los esfuerzos
encaminados a lograr un mejor entendimiento del funcionamiento
de la mente, como inútiles o como teorías huecas. La cultura
occidental reserva a los estudiosos del lenguaje el menor de los
reconocimientos y el más mezquino de los presupuestos (Whorf
1956: 258).
La mente superior es la encargada de realizar cualquier clase de
actos puramente intelectuales, pero no es necesariamente
consciente en el nivel individual. Es decir, la mente superior no
115
presta su atención a los asuntos prácticos, ni al ego personal en su
contexto inmediato y concreto. Ciertos sueños y estados mentales
excepcionales nos pueden conducir a suponer que es consciente en
su propio nivel, y, en ocasiones, la conciencia puede filtrarse en la
personalidad, pero en realidad no establece nexo de conexión con
la “consciencia” personal. Lo podríamos llamar un ego superior, que
lleva en sí mismo un rasgo distintivo que aparece por medio de cada
lengua y por su enorme parecido al propio ser individual. El ego
superior organiza los sistemas en torno a un núcleo de tres o más
categorías personales pronominales, centradas sobre una que
llamamos la primera persona singular150. El ego superior puede
funcionar en cualquier sistema lingüístico. Esta es la razón por la
que un niño puede aprender cualquier lengua con la misma
prontitud, desde el chino, con sus monosílabos entonados y
entonados separadamente, al nootka, lengua de la isla de
Vancouver, con sus frecuentes oraciones de una sola palabra
(Whorf 1956: 258).
A causa de la naturaleza configurativa y sistemática de la mente
superior (o ego superior) el aspecto de modelación de la lengua
siempre supera y controla los procesos de creación léxica (lexations)
o aspecto de la nominación. De aquí que los significados de las
palabras específicas sean menos importantes de lo que se cree151:
156 Sentences, not words, are the essence of speech, just as
equations and functions, and not bare numbers, are the real
meat of mathematics. We are all mistaken in our common
belief that any word has en "exact meaning" (Whorf 1956:
258).
La mente superior trata de símbolos que no tienen referencia fija
a nada en particular, sino que son símbolos que son como casillas

150 Es curioso observar cómo Whorf quiere explicar trascendentalmente lo


que es obvio y simple. Todo este entramado para llegar a concluir que
el ego superior se organiza en torno a la primera persona. Whorf no se
da cuenta de que esas categorías pronominales personales son
contingentes (tres o más categorías, ¿por qué no dos?). En el acto del
hablar sólo paricipa necesariamente el hablante (hablar consigo mismo,
pensar, poesía), y a veces, el hablante y el oyente. La tercera persona y
la cuarta, a la que alude Whorf, es un demostrativo que no toma parte
en el diá-logos (Ortega y Gasset, por medio de, a través del logos
(palabra).
151 He dicho anteriormente que Whorf no presta atención al significado. El
hecho de que los contenidos del significado no sean, para Whorf fijos,
puede ser la razón de ello. Los significados para Whorf son el resultado
del proceso de modelación realizado por el ego superior (o mente
superior). No hay nada estable en las palabras y, por consiguiente, no
merece la pena estudiar lo que por definición puede cambiar en
cualquier momento.
116
vacías, casillas que se han de rellenar cuando se las requiera, que
representan cualquier valor de una variable dada:
157 A word […] is only ONE value of a variable (Whorf 1956:
259).
La propia mente inferior ha cogido algo de la naturaleza
algebraica de la lengua. Las palabras están entre los símbolos
variables de la modelación pura y las cantidades fijas y verdaderas.
Esa parte del contenido de las palabras que llamamos referencia es
sólo parcialmente fija152. Para Whorf la referencia no es nada fijo:
158 Reference of words is at the mercy of the sentences and
grammatical patterns in which they occur (Whorf 1956:
259).
Para Whorf el único elemento de referencia fija153 en la oración I
went all the way down there just in order to see Jack es Jack; lo
demás es modelación de elementos atribuida a nada específico; ni

152 Cuando Whorf habla aquí de referencia, como se puede comprobar, se


refiere al significado y la designación juntos, es decir, refiere la
significación de un elemento lingüístico. Pero una cosa es la designación
y otra el significado y otra el sentido (Coseriu 1986b, 283-284; 1992,
96). La referencia o designación por definición nunca es fija, se habla de
las cosas y las cosas pueden ser y, de hecho, son distintas. Una
carretera en español nació para designar los caminos por donde
pasaban carretas. Las carretas desaparecieron y dieron lugar a los
coches automóviles, designando con ello carretera los caminos por
donde transitan dichos coches. Hoy incluso las carreteras pueden ser
dobles o sencillas, si son dobles, es decir autovías o autopistas, ya no
se parecen en nada a las carreteras originales, e incluso, si en ellas se
viera una carreta, sería cosa muy extraña. La designación o referencia
cambia siempre, pero el significado o concepto lingüístico tradicional,
siempre es el mismo y si varía se hace, igual que el anterior, fijo.
153 Whorf pretende una fijeza matemática en el lenguaje, cosa que destruiría
la propia esencia del lenguaje como manifestación histórica de un ser
libre e histórico. El sentido de fijeza que pretende Whorf dar a las
expresiones lingüísticas no es fijeza en sus contenidos, que la tienen,
sino un mecanicismo fijo de validez universal, cosa que en su propia
expresión es imposible, o haría del lenguaje una herramienta de
eruditos, difícil de utilizar por todos los hablantes, puesto que implicaría
una complejidad máxima, como el lenguaje matemático (lengua
homogénea sinestráticamente), y una identidad entre lengua y realidad,
cosa que sólo es posible en los lenguajes específicos (nomenclaturas),
en los que el concepto se identifica con la realidad (Coseriu 1981, 96).
El lenguaje específico o nomenclatura refiere y se identifica con el objeto
designado. Ejemplo, cuando un químico dice H2O en vez de la expresión
de la lengua común, o cuando el matemático dice triángulo isósceles, o
cuando el médico dice el pericardio, etc.
117
siquiera see significa lo que uno podría suponer, es decir, recibir
una imagen visual154.
Por ejemplo, tratando del tamaño, size, las palabras que lo
designan lo clasifican en determinadas clases, como small, medium,
large, immense, etc. Objetivamente no se da tal división, sino un
puro continuum relativo. Sin embargo, nosotros pensamos del
tamaño constantemente como un conjunto de clases porque la
lengua ha segmentado y nominado la experiencia de esta forma. Los
“nombres de número” pueden no referir el número en cuanto que
es contado, sino a clases numéricas con límites muy elásticos. Así
la palabra inglesa few ajusta su extensión según el tamaño,
importancia o rareza de la referencia. A few battleships podría
referir sólo tres o cuatro; a few peas podría referir treinta o cuarenta
(Whorf 1956: 259)155.
Tampoco se da una “referencia” fija en palabras como dog, tree,
house, nombres de cosas específicas. Estas palabras refieren clases
con límites muy elásticos. Los límites de tales clases son diferentes
en las distintas lenguas. La correspondiente palabra polaca de tree
incluye también el concepto de wood. El contexto o el modelo de la
oración determina qué clase de objeto refiere la palabra polaca. En
moqui la palabra que designa perro, pohko, incluye también todo
tipo de animal de compañía. Así un águila domesticada es,
literalmente, un águila-perro (Whorf 1956: 259-260).
En muchas palabras inglesas ocurre lo mismo. La palabra hand
refiere una locación en el cuerpo humano en his hand, pero en hour
hand refiere un objeto asombrosamente distinto. Tiene una
referencia totalmente distinta en all hands on deck; en a good hand
at gardening, en he held a good hand at cards, y en he got the upper
hand no refiere a nada; no es más que a una expresión de
orientación. Igual ocurre con la palabra bar en iron bar, bar to
progress, he should be behind bars, studied for the bar, let down all
the bars, bar of music, sand bar, candy bar, mosquito bar, bar
sinister, bar none, ordered drinks at the bar.

154 En esta oración el único elemento que no significa nada es Jack. Los
demás, go, way, down y see son estructuraciones tradicionales de la
realidad hechas por la lengua. Jack sólo designa, no significa. Las otras
palabras significan y designan. No existe un significado Jack. Las
personas o animales o cosas que se denominan o pueden denominarse
con esta palabra no tienen que ser iguales, ni responder a unas
características. En el nominar con nombres propios no hay clasificación
alguna. Cada vez que se emplea un nombre propio se designa una clase
de objetos que se agota en un solo ejemplar, es decir un nombre propio
se define inherentemente por el objeto real al que se aplica.
155 Whorf no separa lo nombrado de lo designado (Coseriu 1981, 130-133).
118
Pero no podemos pensar que esto ocurre sólo en las palabras no
científicas e ilógicas. Ocurre en todas las áreas de la lengua. La
palabra electrical es una palabra científica. Sin embargo, la
referencia en electrical apparatus no es la misma que en electrical
expert156. Los referentes de las palabras científicas son
generalmente vagos y cambian cuando son convenientemente
marcados por una modelación. Es curioso que este rasgo, no
obstante, no se dé en la lengua intelectual, ni en la lengua poética.
Whorf justifica esto de la siguiente manera:
159 And this needs must be so, for science, poetry, and love
are alike in being "flights" above an away from the slave-
world of literal reference and humdrum prosaic details,
attempts to widen the petty narrowness of the personal self's
outlook, lifting toward […] that world of infinite harmony,
sympathy and order, of unchanging truths and eternal
things (Whorf 1956: 260).
Es decir, el lenguaje diario, el lenguaje de la referencia literal, el
lenguaje de lo cotidiano y los detalles prosaicos, no puede llegar a
alcanzar la armonía infinita, la unión cósmica con la verdad y el
orden por la participación de la individualidad. Es necesario un
vuelo para salvar la dependencia de la referencia literal. La
referencia es la parte del significado que encadena al hombre al
conocimiento erróneo. Tanto las palabras populares como las
palabras científicas constituyen el encadenamiento a la referencia
concreta. Pero la referencia es solo una parte del significado. La otra
es la modelación. La modelación es de mayor importancia que la
referencia. La ciencia, la búsqueda de la verdad, es esa clase de
divina locura, como el amor. La música es una quasi-lengua basada
enteramente en la modelación, estando libre de los procesos de
creación léxica (Whorf 1956: 260-261).
A veces la influencia de la modelación sobre la referencia
produce resultados disparatados, cuando un modelo da como
resultado significaciones totalmente extrañas a la referencia
lexemática original. En estos casos la mente inferior es puesta en
asombro y no puede captar que las fórmulas convincentes no
funcionen, con lo que se refugia pronta y vivamente en su tipo
favorito y obvio de explicación, incluso viendo y oyendo cosas que
contribuyan a ese tipo de interpretación favorita. Así la palabra
inglesa asparagus, bajo el ritmo de los modelos puramente

156 La palabra electrical, aunque proveniente de la ciencia, es hoy una palabra


de la lengua común. Como tal no escapa a las incongruencias e
inconsistencias de la norma de la lengua, que tiene muchas. Para la
estructura de la lengua en su distinción entre sistema, norma y discurso
cf. Coseriu 1981, 123-130.
119
fonéticos ingleses, los modelos de la fórmula discutida más arriba,
aparece como sparagras; y puesto que sparrer es una forma
dialectal de sparrow, la encontramos como la expresión sparrow
grass; y de aquí los relatos religiosamente aceptados de la relación
entre los gorriones (sparrows) y la hierba (grass). Y esto es un
fenómeno que se da en la lengua y se impone por costumbre:
160 Children […] are constantly repatterning, but the pressure
of adult example eventually brings their language back to
the norm (Whorf 1956: 261).
Por otro lado, el conocimiento de los adultos tampoco es el
suficiente como para corregir su lengua. Whorf aduce el hecho de
que en ciertas partes de Nueva Inglaterra los gatos de Angora se
llaman coon cats y el nombre ha originado historias sobre la
hibridación entre los gatos y los mapaches (coons o raccoons).
La conclusión a todo esto es:
161 In more subtle matters we all, unknowingly, project the
linguistic relationships of a particular language upon the
universe, and SEE them there (Whorf 1956: 262).
El desarrollo de la ciencia en el mundo occidental ha estado
marcado por este estado de cosas y la explicación científica dada a
los hechos de la naturaleza implica la concepción de base de las
lenguas occidentales:
162 Scientific language, being founded on Western Indo-
European and not on Hopi, does as we do, sees sometimes
actions and forces where there may be only states. For do
you not conceive it possible that scientists […] all
unknowingly project the linguistic patterns of a particular
type of language upon the universe, and SEE them there,
rendered visible on the very face of nature? (Whorf 1956:
263).
Como conclusión final Whorf añade:
163 A change in language can transform our appreciation of
the Cosmos (Whorf 1956: 263).
Un cambio de lengua nos puede dar otra visión del mundo y un
cambio en la actitud de los científicos que haga que conozcan el
mayor número posible de lenguas nos dará la visión cierta del
Cosmos. Todo esto es típico de la forma como actúa la mente
inferior, atrapada en un mundo más amplio e inescrutable en sus
métodos. La mente inferior usa su capacidad del lenguaje para
construir la tela de araña de la ilusión, para hacer un análisis
provisional de la realidad, y, una vez hecho éste, considerarlo
definitivo. La cultura occidental ha ido más lejos en este aspecto,

120
en hacer análisis provisionales y en considerarlos definitivos. El
compromiso con la ilusión ha sido sellado con la lengua del
indoeuropeo occidental y la salida de esta ilusión está precisamente
en un mayor conocimiento del lenguaje; la salida de esta ilusión
implica un conocimiento lingüístico más amplio que el que puede
aportar la propia lengua indoeuropea sola (Whorf 1956: 263).
Por otro lado, el conocimiento de lenguas diversas, no sólo el
hablarlas sino también el estudiar su estructura es la mayor de las
hermandades que se pueden dar en el género humano. El
conocimiento de lenguas diversas hace que trascendamos los
límites de las culturas locales, las nacionalidades, las
peculiaridades físicas que constituyen la raza, y hace que
descubramos que, en sus sistemas lingüísticos, a pesar de que
difieren grandemente en el orden, armonía y belleza de los sistemas,
y en las respectivas sutilezas y análisis penetrantes de la realidad,
todos los hombres son iguales. Este hecho es independiente del
estado de evolución con respecto a la cultura material, estado de
dependencia material de la naturaleza, desarrollo de utensilios,
desarrollo moral, etc., una cosa extremadamente sorprendente al
refinado europeo y que le extraña sobremanera. El salvaje más
silvático sabe manipular inconscientemente y sin esfuerzos un
sistema lingüístico tan intrincado, tan múltiplemente sistematizado
y tan intelectualmente difícil que requiere toda una vida de estudio
de nuestros mayores letrados para describir sus funcionamientos.
El nivel superior de la mente y el ego superior han sido dados a
todos los seres humanos y la evolución del lenguaje humano era
completa. El lenguaje humano se difundió en su compleción total
por lo largo y ancho de la tierra en una época muy anterior a las
ruinas más antiguas que hoy moldean la faz de la tierra (Whorf
1956: 263-264).
La clave a todo este problema radica en entender lo que es el
nivel superior del conocimiento lingüístico:
164 Linguistic knowledge entails understanding many
different beautiful systems of logical analysis. Through it,
the world as seen from the diverse viewpoints of other social
groups, that we have thought of as alien, becomes
intelligible in new terms. Alienness turns into a new and
often clarifying way of looking at things (Whorf 1956: 264).
El conocimiento lingüístico implica una lógica particular. El
mundo, tal y como se conoce, es el resultado de una lógica
particular, la occidental. Pero hay otras lógicas particulares, que
hacen también comprensible el mundo. Las lógicas particulares
ajenas hacen a menudo más clara la visión que tenemos del mundo.
En japonés, por ejemplo, el parentesco tiene que ver con la
121
organización de la lengua y la organización social, cosa que nos
puede parecer extraña. De esta manera en japonés tenemos dos
sujetos y así Japón es montañoso se diría Japón1, montaña2,
muchas. Este tipo de modelo da una gran concisión y precisión. En
vez de nuestra vaga expresión montañoso, el japonés con gran
compacticidad en su formulación, puede distinguir entre
montañoso como con montañas no siempre altas pero abundantes
y montañoso como con montañas altas, pero no abundantes en
relación con área que ocupan. Si este rasgo de la lengua japonesa
se desarrollara para la creación de modelos lógicos implícitos daría
a los japoneses una gran herramienta de concisión para las
operaciones científicas (Whorf 1956: 264-265).
En el mismo momento en que empezamos la investigación no
sesgada hacia una lengua encontramos, tanto en la gente como en
las culturas sin la menor pretensión de belleza, los recursos de
expresión más bellos efectivos y científicos, desconocidos por las
lenguas y mentes indoeuropeas. Las lenguas algonquinas, por
ejemplo, son habladas por personas muy sencillas, indios
pescadores y cazadores, pero son maravillas de análisis y síntesis.
Un rasgo común a ellas es el obviativo. Los pronombres personales
tienen cuatro personas, en vez de tres; es decir, tienen dos terceras
personas. Esto ayuda a la compacticidad de la descripción de
situaciones complicadas, sin necesidad de una fraseología pesada
e inoportuna. Igualmente pasa con el Chichewa, lengua zulú,
hablada por una tribu de analfabetos negros de África oriental. Esta
lengua tiene dos pasados, uno para los sucesos que tienen
consecuencias o influencia en el presente y otro para los pasados
sin influencia en el presente. De esta manera un evento pasado
como I ate, puede significar, sin más, que ahora tengo hambre o
que ahora no tengo hambre. El primero sería el pasado con
consecuencias o influencia en el presente (yo comí y ya tengo
necesidad de comer de nuevo); y el segundo sería el pasado sin
influencia o consecuencias en el presente (comí y no necesito
comer)157. Y la lengua coeur d'alene, hablada por la poco numerosa
tribu india de ese nombre de Idaho, distingue tres tipos de
causalidad, tres tipos de procesos de causa:
a) causa derivada del crecimiento, desarrollo o de una
condición inherente;

157 Whorf tiene una gran admiración por los medios de expresión distintos a
los de su lengua o conjunto de lenguas occidentales. Esta distinción se
hace también en estas últimas lenguas distinguiendo, en inglés, entre
el pasado simple y el presente perfecto: I worked hard (me acuerdo que
trabajé mucho y duro) y I've worked hard (he trabajado mucho y estoy
cansado por ello).
122
b) causa derivada de la adición o acumulación por estratos; y
c) causa derivada de una segunda acumulación.
De esta manera ha sido endulzado se podría interpretar según
la forma empleada del tipo de causa, como de una fruta, un café, o
un pastel en momento determinado de su elaboración,
respectivamente (Whorf 1956: 265-266). Si, dado un más
sofisticado grado de cultura, los hablantes de esta lengua
establecieran estos tipos de discriminación ahora inconscientes
como una teoría de causalidad triádica y esta se acomodara a las
observaciones científicas ellos podrían aportar un valioso
instrumento intelectual para la ciencia. Nosotros podríamos
imitarles, pero no podríamos aplicarla, puesto que nosotros no
estamos habituados a hacer tales distinciones en la vida diaria con
la facilidad que ellos. La razón de todo esto es una razón de
principio:
165 Concepts have a basis in daily talk before scientific
workers will attempt to use them in the laboratory. Even
relativity has such a basis in the western Indo-European
languages (…) —the fact that these languages use many
space words and patterns for dealing with time (Whorf 1956:
266).
La investigación en la ciencia puede alcanzar más o menos, pero
siempre dentro de unos conceptos básicos, que da la lengua que
usen los científicos.
Toda esta reflexión pertenece a la mente superior o al ego
superior, pero los niveles de la psique inferior (o mente inferior)
tienen que ver con los niveles de la lengua. La psique es el correlato
psicológico del nivel fonético de la lengua relacionado con esta
estructuralmente, tal y como están relacioneado los procesos de
formación léxica, no como bloques de construcción, como los
procesos de formación de palabras que usan los fonemas, sino
relacionándo contenido sensitivo de los fonemas. Hay una forma
universal de relacionar las experiencias que parece, según los
experimentos de laboratorio, independiente de la lengua,
básicamente la misma para todas las personas (Whorf 1956: 267).
Pero si no hubiera un orden en series o un orden jerárquico en
el universo tendríamos que decir que estos experimentos
psicológicos y estos experimentos lingüísticos se contradicen entre
sí158. En los experimentos psicológicos los sujetos humanos

158 Esto es muy importante para explicar la concepción de Whorf. Existe un


orden en la naturaleza. Este orden está ahí y no tiene nada que ver con
la lengua. Las lenguas se han de acomodar a él. Existe también y antes
123
parecen asociar las experiencias de brillo, frío, agudeza, dureza,
altura, ligereza, velocidad, tonalidad alta, estrechura, etc. en series
de experiencia; y al revés: las experiencias de lo oscuro, lo templado,
lo blando, lo duro, lo romo, lo bajo, lo pesado, lo lento, lo de tono
bajo, lo ancho, en otra larga serie159. Esto se da tanto si las palabras
que designan tales experiencias asociadas se parecen o no. La gente
ordinaria sabe ver una relación de estas experiencias a las vocales
y consonantes de las palabras y cuando esta relación es de
contraste o conflicto pasa desapercibida (Whorf 1956: 267)160.
La lengua, a través de los procesos de formación léxica, ha hecho
al hablante más precisamente agudo de ciertas oscuras
sensaciones psíquicas. La lengua, lo que ha hecho, en realidad, es
transformar los niveles inferiores a ella misma: la lengua se ha

de las lenguas, una psicología o mente inferior. Ésta encuentra un orden


en el mundo a través de la percepción y lo percibe como es. La psicología
es un mero testigo de lo que es, pero representa el medio de
acercamiento de los seres humanos (hablantes, siempre en bloque,
nunca, individualmente) a la realidad. Por último, se dan las lenguas
que tienen su sede en lo inconsciente, en donde se dan las modelaciones
y relaciones, es decir en la psique superior o ego superior. Las lenguas
segmentan la realidad en determinadas estructuras que son
modelaciones del pensamiento. Como modelaciones son procesos
operativos en los individuos, quienes no tienen la más mínima
participación libre en el proceso de intelección.
159 Whorf fundamenta tanto lo que llama mente inferior o psyche, y la mente
superior o ego superior, en conceptos contrarios a la naturaleza de
ambos. La mente inferior es la psicología humana, la realidad humana
de base somática y que se estudia experimentalmente. En la mente
inferior se da la consciencia, pero trata de lo concreto. La mente superior
o ego superior es la sede de lo inconsciente y trata de la manera como
se estructura la realidad en modelos, mediante el relacionar, el separar,
el unir, etc. Es decir, hay una doble contradicción en la justificación de
estas dos realidades. La mente inferior es material, pero en ella se da lo
inmaterial. Y la mente superior es inconsciente y en ella se dan una
serie de operaciones que son espirituales ¿Puede lo inconsciente realizar
actividades que sólo corresponden al espíritu? y a la vez, ¿puede lo
consciente basarse en fundamentos mecánicos? (cf. nota 15).
160 La expresión lingüística tiene forma, contenido y función y, por ello,
significa en cada caso. La analogía es el principio de formación e
interpretación de los medios de expresión y del significado. No obstante,
hablamos de acuerdo con los principios generales del pensamiento y el
conocimiento de las cosas, de acuerdo con la tradición en la técnica del
hablar, de acuerdo con el contexto, en relación al oyente y en
adecuación a la situación (Coseriu 1992). La tradición en la técnica del
hablar ha recogido todos estos tipos de adecuación formados de acuerdo
con el principio de analogía, que no es necesariamente un principio
lógico, sino un principio que se utiliza según convenga al hablante (y la
comunidad) en cada caso.
124
constituido en el poder natural de lo mágico. A este respecto dice
Whorf:
166 There is a yogic161 mastery in the power of language to
remain independent of lower-psyche facts, to override them,
now point them up, now toss them out of the picture, to
mold the nuances of words to its own rule, whether the
psychic ring of the sounds fits or not. If the sounds fit, the
psychic quality of the sounds is increased, and this can be
noticed by the layman. If the sounds do not fit, the psychic
quality changes to accord with the linguistic meaning, no
matter how incongruous with the sounds, and this is not
noticed by the layman (Whorf 1956: 267).
La lengua domina por completo los niveles inferiores de la
mente. La lengua reside en el ego, en la capacidad inconsciente del
hombre de establecer modelaciones, nivel superior. La lengua
funciona en los niveles superiores de la mente y se manifiesta en
los niveles inferiores de la mente. Lo inconsciente domina sobre el
pequeño aspecto consciente de que es capaz el hombre. El estudio
científico de las lenguas y los principios lingüísticos constituyen
una elevación parcial del intelecto hacia los niveles superiores de la
mente:
167 In the understanding of a large linguistic pattern there is
involved a partial shift of focus away from the versatile
psychic activity (Whorf 1956: 269).
Y, hasta tal punto, la realidad es así que esta elevación parcial
tiene efectos terapéuticos. Muchas neurosis son simplemente el
funcionamiento continuo de sistemas de palabras, de los que se
puede liberar el paciente mostrándole a éste los procesos
implicados y los modelos propios.
Todo esto lleva a concluir que los tipos de relaciones modeladas
que encontramos en la lengua no son más que el distorsionado y
vibrante, pálido e insustancial reflejo del mundo causal. La lengua
puede ser modelo al mundo universal. Así como la lengua está
estructurada por procesos de creación léxica y procesos de
segmentación y ordenada por procesos de modelación, de los cuales
los últimos tienen un carácter más determinante, así puede muy
bien estar el mundo físico compuesto de una agregación de
entidades cuasidiscretas que no son totalmente comprensibles en

161 Cuando Whorf compuso este artículo hablaba a los científicos de la


Theosophical Society, de Madrás, La India. En adecuación con este
contexto Whorf habla de las ideas de Mantra y Mantric Yoga; de los
niveles de Arupa y Nama. Como lo que me interesa son sus ideas
lingüísticas he omitido toda referencia a estos conceptos, niveles e ideas.
125
sí mismas, a no ser que sean emergentes de un campo de causas
que es en sí mismo un conjunto múltiple de modelación y orden
(Whorf 1956: 269).
La ciencia no puede todavía entender la lógica trascendental de
tal estado de cosas, pues todavía no se ha liberado a sí misma de
las necesidades de la ilusión de la lógica común, que son las que
están en el fondo de la modelación de la gramática aria occidental.
Estas necesidades son la necesidad de la sustancia, que son las
necesidades que necesitan los sustantivos para que se den en
ciertas posiciones; las necesidades de las fuerzas, las atracciones,
etc., que son las que se necesitan para que funcionen los verbos; y
así un largo etc. La ciencia, si sobrevive a la oscuridad inminente,
tendrá que tomar la consideración de los principios lingüísticos y
tendrá que despojarse a sí misma de las necesidades lingüísticas
de la ilusión, mantenida durante demasiado tiempo como para que
sea la sustancia de la propia Razón (Whorf 1956: 269-270).

126
2 Interpretación de la teoría de Whorf: la hipótesis del
relativismo lingüístico.
En este capítulo y en el siguiente quiero introducir el resumen
de dos obras que interpretan la obra de Whorf, las dos
representativas de la interpretación que se suele hacer del problema
de las relaciones lenguaje-pensamiento en Whorf. Hasta ahora y en
la medida en que yo sé, las interpretaciones a la teoría de Whorf se
han hecho desde el campo de la psicolingüística, etnolingüística,
sociolingüística u otras ciencias positivas que tienen a la lengua
como objeto material de estudio. Presento aquí la interpretación de
Lucy 1992 y la de Lee 1996. La de Lucy es para mí la interpretación
más acertada de la teoría de Whorf, no obstante partir de la
aceptación del relativismo lingüístico como una teoría cierta. El
trabajo de Lucy tiene tres partes muy bien diferenciadas: la
primera, una introducción metodológica sobre el problema de las
relaciones lenguaje-pensamiento, que él llama problema del
relativismo o problema de la diversidad de la lengua; la segunda, la
interpretación de Whorf; y la tercera, la solución de Lucy al
problema. Dado el interés de este libro me interesan la primera y
segunda partes, que comentaré más adelante.

2.1 Importancia del relativismo lingüístico.

John Arthur Lucy se plantea el problema del relativismo


lingüístico sobre la base de su aceptación como teoría cierta. Lo
primero que Lucy hace es justificar la teoría del relativismo como
hipótesis y para ello empieza señalando el interés del problema de
la diversidad lingüística en relación con pensamiento y tras esto,
las dificultades al estudio del problema.
El problema de la diversidad lingüística en relación con su
influencia sobre el pensamiento es de interés hoy en día por el
reconocimiento dado en los últimos decenios a los fenómenos
semióticos en general y a la semiótica lingüística en particular,
considerada esta dentro de las ciencias sociales y conductuales. La
importancia dada a la semiótica lingüística varía, desde asignar a
la lengua una importancia teórica en la constitución del
pensamiento humano y la cultura, hasta hacer de ella una mera
anotación de su importancia metodológica como fuente decisiva en
el suministro de datos necesarios para evaluar las distintas teorías
de las ciencias humanas. En este segundo sentido muchas teorías
parten del concepto de la lengua en general, no considerando la

127
diversidad lingüística. Una hipótesis sobre el relativismo lingüístico
tiene que asignar especial relevancia a la variedad lingüística y tiene
que plantear problemas a teorías que han ignorado dicha
diversidad162.
En segundo lugar, la variedad lingüística tiene interés, hoy día,
porque el pensamiento individual es el foco de interés en muchas
teorías sobre la conducta humana, considerándolo como la causa
inmediata o la guía en la explicación de la conducta manifiesta. Este
planteamiento del pensamiento conduce a preguntarse por la
naturaleza y los orígenes del propio pensamiento. El supuesto de
que el pensamiento es de alguna forma relativo crea serios
problemas a un espectro amplio de teorías que suponen una base
común del pensamiento en todos los aspectos. Si se plantea una
hipótesis que suponga que el pensamiento es influido por las
variables características particulares de las lenguas se suscita el
problema del pensamiento relativo163.
Y, en tercer lugar, el problema de la variación lingüística es de
actualidad, hoy día, por las implicaciones reflexivas de la noción de
relativismo. Si se acepta un relativismo lingüístico, este puede crear
dilemas reales en la propia conducta de los lingüistas
investigadores, pues ellos no están exentos de las propias
influencias lingüísticas. Esta dificultad no solamente puede
plantear dificultades en entender o caracterizar las formas de
pensamiento de aquello que hablan otras lenguas, sino, también,

162 Con vistas a la solución del problema de las relaciones lenguaje-


pensamiento el problema de la diversidad lingüística no es problema
alguno, dado que la diversidad lingüística representa el nivel histórico
o particular del problema. La diversidad lingüística no representa más
que la modalidad en la actividad del hablar.
163 El problema de las relaciones lenguaje-pensamiento es un problema
universal, pero se manifiesta como un problema histórico. Quiere esto
decir que el nivel propio de cada lengua particular es distinto al mismo
nivel de otra lengua particular. En este sentido el problema es
necesariamente relativo. Por otro lado, el problema de las relaciones
lenguaje-pensamiento tiene también un nivel individual. La separación
de los distintos niveles que lo componen es la tarea primordial que hay
que realizar para llegar a darle una solución a dicho problema. El nivel
universal tiene que ver con la condición misma del pensar, que es
universal a todos los seres humanos. Es decir, tiene que ver con la
abstracción y representación simbólica de lo dado por los sentidos. El
nivel histórico tiene que ver con las formas comunes, es decir
tradicionales, de las formas del pensar en una comunidad lingüística
determinada. El nivel histórico, pues, es distinto para cada grupo de
individuos (lengua) que componen una comunidad lingüística. Y el nivel
individual, que tiene que ver con la forma libre e histórica que cada
individuo tiene de concebir la realidad (cf. 5.2; cf. también, Martínez del
Castillo 1999, cap. 3 y 4).
128
en entender la propia generalidad y validez de las teorías
formuladas lingüísticamente. Una teoría sobre el relativismo
lingüístico, si quiere ser tal, no sólo tiene que considerar el
pensamiento general como objeto de investigación, sino que,
también, ha de explicar los propios procesos de investigación.
De esta manera el problema del relativismo lingüístico se
entrelaza con el problema más general del desarrollo de una
metodología adecuada a los fines de la investigación de la ciencia
social. La hipótesis del relativismo lingüístico reta los supuestos
que subyacen en el problema central de gran parte de la
investigación conductual moderna, es decir, la hipótesis del
relativismo lingüístico, de esta manera, se propone descubrir leyes
generales y ser realmente científica (Lucy 1992, 2-3)164.

2.2 Obstáculos a la investigación sobre la diversidad y el


relativismo lingüísticos.
En contraste con la importancia reconocida universalmente y
con el interés por la variedad lingüística en relación con
pensamiento, hay, no obstante, escasa actividad investigadora
sobre el mismo. Tres son los principales motivos por los que no se
suele encarar el problema. En primer lugar, la tendencia común a
simplificar o reducir el problema a una forma simple, propensa a
considerar el relativismo como verdadero o falso. Una forma de
construir una hipótesis sobre el relativismo lingüístico es partir del
supuesto de que la estructura específica de la lengua determina el
pensamiento, en el sentido de que un hablante consciente nunca
puede llegar a liberarse de las restricciones impuestas por la
estructura de su propia lengua. Una postura así, dice Lucy (Lucy
1992, 3), casi todo el mundo la rechaza como infundada. Un
argumento alternativo es partir del supuesto de que las estructuras
variables de lenguas específicas influyen en el pensamiento en el
sentido de que puede haber correlatos cognitivos identificables
(fuera del mundo específicamente lingüístico) asociados con el uso
de una lengua determinada. Y esta es una posición, no obstante,
con la que todo el mundo estaría de acuerdo. Pero, bajo cualquiera
de estas dos conceptualizaciones no hay ninguna razón para
conducir la investigación, puesto que la hipótesis, o es verdadera, o
es falsa. Estas reducciones o simplificaciones dan de lado a las

164 Una disciplina se define a sí mima por su adecuación al objeto de estudio,


no por su método. El método ha de surgir cuando hayamos deslindado
el objeto de estudio, tanto en su aspecto material como formal (objetos
material y formal de la disciplina).
129
cuestiones centrales, que son: cuáles son las influencias, qué
importancia tienen, cuándo y cómo operan o pueden llegar a operar,
etc. (Lucy 1992, 3)165.
Un segundo obstáculo a la investigación del problema de la
variedad y el relativismo lingüísticos es de naturaleza
inherentemente interdisciplinar. Para tratar dicho problema, hay
que saber, en primer lugar, cómo funcionan las lenguas. Esto
implica un conocimiento de la lingüística y de algún tipo de campo
auxiliar a la misma que comprenda alguno de los usos de la lengua,
tales como la antropología, los estudios de folklore, la literatura
comparada. En segundo lugar, hay que tener un conocimiento
exhaustivo del campo del pensamiento que se va a estudiar. Para
algunos esto significa los contenidos del pensamiento, es decir, las
conceptualizaciones de los hablantes sobre el mundo como parte de
un sistema cultural, estudiado, por ejemplo, por los antropólogos
culturales o por los historiadores. Para otros esto significa los
procesos del pensar, es decir, el conjunto de actividades de atender,
recordar, razonar, etc. que son las actividades estudiadas por los
psicólogos cognitivistas. En cualquier caso, se necesita un
conocimiento mayor que el estrictamente lingüístico166. El carácter
verdaderamente interdisciplinar de la hipótesis del relativismo

165 Aquí, Lucy habla de influencias, de la importancia que tienen los


elementos que intervienen, de cómo operan o cómo pueden llegar a
operar, como cuestiones centrales del problema de la variedad y
relativismo lingüísticos. Con esto, indirectamente, nos muestra su
posición ante el problema: la lengua y el pensamiento son realidades
distintas y separadas, y es necesario saber cómo se influyen
mutuamente y porqué. Hay en esto, al menos, el deslinde de dos
realidades distintas y el estudio de cada una de ellas en su relación con
la otra. La solución que Penny Lee da al problema (cf. cap. 3) y la que
he dado yo al problema (cf. Martínez del Castillo 1999) es la de una
realidad única que se manifiesta en los individuos, en los que aparece
como realidad universal, histórica e individual. El problema, pues, está
en preguntarse por lo que constituye esa realidad única.
166 El problema de la variedad y el relativismo lingüísticos, o problema de las
relaciones lenguaje-pensamiento, no se puede tratar desde una
perspectiva ajena a la propia actividad del hablar. Es decir, el problema
no es un problema sociológico sino un problema lingüístico. Si el
problema se plantea desde el punto de vista sociológico las conclusiones
que saquemos serán sociológicas, no lingüísticas, tratando al grupo
social por encima del individuo, que es el que habla y piensa. Si el
problema de las relaciones lenguaje-pensamiento se plantea desde de
punto de vista psicológico, las conclusiones estarán determinadas por
la biología de los individuos. El planteamiento del problema de las
relaciones lenguaje-pensamiento tiene que venir dado desde la
consideración del hablar como actividad espiritual (lenguaje) y desde la
concepción de la lengua como la manifestación de la espiritualidad e
historicidad del hombre, el individuo.
130
lingüístico representa un obstáculo dado el carácter de la presente
división de disciplinas, que delimita estrictamente los temas y los
métodos propios en la mayor parte de los campos de las ciencias
sociales167.
Y el tercer obstáculo es que la hipótesis misma del relativismo
lingüístico es intrínsecamente contraria a los supuestos centrales
de algunas disciplinas fundamentales. La hipótesis del relativismo
lingüístico, si es cierta, pone en cuestión el supuesto tácitamente
aceptado por muchos psicólogos de que cada individuo puede ser
considerado desde un punto de vista científico como una entidad
psicológica autónoma tanto en su desarrollo como en su
funcionamiento maduro. La noción de que lo que es distintivo de la
actividad humana en contraste con otras especies, ya sea
precisamente su encarnación en un ecosistema social, o lingüístico
y cultural, transmitido históricamente, es, simplemente, ajena a
muchos psicólogos, —general servidumbre al reconocimiento
implícito de la importancia de la cultura, no obstante (Lucy 1992,
3 y 4)168.
El supuesto psicológico de considerar al individuo como una
entidad autónoma tanto en su desarrollo como en su
funcionamiento maduro, pervive por una serie de razones, siendo
la principal, quizá, el que dicha concepción esté en armonía con
nuestras propias premisas culturales. Es difícil reconocer el
relativismo en el funcionamiento de uno mismo y en las teorías
científicas. Reconocer esto implicaría no sólo alimentar la
posibilidad de que la noción de un individuo autónomo surja en
gran parte de nuestras propias normas y supuestos culturales,
sino, también, reconocer que puede haber límites al grado de

167 Esta dificultad puede ser una dificultad real, pero no una dificultad
teórica. Toda disciplina se define a sí misma por su objeto de estudio y
si éste no encaja en ninguna de las disciplinas existentes, hay que crear
una nueva. Si esto no se ha hecho así hasta ahora, constituirá una
dificultad real, pero teóricamente no es obstáculo alguno. Se puede
solventar esta dificultad real cuando estudiemos el nuevo objeto de
estudio y definamos sus métodos de estudio (Coseriu 1988, 189, 193,
194 y 237).
168 La cultura como tal no puede llegar a ser objeto de estudio en el problema

de las relaciones lenguaje-pensamiento. La cultura es de interés como


la manifestación histórica de la espiritualidad del ser que la ha creado,
como la manifestación histórica de la inteligencia libertad e historicidad
del ser humano. En este sentido la cultura de un pueblo es un objeto
histórico. En las relaciones entre el ser humano y la cultura, antes que
estudiar a la cultura, el objeto histórico, hay que estudiar el ser
humano, el sujeto histórico. No es el hombre el que está subordinado a
un ecosistema social, lingüístico y cultural, ni siquiera como individuo,
sino el que crea dicho ecosistema en participación con sus co-hablantes.
131
entendimiento propio humano que se puede conseguir dentro del
paradigma estricta y metodológicamente positivo de la ciencia169.
Además, y, por otro lado, una conceptualización del individuo en
gran parte concebido como un ser intrínsecamente social suscitaría
un número considerable de problemas conceptuales que sería más
fácil no considerar. El reconocimiento de que los objetos centrales
del estudio de la psicología de un individuo dependen de sistemas
contextuales socialmente constituidos, radicalmente distintos,
suscitaría la necesidad de formular un método general para
reconducir la comparación fundada en contextos en los que la
presencia de una estructura externa a priori primaría y en donde
ningún caso individual específico puede servir justamente como
patrón ejemplar de la comparación. (Esta es una versión social [o
cultural] del problema central en cualquier psicología: ¿cómo se
pueden comparar justificadamente dos individuos de forma
válida?). Tal psicología necesitaría integrar en la investigación una
amplia gama de métodos (técnicas específicas) entrelazando
disciplinas científicas sociales para dirigir la complejidad máxima
de sus formulaciones. Este problema tiene su complemento en las
ciencias sociales del tipo de la antropología y la sociología, las que
tratan de dar cuenta de la organización social distintivamente
humana ya sea sin hacer referencia a una teoría global sobre el
funcionamiento individual, o ya sea haciendo conjeturas gratuitas
sobre la naturaleza de tal funcionamiento. Muchas descripciones
de tipo social dependen de estos supuestos (Lucy 1992, 4-5)170.
Todas estas formulaciones vienen a cuento con ciertos
problemas que no se pueden plantear de forma tradicional: el
problema del relativismo lingüístico no puede plantearse de esa
forma. Incorporada a la misma hipótesis está la cuestión de la
validez de generalización de las conclusiones sacadas de la propia
experiencia a otros individuos. La hipótesis del relativismo

169 El individuo es autónomo en tanto en cuanto que es libre e histórico. El


individuo es libre y creativo, pero es libre y crea en tanto en cuanto que
es con los demás, en tanto que acepta formas comunes de su
comunidad de hablantes y ofrece sus formas creadas a la misma. En su
pensar y concebir el mundo el individuo representa simbólicamente la
realidad de la forma que más y mejor le conviene en cada caso y una
vez representada, la ofrece a los demás. Y en esta dialéctica de creación
de formas individuales y aceptación de formas comunes surge la lengua
en su dimensión histórica y el pensamiento, también, histórico (cf.
Martínez del Castillo 1999).
170 Planteado en estos términos de la psicología, quizá, sea así. Pero si se
plantea el problema de la variedad en términos de la actividad espiritual
del hablar, separando y no confundiendo los distintos niveles del hablar,
no hay problema
132
lingüístico requiere que el problema que implica sea tratado
comparativamente desde el principio. No se puede sacar
conclusiones de un grupo social y después tratar de probarlas y
generalizarlas. Un planteamiento así nos evitará resultados
erróneos, porque debe en último lugar regir e interpretar los otros
grupos sociales en términos de nuestras categorías, categorías que
han de ser demostrablemente apropiadas solamente para el primer
término de la comparación (Lucy 1992, 5).
El interés de Lucy en su estudio del problema de las relaciones
lenguaje-pensamiento es contribuir a una investigación más
amplia, a saber: desarrollar formas de estudio teóricas y
metodológicas necesarias para acercarse de forma apropiada a la
naturaleza intrínsecamente social y cultural del funcionamiento
psicológico individual humano. Es decir, para Lucy, el problema es
un problema psicológico. La hipótesis del relativismo lingüístico
ofrece varias aproximaciones en este sentido. Las lenguas son
diferentes la una de la otra y la posible significación de tales
diferencias es un problema ya conocido en la psicología. Las
implicaciones reflexivas de las influencias lingüísticas sobre el
pensamiento para la propia investigación en este campo están
especialmente claras en esta área, ya que la lengua es el
instrumento central de tipo intelectual en las ciencias sociales. Por
otro lado, además, el diseño de un método comparativo para la
investigación de las formas lingüísticas, que es susceptible de
tratamiento tanto de los factores universales como variables está
surgiendo dentro de la lingüística y puede ser ilustrativo para
conducir los intentos de construir métodos comparativos en otros
campos. Finalmente, el reconocimiento en los años recientes de la
importancia de los fenómenos lingüísticos para las investigaciones
dentro de una amplia gama de disciplinas científicas sociales ofrece
una oportunidad especialmente buena para construir un diálogo
interdisciplinar.
De esta manera, el problema de las relaciones lenguaje-
pensamiento representa un área ideal en la que se puedan
examinar problemas más generales de la relación del individuo y la
sociedad (Lucy 1992, 5).

2.3 Puntos de interés para Lucy

Lucy estudia la influencia de la diversidad lingüística en las


respuestas cognitivas habituales de los hablantes ante el mundo.
Este interés supone una serie de problemas y supuestos, que son:
a) La influencia de la lengua sobre el pensamiento.

133
El problema de la variación lingüística trata sobre la influencia
de la lengua sobre el pensamiento, no sobre la influencia del
pensamiento sobre la lengua171.
b) La diversidad y la cognición.
La variación lingüística pone de relieve el significado cognitivo
de la diversidad de las estructuras lingüísticas sobre las lenguas.
No se trata del problema que se podría formular como el problema
de la influencia del Lenguaje sobre el Pensamiento. El Lenguaje,
que se podría definir como la facultad conductual voco-
comunicativa poseída por virtualmente todos los miembros de la
especie; y el Pensamiento, que se podría definir como la capacidad
cognitiva general que generalmente asociamos con los miembros
adultos de la especie172.
c) La estructuración formal del significado en la lengua.
La diversidad lingüística se centra en la estructuración formal
del significado en la lengua. No estudia los aspectos fonológicos ni
morfológicos, sino las diferencias gramaticales que estructuran el
significado. Dicho de otra manera: la forma como las categorías
sintácticas y léxicas interactúan para marcar el significado en
formas específicamente lingüísticas173.
d) El pensamiento habitual y el relativismo lingüístico.
El problema de la diversidad lingüística en relación con el
pensamiento se centra en el pensamiento habitual, la forma
cotidiana y acostumbrada de atender a los objetos y a los eventos,
categorizándolos, memorizándolos y, quizá, reflexionando sobre
ellos. El interés por el pensamiento habitual se opone al
pensamiento especializado, las costumbres cotidianas cognitivas, o
las estructuras restringidas a determinados subgrupos dentro de
una cultura, o restringidas a dominios particulares dentro de una
cultura. Y se opone, también, al pensamiento potencial, aquella
forma de pensar que un hablante o grupo de hablantes podría
desarrollar si estuviera en determinadas circunstancias. Hay que
rechazar la noción de un pensamiento abstracto, potencial, como

171 De antemano hay en esta formulación la aceptación implícita de que la


lengua, en su nivel histórico, al menos, se impone al individuo y que la
lengua es ajena a la intervención del individuo, por lo que es algo que
no puede cambiar.
172 Lucy excluye de su estudio del problema de las relaciones lenguaje-
pensamiento el nivel universal del problema, el fundamento último para
explicar los demás niveles (cf. nota 163).
173 Esta concepción sobre el significado, ajeno a, pero árbitro de, la lengua,
es básicamente la misma que la concepción sobre el mismo de Whorf
(cf. 4.4.1.3 y 5.3).
134
teóricamente problemático que guarda una conexión incierta con
cualquier tipo de conducta real. El pensamiento especializado, por
un lado y el pensamiento potencial, por otro, ocupan los dos
extremos de las formas del pensar; el pensamiento habitual, en su
contra, la posición intermedia. El pensamiento habitual es, sin
embargo, general en los contextos conductuales dentro de una
cultura (Lucy 1992, 5-7)174.
El problema central, pues, es dilucidar si hay o puede haber
evidencia empírica sólida que una las estructuras distintivas de la
lengua a la conducta distintiva habitual o creencia en el nivel de
actores individuales sociales agregables los unos a los otros175.

2.4 El relativismo lingüístico individual de Whorf.

Lucy, desde mi punto de vista, hace una interpretación muy


acertada del pensamiento de Whorf. Lucy, como ha indicado en su
declaración programática, que acabamos de ver, centra el problema
de las relaciones lenguaje-pensamiento o problema de la variedad
lingüística en la psicología inherentemente social y cultural del
individuo. Para Lucy los puntos de interés de la teoría de Whorf son
los siguientes.

2.5 La lengua clasifica la experiencia.


Para Whorf la lengua era una clasificación, selección y
organización de los elementos de la experiencia. El análisis de la
experiencia implícito en una lengua puede concordar con la
realidad sólo hasta cierto punto. Por este motivo el papel del
esquema lingüístico socialmente convencional llega a ser
importante para una ulterior definición de la naturaleza de lo que
es clasificado y de la forma como es clasificado. Esta era la posición

174 Lucy, así, reduce el problema de las relaciones lenguaje-pensamiento a la


generalidad del pensamiento individual, nivel que no deja de ser
histórico. Pero aquí es necesario matizar: la generalidad del
pensamiento individual es un nivel histórico, tradicional, definido por
una determinada sinestrasia. Es decir que dentro del estado del
pensamiento común de una lengua en un estado de la lengua que se
supone que va a estudiar Lucy, la generalidad del pensamiento
individual se define sinestráticamente como las formas comunes del
pensamiento irreflexivo o vulgar (propio de la colectividad más general)
(cf. a este respecto Coseriu 1981, 118-122; 1992, 289-292).
175 Y con esta matización Lucy quiere relacionar esa sinestrasia descrita en
la nota anterior con el nivel histórico común, que también, como lengua
ejemplar, está definido sinestráticamente.
135
de Whorf, común con la de Boas y Sapir. Pero Whorf matizó dicha
posición con la definición de dos categorías implícitas en la lengua,
las categorías manifiestas y las categorías encubiertas, distinción
que, en ocasiones, reformula como fenotipos y criptotipos. El uso
de ambas parejas de nombres para definir a las mismas categorías,
a veces se hace confuso. En ambos casos el criterio definitivo para
justificar dicha distinción es, en Whorf, el grado de marcación
formal de las categorías (cf. Lucy 1992, 26-28). Las categorías
manifiestas son más propensas a variación respecto a la
clasificación que pueda hacerse sobre argumentos puramente
racionales (Lucy 1992, 29).
Las categorías manifiestas y las categorías encubiertas no
operan independientemente las unas de las otras. Ambos tipos de
categorías necesitan del análisis para llegar a una comprensión
completa de los significados de las categorías de una lengua. Para
dar la definición exacta de la categoría se debe tener en cuenta la
significación de las categorías contrarias. Las lenguas utilizan las
categorías encubiertas en distintos grados, de tal forma que una
categoría manifiesta muy simple puede, de hecho, ser más compleja
debido a las categorías encubiertas a las que da lugar (Lucy 1992,
29). De esta manera Whorf, con el uso y análisis de las categorías a
distintos niveles señaló la importancia de la jerarquía de niveles en
la modelación, en cuanto que dichas modelaciones en niveles
contribuyen a la formación del significado. Whorf señaló, a su vez,
la inadecuación del análisis de los elementos lingüísticos analizados
de forma aislada (Lucy 1992, 30).
Para Whorf los conceptos que utilizan los hablantes pueden ser
intuitivos, pero, a su vez, pueden llegar a ser explícitos y bien
definidos por el analista (Lucy 1992, 30). La influencia de la lengua
sobre el pensamiento no surge necesariamente de la influencia de
las categorías más claras y simples, categorías fáciles de descubrir
morfológicamente, sino que puede surgir de las categorías
encubiertas. Por otro lado, además, puesto que los fenotipos
pueden desempeñar un papel decisivo para definir a los criptotipos,
un análisis simple y no rebuscado de la morfología manifesta no
nos da en toda su complejidad el grado de influencia que ambos
tipos de categorías desempeñan sobre la cognición humana (Lucy
1992, 31).

2.6 Las clasificaciones de la experiencia hechas por cada lengua


varían entre sí.
A pesar de que Whorf siguió a Boas y Sapir en la idea de que las
clasificaciones lingüísticas son distintas entre sí, de forma práctica
136
Whorf mostró que las más pequeñas variaciones pueden
acumularse y constituir lo que llamó fashions of speaking, conjunto
de diferencias en la clasificación entre varias lenguas que están
semánticamente integradas en cada lengua y que permanecen
estructuralmente. Las fashions of speaking están constituidas por
distinciones conceptuales que operan, junto con otras muchas,
hasta formar un conjunto coherente, operando en todo un sistema
o en distintos sistemas. Lucy aduce como ejemplo de fashions of
speaking lo que Whorf llama objectification, la estructuración (o
modelación, pattern) de las entidades imaginarias como si fueran
objetos concretos, que pueden ser identificados en términos de la
pluralización, la cuantificación, las expresiones de tiempo, etc. La
serie de rasgos menores de una lengua se acumulan para indicar
un tipo de estructuración (o modelación, pattern) subyacente (Lucy
1992, 31).
Whorf se dio cuenta de que la variedad misma de las lenguas era
un problema para la comparación de las categorías lingüísticas.
Whorf creía firmemente en la posibilidad de comparación entre las
mismas. Para comparar las lenguas sería deseable encontrar una
base de comparación y Whorf propuso métodos tanto lingüísticos
como no lingüísticos. Como método lingüístico Whorf propuso lo
que llama calibration (evaluación o contraste entre las lenguas
sobre la base de un hecho de experiencia). Como método no
lingüístico Whorf propuso el propio análisis de la realidad en
términos no lingüísticos. Para ello propuso el método de la
experiencia visual en términos de la psicología gestalt (Lucy 1992,
32). Esta propuesta trajo consigo el convencimiento más general de
Whorf de recalcar la importancia de la modelación (pattern) y la
configuración de toda la actividad humana (Lucy 1992, 33).
A veces, Whorf parecía insinuar que la ciencia física moderna y
la lógica moderna podrían servir como bases para la evaluación no
lingüística y de aquí la calibration o contraste de las categorías
lingüísticas. No obstante, Whorf defendió, en la mayor parte de sus
escritos, que las distintas visiones del mundo encerradas en las
categorías de una lengua son visiones alternativas del mundo
equivalentes entre sí, e iguales en su valor (Lucy 1992, 33).
Las diferencias entre las lenguas son diferencias de énfasis o de
facilidad relativa a la hora de hacer cualquier distinción que pudiera
ser útil en algunas circunstancias, no diferencias de sutileza
potencial o referencia potencial. Por otro lado, además, en sus
escritos últimos, dirigidos a un auditorio de científicos de la
naturaleza, Whorf se mostró especialmente crítico de la ciencia
física occidental y de la lógica occidental como guías seguras para
conocer la realidad (Lucy 1992, 33-34).

137
Whorf abogó por construir directamente un vocabulario o una
estructura de comparación desde el estudio de las lenguas. Whorf
propuso un estudio a gran escala de las lenguas para proveer de
una base para una comprensión adecuada de la verdadera gama de
variación entre las lenguas. Es decir, Whorf postuló una verdadera
lingüística contrastiva para tratar las diferencias relevantes entre
las lenguas, tanto en gramática, como en lógica, como en el análisis
general de la experiencia. Para conseguir esta lingüística
contrastiva, Whorf propuso un formato de estudio detallado en el
que sienta las bases para un estudio sistemático de las lenguas,
proponiendo una clasificación de las categorías lingüísticas de la
que forman parte las dos categorías señaladas de categorías
manifiestas y categorías encubiertas. En este formato Whorf
propuso estudiar lo que es común a las lenguas y lo que es variable,
considerando tanto los factores específicamente lingüísticos, como
los extralingüísticos, como base para lo que es común en las
lenguas. Lo que es común es, para Whorf, los universales
lingüísticos (Lucy 1992, 34-36).

2.7 Las clasificaciones inconscientes.

Whorf aceptó la idea de Boas y Sapir sobre la naturaleza no


consciente de las categorías lingüísticas. Whorf añadió a esta idea
la naturaleza automática del conocimiento lingüístico. Según Whorf
las lenguas para los hablantes son fenómenos de trasfondo,
fenómenos inconscientes, que no son fáciles de traer a la
conciencia. La causa de esto es que las categorías lingüísticas son
las únicas categorías que tienen los hablantes, constituyendo reglas
sin excepción para los mismos, quienes, así, no tienen elementos
de comparación. Para sobrepasar los lazos que atan de esa forma a
los hablantes Whorf abogó por el estudio de las formas de expresión
de las lenguas exóticas. Cuando se estudia una lengua distinta a la
nuestra se hace el proceso contrario al que hacen los hablantes: se
desautomatizan las propias categorías lingüísticas contrastándolas
con las categorías de las lenguas que se estudia. Esta idea llevó a
Whorf a sugerir la comparación de las lenguas como forma de llegar
a identificar los tipos generales de categorías lingüísticas (Lucy
1992, 37).
Whorf aceptó la observación de Sapir de que los hablantes
atienden más la función que la forma. Whorf aplicó esta idea y
señaló el hecho de que los hablantes ven la lengua como vehículo
para la expresión del pensamiento y de que los hablantes
identifican los acuerdos sobre el asunto de que están hablando con
el conocimiento de los procesos lingüísticos. Dada la complejidad

138
de las modelaciones lingüísticas y la dificultad de su análisis, Whorf
concluyó sobre la mayor importancia de las modelaciones de la
lengua que la de las palabras (lexations) (Lucy 1992, 37).
Whorf extendió esta idea a las creencias de los hablantes sobre
la lengua y sobre la visión del mundo que esta refleja. Los hablantes
tienen la creencia de que la lengua refleja una realidad organizada
independientemente y un pensamiento más bien que formas
lingüísticas. La principal tesis de Whorf es que los hablantes
pueden muy bien reflejar los significados léxicos, pero tienden a
olvidarse completamente de las modelaciones gramaticales que son
las que, en definitiva, rigen las unidades léxicas. En el conjunto de
creencias dadas por la lengua, algunos aspectos de la lengua son
más susceptibles de llegar a ser conscientes que otros. Esto quiere
decir que bajo ciertas circunstancias los hablantes pueden reflejar
y, de hecho, reflejan, algunos aspectos de sus categorías
lingüísticas y que estos reflejos son remodelados por una conciencia
diferencial de esas categorías (Lucy 1992, 37-38).
Por otro lado, Whorf señaló lo que Lucy llama influencias
analógicas de la lengua sobre el pensamiento, una dirección
específica de influencias entre categorías conectadas entre sí por
sus propiedades formales o por su contenido sustantivo. Esto
implica una relevancia diferencial de algunos aspectos de la forma
lingüística y del significado en relación con otros. Y esto se podría
caracterizar como una consciencia intuitiva diferencial (Lucy 1992,
38).
Para Lucy tanto si hablamos de una consciencia intuitiva o de
un estado de alerta (o consciencia) la implicación es la misma: los
hablantes no responden a todos los aspectos de su lengua de una
forma imparcial o neutra. Ellos utilizan y reflejan un estado de
consciencia diferencial de algunas formas y significados, respecto
de otros. Y este énfasis en una estructura diferencial de sensibilidad
(o de estado de consciencia) de la estructura lingüística, representa
un elemento crucial y novedoso en los subsiguientes argumentos
sobre la influencia de la lengua en el pensamiento y la cultura (Lucy
1992, 38).

2.8 Las clasificaciones lingüísticas influyen en el pensamiento.

El principio de relativismo lingüístico de Whorf estriba en la


influencia que tienen las lenguas sobre el pensamiento. Whorf
consideraba que las clasificaciones de la lengua influyen el
pensamiento y que la diversidad de tales clasificaciones aseguraba

139
una cierta diversidad de pensamiento entre los hablantes de
lenguas distintas.

2.8.1 El foco de interés de Whorf.


El problema del relativismo lingüístico centró el interés de Whorf
en dos puntos fundamentales. Por el lado lingüístico, Whorf estaba
interesado en las modelaciones permanentes constantes y
características de las lenguas particulares. Por el lado cognitivo,
Whorf estaba interesado en las ideas conceptuales fundamentales
usadas habitualmente por los hablantes de las lenguas
particulares. Es decir, el punto de interés de Whorf son las
estructuras de las lenguas, por un lado, y los conceptos de tiempo
espacio y materia, por otro. Para Lucy esto indica que el foco de
interés de Whorf era buscar la conexión que hay entre las categorías
lingüísticas y las ideas más abstractas y fundamentales que una
persona usa al interpretar la experiencia. Es decir, uniendo los dos
focos de interés podemos decir que el interés de Whorf, en esencia,
era estudiar el nivel conceptual. Esta atención al nivel conceptual
aparece en todos los escritos de Whorf, aunque en muchas
ocasiones se refiere al mimo con el nombre de abstracciones,
categorías y tipos y grandes generalizaciones (Lucy 1992, 39 y 40).
En relación con este interés por lo conceptual se han de interpretar
las constantes referencias de Whorf a la influencia de la lengua
sobre la metafísica de la gente o del individuo, sobre la cosmología,
la visión del mundo o la ideología. Todos estos conceptos pueden
ser condicionados por la lengua directamente, o indirectamente, a
causa de la interacción de estos conceptos con otros conceptos
directamente condicionados dentro del sistema global de
pensamiento (Lucy 1992, 40).
Para la intelección del problema del relativismo lingüístico en
Whorf es necesario aclarar la distinción implícita que aparece en
Whorf entre concepto y percepto. Whorf distingue la aprehensión
del espacio del concepto de espacio, es decir, entre el espacio que
vemos (percepto) y nuestra idea de espacio (concepto). Igualmente
distingue entre el tiempo subjetivo de llegar a ser más tarde y el
sentimiento de la duración temporal; y entre la apariencia
observable de las cosas (la materia) y las modelaciones lingüísticas
de la misma. Es decir, Whorf separó la aprehensión de la
experiencia, de la estructuración que hace la lengua de la
experiencia. En sus escritos Whorf apeló a las experiencias directas
de tales cosas o aprehensiones de los fenómenos naturales,
implicando que hay un nivel más bajo de la experiencia psíquica al
que nosotros podemos, en ocasiones, tener acceso.

140
Whorf habló raramente de este nivel inferior, especialmente
sobre si podía ser directamente influido por la lengua o no. Para
Lucy las referencias que hizo Whorf a este nivel sugieren que las
percepciones iniciales no son, en realidad, alteradas por la lengua.
La lengua corta, desmenuza, segmenta y decompone la experiencia.
Para Whorf la lengua no llega a influir en la percepción, por lo que
la percepción no llega a ser de interés para Whorf. El interés de
Whorf empieza desde lo que nos es dado, percepciones que son
siempre las mismas para todos los seres humanos (cf. Lucy 1992,
41-42).
Para Whorf el mundo externo está esencialmente no
estructurado para el hablante. Una vez que Whorf establece este
supuesto, Whorf se pregunta por el origen de las ricas estructuras
conceptuales manifestadas por la gente. Cuando Whorf encuentra
una estructura conceptual que es distinta de la de su propia lengua
y que, sin embargo, podía entender, o cuando encuentra una
estructura casi idéntica en varias lenguas, Whorf considera que se
trata de regularidades perceptivas y se plantea el problema de un
nivel subyacente de experiencia más fundamental hacia el cual él
podía dirigir su atención. Estas regularidades perceptivas, cuando
se daban, no son especialmente significativas a causa de las más
importante y compleja acumulación de estructuras conceptuales
del nivel superior. Cuando la variación se da, se da como una
diferencia en el análisis conceptual, en el énfasis o en la
organización de experiencias esencialmente similares. El interés de
Whorf se centraba en los conceptos no en los perceptos (Lucy 1992,
42-43). La influencia lingüística se da en la estructura conceptual.
La teoría de Whorf trata sobre el contenido del pensamiento, no
sobre el proceso de funcionamiento del pensamiento. Sus
expresiones, no obstante, son confusas, debido al uso impreciso de
Whorf de la terminología psicológica (Lucy 1992, 43).
Por otro lado, cuando Whorf hablaba de conceptos no se refería
a nociones especializadas sobre los objetos, nociones propias de la
filosofía o de la ciencia, sino al pensamiento habitual característico
del hablante medio. En la teoría de Whorf los sistemas conceptuales
especializados, los sistemas de la ciencia y la filosofía, suelen estar
construidos sobre la base de conceptos propios del uso común.

2.8.2 Argumento básico de Whorf.


Whorf no desarrolló una teoría explícita de cómo la estructura
de la lengua influye en los conceptos, sino más bien nos legó una
discusión programática y una orientación metodológica de cómo se
puede llegar a descubrir el pensamiento habitual de la gente, cuyos
puntos principales son los siguientes.

141
En primer lugar, Whorf argumentó que una lengua puede unir
argumentos demostrablemente diferentes de la realidad dándoles
un tratamiento lingüístico similar. A esto Whorf llamó el principio
de la analogía lingüística. Este indica la forma de ser específica de
la lengua. Bajo este principio la lengua aparece como un recurso
articulatorio formal que es, a la vez, distintivamente lingüístico e
internamente interactivo respecto de diferencias de relevancia.
En segundo lugar, Whorf argumentó que las analogías
lingüísticas se emplean en el pensamiento como guías en la
interpretación de y como respuestas a la realidad experimentada. A
este principio Lucy propone llamar y dado que Whorf no propuso
nombre alguno, el principio de la apropiación cognitiva (Lucy 1992,
46).
La propuesta de Whorf es que la principal influencia de la lengua
se da en los conceptos de cada día, en los que los hablantes toman
las modelaciones de la lengua como guías para interpretar la
naturaleza de la realidad. Cuando los hablantes utilizan la lengua
utilizan toda la gama de asociaciones y conexiones implícitas en las
agrupaciones analógicas de la lengua. Los hablantes, en esto, no
están en un estado de consciencia. Los hablantes son inconscientes
de la influencia de la lengua por dos razones: en primer lugar, no
se dan cuenta de que están usando la lengua; y, en segundo lugar,
las propias analogías lingüísticas que usan están generalmente en
estado de inconsciencia. De esta manera los hablantes aceptan
gran parte del valor sugestivo de las analogías lingüísticas de su
lengua, cuando por reflexión, se darían cuenta de que son
equívocas (Lucy 1992, 45 y 46).

2.8.3 Evidencia empírica.


Para demostrar esta idea Whorf señaló un paralelismo entre una
modelación lingüística determinada y algún tipo de conducta no
lingüística. Whorf procedió, en primer lugar, a establecer la
naturaleza característicamente lingüística de la analogía
lingüística; y, en segundo lugar, examinó alguna conducta no
lingüística para establecer que la analogía lingüística tenía algún
paralelismo en la conducta no lingüística. Cuando se trataba de dos
lenguas distintas establecía que los paralelismos eran distintos. De
esta manera Whorf infería que la conducta lingüística era la
causante de la conducta no lingüística (Lucy 1992, 48).

2.8.4 Las analogías léxicas.


Whorf utilizó el principio de la analogía lingüística para explicar,
no sólo la conducta lingüística y la conducta no lingüística, sino, y
también, la influencia que ejerce la lengua sobre el significado de la

142
situación, representado en el significado que ejercen las palabras y
justificó, igualmente, determinadas estructuras lingüísticas, como
la pluralidad, los números ordinales, la objetivación, etc.

2.8.5 Las estructuras analógicas.


Whorf ilustró cómo las estructuras lingüísticas pueden unir y
relacionar elementos aparentemente diversos de la experiencia de
una forma coherente y semánticamente significativa. Así Whorf
analizó la distinción entre nombres individuales y nombres masa
(nombres contables e incontables). Cada una de estas categorías de
nombres tiene un tratamiento gramatical distinto. Whorf hizo notar
que esta distinción es más gramatical que real. No obstante, se dan
muchas circunstancias en las que los hablantes se ven forzados a
hacer dicha distinción y a aplicarla a la experiencia real de las
cosas. De esta manera concluyó Whorf que la distinción gramatical
original entre nombre individual y nombre masa, distinción que
representa una categoría encubierta, ha dado lugar o ha necesitado
de una modelación derivada, modelación que representa una
categoría manifiesta, con expresiones del tipo a piece of, a pane of,
a cake of. Es decir, que dos clases de percepciones de la experiencia
han sido igualadas en una misma modelación (pattern) gramatical,
en virtud de la analogía con la propia categoría gramatical. Como
consecuencia, la modelación individual count noun + of + mass noun
cubre dos significados, uno con un correlato perceptible fácilmente
interpretable, es decir, como contenedor más contenido; y otro sin
ese correlato perceptible, pero que se interpreta de la misma
manera. En definitiva, en virtud de la analogía gramatical los
significados abstractos se interpretan en función de los significados
más concretos (Lucy 1992, 55 y 56). Whorf ilustró cómo las
estructuras lingüísticas pueden relacionar entre sí elementos de la
experiencia, elementos que, en principio, son o pueden ser distintos
en su naturaleza.
Este ejemplo explicado por Whorf es extremadamente ilustrativo
por un determinado número de razones. En primer lugar, muestra
cómo una sola analogía lingüística, en virtud de una serie de
agrupaciones jerárquicas, puede extender su valor interpretativo
ampliamente. Este relacionar entre sí diversos elementos de la
experiencia en una modelación única a gran escala es lo que
condujo a Whorf a hablar de fashions of speaking, formas de
interpretación de estructuras lingüísticas típicas de cada lengua
(Lucy 1992, 57).
En segundo lugar, este ejemplo ilustra como un factor de interés
que la dirección de la influencia interpretativa de una categoría
dentro de una lengua es sistemática. De esta manera, si se probara

143
que un miembro concreto de una distinción lingüística influye en
la interpretación de un miembro abstracto de un amplio número de
ejemplos gramaticales se podría introducir una predicción a priori
en la investigación de las analogías lingüísticas (Lucy 1992, 58-59).
En tercer lugar, este ejemplo nos ilustra que algunas categorías
son encubiertas, lo que nos sugiere la importancia de examinar
estos tipos de categorías en el análisis de la analogía lingüística
(Lucy 1992, 59).
Por último, las estructuras analógicas nos muestran que
algunas partes de la gramática compensan los efectos colaterales
débiles de otras categorías de la gramática. Esto en términos de
Whorf prueba el dicho de Boas de que todo lo que se puede decir en
una lengua puede decirse en cualquier lengua, pero que ha de ser
completado con la matización de Whorf, de que en ese caso el
sentido de lo dicho no sería el mismo. Por otro lado, prueba que,
puesto que una categoría gramatical cualquiera es un compromiso
con la realidad, dicha categoría gramatical tiene que generar
necesariamente sus consecuencias problemáticas y sólo soluciones
parciales apropiadamente, que, a su vez, tienen sus implicaciones
(Lucy 1992, 59).

2.8.6 Efectos conductuales de las estructuras analógicas.


Whorf explica la influencia de la lengua sobre la conducta tras
el análisis de las modelaciones lingüísticas a gran escala haciendo
notar la implicación de conceptos desgajados de un concepto
central. Su ejemplo típico es el concepto de tiempo, con su doble
resultado según sea en las lenguas SAE o en la lengua moqui. En
las lenguas SAE el concepto de tiempo da lugar a una organización
social que tiene a, lo que Whorf llama, historicidad, como su eje
central176. En la lengua moqui el concepto de tiempo da lugar a otro
tipo de organización social totalmente distinto (Lucy 1992, 59-61).
En definitiva, la evidencia empírica de Whorf se componía de una
serie de ejemplos suministrados para mostrar cómo las analogías
lingüísticas influyen en el pensamiento. Algunos de estos ejemplos
están sacados de su experiencia como inspector de seguros y
muestran cómo los hablantes individuales son inducidos a errores
que desembocan en siniestros, infiriendo conclusiones plausibles
desde el punto de vista de su fundamentación lingüística; pero que
sus inferencias son inadecuadas desde el punto de vista
situacional, ya que los lexemas tienen muchos significados. Otros

176 Cf. nota 97 para deslindar lo que entiende Whorf (y Lucy) por historicidad
de lo que entiende por tal concepto la tradición lingüística que
representa Coseriu y que yo he adoptado.
144
ejemplos son de sus estudios comparativos del inglés y moqui. Y
otros sugieren que las analogías lingüísticas coinciden en
estructuras más complicadas, que en último lugar unen grandes
áreas de la experiencia a la vez formal e interpretativamente. De
esta manera Whorf mostró cómo los hablantes son inducidos a
tener determinados conceptos característicos de su propia cultura,
cuando ellos siguen las implicaciones de sus modelaciones
gramaticales. Para Lucy estos argumentos no son definitivamente
concluyentes, pero muestran cómo las analogías lingüísticas son
apropiadas en la cognición y qué clases de efectos pueden tener.
Estos ejemplos muestran, también, que Whorf señaló el camino
hacia el estudio empírico de las relaciones entre las modelaciones
lingüísticas a gran escala características de varias lenguas y el
mundo del pensamiento habitual de los hablantes de esas lenguas
(Lucy 1992, 62).

2.9 El significado lingüístico, el pensamiento individual y la


modelación cultural.
El propio Whorf insinuó la posibilidad, rechazada por Boas y
Sapir basados estos en razones empíricas, de que las modelaciones
lingüísticas influyen en las modelaciones culturales. Whorf propuso
una teoría en la que la lengua influye en la cultura, en ocasiones
por medio de sus efectos sobre el mundo del pensamiento habitual
individual de los hablantes. Las configuraciones específicas de la
gramática influyen en el pensamiento, el que, a su vez, influye en
el desarrollo, a lo largo del tiempo, de determinadas instituciones
culturales particulares. De esta manera, Whorf planteó el problema
de la influencia de la lengua en la cultura en términos individuales.
Es decir, Whorf señaló la importancia de la lengua en la formación
de los conceptos de los individuos. Whorf empleó la noción de
mundo del pensamiento habitual individual, colocando a dicho
concepto como la variable mediadora entre la lengua y el resto de
la cultura. Whorf argumentó que el uso de distintas analogías
lingüísticas en el pensamiento habitual inclina a los hablantes a la
formación de conceptos muy generales. Es el microcosmos del
pensamiento habitual de cada hablante el que está coordinado con
la conducta, no las formas lingüísticas en cuanto tales.
Con la introducción de este nivel de pensamiento individual en
la lengua y la cultura, Whorf pudo introducir también el significado.
No es la existencia de una forma particular como tal dentro de la
lengua la que da una modelación determinada, o una forma, dentro
de la cultura, sino el uso de las formas lingüísticas. Las formas
lingüísticas implican inevitablemente agrupaciones analógicas que
145
llevan consigo significado para los hablantes. Estos significados
inducen a modelaciones de conducta consistentes con ellos mismos
(Lucy 1992, 64).
Los aspectos que interesan a Whorf en este caso son sólo
aquellos de tipo idiosincrásico con una relación significativa directa
entre las instituciones culturales y las formas lingüísticas. Whorf
fue muy cauteloso en el uso de expresiones como affinity o
coordinate. Para Whorf no existía una conexión directa entre la
lengua y la cultura, ya que esta relación no es causal. La influencia
es indirecta y se realiza a través de los individuos. La idea de Whorf
era que la lengua y la cultura se influyen la una en la otra, pero
esta influencia se ha de notar sólo cuando ambas instituciones
coexisten durante un muy largo período de tiempo. Dicha influencia
se da a través de los individuos, a través de los mundos del
pensamiento habitual de los individuos. En esta dialéctica de
influencias mutuas la lengua es la que se lleva la mayor parte: la
lengua influye en la cultura y no al revés (Lucy 1992, 64-66).

2.10 Comentario a la posición de Lucy.

Desde el interés con que está hecho este libro por el problema
de las relaciones lenguaje-pensamiento me interesa analizar la
posición ideológica en torno al problema, llámese de la diversidad
lingüística, del relativismo lingüístico, o de la intelección. Este
problema es, a fin de cuentas, el que trató Whorf y el que une a
todas estas obras.
Según manifiesta el propio Lucy (Lucy 1992, 5) su interés es la
invención de un método que sea apropiado para el estudio de la
psicología intrínsecamente social y cultural del individuo. Las
relaciones lenguaje-pensamiento son un auxiliar de ese fin mayor
que se propone Lucy. El objeto de estudio de Lucy, pues, es la
psicología humana, que Lucy define como psicología
intrínsecamente social y cultural del individuo. Pero es un objeto de
estudio que Lucy da por definido, así que no se discute.
Hay en este planteamiento dos cosas que me parecen
importantes de cara al estudio del problema de las relaciones
lenguaje-pensamiento. En primer lugar, el planteamiento mismo
del problema. Las relaciones lenguaje-pensamiento son de
naturaleza psicológica. El pensamiento humano, dicho de otra
forma, no es espiritual, sino que constituye una condición de la
naturaleza humana, que es psicológica e intrínsecamente social y
cultural. En segundo lugar, las derivaciones implícitas a este
planteamiento. Cuando decimos que la psicología humana es

146
intrínsecamente social y cultural, definimos de antemano el tipo de
naturaleza humana que queremos estudiar. Suponemos que la
sociedad humana se constituirá por un grupo de individuos y que
tal sociedad humana, como sociedad y como grupo, está en el
individuo, con lo que damos a dicha sociedad una relevancia
superior al individuo. La cuestión de si el individuo es anterior a la
sociedad o esta al individuo, la soluciona Lucy introduciendo la
propia sociedad en el interior del individuo, es decir, en la propia
psicología del individuo. Esto es, ni más ni menos, que la
concepción de Saussure cuando justificó la existencia de la lengua
en la masa, concepto sobre la naturaleza de la sociedad tomado de
la psicología de Emile Durheim (cf. Coseriu 1988, 32-40). La
sociedad, el hecho social se impone al individuo. Al individuo no le
queda más remedio que aceptar lo que le viene del grupo social. El
problema de las relaciones lenguaje-pensamiento que, por
definición se ha de dar en el individuo que es quien habla y piensa,
de principio lo resuelve Lucy en la sociedad y resolviéndolo así, esta
se manifiesta en el individuo. El individuo, así, no es creativo, ni
inteligente, ni libre, ni, por consiguiente, histórico, es decir,
individuo que se hace a sí mismo en la historia que constituye su
vida.
Por otro lado, Lucy ve también la naturaleza del individuo como
intrínsecamente cultural, lo que implica también la superioridad de
la cultura sobre el individuo y no al revés. De esta manera, también,
la libertad del individuo queda anulada ya el individuo no será más
que la manifestación de ambos factores: la sociedad, por un lado, y
la cultura, por otro. Esto significa derivar el problema hacia un nivel
mentalista que se diría en contextos norteamericanos. Los
conceptos de sociedad y cultura, dos conceptos creados a partir de
hechos existentes por los individuos, cuya existencia sólo se da en
el nivel de la investigación, llegan a imponerse sobre lo realmente
existente, los individuos, los cuales además han sido creados por
abstracción para crear la teoría. Estos conceptos, pues, llegan a
anular la propia existencia del individuo. Es decir, la propia
concepción de los analistas del problema creando los conceptos de
sociedad y de cultura son utilizados como instrumentos
intelectuales útiles, no existentes, llegando así a anular lo único
existente del problema, el individuo. Este sería a mi entender el
principal escollo que invalidaría la solución al problema de las
relaciones lenguaje-pensamiento. El problema de las relaciones
lenguaje-pensamiento se ha de estudiar desde la perspectiva del
hombre que habla y piensa dentro de una comunidad de hablantes.
El hombre que habla y piensa es el individuo y no la sociedad ni la
cultura, dos conceptos útiles para explicar el mundo, pero no para
explicar el problema de las relaciones lenguaje-pensamiento.

147
Para Lucy la hipótesis del relativismo lingüístico ofrece
posibilidades en el sentido propuesto, ya que las lenguas son
distintas gracias a la psicología humana. Esto es un supuesto que
no se tiene, ya que no hay relación alguna entre la psicología
humana y la variedad de las lenguas. Esta cuestión crea los
siguientes interrogantes: primero, ¿es la lengua algo psicológico? Si
la lengua es algo psicológico no se explica cómo puede haber
variedad entre distintos grupos de individuos (comunidades de
hablantes o lenguas): ¿no es la psicología la misma para todos los
individuos?, ¿qué tiene de particular el que estos se presenten en
grupo?; segundo, al contrario: si se da la variedad lingüística no
podremos deducir que ésta dependa de la psicología humana: ¿es
la lengua algo interno que llega a modificar la propia psicología
humana?, Si la lengua fuera algo psicológico tan poderoso como
para modificar la psicología en unos individuos, por un lado y en
otros, por otro, la lengua tendría una base somática y sería algo
comprobable en el cuerpo humano. Concebida la lengua de esta
manera, el problema de la variedad lingüística habría que
plantearlo sobre la base de dos aspectos fundamentales: uno sería
la base psicológica que da lugar a la variación, y otro la
manifestación de la variación. En ninguno de los dos casos tendría
que ver la sociedad, por un lado, ni la cultura, por otro.
Por otro lado, plantear el problema de las relaciones lenguaje-
pensamiento en la sociedad, por un lado y en la cultura, por otro,
tendría, igualmente una serie de implicaciones: la primera, la ya
vista: la sociedad y la cultura no pueden definir al hombre,
simplemente, porque son dos conceptos posteriores a él; la
segunda, plantearía la necesidad previa de la definición de estos
dos conceptos, el uno respecto del otro. Esto nos alejaría del
problema del hombre que piensa y habla en una comunidad de
hablantes. Colocar el problema de las relaciones lenguaje-
pensamiento en la sociedad y la cultura, además, es colocarlo fuera
del individuo, es decir, colocar, de nuevo, a la sociedad y la cultura
por encima del sujeto que crea formas de vivir y formas para vivir.
La lengua y el pensamiento, así, serían externos al individuo que
piensa y habla.
Para Lucy, por otro lado, es un problema el que el investigador
del problema de las relaciones lenguaje-pensamiento hable una
lengua y que las implicaciones reflexivas del mismo puedan afectar
el estado del problema de las relaciones lenguaje-pensamiento. Esto
sería un problema si se tratara de descubrir las relaciones
psicológicas de ese individuo que, además, es investigador. Pero las
relaciones lenguaje-pensamiento nunca pueden ser psicológicas;
son espirituales y no se trata de estudiar el problema de las
relaciones lenguaje-pensamiento en un individuo sino en todos. La
148
razón que da Lucy para la creación del problema es justamente la
que nos da la clave para su solución: la lengua es, efectivamente, el
instrumento central de tipo intelectual y ha de ser estudiada como
la actividad espiritual de un ser, también, espiritual, ser que es
libre, creativo e histórico (que se hace a sí mismo en la historia que
le ha tocado vivir).
Por último, el área de las relaciones entre una lengua y
pensamiento no puede ser un área para estudiar las relaciones
individuo sociedad, porque tanto la lengua como el pensamiento
son anteriores a la sociedad. El individuo es un ser humano
espiritual, libre e histórico, que manifiesta su individualidad, es
decir, su espiritualidad, su inteligencia, su libertad y su
historicidad en el lenguaje ejecutado en una lengua. Y con el
lenguaje y con una lengua crea la sociedad y la cultura. Son, pues,
estas, posteriores al propio ser del indivuduo.

149
3 Interpretación de la teoría de Whorf: la enculturación
lingüística y la cognición.
La interpretación de Lee 1996 es característica de las obras que
interpretan la teoría de Whorf enclavándola dentro del llamado
problema de la cognición y la cultura, resaltando en el mismo los
efectos de la cultura sobre la psicología del individuo, haciendo con
ello una interpretación psicológica, fundamentalmente.

3.1 Modalidad única en la actividad cognitiva.

La contribución de Whorf a la búsqueda de una solución al


problema de las relaciones lenguaje-pensamiento, para Penny Lee
(Lee 1996), consiste fundamentalmente en el enclave del problema
que hace Whorf. El pensamiento se da gracias a un proceso de
socialización que Lee llama proceso de enculturación lingüística.
Para Lee, en el campo del estudio del pensamiento lingüístico no ha
lugar discutir si la lengua influye al pensamiento o si el
pensamiento influye a la lengua. Ambos están entrelazados en el
desarrollo individual de los hablantes de tal manera que forman un
complejo altamente sistemático y sumamente coherente de
modalidad del conocer. La oposición de los términos pensamiento y
lengua, no tiene sentido en el proceso de desarrollo individual (Lee
1996, XIV).
En el individuo la lengua y el pensamiento van juntos, aunque
sean realidades distintas, pero entrelazadas entre sí. El análisis de
una de estas dos realidades nos lleva a la otra. El hecho de que
exista un pensamiento sin palabras, un pensamiento que Whorf
llama pensamiento silencioso (Whorf 1956: 66), es para Lee un
problema que sólo se da por costumbre en la forma de pensar de
los individuos. Los individuos piensan sin palabras porque están
acostumbrados a pensar y por esta razón pueden prescindir de una
de sus funciones básicas. De esta manera Lee utiliza un argumento
de Whorf, el del pensamiento habitual, habitual thought (cf.cap. 1,
The Relation of Habitual Thought and Behavior to Language),
pensamiento que se da en los individuos sin reflexión sobre el
mismo, para establecer la unidad entre la lengua y el pensamiento.
Whorf examinó en términos experimentales la relación de la lengua
y la experiencia a través de la lengua. Para Lee, Whorf distinguió
claramente las interpretaciones lingüísticas y no lingüísticas de la
experiencia. En este aspecto Lee relaciona a Whorf con el psicólogo
Jean Piaget (1896-1980), quien estudió el papel que desempeña el
desarrollo cognitivo no lingüístico en la adquisición del lenguaje; y
con el filósofo Mark Johnson, autor de la teoría de la incardinación
150
de la mente en el cuerpo humano como fundamento para la
formación de los conceptos y el razonamiento en la interfaz
preliminar de tipo empírico del cuerpo humano con el resto del
mundo. De esta manera Lee ve en Whorf el otro fundamento que
atribuye a la teoría de este: la cognición humana, problema de las
relaciones lenguaje-pensamiento desde la perspectiva de la
cognición177. Lee fundamenta este enclave de Whorf en lo que
parece evidente desde la perspectiva de la llamada lingüística
cognitiva: el razonar humano tiene mucho de imagístico o de
metafórico y está elaborado según modelaciones utilizadas en el
tratamiento de los datos suministrados por la experiencia (Lee
1996, XIV).
Esta concepción unitaria entre la lengua y el pensamiento crea
una dificultad si se considera el problema desde el punto de vista
ontológico. Si consideramos que el sistema conceptual da base y
soporte a la lengua, también, consideraremos difícil que el
pensamiento, a la vez, interpenetre la lengua y sea dirigido por ella
a lo largo del tiempo. Es decir, por un lado y como hemos visto, la
lengua y el pensamiento son dos realidades distintas cuyo
funcionamiento funcional es único y constituye una modalidad
única del conocer. Por otro lado, la lengua, al dar soporte y base al
pensamiento conduce al pensamiento a lo largo del tiempo, hasta
el punto de llegar a dar formas culturales nuevas bajo su influencia.
Hay, pues, en esta formulación una contradicción que niega el
principio básico establecido de inseparabilidad funcional de la
lengua y el pensamiento. Si se da tal inseparabilidad,
funcionalmente no puede haber influencia de una sobre la otra
realidad. Esta dificultad desaparece si aceptamos el proceso de
enculturación lingüística. Si las modelaciones imagísticas que se
usan en el razonamiento se adquieren significativamente en el
curso de la enculturación lingüística y son constantemente
reforzadas tanto en el hablar más común como en el hablar más
esotérico realizado en la vida diaria, hay razones suficientes para
entender las modelaciones imagísticas como elementos de sistemas
del pensamiento lingüístico. En el pensamiento lingüístico lo que es
conceptual es inseparable de lo que es lingüístico. Sin la imaginería
y las modelaciones de la conceptualización que la imaginería
constituye, la lengua no tendría significado178. Y la razón que aduce

177 Whorf nunca llegó a utilizar el concepto de cognición. La cognición y lo


cognitivo empezó a utilizarse justamente desde septiembre de 1956, año
en que apareció la obra póstuma de Whorf. Cf. Miller 2003 (nota
introducida en 2019).
178 Como veremos después Whorf coloca al significado fuera de la lengua. Y
esta es la concepción sobre el mismo que defiende Lee aquí. El
significado significa por la modelación de la lengua, es decir, los
151
Lee, que sería muy semejante a la que adujera Whorf, es que el
lenguaje humano es esencialmente significativo. El uso formalista
del término "lenguaje" para significar algo divorciado de la actividad
lingüística que constituye el meollo de la intelección madura de la
imaginación y del razonamiento está fuera de lugar (Lee 1996, XIV-
XV).

3.2 El pensamiento lingüístico.

Para Lee se dan formas de pensamiento en las que no interviene


la lengua, una de las cuales es la operación de resolver problemas,
por ejemplo. Lee justifica dicha existencia con un argumento de que
el ser humano adquiere modelaciones de intelección antes de que
se dé el lenguaje, en el contacto preliminar con el mundo y que
dichas modelaciones continúan consolidándose en la mente. Estas
modelaciones llegan incluso a incorporarse en los sistemas del
pensamiento lingüístico179. De esta manera Lee interpreta la idea

elementos de la lengua no significan nada, no contribuyen a dar la


significación que de una manera u otra aporta la lengua, sino que es la
lengua, con sus recursos de tipo sintáctico y contextual, es decir
combinatorio y psicológico o cultural, la que da significación con el uso.
La lengua no aporta significación como una técnica histórica del hablar,
sino en las modelaciones y estas modelaciones se aplican con elementos
de la lengua. La lengua es una técnica para modelar, para ordenar
aquellos elementos que, pertenecientes a la psicología humana, a saber:
la psicología gestáltica de la percepción, la mente humana, y el
simbolismo dan la significación de la lengua. En este modelar al
significado le toca el papel de árbitro o referente. El significado, así, no
pertenece a la lengua. Está fuera de la lengua.
179 La expresión de Lee para referirse a este asunto es que ciertas clases de
pensamiento remain largely or perhaps even entirely nonlinguistic in
character (Lee 1996, XV). Es decir, que Lee admite la no intervención de
la lengua en determinadas clases de pensamiento, aunque sólo sea de
forma accidental (remain or perhaps even entirely). Con esto Lucy admite
lo que tanto él ha señalado como inviable: la separación real entre el
pensamiento y la lengua. Lee admite que hubo un momento en la
especie, o un momento en el individuo, en el que no hubo lenguaje. Éste
es el argumento típico de quienes se preguntan por el origen del lenguaje
y suponen que hubo una especie humana sin lenguaje, o que hubo un
momento en la especie humana sin lenguaje. Es decir, Lucy cree que en
el individuo hubo alguna vez un pensamiento sin que hubiera lenguaje.
En ese momento se formaría una clase de pensamiento y luego ese
pensamiento se haría lingüístico. De esta manera estamos admitiendo
dos pensamientos: uno que es lingüístico y no se puede separar de la
lengua y otro que no es lingüístico y se puede separar de la lengua y de
la otra clase de pensamiento, con lo que llegaríamos a la separación de
la lengua y el pensamiento y de los dos pensamientos entre sí. El
argumento de que existe un momento sin lenguaje en la especie
152
de Whorf de que lo específico del pensamiento humano es su
carácter lingüístico, puesto que toda actividad mental que active
cualquier tipo de conexiones, especialmente si son adquiridas
lingüísticamente, debe ser considerada parte de la función global
del pensamiento lingüístico. El pensamiento es una realidad no
lingüística porque empezó a existir antes de la aparición del
lenguaje. Prueba de ello es que existen formas de pensamiento no
lingüístico, como el resolver problemas ya mencionado. La
activación del pensamiento y en concreto, de estas formas no
lingüísticas, se lleva a cabo, tras la adquisición del lenguaje, por
medios lingüísticos. Lee dice que este tipo de razonamiento de
Whorf es lo que hoy se llamaría un argumento conexionista de la
explicación de la organización mental. Entre el lenguaje y el
pensamiento se da una conexión directa (the two are functionnally
entwined to such a degree […] that they form a highly complex,
nevertheless systematically coherent, mode of cognitive activity (Lee
1996, XIV))180.

humana quedó definitivamente dilucidado por Wilhelm von Humboldt


(cf. Humboldt 1990, 3, pág. 25-28; Di Cesare 1999, cap.5; De Saussure
1974, 50). Lee defiende que no se debe separar el lenguaje del
pensamiento y con su razonamiento, para explicar cómo se dan estas
dos realidades parte de la existencia separada de ambas y de dos clases
de pensamiento en el mismo ser humano. Es decir, que para explicar
dicha conexión, la concibe como dos realidades que se desarrollan en
estadios y en tiempo distintos (cf. cap 5).
180 Yo creo que este problema es ajeno a Whorf. Whorf no se plantea qué es
antes si el pensamiento o la lengua. Whorf se pregunta constantemente
por la forma como se concibe la realidad, por la forma como los
occidentales conciben la realidad, y por las formas como los moqui o los
hablantes de lenguas exóticas conciben o concebirían la misma
realidad. Las soluciones que da Whorf vienen determinadas por el
pensamiento, que es lingüístico, en tanto que está regido por las
modelaciones, que son lingüísticas. El problema de la separabilidad o
no separabilidad de ambas realidades, lengua y pensamiento, no tiene
cabida en Whorf, puesto que lo que el pensamiento pueda haber sido,
si existió, antes de la adquisición del lenguaje, no es una cuestión que
merezca la pena planteársela. Whorf sí admite el pensamiento sin
palabras. Pero el pensamiento sin palabras para Whorf es una prueba
de la naturaleza básicamente lingüística del pensamiento ya que el
pensamiento se rige por modelaciones lingüísticas, que son
modelaciones culturales, es decir modelaciones que han nacido al
amparo de la cultura cuya máxima expresión es la lengua (a complex
cultural organization (Whorf 1956: 67) a especially cohesive aggregate of
cultural phenomena (Whorf 1956: 55)), la que llega a formar un trasfondo
cultural o metafísica. Por otro lado, el propio planteamiento de Lee de
advertir sobre la separación de la lengua y el pensamiento y admitir su
separación, aunque sólo sea temporal o accidental y para su sola
explicación es ya admitir dos realidades distintas, que si son distintas,
se pueden separar para su estudio.
153
Para Lee la interpretación de Whorf sobre el pensamiento
occidental, que, para este, es una forma más de concebir la realidad
autónoma y coherente como las de otras lenguas, especialmente las
exóticas, es una elaboración cognitiva de modelaciones
gramaticales adquiridas en el proceso de la enculturación
lingüística.
Desde esta perspectiva y con estos supuestos Penny Lee
interpreta el pensamiento de Whorf en lo que llama el complejo
ideológico de Whorf, complejo ideológico que se puede resumir como
un complejo de enculturación. Para Penny Lee la teoría de Whorf,
dadas las tendencias y teorías que Whorf engloba en su
pensamiento (su defensa de la psicología gestáltica, su formación
química y física, sus lecturas de Alfred North Whitehead, y las
afinidades que mostró con la filosofía oriental), representa el punto
de partida de una nueva disciplina:
The result was an emergent science of the mind which, while
fundamentally empiricist in orientation, is also deeply
philosophical and humanist in temper, and firmly grounded
throughout in the science of linguistics (Lee 1996, XVII)
La nueva ciencia que Whorf proponía tenía por objeto el llegar a
conocer la mente humana a través del estudio de la lengua. Con
ello Whorf previó en muchos aspectos conceptos y principios sobre
el pensamiento y la lengua tal y como se dan en la cognición
humana. El estudio de la lengua nos lleva a aquellos aspectos de la
cognición que son distintivamente humanos. El hablar da a los
seres humanos la base para el desarrollo de la ciencia y el progreso.
El entender la forma como los propios seres humanos hablan puede
ayudar al propio entender y puede redirigir el pensamiento, si fuera
necesario (Lee 1996, XVII-XIX).
Lee concibe la teoría de Whorf como un complejo ideológico
compuesto de una serie de teorías sobre la forma como la lengua
opera en la cognición humana, concibiendo a la lengua como un
producto de enculturación lingüística con profundas ramificaciones
en la conducta individual y social (Lee 1996, 2). Las ideas de Whorf
constituyen una teoría de campo de la mente, en la que las
conexiones son de capital importancia y las entidades a cualquier
nivel del análisis a la vez están indeterminadas y son funciones de
las relaciones en las que están enclavadas. Es una teoría para el
estudio de la mente que descansa en la concepción de la lengua
como fenómeno social (Lee 1996, 9).
El complejo ideológico de Whorf está compuesto de una serie de
aspectos, siendo el principal el del pensamiento lingüístico, hasta
el punto de que el propio Whorf llega a referirse a este aspecto como

154
la lingüística del pensar (Whorf 1956: 66, nota 1). Lee ve en esto
una interpretación neurolingüística del pensar, la base para
enclavar a Whorf dentro del problema de la cognición. Su
pensamiento se anticipa a conceptos de hoy día, tales como el del
procesamiento de distribución paralela, el del conexionismo, y el del
uso de lo que se llaman las redes neurálgicas, conceptos, todos
ellos, que impulsan la llamada ciencia cognitiva (Lee 1996, 24).

3.3 La cognición humana.

Whorf aceptó el concepto de Sapir points in the pattern sobre la


forma como una persona enculturada puede llegar a asumir
internamente (es decir, aprender, internalize) y a mantener
culturalmente distintos modelos de conducta. Este concepto es
esencial para entender el pensamiento lingüístico de Whorf.
Aunque Whorf no llegó a negar la existencia del pensamiento y
la comunicación no lingüísticos el interés de Whorf se centró en el
problema de la cognición, que es principalmente un asunto que
trata de la organización lingüística de la actividad conceptual, una
función de las operaciones de modelación lingüística que está, por
así decir, físicamente entrelazada en la mente o el cerebro
humanos. Esto no significa que las palabras estén representadas
neurológicamente como entidades discretas de alguna manera
isomórfica con las formas de la lengua hablada. Whorf
expresamente señaló que la organización lingüística de la actividad
conceptual consiste en las relaciones intrínsecas que se dan entre
las palabras (RAPPORT). El pensamiento lingüístico se extiende desde
una activación totalmente inconsciente y automática del sistema de
operaciones del individuo a operaciones altamente consientes en el
grado máximo de la consciencia humana. Para Whorf, la capacidad
de concebir teorías, de razonar y explicar, es, en gran parte, una
cuestión de conocimiento con medios lingüísticos. El
funcionamiento normal de esta actividad es automático. El
razonamiento lingüístico se da como funciones de organización
lógica encarnadas en la modelación de procesos relacionales de la
gramática y se da automáticamente siempre que los individuos
hablan o piensan. Pero el hecho de aprender una gama más amplia
de estas funciones de organización lógica, es decir, una gama más
amplia de modelaciones que las que suministra la propia lengua de
los hablantes, puede aumentar la capacidad conceptual de los
individuos y puede desempeñar un papel importante en el avance
de la ciencia.
Pero, para Whorf, esto no es una condición necesaria. La propia
concienciación de la existencia de otras formas de organización

155
lógica en otras lenguas puede ser suficiente. Lee a este propósito
señala que se podían añadir a las formas de organización lógica de
Whorf la imaginería encarnada en cada lengua (Lee 1996, 26). Esta
concienciación puede tener el efecto de impulsar los propios
procesos automáticos del individuo a la conciencia y hacerlos más
precisos y, por consiguiente, más eficientes.

3.4 La lengua y el pensamiento.

Toda la investigación de Whorf estaba dirigida al objetivo último


de llegar a un conocimiento mayor de la impronta que tiene la
lengua sobre el pensamiento desde el punto de vista de la especie
humana. Sus estudios contrastivos entre distintas lenguas y su
principio de relativismo lingüístico se han de entender en este
sentido. Whorf estaba interesado en trabajar por mejorar la
comunicación entre los humanos sobre la base de estudiar la forma
como la lengua opera sobre el pensamiento. Para J. B. Carroll, el
editor de Whorf, el interés de Whorf se centra en el problema
fundamental del significado, cuestión que Lee interpreta como el
problema fundamental de las operaciones intelectivas (Lee 1996,
26-27).
En el problema básico de las relaciones entre lengua y
pensamiento Whorf habló siempre en ese sentido: se trata de
relaciones entre dos realidades entrelazadas entre sí y cuyo
funcionamiento es inconcebible sin la participación de ambas a la
vez, no de dos realidades distintas separadas que se influyen la una
a la otra. Esta concepción para Lee no excluye el hecho de que
pueda haber clases de pensamiento no lingüístico, ni el que los
individuos puedan en un momento determinado desarrollar, en la
actividad comunicativa o de otro tipo, procesos lingüísticos que
impliquen poco pensamiento (Lee 1996, 27).
La noción de relativismo lingüístico para Whorf no es radical.
Whorf acepta la existencia de una estructuración del mundo antes
y al margen de nuestra propia experiencia. El principio de
relativismo lingüístico se basa en la concepción de que el mundo
experimental de los individuos, que constituye la única realidad a
la que tienen acceso los mismos, constituye una función de
intercambio perceptual humano tanto con el ambiente externo
como el ambiente interno del cuerpo humano (Lee 1996, 27).

156
3.5 Base invariable.

El experimentalismo de Whorf está basado en una concepción


gestáltica de la experiencia humana. Whorf defendió que todos los
grupos de seres humanos perciben el exterior básicamente de la
misma forma como una función de procesos de experiencia interna
y externa. Estos procesos, así, suministran una base invariable
para comparar la experiencia humana de la experiencia. Toda
experiencia humana implica la misma gama potencial de hechos de
experiencia (isolates of experience), abstraíbles del flujo de los datos
de la experiencia preliminar. La experiencia ya vivida constituye
una función de los hechos de significado (isolates of meaning) o
pensamientos que son segmentados selectivamente de la gama de
hechos de la experiencia disponible en cada individuo. Según Lee,
este proceso, para Whorf, era principalmente un proceso de
enculturación. Lee se basa en el hecho de que Whorf defendiera que
la adquisición de una lengua particular representara el
favorecimiento de una forma distintiva de seleccionar los hechos de
la experiencia (isolates of experience) y de hacerlos significativos.
Tomados en su conjunto los hechos de la experiencia que funcionan
en una determinada comunidad lingüística, en cuanto que han sido
vividos constituyen una visión particular del mundo o del universo.
La visión del mundo de cada lengua difiere de una comunidad
lingüística a otra en relación con el mundo fundamentalmente
invariable de la experiencia, de la que ha sido extraída por
abstracción (Lee 1996, 27-28) (cf. 3.8).
Los hechos de la experiencia ya sean externos o internos a la
propia psicología humana son interpretados por Whorf en cuanto
percibidos, o bien como figura, o bien como trasfondo. La figura nos
la da el objeto de la experiencia que percibimos, y el trasfondo es
abstraído del flujo constante de percepciones de la situación en la
que se encuentra el objeto. En ambos casos, la figura y el trasfondo,
constituyen unidades de experiencia (units of experience) que llegan
a ser relevantes para el individuo cuando son incorporadas en la
matriz de la información acumulada que suministra la base sobre
la cual los individuos operan coherentemente con su ambiente (Lee
1996, 28).
Whorf basa su teoría de la experiencia, con su doble realidad de
figura y trasfondo en el hecho de lo que llama acuerdos
(agreements). Los acuerdos se dan si ha habido previamente
acuerdo sobre el contraste (calibration) y extrapolación de hechos
de la experiencia, y si estos mismos hechos han sido procesados
socialmente en las lenguas. Estas operaciones previas serían los
acuerdos primeros que los hablantes dan por supuestos y que sólo
se pueden conseguir lingüísticamente. Un tipo más complicado de
157
acuerdos son los que se dan en el contraste (calibration) de las
resonancias que operan dentro de cada uno de los sistemas
lingüísticos asumidos internamente por los individuos (Lee 1996,
29).
Tomada en su conjunto, la teoría de Whorf significa
filogenéticamente que la extensión de la actividad comunicativa
humana al lenguaje ha sido el factor que dio a la cognición humana
el impuso que la separó de otros tipos de cognición; y
ontogenéticamente significa que la adquisición de lenguaje en el
niño es el factor que hace que aparezca un funcionamiento
intelectual superior en los seres humanos a través de la
incorporación de procesos lingüísticos181 en la cognición en el curso
de la socialización humana (Lee 1996, 29).

3.6 Fundamentos del complejo ideológico de Whorf.

Todos los componentes del complejo ideológico de Whorf o bien


están explícitamente formulados en los escritos de Whorf, o bien
están implícitos en lo que el mismo Whorf dijo y son extraíbles
analíticamente de sus escritos. Los soportes ontológicos en sus
fundamentos son:
a) la modelación en la conducta lingüística, y de hecho, en
toda la conducta cultural, y
b) el trato inequívoco de la lengua como actividad cognitiva, a
pesar de que sea una actividad que pueda ser considerada
en cualquiera de sus manifestaciones como un producto
significativo de la socialización lingüística (Lee 1996, 29).
La presencia de estos supuestos focales en la teoría de Whorf no
significa que Whorf menospreciara la predilección humana innata
de llegar a ser un ser propenso a ser lingüístico, que es la
característica genética propia de la especie, ni que dicha teoría
excluya la posibilidad de los universales lingüísticos. Los puntos
centrales de la teoría de Whorf no convierten a la misma en
incompatible con el argumento de que los rasgos organizativos de
la actividad lingüística estén principal o enteramente determinados
biológicamente. Es decir, en Whorf la gramática es preliminarmente
inherente a la experiencia lingüística, más bien que
contingentemente inherente a la misma. Es decir, y con esto creo

181 Es decir que antes de extenderse la actividad comunicativa humana al


lenguaje existía el ser humano sin comunicación, puesto que tenía
lenguaje sin comunicación, por un lado y por otro lado, que la cognición
y la socialización son anteriores al propio lenguaje.
158
que interpreto el pensamiento de Lee, la experimentación de la
realidad a través de los sentidos es una cosa independiente de la
gramática, pero en el individuo la experimentación de la realidad
por medio de la experiencia se encuentra con la gramática, la que
determina la forma de tratar empíricamente y concebir la realidad
(experience). De aquí que la gramática sea preliminar a todo acto de
experiencia (Lee 1996, 29-30).

3.7 Elementos del complejo ideológico de Whorf.

En definitiva, la teoría de Whorf es un complejo de ideas y teorías


menores que se pueden considerar en sí mismas, que pueden
encontrar su justificación desde la perspectiva de la cognición
humana, pero que encuentran su justificación última en un
fenómeno social, en la enculturación lingüística. Las ideas de Whorf
se entremezclan las unas con las otras, se entrelazan las unas con
las otras y deben ser consideradas desde la óptica común de la
función que desempeñan en la enculturación lingüística. Los
elementos más importantes de este complejo ideológico son los
siguientes:
a) El pensamiento lingüístico.
La teoría de Whorf trata sobre todo del pensamiento lingüístico.
Es una teoría de la lengua tratada como parte de la cognición
humana, orientada hacia la actividad conceptual. La lengua y el
pensamiento no son siempre ni necesariamente separables. Las
modelaciones del uso lingüístico originadas y mantenidas
socialmente llegan a hacerse entrelazadas en la cognición y de esta
manera llegan a condicionar fisiológicamente (e incluso
neurológicamente) las estructuras, procesos o campos asociados de
energía y causan ajustes en la modelación global de la conducta
mental. Dice textualmente Lee:
He [Whorf] did not claim that all conceptual activity is
linguistic in origin or character nor did he claim that the sole
function of language is to facilitate conceptual activity. He did,
however, claim that it is the species specific activity to talk
that characterizes what is distinctive about human cognition
(Lee 1996, 30-31).
Es decir, para Lee, Whorf admitía que pudiera haber una
actividad conceptual que no fuera lingüística, no obstante ser
específico de la especie humana el hablar y esta capacidad es lo que

159
hace a la cognición humana distintiva. Lo comentaremos
después182.
b) La actividad conceptual o actividad de elaboración del
significado183.
Los conceptos de modelación configuración y estado de relación
son elementos esenciales de la actividad conceptual, la actividad de
hacer significados. Lo que llega a dar significado es la conexión y la
interrelación sistemática. En relación con pensamiento lingüístico
podemos considerar la conexión y la relación como la actividad
mental relacional de tal manera que llega a ser de tipo lingüístico.
c) Una matriz compleja de interconexiones.
Lo que la lengua hace es mantener una matriz compleja de
interconexiones mentales, ya sea en lo que llama Whorf un estado
de relación (state of linkage), o ya sea en un estado de relación
intrínseca (state of RAPPORT). Esta función de la lengua se da tanto
en la experiencia humana (experience) como en la cognición. La idea
de las interconexiones mentales (points in the pattern), por otro lado,
es esencial al concepto de la lengua en la cognición, la que,
formulada por Sapir y aceptada por Whorf, nos explica cómo se
llegan a conceptuar modelos de conducta originados y sustentados
socialmente y cómo pueden ser asumidos internamente como una
base genuinamente generativa para una gama ilimitada de
actividad que se puede reconocer como sistemática y portadora de
significación por miembros de un grupo social.
d) La elaboración del significado y los procesos de experiencia.
Para Whorf los seres humanos seleccionan sólo una parte de la
gama de hechos de la experiencia (experience) universalmente
disponibles como funciones en los procesos de experiencia. Las
operaciones lingüísticas, en esta selección son decisivas para
determinar qué aspectos de la experiencia constituirán la figura

182 Si es específico de la especie humana el hablar no existirá ningún miembro


de dicha especie que no pueda llegar a hablar; tampoco puede haber un
momento en el individuo en el que no haya lenguaje. Si la cognición
humana, por otro lado, se hace distintiva por el hablar, quiere decir que
hay una cognición en la que no se da el hablar, pero que la especie se
hace meramente "distintiva" por el hablar, sin que, al parecer, sea
esencial para la especie. Es decir, que, si la cognición humana es, por
definición, de la especie humana y por definición, también, no se define
por lo humano, ¿a qué especie pertenece dicha cognición que no se
define por lo que es específico de la especie?
183 La expresión que emplea Lee es the activity of making meaning, que no

puede equivaler a la creación de significado ya que el significado está


previamente hecho en la configuración de la realidad y en la propia
lengua que segmenta la (percepción por la) experiencia.
160
esquema o silueta, y qué aspectos construirán el trasfondo. La
elaboración humana del significado no es más que la selección de
modelos de relevancia o de coherencia por medio de la abstracción
partiendo de los datos presentados por la experiencia. La
elaboración humana del significado implica, además, la generación
creativa pero selectiva de conducta mental y comunicativa a partir
del estado potencialmente creativo que caracteriza la asunción
interna del sistema de elaboración del significado del individuo. La
elaboración del significado es fundamentalmente una función de la
configuración y segmentación de lo que nos suministra la
experiencia.
e) La abstracción y la cognición.
Abstraer modelaciones de relevancia significativa desde los
datos de la experiencia es una función básica en la cognición
implícita en los escritos de Whorf. La abstracción transfiere las
selecciones de la experiencia, que no están estructuradas por
significado alguno, a una matriz de conexiones o estados de relación
intrínseca que constituyen el conocimiento asumido internamente
de un sistema de conducta social. De esta manera, los sistemas
abstractivos de la cognición, por consiguiente, se pueden
considerar como facilitadores del aprendizaje (Lee 1996, 31).
f) Forma particular de ver la realidad.
El resultado de la segmentación cultural de los hechos de la
experiencia en términos conceptuales y experimentales es que cada
lengua favorece en sus hablantes una forma particular de
comprender lo que sucede. Esta forma es un subconjunto
determinado de modelos de identificación y de procesos lógicos
extraídos de toda la gama disponible para su uso por toda la especie
en el proceso de elaboración de significado desde la realidad. A estos
subconjuntos o formas particulares de comprender la realidad
Whorf llamó visión del mundo o visión del universo. Estos son
sistemas culturales e individuales compuestos de subsistemas de
conceptos abstraídos desde la totalidad de lo que es propenso a ser
lingüístico. Desde esta perspectiva el principio de relatividad
lingüística toma todo su sentido: la misma evidencia física no
conduce necesariamente al mismo tipo de elaboración conceptual
de reconstrucción de la experiencia a partir de los datos dados por
la experiencia. Y esto es así a pesar incluso de que el carácter de
nuestra fisiología y su interfaz con el resto del mundo sea
esencialmente invariable en toda la especie.
g) El significado como condición para los acuerdos.
Dentro de una determinada comunidad lingüística la posibilidad
de comunicación es suficientemente precisa para conducir a

161
acuerdos. Esto sólo es posible si hay acuerdos previos sobre el
significado. Por consiguiente, no es posible ninguna comunicación
humana sin un contraste de significados entre la gente. Lo que se
llega a acordar según Whorf es qué aspectos de la experiencia
cuentan y qué aspectos no llegan a contar con una determinada
visión del mundo, y cómo estos aspectos de la experiencia están
relacionados lógicamente entre sí. El proceso es inconsciente (o
implícito) y en gran parte no es atendido en el curso normal del
pensar y del hablar.
h) El perfeccionamiento de la capacidad de hablar.
La concienciación por parte del hablante y, dentro del
pensamiento individual, de la naturaleza de los modelos de
significación utilizados en el intercambio de ideas y de información
con otras personas y de cómo funcionan dichos modelos, lleva a
una mayor precisión en la capacidad de utilizar la lengua. Toda
ciencia se resuelve en una utilización de la lengua sobre unos datos.
Las ciencias, así, contribuyen a mejorar conscientemente la
capacidad de hablar. Y esto se da siempre que se clarifiquen
previamente los significados, de tal modo que dicha clarificación y
dicho uso de la lengua contribuyen, a su vez, a hacer avanzar la
ciencia y el progreso. El conocimiento de sistemas alternativos de
lógica conseguido a través del favorecimiento consciente de la
conciencia multilingüística tiene la ventaja de incrementar la
habilidad de concebir teorías nuevas y así expandir la gama de
indagación en los individuos para aumentar sus capacidades
conceptuales (Lee 1996, 32).
i) Perfeccionamiento del pensamiento a escala planetaria.
El estudio de tantos sistemas de elaboración del significado
cuantas lenguas hay en el vasto mundo tiene la ventaja de facilitar
el estudio del pensamiento humano a escala planetaria, la ventaja
de llegar a un mejor entendimiento de lo que podría afectar a la
especie en su totalidad. Esta investigación nos llevaría, no sólo a
revelar, por procesos de agregación y de eliminación, lo central y
fundamental de la capacidad conceptual humana, sino también la
gama de su periferia infinitamente variada. Ambas son
potencialmente accesibles a todo el mundo. Whorf pensó que este
tipo de investigación multilingüística de la cognición puede también
iluminar la naturaleza de la realidad, cosa que los solos parámetros
conceptuales de una sola lengua no pueden. La realidad concebida
a través de las estructuras del pensamiento de muchas lenguas se
manifiesta conceptual y experimentalmente más compleja y más
rica en sus distintas perspectivas que la sola perspectiva de una
sola lengua.

162
j) Perfeccionamiento del entendimiento intercultural.
El conocimiento multilingüístico tiene también la virtud de
incrementar el entendimiento intercultural infundiendo respeto a
otras lógicas y otras visiones del universo representadas en
distintas formas de hablar. Para que esto se dé no es necesario
llegar a hablar otras lenguas. Es suficiente conocer los principios
que utiliza la gente para elaborar el significado y reflexionar sobre
los mismos. Para Whorf, la capacidad humana para hacer lengua,
la mente superior, lleva inherente a ella la capacidad sin límites a
sistematizar, capacidad disponible a todo el mundo. El ser
conscientes de esto, para Whorf, nos pone sobre aviso de un gran
hecho de la hermandad humana (Whorf 1956: 257).
k) La ilusión del conocimiento y el conocimiento lingüístico
El llegar a ser consciente de los procesos lingüísticos (los
procesos lógicos incluidos) que los hablantes usan
automáticamente en el uso de las lenguas en el nivel individual
puede servir para liberarnos de la ilusión de crear la naturaleza del
mundo y la realidad. La concepción de los hablantes sobre el mundo
y la realidad es la que ha sido condicionada en ellos por nuestra
propia comunidad lingüística de tal manera que los hechos de la
experiencia son considerados con la misma relevancia y con el
mismo carácter conceptual para todos los humanos. Esta
concienciación metalingüística, puede, también liberar a la gente
de las formas compulsivas de conducta favorecidas por el hábito
irreflexivo del uso habitual de la lengua.
l) El conocimiento multilingüístico y la pervivencia de la especie
A escala planetaria los desarrollos del pensar resultantes de la
mayor concienciación del conocimiento multilingüístico y del uso
más preciso en el hablar son un factor que puede incluso
determinar la duración de la especie humana sobre la faz de la
tierra (Lee 1996, 30-33).

3.8 Comentario a la interpretación de Lee

Dos son los puntos de interés que distinguen la interpretación


de Whorf por Lee. En primer lugar, Lee justifica la teoría de Whorf
dentro de la tradición lingüística americana analizando de forma
muy precisa sus antecedentes y sus consecuentes.
En segundo lugar, Lee interpreta la teoría de Whorf dentro de
lo que llama la cognición humana y dentro de esta, dentro de lo que
llama el proceso de enculturación. Vista desde esta doble
perspectiva la obra de Whorf aparece justificada por esas dos

163
realidades. La cognición humana, que es un hecho anterior al
lenguaje y al cual sirve el propio lenguaje y la enculturación, es un
proceso que surge cuando los hablantes, tras percibir de la
experiencia, se encuentran con estructuraciones de la realidad
hechas por las lenguas.
Para Lee, los hablantes perciben la realidad y en virtud de lo
que Whorf llama calibration tienen una base objetiva de
estructuración de la realidad en la llamada experiencia por Whorf.
Las distintas parcelas de percepción de la experiencia, isolates of
experience de Whorf (Whorf 1956: 208), o la experiencia vivida de
Sapir, social reality (Lee 1996, 28), actúan como elementos para
constituir los isolates of meaning de Whorf (Whorf 1956: 208), que
son seleccionados de la gama amplia de la experiencia. Según Lee,
este es el proceso de enculturación según el cual hay que
interpretar a Whorf: las lenguas, en su adquisición favorecen una
determinada visión del mundo, es decir, favorecen la selección de
unos determinados hechos de la experiencia, o distintos isolates of
experience.
De esta manera Lee atribuye la diversidad lingüística, diversidad
de visiones del mundo propias de cada lengua, al proceso de
enculturación. En realidad, Whorf nunca hace alusión a dicho
proceso de enculturación. Lee defiende que, para Whorf, las lenguas
favorecen el aprendizaje de una determinada visión del mundo y
que este aprendizaje no es más que la selección hecha por la lengua
materna del conjunto de percepciones aportadas por la experiencia
a favor de unos hechos de la experiencia concretos y determinados.
Esta selección se da en virtud del proceso de enculturación
lingüística.
Pero, para Whorf, la lengua que favorece el aprendizaje de una
visión del mundo determinada es la lengua cuyo conocimiento es
inconsciente e, incluso, automático. Difícilmente puede ser dicha
selección fruto de la enculturación lingüística que propugna Lee,
pues, la lengua, para Whorf, sería, psicológica, mientras que el
proceso de enculturación implicaría un aprendizaje de la sociedad,
es decir, la adquisición de algo que no viene de dentro del individuo,
algo que no viene de la psicología del individuo que habla, sino de
fuera, del grupo social, de la sociedad.

164
4 La estructuración de la teoría lingüística de Whorf.

4.1 Visión de conjunto.

En su concepción lingüística, Whorf parte de un hecho que se


puede formular desde una cuádruple perspectiva de la siguiente
manera:
a) Todos los hablantes pertenecientes a comunidades
lingüísticas distintas entre sí hablan de forma distinta.
b) Todos los hablantes pertenecientes a comunidades
lingüísticas distintas entre sí piensan de forma distinta.
c) Las lenguas, así, son sistemas diferentes en el hablar y en
el pensar.
Este hecho, constatable en sí mismo, se puede formular de otra
manera respondiendo a las finalidades de la lengua:
d) Los hablantes se comunican entre sí cuando hablan. Los
hablantes que se comunican entre sí cuando hablan llegan
a acuerdos imprescindibles. Los acuerdos sólo son posibles
si existen un trasfondo cultural que trasciende el propio
hablar y el propio pensar de los hablantes.
Este hecho se extiende y tiene que ver con la propia forma de ser
de los hablantes, forma de ser que interviene siempre que estos
hablan, piensan, se comunican y llegan a acuerdos. La forma de ser
de los hablantes es la propia naturaleza humana que dispone de los
mismos mecanismos de experiencia (mecanismos de cognición,
para Lee) y de pensamiento en todos los individuos, separándose
unos grupos sociales (=lenguas) de otros sólo en la forma de pensar
concebir y hablar de la naturaleza. Así, pues, este hecho se puede
plantear de la siguiente manera:
Todos los seres humanos tienen los mismos sentidos
(experiencia, en términos de Whorf), por lo que todos los seres
humanos perciben las mismas cosas de la realidad. La realidad
presenta una base objetiva que es percibida por una estructura de
experiencia humana objetiva y constituye la experiencia;
Existen selecciones ya establecidas de lo que se percibe de la
realidad por la experiencia, es decir, existen sistemas de selección
y configuración de la experiencia y la realidad, que son las lenguas.
Las lenguas seleccionan unos aspectos de la realidad y no otros,
gracias a lo cual los hablantes de una lengua u otra perciben unas
cosas y no perciben otras.

165
Todo esto es posible en los hablantes gracias a que como seres
humanos estos disponen de un doble nivel en la mente: la mente
inferior o psique humana, y la mente superior o ego superior. La
mente superior es de naturaleza inconsciente y constituye el reino
de la lengua, que, a su vez, es la manifestación del pensamiento, el
simbolismo, el significado, el misterio, y lo desconocido. La mente
inferior es la manifestación del pensamiento ya realizado y de la
lengua, el reino en el que se manifiestan las concepciones sobre la
naturaleza y la experiencia, concepciones que provienen del reino
de lo inconsciente o mente superior. En la mente inferior, no
obstante, se puede dar la reflexión consciente, de la que no
participan los hablantes sin más, sino sólo aquellos que estudien la
lengua, las modelaciones de la lengua, y el pensamiento que la
gramática de la lengua y las modelaciones de la lengua imponen a
los hablantes de una lengua determinada. La reflexión y la
consciencia es posible, en Whorf, pero sólo a través del estudio
lingüístico.
La lengua, así, se impone a los hablantes, quienes no son libres
en su forma de pensar y de concebir el mundo (Whorf 1956: 214).
Pero el estudio de las lenguas puede hacer a quienes se dediquen a
él que comprendan en toda su extensión el propio significado del
pensamiento. Este estudio no ha de ser de la lengua en sí, es decir,
de una sola lengua, cosa que no solucionaría gran cosa, sino de
múltiples y variadas lenguas (Whorf 1956: 239-245)184.
En la enumeración hecha arriba de los distintos aspectos del
problema del que parte Whorf tenemos resumidos los supuestos
que dan lugar a su teoría lingüística. Las formulaciones que he
extractado arriba son en realidad la presentación de hechos que
dan lugar a tres abducciones o supuestos básicos de su teoría
lingüística, que incluye en sí misma el hablar y la formulación del
hablar, el pensamiento y la formulación del pensamiento, la forma
como se da la lengua y la forma como se da el pensamiento185.
La lengua, que comprende una gramática, un pensamiento
implícito y una lógica natural (Whorf 1956: 241-244; 264), se da en
la psicología humana y en la mente humana. Implica operaciones
inconscientes (Whorf 1956: 82). El estudio de múltiples lenguas
puede llegar a realizar operaciones conscientes. Whorf quiere en
realidad hacer una explicación científica no tanto de la lengua y el
lenguaje, cuanto del pensamiento y de la formación de las ideas.
Para Whorf, el pensamiento depende totalmente de la lengua, por

184 Cf. palabras de Whorf, citas 88, 89, 90, 91, 122, 164.
185 Cf. palabras de Whorf, citas 25, 33, 37, 69, 71, 72, 74, 77, 79, 81, 101,
105, 116, 122, 147.
166
lo que tiene que estudiar la lengua para llegar a un conocimiento
científico del pensamiento y del pensar.
En la concepción de Whorf la lengua aparece como un algo
objetivo y existente. No es un algo abierto que se hace al hablar. Es
un sistema cerrado de formas y categorías. El pensamiento, a su
vez, es un sistema ya hecho, también. Es un sistema de contenidos
que existen en virtud de otros contenidos fundamentales, dándose
en una armonía unitaria. El interés de Whorf es llegar a comprender
el pensamiento, cosa que es imposible si no se comprende la lengua
antes. Whorf no se contenta con descubrir las relaciones de
significación. Whorf quiere llegar a descubrir el significado o, mejor,
la significación del propio pensamiento, a devolver al pensamiento
sus fundamentos y conexiones y a resaltar los límites que lleva en
sí mismo.
Una descripción de la naturaleza nunca es perfecta para Whorf.
Lo que es un acierto en la manera de describir un hecho de la
experiencia o una faceta de la naturaleza es una limitada
consideración de la realidad: siempre hay aspectos que no se llegan
a describir porque esta o aquella lengua no lo permite. La visión
perfecta de la realidad es la visión unitaria, la que implique las
aportaciones de todas las lenguas, porque toda la posibilidad
gnoseológica está contenida en las lenguas de forma parcial en cada
una de ellas. Si se juntan las aportaciones de todas las lenguas
podremos tener la descripción cierta y verdadera de la experiencia
y de la realidad (Whorf 1956: 264)186.
Las formulaciones de los hechos de que parte Whorf son en
realidad la formulación de tres abducciones o tres principios de los
que parte. La nueva formulación como supuestos básicos sería:
a) Las lenguas son sistemas de hablar y de pensar, cada uno
de ellos distintos a los demás.
b) Las lenguas representan trasfondos culturales distintos,
que responden a las culturas y a las formas culturales en
las que las lenguas han vivido y coexistido durante un largo
período de tiempo. Y
c) Las lenguas son y representan configuraciones distintas de
la realidad.
Las lenguas, así concebidas, son objetos con existencia propia,
medios de comunicación que implican concepciones sobre el
mundo y configuraciones distintas de la realidad (Whorf 1956: 208,
216, 221, 240-242). Las lenguas son productos culturales y

186 Cf. palabras de Whorf en citas 85, 122, 163.


167
psicológicos, que se han de estudiar de forma empírica (Whorf 1956:
230) guiados por la teoría psicológica de la gestalt (Whorf 1956: 42),
objetos que se imponen a los individuos y que se resuelven en una
gramática, que representa un conjunto de modelaciones187.
A continuación, voy a analizar los conceptos fundamentales de
la teoría de Whorf, viéndolos con la significación que Whorf les da
dentro de su teoría. Estos son: la mente y la psicología humanas
como punto de partida; el concepto de lengua; el funcionamiento de
la lengua; el pensamiento lingüístico; el pensamiento habitual; lo
oculto, desconocido y misterioso; el relativismo lingüístico; y la
lingüística como ciencia para el conocimiento del mundo.

4.2 El punto de partida: la mente humana y la psicología


humana.

Whorf plantea el estudio de la lengua y el estudio del


pensamiento implícito, fundado en la propia naturaleza humana.
Whorf, cuya formación proviene del campo de las ciencias positivas,
quiere hacer una formulación científica de la lengua y el
pensamiento y quiere establecer los mismos métodos de estudio de
las ciencias naturales. Whorf busca un fundamento natural y lo
encuentra en la psicología humana y en concreto, en la mente
humana.
Whorf reconoce el papel de la psicología en los estudios
humanos, pero reconoce que la complejidad de la mente humana
trasciende los límites de la propia psicología. La mente humana no
está sujeta sólo a lo comprobable. La mente humana es el reino de
lo inconsciente, y, simplemente, la psicología throws little or no light
on […] the normal human mind or soul (Whorf 1956: 40). Para el
estudio de la mente humana nos encontramos con una dificultad
añadida: para conocer la mente humana tenemos que valernos de
las palabras y conceptos del pensamiento y ambos dependen de una
lengua. La psicología no puede prescindir de ellos188.
Por otro lado, esta dificultad es mayor cuando tratamos de la
mente. En los estudios humanísticos se da lo que se llama los
intangibles, los fundamentos últimos de la mente, que escapan a la
observación sistemática. El problema de la mente, el problema del
origen del pensamiento que descansa en la propia mente, es un
problema distinto a todos los demás. El estudioso de los problemas
científicos debe tener un método experimental riguroso y científico,

187 Cf. palabras de Whorf, citas 88, 89, 92, 100.


188 Cf. palabras de Whorf, citas 1, 2, 3.
168
pero tratando de problemas atañentes a la mente ha de conformarse
con observaciones sobre la mente recogidas durante largo tiempo y
ha de confiar en las intuiciones propias y de autores de fino sentido
de observación (Whorf 1956: 40). La mente es un objeto único en el
que reside el significado, lo misterioso, lo desconocido y, el
simbolismo. La mente así no puede quedar expuesta a los vaivenes
de la psicología ni de las distintas escuelas de la psicología. El
criterio que ha de guiar el estudio de la mente ha de ser el
significado.
La mente humana es el elemento determinante del pensamiento
y de la lengua. La mente humana no es directamente observable y
no se le puede aplicar meramente el método experimental. La mente
humana no es sólo psicológica. La mente humana es cultural, por
un lado y tiene su base psíquica, por otro. Como fenómeno cultural
constituye la base del inconsciente colectivo de Jung, el
inconsciente que se basa en las funciones psíquicas de la
sensación, el sentimiento, el pensar y la intuición, especialmente
en la función psíquica del pensar. Lo particular de este pensamiento
inconsciente y cultural es que es desvelable únicamente a través de
la lingüística (cf. Whorf 1956: 65-66).
Dentro de la psicología la técnica de la gestalt o psicología
gestáltica nos da las bases para llegar a la comprensión total de la
mente humana. La psicología gestalt nos suministra un canon de
referencia para todos los observadores, sin tener en cuenta su
lengua o sus jergas científicas, con el que descomponer y describir
todas las situaciones observables, y muchas otras situaciones más.
Partiendo de la experiencia como común a todos los hombres
podemos descubrir las leyes que regulan el conocimiento, que han
de ser universales para todos los seres humanos. La experiencia
humana procede sobre la base de dos hechos dentro de la misma:
la figura o esquema o silueta de lo que es percibido, y el trasfondo
que acompaña a esa figura, esquema o silueta. De esta manera, el
conocimiento humano es un proceso de elección entre lo que
aparece como figura, esquema o silueta, y lo que aparece como
trasfondo. Lo primero, es decir, la figura, esquema o silueta está en
consonancia con la experiencia espacial, por un lado y la
experiencia visual por otro. Se basa en el mismo fundamento que
ambos. Lo segundo, es decir, el trasfondo, está en consonancia con
la experiencia no espacial y la experiencia no visual. A la
experiencia no espacial, por un lado, y a la experiencia no visual,
por otro, se llega por un proceso de eliminación y negación189.

189 Cf. palabras de Whorf, citas 64, 65, 66.


169
La experiencia visual y la experiencia espacial llegan a constituir
la conciencia humana, el estado de la mente de lo realmente
percibido, la experiencia exterior del hombre. La experiencia no
espacial y la experiencia no visual, que llegan a constituir el
trasfondo y evocan y manifiestan el mundo interior, el ego o mente
superior. En el mundo interior tenemos la universalidad del
pensamiento, la base última de la experiencia humana y del
pensamiento y las lenguas, independientemente del pensamiento
particular o lógica natural que cada lengua aporte. El acto del
conocimiento y el propio acto de expresión del pensamiento es un
intercambio entre la experiencia exterior y la experiencia interior.
Este intercambio se da en la interacción entre lo que Whorf llama
la introjection y la projection. Un ser humano percibe una acción que
contempla en la realidad y a través del binomio figura-trasfondo,
tanto lo introyecta a su interior como lo proyecta al exterior, cosa
que se manifiesta en la expresión lingüística190.
Los fenómenos del trasfondo son el campo de estudio del
lingüista. Los fenómenos del trasfondo tienen que ver con todas las
actividades próximas del hablar y del alcanzar acuerdos; tienen que
ver con el razonar y el argumentar, con el derecho y la práctica del
derecho, con el arbitrio, la conciliación, los contratos, los tratados,
la opinión pública, el sopesar las teorías científicas, la formulación
de los resultados científicos, etc. Los fenómenos del trasfondo
tienen que ver, también, con la consecución de acuerdos entre los
humanos, cosa que se da necesariamente siempre que hay
comunicación, es decir, siempre que se habla. El hecho de que se
llegue a acuerdos entre los humanos es una señal de un trasfondo
común entre ellos, por un lado, y una señal de que hay, a su vez,
una base común en los hombres, por otro, que es la mente superior
o el ego191.
Como he dicho en el párrafo anterior, los fenómenos de la
experiencia externa y el mundo interior se corresponden con los dos
niveles que Whorf distingue en la mente humana: la mente
consciente o sistema u organización lingüística, que incluye la
significación y la conducta; y la mente superior, que es inconsciente
e igual a todos los miembros del género humano. A la mente
superior Whorf le aplica distintos nombres: el ego o reino egoico
(Whorf 1956: 164), el reino de lo sublingüístico o supralingüístico
(tratando con esto de evitar la palabra mental) (Whorf 1956: 239), o
simplemente la mente superior (Whorf 1956: 257).

190 Cf. palabras de Whorf, citas 67, 68, 70.


191 Cf. palabras de Whorf, citas 6, 84, 89, 90, 99.
170
La mente superior es la encargada de realizar toda clase de actos
espirituales, pero es inconsciente en el nivel individual. Es decir, la
mente superior no presta su atención a los asuntos prácticos, ni al
ego personal en su contexto inmediato y concreto. La mente
superior es la encargada de realizar la segregación y la
sistematización del mundo exterior, es decir, de establecer todas las
relaciones que llevan a la experiencia del mundo y a la organización
de este en categorías. La mente superior, es como le gustaría decir
a Whorf, el mundo en donde se dan los modelos y las modelaciones
(patterns, patterning o patternment) que constituyen el pensamiento
y las lenguas, es decir, el pensamiento, la estructuración de las
lenguas en categorías, la lógica natural de cada lengua, los
fundamentos mismos del pensar. La mente superior o ego o campo
egóico es la base donde reside la lengua y el pensamiento, la base
desde donde cada lengua impone su visión del mundo a sus
hablantes. Pero la mente superior es, a la vez, el principio de
universalidad de las lenguas y del pensamiento. La mente superior
está en todos los individuos y es la base sobre la que, en virtud de
la que, y por la que un niño puede aprender cualquier lengua con
la misma facilidad y prontitud, desde la más dispar a la más
conocida192.
La mente superior trata de símbolos que no tienen referencia fija
a nada en particular (cf. Whorf 1956: 258-259).193. Los símbolos de
los que trata la mente superior son símbolos que son como casillas
vacías, casillas que se han de rellenar cuando se las requiera para
que representen cualquier valor de una variable dada194.
La mente inferior, por el contrario, es el nivel en donde se
manifiesta la lengua particular, el nivel en donde, al igual y en
virtud de la unidad del ser humano, también opera la naturaleza
potencialmente significativa pero realmente vacía de lo simbólico,
naturaleza algebraica, para Whorf (Whorf 1956: 259). Las palabras
de la lengua, que se manifiestan en este nivel, no tienen significado
fijo. Las palabras son variables de la modelación pura y de las
cantidades fijas y verdaderas. El significado de las palabras, que
Whorf llama referencia (Whorf 1956: 259), puede variar y varía de
hecho, en cada oración y en cada contexto.

192 Cf. palabras de Whorf, citas 155, 158, 161.


193 Cf. palabras de Whorf, citas 156, 157, 158.
194 Permítaseme llamar la atención sobre el contenido de estas ideas. Quienes

conocen el formalismo hoy imperante en la lingüística podrán ver aquí


una justificación al mismo. En la mente superior se dan signos y
variables sin sentido, sólo con función, para operar y para hacer posible
su utilización posterior para todo hecho posible.
171
El punto de partida, el fundamento y la base de la concepción
de Whorf, pues, está en la psicología y, más en concreto, en la mente
humana. La psicología por sí misma no nos lleva a la aprehensión
de la realidad última, el fundamento último de la lengua y del
pensamiento. No obstante, ayudada de la intuición, nos puede
llevar a los intangibles humanos, a la mente, en donde reside la
modelación de los elementos de cada lengua y en donde residen los
mecanismos necesarios para que el hombre, como especie, pueda
pensar y desarrollar su mente, donde reside lo particular y lo
universal.

4.3 El concepto de lengua.

Para Whorf, la lengua lo es todo. Whorf no llega a hacer la


distinción entre el lenguaje como capacidad o actividad humana
universal y las lenguas particulares. Sólo en los últimos capítulos,
escritos en las postrimerías de su corta vida (†1941), llega a utilizar
la expresión tongue como distinta de language. Salvo en esas
contadas ocasiones, Whorf utiliza la palabra language y se refiere
al concepto denotado por lengua, una lengua, la lengua particular.
En muchas ocasiones Whorf utiliza la palabra linguistics y se refiere
tanto al estudio de una lengua particular como al pensamiento, o
el estudio del lenguaje como facultad del hablar.
Para Whorf la lengua es, antes que nada, aquello que organiza
la experiencia. Una lengua equivale a una estructuración científica
de la realidad:
Y añade:
language produces an organization of experience. We are
inclined to think of language simply as a technique of
expression, and not to realize that language first of all is a
classification and arrangement of the stream of sensory
experience which results in a certain world-order, a certain
segment of the world that is easily expressible by the type of
symbolic means that language employs (Whorf 1956: 55).
Y una lengua particular es:
the long evolution of thousands of very different systems of
discerning, selecting, organizing and operating with
relationships (Whorf 1956, 84).
Es decir, para Whorf, una lengua es una forma de concebir la
realidad, una forma de pensamiento sobre la realidad.
Pero, para Whorf la lengua es, también, actividad, técnica,
conocimiento lingüístico y, sobre todo, un conjunto de concepciones
sobre las cosas, pensamientos, formas de pensar y lógica natural
172
que van implícitos en cada lengua. De esta manera Whorf llega a
identificar a la lengua con significado, otro de los conceptos clave
de Whorf y que veremos más tarde (cf. 4.4.1.3).
La lengua, por otro lado, tiene relación con la cultura. La lengua
es fundamentalmente un agregado de fenómenos culturales, un
conjunto de hechos culturales sistematizados, que funciona,
precisamente, en cuanto que es un conjunto y en cuanto que está
estructurado y especialmente cohesionado (Whorf 1956: 65). El
elemento de sistematización y el elemento de cohesión de la lengua
da lugar a una forma de pensar determinada en los hablantes de
una lengua, una forma de pensar que Whorf llama metafísica.

4.3.1 La lengua y la metafísica.


La metafísica de una lengua es aquella forma de pensar propia
de los hablantes de esa lengua. La metafísica de una lengua no es
consecuencia directa de las expresiones o hechos de la experiencia
(isolates of experience) que la lengua expresa, sino aquella forma de
tratar, concebir y expresar los hechos de la experiencia que hacen
que tanto los hechos de la experiencia en sí, como el pensamiento,
como la forma de expresarlos sean propios de esa lengua. La
metafísica no es consecuencia de las expresiones de una lengua; es
el trasfondo que causa dichas expresiones. Entre los hechos de una
metafísica de una lengua determinada y los hechos de otra
metafísica de otra lengua se da la diversidad y la disparidad; entre
los hechos distintos de una misma metafísica se da la cohesión.
Unos hechos de una metafísica se explican en virtud de la misma
metafísica. Nunca se pueden separar lo hechos en sí de la
metafísica de la que dependen. Los hechos una metafísica
adquieren relevancia, significación y sentido dentro de la misma
metafísica.
Todas las lenguas encierran en sí mismas una metafísica (cf.
Whorf 1956: 58). La metafísica de las lenguas relacionadas entre sí,
por ejemplo las lenguas que durante un largo tiempo han tenido
una cultura común, se diferencian poco. Las lenguas europeas
occidentales tienen una metafísica en común, con pequeñas
diferencias. Las metafísicas manifiestamente distintas son las de
las lenguas exóticas respecto a las lenguas del indoeuropeo
occidental. La lengua moqui, por ejemplo, lengua de especial
conocimiento por Whorf, encierra en sí misma una metafísica en
donde, entre otras cosas, no tienen cabida los conceptos de espacio
y tiempo, ni la distinción entre masculino y femenino. Esto es así
porque no hace uso metafórico de las ideas de espacio y tiempo (cf.
Whorf 1956: 146). Por el contrario, no se podría decir nada en
moqui si no tuviéramos en cuenta los conceptos moqui de

173
intensidad, preparación, repetición; conceptos que, si los
concebimos nosotros los occidentales, los concebiremos en
consonancia con nuestra propia metafísica y destruiremos su
significación. Para concebir en toda su extensión y complejidad
dichos conceptos moqui tendríamos que pensar como un moqui, es
decir, tendríamos que concebir dichos conceptos dentro de su
propia lengua, dentro de su propia metafísica195.
Los conceptos que componen la metafísica de una lengua
determinada son conceptos sumamente claros para un hablante de
esa lengua; pero son conceptos que en muchas ocasiones no tienen
una correspondencia formal dentro de su propia lengua, conceptos
que se manifiestan en las expresiones lingüísticas de una lengua,
casi siempre como fundamento de dichas expresiones lingüísticas.
De esta manera esos conceptos son ocultos, misteriosos, místicos,
crípticos. Para los hablantes de una lengua esos conceptos son
conceptos realmente existentes, conceptos sin los cuales no podrían
describir, ni percibir, ni tratar el mundo. A manera de ejemplo
podemos aducir el propio ejemplo que da Whorf, el del género en
inglés (Whorf 1956: 68-69). Palabras como George no tienen rasgo
formal alguno que nos diga que refieren entidades masculinas, pero
cuando esta palabra aparece en uso dentro de la lengua, es
sustituida por he y no por she o it. Debido a los valores ocultos de
la metafísica de la lengua, valores perfectamente perceptibles para
los hablantes, las palabras como George reaccionan en un sentido
determinado, es decir, tienen un valor en sí mismas196 (cf. 4.4.1.3).

4.3.1.1 La metafísica y las categorías de una lengua.


La metafísica de una lengua se manifiesta en un doble plano:
por un lado, se refleja en las categorías gramaticales y por otro, se
manifiesta en las propias abstracciones, conceptos y postulados de
una lengua (pensamiento). El primer aspecto, las categorías
gramaticales, son el reflejo de la propia concepción metafísica de
una lengua. La categoría de sustantivo, por ejemplo, responde a la
necesidad de las lenguas indoeuropeas de concebir y expresar la
posición y la sustancia, mientras que la categoría del verbo
responde a la necesidad de concebir y expresar la acción. Ambas
reflejan dos coprincipios antitéticos sobre los que se basa el
pensamiento occidental, es decir, en la metafísica de las lenguas del
indoeuropeo occidental o lenguas SAE, que son el actor y la acción
(Whorf 1956: 242-243). El segundo aspecto, las abstracciones,
conceptos y postulados de una lengua, constituyen lo que Whorf

195 Cf. palabras de Whorf, citas 47, 60.


196 Cf. palabras de Whorf, citas 29, 32, 117, 120, 143 y citas en 4.7.
174
llama las formas cósmicas (Whorf 1956: 59). A veces, las formas
cósmicas, e incluso, la metafísica, se resumen en una palabra:
Every language contains terms that have come to attain
cosmic scope of reference, that crystallize in themselves the
basic postulates of an unformulated philosophy, in which is
couched the thought of a people, a culture, a civilization, even
of an era. Such are our words 'reality, substance, matter,
cause', and as we have seen 'space, time, past, present, future'
(Whorf 1956: 61).
Las formas cósmicas son, para whof, principios estructuradores
y originarios, principios de los que derivan todas las concepciones
de una lengua.

4.3.1.2 La metafísica y las formas cósmicas.


Las formas cósmicas, pues, son aquellos conceptos
fundamentales en los que se basa la concepción sobre las cosas, y
la expresión de estas en una lengua. Un ejemplo de forma cósmica
en las lenguas occidentales es el concepto de tiempo y otro es el
concepto de espacio, concepto sobre el que se ha formado el
concepto anterior (Whorf 1956: 151-152). La concepción occidental
sobre el mundo es una manifestación de las formas cósmicas del
espacio, de la objetivación de conceptos concebidos como espacio,
y de alineación de objetos concebidos en un espacio imaginario.
Las formas cósmicas de una determinada metafísica suelen ser
ocultas, misteriosas, pero los hablantes las conocen y las reconocen
enseguida. Los hablantes de otras lenguas no son capaces de
reconocerlas, o si llegan a reconocerlas es mediante el esfuerzo y el
estudio. En este sentido la triple causalidad que distingue la lengua
coeur d'alene, hablada por la poco numerosa tribu india de ese
nombre de Idaho, es reconocida y expresada por los hablantes de
dicha lengua sin dificultad, pero si nosotros les imitáramos no
podríamos aplicarla, puesto que nosotros no estaríamos habituados
a hacer tales distinciones en la vida diaria con la facilidad que ellos
las hacen (Whorf 1956: 266).
La metafísica que subyace a nuestra propia lengua, nuestro
pensamiento y la cultura moderna impone sobre el universo dos
grandes formas cósmicas, el espacio y el tiempo; el espacio
tridimensional e infinito y el tiempo cenético unidimensional que
fluye uniforme y perpetuamente, dos aspectos de la realidad
literalmente separados y desconectados. El mundo incesante del
tiempo es a su vez, sujeto de una triple subdivisión: presente,
pasado y futuro (Whorf 1956: 59). Otras formas cósmicas de

175
nuestra metafísica son los conceptos de realidad, sustancia,
materia, causa (Whorf 1956: 61)197.
La metafísica moqui, por el contrario, no acepta estas formas
cósmicas occidentales y tiene otras formas cósmicas que a nosotros
nos resultan extrañas, pero que tienen igual valor para describir,
tratar y manejar los hechos de la experiencia. Estas otras son en
este asunto comparables a nuestras formas cósmicas de espacio y
tiempo. Las dos formas cósmicas moqui fundamentales son la
oposición que podemos formular como, o bien MANIFIESTO y
MANIFESTANTE, o bien OBJETIVO y SUBJETIVO, respectivamente. Lo
objetivo o manifiesto abarca todo lo que es o ha sido accesible por
los sentidos, el universo y su evolución física, sin que en ningún
momento se haga distinción alguna entre el presente y el pasado,
pero explícitamente excluyendo todo aquello que nosotros
llamamos futuro. Lo subjetivo o que se manifiesta abarca todo lo
que nosotros llamamos futuro, lo que llamamos mental, aparente o
existente en la mente de los hombres, de los animales, o incluso, de
la propia naturaleza, el corazón del Cosmos (Whorf 1956: 59 y 60).
El mundo de lo subjetivo es el mundo de lo intensamente real, vivo
y dinámico, el mundo de lo futuro, lo mental, lo intelectivo, emotivo,
lo intensamente deseado, lo inteligente, lo que tiende hacia su
propia e inevitable manifestación, pero que por ahora se resiste a
dicha manifestación. Lo subjetivo significa el mundo de la
expectación, del deseo y de la finalidad intencionada, de la vida
revitalizadora, de las causas eficientes, del pensamiento que se
piensa a sí mismo desde el interior de sí mismo tendiendo a su
manifestación. Es un estado dinámico, que está en nosotros
mismos en su forma vital y mental. Su dinamismo se pone de
manifiesto en el campo del acontecer o el manifestarse, es decir, en
evolución paulatina de lo subjetivo hacia un resultado que es
objetivo (Whorf 1956: 60).
De esta manera la forma de tratar, concebir y expresar los
hechos de la experiencia en moqui y en las llamadas lenguas SAE es
distinta.
El conjunto de estructuras mentales de una lengua, la
metafísica de esa lengua, influye en toda la actividad humana. La
utilización de las palabras para describir una situación dada es
anterior al pensamiento y a las formas de la conducta. Esto tiene
que ver con los nombres de las situaciones y las formas de conducta
desarrolladas en torno a ella. Ilustrativas de este hecho son los
siniestros de fuego descritos por Whorf (Whorf 1956: 135-137). La
tesis de Whorf es que los siniestros descritos ocurrieron por la

197 Cf. palabras de Whorf, citas 58, 158 y citas en 4.7.


176
conducta de las personas intervinientes en los mismos debido a las
modelaciones del pensamiento que impone la lengua sobre la
realidad. Una situación como la de un tanque de gasolina vacío es
concebida por los hablantes como un espacio vacío. Una situación
vacía es una situación sin peligro y que no entraña riesgo alguno.
Vacío sugiere que no tiene gasolina y por tanto que no hay nada de
lo que haya que guardarse. En el nivel real es justamente lo
contrario, puesto que un tanque que tuvo gasolina acumula gases.
La lengua así trasciende el mero pensamiento y determina la
conducta humana. La conducta de los hablantes está determinada
en última instancia por las grandes estructuras de la modelación
gramatical tales como la pluralidad, el concepto de masa-unidad, el
género, los conceptos de animado e inanimado, los tiempos
gramaticales, las voces verbales y otras formas gramaticales y,
sobre todo, las grandes formas cósmicas, como el espacio y el
tiempo en las lenguas SAE.

4.3.2 La lengua como técnica.


La lengua, por otro lado, es actividad, técnica de expresión,
técnica para segmentar la realidad (cf. Whorf 1956: 55), y
conocimiento lingüístico. El hablar es la actividad genuinamente
humana, más genuinamente humana, incluso, que el pensar. Para
Whorf los animales pueden llegar a pensar, pero no pueden llegar a
hablar (Whorf 1956: 220). El hablar es una actividad que lleva
consigo un pensamiento (significados y concepción sobre el mundo)
y una serie de ideas sobre el propio hablar (sobre cómo funcionan
los propios elementos del hablar, sobre la gramática). Para Whorf la
lengua es, también, conocimiento lingüístico, pero éste es
concebido de una forma que explicaré después (cf. 4.3.3)198.
La base de la actividad del hablar es que los elementos de la
gramática están cohesionados entre sí en un sistema y están
organizados en modelos o se combinan según modelación. Como
consecuencia, el hablar y la costumbre del hablar, el uso lingüístico
como gusta decir a Whorf (Whorf 1956: 207), es decir, la lengua,
lleva consigo una lógica natural (Whorf 1956: 207-208). La lógica
natural es propia de cada lengua y se fundamenta en los principios
de la modelación199.
El sistema que compone la lengua, sistema cohesionado que
funciona por modelación de sus elementos, no existe en sí mismo,
ni por sí mismo. La lengua existe en virtud de la comunicación que
ésta llega a establecer entre los hablantes. En este sentido tanto la

198 Cf. palabras de Whorf, citas 44, 71, 75, 76.


199 Cf. palabras de Whorf, citas 7, 8, 32, 78, 85, 89, 100, 105, 133, 138, 153.
177
lógica natural que la lengua lleva consigo como la propia lengua
sirven a esa finalidad, que se materializa en el establecimiento de
acuerdos (agreements) entre los hablantes200.
De los dos aspectos que componen la lengua, el hablar,
expresión o uso de la lengua, y el pensar, el importante es el pensar.
El uso de la lengua expresa sólo aquello que ya ha sido formulado
como pensamiento. Así, antes de la expresión lingüística la
situación o el objeto de que se habla ha sido, dicho con mis
palabras, concebido mentalmente (o dicho con palabras de Whorf,
modelado). Tanto el uso de la lengua como el pensar, por otro lado,
tienden a la finalidad última de la lengua: el llegar a los acuerdos
entre los hablantes201.
La lengua, una lengua, lleva consigo una forma determinada de
pensar, pero esta no constituye todo el pensamiento. El pensar de
forma no lingüística se llega a formar antes del hablar. De esta
manera, no todas las ideas son lingüísticas. Whorf distingue dos
tipos de ideas: las ideas culturales y las ideas formuladas
lingüísticamente. La formulación de las ideas lingüísticamente
constituye el proceso del pensar, y en principio es distinto a las
lenguas particulares. La expresión del pensamiento está regulada
por la gramática y la lógica natural, que conectan a la expresión
lingüística con el pensamiento universal a través de lo esencial de
este, que es la modelación202.
De esta manera Whorf se asegura de que el conocimiento del
mundo sea verdadero. Si bien, por un lado, depende de las
estructuras propias de una lengua (modelos o modelaciones), por
otro, depende del pensar universal. Lo que los hablantes de una
lengua conocen del mundo es parte de la verdad del mismo, no toda
la verdad. Las modelaciones de una lengua sólo permiten ver una
parte del mundo: lo que las propias modelaciones estructuran de la
realidad. La lengua, el conocimiento lingüístico de los hablantes,
pues, es absorbente para los mismos. Los hablantes piensan como
su lengua les condiciona el pensar. La lengua, el conocimiento
lingüístico de los hablantes es, también, exclusivo. Los hablantes
sólo llegan a pensar dentro de su propia lengua. La lengua, el
conocimiento lingüístico, sin embargo, los lleva a parte de la verdad,
fundada universalmente203.

200 Cf. palabras de Whorf, citas 56, 84, 89, 90, 119, 126.
201 Cf. palabras de Whorf, citas 6, 9, 62, 68, 69, 75, 76, 78, 84, 89, 90, 118,
119, 123, 147.
202 Cf. palabras de Whorf, citas 9, 10, 12, 99, 100, 101, 102, 105, 118, 139,
142, 154.
203 Cf. palabras de Whorf, citas 102, 117, 118, 121, 127, 133, 138, 143, 147,
148, 149, 150, 153, 154.
178
El pensamiento lingüístico, por otro lado, es inconsciente (Whorf
1956: 210, 233, 252). Los hablantes no han conocido más forma de
pensar y de hablar que la propia de su lengua. De esta manera los
hablantes llegan a identificar y considerar su forma de hablar como
la única existente, y no llegan a pensar como posibles otras formas
de ver el mundo204.
Cada lengua lleva consigo una forma de ver la realidad y un tipo
de lógica asociada a esa forma de ver la realidad, la llamada lógica
natural. La lógica natural de cada lengua falla en dos aspectos: falla
en distinguir los aspectos del trasfondo lingüístico que lleva consigo
cada lengua (léase metafísica) y llega a confundir la concordancia
sobre un asunto alcanzada a través del uso de la lengua con el
conocimiento de los procesos lingüísticos que llevan a un acuerdo
entr205.

4.3.3 El conocimiento lingüístico.


Para Whorf el conocimiento lingüístico es, fundamentalmente,
el estado de latencia (state of linkage, cf. 4.5) que las modelaciones
llevan consigo. Este estado se da en la mente de los hablantes y
consiste en la organización de la experiencia que es dada al
individuo por la lengua. La experiencia llega al individuo como
experiencia bruta206 y ésta ha de ser estructurada de alguna
manera para que pueda ser comunicada. La lengua estructura,
organiza y selecciona aspectos de la experiencia en lo que
constituye el conocimiento lingüístico de una lengua (Whorf 1956:
81-83).
El conocimiento lingüístico se caracteriza por dos notas
importantes: es inconsciente (Whorf 1956: 82), por un lado y es
único, exclusivo y absorbente (Whorf 1956: 207-212), por otro. Para
Whorf, el que el conocimiento lingüístico sea inconsciente es una
ventaja (Whorf 1956: 82). El conocimiento lingüístico funciona en
su estructuración sobre la realidad y es necesario para que el
individuo se pueda comunicar con los otros miembros del género
humano. El conocimiento es inconsciente, pero no es óbice para
que pueda estudiarse y llegar a ser consciente mediante el estudio.
Todo el interés de Whorf consiste en llegar a hacerlo consciente.
Los individuos, por otra parte, no piensan más que como les
enseña su lengua. De esta manera el conocimiento lingüístico no es
más que la expresión del problema de las relaciones lenguaje-

204 Cf. palabras de Whorf, citas 25, 27, 37, 72, 79, 81, 106, 148.
205 Cf. palabras de Whorf, citas 74, 75, 78.
206 Cf. la distinción observada por Lucy entre percepto y concepto en Whorf
(Lucy 1992, 41; cf. 2.8.1).
179
pensamiento (Whorf 1956: 82), expresión de la modelación
lingüística sobre la realidad.
El conocimiento lingüístico en Whorf no es unívoco ni estático.
En el conocimiento lingüístico hay dos niveles: un nivel inferior y
un nivel superior. Antes de todo conocimiento lingüístico (nivel
inferior) se da un conocimiento anterior a la lengua (nivel superior).
Este es el lazo de unión que une a una comunidad cultural con las
restantes comunidades culturales. Es decir, para Whorf, el
conocimiento lingüístico es universal porque tiene una
fundamentación universal, que son los principios por los que
funciona el propio pensamiento, principios en los que se
fundamenta una cultura. En su esencia todas las culturas se
fundamentan en las mismas cosas y eso es lo que constituye el
propio fundamento universal de un conocimiento lingüístico
determinado (Whorf 1956: 162).
El conocimiento lingüístico es una organización mental de una
comunidad cultural que habla una misma lengua. Y éste es el nivel
inferior de conocimiento lingüístico. El conocimiento lingüístico así
es el punto en el que se separan las distintas comunidades
culturales. El conocimiento lingüístico entraña una lógica natural,
que es la lógica propia de una lengua, una lógica que tiene que ver
con los principios universales del pensar, pero que está organizada
de una manera propia, la manera que la modelación de la lengua
impone sobre sus hablantes. De esta manera el conocimiento
lingüístico es el responsable de cómo piensa el individuo (Whorf
1956: 65-68).
El conocimiento lingüístico es un conocimiento verdadero por lo
dicho anteriormente y porque es el medio que los hablantes tienen
para llegar a acuerdos con los otros miembros de su comunidad, e
incluso con los miembros de otras comunidades. Para Whorf un
acuerdo o agreement es el entendimiento que se da entre un
hablante y un oyente en el mutuo concebir, entender y hablar de la
realidad, en el mutuo saber de qué se habla en cada caso. Un
acuerdo sería saber a quién y a qué nos referimos cuando decimos,
por ejemplo, he came round after an hour. He es un elemento cuya
referencia (significado, para Whorf) no es fija; y lo mismo pasa con
come round que puede significar el recuperar la consciencia (para
una persona que se ha mareado) o el venir a la casa de uno. Los
hablantes saben llegar a un acuerdo cuando dicha oración es
pronunciada en el hablar, en el discurso207.
Los acuerdos entre los hablantes se alcanzan siempre en virtud
de los procesos lingüísticos. El nivel inferior del conocimiento

207 Cf. palabras de Whorf, citas 84, 89, 90, 119, 126.
180
lingüístico alcanza su objetivo de llegar a acuerdos gracias al
trasfondo, es decir, gracias a la metafísica de la lengua. El nivel
superior es el conocimiento lingüístico que nos lleva a los propios
mecanismos lingüísticos por los que se llega a un acuerdo. El nivel
inferior es el conocimiento de la gramática, el conocimiento que no
sólo reproduce ideas, sino que modela las propias ideas. El
conocimiento lingüístico superior se puede incrementar con el
conocimiento de muchas lenguas, el conocimiento que nos dará la
visión completa del mundo y de la realidad208.
El conocimiento individual no es un conocimiento uniforme
entre los hablantes de una lengua. Está formado en cada individuo
dentro de los estrictos límites marcados por la lengua. El
conocimiento lingüístico individual no es racional. La racionalidad
de las ideas en el conocimiento individual depende de la gramática
de la lengua y de su trasfondo, es decir, de su metafísica. El
conocimiento lingüístico individual tampoco es libre (Whorf 1956:
216). Las sensaciones que llegan al individuo a través de los
sentidos han de ser organizadas por la mente y esto significa que
han de ser organizadas por el sistema lingüístico que se da en la
mente del individuo, por las modelaciones de la lengua. Y, por
último, el conocimiento lingüístico individual es inconsciente
(Whorf 1956: 82, 233, 252). El individuo tendría que desarrollar el
segundo tipo de conocimiento lingüístico para llegar a darse cuenta
de lo que hace de forma natural209.
El conocimiento lingüístico es necesario para que los hablantes
lleguen a comunicarse. El conocimiento lingüístico funciona por sí
mismo y porque la lengua es una organización, estructuración y
sistematización de la realidad. El conocimiento lingüístico refleja la
ley natural. Si bien Whorf defiende que en el conocimiento
lingüístico no hay libertad, es mérito de Whorf el defender la posible
libertad del individuo hablante en el hablar. La libertad se ha de dar
en el estudio del conocimiento lingüístico, en el estudio de otros
conocimientos que constituyen la capacidad de llegar a acuerdos.
El estudio de las lenguas, es decir, el estudio de muchas y variadas
lenguas constituye el conocimiento seguro para llegar a los
acuerdos, pero no es imprescindible (Whorf 1956: 212). El
conocimiento lingüístico, al ser el único conocimiento que los
hablantes tienen sobre la realidad, constituye, en realidad, una
ilusión, la ilusión de que el mundo es como nos lo presenta nuestra
lengua madre (Whorf 1956: 221; 263; 270). El estudio lingüístico
implica el conocer muchas sistematizaciones de la realidad, conocer
muchas lógicas naturales, conocer el mundo desde muchos puntos

208 Cf. palabras de Whorf, cita 164.


209 Cf. palabras de Whorf, citas 164, 165.
181
de vista, y muchas perspectivas (Whorf 1956: 238-240; y 262-
264)210.

4.4 El funcionamiento de la lengua.

En Whorf, podemos decir que la lengua es virtual. La lengua


funciona gracias a la virtualidad de sus elementos, o como gustaría
decir a Whorf, la lengua funciona por reacción de sus elementos
entre sí. Para explicar esta virtualidad o dinamismo de la lengua en
sí, Whorf se vale de tres elementos decisivos en su teoría, que son
los modelos o modelaciones (patterns, patterning o patternment), el
concepto de reactance (Whorf 1956: 67) y los conceptos que he
llamado procesos de creación léxica, los que Whorf llama lexation,
nomination y verbation (Whorf 1956: 83, 96). Estos tres tipos de
conceptos operan en la lengua, pero lo hacen de forma oculta y
misteriosa y los hablantes son meros sujetos pasivos de los mismos.
A continuación, vamos a ver el concepto de modelo o modelación
en Whorf; los otros dos tipos de conceptos, el concepto de procesos
de creación léxica junto con el concepto de reactance los veremos
más adelante (cf. 4.5).

4.4.1 La modelación
El concepto fundamental para el funcionamiento de la lengua
en Whorf es lo que llama pattern, patterning o patternment. Los
modelos o modelaciones son procesos que se operan en la mente de
los hablantes y se manifiestan de múltiples maneras en todo aquello
que es lingüístico o sirve al pensamiento. Las modelaciones se
manifiestan desde el primer momento en el hombre. Los niños
inician a modelar y remodelar los elementos de la lengua y la
experiencia desde su inicio en el hablar. (Whorf 1956: 261). La
modelación se extiende a la gramática, al pensamiento y a la
experiencia.

4.4.1.1 La modelación y la conducta.


Las modelaciones se manifiestan también en la conducta
humana. La conducta humana está estructurada por la modelación
lingüística, tanto directamente, reproduciendo la propia
estructuración lingüística, como indirectamente, creando analogías
de la fórmula lingüística en la que una situación se encierra (cf.
Whorf 1956: 147). Los hablantes llegan a identificar su
pensamiento con el pensamiento desgajado de la modelación

210 Cf. palabras de Whorf, citas 75, 84, 89, 90, 91, 119, 121, 125, 126, 127,
131, 139, 143, 145, 152, 153, 164.
182
lingüística y no se llegan a preguntar el por qué de su pensamiento.
De esta manera su pensamiento es inconsciente (Whorf 1956: 137).
La modelación actúa en un doble sentido: en sí misma y como
trasfondo211.
En los fenómenos lingüísticos y mentales la conducta
significativa está gobernada por una modelación de lazos
irrompibles e imperceptibles. Esta organización está impuesta
desde el exterior del estrecho círculo de la conciencia personal,
haciendo de la conciencia personal una mera marioneta de la
modelación (Whorf 1956: 257).
En los modelos lingüísticos hay un esquema de objetivación de
la experiencia subjetiva (cf. Whorf 1956: 139). Los hablantes
perciben la realidad en la experiencia bruta (cf. 2.8.1) y la
transforman en unos modelos lingüísticos determinados. Unas
veces estos modelos corresponden a objetos reales, pero otras veces
en virtud de la analogía con otros modelos ya existentes o en virtud
de procesos imaginativos o sugestivos (Whorf 1956: 147), los
modelos creados no corresponden a objetos reales. Pero los
hablantes llegan a objetivarlos, a tratarlos como objetos realmente
existentes. De esta manera, por ejemplo, las lenguas occidentales,
del concepto de espacio crean el concepto de no-espacio; al igual
que del concepto de tiempo crean la imagen del tiempo concebido
como unidades puestas en fila. Lo característico es que estas
lenguas llegan a crear y tratar estos conceptos nuevos (no-espacio
y unidades puestas en fila) según modelos existentes, dándoles
existencia objetiva. Es decir, crean, modelan, tratan y objetivan
conceptos no existentes realmente, de tal manera que aparecen
como existentes en cuanto que son lingüísticos (Whorf 1956: 143 y
144)212.
La lengua, de esta manera, tiene capacidad modeladora. La
esencia del lenguaje y de su manifestación, las lenguas, está en su
capacidad de llegar a formar modelaciones, en su capacidad de
formar estructuras, modelos de actuación. La lengua, así, es
sistemática, entendiendo esta característica como la capacidad de
hacer modelos de lo que los hablantes llegan a percibir (Whorf 1956:
147 y 223).

211 Cf. palabras de Whorf, citas 83, 99, 106, 148, 152, 154, 161.
212 La razón que da Whorf para justificar el nombre de objetivado u
objetivación es que los objetos creados como objetivados están
modelados según los objetos del mundo exterior (Whorf 1956: 139-140),
por un proceso que se podría llamar de metaforización, aunque él no
utiliza este nombre, sino expresiones tales como symbols of non spatial
meaning so as to suggest an IMAGINARY SPACE (Whorf 1956: 145-146).
183
4.4.1.2 La modelación y el pensamiento
La modelación se manifiesta, también, en el pensamiento. La
forma de concebir la realidad de las distintas lenguas constituye
distintos usos sistemáticos y sintéticos de modelación. Cada
lengua, de esta manera, constituye una técnica de modelación, una
forma de modelar la realidad, distinta de las demás. Todas las
lenguas tienen en común el hecho de la modelación, pero cada
modelación es distinta (Whorf 1956: 237)213.
El estudio comprehensivo del pensar y del conocimiento se basa
en la estructuración o modelación de los medios de expresión en
cuanto que forman unas modelaciones determinadas. Estas
modelaciones no son esporádicas, sino que están relacionadas
entre sí. En este aspecto las modelaciones lingüísticas son
semejantes a las modelaciones de la psicología gestáltica. Son
modelos que se integran y llegan a formar parte de otros modelos
superiores y éstos se integran y forman parte de otros superiores y
así sucesivamente. De esta manera la modelación se extiende a
todos los niveles de la lengua y el pensamiento y es la causa de que
los modelos actúen por sí mismos, al margen de la propia
conciencia humana (Whorf 1956: 248). Whorf, incluso, ve en este
carácter inconsciente de la lengua y la formación del pensamiento
una bendición: which fact we are blissfully unaware of (Whorf 1956:
82).
La modelación de la lengua y el pensamiento se extiende por
todos los niveles de la lengua, especialmente por el nivel de la
sintaxis y el nivel del pensamiento último, el nivel de la mente
superior (Whorf 1956: 248-249). Las modelaciones, de hecho,
residen en este nivel de la mente.
El pensamiento, en la mente superior, es un entramado de
modelación lingüística que funciona en virtud de su propia
modelación, es decir, el pensamiento funciona al margen y a pesar
de los individuos. El pensamiento funciona por sí mismo, puesto
que funciona modulando y estructurando la experiencia, es decir,
la realidad. El pensamiento del individuo en el nivel de la mente
superior está controlado por leyes inexorables, las leyes de la
modelación, que residen en la mente superior (Whorf 1956: 251-
252).
El orden estructural se caracteriza por la modelación. Las
lenguas funcionan gracias a su capacidad modeladora. Las lenguas
son sistemas para hablar y sistemas para pensar. El pensar no es
una actividad única: es un conjunto de actividades como son el

213 Cf. palabras de Whorf, citas 121, 125, 126, 127, 131, 152 y citas en 4.7.
184
ordenar, el clasificar, el analizar, las cosas de la naturaleza. En
estas operaciones la modelación constituye un elemento básico, que
es las categorías de la lengua. Las categorías de la lengua se dan en
virtud de la propia modelación. En virtud de las categorías y, en
última instancia, de las modelaciones lingüísticas, la persona
analiza la naturaleza, selecciona esto o desprecia aquello, encauza
su razonamiento y construye su propia conciencia (Whorf 1956:
252)214.
De aquí que todo lo lingüístico y en virtud de su modelación, sea
simbólico. Todo lo lingüístico lleva consigo todo el significado, todo
el razonamiento, y toda la lógica (Whorf 1956: 252)215.
La lengua reside en el ego, el nivel superior de la mente según la
distinción de Whorf (cf. 4.2). El ego constituye la capacidad
inconsciente del hombre de establecer modelaciones. El ego o mente
superior trata de los procesos simbólicos, en los que la modelación
se impone sobre, en expresión de Whorf, la cantidad. Los símbolos
de la lengua dan significado gracias a la modelación que la lengua
impone sobre ellos. La significación que dan éstos es, precisamente,
la propia modelación. En este sentido, para Whorf, la sintaxis es
una de las ramas de estudio de la lengua de más relevancia, ya que
la significación de la lengua se da por y en virtud de la propia
combinación de los elementos de la lengua. Las oraciones se
imponen sobre las palabras, las que no aportan significación
alguna, sino las que reciben la significación que le impone la
modelación (Whorf 1956: 257-259)216.

4.4.1.3 La modelación y el significado.


La modelación se manifiesta, por último, en el significado. El
significado, al que Whorf llama that golden something (Whorf 1956:
73), no es una realidad objetiva ni objetivada, para Whorf. El
significado es algo virtual. Es algo que se crea en las oraciones,
según acabamos de ver. Las palabras son elementos que no tienen
significación alguna. Las palabras dan significación cuando se
combinan. El significado es el resultado de las relaciones de
modelación que se dan entre las palabras entre sí o entre las
palabras y los morfemas (Whorf 1956: 67).
Para Whorf, el significado está compuesto de dos elementos: la
modelación de los elementos de la lengua y la llamada referencia.
La referencia es lo que llamamos el contenido lingüístico. La

214 Cf. palabras de Whorf, citas 37, 98.


215 Cf. palabras de Whorf, cita 164.
216 Cf. palabras de Whorf, citas 156, 157, 158.
185
referencia no es fija, sino que cambia según sea la oración en la que
se encuentra (Whorf 1956: 259-260).
El significado de una lengua se da en las oraciones. Las
palabras, por el contrario, no tienen significado fijo. Las palabras
son elementos que están entre la modelación pura y las cantidades
fijas, es decir, entre la propia combinación y la referencia o
contenido. En las palabras se dan los procesos de creación léxica,
los procesos de nominación o creación de situaciones y los procesos
de creación de actividades. Todos ellos dependen de la modelación
(Whorf 1956: 257-260).
Las palabras son elementos que en sí mismos tienen capacidad
de reacción (son motor reaction), no contenido lingüístico. Las
palabras, en principio, están en estado de latencia, pero en su
combinación con otras palabras en virtud de una modelación (state
of linkage) pueden pasar a estado activo y crear un estado de
relación intrínseca (state of RAPPORT). La reacción de las palabras es
sólo posible gracias a la modelación (Whorf 1956: 69)217.
De los dos elementos que para Whorf componen el significado,
el más importante es la modelación, ya que la referencia en sí
misma es inestable y está a la merced de la modelación (Whorf
1956: 259).

4.5 El pensamiento lingüístico.

Uno de los mecanismos más característicos de la concepción de


Whorf es la forma como concibe el pensamiento, que Whorf califica
como pensamiento lingüístico. Para Whorf no existe más que el
pensamiento lingüístico, al menos antes del estudio científico de
muchas lenguas. Whorf quiere recalcar con este nombre, sin
embargo, que todo pensamiento es lingüístico218.
El pensamiento de una comunidad lingüística no es pura ni
simplemente un problema psicológico. Es un problema
fundamentalmente cultural. El problema del pensamiento y del
pensar es un problema que depende de cada lengua, ya que hemos
visto más arriba, una lengua es una agregación coherente de
fenómenos culturales (Whorf 1956: 65). Desde esta perspectiva el
problema del pensamiento es un problema lingüístico, un problema
al que se puede dar solución sólo desde la lingüística. El
pensamiento y el pensar son un problema lingüístico porque, como

217 Cf. palabras de Whorf, citas 7, 8, 9, 10.


218 Cf. palabras de Whorf, citas 9, 13, 14, 15, 77, 118.
186
la lengua y en virtud de su dependencia de la lengua, está
estructurado en modelos219.
Para Whorf, el hecho de que se dé un pensar silencioso es una
prueba de la naturaleza lingüística del pensamiento, (Whorf 1956:
66-68). Según Whorf, se piensa siempre lingüísticamente, es decir,
utilizando la estructuración la sistematización y la modelación
propias de la lengua.
El problema del pensamiento está íntimamente relacionado con
el significado. Whorf busca siempre el significado en toda su
interpretación lingüística (Whorf 1956: 73). Para Whorf, el
significado es fruto de la combinación de los elementos de la lengua,
no de los elementos en sí, es decir, es fruto de la modelación
lingüística.
El pensamiento no consiste en la expresión material de lo que se
comunica en un acto del habla. El pensamiento consiste en el
estado de relación intrínseca (RAPPORT) que se da entre los elementos
de la lengua en virtud de la modelación o patternment, que ya hemos
visto (cf. 4.4; 4.4.1 a 4.4.1.3).
Las palabras y los elementos de significación de una lengua no
aportan significado alguno. Son lo que Whorf llama motor reactions,
elementos con capacidad de reacción o reactance; es decir,
elementos de potencialidad significativa ilimitada, que,
dependiendo de una modelación u otra pueden llegar a significar
cualquier cosa. Las palabras y elementos de significación están en
estado de latencia (son motor reactions). La combinación de unas
palabras se hace en virtud de una modelación que es state of
linkage (Whorf 1956: 68). La combinación de las palabras en virtud
de una modelación, state of linkage, estado que afecta a las
palabras y otros elementos de significación, no es motor reactions,
sino procesos neurológicos y procesos no motores de carácter
invisible y misterioso. Entre las palabras y entre las palabras y
morfemas, en virtud de la modelación, se dan estados de relación
intrínseca o RAPPORT. El pensamiento se da en los factores de los
estados de relación intrínseca. Podríamos ilustrar la teoría de Whorf
con el ejemplo de young. En sí misma young es un motor reaction y
tiene una capacidad ilimitada de combinación. Young permanece
en estado de latencia hasta que no le sea aplicada una modelación
determinada. La aplicación de la modelación determinada es un
state of linkage, que en sí mismo se diferencia grandemente de la
palabra young, ya que el state of linkage no es un elemento con
capacidad de combinación, no es motor reaction. Cuando a la
palabra young se le aplica una modelación determinada, la palabra

219 Cf. palabras de Whorf, citas 83, 99, 106, 148, 149, 152.
187
reacciona y el reaccionar de la palabra en virtud de la modelación
es lo que nos da el RAPPORT. Según este young significa distinto si
va combinada con man, por ejemplo, o si va combinada con poet. Si
va combinada con man la palabra young denota una característica
propia de man, con la que man queda definido de una manera
determinada. Young se aplica de toda la significación de man.
Cuando se aplica de poet es una modelación distinta, de tal manera
que no define a poet, sino a una de las facetas implícitas en poet.
Young poet significa o puede significar "someone who is young as a
poet", con lo que young reacciona de una manera distinta. Este
conjunto de operaciones es un proceso que se verifica y se
desarrolla en la mente y constituye el pensamiento humano, en
tanto en cuanto que es lingüístico, como aclara Whorf (Whorf 1956:
67-68). El pensamiento humano, de esta manera, no es un
pensamiento libre. Depende por entero de las categorías y de las
modelaciones propias de las lenguas. Los procesos esenciales para
el pensamiento son los procesos no motores, es decir, los state of
linkage, o, dicho de otra manera más querida quizá por Whorf, los
procesos de modelación.
La activación de los estados de relación intrínseca, RAPPORT se
da tanto en el pensamiento que causa la expresión lingüística como
en el pensamiento sin palabras. Es decir, el pensamiento lingüístico
ocupa toda la actividad mental de los individuos, tanto la actividad
más consciente como la actividad más inconsciente (Whorf 1956:
105). Todo el pensamiento es lingüístico. Y todo el análisis del
pensamiento es un análisis lingüístico. Si analizáramos por qué en
inglés George o Mary, ejemplos de Whorf, van asociados a lo
masculino o femenino descubriríamos que son relaciones
gramaticales las que hacen que los hablantes refieran ambas
palabras, respectivamente, por he o she.
El género en inglés, por ejemplo, es un conjunto de relaciones
intrínsecas que lleva consigo un proceso de reacción de las palabras
y morfemas. En torno a este conjunto se agrupan miles de nombres
y elementos lingüísticos llegando a formar una clase de complejo
psíquico. Este complejo psíquico abarca el reino de lo estático y lo
no actualizado, es decir, la función psíquica del pensar (una de las
cuatro que distingue Jung) y el orden de lo lingüístico y cultural.
Cada vez que una palabra de esta clase entra en reacción con otro
tipo de materia del pensamiento es convenientemente activada.
Las implicaciones del pensamiento lingüístico son lingüísticas,
pero se manifiestan en todos los ámbitos de la cultura. El género
en la cultura occidental, por ejemplo, lo inunda todo: tanto el
mundo social, como el laboral, como el familiar. Todos los ámbitos
de la cultura occidental se ven afectados por este tipo de relaciones

188
intrínsecas que se dan en la mente y que son lingüísticas, dando
lugar al pensamiento lingüístico occidental, cosa que no existe, por
el contrario, en la sociedad moqui (Whorf 1956: 65-69).

4.6 El pensamiento habitual

Para Whorf, la lengua es pensamiento lingüístico y el


pensamiento se manifiesta en la conducta y en las formas de actuar
ante el mundo y ante la realidad misma. Para Whorf, el modelo de
utilización de las palabras es lingüístico y se impone sobre el
pensamiento y la conducta de los individuos (cf. Whorf 1956:
147)220.
El nombre de una situación determinada es un nombre
lingüístico que se rige por estados de latencia, procesos de
combinación y modelación pertenecientes a una lengua. Una
situación no es lo que, tras un estudio científico de la misma, nos
revela que es. Una situación, para un hablante se identifica con las
relaciones intrínsecas que lleva consigo el nombre lingüístico que
se le aplica, de tal manera que la conducta de los hablantes se ciñe
enteramente a dichas relaciones intrínsecas o RAPPORT (Whorf 1956:
69).
Esta forma de concebir el pensamiento y la conducta es muy
querida por Whorf, quien ilustra dicha idea con ejemplos sacados
de su experiencia como ingeniero químico evaluador de siniestros
de incendio. Un bidón de gasolina vacío es fundamentalmente las
relaciones intrínsecas que lingüísticamente comporta. La palabra
vacío se impone lingüísticamente como un estado de relación
intrínseca en el pensamiento de los individuos. La conducta de los
individuos, por consiguiente, se ajustará a dicho estado de relación
intrínseca. El termino vacío se es un sinónimo virtual de nulo,
negativo, inerte, inactivo. Aplicado a un bidón con gasolina el
término llega a anular en la conciencia de los hablantes las
propiedades de la propia gasolina, que comporta gases altamente
inflamables, especialmente si existe un espacio en donde
acumularlos. La reacción de los individuos es de desprecio del
riesgo que conlleva y desconsideración de los peligros implícitos
(Whorf 1956: 135-137).
De la misma manera, una caldera de barniz puesta al fuego
puede llegar a alcanzar una temperatura excesiva. Esto es lo que
ocurrió en uno de los siniestros de Whorf. El hecho de separar la
cadera inmediatamente del fuego cuando la temperatura había

220 Para una crítica de lo que es el pensamiento habitual cf. 5.2.


189
alcanzado un grado excesivo y de sacarla de un espacio cerrado a
un espacio abierto en donde la caldera pudiera recibir un aporte sin
fin de aire para que se enfriara, hizo pensar a sus manipuladores
que el peligro del fuego había pasado. El hecho fue todo lo contrario:
el calor interior del barniz no había sido apaciguado, sino que, con
el aire a cielo abierto, se avivó hasta el punto de prenderse de
repente y de incendiar todo el recinto (Whorf 1956: 135-137).
De nuevo aquí tenemos una conducta determinada por los
procesos lingüísticos de relación intrínseca, aunque como hace
notar Whorf (Whorf 1956: 136), en este caso la relación intrínseca
tenga expresión metafórica. El modelo lingüístico en este último
caso es separar del fuego, conjunto de relaciones de intrínsecas que
determinan el pensamiento lingüístico de los hablantes y la
consiguiente conducta de estos.
La conducta humana está determinada por la estructuración
lingüística. Ya hemos visto que las palabras son elementos en
estado de latencia y no son ellas las que determinan los estados de
relación intrínseca. Son las modelaciones lingüísticas que
comportan los states of linkage y que dan las relaciones intrínsecas
o RAPPORT. La influencia de la conducta, o mejor, la determinación
de la conducta de los hablantes se efectúa, unas veces,
directamente, como el caso del bidón de gasolina y otras veces por
analogía con las modelaciones lingüísticas (Whorf 1956: 137), como
el ejemplo de la caldera. Este último, además, es especialmente
ilustrativo de la fuerza de las relaciones intrínsecas ya que, si en la
propia realidad no se dan, se conciben como si se dieran dichas
relaciones intrínsecas, es decir, se conciben metafóricamente.
En esta actitud de los hablantes hay un gesto de confianza en el
análisis hecho por el grupo social (Whorf 1956: 137), es decir, en la
propia cultura de los hablantes, cultura que se manifiesta en el
análisis de la situación determinada y de muchas otras semejantes,
hechas durante miles y miles de años.
Así, pues, la conducta de los hablantes está determinada, en
primer lugar, por los propios modelos gramaticales de una lengua;
pero en último lugar por las grandes modelaciones que componen
los fundamentos lingüísticos de una cultura, es decir, de la
metafísica de una lengua. En las lenguas occidentales, por ejemplo,
la pluralidad, el género, los conceptos de sustancia, de animado e
inanimado, la ordenación tripartita de los tiempos verbales, son
conceptos fundamentales, pautas, en el modo de proceder de los
hablantes. Las categorías gramaticales, son si cabe, más sutiles.
Una situación determinada en una lengua puede concebirse como
una acción, con lo que se la describirá con un verbo, o como una
sustancia, con lo que se la describirá con un sustantivo, etc. Los
190
hablantes siempre llegan a identificar la realidad con las relaciones
intrínsecas de su lengua y actúan conforme a los patrones que la
gramática de su lengua tiene previstos para dichas relaciones
intrínsecas.
De esta manera una lengua no es un fenómeno cultural solo y
aislado. Una lengua depende de una visión característica, de una
metafísica, de una cultura. En la cultura moqui, tratar de expresar
el futuro, tratar de expresar el número en sustancias incontables,
es hacer circunloquios que denotarán las estructuras mentales de
los hablantes extranjeros, pero no las estructuras y categorías
propias de la lengua moqui. Un hablante moqui, por otro lado,
nunca llegará a comprender lo que para un occidental es tan claro
y meridiano como una cantidad continua hecha discontinua y
contada como tal. Las cantidades discontinuas propias de las
lenguas SAE se aplican lo mismo a las cantidades reales como a las
cantidades imaginarias. Para un moqui es inconcebible que una
cantidad imaginaria como día se pueda contar. Los días en moqui
no se cuentan; a lo sumo, se ordenan.
Las lenguas aparecen como algo definitivo para sus hablantes.
Los hablantes son seres que hablan constantemente y que no paran
de hablar nunca (Whorf 1956: 207, 220). El hablar es una actividad
siempre presente en los hablantes, los que tienen que concebir la
realidad para expresarla y concebir la realidad para entenderla de
labios de quien la describe. Los hablantes, así, conocen sólo un uso
lingüístico (Whorf 1956: 209). Y este se hace tan prontamente que
se hace sin pensar. El conocimiento lingüístico es automático e
inconsciente. El pensamiento no es libre, sino que depende en todo
y por todo de la estructuración gramatical de la lengua, tanto en
sus categorías propias, categorías gramaticales, como en la
estructuración, sistematización y selección que estas imponen
sobre la realidad, como en la propia estructuración,
sistematización, y selección que dichas categorías imponen sobre la
experiencia (Whorf 1956: 162). Para el hablante su pensamiento
lingüístico es el único existente, y como este no presenta
absolutamente ninguna excepción, este es concebido, no como
regla, sino como trasfondo, es decir, como la base de todo el proceso
de la experiencia y el conocimiento. El pensamiento lingüístico, así,
constituye la metafísica última en la que se basa el ser del mundo
y el ser del conocer. Si en este caso decimos que el conocimiento y
el pensamiento lingüístico y el pensamiento habitual son
inconscientes, no hacemos más que proclamar el carácter último y
esencial de lo mismo: la lengua que inunda el pensamiento, la
psicología, la cultura y la conciencia del individuo.

191
El pensamiento se funde con la lengua, cuyo fundamento último
es su propia metafísica, con la psicología del conocimiento, que
procede a base de figura, esquema, o silueta y trasfondo (Whorf
1956: 163) y con la propia mente humana, que dispone de un nivel
inferior en donde se manifiesta la lengua externamente y un nivel
superior donde se da el funcionamiento puro de la modelación.
Tanto la metafísica de la lengua, como el trasfondo, como la
modelación son factores que se imponen al individuo y que quitan
al individuo toda posible participación consciente en el percibir, el
hablar y el pensar.
No obstante, el interés de Whorf se centra en todo lo contrario.
Whorf constata este hecho y se empeña en descubrir cuáles son los
mecanismos de la experiencia, los fundamentos de la metafísica, de
las formas cósmicas, de los mecanismos de la modelación, de la
mente superior. Whorf pretende conocer todos estos fundamentos
para llegar a conocerlos, a dominarlos y a conocer la verdad de todo
ello. Para esto es necesario el estudio lingüístico (Whorf 1956: 78,
81, 240, 252), el estudio que implique muchas y variadas lenguas
y que nos lleve a la verdad de la realidad (cf. 4.10.2).

4.7 La experiencia y el conocimiento de la realidad.

Las modelaciones de la lengua se manifiestan en la forma


como los hablantes conciben la realidad. De esta manera los
hablantes no son libres al concebir la realidad. Perciben según
modelos ya establecidos por la lengua. Los hablantes modelan la
experiencia bruta que perciben según las modelaciones de la
lengua, de tal manera que puedan llegar a conseguir el objetivo
último de la lengua, el establecer una comunicación (Whorf 1956:
102). La comunicación se consigue por el establecimiento de
acuerdos, es decir, por el hecho de llegar a entenderse y saber el
hablante y el oyente a qué se refiere la expresión lingüística (Whorf
1956: 212-214; 238-240).
Pero antes de las estructuraciones de las lenguas, la
experiencia como tal nos da la clave para conocer y entender el
mundo: la experiencia, por sí misma, responde a sistematizaciones
objetivas de la realidad. De hecho, se puede describir la realidad sin
el uso de las lenguas:
In describing differences between l[an]g[uage]s […] we must
have a way of describing phenomena by non-linguistic
standards, and by terms that refer to experience as it must be
to all human beings, irrespective of their languages or
philosophies (Whorf & Trager 1996, 259).

192
La experiencia, así, nos da la base para la comparación de las
lenguas y constituye ella misma la base para la estructuración que
hacen las lenguas de la realidad (Whorf 1956: 162). Como, por otro
lado, la manera como nos es dada la realidad en la experiencia es
mediante el binomio gestáltico figura-trasfondo, la experiencia nos
da, también, información adicional que tiene que ver con el
trasfondo, en el que entra, también, la cultura:
And yet the problem of thought and thinking in the native
community is not purely and simply a psychological problem.
It is quite largely cultural (Whorf 1956: 65).
Con este panorama Whorf recurre a la experiencia, ya que el
temor de Whorf es que quizá nos estemos engañando a nosotros
mismos, si vemos como definitivas las estructuraciones de la
realidad que nos da nuestra propia lengua (Whorf 1956: 269-270).
Por otro lado, podemos ver que Whorf acepta la estructuración
previa de la realidad. Whorf defiende que todos los seres pueden ver
lo mismo en lo que nos suministra la experiencia y así trata él de
demostrarlo cuando explica el muchacho corriendo (Whorf 1956:
163). Por otro lado, el modo peculiar de la percepción humana
según los principios de la psicología gestalt implica la
estructuración previa de la realidad. Whorf atribuye a la percepción
gestáltica de la realidad la base para defender las estructuraciones
de la realidad por la lengua, estructuraciones en las que también
entra la cultura. El hombre percibe la forma, figura o silueta de un
objeto y a la vez percibe un trasfondo (Whorf 1956: 163 y ss). Este
trasfondo lo aporta la lengua, en términos de lo que llama
surrogates (Whorf 1956: 159). Los conceptos de la lengua, es decir,
las modelaciones lingüísticas, actúan como sustitutos de lo que la
experiencia nos da.
La experiencia, pues, nos da la realidad de forma cierta, de tal
manera que el criterio para conocer la realidad por encima, incluso
de las estructuraciones de la lengua, es la propia observación.
Whorf refiere, a propósito de la explicación del género, el criterio del
conocimiento de las cosas para saber qué palabras tienen un género
y qué otro:
for many English common nouns a knowledge of actual sex
and of scientific biological and physical classification of
objects could serve a foreigner in lieu of knowledge of the
grammatical classes themselves (Whorf 1956: 90).
Y, por otro lado, la experiencia tiene que ver en el conocimiento
de la realidad en lo que Whorf llama calibration y calibrate, la
evaluación y contraste de las estructuraciones de la lengua, que
implican la cultura implícita en la lengua, con los hechos mismos

193
de la experiencia (Whorf 1956: 214). La experiencia constituye, para
Whorf, el referente último del conocimiento de la realidad. Es
interesante recalcar que Whorf introduce este concepto de
calibration y calibrate cuando habla del relativismo lingüístico,
cuando llega a la conclusión que las estructuraciones y selecciones
de la realidad hechas por las lenguas no son en sí mismas seguras.
De esta manera, Whorf recurre a lo que él llama experiencia como
la base última del conocimiento seguro de la realidad.

4.8 Lo oculto y misterioso del lenguaje: las categorías


gramaticales.

Pocos aspectos hay más característicos y más queridos por de


Whorf que el carácter de oculto y misterioso del lenguaje. Cuando
Whorf descubre la metafísica de las lenguas, por un lado y el
pensamiento lingüístico, por otro, encuentra que el significado se
da en las lenguas, pero de manera encubierta, de manera
misteriosa. El significado, ya lo dice el mismo Whorf (Whorf 1956:
42), se encuentra en todo lo lingüístico, pero radica en lo simbólico.
El hecho de que el significado no se manifieste en sí mismo, sino en
lo simbólico, por un lado, y el hecho de que el significado radique
en todo momento en la modelación, da al significado, la lengua y el
pensamiento un carácter oculto y misterioso. Los hablantes de una
lengua se conducen, así, inconscientemente, y es tarea de los
lingüistas el saber descubrirlo.
Whorf concibe la significación de una lengua considerada en su
conjunto, es decir, la significación aportada por una lengua en
cuanto que está ya dada y estructurada en la mente humana. La
lengua es como un gran iceberg, partes del cual son fácilmente
descubribles, puesto que tienen forma y expresión formal propias,
y partes del cual no son directamente descubribles, sino
descubribles en cuanto que guardan relación a las otras partes. Por
otro lado, Whorf encuentra que las clases y categorías de la llamada
gramatical tradicional son clases y categorías que, de responder a
la estructura propia de una lengua, responden a la estructura de
las lenguas europeas occidentales. Whorf propone, como tarea
inicial, una clasificación más real de las categorías gramaticales,
una clasificación que responda al significado y a la forma tal como
se da el significado en las lenguas.
Whorf propone la distinción entre categorías manifiestas y
categorías encubiertas. Una clase encubierta es un sistema de
relaciones intrínsecas, un RAPPORT system, que se distingue por la
forma como las palabras de la clase en cuestión reaccionan frente
a otras y cuyo conocimiento comporta un valor intuitivo. La clase

194
encubierta no se manifiesta en sí misma en las palabras por
distinciones formales, sino en el uso lingüístico. Whorf aduce como
ejemplo el género en inglés que se manifiesta en el uso lingüístico,
no en las palabras en sí (Whorf 1956: 69).
Una clase o categoría manifiesta, por el contrario, es un sistema
de relaciones intrínsecas que está formalmente marcado. Como
ejemplo Whorf aduce el género latino que se manifiesta de forma
unívoca en los adjetivos y casi totalmente unívoca en los
sustantivos.
Una clase encubierta es una significación sutil, escurridiza y
oculta, que no corresponde a ninguna palabra en concreto y que se
manifiesta sólo por reacción. La categoría encubierta no está
representada por palabra alguna de la lengua. Su significación es
sutil e intangible y constituye, típicamente, una categoría del
pensamiento.
Dentro de las categorías encubiertas Whorf distingue más en
concreto dos tipos: los fenotipos y los criptotipos. Una clase
encubierta que no trata de una gran dicotomía de objetos y no tiene
más rasgo distintivo que ciertas reacciones con ciertas clases
marcadas distintivamente, forma un criptotipo. Un criptotipo es una
clase lingüística que sólo se puede definir en su uso. Whorf ilustra
esta categoría con la significación dada por la partícula up en sus
distintos usos y funciones. La partícula up significa "completely, to
a finish" y se combina con verbos monosílabos o bisílabos
acentuados inicialmente, como break it up, cover it up, eat it up,
twist it up, open it up. Pero significa algo más. La partícula up es un
criptotipo en cuatro usos que no admite construcciones con el
pronombre usado entre los dos miembros de la combinación y que
son:
e) el criptotipo de dispersión sin límites, con verbos como
spread, waste, spend, scatter, drain, filter;
f) el criptotipo de la oscilación sin agitación de las partes, con
verbos como rock, wave, wiggle, nod;
g) el criptotipo del impacto no durativo y de la reacción
psicológica, con verbos como kill, fight, whack, tap, stab,
slam, wrestle, hate; y
h) el criptotipo de los verbos de movimiento directo, con
verbos como move, lift, pull, push, put (Whorf 1956: 69-71)
Un fenotipo es la categoría lingüística que tiene una clase de
significado claramente manifiesto y un rasgo distinto formal
asociado a ese significado. Un fenotipo, por ejemplo, es una
categoría morfológica típica.

195
Para Whorf, la investigación lingüística ha de dedicarse no sólo
a las categorías manifiestas y a los fenotipos, sino y sobre todo, a
los criptotipos. El significado reside en los criptotipos y en las
categorías encubiertas (Whorf 1956: 67). La razón de ser de la
lingüística es la búsqueda del significado y este se da en los estados
de relación intrínseca (RAPPORT). La lingüística ha de dedicarse a
iluminar las densas tinieblas de la lengua y, por tanto, los lados
oscuros del pensamiento (Whorf 1956: 73).
En Whorf la lengua, el pensamiento, el significado, son
misteriosos porque el significado yace oculto, porque el significado
no tiene marcas formales, porque el significado se basa en el
simbolismo, porque el significado se resiste a una interpretación
superficial de los elementos de una lengua. Por otro lado, la lengua,
el pensamiento, el significado son ocultos porque el significado se
manifiesta sólo en el uso de la lengua, no en la lengua en abstracto.
A la vez, la lengua, el pensamiento, el significado son crípticos,
porque la lengua y el pensamiento radican en la psicología de los
seres humanos. Y la lengua, el pensamiento, el significado son
místicos, porque los mecanismos de significación existen por sí y en
sí como mecanismos autónomos. Todo esto hace, también, que la
lengua, el pensamiento, el significado, sean elusivos, porque el
conocimiento lingüístico, la lengua y el pensamiento funcionan
inconscientemente. No obstante, el estudio lingüístico, el estudio de
muchas y variadas lenguas, puede dar al lingüista un conocimiento
seguro de todos los procesos de producción lingüística, de expresión
del significado, y de captación de la realidad.
Este doble tipo de clasificación, categorías manifiestas y
categorías encubiertas es la clasificación fundamental de Whorf,
hecha con el propósito de descubrir el significado y toda la
significación implícitos en una lengua. El significado que dicha
clasificación pretende descubrir va más allá de lo que los propios
hablantes pueden llegar a descubrir, pues los hablantes de una
lengua piensan y conciben la realidad como su lengua les ha
enseñado a pensar y concebir el mundo. El significado y la lengua
constituyen un sistema coherente y cohesivo de pensar, de concebir
la realidad y de significar. Por otro lado, la significación de la lengua
es el único sistema de que disponen los hablantes. Esta
clasificación tiene la ventaja de que, como diría Whorf (Whorf 1956:
73), con su aplicación los propios hablantes pueden llegar a
descubrir el propio significado de su lengua.
La clasificación de las categorías lingüísticas es, para Whorf, una
clasificación tanto de lo gramatical como de la propia experiencia.
Las categorías lingüísticas propuestas son una clasificación de la
experiencia desde el punto de vista de un esquema lingüístico
196
determinado. La experiencia es contemplada por los hablantes de
un modo determinado, debido, precisamente, a los propios
esquemas lingüísticos de cada lengua. La formulación de estas
categorías tiene por objeto descubrir aquellas diferencias de la
experiencia que se ponen de manifiesto desde otras perspectivas
lingüísticas. La intención de Whorf es rechazar las categorías
gramaticales tradicionales, tales como las categorías de verbo,
sustantivo, adjetivo, etc. Con su clasificación Whorf pretende captar
la verdadera significación de cada lengua. La perspectiva de Whorf,
pues, no es histórica, es decir, no establece categorías propias de
una lengua, sino categorías que sirvan para todas las lenguas y
cuyas significaciones puedan ser descubiertas desde las mismas y
desde otras lenguas.
Esta clasificación de Whorf que he expuesto más arriba está
basada en el significado, ese golden something, o ese transmuting
principle (Whorf 1956: 73) que es el objeto de toda la investigación
de Whorf. Aparte de esta clasificación y también con criterios de
búsqueda del significado Whorf propone otra clasificación,
igualmente aplicable a todas las lenguas.
Whorf propone, así mismo, sin que se oponga a la anterior
clasificación, la distinción entre categorías selectivas y categorías
módulo. Una categoría selectiva es una categoría gramatical con
miembros bien definidos, fijos y limitados. Una categoría selectiva
primaria, o categoría lexemática, es una categoría de tal número de
miembros que la inmediatamente mayor a ella es la totalidad del
léxico. Ciertas propiedades semánticas y gramaticales se pueden
aplicar a una palabra si se selecciona ésta de una cierta clase con
miembros fijos de extensión no igual a todo el lexicón. Para que una
determinada propiedad gramatical pueda aparecer en un lexema,
esa propiedad no puede aparecer en todos los lexemas. Ejemplos de
categorías lexemáticas son las tradicionales partes de la oración en
latín o francés (Whorf 1956: 93). En latín la distinción entre
adjetivos y sustantivos es selectiva y encubierta. Se pone de
manifiesto cuando se forma una oración. Así, gladius y bona se
manifiestan como distintos, nombre y adjetivo respectivamente, si
formamos la oración propia: est bona, que es posible, pero no est
gladia (ejemplo de Whorf). Las categorías selectivas las podemos ver
en todo el léxico de una lengua. Cada palabra tiene unas
posibilidades y unas restricciones de selección que hacen que esa
palabra se utilice de una manera determinada y no de otra. En
inglés podemos ver estas categorías selectivas en los adjetivos y en
su núcleo, entre otros. Así, por ejemplo, young y new se oponen
entre sí, precisamente en las restricciones de selección. Young se
combina con man y no con table, o house, es decir, se combina con
objetos animados. Al contrario, new se combina con book o car,
197
objetos inanimados y cuando se combina con objetos animados
indica aspectos distintos, a new man.
Una categoría módulo es una categoría no selectiva, que se
puede aplicar y dejar de aplicar a voluntad. Según su tipo se puede
aplicar a una palabra de contenido pleno, o más frecuentemente, a
cualquier palabra que forme parte de una categoría más numerosa,
que puede ser, o bien categoría selectiva o bien categoría módulo.
Los casos, los tiempos verbales, los aspectos del verbo, los modos
verbales y las voces del verbo de las lenguas indoeuropeas son
categorías módulo, aplicables a voluntad a palabras que pertenecen
a las categorías propiamente más grandes. Los casos son categorías
módulo de una categoría más grande, los nombres; los tiempos
verbales, el aspecto del verbo, los modos verbales y las voces del
verbo son categorías módulo de una categoría más grande, los
verbos. De esta manera la persona que esté versada sólo en las
lenguas indoeuropeas se pregunta sólo por la distinción entre
clases selectivas y clases módulo. En otras lenguas estas
distinciones no tienen relevancia alguna (Whorf 1956: 95).
Las categorías módulo que establece Whorf incluyen también las
clases distintivas de significado y las clases de función de las
categorías. Entre las categorías módulo encontramos lo que Whorf
llama lexation, verbation o stativation, es decir, elementos que llegan
a dar determinadas significaciones en virtud de los propios procesos
de significación de la lengua. Como ya hemos visto (cf. 4.5), las
palabras son motor reactions que permanecen en estado de latencia.
No son elementos de significación sino posibilidades de
construcción de uno o más elementos de significación. Los módulos
lexation, verbation o stativation dan por resultado procesos de
formación de un determinado elemento de significación. Este tipo
de categorías módulo es particularmente importante en otras
lenguas, no precisamente en las indoeuropeas occidentales. En la
lengua yana, lengua del grupo hokano de California, las palabras
pertenecen fundamentalmente a un módulo, a un grupo de
significación con posibilidades de formación concreta y
secundariamente a una clase determinada, la determinada por el
sufijo pertinente desgajado del módulo (Whorf 1956: 95-96).
Estas son las dos clasificaciones más importantes establecidas
por Whorf para el estudio de las lenguas. El propósito de Whorf es
desentrañar el significado, que es oculto, misterioso, elusivo y
críptico. Las dos clasificaciones buscan los mismo, y parten del
punto de vista semántico, o como diría Whorf, del punto de vista
configurativo y semántico (Whorf 1956: 99). Las clasificaciones en
sí mismas no son unívocas. Un criptotipo puede ser a la vez clase
selectiva o módulo. Aparte de estas dos clasificaciones Whorf

198
establece otras basado en rasgos puramente formales (Whorf 1956:
99-100).

4.9 El relativismo lingüístico

Como ya hemos visto anteriormente la lengua es para Whorf una


agregación de formas culturales (Whorf 1956: 65) que implica una
concepción sobre la realidad y el mundo (Whorf 1956: 162). Una
lengua, cada lengua particular, implica una metafísica o trasfondo
cultural en el que están implícitas las formas cósmicas, o principios
fundamentales según los cuales las lenguas estructuran la
experiencia, y el mundo tras la experiencia. En el relativismo de
Whorf podemos ver tres aspectos básicos, que se fundamentan,
respectivamente, en la metafísica de cada lengua, en la psicología
humana, y en el hábito de hablar.
La metafísica de una lengua implica una forma de concebir el
mundo, de segmentar la realidad, y una forma de estructurar y
componer el propio pensamiento (según la lógica natural). Los
individuos no son libres a la hora de pensar ni a la hora de
estructurar sus propios pensamientos.
Por otro lado, la lengua depende de unos mecanismos
psicológicos y mentales y de unos mecanismos de experiencia de la
realidad que son los mismos en todos los seres humanos. La
psicología es un factor de condicionamiento universal, por un lado
y constituye la base, por otro, para estudiar el problema
universalmente.
Y, por último, la actividad del hablar o el discurso es una
actividad que siempre acompaña al hablante, que nunca deja de
hablar. El pensamiento, que ya de por sí está determinado por la
lengua, lo está aun más debido al llamado pensamiento habitual.
El individuo está determinado, además, porque el uso lingüístico le
ha vetado la posibilidad de conocer más de una forma de pensar.
De todo esto se deriva uno de los principios más queridos de
Whorf: los individuos no son libres ni en su forma de pensar, ni en
su forma de concebir el mundo, ni en su forma percibir la realidad,
ni en el uso de la lengua.
Cada lengua "oculta" una metafísica (Whorf 1956: 58). La
manera de descubrir el aporte de cada lengua al conocimiento de
mundo y la realidad es tratar de hacer explícitas las relaciones de
significación de dicha metafísica. Es tratar de desentrañar las
formas cósmicas que aporta la metafísica y descubrir cómo se
estructuran las demás formas en torno a las mismas.

199
El mismo Whorf (Whorf 1956: 221) define lo que entiende por
relativismo: los hablantes son conducidos a concebir la realidad
según unos patrones determinados. La experiencia, la experiencia
del mundo por una lengua, siendo la misma para todo el género
humano, no es presentada de la misma forma. Los hablantes están
determinados a percibir la realidad de una forma determinada. La
lengua y la metafísica de la lengua son los elementos que dirigen la
experiencia de los hablantes.
Whorf muestra su desazón por que las grandes formas cósmicas
de la civilización occidental no son significativas en lenguas que
culturalmente, por su origen e historia, están muy alejadas de las
lenguas occidentales. Whorf parte de la experiencia (Whorf 1956:
92) como el único dato objetivo que nos dice cómo es el mundo.
Whorf supone que la experiencia es siempre la misma en los seres
humanos. La interpretación de la lengua consiste en seleccionar
aspectos de esa experiencia, aspectos que, por otro lado,
seleccionados o no por las lenguas, están siempre presentes en la
experiencia221.
La contribución mayor que puede hacer la lingüística a la ciencia
es el mayor desarrollo del sentido de perspectiva (Whorf 1956: 218).
Las lenguas, cada una por su lado, dan una visión particular de la
realidad y del mundo, constituyendo, así, una perspectiva. Las
lenguas aportan ideas y técnicas de racionalización elaboradas a
partir de las categorías lingüísticas que ellas mismas han
seleccionado. Las lenguas, cada una por su lado, son agentes que
extienden una visión del mundo y la realidad, una forma de razón
y conocimiento, la lógica natural. El grado inconmensurable de
diversidad de sistemas lingüísticos que se extiende por todo el globo
terráqueo lleva consigo una diversidad semejante de formas de
pensar, de lógicas naturales y de perspectivas en la visión del
mundo. Todas estas formas de pensar, lógicas naturales y
perspectivas son igualmente complejas. La lingüística debe
contribuir con sus aportaciones lingüísticas a superar todas las
lógicas naturales y todas las formas particulares de ver el mundo.
Al relativismo lingüístico contribuye la propia inconsciencia de
los hablantes. Los participantes de una forma de ver el mundo, de
una lógica natural no son conscientes de la naturaleza lingüística
que les conduce a concebir el mundo y a pensar según los principios
de una lógica natural particular. Los hablantes, incluso, se
muestran intolerantes ante sus formas de pensar (Whorf 1956: 207)

221 Recordemos la distinción observada por Lucy entre percepto y concepto


en la experiencia de Whorf (cf. 2.8.1).
200
que fundamentan en los propios principios de la lógica y que creen,
universales.

4.10 La lingüística como ciencia para el conocimiento del mundo.

Whorf concibe la lingüística como una filosofía. La ciencia del


estudio del lenguaje es la ciencia que ha de llegar a conocer las
estructuras últimas en las que se basan todo el conocimiento
humano, y todas las ciencias. La lingüística trata sobre la forma
como los seres humanos conciben la realidad, por un lado, y sobre
la forma como los seres humanos estructuran su propio pensar. La
lingüística tiene un doble cometido. Es una ciencia para conocer el
mundo y, a la vez, es una ciencia para conocer el pensamiento. Es
decir, la lingüística es una ciencia para conocer la realidad y una
ciencia para conocer el propio conocer. Es una ciencia que en sí
misma lleva su propia crítica del conocimiento. En el primer aspecto
la lingüística se puede definir como una ciencia autónoma; en el
segundo aspecto la lingüística constituye una propedéutica, una
disciplina previa para el estudio de la realidad y el mundo, una
disciplina en la que se basan las otras disciplinas, una disciplina
que estudia los fundamentos mismos del saber y del conocer. En
este sentido todas las otras ciencias dependen de la lingüística.

4.10.1 La lingüística como disciplina autónoma.


La lingüística, para Whorf, es el estudio, no de una lengua,
sino, sobre todo, el estudio de muchas y muy variadas lenguas. El
objetivo último del estudio de la lingüística es conocer la realidad.
En este objetivo se aproxima la lingüística a las ciencias de la
naturaleza. Las ciencias de la naturaleza, cada una con su objeto
de estudio específico y propio (los minerales, los seres vivos, la
tierra, los objetos celestes, etc.), estudian la realidad y el mundo.
Sin embargo, los objetos de la realidad no se pueden estudiar en sí
mismos. Entre los objetos de la realidad y los seres humanos
cognoscentes se interpone la realidad cultural, realidad que es
elusiva, oculta y misteriosa, y cuya expresión máxima y casi
exclusiva es la lengua particular. Las ciencias de la naturaleza
desarrollan teorías y taxonomías que aparentemente sirven para
conocer el mundo. De hecho, dichas teorías y taxonomías
contribuyen a dar un conocimiento seguro de lo que son los objetos
respectivos que estudia cada ciencia natural. El desarrollo que
dichas ciencias han tenido hasta el momento ha sido espectacular,
creando, junto a los objetos estudiados, una serie de objetos
técnicos que vienen a corroborar lo acertado del estudio de las
ciencias naturales (Whorf 1956: 153, 154, 208, 262, 263).

201
Pero dicho conocimiento es aparente, no es del todo cierto. Una
disciplina como, digamos, la biología, o la geología, no hace más
que ahondar en los conceptos del conocimiento que cada lengua
impone sobre sus hablantes. Las ciencias naturales desarrollan
exponencialmente y en términos cuantitativos los conceptos
básicos suministrados por las lenguas que, dado el desarrollo
habido en el mundo occidental, dichos conceptos desarrollados no
son más que los provenientes de las lenguas indoeuropeas
occidentales (lenguas SAE) (Whorf 1956: 152-153). La visión que de
esta manera dan las ciencias de la naturaleza es una visión parcial.
La realidad conocida no es más que la realidad que durante
milenios ha sido vista por los hablantes de las lenguas occidentales.
Una ciencia de la naturaleza, por sí misma, no puede llegar a la
representación última y total de la realidad. La naturaleza
permanece como misteriosa porque no es aprehendida más que
desde una óptica. La naturaleza y la propia experiencia humana
presentan al hombre un conjunto indiscriminado de sensaciones,
de las que la lengua segmenta, selecciona, estructura y configura.
Las ciencias de la naturaleza con sus aportaciones sobre la realidad
del mundo ahondan en los propios conceptos segmentados,
seleccionados, estructurados, y configurados por la lengua. Lo que
en realidad hacen las ciencias de la naturaleza es alejarnos, aunque
sea justificadamente, de la totalidad de la realidad que encierra el
mundo y la naturaleza. Es decir, las ciencias de la naturaleza
explican el mundo y la realidad de la manera como lo explican las
lenguas indoeuropeas occidentales. La ciencia, por ejemplo, ha
aceptado el concepto de causa de las lenguas occidentales,
considerando como causa sólo a un tipo de agente. La lengua coeur
d'alene, por el contrario, distingue unos ricos matices de causalidad
que, de haberse desarrollado en la ciencia, nos darían una visión
más completa de lo que es la causalidad y las relaciones de
causalidad en la naturaleza (Whorf 1956: 266).
Para Whorf el estudio de la lengua implica dos tipos de
conocimiento: conocer las lenguas de forma práctica, es decir,
conocerlas hasta llegar a hablarlas y entenderlas, por un lado y
conocer cómo funcionan y cómo llegan a dar significado por otro. Y
en esto estriba la originalidad de Whorf: el estudio de una lengua
sola es insuficiente en sí mismo, puesto que el conocimiento
lingüístico se adquiere en el estudio y en el contraste de muchas
lenguas entre sí, especialmente si las lenguas son variadas la una
de la otra. Estudiar una lengua indoeuropea occidental es ver una
visión parcial de la realidad. Estudiar varias lenguas indoeuropeas
occidentales, viene a ser lo mismo, puesto que el acervo cultural, el
trasfondo cultural de las mismas es, con pequeñas variaciones, el
mismo. La esencia del estudio lingüístico está en el contraste de
202
unas lenguas con otras, en el contraste de las lenguas indoeuropeas
occidentales con las lenguas exóticas. Las lenguas amerindias,
asiáticas, africanas, y australianas constituyen en contraste con las
lenguas indoeuropeas occidentales el campo de estudio de donde se
puede sacar la visión completa de lo que es el mundo y la realidad
(Whorf 1956: 264-266).
Para Whorf, y como hemos visto, la lengua es,
fundamentalmente, una agregación de fenómenos culturales
(Whorf 1956: 65). Los fenómenos culturales están cohesionados
entre sí formando una metafísica y dependen de un trasfondo
cultural. El estudio de la lengua es, fundamentalmente, el estudio
de la cultura que da vida y ser a la comunidad lingüística que habla
dicha lengua. Estudiar la lengua es estudiar la cultura en la que se
ha desarrollado dicha lengua. La lengua se puede estudiar en sí
misma siguiendo los patrones que esta ha tomado de la cultura. La
cultura, sin embargo, no se puede estudiar sin la lengua.
La lingüística, para Whorf, es el estudio de la lengua y del
pensamiento. El pensamiento está formado por las relaciones de
significación implícitas en la propia lengua. El pensamiento
consiste en las relaciones intrínsecas, RAPPORTS, de los elementos
que componen una lengua. El pensamiento es el pensamiento
lingüístico, se basa en la lengua, se da y existe en y por la lengua.
Los mecanismos del pensamiento, sin embargo, son los mismos
para todos los seres humanos, que encuentran su fundamentación
y su base en la psicología humana. Los mecanismos universales del
pensamiento radican en una de las funciones psíquicas señaladas
por Jung, el pensar, que es, junto con el sentimiento, una de las
dos funciones racionales. La función psíquica del pensar tiene un
componente lingüístico, que está estructurado en modelos. El
pensamiento de esta forma tiene una base psicológica, que depende
y la lengua con ello, de la psicología humana. El pensamiento, por
consiguiente, se puede comprobar experimentalmente en los
individuos que hablan una lengua222. De esta manera la lingüística
es una disciplina objetiva, una disciplina experimental (Whorf
1956: 230), una disciplina comprobable, una disciplina con una
base cierta y segura. Para Whorf, así, la lingüística es una disciplina
exacta, una disciplina cuyos resultados son comprobables
experimentalmente223. El tipo de exactitud que distingue a la

222 El argumento de Whorf a favor de la experimentación en la lingüística y el


pensamiento se basa en el hecho de que éstos tengan una base
universal. Mediante la experimentación Whorf pretende llegar a lo
universal.
223 El concepto de exactitud de una ciencia, en Whorf, está viciado a un solo

tipo de ciencias. Para Whorf son exactas las disciplinas de la


203
lingüística, no obstante, es distinto de la exactitud de la medida, la
cantidad y el número. Como disciplina experimental y como
disciplina exacta, es distinta a las ciencias de la naturaleza, pero
tan experimental como ellas y tan exacta como ellas (Whorf 1956:
230 y 231).
Podríamos definir la lingüística según Whorf como ciencia por
su propio objeto de estudio (material y formal), por sus propios
métodos y por sus propios medios. El objeto material, o asunto que
estudia una disciplina, de la lingüística son los propios fenómenos
del hablar, los propios fenómenos del discurso, fenómenos que,
como hemos dicho, implican a los fenómenos del pensamiento y
estos, a los fenómenos de la cultura. El objeto formal, o perspectiva
desde la cual se considera el objeto material, son los fenómenos del
trasfondo, es decir, los fenómenos que hacen posible el
conocimiento de la realidad y el mundo. Dicho de otra manera: la
lingüística estudia los fenómenos del hablar (objeto material) para
descubrir los fenómenos del pensamiento, fenómenos que hacen
posible el conocimiento de la realidad y el mundo, que son los
fenómenos del trasfondo, fenómenos culturales (objeto formal).
Esta doble matización del objeto de estudio de la lingüística por
Whorf implica una asunción base: las dualidades que Whorf
prodiga, entre modo de experiencia (figura-trasfondo), nivel
superior e inferior de la mente, nivel superior e inferior del
conocimiento lingüístico, lengua y significado, y modelación y
significado) (cf.cap. 1,Gestalt Technique of Stem Composition in
Shawnee.; Language, Mind, and Reality. y Languages and Logic; y
4.4.1.3).
Los medios de la lingüística son así mismo medios propios y es
fundamentalmente uno solo. El medio de estudio de la lingüística
es el modelo, la modelación, la estructuración, la sistematización,
la segmentación de los elementos de la experiencia (pattern,
patterning, patterment) (Whorf 1956: 231), que nos ha de dar el
estado de relación de los elementos entre sí (state of linkage) (Whorf
1956: 68), el que nos ha de dar, a su vez, el significado, el estado
de relación intrínseca (RAPPORT) (Whorf 1956: 67, 69). La lingüística
y como dice expresamente Whorf (Whorf 1956: 223) no empieza en
el significado, ni con la lógica. El significado y la lógica son
creaciones de la lengua y se encuentran fuera de la lengua. Partir
del significado, o de la lógica, o de las estructuras del pensamiento,
para estudiar la lengua, es una contradicción en sí misma. La
lengua ha creado el significado, la lógica natural y las propias
estructuras del pensamiento antes de que los hablantes hablen. No

experimentación. Whorf no se plantea que haya disciplinas del espíritu


y que éstas tengan otro tipo de exactitud (cf. Coseriu 1988, 188-189).
204
podemos partir de estos hechos lingüísticos, hechos que ha creado
la lengua. La lingüística ha de partir de aquello que causa a todos
los hechos lingüísticos. El modelo, la modelación, la sistematización
son el verdadero medio de estudio de la lengua y del hablar o
discurso.
El modelo, la modelación, la estructuración, lleva consigo otro
medio implícito fundamental para el estudio de la lengua y la
lingüística: el simbolismo (Whorf 1956: 42). El modelo y la
modelación se basan en el simbolismo para dar significado. El
modelo y la modelación utilizan al simbolismo para crear ese golden
something, ese transmuting principle, que es el significado (Whorf
1956: 73). El significado se oculta en los mismos pliegues de la
modelación y la estructuración. El significado, así, se erige en el
referente último del estudio de una lengua, que no está en la lengua,
sino fuera de la misma.
Por último, el método de estudio de la lingüística es la
experimentación materializada en un grupo humano de
experimentación. La experimentación en la lingüística se realiza
mediante un grupo de informantes (Whorf 1956: 231). De esta
manera la lingüística, como ciencia experimental se distingue
grandemente de otras ciencias. La lingüística es una ciencia
experimental y una ciencia exacta. La experimentación se basa en
un grupo humano, lo que le da un carácter definitivo a la
lingüística. La lingüística es una ciencia experimentalmente
humana, que establece su teoría en postulados y verdades
humanas. Es una ciencia humana, la ciencia humana por
excelencia.

4.10.2 La lingüística como propedéutica.


La lingüística es la base para el conocimiento científico,
puesto que la lingüística puede descubrir relaciones de significación
nuevas. Estas relaciones de significación pertenecen ya a la mente
humana, puesto que hay pueblos que las utilizan en un sentido
determinado y en forma tan eficiente como los conceptos básicos de
tiempo y espacio, propios de las lenguas indoeuropeas occidentales.
Los conceptos que hasta ahora se han considerado universales,
pueden no ser universales, pueden pertenecer meramente a una
lengua. Al igual que hasta ahora las ciencias de la naturaleza se
han fundado sobre esos conceptos concebidos como universales, se
pueden concebir otros tomados de las lenguas exóticas. Los
conceptos de intensidad, repetición y expectación tan
característicos de la lengua moqui, por ejemplo, no han sido
desarrollados científicamente, pero son eficientes para concebir y
describir el mundo. Responden a significados ocultos, que no han

205
sido descubiertos aún por las ciencias de la naturaleza. El concepto
de causa de la lengua coeur d'alene podría descubrir relaciones de
la naturaleza que se nos escapan por ahora. Los procesos de
formación léxica, los procesos de formación de nominaciones, los
procesos de formación de verbaciones, etc., de la lengua nootka,
son tan ricos que, descubiertos y desarrollados conveniente y
científicamente, podrían dar lugar a otras ciencias que descubran
áreas nuevas de conocimiento.
La lingüística, de esta manera, se convierte en la guía de las
ciencias, puesto que es la disciplina que ha de descubrir y señalar
las posibles vías de investigación. La lingüística se ha de concebir
como una propedéutica, una serie de conocimientos de difícil
interpretación y que han de ser concebidos de la forma como los
concibe la lengua de donde provienen. Esta disciplina propedéutica
implica un doble campo de actuación: en primer lugar, comporta
un análisis crítico de los conceptos propios de la lengua de los
investigadores de la realidad, por un lado y, en segundo lugar, un
desarrollo científico de conceptos nuevos, realidades nuevas,
extraídas de lenguas distintas y diferentes. El resultado será una
visión total, si esta expresión es posible, de todos los aspectos de la
realidad y de todas las verdades del mundo.
La contribución mayor que puede hacer la lingüística, como he
señalado antes, a la ciencia universal es la de la creación del sentido
de perspectiva (Whorf 1956: 218). La lingüística es la ciencia que
nos puede llevar de las lógicas naturales a la lógica única y
universal que regule todo el comportamiento y el pensar humanos.
Considerando que el número de lenguas existentes en el mundo es
casi innumerable la contribución de la lingüística, que puede ser la
de una constelación en expansión galáctica de perspectivas, de vías
de conocimiento de nuevos mundos abiertos a la ciencia, de vías
que lleven a nuevas verdades, a nuevas realidades, con las que
convivimos y a las que no sabemos descubrir. La primera rama de
esta ciencia propedéutica ha de ser la lingüística contrastiva. La
lingüística contrastiva reconstruye las diferencias sobresalientes
entre las lenguas, en la gramática, la lógica y en la experiencia
(Whorf 1956: 240).
La lingüística propedéutica se ha de convertir en una disciplina
crítica. La lingüística se ha de erigir en el árbitro de las verdades
sobre la realidad y el mundo, en la crítica de los fundamentos y
concepciones de la ciencia, en la crítica de la ciencia que abra
nuevos caminos a las propias ciencias de la naturaleza cuando
estas hayan llegado a desarrollar los conceptos que le suministran
las lenguas exóticas. La lingüística ha de ejercer una labor crítica y
científica, a la vez.

206
Por otro lado, la lingüística se asemejaría a la filosofía y a las
matemáticas, disciplinas ambas que tratan de lo simbólico. Pero
una ventaja tiene la lingüística sobre ambas: las matemáticas y la
filosofía son disciplinas abstractas, aunque simbólicas. La
lingüística trata de lo simbólico desde la modelación para conseguir
los acuerdos entre los humanos. Es una disciplina que va desde lo
simbólico a lo humano. Podemos en este sentido reinterpretar las
palabras de Bloomfield que el propio Whorf cita (Whorf 1956: 221):
lo humano, la ciencia, parte del lenguaje y termina en el lenguaje.
En definitiva, para Whorf la lingüística es una filosofía. Es una
forma de actuar, de concebir y de mirar desde distintas
perspectivas. Es una disciplina que tiene que liderar el mundo de
la ciencia hacia su fin último: el conocimiento de la realidad y el
mundo, y el conocimiento del propio ser humano, especie hablante
o lingüística, como la define Whorf (Whorf 1956: 84). La única
dificultad que Whorf ve a la lingüística es su escaso desarrollo y el
escaso interés que suele suscitar en los programas de investigación.
La lingüística es la ciencia que controla lo más humano de nuestra
propia especie. Es la ciencia que posibilita los acuerdos entre los
miembros de una comunidad y que puede controlar los acuerdos
entre gentes distintas y desconocidas, y pertenecientes a
comunidades distintas.

207
5 Whorf y el problema de la intelección lingüística.
Es mi intención hacer ahora un comentario sobre lo acertado o
menos acertado de la teoría de Whorf vista esta desde la óptica de
lo que he llamado el problema de la intelección, el problema de las
relaciones lenguaje-pensamiento, problema de la diversidad o
relativismo lingüísticos, problema, en definitiva, de cómo el hombre
llega a conocer y a hablar, o problema de cómo el hombre llega a
transformar lo que le llega a través de los sentidos en lenguaje.
Como ya he dicho, este no es más que el problema del pensamiento
en su manifestación lingüística, problema ampliamente debatido
desde muchos campos del saber. La concepción lingüística de la
que yo parte es la de la lingüística representada por Coseriu, que
hunde su raices en Humboldt y en Aristóteles y cuya síntesis más
representativa, pueden ser las obras de Coseriu, especialmente, las
tituladas Competencia lingüística (Coseriu 1992), Principios de
semántica estructural (Coseriu 1981) y Sincronía, diacronía e
historia (Coseriu 1988). Esta lingüística parte de la concepción
originaria del hombre como ser libre e histórico, del lenguaje con
una doble dimensión: dimensión absoluta y dimensión histórica, y
de la lengua como técnica histórica del hablar que es la
manifestación de la libertad, creatividad, inteligencia e historicidad
del hombre. Desde esta perspectiva y con el supuesto fundamental
de que el hombre antes de hablar ha de entender la situación de la
que va a hablar224, he tratado y dado solución al problema de las
relaciones lenguaje-pensamiento, problema que llamo de la
intelección, en Martínez del Castillo 1999, y según el cual ahora voy
a criticar la obra de Whorf.

5.1 El planteamiento del problema por Whorf, solución y


derivaciones del mismo.

Whorf y como hemos visto en el capítulo anterior, parte del


hecho de que los hablantes de una lengua hablan y sobre todo,
piensan, de forma diferente a como hablan y piensan los hablantes
de otras lenguas, especialmente si las lenguas en cuestión son
lenguas muy alejadas en su origen y circunstancias, de la primera.
Whorf no concede a la lengua un valor significativo potencial en
sus elementos. Es decir, Whorf ve la significación de la lengua en

224 En realidad, este supuesto no es más que la concepción de Coseriu


(Coseriu 1985a, 49) sobre el lenguaje: el lenguaje es […] aprehensión del
ser.
208
su uso, no en los elementos que componen la lengua, es decir, en
las palabras. Las palabras, por sí mismas no aportan significación.
Dan significado cuando entran en una combinación, es decir,
cuando son usadas. Las lenguas, para Whorf, son dos cosas
fundamentalmente. Las lenguas son un agregado coherente de
fenómenos culturales (Whorf 1956: 65), y en segundo lugar, como
dice Lee (Lee 1996, 31), un instrumento de creación de significados.
Pero Whorf coloca el significado fuera de la lengua, no en la lengua
en sí. Pero, a la vez y como paradoja, lo establece como el referente
último de la expresión lingüística. Es decir, Whorf establece el
significado fuera de la lengua y estando fuera, puede establecerlo
como árbitro supremo del funcionamiento de la misma, ya que las
lenguas en sus elementos, es decir, en sus palabras, es decir, en lo
que son, no dan significado. Las lenguas dan significado sólo en
cuanto que las lenguas pueden combinar sus palabras y formar con
ellas una estructuración lingüística (pattern)225.
Esta concepción tiene dos implicaciones importantes. La
primera es que las lenguas son un algo virtual. Las lenguas llegan
a significar, a cumplir su función de llegar a establecer acuerdos,
sólo en cuanto que funcionan. Las lenguas son algo porque los
hablantes las hablan. Si las lenguas no fueran habladas, no
valdrían ni como códigos, ya que sus elementos, en principio, están
vacíos. Necesitan estos de la estructuración de la lengua, que Whorf
llama pattern. La segunda es que el significado es algo distinto de
la lengua.
Whorf atribuye al significado un valor mítico. El significado es
ese algo dorado, ese algo que todo lo cambia (Whorf 1956: 73), que
está siempre presente en todas las manifestaciones de la lengua y
en las consiguientes manifestaciones del pensamiento226.
Y estos son los valores que descubre Whorf. El significado está
siempre presente en la lengua, cosa que, dada la separación que ha
hecho del mismo de la lengua, puede parecer una contradicción. El
significado está siempre presente, también, en el pensamiento. La
lengua, el significado y el pensamiento forman un todo indisoluble.
Pero en esto mismo se halla la limitación de Whorf. Whorf nunca
encaró el problema de qué es el significado, ni en qué consiste el
significado. Whorf se contentó con contemplar ese algo maravilloso
que es el significado en la lengua y en el pensamiento. El significado
une intrínsecamente los elementos que constituyen la lengua y los
elementos que constituyen el pensamiento. El significado es esos
RAPPORTs, que hacen que la lengua y el pensamiento lleguen a

225 Remito, de nuevo, a las citas 4, 5, 7, 9, 16, 148, 149, 151, 156, 157, 158.
226 Cf. palabras de Whorf, citas 4, 13, 16.
209
funcionar. Como, por otro lado, las lenguas se dan sólo en el hablar,
en el discurso, y el hablar es siempre distinto, para Whorf, el
significado es imposible de estudiar. Las lenguas son medios para
crear significados, lo que quiere decir que los significados sólo
existen en el hablar, los significados sólo se dan en el momento
efímero de ser creados. No tiene ningún sentido estudiar lo que, por
definición, es efímero. Por otro lado, los elementos de las lenguas,
las palabras, transmiten muchos significados potencialmente y su
análisis hace inviables las conclusiones que pudiéramos sacar. El
significado de las palabras, además, queda definido cuando estas
se usan, por lo que las significaciones potenciales que pueden
denotar las palabras quedan anuladas, no son ejecutadas y en
realidad desaparecen en el uso de la lengua. Desde esta perspectiva
Whorf prefiere referirse a las palabras, no como lexemas, que
indicaría, quizá, una significación o conjunto de significaciones
fijas, sino como lexations, que podríamos definir como procesos de
significación léxica o significaciones que se ejecutan al hablar227.
De forma similar, Whorf no se pregunta por las relaciones que
guarda la lengua con el pensamiento antes de llegar a dar una
solución al problema de la variedad lingüística. Ni, tampoco, si la
lengua y el pensamiento, cada uno separadamente o ambos juntos,
guardan alguna relación con los individuos que hablan. Whorf
prefiere dar por supuesto el hecho de que la lengua existe de por sí
como un algo objetivo; y prefiere dar por hecho, también, el que el
pensamiento constituya una entidad en sí misma, un algo que se
da en la cultura y en la lengua. Para Whorf, la lengua, por un lado,
el pensamiento, por otro, el significado, por otro y los hablantes,
por otro, son hechos dados. La lengua, el pensamiento, el
significado, y los hablantes son hechos que se hallan inmersos en
un proceso que engloba a los cuatro, que es el hablar y que da como
resultado la variedad lingüística. La solución que Whorf dé al
problema de la variedad lingüística, por consiguiente, tiene que
incluir a los cuatro elementos como factores de una misma
actividad que ellos generan. Su solución, en pocas palabras, podría
ser la siguiente: los significados se hacen al hablar y consisten en
el estado de relación intrínseca que se da entre las modelaciones de
la lengua y el pensamiento. Los significados se manifiestan en la
conducta de los hablantes que está determinada por su
pensamiento habitual. Hay, pues, un movimiento que partiendo,
como relación, de la lengua llega al pensamiento y, de aquí, a la
conducta de los hablantes. El problema de la variedad lingüística
se inicia en la lengua y se manifiesta en la conducta.

227 Cf. palabras de Whorf, citas 4, 7, 8, 9, 13, 16, 52, 72, 118, 148, 156, 157,
158.
210
Así, pues, el significado en sí mismo no es aprehensible. El
significado se crea al hablar. El significado lo conecta todo y el
significado es el elemento de unión de todo. El significado es
principio activo, principio que se crea a sí mismo y principio que
estructura el pensamiento. El significado, además, es el árbitro de
todo lo que es lingüístico, o puede ser lingüístico, tanto de la lengua
materialmente considerada, como de la serie de pensamientos que
contribuye a crear y que constituyen el pensamiento de la gente.
Pero el significado es misterioso y la manera de llegar a él es
desentrañándolo de las estructuras ocultas en las que se
encuentra.
No obstante, los analistas, es decir, los lingüistas, e incluso
los hablantes con actitud reflexiva, pueden llegar a saber lo que es
el significado. La esencia del significado es su estructuración, no
inmediata y concreta, sino su estructuración última. El significado
es el estado de relación intrínseca que une a los elementos de la
lengua en su funcionamiento y a los elementos del pensamiento,
también en su funcionamiento. Y tanto la funcionalidad de la
lengua como la funcionalidad del pensamiento es unidireccional. La
funcionalidad de la lengua nos lleva al pensamiento y la
funcionalidad del pensamiento nos lleva la lengua. El significado es
el elemento que pone de manifiesto la relación de la lengua con el
pensamiento. Por otro lado, el pensamiento se manifiesta en la
conducta de los hablantes. El problema de la diversidad lingüística,
que implica tanto a la lengua como al pensamiento, entra, así, en
vías de solución. Las lenguas funcionan por las modelaciones
(patterns) que ellas mismas son capaces de hacer. Igualmente, el
pensamiento funciona en virtud de las modelaciones que hace la
lengua. Hay una comunicación efectiva entre la lengua particular,
los elementos de relación conceptual (términos) de la lengua
particular y el pensamiento de sus hablantes. La comunicación
entre ambos elementos de da en esos estados de relación intrínseca
de Whorf (RAPPORTs). El funcionamiento de la lengua y del
pensamiento es común y consiste en la modelación que la lengua
ejecuta sobre los elementos de la lengua y el pensamiento. La
lengua ejecuta sus modelaciones sobre los elementos conceptuales
y estas modelaciones se representan en el pensamiento de tal
manera que el pensamiento llega a funcionar y regirse por dichas
modelaciones. La relación que se da entre la lengua y el
pensamiento es unidireccional, como he dicho, pero no recíproca.
La lengua influye en el pensamiento, pero el pensamiento no influye
en la lengua.
Whorf concibe el funcionamiento de la lengua como sintaxis,
pero sintaxis, no de los elementos gramaticales solamente, sino
sintaxis de elementos que tienen operatividad en el pensamiento y
211
que hacen que funcione el pensamiento. El funcionamiento de la
lengua no es tanto la combinación de los elementos gramaticales,
elementos que han de combinarse según las reglas de la gramática
de esa lengua y que en principio no aportan significado, sino la
combinación de aquellos elementos que pueden llegar a ser
elementos de relación conceptual, fundamentalmente. Los
elementos que constituyen los términos de los RAPPORTs y que se
estructuran en las modelaciones (patterns) de la lengua tienen que
ser elementos que aporten significación, de tal manera que el
pensamiento pueda funcionar.
Y el problema de la variedad lingüística, que ha encontrado, así,
su vía de solución, en Whorf, se expande casi indefinidamente en
muchas direcciones. Whorf abre múltiples vías de investigación que
tienen que ver con el problema de la variedad lingüística o problema
de las relaciones lenguaje-pensamiento. Whorf se plantea que es
necesario saber todas las circunstancias que afectan al problema y
todos lo elementos que forman parte del problema de manera
esencial, porque todos afectan al mismo y porque todos llegan a
formar parte del mismo.
Para Whorf, es necesario saber, en primer lugar, cuál es la
materia prima de las modelaciones de la lengua, es decir, de qué
términos se valen esas relaciones intrínsecas que se crean entre la
lengua y el pensamiento o de qué naturaleza son estos términos.
Whorf recurre para ello a lo que llama la experiencia, la información
proveniente a los hablantes por medio de los sentidos. Esta
información debe ser, en principio, la misma para todos los seres
humanos, hablen una lengua u otra y debe ser cierta, es decir, la
experiencia en sí misma ha de ofrecer la base objetiva del
conocimiento sobre la realidad y el mundo (Whorf 1956: 159, 163,
164 y en particular Whorf y Trager, 1996, 259). La experiencia
constituye, para Whorf, una base objetiva para el estudio del
problema de la variedad lingüística en un doble sentido. En primer
lugar, es la base objetiva para el propio planteamiento del problema.
Si no constatáramos que la experiencia existe de alguna manera,
no podríamos saber si la forma como nuestra lengua concibe la
realidad es cierta, o si, por el contrario, son un conjunto de
ilusiones nuestras de alguna manera (Whorf 1956: 221, 263, 270).
En segundo lugar, la experiencia constituye el fundamento de la
comparación entre las distintas lenguas. Como base de
comparación, tertium comparationis, de las lenguas entre sí la
experiencia constituye, para Whorf, la medida según la cual se
puede saber lo que hay de verdad y lo que hay de ilusión en las
estructuraciones de la realidad hechas por las lenguas. El hecho de
que Whorf recurra a la experiencia como a una base objetiva de
conocimiento tiene una serie de implicaciones. La primera es que
212
los elementos aportados por la experiencia, para Whorf, constituyen
un dato cierto. Y la segunda es que la experiencia, así, constituye
la base sobre la que se fundamenta la verdad dada por las
lenguas228.
En segundo lugar, es necesario conocer, para Whorf, el por qué
del funcionamiento del pensamiento en sí mismo, es decir, el
funcionamiento de la mente, tanto en sí misma, como sobre la base
de las propias modelaciones. Whorf en este aspecto encuentra la
respuesta en un tipo especial de la psicología, la psicología que
estudie la mente en un doble nivel, que estudie tanto el nivel
superior como el nivel inferior de la misma, la psicología que nos
explique el funcionamiento del actuar de ésta en las lenguas
particulares y el fundamento de su propio actuar (Whorf 1956: 257-
258)229.
En tercer lugar, es necesario saber, para Whorf, cómo y por qué
los datos de la experiencia, que Whorf considera que son datos
ciertos y ya dados, nos llegan como tales datos ciertos y dados.
Whorf, que en principio desconfiaba de la psicología como disciplina
adecuada para resolver el problema de las relaciones lenguaje-
pensamiento o problema de la variedad lingüística (Whorf 1956: 40-
42), recurre de nuevo a un determinado tipo de psicología, la
psicología gestáltica. Whorf considera que los seres humanos
perciben la realidad a base de un doble principio. Perciben los
objetos como figura, esquema o silueta de lo que son; y perciben, a
la vez, un trasfondo que acompaña indefectiblemente al objeto
percibido (Whorf 1956: 163)230.
Con la introducción del modelo gestáltico de la percepción de
la experiencia, Whorf introduce otro aspecto que hay que conocer.
En cuarto lugar, es necesario conocer, también, la cultura. La
cultura constituye la base en donde se ha formado la lengua y
constituye el trasfondo de nuestra percepción (Whorf 1956: 221,
223, 252). De esta manera la variedad lingüística encuentra su
explicación más inmediata. Si bien el objeto percibido es el mismo
para todos los seres humanos, los individuos humanos que
pertenezcan a lenguas distintas piensan y hablan de forma distinta.
Al principio de esta exposición vimos que Whorf considera a la
lengua como un agregado coherente de fenómenos culturales. De
esta manera, para Whorf las lenguas son un conjunto de
modelaciones culturales de la realidad y del mundo, y las lenguas

228 Cf. palabras de Whorf, aparte de las referencias citadas, citas 64, 66, 68,
69, 70.
229 Cf. palabras de Whorf, citas 155, 156.
230 Cf. palabras de Whorf, aparte de la cita Whorf 1956: 163, citas 1, 2, 3, 64,

65, 66.
213
influyen en el problema de las relaciones lenguaje-pensamiento,
porque ellas mismas pertenecen a una determinada cultura. Esto
plantea el problema de las relaciones entre la lengua y la cultura y
ha sido el motivo por el cual a Whorf se le ha interpretado desde
una óptica exclusivamente cultural (cf.cap. 3).
Y en último lugar, es necesario conocer las manifestaciones más
genuinas de la lengua incardinada en el pensamiento, la conducta
más general de los hablantes, que Whorf llama el pensamiento
habitual (o la conducta habitual) de la gente. Para Whorf la lengua
no se manifiesta en los textos de los hablantes. La lengua se
manifiesta en el propio pensamiento de los hablantes y este por su
naturaleza es secreto. Hemos de observar la conducta de los
hablantes para llegar a saber cómo piensan y una vez que
conozcamos el pensamiento, podremos explicarnos su conducta y
su pensamiento por la lengua.
Este razonamiento tiene una serie de implicaciones, que nos
definen la teoría lingüística de Whorf y que son los siguientes. En
primer lugar, nos dice, una vez más, la naturaleza del conocimiento
lingüístico. Los hablantes son inconscientes de la estructura
gramatical (Whorf 1956: 82)231. En segundo lugar, nos habla del
sentido del método experimental introducido en la investigación
lingüística por Whorf. En la teoría de Whorf hay una serie de
supuestos basados en la interpretación de unos hechos
constatables, hay una serie de interpretaciones según teorías
psicológicas (experimentales, por tanto), y hay un campo abierto de
investigación que Whorf confía a la investigación empírica. Whorf
excluye de antemano el método a priori o método deductivo y como
buen científico de la naturaleza, ingeniero químico, propugna sólo
el método a posteriori o método experimental hasta el punto de
llegar a defender la predicción (Whorf 1956: 229). En tercer lugar,
nos habla sobre el tipo de estructuración lingüística que Whorf
aplica al propio hablar la lengua en su equilibrio externo. Whorf
ciñe el conocimiento lingüístico en sus relaciones con el
pensamiento a un determinado modo de hablar, o lengua funcional
que dice Coseriu (Coseriu 1981, 122), la que viene definida por un
estrato social determinado, la lengua funcional que hablan los
hablantes más comunes, en la que Whorf excluye cualquier
reflexión sobre la propia expresión o sobre el propio pensar. A este
modo de hablar o lengua funcional definido fundamentalmente por
un estrato social determinado, Whorf llama el pensamiento habitual
de la gente.

231 Cf. palabras de Whorf, citas 25, 27, 37, 72, 79, 81, 106, 148.
214
Whorf, para llegar a esto ha escogido unos ejemplos extremos,
en los que la lengua no siempre ha sido irreflexiva, sino ejemplos
típicos de desconocimiento por los hablantes de una rama
determinada del saber, la química. Es lógico que un ingeniero
químico sepa de las reacciones que llevan o pueden llevar a un
incendio. Es lógico, también, que un trabajador no sepa lo que sabe
un ingeniero químico. Pero no es lógico atribuir a todos el mismo
grado de conocimiento sobre las cosas, que como Bloomfield dice y
Whorf recoge, el conocimiento empieza y termina en el lenguaje.
Tampoco es lógico que quien no sea reflexivo sobre las cosas que
desconoce no sea reflexivo sobre las cosas que conoce. Cuando
Whorf ciñe el pensamiento a lo que llama el pensamiento habitual,
a un determinado tipo de actuación lingüística, está condensando
todo el hablar y el pensar de los hablantes en un tipo de hablar y
pensar definido por un estrato social lingüístico determinado. El
hablar y el pensar, es mucho más amplio que eso y no se puede
identificar con ese estrato en el hablar. Por otro lado, la lengua no
puede ser la lengua de un determinado estrato lingüístico social. La
lengua lo mismo vale para el químico que para el médico, para el
marino que descubrió Ameríca, que para el filósofo que descurió el
pensar y para toda una gama de profesiones y estratos sociales,
amén de zonas geográficas y estilos del hablar; y amén, también, de
toda una gama de estados de lengua que se pierden en la noche de
los tiempos.
Estos son los puntos principales en los que se desarrolla el
pensamiento de Whorf, quien trata el problema de la variedad
lingüística tratando con siete conceptos clave, tratados como siete
realidades distintas, existentes en sí, que son: la lengua, el
pensamiento, el significado, el pensamiento habitual, la
experiencia, la realidad y la cultura. El punto de máximo interés,
para Whorf, es el pensamiento habitual de los hablantes y su
criterio, el significado.

5.2 El problema del pensamiento, problema del hombre que


habla.232

Pero no son siete las realidades distintas que entran a formar


parte del problema, sino una sola. El problema de las relaciones
lenguaje-pensamiento o problema de la variedad lingüística, no es
más que el problema del hombre que habla. Es el problema de una
única realidad que reside, no en un ser abstracto, sino en el

232 La redacción de este epígrafe ha sido modificada en parte en este epígrafe


sobre la redacción del libro publicado en 2010.
215
individuo que habla, y que antes de hablar, ha de concebir la
realidad de la que habla. Es el problema del individuo que habla a
sus semejantes, que se encuentra envuelto en una realidad física o
material que es el mundo en el que vive, y que vive en una realidad
histórica, que es la forma de hablar vigente su comunidad de
hablantes o comunidad lingüística233. Las relaciones que el
individuo que concibe y habla mantiene con la realidad externa son
relaciones de percepción, concretidad, abstracción, y
representación. Las relaciones que el individuo que concibe y habla
mantiene con sus semejantes de la comunidad lingüística en la que
vive son relaciones históricas, es decir, relaciones de solidaridad,
relaciones que se mantienen en virtud de un objeto en común entre
el que habla y el que oye, ante las que responde creando con ello el
diálogo (diá-logos, a través de, por medio de la palabra o logos,
Ortega y Gasset), en el que la palabra reverbera (Humboldt).
El individuo humano que percibe habla y piensa transforma lo
que percibe, lo que le viene del mundo exterior, lo concreto y
material, en abstracto. Una vez hecho abstracto, le atribuye una
potencialidad infinita de designación, constituyéndolo, así, en un
ente de razón, un ente que no existe en la realidad, sino sólo en su
mente. A este ente de razón atribuye un modo de ser característico,
un modo de ser que no tiene por qué ser cierto ni verdadero. El
individuo humano, así, atribuye a ese ente de razón una esencia, y
lo incorpora a su conciencia como un instrumento propio y personal
apto de se manejado a su solo y exclusivo interés. Frente al mundo
en sí, mundo sensible y concreto que el sujeto no puede por sí
mismo alterar en lo que es, el ente de razón creado en su propia
conciencia de manejar, de alterar si viene al caso, de modificar como
más convenga, de hacerlo de nuevo si fuera preciso. De esta
manera, el individuo humano, que percibe cosas concretas y
sensibles, que las transforma a su conveniencia, las convierte en
elementos que él puede manejar a su conveniencia dentro de su
propia conciencia. Lo directamente aprehensible son sensaciones y
como tales, el individuo humano no puede hacer nada con ellas,
simplemente aceptarlas rechazarlas o padecerlas. Lo que el
individuo ha creado en su mente, lo que hemos llamado un ente de
razón, es fácilmente transformarlo modificándolo y creando un algo
abstracto que sólo existe en su conciencia. El individuo, actuando
de esta manera, llega a aprehender lo sensible y concreto

233 El problema de las relaciones lenguaje-pensamiento o problema de la


variedad lingüística es el problema del individuo que antes de hablar ha
de concebir la realidad. Por este motivo me parece más apropiado el
nombre de problema de la intelección: entender las cosas para hablar
de ellas.
216
transformándolo en algo abstracto, creando un ente de razón, al
que atribuye el ser y el existir de aquello que percibe.
Esta atribución del ser y del existir a lo percibido significa en sí
misma una representación, arbitraria y totalmente infundada, es
decir, significa la creación de un algo que sólo existe en su
conciencia.
Para guardar en su conciencia de forma permenente el ente de
razón que ha creado el individuo humano necesita transformarlo
aun más. Hasta ahora hemos dicho que lo efectuado era una
representación, que tiene que ser necesariamente momentánea
puesto que se basa en una mera sensación. Cuando la sensación
pasa el constructo creado internamente desaparece. Pero el ser
humano es un ser trascendente, un ser que va má allá de lo que
realiza en su propia conciencia. La representación efectuada tiene
que ser simbólica. Para esto el ser humano tiene que utilizar
necesariamente un símbolo que siendo interno pueda guardarse
dentro de su conciencia en primer lugar, y que vaya dirigido al otro,
al que junto con él forma el diálogo, en segundo lugar. El símbolo
que puede elegir es uno fácilmente asequible y capaz de ser
producido por el propio sujeto individual, una sucesión de sonidos,
la sucesión de sonidos que constituye la palabra, creando así el
lenguaje. Es decir, la palabra, símbolo o etiqueta que utiliza y crea
el sujeto tiene una doble función, por un lado sirve para guardar lo
creado en su propia conciencia de tal manera que la percepción hoy
vivida sirva mañana sin necesidad de vivirla de nuevo, y sirve por
otro lado para establecer un puente de unión con el otro, su otro,
el otro interviniente del diálogos, el tú, siendo pues el acto
lingüístico, acto que sólo se da una vez, el acto creador del lenguaje,
la comunidad de hablantes, la sociedad y todo lo todo lo humano.
El individuo humano que ha transformado, creado,
representado y conservado en su conciencia lo que ha percibido
mediante la abstracción, ha hecho todo esto según su forma de ser,
un ser libre y absoluto, que crea la realidad mediante el lenguaje y
cuya esencia es preguntarse por el ser de las cosas e interpretarlo
(Coseriu 1985a, 33). Lo que ha hecho el individuo mediante la
representación simbólica no es representación de lo real: es una
interpretación que le vale a él en su sobrevivir en este mundo, es
una interpretación de lo que él ha vivido una vez y quiere
concservar, llegar a saber, para situaciones futuras. El hombre
pues va más allá de lo vivido siendo así trascendente. Y puesto que
es trascendente, el individuo humano ofrece lo creado en su propia
conciencia al otro, al otro sujeto con el que forma el diálogo. De esta
manera, el sujeto, individuo que nace en un momento dado de la
historia y vive dentro de un período dado de la historia, se hace a sí

217
mismo un sujeto histórico, un sujeto que es junto-con-otro en el
diá-logos, un sujeto que crea su propia historidad y la ofrece a los
demás (Coseriu, Ortega y Gasset, Dithey).
La solución, pues, al problema de las relaciones lenguaje-
pensamiento, o problema de la variedad lingüística, o problema de
la intelección, es una solución espiritual, una solución que parte
del hombre material y termina en su actividad espiritual, en el
hombre como espíritu. El problema de la intelección es la
manifestación de la doble dimensión de hombre en el lenguaje: una
dimensión absoluta, creativa, la dimensión que define al lenguaje
por la libertad y la inteligencia humanas, y la dimensión histórica,
que veremos a continuación. El lenguaje y su manifestación las
lenguas, en sí mismos no son nada. El lenguaje se da en el hombre,
por el hombre y en virtud del hombre, y es la manifestación
absoluta, libre y creativa de un ser absoluto y libre. El pensamiento
humano, así mismo, en sí mismo no es nada. Es el hombre mismo
que se manifiesta en sus relaciones espirituales con el mundo, es
decir, en sus relaciones cognoscitivas (cf. Coseriu 1985a, 29-31;
Coseriu 1985a, 31-33; 1988, 43; 1988, 69-70).
Las lenguas, así, no son nada que existe en sí y por sí, ni que se
impongan al individuo. Las lenguas son la manifestación de la
historicidad del hombre. Las lenguas no son más que tradiciones
históricas, es decir, tradiciones comunes, en la técnica del hablar
(Coseriu 1986b, 161; 1992, 97) y del pensar, es decir, compendio
de procedimientos de expresión comunes, de formas de expresión y
contenidos comunes, creados por los hablantes que en ella
participan o han participado con su hablar. Las lenguas, así, no
son absolutas. Son históricas, un conjunto de formas y contenidos
contingentes de ver la realidad. En sí mismas las lenguas ni
estructuran nada, ni pueden estructurar la realidad. Son los
individuos hablantes y pensantes los que ha estructurado a las
lenguas. Los individuos aceptan esas formas y contenidos, vigentes
en una comunidad de hablantes, porque son comunes. Por otro
lado, si los individuos hablantes crean nuevas formas de hablar o
de decir o de pensar, las crean sobre la base de las formas
tradicionales, por analogía234.
Así, pues, y volviendo a Whorf, en el problema de la diversidad
lingüística no tiene sentido tratar al pensamiento, por un lado y a
la lengua, por otro. No tiene sentido considerar a ambos como

234 Lucy estudia la forma como Whorf analiza la analogía (cf. 2.8.2) desde una
doble perspectiva: desde el punto de vista lingüístico, en el llamado
principio de la analogía lingüística y desde el punto de vista cognitivo, en
el llamado principio de la apropiación cognitiva. Refiero al lector
interesado a la obra de Lucy 1992, 38-62.
218
realidades aparte del sujeto que las ha creado. La lengua y el
pensamiento son creaciones del sujeto hablante, no unas
creaciones ajenas al propio creador: son la manifestación de la
propia esencia y del propio ser que habla y piensa, ser libre,
absoluto, creativo y ser histórico, sujeto que crea su propia
historicidad, sujeto que es con otro y que acepta como propias ideas
y formas que son comunes dentro de la comunidad de hablantes en
la que el sujeto se desenvuelve.
Y esto es un proceso que se da lo mismo en la lengua como en
el pensamiento. La lengua y el pensamiento son, pues, dos
realidades indisoables entre sí e indisociables con el sujeto que las
ha creado. La lengua existe en el sujeto hablante, por el sujeto
hablante y en virtud del sujeto hablante. A la vez, el pensamiento
es parte misma del sujeto hablante. De esta manera, el
pensamiento no está influido por la lengua. La lengua y el
pensamiento son dos atributos del mismo sujeto. Es en el individuo
humano en donde se encuentran la lengua y el pensamiento, en
donde la lengua aparece como creación y como tradición y en donde
el pensamiento se manifiesta como la aprehensión del mundo por
el individuo humano, que a la vez aparece como creación y
tradición.
El problema de las relaciones lenguaje-pensamiento no puede
tener una solución psicológica. Como he señalado más arriba, el
problema del pensamiento, el problema del concebir y conocer, el
problema del relacionar y crear contenidos de conciencia es un
problema espiritual. Pretender darle una solución psicológica y
mucho más, neurológica (Whorf 1956: 67; Lee 1996, 24) es hacerlo
un problema mecánico buscándole una solución necesaria, una
solución en la que el individuo como tal no participaría, sino su
biología. Un problema con solución necesaria es lo más contrario a
la naturaleza espiritual del hombre y al problema espiritual del
pensamiento (cf. a este respecto Coseriu 1986a, 58-59).
En el problema del pensamiento hay que separar desde el primer
momento lo que pertenece a la esencia del ser humano que habla y
piensa, es decir, lo que pertenece al lenguaje. Y desde el mismo
momento analizar y separar lo que pertenece a la manifestación
histórica del lenguaje, lo que pertenece a la lengua y al conjunto
innúmero de lenguas que hay en el mundo. y desde el mismo
momento también lo que pertenece universalmente a todo
individuo, aquel que vive en un mundo dado, mundo que él mismo
crea dentro de una comunidad de hablantes. Y esta es la distinción
que nunca hizo Whorf. La teoría de Whorf, siendo quizá la que mejor
ha planteado el problema de las relaciones lenguaje-pensamiento,
nunca llegó a intuir el verdadero problema de lo que él quería

219
resolver. Por esto su teoría, dispersa en muchos aspectos, buscaba
y buscaba aquello que perseguía. Por esta causa Whorf buscó
tantas y tan variadas soluciones.

5.3 El significado, creación y contenido de conciencia del


hombre que concibe, piensa y habla.

El punto de unión de todos los elementos que se pueden


estudiar y separar en el hombre que concibe, piensa y habla, lo
constituyen los propios contenidos de conciencia o significado del
sujeto hablante. El significado nace y se crea en el acto lingüístico,
que no es más que la intuición inédita de un sujeto hablante
(Coseriu 1986a, 31). En el proceso de abstracción desde lo concreto
hasta llegar a formar un ente de razón propio de un individuo, ente
de razón en el que han intervenido una serie de operaciones de
intelección, operaciones que son lingüísticas y que aparecen en los
elementos de la lengua de distinta manera, el significado es la
conservación misma del ente de razón realizado en ese proceso de
abstracción. El significado, así, no es más que un contenido de
conciencia, un contenido contingente, no necesario, histórico,
creado por el individuo según su propia libertad y según su propia
conveniencia. La dimensión absoluta y creativa del hombre, la
libertad del hombre es la que crea cada uno de los contenidos de
conciencia (Coseriu 1985a, 40). El significado, así, es la expresión
de la libertad del hombre, la creación abstracta y espiritual de un
ser libre y espiritual.
Pero, como hemos visto, la libertad del hombre no es una
libertad absoluta. Es una libertad histórica (Coseriu 1988, 43 y 70).
La libertad del hombre es la libertad de un individuo que se hace a
sí mismo en participación con otros, en participación con todos
aquellos con los que tiene algo en común, todos aquellos que se
encuentran en el mismo nivel de historicidad, en la misma
comunidad de medios de pensar y de hablar. El significado creado
por el individuo es también, un significado histórico, es decir, es un
contenido de conciencia creado por el individuo con elementos que
son comunes entre él y su interlocutor, un contenido de conciencia
contingente, no absoluto, un contenido de conciencia hecho y re-
hecho en participación con los demás. Cuando el individuo humano
percibe y abstrae y busca un nombre y una etiqueta para guardar
aquello que ha creado a partir de su propia percepción y por medio
de la abstracción, busca en el acervo común de su propio pasado y
de su propia comunidad de hablantes elementos que cuadren al
constructo que en ese momento quiere conservar, tanto para la

220
representación simbólica que va a hacer del mismo, como para la
propia etiqueta o nombre con el que lo va a conservar. El
significado, contenido de conciencia, así, no se entiende si no es a
la vez común. El individuo que percibe concibe piensa y habla, el
individuo que convierte lo material en espiritual ofrece a los demás
lo que él ha creado, y toma como propios los elementos comunes
que ha tomado de su comunidad. El individuo ofrece y acepta como
propio aquello que es común o que hace común en esa dialéctica
que une a hablante y oyente, a hablante y comunidad de hablantes.
El significado, como contenido de conciencia, como contenido
común, es fundamentalmente un elemento lingüístico. Como
elemento histórico es un elemento que pertenece a una comunidad
de hablantes, es decir, es acervo común de una comunidad
lingüística, es decir, de una lengua particular.
Como elemento lingüístico el significado se estructura en tres
niveles. Toda expresión lingüística dice algo acerca de las cosas con
elementos de una lengua (Coseriu 1985a, 247; 1992, 96), y está
determinada por un contexto, una situación, y un entorno (Coseriu
1955-56). Es decir, una expresión lingüística designa una cosa,
describe a lo designado con elementos comunes pertenecientes a
una lengua particular, y da un sentido particular con ayuda de la
designación y el significado de la lengua particular. Dicho de otra
manera: el significado lingüístico ─y todo significado es lingüístico
(Coseriu)─, está estructurado en tres niveles: la designación, que es
la relación de la expresión lingüística con las cosas de que se habla;
el significado propiamente dicho, que es la peculiar sistematización
de los hechos de la experiencia hecho por la lengua; y el sentido, o
significación concreta expresada con ayuda de la designación y el
significado.
Así, pues, el significado es el elemento concreto que nos habla
de dos cosas en conexión con el problema de las relaciones
lenguaje-pensamiento. Por un lado, nos habla de la creatividad
humana en el pensar. El pensamiento humano es pura creación
individual que escapa, por tanto, a toda determinación externa al
propio espíritu del sujeto cognoscente, ya sea determinación de las
formas comunes del pensamiento (los significados y las formas del
pensar de una comunidad lingüística dada, de una lengua), o ya
sea de la propia biología de individuo. Si el pensamiento humano
dependiera de la mente superior de Whorf el hombre no crearía y
no sería hombre. El pensamiento sería un producto psicológico
(biológico) de ese tipo de mente. Por otro lado, el pensamiento
tampoco está determinado por la realidad exterior. El hombre es el
que crea la realidad exterior, el mundo, concibiéndolo y, por otro
lado, tampoco está determinado por una comunidad cultural. El

221
hombre crea la cultura, que no es más que la manifestación de su
propia creatividad.
Por otro lado, el significado nos habla de la relación histórica
del ser humano en el pensar. El pensamiento en sus formas
concretas es un pensamiento contingente, no necesario, histórico,
común entre los individuos que tienen un mismo nivel de
historicidad. El individuo crea sus propias formas del pensamiento
y acepta las formas de su comunidad, crea sus formas del
pensamiento sobre formas previas y comunes en su comunidad en
el intercambio con su interlocutor, en la dialéctica del tú y del yo.
En esa dialéctica, en esa historicidad, en ese intercambio surge el
significado. En esa dialéctica el significado se hace, se rehace, y se
modifica las veces que sean necesarias. No tiene, pues, nada de
particular que unos hablantes que pertenecen a una comunidad
tengan, todos entre sí, las mismas formas del pensamiento, y que
otros hablantes que pertenezcan a otra comunidad lingüística
tengan otras formas de concebir la realidad, otras formas de pensar,
otras lógicas naturales totalmente distintas.
No tiene ningún sentido pararse, pues, a contemplar this golden
something, this transmuting principle (Whorf 1956: 73). El
significado no es nada misterioso, ni la lengua encierra ningún
misterio. El significado es todo lo contrario: el significado nos dice
cuál es el pensar y de qué formas se compone la conciencia del
hombre. Decir, por otro lado, que el significado es el famoso RAPPORT
es atribuir al significado una relación vacía. Y éste es el fallo de
Whorf: no estudiar el significado para explicar el problema de las
relaciones lenguaje-pensamiento en los hombres que perciben,
abstraen, conciben, piensan y hablan. En este sentido hay que decir
todo lo contrario de lo que dice Whorf: linguistics does […] begin with
meaning (Whorf 1956: 223)235.

5.4 La experiencia, la realidad y el pensamiento.

Como he dicho antes (cf. 4.7) Whorf busca una base objetiva
para conocer la realidad, para conocer lo que hay de cierto en las
estructuraciones de la realidad hechas por las lenguas (Whorf 1956:
134-135; 239; 240). Whorf encuentra dicha base en lo que llama
calibrate, la evaluación y contraste lingüístico sobre la base de un
hecho de la experiencia (Whorf 1956: 214). Este hecho de
experiencia se percibe según la dualidad, silueta-trasfondo.

235 Cf. palabras de Whorf, citas 13, 105.


222
Esta forma de concebir la experiencia, la forma de percepción
gestáltica y la realidad misma, tiene una serie de implicaciones. Por
un lado, implica que las percepciones de la realidad son datos
ciertos. Es decir, que si un ser humano mira un paisaje nuevo,
paisaje de cuyos elementos no conoce ninguno, sabe de antemano
que lo que ve es cierto. Sabe, sin haber hecho operación intelectiva
alguna, qué son elementos de ese paisaje y qué no son. Sabe, por
ejemplo, que un árbol es un elemento en sí, que otro elemento en sí
es un bosque y otro una rama, etc. Es decir, el individuo llega a
conocer porque la experiencia le da la información necesaria para
conocer. El individuo, así, se ahorra todo tipo de operación
intelectiva por la cual pueda llegar a concebir la realidad y convierte
su conocimiento en un acceder mecánico a la realidad
Por otro lado, concebir así la experiencia significa dar a la
experiencia la categoría de órgano del conocimiento, no ya de la
percepción. La experiencia por sí misma nos daría toda la
información para que conociéramos, con lo que la mente ya no
tendría misión alguna y el conocimiento no sería espiritual.
Si los seres humanos seleccionan lo que les viene a través de los
sentidos y esto que les viene a través de los sentidos está
previamente estructurado, se evitan así tener que hacer una serie
de operaciones intelectivas que son puramente lingüísticas, tales
como establecer una designación, abstraer, representar
simbólicamente, nominar, describir, relacionar aquello que le llega
a través de los sentidos, hasta llegar a concebirlo y entenderlo y
poder hablar de ello. El ser humano para poder hablar de algo tiene
que concebir ese algo de alguna manera. Ha de seleccionar aquella
parte de aquello que percibe para poder representarlo como mejor
le convenga. Ha de abstraer aquello que le llega a través de los
sentidos, porque, simplemente, es la única manera que tiene de
manejarlo para concebirlo. Ha de atribuirle una potencialidad
infinita de designación para poder aplicarlo. Ha de inventarse una
esencia o forma de ser de ese algo que percibe, esencia que, en
principio, no tiene por qué ser cierta. Ha de conservarlo en su
conciencia, es decir, ha de nominarlo, darle un nombre, para
separarlo como distinto a todo lo que ya conoce o cree conocer. Ha
de determinarlo y así aplicarlo a las cosas reales. Todo esto es un
proceso de abstracción que ejecuta cada ser humano cada vez que
concibe y aprehende un ser de la realidad. Su única forma de acceso
a la realidad son los sentidos y no son nada fiables en cuanto que
lo que le llega a través de ellos es una realidad concreta, informe,
indefinida. El conocimiento en el ser humano nunca o casi nunca
es concreto y si es alguna vez concreto y si el hombre guarda en su
conciencia algunos conocimientos que son concretos de una
manera u otra los convierte en abstractos, es decir, en entes de
223
razón, es decir, los hace espirituales. El hombre es un ser espiritual,
espíritu ligado a la materia, que transforma lo que lo rodea en
formas espírituales, en conocimientos, en contenidos de su propia
conciencia espiritual. De esta manera nada hay en la naturaleza,
nada hay en la experiencia, nada perciben los sentidos que esté
previamente estructurado. La selección, partición,
desmenuzamiento, segmentación de que habla Whorf (Whorf 1956:
137, 240-241, 253)236 es una de las operaciones que el ser humano
ejecuta para llegar a aprehender y concebir la realidad, pero lo
seleccionado, partido, desmenuzado, segmentado no está
construido: es sólo la materia con la que el hombre crea su edificio
del conocimiento ─el lenguaje, la casa del ser, en cuya vivienda
mora el hombre, que diría Heidegger (Heidegger 1970, 7) ─, la
materia que posibilita la mediación entre el espíritu y la naturaleza
(Humboldt 1990, 224). No hay, pues, nada que esté seleccionado
previamente.
Por otro lado, si concebimos la experiencia como dato cierto, si
aceptamos que las lenguas ya de por sí son estructuraciones de la
realidad y, por último, si consideramos la influencia de la cultura
sobre la lengua, creamos un difícil equilibrio de influencias en la
concepción del pensamiento en el que el individuo como tal
individuo cognoscente sería un sujeto pasivo. Whorf acepta una
percepción igual para todos los hombres (Whorf 1956: 159) en la
que hay cosas que todo el mundo aceptaría (Whorf 1956: 163, 164),
lo cual quiere decir que las cosas del mundo que se perciben están
estructuradas previamente. Sin embargo, Whorf hace
manifestación expresa de que la experiencia esté previamente
estructurada (Whorf 1956: 213). Defiende que las lenguas son
sistematizaciones previas de la realidad que tienen su influencia en
el pensamiento (Whorf 1956: 162, 213); y que la lengua particular
guarda una relación con los demás elementos de la cultura que
usan la lengua (Whorf 1956: 159, 221, 223, 252). Para Whorf la
influencia de la lengua se resume en términos de selección de
impresiones del flujo caleidoscópico de impresiones que da la
experiencia (Whorf 1956: 213) y en términos de sustitución de unas
percepciones por conceptos que la lengua lleva consigo (Whorf
1956: 159, 252). Lucy, por un lado y Lee, por otro, interpretan la
participación de la experiencia en el conocimiento por Whorf, como
acciones en el llamado proceso de cognición (cf. Lucy 1992, 39, 40,
46 y Lee 1996, 24) 237.

236 Cf. palabras de Whorf, citas 121, 125, 126, 127, 131 y citas en 4.7.
237 Cf. palabras de Whorf, cita 60, 61, 62, 63, 64, 65, 66, 81 82, 87, 88, 89,
99, 101, 106, 152.
224
Pero una estructuración previa de la realidad no tiene ningún
fundamento. Si la experiencia está previamente estructurada de
alguna forma destruimos el propio conocimiento humano. En
primer lugar, si la experiencia está estructurada, negamos la
participación del individuo. El individuo en esas circunstancias no
tendría más remedio que aceptar la realidad en sí, con las
estructuraciones que ella lleve consigo, sean muy simples, o muy
complejas. Y todos los individuos percibirían y conocerían lo mismo.
El pensamiento humano sería, simplemente, cuestión de mirar o
percibir la naturaleza de alguna manera. En segundo lugar, si la
experiencia está estructurada previamente a la lengua, no habría
lenguas. Todas las lenguas serían lo mismo. Las estructuraciones
que Whorf defiende de la realidad por las lenguas no existirían. No
existiría necesidad alguna de hacer una estructuración nueva a la
dada previamente.
Hay en este hecho que comentamos una conexión entre lo
individual (la percepción de la experiencia), lo lingüístico (lo que da
la lengua particular, es decir, lo histórico), lo cognitivo (hechos de
conciencia que se han formado tanto en el individuo como en la
comunidad de hablantes), y lo social (la propia comunidad de
hablantes que se manifiesta en una tradición que acepta el
individuo), que Whorf no llega a explicar.
En efecto, la realidad no está estructurada de ninguna manera.
El hombre percibe y lo primero que hace es una operación de tipo
intelectual: establece una parcela intelectual sobre lo que percibe,
una parcela abstracta sobre lo que es concreto, una parcela que
afecta sólo en su mente a la realidad. Esta parcela de la realidad es
aquella parte de aquello mismo quiere concebir y que quiere
aprehender. Es decir, una vez que el hombre ha percibido, de una
manera u otra, el hombre establece una designación. Y esta
operación de tipo intelectual es totalmente voluntaria, totalmente
contingente, no necesaria, sin que tengan nada que ver los límites
que haya o pueda haber en la propia realidad. Los límites que
establece esa operación puramente intelectiva los delimita el
individuo cognoscente a su pleno albedrío. No hay nada en la
naturaleza que nos diga que esto es o constituye una unidad, que
esto o aquello es o puede constituir una categoría. La naturaleza no
nos muestra nada. De hecho, ni siquiera existe en sí misma, a no
ser que sea aprehendida y concebida por el espíritu humano. Si algo
no es separado intelectualmente del continuum de lo concreto a lo
que pertenece, ese algo no existe. Sirva de ejemplo el hecho de que,
durante siglos o quizá milenios, las angulas y las anguilas se hayan
considerado como dos categorías distintas, dos especies distintas.
La mente cognoscente humana las concibió como dos categorías
separadas, dos especies distintas y así fueron tratadas y
225
manipuladas a la conveniencia de los humanos. Después se corrigió
dicha separación y no ha constituido problema alguno su nueva
concepción intelectual unitaria.
Por otro lado, la realidad ni está estructurada, ni puede estarlo.
Dicho de otra manera: si la realidad está estructurada el hombre
no tiene medios para llegar a conocerlo. En efecto, el hombre sólo
percibe por los sentidos y la información que nos dan los sentidos
es concreta y material. Lo que vemos es un continuum de
concretidad. Mi sentido de la vista sólo me muestra un punto
preciso. Si muevo mi vista hacia un lado y otro veré una gama de
colores en cada sitio en donde poso mi vista. Si no fuera por mi
mente que compone, representando, lo que voy percibiendo en cada
lugar en donde poso mi vista nunca sabría más que concretamente,
es decir, sólo conocería en la medida en que posara mi vista, en la
medida en que me afectara. Nunca sabría de qué se tratara. Lo que
veo no son más que sensaciones concretas, sensaciones que me
afectan de alguna manera. Necesito poner un orden de alguna
manera. Necesito hacer una representación mental simbólica, por
rudimentaria que esta sea, para hacerme una idea de lo que veo.
Para comprender, aprehender lo que veo, necesito que mi mente
elabore un algo y ponga un orden en lo que de manera inconexa y
sólo porque me afecta me viene a través de mi vista; y para ello
dirigiré mi vista hacia un mismo objeto las veces que haga falta.
Igualmente pasa con los otros sentidos. Oigo vibraciones que son
más o menos fuertes y si provienen de más de una fuente, tengo
que despreciar unas y centrarme en una sola, es decir, tengo que
establecer una designación sobre lo que oigo. Con el olfato, el tacto,
el sentido de la proximidad, el gusto, pasa lo mismo. Lo que me dan
los sentidos sólo es concreto y material y sólo me afecta y en cuanto
me afecta me agrada o me molesta, pero nunca me da conocimiento
alguno. El conocimiento es sólo mental, es decir, espiritual y sólo
puede venir de un ser espiritual, de mi yo que crea, no de mis
sentidos que sólo me dan sensaciones y perceptos materiales
concretos y sensibles, justo lo contrario de lo que es el
conocimiento, que es espiritual.
Por consiguiente, no existe ningún tipo de cognición distinto a
la creación espiritual de un individuo que crea conforme va
conociendo. No tiene ningún sentido suponer que las ideas fluyen:
In this Hopi view time disappears and space is altered, so that
it is no longer the homogeneous and instantaneous timeless
space of our supposed intuition or of classical Newtonian
mechanics. At the same time, new concepts and abstractions
flow into the picture, taking up the task of describing the

226
universe without reference to such time or space -abstractions
for which our language lacks adequate terms (Whorf 1956: 58).
Las ideas fluirán si son creadas y concebidas por el sujeto
cognoscente. Es el sujeto cognoscente el que crea las ideas, no
ningún aparato o proceso de cognición. Las ideas no hacen nada
por ellas mismas. Ellas no participan en nada, puesto que son
creaciones, meros instrumentos, del sujeto que conoce.
Y, por la misma razón, la naturaleza no puede ser base objetiva
para el conocimiento, ni para el pensamiento. La experiencia no nos
informa de nada que sea conocimiento idea o pensamiento. La
realidad no está estructurada de ninguna manera, ni nos puede dar
la base para la estructuración de la misma. La realidad no es más
que un continuum de concretidad, un continuum en donde lo
sensible, que está en nosotros mismos, en nuestros sentidos, se
pone de manifiesto. La realidad es la condición de nuestros
sentidos. Lo que nos llega de ella está filtrado por nuestros sentidos
y si conocemos algo de la realidad, no es por ella misma, ni por lo
que nos pueda dar la experiencia. Por otro lado, la experiencia no
es ninguna base para conocer la realidad. La experiencia, por un
lado y la realidad, por otro, son las condiciones en donde se
desarrolla el hombre, espíritu ligado a la materia. La verdad de las
lenguas y la verdad del mundo está en el propio hombre que percibe
abstrae representa simbólicamente concibe piensa y habla.

5.5 La manifestación histórica del pensamiento y la cultura.

El último punto en el que se apoya Whorf es la cultura. La


cultura constituye el trasfondo de la experiencia (Whorf 1956: 159,
211, 221, 223, 252). La cultura, como conjunto de concepciones
sobre la realidad y el mundo, se convierte, así, en parte de la
interpretación que los hablantes hacen de la realidad. Los
hablantes, a través de la lengua que responde a los principios
estructuradores de la cultura, ven la realidad de una forma
determinada238.
Ya hemos visto en el epígrafe 5.4 de este capítulo, la dimensión
histórica del hombre que percibe abstrae concibe piensa y habla.
La lengua representa el acervo común de tradiciones en la técnica
del hablar y del pensar. Los individuos de una misma historicidad,
de una misma comunidad lingüística, una misma lengua, tienen
ideas comunes, formas de pensamiento comunes, y formas de
interpretar la realidad comunes. Cada uno de ellos ha puesto en

238 Cf. palabras de Whorf, citas 82, 83, 99, 106, 152.
227
común sus ideas, sus formas de pensar y sus formas de interpretar
la realidad. Y ha aceptado como propias las ideas, las formas de
pensar y las formas de interpretar la realidad de los demás
individuos de su propia historicidad, formas existentes en su
comunidad lingüística, en el acervo común.

228
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