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Dictadura Del Relativismo

El cardenal Herranz resume tres desafíos principales que Joseph Ratzinger enfrentó como Papa Benedicto XVI: 1) la "dictadura del relativismo" que niega valores definitivos; 2) promover la razón y la fe como complementarias en lugar de opuestas; 3) mostrar que Dios se revela en la historia a través de Jesús para ofrecer salvación. Ratzinger buscó construir un mundo donde Cristo sea la medida del humanismo y se respeten la dignidad humana y la libertad religiosa.

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Dictadura Del Relativismo

El cardenal Herranz resume tres desafíos principales que Joseph Ratzinger enfrentó como Papa Benedicto XVI: 1) la "dictadura del relativismo" que niega valores definitivos; 2) promover la razón y la fe como complementarias en lugar de opuestas; 3) mostrar que Dios se revela en la historia a través de Jesús para ofrecer salvación. Ratzinger buscó construir un mundo donde Cristo sea la medida del humanismo y se respeten la dignidad humana y la libertad religiosa.

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c 

 

El segundo desafío lo centró el cardenal Herranz en el pre-cónclave de 2005 y en la « 


  
».

Con «fuerza», el entonces decano del Colegio cardenalicio «volvió a proponer en la histórica
homilía (en la misa "pro eligendo pontifice", el 18 de abril de 2005) 
 
  
                        

imperantes hoy en determinados sectores culturales y políticos», recordó el purpurado español.

Advertía Joseph Ratzinger de que la dictadura del relativismo no reconoce nada como definitivo
y deja como última medida sólo el
propio yo y sus antojos.

La utopía relativista de la « 



» -alertó el cardenal
Herranz- representa «una acuciante
amenaza de perversión cultural y
antropológica, más aún porque en
el terreno político y legislativo
encuentra el apoyo del absoluto
positivismo jurídico, negador de la ?? ??
ley natural», es decir, «negador de
la realidad sobre la naturaleza de la
persona humana, que se quiere
negar que sea un concepto y un
valor de carácter universal».

Poco después, el Papa Ratzinger ±


continuó el purpurado- afirmó que Benedicto XVI
una democracia sin valores se
transforma en relativismo, en una pérdida de la propia identidad, y a la larga 
   abierto o insidioso.

Pero Ratzinger «no es hombre que se limite a señalar errores o peligros; sabe que el
                       , 

  al mundo y al hombre no sólo el misterio de Dios, sino también      
      , de su naturaleza y de su destino eterno», subrayó el cardenal
Herranz.

Por eso -aclaró-, en la misa "pro eligendo", al final de su homilía «a los 115 cardenales electores
que íbamos a entrar en el Cónclave, el cardenal decano añadió: "Nuestro ministerio es  
     , para construir su cuerpo, el mundo nuevo"».

«Un mundo ±apuntó el cardenal Herranz- en el que Cristo sea la medida del verdadero
humanismo, y donde un         , que respete la dignidad natural de la
persona humana y los derechos universales que de esa naturaleza dimanan, incluida la libertad
religiosa, permita superar la dictadura del relativismo que insufla en algunas instituciones
políticas nacionales e internacionales, sobre todo en la vieja Europa».

«No se trata de un problema político de izquierda o de derecha» ±advierte el purpurado-; «es un


     de gran espesor cultural y moral, y por tanto social».

Y recalca que «Benedicto XVI es bien consciente de que ese      
radicalmente hostil a toda relevancia familiar, cultural y social de la religión está tratando de
imponer una forma enfermiza de filosofía estatal agnóstica deseosa de cortar las raíces
culturales e históricas de naciones y continentes enteros».

«Afortunadamente ±constata el purpurado español- son los mismos estamentos sociales ±


familias, academias, asociaciones, etcétera- los que reaccionan pacífica, pero tenazmente,
contra esa dictadura del relativismo que se opone no sólo al cristianismo, sino a las tradiciones
religiosas y morales de la humanidad; y dialogan respetuosamente con los poderes públicos para
que se respete, entre otros derechos fundamentales, el derecho a la libertad religiosa,
proclamado tanto para el ámbito privado como familiar y social en el artículo 18 de la
Declaración Universal de los DDHH de la ONU».

c   

En el « » considera el cardenal Herranz que está el tercer desafío al que
hace frente Joseph Ratzinger, cuyo pensamiento sigue una línea de armonía y
complementariedad entre esos dos conceptos.

«El Papa en su encíclica "c      " subraya


que el Dios de la fe cristiana no es una realidad
inaccesible ±recuerda el purpurado-; al contrario, el
Dios de la Biblia ama al hombre, por eso no permanece
inaccesible, sino que entra en nuestra historia, en el
espacio y en el tiempo: el      
  y da vida a una maravillosa historia de amor y
de salvación que culmina en la Cruz y en la Eucaristía».

Aludió particularmente a la «    


      » (del 12 de septiembre de
2006), «profundamente respetuosa a las otras
?? ?? religiones».

En esa ocasión el Papa explicó que, «igual que Dios


ama, crea y se entrega libremente, la fe en Él ha de ser
un acto racional y libre ±recordó el cardenal Herranz-.
     
     
   o prohibirlo, violentando la libertad y la
razón humana».

Para el cardenal Herranz es extraordinariamente


importante cómo estimula el Papa al hombre moderno
Benedicto XVI
para que tenga más confianza en su razón.

«Y la Iglesia ±añadió- está tratando de dar al hombre moderno un poco de más confianza en su
razón para que comience a pensar en cómo esa , libremente, le puede conducir a Dios».

        !

«Se ha dicho que en la rápida elección del cardenal Ratzinger concurrieron cuatro factores: el
                           
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''», enumeró el cardenal español, que se contó entre los electores del último cónclave.

«No voy a violar ningún secreto del Cónclave --bromeó--, pero pienso que todo ello fue verdad».
Y sintetizó: «De estos dos años de pontificado se ha puesto de relieve sobre todo la continuidad
del tenaz magisterio pontificio en lo que constituye el deber y gozo fundamental del divino
mandato apostólico recibido, es decir,            
  
  , dar a conocer y enseñar, tratar y amar, al Verbo de Dios encarnado, a Jesús de Nazaret,
principio de vida y de salvación para las almas, que Ratzinger sabe anclar en la realidad
cotidiana de los fieles, pero también luz necesaria para comprender y tutelar verdades y valores
fundamentales no negociables -expresión suya-, en primer lugar la dignidad de la persona y de
la vida humana, el matrimonio y la familia fundada sobre el matrimonio».

«Me permito decir con cariño a Benedicto XVI desde aquí:    (     
 !

       
        % ) 
                    
              », concluyó.

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