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Modelos de Acumulacion - Eugenia Correa Coord

Este documento describe tres modelos de desarrollo económico en América Latina: el modelo primario-exportador, el modelo de sustitución de importaciones y el modelo neoliberal. Analiza las características clave de cada modelo y cómo definieron la estructura económica y social de la región.
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Modelos de Acumulacion - Eugenia Correa Coord

Este documento describe tres modelos de desarrollo económico en América Latina: el modelo primario-exportador, el modelo de sustitución de importaciones y el modelo neoliberal. Analiza las características clave de cada modelo y cómo definieron la estructura económica y social de la región.
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D

MODELOS DE DESARROLLO Y ESTRATEGIAS


ALTERNATIVAS
Arturo Guillén R •

Vivir, dijo Marco Aurelio, ex.ige el talento del luchador, no el del bailarín. Basta con mantenerse de
pie: no hacen falta pasos hermosos.

] . M. Coetzee,
La edad de hie"o

El presente capítulo tiene como objetivo tratar de demostrar cómo el desarrollo


económico de América Latina ha sido una constante búsqueda de construcción de un
proyecto de desarrollo y de autodeterminación nacional, en el marco de su inserción
en la economía-mundo capitalista. Se expondrán aquí las principales características de
los tres modelos establecidos a lo largo de su historia, a saber: el primario-exportador
(MPE), el de sustitución de importaciones (MSI) y el «modelo neoliberal» (MN). No
tengo la pretensión de hacer un análisis de tipo histórico, objetivo que rebasa con mu-
cho los propósitos de este texto, sino únicamente de utilizar la historia para reflexio-
nar, con los elementos que nos proporciona la teoría del desarrollo, sobre los rasgos
principales de cada modelo, históricamente determinado.
El análisis se articulará en torno a dos categorías clave del subdesarrollo: la «relii-
ción centro-periferia» y la «heterogeneidad estructural». Ambas categorías, introduci-
das en el estudio del subdesarrollo por la teoría «cepalina» o «estructuralista» del de-
sarrollo, me parecen importantes para entender dos problemas fundamentales que se
reproducen a lo largo de la historia latinoamericana: la concentración del ingreso y la
ausencia de una base endógena de acumulación de.capital. Aunque el texto se refiere
a «América Latina», se utilizarán preferentemente los casos de Brasil, México y Ar-
gentina como objetos de estudio.

• Profesor-investigador titular del Depanamemo de Economía de la Universidad Autónoma Metropolitana


lztapalapa. Jefe del Área de Economía Política. Coordinador de la «Red de Estudios para el Desarrollo Celso
Furtado». Investigador Nacional del Sistema Nacional de Investigadores de SEP-CONACYT.
16 AM t RI CA LA TIN A Y D E SARR O L LO E CONÓ MI CO

Modelo primario-exportador (1850-1930)


La prosperidad de las naciones no consiste en cultivar todos los ramos de la industria o cualquiera
de ellos, sino los que convengan según la naturaleza de su suelo , su población, su situación geográfica y
otras circunstancias. Por eso unas son agricultoras y otras manufactureras, y no todas se dedican al
cultivo de todos los productos de la industria agrícola y fabril.
[. ..] Y se querrá que México, oponiéndose a la naturaleza, se d istraiga del comercio ventajoso que le
p roporcionan sus minas, para que sus brazos y sus capitales se dediquen a las manufacturas

José María Luis Mo ra 1

Un «modelo de desarrollo» o «patrón de acumulación» es una modalidad del pro-


ceso de reproducción del capital, históricamente determinada (Valenzuela, 1990), En
los países de la periferia capitalista, como es el caso de los latinoamericanos, los mo-
delos de desarrollo se caracterizan por dos elementos básicos que definen el subdesa-
rrollo: la «heterogeneidad estructural>>, es decir, la articulación compleja de formas de
producción «avanzadas» o «modernas» con formas de producción «atrasadas», y las
relaciones de dominación-dependencia que fundamentan su vinculación con los cen-
tros de la economía-mundo2 • Cada «modelo de desarrollo» involucra una inserción es-
pecífica de cada país en la división internacional del trabajo (DIT), lo que determina
la configuración de su sistema proi::luctivo; y define, asimismo, las modalidades espe-
cíficas de su estructura social y del «bloque en el poder» (alianza de clases y segmen-
tos de clases) que domina y ejerce el poder político.
Por «modelo primario-exportador» en América Latina me refiero al amplio pe-
riodo histórico que comienza con los movimientos de independencia política a co-
mienzos del siglo XIX y que culmina en el periodo de Entreguerras, cuando se colap-
sa el orden liberal encabezado por Gran Bretaña desde la Revolución Industrial. En
esa etapa, los ejes del proceso de acumulación de capital fueron el sector agropecua-
rio y la producción minera. Los países latinoamericanos se especializaron en la pro-
ducción y exportación de productos primarios, siendo el motor de la economía el mer-
cado externo. En el plano interno se configuró un sistema productivo «dual»: un
sector «moderno» integrado por el sector exportador desarticulado del resto de la
economía y un sector «atrasado» o de «subsistencia» orientado a abastecer los merca-
dos locales y sus necesidades de autoconsumo.
La DIT basada en la exportación de productos primarios y en la importación de
manufacturas de los centros no comienza en el siglo XIX, sino que está presente desde
los tiempos de la Colonia. Las potencias coloniales prohibieron desarrollar en las co-
lonias actividades manufactureras que pudieran competir con la metrópoli. El grueso
del comercio exterior latinoamericano en esa época, en pleno dominio del mercanti-

1 Citado por Jesús Reyes Heroles (1961, T. ID: 463-464).


2
«[...] Las economías subdesarrolladas pueden experimentar fases prolongadas de crecimiento de su p ro-
ducto global y per cápita sin redud r el grado de dependenda extranjera y de heterogeneidad estructural que son sus
elementos esenciales» (Funado, 1967: 176). La cursiva es mia.
AM ÉR I CA L ATINA Y D E SARR OLLO ECONÓ MI CO
17

!:S:lo. consistió en la exportación de metales preciosos (oro y plata) y de algunos pro-


..=..c.os de consumo, como el azúcar y el tabaco. La economía de plantación, con mano
o cualquie ra :.Je obra esclava de origen africano, tuvo un gran desarrollo en Brasil y en las Antillas
t geográfica y Funado, 1959). Las importaciones de América Latina consistían básicamente en pro-
se dedican al
.=uctos manufacturados para consumo de las elites internas.
icola y fabril.
tajoso que le
in embargo, ese patrón general de la DIT se conservó, en lo esencial, con la trans-
manufacturas :ormación de las colonias americanas en Estados nacionales independientes. Las aspi-
:-aciones industrializadoras y de diversificación productiva de un Artigas en el Cono
ú Luis Mora1 - uro las políticas proteccionistas impulsadas por Lucas Alamán y los conservadores
en ~léxico fueron rápidamente abandonadas ante la fuerza del movimiento liberal
?ara el cual la libertad económica y la libertad política eran elementos indisolubles:
lad del pro- ;:,or lo que los grupos y clases dominantes se adhirieron a un ciego liberalismo comer-
1. 1990), En a3.l, como el que exhibe el liberal mexicano José María Luis Mora en la cita que abre
10s, los mo- d presente apartado3 •
el subdesa- La DIT sufrió cambios sustantivos tanto en su orientación geográfica como en la
formas de composición de los productos. Ahora, los nuevos centros receptores de las exporta-
,adas», y las ciones primarias fueron Gran Bretaña y crecientemente Estados Unidos, en vez de las
con los cen- ,iejas potencias coloniales. La exportación de plata, si bien siguió siendo importante
inserción es- en países como México hasta bien avanzado el siglo XIX, productos agropecuarios
te determina como trigo, maíz, café, carne, cueros, lana y algodón, así como minerales de uso in-
·dades espe- dustrial como cobre, estaño y posteriormente petróleo, tomaron el lugar de los meta-
es y segmen- les preciosos, cuyas ventas tendieron a eclipsarse. Las· exportaciones de productos pri-
marios de la periferia abarataban la reproducción de la fuerza de trabajo, así como los
u amplio pe- insumos industriales en los centros capitalistas (Marini, 1973), mientras que las im-
política a co- portaciones provenientes de los centros siguieron siendo, fundamentalmente, manu-
do se colap- facturas consumidas por las elites internas. Los centros usaron a la periferia latinoa-
dustrial. En mericana como mercado para sus manufacturas y como espacio para la colocación de
sus excedentes de capital, principalmente capital de cartera para el financiamiento de
los gobiernos. Más adelante, al finalizar el siglo XlX, con el tránsito al imperialismo, la
declinación de la hegemonía británica y el ascenso de potencias emergentes, la expor-
tación de capital tomó la forma de inversión extranjera directa (IED), con el objetivo
principal de controlar las fuentes de materias primas. La IED se dedicó preferente-
mente a la actividad minera, los circuitos financieros y servicios conexos.
El MPE se desarrolló en forma desigual en el subcontinente latinoamericano. Los
nación de países del Cono Sur (Argentina, Uruguay y Chile) se insertaron más tempranamente,
te desde desde el triunfo de la causa independentista, a las necesidades del capitalismo inglés. El
en lasco- tipo de productos en los que se especializaron (cueros, cereales, carnes), que tenía am-
El grueso plia demanda en los centros, imprimió un fuerte dinamismo a su sector exportador, lo
mercanti- que repercutió en su desarrollo general. La oligarquía de la Colonia no fue desplazada
con la Revolución de Independencia, sino que se adaptó a las necesidades del capita-

ento de su pro-
> Sobre el debate proteccionismo versus librecambismo en México, véase el insuperable análisis de Jesús Re-
yes H eroles en su monumental obra sobre el liberalismo mexicano (1961 : Tomo lll).
18 AMeRI CA L ATINA Y DESARR O LL O ECONÓMICO ...

lismo industrial en ascenso en Europa. En cambio, en México, Brasil y otros países de capital extranjero era pa
la región el «nuevo orden» no se asentó plenamente hasta el tercero y último cuarto del ba en el campo o en aal
siglo XIX, después de concluida la Reforma liberal. En Brasil se asentó la economía ca- do, 1967). Celso Furudil
fetalera, base de la economía de este país en esa etapa, mientras que México hasta el pe- :ural antes inclusive qil
riodo de la llamada República Restaurada (1867-1877) y el porfiriato (1877-1910) se concepto que, más a
convirtió en exportador de productos agrícolas (algodón, henequén, café) y de mine- heterogeneidad estruL
rales (cobre y después petróleo) , sobre todo hacia el mercado estadounidense. Como ducción que han ac
bien dice FJorescano (1991: 58): La distinción de la ~
periferia del sistema ·
[.. .] en el periodo 1880-1910 el país experimentó un cambio económico sustantivo por también en el socio!·
la intervención de tres factores. En primer lugar, la vinculación estrecha con las naciones in- la migración y la exd
dustriales, que originó una demanda intensa de recursos naturales que trastocó el uso del co del subdesarrollo.
suelo, volcó la producción agrícola al exterior y atrajo capital foráneo [. ..) En segundo lu- Esa heterogeneidad no
gar, la creación de una red de ferrocarriles que conectó a las tierras ricas del norte, del su- dominación-depen
reste y de la costa con la Europa atlántica y Estados Unidos. En tercer lugar, Porfirio Díaz Durante el MPE la
construyó un gobierno fuerte y centralizado. diversas según los ·
jeron a su mínima ex
Necesariamente, la más temprana y mejor inserción de los países del Cono Sur en atrasadas que las del .
los mercados internacionales se tradujo en el hecho de que, al despuntar el siglo XX, homogéneas y rec
estos países habían alcanzado un mayor desarrollo (cuadro 1). El ingreso por habitan- países andinos y e
te de Argentina era en ese entonces 2,5 veces mayor que el de México, y 4,5 veces el una fuerte presencia.
de Brasil. La tasa de mortalidad y la tasa de mortalidad infantil eran, respectivamente, su estructura produ
2,7 y 1,8 más altas en México que en Argentina. Buenos Aires y Montevideo eran en- La existencia de
tonces los centros culturales más importantes de América Latina. determinó que los -
la intensidad de la a.:
Cuadro l. Indicadores socioeconómicos de algunos países de América Latina la productividad
1913 1912 1913 1910-1914 perior a la del centro.
PlBp,r Expomcione, PorC'C'flra~ de lmpon•cioncs de Porcent•i• de las Tasa de r... de r... de !ndi« de referencia el caso de:
Glpllll en percap1111 exponaciones a Estados Unidos cxponadones natalidad morulidad mortalidad urbanizacíóo te el MPE, cómo hs
d6t...., dc 1970 ondólms Estados Unidos como porcentaje 10..i... dos infantil
del 10,al princip,le, económico no ele\
productos
exterior, vía deteri
ARGENTINA 540 62,0 4.7 14,7 43,2 40,3 17,7 121,0 31,2 suntuario de la olig
BRASIL 120 14,2 32,2 15,7 78,2 47,3 l0,7 en los ingresos de
CIBI.E 400 44,7 21.3 16,7 78,3 44,4 31,5 261,0 14,5 <luciendo a la de\·al
MÉXICO 200' 10,7 75,32b 53,9b 40,6 43,2 46.6 228.0 7,6 gían relativamente i
URUGUAY 580 15.5 4,0 12,7 66,0 31,5 13,2 103,0 28,7 nal, mientras que
los salarios reales
a) corresponde a 1910.
b) Año fiscal 191 1-1912. La existencia ~ •
Fuente: Elaborado con datos de Víctor Bulmer-Thomas (1994). América Latina o
rencia del modelo
encumbrar a la be=~
La DIT no sólo impLcaba una creciente polarización entre el centro y la periferia, mundo capitalista
sino que condicionaba la existencia de una estructura interna dual integrada por un meramente la r
sector «moderno» representado por el sector exportador, y en donde la presencia del niente y una bur~
A Ml'.RICA L ATIXA \' DE SA RROLLO ECONÓM I CO 19

países de capital extranjero era predominante, y un sector tradicional o «atrasado», que opera-
, cuarto del ba en el campo o en actividades artesanales de bajos niveles de productividad (Furta-
:onomía ca- do, 1967). Celso Furtado fue el primero en introducir el concepto de dualismo estruc-
hasta el pe- tural, antes inclusive que Lewis (1954), a quien tiende a atribuirse su paternidad,
77-1910) se concepto que, más adelante, fue sustituido por otros autores (Pinto, 1976) por el de
y de mine- heterogeneidad estructural. Este último refleja mejor la diversidad de formas de pro-
ense. Como ducción que han acompañado la historia de los países subdesarrollados.
La distinción de la existencia de un sector «atrasado» y un sector «moderno» en la
perife ria del sistema fue toda una revolución no sólo en el análisis económico, sino
.usrantivo por también en el sociológico, dando lugar al estudio de fenómenos como la marginación,
ts naciones m- la migración y la exclusión social. La heterogeneidad estructural es un rasgo específi-
ocó el uso del co del subdesarrollo, que lo diferencia del modelo de capitalismo «clásico» del centro.
!n egundo lu- Esa heterogeneidad no p uede entenderse sin tomar en consideración las relaciones de
1oone. del su- dominación-dependencia entre el centro y la periferia del sistema, que la condicionan.
r. Porfirio Díaz Durante el MPE la heterogeneidad estructural, por razones históricas, asumió formas
diversas según los distintos países. Los países del Cono Sur que exterminaron o redu-
jeron a su mínima expresión a las poblaciones indígenas originales -por lo demás más
1Cono Sur en atrasadas que las del Altiplano- nacieron a la vida independiente con estructuras más
r.u el siglo XX, homogéneas y recurrieron con éxito a la inmigración de población europea. En los
o por habitan- países andinos y centroamericanos, o en México, donde las cultu ras indígenas tenían
y 4 ,5 veces el una fuerte presencia, el mestizaje cobró carta de naturalización y la heterogeneidad de
spectivamente, su estructura productiva y social fue mayor.
~;deo eran en- La existencia de un sector «atrasado» y de una oferta ilimitada de mano de obra
determinó que los salarios reales tendieran al estancamiento, independientemente de
la intensidad de la acumulación de capital y de los incrementos que pudieran darse en
la productividad social del trabajo. Ello supuso una alta concentración del ingreso, su-
perior a la del centro. Furtado (1959) aclaraba, con gran rigor teórico, comando como
r.... dt fndoc,, .i. referencia el caso de la economía cafetalera brasileña, actividad predominante duran-

-
~~ wbanmricín te el MPE, cómo las mayores ganancias de los exportadores durante las fases de auge
económico no elevaban la productividad física de las fincas, sino que se trasladaban al
exterior, vía deterioro de los términos de intercambio, o se dilapidaban en consumo
' !.O 311 suntuario de la oligarquía terrateniente. Por el contrario, en las fases depresivas la baja
10,7 en los ingresos de exportación provocaba el desequilibrio de la balanza de pagos, con-
:~!.O 14,5 duciendo a la devaluación de la moneda brasileña. Empero, esas devaluacion es prote-
.::,.o 7,6 gían relativamente a los exportadores, al incrementar sus ingresos en moneda nacio-
28,7 nal, mientras que trasladaban el ajuste a los consumidores, mediante el deterioro de
los salarios reales provocado por la depreciación de la moneda.
La existencia y reproducción de los altos niveles de concentración del ingreso en
América Latina obedece también a las características de su estructura política. A dife-
rencia del modelo europeo, que desplazó del poder a la nobleza y al ancien régime para
encumbrar a la burguesía industrial, en América Latina su inserción en la economía-
=:.--o y la periferia,
mundo capitalista del siglo XIX no implicó el ascenso de una burguesía vigorosa, sino
..::a~grada por un meramente la recomposición del «bloque dominante», con una oligarquía terrate-
la presencia del niente y una burguesía compradora a la cabeza.
20 AMtRICA LA T I NA Y DESARROLLO ECO Ó MI CO

La Independencia, no obstante haber significado una lucha emancipadora con .JCl total de las \
fuerte contenido popular, terminó representando la continuidad del poder de las eli- -
0
o del total de JS
tes criollas, como lo evidenciaron el triunfo de Iturbide en México y de la oligarquía
porteña en el caso argentino. La Reforma liberal de mediados del XI.X no implicó el fin ~rtaciones to·
del latifundio y el paso a la pequeña propiedad agraria, sino solamente La transforma- ~ - la plata y el
ción de las grandes propiedades «eclesiásúcas» en laúfundios laicos. En el caso de Mé- ~taban el 7 J -
xico, las comunidades indígenas fueron destruidas con la Reforma, acelerando la for- Raúl Prebisch •
mación del peonaje y del asalariado4 • Es por ello que aún en la actualidad la reforma iJ estructuralista •
agraria redistribuúva sigue siendo una demanda incumplida en América Latina. .:id crecimiento o .....
A lo largo del siglo XIX, América Latina padeció de un «déficit democrático», lo que 3ooó la idea de que
acentuó la concentración del ingreso. Aunque formalmente desde la Independencia se de que bastaba cae
instauraron regúnenes republicanos que reconocían la democracia representativa, ésta ~ atraso pudiera ~
era más decorativa que real. Cada vez que las oligarquías veían sus intereses amenaza- él.a cepalina conm
dos, recurrían a las asonadas militares o a las intervenciones extranjeras. El «déficit de- :ir del mismo la •
mocrático» se traducía en políúcas públicas que menospreciaban la educación o la sa- n.ererogeneidad ce
lud pública, lo que tendía a perpetuar las desigualdades. Hoy, hasta organismos como La teoría de P
el Banco Mundial reconocen que la perpetuación de las elites explica la enorme desi- duetos primarios :
gualdad económica de América Latina. En un informe reciente de este organismo (Fe- :l.ida por Singer :
rranú, Perry et al., 2005: 101) se señala: del trabajo que
:os primarios,
Aunque finalmente estas colonias (las de América Laána) lograron su independencia y .1-contecimientos
el desarrollo de la tecnología y la economía mundial trajo consigo importantes cambios, la ~lPE y pusieron
desigualdad extrema persistió en los siglos XIX y XX porque la evolución de las insúruciones exportación de
políúcas y económicas tendió a reproducir la distribución altamente desigual de la riqueza, del deterioro d
el capital humano y la influencia política. ;,roductos manui
Es conocido ei
Más adelante veremos que el tránsito a nuevos modelos de desarrollo (al MSI o al ducción de manll.l.1-......
MN) no entrañó tampoco un desplazamiento de las viejas clases dirigentes, sino, fun- neos y articulados
damentalmente, una recomposición del «bloque dominante», del «bloque histórico» ,>roductos primar
en términos gramscianos. Ello se ha traducido en la conservación de los privilegios de dos y desarticula '
las elites y en la reproducción, a lo largo de la historia, de los infamantes niveles de de los precios de as
concentración del ingreso prevalecientes hasta la fecha5 • los precios rela ·
El MPE, como mecanismo auspiciador del desarrollo, tenía los días contados, aun marco de esa DIT. ·
en los países del Cono Sur donde alcanzó su clímax. Una de sus debilidades era la alta co y éstos tendían •
concentración de las exportaciones en unos cuantos productos, incluso en las nacio- tendían a estancarsr
nes donde se logró mayor diversificación productiva. En 1913, en la mayoría de los lo que se traducía ca
países de la región un solo bien representaba más del 50% de las exportaciones tota-
les; sólo en dos países (Argentina y Perú) el producto principal participaba con el 25 %
6 El uso del con "'
tral de la teoría de Li
◄ Según E Katz, mientras que a principios del siglo XIX los pueblos indígenas poseían el 40% de las tierras términos de centro-pe:::=. .
cultivables de México, en 1910 apenas conservaban el 5% (Citado por Florescano, 1991: 57). !Luxemburgo, Bujan:i •
' «El paso de uno a otro modo de dependencia, considerado siempre en una perspectiva histórica, debió fun- fluyó en Braudel, cuyo
darse en un sistema de relaciones entre clases o grupos generado en la siruación anterior» (Cardoso y Faletto, junto con Funado, Pi=
1969: 35). utilización de dicho ax:..:qi•
A MÉRI C A L ATIN A Y DE SA RRO L LO E C O NÓ MI CO 21

1cipadora con del total de \as ventas ex.temas. Los dos bienes más importantes sumaban más del
~ er de las di- ';0°10 del total de las exportaciones en dieciocho repúblicas, más del 70% en trece y
e la oligarquía más del 90% en tres de ellas. En Argentina el maíz y el trigo sumaban el 43,2% de las
) implicó el fin ex portaciones totales; en Brasil el café y el caucho respondían por el 78,2%; en Mé-
la transforma- xico, la plata y el cobre sumaban el 40,6% ; y en Chile los nitratos y el cobre repre-
el caso de Mé- sentaban el 78,3 % (Bulmer-Thomas, 1994).
lerando la for- Raúl Prebisch (1949) dio en el clavo sobre los límites del MPE. La teoría cepalina
dad la reforma o estructuralista latinoamericana significó una ruptura respecto a la teoría neoclásica
a Latina. del crecimiento o frente a enfoques historicistas lineales a la Rostow (1953). Se aban-
rrárico», lo que donó la idea de que el subdesarrollo era una etapa necesaria anterior al desarrollo, y
lependencia se de que bastaba con detonar un proceso de acumulación en el sector moderno para que
!Sentativa, ésta d atraso pudiera ser superado (Lewis, 1954 y Nurske, 1963). La originalidad de la teo-
:eses amenaza- ría cepalina consistió en la utilización del concepto centro-periferia y en explicar a par-
El «déficit de- tir del mismo la desigualdad de las relaciones económicas internacionales, así como la
~ación o la sa- heterogeneidad de las estructuras productivas internas6 .
arusmos como La teoría de Prebisch sobre el deterioro de los términos de intercambio de los pro-
1 enorme desi- ductos primarios versus los productos manufacturados, que coincidía con la desarro-
1rganismo (Fe- llada por Singer (1949), cuestionaba la validez del esquema de división internacional
del trabajo que asignaba a la periferia d papel de productor y exportador de produc-
tos primarios, como mecanismo eficaz para alcanzar el desarrollo. Influido por los
ndependencia y acontecimientos del periodo de Entreguerras del siglo XX que provocaron la crisis del
ices cambios, la .\IIPE y pusieron en entredicho la división internacional del trabajo (DIT) basada en la
instituciones exportación de productos primarios, el gran economista argentino construyó su teoría
al de la riqueza, del deterioro de los términos de intercambio de los productos primarios frente a los
productos manufacturados.
Es conocido el argumento de Prebisch: no obstante que la productividad en la pro-
Cal MSI o al ducción de manufacturas en los centros capitalistas (con sistemas productivos homogé-
tes, sino, fun - neos y articulados) era superior al crecimiento de la productividad en la producción de
ue histórico» productos primarios en la periferia (con sistemas productivos heterogéneos, especializa-
privilegios de dos y desarticulados), lo que haría suponer, de acuerdo con la teoría tradicional, una baja
es niveles de de los precios de las manufacturas mayor que la registrada en los productos primarios,
los precios relativos se desenvolvían en el sentido opuesto. Ello significaba que en el
marco de esa DIT, los países subdesarrollados no retenían los frutos del progreso técni-
co y éstos tendían a concentrarse en el centro (Pinto, 1965). Mientras los salarios reales
tendían a estancarse en los países periféricos, éstos aumentaban en los países centrales,
lo que se traducía en tasas de acumulación más altas y mayores ingresos, mientras que
ciones cota-
con el25 %
6 El uso del concepto centro-periferia no es privativo del enfoque cepalino, constituyendo un elemento cen-
tral de la teoría de la economía-mundo desarrollada por Braudel y continuada por l. Wallerstein. Un análisis en
de las tierras términos de centro-pe.riferia existe también en la teoría del imperialismo de finales dd siglo XIX y comienzos del XX
(Luxemburgo, Bujarin, Lenin). Desconozco si Prebisch fue influido por la teoría marxista dd imperialismo o in-
ca. debió fun- fluyó en Braudel, cuyo análisis es posterior, pero en todo caso la originalidad de su aporte consistió en construir,
-doso y Faletto, junto con Funado, Pinto, Noyola y otros autores, una teoría del subdesarrollo sobre bases nuevas, a pan-ir de la
utilización de dicho concepto.
22 AM~RI C A L ATl;<;A \' DE,ARROLLO EC ONÓMI CO

en la periferia se bloqueaba el proceso de acumulación de capital y se limitaba conside- ~ nómicos cortos: durante
rablemente la posibilidad de elevar los salarios reales. La misma relación centro perife- rer más rápidamente que
ria y de concentración del progreso técnico se reproducía en el seno de las sociedades :ensidad aún, durante las -
latinoamericanas en favor del sector «moderno» y de determinados espacios urbanos y ;,onaciones primarias a
regiones, y en detrimento del sector «atrasado». ;:,ara vincular el deterioro
La explicación prebischiana contrariaba profundamente las bases de la teoría clá- Clpitalismo9 . Con datos
sica y neoclásica del comercio internacional basada en las ventajas comparativas, y po- :niento de los precios en d
nía en aprietos a la propia teoría de la competencia perfecta. No era accidental que la ruentran que en las fases
teoría del deterioro y la teoría cepalina en su conjunto fueran sometidas a fuertes ata- cer a los productos pr·
ques por el pensamiento estándar de la época (Jacob Viner, por ejemplo) y provoca- ;>redominan las tendencias
ran la oposición de organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional fue lo que pasó en los -
y el Banco Mundial7• ..:adas dd siglo x.x. Es d
Es cierto que en su escrito fundacional (Prebisch, 1949) el deterioro de los térmi- deterioro continuo de los
nos de intercambio es atribuido a las elasticidades-ingreso diferentes de los productos dencia marcada al dete ·
primarios (Ley de Engel), lo que le valió diversas críticas por apoyarse en categorías gran crisis de los años l
extraídas de la teoría neoclásica y quedarse en el terreno de la demanda. En otros tex- lITllmpe otra «gran c
tos Prebisch alude a la sustitución creciente de productos naturales por productos sin- ;><>sguerra (véase De Be
téticos como un factor que contribuye al deterioro de los precios de los bienes prima- La crisis de los año
rios. Sin embargo, se deja de lado, como bien observa Octavio Rodríguez (1983), el enfoques monetaristas.
hecho de que lo que fundamenta el deterioro de los precios son factores estructurales; ros, sino que respondía
a saber: la existencia de una estructura productiva atrasada, heterogénea y desarticu- Jgroexportación. Refiri
lada en la periferia y una determinada división internacional del trabajo que valida esa 1960: 334-335) indica
especialización productiva. El mismo retraso de los salarios reales en la periferia no en una crisis terminal.
podría entenderse al margen del peso que ejerce y sigue ejerciendo el sector «atrasa-
do» de la economía.
El fundador de la corriente cepalina nunca se atrevió a plantear que el deterioro de
los precios de los productos primarios fuera una situación permanente en las relacio-
nes centro-periferia. Inclusive estableció una vinculación entre el deterioro y los ciclos estacionamiento y
-concluía- que la
7
El análisis de Prebisch y Singer fue ampliado e nuevos horizontes por el marxista estadounidense Paul Ba-
ran en un estupendo libro que conserva vigencia (1957). Baran desmontó una de las tesis preferidas de la teoña
«metropolitana» del desarrollo respecto a la insuficiencia de ahorro interno en los países subdesarrollados (Nurs- mentáneas y repres
ke, 1963), mediante la reelaboración, junto con Paul Sweezy, del concepto de excedente económico. Baran de-
mostró que el principal problema en los países de la periferia, más que la existencia de un ahorro bajo en com- La relación de p
paración con los países del centro -hecho que no negaba-, era la inadecuada utilización del excedente económico
cieros que se habían p
por parte de las elites internas de la periferia, así como el traslado de una parte del mismo hacia el centro. a tra•
vés de diversos mecanismos. Baran ponía el acento no sólo en el comercio exterior desigual, sino principalmen-
ble mantener el esqu
te en la transferencia de excedente por parce de la inversión extranjera directa (IED ), mediante las remesas de bre la base de la sus ·
utilidades, intereses, regalías, etc., que entrañaba su operación. Este argumento fue retornado años más tarde por cambios que la Se
la teoña de la dependencia para subrayar el carácter tributario de la periferia en sus relaciones con el cenero, aña- consolidar la hegem
diendo a los factores aludidos arriba la carga que representaba el servicio de la creciente deuda externa que se
registraba en los años setenta. La teoría de Baran sobre el excedente ponía de relieve la naturaleza de las rela-
ciones de dominación-dependencia entre los países desarrollados y los países subdesarrollados. Así, mientras que 8 «Los precios prima

los países centrales eran fundamentalmente zonas exportadoras de capital, los países de la periferia eran zonas que éstos en la menguante
importadoras de capital y exportadoras de excedente. La validez de esta tesis se confirma en el presente en el primarios» (Prebisch, 194.;
9
marco de la globalización neoliberal. Sobre la discusión en
AM E RI C A L AT I N A Y D E ARRO L LO l:CONÓ M I C O 23

litaba conside- ~nómicos cortos: durante el auge, los precios de las materias primas tendían a cre-
centro perife- cer más rápidamente que las manufacturas, pero sucedía lo opuesto, con mayor in-
las sociedades :ensidad aún, durante las fases recesivas, por lo que el deterioro en contra de las ex-
:íos urbanos y ?()rtaciones primarias acababa por irnponerse8• Parecen existir razones suficientes
?JIª vincular el deterioro de los términos de intercambio con las «grandes crisis» del
! la teoría clá- c.1pitalismo9. Con datos recopilados a lo largo de casi un siglo sobre el comporta-
uarivas, y po- miento de los precios en el mercado internacional,]. A. Ocampo y A. Parra (2003) en-
idental que la cuentran que en las fases expansivas largas la relación de intercambio tiende a favore-
a fuertes ata- cer a los productos primarios, mientras que en las fases largas depresivas, en las que
o) y provoca- predominan las tendencias al estancamiento y a la deflación, sucede lo contrario. Eso
lnternacional fue lo que pasó en los años veinte y treinta y se presentó de nuevo en las últimas dé-
cadas del siglo XX. Es decir, estos autores no encuentran evidencias empíricas sobre un
de los térmi- deterioro continuo de los precios de los productos básicos, pero sí observan una ten-
os productos dencia marcada al deterioro durante el periodo de Entregue rras, que coincide con la
en categorías gran crisis de los años 1920-1940, y de nuevo a partir de los años setenta, cuando
En otros tex- irrumpe otra «gran crisis»: la crisis del modo de regulación fordista vigente desde la
roductos sin- posguerra (véase De Bernis, 1988; Aglietta, 1976; y Boyer, 1984).
1ienes prima- La crisis de los años treinta en América Latina no obedecía, como lo sugerían los
~z (1983), el enfoques monetaristas, sólo o predominantemente a factores monetarios o financie-
:structurales; ros, sino que respondía al agotamiento de un modelo de acumulación basado en la
y desarticu- ag roexportación. Refiriéndose al caso brasileño, el notable historiador Caio Prado
ue valida esa 11960: 334-335 ) indica cómo, desde principios del siglo XX, el modelo había entrado
periferia no en una crisis terminal.
ctor «atrasa-
Observando - afumaba- nuestra evolución desde principios del siglo actual [. .. ] se veri-
eterioro de fica que en aquel entonces se sitúa la última culminación del sistema. Se venía de una fase
las relaci.o - de expansión ininterrumpida y el futuro parecía aún brillante; sin embargo, se produjo un
o y los ciclos estacionamiento y en seguida el descenso, que después de 1930 se precipita. Esto evidencia
-concluía- que la base ofrecida por nuestro anúguo sistema, orientado principalmente ha-
cia el exterior, se torna progresivamente más estrecha e incapaz de sustentar la vida del país.
se Paul Ba-
Y viniendo de fecha tan lejana, esto demuestra que es independiente de circunstancias mo-
- de la teoría
dos (Nurs- mentáneas y representa algo profundo y permanente en nuestra evolución.
. Baran de-
La relación de precios desfavorable y el colapso de los flujos comerciales y finan-
cieros que se habían profundizado durante la depresión internacional tornaban invia-
ble mantener el esquema vigente y obligaban a industrializar los países de la región so-
?rincipalmen-
'.25 remesas de bre la base de la sustitución de importaciones. Ello era apremiante, además, por los
o ás tarde por cambios que la Segunda Guerra Mundial había introducido en el o rden mundial al
d centro, aña- consolidar la hegemonía de los Estados Unidos. Se trataba de un nuevo centro, más
cxccma que se
de las rela-
8 «Los precios primarios suben con más rapidez que los finales en la creciente. pero también descienden más

que éstos en la menguante, en forma cal que los precios finales van aparcándose progresivamente de los precios
primarios» (Prebisch, 1949: 191).
9 Sobre la discusión en como a las «grandes crisis», véase. del autor, 2007, cap. 8.
24 AMtRJ C A L ATINA Y DE S ARR O L LO ECONÓ MI C O

cerrado y proteccionista que su antecesor, y que concentraba una abrumadora mayo-


ría de las reservas de oro del mundo.

• :aa.lmente, crec:se::áll~
Modelo de sustitución de importaciones (1930-1982) •clases medias»_
EJ MSI atran~sc ~
El tránsito al modelo de sustitución de importaciones (MSI) fue un proceso desi- ::.._-a!.ista definió co,:::i,::,4-
gual en América Latina. En los países en los cuales el MPE había logrado mejores re- .15os cincuenta
sultados, como es el caso de los del Cono Sur y Brasil, y aun en México, el crecimien- .;3 quiebra del

to de ciertas industrias de bienes ligeros o de equipamiento (frigoríficos, por ejemplo) La primera


cobró impulso antes de la Primera Guerra Mundial (Furtado, 1967), aunque fue este -:.ción de imp
conflicto -que colapsó el orden liberal y la ola globalizadora de finales del siglo XIX-, ;:,or fabricació
así como la consecuente «gran crisis» que se desenvolvió a partir del mismo y que de- .:orno textiles,
sembocó en la depresión de los años treinta, la que precipitó la sustitución de impor- :::::ente sencillas. En
taciones y el viraje «hacia dentro». Sin embargo, aun después de la Segunda Guerra _ ,titución se apoyó ca
Mundial algunos de los países «grandes» de la región realizaron algunos intentos frus- Je las monedas y las ~
trados por regresar al modelo anterior, y muchos medianos continuaron en el mismo =isis facilitaron el p.
hasta bien entrada la década de los cincuenta (Venezuela, los países centroamericanos .reneraron efectos ~<.::h:JICJ-
y los países del Caribe) (Bulmer Thomas, 1994). ..!USuialización gen,,...,.._.
La crisis latinoamericana en el periodo de Entreguerras y el tránsito hacia un nue-
vo modelo orientado «hacia adentro» no tenían su origen, como se dijo antes, en fac-
tores circunstanciales, sino que descansaban en los límites objetivos del MPE y en la :r:\-ersionistas nacio
posición que los países latinoamericanos ocupaban en la DIT. El desequilibrio exter- .:1¡>ación de éste incl
no que conducía a crisis recurrentes, con agudos efectos recesionistas e inflacionarios, ::ciento público de las
obedecía al deterioro de los términos de intercambio entre los productos primarios y La DIT no exoeic1111•
los productos manufacturados y a la incapacidad de la periferia para retener e irradiar .:.rendo de los pr
al conjunto de la economía los frutos del progreso técnico. Para superar las contra- ;,roductos man
dicciones del MPE era necesario impulsar la industrialización aprovechando las cir- de capital cobr
cunstancias que ofrecían la depresión y la guerra. A través de una estrategia gradua- Como consecue
lista en donde la protección y la acción económica del Estado desempeñaban un papel balanza comerci
central, se aspiraba a conseguir mayor autonomía frente al centro, lo que permitiría, ~cieros de la
con el tiempo, construir una base endógena de acumulación de capital. ::ranjera directa eran
La industria se convirtió en el eje del proceso de acumulación de capital. Por pri- d proceso de inversi ·
mera vez en la historia latinoamericana, la economía contó con un motor interno y con poca monta. La deuda
un proyecto nacional de desarrollo. La gran crisis de los años treinta y las dos guerras da y la nueva deuda oo
mundiales no sólo crearon condiciones propicias para la sustitución de importaciones,
sino que involucraron profundos cambios políticos y sociales, que implicaron un nue-
vo «bloque de poder» que hizo viable la industrialización. Ese nuevo bloque incorpo- -u provocado eJ dinamisroo
raba a una naciente burguesía industrial y a amplios sectores populares que se benefi- .::ión de importaciones) los
ciaban con el nuevo modelo 10. No resulta accidental, por lo tanto, que el tránsito al :iargo, por eJ hecho de formar
Je hecho, en esre congio
sea dec.isiva si la referim05 .1 .a

'º «De esta manera se da eJ caso, paradójico sólo en apariencia, de que la presencia de las masas en los últi•
mos años haya constiruido, a causa de su presión por incorporarse al sistema político, uno de los elementos que
A MÉRICA L AT I NA \' DE ARROL L O ECONÓ M ICO
25
rumadora mayo-
:¡ue,.•o modelo haya coincidido con el ascenso al gobierno de regímenes progresistas,
.:orno los de Lázaro Cárdenas en México (1934-1940), J. D . Perón en Argentina (1946-
:955) y Gerulio Vargas (1930-1954) en Brasil. La estructura social se transformó sus-
:..mcialmente, creciendo en forma acelerada la clase obrera, así como los asalariados y
0-1982) !.lS «clases medias» urbanas.

El MSI atravesó por dos grandes e tapas: la primera, la que el pensamiento estruc-
un proceso desi-
:uralista definió como «sustitución fácil», que te rmina grosso modo a mediados de los
grado mejores re-
mos cincuenta, y la segunda la de la «sustitución difícil», que culminaría en 1982 con
iico. el crecimien- u quiebra del modelo a raíz de la crisis de la deuda externa.
cos. por ejemplo)
La primera etapa corresponde a lo que puede llamarse, en sentido estricto, «susti-
. aunque fue este tución de importaciones», es decir, importaciones de manufacturas que son sustituidas
del siglo XIX- , por fabricación interna. Se trata de la producción de bienes de consumo no duraderos,
mismo y que de- como texáles, alimentos, bebidas, etc., que uálizaban técnicas de producción relaóva-
ción de impor- mente sencillas. En un contex to inicial de fuertes restricciones a las importaciones, la
Segunda Guerra ustitución se apoyó en la demanda preexistente. Las devaluaciones del tipo de cambio
pos intentos frus- de las monedas y las políticas defensivas del ingreso adoptadas por los gobiernos por la
a.roo en el mismo crisis facilitaron el proceso sustitutivo. Conforme la sustitución fue cobrando fuerza, se
centroamericanos generaron efectos «hacia delante» mediante el crecimiento del ingreso que la propia in-
dustrialización generaba, lo que reforzó el proceso sustitutivo' 1• El coeficiente de im-
siro hacia un nue- portaciones registró una baja importante durante esta primera etapa.
jo antes, en fac- Durante la «sustitución fácil» el esfuerzo de inversión descansó fundamentalmente en
del MPE y en la inversionistas nacionales, siendo el papel del Estado central desde el arranque. La parti-
~uilibrio exter- cipación de éste incluyó, aparte de la protección arancelaria de la industria, el financia-
AS e inflacionarios, miento público de las inversiones, la aplicación de estímulos fiscales y otras medidas.
duetos primarios y La DIT no experimentó cambios esenciales. Las exportaciones siguieron depen-
retener e irradiar diendo de los productos primarios, mientras que las importaciones siguieron siendo de
pe.rar las contra- productos manufacturados, con la diferencia de que las compras de bienes intermedios
~ando las cir- y de capital cobraron importancia relativa respecto a las de bienes de consumo finales.
aregia gradua- Como consecuencia de la baja del coeficiente de importación, los desequilibrios de la
- aban un papel balanza comercial fueron tolerables en esa etapa. Po r otra parte, los requerimientos fi-
ue permitiría, nancieros de la balanza de pagos eran bajos, tanto porque los pagos a la inversión ex-
tranjera directa eran reducidos, debido a la preponderancia de la inversión nacional en
· capital. Por pri- el proceso de inversión, como porque el servicio de la deuda externa también era de
r interno y con poca monta. La deuda externa del modelo anterior había sido prácticamente cancela-
las dos guerras da y la nueva deuda no alcanzaba todavía proporciones considerables, ya que se trata-
importaciones,
caron un nue-
loque incorpo- ha provocado d dinamismo de la forma económica vigenre. [...] En la fase inicial de este proceso (de la sustitu-
que se benefi- ción de imponaciones) los grupos industriales aparecían en alguna medida en una situación marginal. Sin em-
e el tránsito al bargo, por el hecho de formar parte de los nuevos sectores urbanos, su papel alcanza ciena imponancia, porque,
de hecho, en este conglomerado constituyen d único grupo que posee una base económica real, aunque ésta no
sea decisiva si la referimos a la totalidad dd sistema económico vigente [. ..]» (Cardoso y Faletto, 1969: 36).
11
«La sustitución no es, pues, un proceso estático de producción interna de una determinada cantidad de
bienes anteriormente imponados, sino que abarca dinámicamente la satisfacción de la mayor y cambiante de-
manda que se va creando como consecuencia dd desarrollo» (Ferrer, 2004).
26 AM É RIC A L A T IN A \' D ES ARR O LL O EC O ls Ó MI CO

ba de deuda pública contratada con organismos multilaterales y gobiernos a plazos y


con condiciones concesionarias. Se puede aducir, entonces, que la nueva deuda tenía _ nstruir un sistema p
un «efecto virtuoso» en el proceso interno de acumulación de capital. =ion activa del Estado. de
La segunda etapa de la «sustitución difícil» se inicia hacia mediados y finales de los =:,uena dosis de progr'"u.A.a..
años cincuenta en los países de mayor desarrollo relativo de la región. Ella involucra La heterogeneidad
cambios importantes en el funcionamiento del MSI. Si bien sigue siendo un creci- ~ hizo más compleja.
miento orientado «hacia dentro», es decir, hacia el mercado interno, el modelo pre- : rmas de producción ~
senta cambios sustantivos. En primer lugar, como lo apreció correctamente Tavares :.isgo específico del su
(1972), en esta etapa el proceso meramente sustitutivo se ha eclipsado. Por tal motivo :endía Furtado (1967 )
el chileno Pinto (1980) prefería denominar a esta segunda etapa «industrialización di- : nnas en el modelo de
fícil», para subrayar que no se trataba propiamente de una sustitución de importacio- : 969) cuando propuso i.a
nes. Los nuevos bienes industriales que comienzan a producirse son, principalmente, Al sector exportador
bienes de consumo duradero (electrodomésticos, automóviles, etc.). Más que una sus- ..:emo liderado por la in
titución de importaciones, era una descentralización de actividades desde el centro ha- circunscrito, fund
cia la periferia. Esto es así porque a diferencia de la etapa anterior, en que el esfuerzo "!ue se definía como d
de industrialización descansó en capitales nativos, en esta segunda etapa son las ETN de subempleados y m _
(empresas transnacionales), sobre todo estadounidenses, las que comandan el proce- :nás pequeñas, pero que
..15 grandes urbes. A
so de industrialización. Las ETN capitalizaron el desarrollo del mercado interno y se apo-
deraron de las ramas y actividades más dinámicas de la industria. Se produce lo que Car- de producción intensi,·a
doso y Paleto (1969) denominaban «la internacionalización del mercado interno». Ello oer la migración proc
implicaba el traslado de los centros de decisión al exterior, lo que debilitaba la conduc- :ormal, que ahora no
ción nacional del proceso o la «densidad nacional», como lo llama Ferrer (2004), y limi- El capitalismo la ·
taba el campo de acción y la influencia de las políticas económicas de los gobiernos. Las volvimienro la heterü!!
decisiones fundamentales para la continuación del proceso de industrialización dejaron lIDplio, el proceso de
de estar en manos nacionales y pasaron a depender de decisiones externas, altamente cen- . .istos contingentes que
tralizadas, tomadas en el ámbito de las ETN (Furtado, 1967; Sunkel, 1971). del sector atrasado con
El proceso de industrialización, en su origen fundamentalmente nacional, devino .1.Zaba, lo que se prod
transnacional y la dependencia tecnológica se acentuó. La inserción de las ETN en el pro- nalidad en las grandes
ceso de industrialización significó, como Sunkel (1971) lo señaló en su tiempo, un proce- ..más que un progreso
so simultáneo de integración transnacional y de desintegración nacional. .ID ahondamiento de la

Los países de mayor desarrollo relativo de América Latina -y sobre todo Brasil- :ripie concentración de
avanzaron, con el concurso de la IED y del Estado, en la producción de bienes inter- El MSI no modifico
medios (siderurgia, química y petroquímica) y con menor éxito en la producción de Junque hasta 1970 b
bienes de capital. Sin embargo, dichos avances fueron insuficientes para crear una base región, proceso que se
endógena de acumulación de capital y un sistema productivo más coherente e inte- ron a las sociedades
grado. Las dificultades que estancaron los ef ectos hacia atrás de la industrialización rros durante la posgu
sustitutiva y la creación de un «núcleo crítico de dinamización tecnológica», como lo fuerzas productivas de
calificaba Fajnzylber (1983), estuvieron vinculadas a factores objetivos como el tama- rno contribuyeron a
ño del mercado, angostado por la alta concentración del ingreso, la restricción de di- de bienes manufac..." .,.•
visas o la trasnacionalización de las decisiones. Sin embargo también obedecieron, Jlros ingresos. Si bien
como agudamente observó Albert Hirschman (1968), a errores de política económica !OrÍa en los salario .
que desalentaron la marcha del proceso hacia atrás, entre los que destacaron la aplica-
ción de políticas carnbiarias que indujeron la sobrevaluación de las monedas, así como
la insuficiente protección a la importación de insumos y bienes de capital para alentar u Comillas de Pin:
AM E. RI CA LA TJ'IA Y DESARROLLO ECONÓ MI CO 27

mos a plazos y ucción nacional de los mismos. Resultaba claro que avanzar en la dirección de
rn deuda tenía axsruir un sistema productivo más articulado y coherente requería de la p articipa-
acc :JctÍ\'a del Estado, de la orientación de la política económica a ese fin y de una
y finales de los líacru dosis de programación económica.
Ella involucra I...J heterogeneidad estructural del sistema no desapareció, sino que sólo cambió y
~ndo un creci- ruzo más compleja. Dicha heterogeneidad estructural, así como la persistencia de
el modelo pre- IIDr.!US de producción «atrasadas», no era solamente una herencia del pasado, sino un
¡mente Tavares as.."'O específico del subdesarrollo que tendía a reproducirse y perpetuarse. Así lo en-
Por tal motivo lmCllJ F urtado (1967) cuando planteaba que la estructura dual aparecía bajo nuevas
¡rrialización di- 10rma en el modelo de sustitución de importaciones. Y a eso aludía G under Frank
de importacio- %91 cuando propuso la tesis del desarrollo del subdesarrollo.
1rincipalmente, _\I sector exportador moderno heredado del MPE se sumó un nuevo sector mo-
as que una sus- .ll:'!DO liderado por la industria orientada al mercado interno. Al sector tradicional an-
de el centro ha- aes circunscrito, fundamentalmente, al mundo rural y a las comunidades indígenas, y
que el esfuerzo se definía como desempleo disfrazado o latente, vino a agregarse un nuevo sector
~a son las ETN de subempleados y marginados urbanos que emigraron del medio rural o de ciudades
1ndan el p roce- - pequeñas, pero que no lograron ser absorbidos por el sector moderno ubicado en
oterno y se apo- l:as grandes urbes. A pesar del dinan1ismo de la industria, al operar ésta con técnicas
ce lo que Car- « producción intensivas en capital importadas del centro, resultó incapaz de absor-
interno». Ello ber la migración procedente del campo, dando origen al fenómeno de la economía in-
uba la conduc- rmal, que ahora nos inunda.
2004), y limi- El capitalismo latinoamericano, entonces, ha rendido a reproducir con su desen-
. gobiernos. Las TOlvimiento la heterogeneidad estructu ral. La ind ustria sustitutiva y, en un sentido más
ción dejaron m1plio, el proceso de acum ulación de capital resultaron incapaces de absorber a los
altamente cen- ;15cos contingentes que migraron a las ciudades. Lejos de producirse el vaciamiento
1. .id sector atrasado con la acumulación de capital, proceso que A. Lewis (1954) idea-
azaba, lo que se produjo fue la aparición del subempleo, la informalidad y la margi-
nalidad en las grandes ciudades del subcontinente. Como adverúa Pinto (1980: 109),
..más que un progreso hacia la "homogeneización" de la estructura global, se perfila
un ahondamiento de la heterogeneidad de la misma» 12. Con el MSI se producía una
codo Brasil- ::ripie concentración de los fru tos del progreso técnico: económica, social y regional.
ienes inter- El MSI no modificó la alta concentración del ingreso heredada del modelo anterior,
ucción de aunque hasta 1970 hubo una ligera mejoría en el Coeficiente Gini en algunos países de la
runa base región, proceso que se revierte a partir de esa fecha (véase cuadro 2). Las ETN traslada-
ron a las sociedades latinoamericanas formas de consumo que se masificaron en los cen-
tros durante la posguerra, pero que no se correspondían con el grado de desarrollo de las
ca», como lo fuerzas productivas de la periferia. En el contexto latinoamericano esas formas de consu-
como el tama- mo contribuyeron a mantener los altos niveles de concentración del ingreso. El mercado
·cción de di- de bienes manufacturados se orientó a satisfacer la demanda suntuaria de los grupos de
altos ingresos. Si bien el dinamismo de la acumulación de capital hizo posible cierta me-
joría en los salarios reales, así como la incorporación de las capas medias al consumo de

12 Comillas de Pinto.
28 AMt RI C A L ATINA Y DESARROLLO E C ONÓ MI CO

bienes duraderos, amplios segmentos de la población se mantuvieron al margen de ese El desequilibrio externo
proceso. Ante la ausencia de acciones correctivas encaminadas a mejorar la distribución ~~agropecuario. Mientr.is
del ingreso por parte de Estados crecientemente transnacionalizados y vinculados a las industria en el eje del
nuevas oligarquías internas que se desarrollaron con el MSI, la acumulación siempre cho- ~ descansando en los p
có con los límites que le marcaba la existencia de un mercado estrecho y concentrado. Enfrentado el MSI a

Cuadro 2. Coeficiente Gini :erormas necesarias para


1960 1970 1980 1990 Mediados 1990
::ucrural que apareció a -
2000
Jdos como en la perifena
AMÉRICA LATINA 53,2 48,4 50,8 52,2 ==rento externo (para fin
MÉXICO 56,7 51,8 54,9 53,4 54,6 a la profundización de
BRASIL 57,4 57,3 59,4 59,3 .:omracción de la inversiém
ARGENTINA 42,5 50,1 48,2' 52,2 El endeudamiento e:
CHILE 50,3 55,1 56,1' 57,1 : •:::i. Ello fue facilitado
a) año de 1996. .rolación fordista en el c
Fuente: elaborado con datos de la ONU. Indicadores de DesarroUo Humano (2006), Hemándcz Laos y Velázquez (2003) y Ban- ~dos en el mercado dd
co Mundial (2004). .;JS taSas de interés reales sie

...1 política monetaria de u


De esa manera, se configuró una estructura industrial desarticulada, sesgada hacia a impulsada frenéticcuu~•
el consumo suntuario; una industrialización «trunca» (Fanjzylber, 1983) o una «se- 5:iglitz, 2003) bajo la falsa
miindustrialización dependiente» (Ferrer, 2004), que carecía de una base endógena de :,iecer los límites del MSI
acumulación de capital. Los avances para crear una base científica y tecnológica pro-
pia fueron fragmentarios y se circunscribieron a algunas actividades, generalmente ~ de la economía est ,
controladas por el Estado o efectuadas en las universidades públicas. ::lSlllO estatal y en la falta de
Por ello, así como por la alta dependencia de las importaciones de insumos y bie- ~lis adelante, ante el co
nes de capital, la «restricción externa», es decir, la incapacidad estructural de los paí- ;;es latinoamericanos fremr
ses de la periferia de generar las divisas necesarias para financiar la reposición y am- .:iendo un análisis defo
pliación de la planta productiva, lejos de resolverse, se reprodujo bajos nuevas formas. :ies. sugirió que el M I
Después de una primera etapa en la que, gracias a la sustitución, el coeficiente de im- =iientras que los países ·
portaciones registró una fuerte disminución, comenzó a estabilizarse y luego rápida- :rategia liderada por las
mente a incrementarse, conforme se avanzaba de la sustitución fácil a la sustitución di- Desde el lado del pen
fícil. Las importaciones de bienes finales fueron sustituidas por compras de bienes .os portavoces del pens.i
intermedios y de capital. Como estas importaciones tienen una elasticidad-ingreso su- :rollo se empeñó en s
perior a la unidad, resultó que el desequilibrio comercial tendía a aumentar más rápi- :x:is aisló del mercado m
do que el crecimiento del PIB. Como afirma Tavares (1972: 38-39), ;:ios revela, por el conrr ·

:r.1 el desarrollo del M I


[ ... ] la dinámica del proceso de desarrollo por medio de la susútución de importaciones iis para atacarlas y alean
puede atribuirse, en síntesis, a una serie de reacciones a los sucesivos desafíos provocados :re otras, la revisión de la
por la estrangulación del sector externo, a través de los cuales la economía va haciéndose .JSÍ como reformas re~ - u.a.._
menos dependiente del exterior en lo cuantitativo, además de transformar cualitativamente Furtado, 1969; Pinto_ 1
la índole de tal dependencia. A lo largo de este proceso, del cual resulta una serie de modi-
ficaciones estructurales de la economía, se van manifestando sucesivos aspectos de la con-
tradicción básica que le es inherente, entre las necesidades de crecimiento y la barrera que
representa la capacidad para importar.
AM~RI C A L ATI N A Y DE SA RR O LLO E C O NÓ MI CO 29

J margen de ese El desequilibrio externo se vio agravado, además, por el descuido relativo del sec-
ir la distribución ·r.x agropecuario. Mientras que la estructura productiva se modificó, constituyéndose
vinculados a las mdustria en el eje del proceso de acumulación de capital, las exportaciones siguie-
ión siempre cho- :oo descansando en los productos primarios.
. concentrado. Enfrentado el MSI a sus contradicciones internas, y careciendo los gobiernos de la
e;,oca de una base política para recuperar autonomía frente al exterior y emprender las
=-~formas necesarias para ampliar los horizontes del modelo, lo que agravó una crisis es-
1990 2000 :rucrural que apareció a finales de la década de los sesenta tanto en los países desarro-
.udos corno en la periferia del sistema, se recurrió a la opción más fácil del endeuda-
:ruento externo (para financiar los crecientes desequilibrios externos y presupuestales)
54,6 •. a la profundización de la intervención estatal de la economía para contrarrestar la
59.3 .:ontracción de la inversión privada.
52,2 El endeudamiento externo asumió, cada vez más, la forma de un endeudamiento
57,1 • m.i. Ello fue facilitado porque, como consecuencia de la propia crisis del modo de re-
.rulación fordista en el centro, los bancos transnacionales acumularon enormes recursos
.Jquidos en el mercado del eurodólar. Asimismo, coadyuvó al proceso el hecho de que
;..s tasas de interés reales se tornaron negativas como consecuencia del relajamiento de
:.t política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos. Esa parafernalia deudo-
. sesgada hacia :-.1. impulsada frenéticamente por los bancos acreedores y los organismos multilaterales
3) o una «se- - tiglitz, 2003) bajo la falsa divisa de que «los gobiernos no quiebran», acabó por esta-
endógena de blecer los límites del MSI y por determinar el tránsito al modelo neoliberal.
ccnológica pro- En los años setenta se profundizó el debate sobre la viabilidad del MSI. Desde la óp-
. generalmente aca de la economía estándar, los problemas se encontraban en el excesivo intervencio-
nismo estatal y en la falta de apertura hacia el exterior (Little, Scitovsky, Scott et al., 1970).
.\lás adelante, ante el comportamiento contrastante en materia de crecimiento de los paí-
ses latinoamericanos frente a los países del Sudeste asiático, el pensamiento liberal, ha-
·ción y am- ciendo un análisis deformado y reduccionista de los procesos históricos en ambas regio-
nuevas formas. nes, sugirió que el MSI era un fracaso por haber construido una economía cerrada,
~ciente de im- mientras que los países asiáticos, al decidir abrir sus economías al exterior y elegir una es-
luego rápida- trategia liderada por las exportaciones, habrían tenido resultados exitosos (Balassa, 1982).
S1'stitución di- Desde el lado del pensamiento estructuralista, y en contraposición a lo que señalan hoy
ras de bienes los portavoces del pensamiento único, acerca de que la teoría latinoamericana del desa-
rrollo se empeñó en sostener una estrategia de industrialización estatista e inviable que
nos aisló del mercado mundial, una revisión de los trabajos estructuralistas de esa época
nos revela, por el contrario, importantes debates sobre las contradicciones que enfrenta-
ba el desarrollo del MSI y sobre la necesidad de practicar reformas estructurales profun-
das para atacarlas y alcanzar niveles superiores de desarrollo. Estas reformas incluían, en-
tre otras, la revisión de la protección y el aliento de las exportaciones de manufacturas,
así como reformas redistributivas como la reforma fiscal o la postergada reforma agraria
(Furtado, 1969; Pinto, 198013) . F. Fajnzylber (1990) analizaba los dilemas que enfrentaba

1l AJ evaluar las e xperiencias aperturistas de las dictaduras militares del Cono Sur en los setenta, Pinto su-
gería la necesidad de intensificar «la corriente de exportaciones y particularmente las de origen fabril». Sin cm-
A MI
30 AMtRICA L ATINA Y DE SARR OLLO ECONÓMICO

el proceso de industrialización latinoamericano al comenzar la década de los ochenta. En .iños cuarenta y cincuen
ese trabajo Fajnzylber (1990: 837-838) prefiguraba los efectos que tendría la estrategia :es. Tampoco el escenar
aperturista y privatizadora de corte fundamentalista que comenzaba a aplicarse en la re- mentas nacionalistas y f
gión, e insistía en la necesidad de desarrollar una estrategia que combinara el acceso a los na había recrudecido la
mercados internacionales con el fortalecimiento del mercado interno: ..1tinoamericanas a los ir
El escepticismo de h
Si, por ejemplo -afirmaba-, se centra la atención exclusivamente en la necesidad de desarrollo económico y :
abrir los mercados internos, el efecto inmediato será intensificar la modernidad de escapa- ..as ETN y dependiente e
rate, debilitar aún más la frágil base empresarial y acentuar la inserción por la vía de los re- diagnóstico estaba basac
cursos naturales. Por otra parte, resulta voluntarioso el intento de reforzar la base empre- cana y de la relación de
sarial nacional aplicando el expediente aparentemente eficaz de transferir la propiedad de \inculada orgánicamente
las empresas ya establecidas a agentes (privatización o estatización), manteniendo constante ro, los dependentistas, a
un patrón de consumo difícilmente compatible con el crecimiento[. ..]. ~ triunfar la revolución
medios de producción,
La experiencia regional e internacional sugiere que para alcanzar los objetivos ge- .:iiseñar una estrategia de
nerales del desarrollo es preciso avanzar a un mismo tiempo hacia una articulación :eoría de la dependenci
económica social interna y hacia una sólida participación en la economía internacio- us operativas».
nal. Es ilusorio pretender esa participación excluyendo en forma parcial a sectores so-
ciales y regiones, ya que las tensiones sociales latentes se traducen inexorablemente en
la incertidumbre y comprometen, en último término, la inversión y el crecimiento.
El MSI no se «agotó», como si se tratara de un recurso natural sobreexplotado.
Las contradicciones del modelo podrían haber sido confrontadas de haberse aplica- La crisis de la deuda
do reformas estructurales que redistribuyeran el ingreso, políticas adecuadas para im- .:orno todos los quiebr,
pulsar los «efectos hacia atrás» de la industrialización y la articulación del sistema _-\mérica Latina los aoh
productivo, así como la revisión selectiva de los esquemas de protección. Opciones ~es de Pinochet ( 1C/
había, mientras que lo que faltaba era voluntad política para llevar adelante las re- .JUe se inaugura con d
formas. O , para decirlo de otra manera, los obstáculos eran fundamentalmente polí- ~ ratorios de las políti
ticos. Durante la década de los sesenta y setenta se había conformado una oligarquía p ráctica por R. Reagan
muy distinta a la del MPE, estructuralmente vinculada a las ETN y al capitalismo fi- Harvey, 2005). Apam:
nanciero internacional por la vía de la deuda external-1. A esas alturas, el proyecto na- .ambos regímenes autCI
cional de desarrollo que había sido impulsado por los regímenes progresistas de los micas restrictivas que 1
:,,ajadores y en los seCII
5eIÍan bautizadas coma
bargo, aclaraba que «tal objetivo no comprende una mutación estructural del carácter de la industrialización la-
regulación financiera
tinoamericana en el sentido de un viraje o una oposición entre la orientación "hacia dentro" o " hacia afuera" del
proceso». Y advertía sobre los peligros del aperturismo neoliberal que se estaba gestando ya en el Cono Sur, al
:,ender el financi~
señalar «que algunas variedades del llamado "aperturismo" han rechazado o menospreciado esas relaciones, pos-
tulando en cambio una línea de conducta que sigue o reproduce los esquemas decimonónicos sobre la maceria y
que plantea diversos peligros, potencialmente o ya discernibles, que se proyectan sobre variables económicas, so- • «En resumen. d
ciales y políticas de la mayor trascendencia (Pinto, 1980: 577-578)». axes de la clase burgue.a
14 «La nueva forma de desarrollo (de la etapa de la «susticución difícil» trasnacionalizada) implica, induda-
p«ro de la metrópoli
blemence, la renovación del sis tema polícico-social, formando una estructura de dominación que no está basada, ~ por el neollll,-
o sólo lo está parcialmence, en los sectores terratenientes, exporcadores o vinculados a la induscria de bienes de El caso brasilei.:o a
coasumo rápido. El nuevo sector económico, en el que predominan las empresas moa opolistas imemacionales y
el sector financiero que surge vinculado al mercado interno, busca ejercer una influencia fundamental sobre las
decisiones aacionales (Cardoso y Faletto, 1969: 154)».
AMÉRI CA LATl:-OA Y DESARROLLO ECONÓ MI CO 31

ochenta. En .:; cuarenta y cincuenta había sido prácticamente abandonado por las nuevas eli-
la estrategia Tampoco el escenario político latinoamericano abonaba el terreno para experi-
lcarSe en la re- oe:ncos nacionalistas y populares. El ascenso y consolidación de la revolución cuba-
el acceso a los - había recrudecido la política de «guerra fría» y subordinado a las elites políticas
..ltinoamericanas a los intereses estadounidenses.
El escepticismo de la teoría de la dependencia sobre la posibilidad de alcanzar el
necesidad de desarrollo económico y social bajo los auspicios de una nueva oligarquía, asociada con
'dad de escapa- us ETN y dependiente del imperialismo, resultó certero (Gunder Frank, 1969)15. Este
la \Ía de los re- .:i.ignóstico estaba basado en un análisis profundo de la estructura social latinoameri-
Cllla y de la relación de una burguesía dominante-dominada interna (Aguilar, 1967)
\mculada orgánicamente con el capital transnacional y con el imperialismo. Sin embar-
do constante ~- los dependentistas, al confiar en que los obstáculos del subdesarrollo se resolverían
~ triunfar 1a revolución socialista, con el mero cambio del régimen de propiedad de los
medios de producción, perdieron capacidad propositiva en la tarea imprescindible de
objetivos ge- diseñar una estrategia de desarrollo exitosa. Como dice S. Lichstensztejn (2001: 97), la
a articulación ~eoría de la dependencia «se basaba en grandes principios contestatarios sin propues-
a internacio- tas operativas».
a sectores so-
rJblemente en
· iento. Modelo neoliberal (1983-¿?)
xplotado.
rse aplica- La crisis de la deuda externa de 1982 señaló el fin del MSI y el tránsito al MN. Pero,
s para lID- como todos los quiebros históricos, el MN tiene antecedentes que lo anuncian. En
el sistema .-\.mérica Latina los antecedentes del modelo hay que rastrearlos en las dictaduras mi-
Opciones Ütares de Pinochet (1973-1990) en Chile y de la junta militar argentina (1976-1983),
ante las re- que se inaugura con el ascenso de Videla al poder en 1976. Ambos países fueron la-
ente polí- boratorios de las políticas neoliberales y anticiparon las medidas después puestas en
oligarquía práctica por R. Reagan y Margaret Thatcher en Estados Unidos y en el Reino Unido
italismo fi- Harvey, 2005). Aparte de aplicar una represión salvaje sobre los grupos opositores,
ambos regímenes autoritarios se caracterizaron por la aplicación de políticas econó-
micas restrictivas que recargaron el costo de las políticas de estabilización en los tra-
bajadores y en los sectores populares. Anticiparon la implantación de las que después
serían bautizadas como «reformas estructurales», como la apertura comercial y la des-
regulación financiera (Ferrer, 2004) 16 . La decisión de los acreedores externos de sus-
pender el financiamiento voluntario y la rigidez de los programas de ajuste impuestos

• re la materia y
"«En resumen, el neoimperialismo y el desarrollo del monopolio capitalista están obligando a codos los sec-
tores de la clase burguesa de América Latina a una alianza económica y a una dependencia aún más estrecha res-
plica, induda- pecto de la metrópoli imperialista. La vía del capitalismo nacional o estatal hacia el desarrollo económico les está
no está basada, cerrada por el neoimperialismo actual» (Gunder Frank, 1969: 347).
de bienes de 16 El caso brasileño es harina de otro costal. Aunque Brasil inició el camino de los regímenes milirares en el
Cono Sur del continente en 1974, y fue un régimen autoritario que implementó poliácas monetarias y fiscales de
corte restrictivo, mantuvo la política de sustitución de importaciones, ampliándola a la producción de bienes in-
termedios y de capital, y sostuvo una fuerte participación económica del Estado (Fausto, 2001).
A M ~ R I CA L ATINA Y DE SARRO L LO ECONÓ MI CO
32

por el Fondo Monetario Internacional (FMI) condujo a los países latinoamericanos a -x. centro estadol..lffi '
proyectar sus economías hacia el exterior y a financiar el pago del servicio de la deu- "'C ru inserción en '..a
da mediante la obtención de superávit en la balanza comercial, lo que se tradujo en - ..Jción para sus c.1;:,
una drástica compresión de la capacidad de importación y de los niveles de inversión, -.i..1 consolidado e::
consumo y empleo. - un ,·asto número .:r
Desde 1983 los países latinoamericanos transitaron al MN, un modelo de econo- denses del estab!LJ. ~
mía abierta, orientado hacia fuera, caracterizado por la conversión de la exportación te las «verdades--
en el eje del régimen de acumulación. De hecho, como lo ha planteado la CEPAL, el :r;x!ucido, como ~
proceso de transición al nuevo modelo siguió dos rutas diferenciadas. Por un lado, los :mi la begemonu •
países del Cono Sur, en los que se gestó una cierta «reprimarización» de sus econo- ::-ecom·ertir sus
mías, y por el otro lado México y los países centroamericanos y del Caribe, que se con- e;;: .:orno los capi ~
virtieron en plataformas de exportación hacia Estados Unidos, mediante maquilado- & ...1 burguesía in2-
ras. Pero a lo largo y ancho de la región se generaron procesos de desindustríalización --e .:.d modelo . a!~
y de ruptura de cadenas productivas internas. La participación de la industria en el - meno res de
PIB disminuyó en Argentina del 28% en 1976, al tomar Videla el poder, al 15,4% en Curiosamem
2001. En México pasó del 29% en 1980 al 24,5 % en 2003. e la n •
El MN fue una consecuencia de las tendencias mundiales a proyectar los sistemas ausp1
productivos hacía el exterior, como resultado de la crisis estructural iniciada a finales : br
de los años sesenta en los principales países desarrollados. Esa crisis coincidió con la ~
crisis del MSI en América Latina. La globalización se convirtió en una estrategia de
«salida» de la crisis para las ETN del centro más poderosas e internacionalizadas. A
su vez, los grupos privados internos y los gobiernos de los países endeudados de la pe-
riferia encontraron en la globalización neoliberal una opción para reconvertir sus em-
presas y enfocarlas hacia el mercado externo, principalmente hacia el mercado norte-
americano.
El fracaso del «ajuste ortodoxo» de los ochenta, que postró a América Latina en
una situación de estancamiento en la llamada «década perdida para el desarrollo», sin
resolver los desequilibrios que estaba llamado a superar, obligó al replanteamiento de
las estrategias de reforma. A la nueva estrategia, que consisúa en diez medidas de po-
lítica económica que abarcaban desde la disciplina fiscal hasta la liberalización co-
mercial y financiera, se le bautizó como el Consenso de Washington a partir del fa-
moso arúculo deJohn Williamson (1990). Por Washington, Williamson aludía (1990:
27) «tanto al Washington político del Congreso y miembros principales de la admi-
nistración, como al Washington tecnocrático de las instituciones financieras interna-
cionales, las agencias económicas del gobierno de EUA, la Junta de la Reserva Fede-
ral y los " think tanks"». Williamson reconocía el peligro de que el Consenso fuera
interpretado como una imposición de Estados Unidos hacia sus vecinos, pero se re-
confortaba encontrando que los economistas latinoamericanos que asisúan a la confe-
rencia coincidían con los planteamientos estadounidenses, por lo que quedaba justifi-
cado hablar de un consenso.
El Consenso de Washington no consistió meramente en un decálogo de política
económica impuesto desde Washington con la colaboración del FMI y el Banco Mun-
dial, ni reflejó únicamente una convergencia de ideas, sino que expresó, ante todo, un
compromiso político, un entramado de intereses entre el capital financiero globalizado
AM ÉRICA LA11NA Y DESARR OL LO E CO NÓMI CO 33

oamericanos a .ae ~tro estadounidense y las elites internas de América Latina 17 • Éstas buscaban
·icio de la deu- ~..: inserción en la globalización una salida de la crisis y un nuevo campo de acu-
Je se tradujo en --~iv-n para sus capitales. Durante la etapa del «ajuste ortodoxo» de los ochenta se
les de inversión, consolidado en los gobiernos latinoamericanos, sobre todo en el área financie-
_, \·asto número de cuadros neoliberales educados en las universidades estadou-
>delo de econo- ~ del establishment (Chicago, Yale y Harvard), dispuestos a aplicar religiosa-
! la exportación ac:~e las «verdades» del nuevo decálogo neoliberal. Pero sobre todo se había
fo la CEPAL, el .!ucido, como en etapas anteriores, una recomposición del bloque dominante, en
Por un lado, los .:ua.l la hegemonía fue conquistada por los grupos oligárquicos internos que logra-
➔ de sus econo- reconvertir sus capitales hacia el exterior, estrechamente vinculados con las ETN,
ribe, que se con- • .:orno los capitales ubicados en los circuitos financieros globales. Vastos segmentos
rore maquilado- ~ :.i burguesía industrial se transformaron en «burguesía compradora». Con el avan-
mdustrialización a .:el modelo, algunos miembros de las oligarquías internas devinieron en rentistas o
1 industria en el s menores del capital transnacional.
der, al 15,4% en Curiosamente, el Consenso no postulaba la apertura financiera, si bien ésta fue el
anuo de la nueva estrategia. A finales de esa década se renegoció la deuda externa
erar los sistemas los auspicios del Plan Brady, lo que produjo un cierto alivio en la carga de su ser-
iciada a finales ft:lo: y sobre todo se impulsó la apertura de la cuenta de capitales, lo que permitió re-
coincidió con la JC:Jdar el crecimiento y financiar el desequilibrio de la cuenta corriente mediante el li-
ma estrategia de acceso de la inversión extranjera directa (IED) y de los flujos privados de capital
acionalizadas. A de cartera. Sin embargo, la apertura financiera y el ingreso masivo de flujos externos
rudados de la pe- mearon la sobrevaluación de las monedas y un nuevo ciclo de endeudamiento ex-
;onvertir sus em- ~o que agravaron la vulnerabilidad externa y la fragilidad financiera (Bresser-Pe-
1mercado norte- :era, 2007). Uno tras otro, los países emergentes de la región pasaron por la tritura-
.:lOra y experimentaron crisis financieras agudas con secuelas severas en la economía
=eil: México en 1994-1995, Brasil en 1999 y Argentina en 2001.
desarrollo», sin El MN acentuó y tornó más compleja la heterogeneidad estructural del sistema
reamiento de ;roductivo y de 1a estrucrura social. El sector exportador funciona como una suerte
medidas de pa- de enclave, de manera semejante a lo que sucedía en el MPE. Dentro del sistema pro-
ralización co- ductivo, y con las variantes que forzosamente marcan las diferencias nacionales, exis-
a partir del fa-
o aludía (1990:
es de la admi- 17
Ese compromiso político que representaba el Consenso de Washington se evidenció de manera diáfana en
e caso mexicano con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). El TLCAN im-
;ilicó un acuerdo entre gobiernos y grupos empresariales oligopólicos que veían en la integración una palanca im-
;iortante para ampliar sus mercados y zonas de operación e influencia, así como para maximizar sus beneficios.
En lo fundamental , fue impulsado por los grupos y empresas más globalizados del capital financiero de Estados
. pero se re-
l"nidos, así como por los g rupos y empresas más poderosos de Canadá y México.
a la confe- Las ETN estadounidenses más globalizadas veían en el llCAN un instrumento para elevar sus niveles de com-
aba justifi- ;ictitividad en relación con otras regiones del mundo (Europa y Asia, principalmente). Para el gobierno de Estados
t:nidos se trataba de llevar a la práctica un conjunto de reglas para la operación de las inversiones extranjeras que
conceden a éstas una libertad irrestricta, así como un conjunto de prerrogativas: propiedad intelectual, tratamiento
nacional a los inversores extranjeros, eliminación de normas de comportamiento, etc.), que se han impulsado en di-
\-Crsos foros mulrilate.rales y tratan de aplicar en escala mundial. Las grand1..-s empresas canadienses y mexicanas, por
su parte, buscaban, mediante la apertura y el TLCAN, modificar sus estrategias y reconvertir sus empresas hacia el
mercado exterior para insertarse en una economía mundial creciemememe globalizada.
AMLR
34 AM tRICA L AT I NA Y DESARROLLO ECO:-.ÓMICO

ten tres niveles claramente diferenciados en los sistemas productivos de los países la- ~~ embargo, también
tinoamericanos: ~ ···tema productivo ind
...-._.3ciones. El coeficient
1) En la cúspide, el sector exportador, convertido en el eje dinámico del sistema, ~ .. o del PIB en 1981.

pero aislado, en gran medida, del resto del sistema productivo. (Gráfico 1). El cam
2) El antiguo sector moderno creado durante la etapa de sustitución de importa- :iciente de importacio
ciones, integrado por pequeñas, medianas y hasta grandes industrias, separadas ~ del 16,3% al 41,5 °10

del sector exportador y dependientes del mercado interno. ....tlro fundamentaLnente


3) Y los sectores atrasados, compuestos por: a) las antiguas actividades tradiciona- ~ re de importaciones
les, urbanas y rurales (incluyendo las comunidades indígenas en el caso de Mé- -encos a partir del go
xico, de Guatemala y de los países andinos); y b) la cada vez más densa franja de
la economía informal.

El progreso técnico absorbido por el sector exportador no se irradia al conjunto COEFICIE


del sistema productivo (no crea cadenas productivas internas), lo que impide la cons- 45.0
trucción de una base endógena de acumulación de capital. El progreso técnico se con- .10.0
35,0
centra, como en los tiempos del modelo agrario-exportador, en el sector dinámico de
30,0
la econonúa, sin transferirse, salvo mínimamente, a otras actividades. Al concentrarse
25,0
el progreso técnico se concentran también, de manera concomitante, las ganancias de
20,0
productividad, indispensables para la modernización del resto del sistema productivo. •s.o
Como el modelo exportador funciona sobre la base de salarios reales bajos y restrin- 10.0
gida participación directa del Estado en la economía, el mercado interno, en vez de 5.0
expandirse, se ha estancado, afectando seriamente a la mayoría de las empresas y ac-
tividades que dependen de éste.
Si algo ha caracterizado a la economía latinoamericana durante las últimas dos dé-
cadas es la lentitud de su crecimiento económico. El PIB por habitante de América La- r- AméricaU
tina descendió -0,8%- en la «década perdida» de los ochenta. En los noventa, ya en
pleno Consenso de Washington, el crecimiento del PIB per copita fue bastante medio-
cre, del 1,3 % anual, lo que contrasta negativamente con el 2,54 % conseguido en los se- CEPAL.
sentas y el 3,3 % de los setenta (citado por Stiglitz, 2003: 10). Contrariamente a lo que
sostenían los representantes del «pensamiento único» en el sentido de que la apertura Debido a la gran de
se traduciría en un mayor crecimiento económico, sucedió exactamente lo contrario. ;L.U1Za comercial se a
Rodrik (2004) encuentra que los países que tuvieron resultados exitosos en materia de .>6 exterior, por la vía
crecimiento económico durante las últimas décadas fueron aquellos que no siguieron al -¡,licó el mantenimiea
pie de la letra el decálogo del Consenso de Washington (Taiwán, Corea del Sur, China 10 en altas tasas reales

o India), mientras que los que obtuvieron los peores resultados fueron los que se ape- .::. de recursos extem
garon dogmáticamente al libreto neoliberal, como Argentina, Brasil o México. .:-::~l\irtió en un factor
El MN fue presentado también por sus promotores como el modelo que permiti- externo resultó muy
ría superar 1a restricción externa. Se suponía que al cambiar la orientación de la in- r:mre los noventa, y el
dustria «hacia fuera» se superaría el sesgo antiexportador de la sustitución de impor- :.,¡;nbiario de la «caja de
taciones, lo que posibilitaría conseguir, mediante el comercio exterior, las divisas que J_ creación monetaria.

reclama la continuidad del proceso de crecimiento. Se generaría, así, una base endó- La heterogeneidad
gena de acumulación de capital y de financiamiento, Jo que tendería a eliminar gra- - iCllro, en vez de aten
dualmente la dependencia de la economía en el financiamiento externo. -ue,as las relaciones
.ltlCO
AMÉRI C A L ATI NA Y DE S ARROLLO ECO N Ó MICO 35

oouctivos de los países la- - embargo, también en esto ocurrió exactamente lo contrario. La recomposición
~ema productivo inducida por el MN acentuó la dependencia respecto de las im-
:xiones. El coeficiente de importaciones en América Latina se incrementó del
l eje dinámico del sistema, d el PIB en 1981, un año antes de la crisis de la deuda externa, al 22,3 % en
• Gráfico 1). El cambio más acentuado ocurre en México con el TLCAN , cuyo
roductivo.
de sustitución de importa- ~oente de importaciones en el mismo periodo crece más de dos veces y media, al
mdes industrias, separadas - del 16,3% al 41,5 % . En Argentina aumenta del 10,4% al 13,5 %, registrándose
el ~~o fundamentalmente en la década de los noventa. Sólo Brasil conserva un coefi-
,tem o.
:u.as actividades tradiciona- ~.e de importaciones semejante al del final del MSI, aunque se registran también
16.genas en el caso de Mé- a:s:;enros a partir del gobierno de Cardoso.
w:ia ,-ez más densa franja de
Gráfico 1

,r no se irradia al conjunto COEFICIENT E DE IMPORTACIONES DE AMÉRICA LATINA, 1982-2002


us . lo que impide la cons- .!.5.0 -
E progreso técnico se con- .!0,0 •
35,0
K" eo d sector dinámico de
JO.O
cn,dades. Al con centrarse
25,0 1
cocutame, las ganancias de 20.0 !
so del sistema productivo. 15,0
.a=- reales bajos y restrin- 10,0 i
oe:-c.1do interno, en vez de 5.0 I
• r::a de las empresas y ac- o.o +-~---~-- - --..--------,----,---- ~- - - - - ~

,._-mte las últimas dos dé-


lit :ubtraore de América La- - - América Latina - - - Argentina Brasil - • • - - - México
c:.:.a.. L'l los noventa, ya en
· · iue bastante medio-
J:ioc,1.-: CEPAL.
conseguido en los se-
c.c.cr.r-ariamente a lo que
~ de que la apertura Debido a la gran dependencia respecto de las importaciones, el desequilibrio de la
~...unente lo contrario. ::ulanza comercial se agudizó, por lo que se requirió de crecientes recursos financieros
:aoos ex1rosos en materia de .:!el exterior, por la vía de inversiones extranjeras directas y de capital de cartera. Ello
axrflios que no siguieron al ::nplicó el mantenimiento de una política monetaria y fiscal restrictivas, lo que se tra-
me. Corea del Sur, China .:ujo en altas tasas reales de inte rés y en un crecimiento económico mediocre. La afluen-
.:ia de recursos externos provocó la sobrevaluación de la moneda, lo que a su vez se
ru-eron los que se ape-
111:. &asi.l o México.
.:onvirtió en un factor de atracción de capitales del exterior. El peso del endeudamien -
d modelo que permití- ~o externo resultó muy alto. Tanto Brasil como México se endeudaron fuertemente du-
orientación de la in- :ante los noventa, y el endeudamiento fue aún mayor en Argentina, donde el régimen
5t!Stitución de impor- cambiario de la «caja de convertibilidad» exigía la atracción de capital del exterior para
arerior. las divisas que :a creación monetaria.
- .:J• .15.Í, una base endó-
La heterogeneidad estructural, rasgo del capitalismo latinoamericano desde su naci-
tmdería a eliminar gra- ::niento, en vez de atenuarse se ha reproducido en forma ampliada, haciendo más com-
¡>lejas las relaciones entre el sector «moderno» y el sector «atrasado». La idea facilona
~ o externo.
36 A M tRICA L AT I NA Y DESARROLLO E C ONÓ M I C O

de los neoliberales de que la globalización moderniza y homogeneiza no se compadece


con los procesos reales que ha experimentado América Latina durante los últimos vein-
ticinco años. Con la instauración del MN se configuró un sistema productivo más de-
sarticulado y extravertido que el prevaleciente durante el modelo de sustitución de im-
portaciones. En muchos sentidos, el MN se parece al MPE, ya que ambos carecen de
motor interno y dependen de la demanda externa.
Debido a los cambios registrados en el sistema productivo, la estructura social se
ha vuelto más heterogénea y compleja, cobrando inusual fuerza fenómenos como la in-
formalidad y la migración hacia Estados Unidos o hacia Europa en los casos argenti-
no, peruano o ecuatoriano.
La teoría estándar postula que la integración económica puede provocar pérdidas
de empleo en las ramas menos competitivas, pero que dichas pérdidas serían com-
pensadas por incrementos de plazas en las más competitivas y que la «calidad» de los
empleos se elevaría. Además, se consideraba que el nivel agregado de empleo no se ve-
ría afectado por la integración, ya que depende de políticas macroeconómicas. La ex-
periencia latinoamericana reciente no corrobora la validez de esa tesis. Efectivamente,
el MN provocó cambios importantes en la estructura del sistema productivo y del em-
pleo, pero no parece haber prevalecido la creación de empleos de «mayor calidad»,
sino más bien una expansión sin precedentes de la economía informal, una creciente
«informalización» del sector formal y una emigración imparable. El alud de mexica-
nos (entre 400.000 y 500.000 anuales durante la última década) que cruzan la fronte-
ra norte es el resultado, en buena medida, de la destrucción de las economías campe-
sinas provocada por el TLCAN. Además, se ha registrado un escaso dinamismo en la
creación de empleos en el sector formal de la economía.
Existen razones fundadas para suponer que la debilidad del mercado de trabajo en
el marco de la apertura y el neoliberalismo, así como la expansión de la economía in-
formal, han sido elementos de primer orden en el deterioro de los salarios reales, la
concentración del ingreso y el aumento de la pobreza. La situación actual no es muy
diferente de la que suponía Furtado (1959), según el cual la acumulación de capital se
da sin que se produzca un incremento de los salarios reales, debido a la existencia de
una oferta ilimitada de mano de obra.
La economía informal no sólo es un refugio para quienes no encuentran un lugar
en la economía formal, sino que constituye también el piso del valor de la fuerza de
trabajo. El efecto depresor en los salarios reales de este enorme excedente de mano de
obra se mantiene. El ingreso se ha concentrado cada vez más en manos de unos cuan-
tos oligarcas y de los altos ejecutivos de las ETN y los grandes grupos privados nati-
vos. En el caso mexicano, el deterioro salarial ha sido imparable. Entre 1980-2000 el
salario mínimo perdió el 68% de su poder adquisitivo, mientras que los salarios con-
tractuales registraron una baja del 52% (Soria, 2007). En Argentina y en Brasil el com-
portamiento de los salarios reales ha sido más volátil. Sin embargo, en ambos países se
encuentran por debajo del nivel existente, al entrar en crisis el modelo de sustitución
de importaciones.
La economía informal constituye el marco objetivo que determina el bajo nivel de
los salarios reales en la periferia. Sin embargo, este proceso bajista se ve reforzado por
/\M É\\ l CA L AT I NA Y DESAI\R OLLO ECONÓM I CO 37

,mpadece i-:~r'!-~
- msrirucionales 18 • Difícilmente puede sostenerse que existe un mercado de tra-
mos vein- .:onde empleadores y trabajadores se enfrenten como agentes libres y donde el
io más de-
~ -. sea resultado de esa puja mercantil. E l papel del «mercado libre de trabajo» pa-
~ón de im- '8% ~-:.ir circunscrito a establecer los diferenciales de salarios entre el trabajo simple

carecen de e ~cado, más que a determinar el nivel de los salarios reales.

ra social se
como la in-
-~-'°
P, el lado de los trabajadores, la capacidad negociadora de los sindicatos se ha de-
con la ofensiva neoliberal. La disposición de los trabajadores a organizarse y
?(>r la mejora de sus condiciones salariales y de trabajo tiene mucho que ver con
sos argenti- ~ :\.lan G reenspan, ex presidente de la FED, llamó la psicología del « trabajador
- --.-..-LLado», el cual se resiste a exigir mayores salarios por inseguridad y por temor
:ar pérdidas perder su ernpleo19 •
serian cgm-
idad» de los
,\eo no se ve- Conclusiones
¡nicas. La ex-
Fectivarnente, La historia económica de América Latina puede resumirse corno la larga lucha ern-
rivo y del em- .-m6da por las distintas clases y grupos sociales que han integrado sus sociedades, en
1yor calidad», cala rase de su desarrollo, por «construir» un proyecto de autodeterminación nacional,
una creciente • ci marco de la economía-mundo capitalista, que les permita salir del subdesarrollo y
d de mexica- ___,zar niveles superiores de progreso social. A riesgo de simplificar en exceso, desde
!lZan la fronte- Independencia de los países latinoamericanos de sus respectivas potencias coloniales
omías campe- la fecha la búsqueda del desarrollo ha confrontado dos polos opuestos: un polo
amismo en la conservador» para el cual el desarrollo es asimilable a la «modernización» y se resuel-
• roo la adaptación pasiva de nuestros países a las necesidades de los centros capita-
de trab ajo en : y un polo «progresista» que sin renunciar a la integración con la econonúa-mun-
economía in- posrula la necesidad de contar con un proyecto nacional de desarrollo que atienda
larios reales, la necesidades básicas de la población.
irual no es muy El ~[PE reprodujo y consolidó el carácter dependiente de las sociedades latinoa-
· n de capital se acncanas. Se configuró un sistema productivo heterogéneo y especializado, consti-
existencia de . por un sector «moderno» asentado en la producción y exportación de produc-
?rimarios y un sector «atrasado» de subsistencia. El sistema productivo careció
eran un lugar ~ e su arranque de un motor interno, ya que dependía para su expansión de la de-
de la fuerza de amda de los centros. Las mejoras de la productividad en el sector exportador no se
rede mano de andiaban al conjunto de la economía, sino que se dilapidaban en el consumo sun-
de unos cuan- aano de la oligarquía, o se trasladaban al exterior por la vía de una relación de pre-
privados nati- aos desfavorable. Los altos niveles de concentración del ingreso prevalecientes desde
1980-2000 el Colonia se reprodujeron durante la fase del MPE. Ello fue así no sólo como una
axisecuencia de la lógica del modelo, sino por el hecho de que la Independencia no
Eplicó el desplazamiento de las viejas elites, sino solamente una recomposición del

· El rol de los factores institucionales en la determinación de los salarios reales no se circunscribe a México
países de la periferia, sino que esrá presente también en los Estados Unidos. Véase al respecto Robert Po-
.1 el bajo nivel de k ~ 3).
\'e reforzado por Alan Greenspan, citado por Pollin (2003: 53).
38 A MtRI CA L AT I NA \' DESARROLL O ECONÓM I CO

bloque en el poder. Una situación similar se presentará posteriormente en el tránsito


al MSI y al MN, lo que se traducirá en la perpetuación de la alta concentración del in-
greso prevaleciente hasta nuestros días.
El MSI constituyó el esfuerzo más serio realizado en la historia latinoamericana
para construir un proyecto de desarrollo autónomo. Las dos guerras mundiales y la
gran crisis de los años treinta del siglo pasado crearon condiciones propicias para im-
pulsar la industrialización, a partir de una estrategia de desarrollo «hacia adentro» ba-
sada en el fortalecimiento del mercado interno. La estrategia «sustitutiva de importa-
ciones» fue en su tiempo una estrategia alternativa, pues tanto en el centro como en
los círculos conservadores de la periferia tendían a verse los problemas del periodo de
Entreguerras como transitorios, por lo que, al normalizarse la situación, América La-
tina debería retornar a los cauces del MPE. La teoría estructuralista o cepalina del de-
sarrollo, que floreció en América Latina en la posguerra hasta la década de los seten-
ta, fue importante, porque se trató de un esfuerzo teórico propio que tomó en
consideración las peculiaridades del subcontinente y de su historia. Dicha teoría,
como decía Raúl Prebisch, nos hizo pensar «con nuestras propias cabezas». El tránsi-
to al MSI hubiera sido inviable de no haberse producido, en el marco de la crisis, el
ascenso de gobiernos de corte progresista, en los cuales se hacían presentes los intere-
ses de las grandes masas y de una burguesía industrial emergente.
El proyecto industrializador devino en trasnacional hacia finales de los años cin-
cuenta. Las ETN, principalmente estadounidenses, se apropiaron de las ramas diná-
micas de la industria. Aunque el MSI permitió a América Latina alcanzar altos ritmos
de crecimiento y empleo, y hasta cierta mejoría de los salarios reales y de los indica-
dores sociales, no permitió superar el subdesarrollo. La llamada «sustitución difícil»
chocó con los límites que le imponían un mercado estrecho cercenado por la concen-
tración del ingreso y las barreras a la capacidad de importación , la cual seguía depen-
diendo de las exportaciones de productos primarios. Se configuró un sistema produc-
tivo desarticulado y dependiente, sesgado hacia el consumo suntuario; una
«industrialización trunca» que carecía de una base endógena de acumulación de capi-
tal. La estructura productiva y la estructura social, en vez de homogeneizarse, se hi-
cieron más heterogéneas, apareciendo fenómenos como el subempleo urbano y la eco-
nomía informal.
Recuperar autonomía frente al exterior y emprender reformas estructurales que re-
distribuyeran el ingreso para ampliar el horizonte del modelo no estaba ya en el orden
del día. Durante los sesenta y setenta se había conformado una nueva oligarquía, es-
tructuralmente vinculada con las ETN y el capital financiero internacional. En el mar-
co de la «guerra fría», los gobiernos de la región optaron por la vía fácil del endeuda-
miento externo, lo que aceleró la crisis del modelo y condujo a la crisis de la deuda
externa de 1982, que marcó el tránsito al neoliberalismo y a la inserción pasiva de
nuestros países en la globalización.
Desde 1983 América Latina incursionó en un nuevo modelo de desarrollo de eco-
nomía abierta y desregulada, basado en la exportación como eje del proceso de acu-
mulación de capital. El ajuste ortodoxo de los años ochenta, efectuado en el marco de
un esquema de renegociación de la deuda externa insostenible, provocó el estanca-
A MtRI CA L AT I NA Y DES ARR O LL O ECON ÓM I CO 39

el tránsito de la mayoría de los países y la pobreza creciente de sus poblaciones en lo que


ión del in- ~ i nó la «década perdida del desarrollo».
~ Consenso de Washington representó una reformulación del «ajuste ortodoxo».
americana - ·- •r-ai,;eron las políticas neoliberales de corte restrictivo y se introdujo la apertu-
diales y la ller?ciera como una forma de reinsertar a la región en el mercado internacional de
ts para un- apu:es. i bien bajo ese esquema las economías recuperaron cierta capacidad de cre-
entro» ba- cwrr:Tl} (durante los regúnenes de Salinas de Gortari en México, Menem en Argen-
e importa- - Cardoso en Brasil), entraron en un nuevo ciclo de endeudamiento y de inesta-
º como en áiiiild financiera que llevó a las crisis que se sucedieron durante los noventa.
periodo de i..cs resultados del MN han sido funestos. Mediante su implementación no ha ha-
mérica La- crecimiento, ni fortalecimiento de la planta productiva, ni desarrollo científico y
'ina del de- m:::ook>gico propio, ni progreso social. En vez de avanzar en materia de desarrollo eco-
~ los seten- aam:ro y social, América Latina ha retrocedido, lo que amenaza la estabilidad social
~ tomó en ~ rnabilidad política.
c:ha teoría, E :'-lN, si bien tuvo un efecto modernizador en algunos segmentos de la industria
,. El tránsi- aac.aiacrurera del sector exportador, acentuó la heterogeneidad estructural del siste-
la crisis, el - ;:-roductivo -el cual carece de una base endógena que sustente la acumulación de
, los intere- Clp:..tl y el crecimiento dinámico de la economía- y ha agudizado las desigualdades
es entre países y dentro de los países.
s años cin- En la hora presente, el crecimiento alto y duradero en el marco del neoliberalismo
amas diná- a una mera ilusión: el sistema productivo es más extravertido y desarticulado que el
t!tos ritmos ~ existía durante el MSI y, fuera de una minúscula minoría que se ha enriquecido
los indica- acmdalosamente, la mayoría de la población experimenta un deterioro persistente de
ión difícil» .s condiciones de vida y de trabajo.
· la concen - Es urgente para América Latina construir y aplicar una estrategia alternativa de de-
~uía depen- Sl[!'Ollo. No basta con resistir ante la globalización neoliberal, ni conformarse con las
na produc- ~andas espontáneas que levanta el movimiento altermundialista. Se requiere de una
uario; una csuaregia alternativa de desarrollo orientada a recuperar el crecimiento, elevar los ni-
1ó n de capi- 'l'C1es de empleo, satisfacer las necesidades básicas de la población y eliminar la po-
rarse, se hi- :xeza extrema y el hambre.
1110 y la eco- Parafraseando al inolvidable escritor Julio Cortázar, quien tenía un modelo para armar,
:-equerimos de un modelo para desarmar, una estrategia para desmontar el andamiaje del
:a.les que re- :leOliberalismo, que no es otra cosa que una estructura de poder antinacional. Tras las al-
en el orden :is rasas de interés y la sobrevaluación de las monedas, se esconden poderosos intereses,
cgarquía, es- ~ no son otros que los del capital financiero internacional y las elites internas que se han
~ En el mar- :,eneficiado de la apertura comercial y financiera. El Consenso de Washington, conviene
lel endeuda- enfatizarlo, no sólo representó la adherencia dogmática a políticas neoliberales, sino que
de la deuda ~ c ó un compromiso político del capital financiero globalizado y los gobiernos de los
in pasiva de :entras con las elites y gobiernos de los países de la periferia. Para implementar un pro-
,ttto económico alternativo orientado al crecimiento y el empleo, y cuyo eje dinámico sea
rollo de eco- d mercado interno, resulta indispensable modificar «los nudos críticos» de la política
ceso de acu- ~ onómica, en los que se asienta el modelo neoliberal: las políticas monetaria y cambiaría
t el marco de restrictivas, las tendencias estructurales a la concentración del ingreso y la sujeción al pago
ó el estanca- ;>e,rPetuo de la deuda.
40 AMtRI CA L AT I NA Y D ESAR ROLLO E CONÓ MI CO

La puesta en marcha de una estrategia alternativa no es un problema meramente


técnico, sino fundamentalmente político. En contra de lo que sostienen algunos peo~
sadores del movimiento antiglobalización, en el sentido de que la globalización anula
la posibilidad de aplicar estrategias alternativas en el espacio nacional, y de que a los
perdedores del proceso sólo les queda la resistencia global, la historia reciente nos
muestra que la nación sigue siendo un espacio privilegiado de la lucha de clases y para
el diseño y ejecución de estrategias diferentes al neoliberalismo, lo que incluye el es-
pacio electoral. A diferentes ritmos, y atendiendo a especificidades nacionales, Brasil,
Argentina, Venezuela, Uruguay, Bolivia, y más recientemente Ecuador, son ejemplos
vívidos de que el ascenso al gobierno de partidos y movimientos progresistas crea las
condiciones para la construcción de proyectos alternativos. Pero al mismo tiempo esos
procesos nos muestran que el ascenso al gobierno no basta y que se requiere de vo-
luntad política y de deshacerse de dogmas para desmontar el andamiaje del neolibe-
ralismo. Por citar sólo un ejemplo, los resultados contrastantes en materia de creci-
miento económico de Argentina y Brasil son una prueba elocuente de ello. Argentina
abandonó la camisa de fuerza de la convertibilidad cambiaría, comenzó a aplicar po-
líticas monetarias flexibles y repudió la deuda externa con acreedores privados, lo que
le ha posibilitado alcanzar tasas de crecimiento cercanas al 10 % durante cuatro años
consecutivos. Brasil, en el extremo opuesto, y sin desconocer la importancia de los
cambios positivos que ha logrado el gobierno de Lula sobre todo en materia de polí-
tica externa y en la promoción y defensa de los países del Sur, se ha aferrado en man-
tener políticas monetarias y cambiarías restrictivas, que se han traducido en tasas muy
lentas de crecimiento económico.
Pareciera que América Latina logra salir del estrecho cauce marcado por el poscon-
senso de Washington y el capital financiero internacional y se decide a encontrar un ca-
mino alternativo. Todo parece indicar, como señaló el presidente argentino Kirchner,
que la «noche negra» del neoliberalismo va quedando atrás y que América Latina, en pa-
labras del nuevo presidente ecuatoriano Rafael Correa, experimenta un «cambio de épo-
ca». Sólo México, Colombia y algunos regímenes centroamericanos y caribeños se man-
tienen en la vía neoliberal, pero ¿por cuánto tiempo? En todo caso, el desenlace, como
siempre, se encuentra más en el terreno de la política que de la economía.

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