LA MANCHA FOLIAR
DEL PALMITO
1. Introducción.
2. Síntomas.
3. Identificación.
4. Manejo de la enfermedad.
1. INTRODUCCIÓN
Una de las principales
dificultades con las que se
encuentran los profesionales
de la jardinería, es el gran
desconocimiento de las plagas
y enfermedades que afectan a
las plantas ornamentales y su
consecuencia en el manejo y
mantenimiento de zonas
verdes y jardines.
Entre las palmáceas
ornamentales que más se
emplean en jardinería como
elemento ornamental, se
encuentra la palmera
Chamaerops humilis L.,
conocida con el nombre de
palmito. Esta especie se
emplea en muchos parques y
jardines mediterráneos. Su
distribución abarca toda la
costa mediterránea de la
Península Ibérica, el sur de
Francia, Italia y Grecia. Su
tolerancia a las bajas
temperaturas se estima
próxima a los -10ºC lo que
permite ampliar dicha
distribución hacia zonas del
centro de la península Ibérica
donde las heladas imposibilitan
el uso de otros tipos de
palmeras o a zonas más
cálidas del sur de Inglaterra,
Bélgica y Suiza.
Entre las enfermedades más
frecuentes de las palmeras se
encuentra la mancha foliar
causada por Pestalotiopsis
palmarum (Cooke) Steyaert,
también llamada Pestalotia
palmarum Cooke. Se trata de
un hongo (Ascomycota)
cosmopolita que causa
manchas negras coalescentes
en las hojas de contorno bien
definido y que pueden crecer
hasta necrosar gran parte del
limbo foliar. En ataques
severos, la podredumbre
puede llegar al cuello de la
planta, llegando a producir la
muerte de la misma. Este
hongo es capaz de causar
enfermedad en una amplia
variedad de palmeras, entre las
que destacan Phoenix
dactylifera L. (palmera datilera),
Phoenix canariensis Chabaud.
(palmera canaria) y
Washingtonia robusta Wendl.
(Washingtonia).
Aunque la epidemiología de la
enfermedad no ha sido muy
estudiada, parece que, al igual
a como sucede con otros
muchos hongos de la parte
aérea de las plantas, las
heridas favorecen la entrada en
los tejidos de la palmera. Por
eso es frecuente encontrarlo en
ramas que han sido podadas o
en tejidos que ya han sido
afectados por otros patógenos
anteriormente, aprovechando
así las heridas como vía de
entrada. En Elais guineensis
Jacq. (Palma aceitera) esta
enfermedad se encuentra
íntimamente asociada con
insectos, que actúan como
agentes de inoculación y de
transmisión de la enfermedad
por las heridas que causan al
alimentarse en el envés de las
hojas.
2. SÍNTOMAS
Los síntomas iniciales son manchas negras pequeñas y circulares rodeadas por un
borde o halo amarillo y situadas en el envés de los foliolos de las hojas. Según avanza
la infección del hongo, estas lesiones se amplían, y cambian su color a un color
blanco-grisáceo con bordes negros bien marcados. En la zona central de las lesiones
se observan los cuerpos fructíferos (acérvulos) de este hongo. Las manchas se hacen
confluentes y gran parte de la lámina foliar se necrosa en más del 95% (Foto 1),
secándose toda la hoja, especialmente las hojas inferiores.
La consecuente disminución del área foliar es especialmente dañina en este tipo de
palmáceas, no solo por el descenso del rendimiento fotosintético sino por la
depreciación del valor ornamental de los ejemplares afectados (Foto 2).
La pestalotia, que así se llama la enfermedad causada por este hongo, puede
encontrarse circunscrita solamente sobre los foliolos de las palmeras o avanzar hasta
la base del peciolo de las hojas, llegando en ocasiones a colonizar el pseudotallo y
afectar al crecimiento de la palmera, así como llegar a producir la muerte total de la
planta.
3. IDENTIFICACIÓN
La observación directa, o a la lupa binocular suele ser suficiente para detectar la
presencia de los acérvulos globulosos, lenticulares o elipsoides. Los conidios han de
observarse al microscópio, y presentan cuatro septos, siendo las tres células centrales
oscuras y una terminal hialina en cada extremo, con tres apéndices apicales y uno
basal más corto (Foto 3).
4. MANEJO DE LA ENFERMEDAD
Pestalotia produce abundantes esporas que pueden ser fácilmente dispersadas por el
viento y el aire, por lo que habrá que tener especial cuidado con las heridas, ya sean
causadas en la poda o por insectos. El desarrollo de la pestalotiopsis se ve favorecido
con condiciones ambientales de alta humedad y suelo mal drenado. La correcta
aireación y el apropiado marco de plantación en el jardín, así como evitar que el riego
por aspersión incida en las hojas de la palmera será un factor clave para prevenir la
aparición de la enfermedad. Otro de los aspectos a tener en cuenta es la fertilización
de las plantas. Abonados nitrogenados excesivos puede provocar desequilibrios en la
planta sensibilizándola al ataque de este tipo de patógenos. Cualquier clorosis
producida por una escasa fertilización puede desembocar en necrosis de los tejidos
afectados constituyendo un punto de entrada para el patógeno.
Por tanto, el control de la enfermedad ha de ser eminentemente preventivo, el manejo
del riego junto con una fertilización equilibrada mejorará el estado de las plantas y con
ello también se disminuirá puntos de entrada del patógeno.
En viveros, hojas con una alta incidencia de la enfermedad deberán de ser eliminadas
o podadas para reducir la fuente de inóculo de la enfermedad y evitar así que tejidos
sanos u otras plantas cercanas se vean afectadas, siempre teniendo en cuenta el
daño que se ocasiona a la plantas. Así mismo, evitar la realización de heridas en
momentos óptimos para el desarrollo del hongo (humedad alta, por ejemplo) será
crucial para aliviar la enfermedad. Si la palmera es joven con pocas hojas y la
presencia del hongo es importante, deberá de ser
eliminada del vivero.
En el mismo sentido, con el objetivo de reducir el número de heridas, si hubiera algún
insecto plaga en las palmeras, se deberá de realizar algún tratamiento fitosanitario
apropiado.
Aunque los fungicidas (clortalonil, mancoceb, etc.) pueden ser útiles en el manejo de
la enfermedad, son sólo un complemento más al adecuado manejo del agua,
fertilización y estado sanitario de las palmeras. Los fungicidas no solucionan el
problema, es decir, no curan las manchas ocasionadas por la enfermedad, sino que
ayudan a prevenir un mayor desarrollo del hongo.
Autores:
L. Gálvez1; M. de Cara2; A.Alajarín1; D. Palmero1.
1
Universidad Politécnica de Madrid (UPM). EUIT Agrícola. Madrid.
2
Universidad de Almeria (UAL). Dpto. Producción vegetal. Almeria.