Catecismo Menor de Westminster Simplificado
Catecismo Menor de Westminster Simplificado
Lenguaje actualizado
R. El propósito principal del hombre es glorificar a Dios y gozar de él para siempre. Ro. 11:36;
I Co. 10:31; Sal. 73:25,26.
P. 2 ¿Qué regla ha dado Dios para enseñarnos cómo glorificarle y gozar de él?
R. La única regla para enseñarnos cómo glorificar a Dios y gozar de él es la palabra de Dios,
consistente del Antiguo y del Nuevo Testamentos de la Biblia. Lc. 24:27-44; II Pe. 3:2,15,16; II Tm.
3:16.17; Lc. 16:31; Gá. 1:8,9; Juan 15:11.
R. Lo que principalmente enseña la Biblia es lo que el hombre debe creer acerca de Dios y los
deberes que Dios requiere del hombre. Jn. 5:39; 20:31; I Jn. 1:3,4; Ro. 15:4; 1 Co. 10:11.
P. 4 ¿Qué es Dios?
R. Dios es un Espíritu, infinito, eterno e invariable en su ser, sabiduría, poder, santidad,
justicia, bondad y verdad. Juan 4:24; Éx. 3:14; Sal. l45:3, 90:2; Stg. 1:17; Ro. 11:33; Gn. 17:1; Apoc. 4:8;
Ex. 34:6,7.
R. Hay uno solo, el Dios vivo y verdadero. Dt. 6:4; I Co. 8:4; Jer. 10:10; Jn 17:3
P. 6 ¿Cuántas personas hay en la Divinidad?
R. Hay tres personas en la Divinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; estas tres personas
son un solo Dios, las mismas en sustancia, iguales en poder y gloria. Mt. 3:16,17; 28:19; II Cor. 13:14; I
Juan 1:5,18; Hch. 5:34; He. 1:3.
R. Los decretos de Dios son su propósito eterno, según el consejo de su propia voluntad, por
medio del cual ha preordenado para su propia gloria todo lo que sucede. Ro. 11:36; Ef 1:11; Hch. 2:23.
R. Dios ejecuta sus decretos en las obras de creación y de providencia. Apoc. 4:11; Daniel 4:35;
Is. 40:26.
R. La obra de creación es el haber hecho Dios todas las cosas de la nada, por su poderosa
palabra, en seis días y todas muy buenas. Gn. 1:1; He. 11:3; Sal. 33:9; Gn. 1:31.
R. Dios creó al hombre, varón y hembra, a su propia imagen, con conocimiento, justicia y
santidad y con dominio sobre todas las criaturas. Gn. 1:27; Col. 3:10; Ef. 4:24; Gn. 1:28.
R. Las obras de providencia de Dios son su santa, sabia y poderosa preservación y dirección de
todas sus criaturas y todas las acciones de éstas. Sal. 145:17; 104:24; He. 1:3; Neh. 9:6; Mat. 10:29-30.
P. 12 ¿ Qué acto particular de providencia ejecutó Dios respecto al hombre en el estado en el que éste
fue creado?
R. Después de crear al hombre, Dios hizo con él una alianza de vida bajo condición de perfecta
obediencia, prohibiéndole comer del árbol del conocimiento del bien y del mal bajo pena de muerte. Gál.
3:12; Gén. 2:17.
Segunda Clase (leer las preguntas y memorizar 6, 8, 14, 17)
R. Dejados a su libre voluntad, nuestros primeros padres pecaron contra Dios y cayeron del
estado en que fueron creados. Ro. 5:12; Gén. 3:6.
P. 14 ¿Qué es el pecado?
R. El pecado es no conformarse a la ley de Dios o desobedecerla. Ro. 4:15; Stg. 2:10; 4:17; I Juan
3:4.
P. 15 ¿Cuál fue el pecado que causó que nuestros primeros padres cayeran del estado en que fueron
creados?
R. El pecado de nuestros primeros padres fue el comer del fruto prohibido. Gn. 3:12,13.
R. Como Dios hizo la alianza no solo con Adán sino también para sus descendientes naturales,
todo el género humano pecó en él y cayó con él en su primer pecado. Gén. 1:28 Hch 17 :26; I Cor.
15:21,22.
R. Lo pecaminoso del estado en que cayó el hombre consiste en la culpabilidad del primer pecado
de Adán, la falta de justicia original y la corrupción de toda su naturaleza (llamada comunmente pecado
original) con todas las transgresiones actuales que proceden del pecado original. Ro. 5:18,19; Ef. 2:1; Ro.
8:7,8.
R. Como Dios, de su propia soberana voluntad, había elegido desde el principio a los que iban a
gozar de la vida eterna, entró en una alianza de gracia para liberarlos de su estado de pecado y de
miseria, e introducirlos en un estado de salvación por medio de un Redentor. Ef. 1:4; Tito 1:2; 3:7; Juan
17:6.
R. El único Redentor de los elegidos de Dios es el Señor Jesucristo, el Hijo eterno de Dios quien
se hizo hombre; y así era y permanece para siempre, Dios y hombre en dos naturalezas distintas y una
sola persona. 1 Tim. 2:5; Juan 1:1, 14; Ro. 9:5; Col. 2:9; He. 13:8.
R. Cristo, el Hijo de Dios, se hizo hombre, tomándose un cuerpo verdadero y un alma racional.
Fue concebido por obra del Espíritu Santo en el vientre de la Virgen María, de la cual nació, pero sin
pecado. Heb. 2:14; Mat. 26:38; Luc. 2:52; 1:31; Heb. 4:15.
R. Como nuestro Redentor, Cristo ejecuta los oficios de Profeta, de Sacerdote y de Rey, tanto
en su estado de humillación como en el de exaltación. Hch.. 3:22; Heb. 5:5,6; Sal. 2:6; Juan 1:49.
R. Cristo ejecuta el oficio de Profeta revelándonos la voluntad de Dios para nuestra salvación por
su Palabra y Espíritu. Juan 1:18; Heb. 1:1-2; Juan 14:26; 16:13.
R. Cristo ejecuta el oficio de Sacerdote en ofrecerse a sí mismo una sola vez en sacrificio para
satisfacer las demandas de la justicia Divina y reconciliarnos con Dios. El intercede continuamente por
nosotros. He. 9:28: Ro. 3:26; 1.0:4; He. 2:17; 7:25.
P. 26 ¿Cómo ejecuta Cristo el oficio de Rey?
R. La humillación de Cristo consistió en haber nacido en una baja condición sujeto a la ley, en
sufrir las miserias de esta vida, la ira de Dios y la muerte maldita en la cruz, en haber sido sepultado y en
haber permanecido bajo el dominio de la muerte por algún tiempo. Luc. 2:7; Fil. 2:7; Gál. 4:4; Is. 53:3:
Mat, 27:46: Gá 3:13; Fil. 2:8; I Cor. 15:3.4.
R. La exaltación de Cristo consiste en haber resucitado de entre los muertos al tercer día, en
haber ascendido al cielo, en estar sentado a la diestra de Dios Padre y en venir para juzgar al mundo en
el último día. I Cor. 15:4; Ef. 1:20; Hch. 17:31.
R. Participamos en la redención comprada por Cristo porque el Espíritu Santo nos la aplica
eficazmente. Juan 1:12; 3:5, 6; Tito 3:5,6.
R. El Espíritu Santo nos aplica la redención comprada por Cristo, obrando fe en nosotros, y
uniéndonos así a Cristo en nuestro llamamiento eficaz. Ef. 4:15, 16; Gál. 2:20.
R. Llamamiento eficaz es la obra del Espíritu de Dios por la cual él nos convence de nuestro
pecado y de nuestra miseria, ilumina nuestras mentes con el conocimiento de Cristo y renueva nuestras
voluntades para persuadirnos y capacitarnos a recibir a Cristo quien nos es ofrecido gratuitamente en el
Evangelio. II Tes. 2:13; Hch. 2:27.26:18; Ez. 36:26 y 27; Fil. 2:13; Juan 6:37,44,45.
P. 32 ¿De qué beneficios participan en esta vida los que son eficazmente llamados?
R. En esta vida, los que son eficazmente llamados participan de la justificación, de la adopción,
de la santificación y de los varios beneficios que en esta vida acompañan a estos tres beneficios o se
derivan de ellos. Ro. 8:30; Ef. 1:5; 1 Co. 1:30.
P. 33 ¿Qué es la justificación?
R. La justificación es un acto de la libre gracia de Dios, por el cual él perdona todos nuestros
pecados y nos acepta como justos delante de él, solamente porque nos acredita la justicia de Cristo la cual
recibimos por la fe unicamente. Ef. 1:7; 2 Cor. 5:21; Ro. 3:24; 4:6; 5:18; Gál. 2:16.
P. 34 ¿Qué es la adopción?
R. La adopción es un acto de la libre gracia de Dios, por el cual somos recibidos como sus hijos
con todos los derechos y los privilegios de los hijos de Dios. Jn. 3:1; Jn. 1:2; Ro. 8:17.
P. 35 ¿Qué es la santificación?
R. La santificación es una obra de la libre gracia de Dios por la cual todo nuestro ser es
restablecido a la imagen de Dios y somos hechos capaces de morir más y más al pecado y de vivir para la
justicia. I Pedro 1:2; Ef 4:24; Ro. 6:6.
P. 36 ¿Cuáles son los beneficios que en esta vida acompañan a la justificación, la adopción y la
santificación o que se derivan de ellas?
R. Después de la muerte, las almas de los creyentes son hechas perfectas en santidad y pasan
inmediatamente a la gloria. Sus cuerpos, estando todavía unidos a Cristo, reposan en sus tumbas hasta
la resurrección. Apoc. 14:13; 19:8; Luc. 23:48; Hech. 7:55, 59; Fil. 1:23; II Cor. 5:8; I Tes. 4:14; Juan
5:28.
R. El deber que Dios requiere del hombre es la obediencia a su voluntad revelada Miq. 6:8; Luc.
10:28.
P. 40 ¿Cuál fue la primera regla que Dios reveló al hombre como guía de obediencia?
R. La primera regla que Dios reveló al hombre como guía de obediencia fue la ley moral. Ro.
2:14,15.
R. La ley moral se resume en los diez mandamientos. Dt. 10:4; Mat. 19:17.
R. El resumen de los diez mandamientos es: Amar al Señor nuestro Dios con todo nuestro
corazón, con toda nuestra alma, con todas nuestras fuerzas y con todo nuestro entendimiento y a nuestro
prójimo como a nosotros mismos. Mat. 22:37-40.
R. La introducción de los diez mandamientos es: “Yo soy el SEÑOR tu Dios que te saqué de la
tierra de Egipto, de casa de servidumbre. Éx. 20:2.
R. La introducción de los diez mandamientos nos enseña que como Dios es el Señor y nuestro
Dios y Redentor, debemos guardar todos sus mandamientos. Dt. 11:1; I Pe 17-19
P. 45 ¿Cuál es el primer mandamiento?
R. El primer mandamiento es: “No tendrás dioses ajenos delante “de mí” Ex. 20:3.
R. El primer mandamiento requiere que conozcamos y confesemos a Dios como nuestro único y
verdadero Dios, y que así le adoremos y le glorifiquemos. I Crón 28:29 Dt. 26:17, Sal. 95:6-7, Mat 4:10
R. El primer mandamiento nos prohibe que neguemos a Dios o que dejemos de adorarle y
glorificarle como el verdadero Dios y nuestro Dios. Además prohibe que rindamos a ningún otro ser la
adoración y gloria que son para él solo. Sal. 14:1; Ro. 1:20; 21; Sal. 81:11; Ro. 1:25.
P. 48 ¿Qué cosa especial nos enseñan las palabras del primer mandamiento, “delante de mí”?
R. Las palabras del primer mandamiento, “delante de mí”, nos enseñan que Dios, que todo lo ve
y observa, no se agrada del pecado de tener otro dios. Sal. 139:1-3.
R. El segundo mandamiento, es: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba
en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las
honrarás, porque yo soy el SEÑOR tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los
hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los
que me aman y guardan mis mandamientos”. Ex. 20:4-6.
R. El segundo mandamiento prohíbe que adoremos a Dios por medio de imágenes o por
cualquier otro medio que no esté autorizado por su palabra. Rom. 1:22,23; Col. 2:18.
P. 52 ¿Cuáles son las razones del segundo mandamiento?
R. Las razones del segundo mandamiento, son: la soberanía y el dominio de Dios sobre nosotros,
y el celo que él tiene por su propia adoración. Sal. 45:11; 100:3; Ex. 34:14, 1 Cor. 10:21
Quinta Clase (leer las preguntas y memorizar 41, 42, 86, 87)
R. El tercer mandamiento es: “No tomarás el nombre del SEÑOR tu Dios en vano; porque no
dará por inocente el SEÑOR al que tome su nombre en vano”. Éx. 20:7.
R. El tercer mandamiento requiere el uso santo y reverente de los nombres, los títulos, los
atributos, las ordenanzas, la palabra y las obras de Dios. Sal. 29:2; Apoc. 15:3,4; Ecles. 5:1; Sal. 138:2;
104:24.
R. El tercer mandamiento prohíbe toda profanación o abuso de cualquier cosa por la cual Dios se
da a conocer. Lev. 19:12; Mat. 5:34,35.
R. La razón del tercer mandamiento es que el Señor nuestro Dios no les dejará escapar de su
justo juicio a los transgresores de este mandamiento, por más que eviten el castigo humano. Dt. 28:59.
R. El cuarto mandamiento, es: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días
trabajarás y harás toda tu obra; mas el séptimo día es de reposo para el SEÑOR tu Dios; no hagas en él
obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está
dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo el SEÑOR los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas
que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, el SEÑOR bendijo el día del reposo y lo santificó”.
Ex. 20:8-11.
P. 58 ¿Qué requiere el cuarto mandamiento?
R. El cuarto mandamiento requiere que consagremos a Dios los tiempos que él ha señalado en su
palabra, y especialmente un día entero en cada siete como un descanso santo para él. Lev. 19:30; Dt.
5:12.
R. Desde la creación del mundo hasta la resurrección de Cristo, Dios señaló el séptimo día de la
semana como el descanso semanal. Desde entonces y hasta el fin del mundo, el primer día de la semana
es el descanso cristiano. Gén. 2:3; Ex.. 16:23; Hch 20:7; 1 Cor. 16:2; Apoc 1:9-10.
R. Debemos santificar el día de descanso con un descanso santo durante todo el día de aquellos
empleos o recreaciones mundanales que son lícitos en los demás días. Salvo por actos de necesidad o
misericordia, debemos pasar todo el tiempo adorando a Dios en privado y en público. Lev. 23:3; Is.
58:13, 14; Mat. 12:11; Mar. 2:27.
R. Las razones del cuarto mandamiento son: Dios nos concedió seis días de la semana para
nuestras propias ocupaciones y reserva para sí mismo el séptimo día; además, su propio ejemplo y su
bendición del día de descanso. Ex. 31:15,16; Lev. 23:3; Ex. 31:17; Gen. 2:3.
R. El quinto mandamiento, es: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en
la tierra que el SEÑOR tu Dios te da”. Ex. 20:2.
R. La razón del quinto mandamiento es la promesa de larga vida y de prosperidad a todos los
que guarden este mandamiento (en cuanto éstas sirven al bien humano y a la gloria de Dios). Ef. 6:2,3.
R. El sexto mandamiento requiere que hagamos todos los esfuerzos legítimos para preservar
nuestra vida y la de otros. Ef. 5:29,30; Sal. 82:3,4.
R. El séptimo mandamiento prohíbe todo pensamiento, palabra o acción impuro. Mat. 5:28; Ef.
5:4; 5:3
R. El octavo mandamiento requiere que procuremos y promovamos por todo medio legítimo la
prosperidad y bienestar de nosotros mismos y de los demás. Prov. 27:23; Lev. 25:35; Dt. 15:10.
R. El noveno mandamiento, es: “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio” Ex. 20:16.
R. El noveno mandamiento prohíbe todo lo que perjudica a la verdad, o que daña a nuestro buen
nombre o al de nuestro prójimo. Col 3:9; Sal. 12:3; II Cor. 8:20,21; Sal. 15:3.
P. 79 ¿Cuál es el décimo mandamiento?
R. El décimo mandamiento exige que nos contentemos con nuestra propia condición, y que
tengamos una actitud caritativa hacia nuestro prójimo y todo lo que es suyo. Heb. 13:5: I Tim. 6:6; Lev.
19:18; 1 Cor. 13:4-6.
R. El décimo mandamiento prohíbe todo descontento con nuestra propia condición, la envidia o
el pesar del bien de nuestro prójimo y todo deseo o aflicción desordenada hacia las cosas que son suyas. 1
Cor. 10:10; Gál. 5:26; Col. 3:5.
R. Desde la caída, ningún mero hombre puede guardar perfectamente los mandamientos de Dios
en esta vida, pero diariamente los quebranta en pensamiento, en palabra y en acción. Rom. 8:8; 3:9,10;
Santiago 3:2.
R. Algunas transgresiones en sí, o por razón de múltiples repeticiones, son más detestables que
otras a la vista de Dios. Sal. 19: 13; Mat. 11:24; Hebreos 10:29.
R. Todo pecado merece la ira y la maldición de Dios, tanto en esta vida como en la venidera, Gál.
3:10; Sant. 2:10; Mat. 25:41.
R. Para que escapemos de la ira y la maldición de Dios que hemos merecido por el pecado, Dios
requiere de nosotros la fe en Jesucristo, el arrepentimiento para vida, con el empleo diligente de todos los
medios externos por los cuales Cristo nos comunica los beneficios de la redención. Hch. 20-21, II Pedro
1:10; Heb. 2:3 I Tim. 4:16.
P. 86 ¿Qué es la fe en Jesucristo?
R. La fe en Jesucristo es una gracia salvadora por la cual recibimos a Cristo como nos es ofrecido
en el Evangelio, y confiamos solamente en él para la salvación. Hech. 16:31: Hebreos 10:39; Juan 1:12;
Fil. 3:9; Apoc. 22:17,
R. El arrepentimiento para vida es una gracia salvadora por la cual el pecador, teniendo una
verdadera consciencia de sus pecados y conociendo la misericordia de Dios en Cristo, con dolor y odio a
sus pecados, se convierte de ellos a Dios, con plena determinación de alcanzar una nueva obediencia. II
Cor. 7:10 Hch. 2:37; Luc 1:77-79; Jer. 31:38,39; Rom. 6:18.
P. 88 ¿Cuáles son los medios externos y ordinarios por los cuales Cristo nos comunica los beneficios
de la redención?
R. Los medios externos y ordinarios por los cuales Cristo nos comunica los beneficios de la
redención son sus ordenanzas, especialmente la palabra, los sacramentos y la oración, que son eficaces
para la salvación de los elegidos. Hch 2:41 .42.
R. El Espíritu de Dios hace que la lectura, y aún más especialmente, la predicación de la palabra,
sean medios eficaces de convencer y de convertir a los pecadores, y de edificarles en santidad y consuelo
por medio de la fe hasta la salvación. Neh. 8:8; Sant. 1:21; Hech. 20:32; Ro. 15:4; II Tim 3:15.
P. 90 ¿Cómo debemos leer y escuchar la palabra para que sea eficaz para la salvación?
R. A fin de que la palabra sea eficaz para nuestra salvación, debemos prestarle atención con
diligencia, preparación y oración; debemos recibirla con fe y amor, atesorarla en el corazón y practicarla
en la vida. Dt. 6:6,7; 1 Pedro 2:1,2; Sal. 119.18; Ro. 1:16; II Tes. 2:10; Sal. 119:11; Sant 1:25.
P. 91 ¿Cómo se hacen los sacramentos medios eficaces de salvación?
R. Los sacramentos se hacen medios eficaces de salvación, no por alguna virtud en ellos o en
aquel que los administra, sino solamente por la bendición de Cristo y la operación de su Espíritu en
aquellos que los reciben con fe. I Pedro 3:21; Rom. 2:28,29; 1 Cor. 12:13.
P. 92 ¿Qué es un sacramento?
R. Un sacramento es una ordenanza sagrada instituida por Cristo que representa a Cristo y a los
beneficios del nuevo pacto, y los confirma y aplica a los creyentes, por medio de signos sensibles. Mat.
28:19; Mat. 26:26-28; Ro. 4:11.
R. Los sacramentos del Nuevo Testamento son el Bautismo y la Cena del Señor. Hech. 10:47,48;
1 Cor. 11 :23~26.
P. 94 ¿Qué es el Bautismo?
R. El sacramento del bautismo es el lavamiento con agua, en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo, que significa y sella nuestra unión con Cristo, nuestra participación en los beneficios del
pacto de gracia y nuestro compromiso de ser del Señor. Mat. 28:19 Juan 3:5; Rom. 6:3,5; Gálatas 3:27.
R. Los que no son miembros de la iglesia visible no deben ser bautizados hasta que profesen su fe
en Cristo y su obediencia a él, pero los hijos infantes de los miembros de la iglesia visible deben ser
bautizados. Hech. 18:8; Gen. 17:7,10; Hech. 2:38,39; I Cor. 7:11.
R. El sacramento de la Cena del Señor es dar y recibir pan y vino como Cristo mandó para
simbolizar su muerte. Los que reciben la cena dignamente participan en su cuerpo y sangre con todos
sus beneficios, no de una manera corporal y carnal sino por la fe, lo cual conduce a su nutrimiento
espiritual y a su crecimiento en la gracia. 1 Cor. 11 :23~26; Hch. 3:21; I Cor. 10:16.
P. 98 ¿Qué es la oración?
R. La oración es manifestar nuestros deseos a Dios en el nombre de Cristo por lo que sea
conforme a su voluntad, confesando nuestros pecados y reconociendo con gratitud sus beneficios. Sal.
10:17; 145:19; Juan 16:23; 1 Juan 1:9; Fil. 4:6.
R. Toda la palabra de Dios es útil para dirigirnos en la oración pero especialmente la oración que
Cristo enseñó a sus discípulos, que comúnmente se llama “El Padre Nuestro”. Ro. 8:27; Sal. 119:170;
Mat. 6:9-13.
R. La introducción del Padre Nuestro, “Padre nuestro, que estás en los cielos”, nos enseña a
acercarnos con santa reverencia y confianza a Dios como a un padre que puede y quiere ayudarnos.
También nos enseña a orar con otros y por otros. Luc. 11:13; Ro. 8.:15, I Tim 2:1-2
R. En la primera petición, “Santificado sea tu nombre”, pedimos que Dios nos ayude a nosotros
y a los demás a glorificarle en todo lo que usa para darse a conocer, y también que él disponga todas las
cosas para su propia gloria. Sal. 67:1-3; Ro 11 :36; Apoc. 4 :11
R. En la segunda petición, “Venga tu reino”, pedimos que el reino de Satanás sea destruido, que
el reino de gracia crezca, que nosotros y los demás seamos introducidos y conservados en éste y que
venga pronto el reino de gloria. Sal. 68:1; Juan 12:31: Mat. 9:37-38; II Tes. 3:1; Ro. 10:1; Apoc. 22:20.
R. En la cuarta petición, “Danos hoy nuestro pan cotidiano” pedimos a Dios que nos dé como
regalo gratuito una porción suficiente de las buenas cosas de esta vida y con ella, el goce de su bendición.
Prov. 30:8 9: 1 Tim. 6:8; Prov. 10:22.
R. En la sexta petición, “No nos metas en tentación más líbranos del mal”, pedimos que Dios nos
guarde de ser tentados a pecar, o que nos sostenga y nos libre cuando seamos tentados. Mat. 26:41; Sal.
19:13; Juan 17:15; 1 Cor. 10:13.
R. La conclusión del Padre Nuestro, “Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria por todos los
siglos. Amén”, nos enseña a derivar solamente de Dios los motivos para orar y también a alabarle en
nuestras oraciones, atribuyéndole a él solo el dominio, el poder y la gloria. En testimonio de nuestro
deseo y seguridad de ser oídos, decimos: “Amén”. Dan. 9:18,19; Fil. 4:6; 1 Crón. 28:11-13; I Cor. 14:16;
Apoc. 22:20-21.
1. ¿Creen que las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento fueron dadas por inspiración de Dios y
son la única regla infalible de la fe y la práctica cristiana?
2. ¿Creen que en las Escrituras el Dios único, vivo y verdadero, se ha revelado como el Padre, el Hijo
y el Espíritu Santo?
3. ¿Creen que el hombre es pecador por naturaleza y necesita de Jesucristo para su salvación?
6. ¿Creen que al fin de los siglos habrá resurrección de los muertos tanto de justos como de injustos,
y un juicio final, que irán los malos [los que no han sido justificados] al tormento eterno, y los justos [los
justificados] a la vida eterna?
7. ¿Creen que todos aquellos que han nacido del Espíritu Santo, deben obedecer la Santa Palabra de
Dios y que ellos serán guardados por la fe para gozar la vida eterna?
8. ¿Confiesan que son por naturaleza pecadores, que se arrepienten de sus pecados y que esperan la
redención solamente por el sacrificio de Cristo y por la fe en El?
9. ¿Prometen evitar, con el auxilio divino, toda conformidad pecaminosa con el mundo?
Explicación: En dependencia de Dios, estudiarás la Biblia para conformar tu vida a sus enseñanzas.
10. ¿Buscarán siempre que sea posible, la compañía y comunión con el pueblo de Dios?
Explicación: Asistirás fielmente las reuniones dominicales de la iglesia, una célula y otras actividades
especiales (reuniones congregacionales, días de trabajo, etc.).
11. ¿Pactan con esta Iglesia que se conducirán según sus reglas y se someterán gustosos a su
disciplina, procurando la paz y prosperidad de la misma y tratando a los demás miembros con la ternura
y fidelidad que convienen a los hijos de Dios y hermanos de una misma familia?
Explicación: Participarás en las actividades de la iglesia alegremente y las apoyarás con tu tiempo, tus
talentos y tu dinero. En tus acciones, tus palabras y tus actitudes, reconocerás la autoridad espiritual de
los ancianos, y no pondrás resistencia a su intervención en tu vida para tu bien espiritual. Tratarás a los
demás miembros con amor así como tu quieres ser tratado, evitando el chisme, la calumnia y los pleitos.
Si se presenta algún problema con otro miembro de la iglesia, lo resolverás en forma bíblica.
HOJA DE INFORMACIÓN DE NUEVOS MIEMBROS
Nombre_____________________________________Fecha ___________
Fecha de nacimiento___________________
¿Por qué?
He leído y entendido los votos de membresía, y por la gracia y el poder de Dios, prometo cumplirlos.
Firma: Fecha: