REPORTE DE LECTURA COTIDIANO
MARCO ANTONIO ROCHA SANCHEZ
REYES BELLO MARÍA DEL REFUGIO
GRADO : 6TO 01
FECHA: 02/07/2021
[Subtítulo del documento]
REYES BELLO MARIA DEL REFUGIO
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Globalización y política neoliberal en México
En la década de los sesenta, irrumpieron tres dilemas estructurales del capitalismo,
cuya salida facilitó la globalización, con tres rasgos negativos coyunturales. Los
problemas estructurales fueron:
1. La crisis del Estado de bienesitar, cuya respuesta fue la instauración del Estado
mínimo o neoliberal. El “Estado providencia”, que tuvo mayor vigencia entre los años
cincuenta y sesenta, se apoyó en cuatro aspectos del consenso político: 1. la
relación entre política y crecimiento económico, con libertad de mercado; . la
racionalidad y eficiencia de la burocracia encargada de administrarlo; 3. el papel de
la política social como estabilizador democrático y 4. la pretensión de reducir las
desigualdades sociales1 . La relación funcional entre Estado y mercado, enfatizó su
papel legitimante, al tiempo que procuró reconciliar dos lógicas contradictorias: la
maximización de beneficios y la satisfacción de las necesidades sociales. 2 . La
crisis económica de los años setenta repercutió negativamente tanto en el modelo
keynesiano como en el Esta do de bienestar. El déficit público fue señalado como
una de las principales causas de la crisis económica, por ello, la propuesta
neoliberal fue subsanar el déficit público mediante la disminución del gasto estatal,
la privatización de las empresas públicas, la reducción del aparato burocrático y el
desmantelamiento del “Estado social”. 2. La crisis de la rigidez productiva fordista,
la que se superó con la producción flexible, es decir, la integración del mundo a
través de redes productivas.
A la globalización6 se le percibe como la nueva fase histórica del capitalismo: en el
ámbito económico se concreta en la mundialización de los mercados financieros y
en la regionalización; políticamente, se traduce en el debilitamiento del Estado de
Bienestar con la privatización y la desregulación; productivamente, se manifiesta
con el reemplazo de la rigidez fordista por la producción flexible; en el campo cultural
su masificación, los intentos de homogeneización mediática y la consolidación de la
“aldea global”.
La globalización se caracteriza por:
1. la desregulación estatal;
2. inéditas tecnologías como la microelectrónica, la biotecnología y los nuevos
materiales;
3. la producción flexible;
4. la mundialización de los mercados financieros (capital especulativo);
5. transformación de los organismos internacionales (FMI, BM) quienes, al diseñar
políticas restrictivas, debilitan la capacidad soberana de los Estados–nación;
6. el desmantelamiento del Estado de bienestar;
7. la hegemonía de las empresas multinacionales;
En el modelo sustitutivo de importaciones, el Estado mexicano cumplió con eficacia
su papel de promotor del crecimiento económico y de legitimidad estatal, al fomentar
las expectativas de un mejor nivel de vida y bienestar entre la población. Sin
embargo, la crisis e inestabilidad internacional de la década de los setentas,
repercutió de forma aguda en la esfera económica, con la inflación, el déficit
fiscal, la devaluación, el “boom petrolero” y la crisis de la deuda; empero, lo más
sobresaliente, fue el acelerado deterioro del Estado interventor que alcanzó su
clímax y quiebra con la nacionalización de la banca de 1982. En los setentas, el
rasgo característico fue la intensa intervención del Estado en la economía, bajo la
lógica que después se calificaría de “populista”, es decir, ampliar el gasto estatal sin
fuentes de financiamiento.
A partir de 1982 y durante tres administraciones (1982– 2000) se aplicó en México
el proyecto neoliberal que se tradujo en el abandono del Estado interventor, así
como de su responsabilidad social; además, se reemplazó el modelo de
industrialización sustitutiva de importaciones (“hacia dentro”) por la liberalización y
desregulación industrial, comercial y financiera (hacia fuera); a diferencia de antaño,
se dio prioridad al capital financiero o inversión de cartera por el capital productivo;
de la aspirada soberanía en el diseño de la política económica, se aceptaron las
directrices del FMI y del BM. En la esfera social, la exclusión, la marginación, la
“pobreza extrema”, fueron las palabras clave; en el ámbito político, se produjo la
división de la elite priísta y el dominio de la tecnocracia neoliberal sobre el
estructuralismo Keynesiano; el achicamiento del aparato estatal (privatizaciones) y
la disminución del gasto público, afectaron al corporativismo y al control clientelar.
El primero de diciembre de 1982 asumió la presidencia de la República Miguel de
la Madrid Hurtado (1982-1988),en un severo contexto de crisis económica;además
de buscar resolver problemas coyunturales como la nacionalización de la Banca,
que realizó su antecesor, tuvo que soportar la crisis estructural de la economía
mexicana18, concretada en: crisis agrícola, desarticulación industrial, déficit de la
balanza de pagos, déficit fiscal, desigual distribución del ingreso, etcétera; y
también, tuvo que hacer frente a la recesión económica de 1982 (con una
disminución del PIB del -0.2%), excesivo índice inflacionario (del 100%), incremento
de precios y tarifas del sector publico, elevado déficit de la balanza comercial no
petrolera y una creciente deuda pública.
Ante esta situación el gobierno elaboró su estrategia para enfrentar la crisis
económica (“no permitiré que la patria se nos deshaga entre las manos”), que se
plasmó en un programa de diez puntos para el corto plazo conocido como Programa
Inmediato de Reordenación Económica (PIRE),complementado con la estrategia a
mediano y largo plazo plasmada en el Plan Nacional de Desarrollo 1983- 1988
(PND) que buscó mediante la política del cambio estructural, que el crecimiento
económico a mediano plazo, no generara ni agudizara los desequilibrios que
condujeron a la crisis de 1982.
El superávit registrado en la balanza comercial, se debió más a la disminución de
importaciones que al aumento de las exportaciones, particularmente las no
petroleras, es decir, el superávit fue producto de la contracción y no de un mayor
dinamismo en las exportaciones. El problema de la deuda externa se transformó en
uno de los mayores obstáculos para el crecimiento económico en el sexenio. La
aplicación de topes salariales al extenderse indefinidamente, afectó a los sectores
más desprotegidos, En 1986, y ante una impresionante caída del precio
internacional del petróleo, el gobierno dejó de percibir más de 8,000 millones de
dólares, lo que repercutió en la estructura económica nacional: se incrementó el défi
cit público y la deuda pública interna; aumentó el circulante como mecanismo
inflacionario de financiamiento; la inflación alcanzó los tres dígitos (105%); se
contrajo la actividad económica (el PIB cayó a -4%); se redujo el gasto público pero
no el servicio de la deuda; el gobierno exigió mayor responsabilidad a los
acreedores internacionales; se propuso y discutió el “plan azteca”, etcétera. De igual
forma, el gobierno mexicano decidió incorporarse al GATT que representó el
parteaguas en la liberalización comercial y luego financiera
Ante el sombrío panorama de la década de los ochenta, la renegociación de la
deuda constituyó un éxito rotundo para el gobierno de Salinas. Para su antecesor,
el problema de la deuda fue uno de los principales factores de inestabilidad
económica, pues su renegociación fue un dilema de difícil solución. Esto fue así,
porque, mientras en la década de los sesenta y los setenta el endeudamiento
externo permitió el crecimiento del país, en los ochenta, dejamos de crecer con tal
de pagar la deuda.
Cuando el gobierno mexicano decidió ingresar al Acuerdo General sobre Aranceles
Y Comercio (GATT) en 1986, los indicadores económicos mostraban el cambio del
modelo de industrialización, al registrar índices negativos la producción de bienes
intermedios y de bienes de capital, que probaban como la manufactura de cuatro
décadas se estaba desvaneciendo. En contraste, la industria maquiladora se
consolidó por la decisión de orientar las actividades industriales a la exportación. El
crecimiento de las maquiladoras fue exponencial al establecerse una planta cada
tres días. Este proceso se consolidó frente el gradual debilitamiento del mercado
interno y por la permanente subvaluación del peso, para sostener los niveles de
competitividad en el mercado internacional.
En el gobierno de Carlos Salinas, se consolidó la reforma del Estado con la venta
de grandes empresas paraestatales, el saneamiento de las finanzas públicas (al
pasar del déficit al superávit fiscal), el control de la inflación, así como las
modificaciones constitucionales de los artículos 3, 27 y 130. Las reformas
constitucionales dejaron de lado las principales fuentes de la legitimidad estatal
nutridas en el nacionalismo revolucionario. Para subsanar y apuntalar al nuevo
proyecto, Salinas presentó en <marzo de 1992 en la Asamblea Extraordinaria del
PRI al “Liberalismo Social” como cobijo y sustento ideológico de la reforma del
Estado. La exitosa política económica que instrumentó el gobierno de Salinas, el
control de la inflación, la renegociación de la deuda externa, y la firma del TLC,
presuponían su salida triunfal. Sin embargo, a partir de 1994 los acontecimientos
políticos y económicos irrumpieron para poner en sus justas dimensiones los saldos
del período.
Con el levantamiento armado del EZLN, el 1º de enero de 1994, se resquebrajó
fulminantemente la máscara de México como un país de primer mundo; en el
transcurso de 1994 los indicadores económicos y políticos evidenciaban señales de
alarma. El factor indígena provocó una fuga de capitales menor; sin embargo, con
el asesinato de Colosio se fugaron cerca de ocho mil millones de dólares, que
demostró la vulnerabilidad del tipo de cambio y se acompañó con un aumento en el
déficit de la balanza de pagos –8% del PIB– y por una desordenada proliferación
(casi el 100%) de los Certificados de la Tesorería (CETES), más la colocación
masiva de Tesobonos (indexados al valor del dólar), para evitar la fuga de capitales
de la Bolsa de Valores.
A partir de octubre de 1994, se produjo el derrumbe de las reservas internacionales,
pero Salinas decidió postergar la devaluación del peso, lo que implicaba que el
ajuste tendría un costo mayor. En este contexto y ya con Ernesto Zedillo Ponce de
León (1994-2000) instalado en la Presidencia de la República, se produjo el “error
de diciembre, La devaluación de diciembre suscitó pánico en los mercados
cambiarios y financieros por el colapso de las reservas acumuladas de la deuda
pública a corto plazo (Tesobonos indexados en dólares) y por la incapacidad de
Clinton de apoyar a México con 6 mil millones de dólares (El Congreso se opuso).
El resultado, en el ámbito internacional se conoció como el “efecto tequila” que se
concretó en una situación de emergencia financiera y en la caída de las bolsas de
valores en América Latina. La primer crisis de la globalización hizo acto de
presencia. La consecuencia inmediata fue una feroz recesión: el mercado de valores
perdió 40% de su valor sólo en el mes de enero de 1995, la tasa de interés subió a
más del 60%, aumentaron el desempleo y el subempleo.
Zedillo optó por rescatar a los bancos (en lugar de permitir su quiebra) preservando
el derecho de los accionistas; su dispositivo fue el Fondo Bancario de Protección al
Ahorro (Fobaproa), cuyo objetivo se orientó a resolver los problemas de insolvencia,
absorbiendo la cartera vencida: El Banco de México compraba la cartera vencida y
la franqueaba como un bono especial que generaba rendimientos. La paradoja es
que se rescató bancos en quiebra con banqueros en la abundancia. Por salvar a un
pequeño grupo de banqueros, se endeudó a tres generaciones de mexicanos.
Además, el costo del rescate bancario ha sido muy alto y distribuido de manera
desigual, pues depende de manera excesiva de los fondos estatales (es decir, de la
sociedad) frente a un mínimo sacrifico de los banqueros; igualmente, se antepuso
el rescate de los banqueros por sobre los deudores de la banca. Al llamado “Efecto
tequila” se le consideró como la primera crisis de las economías globalizadas pues
sus repercusiones impactaron a varios países latinoamericanos. A México le costó
más de 70 mil millones de dólares, una disminución económica cercana al -7%,
desempleo galopante, quiebra de pequeñas y medianas empresas, violencia social,
aparición de los deudores de la banca (los “barzonistas”), proliferación de la
economía informal, etcétera. Empero, después de 1996 inició la recuperación
económica, que para el año 2000 registró en crecimiento del 6.9% del PIB y con
una inflación de un dígito (7%)40.
A partir de entonces los gobiernos de Miguel de la Madrid, de Carlos Salinas y de
Ernesto Zedillo, ejecutaron un conjunto de acciones con el objetivo de consolidar al
Estado “mínimo”, cuyas estrategias tuvieron un carácter global: reducción de la
deuda externa, liberalización de la economía, rigurosa política presupuestaria y
monetaria, reformas estructurales, política fiscal restrictiva, desreglamentación
interna y externa, privatización del sector público. A continuación señalo
sucintamente la ejecución del neoliberalismo a “la mexicana” cuyos principales
aspectos se estructuraron por dos estrategias complementarias: I. Superar los
desequilibrios macroeconómicos (en tres rubros): 1. Revertir el crónico déficit
público que disminuyó del 12.5% en 1988 al superávit del 0,4% en 1992. Para
lograrlo se aplicó una férrea disciplina fiscal mediante recortes al presupuesto;
aumentaron los precios de los productos y bienes de las empresas estatales; se
amplió la base gravable; y se instrumentó una política de fiscalización para el
adecuado cumplimiento de la política fiscal; restricción del gasto público, en
particular el destinado al gasto social; disminución de subsidios y la venta de
empresas estatales, permitieron pasar del déficit al superávit fiscal (en 1992).
Bibliografía
Salazar, Francisco Globalización y política neoliberal en México El Cotidiano, vol. 20, núm. 126,
julio-agosto, 2004, p. 0 Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Azcapotzalco Distrito
Federal, Méxic