A C U E R D O
En la ciudad de La Plata, a diez de mayo de dos mil,
habiéndose establecido, de conformidad con lo dispuesto en
el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden
de votación: doctoresHitters, Pettigiani, Laborde, Pisano,
Ghione, Salas, Negri, de Lázzari, San Martín, se reúnen los
señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo
ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa
B. 57.515, “Lardani, Haydeé María contra Provincia de
Buenos Aires (I.P.S.). Demanda contencioso administrativa”.
A N T E C E D E N T E S
1. La señora Haydeé María Lardani, por apoderado, promueve
demanda contencioso administrativa contra la Provincia de
Buenos Aires (Instituto de Previsión Social) pretendiendo
que se declare la nulidad de las resoluciones 376.849 y
388.298, emanadas del organismo previsional, dictadas el
10-VIII-1995 y el 20-VI-1996, por las cuales se rechazó,
respectivamente, el pedido de ajuste de su haber
previsional en base al cargo de Jefe de Servicio de
Laboratorio, y por extemporáneo, el recurso de revocatoria
deducido contra la decisión antecedente.
Solicita que, como consecuencia de la pretendida nulidad,
se le abonen las sumas devengadas por dicho concepto con
retroactividad a dos años desde la presentación del reclamo
administrativo, que fue efectuado el 20-IV-1993.
2. Corrido el traslado de ley, se presenta a juicio la
Fiscalía de Estado que contesta la acción solicitando su
rechazo y se opone a su progreso, fundando dicha defensa en
la firmeza de la resolución 376.849/95, al haberse
interpuesto extemporáneamente el recurso de revocatoria
deducido contra la misma.
Peticiona, para el supuesto de prosperar la pretensión, que
el reajuste se efectúe desde la fecha de otorgamiento del
beneficio previsional (1-VIII-1992) y no con el alcance
retroactivo que se pide en el escrito de inicio (ver
apartado 5 del punto V de la contestación de demanda).
3. Al contestar, la actora manifiesta que resulta cierta la
aseveración de la contraparte en cuanto a la fecha a partir
de la cual correspondería el reajuste solicitado (ver fs.
49).
4. Agregadas las fotocopias de las actuaciones
administrativas, sin acumular, el cuaderno de prueba de la
parte actora y el alegato de la demandada, la causa quedó
en estado de pronunciar sentencia, resolviéndose plantear y
votar las siguientes
C U E S T I O N E S
1a.) ¿Procede formalmente la demanda?
En caso afirmativo:
2a.) ¿Es fundada?
V O T A C I O N
A la primera cuestión planteada, el señor Juez doctor
Hitters dijo:
I. 1. Mediante resolución del 10-VIII-1995 se denegó el
pedido de ajuste del haber jubilatorio, efectuado por la
actora en base al cargo de Jefe de Servicio de Laboratorio
(fs. 77, fotocopias del exped. adm. 2918-08917/92), acto
notificado a la interesada en fecha 28-VIII-1995 (fs. 79
del mismo exped. adm.).
La beneficiaria cuestionó el aludido decisorio mediante
recurso de revocatoria, en los términos del art. 74 del
dec. ley 9650/80 (fs. 82, exped. cit.). Al pie del escrito
se dejó constancia de la fecha en que tuvo lugar la
presentación: 21-IX-1995, sin indicación de la hora (fs. 84
de las actuaciones administrativas referidas).
El organismo previsional, por resolución 388.298 del 20-VI-
1996, rechazó por extemporáneo el recurso de revocatoria,
en razón de hallarse vencido el plazo acordado por el art.
74 del dec. ley 9650/80 (t.o. 1994) para su interposición
(fs. 91/92, exped. cit.).
2. La actora cuestiona en la demanda dicha decisión
argumentando que el citado recurso fue interpuesto dentro
del denominado “plazo de gracia”, es decir en las dos
primeras horas de atención al público del día posterior
inmediato al del vencimiento del plazo para incoar el
referido remedio y que, si bien en el ámbito del
procedimiento administrativo provincial no hay una remisión
expresa a las normas del Código Procesal Civil y Comercial
-como en el ámbito federal (Título XI, art. 106 del dec.
reglamentario de la ley 19.549, nº 1759/72, t.o. 1991)-, en
virtud del principio de informalismo establecido en favor
del administrado y del postulado de defensa en juicio, el
referido “plazo de gracia”, consagrado en el art. 124 del
Código Procesal Civil y Comercial, debe ser receptado en el
procedimiento administrativo provincial, pues resultaría
incongruente negar en él lo que está permitido en el ámbito
del proceso judicial.
Aduce que el plazo de gracia debe aplicarse a toda clase de
procesos, puesto que si se reconoce para cuestiones que se
originan en relaciones de coordinación, como son las de
derecho privado -en las que las partes se hallan en pie de
igualdad- con mayor razón lo debería ser en el
procedimiento administrativo, en el que el particular se
halla en relación de subordinación respecto de la
Administración.
Señala que mientras para la Administración el
reconocimiento del “plazo de gracia” no presenta
inconvenientes, su negación para el administrado es
conculcatorio de su derecho de defensa, en tanto así se lo
priva de la oportunidad de cuestionar las decisiones
administrativas ante un tercero imparcial.
Agrega que el Directorio de la entidad demandada, mediante
la resolución 388.298, no sólo desestimó el recurso de
revocatoria por extemporáneo sino que también se pronunció
sobre el fondo de la cuestión planteada. En tal sentido,
cuestiona la expresión del aludido decisorio “sin que
implique entrar en el fondo de la cuestión”, argüyendo que
en el párrafo 2º de los considerandos sostiene la
improcedencia del ajuste del haber por no reunir los
recaudos exigidos por el art. 15 de la ley 11.184,
circunstancia por la cual también procedería la apertura de
la vía judicial.
3. No obstante tales argumentos, la Fiscalía de Estado
sostiene la legitimidad del acto administrativo que
desestimó, por extemporáneo, el recurso de revocatoria en
razón de considerar inaplicable -con fundamento en
jurisprudencia de esta Corte (causa B. 52.833, “Victorel”,
sent. del 4-IV-1995, “Acuerdos y Sentencias”, 1995-I-668)
el invocado plazo de gracia. Señala que en esa causa el
voto mayoritario decidió “que el virtual alongamiento del
término que en la actualidad consagra el art. 124 del
Código Procesal Civil y Comercial vigente, constituye un
procedimiento que se aplica sólo a las actuaciones
judiciales y que no puede trasladarse a la esfera
administrativa sin mengua del buen orden que debe presidir
su actividad”.
II. En primer lugar he de advertir que, si bien en el cargo
puesto al pie del escrito de interposición de la
revocatoria no se indica la hora de su presentación, la
omisión de esa constancia por parte de la Administración y
las argumentaciones expuestas por ambas partes, permiten
inferir que ha sido incoado dentro de las dos primeras
horas hábiles inmediatas al día del vencimiento del plazo
para la incoación del referido remedio administrativo.
Tal como me he pronunciado en la causa B. 50.082, “Filomeno
de Qüesta” (sent. del 26-X-1999) en la que, ante el
planteamiento de una cuestión análoga, me adherí al voto
del señor Juez doctor Negri y por sus fundamentos y otros
que, a mayor abundamiento, agregué -los que, en la presente
me permitiré reproducir-, sostengo la viabilidad del
denominado “plazo de gracia” en el procedimiento
administrativo.
En la referida causa, mi distinguido colega ya citado
consideró que la admisión del denominado “plazo de gracia”
en el procedimiento administrativo en general y, en
particular, respecto de los plazos establecidos para la
interposición de recursos administrativos, no compromete
ninguno de los principios aplicables a dicho ámbito, sino
que -por el contrario- se adecua a ellos. Conclusión que,
además, encuentra suficiente fundamento en disposiciones
del derecho común (art. 27, Código Civil), en la sustancial
semejanza existente entre los plazos para recurrir en sede
administrativa y los establecidos para las actuaciones
judiciales -que permite aplicar a aquéllos, por vía de
interpretación analógica, la solución o previsión que para
éstos ha dado el legislador local: art. 124 del Código
Procesal Civil y Comercial-, así como en el criterio
sostenido por la doctrina especializada en la materia y en
la tendencia legislativa actual que se advierte al haberse
consagrado expresamente al mentado plazo de gracia en
distintos ordenamientos que reglan sobre el procedimiento
administrativo (art. 25, decreto nacional 1883/91
modificatorio del decreto reglamentario del dec. ley
19.549/72; art. 79, apart. LXXXI, decreto provincial
1227/87, reglamentario de la ley 10.430)”.
En materia previsional, la solución que propongo resulta -a
mi juicio- impuesta no sólo por la naturaleza de los
derechos comprometidos, sino por la norma expresamente
consagrada en el art. 39 inc. 3º de la Constitución de la
Provincia, que luego de establecer los principios que rigen
la materia previsional, dispone que en caso de duda debe
estarse siempre por la interpretación que más favorezca los
derechos del reclamante, manda constitucional que el
Tribunal ha interpretado debe extenderse a la totalidad de
las normas que rigen la relación (doctr. causa B. 54.789,
“Levitán”, res. del 21-XI-1995).
Me permitiré, pues, reproducir virtualmente los argumentos
vertidos por el señor Juez doctor Negri en el aludido
precedente.
1. De acuerdo con el art. 27 del Código Civil, los plazos
deben terminar siempre en la medianoche del último día, de
manera que el impedimento de efectuar presentaciones en la
última jornada del plazo fijado -esto es, en término
oportuno- derivado del limitado horario de atención a la
Administración -es decir, de la existencia de un horario
hábil dentro de esa jornada-, no sólo resulta atendible
sino que, además, no puede perjudicar la vigencia del
aludido principio de derecho común ni la situación del
interesado que se vio privado de utilizar un tiempo idóneo
para realizar la gestión por una causa que le es totalmente
ajena.
El virtual alargamiento del plazo que deviene de considerar
temporánea la presentación efectuada dentro de las dos
primeras horas hábiles del día siguiente al del vencimiento
constituye una solución que halla, entonces suficiente
justificación, porque compensa la aludida imposibilidad del
ejercicio de un derecho en tiempo oportuno. No se trata de
modificar los plazos o sus vencimientos, sino de reconocer
una facultad a quien gestiona una vez fenecidos -pero en
forma inmediata a su agotamiento-.
2. El hecho de que el ordenamiento procedimental aplicable
al caso (dec. ley 9650/80) no contemple expresamente tal
solución, o que no prevea del mismo modo la aplicación
subsidiaria del Código Procesal Civil y Comercial, no es
obstáculo para admitirla, pues, como he de demostrar
seguidamente, no se afecta por ello la esencia del
procedimiento ni la actividad administrativa, como tampoco
se trata de una solución desprovista de fundamento
normativo, el que se encuentra en la aplicación analógica
del art. 124 del citado Código (conf. arts. 171,
Constitución provincial y 16, Código Civil).
3. El juez de primer voto en la citada causa B. 52.833,
“Victorel” (“Acuerdos y Sentencias”, 1995-I-668)
proporciona fundamentos débiles o poco convincentes, pues
expresa que el procedimiento previsto por el art. 124 del
Código Procesal Civil y Comercial, “no puede trasladarse a
la esfera administrativa sin mengua del buen orden que debe
presidir su actividad”. No advierto de qué manera puede
alterarse el buen orden si, admitido el plazo de gracia,
existe la certeza de que los trámites correspondientes
pueden ejercitarse dentro de las dos primeras horas hábiles
del día hábil siguiente al del vencimiento del plazo.
Tampoco encuentro en la necesidad de dejarse constancia de
la hora de presentación del escrito una circunstancia que
pueda entorpecer el orden de la actividad administrativa,
atento a la obligación de la autoridad administrativa de
poner el cargo pertinente en todo escrito que le fuera
presentado.
4. Los principios que rigen el procedimiento administrativo
-formalismo moderado, debido proceso adjetivo, búsqueda de
la verdad material- refuerzan las consideraciones que vengo
exponiendo, puesto que resulta obvio que la admisión del
plazo de gracia no sólo guarda armonía con ellos, sino que
coadyuva al logro de la finalidad esencial de tal
procedimiento -verdad material-, principio que las normas
privilegian aún en materia de recursos frente al
vencimiento del plazo correspondiente (conf. art. 74 del
dec. ley 9650/80 -t.o. 1994-, conc. dec. ley 7647/70; v.
asimismo, art. 1 inc. e, ap. 6, dec. ley 19.549/72).
5. Idénticas conclusiones surgen si se atiende a las
características que en ese ámbito tienen los plazos, dado
que por principio, son susceptibles de prórroga y no son
perentorios (arts. 72 y 73 del dec. ley 7647/70). Si bien
los establecidos para interponer recursos administrativos
hacen excepción a tales caracteres (art. 74, primera parte,
dec. ley 7647 citado), esto no permite una interpretación
tan rigurosa que termine por desnaturalizar el
procedimiento de que se trata y su finalidad, sobre todo
teniendo en cuenta que la propia ley brinda una pauta en
tal sentido, desde que posibilita la sustanciación del
recurso interpuesto fuera de término y la subsiguiente
revocación o anulación del acto impugnado (art. 74, segunda
parte, cit.).
Si la firmeza del acto -y las razones de seguridad jurídica
que la sustentan- no obstan y ceden frente al supuesto
previsto por la citada disposición, con mayor razón no
puede vérselas afectadas por admitirse que el derecho de
recurrir se ejerza válidamente dentro de un brevísimo lapso
posterior al vencimiento del plazo fijado.
6. Pero como si estas razones no bastaran, la aplicación
por analogía del art. 124 del Código Procesal Civil y
Comercial resulta precisamente de la sustancial semejanza
que existe entre los plazos del proceso judicial y los
recursivos del procedimiento administrativo, en tanto ambos
se caracterizan por ser perentorios, solución por lo demás
auspiciada por la más autorizada doctrina (conf. Linares,
“Derecho Administrativo”, 1980, p. 365 y nota 23 y Fiorini,
“Derecho Administrativo”, t. 2, p. 522), puesto que lejos
de resultar incompatible, es la que más armoniza con las
reglas, principios y finalidades de dicho procedimiento.
Si en el proceso judicial, sujeto a reglas rigurosas en
materia de preclusión y perentoriedad de plazos (art. 155 y
concs., C.P.C.C.) -dado el principio de igualdad que lo
rige-, el legislador ha contemplado expresamente el
denominado “plazo de gracia”, con mayor razón esta solución
puede ser aplicada a un procedimiento sujeto a reglas no
rigurosas.
Es que el hecho de que en el primer caso la ley haya
determinado tal solución y en el segundo no, no constituye,
frente a las razones dadas, un fundamento determinante para
resolver el último en distinto sentido; por el contrario,
la imprevisión legislativa autoriza a acudir a la
regulación normada para el supuesto sustancialmente
análogo, en el caso, el del art. 124 del Código Procesal
Civil y Comercial.
7. A mayor abundamiento, reproduzco los fundamentos
vertidos en mi voto en la aludida causa B. 50.082.
Considerando que la Corte Suprema de Justicia de la Nación
se ha expedido en favor de aplicar el art. 124 del Código
Procesal Civil y Comercial al procedimiento administrativo
(causa “Fundación Universidad de Belgrano”, sent. 5-X-1978;
publ. en Rev. E.D., 80-630 con nota de Germán J. Bidart
Campos y Rev. L.L., 1979-B-104 con nota de Jorge José
Dacobo), me pliego -por razones de celeridad y economía
procesal- a tal postura de la casación nacional.
Ello así, porque la Corte es el último y más genuino
intérprete de la Carta fundamental y, por ende, la exégesis
que hace de ella, es como si fuera la Constitución misma,
expandiéndose en forma vinculante para los demás
judicantes, en los tópicos federales (Bidart Campos,
Germán, “El control de constitucionalidad de oficio en sede
provincial”, Revista “El Derecho”, t. 100, pág. 633).
Todo sin olvidar que -como es sabido- no existe en nuestro
país -a diferencia de lo que sucedía en la Constitución de
1949 (art. 95)- norma vigente que obligue a los jueces a
acatar la doctrina legal del Superior Tribunal, ni el art.
16 del Código Civil incluyó a la jurisprudencia entre las
fuentes del derecho.
En los temas no federales, los órganos jurisdiccionales no
deben perder de vista que una de las finalidades de la
casación es la uniformación de la aplicación del derecho
objetivo. Y en nuestro país, si bien es cierto que no hay
un tribunal de casación stricto sensu (como en el caso de
España y Francia), no lo es menos que la Corte Suprema de
Justicia de la Nación, ejerce esta tarea a través de la vía
recursiva extraordinaria.
Es obvio -entonces- que la suprema función revisora de la
actividad jurisdiccional que ejercita la casación, busca
tanto controlar la observancia del derecho objetivo, como
prohibir que por los desvaríos de una decisión que no se
ajusta a derecho, se afecte la unidad interpretativa, que
por razones de conveniencia social y política debe presidir
la tarea judicial (Geny, Francisco, “Método de
interpretación y fuentes del derecho privado positivo”,
Reus, Madrid, 1925, pág. 642).
La seguridad jurídica y la igualdad se robustecen a través
de este campo de impugnación. Decía Carnelutti que la
“uniformidad busca certeza, en torno a cada precepto de
derecho se constituye un halo de normas jurisprudenciales
(cuasi-normas o sub-normas)...”.
Si las mismas reglas jurídicas se aplican de distinto modo
en un país, se produce una inseguridad que no es
conveniente. Ello sin perjuicio de que en determinadas
problemáticas cada juzgador decida libremente según su leal
saber y entender.
Por lo dicho, la exégesis que hace la Corte de la Lex
Maxima, es como si fuera la Constitución misma y, en
consecuencia, la compartamos o no, es atrapante -en temas
federales- para los demás jueces.
A lo expresado hay que añadir, en mi opinión, que en las
cuestiones no federales tiene efecto de vinculación moral
para los demás judicantes, sobre la base de principios de
celeridad y economía procesal, sin perjuicio de que los
inferiores pueden apartarse, si así lo consideran
conveniente según las circunstancias peculiares de la
causa.
8. Sin perjuicio de lo que antecede -repito- comparto en un
todo las argumentaciones del referido colega en cuanto
al formalismo moderado que rige en el procedimiento
administrativo, que impera en todos los ordenamientos
adjetivos, y en particular en el procedimiento civil, como
lo he señalado en algunos de mis votos (causa B. 50.082,
“Filomeno de Qüesta”, D.J.B.A., t. 157, p. 7029) y que la
doctrina italiana denomina informalismo (“deformalizzacio-
ne”) como señala Vittorio Denti (“Un Progetto per la
Giustizia Civile”, Il Mulino, Bologna, 1982, ps. 331/335).
Por los fundamentos expuestos, acreditado que la actora
interpuso el recurso administrativo dentro de las dos
primeras horas hábiles del día siguiente al del vencimiento
del plazo correspondiente (cf. fs. 84 de las fotocopias del
exped. adm. y arts. 354 inc. 1º, 358, 375 y conc.,
C.P.C.C.), por lo debe considerárselo deducido en término
oportuno (art. 124, C.P.C.C.), corresponde desestimar el
planteo de improcedencia formal de la demanda.
A la primera cuestión planteada, voto por la afirmativa,
correspondiendo así el tratamiento de la segunda.
Costas por su orden (art. 17, C.P.C.A.).
A la primera cuestión planteada, el señor Juez doctor
Pettigiani dijo:
Adhiero al voto precedente, con excepción de lo expuesto en
sus puntos 7) y 8), por considerar dichos desarrollos
innecesarios para la solución de la cuestión en
tratamiento.
Voto por la afirmativa.
A la primera cuestión planteada, el señor Juez doctor
Laborde dijo:
He conformado con mi voto la doctrina mayoritaria de esta
Corte sobre el tema y para cumplir con el imperativo
constitucional (arts. 168 y 171, Const. prov. 1994) me
permitiré transcribir lo expuesto por el entonces Juez de
este Tribunal, doctor Mercader, al expedirse en la causa B.
52.853, “Victorel” (“Acuerdos y Sentencias”, 1995-I-668).
Expresó, en lo pertinente, dicho Magistrado que “.... el
Tribunal se ha pronunciado en anteriores integraciones,
sentando una doctrina que comparto en el sentido que si
bien es cierto que de acuerdo con lo dispuesto en el art.
27 del Código Civil los plazos deben terminar siempre en la
medianoche del último día, los que se señalan para trámites
administrativos llevan ínsita la condición de que la
actividad de que se trata deberá ejercerse
indefectiblemente dentro del horario de la Administración
en el día del vencimiento. Por consiguiente, el virtual
alongamiento del término que en la actualidad consagra el
art. 124 del Código Procesal Civil y Comercial vigente,
constituye un procedimiento que se aplica sólo a las
actuaciones judiciales (art. 845) y que no puede
trasladarse a la esfera administrativa sin mengua del buen
orden que debe presidir su actividad (doctr. causas B.
45.735, “Celulosa Argentina S.A.”, sent. 2-II-1971 y B.
47.412, “Electro Mecánica Argentina S.A.”, sent. 9-XI-
1976).
Tal conclusión, naturalmente, se apoya en la ausencia de
normas administrativas de procedimiento aplicables que
regulen la posibilidad de efectuar presentaciones una vez
vencida la jornada administrativa o en las dos primeras
horas del día siguiente al del vencimiento del plazo,
descartándose sobre esa base y por las razones expuestas
anteriormente, la aplicación ya analógica (causas B. 45.735
y B. 47.412 cits.), ya supletoria (en sent. conc. causa B.
49.359, “Calviño”, res. 22-XI-1983) de la solución prevista
por el Código Procesal Civil y Comercial -siempre que tal
aplicación, como ocurre en el caso, no se halle establecida
tampoco en la norma administrativa aplicable-“.
Asimismo, cabe señalar que he mantenido tal criterio al
expedirme en primer término en la causa B. 50.082,
“Filomeno de Qüesta”, sentenciada el 26 de octubre de 1999,
que menciona el señor Juez de primer voto.
En mérito de las razones expuestas cabe concluir que la
decisión administrativa que rechazó, por extemporáneo, el
recurso de revocatoria (res. del I.P.S. de fecha 20-VI-
1996) se ajusta a derecho (art. 74 del dec. ley 9650/80 -
t.o. 1994-).
Por consiguiente, y teniendo en consideración que la
interposición fuera de término de los recursos ante la
autoridad de la que emanó el acto impugnado hace que éste
adquiera firmeza en la esfera que le es propia y resulta —
por tanto- irrevisible en esta instancia (causas B. 49.563,
res. 26-II-1985; B. 49.809, res. 4-VI-1985; B. 50.329,
sent. 27-VI-1989; B. 52.955, 29-X-1991, entre otras),
corresponde acoger el planteo de improcedencia formal
formulado por la Fiscalía de Estado (conc. art. 14,
C.P.C.A.) por lo que, tal como se resuelve la presente
cuestión, resulta innecesario el análisis de la restante.
Costas por su orden por no ser el presente el caso previsto
por el art. 17 del Código de Procedimiento en lo
Contencioso Administrativo.
Voto por la negativa.
El señor Juez doctor Pisano, por los fundamentos expuestos
por el doctor Laborde, votó por lanegativa.
A la primer cuestión planteada, el señor Juez doctor Ghione
dijo:
Adhiero al voto del señor Juez doctor Laborde excepto en su
referencia al precedente Filomeno de Qüesta (causa B.
50.082, sent. del 26-X-1999) en el que dejé expresamente
expuesto que se trataba de una situación diferente de la
del caso “Victorel”, cuya doctrina mayoritaria mantengo.
Así voto por la negativa.
El señor Juez doctor Salas, por los fundamentos expuestos
por el doctor Laborde, votó por lanegativa.
A la primer cuestión planteada, el señor Juez doctor Negri
dijo:
Adhiero al voto del doctor Hitters con idéntica salvedad
que la formulada por el doctor Pettigiani.
El señor Juez doctor de Lázzari, por los fundamentos
expuestos por el doctor Hitters, votó por laafirmativa.
El señor Juez doctor San Martín, por los fundamentos
expuestos por el doctor Laborde, votó por lanegativa.
En virtud del sentido en que se votó la primera cuestión,
no corresponde el tratamiento de la segunda.
Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente
S E N T E N C I A
Por los fundamentos expuestos en el acuerdo que antecede,
por mayoría, se hace lugar a la oposición formal de la
demanda formulada por la Fiscalía de Estado y, por
consiguiente, se rechaza la acción interpuesta.
Por su actuación profesional en autos regúlanse los
honorarios del doctor Osvaldo Ariza en la suma de ... pesos
(arts. 9, 10, 14, 15, 16 incs. “b” y “c”, 22, 26, 28 inc.
“a”, 44 inc. “b”, 2da. parte y 54 del dec. ley 8904/77),
cantidad a la que deberá adicionarse el 10% (ley 8955).
Costas por su orden (art. 17, C.P.C.A.).
Regístrese y notifíquese.