ESPIANDO LA TIERRA
TEXTO Josué 2:1-14
Introducción
Antes de iniciar la conquista de la Tierra Prometida, Josué envió dos espías a la ciudad
de Jericó. ¿Por qué? Porque nunca es sabio avanzar sin saber qué es lo que nos
espera. La soberanía de Dios, y Sus promesas, no anulan nuestra responsabilidad y
esfuerzo. Dios prometió la victoria a Josué (Josué 1:3-4), pero Israel tenía que pelear;
y una parte importante de cualquier batalla es evaluar las posiciones, y pensar en la
mejor forma de pelear.
Como alguien ha dicho, “Orar al Señor, pidiendo Su ayuda, sin hacer el mejor uso de
los recursos que están a nuestra disposición, es nada más que fatalismo”.
¿Cuál fue la experiencia de los espías? ¿Qué provecho sacaron de su actividad?
Responderemos a esas preguntas históricas, con el fin de contestar preguntas
contemporáneas acerca de la misión de la Iglesia en el siglo 21.
1. EL DESAFÍO QUE ENFRENTABAN LOS ESPÍAS
a. Tuvieron que Incursionar en Territorio Enemigo (v.1a)
Fue bastante peligroso ingresar a Jericó en ese momento. La ciudad no estaba muy
lejos del campamento de Israel. Había mucha tensión; gran sospecha por todos lados;
una fuerte hostilidad contra cualquier israelita. Ir como espía no era una tarea para
todos; sólo dos fueron.
Será igual para nosotros. Si queremos ganar hombres y mujeres para Cristo, quizá
tengamos que infiltrar el ‘mundo’; incursionar en territorio del enemigo, donde no nos
sentiremos ni cómodos ni seguros. Ese es el desafío que tendremos que enfrentar más
y más, en la medida que el ‘mundo’ se va alejando de Dios.
b. Tuvieron que Ingresar a Lugares Nada Placenteros (v.1b)
¿Por qué fueron a la “casa de una ramera”? Porque era la clase de lugar donde podías
esconder tu identidad. Pero no fue un lugar placentero para los dos espías. Era
frecuentado (probablemente) por hombres desagradables; mujeres inmorales; era un
lugar de pecado. Indudablemente no se sintieron para nada cómodos en ese lugar;
arriesgaban su testimonio. Sin embargo, pusieron su deber antes de su testimonio.
Es igual para nosotros. Nunca debemos causar escándalo, y siempre debemos andar
con cuidado; sin embargo, a veces tenemos que ingresar a situaciones incómodas, si
hemos de servir al Señor, y ganar a hombres y mujeres para Cristo.
c. Tuvieron que Arriesgar Sus Vidas (v.3)
La población estaba en alerta, ante cualquier extraño o visitante. Los dos espías
fueron reconocidos, y el rey envió soldados para arrestarlos. La vida de los espías
corría peligro. No fueron imprudentes. Se escondieron, cuando fue recomendable
hacerlo (v.4, 6).
Así será para nosotros. A veces tendremos que arriesgar nuestras vidas, por estar
donde podemos rescatar a personas para el Señor. No debemos ser imprudentes;
pero tomar riesgos es parte del desafío que enfrentamos, si queremos servir al Señor.
EJEMPLOS: Jim Elliot; misioneros en países islámicos; etc.
¿Fue correcto ir a espiar la tierra? ¿No pudo el Señor haber dado la victoria sin el
trabajo de estos espías? Por supuesto que sí. Pero el poder de Dios y Su soberanía no
anulan nuestra responsabilidad. Si es nuestro deseo ganar al mundo para Cristo,
entonces a veces tendremos que incursionar en el ‘mundo’. Tenemos que ver cuál es
la condición del ‘mundo’; no sólo en términos generales, sino en situaciones
específicas. Eso significará adentrarnos en el territorio del enemigo (Satanás);
exponiendo nuestras vidas; yendo a lugares nada placenteros.
2. LOS RESULTADOS QUE LOGRARON LOS ESPÍAS
a. Fueron Tratados Bien (v.4-7)
Rahab se arriesgó mucho. Ella escondió a los espías; mintió por ellos; les brindó
hospedaje. Evidentemente no era hostil hacia los espías. ¿Por qué no? Porque la
gracia de Dios ya estaba obrando en la ciudad de Jericó. Ella era una mujer de fe aún
antes que llegaran los espías (ver Heb 11:31).
Algunos se preguntarán, “Pero si era una mujer de fe, por qué estaba viviendo aún
como ramera?” A manera de respuesta podemos decir, en primer lugar, que no
tenemos suficiente información para saber exactamente cómo estaba viviendo, y cómo
se comportaba en ese tiempo. En segundo lugar, cuando una persona viene a tener fe
en Dios, siempre hay áreas en su vida que necesitan ser santificadas y ordenadas.
Rahab no tenía la plena luz del evangelio, así que no podemos esperar de ella una
justicia perfecta en cuanto a su vida terrenal.
Vemos su fe tanto en lo que creía (ver v.8-11), como en lo que hizo (v.4-7). Así que
no debemos menospreciar su fe. Como mujer pecadora, Rahab fue un ‘tipo’ de todos
aquellos por quienes el Señor Jesús vino a salvar.
Es igual para nosotros. Quizá nos sorprendamos de lo que veremos cuando salimos al
‘mundo’. Podría ser que pensamos que nadie jamás podría creer en Dios (si van a las
discotecas, si beben demasiado, si se drogan, etc.). Pero no debemos tener en menos
el poder de Dios, y la gracia que Él concede aún a los que parecen estar más lejos del
reino de Dios. Recordemos que Cristo halló más fe entre los ‘pecadores’ y gentiles,
que entre los líderes judíos y los fariseos.
b. Recibieron Gran Aliento (v.8-11, 24)
Para la gran sorpresa de los espías, Rahab ya sabía del poder de Jehová. Ella les contó
que los ciudadanos de Jericó estaban atemorizados. Era consciente del poder de Dios,
y de la grandeza del Dios de Israel; ¡ya sabía quién iba a ganar!
Vemos en su vida el gran cambio que efectúa la gracia de Dios. Toda la población
había escuchado lo que Dios hizo en el Mar Rojo (v.10). Los ciudadanos reaccionaron
con tremendo temor (v.11), y odio hacia Israel; lo que querían hacer era resistir
cualquier ataque por parte del pueblo de Dios. Sólo Rahab expresó el deseo de
entregarse al Dios de Israel; a ser salva por Su pueblo. El Espíritu Santo ya estaba
obrando en su corazón, a pesar de ser una persona con poca esperanza de ser salva.
Anteriormente, ella creía en los dioses de Jericó y los dioses de Canaán. Pero cuando
escuchó de la grandeza del poder de Jehová, el Espíritu generó fe en ella; una fe en el
Dios verdadero. Por eso ella volvió a Él (en su corazón), abandonando los dioses de
Canaán, y poniendo toda su fe en el Dios de Israel.
c. Lograron Salvar a Rahab (v.12-14)
Aquella gracia que ya estaba obrando en la vida de Rahab, aún antes de la llegada de
los espías, continuó trabajando en ella, dirigiendo los pasos de los espías hasta llegar a
su casa. No fue ninguna coincidencia que ellos llegaron a la casa de Rahab. Dios guio
sus pasos.
Ella, ni corta ni perezosa, aprovechó la oportunidad brindada por la doble
manifestación de la gracia en su vida, para colocarse bajo la ‘sombra’ de Jehová. Tal
como lo hizo Rut, muchos años después, el sentir de Rahab fue: “Tu Dios será mi
Dios”. Ella buscó protección para sí misma, y para toda su familia.
Esto fue de gran importancia; porque más adelante Rahab se casó con uno de los
príncipes de Judá – Salmón (ver Rut 4:20-21). Ella tuvo un hijo o un descendiente
llamado Booz, quien se casó con Rut. De este modo, Rahab incursionó en la línea real
de Judá, y alcanzó ser uno de los ancestros del Señor Jesús (Mat 1:5). De este modo,
ella recibió una tremenda recompensa por su fe y obediencia.
Conclusión
¿Nos está llamando Dios a ‘espiar’ la tierra? Quizá no sea una tarea fácil, o placentera.
Sin embargo, por medio de dicho trabajo podríamos quedar muy sorprendidos ante la
manifestación de la gracia de Dios, y podríamos ser instrumentos en las manos de Dios
para la salvación de personas claves.