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Espacio Religioso en Iberoamérica

Este capítulo propone un enfoque hermenéutico para comprender y preservar la arquitectura religiosa. Primero analiza cinco maneras de concebir lo sagrado y cómo esto afecta el diseño de templos. Luego describe cinco elementos religiosos que influyen en las decisiones de proyecto, como cosmogonía, liturgia y arte. Finalmente, identifica tres tipologías arquitectónicas comunes en templos que cumplen con demandas espaciales, estructurales y constructivas de manera eficiente. Este enfoque de lo sag

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Espacio Religioso en Iberoamérica

Este capítulo propone un enfoque hermenéutico para comprender y preservar la arquitectura religiosa. Primero analiza cinco maneras de concebir lo sagrado y cómo esto afecta el diseño de templos. Luego describe cinco elementos religiosos que influyen en las decisiones de proyecto, como cosmogonía, liturgia y arte. Finalmente, identifica tres tipologías arquitectónicas comunes en templos que cumplen con demandas espaciales, estructurales y constructivas de manera eficiente. Este enfoque de lo sag

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DISEÑO Y MÉTODO

DE CREACIÓN DEL
ESPACIO RELIGIOSO
CONTEMPORÁNEO
EN IBEROAMÉRICA

María Cristina Valerdi Nochebuena


María Diéguez Melo
Coordinadoras
Esta obra arbitrada por pares académicos se privilegia con el aval de la institución editora

DISEÑO Y MÉTODO DE CREACIÓN DEL ESPACIO


RELIGIOSO CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

Alfonso Esparza Ortiz


Rector

María del Carmen Martínez Reyes


Vicerrectora de Docencia

Rafael Cid Mora


Director de la Facultad de Arquitectura

María Cristina Valerdi Nochebuena


Responsable del Cuerpo Académico de Diseño y Tecnología. BUAP-CA-116

Coordinadoras:
María Cristina Valerdi Nochebuena
María Diéguez Melo

Autores:
Ewa Joanna Kubiak
Osbelia Alcaraz Morales
Agustín Carlos Salgado Galarza
Martín M. Checa-Artasu
Iván San Martín Córdova
Héctor García Escorza
Eugenia María Azevedo Salomao
María Diéguez Melo
Rafael Ángel García-Lozano
María Cristina Valerdi Nochebuena
Jorge Sosa Oliver
Julia J. Mundo Hernández
Juan Pablo Rojas Bustamante
Adriano Santos Godoy
Esteban Fernández-Cobián
Jossie Galindo Ortiz
Víctor Manuel Martínez López
Gloria Carola Santiago Azpiazu,
Carlos Rodolfo Huerta Santiago,
José Luis Hernández Morales,
Jaime Jesús Ríos Calleja

Gerardo Sosa Valerdi


Diseño Editorial

Primera edición 2018-11-25


ISBN: 978-83-945098-4-2
Instytut Historii Sztuki, Uniwersytet Łódzki

BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA


Facultad de Arquitectura
4 Sur 104, Col. Centro. CP. 72000 Puebla, Pue.

Hecho en México/Made in Mexico

DISEÑO Y MÉTODO DE CREACIÓN DEL ESPACIO


5 CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA
ÍNDICE
PRESENTACIÓN

SECCIÓN 1
Arquitectura religiosa contemporánea:
historia, análisis y evolución
Ibero-American religious architecture:
history, analysis and evolution

pág.19 Capítulo 1
Entre la tradición romana, española y alemana. Arquitectura de las
iglesias jesuitas en Cartagena de las Indias, Buenos Aires y Popayán
Between the Roman, Spanish and German tradition. Architecture of the Jesuit
churches in Cartagena de las Indias, Buenos Aires and Popayán
Ewa Joanna Kubiak
Universidad de Łódz (Polonia)

pág.35 Capítulo 2
El poder en la arquitectura religiosa de Taxco, Guerrero
Power in religious architecture of Taxco, Guerrero
Osbelia Alcaraz Morales
Agustín Carlos Salgado Galarza
Universidad Autónoma de Guerrero (México)

pág.47 Capítulo 3
Templos católicos del siglo XX en el contexto del centro histórico de
Morelia, Michoacán, México.
Catholic temples from the 20th century in the context of the historic center
of the city of Morelia, Michoacán, Mexico
Eugenia María Azevedo Salomao
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo(México)

pág.63 Capítulo 4
Periferia, urbanismo y arquitectura religiosa:
el complejo parroquial de Santa Catalina Labouré (Madrid)
Periphery, urbanism and religious architecture: the parish complex of
Santa Catalina Labouré (Madrid)
María Diéguez Melo
Universidad Pontificia de Salamanca (España)

pág.79 Capítulo 5
Del espacio sagrado saturado al espacio sagrado vacío
Los templos de origen reformado en la prédica protestante
contemporánea en México

DISEÑO Y MÉTODO DE CREACIÓN DEL ESPACIO


7 CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA
From holy saturated space to holy empty space Temples of
reformed origin in contemporary protestant preaching in Mexico
Héctor García Escorza
Universidad Nacional Autónoma de México (México)

pág.95 Capítulo 6
La arquitectura neogótica católica en el norte de México.
Algunos ejemplos.
Neogotic catholic architecture in the north of Mexico. Some examples.
Martín Manuel Checa- Artasú
Universidad Autónoma Metropolitana- Xochimilco (México)

pág. 129 Capítulo 7


La arquitectura religiosa contemporánea española escondida
The Spanish contemporary religious architecture hidden
Rafael Ángel García-Lozano
Universidad Pontificia de Salamanca (España)

SECCIÓN 2
Arquitectura religiosa iberoamericana:
diseño, proyecto método
Ibero-American religious architecture:
design, project and method

pág.143 Capítulo 8
La Arquitectura religiosa: una propuesta hermenéutica
Mexican Religious Architecture: A Hermeneutic Proposal
Iván San Martín Córdova
Universidad Nacional Autónoma de México (México)

pág.171 Capítulo 9
Método consciente de la inspiración
Referente para el análisis del diseño de espacios religiosos católicos
Conscious Inspiration Method Concerning to analyze the contemporary
catholic spaces design
María Cristina Valerdi Nochebuena,
Julia Judith Mundo Hernández, Jorge Sosa Oliver
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (México)

pág. 189 Capítulo 10


La arquitectura del Padre Francisco Coello de Portugal. Proyecto y
materialización del Centro parroquial de Santo Domingo de Guzmán de Burgos
The architecture of Father Francisco Coello de Portugal. Project
and materialization of the parish of Santo Domingo de Guzmán of Burgos
Juan Pablo Rojas Bustamante
Universidad de Salamanca (España)

DISEÑO Y MÉTODO DE CREACIÓN DEL ESPACIO


CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA 8
pág.203 Capítulo 11
A brasilidade da arquitetura da Basilica de Aparecida
The Brazilianness at Basilica of Aparecida architecture
La brasilidad de la arquitectura en la Basílica de Aparecida
Adriano Santos Godoy
Universidade Estadual de Campinas (Brasil)

pág.217 Capítulo 12
Catedrales chilenas del siglo XX. Arquitectura naturaleza y sociedad
Chilean Cathedrals of the Twentieth Century. Architecture, Nature and Society
Esteban Fernández-Cobián
Universidade Da Coruña (España)

pág.247 Capítulo 13
¿Las Envolventes de espacios católicos construidos en la segunda mitad
siglo XX en Puebla, Méx. provocan una experiencia arquitectónica religiosa?
Space structures of Catholic spaces built in the second half of the 20th century in
Puebla, Mex. provoke a religious architectural experience?
María Cristina Valerdi Nochebuena, Jorge Sosa Oliver,
Jossie Galindo Ortiz y Victor Manuel Martínez López
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (México)

pág.271 Capítulo 14
Evaluación del confort lumínico en templos católicos contemporáneos.
Caso de nuestra Señora de la Esperanza, Puebla
Luminic evaluation confort in contemporary catholic temples
Case: Nuestra Señora de la Esperanza, Puebla
Gloria Carola Santiago Azpiazu, Carlos Rodolfo Huerta Santiago,
José Luis Hernández Morales, Jaime Jesús Ríos Calleja
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (México)

pág.287 Semblanza de autores

DISEÑO Y MÉTODO DE CREACIÓN DEL ESPACIO


9 CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA
SECCIÓN 2

Arquitectura religiosa iberoamericana:


diseño, proyecto y método

Ibero-American religious architecture:


design, project and method

DISEÑO Y MÉTODO DE CREACIÓN DEL ESPACIO


141 CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA
Capítulo 8
La arquitectura religiosa mexicana: una propuesta hermenéutica

Mexican Religious Architecture: A Hermeneutic Proposal

Iván San Martín Córdova


Universidad Nacional Autónoma de México
[email protected]

El temor de Dios es semejante al


respeto del niño al padre;
pero a la vez es algo más que esto,
no sólo en cantidad, sino en calidad

-Rudlof Otto, en Lo Santo

Resumen

Propuesta hermenéutica para comprender, valorar y promover la preservación de la arquitectura


religiosa, ya que sus particularidades simbólicas demandan un enfoque metodológico distinto al
resto de los géneros arquitectónicos. En primer término se analiza el concepto de lo sagrado, divi-
dido en cinco maneras distintas que utilizan las religiones para su consecución y que el arquitecto
debe de considerar al momento de diseñar y edificar un templo. En segundo lugar se describen
cinco elementos religiosos que repercuten directamente en las decisiones proyectuales de un
templo, tales como las cosmogónicas, las eclesiales, litúrgicas, morales y artísticas, cuyo desco-
nocimiento o conocimiento impreciso redundarán en una mala calidad arquitectónica. Por último,
en el tercer apartado se identifican las tres tipologías arquitectónicas que podemos encontrar en
los templos construidos –o disponer de ellas, de manera informada, si es que somos los proyec-
tistas– pues su reiterada utilización se debe a que son soluciones arquitectónicas con alto grado
de eficiencia para cubrir las demandas espaciales, estructurales y constructivas. Estas tres aproxi-
maciones metodológicas –lo sagrado, lo religioso y lo espacial– permitirán al lector una manera
de aproximarse –sin duda no la única– a la arquitectura religiosa, ya sea como futuro autor o como
exégeta de la obra construida, así sea la contemporánea como la de tiempos pasados y lo mismo
si se trata de un templo con o sin un valor patrimonial que amerite ser preservado.

Palabras clave: templos, interpretación, metodología, axiología, categorías

Mexican Religious Architecture: A Hermeneutic Proposal

Abstract

Hermeneutical approach to the preservation of religious architecture, including aspects such as


its analysis, assessment and advancement, given that the particular symbolic features of religious
architecture mean that methodologies traditionally applied to other architectural styles may not
be suitable for its analysis. First, the concept “sacred” is explored, pinpointing five different mani-

La arquitectura religiosa mexicana: una propuesta her- DISEÑO Y MÉTODO DE CREACIÓN DEL ESPACIO
menéutica 143 CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA
festations that various religions use to convey this idea, because the architect must take this aspect
into consideration when designing and building a temple. Secondly, five religious values —cosmo-
gonical, ecclesiastical, liturgical, moral and artistic— are described to the extent that they directly
affect project decisions when a temple is built. If such elements are ignored or fail to be fully un-
derstood, this will lead to bad quality architectural designs. Lastly, section three is devoted to the
discussion of three architectural typologies displayed in temples — or available to well-informed
people working on a project — which are frequently used because they offer very efficient archi-
tectural solutions to meet the spatial, structural and construction requirements of these buildings.
The three methodological approaches discussed (sacred, religious and spatial) will offer to future
creators or interpreters of this type of buildings, whether contemporary or ancient, and irrespective
of their value justifying preservation, a particular way (although certainly not the only one avail-
able) of understanding religious architecture.

Keywords: temples, interpreting, methodology, axiology, categories

Introducción

Todas las religiones incorporan el concepto de lo sagrado como elemento central para distinguirlo
de lo mundano, terrenal y mortal, el estamento donde se hallan arrojados los seres humanos en
la tierra. Algunas religiones consideran sagrado a las entidades divinas que animan los árboles o
los montes, mientras que otras encarnan a dioses personificados que se presentan con imágenes
antropomórficas, como la religión de la Grecia de la Antigüedad - Zeus o Atenea- quienes inclusive
podían interactuar con los propios seres humanos y hasta aparearse con ellos.
Las grandes religiones monoteístas mantienen el concepto de lo sagrado como elemento
medular en su relación con la divinidad, ya sea para significar un espacio dentro de un templo, o
para asignarlo simbólicamente a un objeto sagrado, como ha ocurrido durante siglos con la piedra
negra para los musulmanes, que se resguarda dentro de un edificio cúbico en la gran mezquita de
La Meca, Arabia Saudita, pues sus feligreses la consideran como una de las piedras que estaban
en el paraíso de Adán y Eva. Igualmente ha ocurrido con la religión católica, al adorar lienzos que
son resultado de acciones milagrosas, o también cuando se presenta la veneración que sienten los
judíos hacia los rollos de la Torá, que son celosamente guardados dentro de arcones en sus sina-
gogas.
Para cubrir estas demandas espirituales, las culturas han construido durante siglos una
gran variedad de templos, con distintas características y nombres para designarlos, cobijados por
instituciones religiosas que promueven, custodian y reglamentan la preservación de sus creencias.
Algunas religiones han durado milenios, como los catolicismos apostólico y ortodoxo, el judaísmo
y el Islam, mientras que otras sólo llevan unos cuantos siglos de existencia,(1) como los mormo-
nes,(2) los anglicanos,(3) los ortodoxos,(4) los protestantismos históricos(5) o los adventistas del
séptimo día.(6)
Para propiciar la experiencia con lo sagrado, las diversas religiones han erigido templos
que obedecen a particulares demandas litúrgicas y eclesiásticas, cuyas edificaciones nombran de
diversas maneras: iglesias, sinagogas, mezquitas, teocalis, centros de adoración, santuarios o salo-
nes del reino, en cuyo interior poseen espacios principales preparados para la celebración pública
o privada de sus cultos, para lo cual están equipados con muebles, enseres litúrgicos, emblemas,
imágenes y libros sagrados dirigidos a reforzar, desde el punto de vista simbólico, la afirmación
colectiva de la experiencia religiosa individual. Por ello, los templos bien diseñados son extrema-
damente complejos, pues deben satisfacer el particular concepto de sacralidad que cada religión
posee, además de las demandas teológicas, eclesiásticas, litúrgicas, morales y artísticas, a través
de soluciones estructurales, constructivas y espaciales.

DISEÑO Y MÉTODO DE CREACIÓN DEL ESPACIO La arquitectura religiosa mexicana: una propuesta her-
CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA 144 menéutica
Una propuesta metodológica

Toda esta complejidad proyectual se hace evidente cuando los historiadores de la arquitectura nos
adentramos al análisis hermenéutico de la arquitectura religiosa, camino exegético que en mi ex-
periencia académica en este género, ha sido conducido con base a tres ejes principales, los cuales
me permito someter a los lectores a fin de ofrecerlos como una posible guía metodológica frente
al eventual análisis de un templo, independientemente si posee o no una condición patrimonial:

a) Análisis de la sacralidad religiosa de los templos, a partir de cinco


categorías analíticas
b) Estudio de los elementos religiosos en los templos por medio de
cinco categorías descriptivas.
c) Identificación de las soluciones arquitectónicas incorporadas en
los templos a partir de tres categorías tipológicas.

Estos tres grandes ejes metodológicos se expondrán con mayor detalle a continuación, pues me
han permitido una mayor comprensión de las cualidades y características que la arquitectura re-
ligiosa ha alcanzado a través del tiempo, pues aun y cuando esta metodología emergió de mis
estudios hacia los templos del siglo XX, considero que es una propuesta hermenéutica que podría
utilizarse para templos de otros tiempos, religiones y culturas.

a) Categorías analíticas de la sacralidad religiosa

Un templo es concebido siempre como un lugar sagrado, que es distinto al resto de espacios coti-
dianos en que se trabaja, duerme, recrea o se circula, por lo cual, se le estiman características sim-
bólicas específicas que lo distinguen del resto de los espacios y formas arquitectónicas dirigidas a
otros usos mundanos. Esa condición simbólica deriva en primer lugar de la sacralidad, un concep-
to que varía de acuerdo a las creencias teológicas y cosmogónicas que suscriben las agrupaciones
religiosas –o asociaciones religiosas como se las define jurídicamente en México– creencias que
provienen de sus libros sagrados, textos normativos o tradiciones orales de cada feligresía. Por ello,
la noción de sacralidad –como sustantivo de lo sagrado o de lo santo– es de índole cultural, pues
deriva de cada corpus que dota de significados simbólicos a ciertos espacios, objetos y vivencias
humanas, y que de manera colectiva se confirman por medio de la realización reiterada de cere-
monias litúrgicas que comunican el plano terrenal con el nivel de la divinidad. Esta condición cul-
tural de sacralidad sólo es apreciada por los miembros de la propia comunidad, de tal manera que
la exhibición de las reliquias de algún santo que es venerado como objeto sagrado por la feligresía
católica apostólica, no provoca reconocimiento alguno para un judío o un evangélico, mientras
que por el contrario, la veneración de un judío hacia los rollos de la Torá contenidos en un armario
sagrado, no son así percibidos por un mormón, un musulmán o un ateo, pues no reconocen esas
posibilidad ontológica, pues esa estimación sólo ocurre dentro del universo simbólico compartido
por los miembros de su feligresía. De hecho, estas diferencias de percepción de sacralidad suele
originar recurrentes conflictos entre miembros de religiones distintas –incluso han llegado a en-
frentamientos violentos y muertes– pues grupos distintos no comparten la misma perspectiva de
sacralidad, razón por la cual, quienes deseen realizar un adecuado análisis arquitectónico –desde
una perspectiva neutral– deben conocer primero las particularidades teológicas y cosmogónicas
de cada grupo, para valorar así la calidad de la respuesta arquitectónica de sus templos.
Algo importante que se debe cuidar en un análisis es la correcta distinción entre la sacrali-
dad y la sacralización, para así evitar confusiones entre estos dos términos que se aplican a entor-
nos distintos. La sacralidad sólo ocurre dentro y para el ámbito religioso, a diferencia de los proce-

La arquitectura religiosa mexicana: una propuesta her- DISEÑO Y MÉTODO DE CREACIÓN DEL ESPACIO
menéutica 145 CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA
sos simbólicos de sacralización que ocurren en el mundo profano; al respecto, conviene recordar
a autores como Felipe Gaytán Alcalá, quien ha señalado el descentramiento de lo sagrado como
una de las características de las sociedades contemporáneas, en aras de una tendencia a sacralizar
otros referentes culturales como la política, los deportes o el espectáculo(7): «La secularización
es una distinción que le permite a lo sagrado reacomodarse en el mundo, con tal distinción logra
reconocer lo que le compete como creencia respecto a todo aquello que no lo es y que forma parte
de los sistemas sociales» (GAYTÁN F. 2004: 25).
En contraste, la sacralidad sólo ocurre alrededor del ámbito de la celebración religiosa,(8)
en la dimensión simbólica de un templo, de sus espacios, de sus enseres y objetos ahí contenidos,
de sus imágenes y de sus libros fundamentales. Las nociones de sacralidad religiosa han sido
parte nodal de los cultos, pues comienza y culmina en la propia experiencia religiosa de cada indi-
viduo, de manera inmaterial e intransferible a cada persona, tal y como la define el jesuita español
Antonio Blanch:

«[…] no hay que entender lo sagrado como si fuera una cosa, un objeto físico, sino
como un orden de realidades, o una Realidad que se sitúa en el plano que se capta
como último, en relación con el nivel de realidad en que suele discurrir la vida huma-
na […] Su presencia en nuestra conciencia se insinuará, desde lo oscuro y misterioso,
y se irá imponiendo con tal fuerza que, aun sin dejarse abarcar, la experimentamos
como inequívocamente real […] El rasgo primero y fundamental de esta vivencia inte-
rior asombrosa es el profundo respeto y sumisión que, en términos específicamente
religiosos, suele llamarse adoración» (BLANCH A. 1998: 10).

El feligrés, dentro de su propia experiencia religiosa, sufre un gradual abandono de sí mismo y de


la realidad física en donde se encuentra, para dejar paso a la presencia de la divinidad que le invade
«El sujeto humano, invadido por esa presencia, tan imponente como inabarcable, descuida provi-
sionalmente sus propias necesidades o intereses, baja su guardia y se rinde, es decir, cede toda su
existencia ante esa otra existencia que le afecta totalmente» (BLANCH A. 1998: 11).
Otra gran figura que intentó definir la experiencia religiosa fue el teólogo protestante Ru-
dolf Otto (1869-1937), identificándola como una mezcla compleja entre lo racional y lo irracional.
En su emblemática obra Das Heilige publicada en 1917, utilizó el concepto de lo numinoso, deriva-
do del vocablo latino numen, que originalmente entre los romanos significaba una reverencia de
respeto hacia el poder de sus divinidades. Para Otto, el término adquiría un significado específico
para explicar la parte irracional de la experiencia religiosa, no sólo para la fe protestante del teó-
logo alemán, sino aplicable a cualquier otra religión, ya que lo numinoso iría más allá de lo santo
–que sólo remitiría a una bondad extrema– pues se relacionaría con la irracionalidad presente en
la experiencia misma y que, desde su perspectiva, se encontraría presente en todas las religiones.
Desde su perspectiva teológica, lo numinoso subsumiría dos aspectos o sentimientos pre-
sentes en la propia experiencia frente a lo sagrado y que serían comunes a todas las religiones,
desde las primitivas hasta las actuales. Por una parte, se encontraría lo misterioso (mysterium),
que definió como el asombro o estupor del feligrés al enfrentarse a todo aquello que no puede
explicárselo racionalmente, como ocurriría con ciertos significados crípticos de los libros sagrados
o en los relatos de creencias mitológicas, pero que también se hallaría al escuchar los cuentos
de fantasmas que suelen causar sensaciones imprecisas entre placer o displacer y que no pue-
den explicarse racionalmente, pues es algo paradójico e incomprensible. El otro concepto sería
lo tremendo (tremendum) definido como el temor a Dios, un estremecimiento irracional de los
hombres frente a la divinidad, pues frente a la majestad de lo divino el hombre adquirirá humildad,
pequeñez e impotencia, disminuyéndose hasta intentar aniquilar su propio yo (algo que en grado
extremo sólo lo lograrían los místicos). A partir de este asombro y temor, las religiones incorpo-

DISEÑO Y MÉTODO DE CREACIÓN DEL ESPACIO La arquitectura religiosa mexicana: una propuesta her-
CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA 146 menéutica
rarían un tercer elemento: lo fascinante, un sentimiento de admiración y atracción hacia la misma
divinidad, y que les ayuda a los creyentes a contrarrestar los efectos perturbadores de lo numinoso,
como el mismo teólogo protestante indicaba «El misterio no sólo es para él maravilloso, sino ade-
más admirable; se suerte que, al efecto del numen que conturba y trastorna los sentidos, se añade
el efecto dionisíaco que capta los sentidos, arrebata, hechiza y a menudo exalta hasta el vértigo y
la embriaguez» (OTTO R. 2005: 50).
A partir de todas estas consideraciones en torno al concepto de sacralidad, ya es posible
abordar ahora la sacralidad en los templos, para lo cual, aquí se proponen cinco categorías analíti-
cas que se presentan en los espacios celebrativos de variadas religiones:

1. La consagración de un espacio celebrativo. Proveniente del latín consecrare, la


acción refiere a hacer sagrado algo, es decir, la asignación de una cualidad espacial
y material adquirida por medio de un ritual eclesiástico específico que “convierte” al
espacio mundano en un “espacio sagrado”, dotándolo así de un valor intrínseco de
santidad que la feligresía puede estimar durante años y siglos, hasta el momento en
que se usase para fines profanos y ajenos, cuando se deberá efectuar un nuevo ritual
de consagración(9).
Los católicos apostólicos, los católicos ortodoxos, los mormones y los anglicanos [Fi-
gura 1] necesariamente deben consagrar su espacio arquitectónico para llevar a efecto
un servicio religioso., ya que de lo contrario, las ceremonias ahí llevadas a cabo no ten-
drían validez(10). Entre los protestantes, la denominación luterana sí suele consagrar
sus espacios, mientras que el resto de los evangélicos prefieren llevar a cabo un ritual
de “bendición” o “dedicación” del espacio de culto. En contraste, hay otras confesiones
que no lo requieren y por lo mismo, sus espacios de culto se hallan ausentes de esta
connotación, como la Iglesia de la Ciencia Cristiana(11) y los Testigos de Jehová(12) –
ambas pertenecientes al grupo de iglesias cristianas no evangélicas– lo cual no las pri-
va de pretendan alcanzar la sacralidad por alguna de las cuatro estrategias restantes.

Figura 1. Los católicos anglicanos deben necesariamente consagrar sus espacios para poder llevar a cabo una celebración religiosa. Inte-
rior de la Iglesia Episcopal Christ Church (1988-1990) del arquitecto Carlos Mijares Bracho, localizada en Montes Escandinavos, esquina
con Sierra Madre, colonia Lomas de Chapultepec, delegación Miguel Hidalgo, Ciudad de México. [Foto: Josué Pérez Sánchez (JPS), 2013]

La arquitectura religiosa mexicana: una propuesta her- DISEÑO Y MÉTODO DE CREACIÓN DEL ESPACIO
menéutica 147 CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA
2. Los objetos sagrados. Es habitual que las religiones asignen de un valor especial
a ciertos objetos o utensilios que se encuentran dentro de sus espacios de culto, los
cuales por el alto valor conferido, son resguardados en retablos, muebles o armarios
específicos que aseguraran el valor que ellos consideran intrínseco y trascendente.
Otras religiones prefieren utilizar el término “veneración” –en vez de sacralidad– un
vocablo que enfatiza la actitud colectiva de una feligresía frente a un objeto altamente
simbólico y con cierta dosis de misterio, el cual suele exponerse y guardarse en algún
mueble o contenedor especial, ubicado en un lugar jerárquico pero reservado dentro
del espacio de culto, a fin de propiciar la comunicación del creyente con su divinidad e
irradiar de simbolismo al espacio circundante. La sacralidad en ciertos objetos –como
los íconos o las reliquias- adquiere el aspecto de lo “misterioso” que también mencio-
naba Rudolf Otto «El misterio no sólo es para él maravilloso, sino además admirable;
se suerte que, al efecto del numen que consturba y transtorna los sentidos, se añade
el efecto dionisíaco que capta los sentidos, arrebata, hechiza y a menudo exalta hasta
el vértigo y la embriaguez»(OTTO R. 2005: 50).
Así ocurre en las iglesias católicas apostólicas cuando la hostia es expuesta dentro de
un cáliz para la adoración de la feligresía, o también, cuando ciertas imágenes pictóri-
cas o escultóricas adquieren una connotación sagrada por haber aparecido milagrosa-
mente. Por su parte, la veneración ocurre hacia los rollos de la Torá que se resguardan
celosamente dentro de los aarón akodesh(13) al interior de las sinagogas, los cuales
si bien no son idolatrados, son venerados por contener la palabra sagrada, además de
que en ocasiones son antiquísimos pues han sido transferidos de generación en gene-
ración entre los miembros de la comunidad judía internacional [Figura 2].

Figura 2. El armario sagrado o aarón akodesh guarda los rollos venerados de la Torá. Interior de la sinagoga Beth
Itzjak (1964-67) del ingeniero civil Boris Albin Subkis, localizada en Ignacio Sue núm. 20, esquina Luis G. Urbina,
colonia Polanco, delegación Miguel Hidalgo, Ciudad de México. (Foto: Iván San Martín (ISM) abril de 2009)

DISEÑO Y MÉTODO DE CREACIÓN DEL ESPACIO La arquitectura religiosa mexicana: una propuesta her-
CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA 148 menéutica
3. Los rituales sagrados. La repetición de una determinada liturgia –es decir, de un rito–
permite a las instituciones religiosas la afirmación de un mito teológico, generalmente
de carácter fundacional para la preservación de su propio credo. Ejemplos de estos ri-
tuales suelen ocurrir en la mesa de un altar católico y anglicano, sitio en donde repetida-
mente se celebra y rememora la cena y el vino, un lugar sagrado para el sacerdote y su
congregación, no solo porque está dentro de otro espacio que a su vez también ha sido
consagrado, sino porque el ritual sagrado de la eucaristía manifiesta para los creyentes la
revelación y la presencia divina.(14) De hecho, todos los sacramentos católicos se aplican
según una determinada liturgia, a fin de que consuma la ritualidad prescrita [Figura 3].

Figura 3. El armario sagrado o aarón akodesh guarda los rollos venerados de la Torá. Interior de la sinagoga Beth Itzjak (1964-67)
del ingeniero ciFigura 3. En el presbiterio de un templo católico apostólico es donde se suelen llevar a cabo la mayor parte de los
sacramentos religiosos, tales como el matrimonio o la primera comunión. Interior de la Nueva Basílica de Guadalupe (1971-76) de
los arquitectos José Luis Benlliure, Alejandro Schoenhofer, Gabriel Chávez de la Mora y el ingeniero Manuel González Flores, bajo
la coordinación de Pedro Ramírez Vázquez (1919-2013) y Rafael Mijares, localizada en la Plaza de las Américas núm. 1 esquina con
Paseo de Fray Juan de Zumárraga, colonia Villa de Guadalupe, delegación Gustavo A. Madero, Ciudad de México. (Foto: JPS, 2013)

4. También puede ocurrir que la ritualidad se lleve fuera del templo, en el atrio o en
alguna calle del pueblo, como ocurre con las celebraciones de Semana Santa o la fies-
ta de un santo patrón de una comunidad, en que una procesión colectiva transita y se
detiene a rezar en las estaciones del el Vía Crucis. Este tipo de rituales sagrados se
realizan en espacios urbanos habitualmente profanos, que al extenderse por la cele-
bración religiosa prolongan la percepción de sacralidad en el espacio público, y aun-
que termine la celebración, los pobladores recuerdan siempre las calles que sirven a
la procesión, a diferencia de las otras totalmente mundanas.
5. La oralidad sagrada. Esta estrategia hace referencia al Verbo Divino o palabra de
Dios registrada en los libros considerados como sagrados, tales como la Biblia cris-
tiana o la Torá judía, que al llevarse a efecto su lectura por algún sacerdote, rabino

La arquitectura religiosa mexicana: una propuesta her- DISEÑO Y MÉTODO DE CREACIÓN DEL ESPACIO
menéutica 149 CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA
o feligrés, irradian de sacralidad al espacio arquitectónico circundante; en contraste,
la pronunciación de una afrenta durante su lectura –es decir, mediante otra oralidad
profana y antagónica– sería considerada como una blasfemia a la palabra sagrada del
Dios. Así, los templos suelen disponer de sitios específicos para la difusión de esta
oralidad sagrada, tales como la bimá en las sinagogas –estrado o baldaquín desde
donde el lector lleva a cabo la lectura de los textos judaicos– o bien, el ambón entre
los católicos apostólicos –palabra bíblicas leídas por un feligrés asistente– o el púlpito
entre los protestantes, todos ellos sitios valiosos desde donde se difunde la palabra
que consideran divina [Figura 4].

Figura 4. Púlpito central al interior de la Primera Iglesia Bautista (1949), de los ingenieros civiles Alberto y Graciela Barocio, localizada
en Mina núm. 123, esquina con Héroes, colonia Guerrero, delegación Cuauhtémoc, Ciudad de México. (Foto: JPS, 2013)

Este tipo de oralidad sagrada también es reconocida por los Testigos de Jehová y para
los cientistas cristianos, pues consideran que lo verdaderamente valioso es la pala-
bra del Señor. Por ello, sus interiores siempre disponen de una adecuada iluminación
natural y artificial para favorecer la adecuada lectura de los textos, así como una pe-
queña tribuna para los discursos bíblicos e inscripciones en las paredes con frases u
oraciones provenientes de la Biblia. Por ello, sus salones del reino de los Testigos y
las primeras iglesias cientistas se encuentran carentes de imágenes y de ornamentos
suntuosos, pues se bastan con la palabra de Dios, leída u escrita.
Una variante de la oralidad sagrada es cuando se presenta de manera musicalizada, es
decir, mediante la entonación de cantos o himnos que están incluidos dentro del pro-
ceso litúrgico, como ocurría en el pasado con los cantos gregorianos, los Te Deum,(15)
Avemaría y Miserere,(16) cantados desde los coros(17) durante los momentos más
sagrados de sus celebraciones católicas apostólicas, aunque en las últimas décadas
esta participación suele ser menos formal, al incluir música popular y en instrumentos
como la batería y guitarra, tocadas por jóvenes entusiastas pertenecientes a la propia
comunidad. En contraste, muchos compositores alemanes y austriacos –Georg Frie-
drich Häendel o Johann Sebastian Bach– compusieron extraordinaria música coral

DISEÑO Y MÉTODO DE CREACIÓN DEL ESPACIO La arquitectura religiosa mexicana: una propuesta her-
CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA 150 menéutica
para celebraciones protestantes, cuya letra es cantada por los propios feligreses, pues
consideran que el canto es un elemento imprescindible dentro del propio proceso de
adoración; por esta importancia, los templos protestantes suelen aprovisionarse ade-
cuadamente de numerosos libros de himnarios dispuestos entre las bancas, así como
poseer suficiente luz natural para el seguimiento de las estrofas y una estratégica ubi-
cación de los órganos o demás instrumentos musicales [Figura 5].

Figura 5. Órgano en el coro superior de la Iglesia Evangélica Luterana de Habla Alemana (1958),en Botticelli
núm. 74, la colonia Mixcoac, delegación Benito Juárez, Ciudad de México. (Foto: JPS, 2013)

Este tipo de oralidad sagrada también se encuentra presente en el judaísmo, como


bien lo ha señalado el mencionado teólogo protestante, cuando analizó la sacralidad
de los himnos y poseías en las celebraciones religiosas judaicas, en las que encontraba
aquellos elementos irracionales incorporados dentro de lo numinoso: «La compara-
ción de la poesía siguiente demuestran claramente la diferencia entre la glorificación
racional de la divinidad y aquella otra por virtud de la cual se hace sensible el elemento
irracional, numinoso, el mysterium tremendum».» (OTTO R. 2005: 45)
6. La sacralidad de la asamblea reunida. Esta expresión se alcanza sólo cuando se
encuentra presente la feligresía reunida –o asamblea–(18) dentro del propio templo,
sinagoga o santuario, pues su presencia física y espiritual confirma la validez colectiva
de una celebración pública o privada, sea un sacramento religioso o la realización de
una práctica litúrgica dentro de algún servicio ordinario o extraordinario.
En una iglesia católica apostólica, por ejemplo, la asamblea reunida es indispensable
para llevar a cabo una misa –tanto en el ritual romano,(19) como en el maronita(20) y el
greco melquita–(21), en el que cada fiel es percibido –en un símil arquitectónico– como
una piedra que constituye al gran edificio de la Iglesia como institución. En un servicio
de adoración protestante la sacralidad existe sólo cuando la feligresía está presente, al-
canzado incluso una mayor radicalidad, ya que cuando ésta se han retirado del espacio
de culto, el edificio pierde su principal potestad, aún y cuando se encuentre consagrado,
bendecido o dedicado, pues por su origen iconoclasta, no hay adoración de imágenes
que consideren ontológicamente sagradas dentro del espacio arquitectónico [Figura 6].

La arquitectura religiosa mexicana: una propuesta her- DISEÑO Y MÉTODO DE CREACIÓN DEL ESPACIO
menéutica 151 CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA
Figura 6. El rito maronita es uno de los ritos aprobados oficialmente por la Iglesia Católica Apostólica. Interior del templo de Nuestra Señora de
Líbano (1969-1972), localizado en Manzano núm. 29, colonia Florida, delegación Álvaro Obregón, Ciudad de México. [Foto: JPS, 2014]

Esta asamblea reunida es indispensable para atestiguar el cumplimiento de los sacra-


mentos más importantes de las Iglesias, como por ejemplo, el bautismo de un infante
o de un adulto, que solo alcanza validez sagrada cuando es llevado a cabo frente a la
congregación, como ocurre con los testigos de Jehová, los adventistas del séptimo
día,(22) los mormones, los evangélicos de la iglesia bautista o los cristianos de la Luz
del Mundo,(23) por lo que sus espacios de culto suelen disponer de pilas o espaciosas
albercas situadas visual y jerárquicamente para que la asamblea reunida confirme la
ceremonia, en la que pueden realizarse uno o varios bautizos colectivos [Figura 7].
En algunas iglesias, como la judaica, es necesario una asamblea con ciertas caracte-
rísticas para celebrar el rezo, pues se debe contar con un minián, el quórum de por lo
menos diez hombres mayores de trece años, la edad biológica en los varones que se
considera paso a la adultez sexual, religiosa y moral. Se trata así de un concepto de
asamblea sagrada que no requiere de un espacio consagrado, pues les permite efec-
tuar el rezo en cualquier lugar permanente o efímero, ya sea una tienda en el desierto
o la cubierta de un barco –siempre y cuando se cuente con un minián– pues se trata de
comunidades que están impuestas históricamente a la movilidad y migración.

En suma, estas cinco expresiones de sacralidad religiosa aquí propuestas se han manifestado de
una u otra manera en todas las confesiones, aunque con las particularidades propias que cada
concepción teológica y litúrgica arroja dentro de cada templo, de tal manera que hay comunidades

DISEÑO Y MÉTODO DE CREACIÓN DEL ESPACIO La arquitectura religiosa mexicana: una propuesta her-
CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA 152 menéutica
que pueden consideran sólo una, o dos o los cinco conceptos de sacralidad de manera simultánea.
Por ejemplo, las iglesias del catolicismo apostólico y las del ortodoxo suelen utilizar las cinco
estrategias de la sacralidad espacial: consagran sus espacios, poseen objetos sagrados, efectúan
siempre los mismos rituales litúrgicos, cantan o escuchan la palabra de Dios y estiman a la asam-
blea reunida como manifestación misma de la sacralidad. En el polo opuesto, los testigos de Jeho-
vá y los cientistas cristianos sólo estiman dos elementos sagrados, la palabra bíblica y la feligresía
reunida, mientras que a las tres restantes no le conceden validez alguna.

Figura 7. Cortina que resguarda la tina bautismal localizada al frente, para que la feligresía atestigüe la validez pública del sacramento. Interior del
Templo Adventista del Séptimo Día, localizada en Sadi Carnot núm. 12, colonia San Rafael, delegación Cuauhtémoc, Ciudad de México.(Foto: JPS, 2014)

b) Categorías descriptivas de los elementos religiosos

Cada religión proporciona una serie de criterios, dogmas y normas que inciden directamente en
el diseño de los templos, pues aunque las creencias, organización, jerarquías y terminologías son
distintas en cada grupo religioso –no es lo mismo una parroquia, que una sinagoga o un centro de
adoración mormón– por lo que en la presente propuesta metodológica se expondrán cinco cate-
gorías descriptivas que nos permitirán acercarnos a la comprensión, valoración y eventual preser-
vación de la arquitectura religiosa.
1. Concepciones teológicas. Constituyen el elemento medular de cada religión, pues
explican el origen del universo y la vida en la tierra, así como las respuestas existen-
ciales del ser humano frente al porqué de su nacimiento, su comportamiento en la
tierra, la relación entre su cuerpo y sus pensamientos, la finalidad de su vida, así como

La arquitectura religiosa mexicana: una propuesta her- DISEÑO Y MÉTODO DE CREACIÓN DEL ESPACIO
menéutica 153 CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA
las posibles explicaciones acerca de la inexorable muerte física de los seres humanos.
Como es sabido, todas las religiones intentan brindar sus propias respuestas frente a
esas inquietantes interrogantes, a veces apoyándose en libros o documentos fundacio-
nales, y en otras, en mera tradición oral, como ocurría en las religiones más antiguas.
Las tres grandes religiones monoteístas poseen sus propios libros principales –Torá,
Biblia y Corán– los cuales son considerados como sagrados por los propios feligreses
al ser portadores de la palabra divina y trascendente [Figura 8].

Figura 8. Las concepciones cosmogónicas provienen de los libros sagrados para cada religión, como ocurre con la Torá y el Talmud para los ju-
díos. Libro sobre el púlpito o bimá de la sinagoga Agudat Ajim (1959-60) del ixngeniero civil Abraham M. Chelminsky, localizada en Francisco
Montes de Oca núm. 32, esquina con Parral, colonia Condesa, delegación Cuauhtémoc, Ciudad de México. (Foto: ISM, 2006)

Estas concepciones teológicas influyen en la concepción misma de los templos, por


su relación con el cosmos –como se refleja en la orientación ritual de los espacios
celebrativos–, por el destino y utilización de sus respectivos espacios, así como por el
simbolismo de sus elementos arquitectónicos, como ocurre cuando las cúpulas esfé-
ricas sobre los cruceros son identificados con la bóveda celeste que percibimos desde
la superficie terrestre. Estas concepciones en la Antigüedad griega y romana consi-
deraban que el interior de los templos estaba reservado para la visita de los dioses
–y a unos cuantos sacerdotes– mientras que la feligresía asistente tenía proscrito el
ingreso y sólo se apostaba frente al altar de sacrificios en la explanada frontal; por ello
las naves interiores jamás servían para la presencia de una colectividad pública –por
ello no necesitaban ventanas– como sí ocurrirá siglos más tarde con la religión cris-

DISEÑO Y MÉTODO DE CREACIÓN DEL ESPACIO La arquitectura religiosa mexicana: una propuesta her-
CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA 154 menéutica
tiana, en el que la asamblea asistente sí penetraba y participaba en torno al espacio
celebrativo del interior, tal y como lo hicieron en las catacumbas romanas durante los
primeros siglos cuando eran una secta prohibida y perseguida. De hecho, todas estas
diferencias teológicas conducen a que cada templo –pues templo es el nombre gené-
rico y aplicable a todas las religiones– pueda recibir nombres particulares según cada
religión: sinagoga, mezquita, iglesia, pues su respectivo origen etimológico proviene
del destino y características teológicas de cada espacio celebrativo.
2. Organización eclesial. Todas las religiones organizan a sus miembros de un modo
particular –con excepción de la Ciencia Cristiana que no recurre a sacerdotes ni cuer-
pos eclesiales para celebrar sus reuniones celebrativas– que incluye tanto a los miem-
bros sacerdotales que desempeñan una función de liderazgo religioso y administrati-
vo, como a la comunidad de feligreses atendidos espiritualmente [Figura 9].

Figura 9. Los sacerdotes de las parroquias católicas apostólicas son los encargados de atender administrativa y territorialmente a las almas bajo su
jurisdicción espiritual. Celebración de una misa de rito romano en la parroquia de San Pío X (1958-1959) del arquitecto Honorato Carrasco Navarrete,
localizada en Oriente 172, núm. 250, colonia Moctezuma 2ª sección, delegación Venustiano Carranza, Ciudad de México. (Foto: JPS, junio de 2014)

En el caso de la Iglesia Católica Apostólica, el clero se divide en secular y regular, reca-


yendo en los primeros la atención de los asuntos “del siglo” –sobre todo la atención de
los sacramentos– mientras que los segundos se organizan en órdenes religiosas que
cumplen una serie de objetivos religiosos y preceptos particulares para su vida en co-
lectividad, pues sus miembros deben acatar una regla específica. Esta estructura jerár-
quica se manifiesta en la clasificación misma de sus templos, pues una parroquia –del
clero secular– se orienta a la atención administrativa de los sacramentos que requieren
los fieles adscritos, mientras que los miembros de las órdenes –por ejemplo, francisca-
nos, jesuitas o dominicos– suelen llevar a cabo sus ministerios en capillas “domésticas”
dentro de sus conventos y monasterios o bien en seminarios, si es que están en pro-
ceso formativo, aunque siempre separados en las versiones masculinas y femeninas.

La arquitectura religiosa mexicana: una propuesta her- DISEÑO Y MÉTODO DE CREACIÓN DEL ESPACIO
menéutica 155 CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA
También el judaísmo posee una estructura eclesial definida de acuerdo a su propia tra-
dición, pues el rabino –que siempre es un varón, jamás una mujer– es quien se encar-
ga de dirigir el rezo dentro de una sinagoga, aunque ya se ha comentado en párrafos
anteriores, que a falta de disponer de uno –por ejemplo, en el caso de una migración
forzada– siempre es posible llevar a cabo la ceremonia con tan sólo la conformación
de un minian.
En contraste, las denominaciones protestantes muestran un panorama muy diverso en
cuando a organización eclesial –que se expresa en la particular solución de sus tem-
plos– pues entre los luteranos(24) y los metodistas(25) la autoridad principal recae en
el pastor, entre los presbiterianos(26) la mayor autoridad moral la detenta el “presbite-
rio” –un conjunto de ancianos respetados por la comunidad– cuyos miembros toman
las decisiones de manera colegiada, razón por la cual, sus construcciones requieren de
un espacio detrás del púlpito a fin de acomodarse en una sillería. Otro rasgo particular
de los templos de diversas denominaciones protestantes es la costumbre del pastor
de dar la bienvenida a la llegada de la feligresía –les pregunta además si disponen de
biblia e himnario– al igual que cuando finaliza el servicio de adoración –esto último
también se ha comenzado a realizar en algunos templos católicos– los pastores salen
a despedirse de manera individual, razón por la cual, en los antiguos templos protes-
tantes se solía contar con un pequeño vestíbulo antes del ingreso –usualmente coro-
nado por un pequeño torreón y cubierta inclinada– para llevar a cabo esta salutación
social, que al mismo tiempo que cohesiona a los miembros de la comunidad, sirve de
control visual de ingreso y salida de los congregantes.
3. Prescripciones litúrgicas. Constituyen los ordenamientos institucionales –de carác-
ter doctrinal– que regulan el comportamiento de los sacerdotes y fieles dentro de los
espacios celebrativos, razón por la cual, determinan quienes, cómo, cuándo y dónde
se llevarán a cabo los diversas ceremonias, así como los muebles, utensilios y vesti-
mentas utilizadas para cada uno de los ritos.

Figura 10. Las prescripciones litúrgicas mandatan cuando se lleva a cabo un servicio de adoración ordinario, y cómo debe celebrarse un
bautismo colectivo. Interior de la sede regional de La Luz del Mundo (1996-2006), de los arquitectos David Correa y Nemías Martínez, en Av.
Insurgentes Norte núm. 1113, esquina con Donizetti, colonia Vallejo, delegación Gustavo A. Madero, Ciudad de México. (Foto: ISMC, 2012)

DISEÑO Y MÉTODO DE CREACIÓN DEL ESPACIO La arquitectura religiosa mexicana: una propuesta her-
CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA 156 menéutica
Hay religiones que poseen normativas muy rígidas y claramente establecidas para las
celebraciones, mientras que otras son mucho más flexibles y sensibles a las trans-
formaciones de las sociedades; en ocasiones, llegan a presentarse discrepancias en-
tre posturas ortodoxas y progresistas al seno de una misma religión. Así ocurre por
ejemplo entre los anglicanos con el tema del sacerdocio femenil, o bien, con el asunto
de la separación de los sexos durante el rezo en las sinagogas o también durante las
adoraciones en los templos de la Luz del Mundo, por lo cual, las soluciones arquitec-
tónicas de sus respectivos espacios celebrativos deben apegarse a las particularidades
normativas de cada una de ellas [Figura 10].
Asimismo, ciertas comunidades al interior de una misma religión puede destinar mayor
jerarquía a ciertos ritos que a otros, como por ejemplo, entre los protestantes bautis-
tas(27) y también entre los adventistas del séptimo día –que recordemos, no pertene-
cen a la rama protestante– para quienes la celebración pública del bautismo celebrado
en la etapa de adultez –casi siempre por inmersión– constituye un importante ritual
litúrgico de pertenencia, por lo cual, sus templos suelen disponer de una tinaja en un
sitio elevado y visible para que la comunidad funja como testigo de la adscripción de
los nuevos miembros.
4. Creencias morales. Todas las concepciones religiosas conllevan una perspectiva
sobre el comportamiento moral de los individuos que integran la comunidad de fieles,
aplicables tanto para quienes detentan un papel eclesial, como para los beneficiarios
espirituales, independientemente de que logren o no cumplirlo esos preceptos mora-
les.(28) Estos criterios morales –que fundamentan tanto en los libros sagrados como
en las tradiciones orales– indican aquellos pensamientos y comportamientos que son
considerados como “buenos” o “malos”, así como también las consecuencias que su
cumplimiento o transgresión conlleva en el cuerpo y en el espíritu, es decir, en la vida
presente y en la que pervivirá después de la muerte física.

Figura 11. Cortinilla que indica el área reservada a las mujeres dentro de la nave principal de una sinagoga. Interior de
la sinagoga Agudat Ajim (1959-60) del ingeniero civil Abraham M. Chelminsky, en Francisco Montes de Oca núm. 32,
esquina con Parral, colonia Condesa, delegación Cuauhtémoc, Ciudad de México. (Foto: ISM, marzo de 2006)

La arquitectura religiosa mexicana: una propuesta her- DISEÑO Y MÉTODO DE CREACIÓN DEL ESPACIO
menéutica 157 CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA
Al igual que las categorías anteriores, los aspectos morales también inciden en los
requerimientos espaciales dentro de los templos y demás dependencias complemen-
tarias, pues condicionan el comportamiento en su interior –y fuera también, aunque
eso queda fuera del presente análisis– de acuerdo a los roles asignados según edad y
sexo de cada individuo. En ocasiones, los cambios morales en las sociedades suelen
sucederse con mayor rapidez entre la vida profana que en las religiosas, que suelen
ser más reaccionarias a incorporar las transformaciones, por lo que si en ocasiones
un feligrés no comparte esa moralidad, siempre tiene la opción de separarse de esa
comunidad religiosa.
Así por ejemplo, la mayoría de los judíos ortodoxos –con excepción de quienes siguen
el rito conservador– y así como también entre los musulmanes, suelen dividir tajan-
temente a los hombres y las mujeres durante los rezos: a las mujeres judías suelen
destinarles una galería en la parte superior –o bien en un sector separado dentro de la
nave principal– [Figura 11] mientras que las musulmanas suelen ocupar los espacios
reservados a los pies de las mezquitas –es decir, lo más alejadas del nicho o mihrab
que mira hacia la Meca– mientras que los varones sí pueden ingresar a la nave princi-
pal –aunque deben previamente lavar sus pies– e hincarse sobre las alfombras para
dirigir sus rezos hacia la orientación ritual.
Algo semejante ocurre con la espacialidad dentro de una iglesia católica ortodoxa, en
donde hay zonas radicalmente proscritas para las mujeres, como en el altar que está
detrás del iconostasio (29), área por la que sólo pueden transitar los varones vincula-
dos a las labores celebrativas, como los presbíteros y obispos. En cambio, hay religio-
nes que sólo para ciertos rituales se separan por sexos, como ocurre con la comunión
en los templos adventistas, cuyo ritual comienza con el lavatorio de los pies, pues lue-
go de un breve sermón, los hombres y mujeres se separan y se lavan sus miembros
inferiores –aunque no necesariamente en silencio total– como un acto de penitencia
por los pecados cometidos. Más tarde, se reúnen nuevamente los dos géneros en la
nave del templo y el ministro descubre la fuente sobre la mesa, con pan sin levadura;
después de la repetición de algunos pasajes bíblicos, los diáconos los distribuyen en
trozos pequeños entre los presentes, y finaliza con la repartición del jugo de la uva –
nunca fermentado– en pequeños vasos de vidrio individuales.
De igual manera, los aspectos morales de cada religión se relacionan con los ritos de
paso o transición que señalan etapas en la vida, como sucede con ciertos sacramentos
católicos para ambos sexos –la primera comunión– o en contraste, con los ritos parti-
culares de acuerdo al sexo y edad de los fieles judíos, como sucede con la ceremonia
del Bar Mitzvah para los adolescentes y el Bat Mitzvah para las jovencitas, ritos que se-
ñalan el término de la vida infantil y el inicio de la edad sexual que los prepara biológi-
camente para una potencial procreación. También los preceptos morales condicionan
cuestiones de alimentación dentro del judaísmo, como el cumplimiento de la comida
ritualmente pura –kosher– indicada en varios pasajes del pentateuco.
5. Preceptos artísticos. El vínculo entre la religión y la producción artística es, como
se sabe, milenario, pues cuando los templos fueron adquiriendo más relevancia sim-
bólica y social, mayor fue el empeño de encontrar una morfología o estilo específico,
que los distinguiera del resto de los edificios mundanos, así como del arte de otros
pueblos o de las expresiones de tiempos anteriores. Para alcanzar estas cualidades es-
téticas, los templos incorporaron una serie de disciplinas productivas –antes llamadas
teknés– que intensificaban la calidad del disfrute estético, por medio de esculturas,
mosaicos, vitrales, pinturas y una variedad de artesanías vinculadas a los utensilios
litúrgicos. De hecho, los límites entre la experiencia religiosa y el disfrute estético no

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CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA 158 menéutica
son fáciles de identificar en una misma vivencia humana, como ya bien lo anotaba el
jesuita Antonio Blanch «Si la realidad misteriosa de los sagrado era el objeto de la
experiencia religiosa, la realidad maravillosa de lo bello será el objeto de la experien-
cia estética. […] Ambas son realidades plenarias, llegan a absorber a toda la persona»
(BLANCH A. 1998: 17).
Desde luego, siempre han existido producciones artísticas sin una finalidad religiosa,
sin embargo, cuando sí la tienen –como en el género arquitectónico que nos ocupa– el
artista no es completamente libre, pues su creatividad se encuentra acotada –y en mu-
chos casos normada, vigilada y censurada– por las exigencias teológicas, eclesiales,
litúrgicas y morales que cada religión impone, sólo transformables con el paso de los
tiempos desde las propias instituciones eclesiales. Por ejemplo las iglesias católicas
apostólicas son ricas en la incorporación de muchas disciplinas artísticas, pues la utili-
zación de imágenes es perfectamente aceptada, por lo cual, aparecen figuras antropo-
mórficas, zoomórficas y fitomórficas con finalidades simbólicas, estéticas y didácticas,
lo mismo en pintura, escultura, mosaicos o hermosos vitrales. También la Iglesia Ca-
tólica Ortodoxa suele tener gran devoción por la adoración de imágenes o íconos, una
tradición que proviene de tiempos medievales. Hoy en día, basta visitar cualquier tem-
plo ortodoxo en Grecia o Turquía para percatarse de la importancia de las imágenes
en la devoción de los fieles, a tal punto en que suelen besar el cristal que las protege,
luego de prender una pequeña vela frente a ellas [Figura 12].

Figura 12. El iconostasio es un cancel con imágenes que separa el sagrado altar del espacio de la nave dentro de las iglesias católicas
ortodoxas. Interior de la Catedral Ortodoxa Griega de Santa Sofía (1965-72) de los arquitectos Guillermo Rossell de la Lama y Manuel Larrosa,
localizada en Agua Caliente esquina con Saratoga, colonia Lomas Hipódromo, Naucalpan, Estado de México. (Foto: JPS, octubre de 2014)

c) Identificación de las categorías tipológicas

A partir de los cinco categorías de sacralidad y de las cinco categorías religiosas expuestas ante-
riormente, los arquitectos –o los ingenieros civiles y los constructores, pues cualquiera de ellos
pueden realizar buena arquitectura– han ofrecido una diversidad de soluciones arquitectónicas

La arquitectura religiosa mexicana: una propuesta her- DISEÑO Y MÉTODO DE CREACIÓN DEL ESPACIO
menéutica 159 CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA
susceptibles de analizarse metodológicamente, sobre todo en aras de una poseer una herme-
néutica para la comprensión y valoración de la arquitectura religiosa. Evidentemente, un templo
es una solución arquitectónica integral, que contiene a su vez una serie de soluciones parciales a
menor escala que puede rastrearse a través de la identificación de categorías tipológicas, enten-
diendo aquí por “tipología” a una solución arquitectónica que debido a su alto grado de eficiencia
es repetida intensivamente durante un tiempo y lugar, hasta conformar un modelo claramente
reconocible:
1. Tipología en planta arquitectónica. La organización espacial de los lugares cele-
brativos ha sido rica y diversa a lo largo del tiempo, al producir desde composiciones
únicas y singulares, hasta soluciones espaciales tan eficientes que se reproducen innu-
merables veces hasta conformar una tipología espacial.(30) A lo largo de la historia ar-
quitectónica, han habido tipologías que han pervivido por siglos y centurias, mientras
que algunas otras han sido desechadas después de sólo algunas décadas, pues sus
transformaciones dependen principalmente de las cuestiones litúrgicas y de los pro-
cesos innovadores aportados por la creatividad de los autores. Por ejemplo, los prime-
ros templos cristianos utilizaron las plantas basilicales –que a su vez copiaron de las
basílicas romanas de uso mercantil– pero después, incorporaron las plantas de cruz
griega, y luego la de cruz latina, que perduró por varias centurias, todas ellas ejemplo
de tipologías de plantas arquitectónicas. No debe olvidarse que aunque estas tipolo-
gías se las represente por medio de un plano o esquema arquitectónico, cada una de
ellas conforma una organización espacial en tres dimensiones, que además es percibi-
da a través de un recorrido en un determinado tiempo, de acuerdo a la movilidad que
cada usuario tiene asignada dentro de la propia comunidad, pues no ocupa el mismo
sitio un canónigo que un feligrés o un músico participante.

Figura 13. Planta en forma de abanico que facilita la adecuada percepción visual y acústica de la celebración religiosa. Planta de
parroquia de la Divina Providencia, (1965-1968) del arquitecto Honorato Carrasco Navarrete, localizada en la Colonia del Valle,
delegación Benito Juárez, Ciudad de México. (Dibujo realizado por alumnos de servicio social FA/UNAM)

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CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA 160 menéutica
Probablemente ha sido a lo largo del siglo XX cuando mayor diversidad espacial se
ha producido en la tipología de plantas, pues además de las tradicionales de cruz la-
tina y basilical –utilizadas por las feligresías conservadoras– aparecieron las elípticas,
las triangulares, las de abanico, y hasta las pisciformes –impulsadas y aceptadas por
los sectores progresistas dentro de las propias comunidades eclesiales– cada una con
ventajas y desventajas en su funcionalidad visual y acústica, además de adecuarse en
mayor o menor grado a los requerimientos eclesiales, litúrgicos y artísticos que cada
asociación religiosa impone [Figura 13].
2. Tipología estructural. De igual manera que la categoría anterior, las soluciones es-
tructurales pueden ser únicas y singulares, o bien, haberse repetido innumerables ve-
ces a lo largo de los siglos, conformando así, una tipología estructural, esto es, una
solución estructural que por su alto grado de eficiencia en la cubrición y estabilidad de
los espacios construidos se repite durante varias generaciones. Contrario a lo que po-
dría pensarse, esta tipología está conformada por un reducido abanico de soluciones
perdurables a lo largo de muchos milenios: columna aislada, muro de carga, trabes,
arcos, contrafuertes, cúpulas y bóvedas –que no son lo mismo–,(31) estructuras lami-
nares –también llamadas “cascarones”–, tridimensionales–erróneamente llamadas
“tridilosas”–,(32) neumáticas, plegaduras, colgantes y velarias, por citar sólo a las más
recurrentes [Figura 14].

Figura 14. Cubierta con tipología estructural de plegaduras. Esquema volumétrico de la parroquia de la Divina Providencia, (1965-
1968) del arquitecto Honorato Carrasco Navarrete, localizada en la Colonia del Valle, delegación Benito Juárez, Ciudad de México.
[Dibujo realizado por Rafael Mancilla Walles (RFW), alumno de arquitectura de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), 2015]

En todas estas tipologías estructurales las cargas se trasmiten y apoyan de una manera
específica, con independencia del material o el sistema constructivo utilizado, pues la
cúpula de ladrillo de una iglesia trasmite las cargas de manera semejante a la cúpula
de concreto armado de una parroquia del siglo XX, pues en ambos casos se apoyan de
manera homogénea y continua sobre los elementos inferiores. Lo mismo ocurre con
otras tipologías estructurales, como la bóveda de arco apuntado fabricada con tabi-

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menéutica 161 CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA
que y mortero, que la erigida con concreto armado, pues en ambos casos es la misma
tipología estructural –aunque cambie el material y el sistema constructivo– pues la
transmisión de las cargas a través de apoyos diferenciados es exactamente la misma.
3. Tipología constructiva. Relacionado con el punto anterior se encuentran las solu-
ciones constructivas, que constituyen un nivel más en las decisiones proyectuales del
autor de los templos, o de cualquier género arquitectónico inclusive. Pueden aparecer
desde soluciones singulares y utilizadas por una sola vez, hasta las que por su alta efi-
ciencia son repetidas intensamente en un determinado tiempo y lugar, conformándose
así en una tipología constructiva, la cual combina ciertos materiales y procedimientos
específicos. A diferencia del reducido número de tipologías estructurales, la construc-
tiva es extremadamente extensa, pues depende de la tecnología edificatoria que cada
cultura y época disponga. Así por ejemplo, un albañil tradicional probablemente do-
minará ciertas tipologías constructivas de su región, como los muros de adobe si vive
en zonas templadas, pero tal vez no sepa realizar muros de bajareque propio de las
regiones tropicales, sin embargo, probablemente ambos dominen la común tipología
constructiva de muros de ladrillo reforzados con castillos de concreto armado. Otro
aspecto importante que distingue a la tipología constructiva de aquella estructural
es que la primera incorpora tanto elementos divisorios como los que soportan una
responsabilidad tectónica, mientras que los elementos estructurales están siempre
comprometidos con la trasmisión de las cargas que preservan la estabilidad física del
edificio [Figuras 15 y 16].

Figura 15. La tipología estructural de este templo fue una bóveda apuntada de medio cañón, mientras que su tipología constructiva fue
una cubierta de concreto armado reforzada con nervios fajones. Interior de la Basílica de la Purísima Concepción de María (1941-43),
del arquitecto Enrique de la Mora y Palomar, en Monterrey, Nuevo León. (Foto: interior de ISM, mayo de 2016)

De hecho, una somera mirada al pasado milenario nos muestra la diversidad cultural
de sistemas constructivos utilizados con procedimientos y materiales distintos, algu-
nos de los cuales se fueron interrumpiendo a través del tiempo, como por ejemplo,

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CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA 162 menéutica
cuando a causa del desmembramiento del Imperio Romano de Occidente se inte-
rrumpió la fabricación imperial del cemento o puzolana, material indispensable para
la realización de los núcleos de concreto u hormigón –sin armar, desde luego– por
lo que las posteriores construcciones medievales dejaron de incorporar esa tipología
constructiva, y debieron entonces implementar otras soluciones constructivas–como
los muros de sillares reforzados con contrafuertes– que les permitieron enfrentar los
nuevos retos espaciales, justo por no contar ya con aquella tecnología extinta.

Figura 16. La tipología estructural de esta capilla fue una bóveda apuntada de medio cañón, mientras que su tipología constructiva
no fue de concreto armado como podría suponerse, sino con el tradicional ladrillo unido con mampostería. Interior y exterior de
la capilla de la Inmaculada Concepción (1942) del arquitecto José Creixell del Moral (anexa a la parroquia de la Sagrada Familia),
localizada en Puebla núm. 148, colonia Roma, Ciudad de México. (Foto: interior de JPS, noviembre de 2013)

En contraste, la actualidad tecnológica nos ofrece un panorama de materiales y pro-


cedimientos distintos, muchos de ellos fabricados industrialmente y con materiales
derivados del petróleo. Por ello, las tipologías constructivas del presente son proba-
blemente mucho más vulnerables en su permanencia física a través del tiempo esta
debilidad se aprecia sobre todo cuando se intenta restaurar un edifico del pasado
reciente– pues la producción de ciertos materiales puede ser muy breve y el conoci-
miento acerca del procedimiento constructivo puede ignorarse por las generaciones
sucesivas. Para el caso de la arquitectura religiosa, las tipologías constructivas suelen
ser recurrentes de acuerdo al lugar y a las tradiciones tecnológicas de cada entorno
cultural, pues no es lo mismo el ámbito urbano, que uno rural.

Consideraciones finales

Como podrá advertirse, la propuesta hermenéutica se ha presentado en un orden jerárquico, pues


lo más importante en un espacio religioso es la particular concepción de sacralidad que cada reli-
gión sostiene. En el ámbito arquitectónico, esta complejidad se ha manifestado tanto en el diseño

La arquitectura religiosa mexicana: una propuesta her- DISEÑO Y MÉTODO DE CREACIÓN DEL ESPACIO
menéutica 163 CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA
mismo de sus espacios celebrativos –que deben satisfacer sus particulares demandas de sacrali-
dad– como en la asimilación y traducción por parte del arquitecto de las concepciones teológicas,
organizaciones eclesiásticas, prescripciones litúrgicas, creencias morales y preceptos artísticos
que cada religión impone, para lo cual, el desarrollo histórico de los templos brinda un acervo de
tipologías que pueden o no adoptarse.
Conocer las diversas estrategias que las religiones utilizan para la consecución de la sacra-
lidad es indispensables para los arquitectos o autores de los templos, pues su desconocimiento
conlleva a la ejecución de edificios ínfimos cualitativamente hablando. Por ejemplo, saber que los
espacios celebrativos suelen ser consagrados, que habrá objetos o utensilios sagrados que reque-
rirán ser colocados resguardados pero visibles, que la escucha de la música sagrada es algo central
en un acto celebrativo –y no sólo es para “amenizar” las misas–, o bien, que las religiones poseen
rituales que deben disponer de espacios y mobiliario adecuado para llevarse a efecto, todas ellos
requerimientos que deberán ser traducidos adecuadamente por el diseñador de los templos.
De igual manera, saber las cinco consideraciones religiosas que deben cubrir los templos
es indispensable para los arquitectos o futuros autores de los mismos, pues su desconocimiento
conllevaría un edificio ineficiente en términos de funcionalidad religiosa. Por ejemplo, ignorar que
los espacios celebrativos suelen apegarse a una orientación ritual conllevaría a una mala elección
de un terreno, o el desconocimiento de la organización eclesial provocaría errores en la zonifica-
ción y circulación de los diferentes usuarios dentro de los templos, mientras que una información
deficiente en torno a las liturgias prescritas a cada rito conllevará a desaciertos proyectuales que
no previeron el desarrollo de las mismas. En contraste, un profundo conocimiento del arquitecto
en torno a las creencias morales aplicables a los miembros adscritos a una determinada asegurará
que el arquitecto destine sitios adecuados para hombres, mujeres, adolescentes o infantes, en
los que desarrollarán la actividad programada para cada género y edad, de igual manera que un
conocimiento previo de los preceptos artísticos que cada religión adopta, evitará que el artista de
un vitral proponga diseños con figuraciones antropomórficas que son proscritas al interior de una
sinagoga.
Y por último, el arquitecto debe conocer el desarrollo histórico de las soluciones espa-
ciales, estructurales y constructivas de tiempos actuales y pasados, pues las tipologías muestran
soluciones que fueron altamente eficientes en un determinado tiempo, lugar y religión, ya sea
para apartarse conscientemente de ellas y proponer una nueva solución arquitectónica –que si se
confirma como altamente eficiente en el futuro podría sentar las bases de una nueva tipología– o
bien, para adherirse a ellas y perfeccionarlas, adecuándola a las transformaciones culturales que
cada tiempo arroja.
En suma, estos tres ejes categoriales –sacralidad, religiosidad y tipología– que en este tex-
to se han propuesto son aplicables a cualquier templo edificado, a fin de interpretarlos con fines
epistemológicos, independientemente si considere que aspiran a ser valorados artísticamente o
no, pues todos ellos poseen un valor social como elemento de cohesión individual y colectiva.
Por el contrario, si se pretendiera un enfoque con fines de reconocimiento patrimonial de
un determinado templo, sería necesario añadir metodológicamente un cuarto eje axiológico, a su
vez subdividido en cuatro niveles: el valor autoral –es decir, reconocerle un valor a un templo por
haber sido hecho por un autor reconocido culturalmente; el valor histórico –es decir, el reconoci-
miento de haber ocurrido en el interior un suceso relevante para la historia de la propia comuni-
dad–; y el valor ambiental/paisajístico –que su solución aproveche el entorno natural y armonice
con el paisaje existente– y el valor urbano –cuando un templo se ha convertido en un elemento
simbólico de organización urbana del espacio público–, es decir, cuatro valores subsumidos en
la propia cualidad patrimonial de un templo, y que no fueron desarrollados en este texto pues se
perseguía una propuesta hermenéutica susceptible de ser utilizada frente a cualquier templo, y no
exclusivamente a aquellos que les concedemos una aspiración patrimonial.

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CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA 164 menéutica
Notas

(1) Hay religiones de relativa juventud, como la Ciencia Cristiana, los Testigos de Jehová, la Luz del
Mundo o la Iglesia Universal del Reino de Dios
(2) El origen histórico de los mormones data de inicios del siglo XIX, en torno a la figura de José
Smith, campesino nacido en el estado de Vermont, pero asentado en Manchester a partir de 1820,
donde comenzaron sus primeras revelaciones a través de un ángel llamado Moroni, hijo de Mor-
món. Según la tradición, fue este ángel quien enterró un libro sagrado con láminas doradas, cuyo
sitio específico en una colina le fue revelado al campesino Smith, quien fue el encargado de re-
cuperarlo y traducirlo al inglés con ayuda de unos prismas. Con el paso del tiempo, el libro se le
conocería con el nombre de “Libro de Mormón”, el cual narra la historia de dos pueblos anteriores
a Cristo, que luego emigrarían a Norteamérica, y así continuar su obra en una nueva raza de creyen-
tes, es decir, los mormones, quienes serían considerados como los santos de los últimos tiempos.
(3) Para los anglicanos –pues en el resto del mundo se hacen llamar episcopales– la fundación de
su iglesia tuvo su origen a partir de la llegada de los primeros cristianos que se asentaron en las is-
las británicas durante los dos primeros siglos de la Era Cristiana, con un culto que mantuvieron de
manera independiente hasta el siglo VII, al integrarse a la autoridad del Catolicismo Apostólico. La
unión se mantuvo hasta el siglo XVI, cuando recuperaron su autonomía, para no volver a sujetarse
más al autoritarismo papal, cuyos roces con el monarca británico Enrique VIII
se habían incrementado ante la negativa de aquél a no concederle el divorcio real. Desde enton-
ces, han crecido más allá del suelo británico, primero en sus antiguas colonias –como los Estados
Unidos de América– y ya luego en cualquier país en donde los inmigrantes ingleses vivieran y las
leyes locales permitieran la libertad de su culto.
(4) El origen de la Iglesia Católica Ortodoxa es muy antiguo, cuando el cristianismo primitivo pasó
a considerase como la religión oficial del Imperio Romano en el s. IV de la Era Cristiana, la orga-
nización eclesiástica debió cubrir un territorio mediterráneo muy extenso, fuertemente diezmado
por las incursiones de los bárbaros del norte y, para colmo, afectado por la escisión en dos del
imperio: el de Oriente y el de Occidente. Para resolver este complejo panorama, los cristianos se
agruparon en cinco patriarcados: el Roma, Constantinopla, Alejandría, Antioquia y Jerusalén sien-
do los más importantes los dos primeros, pues eran capitales de sus respectivas porciones del di-
vidido imperio. Desde entonces, entre surgieron diferencias teológicas, religiosas y litúrgicas entre
los patriarcados, que intentaron superarse mediante la celebración de varios concilios durante el
primer milenio, hasta el año de 1054, cuando se suscitó un cisma que los separó definitivamente,
por un lado la Iglesia Católica Apostólica y, por otra parte, la Iglesia Ortodoxa de Oriente, heredera
de un rica tradición bizantina.
(5) Tradicionalmente los bautistas, luteranos, metodistas, calvinistas y presbiterianos, pues surgie-
ron como una oposición reformista, a diferencia de las denominaciones contemporáneas, ya que
no incluyen ese carácter contestatario y rebelde que propició aquella histórica escisión.
(6) Esta Iglesia se encuentra a la espera de la llegada o adventismo de Cristo, etapa que marcará
el inicio de una nueva era de mil años. Sus orígenes históricos datan de 1831, cuando en Estados
Unidos, Guillermo Miller, un ministro bautista, predijo el fin del mundo durante sus primeros ser-
mones, e inclusive dio fechas exactas, en las que, evidentemente, nada ocurrió. A partir de ello, el
movimiento tuvo muchas ramificaciones debidas a varios de sus seguidores; algunas perduraron
tan sólo unos cuantos años, mientras que el grupo más sólido fue aquél que creció bajo el lideraz-
go de Ellen Harmon, discípula de Miller que había tenido una serie de visiones celestiales. Fue a
partir de una de estas comunicaciones espirituales cuando se instituyó el día sábado como jornada
sagrada –similar a los judíos–, y en consecuencia, a partir de 1860, adoptaron el nombre de “ad-
ventistas del séptimo día”.
(7) Como ocurre por ejemplo, cuando ciertos hinchas sacralizan a un estadio de fútbol o cuando

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menéutica 165 CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA
un pueblo otorga un valor simbólico a un determinado espacio o monumento donde han ocurrido
hechos sociales significativos.
(8) La sacralidad institucional sólo ocurre dentro de los espacios celebrativos, sin embargo, la ex-
periencia religiosa no se reduce al espacio celebrativo, como en la privacidad de un adoratorio
doméstico, o frente hornacina callejera o aún debajo de un altar de un mercado público.
(9) Como por ejemplo, cuando fue cometido un crimen dentro de un templo, se considera una ac-
ción sacrílega, por lo que es indispensable volver a realizar una ceremonia de consagración.
(10) Numerosas peticiones de disoluciones del vínculo matrimonial se han apoyado en el argu-
mento de que la celebración se celebró en un lugar no consagrado y que por lo mismo, el ma-
trimonio nunca se realizó, argucias legales muy comunes entre artistas, políticos y empresarios
influyentes que desean volver a contraer matrimonio por segunda vez, aún y cuando haya habido
hijos.
(11) Esta iglesia cristiana –no evangélica– fue fundada durante la primera mitad del siglo XIX en
los Estados Unidos, en torno a su fundadora Mary Baker, nacida en New Hampshire en 1821, mujer
de juventud enfermiza, quien se casó con un albañil, para luego enviudar prematuramente. Años
despues, y ya casada por segundas nupcias con un dentista, comenzó a frecuentar un hipnotista
de nombre Quimby, del quien tomó una serie de notas que posteriormente conformaron el inicio
del pensamiento de la la Ciencia Cristiana, basado en la convicción de que las enfermedades y su
curación son asuntos de la fe. No debe confundirse a los cientistas cristianos con la Cienciología,
asociación religiosa de gran crecimiento en las últimas décadas en los Estados Unidos, pero que
en México les ha sido negado su registro como asociación religiosa.
(12) Surgidos en 1872 en Pittsburgh, Estados Unidos, bajo la figura de Charles Taze Russell, segui-
do a su muerte en 1916, por el Juez J. F. Rutheford. Sus miembros sólo reconocen la Biblia como
única autoridad, así como la lucha del Bien contra el Mal, personificados por Jehová y Satanás,
pues el último se ha apoderado del mundo durante las últimas décadas, mediante la alianza de los
poderes comerciales, eclesiásticos y políticos. Consideran que tarde o temprano Cristo lo derrotará
con la ayuda de un ejército de ángeles, un triunfo que marcará el inicio de mil años de felicidad te-
rrestre para los justos que resucitarán. Asimismo, muchos conceptos católicos son negados fuer-
temente por los Testigos, tales como el Espíritu Santo, la Trinidad, la inmortalidad del alma o la
existencia del infierno como tormento eterno, así como cualquier sumisión del ser humano hacia
otros seres humanos. Por estas consideraciones sólo obedecen a Dios, y se rehúsan a tomar las
armas, participar en el servicio militar, dar honores a la bandera o laborar en el gobierno.
(13) Nombre del gabinete o armario sagrado donde se resguardan los rollos de la Torá dentro de
las sinagogas.
(14) El asunto de la transubstanciación ha generado una diversidad de interpretaciones, como los
católicos consideran que efectivamente Dios se hace presente en la materia vitivinícola. Los pro-
testantes difieren en sus posiciones, pues aunque coinciden en la importancia del rito de la Cena
como manifestación sagrada de la divinidad, hay diferencias en torno a la creencia de la transubs-
tanciación, es decir, si realmente se modifica químicamente el vino, o sólo es un acto simbólico sin
afectación material alguna. Los presbiterianos consideran que sólo es un acto simbólico, mientras
que los luteranos sostienen una posición intermedia, donde el pan y el vino no sufren proceso
físico alguno, pero que Dios sí está presente en ellos de manera espiritual, del mismo modo que
se encuentra presente en cada uno de feligreses reunidos en la celebración. En contraste, los me-
todistas proscriben todas las bebidas alcohólicas, razón por la cual, sustituye el vino por un simple
jugo de uva.
(15) Te Deum: en latín ‘A ti, Dios’, que son las primeras palabras del cántico. Es uno de los primeros
himnos cristianos, tradicional en la acción de gracias y en momentos de gran celebración, como en
las ceremonias de canonización, la ordenación de presbíteros, o tras la elección de un nuevo Papa.
(16) Expresión latina que se traduce como: ‘Apiádate o ten piedad’. Es un Salmo de la Biblia, usado

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CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA 166 menéutica
en la liturgia católica en las Laudes de todos los viernes del año, dado su carácter penitencial.
(17) En las últimas décadas, también la feligresía católica ha incrementado la participación del
canto en la feligresía, a diferencia de las décadas y siglos anteriores, cuando el acompañamiento
musical era sólo producido desde el coro donde se hallaban los órganos y demás instrumentos.
(18) De hecho, el vocablo “iglesia” proviene etimológicamente del griego eklessia, que signifi-
ca asamblea. Igualmente, en el judaísmo, la sinagoga proviene de synageim, que significa “lugar
donde la gente se reúne”.
(19) Aunque la gran mayoría de templos del catolicismo apostólico en México celebran el ritual
romano, existen otras comunidades católicas que celebran otro tipo de liturgias, pero que se en-
cuentran históricamente incorporadas a la jerarquía católica que gobierna el papa romano, como
el rito maronita o el greco-melquita. Los orígenes de ambos ritos provienen fundamentalmente de
Líbano, Siria y Antioquía, por lo que son poseedores de una tradición milenaria tan antigua como el
rito romano, con diferencias fundamentalmente litúrgicas, más que teológicas.
(20) El rito maronita, cuyo nombre deriva de San Marón, rígido defensor de la fe católica deOrien-
te, cuyo ejemplo siguieron numerosos discípulos en Medio Oriente. Este rito es usualmente cele-
brado por los mexicanos católicos de origen libanés y sirio, y suele utilizar tanto el español como
el árabe y el arameo, sobre todo en éste último, que era la lengua de Jesucristo. No obstante, debe
aclararse que no todos los inmigrantes libaneses o sirios en México practican el catolicismo apos-
tólico, pues algunos pertenecen a la Iglesia ortodoxa griega, cuyos fieles, aunque se pronuncian
como católicos, constituyen una Iglesia independiente del poder del papa romano.
(21) La Iglesia Católica de rito greco-melquita una iglesia oriental y católica de rito bizantino en
su variante griega, es decir, una comunidad particular de la Iglesia Católica Apostólica que goza
de cierta autonomía litúrgica, pero que está en plena comunión con el papa de Roma. Su templo
principal en la Ciudad de México es la iglesia de Porta Coelli (en Venustiano Carranza núm. 107, en
el Centro Histórico), una antigua capilla de un colegio dominico que data de 1603, donde oficiali-
zaron su rito a partir de 1952.
(22) Los adventistas sólo admiten dos sacramentos: el bautismo y la cena del Señor. El primero
de ellos debe realizarse por inmersión en su etapa adulta –no en la infancia–, pues parten de la
creencia de que debe ser un acto reflexivo posterior al arrepentimiento de los pecados, para así
comprometer su fe frente a toda la congregación. Por ello sus edificios suelen tener un espacio
especial al frente y en una posición jerárquica, para que toda la comunidad pueda escuchar su
aceptación y su compromiso para con ella.
(23) El nombre completo de esta iglesia mexicana es la Iglesia de Dios Vivo, Columna y Apoyo de
la Verdad La Luz del Mundo, que fue fundada en 1934 en Guadalajara, México, a partir de creen-
cias evangélicas cercanas al pentecostalismo. Desde entonces esta Iglesia ha tenido un desarro-
llo completamente autónomo y robusto, pues actualmente tiene presencia en más de veinticinco
países y cerca de cuatro millones de fieles en el mundo. Desde su fundación no ha tenido un texto
histórico propiamente dicho, pues su doctrina se basa en la Biblia, tanto en el Nuevo como en el
Viejo Testamento, pero que mezcla con ideologías nacionalistas mexicanas y un anecdotario per-
sonal de su líder espiritual fundador y sus continuadores, que a fuerza de su repetición ritual, logra
consolidar fuertes lazos con su feligresía.
(24) De origen directamente reformista, esta denominación tomó su nombre del apellido del pro-
pio sacerdote alemán Martín Lutero (1483-1546), eje de la escisión que motivó la ruptura con el
clero apostólico asentado en Roma, quien en 1517 clavó sus 95 tesis en la puerta de la capilla del
castillo de Wittemberg, hecho que motivó su excomunión del catolicismo tres años después y la
fundación en 1530 de la fe protestante a través del documento conocido como Confesión de Augs-
burgo, fundamento doctrinal de los luteranos en todo el mundo.
(25) Esta denominación evangélica surgió a partir de la obra del inglés John Wesley (19703-1791),
un sacerdote originalmente anglicano, a quien se le reconoce como fundador de la iglesia meto-

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menéutica 167 CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA
dista en la Inglaterra del siglo XVIII. El propio nombre deriva de la inclinación que sentía hacia el
estudio, pues tanto él como su grupo de alumnos en Oxford se dedicaban a estudiar la Biblia de
manera “metódica”, actividad que Wesley combinaba con las labores de predicación. Fue a partir
de 1738 cuando hizo suyas las enseñanzas y críticas de Lutero a la laxitud de la iglesia, lo que
motivó la fundación de su iglesia, primero mediante pequeños grupos en las colonias inglesas en
América y más tarde en Inglaterra, cuando se reconoce legalmente la iglesia metodista en 1784.
(26) El origen histórico de esta denominación histórica protestante se debe a la teología crea-
da por el francés Juan Calvino (1509-1564), del cual se derivaron varias corrientes, como los
Hugonotes en Francia o la Iglesia Reformada de Holanda, sobre todo en aquellos países o rei-
nos cuyos príncipes que no impusieron una religión de Estado, como en los Países Bajos, Sui-
za o Escocia, De hecho, fue a través de John Knox, un discípulo de Calvino, quien trasladó sus
ideas a Escocia durante el siglo XVI, y a finales del siglo siguiente, a Nueva Jersey y Pensilva-
nia, bajo la figura del escocés Francisco Makemie, quien logró en 1706 la fundación del pri-
mer presbiterado en las colonias inglesas americanas, iniciando así un gradual crecimiento.
(27) El nombre de esta denominación proviene de la importancia medular que le conceden al
Bautismo, pues los vincula con orígenes históricos muy remotos, y aunque históricamente sur-
gieron de manera autónoma a partir del movimiento de Reforma, reconocen como su origen sim-
bólico al propio Cristo como su fundador y a Juan el Bautista como el enviado de Dios. Desde
el punto de vista eclesiástico, fue durante el siglo XVI cuando el ministro anglicano Juan Smi-
th (1570-1612) fundó en Holanda su primera congregación, que luego sería continuada por sus
seguidores en Inglaterra, y un poco más tarde, gracias a las acciones de Roger Williams hacia
1639, en las colonias inglesas y holandesas asentadas en el futuro territorio estadounidense.
(28) Son infortunadamente sabidos los casos de sacerdotes católicos apostólicos que transgreden
el celibato y procrean hijos fuera del matrimonio, como el fundador de los Legionarios de Cristo,
cuya valiosa labor religiosa fue opacada vergonzosamente al hacerse pública su vida marital, tanto
con hombres como con mujeres, llegando inclusive al abuso de decenas de menores, circunstan-
cias que han sido denunciadas por los conductos religiosos y jurídicos. Estas denuncias no sólo
han ocurrido en el catolicismo apostólico, sino también en otras religiones, como la Luz del Mun-
do, que ha enfrentado quejas y reclamaciones de jovencitas de haber sido abusadas sexualmente
por los líderes espirituales, a quienes les está proscrito toda actividad sexual fuera del matrimonio.
(29) El iconostasio es el biombo o panel divisorio, adornado con iconos o imágenes sa-
gradas, que se coloca delante del altar en las iglesias ortodoxas griegas y que prote-
ge visualmente al sacerdote durante ciertos momentos de la celebración litúrgica.
(30) Las tipologías siempre son soluciones recurrentes. Hay tipologías en planta, pero tam-
bién estructurales y constructivas. En este inciso sólo nos referimos a las tipologías en planta
(31) Es muy común que se les confunda, pues erróneamente se cree que la diferencia es su magnitud
o en una morfología específica; en realidad la diferencia estriba en la particular en la manera en cómo
se apoya el elemento: en las bóvedas el apoyo es diferenciado, como las bóvedas vaídas o las bóvedas
de arista, que se apoyan en sólo cuatro puntos; mientras que en las cúpulas el apoyo es continuo, es
decir, todo el elemento se apoya por igual, como en las cúpulas de medio punto o en las apuntadas.
(32) La llamada “tridilosa” fue un tipo de trabe inventada por el notable ingeniero civil Heberto
Castillo, concentra el concreto en la parte baja de la trabe –justo sólo en donde se da la compre-
sión– y concentrar el acero de las varillas en la parte superior de la trabe –justo en donde sólo se
da la tensión– de tal manera que se economiza material al suprimirlo en donde no se necesita.

Referencias bibliográficas y electrónicas

BLANCH Antonio, 1998. Lo estético y lo religioso: cotejo de experiencias y expresiones, México:


UIA/ITESO

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OTTO Rudolf, 2005. Lo Santo. Lo racional y lo irracional en la idea de Dios [trad. Fernando Vela],
España: Alianza Editorial.
SAN MARTÍN CÓRDOVA Iván, 2016. Estructura, abstracción y sacralidad. La arquitectura religiosa
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“Misa y rito maronita” en Iglesia de Nuestra Señora de Líbano
http://www.nsdelibano.org.mx/index.php/informes [27/02/2016]

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menéutica 169 CONTEMPORÁNEO EN IBEROAMÉRICA
Diseño y Método de Creación del Espacio Religioso Contempo-
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