1_ LOS PARADIGMAS DE LA INVESTIGACION SOCIAL (cap.1.
Piergiorgio Corbetta)
Toda ciencia “madura” tiene, en cada momento de su historia, un paradigma propio. Un
paradigma representa una especie de “visión que orienta”, una perspectiva teórica
aceptada por la comunidad de científicos que dirige la investigación especificando qué
estudiar y formulando hipótesis explicativas de los fenómenos observados.
En las ciencias sociales los dos paradigmas que han orientado históricamente la
investigación desde sus inicios ha sido el positivismo y el interpretativismo. Con el fin
de compararlos, se han preguntado cómo ha respondido cada uno de ellos a las tres
cuestiones de fondo de la investigación social:
- La cuestión ontológica: es la cuestión del “qué”, concierne a la naturaleza de la
realidad social y su forma. Se interroga sobre si los fenómenos sociales son “cosas en
sí mismas” o “representaciones de cosas” (¿existe la realidad social?).
- La cuestión epistemológica: es la cuestión de la relación entre el “quien” y el “que” (y
del resultado de esta relación). Concierne a la cognoscibilidad de la realidad social.
(¿es cognoscible?).
- La cuestión metodológica: es la cuestión del “como”, se refiere a la instrumentación
técnica del proceso cognoscitivo. (¿Cómo podemos conocerla?).
El paradigma positivista se consolido en la investigación social en el siglo XIX, tras el
gran existo logro por las ciencias naturales. El positivismo sostenía que la realidad
social debía ser estudiada mediante la misma lógica investigadora y el mismo método
utilizados por las ciencias naturales; de ahí el nombre de “física social” atribuido al
estudio de la sociedad.
A lo largo del siglo -xx la inspiración original positivista sufre ciertas adaptaciones para
superar sus propias limitaciones. Según los paradigmas neopositivistas y pos
positivistas, las teorías sociales no deben ser expresadas en forma de leyes
deterministas, sino en términos probabilísticos. Toda afirmación teórica asume por tanto
una connotación de provisionalidad y queda siempre expuesta a la posibilidad de ser
desmentida. Además, en la comunidad científica se desarrolla la conciencia de que
cualquier observación empírica no es una descripción objetiva de la realidad, sino que
esta “cargada de teoría”, en el sentido de que hasta el simple acto de registrar una
realidad depende del esquema mental del investigador. Esta revisión del positivismo,
sin embargo, no renuncia a sus fundamentos empíricos ni a su fe en la cuantificación y
en la posibilidad de generalizar los resultados, por lo que dedica mucha atención a las
técnicas de investigación empírica, al dominado lenguaje de variables, importado de las
matemáticas y de la estadística.
Según el interpretativismo, hay una diferencia epistemológica fundamental entre las
ciencias sociales y las naturales, ya que la realidad social no puede ser simplemente
observada, sino que necesita ser interpretada. En las ciencias naturales el objeto de
estudio en una realidad que es externa al investigador y así mantiene durante todo el
curso de la investigación; por ello el conocimiento adopta la forma de explicación. En
las ciencias sociales no existe esta separación entre el observador y aquello que es
observado, y el conocimiento solo puede alcanzarse a través de un proceso totalmente
distinto, el de la comprensión. Esta diferencia fundamental conlleva procedimientos y
técnicas de investigación distintos. El enfoque subjetivista, al no poder adoptar el
lenguaje de las variables, ha tenido que desarrollar sus propias técnicas de
observación y modalidades de análisis del material empírico, que constituyen el cuerpo
d la denominada investigación cualitativa.
La radicalización de ambos enfoques puede tener graves consecuencias. La
exageración del planteamiento positivista sienta las bases para una progresiva
reducción de alcance del investigador, centrándola en el dato empírico y limitándola a
una mera descripción del mismo. Mientras que, al contrario, el subjetivismo extremo
pone en duda la existencia misma de la ciencia social, excluyendo la posibilidad de
generalizaciones supraindividuales y afirmando que la realidad es una pura
construcción subjetiva. Un desarrollo reciente del paradigma interpretativo ha sentado
las bases del denominado postmodernismo, que se expresa en una suerte de rechazo
de la visión tradicional de la ciencia, entendida como orden y racionalidad, simplicidad y
generalización, a favor de la paradoja, de la contradicción, de la exaltación de las
diferencias.