CONSOLIDACIÓN
1. Generalidades
La consolidación o confusión es el acto por el cual concurren en una misma persona las
calidades de acreedor y deudor de una obligación. Esta figura está regulada como una
de las formas de extinción de las obligaciones, prevista por el Código Civil Peruano en
sus artículos 1300 y 1301. Tal como lo establece la primera de las normas citadas, la
consolidación puede producirse respecto de toda la obligación o de parte de ella. Si
opera la consolidación entre el acreedor y uno de los deudores de prestación
indivisible, de acuerdo con el artículo 1178 del Código Civil -norma propia de las
obligaciones indivisibles-, no se extingue la obligación respecto de los demás
codeudores, pudiendo el acreedor (ex-codeudor) exigir la prestación sólo si reembolsa
a los codeudores el valor de la parte que les corresponde en la obligación, o si
garantiza su reembolso. Como dice Raymundo M. Salvat1 , la confusión no extingue la
obligación indivisible, salvo que alcance a la totalidad de los deudores y acreedores.
Así, a entender del autor citado, mientras la calidad recíproca de deudor y de acreedor
por una sola deuda no los afecte a todos y quede alguno fuera de ella, se podría
derivar hacia él el cumplimiento de la prestación indivisible; solución para la que se
tiene en cuenta que únicamente la imposibilidad del cumplimiento por partes
mantiene a los coacreedores pendientes de la ejecución a uno solo de ellos, o
concentra en cualquiera de los codeudores el cumplimiento por todos. Agrega Salvat
que, como principio de excepción, solamente se aplica a las situaciones derivadas de la
naturaleza indivisible de la prestación y que el fenómeno de la confusión es
independiente de la naturaleza de la prestación, y no imposibilita el cumplimiento
cuando no afecta a la totalidad de las partes. Estos principios son también compartidos
por Llambías Vamos a plantear un ejemplo para este caso. Tres deudores deben a un
acreedor común un vehículo valorizado en 60,000 nuevos soles. El deudor 1 es hijo
único y huérfano de madre, pero existen otros dos codeudores en la relación
obligacional ajenos a cualquier eventual sucesión mortis causa. El padre del deudor 1
es el acreedor. Este fallece y por tanto el deudor 1, al convertirse en único heredero de
su padre (el acreedor), consolida en su persona las calidades de acreedor de la
totalidad de la deuda y de deudor de parte de ella. Es ahora ese hijo, convertido por las
circunstancias en acreedor, quien puede exigir el cumplimiento de la prestación a sus
antiguos codeudores. Pero no sería justo que esos dos deudores deban ejecutar por su
cuenta y costo el íntegro de la prestación (que antes se dividía respecto de tres
codeudores). Aun más, uno de esos tres codeudores que contrajo la obligación es
ahora acreedor del íntegro de la prestación. Por tanto, la ley le exigirá que entregue a
cada uno de dichos codeudores la suma de 20,000 nuevos soles (su parte en la
obligación original) o garantice su entrega, para que, a su turno, pueda exigir la
entrega del vehículo avaluado en 60,000 nuevos soles. Sin embargo, vale la pena
aclarar que seguimos en presencia de una obligación indivisible y que, por tanto, cada
uno continúa respondiendo por el íntegro del vehículo (sin perjuicio de la restitución
de los 20,000 nuevos soles por el ex-codeudor del bien indivisible y hoy acreedor).
Naturalmente que en el caso de los contratos de prestaciones recíprocas, la cantidad
de dinero que deba reintegrar el acreedor (ex- codeudor) se verificará con un aumento
en el monto de su prestación (contraprestación) respecto de la obligación de cuyo
estudio nos estamos ocupando. Debemos aclarar en este punto que el Código está
haciendo alusión -a través del artículo 1178- a las obligaciones indivisibles pero
mancomunadas. Para el caso de las obligaciones solidarias tenemos el artículo 1191.
Esta norma contempla, a su vez, los supuestos de solidaridad activa y solidaridad
pasiva. Respecto de la solidaridad activa se establece que la consolidación operada
entre uno de los acreedores y el deudor común solamente extingue la obligación en la
parte correspondiente a dicho acreedor. En relación con la solidaridad pasiva ocurre
algo similar, pero a la inversa, puesto que la consolidación operada entre uno de los
deudores y el acreedor común, sólo extinguirá la obligación de dicho deudor, pero no
las de los demás, frente a los cuales dicho ex-deudor se convertirá en el nuevo
acreedor; a diferencia del caso anterior, en que el ex-acreedor se convertirá en deudor
de los otros coacreedores. El Doctor León Barandiarán3 cita al jurista argentino Juan
Antonio Bibiloni, cuando señala al respecto lo siguiente: "La unión en la misma persona
del crédito y la deuda solidaria, produce una verdadera extinción de ellas por
imposibilidad orgánica. No se concibe que un deudor se continúe debiendo a sí mismo.
Si el acreedor es, por ejemplo, heredero de uno de los deudores solidarios, no es
heredero solamente en la parte de éste en la deuda, es heredero en el todo. Y no es
deudor de una parte del crédito. Hay solidaridad: es deudor del todo. La unión es de
dos calidades coextensas. Debe todo y es acreedor de todo. Establecer como lo hace el
Código francés y lo repite nuestro artículo 866 (se refiere Bibiloni al Código Civil
Argentino), que sólo hay extinción por la parte que se tiene según las relaciones
internas entre codeudores, es confundir dos cosas perfectamente distintas. La
solidaridad, porque lo es, es una vinculación en la que no existen partes. Se da al
acreedor o a cada uno de los acreedores una ventaja: la de que cada obligado debe el
todo. Por qué se ha comprometido a ello, es asunto ajeno a la relación creditoria. Son
negocios que ni se comunican al acreedor, ni le afectan, aunque los conozca. Por eso,
exigió la prestación de uno por todos, y de todos por uno. A su vez, el deudor frente a
sus codeudores, tiene otra clase de relaciones... El deudor tendrá o no, en virtud de
esa situación, una acción de regreso. El acreedor, un reclamo por todo o parte de lo
que su acreedor percibió, o dejó de percibir, o no tendrá ninguno. Esa faz interna se
rige por las reglas de la relación que la engendra. No tienen nada que ver con la
solidaridad. Si es así, la confusión debe producir su efecto sobre la obligación y debe
producirlo sobre las relaciones interiores. La superposición del crédito y la deuda
decidirán la extensión de la anulación recíproca. ¿Es por el todo? Por el todo; es la
extinción, y en la solidaridad no hay crédito ni deuda, sino por el todo... La confusión
extingue, pues, toda la solidaridad, si es permitido expresarse así; sólo deja subsistente
la acción de regreso, amparada por la subrogación en los derechos del acreedor, que
es lo que cabalmente produce la unión de esa calidad con la del deudor." Hasta aquí
las expresiones de Bibiloni. Como dice Luis de Gásperi4 , este tema no escapó a los
perspicaces jurisconsultos romanos. Señala el autor paraguayo la dificultad de decidir
si, por la confusión operada entre un acreedor y un deudor, quedaba extinguida la
deuda, incluso la obligación accesoria del fiador; pero advierte que no admitió lo
mismo Paulo para la hipótesis de haber dos rei promittendi y devenir el acreedor
heredero de uno de ellos, caso en el cual dijo haber justo motivo de dudar, justo
dubitatio est, si el otro quedaba igualmente liberado, como si fuera un caso de pago, o
si, por el contrario, la confusión liberaba solamente a una persona. Continúa
expresando De Gásperi que Paulo distinguió según que hubiese o no sociedad entre los
correi, "Primus" y "Secundus"; no habiéndola, la confusión operada porque el acreedor
había heredado a "Primus", no alteraba su derecho contra "Secundus", porque en la
sucesión de su deudor no había encontrado ninguna obligación de garantía respecto
de "Secundus"; habiéndola, por el contrario, la circunstancia de que, por fallecimiento
de "Primus", hubiese venido el acreedor a sucederle, alteraría profundamente su
derecho contra "Secundus", porque, constreñido éste a pagar la totalidad de la deuda
correal, podría invocar su sociedad con "Primus" para ejercer un recurso contra él, y
ser de esta suerte dispensado de pagar la parte por la cual tendría la acción pro socio,
es decir la mitad, si es que ésta hubiese sido contratada ex aequis partibus. Según De
Gásperi, estos principios fueron trasladados al moderno Derecho Civil Francés,
conforme resulta de los artículos 1209 y 1309 in fine del Código Napoléon; contempla
el primero de estos preceptos el caso de que uno de los deudores venga a ser
heredero único del acreedor o que el acreedor venga a ser heredero único de uno de
los deudores, situaciones ambas en las cuales la confusión no extingue el crédito
solidario más que por la parte y porción del deudor o acreedor. Precisa De Gásperi que
la expresión "heredero único" no excluye la aplicación del precepto a los casos en que
el deudor sólo sucede por parte a su acreedor o "viceversa"; agrega que el artículo
1301 de dicho Código dispone que, cuando se realiza la confusión en la persona del
deudor principal, aprovecha a sus fiadores. Lo que se opera en la persona del fiador no
implica la extinción de la obligación principal. La que tiene lugar en la persona del
acreedor, no aprovecha a sus codeudores solidarios más que en la porción en la cual
era deudor; dan los civilistas franceses como razón de la última parte de este precepto,
la naturaleza particular de la confusión que, según ellos, "no extingue la deuda, sino
que sólo impide al acreedor el ejercicio de la acción, dado que debe obrar contra sí
mismo." Así, entiende De Gásperi que si hay cuatro deudores solidarios, uno de los
cuales deviene heredero del acreedor común, la confusión operada de esta suerte, si
impide que éste accione contra sí mismo por la parte que al difunto correspondía en la
obligación, no le impide accionar contra los otros, con deducción de la parte en que él
mismo viene a ser acreedor; en tanto que si alguno de los codeudores resultase
insolvente, debe soportar la cuota que en la porción del insolvente le corresponde. De
Gásperi interpreta que cuando Laurent dice que la confusión "no extingue la deuda,
sino que sólo impide al acreedor el ejercicio de la acción, dado que debe obrar contra
sí mismo", confunde el vínculo jurídico obligacional entre deudores y acreedores, con
las relaciones internas entre los mismos. Desde el primer punto de vista no hay sino
una sola obligación; desde el segundo, hay cuotas, partes o porciones, iguales o
desiguales, como los acreedores y los deudores lo hubiesen reglado en sus contratos,
y, en su defecto, que cada acreedor y cada deudor correal debe reputarse frente a
frente como si fuese el único, o como si los demás no existiesen. Agrega que si hubiese
tres deudores y tres acreedores solidarios en una obligación por $ 30,000 y, prevenido
un deudor, fallece el acreedor que le demandó, al cual sucede como único heredero, y
a tal título deviene acreedor de todo aquello de que el difunto era acreedor, le sucede
en la plenitud del crédito, no en una parte; y porque le sucede en el todo, la confusión
así operada no extingue sólo la porción que en el crédito le correspondía, sino la deuda
entera, por lo que puede accionar contra sí mismo, pero de aquí no debe inferirse que
sólo por su parte que heredó del acreedor, sino que puede accionar por el saldo contra
sus codeudores, los cuales, en virtud del beneficio de división podrían liberarse
pagándole cada uno su cuota en la deuda, y se daría en este caso la acción recursoria,
precisamente por haberse extinguido el vínculo obligatorio respecto de todos los
acreedores. Como señalaba Pothier , cuando uno de los deudores solidarios se ha
convertido en único heredero del acreedor, la deuda no por esto queda extinguida
para los otros deudores, pues la confusión magis personam debitoris eximit ab
obligatione, quam extinguit obligationem. Mas ese deudor, convertido en heredero del
acreedor, no puede exigirla de los otros deudores sino con deducción de la parte a que
venía obligado vis a vis de ellos; y si hay algún insolvente, debe, además, llevar la carga
de la parte que le toque en la porción del insolvente; se da lo mismo en el caso inverso,
esto es, cuando el acreedor se ha convertido en único heredero de uno de los
deudores solidarios. Por último, debemos señalar que si la obligación fuese indivisible
y solidaria, sería de aplicación solamente el artículo 1191 del Código Civil Peruano, en
virtud de lo previsto por el segundo párrafo del artículo 1181; si fuese divisible y
solidaria no sería de aplicación el artículo 1178, ya que sólo está referido a la
indivisibilidad, más sí el artículo 1191 relativo a la solidaridad; y si fuese indivisible y
mancomunada se aplicaría, desde luego, el artículo 1178, referente a la indivisibilidad.
Para aclarar conceptos transcribimos a continuación el texto de los preceptos citados:
Artículo 1191.- "La consolidación operada en uno de los acreedores o deudores
solidarios sólo extingue la obligación en la parte correspondiente al acreedor o al
deudor." Artículo 1181.- "(...) Si la obligación indivisible es solidaria, se aplican las
normas de la solidaridad, así como lo dispuesto por el artículo 1177." Artículo 1178.-
"La consolidación entre el acreedor y uno de los deudores no extingue la obligación
respecto de los demás codeudores. El acreedor, sin embargo, sólo puede exigir la
prestación reembolsando a los codeudores el valor de la parte que le correspondió en
la obligación o garantizando el reembolso."
1. La consolidación en el derecho comparado
Para una doctrina italiana, la consolidación tiene lugar cuando las calidades de
acreedor y deudor se reúnen en la misma persona, por ejemplo, si el deudor es
sucesor del acreedor (o viceversa), sea por causa de muerte (a título de herencia o
legado), sea por acto inter vivos. Puesto que la relación (y especialmente la relación
obligatoria) presupone, como regla, la existencia de dos centros de imputación
subjetiva, cuando el crédito y la deuda terminan reunidos en la misma persona no
puede evitarse que la relación desaparezca. (Bigliazzi-Geri, Breccia, Busnelli y Natoli,
2007, p. 261)
De acuerdo con una doctrina brasileña, cuando A le debe a B, pero, de alguna manera,
se convierte en el titular del mismo crédito, la obligación se extingue, ya que no habrá
posibilidad ni necesidad de cumplir para sí mismo. Tal hipótesis generalmente ocurre
en los casos en que el deudor es el único sucesor del acreedor y se produce la muerte
de este último. En este caso, el crédito del acreedor se transferirá al deudor, quien,
como resultado, será acreedor y deudor de sí mismo en relación con la misma
obligación, que se considerará extinguida. La consolidación es, por tanto, un medio
legal para extinguir la deuda, de modo que será reconocida incluso no existiendo
intención de las partes o manifestación de voluntad en ese sentido. (Bdine Júnior,
2010, p. 397)
Opina una doctrina mexicana que dada la naturaleza de la relación jurídica obligatoria,
es evidente que para su existencia requiere el sujeto activo y el pasivo; en
consecuencia, si las calidades de acreedor y de deudor se reúnen en la misma persona,
hay una imposibilidad lógica de que subsista el vínculo obligatorio. (Rojina Villegas,
1998, p. 503)
Estima un sector de la doctrina española que la consolidación de derechos consiste en
la coincidencia del sujeto activo y pasivo de una obligación en una misma persona. Esta
figura aparece recogida en el art. 1.192 CC que establece que: «quedará extinguida la
obligación desde que se reúnan en una misma persona los conceptos de acreedor y de
deudor». El fundamento de la consolidación de derechos como causa extintiva de la
obligación obedece a un claro presupuesto de lógica jurídica, puesto que nadie puede
ostentar un derecho de crédito contra sí mismo. Un supuesto de consolidación sería el
de una empresa azulejera que compra una red de tiendas con las que mantenía
relaciones comerciales desde hace años y que le adeudaba varios envíos de mercancía.
(Arnau Moya, 2009, p. 58)
Según una doctrina nicaragüense, la consolidación opera cuando concurren dos
requisitos: a) Reunión en una misma (única) persona, de las titularidades de acreedor y
deudor. b) Reunión de ambas calidades en una misma obligación. No puede darse si
son obligaciones independientes. (Escobar Fornos, 1997, p. 481)
2. La consolidación en el Código Civil
El artículo 1179 del Código Civil Peruano establece reglas relativas a las consecuencias
que se producirían en caso de realizarse una novación, compensación, condonación,
consolidación o transacción entre el deudor y uno de los coacreedores de prestación
indivisible. Prescribe la norma referida que si entre el deudor común y uno de los
acreedores ocurriese alguno de esos actos, él extinguiría la obligación, pero solamente
para dicho acreedor, mas no para los otros coacreedores. Estos, a su turno, no podrían
exigir la prestación indivisible al deudor común, salvo que le reembolsaran el valor de
la parte de la prestación original correspondiente al acreedor interviniente en tales
actos o garantizaran su reembolso. El sentido del precepto es que al deudor que
practicó dicho acto con uno de los coacreedores, no se le podrá exigir un doble
cumplimiento de prestaciones. En efecto, por un lado, deberá ejecutar el íntegro de la
prestación novada -para referirnos tan sólo al caso de la novación- con el acreedor
respectivo; y, por el otro, ejecutar la prestación original con los demás coacreedores,
pero exigiendo el reembolso de la parte del acreedor con quien novó o la garantía de
dicho reembolso. En caso contrario estaría cumpliendo con exceso la prestación a la
que se obligó. Concuerdan con lo establecido por el artículo 1179 del Código Civil
Peruano, el tratadista italiano Domenico Barbero y los juristas argentinos Jorge Joaquín
Llambías , Alterini, Ameal y López Cabana9 y Guillermo A. Borda
No obstante haber ilustrado al artículo 1179 del Código Peruano, con un ejemplo
relativo a la novación, debemos dejar en claro, tal como antes lo expresamos, que esta
norma resulta también de aplicación plena a los supuestos de compensación,
condonación, consolidación y transacción, de conformidad con lo previsto por el
segundo párrafo del numeral mencionado. Por otra parte, a diferencia de los artículos
1188 y 1189 del Código Civil, que luego analizamos y que se refieren a la solidaridad
pasiva, el artículo 1190 regula los casos de solidaridad activa. El primer párrafo de esta
norma contempla el supuesto en el cual los actos de novación, compensación,
condonación o transacción se realicen entre uno de los coacreedores solidarios y el
deudor común, sobre la totalidad de la obligación. La solución que plantea el artículo
1190 del Código, en su primer párrafo, es que la obligación se extingue respecto de los
demás coacreedores (aquellos que no participaron en dichos actos con el deudor
común), a diferencia de la solución prevista para los casos de indivisibilidad, regidos
por el artículo 1179.
De acuerdo con el artículo 1300 del Código Civil:
La consolidación puede producirse respecto de toda la obligación o de parte de ella.
En el mismo sentido, una autorizada doctrina nacional precisa que es necesario
recalcar que tan importante como reunir en una sola persona las calidades de acreedor
y deudor, lo es también establecer que ambas calidades están referidas a una
misma obligación. De lo contrario, estaríamos hablando de una elemental
compensación. (Castillo Freyre, 2018, p. 134)
En suma, la extinción de la obligación en los casos de consolidación resulta una
consecuencia lógica ya que para que exista una relación obligatoria se precisan de dos
centros de imputación subjetivos: el deudor y el acreedor, por lo que al concentrarse
las calidades de deudor y acreedor en uno solo, desaparece uno de los elementos base
para la subsistencia de la relación obligatoria. Demás está decir que nadie en su sano
juicio podría concebir que alguien pueda ser deudor de sí mismo menos pretender
cumplir para sí.
Mediante un ejemplo, se explica cómo opera esto. Una persona le debe a otros 10 000
dólares, pero da la casualidad de que ese deudor es hijo de ese acreedor. Suponiendo
que el padre muere y ese hijo era el único heredero. Al morir el padre, entonces, ese
hijo es declarado heredero universal. El hijo al heredar las acreencias de su padre se
convertiría en el acreedor de aquella obligación de la que es deudor; es decir, se
debería a sí mismo 10 000 dólares. (Castillo Freyre, 2018, p. 134)
En este caso, entonces, las circunstancias originan que una persona sea a la vez titular
de un derecho de crédito y sujeto pasivo de ese mismo derecho, lo que origina que la
obligación se extinga. Se resalta que la consolidación es el único medio extintivo de
obligaciones que puede producirse, incluso, de manera involuntaria, tal y como ocurre
en el ejemplo citado, en el que la consolidación opera como consecuencia de la muerte
de una de las partes. (Ídem)
3. Nuestra definición
De las doctrinas expuestas podemos concebir a la consolidación como aquel modo de
extinción de la obligación que opera al producirse la reunión de las calidades de
acreedor y deudor en una misma persona y en una misma obligación prescindiéndose
de la intención o manifestación de las partes en ese sentido. En el ordenamiento
jurídico peruano se considera a la consolidación como un mecanismo extintivo de las
obligaciones, según es de verse del artículo 1300 del Código Civil de 1984 y demás
normas concordantes. Consiste en la reunión en una misma persona de las calidades
de deudor y acreedor, con lo cual una obligación se extingue, ya que ninguna persona
puede cobrarse a sí misma. “Las relaciones se extinguen o liquidan por regla general,
cuando pretensión y obligación coinciden en la misma persona mediante la
denominada confusión. Así cuando el deudor hereda al acreedor, o éste a aquel, o el
acreedor cede el crédito al deudor quizá desconociendo que sea la misma persona” Es
reunir en una sola persona las calidades de acreedor y deudor y se produce de forma
total o parcial y estará en función de que se genere respecto a la integridad del crédito
o a una fracción del mismo, cuyo origen se puede dar por causa de muerte que es la
más común, y por acto entre vivos. Según: Villar Ñañez: La consolidación o confusión
se produce por, convergencia en una misma persona de las dos calidades opuestas:
acreedor y deudor, constituyen una imposibilidad en la ejecución o cumplimiento de la
prestación y generando la extinción de la relación obligatoria el Art: 1300°: La
consolidación puede producirse respecto de toda la obligación o de parte de ella.
4. Naturaleza jurídica
Respecto a la naturaleza jurídica de la confusión o consolidación, Llambías indica que
existen dos posiciones: la "teoría del medio extintivo" y la "teoría de la paralización de
la acción". La ''teoría del medio extintivo" considera que la consolidación debería
asimilarse en vía de ficción al pago, debido a la extinción de la acción. A su vez, la
''teoría de la paralización de la acción" reconoce que no se trata propiamente de un
mecanismo de extinción de obligaciones, sino de un impedimento material y temporal
del pago
5. Requisitos
La consolidación operará en tanto concurran los siguientes requisitos:
Que el deudor y el acreedor lo sean con carácter principal, por ello la confusión
que recae en la persona del deudor o del acreedor principal aprovecha a los
fiadores, pero a la inversa la que se realiza en cualquiera de éstos no extinguirá
obligación.
Que la reunión de los dos conceptos de acreedor y deudor no afecte a
patrimonios separados, en algunos caso, el patrimonio del difunto permanece
separado del perteneciente al heredero, como sucedecu ando el heredero ha
aceptado la sucesión” con beneficio de inventario “o cuando los acreedores del
causante se valen de la separación de patrimonios.
Para que opere la consolidación es necesario que por derecho propio se
conjuguen en la misma persona las calidades de acreedor y deudor.
6. Consolidación total y parcial
Será total la consolidación cuando concurran en una misma persona, por completo, las
calidades de acreedor y deudor respecto del íntegro de una obligación. El típico
supuesto de esta clase de consolidación sería el de Paula, deudora de su padre,
Francisco, por 40,000 nuevos soles. Si Francisco muere, dejando como única heredera
(a título universal) a Paula —imaginemos que Paula era la única deudora de los 40,000
nuevos soles, a la vez que Francisco era el único acreedor de dichos 40,000 nuevos
soles—, entonces al haber heredado Paula la totalidad del patrimonio (bienes,
acreencias y deudas) de Francisco, tendremos que ella sería ahora también acreedora
de los 40,000 nuevos soles mencionados, vale decir, del íntegro de la deuda. Por lo
tanto, aquí se habría producido una consolidación total (sobre el íntegro de la
obligación). (Osterling Parodi y Castillo Freyre, 2008, p. 770)
En otras palabras, la extinción total de la obligación se produce cuando se reúnen las
calidades de deudor y acreedor en una misma persona y en una misma obligación por
el monto o valor total de esta esta.
Será parcial la consolidación, cuando concurran en una misma persona sólo de manera
parcial las calidades de acreedor y deudor de una obligación. En este caso resulta
lógico que la extinción de la relación obligatoria por consolidación se produzca dentro
de los límites en que convergen las dos calidades incompatibles. (Osterling Parodi y
Castillo Freyre, 2008, p. 770)
Así, por ejemplo, cuando el deudor se convierte en heredero del acreedor sólo en una
tercera parte, es claro que únicamente se extingue su obligación en un tercio (es
acreedor de sí mismo de esta porción en la medida en que alcance su cuota
hereditaria), lo que equivale a decir que habrá operado una consolidación proporcional
a su respectiva cuota, mientras que en relación al saldo (dos terceras partes de la
obligación en la medida en que corresponda a los otros herederos) seguirá siendo
deudor de aquellos a quienes les corresponda el saldo en la sucesión del acreedor
causante. En todos los casos en que la confusión es parcial, los efectos indicados sólo
se realizarán parcialmente. (Ibídem, pp. 770-771)
Por lo demás, no debemos olvidar que para que haya consolidación de las dos
calidades del de cujus y del heredero, este último debe ser puro y simple, ya que una
aceptación de la herencia con beneficio de inventario mantiene la distinción de los
patrimonios. Bajo un supuesto similar al anterior, tenemos que Paula es deudora de
40,000 nuevos soles respecto de su padre, Francisco. Si luego de contraída la deuda
fallece Francisco, pero deja dos herederos, sus hijos Paula y Pedro, cada uno de ellos lo
será por el 50% del total de su patrimonio. En este caso, Pedro y Paula habrán
adquirido la calidad de acreedores de la deuda, por partes iguales, correspondiendo a
cada uno de ellos la cantidad de 20,000 nuevos soles. (Ibídem, p. 771)
En otras palabras, la extinción parcial de la obligación se produce cuando se reúnen las
calidades de deudor y acreedor en una misma persona y en una misma obligación por
un monto o valor parcial de esta esta. Quedando pendiente el pago (cumplimiento) del
monto o valor restante de la obligación.
7. Efectos de la consolidación
Mario Castillo y Felipe Osterling, en apoyo de la posición asumida por el Código Civil,
señalan que:
“La consolidación tiene mayor afinidad con los modos de extinción de las obligaciones
que con otras figuras del Código Civil. Además, si bien podría argumentarse que no se
trataría, de un modo de extinción de obligaciones propiamente dicho o en estricto,
también se debe considerar que a efectos prácticos no es lo usual que la relación
obligacional se vuelva a separar. Pero más allá de esta previsión, a entender nuestro,
es un singular modo extintivo de obligaciones”. La consolidación entre el deudor y uno
de los deudores no extingue la obligación respecto de los demás codeudores. El
acreedor sin embargo sólo puede exigir la prestación reembolsando a los codeudores
el valor de la parte que le corresponde en la obligación o garantizando el reembolso. Si
la confusión opera entre el deudor y uno de los acreedores, la obligación no quedará
extinguida respecto de los demás acreedores, quienes estarán facultados a exigir la
prestación indivisible, siempre que reembolsen al deudor el valor de la parte de la
prestación original correspondiente al acreedor que consolidó o garantizando el
rembolso.
8. Cese de la consolidación
En el caso que la consolidación cese, restableciéndose la separación de las calidades de
acreedor y de deudor, como podría ocurrir, por ejemplo, cuando se hubiera instituido
como heredero testamentario a un deudor o acreedor del causante, y luego el
testamento fuera declarado nulo, resulta congruente que la consolidación siga la
suerte de la causa que la origina, por lo que si ella desaparece cesa también la
confusión. Así la obligación extinguida renace con todos sus accesorios, sin perjuicio
del derecho de terceros, tal como lo dispone el artículo 1301 del CC. Siendo los actos
que ocasionan la confusión susceptibles de cesación o renovación por diferentes
causas dice MANTESA es lógico que el influjo de éstas se extienda o que cese o
revoque también la confusión verificada, y por tanto cesando como consecuencia, a su
vez, de aquélla los efectos extintivos que supone, renacerá la obligación en los
términos y forma en que se hallaba al verificarse dicha confusión.
Conclusiones
Podemos concebir a la consolidación como aquel modo de extinción de la obligación
que opera al producirse la reunión de las calidades de acreedor y deudor en una
misma persona y en una misma obligación prescindiéndose de la intención o
manifestación de las partes en ese sentido.
La extinción de la obligación en los casos de consolidación resulta una consecuencia
lógica ya que para que exista una relación obligatoria se precisan de dos centros de
imputación subjetivos: el deudor y el acreedor, por lo que al concentrarse las calidades
de deudor y acreedor en uno solo, desaparece uno de los elementos base para la
subsistencia de la relación obligatoria.
Nadie en su sano juicio podría concebir que alguien pueda ser deudor de sí mismo
menos pretender cumplir para sí.
La extinción total de la obligación se produce cuando se reúnen las calidades de
deudor y acreedor en una misma persona y en una misma obligación por el monto o
valor total de esta esta.
La extinción parcial de la obligación se produce cuando se reúnen las calidades de
deudor y acreedor en una misma persona y en una misma obligación por un monto o
valor parcial de esta esta. Quedando pendiente el pago (cumplimiento) del monto o
valor restante de la obligación.
La consolidación se produce cuando en un mismo sujeto se reúnen las calidades de
deudor y acreedor, provocando el efecto de extinguir la obligación, ya que no es
posible que ningún sujeto sea acreedor de sí mismo. Al producirse la confusión y al
faltar uno de los sujetos de la relación obligatoria, la obligación deja de existir.
Como mencionan algunos doctrinarios pues resulta casi imposible imaginar que en
una persona concurran las calidades contradictorias del acreedor y de deudor de una
misma obligación, como se sabe, que la relación obligacional tiene por lo menos un
sujeto activo (acreedor) y un sujeto pasivo distinto del acreedor el (deudor).
La consolidación está enfocada más a los derechos reales. La consolidación opera
cuando se reúnen en una misma persona el derecho de propiedad de una cosa y un
derecho real que limita a ese derecho.
No está considerada como forma de pago, pues no se produce un desplazamiento
patrimonial. Es una forma de extinción de obligaciones en razón de que la
imposibilidad en que está el deudor de pagarse a sí mismo, hace que el vínculo jurídico
desaparezca.