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Ensayo #4 Desarrollo Del Sí Mismo

El documento describe las etapas del desarrollo del sí mismo desde la infancia hasta la adolescencia. En la primera infancia, el bebé no distingue su sí mismo del mundo que lo rodea. A medida que adquiere el lenguaje y la autonomía motriz entre los 2 y 3 años, comienza a desarrollar su identidad. Entre los 4 y 6 años, los niños se ven a sí mismos como parte del mundo. En la escuela primaria, desarrollan una moral basada en reglas. En la adolescencia, renuevan la búsqueda de su

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Ensayo #4 Desarrollo Del Sí Mismo

El documento describe las etapas del desarrollo del sí mismo desde la infancia hasta la adolescencia. En la primera infancia, el bebé no distingue su sí mismo del mundo que lo rodea. A medida que adquiere el lenguaje y la autonomía motriz entre los 2 y 3 años, comienza a desarrollar su identidad. Entre los 4 y 6 años, los niños se ven a sí mismos como parte del mundo. En la escuela primaria, desarrollan una moral basada en reglas. En la adolescencia, renuevan la búsqueda de su

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Desarrollo del sí mismo

Jung se refiere al Sí Mismo como “Creo que la cosa que llamó sí-mismo es un centro ideal,
equidistante entre el yo y el inconsciente…, es un sueño de totalidad” (Hull, 2000) este
concepto tan difícil de abordar debido a su naturaleza inconciente-conciente, corresponde a
un vagón que forma parte del tren al que llamamos personalidad, o bien es mi forma de
entenderlo. Ya que opino que el sí mismo está unido en sí a un área de la personalidad y esto
ayuda a unir otras áreas de esta, al igual que los vagones de un tren.

El propósito de este ensayo es recorrer la teoría del sí mismo y ver por qué etapas como esta
se va desarrollando, ya que en cada etapa se adquiere una parte vital del sí mismo que luego
se unirá a una nueva parte, para que de esta manera se vaya construyendo este concepto
fundamental de la personalidad. Para esto me he basado en fuentes como M. Murmis (1974)
y W. Hull (2000). Y en el presente trabajo trataré de analizar estas etapas y lo que aportan
cada una y digo trataré ya que son conceptos bastante complejos.

Quiero iniciar resaltando el hecho de que si bien, el sí mismo ya es en sí un concepto


abstracto, se enmarca dentro de sí un bagaje de conceptos abstractos que representan un
problema para la psicología como lo es el “alma”. Pero en este estudio vamos a ver que este
tema es abordado desde una perspectiva objetiva en donde las manifestaciones del sí mismo
corporal, la identidad del sí mismo, el sí mismo inicial y otros referentes nos dará claridad
sobre el asunto a tratar.
En la primera infancia el bebé no diferencia el sí mismo del mundo que lo rodea, es a lo que
Donnald Winnicot llamó la omnipotencia del niño que piensa que todas sus necesidades son
satisfechas por él mismo, ejemplo de esto es que cree que el seno de la madre es parte de él.
No se separa a sí mismo del resto del mundo, aunque se estudia a sí mismo en la etapa
sensoriomotora (del nacimiento al año), este estudio incluye objetos durante el quinto y sexto
mes, y aunque ve su imagen en el espejo no se reconoce a sí mismo, reconoce primero a los
padres que a él (Murmis, 1974). Es por esto que en esta etapa lo primero que va a aparecer es
el yo corporal “el testigo básico de nuestra existencia” (Murmis, 1974), el niño sabe que es
su cuerpo porque recibe estímulos que provienen de los sentidos que le hacen saber que este
es su cuerpo y que este en efecto es él.
Cuando el niños posee el yo corporal y adquiere lenguaje este contribuye a la formación de la
identidad de sí mismo, reconoce su nombre y sabe que Juan es él. Puede asociar que las
manos de Juan corresponden a sus propias manos, gracias al significado de su nombre (esto
ocurre a los dos años). Sin embargo, esto no quiere decir que comprende en su plenitud las
variantes del lenguaje como por ejemplo el uso de pronombres. Tengo una sobrina de dos
años que al enseñarle su rostro en la cámara frontal del celular le decía tú, luego al enfocarme
yo, ella se señalaba a sí misma con la mano y decía “tu” en vez de decir “yo”.
Además, en esta etapa el pensamiento mágico del niño hace que este renuncie a su identidad
para convertirse en un superhéroe por ejemplo. También podemos ver que el niño muestra
dominio sobre los objetos que le pertenecen ya que siente que estos forman parte de él, y el
hecho de que se lo quiten a la fuerza puede ser para él desgarrador (Murmis, 1974).
También a los dos años el niño en busca de su autonomía se siente exitoso cuando logra hacer
algo por sí solo como por ejemplo ponerse los zapatos y se siente derrotado cuando no lo
logra y necesita que otro intervenga en su ayuda. Esto se debe a que se está desarrollando la
estima de sí mismo, que va ligada a las capacidades motoras que el niño tenga para alcanzar
sus objetivos. Esto es lo que Erickson describió en su segunda etapa del desarrollo:
Autonomía vs. Vergüenza, la vergüenza es cuando es herida la estima de sí mismo del niño.
De los cuatro a seis años los niños ya se pueden ver a sí mismos insertos en el mundo, aunque
consideran este mundo al servicio de ellos porque están dirigidos por un pensamiento
egocéntrico, vemos que se adquiere la extensión de sí mismo y la imagen de sí mismo.
El inicio de la vida escolar le permite al niño desarrollar una moral fundamentada en las
reglas y se vuelve consciente de su capacidad para resolver problemas a esto se le llama el sí
mismo como solucionador racional. Luego en la adolescencia se renueva la búsqueda de la
identidad de forma intencional ósea, se adquiere el esfuerzo orientado de sí mismo. Además,
se debe lidiar con los sentimientos de inferioridad, la conciencia moral se modifica y se va
integrando a los nuevos conocimientos.

En conclusión, el desarrollo de sí mismo es un proceso que se va dando por etapas en donde


en cada etapa se adquiere una parte del rompecabezas que va tomando su lugar y dando
forma a lo que conocemos y percibimos como el sí mismo. En la niñez este proceso se va
dando con la ayuda de los padres, pero cambian en la adolescencia cuando el alejarse de la
influencia de los padres contribuye al desarrollo de la identidad de sí mismo. Cada etapa tiene
importantes implicaciones y si en ellas no se adquiere las partes necesarias el proceso
completo de desarrollo se ve afectado.
Referencias Bibliográficas
Murmis, M., (1974). Psicología de la Personalidad
Hull, W. M. (2000). Encuentros con Jung. Madrid: Trotta.

Alisson Sousa
Facultad de Psicología
Universidad de Panamá

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