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Cap 9 Corregido

El documento narra un encuentro íntimo entre Leah y Connor que es interrumpido. Más tarde, Leah se entera que Connor está con su ex amiga Jessica, de quien fue traicionada, causándole dolor.

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Samantha Ross
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Cap 9 Corregido

El documento narra un encuentro íntimo entre Leah y Connor que es interrumpido. Más tarde, Leah se entera que Connor está con su ex amiga Jessica, de quien fue traicionada, causándole dolor.

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Una claridad molesta en mis ojos y hace que no quiera abrirlos.

Hoy no tengo clases, así que


puedo dormir todo lo que me apetezca, lo que el maldito sol no quiere colaborar. Aún con los
párpados cerrados intento girarme para cerrar las persianas pero algo pesado alrededor de mi
cintura me mantiene en el lugar. Asustada abro los ojos para encontrarme a Connor acostado
a mi lado y girado completo hacia mí, con un brazo apoyado en el codo y su mano sosteniendo
su cabeza. Y me está mirando.

—Buenos días, rayo de sol —Claramente se burla de mí, pero estoy más sorprendida por el
hecho de que está en mi cama.

—Connor, ¿por qué diablos estás en mi cama? —cuestiono mientras intento retirar su brazo
de encima de mí, obviamente no puedo ya que él es más fuerte que yo y me acerca más a él.

—La cama de Danielle es incómoda, la tuya es más calentita, y no quisieras que tu invitado
durmiera mal, ¿no? —responde con una sonrisa de medio lado.

—Bien, ya puedes levantarte y dejarme dormir.

—No quiero —declara, y antes de que pueda protestar continúa hablando—. ¿Sabías que
hablas dormida?

—¿Eh? —Me alarmo—. ¿Dije algo?

—Sí, pero no podía escucharte bien, por eso me acosté a tu lado, ya sabes, para escucharte
mejor —Levanta las cejas sugerentemente y en serio quiero enterrarlo y que se lo coman los
gusanos. Lo sé, no soy una persona mañanera.

—Eso no significa que tenías que dormirte a... —Corto lo que estoy diciendo cuando un
pensamiento cruza por mi mente, lo que da paso a una molestia ligada con vergonzosa
excitación—. Connor, ¿por alguna casualidad estás desnudo?

Su sonrisa con hoyuelos me deslumbra mientras que lentamente comienza a destaparse. Al


mirar hacia abajo suspiro aliviada al ver que está en bóxers, pero la vista de su torso musculoso
me deja sin respiración. Siento las mejillas acaloradas y lo único que pasa por mi cabeza es las
ganas que tengo de acariciarlo, pasar la lengua por su estómago recorriendo el rastro de vello
que se va perdiendo por debajo de su boxer y–
—Leah, para de mirarme así o no seré capaz de detenerme —Su voz ronca hace que me excite
más de la cuenta y sin poder contenerme le respondo mirándolo a los ojos.

—¿Quién dijo que quiero que te detengas? —Mi corazón comienza a bombear sangre
acelerando mi pulso a la espera de su reacción. Y no me decepciona lo que hace.

Mi frase es como un detonante para que él se adueñe salvajemente de mi boca.

Debajo de él, le correspondo el beso con ansias. Mis manos recorren su amplia espalda y
puedo sentir al tacto todos y cada uno de sus músculos flexionados. Nuestras lenguas se
lanzan en un nuevo y desesperado encuentro, haciendo que nuestros cuerpos se peguen
mucho más. Siento el peso de Connor en mí, pero no me importa en lo más mínimo.

Separa nuestros labios y va dejando un rastro de besos desde mi mentón hasta el cuello lo que
hace que me estremezca y se me erice la piel. Siento que la ropa me estorba, quiero estar piel
con piel, así que me quito la parte superior de mi pijama. Los ojos de Connor destellan pura
lujuria y se lanza hacia mis pechos, besando el izquierdo mientras que con su mano magrea el
derecho. Se mete mi pezón en su boca y lo acaricia con su lengua, lo único que quiero es que
siga prolongando esta dulce tortura de placer. Mis manos solo atinan a sujetarse a su pelo,
manteniendo su cabeza en el lugar para que no se atreva a parar.

Gemidos sueltan mis labios al sentir su mano navegando por mi vientre hacia mi entrepierna y
un cosquilleo sigue el recorrido hasta llegar a mi centro. Su ataque a mis pezones aumenta
mientras que pellizca mi clítoris, lanzando olas de placer a mi enloquecido ser. La tensión
comienza a aumentar y siento que no puedo contenerme.

De repente escucho la risa distintiva de Danielle fuera de la puerta y hace que baje de la cima
en la que me encontraba, volviendo repentinamente a la realidad de lo que estamos haciendo.

—Cariño, haz silencio, Leah y Connor deben estar dormidos —La voz de Kai hace que Connor
se tense y rápidamente lo empujo fuera de la cama con tanta fuerza que cae en el piso
dándose un golpe en el codo. Me siento un poco mal por él, pero le hago señas de que corra
hasta la otra cama y me meto debajo de mi colcha.

Justo cuando se está tapando se escucha como abren la puerta. Connor simula que se acaba
de despertar y en voz baja le dice a Kai que lo espere para irse juntos a la universidad. No voy a
negar que me entristece que no termináramos lo que empezó, pero prefiero no pensar en eso.
Siento que cierran la puerta y al fin puedo respirar. Me destapo la cabeza cerciorándome y veo
a Danielle sentada en su cama mirándome fijamente.
—¿Qué pasó entre ustedes dos? —Pone una risa medio pervertida.

—¡Nada! ¡No pasó nada! Dormimos y ya —hablo apresuradamente y Danielle luce incrédula.

—Leah, la cama está fría, la almohada no tiene la marca de la cabeza de Connor y tú estás más
roja que un tomate maduro. Algo pasó.

—Deberías considerar un cambio de carrera, lo de detective se te da genial —Mi tono inseguro


delata que estoy intentando cambiar de tema.

—Lo sé. Ahora respóndeme. ¿Follaron anoche? —Abre los ojos con emoción. Lo juro que el
ansia de chisme de esta chica crece por minutos.

—No, no hicimos nada de eso, solo dormimos juntos —repito.

—Me niego a pensar que eso fue lo único que hicieron. Ni siquiera yo me podría contener con
ese pedazo de hombre dormido al lado mío.

—No follamos porque ustedes nos interrumpieron al llegar —La cara de Danielle es un poema.
No puedo evitar reírme a carcajadas de ella.

—Leah, te lo juro que si estás bromeando me las vas a pagar —Se molesta un poco y mi risa se
va apagando.

—No, no es broma, pero deberías haber visto la expresión que pusiste. Fue de película —Se
me escapan otras pocas carcajadas y ella se ríe junto conmigo.

—¿Y? Cuéntamelo todo —Frena un poco, levantando un dedo—. Pero primero, ¿la tiene
grande?

—¡Danielle! —Me escandalizo.

¿Qué voy a hacer con ella?


Le cuento lo que pasó y ella me escucha sin interrumpir. Al terminar de hablar, me mira con
una expresión preocupada.

—Leah, te estás enamorando otra vez de él.

—¿Qué? No, es solo atracción física. Tú misma lo has dicho. Él tiene ese efecto en las demás
mujeres —digo más para convencerme a mí misma que a ella. Ella se queda pensativa por unos
minutos y de pronto se levanta y corre hacia el librero que está en una de las paredes del
dormitorio. Rebusca entre varios libros hasta encontrar una revista de Cosmopolitan.

—Hagamos un test de los que están aquí —dice señalando la revista—. Siempre quise
intentarlo y eres el sujeto de experimento perfecto. Va a ser divertido, ya verás. Yo te voy a
hacer una serie de preguntas y tienes que ser lo más honesta posible —Asiento y hojea con
rapidez hasta encontrar la página correcta. Se recoge el cabello rubio, dobla la revista y se
aclara la garganta para comenzar el interrogatorio—. Cuando ves a Connor, ¿sientes un
cosquilleo en el estómago?

—Sí.

—¿Calor se expande por tu pecho?

—Sí.

—Cuando se tocan, ¿sientes como una electricidad extraña entre ustedes?

—Sí —Ya me empiezo a preocupar.

—Cuando se besan, ¿todo lo demás desaparece, preocupaciones, personas, situaciones? ¿Lo


único que te interesa es que son tú y él y nadie más?

—Sí.

—Y la última, y más importante de todas. Y recuerda, la verdad, Leah.


Asiento, temerosa.

—Si el día de mañana Connor te dice que no quiere seguir con lo suyo porque le gusta alguien
más, ¿cómo te sentirías?

—Mi mundo se haría pedazos. Sin dudarlo. Y después arrastraría del pelo a la chica por todas
las escaleras.

Me río por la última parte, pero la mirada lastimera de Danielle junto a mis respuestas denota
lo obvio de la situación. Estoy perdidamente enamorada del idiota de Connor. Otra vez.

—Cariño, ¿qué piensas hacer?

—No tengo idea.

✧══════•❁❀❁•══════✧

Ha pasado una semana desde la última vez que vi a Connor. Sí, lo sé, lo estoy evitando como
una cobarde, pero es lo único que puedo hacer por el momento. La conversación con Danielle
está demasiado fresca en mi memoria. He estado almorzando fuera del campus, lo que ha
afectado seriamente a mis ahorros, pero no puedo mirar a los ojos a Connor sin delatarme y
eso es algo que por ahora no necesito.

Tengo una hora hasta la siguiente clase, así que decido gastar el tiempo en la sala de diseño.
Tengo como dos modelos que terminar para la clase de mañana, así que esta es una
oportunidad perfecta para hacerlo. No sé cuánto tiempo paso aquí, pero mi concentración es
interrumpida por el tono de mensaje de mi celular.

Es un número desconocido, y el mensaje dice: "Por lo visto la parejita feliz tiene una nueva
adición". Adjunto a este hay una foto. Se puede ver a Connor abrazando a una chica en el patio
interior de la primera planta. El rostro de ella no es visible, pero la reconozco por el brazalete
de oro con tres dijes de las letras BFF, brazalete que yo le regalé en su cumpleaños.

Salgo disparada hasta donde están y los localizo sentados uno al lado del otro en un banco.
Frío se expande por mis extremidades al verla de nuevo después de tantos años. Ella levanta la
mirada y se sorprende al darse cuenta de que soy yo.
—¡Leah! —exclama con emoción en su voz y se levanta, encaminándose hacia mí. Sus palabras
hacen que Connor me vea también y sus ojos me reparan con cautela.

—Jessica, ¿qué haces aquí? —Siento cómo la voz me tiembla, pero intento mantenerme firme.
No estoy preparada para esto en lo absoluto.

—Necesito disculparme contigo, Leah. Lo que te hicieron fue una mierda y yo no debería
haberme quedado al margen de todo —Lágrimas comienzan a agolparse en sus ojos.

—¿En serio piensas que soy estúpida? ¿Que nací ayer? Tú tuviste tanta parte en todo eso
como los demás, Jessica. No me vengas ahora con el papel de víctima, que no te pega —
espeto. Miedo adorna su cara mientras la confusión es presente en la de Connor—. De Claudia
me lo esperaba, aun cuando era mi amiga siempre tuvo una vena cruel, ¿pero de ti? Nunca en
la vida. Aprendí por las malas que las personas no son lo que aparentan.

—¿Alguien me puede explicar qué demonios pasó? —exige Connor un poco molesto.

—Yo te lo voy a decir, ya que Jessica es demasiado cobarde como para hacerlo. Tú
desapareciste por una semana, Connor, pero mi suerte no fue tan buena. Todo el mundo sabía
lo que mi padre había hecho. Esa semana fue una de las peores de mi vida. Las miradas de
desprecio de los demás hacia mí comenzaron el lunes y el martes continuaron. Algo
comprensible, ya que sus familias perdieron mucho dinero por culpa de mi padre. Pero poco a
poco la cosa comenzó a escalar. El miércoles llenaron mi casillero de basura, el jueves me
tiraron comida en la cafetería y el viernes todo se fue a la mierda.

En este punto de la narración ya estoy hiperventilando, pero no freno mi discurso.

—Todo el ambiente se encontraba tenso y personas se agrupaban en frente de mi casillero,


por lo que pensé que era otra broma más de la basura, pero era mucho peor. En él se
encontraban fotos de mi padre ahorcado, cubrían casi toda la superficie del casillero. En la
parte superior estaban escritas en rojo las palabras: "Tú eres la siguiente". Las fotos eran de la
escena del crimen, algo que es prácticamente imposible de conseguir. Pero eso no aplica
cuando eres la hija del sheriff, ¿no es así, Jessica?

Ella abre los ojos en pánico y se queda paralizada. El enojo de Connor es palpable en el
ambiente.
—Pero no todo termina ahí. Hay más de esta historia. Momentos después de que vi lo que
habían hecho, me comenzaron a acorralar contra la puerta del casillero. Claudia salió de entre
la multitud y se paró en frente de mí. Dijo las palabras que aún hoy recuerdo, palabras que me
persiguen en mis pesadillas: "Tiene sentido que tú sigas el mismo camino de tu padre. Después
de todo, tú eres una ladrona al igual que él, ¿no es así, Leah? Hace dos semanas robaste un par
de aretes de una joyería. Siguiendo esa lógica, tú también deberías estar al suicidarte. La
verdad, le harías un favor a la sociedad, cariño. Nadie necesita personas como tú" —Taladro
con la mirada a Jessica—. ¿Cómo alguien podría saber de esa historia cuando las únicas que lo
sabían, ya que fuimos las que lo hicimos, éramos tú y yo? ¿Se te olvidó contarles la parte
donde todo el asunto fue tu idea y que después devolvimos los pendientes, o decidiste dejarla
aparte para colaborar un poco más en mi humillación?

—Leah, no lo entiendes, yo no tuve nada que ver con todo eso. La noche anterior a esa,
Claudia y yo nos emborrachamos, decidimos hacerlo en mi casa porque mis padres iban a
pasar la noche fuera y estábamos solas para hacer lo que quisiéramos. Me confesó que
siempre estuvo celosa porque tú y yo éramos más cercanas y que muchas veces se sentía
excluida. Le tuve lástima y entre tragos y anécdotas le dije lo que hicimos —Lágrimas recorren
su rostro mientras habla—. Nunca se me pasó por la cabeza que lo fuera a utilizar de esa
manera. Las fotos las tomó del despacho de mi padre, donde estaban todos los archivos de sus
investigaciones. Claudia me traicionó a mí también.

—Hermosa historia, la verdad, muy conmovedora —digo con burla—. Si tanto te importaba yo,
si nuestra amistad era tan real para ti, ¿por qué no lo dijiste antes? Cuatro años tuviste para
dar una explicación que te tomó menos de treinta segundos. ¿Por qué ahora, Jessica?

—Porque Connor me habló de ti y la culpa me carcomía por dentro. Sufriste mucho y yo no fui
capaz de apoyarte cuando más lo necesitabas. Me sentí como una mierda y aún lo hago. Por
eso necesitaba disculparme.

—No necesito tu lástima y mucho menos voy a ser el medio para aliviar tu culpa. Te la
mereces. Lo que todavía no logro entender es el motivo por el cual tú y Connor son tan
cercanos que hablan de mí —Ellos se miran el uno al otro y comienzo a entenderlo todo—.
Ustedes dos están juntos.

—¿Qué? No, Leah. Jessica y yo no estamos juntos. Lo que tuvimos se acabó hace mucho
tiempo —habla Connor viéndose visiblemente alterado. Siento como si me hubieran clavado
una daga en el pecho.

—Increíble. Es que no me lo puedo creer. De todas las personas, Jessica. De todas las personas
que hay en este mundo, y lo escoges a él. Ese es el verdadero motivo por el que te sientes
culpable —Su rostro derrotado confirma mis palabras.
—No entiendo nada. ¿Qué se supone que significa eso? —dice Connor y me doy cuenta de que
hablé de más.

—Significa, Connor, que nuestro trato se acabó. No voy a seguir formando parte de todo esto,
más aún cuando sé que tienes a alguien más que interprete el papel de novia enamorada por
mí. Apuesto que Jessica lo hace mejor que yo.

Doy media vuelta y salgo disparada. Las lágrimas que estaba reteniendo salen
precipitadamente y los recuerdos comienzan de nuevo a atormentarme. Doblo la esquina del
pasillo, pero las piernas me fallan y caigo arrodillada en el suelo.

Las voces suenan esta vez con más intensidad que nunca e intento acallarlas, pero es
imposible. Mi respiración es cada vez más rápida y aun así siento que me está faltando el aire.
Lo último que veo son las luces fluorescentes del techo antes de desmayarme.

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