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Importancia Histórica y Arquitectónica Del Convento de Los Frailes de San Francisco de La Ciudad de Santo Domingo. Adolfo Lopez.

El convento de San Francisco en Santo Domingo fue el primero construido en América y forma parte de un conjunto de edificaciones coloniales declaradas Patrimonio Mundial. Los franciscanos llegaron con Colón en 1493 y construyeron el convento en 1502, aunque fue reconstruido varias veces debido a daños. Actualmente, el área comprende ruinas del convento, la iglesia y otras estructuras de importancia histórica.

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Importancia Histórica y Arquitectónica Del Convento de Los Frailes de San Francisco de La Ciudad de Santo Domingo. Adolfo Lopez.

El convento de San Francisco en Santo Domingo fue el primero construido en América y forma parte de un conjunto de edificaciones coloniales declaradas Patrimonio Mundial. Los franciscanos llegaron con Colón en 1493 y construyeron el convento en 1502, aunque fue reconstruido varias veces debido a daños. Actualmente, el área comprende ruinas del convento, la iglesia y otras estructuras de importancia histórica.

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Importancia histórica

y arquetectónica
del convento de
LOS FRAILES DE SAN
FRANCISCO DE LA CIUDAD
DE SANTO DOMINGO

Adolfo José López Belando


Licenciado en Historia y Geografía
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Resumen. El monasterio de la orden San Francisco de la ciudad


de Santo Domingo fue construido en el Nuevo Mundo. Forma parte
de un conjunto de edificaciones coloniales que comprende iglesia,
convento con su claustro, iglesia de la Tercera Orden, área de huertos,
acueducto y antigua noria. El autor reseña su importancia histórica,
las investigaciones arqueológicas y su consolidación física. Confía que
el ensayo presente alerte contra cualquier intervención invasiva que
destruya este monumento de importancia mundial.
Palabras claves: franciscanos, evangelización, historia, arqueolo-
gía, consolidación arquitectónica.

El conjunto monumental de las ruinas del convento de San Fran-


cisco se encuentra en la República Dominicana, en la ciudad de Santo
Domingo, formando parte de la antigua ciudad amurallada conocida
como Ciudad Colonial. La Ciudad Colonial de Santo Domingo, inclu-
yendo todos sus monumentos, fue declarada por UNESCO Patrimonio
Mundial en 1990. El convento tiene el honor de haber sido el primero
que se edificó en América, lo que reviste a este legado de una importan-
cia crucial dentro del conjunto del patrimonio monumental americano.
En la actualidad el área monumental consta de varias estructuras,
la mayor parte de las cuales se encuentran en ruinas, siendo estas las
siguientes:

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Ruinas de San Francisco. Foto: Adolfo López

• El convento, actualmente restaurado parcialmente que perdió


buena parte de su estructura, incluyendo el claustro que hoy día
permanece marcado por una sencilla estructura de hierro que
levanta de las basas de la antiguas columnas ya desaparecidas.
• La capilla, denominada de la Tercera Orden, constituida por
una nave abovedada, parcialmente en ruinas, con un ábside
poligonal, de la que emergen hoy día tres capillas laterales.
• La iglesia monumental, constituida por una gran nave above-
dada de ábside poligonal, todo completamente en ruinas, de la
que emergen ocho capillas, cuatro a cada lado.
• Extramuros del área conventual, pero formando parte del
conjunto se localiza la zona donde estuvo la huerta, un gran
depósito de agua y los restos de la estructura de obra donde se
encontraba una antigua noria. Se da el caso que la obra hidráu-
lica constituye el primer acueducto que tuvo la ciudad y por ello
se considera la primera infraestructura de estas características
que se construyó en América.

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Ruinas de San Francisco.


Foto: Adolfo López

En la actualidad se está planteando realizar una intervención inva-


siva en las ruinas y su zona arqueológica que además prevé la construc-
ción de grandes estructuras modernas que desvirtuarían la autenticidad
del conjunto monumental. Estas obras ya han sido cuestionadas por
ICOMOS nacional e internacional, así como por todas las institucio-
nes culturales del país, los vecinos de la zona y por la opinión pública
nacional. El presente trabajo pretende aportar datos que permitan
entender la singularidad del conjunto monumental y así apoyar la
conservación de tan importante legado cultural.

Desarrollo histórico del conjunto monumental


Los primeros franciscanos que se desplazaron a América viajaron
con Cristóbal Colón, formando parte de la expedición colonizadora
que cruzó el Atlántico en 1493. Los colonos se asentaron en la costa
norte de la isla y fundaron la primera ciudad del nuevo continente, a
la que dieron el nombre de La Isabela. Fueron estos franciscanos dos
frailes de origen francés: Fray Juan De La Deule y Fray Juan de Cosin,

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Capilla de la Tercera Orden.


Foto: Adolfo López

quienes a su llegada comenzaron la labor evangelizadora en la isla


(Errasti 1998). Sin embargo los encargados por la orden de los francis-
canos de fundar su convento llegaron a La Española en abril del año
1502, en los barcos que trajeron a la isla al nuevo Gobernador, Nicolás
de Ovando. Trece sacerdotes y cuatro hermanos fueron enviados por
el Cardenal Cisneros para crear la primera provincia eclesiástica de
América: Santa Cruz de Las Indias. Sus primeras misas se celebraron
en la antigua capilla del Rosario situado en la margen oriental del río
Ozama, iglesia que en aquel tiempo era de madera, como probaron
las excavaciones arqueológicas realizadas en 1988 por Marcio Veloz
Maggiolo y Elpidio Ortega en la actual ermita (Veloz y Ortega, 1992).
El convento de los franciscanos en Santo Domingo se construye a
partir del cambio de emplazamiento de la ciudad a la orilla occidental
del río Ozama, realizado en 1502. Su situación estratégica no es casual.
Como podemos observar se localiza en el mismo corazón de la nueva
ciudad pero en su lugar más elevado, dominando el resto de las edifi-
caciones. Dado que el máximo exponente de la política española en

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aquellos años, después de los Reyes Católicos, era el Cardenal Cisneros,


sacerdote franciscano, no es de extrañar que Nicolás de Ovando les
entregara a los monjes de la orden el mejor solar de la nueva metrópoli,
dominando el resto de las iglesias o edificaciones que se realizasen más
adelante y evidenciando así el poder de la orden franciscana. Además
Ovando se ocupó de costear personalmente las obras del convento,
tal como queda constancia en las declaraciones de Alonso Gutierre
vertidas en el Pleito Ovando–Tapia.
Tenemos informes de que hacia 1504 ya existía el convento fundado
por Fray Alonso de Espinar, una humilde construcción de madera y una
modesta iglesia en la colina donde hoy se ubican las vetustas ruinas. Esta
primera iglesia y el convento eran sencillas construcciones edificadas
al estilo de los bohíos que construían los taínos, pues eran los mismos
indígenas quienes las hacían con los materiales que la natura tropical
ponía a su disposición. Debido a la fragilidad de su estructura, ya en
1508 la primitiva iglesia (y posiblemente también el bohío-convento)

Plano Santo Domingo 1592.

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Bohíos taínos.

fue destruida por un huracán, aunque los pocos escritos que se con-
servan de la época apuntan a que los muros ya estaban construidos en
piedra y el techo era de madera y paja (Rodríguez Demorizi, 1978).
“Venido a esta isla el dicho Fray Alonso de Espinal, provincial, se pasó el
pueblo (Santo Domingo) a esta parte donde agora está el dicho Comendador
Mayor, Fray Nicolás de Ovando. Fundó esta ciudad y repartió solares a todos
los vecinos, e hizo repartimiento para el monasterio del señor San Francisco del
solar donde agora está fundado, y luego los dichos provincial y frailes hicieron
hacer una casa de paja donde se metiesen y otra de paja donde dijesen misa”.
Declaración de Mosquera.
“Así mismo vido este testigo que de los indios propios del dicho Comendador
Mayor andaban sirviendo en la labor de la iglesia de paja que se hacía en el
monasterio de San Francisco desta villa y la hizo el dicho Comendador Mayor
a su costa porque este testigo estaba a la sazón en casa del Comendador Mayor
e veía que iban los criados del dicho Comendador Mayor a entender en la dicha
obra e llevaban las cosas necesarias para dicha obra”. Declaración de Alonso
Gutierre en el Pleito de Ovando tapia en 1509.
Francisco Garay reconstruye esta primera iglesia manteniendo la
techumbre de madera. Esta estructura se conoce hoy como la iglesia
de la Tercera Orden; sabemos que ya en 1511 la capilla mayor estaba
construida (Luna Calderón, 1992). La nueva iglesia, es ya mucho
más sólida, pues después de la experiencia vivida con el huracán que
destruyó la ciudad en 1508, los monjes se preocuparon de darle más
fuerza a la estructura del edificio.

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La construcción en obra
de piedra del convento, al
que se encontraba anexo el
claustro y la iglesia, se co-
mienza en 1512. El hermoso
portal del convento que aun
conservamos, decorado con
el cordón del hábito francis-
cano y el escudo de la orden,
se construyó hacia esta fe-
cha. Las dependencias con-
ventuales durante aquellos
primeros años funcionaban
perfectamente, pues allí se
alojaban sacerdotes viajeros
y se celebraban juntas de la
comunidad.
Los franciscanos tenían
el encargo de educar y ca-
tequizar a los hijos de los
caciques para que cuando
sucedieran a sus padres en
la responsabilidad de dirigir Portal del convento de San Francisco.
los poblados, apoyaran la Foto: Adolfo López

expansión del cristianismo


entre sus deudos y con ello las costumbres españolas. Así pues el con-
vento de San Francisco fue centro de educación y morada de muchos
jóvenes tainos pertenecientes a las clases más altas de su sociedad
cacical. Al parecer el conocido cacique Enriquillo se educó en este
convento (Pichardo 1982). Este encargo está recogido en la Ley nº 17
de las conocidas como “Leyes de Burgos”, que versa: “todos los hijos de
los caciques que hay y hubiere de aquí en adelante en la isla menores de doce
años se le den a los frayles de la horden de San Francisco que en la dicha Ysla
oviere como por una su çedula el Rey mi señor lo tiene declarado y mandado
para que los dichos frayles les muestren leer y escribir y las cosas de nuestra fe”
(Arranz 1986).

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El convento posiblemente se terminó completamente en 1526.


Para abastecerse de agua, los frailes excavaron un aljibe de 28 metros
de profundidad que les permitió además regar la huerta aledaña a las
edificaciones. Este aljibe se localizó durante la campaña de excavacio-
nes arqueológicas realizada por Elpidio Ortega en 1968; en el fondo
del pozo se encontraron restos de los primeros utensilios utilizados
por los monjes, alguno incluso con restos de comida de la época, lo
cual permitió conocer con más detalle la dieta de aquellos primeros
religiosos franciscanos (Ortega y Fondeur 1978).
La morfología del primer convento no la conocemos. Sabemos
que se le enviaron planos del mismo al rey Felipe II en 1576, pero aún
no se localizan estos documentos. El convento tuvo varios claustros,
aunque hoy sólo conocemos el más antiguo que se conserva, pues las
bases de los pilares que lo delimitaban se localizó durante las excavacio-

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nes arqueológicas realizadas en las ruinas. Este primitivo claustro está


actualmente marcado dentro de las ruinas con una sencilla estructura
metálica sobre la que crecen enredaderas.
En 1543 el arquitecto Rodrigo de Liendo comienza a edificar la
denominada iglesia Nueva, una obra monumental cuyas ruinas aun hoy
se pueden observar en la colina, la cual se termina en 1664, cuando
finalmente se cubren las bóvedas. Del desarrollo de los trabajos sabe-
mos que en 1544 ya había un muro edificado de más de dos metros
de altura y que un año después solo faltaba por construir la cubierta,
pero la obra quedó parada en esa etapa (Palm 1955).
En el mismo año de 1543 también se comienza a construir una noria
frente a la puerta del convento para llenar un gran depósito y hacer
llegar al agua hasta la Plaza Mayor, creándose el primer acueducto de
Santo Domingo; la noria estuvo operativa al menos hasta 1885. Estos
elementos fueron investigados en profundidad durante las excavacio-
nes realizadas por Fernando Luna Calderón en 1992. Alrededor del
convento y dentro de la iglesia se localiza una importante necrópolis,

Noria de las Ruinas de San Francisco.


Foto: Adolfo López

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donde se inhumaron cuerpos desde los primeros años del siglo XV hasta
el siglo XIX. Entre otros personajes importantes de los primeros años
de la colonia, fueron enterrados en el sitio Bartolomé Colón, Diego
Méndez y Alonso de Ojeda (Luna 1992).
En 1545 un ciclón destruyó parte del convento afectando seriamente
a las celdas de los monjes, aunque al parecer no afectó el espléndido
portal de piedra del convento decorado con el escudo de la orden
rodeado por cordón del hábito de los franciscanos. La edificación fue
reparada y la vida monacal y las actividades de los monjes siguieron
adelante.
Con la ocupación de la ciudad de Santo Domingo en 1586, el cor-
sario Francis Drake incendió el convento y la modesta capilla que fue
primera iglesia y que a partir de 1716 fue denominada de la Tercera
Orden. Se calcula que el 80% de las casas de piedra que se levantaban
en la hasta aquel momento próspera ciudad, fueron derrumbadas,
una por una, por los ingleses. La ciudad nunca se recuperó de tama-
ña destrucción (Pérez Montás 2001). La capilla del convento de San
Francisco fue reconstruida de nuevo entre los años 1600 y 1650 y su
iglesia monumental se terminó de reconstruir en 1664. Durante el si-
glo XVII el edificio del convento fue un centro de estudios de primer
nivel para la época, donde los novicios estudiaban teología, gramática,
filosofía y artes.
En 1666 un ciclón afecta gravemente al convento y posteriormente
el terremoto de 1673 destruye buena parte de la gran iglesia y afecta
grandemente a la citada edificación. Los trabajos de reconstrucción y
reparación se prolongaron hasta 1683. Otro terremoto vuelve a afec-
tar gravemente al conjunto monumental de San Francisco en 1751
quedando ya en buena parte arruinado para siempre (Palm 1955).
La primitiva capilla de la Tercera Orden, según se concluye de las ex-
cavaciones arqueológicas realizadas por Elpidio Ortega en 1973, fue
reconstruida completamente adquiriendo su morfología actual hacia
mediados del siglo XVIII, por lo que es posible que el terremoto de
1751 diera al traste con lo que quedaba de la antigua iglesia y propicia-
ra la construcción de la nueva manteniendo el estilo gótico original.
La iglesia nueva, a pesar de los daños que sufrió durante su historia,
era sin duda la más hermosa de la ciudad y uno de los monumentos

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Arco Iglesia de San Francisco.


Foto: Adolfo López

religiosos más importantes de América. Valga para demostrarlo el co-


mentario de un testigo que pudo visitarla cuando aún permanecía en
pie a mediados del siglo XVIII (Errasti 1998).
“El templo de Santo Domingo de La Española es tan alto que prescribe a los
pájaros el vuelo; tan amplio que puede servir de catedral; tan robusto, que es asilo
de todos los temblores; tan hermoso que es delicia de los ojos por su arquitectura
y por su adorno, así de retablos de la preciosa madera caoba, brillantes con el
oro, como de ornamentos que alegran con su aseo y sus colores. No parece iglesia
que cuidan hombres, sino ángeles. Es de bóveda toda y se eleva hacia los cielos
y se esparce tanto que parece quiere introducirse al ser de nuevo cielo. Parece
hipérbole y es realidad, pues me consta ser admiración de los mismos europeos.
El retablo del altar mayor es digno diamante de tan hermoso cofre y digna perla
de tan bien hecha concha; a este modo es la testera de tan bello retablo” (Padre
Bartolomé de Villanueva, 1753).
En 1793 la guerra de España contra Francia hace que el convento
pase a hacer las funciones de hospital y de cuartel a la vez. En 1795
se ordena la salida de la orden de San Francisco de la isla debido a la
anexión de la isla a Francia y con ello comienza el abandono del mo-

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numento que nunca se detendrá hasta nuestros días. Sin embargo te-
nemos noticias que en 1803 aun quedaban franciscanos en el convento.
A partir de entonces el antaño floreciente convento de San Fran-
cisco pasa a albergar piezas de artillería en sus bóvedas. Esta situación
se dio en 1805 durante la guerra de los franceses contra los haitianos
y volvió a repetirse en el año 1809, cuando los franceses de nuevo em-
plazaron grandes cañones sobre la bóveda de la iglesia para defender
la ciudad de las tropas españolas; fue entonces cuando parte del techo
del templo se desploma por el peso de la artillería.
Hacia 1820 el padre Alemán restaura cuatro celdas del convento
y se instala en sus dependencias, tratando de obtener fondos para
reconstruir la iglesia, pero ese mismo año las autoridades declaran
suprimido el convento y los últimos religiosos abandonan definitiva-
mente la edificación.
Con la toma de la ciudad de Santo Domingo en 1822 por los haitia-
nos, los restos del convento y las iglesias de San Francisco son utilizados
como cantera, lo que provocó que los restos del monumento perdieran
gran parte de su estructura y este fuera condenado a la irremisible
condición de ruina que hoy ostenta noblemente.

San Francisco 1873, Samuel Hazard.

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Ruinas del convento de San Francisco antes de 1920.

En 1842 un nuevo terremoto de gran intensidad daña irreparable-


mente las ruinas que durante estos años continuarán siendo utilizadas
como cantera. El Padre Billini en 1881, logra que se le ceda el uso del
convento para convertirlo de nuevo en hospital general para pobres,
creando además un centro psiquiátrico que funcionó hasta que en
1930 el ciclón San Zenón, destruye las estructuras del ahora hospital
y derriba la parte superior del frontis de la iglesia. Para adecuar las
ruinosas instalaciones del viejo convento como hospital, se reforzaron
los muros coloniales y se edificó una segunda planta.
En 1946 otro terremoto derribó lo poco que quedaba de la bóveda
de la iglesia Nueva (Palm 1955). Entre 1940 y 1950 una parte ruinosa
de la construcción que perteneció al convento de San Francisco es
derribada para construir la Escuela de República Argentina. En 1965
se apuntalan los muros de las ruinas dado su lamentable estado de
conservación y el peligro que representa. Otro terremoto, este ocurri-
do en 1971, destruye completamente la bóveda del crucero, al caer el
último arco que quedaba en pie en la citada estructura.

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Investigaciones arqueológicas realizadas


En 1953 y 1954 Emile Boyrie Moya y John Goggin realizaron exca-
vaciones arqueológicas en el patio sur del convento de los francisca-
nos. Las conclusiones relativas al estudio de la cerámica se publicaron

Ruinas de San Francisco 1966.

Plano de las excavaciones


arqueológicas realizadas en
las ruinas del Convento de
San Francisco en 1968.

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Cementerio Ruinas de San Francisco.

en 1968 en el libro “Spanish Majolica in the New World”. Durante estos


trabajos se constató la presencia indígena en el sitio y la evolución del
monumento desde su fundación hasta el momento actual.
En 1968 el ingeniero Elpidio Ortega realizó excavaciones arqueoló-
gicas en el patio sur del convento en un área todavía intocada, debajo
de un piso de cemento que se construyó en la década de 1950. Una
reseña de los trabajos fue publicada en el número 353 de la revista
Ahora, en 1970.
De nuevo en 1973, Elpidio Ortega y José María Cruxent realizaron
excavaciones arqueológicas en toda el área monumental, centrando su
principal interés en el estudio de la cerámica española que aparece en
el sitio y la identificación de la extensión de los edificios asociados al
convento, la iglesia y la capilla. El informe preliminar de estos trabajos
fue publicado en 1974 en la Actas del XVI Congreso Internacional de
Americanistas. Los resultados parciales de estas excavaciones se en-
cuentran en los libros “Arqueología de los Monumentos Históricos de Santo
Domingo” de 1978 y “Arqueología Colonial de Santo Domingo” de 1982,
ambos publicados por Elpidio Ortega y Carmen Fondeur.

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Entre los años 1989 y 1992 Juan López y el antropólogo físico Fer-
nando Luna Calderón realizan excavaciones arqueológicas extensivas
en las ruinas del convento de San Francisco, localizando una extensa
área de enterramientos extra muros del convento que fue utilizada
desde el siglo XVI hasta el siglo XX. También se excavaron abundantes
enterramientos dentro de la iglesia y el claustro. Se localizó el empla-
zamiento de la antigua noria del acueducto del siglo XVI y el depósito
de agua. En la zona sur de las ruinas se localizó el basurero y el área
de cocina del convento. Lamentablemente los resultados de estas ex-
cavaciones aun no han sido publicados, conservándose solamente el
reporte de los trabajos de excavación realizado por los arqueólogos.

Consolidación de las ruinas en 1974


En 1974 se realizó un proyecto, ejecutado por el arquitecto Víctor
Bisonó que permitió consolidar las ruinas del conjunto monumental
y recuperar para la ciudad este histórico enclave (Ugarte 1977). El
trabajo del arquitecto fue planteado en tres etapas: consolidación de
las estructuras, reintegración parcial de muros y eliminación de obras
modernas. Se comenzó por liberar los muros de la vegetación que crecía
entre las piedras; primero se trataron con herbicidas y posteriormente
se retiraron las plantas.
En la capilla de la Tercera Orden se dejaron expuestos los muros,
fundaciones, mochetas y el piso, estructuras que salieron a la luz du-
rante las excavaciones arqueológicas y que datan del siglo XVI. Se res-
petaron los pavimentos de ladrillos de barro del siglo XVII, reparando
las zonas dañadas del piso y completando los pavimentos antiguos en
las zonas techadas. El resto de la estructura de la antigua iglesia recons-
truida en el siglo XVIII se mantuvo y se consolidó, tanto en la parte de
los muros como en las bóvedas. También se liberaron y se mantuvieron
intactas las bóvedas subterráneas que hay bajo el piso de la capilla, las
cuales habían sido utilizadas para realizar enterramientos.
El claustro interior, cuyas bases de pilares fueron localizadas durante
las excavaciones arqueológicas, quedó marcado y evidenciado mediante
unas estructuras de jardinería de bajo impacto. En el patio Sur, donde
estaba la huerta del convento, se respetó el pozo localizado durante las
investigaciones arqueológicas. Se da el caso de que en esta profunda

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estructura se encontraron materiales seriados estratigráficamente des-


de el siglo XX hasta principios del siglo XVI. En su fondo se halló un
caldero utilizado por los primeros monjes que fundaron el convento.

Claustro Convento de San Francisco.


Foto: Adolfo López

Interior del Convento.


Foto: Adolfo López

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Además de datar la estructura actual de la capilla de la Tercera


Orden en el siglo XVIII, se localizaron los fundamentos de la misma
fechados en el siglo XVI. También se realizaron otros hallazgos inte-
resantes durante las labores de consolidación; uno de ellos fue cons-
tatar que el portal que la Iglesia Nueva tenía en sus orígenes, estaba
constituido por un arco doble y no uno sencillo como el que vemos
actualmente. También se localizaron pinturas murales en el intradós
de las capillas laterales de la iglesia nueva.
En la iglesia Nueva se reconstruyó parcialmente el muro del crucero
oeste, en el que se encuentra la puerta que comunica con la iglesia
vieja. Igualmente se consolidó el ábside de la iglesia. En los trabajos
de consolidación se hicieron inyecciones de material epóxico y de
hormigón en los muros.
En la zona del convento se consolidaron los muros en peligro y se
reconstruyeron los dinteles de los vanos. También se construyó un piso
de madera en la segunda planta que se comunica con la primera por
una sencilla escalera de caracol.
A partir de este momento las ruinas mantienen su aspecto actual,
gracias a la excelente labor de conservación de las estructuras realizada
por el arquitecto Víctor Bisonóy su equipo, las cuales, lamentablemen-
te, nunca han sido sometidas a trabajos integrales de mantenimiento
desde aquellas fechas. Pese a todo han aguantado firmes terremotos y
huracanes y esperamos que también sobrevivan a los proyectos inapro-
piados que pretenden su reconstrucción con estructuras modernas, en
ningún modo acordes ni con su arquitectura ni con su espíritu colonial.

Conclusiones
Las ruinas del convento de San Francisco constituyen uno de los
patrimonios culturales más importante del continente americano.
Durante este breve recorrido por la historia del monumento hemos
podido comprobar la enorme repercusión cultural que el sitio tuvo para
la formación del estado dominicano y por tanto su función indiscutible
como testigo material de historia de nuestro país.
Su fundación como primer convento de América; su función como
primera escuela europea del nuevo continente tanto para indígenas

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como para españoles; las personas que utilizaron sus estancias; la me-
moria que se encuentra bajo sus suelos, representada por los restos de
tantos personajes que fueron los primeros habitantes europeos de la
isla de Santo Domingo; su protagonismo en tantas vicisitudes históricas
de la colonia y después de la república. En definitiva, el conjunto mo-
numental es un testigo enhiesto que en forma de ruinas imponentes,
guarda la memoria de la patria dominicana desde su gestación hasta
su nacimiento.
El conjunto monumental que actualmente observamos es fruto
de una espectacular evolución, donde se reflejan todos y cada uno de
los sucesos que se dieron en la ciudad de Santo Domingo. De ahí su
estado y de ahí la importancia de respetarlo tal cual la historia nos lo
ha legado.
Las ruinas del convento de San Francisco forman parte de la Ciudad
Colonial de Santo Domingo y como tal son un Patrimonio Mundial
declarado por UNESCO desde 1990. Por lo tanto debe recibir toda la
atención y el cuidado que merece por parte del estado que es deposi-
tario y responsable de este patrimonio cultural. Confiamos que estas
páginas sirvan para ayudar a entender la significación del monumento
y con ello apoyar su conservación, respetando las características de las
que la historia le ha dotado a lo largo de los siglos.

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SOCIALES 2016, ACRD

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