amor a Cristo las cruces que se digne enviarme, dame gracia
para sufrirlas con paciencia y resignación. Amadísima Madre,
concédemela virtud de la templanza y el don de ciencia. Ave
María.
SEXTO DOLOR:
La herida que sufrió su piadoso corazón en la lanza que abrió
el costado de su Hijo. (Jn 19, 31-37)
Madre mía, por el inmenso dolor que te causó recibir en tus
santos brazos el Cuerpo exánime de tu Hijo Divino,
concédeme te lo ruego, que cuando se digne venir a mí
corazón lo reciba y con las debidas disposiciones; y que
jamás lo profane comulgando indignamente. Amadísima
Madre, concédeme la virtud de la caridad y el don de la
piedad. Ave María.
SEPTIMO DOLOR:
El desconsuelo y desamparo que sufrió su amantísimo
corazón en la sepultura de su Hijo Jesús (Jn 19, 38-41)
Madre mía, por el dolor que sufriste cuando tu Divino Hijo fue
sepultado, concédeme la gracia de que no muera yo sin
antes haber sepultado en el abismo de una buena confesión
hasta si último de mis pecados, para que seas Tú, mi
amorosisima Madre, quien me conduzca ante la infinita
misericordia de tu Hijo Jesús. Amadísima Madre, concédeme
la virtud de la diligencia y el don del santo temor de Dios. Ave
María.
ORACIÓN FINAL
Virgen dolorosísima ruega por nosotros para que seamos
dignos de las promesas de Cristo. Amén.
Virgen de los dolores
Ruega por nosotros
MENSAJE DE LA SANTISIMA VIRGEN SEGUNDO DOLOR:
DADO A SANTA BRIGIOA La angustia que padeció su sensibilísimo corazón en Ja
Siete gracias que la Santísima Virgen alcanzó para las huida y permaneció en Egipto (Mt 2,13-15) porque Herodes
personas que le honren diariamente meditando sus dolores quería matar al niño.
con el rezo fervoroso de siete aves marías. Madre mía, por el dolor que tuviste huyendo a Egipto con tu
PROMESAS: hijo, dígnate concederme el firme y constante propósito de
1ª. Pondré paz en sus familias. huir de las ocasiones de pecar. Amadísima Madre
2ª. Serán iluminadas en los divinos misterios. concédeme Ja virtud de Ja libertad, principalmente con los
3ª. Los consolaré en sus penas y acompañaré en sus pobres y el don de entendimiento. Ave María.
trabajos. TERCER DOLOR:
4ª. Les daré cuanto me pidan con tal que no se oponga a la Las congojas que experimentó su solícito corazón en Ja
voluntad adorable de mi Divino Hijo y la santificación de sus pérdida de su Hijo Jesús (Lc2. 41-50)
almas. Madre mía, por el dolor que tuviste al perder al Niño Jesús en
5ª. Los defenderé en sus combates espirituales con el el Templo, concédeme que cuando yo pierda
enemigo infernal y los protegeré en todos los instantes de la desgraciadamente por el pecado, lo busque con empeño
vida. hasta encontrarlo en el Santísimo Sacramento. Amadísima
6ª. Los asistiré visiblemente en el momento de su muerte, Madre, concédeme la virtud de la castidad y el don de
verán el rostro de su madre. consejo. Ave María.
7ª. He conseguido de mi Divino Hijo: Que, cuantos CUARTO DOLOR:
propaguen esta devoción, sean trasladados de esta vida La consternación que sintió su maternal corazón al encontrar
terrenal a la felicidad eterna directamente, pues serian su Hijo Jesús, llevando la Cruz a cuestas (Lc 23, 27 ss.)
borrados todos sus pecados y mi Hijo y Yo, seremos su Por el dolor que tuviste, Madre mía, al ver a tu Divino Hijo
eterna consolación y alegría. cargado con la Cruz que le pusieron mis pecados
concédeme que me arrepienta muy sinceramente de ellos, y
MEDITACION DE LOS DOLORES DE MARIA dame tu gracia para no hacer más pesada la carga de mi
PRIMER DOLOR: Jesús con nuevas culpas. Amadísima Madre, concédeme la
La aflicción que causó a su tierno corazón la profecía del virtud de la paciencia y el don de la fortaleza. Ave María.
anciano Simeón: Cuando le dijo: "Y a ti misma una espada te QUINTO DOLOR:
atravesará el alma" (Lc 2,35). El martirio de su generoso corazón, asistiendo a su Hijo
Madre mía, por el dolor que tuviste al presentar al templo a tu Jesús en la agonía (Jn 19, 25-27)
Divino Hijo, cuando Simeón te profetizó que una espada de Por el dolor que te causó la crucifixión de tu Divino Hijo, con-
dolor traspasaría tu Corazón, te ruego me concedas purificar cédeme, Madre mía, que venza mis pasiones y acepte por
el mío en la penitencia para que puedas presentarlo a Dios
en la eternidad. Amadísima Madre, concédeme la virtud de la
humanidad y el don de la sabiduría. Ave María.